La Justicia Local en la Región Oriente Antioqueño

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Informe Técnico: La Justicia Local en la Región Oriente Antioqueño Departamento de Antioquia 2017


Coordinador Nacional Redprodepaz Jorge Alberto Tovar Coordinador Nacional del Proyecto Justicia Local para la Paz Daniel Acevedo Suárez Redprodepaz Autor - coordinación editorial y compilación Andrés Cuervo Equipo de implementación territorial Prodepaz Diseño, diagramación Buenos y Creativos Diana M. Trujillo T.

Redprodepaz, marzo de 2017 Todos los derechos reservados. Esta publicación ha sido posible gracias a la Unión Europea, Gobierno de Colombia, Redprodepaz, Programas de Desarrollo y Paz. Está permitida la reproducción parcial o total de este documento, su tratamiento informático, su transmisión por cualquier forma o medio, sea electrónico, mecánico, por fotocopias u otros; con la necesaria indicación de la fuente y el autor.


El informe que se presenta a continuación cuenta con una descripción general de la región del oriente del departamento de Antioquia, concretamente de los municipios de Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis, priorizados para la implementación de los Sistemas Locales de Justicia en el marco del proyecto Justicia Local para la Paz. Se analizan brevemente los resultados de la línea base por municipio de oferta y demanda de justicia y se presentan algunas reflexiones acerca de la justicia local, conflictividades, barreras de acceso a la justicia y desafíos para el fortalecimiento de la justicia y la consolidación de los Sistemas Locales de Justicia.



Tabla de Contenido Aspectos Generales del Informe......................................................................................................... 9 1.

La Región de Oriente– Departamento de Antioquia...............................................................10

1.1.

Aspectos generales del oriente antioqueño.......................................................................................10

1.2. Aspectos demográficos.......................................................................................................................... 7 1.3. Dinámica de conflicto y trayectoria regional.......................................................................................14 2.

Análisis de Conflictividades...................................................................................................... 21

2.1. Violencia intrafamiliar...........................................................................................................................22 2.2. Inasistencia Alimentaria.......................................................................................................................25 2.3. Lesiones Personales.............................................................................................................................28 2.4. Tráfico y consumo de sustancias psicoactivas....................................................................................31 2.5. Otras conflictividades de preocupación para los actores de justicia...............................................33

2.5.1. Conflictos por predios y linderos.................................................................................................................. 33 2.5.2. Hurto................................................................................................................................................................. 33 3.

Barreras de Acceso a la Justicia.............................................................................................. 34

3.1.

Barreras geográficas y económicas......................................................................................................34

3.2. Falta de confianza en la Justicia/ lentitud procesal.............................................................................................36 3.3. Falta de Justticia en Zonas Rurales........................................................................................................................37 3.4. Flata de mecanismo alternativos de solución de conflictos..............................................................................37 3.5. Miedo a denunciar ...................................................................................................................................................38 4.

Descripción General del Mapa de Actores de Justicia........................................................... 39

4.1. Justicia formal........................................................................................................................................40

4.1.1. Fiscalías locales.............................................................................................................................................. 40 4.1.2. Juzgados promiscuos municipales............................................................................................................. 40

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4.2. Justicia administrativa..........................................................................................................................40

4.2.1. Secretarías de gobierno................................................................................................................................ 40 4.2.2. Inspecciones de policía..................................................................................................................................41 4.2.3. Enlace de víctimas...........................................................................................................................................41 4.2.4. Comisarías de familia.....................................................................................................................................41 4.3. Ministerio público..................................................................................................................................42

4.3.1. Personerías..................................................................................................................................................... 42 4.4. Justicia comunitaria..............................................................................................................................42

4.4.1. Juntas de acción comunal............................................................................................................................ 42 4.5. Aspectos sociodemográficos de los actores de justicia....................................................................43 5.

Capacidades Institucionales......................................................................................................... 43

6.

Restricciones Operativas............................................................................................................... 46

7.

Aportes Iniciales de SLJ a la Región............................................................................................. 48

8.

Retos Institucionales y las Recomendaciones para la Justicia ......................... …………………67

Referencias Bibliográficas...................………….……………………………………………………………..75

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Aspectos Generales del Informe Este informe presenta una reflexión de la justicia local a partir de las lecturas del territorio1 realizadas en los municipios de Argelia, Nariño, San Luis y San Carlos, ubicados en la región del oriente en el departamento de Antioquia, de intervención del proyecto Justicia Local para la Paz en el marco de la implementación de los Sistemas Locales de Justicia (en adelante SLJ). De esta manera, el análisis que se presenta a continuación triangula información de fuentes secundarias acerca de la justicia local y la región. Asimismo, se considera la recolección de información primaria por medio de entrevistas semiestructuradas a actores de justicia local de los cuatro municipios, los indicadores de línea base2 de las lecturas, compuestos por 72 indicadores que se dividen en dos categorías principales: 1. Oferta para el acceso a la Justicia (55 indicadores), que tiene representatividad estadística y muestra la tendencia de los actores de justicia identificados en cada territorio respecto a capacidades, relaciones, barreras de acceso a la justicia y conflictividades; 2. Percepción de demanda para el acceso a la justicia (17 indicadores), que no tiene representatividad estadística, pero muestra percepciones de algunos representantes de las comunidades en materia de conflictividades, barreras de acceso a la justicia, actores de justicia y necesidades de capacitación” (herramienta SIME, 2017). El documento se encuentra dividido en seis capítulos: el primero, es una descripción general de la región del oriente antioqueño; el segundo, presenta una descripción de las conflictividades de mayor preocupación en la región; el tercero, una reflexión en contexto de las barreras de acceso a la justicia; el cuarto, descripción general del mapa de actores de justicia de los cuatro municipios de referencia; quinto, aportes iniciales de SLJ; en el sexto capítulo, se presentan algunas reflexiones acerca de los retos institucionales y las recomendaciones para la justicia en la región. Finalmente, en el séptimo capítulo, se incluyen aspectos generales del estudio de caso. 1 La lectura del territorio es una herramienta para identificar la oferta y demanda de justicia a partir de los actores, relaciones y capacidades institucionales, así como desde las conflictividades territoriales para ajustar la capacidad de los operadores de justicia en su capacidad de responder a las comunidades (Herramienta Lectura del territorio, 2017). En el marco del proyecto se realizaron las lecturas del territorio de Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis, donde se identificaron las principales conflictividades y barreras de acceso a la justicia por municipio. Estos documentos fueron realizados con la información recolectada por los facilitadores de Prodepaz, Luisa Ibarguen y Esteban Gómez, y analizados y consolidados por los pedagogos del equipo nacional Andrés Cuervo y Leslie Paz. 2 Están diseñados para dar información estadística sobre el estado inicial de la oferta de justicia a nivel territorial, la demanda correspondiente a las necesidades de las comunidades y permite además evaluar el resultado generado por la implementación de los SLJ en los territorios. (Herramienta SIME, 2017).

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1. La Región de Oriente – Departamento de Antioquia 1.1. Aspectos generales del oriente antioqueño

San Luis, San Carlos, Argelia y Nariño son los municipios priorizados en el oriente Antioqueño en el proyecto Justicia Local para la Paz

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Zona Altiplano Zona Embalses Zona Páramo Zona Bosques Zona Porce Nus

Fuente: Prodepaz, 2017

El departamento de Antioquia cuenta con nueve regiones3, entre las que se encuentra el oriente antioqueño, con una extensión territorial de 7.021 km² equivalentes al 11,3% del departamento. La conforman 23 municipios distribuidos en cuatro zonas: Bosques, Embalses o Aguas, Páramo y el Valle de San Nicolás o Altiplano (PDD, 2016-2019, p. 93), constituidas a su vez por los siguientes municipios: 3 Las otras regiones son Urabá, Suroeste, Occidente, Norte, Valle de Aburrá, Bajo Cauca, Magdalena Medio y Nordeste. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia Bosques: Cocorná, San Francisco y San Luis. Embalses: Alejandría, Concepción, Granada, Guatapé, El Peñol, San Carlos y San Rafael. Páramo: Abejorral, Sonsón, Nariño y Argelia. Altiplano: Rionegro, La Ceja, El Carmen de Viboral, Marinilla, Guarne, El Santuario, San Vicente, La Unión y El Retiro. Los municipios subrayados son los cuatro donde se implementan los SLJ, ubicados en diferentes subregiones del oriente que denotan disímiles dinámicas de desarrollo y características biofísicas4. La población de la región, según estimaciones del DANE para el 2017, es de 596.389 habitantes, de los cuales 349.602 están ubicados en el sector urbano y 246.787 en el rural. La distribución por sexos es de 51% hombres y 49% mujeres. Del consolidado de la región, 53.152 habitantes corresponden a Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis. La geografía de la región colinda: “Al occidente con el Valle de Aburrá y al oriente con la llanura aluvial del río Magdalena. Su límite al norte está dado por la divisoria de aguas de los ríos Nus y Nare. Al sur termina en los límites con el Departamento de Caldas, a lo largo de los ríos Arma y Samaná” (CCOA, 2016, p. 8). Se caracteriza por su diversidad climática y de ecosistemas, dentro de los cuales tienen presencia páramos y zonas de bosques en una topografía que varía entre altiplanos y montañas quebradas. Según CORNARE (2015) con datos para el 2007, el 60% del territorio del oriente es de aptitud forestal, pero solo el 40% tiene cobertura boscosa; contrasta este dato bastante con la cifra de 77% destinado a uso agropecuario del suelo que aporta el Plan de Desarrollo Departamental (2016-2019, p. 94). La contravía entre aptitud y uso ha llevado a lo largo de los años al agotamiento de los suelos, “la erosión, la sedimentación y la alteración de cuencas” (p. 87), así como a la pérdida de bosques para ser convertidos en pastos. Hasta el 2015, se encontraban 241.837 hectáreas (29,83% del territorio) bajo alguna figura de protección (Áreas Protegidas y Estrategias de Conservación In Situ como Reserva Forestal Protectora Ley Segunda). Los abundantes ríos y fuentes de agua que bañan sus montañas y cruzan el flanco de la cordillera central donde está localizada la región, fue condición propicia para que se construyeran en la región, desde los años setenta diferentes embalses y represas para la generación hidroenergética, aportando hoy en día el 33% de la energía del país y más del 70% del departamento. En el municipio de San Carlos se construyó una de las primeras centrales generadoras a cargo de ISAGEN, y actualmente posee la mayor capacidad instalada del país con 1.240MW (El Mundo, 2016). Además de ser el epicentro hidroenergético a nivel nacional, la región ha estado influenciada en su historia reciente por la construcción en la década de los setenta de la autopista Medellín-Bogotá que cruza un buen tramo por el municipio de San Luis -por otro lado, aisló algunos municipios como Sonsón y Nariño-, para conectar con el Magdalena Medio, e igualmente por la construcción en Rionegro del aeropuerto internacional José María Córdova en 1985 (PNUD-ASDI, 2010, p. 7-8). 4 Es importante señalar que CORNARE (Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare), realiza su propia distribución de la región en 5 subregiones y sumando 3 municipios (Puerto Nare, Santo Domingo y San Roque), por razones de gestión ambiental sujeta a una caracterización geográfica y biofísica del territorio. Consultar Análisis socioeconómico del Oriente Antioqueño. Anexo 1 (CORNARE, 2015, p. 4-5).

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La conectividad vial con el Valle de Aburrá, región que rodea a la capital Medellín, así como el acceso a infraestructura pública han hecho de la región un núcleo de competitividad, demostrado en su segundo lugar como región en aportes al PIB departamental con el 8,5%, después de Medellín y Valle de Aburrá (PDD, p. 65). Los aportes y beneficios históricos han sido desiguales5 entre las subregiones, causa por la cual se ha denominado en algunos estudios la existencia de “dos orientes” (García de la Torre & Aramburo Siegert, 2001, p. 51), caracterizados por la presencia de centros industriales, zonas francas y desarrollo de floricultura tecnificada en el Altiplano, cercanos al Valle de Aburrá, así como la zona de Embalses generadora de regalías en el “oriente cercano”, y otro “oriente lejano” marcado por una decreciente economía campesina en los últimos años, ubicada en la zona de páramos y bosques, donde encontramos a Argelia, Nariño y San Luis, aunque este último municipio actualmente está a la expectativa por los estudios previos para la construcción de la nueva central de energía Porvenir II a cargo de la empresa CELSIA, en zona de influencia de su territorio. San Carlos es un caso diferente que, aunque sufrió de manera intensa y prolongada los efectos del conflicto armado, también ha recibido aportes del departamento para su recuperación y de EPM desde hace décadas por la generación de energía (Mi Oriente, 2017).

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En referencia a los renglones de producción local, para los cuatro municipios, la vocación productiva ha sido sobre todo agropecuaria, con perspectivas promisorias en el turismo6 debido a la diversidad climática y de paisajes que tienen, así como las numerosas fuentes de agua que brindan charcos, balnearios y lugares de esparcimiento para la población y visitantes. No en vano a Nariño lo conocen como “El balcón verde” de Antioquia o a San Carlos “La costica dulce” o la capital del agua. Los productos agrícolas de Argelia están basados en “cultivos de café, caña, ganadería, madera y cacao” (Plan de Desarrollo de Argelia 2016-2019, p. 14), aunque según el ODRYMA7, también tienen relevancia actividades como la ganadería, el sector pecuario, la producción a pequeña escala bovina, porcícola y equinos mulares, destacando que la mula es símbolo de trabajo y tesón en el municipio, alrededor del cual realizan fiestas anuales. En el caso de Nariño, se encuentran también los cultivos de café, algunos frutales, hortalizas y verduras, así como plátano, cacao, ganadería y aves de corral de sustento familiar. Para la producción panelera se cuenta en el municipio con la Asociación de Paneleros y una cooperativa encargados de labores de comercialización. En el sector urbano sus habitantes devengan ingresos de actividades comerciales y pequeños negocios (Plan de Desarrollo de Nariño 2016-2019, p. 28.29). Por su parte, San Carlos también posee una actividad agropecuaria importante y la ganadería en extensión territorial, pero como se ha mencionado antes, tiene el mayor valor agregado y segundo aporte al PIB regional (CCOA, 2016, p. 23), en la producción energética después de Rionegro, aunque se destaca la

5 “El Altiplano tiene un PIB de 6.099 miles de millones, equivalente al 65,4% del PIB del Oriente Antioqueño, seguido por la zona Embalses que aporta el 20,5%, equivalente a 1.912 miles de millones; Páramo aporta 1.001 miles de millones (10,7%) y Bosques el 3,4%, equivalente a 319 miles de millones de pesos”, (Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, 2016, p. 21). 6 La perspectiva del Plan de Desarrollo Departamental enfatiza en la producción de energía y el turismo como sectores que producen valor agregado, p. 93 7 Oficina de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Argelia. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia proyección que apuestan sus habitantes en el turismo8, aprovechando su clima, geografía, abundantes ríos y quebradas. San Luis a su vez sostiene su economía también en renglones agropecuarios y otros que se le suman como minería (mármol, oro y cal) y explotación maderera, sobre todo en el corregimiento El Prodigio del municipio de San Luis (Plan de Desarrollo San Luis, 2016-2019, p. 162-163). También se mencionaba la expectativa que existe alrededor de la construcción de la central hidroeléctrica Porvenir II en zonas de este corregimiento. La condición de las vías de los municipios, que está relacionada directamente con la posibilidad de desarrollar el sector rural y comercializar la producción local, y que representa una de las barreras de acceso principales en la región, tiene características diferenciadas: Argelia y Nariño tienen en su mayoría caminos de herradura y vías veredales en malas condiciones, comunicando veredas lejanas entre 3 a 13 horas de la cabecera; con respecto a la vía principal que los comunica con Sonsón, algunos trechos están sin pavimentar. Foto: vereda El Tesoro, Argelia. Prodepaz, 2017. Por su parte, San Luis comunica con el Altiplano a través de la autopista Medellín-Bogotá hasta un punto donde se desvía al municipio. Finalmente, San Carlos tiene comunicación con Granada con un buen tramo sin pavimentar o con San Rafael distando más, aunque con carretera en buenas condiciones. Entre este municipio y San Luis hay una trocha en malas condiciones y el transporte es escaso, solamente saliendo un bus diario a las 7:30 am hasta un punto conocido como El Chocó. Abordando las condiciones de vulnerabilidad asociadas a Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y cifras de pobreza, encontramos de manera general para Antioquia9 un 22,96% de personas en condiciones de pobreza según NBI – debajo en cinco puntos con respecto al promedio nacional- (DANE, 2012). Pese a que el oriente antioqueño no se encuentra dentro de los primeros lugares, algunos de sus 8 Después del 2007, cuando se empieza a dejar atrás el conflicto armado en el municipio, se impulsa “como resultado de la intervención del “II Laboratorio de Paz del Oriente” y en específico del proyecto “Turismo para la paz” (…) el turismo desde una opción planificada y comunitaria, a través de diversas estrategias: creación de unidades productivas turísticas, promoción del municipio como sitio seguro y placentero, educación, gestión y planeación turística. De esta forma se ha logrado rescatar una imagen positiva de San Carlos (La costica dulce del oriente antioqueño), se han impulsado empresas turísticas y mejoradas o ampliadas la planta turística existente, al tiempo que se ha logrado planear la actividad turística y realizar gestión de recursos en el ámbito local, departamental y nacional” (Plan de Desarrollo de San Carlos, p. 59). Sería bueno agregar que este aprovechamiento del turismo toma fuerza después de los períodos de retornos masivos e individuales. El principal renglón de San Carlos, como el de resto de municipios, era agrícola y pecuario, pero luego del conflicto armado “las personas dejaron de cultivar, no solo porque perdieron sus tierras, sino también porque ésta implica un arraigo y había que dedicarse a otras actividades por si teníamos que salir de nuevo”, Jhon Ospina, coordinador Comité de Deportes JAC Dinamarca, San Carlos. 9 Según otras metodologías cruzadas de medición, como Pobreza Multidimensional o Monetaria, las cifras alcanzan un 43,9% de la población con algún nivel de pobreza, según datos de 2017. Es importante mencionar también que desde el 2010 han bajado las cifras de pobreza departamental, aunque con persistencia en regiones críticas (EL TIEMPO, julio 2017). Recuperado de: http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/el-439-por-ciento-de-antioquia-es-pobre-104596

