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VIDA PARROQUIAL - Próximo 27 diciembre (martes), EXCURSIÓN: “RUTA DE BELENES”. Visitaremos los belenes de Pola de Siero, Villamayor, Real Sitio de Covadonga, Ribadesella y San Miguel de Arroes. Precio: 20 €. Incluye desplazamiento en autobús y comida en un restaurante. Salida a las 9:30h y llegada sobre las 19h. Inscripciones en despacho parroquial.

RENACE LA ESPERANZA Vivimos en un mundo marcado por la obsesión miope del presente y un poco abrumado por la fascinación y el miedo hacia el futuro. El Adviento que nos propone la Iglesia, pretende espolear nuestra esperanza cristiana y orientarnos a los creyentes hacia nuestro destino último: la vida en Dios y con Dios, sin devaluar la vida presente. La historia del pueblo de Israel estuvo, y sigue estando, marcada por la dialéctica promesa- cumplimiento. Nuestro Dios, como Dios de la promesa, se anticipa a todo cumplimiento. De ahí que el futuro y la histpria estén siempre abiertos a lo nuevo, a algo nuevo. Dios es así: el Señor de un futuro imprevisible. Él sigue viniendo y está por venir, es un Dios que está en constante ad-venimiento (Adviento). La esperanza cristiana es algo más que un mero consuelo de cara al futuro. Consiste, ni más ni menos, en la pretensión de transformar históricamente las relaciones entre los hombres hasta hacer de ellos un Reino, una comunidad de hermanos. Los cristianos somos testigos de una promesa que evoca novedades en la historia. La sociedad no puede seguir así. Hay que dinamizarla y cambiar su rumbo cambiando sus estructuras, sus valores, sus horizontes. Esta es la razón por la que nuestra esperanza no puede prescindir de esta dimensión “política” que conlleva su actuación. Es ella la que enarbola esa bandera que la impulsa a luchar por hacer realidad el futuro prometido e inaugurado por Jesús. La tarea de esta esperanza consiste en cuestionar nuestras expectativas tan intranscendentes en muchos casos y espolear nuestra sensibilidad ante la dramática situación que viven nuestros contemporáneos. Acompañada siempre por la ambigüedad de todo lo terrenal, la esperanza cristiana debe hacerse compañía solidaria y guía trascendente de las esperanzas humanas que van emergiendo en las peripecias de los seres humanos de hoy a la hora de impulsar el mundo hacia su transformación. Ella va impulsando y dando cumplimiento a las más profundas expectativas y esperanzas de los hombres.

PARROQUIA CORAZÓN DE MARÍA GIJÓN www.pacomargijon.org

Avda. Pablo Iglesias, 82 985 37 09 44

@pacomargijon

EL RINCÓN DEL PÁRROCO

Domingo II

Tiempo Adviento

Ciclo A

4-12-2016

ALLANA EL CAMINO, endereza lo torcido, supera obstáculos, ponlo fácil, ten decisión para progresar con esperanza y determinación porque estamos en una etapa de crecimiento personal, de entrenamiento del corazón. Juan el Bautista nos hace esta invitación en el segundo domingo de Adviento: “conviértete”. Convertirse significa volver la mirada. Mirar a Dios para llenarnos de esa Luz que nace de lo alto una Navidad más y que quiere llegar a todos nuestros corazones. Isaías, otro personaje del Adviento, nos habla de un “renuevo”. La cuestión es ¿puede nacer de un tronco seco algo vigoroso? Es decir, ¿de mi ser puede resurgir algo nuevo? Cierto que cuesta cambiar, pero quien se cree perfecto, quien piensa que no tiene necesidad de aprender, ni de renovarse ni de crecer, no necesita el Adviento ni la Navidad. Este tiempo será para él una repetición de tradiciones superficiales, sin avances significativos; más de lo mismo. Ser cristiano es vivir con esperanza porque, por la acción del Espíritu Santo puede nacer un retoño de un tronco seco. Por ello Juan el Bautista al anunciar a Jesús habla del bautismo que realizará, con “Espiritu Santo y fuego”. El fuego del amor, de la alegría, de una vida que ya se inició con la llegada del Reino y que sigue creciendo hasta que llegue a su plenitud. El espíritu de sabiduría e inteligencia, de consejo y fortaleza, como dice Isaías en la Palabra de hoy, es el que nos ayuda en esta tarea de crecimiento. Prepara este camino. Aprovecha este adviento. Deja que lo nuevo rebrote en ti. Sé el cambio que quieres ver en el mundo. Allana. P. Juan Lozano, cmf.


