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II. Conociendolos orígenes

CAPÍTULO II. CONOCIENDO LOS ORÍGENES

Tan solo faltan unas horas para llegar a la comunidad y ver a Javier. Me pregunto si habrá cambiado de aspecto o si lo reconoceré a primera vista, aunque lo dudo, ya que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

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El viaje en camioneta me está empezando a marear, pero aún queda mucha carretera por delante y el conductor no parece que quiera dar tema de conversación, por lo que decido seguir buscando más información sobre el movimiento rastafari, sobre todo de sus orígenes para así poder entenderlo mejor.

Otro de los libros con los que me hice fue The Rastafarians, un clásico de la historia ylascreencias delos Rastafarisde Leonard Barrett, uno delospocos académicos especializados en el tema. En el avión me dio tiempo a leer la primera parte, donde el autor presenta a los rastafaris como un movimiento político religioso con una larga trayectoria de resistencia anti-colonialista y

anti-racista. Además, tal como explica Leonard, para hablar del origen de los rastafaris, hay que hablar de dos historias completamente paralelas. Según él hay que hablar primero de lo que sucede en África y después de lo que sucede en América.

Se ve que a finales del siglo XIX Etiopía empieza a tomar mucha relevancia religiosa y política a través del movimiento llamado etipionismo, que habla del lugar de Etiopía como un lugar de todos los africanos, a la que también se refieren como La tierra me ida . Entonces, sucede la batalla de Adua, donde se intenta colonizar Etiopía, pero no se consigue, por lo que pasa a ser vista como un bastión de lucha anticolonial por todos los pueblos africanos, ya que es el único lugar que no pudo ser colonizado por el hombre blanco.

Y entonces me pregunté ¿cómo puede haber llegado este movimiento hasta América latina? En el mismo momento que formulé la pregunta, me acordé de que Jamaica, entre 1600 y 1700 fue una colonia azucarera inglesa, dondehubo una traída masiva deazucareros y esclavos deÁfrica, que acabaron constituyendo el noventa por ciento de la población jamaicana. Porlotanto, tienetodoel sentidodelmundoque eletipionismo haya llegado tan lejos y con tanta intensidad, ya que según el libro se empieza a inculcar la enseñanza afrocentrista de la biblia, donde presentaban una historia completamente diferente a la colonial, en la que el hombre negro tenía un papel de rey. Entonces, esta tradición es tomada por los afrodescendientes de América, principalmente en el Caribe, Jamaica y el Norte de América, con una perspectiva de oposición al sistema esclavista y colonialista.

El tiempo estaba pasando volando a medida que leía más y más sobre los orígenes de este movimiento. Nunca habría imaginado que los rastafaris tuvieran tanta historia detrás, porloqueseguí informándomesobreMarcus

Garvey, quien según otras fuentes, fue una de las figuras más importantes del movimiento. Sin querer dije su nombre en alto y noté que el hombre de la furgoneta me miró por el retrovisor.

- ¿Has dichoMarcus Garvey?-Medijomientras me observaba fijamente.

- Sí, así es, ¿lo conoce? - Le pregunté.

El hombre me comentó que él fue el que tomó las ideas propias de Etiopía y fundó la UNÍA (Universal Negro Improvement Association) una asociaciónpolítica que reivindica el lugar de Etiopía como el lugar de los antepasados.Según él, su lema era One God, One Aim and One Destiny. También me habló de la profecía que se le adjudica hacia 1915 que decía que, un rey negro iba a ser coronado y que él sería el redentor de los africanos. Esta, acabó cumpliéndose en 1930, cuando se corona por primera vez al rastafari Macoonen como Nagus Nagas, un título que, curiosamente, distingue a la realeza etíope. Por lo tanto, según el conductor, es aquí donde nace el movimiento rastafari.

Me arrepentí de no haberle preguntado antes sobre el movimiento, ya que parecía que sabía, y mucho, sobre él, pero desgraciadamente ya habíamos llegado al final del trayecto.

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