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municipios sí arrojan diagnósticos por debajo de los promedios, por ejemplo, Argelia, por poseer pocas oportunidades laborales y dependencia económica, aumentando así las condiciones de privación de la población (Ministerio de Trabajo, DPS, Red Ormet y PNUD (2013), p.42). En la región se encontraban 119.045 personas (20,90%) en condición de pobreza según NBI para ese año. La situación para los cuatro municipios SLJ está por encima del promedio departamental en todos los casos y se agrava en los sectores rurales, donde la vulnerabilidad de su población exige atender sus necesidades y proteger sus derechos. Las cifras totales de NBI muestran un 34,79%, siendo casi el doble en las zonas rurales en comparación con las cabeceras: 41,77% frente al 24,32%. Como se mencionó, Argelia presenta cifras más altas en total, mucho más en la zona rural, aunque menores que San Carlos en la cabecera. Esta situación asociada a la precariedad de las vías terciarias o su inexistencia, el difícil acceso a la cabecera, poco desarrollo económico de veredas dispersas, poco flujo comercial de productos agrícolas y poseer una mayoritaria población víctima del conflicto armado, demanda una priorización particular en los sectores rurales de las acciones estatales. Según diagnósticos (Ministerio de Trabajo, DPS, Red Ormet y PNUD y PNUD - ONU Mujeres), para el 2013 y 2015 de estos cuatro municipios, coincidían factores de vulnerabilidad para la población con particularidades según el contexto, expresados en mayores índices de pobreza y NBI en relación con el departamento, con la excepción leve de San Luis en comparación con la zona Bosques (Cocorná, San Francisco y Puerto Triunfo10, este último municipio perteneciente a la subregión antioqueña del Magdalena Medio).

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1.2. Aspectos demográficos Los municipios de Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis cuentan con una población para el 2017 de 53.152 habitantes, según las proyecciones poblacionales del DANE, con base en los datos obtenidos en el censo de 2005. Se encuentra distribuida de la siguiente manera: Figura 1. Población municipal por zona y sexo, 2017. Municipios

Total Población 2017

Cabeceras municipales

Resto

Hombres

Mujeres

Argelia

8.426

29%

71%

52%

48%

Nariño

17.686

14%

86%

52%

48%

San Carlos

16.111

37%

63%

50%

50%

San Luis

10.929

43%

57%

53%

47%

Respecto a la Figura 1 y los procesos demográficos comparativos entre el censo (2005) y la proyección DANE 2017, se destacan algunos aspectos: •

El municipio con mayor población al 2017 es Nariño, con 17.686 habitantes y el de menor número es Argelia con 8.426. Estas cifras son discrepadas por actores locales en Nariño, e igualmente rebatidas en San Carlos, donde el proceso de retorno ha provocado masivamente el regreso de sancarlitanos.

Del Censo 2005 a la fecha, se ha mantenido en la región, en proporción general, un número mayor de hombres que de mujeres, con la excepción de San Carlos, donde es igual el porcentaje.

10 Prodepaz categoriza a Puerto Triunfo en la zona Bosques por accesibilidad en el desplazamiento, pero no hace parte del oriente antioqueño. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia •

Los municipios con mayor población habitando en el sector rural son Nariño con 15.181 personas (86%) y Argelia con 5.954 (71%), siendo estas cifras significativamente altas, lo que demanda una mayor priorización de acciones estatales en este sector. Argelia presenta disminución de un -1,6% de su población rural y -1,2% en su cabecera, asociado esto a la búsqueda de oportunidades laborales en otros lugares. Nariño por su parte es el municipio con la cifra más alta de crecimiento en el sector rural de los cuatro, aunque modesta para el periodo observado: 1,27%. Le sigue San Carlos con un índice de 0,4%, en el sector rural relacionado con el proceso de retorno que ocurre después del conflicto armado y la mayoría de veredas que fueron abandonadas en su totalidad; sin embargo, en la cabecera existe un leve decrecimiento. Por último, San Luis presenta índices leves de disminución tanto en el sector urbano como rural.

Aunque los municipios de Nariño y Argelia son los de mayor porcentaje de población rural, las cifras de San Carlos y San Luis no son nada despreciables, con 10.088 y 6.232 pobladores rurales respectivamente.

Nariño y San Carlos aumentaron levemente sus poblaciones totales en los últimos 12 años, en un 1,06% y 0,15% respectivamente. Como se mencionó antes, el proceso de retorno lento pero confiado en San Carlos ha provocado el regreso de la población en las zonas rurales, que en gran cantidad de veredas había sido desplazada o había huido por temor. Por su lado, en Argelia y San Luis la población disminuyó con un -1,5% y 0,06% respectivamente, a causa, en el primer caso, de la búsqueda de oportunidades de empleo, educación y servicios sociales en otros municipios de la región o la capital antioqueña.

Por otra parte, en relación a los rangos etarios de la población por quinquenio, entre los 0 y los 80 años de edad de las pirámides poblacionales, se destaca que:

i.

En Argelia se evidencia un aumento del índice de envejecimiento y la población entre 0 a 54 años disminuyó mientras otros grupos etarios superiores a 55 años aumentaron. En general la población ha disminuido, aunque la población laboralmente activa sigue siendo mayor que la que no. Pese a esta situación la base de la pirámide es amplia, lo cual proyecta buena proporción de natalidad en los próximos años.

ii.

En Nariño, la tendencia de la pirámide poblacional es regresiva, mostrando un decrecimiento poblacional en primera infancia, así como en niños, niñas y adolescentes (NNA), entre el periodo 2006 y las proyecciones al 2020. Los grupos de edad de 20 a 24 y de 50 a 74 años aumentaron. En general hay mayor porcentaje de hombres sobre mujeres, aunque en el grupo entre los 60 y 79 años la proporción es semejante, siendo el grupo mayor de 80 años donde existen más mujeres (PDN, 2016-2019, p. 34). La población laboralmente activa es mayor a la que no puede trabajar.

iii.

En el caso de San Carlos, se presenta un recorte en la base de la pirámide, aunque aumenta en los grupos de edad de 20 a 24 años, experimentado una contracción fuerte en los grupos desde los 40 a 49 años, ocasionado por los periodos extendidos de desplazamiento forzado que sufrió el municipio, llevando a buena parte de la población joven y laboralmente activa en ese entonces a abandonar el municipio. En correlación, los grupos mayores entre los rangos de 55 a 64 años han aumentado, y permanece ancha la cima, evidenciando también que las personas mayores no quisieron abandonar en buena proporción el municipio por el arraigo al lugar.

En San Luis, se presentan bajos índices de natalidad y aumento de la población de 70 a 80 años o más, y las proyecciones para el 2020 siguen esa tendencia. Se presenta la misma situación en los ciclos de edad de NNA, aunque en grupos siguientes existe aumento, específicamente de 20 a 29 años.

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1.3. Dinámica de conflicto y trayectoria regional Es útil retomar la categoría de “dos orientes”11 para no perder de vista el desarrollo desigual entre las diferentes subregiones del oriente antioqueño en relación con los conflictos territoriales y el conflicto armado en particular que se instaló posteriormente, sobre todo si se analiza a nivel general, que el conflicto tuvo un cálculo estratégico en zonas periféricas donde se concentraron condiciones para acaparar rentas ilegales y legales, con fines tanto políticos y económicos, que terminaron agravando las desigualdades históricas (Pécaut, 2015, p. 50-51). Es esencial abordar en ese contexto, las iniciativas que impulsaron desde los años 70 y 80 diferentes sectores y liderazgos sociales, manifestando la voluntad de pensar y actuar como región. Los dos movimientos más destacados en esta dirección fueron el Movimiento Cívico de Oriente y la Asamblea Provincial de Oriente12, alimentados por juntas cívicas y asambleas populares que durante este tiempo configuraron más allá de las diferencias marcadas por las dinámicas del desarrollo, un capital social para actuar colectivamente. Al tiempo que se adelantaban las construcciones de las hidroeléctricas en El Peñol -cuyo centro poblado fue reubicado en su totalidad-, así como en San Rafael, San Carlos y Guatapé, empezaron a sentirse los impactos sociales y ambientales en la región. Las decisiones de llevar a cabo los proyectos se tomaron desde los gobiernos regional y nacional de manera inconsulta con las comunidades que serían afectadas, ocasionando malestar por los desplazamientos, la presión sobre el suelo, la desaparición de zonas fértiles para el cultivo, entre otras consecuencias.

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Una vez en funcionamiento las centrales, el malestar se acentuó relacionado con las altas tarifas de la energía y el incumplimiento de las medidas correctivas, de mitigación e indemnización asumidas por el gobierno y las empresas. En las comunidades se percibía que los beneficios ofrecidos para permitir la construcción de las centrales no se reflejaban en la calidad de vida de los habitantes de los sectores intervenidos. En este contexto, se fortalecieron las iniciativas colectivas que se mencionaron anteriormente y que otorgaron identidad a la región para la demanda de sus derechos y para ser interlocutores frente a los sectores oficiales y empresariales que empezaban a transformar la región según un modelo de desarrollo que cambiaba la vocación productiva de varios municipios (CORNARE, 2015, p. 125). De esa manera, frente a una dinámica económica heterogénea por subregiones que aislaba o fragmentaba los vínculos territoriales, un movimiento regional en respuesta a esa situación utilizó diferentes repertorios13 para exigir sus peticiones e incidir en las decisiones públicas. Se configuró un escenario de intervención de proyectos de envergadura de inversión e infraestructura, al tiempo que generaba impactos sociales y ambientales que fueron recogidos por el movimiento cívico para plantear una plataforma de diálogo y 11 Planteada también por Clara Inés García en Conflicto, discursos y reconfiguración regional. El oriente antioqueño: de la Violencia de los cincuenta al Laboratorio de Paz (2007), p. 132-134 12 Estas dos organizaciones sociales “acumularon una importante fuerza política al margen de los partidos tradicionales. Otros, como el Movimiento de Acción Peñolita ganó la Alcaldía de El Peñol en 1987 y otras organizaciones cívicas llegaron a los concejos como los de Guatapé y San Rafael”, (Verdad Abierta, 2014). Recuperado de http:// www.verdadabierta.com/procesos-de-paz/farc/5236-las-farc-cosecharon-odios-en-el-oriente-antioqueno 13 Paros cívicos, movilizaciones, pliegos de petición y diferentes mecanismos de negociación y protesta se utilizaron: los años 1981 y 1982 fueron los más activos. Para profundizar en el devenir del Movimiento Cívico de Oriente y la posterior eliminación de varios de sus miembros y representantes políticos, consultar El exterminio del Movimiento Cívico de Oriente de Antioquia, Carlos Hernando Olaya (2016).

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Sistemas Locales de Justicia negociación. De igual manera, mientras iba adquiriendo fuerza e identidad el movimiento, iban escalando las acciones armadas ilegales en contra de sus miembros y representantes destacados, que empezaban a postularse para cargos públicos y de elección popular: “Los dirigentes del movimiento cívico del oriente de Antioquia empezaron a ser asesinados el 23 de octubre de 1983, fecha en la cual el médico Julián Conrado David fue acribillado por un sicario en el municipio de San Carlos” (Olaya Rodríguez, 2016, p. 137). A la par, entre 1988 y 1997 se posicionan y expanden las FARC y el ELN en la región, considerándose este período como uno de los picos de la violencia en el oriente. La década de los 80 coincide con el asesinato y diferentes acciones de intimidación a miembros de la UP de la región. A partir de la fecha reseñada, el movimiento cívico regional se verá afectado en sus bases y el ciclo de movilización interrumpido de manera violenta (Verdad Abierta, 2014). Incluso la persecución y estigmatización a sus líderes se extenderá hasta los 90, cuando el auge por mecanismos de participación popular impulsados por la Constitución del 91 dio nuevos aires a iniciativas cívicas, teniendo un caso destacado en San Carlos que retomaba avances de la década anterior. Sin embargo, varios de los líderes sancarlitanos fueron asesinados. Se cerraba un periodo de organización y movilización regional que, con el escalonamiento del conflicto armado y la aparición de diferentes Grupos Armado Ilegales (en adelante GAI), tendría nuevos desafíos para levantar la voz de la sociedad civil en medio del fuego cruzado en las décadas de los 90 y 2000. Aunque se tenían noticias de la presencia de grupos guerrilleros desde los años 70 en la región, especialmente de las FARC y la creación de frentes del ELN desde los tempranos años 80 -como el Carlos Alirio Buitrago y Bernardo López Arroyave-, “es solo a partir de 1996 que el oriente antioqueño se convierte en su integridad objetivo militar de las guerrillas y de los paramilitares” (García, 2007, p. 141). Los frentes 9 y 47 de las FARC -que hacían parte del bloque José María Córdoba y desde 2008 llamado Iván Ríos en homenaje a quien fuera su comandante- amplían su presencia en la región, después de la VIII Conferencia de las FARC en 1993, donde se decide mejorar las relaciones con la población civil. Igualmente, en 1997, el bloque decide arreciar su ofensiva en esta zona estratégica por la carretera Medellín-Bogotá, el circuito hidro energético y “contener la expansión de los paramilitares del Magdalena Medio” (Verdad Abierta, 2014). También era clave la región por su importancia como corredor de movilidad, abastecimiento y logística, así como su cercanía al Valle de Aburrá para realizar extorsiones y secuestros (Verdad Abierta, 2011). La debilidad de la fuerza pública y las instituciones del estado fue una situación propicia para el avance de la guerrilla14, demostrada en diferentes acciones, como la presión en las elecciones de 1997 para que los candidatos renunciaran bajo amenaza de ser asesinados. Incluso después de realizadas las elecciones, las FARC secuestraron a los alcaldes electos de Granada, San Francisco, San Luis, San Carlos y 14 Es importante interesante señalar, antes de las situaciones propicias para el avance de la guerrilla, cuáles fueron esas condiciones propicias para su posicionamiento: *La conectividad vial: autopista Medellín-Bogotá. *Contar con zonas de explotación hidro-energética: el Oriente abastece la tercera parte de la energía hidroeléctrica generada en el país. *El Oriente es una de las principales despensas agropecuarias del departamento, es asiento de un complejo industrial, un Aeropuerto Internacional y posee una incalculable biodiversidad.

