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Antonio Barceló López........................................... Pag
Editorial
ercano el ansiado Viernes de Dolores, tras una larga espera de más de dos años
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Csin procesionar, los hermanos del Amparo cuentan los días para volver a hacer estación de penitencia por las calles de Murcia. En todo este tiempo, la Cofradía ha intentado adaptarse a las nuevas circunstancias, y ayudar a aquellos que están sufriendo debido a las consecuencias de la pandemia ha sido una prioridad, entre otras iniciativas. Las cofradías tienen la opción de adaptarse de forma progresiva a esta situación hasta el regreso a una nueva normalidad, tal y como ocurre en otros ámbitos de la vida, o esperar a que finalicen todas las restricciones sanitarias y desear que los cambios producidos no afecten en exceso el desarrollo habitual en el seno de su institución.
Los nazarenos murcianos no son inmovilitas y en especial los del Amparo, por lo que desde el inicio de esta crisis sanitaria se han hecho más presentes que nunca. Bien es cierto que para un cristiano, el culto público y las manifestaciones de fe son tradiciones que
deberían conservarse como ha ido sucediendo a lo largo de los siglos, pero adaptarse a la realidad imperante de cada época, es una virtud que se ha sucedido y lo sigue haciendo a lo largo de los siglos. Las cofradías de Murcia han demostrado su capacidad de adaptación.
El año pasado, nuestra Cofradía organizó siguiendo unas pautas precisas su bolsa de caridad, cultos, cabildos o publicaciones. Además, cabría destacar el día del traslado del Gran Poder, cuando se celebró un pregón propio de la Cofradía de gran éxito y que fue pronunciado por el cofrade sevillano afincado en Murcia, Manuel Ruiz Gil, acompañado por el prestigioso saetero Quincalla venido desde Sevilla exclusivamente. Tampoco podemos olvidar que el Viernes de Dolores se abrieron las puertas del templo de San Nicolás para ofrecer una exposición excepcional con todos nuestros pasos e insignias que fue todo un éxito de asistencia de la Murcia Cofrade y donde destacó un calvario con ambos titulares, el Cristo del Amparo y María Stma. de los Dolores.
Por otro lado, somos conscientes que el virus no va a desaparecer, por lo que no nos queda más remedio que aprender a convivir con él y progresivamente intentar recuperar algunos hábitos que perdimos hace tres años, y crear nuevos. No se puede perder el respeto a la enfermedad, pero tampoco podemos alcanzar el riesgo cero. Vivimos en una sociedad obsesionada con la sobreprotección, pero también debemos tomar decisiones y ser valientes aplicando la prudencia reinante.
Desde el mes de julio se han ido recuperando procesiones de Gloria y el abanico de procesiones de barrio ha sido una realidad con las normas y protocolos pertinentes. En este panorama, el Amparo trabaja ante la posibilidad de volver a organizar nuestra procesión.
En cuanto a la revista de Los Azules, desde el primer número ha tratado de celebrar con júbilo las distintas efemérides o aniversarios de cada hermandad, y en esta ocasión, le corresponde al paso del Encuentro de Jesús Camino del Calvario, que cumple su vigesimoquinto aniversario, y por ello han organizado todo tipo de actos que deseamos poder disfrutar.
Esperemos que el culto externo vuelva a ser uno de los aspectos fundamentales de las cofradías, y nuestros miembros puedan vivirlo en las mejores condiciones posibles.
Antonio Barceló López
Director de la revista Los Azules