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7. SÍNTESIS

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1. INTRODUCCIÓN

1. INTRODUCCIÓN

La creación de protocolos antirracistas en los partidos políticos va a generar resistencias, sin lugar a dudas. Como pasa normalmente, se esgrimirán argumentos que irán desde fundamentar la negación de que existe el problema, hasta afirmar que no es en el seno de los partidos políticos que se debe resolver el racismo. Habrá también personas y sectores que responsabilicen a las víctimas por su nula o poca participación. Es lógico esperarlo, pero no es aceptable.

Felicito a la Mesa Multipartidista sobre Participación Negra, Afrodescendiente, Raizal y Palenquera de Colombia por haber pensado en diseñar y llevar adelante un protocolo que sea aplicable al interior de los partidos políticos de ese país, con la finalidad de identificar el racismo y la discriminación étnico-racial y trabajar para alcanzar la equidad.

Esta iniciativa es inspiración y estímulo para la elaboración de este trabajo para América Latina.

Desde el interior de los partidos políticos se identificó vivencialmente la necesidad de comenzar a establecer caminos formales que prevengan las injusticias que vulneren los derechos políticos de las personas.

Desde Alaska a Tierra del Fuego, las naciones contemporáneas han cimentado su presente sobre una terrible historia del sometimiento de muchos millones de personas esclavizadas bajo un régimen vergonzoso, y hasta hoy, los responsables no se han hecho cargo.

Los países deben dejar este estado “catatónico” en el que se encuentran en la actualidad. Reconocen la existencia del racismo hacia las poblaciones afrodescendientes, su origen y sus consecuencias, pero no toman acciones más allá de este punto. Solo se dan avances insuficientes y retrocesos, muchas veces absurdos, dependiendo del prisma de la coyuntura y de la lupa ideológica.

Este trabajo lo centré en demostrar realidades conceptuales. Tomé la fundamentación, recomendaciones y mandatos de los organismos internacionales de los que forman parte los países de América Latina, y por los que han adquirido un abanico de compromisos política y moralmente ineludibles.

Entiendo que para este trabajo es preferible apoyarse en lo anterior y no en conclusiones y opiniones académicas que normalmente se aceptan y son guía, pero que con las cuales, los partidos políticos, en general no se sienten vinculados.

La ronda de consultas realizada confirma, sin dejar lugar a dudas, la necesidad de crear protocolos antirracistas en los partidos políticos. También ratifica, desde un amplio espectro territorial, cultural e ideológico, la violación constante de los derechos de participación política de las personas de ascendencia africana.

Será importante que se fomenten debates dentro y fuera de los partidos políticos. Hay que discutir profundamente en cada región y territorio sobre la participación activa y el lugar de la sociedad civil organizada, la cual debe desempeñar un papel protagónico en lo que debería convertirse en un impulso para retomar la incidencia política y propositiva, retomando el rol protagónico indispensable y generando los recambios generacionales imprescindibles.

Los partidos políticos deben comenzar a comprender que es necesario fortalecer la democracia con la participación real de las personas que representan, de forma seria y profunda, a través de la discusión y elaboración, el intercambio de conocimientos, y la formación e información política que aporten al fortalecimiento de la ciudadanía, a los conocimientos sobre el aporte profundo y verdadero de los pueblos afrodescendientes a las identidades de América Latina. Esa riqueza debe ser, sin dudas, parte de la construcción de nuevos paradigmas.

No podemos tolerar ser testigos de la pobreza y la exclusión y no hacer otra cosa que pensar en “ayudar” a las víctimas, sin promover análisis serios que incluyan el conocimiento que ellas tienen de la exclusión.

Por otra parte, no es bueno responsabilizar a todos los partidos políticos y todas las personas que hacen política de los problemas que tiene la democracia. La mejor garantía que la democracia tiene es la participación de la gente.

El derecho a participar es intrínseco a la democracia. Habrá que fortalecer con discusión y propuestas a los partidos que lo comprendan.

Hasta ahora, en la mayoría de los territorios de América Latina, los partidos políticos utilizan los métodos de siempre para obtener caudales de votos en las poblaciones afrodescendientes donde tienen influencia.

Hay que hacer que esto cambie. Es necesario que haya participación para incluir contenido y representatividad, y así, el voto sea válido para todos.

Debemos buscar que el voto importe para comenzar a cambiar la realidad.

Néstor Silva

Junio – Septiembre del 2021

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