3 minute read

Pablo Muñoz Muñoz............................................ Pag

Next Article
dEnarios dE Plata

dEnarios dE Plata

Nazarenos a la calle

uiero lío en las Diócesis, quiero que se “Q salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle”. Papa Francisco. Jornada Mundial de la Juventud. Río de Janeiro. 2013.

Advertisement

Hace más de 20 años que surgió la posibilidad de formar parte de los “anderos” (como le gusta decir a su histórico Cabo de Andas, José Isidro Salas) que portaban el trono del Encuentro en el camino del Calvario, de la Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, los popularmente conocidos como “azules”.

Fue la oportunidad de participar en la Semana Santa desde una posición totalmente novedosa para mí: la de estante. Mi referente cercano en esta función era (y es) mi hermano José, que hacía muchos años había roto la tradición familiar de salir de Mayordomo y empezó a procesionar de penitente y, posteriormente, la volvió a romper para convertirse en estante, entre otros, de este querido trono del Encuentro.

El Amparo era, a principios del siglo XXI, una cofradía joven pero con fuerte impulso. No era una de esas cofradías “de toda la vida” que yo estaba acostumbrado a ver desde el portal o ventana de mi casa familiar en la plaza Santo Domingo, por la que pasa-

ban casi todas las procesiones. En muchas de ellas participaba mi referente lejano y quien venía a mi mente cuando escuchaba la palabra “estante”. Un nazareno con mayúsculas de nuestra Semana Santa, padre y abuelo de grandes nazarenos actuales, D. Rafael Benedicto Crespo (q.e.p.d.), y buen amigo de mi padre del que me decía: “Mira Pablo, ahí viene Rafa Benedicto, yo creo que sale en todas las procesiones”. Y de la tarima salía D. Rafael, sudoroso, comprometido en el esfuerzo y, a veces exhausto, a obsequiarnos con caramelos, monas y nunca olvidaré verle sacar un enorme huevo de oca.

Con gran ilusión, pero también con respeto y mucha incertidumbre por no saber si sabría cumplir, inicié mi andadura como estante en el Amparo, al abrigo de estos nostálgicos recuerdos de mi padre, que seguro disfruta desde el cielo viendo a sus hijos portar juntos el Encuentro en el camino del Calvario. Seguro que también soltó una buena carcajada cuando, por primera vez, mi amigo José Pina, titular de la punta de vara izquierda, me dejó su puesto y mi hermano, justo detrás de mí, me dio un buen estacazo con el estante en los tobillos para que sacara las piernas hacia fuera y me pusiera en una posición medianamente decente para cargar.

Al día siguiente, no tenía dolor de hombros, riñones o piernas. Tenía un dolor “global” por todo mi cuerpo, totalmente desacostumbrado a semejante esfuerzo y como consecuencia de la escasa técnica que había podido adquirir durante la carrera a base de broncas de mi hermano, que no estaba dispuesto a sufrir las consecuencias de llevar delante a un punta de vara poco eficiente. que salir fuera y clamar, como pide el Papa Francisco. En el buen sentido, no me malinterpretéis. Pero la Iglesia tiene que salir a la calle. Los nazarenos tenemos que salir a la calle, como también hizo el Amparo, saliendo y aportando algo nuevo y diferente que hoy día ha madurado de manera notoria y ha conseguido ganarse un hueco en nuestra Semana Santa, a la que da inicio el Viernes de Dolores.

Nuestro querido paso del Encuentro en el camino del Calvario celebra su XXV aniversario recorriendo nuestra barroca ciudad y todos los que han formado y forman parte de él, estamos de enhorabuena por ello. En lo personal, es un orgullo desde mi puesto de punta de vara derecho sacar sus bonitas imágenes, poner los pies en la calle durante la compleja salida de este largo y ancho trono por las reducidas medidas de la puerta de San Nicolás.

En estos años, sus componentes se han ido renovando y tengo el placer y el orgullo de compartir esta maravillosa experiencia con grandes nazarenos, pero sobre todo grandes compañeros que dan lo máximo cada Viernes de Dolores para engrandecer el legado de este trono y de esta Cofradía. Nunca olvidaré la oportunidad que me ha dado este paso de iniciar mi carrera de estante. ¡Viva el Encuentro!

Pablo Muñoz Muñoz.

Estante del Encuentro en el camino del Calvario.

Como reza la cita con la que empiezo este artículo, salí a la calle. La lié. Pero hay 82

This article is from: