Desarrollo productivo para la construcción de paz

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DESARROLLO PRODUCTIVO PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ El Desarrollo Económico Local como herramienta de inclusión, reconciliación y gobernanza democrática

Proyecto financiado por:

Implementado por:

Apoyado por:


Esta publicación es financiada por el Ayuntamiento de Madrid en el marco del proyecto “Construimos la paz donde nació la guerra en Colombia. Proyecto de desarrollo productivo en el municipio de Planadas, departamento del Tolima” implementado por La ASOCIACIÓN AMÉRICA ESPAÑA- AESCO y ejecutado por la RED NACIONAL DE AGENCIAS DE DESARROLLO LOCAL DE COLOMBIA-RED ADELCO. Su contenido es responsabilidad exclusiva de RED ADELCO y en ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista del Ayuntamiento de Madrid y/o AESCO. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, de grabación o fotocopia sin permiso escrito de la RED ADELCO.


CRÉDITOS AYUNTAMIENTO DE MADRID

EQUIPO TÉCNICO

Manuela Carmena Castrillo Alcaldesa 2015 - 2019

Luis Fernando Vargas Soto Coordinador Unidad de Gestión Técnica

Madrid - España Calle Montalban 1 Planta 4, 28014 Madrid

Carolina Villareal Tovar Gerente de Proyecto

AESCO - ASOCIACION AMÉRICA ESPAÑA SOLIDARIDAD

Miguel Ángel Gómez Profesional de Monitoreo y Seguimiento

Yolanda Villavicencio Mapi Presidente

Jhoan Stiven Gutiérrez Ruíz Enlace Territorial

Mónica Monguí Área de Gestión de Proyectos Coordinación Técnica

Camila Jaramillo Villota Ingeniera piscícola

César Rojas Ore ONG AESCO Delegación Valencia Madrid - España C/Fornillos, 4, 28026, Madrid. Tel.: 91 477 58 31 / 699 900 110

RED ADELCO

Carlos Alberto Callejas Pérez Director Ejecutivo Bogotá D.C Calle 52 a No. 9-86 piso 5 TEL: (57) 1- 467 29 85

FUTURO Y DESARROLLO COMUNITARIO - FUDESCO Bibiana Vargas Rojas Representante Legal

Lara Mannu Profesional Agenda Territorial y DEL

PROFESIONALES DE FORTALECIMIENTO SOCIO-EMPRESARIAL Y COMERCIAL María Concepción Alfonso Pérez Norbey Gutiérrez Uribe

CONTENIDOS Y SISTEMATIZACIÓN Carlos Madridejos Ornilla Profesional de Sistematización

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN

Laura Yaneth Guerrero Valbuena


Introducción

Pág 1

El Sur del Tolima. Del surgimiento del conflicto a la firma del acuerdo de paz

Pág 4

Los aportes del Desarrollo Económico Local a la construcción del paz con enfoque territorial

Pág 7

Primera dimensión. Generación de confianza, fortalecimiento del tejido social y análisis contextual

Pág 11

Segunda dimensión. Puesta en marcha de las iniciativas DEL y transferencia del conocimiento

Pág 19

Tercera dimensión. Capital territorial para la inclusión, la reconciliación y la sostenibilidad

Pág 29

Líderes de cambio

Pág 37

Reflexiones finales

Pág 39


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INTRODUCCIÓN

Desde el año 2018, la Comunidad de Madrid ha apoyado la implementación del proyecto “Construimos la paz donde nació la guerra en Colombia”, a través del cual se fomentan iniciativas de desarrollo productivo que contribuyen directamente a la implementación de los Acuerdos de Paz y a la reducción de las desigualdades históricas que generaron y agudizaron el conflicto armado en el país. El proceso se desarrolla en el sur del Departamento del Tolima, con especial énfasis en las comunidades rurales del municipio de Planadas, donde hace más de 50 años una serie de movimientos liberales dieron origen a la guerrilla de las FARC EP. Esto convierte la región en un espacio simbólico para las reivindicaciones de la insurgencia y en un territorio prioritario para la puesta en práctica de las estrategias derivadas del posconflicto. Así lo definió el Gobierno de Colombia, estableciendo que la subregión contaría con un Plan de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y que sería uno de los enclaves estratégicos para la puesta en marcha de la Reforma Rural Integral. Adicionalmente, tras la firma del Acuerdo, los excombatientes decidieron agruparse en un área rural del municipio y adelantar para adelantar allí el proceso de dejación de armas que se extendió durante los primeros seis meses. Finalmente, el área pasó de ser un asentamiento temporal para convertirse en un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR), de carácter permanente, donde se establecieron viviendas y proyectos productivos, y se depositaron los proyectos de vida de más de 100 exguerrilleros/as que le apostaron a la vuelta a la vida civil. En un contexto político y territorial significativamente volátil y polarizado, el proyecto representa una oportunidad muy valiosa para fortalecer la confianza en el proceso y generar condiciones habilitantes que permitan la reincorporación y la reincorporación en el medio y largo plazo. Hay que tener en cuenta que las comunidades aledañas son en su gran mayoría víctimas, es decir, poblaciones que durante más de cinco décadas sufrieron las más duras consecuencias del enfrentamiento armado y la falta de presencia estatal. Esto afectó especialmente a las mujeres, los pueblos étnicos y los jóvenes.

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Es el solicitante principal. Constituida hace casi 30 años, tiene el objetivo de fomentar la solidaridad a través de proyectos de cooperación al desarrollo entre Europa y América Latina. Cuenta con amplia experiencia en regiones rurales y en diversos contextos de emergencia humanitaria, tanto por desastres naturales como por dinámicas de violencia, y tiene un conocimiento profundo del ciclo de ejecución de proyectos y de los procedimientos de control presupuestal, rendición de cuentas y medición de resultados. Es el interlocutor principal con el financiador, con sede en España, y con un importante relacionamiento con la cooperación descentralizada.

La Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia ha sido la contraparte nacional y ha asumido la coordinación administrativa y técnica del proyecto. Ha sido la encargada de coordinar el componente productivo del proyecto, tanto la dotación de maquinaria como la asistencia técnica especializada para la puesta en marcha de las unidades de negocio, y ha acompañado de manera transversal las diversas acciones de formación práctica, intercambio de conocimiento y elaboración de la agenda prospectiva subregional. Ha incorporado los enfoques y herramientas del Desarrollo Económico Local a lo largo de la intervención y ha aportado su experiencia en el marco del proceso de reincorporación y la implementación del Acuerdo de Paz. Organización local, ubicada en el Departamento de Tolima, y que ha tenido una participación clave durante la fase de diseño, recogiendo las demandas y expectativas de las comunidades y articulando la lógica de intervención del proyecto con las dinámicas comunitarias que se estaban desarrollando en el ETCR El Oso y las comunidades vecinas, todas ellas pertenecientes al municipio de Planadas. Ha facilitado diversos diálogos con entidades como Cámaras de Comercio, departamentos de la administración pública, universidades y centros de estudios, asociaciones de productores, empresa privada y cooperación internacional.

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Estas tres organizaciones han conformado un esquema de trabajo que ha facilitado la comunicación y el intercambio de conocimiento entre la escala internacional, nacional y territorial. El proyecto no es una iniciativa que surge de manera aislada, sino que surtió un proceso participativo de diseño y co-creación en terreno, para lo cual se desarrollaron diversas visitas y diálogos con los actores protagonistas, estableciendo tres grandes líneas de trabajo: Brindar apoyo técnico y financiero a los excombatientes que están en proceso de reincorporación, impulsando iniciativas productivas de carácter colectivo, y garantizando ciertas condiciones para de permanencia y arraigo al territorio. Fortalecer las capacidades de los actores locales con el objetivo de impulsar procesos de reconciliación y transformación socioeconómica que sean acordes a la realidad, las visiones y los potenciales endógenos territoriales. Promover la incorporación de los actores locales, con especial participación de las mujeres y los jóvenes, en cadenas productivas que tengan amplio potencial para la generación de ingresos, la creación de empleo y la inclusión social en el medio y largo plazo.

A lo largo de este documento recogemos las ideas fuerza que han orientado y estructurado la intervención y describimos los principales resultados y aprendizajes acumulados durante la ejecución. Muchos de ellos pueden servir de insumo para la formulación de posteriores iniciativas y representan una contribución importante a tres campos del conocimiento que tienen cada vez una relación más estrecha: la inclusión social, la gestión de las conflictividades y el desarrollo local y territorial. El Acuerdo de Paz en Colombia es una innovación al respecto.

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2 El Sur del Tolima y específicamente el municipio de Planadas ha sido una región muy aislada, no solo por sus características geográficas y sus condiciones de conectividad, sino también por las dinámicas del conflicto armado y por la falta de presencia institucional que desde hace más de 50 años ha afectado a la región. Esto ha creado un fuerte alejamiento frente a las dinámicas estatales, cuyo punto de inflexión fue la firma del Acuerdo de Paz. Tras esta fecha, se generaron grandes expectativas sobre la profundidad de la Reforma Rural Integral y el impacto que esta tendría en las economías rurales y en los municipios más afectados por el conflicto. En cambio, con el paso de los meses y con una dificultad progresiva para avanzar en la implementación, estas expectativas dieron paso a una situación de frustración y escepticismo. En este contexto territorial, el proyecto financiado por la Comunidad de Madrid supuso un impulso a las energías de construcción de paz, reconciliación y superación de las desigualdades que existen a nivel local y sirvió de puente o de plataforma conectora para vincular las acciones de corto plazo, más centradas en la estabilización y la generación de confianza, con las apuestas de más largo plazo, relacionadas con la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, los Planes Sectoriales del nivel nacional o las diversas disposiciones recogidas en el Acuerdo de Paz. Como mencionaremos a lo largo del documento, un aspecto central de los procesos DEL es que sus estrategias deben responder de manera específica a la realidad territorial, por lo que, antes de detallar la lógica de intervención y sus potenciales impactos, es necesario detenerse en dos dimensiones de análisis que suponen el punto de referencia para la planificación y la inversión.