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San Rafael, además de cuatro periodistas, aunque fueron liberados todos prontamente, con la condición de que se hiciera un comunicado oficial denunciando la presencia y actos de los paramilitares en la región. Al final, bajo esta situación de seguridad, los alcaldes terminaron trabajando desde Medellín. Como se mencionó, este año también es recordado por la incursión de los paramilitares de Ramón Isaza desde Puerto Nare, quienes fueron seguidos desde San Roque por los hombres de Carlos Mauricio García Fernández, alias “Doblecero”, oriundo de San Carlos y comandante del Bloque Metro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) (Verdad Abierta, 2009). Asimismo, durante los años de conflicto, llegaron el Bloque Cacique Nutibara y Héroes de Granada, “grupos que se mantuvieron hasta el año 2005” cuando se desmovilizaron (CNMH, 2011, p.45). En 1999 tuvo lugar la toma guerrillera de Nariño a cargo de cerca de 300 miembros de los Frentes 9 y 47 al mando de “Karina”, dejando asesinadas 14 personas entre civiles y policías; también secuestraron 8 uniformados y destruyeron gran parte del casco urbano central del municipio. El combate duró 36 horas, luego del cual el presidente de entonces, Andrés Pastrana Arango, ordenó el despeje de los corregimientos de Puerto Venus por solicitud de la guerrilla “con la supuesta excusa de liberar a los secuestrados” (Verdad Abierta, 2014). Mientras “Karina” fue la jefa absoluta del municipio, ordenó reconstruir la estación de policía, ocupar las casas abandonadas y servir de jueces para resolver todo tipo de asuntos cotidianos. Para la toma, la guerrilla utilizó “un carro bomba, morteros, cilindros bomba y de gas” contra la alcaldía, la estación de policía y otras viviendas cercanas (Rutas del Conflicto, s.f.).

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En San Luis, según declaraciones de Ramón Isaza, jefe de la facción de las Autodefensas Unidas del Magdalena Medio que pasó a comandar luego su yerno, alias “McGiver” desde el 2000 hasta el 2006, tenían el control de este municipio desde 1978 e inicios de los 80. El conflicto en San Luis tuvo un escenario de combates, tomas y retomas paramilitares y guerrilleras, en el corregimiento de El Prodigio, donde finalmente las autodefensas tuvieron su centro de operaciones. La importancia estratégica de este lugar radicaba en su ubicación geográfica, al permitir el tránsito hacia el Magdalena Medio, así como a otros municipios del oriente antioqueño, como Puerto Nare. Hubo algunas tomas guerrilleras de este corregimiento de parte de las FARC al mando de “Karina”, como en 1999, 2000 y 2001. La primera dejó 9 muertos y 5 secuestrados, ocasionando también que algunos “elenos” se pasaran al bando de las autodefensas (Verdad Abierta, 2014). En 2001 los frentes 9 y 47 ingresaron al corregimiento y se enfrentaron contra tropas de las ACMM, donde fueron asesinados 5 civiles sumados a siete paramilitares. El lugar “terminó saqueado, con serias afectaciones en buena parte de sus edificaciones y con terror, mucho terror” (Verdad Abierta, 2013). Le siguió una toma 40 días después, que terminó desplazando 800 personas hacia Puerto Nare. Un año después empezaron a volver sus pobladores. Por su parte, el balance de personas desplazadas por los paramilitares fue de más de 8 mil campesinos, obligados a huir hacia municipios como El Santuario, Cocorná, la cabecera de San Luis, El Carmen de Viboral y San Francisco (Verdad Abierta, 2011). Por su lado, para el caso de Argelia15, entre 1997 y 2010 según, datos que suministra la alcaldía, más del 70% de la población se desplazó y unos 5.661 campesinos nunca retornaron a sus hogares. Es importante señalar que existen discrepancias entre las cifras de la alcaldía y la UARIV con respecto a hechos victimizantes: “El Municipio tiene documentados 14.769 desplazados, 341 secuestros, 402 desapariciones forzadas, 207 torturas y 40 abusos sexuales, el resto fueron agresiones personales y 15 Es preciso indicar que, a raíz de la toma guerrillera de Nariño, al mando de Karina, y como el entonces presidente Pastrana ordenó retirar la policía que había en este municipio, por esto se desistió de la toma de Argelia; por órdenes de la propia Karina se destruyó eso sí el comando de Policía y anduvieron deambulando por esta población, siendo quienes controlaban todo el lugar.

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Sistemas Locales de Justicia amenazas. Mientras que la Unidad de Atención a Víctimas ha reconocido 192 actos terroristas, 13.792 desplazamientos, 567 amenazas, 531 homicidios, 196 torturas, 150 delitos sexuales, 50 desapariciones forzadas y 42 víctimas de minas” (EL TIEMPO, 2016). La situación de violencia se agravó e intensificó con la llegada de los paramilitares en 2002 y 2003 (Las 2 Orillas, 2015). Hubo múltiples hostigamientos de los paramilitares a la población civil bajo acusaciones de pertenecer a la guerrilla; igualmente, retenes en la vía principal que comunica con el municipio, amenazas, ajusticiamientos y asesinatos (Semana, 2005). Finalmente, en San Carlos se vivió el conflicto con ciclos largos e intensos de acciones y reacciones de diferentes actores armados, dejando como resultante el saldo de “33 masacres, 156 desapariciones forzadas y 78 víctimas de minas antipersonal”. El conflicto sufrió una degradación paulatina y múltiples violaciones del Derecho Internacional Humanitario, como el ataque a misiones médicas, mujeres embarazadas que fueron objetivos de ataques, heridos que fueron rematados en los hospitales, así como médicos obligados a atender o no hacerlo según la orden del grupo armado. Las escuelas fueron tomadas como centro de operación y en general la población estuvo forzada a suministrar provisiones, ayuda e información. La cantidad de minas antipersonal fue muy alta, llegando el municipio a registrar en años anteriores el mayor registro de víctimas por estos artefactos a nivel nacional. Igualmente, la población fue víctima de “crueles asesinatos, cuerpos descuartizados y decapitados fueron expuestos públicamente. Céntricos y reconocidos lugares públicos (hoteles, escuelas, calles) fueron utilizados como centro de torturas y base de operación paramilitar ante los ojos del pueblo y de las autoridades” (CNMH, 2011, p. 27-28). La oleada de violencia vivida se expresa en algunos testimonios de sus pobladores como la guerra total, refiriéndose a la manera como cada grupo armado respondía a las acciones del otro bando de una manera a veces más cruel y con fines de causar terror, llegando a un nivel tan escabroso que ocasionó el desplazamiento de “más del setenta por ciento de su población (…) Entre 1985 y 2010, cerca de 20.000 personas -de las 25.840 que habitaban el municipio de San Carlos- abandonaron su lugar de origen, 30 de las 7616 veredas con las que cuenta el municipio fueron abandonadas en su totalidad y más de 20 lo fueron de manera parcial” (CNMH, 2011, p. 29). Es importante enfatizar que, para la región, el 2002 fue un año pico17 de hechos victimizantes contra la población, dejando “30 mil víctimas civiles entre desaparecidos, mutilados por las minas, desplazados, secuestrados y muertos” (Verdad Abierta, 2014). La situación de indefensión, confinamiento y coerción para colaborar fuera con un bando u otro, agravó la victimización. La población víctima identificada en el Registro Único de Víctimas para el 2017 para los cuatro municipios SLJ es de 51.074 personas: en Argelia existen 10.085, Nariño 9.287, San Carlos 16.139 y San Luis 15.563. Es importante aclarar que el registro de víctimas es mayor a los habitantes actuales, ocasionado por el masivo desplazamiento en los cuatro municipios. 16 Es preciso anotar que son 79 veredas según fuentes locales y el facilitador municipal. 17 Tener en cuenta los demás picos históricos de violencia asociados al conflicto armado: 1988-1997: posicionamiento y expansionismo de las Farc y el ELN en la región. (Nótese que 1988 fue también el año pico de la mayor cantidad de masacres ocurridas a causa del conflicto armado). 1998-2003: los paramilitares querían recuperar el control hegemónico. Confrontaciones entre las Farc y los paramilitares (ACMM, el Bloque Metro y el Bloque Cacique Nutibara). 2003-2006: intensificación del conflicto por operativos militares de la Fuerza Pública contra los grupos armados ilegales.

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Retomando aspectos generales de la región y la dinámica del conflicto, es preciso mencionar que la relación de cultivos ilícitos con el conflicto armado ha sido mínima, debido a que, como se ha explicado, las razones estratégicas de la región residieron en rentas legales asociadas al circuito hidro energético, la vía Medellín- Bogotá y los corredores de tránsito entre departamentos y otras regiones, así como la cercanía al Valle de Aburrá. Las cifras actuales de presencia de cultivos de coca para el departamento ubican a Antioquia en el sexto lugar en hectáreas sembradas para el 2016 (UNODC-SIMCI, 2016, p. 24), siendo las regiones del Bajo Cauca y el Norte donde se concentra la mayoría de cultivos, y los municipios de Valdivia, Cáceres y Tarazá donde se encuentra el 63% del total. En San Carlos existen 1,76 hectáreas sembradas y en San Luis 8,23; para Argelia y Nariño no se registra existencia de cultivos según el Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia y del Derecho (2017), aunque se mencionó en talleres con comunidades y conversaciones con actores de justicia, la presencia de cultivos de coca en menor proporción. El conflicto armado en la región tiene diferentes fechas que indican el desescalamiento y progresiva terminación: el 2005 cuando ocurre la desmovilización de diferentes bloques paramilitares que operaban en la región, e igualmente en 2007 y 2008 por el asesinato, captura y desmovilización de comandantes de las FARC, que obligaron el repliegue de sus frentes hacia otras regiones. En el tránsito hacia el posconflicto después de la firma de los Acuerdos de Paz en La Habana, están concentrados en gran parte en la región y los municipios que se ocupa este informe, en tareas de desminado humanitario, búsqueda de personas desaparecidas18 -más de 1.653 siguen desaparecidas en el oriente antioqueño, según la Asociación de Mujeres del Oriente Antioqueño (Amor) (Inforiente, 2017)-, procesos de retorno y reparación, así como iniciativas sociales para la memoria y reconciliación.

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Nariño, San Carlos y San Luis ya fueron declarados libres de sospecha de minas- aunque algunos actores manifestaron su escepticismo por la declaración de algunas veredas-; por su parte, desde el 2016, Argelia fue priorizada para estas labores y actualmente se encuentran equipos de la ONG Halo Trust en el proceso. En este municipio se alcanzó a registrar presencia de minas antipersonal en 43 de las 48 veredas y 73 accidentes en los últimos 13 años (EL TIEMPO, 2016). El trabajo empezó enfocándose en 22 veredas y es crucial para garantizar el retorno de campesinos a sus lugares de origen. El proceso organizativo y colectivo en la región de memoria histórica y reconciliación tiene antecedentes importantes desde antes que finalizara el conflicto: así como hubo un capital social muy activo para debatir y representar a la región en décadas anteriores, en medio del conflicto también hubo iniciativas para intentar dialogar en medio del fuego cruzado. En la década de los 90 también se creó la Mesa de Derechos Humanos y Atención Humanitaria del Oriente Antioqueño, y en el año 2000, diálogos regionales liderados por los alcaldes que contaron con el respaldo de la Diócesis Sonsón-Rionegro (El Tiempo, 2001) y el acompañamiento de la Corporación “Vida Justicia y Paz” (Caracol Radio, 2001). En 1999 por iniciativa de la Iglesia Católica, empresas públicas y privadas y otros sectores civiles se crea la Corporación Prodepaz inspirado en el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio. Igualmente, con apoyo de la Unión Europea se implementa el Laboratorio de Paz II que tuvo procesos hasta el 2010. Cuando el conflicto en la región estaba en su punto más álgido, surgieron la Asamblea de Alcaldes de Oriente y el Consejo Territorial de Planeación como espacios para intentar mitigar los efectos trágicos del conflicto armado contra la población civil: “los alcaldes de la región se organizaron e impulsaron varias 18 Testimonios de familiares expresan que se requiere acelerar los trabajos, debido a “la cantidad de fosas comunes y NN en los cementerios, el atraso en la identificación de las víctimas mediante pruebas de ADN, la lentitud del gobierno para apoyar los colectivos de resurgimiento social de la población afectada por el conflicto, entre otros” (Mi Oriente, 2017).

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Sistemas Locales de Justicia iniciativas para unir esfuerzos y buscarle salidas al estado de guerra que padecían sus poblaciones” (Verdad Abierta, 2014). Actualmente, existen diferentes organizaciones sociales y de víctimas, representadas en diferentes sectores de mujeres, jóvenes y población en general, que buscan seguir el proceso de construcción de una sociedad en paz, así como vigilar el cumplimiento de la reparación completa de las víctimas, sea individual o colectiva. Existen diferentes símbolos de esta transformación en proceso: por ejemplo, las estaciones de policía destruidas en tomas guerrilleras en Argelia y Nariño, funcionan hoy en día como parques educativos. Lugares que en el pasado funcionaron como espacios de muerte y tortura, hoy son símbolos de reconciliación, memoria y desarrollo agrícola. El proceso de retorno también es una muestra del cambio en la región: para 2015 se calcula que habían regresado unas 14.300 personas a San Carlos (Semana Rural, 2017). Los retos en la transición hacia el postconflicto deben atender diferentes situaciones en la región que provocan incertidumbre y podrían, si no se manejan de manera adecuada, nuevos focos de conflicto por el territorio. Ya se ha mencionado el panorama en San Luis con respecto a la posible instalación de una nueva central de energía; de igual manera en El Prodigio frente a la explotación mineral que genera ingresos significativos. Volviendo al caso de San Carlos, algunos funcionarios públicos han expresado la necesidad de combatir el microtráfico para que no se expanda. El apoyo a los sectores rurales de Argelia y Nariño es imperativo. La potencialidad de la región para la construcción de comunidades en paz puede fortalecer el capital social histórico de la región en sus lazos de solidaridad y capacidad de resiliencia.

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2. Análisis de Conflictividades De acuerdo a los indicadores SIME y las lecturas del territorio realizadas en los cuatro municipios, se identificaron las siguientes conflictividades con mayor ocurrencia: Tipo Penal

Conflictividad Venta y consumo de SPA Hurto Violencia intrafamiliar VIF

Penal-Familia

Mantenimiento y alimentación de los hijos o de otros miembros Intolerancia y problemas de convivencia

Civil / comunitario

Conflictos relacionados con mojones, linderos o delimitación de los terrenos

Actor de justicia Justicia formal / Justicia administrativa19 Justicia administrativa / Justicia formal Justicia comunitaria / Justicia administrativa

19 La justicia formal incluye: juzgados, fiscalías, abogados defensores, abogados civiles y personal de apoyo de los tribunales. La justicia administrativa: comisarías de familia, inspectores de policía, defensoría de familia, secretarías de gobierno y enlaces de víctimas.


A continuación, se presentan cifras oficiales de algunas de las conflictividades destacadas por las comunidades y actores de justicia, presentando a partir de ellas, algunas reflexiones en torno a sus dinámicas en el territorio y el acceso a la justicia.

2.1 Violencia intrafamiliar Gráfica 2. No. de casos reportados de VIF en los municipios SLJ, departamento de Antioquia, 2013 – 2017 (corte 7 de diciembre 2017)

25 20 15 10 5 0

24

2013

2014 Argelia

Nariño

2015 San Carlos

2016

2017

Fuente: Observatorio del Delito de la Policía Nacional Gráfica elaborada por Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ

San Luis

La violencia intrafamiliar (en adelante VIF) es una problemática de preocupación nacional que se extiende también a las realidades regionales y municipales. Según la antropóloga Myriam Jimeno, si bien en términos generales en la última década los homicidios han disminuido en el país, no sucede lo mismo con la violencia contra las mujeres en contextos familiares con sus parejas o ex parejas (Razón Pública, 2017). Según Medicina Legal (2017) en su reporte de “Lesiones No Fatales de Causa Externa”, la violencia intrafamiliar es la segunda causa de nivel nacional, después de la violencia interpersonal, con una cantidad mucho más alta de afectación para las mujeres: de 70.806 casos en total, 54.273 son mujeres y 16.533 hombres.Para el caso de Antioquia entre el 2016 y 2017, se encuentra ubicado en segundo lugar a nivel nacional en este tipo de violencia, así como en feminicidios y delitos sexuales (INMLCF, 2017). Dentro de las estadísticas departamentales, se puede precisar datos para el oriente antioqueño entre 2015 y 2016 en 47520 casos de violencia contra la pareja, ubicándose a su vez en segundo lugar entre las regiones antioqueñas. Según el Observatorio del Delito de la Policía Nacional21, para los cuatro municipios de referencia, los casos reportados en total desde 2013 hasta 2017 fueron 117, distribuidos de la siguiente manera por

20 Un panorama sobre la situación de derechos humanos para Antioquia y sus regiones actualizado para 2017 se encuentra en el informe “Entre silencios, culpas y negligencias. Reflexiones y cifras sobre las violencias las violencias contra las mujeres y las rutas de atención” (Corporación Vamos Mujer y la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean, 2017) 21 Las cifras fueron comparadas con los resultados de Forensis del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, presentando diferencias en todos los años y municipios, situación que fue analizada con los actores municipales de justicia para aterrizar los datos.

