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dEnarios dE Plata

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Buenos recuerdos

noche me llamó el Cabo de An-

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Adas promotor de la creación del paso del Encuentro, indicándome que este año la revista de la Cofradía recogía el XXV Aniversario del mismo y como yo era uno de los primeros integrantes, le gustaría que escribiese unas líneas.

No soy de escribir en revistas de las Cofradías, pero en esta ocasión me voy atrever.

Desde que me di de alta en esta Cofradía, soy mayordomo, y en mis primeros años formaba parte de un grupo que ayudaba al regidor mayor a organizar la procesión. En el traslado de Jesús del Gran Poder, del Convento de las Capuchinas a la Iglesia de San Nicolás, en el año 1.994, se me acercó el regidor mayor y me comentó que al año siguiente dejaba su cargo y que tenía en mente sacar un nuevo paso en la Cofradía y que cuando pasara la Semana Santa me avisaría para hacer una reunión y explicar su proyecto. El día antes del Bando de la Huerta de ese año, me comunicó la fecha de esa reunión, a la que asistieron todo el grupo de mayordomos que le ayudábamos y otros amigos. Tras varias reuniones, un día me comunica que todos los que asistimos a la primera reunión, solo unos seis o siete, le habían dicho que seguían en el proyecto y qué hacíamos, yo le contesté que contara conmigo y que siguiera adelante a ver que pasaba. Me dijo que había uno que le gustaba la idea pero que no podía cargar porque tenía una hernia de disco, yo lo conocía de verle solo en las reuniones, pero le dije al promotor que me parecía una persona válida y que le convencieran de quedarse, aunque fuera para llevar el botijo. La idea siguió adelante y se encargó el nuevo trono y las imágenes, participando junto con otros compañeros en las visitas a los talleres del tronista y del escultor para hacer un seguimiento de los trabajos, ayudando a traer el trono a la Iglesia y recoger las imágenes en el taller de Hernández Henarejos, para la bendición del nuevo paso. Las imágenes se trajeron en la furgoneta de trabajo de un compañero, yendo dos o tres en la parte trasera sujetándolas para que no se volcaran (si fuera ahora, habría que alquilar un vehículo especializado en transporte de imágenes).

Al final se formó un gran grupo humano, entre estantes, parejas, y cofrades de fila, y el nuevo paso procesionó por primera vez el Viernes de Dolores del año 1996.

Comentar que en ese año estaba embarazada mi mujer de nuestra segunda hija y en las conversaciones para ver qué nom-

bre le poníamos a la niña, decidimos ponerle Verónica en honor a la imagen que iría en el paso.

A la salida de las reuniones del paso, que entonces se hacía en los locales de la Calle Segado del Olmo, algunas veces tomábamos una cerveza en la taberna de la peña La Panocha y al terminar, un compañero tenía la costumbre de pedir pasto seco y mistela, siempre después de pagar la cuenta, y una noche el camarero dijo que no le quedaba pasto seco y que sólo tenía unos higos negros, esos que en la huerta llaman toreros, otro dijo, pues ponlo, y puso seis o siete, ninguno comimos higos, salvo uno que, higo a higo los fue cogiendo del rabo y se los comió todos sin pelar.

Otra vez, estando en la barra tomando la cerveza, había un compañero que en invierno siempre llevaba una chaqueta de cuero con los bolsillos que parecían alforjas y los demás, cuando no se daba cuenta, le metíamos en los bolsillos cucharas, tenedores, cuchillos, etc. y lo gracioso era verle la cara que ponía cuando estábamos en la calle despidiéndonos y al darse cuenta que tenía que entrar otra vez al bar a devolver lo que llevaba en los bolsillos.

El Cabo de Andas conocedor de la anécdota del nombre de mi hija, en el año 2006, me comento si saldría vestida como la Verónica para celebrar el X Aniversario del paso y se confeccionó un traje para la ocasión, incluido un paño con la cara del Cristo, y mi hija desfiló toda la procesión delante del trono.

Para terminar, quiero agradecer al Cabo de Andas la oportunidad que me ha dado para recordar mis vivencias en el paso del Encuentro en el Camino del Calvario, sin olvidarme de todos mis compañeros del inicio del trono y muy especialmente quiero tener un recuerdo para los dos que nos dejaron hace ya muchos años y que están junto al padre.

Para mí, este trono siempre ha sido, es y será, uno de los mejores en la Semana Santa murciana.

¡¡Viva el Encuentro!!

Antonio Gambín González

Como es costumbre, todos los años se hacía la cena de hermandad después de la procesión y en los primeros años también hicimos alguna cena de navidad, un año fuimos al bar Carrasco, de Aljucer, a comer rechigüelas porque al Cabo de Andas le gustan mucho y al despedirnos echamos en falta a un asistente y estaba encerrado en el váter, digo váter, porque aquello era cuatro paredes con un lavabo y un váter, en la esquina del patio que era un huerto de limoneros, y otro compañero le había atrancado la cerradura de la puerta con el palo de una escoba y no podía salir.

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