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2.1 La incidencia y evolución del conflicto armado en la región El Sur del Tolima ha sido escenario de diversas violencias, las cuales se han prolongado ininterrumpidamente durante las últimas cinco décadas. En los años 50 y 60 fueron testigos de la violencia bipartidista, que enfrentó a liberales y conservadores, y a partir de la década de los 70 fueron centro neurálgico de la conformación y la expansión guerrillera. En la vereda de Marquetalia, perteneciente al municipio de Planadas, nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC EP), las cuales operaron en la región a través de al menos tres frentes: Joselo Losada, Héroes de Marquetalia y el Manuelita Sáenz. Desde finales de los años 80 y principios de los 90 llegaron los efectos de las economías ilícitas, caracterizadas principalmente por los cultivos de amapola y, en áreas muy focalizadas, la minería ilegal. Con la llegada del nuevo siglo empezó la cruenta guerra entre paramilitares y fuerzas guerrilleras que multiplicó las situaciones de desplazamiento y generó un sinnúmero de víctimas entre la población civil. Junto con las consecuencias directas del enfrentamiento armado llegó la estigmatización de las comunidades rurales y la permanente retórica que relacionaba a la región con los ciclos y las dinámicas de violencia y narcotráfico. El 20 de Julio del 2015, todavía en el proceso de negociación en La Habana, los frentes guerrilleros que operaban en la zona declararon el fin unilateral de hostilidades para materializarse meses después en el alto al fuego bilateral que antecedió la firma del Acuerdo Final de Paz. Tres años después, las condiciones de seguridad han mejorado considerablemente, aunque se identifican potenciales riesgos en cuanto a aparición de nuevos grupos armados y resurgimiento de las disputas por el control territorial. A pesar de los efectos positivos, las comunidades no perciben el incremento de inversión y apoyo institucional esperado y reclaman una mayor expansión del estado en las áreas rurales que han sido históricamente olvidadas.

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2.2 Las características económicas y productivas de la región El Sur del Tolima se destaca por ser una región rural con una fuerte tradición campesina, cuyas fuentes de ingresos se centran en el sector agropecuario. El producto líder en las comunidades rurales ha sido y sigue siendo el café, el cual ha logrado un amplio reconocimiento internacional, con participaciones y premios en diversos certámenes europeos y estadounidenses. Este es una de las principales fuentes de ingresos de los campesinos, aunque todavía hay importantes retos en términos de tecnificación, control de calidad y generación de valor agregado. Por ejemplo, en el municipio de Planadas (área de intervención del proyecto), de las 18.826 hectáreas dedicadas a cultivos permanentes, aproximadamente un 70% corresponden a cultivos de café. Se estima que unas 7.000 familias viven de estas actividades, de las cuales un 28% se encuentran organizadas a través de unas 30 organizaciones y cooperativas. El resto realizan sus labores de comercialización de manera autónoma, generalmente a través de intermediarios y comercializadoras locales. Adicionalmente, se identifican otros dos renglones económicos que tienen un peso significativo en las comunidades rurales: la ganadería y el cultivo de fríjol. La región cuenta con unas tierras ricas, con gran capacidad de producción, pero la falta de tejido empresarial y de apoyo estatal han limitado las posibilidades de diversificación y modernización. La llegada del proceso de paz ha generado una mayor estabilidad, pero ha venido acompañada de una escasez de mano de obra, ya que parece que otros sectores, como la minería, están desplazando los trabajadores no cualificados que en otras épocas apoyaban todo el proceso de cuidado, recogida y postcosecha. Aunque algunos de los índices departamentales de competitividad son prometedores, hay una serie de limitantes estructurales que parece necesario abordar en los próximos años. Entre ellos, destacan: innovación y sofisticación, formalización, adecuación oferta-demanda o relacionamiento academia, estado y empresa.

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LOS APORTES DEL DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL A LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ CON ENFOQUE TERRITORIAL El proyecto ha supuesto una oportunidad para capitalizar y generar sinergias entre dos ámbitos del conocimiento: el recorrido internacional de AESCO y la experiencia en el terreno de la RED ADELCO. Adicionalmente, toda la intervención se alinea con los principios rectores establecidos por la Comunidad de Madrid, los cuales están centrados en la reivindicación de las poblaciones locales como sujetos de derechos y en la reducción de las desigualdades históricas que han enfrentado, especialmente aquellas que afectan a las mujeres y las comunidades victimizadas. Este marco de trabajo, totalmente coherente con los compromisos establecidos en el Acuerdo de Paz en lo que se refiere a la Reforma Rural Integral y el proceso de reincorporación de los excombatientes, representan el horizonte estratégico del proyecto.

En Colombia, el conflicto armado y las consecuencias socioeconómicas de este se expresan de manera diversa y heterogénea. Por ello, las visiones de construcción de paz van estrechamente ligadas a la idea de territorialidad, es decir, que tienen relaciones de interdependencia con otras variables como: la identidad y la cultura de las poblaciones locales, los potenciales endógenos y las alternativas de desarrollo, la capacidad institucional y las dinámicas político-administrativas, el tejido organizativo y empresarial, el comportamiento y la distribución de las economías ilícitas y los actores armados ilegales, entre otros. El Acuerdo Final de Paz incorpora este concepto bajo la idea de la paz territorial, que reconoce que las estrategias de desarrollo, articulación y reconciliación que se generen en el marco del posacuerdo deben ser estructuradas e impulsadas con una participación activa y protagónica de los actores locales (tanto públicos como privados). 7


Esta mirada, que es asumida durante todas las etapas del diseño y la ejecución, supone una innovación muy relevante en el campo de la gestión y resolución de conflictos y representa un activo de conocimiento muy valioso para otras regiones y contextos. Asimismo, el hecho de que sea un elemento diferencial del proceso de paz en Colombia, provoca que no cuente con un desarrollo metodológico sólido y que la forma de implementación no quede claramente estipulada ni el texto del Acuerdo Final ni en el Plan Marco de Implementación que lo operativiza. En este sentido, desde el año 2017 la RED ADELCO viene desarrollando y probando en campo un conjunto de estrategias y herramientas, con el objetivo de fortalecer, desde el ejercicio práctico, la relación entre los enfoques de construcción de paz y los procesos agenciamiento y desarrollo territorial. La intervención en Planadas ha representado una oportunidad estratégica para poner en marcha gran parte de estos planteamientos en el Sur del Tolima y para acelerar esa curva de aprendizaje y co-creación que se desarrolla desde lo local. En primer lugar, es importante destacar cuatro aspectos transversales, que definen la lógica de trabajo del proyecto y que pueden suponer un valor agregado en términos de impacto:

Trascender la lógica de proyecto y construir una dinámica de proceso.

Los ejercicios de transformación socioeconómica y reconciliación se estructuran en un marco temporal de largo plazo y, por esta razón, es importante avanzar en tres dimensiones claves: (i) La búsqueda de acuerdos y consensos de mínimos; (ii) La definición progresiva de una visión compartida que, sobre las apuestas de desarrollo de la subregión, y; (iii) La construcción colectiva de una agenda integradora y articuladora.

Fomentar de manera transversal un carácter participativo e inclusivo durante la intervención. Desde el enfoque DEL, la sostenibilidad depende en gran medida de los mecanismos de gobernanza que se generen y del rol y de la participación de los diversos actores en este. Esto no se limita a garantizar la presencia a los actores locales en la planificación, sino que exige darles voz y potestad en la toma de decisiones y, sobre todo, generar relaciones de corresponsabilidad que les permitan cualificar su participación.

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Priorizar el aprendizaje práctico sobre la transferencia teórica y valorizar el intercambio horizontal de conocimiento. El componente de formación magistral ha demostrado ser poco efectivo, por lo que el proyecto prioriza las siguientes acciones: (i) Trabajar bajo el enfoque de aprender – haciendo y generar metodologías para ponerlo en práctica; (ii) Promover el diálogo entre pares y la capacitación basada en experiencias, y; (iii) Entender que la innovación es también aprender y adaptar desarrollos de otros contextos y actores.

La intersectorialidad, el trabajo multinivel y la cooperación público-privada como eje de articulación. Los procesos de desarrollo territorial son, en gran medida, movimientos de cambio sociopolítico que tienen la capacidad de movilizar y aunar esfuerzos y energías locales en torno a unos objetivos comunes. Eso no puede ser tarea del sector público, de los empresarios o de la sociedad civil organizada por separado, sino que involucra, como condición sine qua non, esquemas de coordinación y trabajo conjunto.

En términos generales, uno de los grandes aprendizajes que se derivan de la experiencia colombiana e internacional es que para promover un proceso DEL no hay recetas estandarizadas, sino que las estrategias deben crearse ad hoc y generarse bajo una lógica de abajo a arriba, es decir, que emergen de la voluntad y los esfuerzos de la base ciudadana e institucional. Esto requiere un esquema de escucha, decisión e intervención que sea sensible a las realidades, necesidades y capacidades territoriales. Estos elementos adquieren mayor relevancia en las regiones fuertemente afectadas por la violencia, donde hay grandes dificultades para el diálogo y donde hay sectores que han estado tradicionalmente enfrentados. Es en este marco donde el enfoque de Desarrollo Económico Local puede convertirse en una plataforma idónea para combinar inclusión social y reducción de las conflictividades. El siguiente esquema visibiliza el flujograma general de articulación e inversión del proyecto:

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Formulación y diseño participativo

El proceso se desarrolla con el apoyo de FUDESCO, como socio local con presencia y reconocimiento en el territorio, y se basa en las iniciativas endógenas que los diferentes actores locales vienen impulsando

1ra Etapa. Generación de confianza, fortalecimiento del tejido social y análisis contextual

PREINVERSIÓN: Planificación y presupuestación participativa ASOCIATIVIDAD: Grupos autogestionados de ahorro y crédito ARRAIGO Y PERTENENCIA: Producción alimentaria y autoabastecimiento

2da Etapa. Puesta en marcha de las iniciativas DEL y transferencia del conocimiento

INVERSIÓN MATERIAL: Bajo proceso de diálogo y concertación EXPERTOS TEMÁTICOS: Acercamiento a mercados y cadenas de valor INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS: Diálogo entre pares regionales

3ra Etapa. Capital territorial para la inclusión, la reconciliación y la sostenibilidad

FORTALECIMIENTO ORGANIZACIONAL Planes de negocio y plataformas de cambio. AGENDA PROSPECTIVA DEL: Construyendo visión compartida y proyección subregional. ARTICULACIÓN INTERSECTORIAL: Búsqueda de acuerdos y complementariedades.

Aunque la sistematización establece diversas etapas, es necesario mencionar que en la práctica todas ellas tienen relaciones de interdependencia, solapamiento y complementariedad. Muchas de las acciones se desarrollan de forma simultánea y están interconectadas, aunque en términos de difusión del conocimiento vale la pena separarlas y abordarlas individualmente. Por último, cabe mencionar que el proyecto tiene en cuenta las experiencias de posconflicto vividas en otros contextos internacionales, como por ejemplo El Salvador, donde hay evidencias empíricas de que los procesos DEL han sido una plataforma efectiva para implementar los Acuerdos de Paz y para generar condiciones de diálogo y convivencia pacífica en las comunidades más afectadas por la guerra. La idea fuerza que está detrás de todo el proceso es que las iniciativas productivas y los proyectos de desarrollo económico generan espacios muy interesantes de diálogo y concertación que, más allá de generar ingresos y empleo, contribuyen directamente al acercamiento de posturas, a la construcción de acuerdos de mínimos y a la reconciliación entre los actores históricamente enfrentados. El principal propósito es generar condiciones habilitantes a nivel local para definir e impulsar colectivamente un proyecto viable y sostenible de transformación socioeconómica y gobernanza democrática.