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Sistemas Locales de Justicia municipio: Argelia registró 16, Nariño 26, San Carlos 38 y San Luis 37. El año con mayor prevalencia de VIF fue el 2017 con 43 y el de menor 2013 con 7 casos. De los casos de 2017, 16 ocurrieron en zonas rurales y 27 en urbanas, lo cual deja presumir según lo expresan los actores de justicia, un subregistro mayor en zonas rurales donde la posibilidad de denuncia es menor y es un desafío para la justicia local en la identificación y acompañamiento, debido a que las medidas de protección son más difíciles de realizar en ese contexto. En el 2017, siguiendo las cifras del Observatorio, se reportaron 2 casos en Argelia en la zona urbana (barrios Villeta-Florida y Mesones); en Nariño de los 9 casos, 6 se contaron en el sector urbano: 2 en El Crucero, 3 en el parque principal y 1 en San Antonio; en la zona rural 3 en total, 1 en Puente Linda, Guamal y El Llano. Por su parte, en San Carlos se registraron 21, todos en la zona urbana repartidos en los sectores de Zulia, El Cardal y Agualinda, contando 2 casos cada uno. Finalmente, de los 11 casos en San Luis, también todos tuvieron lugar en sectores urbanos, repitiendo ocurrencia en el Barrio Obrero. 38 casos del total del año fueron mujeres y 5 hombres. En referencia a la VIF contra niños, niñas y adolescentes (en adelante NNA), del 2013 al 2017, del total de 117 casos, 4 casos fueron menores de edad, aunque existen 18 casos sin especificar la edad, y al observar la condición civil, podría presumirse que varios fueran también menores de edad. Sin embargo, como lo manifiestan las comisarías de familia, la afectación de los NNA es directa e indirecta, porque cualquier violencia en el hogar redunda en ellos. Según el Tablero PARD - Proceso Restablecimiento de Derechos – del ICBF, para los Centros Zonales de Oriente y Oriente Medio22, se ingresaron al proceso por maltrato para la región: 14 menores en el 2013, 11 en el 2014, 5 para el 2015, 21 para el 2016 y finalmente 6 para el año pasado (Corte 31 de agosto 2017). Es de anotar que Antioquia se encuentra en el tercer lugar a nivel nacional en VIF contra menores desde el 2011. Retomando los datos generales para el oriente antioqueño, la Secretaría de las Mujeres de Antioquia (2016) ubica a la subregión en cuarto lugar en casos registrados de VIF contra la pareja, bajando del segundo lugar donde fue calificado para el año 2015 por el mismo informe y en segundo lugar en VIF contra NNA y adulto mayor. Como se mencionaba, existe una dificultad adicional cuando la violencia ocurre en zonas rurales -aún más en veredas tan dispersas y con dificultades de acceso vial- debido a la escasa presencia de autoridades y actores de justicia. Se suman otros factores que impiden la práctica de la denuncia a nivel general, unas veces por ciclos ascendentes de agresión y maltratos que llevan a una negación de la situación o normalización, según señalan algunos actores y estudios sobre el tema (Castillo, 2007, p. 21). En muchos casos a pesar de que se realiza la denuncia, aparecen nuevos factores disuasivos para persistir en el proceso penal que se instaura: después del desgaste del aparato judicial la víctima en ocasiones no asiste al juicio oral y el proceso se cae, según ejemplos aportados por jueces, fiscales y comisarios, referidos a parejas constituidas que luego de un acto de agresión, por diferentes razones se reconcilian, rebasando los alcances de los procedimientos administrativos y legales iniciados. Asimismo, hay que reflexionar sobre los “ejes culturales” (Jimeno, 2017) que sirven de soporte para la violencia y que han modelado tradicionalmente las relaciones de pareja y los roles de género, que podrían ser dialogados y puestos en cuestión con procesos de sensibilización, para reflexionar acerca 22 Tener en cuenta que estos Centros Zonales agrupan varios de los municipios del oriente antioqueño, por lo cual es difícil discriminar los datos para los cuatro municipios SLJ. El centro zonal de oriente comprende: Abejorral, Alejandría, Argelia, Carmen de Viboral, Concepción, Guarne, Guatapé, La Ceja, La Unión, Marinilla, Nariño, El Peñón, El Retiro, Rionegro y San Vicente. Por su parte, el de oriente medio lo constituyen Cocorná, Granada, El Santuario, San Carlos, San Francisco, San Luis y San Rafael.

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de las propias actitudes y reacciones frente a situaciones habituales. Como se menciona en diferentes entrevistas con actores de justicia, cuando ocurre un acto violento muchas veces está antecedido de maltratos psicológicos o de violencia económica, que frenan la voluntad de denunciar. El rol masculino asociado a la provisión económica del hogar y emociones descontroladas de celos o rabia por la pérdida de la pareja, son ejemplos que detonan comportamientos violentos. La violencia intrafamiliar en menores también en ocasiones y algunos casos pueden estar precedidos de pautas de crianza mediadas por abandono, roles patriarcales, sumados a factores estructurales como pobreza, bajos niveles educativos y ruralidad dispersa, que enmarcan un contexto violento en la familia vulnerando “desde la primera infancia la posibilidad real de goce efectivo de derechos” (OIM, 2015, p. 30). Los episodios violentos, en ocasiones, son disparados por consumo de alcohol. En la medida en que la violencia en la familia ha dejado de ser un asunto privado para convertirse en espacio de intervención del estado a través de legislación y estar tipificado como delito, el asunto no se agota en las leyes (Castillo, 2007, p.12), sino en seguir avanzando en la atención psicosocial y acompañamiento a las familias, logrando sensibilizar sobre la propia responsabilidad con los otros y la “valoración afectiva del entorno”23. Otro reto es ampliar la oferta educativa y laboral a mujeres dependientes del sustento económico de la pareja, además de seguir realizando con sistematicidad actividades pedagógicas donde se aborden estas necesidades.

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Una de las razones más importantes para que el reporte de casos de VIF haya aumentado desde el 2015 al 2017, puede estar fundamentado en que se ha generado poco a poco confianza en las personas para que denuncien, a través de actividades que se realizan en la ruralidad y las cabeceras, donde las personas perciben que las instituciones se acercan para conocer sus problemáticas; ejemplo de esto han sido las Jornadas Móviles de Acceso a la Justicia, donde se han divulgado las rutas de atención a cargo del personal psicosocial de las comisarias: se ha realizado en la veredas La Mina, en Argelia, y Campo Alegre, en Nariño, donde se conversó sobre violencia de género, Palmichal en San Carlos o en el corregimiento Buenos Aires, de San Luis. La socialización y sensibilización sobre este tema también estimula a que las personas estén más dispuestas a dialogar, por lo cual debe fortalecerse acciones de promoción de derechos y prevención de delitos, conscientes que esta conflictividad que se enfrenta a obstáculos culturales y materiales para poder disminuir. Otro factor que ha estimulado el aumento de denuncias ha sido la labor de las comisarías y los resultados que arrojan los procesos, en la medida en que, si las víctimas ven eficiencia y respuesta de la justicia, se genera mayor confianza. Un ejemplo de lo anterior y que ha permitido reducir niveles de violencia, según manifestó uno de los comisarios entrevistados, ocurre cuando existe acompañamiento del equipo psicosocial en el hogar directamente con acompañamiento de la policía, brindando solidaridad y atención oportuna a las víctimas para tomar decisiones y medidas de protección adecuadas También es clave hacer seguimiento a casos de delitos sexuales contra NNA. Aunque es otro delito, es de competencia para las comisarías y la fiscalía; en San Luis la ruta de atención tiene priorizado atender esta problemática debido a que ha aumentado recientemente, hecho relacionado con el aumento de las denuncias y los espacios de diálogo sobre el tema. 23 Según Myriam Jimeno, la “valoración afectiva del entorno y de la experiencia social es algo que aprendemos, y pensamiento y emoción son dos aspectos inseparables” (2017). En ese sentido, educar nuestras emociones como celos y rabia por la pérdida de la pareja o su posibilidad, son aspectos claves para la pedagogía en temas de familia y pareja.

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Sistemas Locales de Justicia 2.2. Inasistencia alimentaria Gráfica 3. No. de casos reportados de inasistencia alimentaria en los municipios SLJ, departamento de Antioquia, 2013 – 2017 (corte 15 de enero 2018) 25 21 20

17

15 10 5 0

8 3

10

8

2

2013

7 4

3

3

1

2014 Argelia

11

10

1

2015 Nariño

San Carlos

5 3

2016

4

Fuente: SPOA25 Fiscalía General de la Nación Gráfica elaborada por Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ

2017 San Luis

El delito de inasistencia alimentaria25 (en adelante IA) se entiende como “el incumplimiento injustificado de no suministrar la cuota alimentaria a que tiene derecho un niño, niña o adolescente” (ICBF, 2016). Es la segunda conflictividad que tiene más ocurrencia en los cuatro municipios, siendo competencia por vía administrativa de las comisarías de familia cuando tienen presencia en los municipios, y por vía judicial de la fiscalía y los juzgados, sean promiscuos o de familia, siendo importante precisar que siempre se intenta la conciliación por vía administrativa y judicial para la fijación de la cuota alimentaria y, en caso de no lograrlo, debe fijarse por los operadores judiciales en función de sus atribuciones. Ni Argelia ni San Luis tienen presencia de fiscalía local, dificultando el trámite de algunos procedimientos judiciales y la capacidad investigativa, asociado a la dificultad para asistir a las audiencias que citan los juzgados o el seguimiento de los procesos. En Nariño se manifestó que la directriz para labores de investigación judicial recae en la SIJIN, pero está ubicada en Sonsón. Por su lado, en San Luis, si se trata de delitos contra menores la jurisdicción competente es Puerto Triunfo, si son homicidios o apelaciones, se recurre al municipio de El Santuario, y si se trata de delitos penales, el lugar indicado es el municipio de Cocorná. Se puede observar que, a excepción del año 2013, el municipio que registra mayor número de casos reportados en la temporalidad analizada es San Carlos con 67, estando por encima de los otros municipios: 24 Sistema Penal Oral Acusatorio. Hay que señalar que la única fuente secundaria consolidada que se pudo consultar por municipio fue la base de datos de la Fiscalía, siendo una de tres entidades que reciben denuncias junto con la comisaría de familia y la policía nacional, por lo cual existen cifras incompletas que se contrastaron con los casos estimados por los funcionarios. 25 Está contemplado en el artículo 233 de la Ley 599 de 2000, de la siguiente manera: “El que se sustraiga sin justa cause a la prestación de alimentos legalmente debidos a sus ascendientes, descendientes, adoptante o adoptivo o cónyuge, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años y multa de diez (10) a veinte (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes. La pena será de prisión de dos (2) a cuatro (4) años y multa de quince (15) a veinticinco (25) salarios mínimos legales mensuales vigentes cuando la inasistencia alimentaria se cometa contra un menor de catorce (14) años.” (ICBF, concepto 80, 2015). Recuperado de https://www.icbf.gov. co/cargues/avance/docs/concepto_icbf_0000080_2015.htm

27


San Luis registra 27, Nariño 18 y Argelia 9. Esta situación puede estar relacionada con que a San Carlos, tanto en VIF como en IA, puede responder correlativamente al aumento de población retornada en años recientes, así como a un aumento de las denuncias estimulado por la recuperación relativa de confianza en las instituciones. El año con mayor número de casos es 2014, con 34 reportes y los de menor número 2013 y 2015 con 21, respectivamente. No existen cifras discriminadas para determinar si los casos provienen de zonas urbanas o rurales, aunque según se pudo comprobar en las entrevistas con actores de justicia, tienen lugar en ambos sectores. Con respecto a la recepción de las denuncias, por ser de oficio cualquier actor de justicia está obligado a recibirla y remitir a quien es competente, siendo importante incentivar la coordinación entre fiscalía, comisaría y la policía nacional, quien tiene funciones de policía judicial, aunque en ocasiones no se capacite ni se aplique en la práctica. Como se mencionaba antes, este delito de oficio, según la Ley 1542 de 2012, tiene dos vías para tramitarse en la justicia: administrativa y judicial. Para la primera, la comisaría de familia utiliza la conciliación como instancia adecuada según la normatividad para “asuntos susceptibles de transacción, desistimiento y aquellos que expresamente determine la ley” (ICBF, 2016), fijando en audiencia cuotas alimentarias entre las partes. El procedimiento depende de la capacidad económica del alimentario (padre que debe cumplir) y las condiciones para conciliar sobre cuotas mínimas, según lo expresado por las partes a espera de presentar evidencia que modifique la presunción fijada por la ley, según la cual en caso de no poder determinar la capacidad de pago se presume que la persona recibe un salario mínimo vigente.

28

Según expresó un actor de justicia, la IA “casi siempre se concilia, pero casi nunca se cumple”. La dificultad reside primero en la fijación de las cuotas, y mucho más cuando se pretende su cumplimiento en contextos rurales y campesinos donde la informalidad laboral impide embargar el sueldo. Al no cumplir el pago acordado, el proceso deviene en demanda ante el juzgado municipal, que desde antes tiene que haber confirmado la cuota alimentaria mediante sentencia. Es preciso señalar que, dependiendo de quién reciba la denuncia y como lo determina la ley, una vez se demuestre que se incumplió con la cuota fijada ante el juez, el proceso puede iniciarse por vía civil y penal de manera simultánea, sea para desplegar medidas para obligar el pago, así como la pena intramural como último recurso. Pese a que a nivel nacional existen reiteradas quejas de parte de la fiscalía26 de que la IA constituye un alto porcentaje de los procesos que investiga, actores locales expresan que el inicio del proceso penal es disuasorio para los padres incumplidos y, en consecuencia, son pocos los casos que llegan a la pena intramural. La dificultad para obligar a cumplir los acuerdos a que se llegan es el mayor cuello de botella en los cuatro municipios, sumada a comportamientos que denotan poca conciencia con la responsabilidad con los 26 Con respecto a las cifras nacionales, “Un informe de la Fiscalía revela que entre el primero de enero y el seis de septiembre (2017) se recibieron 43.337 denuncias por el delito de inasistencia alimentaria, es decir un promedio de 174 denuncias diarias o siete cada hora” (Canal 1, septiembre 2017). Recuperado de https://canal1.com.co/ noticias/fiscalia-recibe-174-denuncias-diarias-por-inasistencia-alimentaria/.

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Sistemas Locales de Justicia menores; por ejemplo, como se mencionó en una entrevista, a veces los padres al separarse o terminar la relación de pareja, asumen que no deben seguir ayudando al sostenimiento económico del hogar con hijos cuando alguno de los dos tiene nueva pareja. Otro obstáculo para agilizar y hacer efectivas las actas de conciliación es que deben remitirse desde la comisaría al juzgado para ratificar la cuota fijada, siendo un proceso que demora en tramitarse cuando los juzgados tienen represados temas gruesos de linderos, tierras o sucesiones, por mencionar algunos temas señalados, estimando la IA secundaria en importancia procesal. De igual manera que sucede con la VIF, la IA afecta en mayor proporción a mujeres y a población de escasos recursos (DeJusticia 2013), que tienen dificultades para acudir a una demanda penal por los costos, siendo en ocasiones la misma comisaría quien orienta a la víctima. Ha existido en los últimos años un debate nacional que se abordó también con los actores de justicia sobre la despenalización de la IA, teniendo en el Proyecto de Ley 014 de 2017 presentado por el Ministerio de Justicia y del Derecho su último escenario, contemplando algunas medidas aprobadas en primer debate en el senado en noviembre del año pasado, con respecto a sanciones en el sistema financiero, restricciones para registrar trámites en Cámara de Comercio, contratación con el Estado, ingreso a puestos públicos, registro de escrituras, entre otros impedimentos que pretenden forzar el cumplimiento de la deuda por alimentos en vez de enviar a la cárcel al demandado, agravando la imposibilidad de pago (Ámbito Jurídico, 2017). En general, desde las comisarías se manifestó su inconveniencia27, debido al efecto disuasorio del proceso penal, aunque se enfatiza en el problema estructural que significa no poder obligar el pago ni determinar la capacidad económica del padre, y no poder aplicar penas restaurativas en beneficio de los hijos, en contextos rurales y de informalidad laboral para los cuales el proyecto de ley no brinda herramientas de reforma. Con este panorama, se plantean los siguientes retos para la justicia local: ›› Se debe brindar una mejor atención y sensibilidad en casos de IA, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas en los Encuentros Regionales de Prácticas Colaborativas (18 y 19 de mayo de 2017 en El Carmen de Viboral y 22 y 23 de febrero de 2018 en Rionegro) de parte de los actores de justicia, alusivas al papel que juegan en la toma de decisiones los prejuicios frente a una situación y otras personas, esencial aún más cuando la decisión está en manos de un funcionario público y operador de justicia, afectando a otras personas y creando precedentes para decisiones posteriores. ›› Como mencionó un juez municipal: “La realidad no está en las grandes ciudades sino acá en las provincias”, refiriéndose a que las leyes y normatividad deben atender el contexto territorial, donde el desempleo y la informalidad laboral son obstáculos estructurales para aplicarlas, refiriéndose a la eventual despenalización de la IA. ›› Gestionar la creación de fiscalías locales en Argelia y San Luis, debido a que es esta entidad quien realiza labores de investigación judicial y recolección probatoria en los procesos penales de IA, según lo manifestaron actores de justicia que requieren de la articulación con esta entidad. ›› Fortalecer la interlocución con Asocomunal y las JAC para la puesta en conocimiento de casos 27 Para ahondar en las posturas del debate y sus aproximaciones empíricas, consultar El delito de inasistencia alimentaria: Diagnóstico acerca de su conveniencia (DeJusticia, 2012).

