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1. INTRODUCCIÓN

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PREÁMBULO

PREÁMBULO

Desde hace algunos años se aprecia cierto crecimiento cuantitativo de la presencia de personas afrodescendientes en los parlamentos latinoamericanos. Esto casi nunca es consecuencia de que se haya generado una discusión al respecto al interior del partido, movimiento o sector político, más allá de lo meramente electoral o testimonial. En muchos casos es resultado de la trayectoria personal en la política de las personas afrodescendientes. En otros, la ventana de oportunidad que abre la agenda de derechos, o la combinación de ambas realidades.

Puede ser un problema para los partidos políticos no atender las reivindicaciones de las poblaciones afrodescendientes en tiempos electorales. Así es que surgen acuerdos implícitos que sintonizan la presencia afrodescendiente en sus plantillas de postulaciones sin necesidad de compromiso real por parte de la estructura partidaria con postulados o reivindicaciones, al no haberse procesado el debate interno necesario.

No quiere decir que esos acuerdos sean malos en sí mismos, pero pone en descubierto que, en muchos casos, estos hechos terminan siendo más un asunto de color negro en las listas que de contenido afrodescendiente en las plataformas políticas y electorales.

Para los líderes y sectores que ven la integración de las personas afrodescendientes en los partidos políticos como un asunto de oportunidad electoral, esta forma perpetuadora del círculo histórico, es una herramienta sumamente útil. Por otra parte, es necesariamente utilizada por quienes ven en este espacio una manera de luchar desde adentro, para incluir sus demandas y propuestas.

Son más notorias las contradicciones generadas por la mayor visibilidad de las vulnerabilidades históricas y el cada vez más innegable desplazamiento territorial por razones de violencia, económicas, ambientales y culturales. Las brechas que las endémicas ausencias en el diseño de políticas públicas positivas y/o de equidad siguen profundizando, sumadas a las terribles consecuencias de la pandemia, nos demuestran que no contamos con herramientas que nos permitan llegar más lejos que el típico diagnóstico y las acciones y políticas paliativas, si es que se llevan a cabo.

Sin dudas, todo esto es más evidente ante el impulso organizativo de los colectivos afrodescendientes de la sociedad civil, con avances y retrocesos, a lo largo y ancho de América Latina, en los últimos 25 a 30 años.

La participación política de las personas afrodescendientes, negras, raizales, palenqueras y otras, según su autoadscripción o autopercepción, es muy limitada e injusta debido al desequilibrio histórico en la puja por los espacios de poder.

La III CMRDX1, el Año Internacional de los Afrodescendientes2, el Decenio de los Afrodescendientes3 y el Foro Permanente de Afrodescendientes4 demuestran el largo encadenamiento de las mencionadas ausencias en políticas públicas y participación afrodescendiente y otorgan un marco institucional a nivel global para las reivindicaciones de esos pueblos vulnerados en sus derechos más básicos.

El avance de la sociedad civil organizada debe tener un correlato en el interior de los partidos, movimientos y sectores políticos. Las reivindicaciones y las propuestas se deberían incluir en la elaboración de las plataformas y programas de estas organizaciones.

Además, los partidos políticos deberían incluir en sus normas, principios, líneas estratégicas, postulados y órganos de discusión y dirección, la equidad étnico–racial.

1 III Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia - Durban (Sudáfrica), 31/08 al 08/09 de 2001 - ONU 2 2011 – Res. 64/169 - Naciones Unidas

3 Res. 68/237 – Naciones Unidas

4 https://news.un.org/es/story/2021/08/1495062

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