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PRIMERA DIMENSIÓN

GENERACIÓN DE CONFIANZA, FORTALECIMIENTO DEL TEJIDO SOCIAL Y ANÁLISIS CONTEXTUAL

Como ya hemos mencionado a lo largo de la introducción, las comunidades de intervención del proyecto han sido fuertemente golpeadas por las espirales de la violencia y el conflicto armado. Esto hace que las dinámicas al interior de ellas tengan unas características específicas y que se presenten dificultades añadidas para anclar y dar sostenibilidad a algunas de las iniciativas que se plantean. En términos generales, se deben tener en cuenta los siguientes elementos:

Existe un alto grado de polarización y escepticismo frente a la implementación del Acuerdo de Paz. Mientras que las comunidades acogieron con expectativa e interés la dejación de armas y los primeros programas del posconflicto, la lentitud de las inversiones y la disputa política generaron un clima negativo a nivel territorial. Las poblaciones locales expresaban grandes dudas sobre el cumplimiento de los compromisos y sobre los beneficios reales que estos acarrearían en su vida cotidiana y en calidad de vida.

Hay altos niveles de desconfianza frente a la capacidad y el rol del estado y una deslegitimación de la acción institucional. En un territorio donde el control territorial ha estado en manos de la insurgencia y donde ha habido una falta de inversión pública prolongada, la relación con el estado es conflictiva. Las comunidades dudan de su efectividad, evitan la participación y la relacionan con procesos clientelistas y electorales.

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La violencia generó un gran deterioro del tejido social organizativo y empresarial y la articulación público-privada es muy débil. La falta de participación se expresó también a nivel asociativo y el emprendimiento y la formalización se mantienen a niveles muy bajos. Esto ha generado grandes dificultades para avanzar en procesos de encadenamiento y para convertir las unidades productivas rurales en empresas rentables y con capacidad de crecimiento. Es necesario mencionar que hay problemas estructurales como la ausencia de vías terciarias o la dispersión geográfica, que inciden muy negativamente en este sentido.

La economía rural requiere un proceso de tecnificación y modernización profundo, que va desde el acceso a servicios financieros hasta la inclusión de nuevas tecnologías. Las asociaciones de productores y los diversos eslabones de las cadenas productivas no han podido acceder a servicios adecuados de desarrollo empresarial, formación especializada y extensionismo tecnológico. Esto genera graves problemas en términos de competitividad y sostenibilidad de los negocios y limita significativamente las capacidades de crecimiento de muchos de los sectores prominentes y de los potenciales endógenos de la región.

La implementación del ETCR, donde los excombatientes desarrollan su proceso de reincorporación, no fue consultado con las comunidades y eso ha generado problemáticas adicionales. Inicialmente se pensó que la creación del espacio de dejación de armas traería impactos positivos a las comunidades, pero, en el largo plazo, ha llegado incluso a profundizar ciertos recelos, ya que muchos consideran que los apoyos se han centrado en los exguerrilleros y no han irradiado a las comunidades de los alrededores, quienes también han sido sufrido en primera persona, y en condición de víctima, los impactos del conflicto. Esto genera un clima complejo para las iniciativas de verdad, reparación y reconciliación. El proyecto se desarrolla en este contexto y, para ello, prioriza una serie de acciones que, más allá de generar condiciones para el desarrollo económico permiten abordar algunas de estas problemáticas y contribuir a lo que se conoce como construcción de paz con enfoque territorial. A continuación, destacamos las 4 acciones claves de esta dimensión y sus principales resultados:

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4.1 La planificación participativa y el establecimiento de acuerdos de corresponsabilidad Uno de los primeros ejercicios, una vez se aprobó la subvención y se pudo contratar al equipo de campo, fue consensuar con cada uno de los colectivos involucrados cual iba a ser el cronograma de trabajo y las inversiones priorizadas. Esto, que puede parecer una actividad convencional y un mero procedimiento que surtir, adquiere especial importancia en este contexto y supone un factor diferencial frente a otras iniciativas. El objetivo es implementar el principio de participación e inclusión desde la práctica, demostrando que no es una simple retórica en la formulación del proyecto, sino que se materializa en acciones y espacios concretos. Este hecho no pasa desapercibido entre los participantes y eso motiva un mayor involucramiento y apropiación. El proyecto lo ha expresado a tres niveles:

Revisando permanentemente la pertinencia de la intervención y actualizando la realidad contextual. La participación de las comunidades ha permitido contrastar con ellas la vigencia de algunas de las acciones planteadas en el proyecto, adaptarlas al contexto territorial (dinámico y cambiante) y reorientar estratégicamente algunos de los apoyos.

Elaborando participativamente los presupuestos y dándoles voz y voto en la toma de decisiones. Los espacios promovidos no se limitan a dar asiento y participación a las comunidades, sino que les otorgan capacidad de decisión. Esto no quiere decir que tengan control sobre los presupuestos, pero si asumen competencias para decidir sobre los procesos de compra, la priorización de inversiones y la definición de proveedores.

Delegando responsabilidades en los beneficiarios para implementar o complementar los proyects. A lo largo de la ejecución surgen problemáticas y dificultades y el proyecto reconoce las capacidades de las comunidades para gestionar o dar solución a algunas de ellas. En algunos casos, se trata de solucionar aspectos más operativos o logísticos mientras que, en otros, se trata de buscar otros apoyos, recursos o alianzas.

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En un contexto de construcción de paz y de deslegitimación de lo público, el enfoque participativo se posiciona no solo como un principio de actuación sino como un componente clave en términos de formación y restablecimiento del diálogo. Los resultados del proyecto evidencia que, si este enfoque permea toda la intervención, las comunidades asumen un rol más activo durante la ejecución y pasan de ser simples beneficiarios a parte determinante en la toma de decisiones y la búsqueda de soluciones conjuntas. Esto permite la emergencia de nuevos liderazgos, la creación de ciudadanía y el fortalecimiento de la confianza en la institucionalidad.

4.2 Los Grupos Autogestionados de Ahorro y Crédito (GAAC) En segundo lugar, una de las principales bases de trabajo han sido los GAAC, los cuales se orientan principalmente a dos objetivos. Por un lado, brindar educación financiera práctica y contribuir al fortalecimiento de las organizaciones de base y de las economías familiares, acercando servicios financieros pertinentes y brindando nuevos conocimientos en términos de ahorro, crédito y conformación de fondos de emergencia. Por otro lado, generar nuevas redes de apoyo mutuo y solidaridad a nivel comunitario, movilizando recursos propios y promoviendo nuevas formas de articulación y relacionamiento. En estos grupos las mujeres suelen tener un rol protagónico, por lo que también se evidencian impactos en términos de empoderamiento económico y reconfiguración de los roles en el núcleo familiar. En el marco del proyecto, se constituyeron 7 GAAC, integrados por 95 personas, de los cuales más de un 70% son mujeres. Estos grupos se crearon tanto en las comunidades aledañas como dentro del propio ETCR y han representado una oportunidad de encuentro muy valiosa para compartir problemas, aunar esfuerzos y empezar a definir proyectos colectivos de medio y largo plazo.

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La pandemia ha afectado sensiblemente la dinámica de reuniones de los GAAC, los cuales venían trabajando quincenalmente y con un ciclo de al menos 9 meses, pero se ha podido mantener el contacto con ellos de manera virtual y se ha garantizado el acompañamiento y la asesoría. Aunque la cobertura geográfica de los GAAC ha sido limitada, por el tiempo y los recursos del proyecto, sientan un precedente en el territorio y demuestran que haciendo uso de metodologías sencillas y, sobre la base del trabajo y la articulación comunitaria, se pueden impulsar procesos de autogestión con gran capacidad para la reconciliación, el desarrollo empresarial y la solución de problemas locales.

Más allá de una estrategia de inclusión financiera y de fortalecimiento asociativo, los Grupos de Ahorro y Crédito representan una plataforma para reconstruir, desde la práctica, los procesos de diálogo comunitario, el capital social y las relaciones de confianza. De nuevo, lo económico se convierte en una excusa, pero el grupo acaba convirtiéndose en una red de apoyo que permite resolver problemas de manera colectiva, ayudarse en los momentos de dificultad y co-crear nuevas ideas de negocio y emprendimiento. La estrategia, especialmente relevante en las comunidades fuertemente afectadas por la violencia, tiene un gran potencial transformador en términos de protección social, autogestión y movilización de energías locales.

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4.3 Iniciativas de producción de alimentos y autoabastecimiento La mejora de las condiciones de vida no tiene que ver exclusivamente con la generación de ingresos, sino que incorpora otras variables, tan importantes como esta, más relacionada con el arraigo comunitario y la pertenencia al territorio. En esta dimensión, el tema de Seguridad Alimentaria emerge como un aspecto muy relevante y que ha sido identificado por las comunidades excombatientes como un elemento prioritario para su permanencia en los ETCR. Hay que tener en cuenta tres factores. En primer lugar, que tras la firma del Acuerdo de Paz el Gobierno de Colombia se comprometió a garantizar la alimentación a las personas en proceso de reincorporación pero que dicha etapa ya llegó a su fin. En segundo lugar, que la gran mayoría de los exintegrantes de las FARC EP provienen de comunidades rurales y, por lo tanto, su tradición es campesina y relacionada con el trabajo a la tierra. Por último, que el proceso de reincorporación combina dos miradas complementarias, pero a veces complejas, que son la dimensión colectiva y el proyecto individual o familiar. Por esta razón, el proyecto identificó que una estrategia de producción de alimentos dentro del ETCR podría tener impactos muy positivos y que estos se darían a diferentes niveles: (i) Implementando actividades que corresponden con la identidad y los intereses de la población en proceso de reincorporación y que les permiten fortalecer sus relaciones con el territorio; (ii) Promoviendo el autoabastecimiento y reduciendo significativamente los costos mensuales en compra de comida, lo que a su vez fortalecer las economías familiares y enriquece su variedad dietaria, y; (iii) Estableciendo las bases de lo que más adelante puede ser un negocio de carácter colectivo, que permita la venta de los excedentes en el mercado local y que abra nuevos espacios de interacción con las comunidades vecinas. Adicionalmente, este componente permitió avanzar un proceso de articulación con la Alcaldía de Planadas, cuya administración se encuentra comprometida con el Acuerdo de Paz, y generar nuevos canales de comunicación y relacionamiento entre comunidad excombatiente y gobierno subnacional. Esto es un aspecto de vital importancia, ya que es un elemento constituyente en la vuelta a la vida civil y un aspecto clave en términos de sostenibilidad, ya que finalmente serán las alcaldías y las gobernaciones las que tomen el relevo en el proceso de reincorporación política y reconciliación.

