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Casi 6000 ovejas y cabras pastan por nuestras montañas y campos
¡BEEEEEEEEEE!
Casi 6000 ovejas y cabras pastan por nuestras montañas y campos
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Por Àgueda Vitòria
Comer es, por encima del hecho nutricional, un acto político . Y más allá de un acto político, un acto de amor . Entre la militancia y la estima, entre el saborear y el decidir el plato, vemos frente a nosotros todavía los restos de un paisaje cultural heredero de un oficio condenado a la desaparición si no hacemos nada por evitarlo . La ganadería, especialmente aquélla en extensivo o semi-extensivo, se ve atravesada de manera generalizada por el desánimo, el pesimismo por la falta de relevo generacional, los precios insuficientes o las restricciones de las que las sucesivas administraciones han demostrado siempre un desconocimiento absoluto y una falta de sensibilidad considerable hacia el sector . Un pasado mejor nos dejó el territorio lleno de corrales y abrevaderos, atravesado a lo largo y ancho de cañadas que ya nadie recorre, que ya nadie defiende: un futuro donde no sean material etnográfico, piezas de museo, es todavía posible si abandonamos las visiones derrotistas y trabajamos abordando la parte de responsabilidad que, como consumidores, queda a nuestro alcance . Nosotros, gente que comemos, jugamos un papel esencial en la supervi105

vencia de la ganadería en nuestras comarcas . Tenemos en nuestras manos la decisión que marcará ese futuro posible: podemos elegir qué carne comemos, y podemos elegir que esa carne haya sido criada a pocos kilómetros de nuestra casa, garantizando el bienestar animal, contribuyendo con los trabajos asociados al sector, al mantenimiento del tejido social y económico de la zona o ayudando a la prevención de incendios y a la regeneración del suelo con un manejo adecuado de los pastos, un papel que los herbívoros domésticos juegan mejor que nadie . En la Marina Alta perviven todavía algunos rebaños en semi-extensivo merecedores de nuestra atención . Uno de ellos, incluso, todavía realiza cada primavera una trasterminancia: el viaje antiguo, atávico, que miles de años atrás los grandes herbívoros salvajes iniciaron instintivamente en busca de pastos mejores según la estación . Se dice que esa ganadería, la extensiva y transhumante, es en realidad la única sostenible . Tenemos un problema, un problema serio, cuando la gente quiere la foto con la oveja, el abrazo con la cabra, cuando saca rápidamente el teléfono al verlas pasar para capturar las imágenes, pero es incapaz de asociarla a una fuente de alimentación, a un oficio milenario, a una oportunidad para las zonas despobladas de interior que pasa, necesariamente, por su consumo . Tenemos un problema, también, cuando el paso del rebaño por dentro de un pueblo se contempla bien con estupefacción, con sorpresa –solemos oír esa frase: “esto ya no se ve”– o bien, aún peor, como una molestia . Tenemos un problema cuando los escasos ganaderos que apuestan por
Entre naranjos, chalets lujosos y voces de habla extranjera, las ovejas y cabras de Patricio el “Roig” inician el largo camino que desde Sagra las llevará a Benigembla para, horas después y sierra arriba, descansar los meses más calurosos en el despoblado morisco de Aialt, entre Tàrbena y Castell de Castells
. Llopis Foto: M

Llopis . Foto: M

Foto: Àgueda Vitòria

la comercialización en canales cortos de su producto chocan frontalmente contra normativas o contra ausencias clamorosas como la de los mataderos, que poco a poco han ido desapareciendo, viéndose obligados al traslado de los animales para ser sacrificados a otras provincias, con el estrés y el gasto energético que supone . Hemos desconectado por completo de la realidad de la tierra, y no podemos exigir a las administraciones un trato favorable hacia el sector cuando gran parte de la población ignora por completo la realidad de los alimentos que consume . Hemos alejado del núcleo urbano, del centro de la casa, todo lo que oliera a animal, a leche agria, a sangre, a mierda, en pro de un supuesto progreso y de una asepsia que nos sitúa, en realidad, cada vez a más distancia del mundo que nos vemos obligados a ir construyendo en un contexto de destrozo ambiental de dimensiones catastróficas: el de los productos de proximidad, el de los modelos de ganadería en extensivo, el de la producción en consonancia con el medio natural que nos rodea, el de la soberanía alimentaria . Si seguís las huellas del rebaño que cada primavera inicia el camino hacia Aialt o las de cualquiera de los rebaños de la Marina que pacen cerca vuestro, no os resultará difícil entender por qué la calidad de la carne de sus animales no es comparable a la que proviene de un animal estabulado . Si tenéis la suerte de disfrutar de la compañía de las manos que cuidan, de las manos que trabajan, entenderéis por qué no podemos hablar de los últimos rebaños, de las últimas cañadas, de las últimas trasterminancias, con la inminencia de la desaparición . Tenemos que hablar de presente y de futuro, y es cosa de todos y de las decisiones que tomamos como consumidores, mantener ese presente y hacer ese futuro posible .
Comercialización carnes de cordero y de cabra . Antonio Yeste “el Granaíno” 629 645 300, Juan Ramón Vives 669 085 554