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El silencio es la luz
Marcelino Pérez Iniesta
Jueves Santo, apenas queda ya algo más de una hora para que sean las diez de la noche y al toque del tambor se abran las puertas del templo y un año más procesione, desfile, la “procesión del Silencio”, la Cofradía de nuestro Cristo del Refugio, un cierto nerviosismo me invade en cierta forma, como si tuviera que pronunciar undiscursoanteunamultituddedesconocidos y la verdad es que es todo lo contrario a exponerse ante los demás, porque el sentimiento es de recogimiento y de interiorización, es en sí mismo una paradoja, pues desde el Refugio, el nazareno desfila y en su procesión, le acompaña la fe en su Cristo y por extensión en los demás y nuestro grito, nuestra proclama al respecto es el silencio, el silencio nos representa y en la oscuridad de la noche,nosiluminaynoshacebrillar.
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Soy cofrade del Refugio desde hace muchos años y todos los años me invade la misma sensación, el sentimiento de un privilegio al acompañar en esta noche de pasión a nuestro Cristo, no sé realmente lo que pensarán cuando al paso de la procesión, la gente nos contempla, pero lo cierto es que en muchos momentos de la procesión ni siquiera yoveoalosdemás.
La túnica me esconde y me ofrece la gratuidad de la contemplación en el tiempo que dura la procesión, sucesivamente se me van presentando en mi pensamiento mi vida y en mi interior mi familia, mis amigos y miembros de mi hermandad y en ese silencio, en esa contemplación, en esa oración disimulada doy gracias por la vida, por poder compartirla y por mantener el espíritu que siempre me ha acompañado de hacerlo con una sonrisayconentrega.
Puede que el hecho de “salir” en una procesión unos los entiendan como un acto de religiosidad, otros como una tradición arraigada en el seno de su familia e incluso quizás también y perdonarme, pues no lo digo de forma negativa, con algo de costumbrismo enmarcado en la Semana Santa, pero desfilar la procesión del Silencio es una manifestación tremendamente ruidosa al amparo del Cristo del Refugio, todos necesitamos amparo, pero solamente en el silencio y en la contemplación es cómo podemos reconocernos tal y como somos y este reconocimiento interno, con nuestros brillos y sombras, cuando somos presentes de nuestro yo es cuando podemos ofrecerloalosdemás.
Hay para mi varios momentos claves esa noche, mi entrada al tempo el primero con una miradaal Cristo y al barullo silencioso que se respira, no mucho más tarde el Cristo se posiciona en el centro preparándose para que todos contemplen la cruz a su paso silencioso por la ciudad, las palabras y la oración compartida del Abad marca con un nuevo latido mi sentir y al término, cuando de rodillas pasa ante nosotros el Cristo, una mirada fugaz y una acción de gracias me reconfortanyabrazanhastaelañosiguiente.
Soy pintor aficionado y en mi devoción para con el Cristo del Refugio, pinté unos cuadros en madera y al óleo de algunos momentos de esta nuestra querida procesión del Silencio que con modestia comparto con vosotros.