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En el mes de mayo de 2019 se llegó a un acuerdo con la Oficina de Desarrollo Agropecuario y Ambiental de la Alcaldía Municipal, quienes lideraron el proceso de caracterización. Junto con los participantes, se realizó la concertación de los productos a establecer, teniendo en cuenta los hábitos de consumo de los excombatientes así como las posibilidades de comercio de la zona, y se realizó el presupuesto y el plan de trabajo para el establecimiento de los procesos de siembra y acompañamiento técnico. Actualmente hay 15 huertas caseras familiares y 1 comunitaria, que han recibido formación y asesoría de forma mensual y sobre los siguientes temas: control biológico (reduciendo o eliminado el uso de sustancias químicas), control físico (manejo de plagas) y control cultural (prevención de enfermedades y daños). Muchas de las especies se encuentran en producción y se identifica una dinámica creciente de cuidado y autoconsumo, que puede ir irradiándose y multiplicándose a otras familias en proceso de reincorporación. Las personas que han participado de esta estrategia no solo valoran el acceso a alimentos y la variedad de estos sino también la propia actividad de cultivo y cuidado, como una iniciativa que estrecha las relaciones con el territorio y la identidad local.

Conclusiones y reflexiones 1. Las tres actividades descritas a lo largo de este capítulo tienen un objetivo común; desarrollar estrategias de intervención temprana que permitan establecer relaciones de confianza entre el proyecto y las comunidades beneficiadas. Se trata de demostrar que el proyecto no solo planifica, sino que se centra en implementar, que todas las partes tienen roles y responsabilidades y que pone en el centro las necesidades y capacidades locales.

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2. Un proceso DEL depende de las dinámicas de gobernanza a nivel local y territorial. El proyecto debe predicar con el ejemplo y ser un referente claro de que hay otras formas de participación y decisión. Esta postura valoriza 3 elementos claves: la importancia de los participantes y su conocimiento, la participación requiere de influencia en la toma de decisiones y la gobernanza exige relaciones más horizontales y de corresponsabilidad. 3. Aunque el proyecto se centre en lo económico, no todo es una cuestión de ingresos. Hay variables relacionadas determinantes: cultura local, identidad y sentido de pertenencia.


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SEGUNDA DIMENSIÓN

PUESTA EN MARCHA DE LAS INICIATIVAS DEL Y TRANSFERENCIA DEL CONOCIMIENTO No podemos negar que el centro neurálgico de un proceso de Desarrollo Económico Local se encuentra en la puesta en marcha de las unidades de negocio, en el fortalecimiento de las dinámicas empresariales y en el cierre de brechas entre comunidades y mercados. Pero estos aspectos no pueden ser abordado de manera aislada, ya que están sumergidos en una red de interacciones interinstitucionales más amplia que, bajo una mirada sistémica, se conoce como el nivel meso de la competitividad. Siendo conscientes de las limitaciones que existen en la subregión, pero con el objetivo de iniciar un proceso de largo alcance, el proyecto ha intentado integrar tres miradas que se consideran fundamentales: la asociatividad comunitaria, el enfoque de cadena de valor y la articulación público-privada. Hay algunos

Hay que lograr un equilibrio entre las propuestas ágiles de reactivación económica y los análisis más técnicos que tienen en cuenta la lógica de negocios y de mercado. Muchas veces los proyectos, en su afán por alinearse con las necesidades de las comunidades, caen en un enfoque productivista, otorgando financiación a iniciativas locales que quizás no cuentan con condiciones suficientes para ser rentables y sostenibles. El enfoque DEL tiene en cuenta la vocación y los intereses comunitarios, pero integra criterios rigurosos de análisis que permitan determinar si hay márgenes realistas y suficientes de competitividad.

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Los modelos de negocios deben ir acompañados de una estructura organizacional que los soporte, sea de la naturaleza que sea, pero que funcione con parámetros empresariales.

Los territorios afectados por conflictos tienen, generalmente, un tejido empresarial muy débil y es más común encontrar esquemas de economía social y solidaria más centrados en asociaciones de productores o, en su caso, cooperativas. En cualquier caso, las inversiones deben ir acompañadas de un conjunto de herramientas, procedimientos y dinámicas que garanticen una debida gestión administrativa, financiera y comercial. Esto es un aspecto de importancia crucial, pocas veces abordado desde los proyectos, y que tiene gran importancia en términos de sostenibilidad y crecimiento en el medio y largo plazo.

Hay un desconocimiento generalizado del mercado formal, de las exigencias de los clientes y de las dificultades existentes de acceder a estos. En algunos casos, sobre todo en aquellos territorios que han permanecido más aislados, las comunidades productoras o las organizaciones de base tienen una idea desvirtuada de cómo mejorar sus canales de comercialización y sus precios de venta. A veces se piensa que es por falta de inversión (equipos para transformación, maquinaria para transporte, entre otros), de presentación (marcas propias, empaques diferenciados, etc) o por los mecanismos de intermediación. Aunque estos factores también intervienen con mucha frecuencia, generalmente no son suficientes y hay otros aspectos más relacionados con la tecnificación de los procesos, el control de calidad o los volúmenes y formas de comercialización. Por ello, es necesario aclarar las brechas existentes y aproximarse a una visión más realista de la demanda y sus requerimientos. Los valores agregados sociales de este tipo de proyectos (comercio justo, inclusión de víctimas, reincorporación, etc) pueden generar valor añadido siempre y cuando se cumpla con los estándares del mercado y no viceversa.

Hay poca integración a nivel de cadena y a nivel intersectorial (territorial), por lo que es común encontrar una visión individualista frente a las unidades de negocio. Esto también responde a las propias dinámicas que se han dado en el territorio a causa de los ciclos de violencia y la falta de presencia institucional. En ese sentido, el proceso DEL, que incorpora procesos amplios, plurales y participativos de planificación, supone una contribución importante en este sentido. Por un lado, fomenta la interacción entre actores de un mismo sector, lo que puede dar lugar a encadenamientos, agendas conjuntas, etc. Por otro lado, compatibiliza la mirada sectorial con una visión subregional, que trasciende sus intereses particulares. La triada agenda, espacio y actores constituye la base del proceso territorial.

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La formación vertical, de expertos a comunidades productoras, no parece tener tanta capacidad transformadora como el diálogo entre pares y el intercambio horizontal de conocimiento.

Las poblaciones locales, incluyendo a los excombatientes en proceso de reincorporación, manifiestan una sobrecarga de talleres y capacitaciones, aunque reconocen que es necesario fortalecer sus conocimientos técnicos y de gestión. En esa línea el proyecto toma dos medidas. En primer lugar, pasar de la formación teórica a las metodologías prácticas y el acompañamiento en campo. En segundo lugar, identificar experiencias regionales relevantes de las que se puedan adaptar o replicar aprendizajes.

La segunda etapa involucra gran parte de la inversión del proyecto ya que se centra en la puesta en marcha de los modelos de negocio que vertebrarán el trabajo con las comunidades. El eje de trabajo son las asociaciones de productores, como plataformas de integración y articulación comunitaria, que se convierten en una unidad de intervención estratégica y que luego se incorporarán progresivamente a un proceso territorial más amplio. Destacamos tres acciones:

5.1 Implementación de las unidades productivas bajo criterios de inclusión y sostenibilidad Aunque el proyecto se formula sobre las demandas y los intereses de las comunidades, toda la fase de inversión parte de un proceso de análisis técnico para confirmar la viabilidad de las iniciativas y sus condiciones para el acceso a mercados. El enfoque DEL incorpora tres criterios fundamentales. Por un lado, que sean socialmente incluyentes, es decir, que tengan la capacidad de generar fuentes de ingresos y empleo que involucren a las poblaciones vulnerables. Por otro lado, que sea ambientalmente sostenibles y que incorporen medidas para la reducción de la huella ecológica y el uso de recursos naturales. Por último, que cumplan con la normatividad existente y que cumplan con los estándares de calidad para acceder a mercados formales. En esta etapa la intervención tiene un enfoque más poblacional, trabajando de manera personalizada con cada una de las organizaciones. Los resultados se centran en tres ámbitos:

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En primer lugar, la inversión de mayor profundidad y alcance fue la puesta en marcha del proyecto piscícola. Esto se hizo a través de una organización de base liderada por mujeres excombatientes, llamada ASOMAPROSO. El ejercicio inicia en Marzo 2019, contratando un experto que diseñó la unidad productiva, de acuerdo con las condiciones medioambientales y los recursos disponibles. Consecuentemente, se seleccionó una infraestructura basada en geomembranas, lo que reduce considerablemente el impacto ambiental, y se construyeron 5 estanques de 9 metros de diámetro con una capacidad de siembra de 19.000 peces. Paralelamente, se inicia un ejercicio de articulación que permitió aunar los recursos técnicos de Ayuntamiento de Madrid con unas inversiones complementarias por parte del Ministerio de Agricultura y de la Alcaldía municipal. A día de hoy, se han logrado cuatro procesos de siembra y se han empezado a visualizar los primeros resultados en términos de autoabastecimiento e ingresos. Aunque la pandemia ha impactado considerablemente en los ejercicios de acompañamiento y asistencia técnica, ya se han logrado materializar ejercicios comerciales para las dos primeras siembras, con unas ventas de $ 3.300.000 y $ 6.250.000 respectivamente. Se están consolidando tres canales de venta: (I) Se realizó un acuerdo de venta de 500 kilogramos con el proveedor de alimentos del ETCR, contratado por Agencia para la Reincorporación y la Normalización; (II) Se ha iniciado la integración con los mercados locales, desarrollando ventas a las comunidades aledañas, con un volumen de más de 200 kilos; (III) Se ha apoyado la aproximación a nuevos mercados y potenciales clientes, realizando acercamientos con el Ejército Nacional, la Misión de Verificación de las NNUU y las entidades En segundo lugar, se ha promovido la inclusión socioeconómica de las mujeres a nivel local, priorizando la población víctima, a través de la puesta en marcha de unidades de negocio que fortalezcan su capacidad de generar ingresos. El proceso se ha focalizado en una organización local, llamada ASOPROSAM, y que agrupa a mujeres víctimas de la vereda de San Miguel. Durante la identificación del proyecto, FUDESCO identificó el potencial que existía para poner en marcha un negocio de panadería, el cual contaba con a voluntad de las asociadas, el mercado y la demanda disponible y el potencial de crecimiento en el medio y largo plazo. El proceso de fortalecimiento se ha desarrollado en tres frentes. Por un lado, se ha fortalecido administrativa y financieramente a la organización, la cual existía como figura jurídica pero no contaba con capacidad operativa y de gestión. Para ello, se planteó todo un cronograma de formación y acompañamiento en las siguientes temáticas: elaboración de balances contables, cumplimiento de compromisos fiscales, manejos administrativo y financiero, análisis de mercado, dirección estratégica, gestión de proyectos productivos, entre otros. Esto ha permitido dar vida a la organización y

