Domingo 13 mayo 2012

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RECUERDA QUE…. ….el próximo sábado a las 12,30 y el domingo a las 13,30 h., la eucaristía es de Primeras Comuniones.

Congreso mundial de familias en Madrid. Madrid, 25-27 de mayo de 2012

“PASCUA DEL ENFERMO”

ORACIÓN DEL ENFERMO ¡Oh Dios de mi debilidad y mi fortaleza, de mi tristeza y de mi alegría, de mi soledad y compañía, de mi incertidumbre y esperanza. En la noche de mi enfermedad me pongo en tus manos de Padre: Alumbra esta oscuridad con un rayo de tu Luz, abre una rendija a mi esperanza, llena con tu Presencia mi soledad. Señor, que el sufrimiento no me aplaste, para que también ahora sienta el alivio de tu Amor y sea agradecido a la generosidad de cuantos sufren conmigo. Amén

“Venid, benditos de mi Padre, porque estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25,36) Estuve enfermo y me llamaste por mi nombre. Estuve enfermo y venías cada mañana a darme los “buenos días”. Estuve enfermo y fui para ti alguien, no algo. Estuve enfermo y aceptaste con paciencia mis impaciencias. Estuve enfermo y tus visitas me daban serenidad y consuelo. Estuve enfermo y tu presencia me habló de Dios.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,25-26.34-35.4448): …Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»…

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10): Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-17): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

“El hombre tiene en sus manos la opción de conseguir que su propio dolor y el de sus prójimos se convierta en vinagre o en vino generoso. Yo puedo afirmar que el dolor es, probablemente, lo mejor que me ha dado la vida y que, siendo en sí una experiencia peligrosa, se ha convertido más en un acicate que en un freno. Pase lo que pase, a lo que tú no tienes derecho es a desperdiciar tu vida, a rebajarla, a creer que, porque estás enfermo, tienes ya una disculpa para no cumplir tu deber o para amargar a los que te rodean. Debes considerar la enfermedad como un hándicap, como un «reto», como una nueva forma para testimoniar tu fe y realizar tu vida. Has de buscar todos los modos para sacar todo lo positivo que haya en la enfermedad y así rentabilizar más tu vida. Sólo la gracia de Dios ha podido mantenerme alegre en estos largos años de enfermedad. Y confieso haberla experimentado casi como una mano que me acariciase. Dios no me ha fallado en momento alguno. La verdadera enfermedad del mundo es la falta de amor, el egoísmo. ¡Tantos enfermos amargados porque no encontraron una mano comprensiva y amiga! Es terrible que tenga que ser la muerte de los seres queridos la que nos descubra que hay que quererse deprisa, precisamente porque tenemos poco tiempo, porque la vida es corta La enfermedad es una gran bendición: cuando te sacude ya no puedes seguirte engañando a ti mismo, ves con claridad quién eras, quién eres. Descubrí a su luz que en mi escala de valores real había un gran barullo y que no siempre coincidía con la escala que yo tenía en mis propósitos y deseos. …. Aprendí también a aceptarme a mí mismo, a saber que en no pocas cosas fracasaría y no pasaría absolutamente nada, entendí incluso que uno no tiene corazón suficiente para responder a tanto amor como nos dan. Todo hombre es un mendigo y yo no lo sabía. Entre estos descubrimientos estuvo el de los médicos, las enfermeras y los otros enfermos. Hasta hace algunos años apenas había tenido contactos con el mundo de los hospitales y tenía de sus habitantes ese barato concepto por el que, con tanta frecuencia acostumbramos a medir a los seres más por sus defectos que por sus virtudes. La enfermedad, al vivir horas y horas en los hospitales, me descubrió qué engañado estaba. (J. L. Martín Descalzo, enfermo de cáncer y en largo tratamiento de diálisis).


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