Como era rutinario ambos se pondrían a hablar del pasado; hay algo en el caminar del pasado que nos atrapa, nos abraza tan fuertemente que estamos toda la vida contando las mismas anécdotas, aquellas que no acaban y siguen susurrándose incluso cuando hace mucho tiempo su contador se calló. El señor Gilberto agarraba el periódico que Don Raúl dejaba sobre la mesa, Don Raúl antes de bajar los ojos ya sabía que su periódico había desaparecido, Don Raúl ya estaba acostumbrado a esto, incluso le pasaría su punta bola sabiendo que el empezaría a hacer sus diarias anotaciones; pensamientos y críticas eran marcadas en los periódicos. Durante su larga vida de 102 años la mayor parte la pasó en Cochabamba; en aquella casa ubicada en la calle Mariano Ricardo Terrazas, con el techo que calentaba el interior, haciendo que sus integrantes deban sacarse más de una prenda de ropa. El pasillo que seguía la puerta principal formaba un lindo camino de mármol, a la derecha encontrabas la sala de estar.