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generar una estructura de roles, responsabilidades y procedimientos para su funcionamiento. Por otro lado, se ha capitalizado la unidad de negocio a través de la entrega de maquinaria, equipos e insumos para su puesta en marcha. Esto ha sido una inversión directa por parte del proyecto y un aporte fundamental para volver realidad el emprendimiento. Actualmente se desarrolla en un local propio, aunque a futuro se proyecta el montaje de una cafetería en un lote en el que ha invertido colectivamente la organización. En tercer lugar, se han realizado inversiones para hacer más inclusiva y competitiva la cadena de cafés especiales a través del fortalecimiento técnico y metodológico en equipos y en infraestructura. El ejercicio se desarrolla a través de la organización ASOPEP, que es un referente en la región y una plataforma muy importante para la generación de ingresos y empleo entre los productores locales. Por un lado, se realiza la compra de una tostadora de laboratorio, equipo especializado que permite realizar testeos y pruebas de tostado con una pequeña cantidad de café. Esto representa un aporte estratégico para el control de calidad, la mejora del producto y el acceso a mercados especializados, que beneficia a sus más de 200 asociados y que aumenta la creación de empleo por parte de la asociación. Esta inversión tiene un claro enfoque de trabajo hacia los jóvenes, entendiendo que el desarrollo rural requiere de un proceso de relevo generacional que esté muy relacionado con la incorporación de nuevas tecnologías, con la innovación y con la tecnificación de los procesos productivos, logísticos y comerciales. Las nuevas generaciones, que muchas veces no encuentran proyectos de vida en el sector agropecuario, pueden ser líderes de cambio en estos ámbitos con un potencial inmenso en términos de crecimiento y transformación.

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Las inversiones, bajo el enfoque DEL, no se entienden como iniciativas aisladas sino como apuestas locales que se mueven e interrelacionan dentro de un ecosistema territorial. Esto permite incorporar, desde la fase de diseño, una mirada de cadena de valor y una serie de propuestas ad hoc para la articulación comunitaria e institucional en torno a ellas.

5.2 Formación especializada y acercamiento entre expertos temáticos y organizaciones de base La compra de maquinaria no es suficiente para poder poner en marcha las unidades productivas y para garantizar que los equipos no queden subutilizados. En ese sentido, y poniendo en práctica el principio de formación práctica y horizontal, cada una de las unidades productivas contó con un proceso de acompañamiento diseñado a medida de sus capacidades y necesidades. La selección de contenidos se realiza sobre la base de cuatro elementos claves: (i) Que responda al plan de fortalecimiento establecido para la organización; (ii) Que permita cerrar brechas entre unidad productiva y requerimientos del mercado; (iii) Que esté alineado con los intereses y expectativas de los participantes, y; (iii) Que contribuya a la creación de nuevos liderazgos y a la gestión democrática de la organización. Bajo estos principios, el proyecto desarrolló el siguiente currículo formativo, cada uno con una modalidad específica de trabajo.

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ASOMAPROSO. La iniciativa piscícola requiere de un manejo técnico complejo y sofisticado, por lo que el proyecto optó por contratar una persona que fuese a vivir al ETCR, con el objetivo convivir a diario con las mujeres que liderar la unidad productiva y demostrarles cómo enfrentar los diversos problemas que se dan en el proceso de producción, alimentación y cuidado de los alevines. Este método ha sido muy efectivo ya que ha permitido generar relaciones de confianza que van mucho más allá de la formación técnica y ha servido para combinar asesoría especializada, fortalecimiento empresarial y diseño del plan de sostenibilidad y crecimiento. La persona responsable, oriunda de la propia región, ha ido capacitándolas desde la cotidianeidad y se han ido definiendo diferentes roles y responsabilidades al interior de las excombatientes para gestionar las tareas productivas, los procesos comerciales y los requerimientos administrativos y financieros.

ASOPROSAM. Se ha promovido que las mujeres participantes adquieran conocimientos especializados y actualizados sobre panadería y repostería, con el objetivo de diversificar la oferta y mejorar la calidad, presentación y elaboración de los productos existentes. Con recursos del proyecto se ha financiado un proceso de formación entre pares, liderado por un panadero de la propia localidad, quien cuenta con una amplia experiencia el desarrollo de su oficio y ha podido transferir sus conocimientos y recomendaciones. Adicionalmente, se trabaja para que el SENA (entidad pública) brinde un currículo formativo completo, lo cual se desarrollará cuando se retomen las labores de campo tras las restricciones generadas por la pandemia.

ASOPEP. La organización ya cuenta con capacidad muy sólidas, por lo que como contrapartida por la inversión realizada desde el proyecto y con el objetivo de generar empleo a nivel local, ASOPEP desarrolló un proceso de formación especializada que vinculó a un grupo de 15 personas, integrado por excombatientes, víctimas y personas comunidades aledañas al ETCR. Los contenidos se centraron en: a) Barismo y desarrollo de habilidades sensoriales básicas; b) principios básicos de control y gestión de calidad del café; y c) variables asociadas al proceso de tostión del café. La combinación entre entrega de maquinaria y formación técnica permitirá estrechar las relaciones entre el ETCR, caficultores y asociación generar nuevas sinergias para mejorar la productividad, el valor agregado y las postcosecha de los cultivos.

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Como podemos observar, el factor diferencial del proyecto ha sido que la dimensión formativa no ha sido estandarizada ni responde a currículos educativos ya elaborados. Junto con el proceso de inversión se realizó un profundo análisis de necesidades de cada una de las organizaciones y se consensuó un plan de trabajo que establecía la modalidad de implementación, los contenidos específicos y las responsabilidades de las partes. Esto se alinea con el enfoque participativo y de creación de liderazgos que caracteriza las estrategias DEL.

5.3 El intercambio de experiencias, una oportunidad de diálogo en torno a la paz y la reconciliación Se promovió el intercambio de conocimiento y experiencias con otros procesos regionales de reincorporación, quienes podían compartir buenas prácticas, recomendaciones y asesoría para el fortalecimiento del ejercicio cooperativo y del trabajo con la institucionalidad y las comunidades aledañas. Para ello, se realizaron dos actividades claves, en las que también participaron personas externas al ETCR. Por un lado, se llevó a algunos líderes del ETCR El Oso a un encuentro en la ciudad de Barranquilla, donde pudieron asistir al encuentro internacional “Foro Latinoamericano. Desarrollo Económico Local en regiones frágiles y afectadas por conflictos”. Por otro lado, se organizó una visita al ETCR de Aguabonita, en el Departamento de Caquetá, y que es reconocido como uno de los procesos de reincorporación colectiva más exitosos del país. Este proceso ha permitido avanzar en cuatro direcciones importantes en el proceso territorial: (I) Democratización y fortalecimiento de los liderazgos al interior del ETCR El Oso (II) Generación de nuevas ideas y estrategias para el relacionamiento de los excombatientes con su territorio y con los actores locales (III) Difusión de buenas prácticas de gestión cooperativa y administra-

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ción de las diversas unidades denegocio, bajo un enfoque comunitario (IV) Promoción de nuevas visiones sobre el proceso de reconciliación, valorizando otras dimensiones de trabajo como: recreación y deporte, cultura y e identidad local, trabajo comunitario y diálogo social. Esto ha permitido enriquecer las formas de interacción y encuentro con las poblaciones vecinas en el Sur del Tolima. Durante todo el proceso se estableció un diálogo bilateral entre pares, desde la construcción de la agenda hasta el desarrollo de los talleres, donde los mismos excombatientes y los líderes comunitarios del Caquetá les compartieron sus enseñanzas prácticas y sus recomendaciones y les brindaron algunas capacitaciones puntuales en temas de panadería y piscicultura, inclusión de género y planificación participativa.

El desarrollo de una gira técnica es una experiencia en sí misma. Los beneficios no se concentran únicamente en el desarrollo de las jornadas de trabajo sino también en el diálogo que se establece entre excombatientes y comunidades durante el viaje, el proceso de planificación conjunta y las actividades posteriores de transferencia y multiplicación del conocimiento. Además, ver de primera mano que otra región, de características similares a la suya en cuanto a realidad socioeconómica y exposición al conflicto, ha logrado ese nivel de avance supone un impulso en términos de confianza, motivación y compromiso. El intercambio de experiencias permitió ligar dos dimensiones a veces distantes, el desarrollo económico y la reconciliación.

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Conclusiones y reflexiones 1. El integrar a las comunidades en toda la fase de diseño y planificación de actividades, sean de formación o de otra naturaleza, genera mayor compromiso y motivación. Se identifica que en muchos casos las comunidades no es que estén cansadas de capacitaciones o jornadas de trabajo, sino que son escépticos a los contenidos estandarizados y a la participación como sujetos pasivos. Cuando tienen capacidad de seleccionar contenidos, de definir esquemas de trabajo y de personalizar el proceso, la formación es más pertinente. 2. Las inversiones son una oportunidad para el fortalecimiento organizativo y la formación en gestión de proyectos y administración de recursos. El proyecto trabajó con cada una de las organizaciones en la elaboración del presupuesto, en la definición de los equipos a adquirir, en la selección de proveedores mediante comité de compras, en la coordinación logística y en la consolidación de soportes durante todo el proceso. Esto convierte las inversiones en un ejercicio educativo, que deja capacidad instalada para ejecutar recursos de manera transparente y acceder posteriormente a otras convocatorias y/o fuentes de financiación. 3. El desarrollo económico como un espacio de encuentro que permita iniciar dialogar y acercar posturas sin un ambiente de permanente polarización. Esto no quiere decir que lo económico sea un ámbito despolitizado o que no sea terreno de disputa a nivel territorial, pero si, que las iniciativas productivas se convierten en proyectos y espacios comunes sobre los que excombatientes, comunidades y actores público-privados se articulan de manera más orgánica, con impactos positivos en términos de diálogo, acuerdo y articulación.