29


que no están siendo denunciados, así como para realizar actividades de sensibilización sobre la responsabilidad con los hijos y el hogar. ›› Actualización de bases de datos sobre IA para realizar cruces de datos que permitan identificar casos que son víctimas de diferentes tipos de violencia y delitos, donde a veces se imbrican situaciones de VIF e IA que provocan en casos el miedo a denunciar por amenazas o dependencia económica. Realizar actividades pedagógicas en instituciones educativas, que involucren metodologías narrativas y contextuales, como juegos de roles y conocimiento de casos, para sensibilizar sobre la importancia de la responsabilidad con los demás cuando se contrae una obligación, en el caso de decidir tener hijos.

2.3. Lesiones personales Gráfica 4. No. de casos reportados de lesiones personales en los municipios SLJ, departamento de Antioquia, 2013 – 2017 (corte 18 de enero 2017) 35 30

30 25

30

23

22

20

20

16 13

15 10 5 0

29

5

7 3

6

13 8

3

2013 Argelia

11 8

12

15 11

Fuente: Observatorio del Delito de la Policía Nacional Gráfica elaborada por Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ

4

1 2014 Nariño

2015 San Carlos

2016 San Luis

2017

El fenómeno de lesiones personales se incluye para su conceptualización técnica dentro de la categoría de violencia interpersonal denominada por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, tomando prestada la definición disponible en el informe de Forensis para el 2016, como “Todo acto de agresión intencional repetitivo en el que se utiliza alguna parte del cuerpo, algún objeto, arma o sustancia que moviliza y causa daño a la integridad física (p. 206)” (Rodríguez y Núñez, citados en p. 156). Siguiendo de cerca el informe citado, se pueden observar las cifras nacionales para el 2016, cuando se reportó un total de 123.298 valoraciones por lesiones personales, presentando una mayor afectación del 65.81% en los hombres. Los agresores más comunes eran personas conocidas de las víctimas, los actos ocurrieron en las calles y vías públicas, tuvieron las riñas como circunstancia y el “mecanismo causal contundente”. Los tiempos de ocurrencia sucedieron en el mes de mayo, el día domingo y en el intervalo del día entre las 6 y 9 pm (Forensis, 2016, p. 155). Distintos balances presentados en la prensa que analizan estos datos, concluyen que la intolerancia es el factor detonante de la violencia, en espacios de ocio, celebración e incluso familiares, siendo el día de la madre también un día de alto registro de agresiones. Factores como el consumo de alcohol y algunas sustancias psicoactivas pueden aumentar la probabilidad de violencia, sobre todo fines de semana. Hay que considerar que la violencia interpersonal es la causa de 6 homicidios de cada 10 a nivel nacional (El Tiempo, 2017). La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia Es importante señalar que, pese a que las cifras de homicidios han descendido en los últimos años, con las lesiones personales no ha sucedido lo mismo, obligando a un análisis de la violencia como fenómeno cultural, relacionado con el conflicto armado28 histórico del país y el narcotráfico, pero también con otras razones directas de intolerancia, desconfianza y percepción de inseguridad29. También hay que tener como referencia las estadísticas preliminares que presenta Medicina Legal para noviembre del año pasado, donde las cifras de violencia interpersonal registraban 103.98330 casos (sin contar aún diciembre, que es un mes con significativas cifras de violencia). Si se comparan estos datos generales con los datos disponibles de los cuatro municipios para el periodo estudiado en la gráfica, algunas constantes permanecen entre un año y otro y el panorama nacional y local. Observamos que San Luis es el municipio que registra más casos de lesiones personales entre los años 2013 a 2017, con un número de 72 reportes, mientras Nariño es quien reporta menos casos con 58, no siendo muy distante la diferencia de cifras. El año más violento del periodo analizado fue el 2016 con 81 casos para los cuatro municipios, frente al 2013 con 11 casos, siendo éste el de menor registro. Del total de casos reportados en este periodo, que fueron 255 en cifras, 54 tuvieron lugar en zona rural y 201 en urbana, teniendo la vía pública como el escenario donde más se presentó este tipo de delito, del total registrado de 152 casos. El arma utilizada o mecanismo causal fue un objeto contundente, 139 de las veces, seguido de arma blanca/cortopunzante con 67 casos. De igual manera que sucede a nivel nacional, este tipo de violencia afecta más a los hombres, ya que, de los 255 registros, en 169 casos estos fueron las víctimas, mientras que las lesiones personales donde las víctimas son mujeres, se reportan 86. Frente a estas cifras, es clave considerar las percepciones de los actores de justicia al respecto, por ejemplo al referenciar los casos de agresiones físicas y verbales que pueden ser abordadas con conciliaciones; en el mismo sentido, es importante tener en cuenta el cambio en la aplicación de multas que acarrea el Nuevo Código de Policía vigente desde el año pasado, tanto a nivel nacional como local las riñas y la posesión de armas en establecimientos públicos y de consumo de licor son constantes infracciones. También hay que contemplar que la violencia interpersonal está relacionada en ocasiones con otros delitos que pueden anteceder las vías de hecho, como son la amenaza, injuria o calumnia, sintomáticos de la convivencia que debe ser abordada por las instituciones encargadas para prevenir conflictos y que son frecuentes en estos municipios, de acuerdo a los actores de justicia. Con respecto a las amenazas, el uso de la conciliación ha prevenido en algunas situaciones a que no escale el suceso a lesiones personales. En general, desde las inspecciones de policía, afirman que el nuevo código es más estricto, lo que ha aumentado el trabajo y los casos que se recepcionan, pero también es más disuasivo para evitar cometer infracciones, no solamente con respecto a riñas y porte de armas, sino para otros comportamientos que afectan la convivencia. 28 Es importante en el marco de implementación de estrategias como Sistemas Locales de Justicia en un contexto de postconflicto, considerar que “hoy es más probable que alguien sea asesinado en el marco de actividades culturales, de entretenimiento o deportivas (31,69 de los casos) que en enfrentamientos armados o en medio de un hecho delictivo” (El Tiempo, 2017). 29 Es interesante considerar, siguiendo algunas observaciones de Jesús Martín-Barbero, que la intolerancia es reacción en ocasiones de sentirse inseguro, extraño y desconfiado en un lugar: en la medida en que se percibe con mayor riesgo propio, se está más predispuesto a reaccionar violentamente ante un desacuerdo cotidiano frente a los demás (Publimetro, 2017). 30 Lesiones fatales y no fatales de causa externa según Clasificación del Contexto de Violencia y Desaparecidos.

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En este contexto, se presentan los siguientes retos y recomendaciones para seguir abordando desde la justicia local esta problemática, que está íntimamente relacionada con la convivencia y tolerancia: ›› Fortalecer las capacidades de los Comités de Conciliación de las JAC para abordar de manera preventiva los conflictos que se presenten por chismes, desacuerdos, problemas de linderos, injurias, calumnias y amenazas; su papel debe ser fortalecido y reconocido sobre todo en zonas rurales donde la institucionalidad tiene presencia esporádica e intermitente; son referentes de liderazgo y diálogo para sus comunidades, y en virtud de eso, pueden jugar un rol fundamental para servir de mediadores y conciliar conflictos. ›› Continuar con actividades dentro de los planes de acción del SLJ, que son la hoja de ruta de gestión de actividades, para fortalecer los lazos comunitarios y vecinales que sirven como base para una convivencia pacífica. Los aspectos lúdicos, recreativos y culturales que permiten compartir y ponen en acción la solidaridad y buenas prácticas interpersonales. La escucha, los relatos y las actividades grupales sirven en esa dirección. La presencia de las instituciones para escuchar a las comunidades y reconocer sus saberes y relatos, a veces es más valorado que un recurso material que se brinde. La generación de confianza pasa por acercarse, observar y escuchar las preocupaciones y necesidades comunitarias. Al respecto es destacable la labor que se ha realizado en los municipios en actividades sobre convivencia y relaciones vecinales, divulgando los contenidos de la Ley 1801 referente al Código Nacional de Policía.

32

›› Es recurrente en los municipios con varios corregimientos y veredas dispersas, como por ejemplo San Carlos, en zonas aledañas a Samaná y Puerto Garza, manifestar la necesidad del nombramiento de corregidor u otra inspección de policía para su población rural. Este requerimiento lo han realizado en diferentes ocasiones la inspección y la comisaría, atendiendo casos de su conocimiento. ›› La responsabilidad que tiene la educación es esencial en la construcción de paz, un ambiente de respeto con la diferencia y que cultive el diálogo y pensamiento crítico para asumir dificultades y desacuerdos con otros. La educación como proceso debe abordar no solamente los aspectos cognitivos del aprendizaje sino los emocionales y humanos que pueden estimular sentimientos de empatía y solidaridad, en la medida en que el afecto y comprensión por la vivencia ajena puede ser compartida (De Zubiría, 2017) (Nussbaum, 2005 y 2014). Lo anterior se justifica aún más en un contexto como el del país, que ha sufrido diferentes tipos de violencias por ciclos y con impactos diversos en las ciudades y el campo, como el narcotráfico y el conflicto armado. Una cultura que ha convivido con la violencia termina siendo afectada en sus valores y prácticas: un lenguaje coloquial y valores cotidianos asociados a “no dejarse de nadie”, “ser el más verraco” (Sanabria, 2013), aplicar la justicia en mano propia o la intolerancia frente a quien es distinto, reflejados desde la violencia bipartidista de los 50 hasta las peleas entre barras bravas, son algunas muestras de una cultura profundamente afectada por la violencia que en la educación tiene un escenario para ser reencauzada, desafío que debe ser fortalecido por la atención de las demás instituciones a los conflictos sociales. La poca confianza en las instituciones es caldo de cultivo para que las prácticas de ilegalidad y egoísmo violento se multipliquen, en la medida en que, si el otro no cumple o el funcionario no da ejemplo, porqué alguien habría que darlo, alimentando un clima de desconfianza e intolerancia.

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Sistemas Locales de Justicia 2.4. Tráfico y consumo de sustancias psicoactivas Gráfica 5. No. de casos reportados de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes en los municipios SLJ, departamento de Antioquia, 2013 -2017 (corte 25 de enero). 50

46

45

39

40

35

35 30 25

25

22

22

20 15 10

8

13

9 6

5 0

17

17

2013 Argelia

2014 Nariño

12 8

2015 San Carlos

12 6

Fuente: SPOA Fiscalía General de la Nación Gráfica elaborada por Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ

2017 San Luis

La conflictividad abordada en este apartado y la información disponible al respecto tienen diferentes perspectivas de observación: por un lado, las cifras que se presentan arriba referentes a tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, según está tipificado en el artículo 376 del Código Penal, y que registra en su conteo de delitos la Fiscalía General de la Nación; por otro, la situación sobre consumo de sustancias psicoactivas (en adelante SPA), según las cifras que presenta el SUICAD31, que no arroja ningún caso ingresado en este periodo de tiempo, revelando sin duda que los casos de consumo que son conocidos por los actores de justicia locales no ingresan al sistema de salud o no están siendo reportados en este sistema de información, siendo la percepción que tienen sobre este fenómeno el indicador para acercarse a la realidad del consumo en los municipios. Observando las cifras municipales respecto a tráfico, se puede apreciar que San Carlos presenta la mayor cantidad de casos reportados con 181, ubicándose de lejos frente a San Luis que le sigue con 92 casos para el periodo entre 2013-2017. Hay que tener en cuenta que este delito se procesa judicialmente a partir de incautaciones policiales32 de sustancias como marihuana (con mayor número de incautaciones), seguida de base de coca, cocaína, bazuco y heroína (esta última en menor proporción). El año con mayor número de reportes fue el 2016 y el de menor el 2017. En relación al oriente antiqueño, fuentes de prensa señalan que, en San Carlos para diciembre de 2017, uniformados de la 4ª brigada del Ejército y el CTI, capturaron a tres hombres y una mujer “quienes serían los mayores comercializadores de estupefacientes de esta región” (Caracol Radio, 2017). Otro suceso preocupante 31 Sistema basado en centros y servicios a la persona consumidora de sustancias psicoactivas, gestionado por el Ministerio de Salud, el Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia y del Derecho y UNODC. Recuperado de http://www.suicad.com/repextodc. 32 Se contrastaron y compararon las cifras de SPOA con las del Observatorio del Delito de la Policía, que contiene cifras sobre incautaciones de estupefacientes solamente de los años 2016 y 2017.

33


tuvo lugar en noviembre de 2017, cuando circuló un panfleto33 donde aparecían diferentes personas relacionadas con el tráfico de droga justamente. Es importante recordar los datos sobre hectáreas sembradas para San Carlos y San Luis, siendo de 1,76 y 8,23 respectivamente, para calcular el potencial productivo frente a la demanda local que existe de tráfico y consumo, siendo objeto de inquietud para los actores locales, pese a que es bajo en comparación con los municipios con más hectáreas sembradas en el departamento. La preocupación se dirige al consumo sobre todo en población joven y escolar, lo que se relaciona con algunos informes que concluyen que Colombia ha pasado de ser productor a ser también consumidor (MinJusticia, 2017, p. 59), y Antioquia encabezada por Medellín y su área metropolitana, como la zona que presenta mayores niveles de consumo (MinJusticia y UNODC, 2017).

34

Igual que sucede a nivel nacional y departamental, las sustancias que más se consumen son marihuana y cocaína en una población que oscila entre los 18 y 25 años. Según un diagnóstico realizado para Nariño que suministró la Dirección Local de Salud, 19% de personas entre una edad de 10 a 25 años ha probado alguna vez en su vida una SPA, comparado con el 24,7% departamental y el 13% nacional de prevalencia, siendo un reto muy importante poder continuar con una gestión de información actualizada y en profundidad sobre la población en riesgo para el consumo e igualmente para el mercado de tráfico, porque el estudio realizado plantea información general que sería muy provechoso para políticas de prevención poder indagar en detalle, cruzando diferentes variables poblacionales en futuros estudios. Algunos de los factores de riesgo mencionados por los actores locales, aluden a la falta de ocupación laboral y de tiempo libre para los jóvenes, así como a la desinformación que puede existir acerca de los efectos de las SPA. Otro reto crucial se relaciona con los procedimientos que establece el Sistema Penal Acusatorio para denunciar delitos de este tipo: quien denuncia tiene comparecer frente del denunciado, en municipios y comunidades donde muchas veces se conocen, volviendo muy complejo la garantía de confidencialidad y seguridad de quien se atreve a hacerlo. De igual manera, se deben fortalecer los espacios de diálogo informado, libre de prejuicios y prenociones, para afrontar un tema que tiene datos científicos y técnicos sobre los efectos físicos, psicológicos y sociales del consumo, acompañando a la población joven que por curiosidad puede iniciar o ya está consumiendo. Conversar sobre el tema, acompañar y orientar es un reto para las instituciones locales responsables de esta problemática que hunde en ocasiones sus raíces en el entorno familiar y el desarrollo personal; igualmente “Detener la tendencia al aumento del consumo de drogas ilícitas, retrasar la edad de inicio, así como reducir los impactos negativos del consumo de drogas en la población colombiana, requiere presupuestos acordes con la dimensión del problema” (MinJusticia, 2017). El compromiso con esta problemática, según lo manifestado por los actores de justicia, debe ir acompañado con programas y actividades integrales, según las prácticas de coordinación y trabajo colaborativo del SLJ, en los ámbitos familiares, educativos y de atención médica y psicológica. Como se señalaba atrás, aunque la situación con respecto a la producción, tráfico y porte de estupefacientes no es alta en cifras, el consumo en la población joven y estudiantil presenta una tendencia que es deseable abordar con medidas preventivas e informativas para evitar su crecimiento y poder reducir daños.

