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ORIGEN DE LAS PEREGRINACIONES

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CÓDICE CALIXTINO

CÓDICE CALIXTINO

La palabra peregrino procede del latín, peregrinus, que significa, en sentido amplio: “el que anda por los campos”.

Desde tiempos remotos, el ser humano se acercó a lugares que consideraba ligados a los dioses: ríos, manantiales, cuevas, colinas… lugares que creía poseían propiedades mágicas o curativas. Este fenómeno no es exclusivo del mundo cristiano: también judíos, hindúes o musulmanes realizan peregrinaciones. Los cristianos comenzaron haciéndolo a Jerusalén para visitar el sepulcro de Jesucristo, y siguieron con Roma, donde se encuentra el sepulcro de San Pedro.

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Después del período de las invasiones bárbaras y la fragmentación del Imperio Romano, los centros de peregrinación europeos se multiplicaron en torno a objetos concretos, las llamadas reliquias. La moda de su adoración, traída de Bizancio, proliferó de tal forma que cualquier iglesia o abadía que se preciara hubo de contar con un cuerpo de santo o algún objeto que le hubiera pertenecido, para atraer a los fieles. Este culto formó parte de una vuelta a la magia y la superstición envueltas con ropaje cristiano: muchos fieles creían que las reliquias poseían cualidades de los santos en vida y protegían del mal. En este mundo mágico y prodigioso, los restos de Santiago se convirtieron en objeto de adoración, por haber sido un apóstol íntimamente ligado a Cristo. Después de San Pedro, enterrado en Roma, sus restos son la reliquia más importante de Europa.

La peregrinación, además de una andadura piadosa, fue desde sus inicios un trasvase de ideas, concepciones nuevas, de culturas, de estructuras y de formas artísticas.

Los motivos de la peregrinación eran espirituales, pero la espiritualidad se mezclaba con otros intereses:

- Piedad y deseo de satisfacer la devoción personal - Veneración de las reliquias

- Para cumplir un voto ajeno o comisionados por una localidad con el fin de implorar la intercesión del santo (por ejemplo, cuando la peste se cebaba con una población) - Para cumplir una manda testamentaria: el que recibía una herencia debía cumplir la voluntad del difunto - En algunas ocasiones, la peregrinación era impuesta como penitencia canónica e incluso como pena civil, particularmente en casos de adulterio y homicidio. Son frecuentes los relatos que hablan de peregrinos encadenados - También había pícaros disfrazados de mendigos que aprovechaban para robar - Por el afán de aventuras, las ansias de recorrer el mundo…

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