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TERCERA DIMENSIÓN

CAPITAL TERRITORIAL PARA LA INCLUSIÓN, LA RECONCILIACIÓN Y LA SOSTENIBILIDAD Uno de los grandes retos, que ya hemos señalado a lo largo del documento, es compatibilizar una mirada de proyecto, centrada en el contrato de subvención y las metas allí establecidas, con una mirada de proceso, que permita catalizar un proceso de transformación de mayor recorrido y alcance. Aunque esta mirada tiene que estar presente durante todo el ejercicio de formulación y ejecución, adquiere especial importancia en una tercera fase, cuyo objetivo es capitalizar las energías movilizadas a través de las unidades de negocio y las acciones de formación y vincularlas a un ecosistema institucional que permita darles continuidad e incluso escalarlas en el medio y largo plazo. Hay cuatro elementos que, en el contexto de la intervención, es importante considerar:

Existen una multiplicidad de instrumentos de planificación e inversión y es necesario coordinarlos en torno a una agenda definida y consensuada colectivamente. Por un lado, la existencia de un plan económico subregional claro permitirá coordinar la llegada de la institucionalidad nacional, generalmente solapa y desarticulada, y enfocarla en las necesidades y los aspectos prioritarios. Por otro lado, permitirá visibilizar que la transformación territorial no es una competencia exclusiva del sector público, visibilizando los potenciales aportes y esfuerzos con sector privado y sociedad civil. En definitiva, compatibilizar la visión sectorial y la mirada territorial y generar esquemas de articulación multinivel en torno a iniciativas de carácter estraté-

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Trascender el enfoque poblacional que ha caracterizado la primera etapa del posconflicto y dar paso a la inversión con enfoque territorial. Aunque el trabajo con los excombatientes ha sido necesario y funcional durante la etapa de estabilización, este no puede extenderse en el tiempo ya que puede ser fuente de nuevas conflictividades. El proceso de reincorporación debe ir confluyendo de manera progresiva en un trabajo conjunto entre comunidades víctima y exintegrantes de las FARC EP y los espacios de reconciliación deben ser ejercicios derivados de la cotidianeidad y el encuentro orgánico más que propuestas externas provenientes de diversos proyectos y entidades.

Cuando hablamos de desarrollo económico territorial en Colombia, es necesario reconocer la pluralidad organizacional que caracteriza el entorno rural. Aunque el tejido empresarial es débil, las poblaciones locales se integran a diversas figuras organizativas (asociaciones, cooperativas, entre otras) que fungen como plataformas efectivas para el desarrollo productivo, la agregación de valor y el acceso a mercados. Los procesos DEL respetan esas formas de organización, aunque señalan la necesidad de avanzar en ejercicios de empresarización que permitan fortalecer los ecosistemas de competitividad a nivel local. No puede haber transformación socioeconómica si esta no viene acompañada de formalización, ahorro, reinversión, capitalización, entre otros.

El proceso de reconciliación es lento, indeterminado y sujeto a la voluntad y a las dinámicas de los actores que protagonizaron el conflicto. Cinco décadas de conflicto armado dejan heridas muy profundas y no se puede esperar que acciones de corto plazo solventen esa situación. Desde el enfoque DEL se propone que las iniciativas de desarrollo económico inclusivo abran oportunidades de encuentro, diálogo y confianza que habiliten paulatinamente los procesos de perdón y trabajo conjunto. En cualquier caso, se evidencia que la polarización es todavía elevada y que las comunidades se encuentran en estados incipientes, por lo que el marco temporal debe ser más amplio.

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Estas ideas señalan también algunos de los retos más importantes que enfrentan las acciones del proyecto en términos de sostenibilidad y que no pueden sustentarse únicamente por la apropiación de las comunidades, sino que requieren de apoyos e inversiones más profundas por parte de la institucionalidad. El aspecto positivo es que las políticas y los instrumentos que rodean al Acuerdo de Paz, como los PDET o la Ruta de Reincorporación, tienen un horizonte de implementación de 10 a 15 años. En ese sentido, el proyecto ha identificado tres áreas claves de trabajo: articulación con las entidades territoriales de la subregión, focalización en cadenas productivas con alto potencial de impacto y fortalecimiento de las complementariedades entre las iniciativas de construcción de paz y las dinámicas de desarrollo económico territorial. Al respecto, podemos destacar tres grandes acciones que caracterizan este eje de trabajo.

6.1 Elaboración de la Agenda Prospectiva DEL como base para la articulación en la escala subregional Este ejercicio, desarrollado sobre metodologías robustas y de probada funcionalidad en otros contextos (PASC y RESCO), ha representado un proceso sistemático y amplio de planificación participativa, cuyo resultado material es la agenda subregional DEL. Podemos destacar tres elementos claves en su desarrollo: (I) Las 3 mesas sectoriales y el espacio territorial que se construyó con el apoyo del proyecto suponen una oportunidad para la articulación público-privada, ya que hay presencia de entidades territoriales y de sectores productivos, y un momento de debate en torno a las apuestas de competitividad del territorio (II) Las cadenas productivas priorizadas (café, cacao, turismo y gestión de residuos) no solo tienen un alto potencial para la generación de empleo y empresa sino que integran cualidades muy importantes para fomentar la inclusión de los sectores vulnerables y la construcción de paz; (III) Una hoja de ruta que facilite la coordinación interinstitucional y el apalancamiento de recursos hacia apuestas productivas con gran potencial de impacto y transformación territorial. La conformación de los grupos motores como un espacio de diálogo que combine la mirada sectorial y la mirada territorial. En este componente el proyecto pasa de una visión municipal a una mirada subregional, incorporando actores de todo el Sur del Tolima (localidades de Planadas, Ataco, Rioblanco y Chaparral). La proyección estratégica propuesta desde la agenda permite complementar otros ejercicios de planificación territorial como los

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los PDET o la agenda de competitividad departamental, tradicionalmente alejadas de los entornos rurales. En términos de resultados, se destacan dos principalmente. Por un lado, la elaboración de la propia agenda se ha convertido en un espacio de encuentro, debate y consenso público - privado, permeando posteriormente la formulación de los Planes Municipales de Desarrollo (especialmente el de Planadas). Por otro lado, el documento, si cuenta con el debido respaldo y apropiación institucional, puede marcar un recorrido de medio y largo plazo en torno a cuatro cadenas productivas que evidencian un gran potencial de transformación socioeconómica en la región.

La Agenda DEL no es un ejercicio paralelo a los instrumentos de planificación y las políticas públicas existentes a nivel local sino un proceso que intenta integrarlas y articularlas. Su construcción combina la identidad colectiva con el análisis técnico y se focaliza en recursos endógenos aprovechables que cumplan con criterios de sostenibilidad ambiental, inclusión social y competitividad. El objetivo es que esta focalización conlleve a la especialización territorial, aunando recursos de diferentes fuentes y niveles de financiación.


6.2 Fortalecimiento de las capacidades organizacionales como plataformas de cambio e inclusión Las organizaciones de base son actores fundamentales a nivel local y espacios idóneos para trabajar la reconstrucción del capital social, el emprendimiento y el trabajo en red. Por ello, el proyecto se ha centrado en el trabajo con ASOPRAMOSO (mujeres excombatientes), ASOPROSAM (mujeres víctimas) y ASOPEP (jóvenes) como ejes estratégicos de inversión. Destacamos dos dimensiones en las que estas figuras organizativas han sido protagonistas. En primer lugar, desde la dimensión económica y de implementación de las unidades de negocio, se ha desarrollado todo un proceso de fortalecimiento empresarial. Esto se ha realizado a través de la contratación de personal especializado y priorizando el acompañamiento en campo. Los contenidos se han desarrollado en función de sus necesidades, es decir, se han basado en un diagnóstico específico y en un plan de fortalecimiento ad hoc, y se han concentrado principalmente en cuatro áreas de trabajo: formalización y actualización (se han legalizado y registrado todos los documentos requeridos por Cámara de Comercio y entidades fiscales), gestión administrativa (se han actualizado balances, estados financieros y otras exigencias contables), administración de la unidad productiva (facturación, protocolos de venta, inventario, entre otros) y proyección financiera (reinversión, distribución de ingresos, costos de producción, servicios de proveeduría, volúmenes de venta, etc). El objetivo general es demostrar cómo funciona una empresa y sensibilizar sobre la importancia de incorporar y respetar estos procedimientos, no como imposiciones burocráticas, sino como condición sine qua non para poder implementar planes de negocio que crezcan y se prolonguen en el tiempo. En segundo lugar, se han fortalecido las competencias blandas de los asociados a través de diversas propuestas de educación para la paz y gestión de las conflictividades. En total se desarrolló un currículo formativo de cinco jornadas, en las que participaron diversos grupos poblacionales. El espacio se convirtió en un lugar de encuentro entre excombatientes, comunidades aledañas, organizaciones de base y líderes sociales. Las temáticas abordadas fueron: (I) Educación para la paz y asociatividad rural; (II) Jóvenes y Desarrollo Económico; (III) Resolución pacífica de conflictos y reflexiones para la educación territorial; (IV) Concertación y construcción de consensos; (V) Gestión comunitaria y territorial.

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Cuando hablamos de capital territorial, nos referimos necesariamente a un ecosistema institucional y organizacional donde las asociaciones de base tienen un papel protagónico. Primero porque aglutinan a la base productiva y, por lo tanto, a las personas con mayores niveles de vulnerabilidad y, segundo, porque representa la primera etapa en términos de empresarización y acceso a mercados formales. Esto las convierte en escala estratégica de intervención y en una unidad de trabajo muy valiosa sobre la que articular la oferta institucional y la inversión pública, ya que cumplen una doble función: tienen gran potencial para la generación de ingresos y la modernización del sector rural y son un lugar de encuentro en el que construir nuevas formas de diálogo y articulación comunitaria.

6.3 Esquemas de articulación intersectorial que faciliten la coordinación y la complementariedad El proceso DEL, más allá de un ejercicio de planificación participativa, pretende convertirse en un proceso de integración que permita unir esfuerzos, recursos y apoyos en torno a apuestas que son prioritarias para el territorio y sus comunidades. El proyecto ha trabajado bajo esta lógica y ha tenido resultados en dos aspectos principalmente: Por un lado, se ha logrado apalancar inversión para el mejoramiento de la infraestructura comunitaria y la red terciaria vial. Este proceso se realizó a través de los proyectos de mantenimiento y mejoramiento de la infraestructura vial del municipio de Planadas y representa una contrapartida muy importante por parte de la entidad territorial, mejorando algunos puntos críticos de la vía terciaria a través de la construcción de placa huella e impactando directamente en las condiciones de conectividad de aproximadamente 800 familias y en el transporte de sus productos agrícolas.