33 Panfleto que circuló por WhatsApp, firmado por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia; al respecto según lo conversado con actores locales, se aprovechó este nombre para generar zozobra y preocupación en la población por parte de delincuencia común, porque no hay certeza de que este grupo tenga presencia en el municipio. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia 2.5. Otras conflictividades de preocupación para los actores de justicia en los cuatro municipios. 2.5.1. Conflictos por predios y linderos Esta problemática es reconocida sobre todo por las inspecciones de policía, quienes por competencia legal resuelven conflictos sobre delimitación de predios y linderos según lo estipulado en la Ley 1801 de 2015 en el Código de Policía. Uno de los problemas que se presentan asociados a esta conflictividad, según expresaron las inspecciones, es la práctica habitual de utilizar documentos de compra y venta para realizar transacciones en su mayoría de propiedades rurales como fincas, parcelas, etc., sin elevar el acuerdo a una escritura pública que formalice los términos de lo pactado. De esa manera cuando existen sucesiones o el reclamo sobre un predio, es necesario acudir a catastro para verificar o incluso a las dependencias de planeación para dirimir.

y

x

El problema casi siempre está en la interpretación subjetiva que hacen las partes sobre un documento de compraventa que estableció límites sobre referencias geográficas que son variables con el tiempo, como detalles del terreno que pueden cambiar por derrumbes, tala de árboles, mojones desaparecidos, etc. Las dificultades para atender este tipo de conflictos residen en la disponibilidad de transporte en algunos municipios para realizar las inspecciones oculares de los predios, o como mencionaron los actores de justicia, si se pueden hacer “toca dejar la oficina cerrada” porque en ocasiones no se dispone de personal que atienda a la ciudadanía.

Con el nuevo Código Nacional de Policía ha aumentado también la cantidad de trabajo y las instancias de conciliación cuando se apela alguna multa o comparendos, representando también un reto seguir atendiendo los conflictos que se presentan en las zonas rurales; de ahí que se manifieste también la necesidad en los municipios que poseen varios corregimientos y veredas muy lejanas, de volver a crear inspecciones o corregidurías que atiendan esos casos. Un reto especial puede presentarse también en zonas rurales donde existen procesos de retorno después del conflicto armado y que han sido ocupadas o declaradas por entidades territoriales para un uso de conservación, como es el caso de San Carlos, donde en la lectura de territorio se identificó esta eventual problemática con Cornare.

2.5.2. Hurto Existe también preocupación sobre la ocurrencia de hurtos, según lo previsto en el artículo 239 del Código Penal y su particularidad en los municipios según la información provista por los comandantes de policía y las inspecciones de policía, siendo robos menores y de poca cuantía. Es un fenómeno relacionado con la poca oferta de oportunidades educativas y laborales que con el tiempo puede agravarse si la población juvenil y laboralmente activa no encuentra empleo, según lo señalado en las entrevistas. Aunque la situación de seguridad es de relativa tranquilidad, realizar actividades preventivas para evitar los hurtos, ayuda a mantener la confianza en las instituciones que velan por el orden público, sin olvidar que la solución no reside solamente en la respuesta policiva sino en las condiciones sociales y estímulos para que las personas decidan dedicarse a actividades legales.

35


3. Barreras de Acceso a la Justicia Gráfica 6. Porcentajes barreras de acceso a la justicia en los municipios SLJ, Departamento de Antioquia, 2017

Miedo a denunciar

36

78%

Falta de MASC

85%

Falta de justicia en zonas rurales

85%

Falta de confianza en la justicia/lentitudprocesal Barreras geográficas y económicas

86%

Fuente: SIME Gráfica elaborada por Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ

88%

72% 74%76%78%80% 82%84%86%88%90%

El acceso a la justicia como derecho constitucional, contemplado en los artículos 2 y 229 de la Constitución Política de Colombia y servicio público que debe proveer el Estado, se enfrenta a un contexto nacional y local complejo que tiene diferentes expresiones en lo rural o en lo urbano. Un dato llama la atención sobre las condiciones de acceso de los conflictos a la justicia a nivel nacional: para el 2016, solamente el 43% llegaron al conocimiento de las autoridades y el 10% a los jueces (Corporación Excelencia en la Justicia, 2016, p. 102), indicando que un 67% de los asuntos que deberían llegar a la justicia no están siendo reportados, situación que puede estar relacionada con la existencia predominante de diferentes barreras.

3.1. Barreras geográficas y económicas La característica de ruralidad dispersa que poseen los cuatro municipios SLJ, evidente en la cantidad abundante de corregimientos y veredas34, así como la distancias con respecto al casco urbano, es la barrera de acceso que tiene mayor mención entre los actores de justicia locales y la información que arrojaron los talleres con comunidades. Como se mencionaba en el contexto regional, existen 34 Argelia cuenta con 51 veredas agrupadas según Centros Zonales, Nariño con 48 y 7 Centros Participativos, San Carlos con 79 veredas y 3 corregimientos y San Luis con 49 y 2 corregimientos.

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vías de acceso en mal estado o caminos de herradura en vez de carreteras, que dificultan aún más el desplazamiento. A esto se suma también que a veces el costo del transporte excede el de la diligencia que se quiere realizar. Esta situación puede ser un factor que impide que se reciban quejas, denuncias o se interponga demandas. Por ejemplo, en el corregimiento de Puerto Venus en Nariño, existen denuncias que no se efectúan porque la comisaría de familia a veces no ha podido transportarte y no ha existido la suficiente coordinación para que lo haga la policía en su ausencia. En San Carlos, donde existen tres corregimientos: Samaná, Puerto Garza - Narices y El Jordán, se expresó la necesidad de ofrecer servicios de justicia de manera permanente a través de corregidor u otra inspección de policía, cubriendo las múltiples veredas circundantes; en los dos últimos corregimientos, a 3 y 2 horas de distancia de la cabecera municipal, respectivamente, se pudo realizar JMAJ, respondiendo a la creciente demanda de justicia. Otra dificultad al respecto se relaciona con el mapa judicial como está organizado desde la rama judicial, la fiscalía y por su lado, la defensoría pública, teniendo diferentes criterios de organización que no siempre coinciden con las necesidades del territorio. Con respecto a la oferta de juzgados, están dispuestos según circuitos y distritos que responden a las vías de acceso y la demanda de justicia, mientras la fiscalía establece fiscalías locales, seccionales y regionales atendiendo una estructura jerárquica y el mapa político del país; por su lado, la defensoría lo hace según las regiones y la escasez de recursos (CEJ, 2016, p. 34) Al disponer de esta manera la oferta de estas instituciones, puede ser problemático para el curso de los procesos porque se requiere para acudir ante un juez en algunos casos de la presencia de la fiscalía y un defensor público. Las barreras geográficas se cruzan con el mapa judicial cuando la población ha aumentado en los últimos años y no lo ha hecho el número de jueces, congestionando aún más los despachos. Este dato local adquiere perspectiva cuando se considera que entre 1993 y 2013 en el país, la demanda de justicia creció en un 175% mientras la oferta de despachos y autoridades judiciales lo hizo en un 48% (CEJ, 2016, p. 34). Lo anterior se ve reflejado en el contexto local en el caso de San Carlos, donde solamente existe el juzgado promiscuo, pero la población ha crecido de manera importante en los últimos años por el proceso de retorno que, según algunas estimaciones informales de actores locales, fluctúa en 14 mil personas. De igual manera, se manifestó en Nariño la visita mensual de defensores públicos como una dificultad para que el juzgado pueda participar en actividades fuera del despacho, con la idea de articularse mejor con el SLJ del municipio. Asimismo, como se ha señalado antes, la ausencia de las fiscalías locales en Argelia y San Luis, con 1 hora y media y 2 horas respectivamente de distancia frente a Sonsón y Cocorná como cabezas de circuito, es una dificultad para la realización de audiencias y desarrollo de procedimientos judiciales, afectando de igual forma la articulación con los demás actores locales de justicia. Las condiciones de pobreza dificultan aún más las condiciones de acceso, relacionadas con los costos ante la eventualidad de iniciar un proceso penal y tener asesoría legal, por lo cual se entiende que el actor inicial a que más se acude para muchos casos sea la justicia administrativa y se busque un arreglo conciliatorio. De acuerdo a los actores de justicia, la ausencia de consultorios jurídicos y de abogados en algunos municipios impide que las personas puedan costear de manera más favorable

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sus necesidades jurídicas; frente a este panorama, en Nariño, se presentan dificultades para la realización de audiencias en el juzgado porque se agendan visitas de defensores una vez al mes, y el recurso de amparo por pobreza35 no se aplica porque el desplazamiento para los abogados también es muy dispendioso desde Sonsón o Medellín, según se expresó en algunas entrevistas.

3.2. Falta de confianza en la justicia/lentitud procesal Se presentan estas dos barreras relacionadas porque la mora en los procesos provoca una percepción de “su alto grado de burocratización y de ineficiencia” (DeJusticia, 2013, p. 63), que es un factor en detrimento de la confianza en la justicia local. En otros contextos la desconfianza puede estar asociada a cooptación de la justicia por grupos armados o de poder, corrupción, mala atención, entre otros, pero en los cuatro municipios alude directamente a la lentitud de los procesos, excesivos trámites e incertidumbre frente a los plazos y resultados. Como lo menciona un actor de justicia, la comunidad confía más en la medida en que aumentan los resultados y observan que las denuncias tienen efectos. La percepción de desconfianza es preciso matizarla con el aumento relativo de denuncias en algunos conflictos, como consecuencia de la aproximación de los funcionarios a la ciudadanía, una atención más adecuada y cercana, y en general un clima favorable para conversar de temas velados en el pasado por tabúes morales, como el abuso sexual en menores o la violencia intrafamiliar.

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En ocasiones la falta de confianza también reside en la poca presencia de la justicia en zonas rurales, que es otra barrera relacionada directamente; cuando las comunidades no conocen las funciones de las instituciones ni a los funcionarios que están encargados, no se va a crear un ambiente para acercarse a poner en conocimiento de los funcionarios sus necesidades y problemas privados. De igual manera, cuando es atendida una persona, es importante enfatizar en la orientación que se brinde, porque puede quedar la percepción al no resolver inmediatamente un asunto, que no es útil acudir a la justicia; por el contrario, la orientación debe ofrecer una información clara, con la mayor disposición para enrutar a la persona según la entidad competente y dimensionar los tiempos de resolución según el problema. Es común el “trasteo”, como es llamado coloquialmente, por diferentes oficinas y la desorientación que hace desistir a las personas cuando no reciben una adecuada atención y se piensa que una solicitud va a ser atendida inmediatamente, generando falsas expectativas (DeJusticia, 2013, p. 387). 35 Según la Sentencia T-114/07 de la Corte Constitucional, “El amparo de pobreza es un instituto procesal que busca garantizar la igualdad real de las partes durante el desarrollo del proceso, permitiendo a aquella que por excepción se encuentre en una situación económica considerablemente difícil, ser válidamente exonerada de la carga procesal de asumir ciertos costos, que inevitablemente se presentan durante el transcurso del proceso. Se trata de que, aun en presencia de situaciones extremas, el interviniente no se vea forzado a escoger entre atender su congrua subsistencia y la de a quienes por ley debe alimentos, o sufragar los gastos y erogaciones que se deriven del proceso en el que tiene legítimo interés. Esta figura se encuentra regulada por los artículos 160 a 168 del Código de Procedimiento Civil, y resulta aplicable a los procesos contencioso administrativos en virtud de lo previsto en el artículo 267 del código procesal de la materia (Decreto 01 de 1984)”. Recuperado de: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2007/T-114-07.htm.

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3.3. Falta de justicia en zonas rurales Retomando los datos demográficos sobre la población rural de los municipios analizados, observamos que la mayoría vive en la zona rural, siendo significativamente alta la proporción en Argelia y Nariño, aunque hay razones para pensar, siguiendo percepciones de diferentes actores locales, que San Carlos ha aumentado su población de manera acelerada en los últimos años debido al proceso de retorno, gran parte dirigida a las veredas y corregimientos del municipio, como Samaná, El Jordán y Puerto Garza. Volviendo a Argelia, su población rural está distribuida en 51 veredas, 39 de las cuales poseen vías de acceso solamente a través de caminos de herradura y se encuentran algunas entre 3 y 13 horas de la cabecera municipal. Por último, Nariño cuenta con el corregimiento de Puerto Venus y 48 veredas. El 86% de su población es rural. En este contexto, es comprensible la necesidad de aumentar la presencia de institucionalidad en la zona rural y poder brindar servicios de justicia, sea de manera constante a través de la creación de inspecciones de policía, corregiduría y fortaleciendo los comités de conciliación de las JAC, que podrían ayudar a conciliar cuando se presentan conflictos de convivencia, problemas de linderos y servir de mediadores en otras situaciones, siendo puente para remitir casos a las autoridades judiciales pero garantizando de no verse involucradas o afectadas por mediar entre las partes y la justicia. Otro efecto negativo de esta precariedad de atención en zonas rurales es la poca o nula seguridad para realizar denuncias o garantizar el cumplimiento de medidas de protección o cautelares: las quejas de los actores al respecto son reiteradas, refiriéndose a la cercanía física que existe usualmente entre el victimario y la víctima, al ser vecinos o incluso familiares, siendo muy alto el riesgo para que vuelva a ocurrir el hecho violento o delito, y las represalias cuando son denuncias por violencia intrafamiliar o inasistencia alimentaria. De igual manera, según ejemplos brindados en las entrevistas, otra dificultad para garantizar la protección de los menores cuando están conviviendo en un entorno violento, es la demora para acceder a los cupos de espacios ICBF donde se inicia el proceso de restablecimiento de derechos, buscando otras alternativas como hogares sustitutos de algún familiar de manera temporal. El sub-registro en las zonas rurales en consecuencia es muy alto y la situación de desprotección de las víctimas, agravada por un desconocimiento de derechos o en caso de conocerlos, no poder acudir a una autoridad para exigir su amparo.

3.4. Falta de Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos en las zonas rurales y las capacidades de las JAC Es una constante de parte de los actores de justicia y las comunidades consultadas, expresar la necesidad de fortalecer a las JAC en las capacidades para resolver conflictos de manera preventiva y cercana a las partes involucradas, sobre todo en zonas rurales, a través del diálogo y las virtudes de liderazgo comunitario que gozan sus miembros para servir de componedores. La capacitación de sus comités de conciliación36 ayudaría a esclarecer sus funciones tan importantes en un escenario 36 Es importante señalar como reto que a si bien las JAC cuentan con conciliadores, la competencia de estos está limitada a los afiliados de la JAC. Son 3 procesos los que un conciliador comunal puede llevar: 1) Declaratorio: para informar y decidir sobre la pertenencia de un afiliado a la JAC (en caso de retiro, cambio de residencia o fallecimiento). 2) Conciliatorio: para resolver conflictos internos de la JAC. 3) Disciplinario: para resolver o remitir faltas a la ley cometidos por miembros de la JAC.

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donde la presencia institucional es escasa o nula, definiendo de manera clara sus alcances y el tipo de conflictos que pudieran conciliar o encauzar a las autoridades, siempre cuidando la seguridad de esa labor, porque el rol de conciliar debería acercar a las partes en conflicto para dialogar y buscar resolver pacíficamente el desacuerdo, no para tomar una decisión que podría generar resentimientos e inseguridad para los miembros de las JAC que oficiaran eventualmente como conciliadores, afectando igualmente la percepción que tienen sus comunidades de ellos. Si se fortalece este rol comunitario, no serían decisores ni jueces sino mediadores para que no escale el conflicto a un delito, remitiendo a los actores de justicia competentes en caso de requerirse fallar en derecho o emitir una decisión administrativa. La capacitación, sin embargo, entraña dificultades de tipo político y de gestión, porque habría que buscar las opciones institucionales para ser formados como conciliadores en equidad o avanzar con alternativas educativas en la materia.

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También se pudo conocer que existen en algunos municipios conciliadores capacitados pero que no operan, debido al poco respaldo institucional que reciben en lo relativo a una remuneración y un reconocimiento formal de su labor; en consecuencia, es un reto seguir abonando pasos en la articulación de la justicia comunitaria y la conciliación extrajudicial con los mecanismos y procesos de la justicia ordinaria, a través de reformas que incidan en la percepción que se tenga sobre el rol de la conciliación en instancias como las JAC y otros representantes de la justicia comunitaria.