ATENTOS A TU PALABRA

¿QUIÉN CREÉIS QUE ES?

1ª lectura: Isaías 11,1-10 En aquel día: Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de ciencia y discernimiento, espíritu de consejo y valor, espíritu de piedad y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado, con equidad dará sentencia al pobre. Herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío. Será la justicia ceñidor de sus lomos; la fidelidad, ceñidor de su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea... 2ª lectura: Romanos 15,4-9 “...Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, como es propio de cristianos para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente como Cristo os acogió para gloria de Dios...” Evangelio de San Mateo 3,1-12

Uno de los protagonistas del Adviento, es Juan el Bautista. Hay en él tanta garra, tanta luz, que se impone estudiar su figura y las reacciones que provocaba.

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: -Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos. Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar de la ira inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones pensando: «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. El os bautizará con el Espíritu Santo y fuego...

LO QUE DECÍA. Juan no era un orador académico, organizado... No. Él iba al grano, doliera o no, consciente de su papel de precursor. Él se sabía“la voz que tenía que gritar en el desierto», y decía por la vía directa: «Convertíos; está cerca el Reino de Dios. Preparad el camino del Señor. Enderezad sus sendas». Lo confieso. Más de una vez me ha entrado el miedo al predicar, “he andado por las ramas”, rizando el rizo, poniendo un poco de vaselina o echando unas gotas de humor para que no huela tan mal la verdad. Hasta he tenido que decir: “¡Cuidado, que quema!”, por temor a que alguien se moleste o me trate de radical. CÓMO LO DECÍA. Oíd el Evangelio de Mateo: «Llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, se alimentaba de saltamontes y miel silvestre». Es decir, había quitado de su vida todo «maquillaje», todo lo que pudiera ser vanidad y vacío, puro aparato literario. Se convirtió en puro «hueso» y proclamaba la verdad desnuda: «Allanad el camino al que tiene que venir». Si nos diéramos cuenta que el Cristo que tenemos que anunciar y aceptar es un Cristo “crucificado” aceptaríamos vestir nuestra vida con una piel de austeridad, adoptaríamos una vida en la «verdad», y nos alimentaríamos más con el pan de la solidaridad, del compromiso y del amor desinteresado. Todo eso se llamaría «coherencia». Y, además, engendraría... COHERENCIA. Efectivamente. Este Juan que era el primero en «preparar los caminos del Señor» de palabra y de obra, arrastraba, atraía a las multitudes: «Acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del Valle del Jordán». Porque la «gente» no es tonta. Sabe distinguir el oro del oropel. Que nadie me lo tome a mal. Pero si muchas de nuestras homilías, nuestras recomendaciones y consejos a otros se quedan en puro «metal que suena», es porque no partimos de la «coherencia». Juan es el azote de nuestras incoherencias. Por eso le estalló su verdad en la mano. A él nadie lo podía cambiar, ni Herodes, ni Herodías. Esperad al domingo que viene y veréis cómo la liturgia nos refresca lo que Jesús dijo de él: «¿Qué os creéis que es Juan? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Un hombre preocupado por vestirse de lujo? Os aseguro que no ha nacido de mujer un hombre más grande que Juan».


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