La niña de la Atunara

Page 1

LA NIÑA DE LA ATUNARA Dicen que sigue soltera la Niña de la Atunara. Dicen que si Cruz Herrera la pintó cual la soñara. Dicen que es morena y guapa que tiene caderas anchas, pelo castaño, ojos negros y una voz dulce, de plata. Dicen que sigue esperando a la orilla de la playa, por si vuelve el marinero que casarse la jurara. En una noche de julio cuando las olas son blancas, y la Feria de La Línea se ilumina con guirnaldas, sentaditos en la arena entre brisas que lo abrazan, juran y juran amores, soñando con torres altas. Pero el marinero no vuelve. Quizás se olvidó en la playa un juramento nacido entre arenas, junto al agua. La Niña de la Atunara esperó junto a la playa cien atardeceres verdes, en sus ojos veinte lágrimas. Cada barca que se acerca, marino que desembarca, no escapa a los ojos negros de la morena que aguarda. Cada día está más guapa. Cada noche más lozana. Los días se van pasando oliendo a marisma y alga. Mientras, allá por los mares, entre espumas y aguas blancas, entre canciones marinas,

entre nácar y esperanza, piensa en ella el marinero que le empeñó su palabra. Y sabe que cualquier día cuando la mar esté en calma, su barca lo llevará de nuevo hasta la Atunara. Su cuerpo, ya muy quemado del sol de muchas semanas, tendrá grabado en su pecho imborrable un anagrama: “Mi corazón pertenece a ti niña de mi alma”. Pero la niña está triste. Llorando. Siempre callada. Y cuando, a veces, las gentes la ven andar por la playa, con su chal de encaje blanco, con su pelo y su alhaja, con ese trozo de mar y el Peñón a sus espaldas, por mucho que disimule, aunque cantara y bailara, saben que tiene una pena la Niña de la Atunara.

José María Conejo


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.