3.5. Miedo a denunciar Esta barrera se manifiesta de manera específica en tres conflictividades: violencia intrafamiliar, inasistencia alimentaria y tráfico de SPA. En las dos primeras afecta en mayor medida a las mujeres y en la última a la población en general con respecto a las denuncias referentes a sitios de expendio o personas involucradas en el negocio. En los casos reportados de VIF, se evidencian obstáculos para la denuncia allí donde la violencia ha sido prolongada y ha generado un bloqueo emocional y normalización de la situación, en ocasiones mezclada con dependencia económica que dificulta aún más un cambio. Igualmente, la probabilidad de represalias de la pareja o ex pareja es frecuente, así como el temor de las víctimas cuando ingresan al sistema de justicia de ser revictimizadas y subestimadas en el relato de sus problemas y la consideración de su caso (Corporación Humanas, 2008). Con los casos de inasistencia alimentaria sucede algo similar: el miedo a sufrir represalias cuando se traslapa el caso con VIF es alto, pero en últimas lo que prevalece con esta conflictividad es el escepticismo con respecto a las cuotas de alimentos que se fijan cuando el padre alimentario no posee una fuente formal de empleo. Por su lado, según manifiestan diferentes actores de justicia, sobre todo formal, el miedo a denunciar a personas que venden SPA reside en las condiciones que impone el sistema penal acusatorio, donde se obliga a que exista una denuncia para actuar frente a este delito, por lo cual existe mucho temor de las personas, que al hacerlo puedan ser víctimas de represalias en municipios donde casi toda la gente se conoce.

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4. Descripción General del Mapa de Actores de Justicia en Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis Convención

Actor/Municipio

Fiscalía

Juzgado Comisaría de familia

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Inspección de policía

Personería Enlace de víctimas Secretaría de gobierno

JAC

Defensoría del pueblo

ICBF (Centros zonales) Notaría/ Oficina de registro de instrumentos públicos

Mapa 2: Fuente SIME *Actores no permanentes: Fiscalías de Argelia y San Luis, Defensoría del Pueblo e ICBF.


4.1. Justicia formal 4.1.1. Fiscalías Locales Existen (2) fiscalías locales, una en Nariño con jurisdicción también en Sonsón y Argelia, compuesta por una fiscal y un asistente; el equipo de investigación judicial corresponde a la fiscalía seccional de Sonsón que cuenta con 3 funcionarios solamente y a donde se remiten casos por competencia. La otra fiscalía está ubicada en San Carlos y tiene jurisdicción también en San Rafael: cuenta solamente con el fiscal. Argelia no cuenta con fiscalía local y los casos deben ser remitidos a Sonsón, donde tiene presencia la entidad, dificultando la recepción de denuncias y el curso de diferentes procesos con respecto a tiempos y acompañamiento. Igual sucede con los casos de San Luis que son tramitados por la fiscalía en Cocorná. Los casos que más tramitan son: Lesiones personales Hurto

Casos que más tramitan:

Violencia intrafamiliar Inasistencia alimentaria Estafa

4.1.2. Juzgados Promiscuos Municipales

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Existe un juzgado promiscuo para cada municipio. En Argelia el equipo de trabajo cuenta con secretario y escribiente, así como en Nariño. En San Carlos se cuenta con secretaria y notificador, y en San Luis con secretario y citador. Los juzgados están a cargo de sus procesos y realizan control de garantías en procesos penales con los otros municipios de la región. El circuito judicial para San Luis es Santuario, para San Carlos, Marinilla, y para Argelia y Nariño el municipio vecino de Sonsón. Los casos que más tramitan son: Violencia intrafamiliar Estuperfacientes

Casos que más tramitan:

Inasistencia alimentaria Civiles y ejecutivos Acciones de tutela

4.2. Justicia administrativa 4.2.1. Secretarías de gobierno Los cuatro municipios cuentan con secretarías de gobierno comprometidas con la consolidación de los SLJ. Tienen gran cantidad actividades a su cargo por disposición de las alcaldías, encaminadas al apoyo de la gestión de todas las dependencias sectoriales de la administración, así como el funcionamiento de las diferentes instancias de coordinación institucional al interior de los municipios: Consejos Municipales de Política Social (COMPOS), Consejos de Seguridad y los Comités de Justicia Transicional. Algunas de las acciones en temas de justicia han estado asociadas a los consejos de seguridad, abordando problemáticas como violencia intrafamiliar, convivencia, consumo de SPA, violencia contra la mujer, deserción escolar, abuso sexual en menores, entre otros temas.

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Sistemas Locales de Justicia 4.2.2. Inspecciones de Policía Argelia y Nariño tienen solamente al inspector e inspectora a cargo de la entidad, sin ningún personal de apoyo; por su parte, San Carlos cuenta con auxiliar administrativo y un agente de tránsito, mientras San Luis igualmente con auxiliar administrativo y un practicante del SENA. Se cuenta con dos inspecciones de policía en San Carlos, ubicadas una en la cabecera y la otra en El Jordán, aunque existen dos corregimientos más, igual situación en San Luis y varios centros zonales en Argelia y Nariño con veredas muy dispersas y con vías de acceso en malas condiciones. De igual manera, el nuevo Código Nacional de Policía ha significado aumento de trabajo para estos actores, por lo cual se manifiesta la necesidad de complementar la atención de la población rural. Conflictos entre vecinos/ Problemas de convivencia onflictos relacionados con mojones, linderos o delimitación, adjudicación, titulación de tierras. Casos que más

Agresiones verbales y físicas Contravenciones de tránsito

tramitan:

Amenazas Hurto

Querellas civiles policiales

4.2.3. Enlace de Víctimas

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Los enlaces en estos municipios cuentan con una demanda significativa debido a los largos procesos de victimización que sufrió la región en el marco del conflicto armado. Las solicitudes que más se atienden corresponden a ayudas humanitarias para víctimas, agilización y consulta de procesos de indemnización y reparación, actualización de documentos y minas antipersona. Es importante anotar que los procesos para declarar libres de minas a los municipios de Argelia y San Luis aún están en desarrollo, e igualmente señalar que las atenciones psicosociales en los cuatro municipios y acciones simbólicas de reparación están por fortalecerse, de acuerdo a los manifestado por los funcionarios encargados de estas entidades, así como por algunas personerías. En el caso de los enlaces de víctimas los casos más recurrentes son: Ayudas humanitarias (subsidios de vivienda, alimentación) Casos que más Actualización y solicitud de documentos

tramitan:

Procesos de reparación e indeminización Minas antipersona

4.2.4. Comisarías de familia La constitución de los equipos de trabajo de las comisarías en los cuatro municipios es desigual: en Argelia no se cuenta con trabajador social que apoye al equipo interdisciplinario para realizar las visitas a hogares y la atención al público; igualmente en Nariño hace falta junto con nutricionista. En San Carlos el comisario es apoyado un profesional en psicología, trabajadora social y auxiliar administrativo y en San Luis por psicóloga, trabajadora social y dos practicantes del SENA en labores administrativas. Es importante fortalecer estas dependencias debido a que las dos primeras conflictividades que se atienden en los municipios son canalizadas por ellas.


Violencia intrafamiliar

Violencia sexual /contra menores Maltrato infantil

Inasistencia alimentaria

Casos que más tramitan:

Consumo de Sustancias Psicoacti

4.3. Ministerio Público 4.3.1. Personerías Todos los despachos de las personerías cuentan con personal de secretaría menos Nariño, donde opera el personero solamente. En San Carlos además se cuenta con auxiliar administrativo. La atención de esta dependencia tiene una variedad de temas, desde orientaciones jurídicas para la presentación de tutelas por asuntos de salud, debido a que no existen muchos abogados en estos municipios, hasta atención a víctimas del conflicto armado o procesos de derecho disciplinario. Los conflictos que más se atienden son:

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Atención a víctimas del conflicto/ reparaciones y solicitudes de información

Casos que más tramitan:

Asesorías derecho de familia Derecho disciplinario

Derechos de petición y tutelas/ servicios públicos y prestación de salud

Problemas de convivencia Derechos laborales

4.4. Justicia comunitaria 4.4.1. Juntas de Acción Comunal En lo que respecta a justicia comunitaria, los 4 municipios priorizados cuentan con presencia de las Juntas de Acción Comunal (JAC), sin embargo, no se tiene conocimiento de que los Comités de Convivencia y Conciliación de las JAC acompañadas (32) en los cuatro municipios hayan establecido procesos conciliatorios antes y durante el acompañamiento. Algunos actores manifestaron que existen conciliadores en equidad en San Luis, Nariño y San Carlos, pero han tenido poca o nula operatividad y reconocimiento de la comunidad y la institucionalidad. Problema por linderos, mojones y servidumbres/Restitución de tierras Violencia intrafamiliar Reparación de víctimas del conflicto Problemas de convivencia

Venta y consumo de SP

Casos que más tramitan: Prestación de servicios públicos

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Sistemas Locales de Justicia 4.5. Aspectos sociodemográficos de los actores de justicia De acuerdo a los indicadores del Sistema de Seguimiento y Monitoreo- SIME, se realizaron 37 encuestas en los cuatro municipios a actores de justicia formal, administrativa y comunitaria. Según los resultados obtenidos, el 42% son mujeres y 58% hombres, de los cuales ninguno de los actores se reconoció como perteneciente a un grupo étnico. Gráfica 7. Nivel educativo de los actores de justicia. 2017 TECNÓLOGO

5%

TÉCNICO

13%

PROFESIONAL MAGÍSTER

24% 3%

ESPECIALISTA BÁSICA SECUNDARIA 0%

53% 3%

Fuente: SIME 10%

20%

30%

40%

50%

60%

Respecto al nivel educativo los actores de justicia en la región, el 24% tiene nivel de estudios profesionales, el 53% especialista y el 3% tiene maestría, seguidos por estudios técnicos con 13%, formación tecnológica con 5% y finalmente con básica secundaria un 3%. Las profesiones más constantes en los actores son el derecho, administración pública y de empresas y algunas ingenierías. Las especializaciones en su totalidad corresponden a ramas del derecho, acordes con las funciones desempeñadas.

5. Capacidades Institucionales Mecanismos de registro. El 92% tienen algún mecanismo de registro de los casos que atienden, mientras el restante 8% no cuenta con alguno. En la mayoría de los casos, estos mecanismos varían según los recursos propios de cada entidad y si existen procedimientos estandarizados: como SPOA para la fiscalía, la plataforma Vivanto para las personerías y enlaces de víctimas. Otros mecanismos utilizados son libros radicadores y estadísticas en archivos físicos o digitales. Divulgación de servicios. El 46% de los actores de justicia han realizado acciones tendientes a divulgar la oferta de servicios que prestan, siendo un porcentaje relativamente bajo y ubicando a Nariño como el municipio donde más actividades en este sentido se realizan con un 57%. El medio más utilizado para la

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difusión son las emisoras, charlas, campañas pedagógicas de sensibilización y actvidades en barrios, incentivando la denuncia y promoviendo la protección de derechos, la prevención de delitos y poniendo en conocimiento la Ley 1801 de 2016 sobre convivencia y recepción de denuncias. Igualmente se han llevado a cabo este tipo de actividades en las zonas rurales con el acompañamiento en reuniones con las JAC. Servicios en lugares más apartados del territorio. El 62% de los encuestados mencionó que realizan acciones encaminadas a este propósito, mientras que el 38% mencionó negativamente. Sobresale San Carlos con el 71% de actores que han realizado este tipo de esfuerzos por llevar a zonas alejadas de sus despachos sus servicios, seguido por San Luis (67), Nariño (57%) y finalmente Argelia, donde el 50% de los actores lo hacen. Las actividades realizadas son:  i.

Algunos jueces mencionaron que no es su competencia realizar ese tipo de acciones, mientras otros como en San Carlos y San Luis, manifestaron haber realizado inspecciones judiciales en zonas rurales. También hay que tener en cuenta que las cargas laborales de los juzgados son altas y, como lo afirmó un juez, “Sin descongestión es complicado descentralizar”. Además los tiempos de audiencias y la disponibilidad de defensores públicos reducen las agendas, teniendo también en cuenta la dificultad de realizar muchos trámites fuera de las instalaciones de los despachos. Alternativas para fortalecer este tipo de acciones de parte de los juzgados, sería la pedagogía en derechos y mecanismos de protección como el derecho de petición, acción de tutela, acción popular y de cumplimiento.

ii.

Se destaca a las comisarías de familia como uno de los actores más dinámicos en realizar un esfuerzo por descentralizar sus servicios. Las visistas a corregimientos y veredas, domiciliarias, campañas pedagógicas y preventivas en instituciones ecucativas, reuniones con las JAC para enterarse de casos no denunciados y socialización de rutas de atención, hacen parte de la estategia de las comisarías.

iii.

Las inspecciones por su parte también han sido muy activas en este sentido; han realizado también capacitaciones en las cabeceras y zonas rurales, en temas como convivencia, nuevo Código Nacional de Policía y Tránsito. En Nariño se han realizado brigadas pedagógicas lideradas por la alcaldía, lo cual ayuda a jalonar a las demás dependencias de la administración. En San Carlos se han llevado a cabo también jornadas de descentralización. Hay que recordar que una de las funciones básicas de las inspecciones es realizar inspecciones oculares cuando existe perturbación de la propiedad, daño en bien ajeno o problemas de linderos, lo cual depende muchas veces del apoyo de transporte que reciban de las alcaldías.

iv.

Las personerías también han liderado jornadas de atención en zonas rurales, como en San Carlos a través de brigadas de atención en Samaná, Juanes, Peñol Grande y El Jordán. La personería en San Luis manifestó que realiza visitas a las veredas cuando la alcaldía costea el transporte porque no posee recursos propios.

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Acciones de prevención de conflictos o delitos. El 53% de los actores encuestados informaron que realizan este tipo de acciones mientras el 47% mencionaron que no. San Luis, con 63%, se destaca como el municipio donde más se han realizado estas jornadas. Algunas secretarías de gobierno señalaron haber realizado actividades en diferentes sectores del municipio, como charlas sobre SPA, tolerancia y prevención, porque así se estipula en el PICS, así como impulso al programa de recompensas en Nariño, junto con la campaña contra extorsiones. La comisaría de Argelia expresó haber realizado actividades preventivas sobre abuso sexual y violencia intrafamiliar, siendo una

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Sistemas Locales de Justicia de sus misiones como entidad. Por su lado, las inspecciones de policía han realizado reuniones y cuñas radiales para socializar el nuevo Código de Policía y la importancia de generar una buena convivencia. El juez en Nariño identificó la prevención con el uso de la conciliación y la tutelas como mecanismos para gestionar tempranamente los conflictos. La fiscalía en Nariño mencionó capacitaciones realizadas en el marco de las reuniones del Consejo de Seguridad. Por el lado de los enlaces de víctimas lo han hecho sobre desminado humanitario. Las personerías igualmente han participado de campañas pedagógicas en instituciones educativas. Instancias de coordinación entre instituciones que presten servicios de justicia. El 50% de los actores reconocen hacer parte de alguna instancia de coordinación institucional, como pueden ser los COMPOS, los Consejos de Seguridad o Comités de Justicia Transicional. También existen mesas sectoriales y poblacionales en algunos municipios en temas de niñez y adolescencia o familia, enfocados en conflictos que tienen un aumento preocupante, como abuso sexual, VIF o maltrato infantil. Rutas de atención a conflictos. El 75% de los encuestados cuenta con rutas de atención a conflictividades, mientras el 25% restante no identifica alguna. Los temas y problemáticas que abordan las rutas existentes son: violencia intrafamiliar, violencia de género, delitos sexuales, maltrato infantil, ayuda humanitaria y víctimas del conflicto, entre otros. Los medios de difusión más recuerrentes han sido la emisora, reuniones con la comunidad, carteleras, plegables, publicidad en las distintas oficinas y de otras entidades como ICBF, boletines mensuales y redes sociales, así como campañas pedagógicas en instituciones educativas y reuniones con JAC para que se replique la información. Seguimiento a rutas de atención a conflictividades. Las entidades poseen diferentes mecanismos internos a veces definidos desde un nivel central, aunque también las mesas de coordinación y trabajo con otras instituciones sirven para socializar resultados y procesos. Las comisarías reconocen que las medidas de protección o remisión de casos a los juzgados o las denuncias a las fiscalías, sirven para monitorear los casos y hacer seguimiento a las rutas. Conocimiento de la Ley 1482 de 2011, ley 1752 de 2015. Ley antidiscriminación por sexo, edad, etnia, etc. 55% de los actores consultados manifestaron conocer dicha ley, mientras que 45% no conocen su contenido. Solamente en San Carlos, el comisario identificó un caso de este tipo uno recibido por violencia basada en género, siendo el primer caso en el municipio donde se traslapaba con violencia sexual y terminó en feminicidio. •

Capacitaciones recibidas en enfoque diferencial:

Gráfica 8. Capacitaciones en enfoques de atención diferencial recibidas, 2012 -2017 56% 55%

60% 50%

45%

44%

40%

38% 36% 30%

30% 20% 10% 0%

44%

36% 22%

20% 13% 0%0%0% [ÉTNICO]

2

10% 13%

0%

[DE GÉNERO]

Argelia

13%

13%

[VBG-VIOLENCIA [DE [DE VÍCTIMAS DEL SEXUAL] DISCAPACIDAD] CONFLICTO ARMADO]

Nariño

San Carlos

San Luis

Fuente: SIME

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Se puede observar en la gráfica anterior que los enfoques en que existe mayor frecuencia de capacitación es para víctimas del conflicto armado y VBG-Violencia sexual, ambos con 37%, pero se destaca que el primer enfoque tiene mayor prevalencia en los cuatro municipios, como consecuencia de que la mayoría de la población es víctima. El enfoque con menor capacitación en los últimos 5 años ha sido el étnico, con 13% y solamente en San Luis, lo cual puede responder a que en la región la presencia de estos grupos es mínima. El enfoque de género registra un 26%, mientras el de discapacidad 21%. •

Capacitación que requieren los operadores:

Gráfica 9. Capacitaciones que desean recibir los operadores. 2017 70% 60% 50% 40%

63%

60% 50%

50%

44%

40%

56% 50% 50%

36%

27% 25%

30%

56%

67% 60% 55% 50%

36%

27%

20% 10%

48

0%

0% [ÉTNICO]

2 [DE GÉNERO]

Argelia

[VBG-VIOLENCIA [DE [DE VÍCTIMAS DEL SEXUAL] DISCAPACIDAD] CONFLICTO ARMADO]

Nariño

San Carlos

Fuente: SIME

San Luis

A pesar de las capacitaciones ya recibidas por los actores en los 5 años anteriores a la encuesta, tiene un promedio alto el deseo de seguir recibiendo capacitaciones y formación en general, con un promedio mayor en discapacidad con 58%, seguido con VBG violencia sexual con 50%. El de menor interés es el enfoque étnico 24%.

