LECCIONES DEL FÚTBOL (I)
Dice Jodorowsky que el fútbol fue creado en Inglaterra aplicando principios de la alta magia. Se juega sobre un rectángulo verde, siendo el verde el color de la eternidad. Los jugadores son 22 como 22 son los arcanos del tarot o los 22 polígonos regulares. En el centro del campo hay un círculo con un punto central símbolo del oro en la alquimia o del sol o del dios exotérico... Muchas coincidencias. No me detengo en ellas. Hay que aceptar que el fútbol no es un deporte cualquiera, sino un deporte que desata pasiones. Es capaz de hacer aflorar lo mejor y de lo peor de cada persona. Puede conseguir una tregua en medio de una guerra mundial como generar comportamientos criminales, fundir en un mismo sentimiento personas de distintas nacionalidades como animadversión y odio entre hinchadas de una misma ciudad o de ciudades vecinas. Pero lo que sin duda provoca es un interés social y mediático muy por encima de cualquier otra actividad humana. Un ejemplo patente lo acabamos de experimentar con el ascenso del Sporting. La eclosión social que provocó el gol del Lugo eclipsó totalmente la solemne procesión del Corpus que discurría por las calles de nuestra ciudad. Dios quedó eclipsado. ¿Cuándo se ha visto el Santísimo escoltado por tantos cohetes, portanta euforia, por tanto delirio por la victoria? Y me digo, por qué no atrevernos a interpretarlo en clave de crecimiento personal viendo en ese espejo el juicio o la alabanza que podemos realizar sobre nosotros mismos? ¿Acaso no sabemos que dudar hace que un delantero pierda una buena ocasión de marcar? ¿No es desesperante que un equipo baje los brazos cuando aún queda partido por delante? ¿No nos provoca cierta vergüenza ajena ver a un jugador que no sabe perder o portarse con altivez en la victoria? Mírate.
VIDA PARROQUIAL
1.- Seguimos recordando que el próximo sábado, día 20, los miembros de nuestra parroquia tenemos una cita en Valdepiélago. Allí compartiremos unas horas conviviendo en fraternidad, en diversión y alegría. Os invitamos a potenciar, con vuestra presencia, todos esos lazos que crean la cercanía, la confianza y las ganas de pasarlo bien. Apuntaros cuanto antes para poder realizar el encargo de la comida con una cierta aproximación. 2.- En el pórtico de la iglesia hay un tablón con OFERTAS DE TRABAJO.
PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org
Avda. Pablo Iglesias, 82
985 37 09 44
Domingo XI
Tiempo Ordinario 14-06-2015
Hay en el evangelio de este domingo XI del Tiempo Ordinario una llamada dirigida a todos. Es la llamada a sembrar pequeñas semillas de una nueva humanidad. Jesús no habla de cosas grandes. El reino de Dios es algo muy humilde y modesto en sus orígenes. Algo que puede pasar tan desapercibido como la semilla más pequeña. Pero algo que está llamado a crecer y fructificar de manera insospechada. Quizás necesitamos todos aprender de nuevo a valorar las cosas pequeñas y los pequeños gestos. Probablemente no estamos llamados a ser héroes ni mártires cada día, pero a todos se nos invita a vivir poniendo un poco de felicidad en cada rincón de nuestro pequeño mundo diario. Un gesto amigable al hombre que vive desconcertado, una sonrisa acogedora a quien está solo, una señal de cercanía a quien comienza a desesperar, un rayo de pequeña alegría en un corazón agobiado, un dinero compartido con el parado, un reconocimiento humilde de habernos equivocado... no son cosas grandes. Son pequeñas semillas del reino de Dios que todos podemos sembrar en una sociedad complicada y triste, que ha olvidado el encanto de las cosas sencillas y buenas. El Masterchef de la espiritualidad evangélica sólo es para aquellos que hacen las pequeñas cosas de cada día con los ingredientes imprescindibles del amor, de la humildad y del gozo sereno y callado.
H
abla, Señor, te Escucho
Ezequiel 17, 22-24
Esto dice el Señor Dios: «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantare en la montaña más alta de Israel, para que eche brotes y de fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor, que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace florecer los arboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
2Corintios 5, 6-10
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo decía Jesús a las turbas: –El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche, y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega. Dijo también: –¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas. Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
En el mundo actual, ya hay demasiado dolor como para que, quienes creemos en la buena noticia del evangelio, escondamos el gozo pascual.
Jesús quiere entablar con sus amigos una relación que sea el reflejo de la relación que Él mismo tiene con el Padre: una relación de pertenencia recíproca en la confianza plena, en la íntima comunión. Papa Francisco
Profesar la fe con la boca implica vivirla en el corazón y mostrarla con las obras: un testimonio y un compromiso público. Papa Francisco
El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el encuentro pleno con Dios hasta el punto de que quien no ama al hermano “camina en tinieblas” (1Jn 2,11), “permanece en la muerte” (1Jn 3,14) y “no ha conocido a Dios” (1Jn 4,8). Benedicto XVI ha dicho que “cerrar los ojos ente el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios”, y que el amor es en el fondo la única luz que “ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar” (Deus caritas est) Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Papa Francisco
Anunciar es afirmar, comunicar, es transmitir con toda la vida Papa Francisco