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Esta inversión fue identificada y priorizada por las propias comunidades y supone un ejercicio muy significativo de acercamiento entre institucionalidad y poblaciones locales, que ya evidencian ciertos avances en términos de gobernanza participativa. Por otro lado, las unidades productivas implementadas han permitido complementarse también con otras entidades e iniciativas. El proyecto piscícola no solo ha trabajado en el día a día con la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, sino que también ha permitido coordinar inversiones complementarias con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y con la Alcaldía de Planadas. Estos apoyos han permitido abordar algunos aspectos que quedaban fuera del alcance del proyecto como la inestabilidad energética o la ampliación de los procesos de siembra. En el caso de ASOPROSAM y ASOPEP la articulación se ha expresado en la movilización de recursos propios. En el primer caso, la unidad de panadería se complementa con la compra de un lote por parte de las mujeres con el objetivo de albergar posteriormente una cafetería y, en el segundo, la organización contribuyó con parte del costo de la maquinaria, ya que el precio excedía el presupuesto planteado, lo que evidencia el nivel de apropiación y compromiso para su puesta en práctica.

Podemos decir que la articulación más que una actividad específica del proyecto es una actitud que irradia toda la lógica de intervención. El objetivo último es que estas acciones de articulación que hemos mencionado anteriormente puedan profundizarse y escalarse a través de la agenda subregional, es decir, que esta sirva como instrumento articulador para organizar la oferta institucional que llega a territorio y para coordinar los diversos apoyos e inversiones que se destinan a la dinamización empresarial y la inclusión socioeconómica. Los resultados del proyecto evidencian que esto es posible pero que hace falta una instancia coordinadora, ya sea un comité DEL, un esquema de agenciamiento o un actor local que apropie y lidera la agenda.

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Conclusiones y reflexiones 1. El enfoque DEL habla de la articulación público-privada y social, pero es necesario entender que dichos actores tienen intereses diversos. En ese sentido, la propuesta de articulación debe ser capaz de adaptarse diferencialmente a estas agendas. Por el lado gubernamental, tener en cuenta los planes de desarrollo y los planes sectoriales que las diversas instituciones elaboran. Por el lado del empresariado, tener en cuenta sus intereses comerciales y las limitaciones que enfrentan en términos de competitividad. Por el lado comunitario, conocer cuáles son sus demandas ciudadanas y las problemáticas que priorizan. Estos aspectos son los que ayudarán a movilizar esfuerzos y recursos sobre temas e intereses que son comunes. 2. La articulación es un trabajo invisible, a la que no se le asigna presupuesto, pero que tiene una incidencia muy significativa en términos de impacto y sostenibilidad. Hay que considerar que la coordinación interinstitucional conlleva importantes recursos, técnicos y financieros, y que ese trabajo debe ser visibilizado y valorado adecuadamente. Esto afecta tanto el diseño de los proyectos como el impulso cotidiano a los procesos de desarrollo territorial. 3. En la escala territorial, las gobernaciones y las alcaldías ostentan importantes competencias para el desarrollo económico y empresarial, pero tienen muchas limitaciones financieras y humanas, sobre todo en las subregiones más afectadas por el conflicto armado. Esta debilidad institucional hace que el proceso de posconflicto no pueda recaer exclusivamente sobre ellas y que el enfoque multinivel y de articulación intersectorial sea más necesario todavía. El proyecto ha afianzado algunas buenas prácticas con potencial de escalamiento.

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LÍDERES DE CAMBIO

Las iniciativas DEL se traducen, en última instancia, en transformaciones específicas en la vida de las personas, en sus condiciones de vida y su cotidianeidad. Con el objetivo de complementar el enfoque técnico de la sistematización, destacamos los testimonios de tres participantes del proyecto, quienes nos comparten su percepción y sus vivencias frente a los cambios originados.

Martha Quimbayo Representante Legal de la Asociación ASOPROSAM El proyecto nos brindó una oportunidad muy importante para nosotras ya que llevábamos mucho tiempo buscando apoyos para trabajar de manera asociativa pero nunca habíamos llegado a materializar nuestra idea de negocio. La puesta en marcha de la panadería no solo es un impulso al trabajo de las mujeres sino también para la vereda San Miguel y las familias que aquí habitamos. Si tenemos que destacar un resultado, es el habernos dado esperanza de que es posible trabajar colectivamente y que siendo persistentes podremos lograr nuestros objetivos. Se nota que la motivación ha aumentado y que hay cada vez más disposición y compromiso por parte de las integrantes. Ahora nuestro objetivo es crecer, seguir formándonos, complementar la panadería con un negocio de cafetería y no solo vender a los habitantes locales sino también convertirnos en proveedores de otras instituciones, como el Instituto de Bienestar Familiar, que reparte comida y alimentación a diversas escuelas y entidades del municipio. Valoramos esta oportunidad porque sabemos que es muy importante para nosotras, que es una alternativa para superar nuestras dificultades como mujeres y para tener mayor independencia en nuestras familias y en nuestra comunidad.

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Frank Esneider Fierro Oficina de Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente Alcaldía Municipal de Planadas Un aspecto que destacamos significativamente del proyecto es la voluntad que ha tenido de involucrar a la institucionalidad territorial en su diseño y desarrollo. Para nosotros, cualquier contribución al proceso de reincorporación o de construcción de paz que permita terminar con los ciclos de violencia que hemos vivido, es de vital importancia, y sobre todo aquellas iniciativas que se centran en la implementación y la inversión directa. Además, el momento en el que se desarrolla es decisivo ya que en este periodo se deberán materializar las garantías necesarias para la no repetición, la reconciliación y la convivencia pacífica en el largo plazo. Las acciones y el espíritu del proyecto, focalizado en el mejoramiento de la actividad agropecuaria, la inclusión de las poblaciones afectadas por el conflicto y el cierre de brechas entre productos locales y mercados formales, se alinean en todo momento con la visión recogida en nuestro Plan Municipal de Desarrollo. Ver que desde la cooperación internacional se están teniendo en cuenta nuestras prioridades es muy satisfactorio y esa es la razón por la que ha habido muy buenas sinergias entre la alcaldía y las diferentes inversiones y apoyos que ha brindado el proyecto. Todo lo que sea apoyar la consolidación de la paz y transformar las

Rosa Amalia Bocanegra Integrante de ASOMAPROSO Una de las cosas de las que nos sentimos más orgullosas es de que este proyecto es una iniciativa que surge y se crea a partir de las mujeres excombatientes y de nuestro trabajo y esfuerzo como organización. No se trata de un apoyo que se deriva de los compromisos de la reincorporación, sino que se ha vuelto realidad por nuestra capacidad de articulación y búsqueda de alianzas. Podemos decir que es la primera iniciativa productiva que las mujeres ponemos en marcha de manera colectiva y eso es muy importante, no solo como una fuente de ingresos, sino también como un ejemplo de que tenemos capacidad y compromiso suficiente para llevar a cabo nuestros propios proyectos. No podemos negar que el proceso ha sido largo y que aspectos técnicos en los que es necesario trabajar para poder consolidar nuestra empresa piscícola, pero sabemos que de aquí en adelante solo nos queda crecer y que, si nos mantenemos unidas y somos persistentes, podemos lograr nuestros objetivos. Nuestro compromiso es con la paz y esta unidad de negocio es también una forma de contribuir a la reconciliación y la no repetición.

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REFLEXIONES FINALES

A lo largo del documento hemos descrito la lógica de intervención que ha respaldado y justificado las diversas acciones del proyecto y que puede alimentar o enriquecer posteriores iniciativas de construcción de paz con enfoque territorial. Como conclusión final, hacemos una aproximación a tres criterios fundamentales y que ayudan a caracterizar potenciales cambios.

8.1 La visión de sostenibilidad El proyecto es multicomponente y, por lo tanto, incide a nivel comunitario/territorial en diferentes niveles y dimensiones. En términos generales, podemos decir que las continuidades de muchas de las estrategias dependerán del avance y cumplimiento del Acuerdo de Paz en el medio y largo plazo. Por eso, desde el comienzo, la intervención ha intentado incorporar una mirada de proceso, teniendo en cuenta que el horizonte de implementación de este es de 10 – 15 años. De forma más específica, hay tres dimensiones determinantes. En primer lugar, la dimensión productiva dependerá de la conexión entre unidades de negocio y mercados. En lo que se refiere a la cadena piscícola, será determinante la articulación del ETCR El Oso con la apuesta comercial que adelanta ECOMUN (Cooperativa de FARC a nivel nacional), con los mercados regionales y con las oportunidades de compra desde la institucionalidad.

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Esto dependerá también de la rigurosidad técnica de los excombatientes que han sido formados y de la posibilidad de superar algunos riesgos o cuellos de botella relacionados con el acceso a energía, control de la mortandad, reducción de costos de producción, etc. En lo que se refiere a la panadería, las mujeres han logrado la compra de un lote en la vereda San Miguel, donde proyectan poner en marcha una cafetería, que venda los productos de panadería, pero también otros servicios de restauración y repostería. El apoyo a esta iniciativa por parte de diversas instituciones será muy importante para consolidar la rentabilidad y el crecimiento del negocio. Las mujeres cuentan con el conocimiento y las capacidades, solo queda vincular sus expectativas a un modelo de negocio más amplio, con capacidad de incrementar los ingresos y la generación de empleo local. Por último, ASOPEP es una organización muy sólida pero que también ha enfrentado dificultades con la llegada de la pandemia. Se espera que el mercado del café se asiente en los próximos meses y que se dé un nuevo impulso al “Tercer Acuerdo”, lo que podría aumentar la participación de excombatientes (que iniciarán producción en el medio plazo) y productores locales en la cadena y la marca colectiva de cafés especiales. En segundo lugar, la agenda prospectiva DEL y la articulación intersectorial generada en torno a esta, dependerá también de la voluntad política para apoyar las 4 cadenas prioritarias y la articulación de esta visión subregional con otros instrumentos, como, por ejemplo, los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Los procesos DEL son ejercicios que exigen ciertos niveles de confianza y capital relacional y que exigen una participación creciente del sector empresarial y los gobiernos subnacionales. Estos proyectos han establecido las bases de ese proceso, pero los resultados de largo plazo dependerán en gran medida de la dinámica subregional que se genere en los próximos años. Actualmente, existe la voluntad y el potencial, pero es necesario contar también con una arquitectura institucional acorde (en estos momentos en consolidación) y con unas entidades territoriales apropiadas y con capacidad de liderazgo (con grandes dificultades actualmente, debido al impacto presupuestal del COVID 19). Por último, el trabajo comunitario y la movilización ciudadana. El proyecto ha logrado fortalecer capacidades a diferentes niveles: capital social a través de los Grupos de Ahorro y Crédito Local, asociatividad y organización a través de las organizaciones de base y consensos y visiones compartidas a través de la construcción de la agenda subregional. Esto ha supuesto una primera etapa en la reconstrucción de las relaciones locales, fuertemente deterioradas por el conflicto armado, la desigualdad y la falta de presencia estatal, pero requiere de una fuerte profundización para convertirse en un proceso efectivo de desarrollo territorial. En ese sentido, los liderazgos que han sido impulsados desde la intervención y los acercamien-

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tos entre comunidades e institucionalidad deben ser profundizados en próximas fases para verdaderamente avanzar hacia esquemas de gobernanza más inclusivos y democráticos. Se identifica la voluntad y el potencial, pero también existen riesgos en torno a la reconfiguración de las dinámicas de violencia, los cuales dependen en gran medida de la acción pública y las políticas de los próximos años.

