HACIA UN DESARROLLO RURAL QUE FOMENTE LA RECONCILIACIÓN Y LA GOBERNANZA DEMOCRÁTICA
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COMPONENTE 4.
INFRAESTRUCTURA PARA EL DESARROLLO Bajo el enfoque de desarrollo rural integral, no podemos hablar de fortalecimiento de las cadenas productivas o de dinámicas de empresarización y acceso a mercados si no existen condiciones estructurales para la competitividad. Teniendo en cuenta que en territorios como el Caquetá las necesidades son diversas y profundas, el proyecto no tiene la capacidad de revertir esta situación, pero si puede identificar y priorizar ciertas “palancas de cambio”. Las inversiones en infraestructura son el resultado de un proceso de priorización y consenso con institucionalidad y comunidades, que debe cumplir siempre con algunas de estas características.
Alineación estratégica
Las obras no representan inversiones aisladas y unilaterales sino que deben formar parte de estrategias más amplias de desarrollo económico y territorial. En ese sentido, las inversiones suponen un apoyo directo a la acción gubernamental y un mecanismo para materializar algunos de los compromisos establecidos a nivel comunitario e institucional. Hay tres estrategias que han servido como marco de referencia: (I) El Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR), producto de la Reforma Rural Integral y la formulación de los PDET; (II) Los planes de desarrollo a nivel municipal y departamental, que marcan el horizonte a 4 años; (III) El plan de competitividad que establece las principales líneas productivas y comerciales que guían la economía regional. De esta forma, el componente de infraestructura se convierte en un mecanismo para reforzar la presencia del estado y legitimar su rol en las áreas que más sufren el abandono y la falta de inversión.
Conexión con mercados
El proyecto ha trabajado bajo la lógica de “núcleos productivos”, potenciándolos como enclaves estratégicos para impulsar el crecimiento económico y la cohesión social. Las obras, sean de carácter vial, productivo o comunitario, han respetado este modelo de intervención. Las inversiones se plantean desde una perspectiva amplia del desarrollo rural, que reconoce su integralidad y multidimensionalidad. En ese sentido, todas ellas tienen impacto económico, aunque llegan a él desde diversas ópticas (conectividad, conciliación vida productiva y familiar, diversificación e innovación, etc.). Un elemento común es que impactan en la competitividad de las asociaciones y las unidades productivas rurales ya que les permiten acceder a los circuitos de comercialización con mejores productos, con menores costos y garantizando mayores niveles de inclusión/sostenibilidad social.
Impulso a la asociatividad
En todos los casos se trata de proyectos colectivos. La inversión no responde a una lógica individual sino que está soportada por un proceso grupal de base. En el caso de las carreteras esto se expresa en los mecanismos de gestión y mantenimiento, mientras que en las obras productivas y sociales esto se evidencia en las asociaciones que apropian y lideran su funcionamiento en el medio y largo plazo. Desde el equipo técnico las obras se han planteado como mecanismos de cohesión social ya que, en todos los casos, son el resultado de un proceso de planeación participativa, concertación y coordinación público, privada y social. Esto supone también un modelo de referencia para futuras iniciativas.