LLO OS SS SU UC CEES SO OS SD DEE LLA AA AD DU UA AN NA A
O
currieron en la tarde del seis de marzo de mil novecientos veintiocho, precisamente en las horas en que la gran masa de los trabajadores que laboraban en Gibraltar, terminadas sus respectivas jornadas de trabajo, regresaban a nuestra ciudad con las tarteras que les sirvieron en la mañana para portar sus viandas y, además, los escasos artículos que compraban en las tiendas del Peñón que, por tácito consentimiento de las autoridades fiscales y la costumbre como una de las clásicas fuentes del Derecho, habían, en la práctica, legalizado. Pero aquella tarde, que inesperadamente sería convertida en trágica por la airada protesta de quienes se consideraron víctimas de un atropello, y los fusiles de los carabineros, convirtieron en luctuosa; sin que se hubiera formulado aviso previo, sin una labor preparatoria para justificar la adopción de medidas por parte de las autoridades aduanales relacionas con el cese de la tolerancia del amparo de la cual los trabajadores que tenían sus fuentes de trabajo en Gibraltar, adquirían en el Peñón, a buen precio, modestas cantidades de artículos de primera necesidad, con lo cual, como ya he señalado en capítulos anteriores, reforzaban la economía doméstica y hacía posible el estimable nivel de vida que disfrutaban nuestras clases laboriosas. Pero, partiendo del incuestionable principio que afirma que no hay efectos sin causas, estimo necesario hacer algunas consideraciones que nos permitan explicar las que determinaron la explosión del conflicto y los lamentables hechos que motivan este relato. La Aduana constituyó siempre una causa de latente tensión en el pueblo de La Línea. De la libre aplicación de criterios por parte de las autoridades fiscales y de sus agentes, dependía en buena parte, en muchas ocasiones, el bienestar de nuestra ciudad y de sus moradores. Fue este un problema que ningún gobierno se había decidido a resolver con decisión y cierto espíritu de justicia. Preocupados por la presión de los intereses políticos y económicos, estos de carácter regional, que se ponían en juego cada vez que en las Cortes se planteaban cuestiones relacionadas con el
1