VIDA PARROQUIAL - El próximo domingo 4 de diciembre (primer domingo de mes) no se realizará la colecta de Cáritas. Esta se hará el domingo 18 y será la especial de Navidad. - Los días 5, 6 y 7 de diciembre, antes de la eucaristía de 19:30h se realizará un triduo en honor a la Inmaculada. - Los próximos días 6 y 7 el horario de misas será el de un día ordinario, salvo el día de la Inmaculada que tendrá horario de domingo.
A MODO DE PREGÓN DE ADVIENTO Mañana, todo será distinto, hijo mío: las cárceles estarán en desuso, como está para Dios el infierno, y ya no habrá más droga que la del amor verdadero. Mañana, hijo mío, todo será distinto: construiremos una escalera que llegue hasta el cielo y la subiremos peldaño a peldaño hasta hacer de la tierra un cielo, que esta es la misión del creyente. Mañana, hijo mío, construiremos ladrillo a ladrillo, una ciudad nueva, libre y alegre, sin miedo al atasco o a la bala asesina, en la que todos puedan convivir, sin distinción de colores y sexos, porque una es la raza humana, como lo demuestra el mapa de los genes. Construiremos la ciudad de la solidaridad y el amor. Haremos del tercer milenio, el tiempo de la fraternidad y la tolerancia, de la paz y del respeto, también a la Naturaleza, un arco iris permanente, universal.
PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org
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EL RINCÓN DEL PÁRROCO
Domingo I
Tiempo Adviento
Ciclo A
27-11-2016
¿ESPERAS A ALGUIEN? Cuando esperas a alguien, te preparas. Por ejemplo, si has quedado con el amor de tu vida, te pones guapo/a y te vistes con tu mejor sonrisa y vestido; si una pareja espera su primer hijo, decoran su habitación y tienen la ropita y todos los complementos listos antes de que nazca; si un hijo/a vuelve a casa por Navidad, esta se arregla y se decora. Esperar, estar atentos, en vela, vigilantes, eso es el Adviento. Hoy comienza este periodo de cuatro semanas en el que somos invitados a preparar la venida de Jesús. Él quiere nacer una vez más en este mundo y en tu corazón; para que esto sea posible hay que prepararse y hacerle sitio. Pero atención, el Adviento es un tiempo cronológico tan corto -cuatro semanas- que, aunque los reclamos comerciales de nuestras ciudades con sus luces y sonidos ya comenzaron su particular “adviento” hace unos días, el auténtico puede pasar tan rápido que, como te despistes, puedes llegar a las puertas del día 25 de diciembre casi sin darte cuenta. Lo peor que podría pasar es no haber podido tener ningún momento de calidad para reflexionar y orar la vida en este breve pero intenso tiempo de preparación para el Nacimiento de nuestro Señor. Un tiempo para que el Niño Dios nazca más en ti, en tu familia, en tu lugar de trabajo, en tu ambiente. Hemos comenzado un breve pero intenso periodo para sincronizar nuestro reloj con el tiempo de la Esperanza que la Iglesia nos propone vivir a todos los cristianos. ¿En qué aspectos de tu vida necesitas recuperar la esperanza del Adviento? Pídele al Señor que te ilumine y te conceda sabiduría para preparar su venida de modo que Él llegue a en ti en esta próxima Navidad. Pídeselo con fe, con decisión, ora más en este tiempo. Prepara tu corazón para el nacimiento de Jesús. Espérale. ¡De corazón, te deseo un feliz Adviento! P. Juan Lozano, cmf.
ABIERTOS A TU PALABRA 1ª lectura: Isaías 2,1-5 “Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos: Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor. Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor. 2ª lectura: Romanos 13,11-14 Hermanos: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo, y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos. Evangelio de San Mateo 24,37-44
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: - Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del Hombre. Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y, cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
ESCUCHANDO A SAN PABLO “Daos cuenta del momento en que vivís”. Palabras aún actuales. “Señores de la sociedad industrializada, dice Pablo. No estéis aturdidos por el consumo. Valorad el tiempo que os ha tocado vivir, lleno de riesgos y de posibilidades. Cierto que hay noche todavía, pero hay también mucha luz. Sed dignos, lúcidos, luminosos. No viváis para el consumo de cada día, para el placer de cada noche, para la violencia de cada hora. Vivid” “Daos cuenta del momento en que vivís”. Es fácil criticar a los demás, quejarse de nuestro tiempo y de lo mal que van las cosas. Una actitud que desemboca en el pesimismo, la inoperancia y la “salvación personal” en el sentido más peyorativo e insolidario (situarme yo, pasarlo lo mejor posible, desinteresado de los demás y de la colectividad). Es una vida inconsciente, poco humana y poco cristiana: “ya es hora de espabilarse” y luchar a pleno día. Pero el combate constante se nos hace pesado y a la larga nos punza la tentación de dejarlo para los jóvenes y los inconformistas sistemáticos. El cristiano es un hombre atento, despierto, luchador.
TE ESPERARÉ, SEÑOR Te esperaré, Señor, tenso el oído al callado temblor de tu pisada sobre la senda nueva, acostumbrada de tanto presentirte ya venido. Te esperaré, Señor, estremecido el cielo de mi noche inacabada. Despierta mi impaciencia a tu llamada y hecha mi cárcel vuelo reprimido. Te esperaré, Señor, hasta que quieras trocarme en logro de tu dulce encuentro esta amarga quietud de mis esperas. Te esperaré en mi casa anochecida, vallada en soledad por fuera y dentro.