1. Llevar a cabo una acción de evangelización con personas relativamente alejadas de la Iglesia, y que se acercan para solicitar algunos sacramentos. 2. Cuidar la celebración de la Eucaristía dominical, celebrar el sacramento de la Penitencia como la Iglesia quiere y hacer que las comunidades cristianas sean escuelas de oración. 3. Instaurar el catecumenado y desarrollar un itinerario de Iniciación Cristiana de Adultos. 4. Potenciar una formación específica de educadores católicos; fortalecer las relaciones entre la familia, la parroquia y la escuela; e impulsar la evangelización en el ámbito educativo. 5.- Buscar cauces de acercamiento y formación de los padres, ayudándoles en su tarea de acompañar el proceso de crecimiento de los hijos. 6. Promover el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia y su aplicación en la pastoral. 7.-Promover las peregrinaciones como instrumento de formación cristiana y de evangelización, especialmente en sus manifestaciones de amor a la Eucaristía y a la Virgen. 8. Promover y apoyar iniciativas y manifestaciones artísticas cristianas, sobre todo en el mundo juvenil, particularmente la música, el cine y el teatro; también el deporte. 9. Promover la presencia de la cultura cristiana en la Universidad, y favorecer la creación de centros culturales católicos en las parroquias. 10. Formar a quienes trabajan en la acción pastoral para que se familiaricen con los nuevos lenguajes y usos de la comunicación.
DECÁLOGO DEL PLAN PASTORAL DIOCESANO PARA ESTE CURSO
* ¿Sabías que el día del Pilar no es fiesta de precepto y que, por eso, las misas son: a las 8,30, 10,00, 17,00 y 19,30? * ¿Sabías que el 20 es el “DÍA DEL ENVÍO” a las 12,30 h. y que los días 21,22 y 23 de octubre tendremos el triduo a S. Antonio Mª Claret como preparación para su fiesta, que es el jueves, día 24? ¡Acompáñanos en la Eucaristía de las 19,30!
APRENDER A CREER Ya no están en crisis sólo los grandes sistemas económicos, políticos y religiosos, criticados por el análisis marxista. Hoy asistimos a la crisis del mismo movimiento socialista, que tampoco parece ser capaz de resolver el problema de una convivencia justa y libre. Y no es extraño que el hombre de hoy se resista a creer rápidamente en cualquier mesianismo, aunque sienta, de diversas maneras, la necesidad urgente de encontrar una «salvación». Y no es extraño tampoco que escuche de nuevo en el fondo de su ser las preguntas que eternamente acompañan el peregrinar de la humanidad. ¿Dónde encontrar razones válidas para enfrentarnos a la vida? ¿Qué es vivir de una manera verdaderamente humana? ¿Qué es lo que nos puede hacer a los hombres más humanos? ¿Qué sentido último podemos dar a nuestros trabajos, luchas y a todo nuestro quehacer histórico? El hombre de hoy sólo podrá creer en Dios si la fe le ayuda a responder convincentemente a estas preguntas. En nuestro pueblo se creerá en Dios si se puede verificar, de alguna manera, que la fe en Dios le hace realmente al hombre más humano, más justo, más liberado. En el fondo, sólo creemos de verdad en aquello que nos ayuda a vivir. Y sólo creemos de verdad en Jesucristo si podemos comprobar por experiencia personal que él nos ayuda a vivir con más hondura, con más sentido y con verdadera esperanza. También nosotros debemos gritar como los discípulos: «Auméntanos la fe», porque necesitamos creer con más convicción, más realismo y más gozo. Necesitamos, sobre todo, creer que el evangelio tiene hoy para todos nosotros fuerza salvadora y liberadora, y nos puede ayudar a construir una sociedad más justa, más fraterna y, en definitiva, más humana.
DOMINGO XXVII. T.O. Ciclo C 6.10.13
QUE TU VOZ RESUENE EN MI VIDA Habacuc 1,2-3;2,2-4 “¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?......... El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por la fe”.
Salmo 94: “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor; no endurezcáis vuestro corazón”
2Timoteo 1,6-8.13-14 “…Dios no nos ha dado un Espíritu cobarde, sino un Espíritu de energía, amor y buen juicio. …Toma parte en los duros trabajos del Evangelio según la fuerza de Dios”
Lucas 17,5-10 “Los apóstoles le pidieron al Señor: “Auméntanos la fe”. El señor contestó: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”. Y os obedecería”. Todo el mundo cree en algo. Si tú crees en el Dios de Jesús, pregúntate qué influencia tiene Él en tu vida social, familiar, profesional y personal.
Tener fe es ACEPTAR los designios de Dios aunque no los entendamos, aunque no nos gusten. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos. Tener fe es LEVANTARSE cuando se ha caído, apoyándose en Dios que nos ama. Los reveses y fracasos en cualquier área de la vida nos entristecen; pero es más triste quedarse en el lamento, en la fría soledad de la autocompasión, atrapados por el desengaño y la amargura.
EL JUSTO VIVE DE LA FE
Tener fe es CREER cuando resulta más fácil recurrir a la duda. Si la llama de la confianza en Dios se extingue en nosotros, entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. La creencia en nuestras bondades, posibilidades y talentos por Dios, tanto como en los de nuestros semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros. Tener fe es ARRIESGAR todo a cambio de un sueño, de un amor, de un ideal. Nada de lo que merece la pena en esta vida puede lograrse sin Dios, y sin esa dosis de sacrificio que implica desprenderse de algo o de alguien, a fin de adquirir ante todo eso que mejore nuestro propio mundo y el de los demás. Tener fe es BUSCAR lo imposible: sonreír cuando los días aparecen nublados y tus ojos se han secado ya de tanto llorar. Andar en fe es que no dejes nunca de desnudar tus labios en sonrisas, ni siquiera cuando más triste estés: así eres justo con Dios; además, nunca sabes cuando tu sonrisa puede dar luz y esperanza a la vida de alguien que se encuentre en peor situación que tú. Tener fe es CONDUCIRSE por los caminos de la vida de la forma en que un niño toma la mano de su padre. Es dejar nuestros problemas en Sus manos y descansar en Sus brazos, antes que abandonarnos al vacío inútil de la desesperanza. Fe es dejar escapar nuestro grito de impotencia cuando ya no podemos más, implorando con fuerza su amor para poder amarle más.