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HORARIOS SEMANA SANTA DOMINGO DE RAMOS

Bendición de Ramos en todas las misas: 10:00 - 11:30 - 12:45 y 19:30 h.

www.pacomargijon.org

Avda. Pablo Iglesias, 82 985 37 09 44

10:00: LAUDES. 18:00: CENA DEL SEÑOR. 22:00: HORA SANTA.

VIERNES SANTO

10:00: LAUDES. 12:00: VIACRUCIS PARQUE DE ISABEL LA CATÓLICA. 17:00: CELEBRACIÓN DE LA MUERTE DEL SEÑOR.

SÁBADO SANTO

10:00: LAUDES. 12:00: HORA SANTA. 22:30: VIGILIA PASCUAL.

MISAS: 10:00; 11:30; 13:00; 19:30.

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EL RINCÓN DEL PÁRROCO JUEVES SANTO

DOMINGO DE PASCUA

PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN Domingo de Ramos Ciclo A

9-4-2017

“AMIGO, ¿A QUÉ VIENES?”, es la pregunta de Jesús a Judas en el huerto de los Olivos cuando este lo traiciona con un beso. Señor, venimos a estar contigo, a acompañarte en este momento crucial que es la Pascua para aprender de ti. Venimos a vivir con fe y con intensidad la semana más importante del año cristiano. Venimos a compartir juntos este tiempo“kairós” (de calidad, gracia) no “cronos” (cantidad, duración), con toda la intensidad que sea posible. Venimos a darlo todo, con el trigo y cizaña que somos. No queremos traicionar, como hace Judas, este momento con otras distracciones o formas turísticas y superficiales de vivir este tiempo. AMIGO, ¿CÓMO VIENES?, nos preguntamos al inicio de la Semana Santa. ¿Qué tal has vivido este tiempo de Cuaresma? ¿Qué has descubierto durante este tiempo de preparación? ¿Cómo está tu corazón? ¿Qué esperas vivir? ¿Qué necesitas aprender del Maestro en esta gran lección de servicio y entrega sin límites a la que un año más miramos con intensidad? ¿Dónde siento que el Señor me llama a darme más? ¿En qué tengo que resucitar en este momento de mi vida? AMIGO, SI QUIERES VIVIR ESTE TIEMPO CON PASIÓN… 1. Despierta tus oídos porque Su voz te indica los caminos de vuelta a tu casa, a ese centro de ti mismo, donde eres más tú que en lo que haces o piensas y ahí puedes encontrarte con Él. 2. Vive alerta y tranquilo: no tengas miedo pero mantente vigilante, porque puede presentarse de improviso y llamar a tu puerta en medio de la noche. Si le abres, entrará y cenará contigo. 3. Adéntrate en otra sabiduría, disponte a dejar atrás como un manto viejo, tus propios saberes y certezas. La semilla del Reino crece sin que tú sepas cómo y aunque las cañadas que atraviesas te parezcan oscuras, puedes confiar en que tu pastor sabe a dónde te lleva. AMIGO… ¡FELIZ SEMANA SANTA! P. Juan Lozano, cmf.


REANÍMAME CON TU PALABRA 1ª lectura: Isaías 50,4-7 “Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado”. 2ª lectura: Filipenses 2,6-11 “Hermanos: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el «Nombre-sobre-todonombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo-, y toda lengua proclame: «¡Jesucristo es Señor!», para gloria de Dios Padre”. Evangelio de San Mateo 26,14-27,66 Pedro replicó: Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré. Jesús le dijo: Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás. Pedro le replicó: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo decían los demás discípulos... Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!. Y el pueblo entero contestó: ¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!... Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: A Elías llama éste. Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.

AMAR - MORIR - RESUCITAR Debiéramos preguntarnos seriamente qué tenemos que ver cada uno de nosotros, en nuestro diario vivir, con el AMOR del Jueves Santo, la MUERTE del Viernes Santo y la RESURRECCIÓN del Domingo de Pascua. AMAR, MORIR, RESUCITAR, son como tres movimientos “in crescendo” de la Semana Santa. Tres realidades que, sin duda, son las más importantes en la vida de cada hombre. AMAR es el verbo más conjugado de la historia. El hombre está sediento de amor. Cuando lo encuentra y cuando lo da, es feliz. Pero amar como Jesús con su medida y con su finalidad, no es fácil. Amar como Él amó supone negarse, olvidarse, vencerse. Amar como amó Jesús supone considerar de verdad a los hombres, a todos los hombres, como hermanos y estar dispuesto a compartir con ellos la herencia, toda la herencia. No, no es fácil amar así. Y por eso no lo hacemos. No lo hacen los hombres en general y no lo hacemos, evidentemente, los cristianos. Por eso, fácilmente, el Jueves Santo no lo entendemos. MORIR. ¡Qué difícil! Y, sin embargo, la muerte está ahí, dispuesta a acudir puntualmente a la cita. No queremos saber nada de ella. Viéndonos, también nosotros mismos podríamos pensar: ¡Qué terrible una muerte sin respuesta! ¡Qué angustiosa una muerte sin retorno! ¡Qué cruel una muerte sin victoria! Contemplando el modo de vida de los hombres, también quizá el nuestro, cabría preguntarse: ¿Qué esperan los hombres persiguiendo tan ansiosamente el poder, el dinero, la gloria? ¿Está ahí la meta anhelada, el fin último, la aspiración máxima? ¿Qué piensan los hombres de la muerte? No es fácil aprender a morir; sin embargo, debiéramos esforzarnos por dar, a la luz de la muerte y sin necrofilia, hondura y categoría a nuestra vida, sabor cristiano y trascendente a nuestro existir. Pensar serenamente el Viernes Santo, a la sombra de la Cruz. RESUCITAR. Es la última palabra de la muerte. El triunfo, la gloria, la alegría. Jesús, venciendo el tedio, el dolor, la angustia, la incógnita que se alza perturbadora ante la mente humana. Su triunfo es el nuestro. ¿De verdad lo creemos así los cristianos? Quizá en el fondo de nuestro ser sí lo creemos. Nos falta avivar esa fe, hacerla realidad diaria, ponerla de relieve al enfocar la vida, al acercarnos a los hombres, al vivir con ellos. Hay que intentar resucitar cada día en un esfuerzo permanente por dar a nuestra existencia un tono y un estilo en el que se reconozca inmediatamente a Cristo, cuyo final no fue la Cruz, sino la Luz. AMAR, MORIR y RESUCITAR: tres realidades para pensar y para vivir en esta Semana Santa y en toda nuestra vida.


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