8.2 Los potenciales impactos El proyecto ha supuesto un impulso a las energías de construcción de paz, reconciliación y superación de las desigualdades que existen a nivel local y sirvió de puente o de plataforma conectora para vincular las acciones de corto plazo, más centradas en la estabilización y la generación de confianza, con las apuestas de más largo plazo, relacionadas con la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, con los Planes Sectoriales del nivel nacional o con los diversas disposiciones recogidas en el Acuerdo de Paz. En términos de impacto, podemos decir que la intervención ha asentado las bases para una serie de procesos de transformación comunitaria (unidades de negocio y dinámicas reconciliación) y territoriales (agenda subregional y acercamiento ciudadanía – estado) que pueden marcar una diferencia en el medio y largo plazo. No se puede decir que las inversiones realizadas por el proyecto hayan revertido las condiciones de desigualdad de las poblaciones, pero si, que se ha dejado capacidad instalada para generar nuevas fuentes de ingresos y empleo y para articular diversas instituciones, organizaciones de base y productores en torno a cadenas de valor de alto potencial para la transformación territorial. Este es el mayor aporte del enfoque de Desarrollo Económico Local (DEL) y una semilla que, con el debido apoyo estatal y una adecuada movilización público-privada, puede dinamizar el modelo de desarrollo de la subregión. Hay cuatro líneas de trabajo en las que el proyecto ha influido a nivel estratégico:

Generar confianza y estabilidad en torno al proceso de reincorporación.

El proyecto llega en un momento de alta sensibilidad frente al proceso y las inversiones que ha realizado han permitido, por un lado, generar nuevas expectativas de ingresos y empleo al interior del ETCR y, por otro, movilizar nuevos apoyos institucionales en torno a la apuesta piscícola, que refleja un gran potencial como unidad de negocio y amplias oportunidades de eslabonamiento local y territorial. Adicionalmente, se ha apoyado la figura organizativa que lideran las mujeres excombatientes, generando bases de sostenibilidad y generando un mayor compromiso en términos de participación, administración y liderazgo compartido.

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Apoyar el proceso de reparación a las víctimas y profundizar en el empoderamiento económico de las organizaciones de base y sus asociados. Esto supone también un apoyo a las comunidades aledañas al ETCR, quienes tenían la percepción de que los recursos eran destinados en su totalidad para los excombatientes y que el proceso de paz se concentraba exclusivamente en los ejercicios de reincorporación. La puesta en marcha de la panadería ha abierto un conjunto de posibilidades para las mujeres rurales y una nueva hoja de ruta para la organización que las integra y asocia.

Impulsar apuestas productivas que son estratégicas para el desarrollo económico de la subregión. El Acuerdo de Paz establece una relación estrecha entre construcción de paz y desarrollo territorial y el proyecto ha ayudado a profundizar esta sinergia. Por un lado, se ha apoyado la cadena del café, a través del trabajo con ASOPEP, generando mejores condiciones para la innovación, el acceso a mercados especializados y la creación de empleo local. Por otro lado, se ha elaborado la Agenda Subregional de Desarrollo Económico Local que supone un horizonte de trabajo para la subregión y que habilita la articulación público-privada en torno a 4 cadenas con alto potencial de inclusión y competitividad: cacao, café, gestión de residuos y turismo.

Ampliar espacios para el diálogo social, la reconciliación y el establecimiento de nuevos consensos territoriales. Esto apunta a dos direcciones. En primer lugar, mejorar las condiciones de participación de las comunidades, promoviendo la incidencia política cualificada y el diálogo institucional sobre temáticas claves para el desarrollo rural. En segundo lugar, impulsar el proceso de institucionalización y legitimación del estado en algunas de las comunidades más afectadas por el conflicto, históricamente afectadas por la falta de presencia estatal. Esto ha contribuido a fomentar, desde la práctica, nuevas dinámicas de gobernanza democrática, participación e inversión participativa y coordinación interinstitucional.

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8.3 La inclusión de género y el empoderamiento económico de las mujeres Las mujeres representan uno de los colectivos más afectados por el conflicto armado. Las dinámicas de violencia, el empobrecimiento progresivo y la exclusión social son algunas de las principales consecuencias que han sufrido y que han tenido implicaciones diferenciadas en su vida cotidiana y en sus contextos familiares y comunitarios. Esto ha provocado un incremento en las brechas de género y una asimetría frente a otros territorios y países de la región. Desde la teoría DEL, existe un desarrollo metodológico cada vez más profundo para generar acciones de discriminación positiva que permitan reducir las desigualdades históricas y mitigar algunos de los roles y estereotipos que son asignados a las mujeres y que limitan su capacidad de participación, desarrollo económico y representación política. Esta realidad se ha tenido en cuenta desde la fase de diseño del proyecto y ha permeado todas las estrategias de intervención, destacando cuatro dinámicas claves, con gran potencial de transformación en el largo plazo.

Empoderamiento económico. Dos de las principales inversiones que ha realizado el proyecto se orientan directamente a la generación de ingresos y empleo para las mujeres, lo que supone una oportunidad muy valiosa para mejorar su autonomía económica y reducir la dependencia frente a las figuras masculinas que, en los contextos rurales, concentran la obtención de recursos y el trabajo asalariado. Esto se ha hecho teniendo en cuenta el nivel de ocupación de las mujeres y su disponibilidad para participar en las iniciativas económicas, evitando una sobrecarga de actividades y una acción con daño en su dinámica cotidiana. Los estanques piscícolas, bajo el liderazgo de las mujeres excombatientes, y la panadería, liderada por campesinas víctimas del municipio, son un referente comunitario de como las mujeres pueden consolidar negocios competitivos, que generan valor agregado y que facilitan su inclusión socioeconómica.

Fortalecimiento organizativo. El proyecto ha trabajado con dos figuras asociativas claves para las mujeres: ASOMAPROSO, del Espacio de Reincorporación El Oso, y ASOPROSAM, de la vereda San Miguel. Ambas organizaciones han sido creadas, constituidas e impulsadas por mujeres y han encontrado en el proyecto un aliado

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estratégico para poner en práctica su misionalidad y sus primeras unidas de negocio. Es necesario mencionar que cuando comienza la intervención son asociaciones significativamente débiles, que aglutinan muchas expectativas y esfuerzos, pero que todavía no presentan iniciativas comunitarias en la práctica o resultados materiales producto de la gestión institucional. Por ello, el apoyo que brinda el proyecto supone un espaldarazo muy importante a todo el proceso, que no se limita a la dotación de insumos y equipos, sino que se acompaña de capacitación administrativa y financiera, fortalecimiento asociativo y nuevas oportunidades de articulación con la institucionalidad pública. Ambas plataformas se han consolidado como herramientas integradoras y como redes de diálogo y apoyo para las mujeres.

Participación ciudadana e incidencia política. La mujer cuenta con necesidades y demandas específicas y el proyecto ha permitido dar voz a algunas de estas expresiones. Los espacios de diálogo institucional y las sinergias generadas en torno a la agenda prospectiva han sido una oportunidad muy valiosa para incluir la agenda de las mujeres rurales en el centro de la discusión e incluir también sus visiones y realidades. Este proceso, que ya había iniciado con la formulación de los PDET y con las reformas relativas al Acuerdo de Paz, ha sido dinamizado a través del proyecto, lo que ha permitido fomentar nuevos liderazgos, generar mayor confianza en las participantes y brindar apoyo técnico para la construcción de sus estrategias de incidencia. Se ha profundizado en aspectos económicos y empresariales, pero también en variables relacionadas con la economía del cuidado y la desigualdad.

Sensibilización y transformación cultural. En las actividades formativas, principalmente en los seminarios de corta duración, los temas de género fueron transversales a todo el currículo y estuvieron presentes en los diferentes temarios. Se identifica que, en la práctica, tanto los excombatientes como los actores locales presentan una falta de conocimiento y una ausencia de herramientas para promover la equidad de género en sus actividades comunitarias. En ese sentido se ha intentado sensibilizar a la población local, incluyendo a los representantes institucionales, sobre la situación de desigualdad que viven las mujeres en la región y sobre las posibles estrategias para incluirlas de manera más activa y efectiva en los procesos territoriales, combatiendo algunos de los aspectos culturales que perpetúan dichos roles y problemáticas.

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A modo de conclusión, podemos decir que las estrategias desarrolladas por el proyecto incorporan un conjunto de valores agregados que pueden enriquecer las formas de intervención en contextos de alta fragilidad o conflictividad. La innovación no está tanto en el “qué se hace” sino en el “cómo se hacen las cosas”, es decir, en la forma en la que se han articulado las inversiones y los apoyos a nivel comunitario y los esquemas de trabajo que han permitido su materialización en el terreno. El Desarrollo Económico Local brinda un soporte metodológico sólido en este sentido, que se nutre y complementa con otras propuestas provenientes del campo de los estudios de paz y la gestión de los conflictos. Como ya se ha mencionado a lo largo del documento hay algunos elementos característicos de este nuevo enfoque, entre los que podemos destacar: (i) La participación de las poblaciones participantes de una manera transversal, protagónica y decisoria; (ii) El esfuerzo permanente por generar articulaciones que vinculen a diversos sectores e instituciones; (iii) El diálogo, la búsqueda de consensos y la toma conjunta de decisiones como base de relacionamiento; (iv) Los criterios de inclusión, apropiación y corresponsabilidad como elementos interrelacionados e interdependientes; (v) El enfoque práctico y pragmático en el fortalecimiento de capacidades locales; (vi) La visión multinivel como elemento conector entre la escala comunitaria, la municipal y la subregional, y; (vii) La sostenibilidad como un horizonte estratégico que vincula de manera inequívoca potenciales locales, políticas públicas y sector privado. Estas características, entre muchas otras, delinean el trabajo desarrollado por el proyecto y señalan algunas áreas de fortalecimiento y profundización a futuro. Este documento es un aporte en esa dirección, no como una sistematización de resultados o una guía de procedimientos, sino como un texto que aporta metodológicamente a la construcción de la denominada paz territorial y que visibiliza algunas reflexiones y líneas de trabajo que pueden ser abordadas por las entidades territoriales, la institucionalidad competente, las organizaciones del tercer sector o la cooperación internacional. El proyecto ha evidenciado de manera empírica algunos de estos desarrollos y representa una referencia valiosa sobre como compatibilizar desarrollo socioeconómico, integración comunitaria y construcción de paz con enfoque territorial. 45



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