6. Restricciones Operativas De acuerdo a la información suministrada por los actores de justicia, la principal restricción para el cumplimiento de las funciones en los cuatro municipios es la falta recurso humano con 54%, seguido por dificultades con respecto a infraestructura con 50%, capacitación con 42% y en último lugar alusivo a recursos técnicos el 23%.

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Sistemas Locales de Justicia Gráfica 10. Restricciones operativas de los actores de justicia. 2017 23% 54% 42%

50% Recursos técnicos

Capacitación

Infraestructura

Recurso humano

De manera específica, las restricciones de operación se manifiestan de la siguiente manera:

Recursos humanos

• Falta de recurso humano para atender y hacer seguimiento a los casos, por la cantidad de trabajo que se acumula. Las comisarías de familia e inspecciones de policía no cuentan con el equipo interdisciplinario completo. • Argelia y San Luis no poseen fiscalías locales y en Argelia el equipo de policía judicial es insuficiente y está en Sonsón. • Dos personerías también manifestaron contar con personal insuficiente. • Ausencia de abogados para litigio en los cuatro municipios. • No tienen sede la defensoría del pueblo y de familia. La primera entidad atiende regionalmente y su sede opera desde Medellín • Alta rotación de personal. Por temas contractuales, los funcionarios de apoyo en comisarías, personerías, inspecciones son inconstantes.

Infraestructura

• No se cuenta con espacios y oficinas adecuadas e independientes, sea para funcionarios o para realizar audiencias, en el juzgado en San Luis, comisarías o personerías. La fiscalía en Nariño tampoco cuenta con un espacio adecuado para recibir al público.

Capacitación

• Falta actualización normativa, no solamente enfocada a los titulares de las entidades sino a sus funcionarios de apoyo. • Las capacitaciones son muy inconstantes. • Enfoque de género y violencia sexual. • Fortalecimiento en conciliación como mecanismo alternativo. • Restitución de tierras para juzgados. • Ramas específicas del derechos según las competencias de los actores, como el Código General del Proceso. • Capacitación en procedimientos judiciales cuando no exista policía judicial.

Recursos técnicos

• Vehículos para realizar acciones en zonas rurales, visitas a veredas y seguimiento a medidas de protección. • Alimentación y recursos propios para realizar actividades. • Faltan equipos de oficina, como compuatadores, muebles para los archivos, sillas para atender el público, entre otros, sobre todo en juzgados y personerías.

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7. Aportes Iniciales de SLJ a la Región Los Sistemas Locales de Justicia- SLJ son una estrategia del Ministerio de Justicia y del Derecho-MJD, que identifica las necesidades de la justicia local y construye de manera colaborativa acciones para su fortalecimiento. Se plantea desde un enfoque sistémico que tiene su fundamento en la relación que tiene el sistema de justicia consigo mismo y también con el contexto particular de cada territorio. Por esta razón, el punto de partida es el reconocimiento de la diversidad y complejidad de las realidades sociales, teniendo como base de su acción cuatros enfoques: territorial, diferencial, participativo y de pluralismo jurídico.

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En ese sentido, desde inicios de 2017 se vienen desarrollando actividades tendientes a la implementación y consolidación de los SLJ en los municipios de Argelia, Nariño, San Carlos y San Luis, que comenzaron con ejercicios de socialización de la estrategia para lograr acuerdos y unir voluntades para el trabajo colaborativo. Posteriormente, se realizaron encuestas a actores de justicia, talleres con comunidades y cartografía social, para elaborar los informes de lecturas del territorio como una primera fotografía de la justicia local desde la oferta y la demanda. A partir de este diagnóstico inicial, se establecieron las principales conflictividades y barreras de acceso a la justicia por municipio, que guiaron la construcción de los planes de acción de los SLJ y la ejecución de acciones focalizadas al fortalecimiento del sistema, como el diplomado para actores de justicia, el taller de prácticas colaborativas, fortalecimiento y divulgación de rutas de atención e implementación de las Jornadas Móviles de Acceso a la Justicia en cada uno de los municipios, las cuales tuvieron una muy buena acogida por parte de las comunidades y de los actores de justicia participantes. Todos estos procesos han permitido consolidar los SLJ en los cuatro municipios, llevando a que se realicen las primeras formalizaciones en tres acuerdos municipales y un decreto de parte de la alcaldía, como demostraciones de articulación institucional, importancia de los resultados obtenidos y muestra de voluntad para seguir fortaleciendo la justicia local. Bajo este esquema general los SLJ se han desarrollado las siguientes acciones: Proceso de socialización de la estrategia

Como se mencionó desde la caracterización regional, los cuatro municipios presentan diferencias socio económicas que requieren acciones diferenciadas; sin embargo, su priorización para la estrategia SLJ se justifica por ser los cuatro municipios de categoría 6, con una alta población rural y víctima del conflicto. De igual manera, hay que tener en cuenta que solamente San Carlos ha tenido sobreoferta institucional, pero en los demás municipios muchas de las necesidades de la población no están satisfechas, analizando las características propias de cada municipio y la difícil situación presupuestal.

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Sistemas Locales de Justicia La estrategia se desarrolló en los cuatros municipios, comenzando con ejercicios de socialización municipales con actores locales y comunidades, contando con la participación de las secretarías de gobierno junto con las dependencias de las administraciones e igualmente los jueces y fiscales; igualmente, se hizo una posterior sensibilización departamental con autoridades como la Gobernación de Antioquia, Dirección ICBF, Subsecretaría de Salud, Dirección de Fiscalías, Dirección de Apoyo Institucional y de Acceso a la Justicia y la Defensoría del Pueblo: “Durante el espacio, se hizo énfasis en la importancia de fortalecer la articulación local, departamental y nacional en la apuesta de trabajo colaborativo entre los operadores de justicia y la comunidad para lograr cambios significativos en el acceso a la justicia y se manifestó la necesidad de proponer mecanismos para la sostenibilidad de este tipo de proyectos” (Prodepaz, 2017). La articulación desde el primer momento con las JAC permitió ampliar la información en las comunidades e ir abonando el terreno para las convocatorias posteriores de las actividades que se realizaron en las zonas rurales; el apoyo y acompañamiento del PDP de las organizaciones comunitarias es complementario al proyecto Justicia Local para la Paz como componente II, sirviendo en ocasiones como base para la gestión de los SLJ, sobre todo en las veredas y corregimientos. Al inicio también fue evidente la expectativa mezclada con escepticismo de algunos actores locales frente a la duración, alcance y presupuesto en el tiempo para poder apostar por la sostenibilidad de la estrategia. A la fecha de hoy y a medida que se efectuaban las actividades, empezando por las JMAJ, la voluntad y motivación fue creciendo en beneficio de la articulación institucional y los resultados para las comunidades atendidas, demostrando las capacidades de gestión y recepción positiva en acercar el Estado a las comunidades.

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Diagnóstico de la justicia local y regional

En un segundo momento, se recolectó y analizó información para caracterizar la oferta y demanda de justicia local. A través de la aplicación de encuestas dirigidas a los actores de justicia local y posteriores entrevistas semiestructuradas, así como talleres iniciales con la comunidad y revisión de fuentes secundarias, se logró desarrollar el informe de lectura del territorio a nivel municipal y el presente documento regional. En estos informes se identifican las necesidades particulares de justicia en cada territorio convirtiéndose en fuentes de conocimiento y construcción colectiva que orientará procesos de mejoramiento y transformación de la justicia. “La recolección de la información se realizó mediante cartografías sociales y encuestas, en la que participaron 99 líderes comunitarios de 30 veredas de los cuatro municipios y 38 operadores de justicia, entre jueces, fiscales, comisarios, personeros y enlaces de víctimas” (Prodepaz, 2017).

Foto: Taller cartografía social en San Carlos, Prodepaz, 2017.


Planes de acciones de los SLJ

De acuerdo a las conflictividades priorizadas en las lecturas del territorio y las principales barreras de acceso a la justicia existentes, se construyeron de manera participativa los planes de acción de los SLJ de los cuatro municipios, para avanzar en el objetivo de mejorar el acceso a la justicia. Estos planes están enfocados en acciones que permiten iniciar un proceso endógeno para mitigar las barreras y establecer mecanismos que incidan, en el corto y mediano plazo, en aquellas conflictividades que requieren de la operación de la justicia local; por esta razón se plantearon diferentes líneas de acción y objetivos generales que ayudaran a acercar la oferta institucional a las necesidades de justicia de las comunidades, fortaleciendo las capacidades de gestión, difusión de servicios, formación de los funcionarios y diseño y divulgación de rutas de atención37. Los objetivos generales de los planes de acción por municipio son estos: 1.

Mejorar las relaciones entre los diferentes actores de justicia a nivel municipal para generar trabajo en red, comunicación asertiva y articulación interinstitucional.

2. Incrementar la confianza de las comunidades en los operadores de justicia. 3. Promover en la ciudadanía el enfoque de derechos y los mecanismos para hacerlos efectivos. 4. Planear y gestionar la actividad de justicia en el municipio.

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5. Monitorear las actividades y acciones realizadas en temas de justicia en el municipio. 6. Generar acciones que propendan por la sostenibilidad de los SLJ. 7. Identificar necesidades de capacitación para el fortalecimiento de los operadores y de las comunidades en torno a la justicia, que favorezcan la percepción de confianza. 8. Fortalecer y socializar la misión de cada entidad para el conocimiento de las comunidades. 9. Realización de las jornadas Móviles de Acceso a la Justicia. 10. Construcción de rutas de atención. Cada SLJ municipal, de manera autónoma y atendiendo las particularidades del territorio, priorizó lugares y tiempos de intervención, concretando los objetivos en actividades. De igual manera, los planes de acción han demostrado apropiación de parte de los actores de justicia de los objetivos y resultados del proyecto, apoyando sus propias funciones misionales y el trabajo en equipo. A continuación, se presentan los avances de cada municipio a la fecha, aclarando que Nariño se destaca por haber ejecutado su plan de acción a diciembre del año 2017. De igual manera, es esencial hacer hincapié en la apropiación, esfuerzo y voluntad que ha existido en los cuatro municipios para gestionar actividades que tuvieran un impacto real en las comunidades, garantizando su participación y atención de necesidades de justicia.

37 Las rutas de atención priorizadas y trabajadas con los actores locales, para imprimir material divulgativo, fueron: VIF en Argelia, Nariño y San Carlos, y atención para abuso sexual en menores en San Luis, https:// www.programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/284-rutas-construccion. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia El acceso a la justicia ha sido complementado con metodologías de trabajo novedosas, como presentación de rutas de atención con obras de teatro en San Carlos, charlas con profesores expertos en temas específicos, creación de radionovelas basadas en los conflictos más recurrentes de los cuatro municipios, participación en la Plataforma Municipal de Juventud en San Luis y otras acciones que han permitido compartir experiencias e intercambiar saberes entre los funcionarios y las comunidades. La cantidad y calidad de actividades realizadas hasta la fecha son una señal clara del proceso del trabajo colaborativo y compromiso de los actores de justicia en sus territorios. A continuación, se detallan los avances de cada plan de acción por municipio, teniendo en cuenta que hasta el mes de marzo de terminarán de realizar actividades en Argelia, San Carlos y San Luis.

Argelia ›› Actividad en el sector urbano El Tanque el 4 de diciembre con más de 200 personas, sobre temas de convivencia, actividades culturales y musicales; premio al mejor vecino. Enlace de víctimas, comisaría de familia e inspección de policía a cargo de las actividades. Se utilizaron metodologías de integración y participación, como por ejemplo la actividad sobre Las 10 reglas de oro para ser buen vecino, contemplando: 1. Dale la bienvenida a los nuevos vecinos, 2. ¿Rompiste algo de tu vecino? Debes reponerlo, 3. Cuida los espacios compartidos, 4. Ofrece tu ayuda cuando sea necesario, 5. Devuelve las cosas que pidas prestadas, 6. Respeta la privacidad, 7. Aprende algo sobre las buenas costumbres de tus vecinos, 8. Evita ruidos innecesarios o fuera de horario, 9. Soluciona los problemas vecinales conversando, y 10. ¡Celebra! Una fiesta tradicional es la mejor forma de integrarse. Posteriormente, se preguntó a los habitantes del barrio que postularan a los vecinos que creían cumplían con las 10 reglas para ser premiados, mientras se hizo la presentación musical a cargo de la Casa de la Cultura. Finalmente, se ofreció una charla liderada por la policía, socializando el nuevo Código de Policía, indicando las sanciones y resolviendo dudas de la comunidad. De igual manera, la comisaría de familia junto con la inspección de policía, divulgaron la ruta de atención en VIF, especificando los tipos de violencia, los mecanismos de denuncia y a quienes podía acudir en caso de necesitarlo.

Fuente: Prodepaz, 2017

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›› Actividad en el sector urbano El Roble el 4 de diciembre con la participación de 250 personas, sobre temas de convivencia, actividades culturales y musicales; premio al mejor vecino. Enlace de víctimas, comisaría de familia e inspección de policía a cargo de las actividades. Se utilizó una metodología de trabajo similar a la de El Tanque, solamente variando en que la inspección realizó la charla sobre las normas de convivencia y socializó el Código de Policía. ›› Radionovela titulada “Venga de le cuento: hablemos de justicia en los territorios”, basada en los conflictos más recurrentes y que merecieron atención de los SLJ. Es una herramienta pedagógica para acercar los contenidos de justicia y derechos a través de una estrategia narrativa que permita una identificación y contextualización más cercana a la cotidianidad. Se pretende ampliar su difusión en las emisoras locales, las oficinas de comunicaciones y las comisarías de familia. ›› La ruta de atención priorizada para el municipio es de Violencia Intrafamiliar, con el liderazgo del comisario de familia, psicóloga de la entidad e inspector de policía.

Nariño Como se mencionó, se ejecutó en su totalidad el plan de acción de este municipio, demostrando un gran compromiso y voluntad de los actores SLJ en este municipio. Estas son las acciones que se han realizado:

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›› Radionovela titulada “Venga de le cuento: hablemos de justicia en los territorios”, enfocada en el contexto del municipio y los conflictos más recurrentes y que merecieron atención de los SLJ. Es una herramienta pedagógica para acercar los contenidos de justicia y derechos a través de una estrategia narrativa que permita una identificación y contextualización más cercana a la cotidianidad. Se pretende ampliar su difusión en las emisoras locales, las oficinas de comunicaciones y las comisarías de familia. ›› Cuña radial que aborda las rutas de atención en violencias intrafamiliar y sexual. Otra herramienta para acercar la justicia a la realidad cercana de las comunidades a través de los medios de difusión que conocen y comparten. ›› Actividad en el sector urbano Villa Nueva el 18 de octubre, con la asistencia de 127 personas, abordando temas de convivencia y nuevo código de policía. Los actores presentes fueron comisaría de familia, inspección de policía, policía y juegos para la inclusión de los niños. Se hizo socialización del Código de Policía, permitiendo escuchar también las inconformidades y quejas de la comunidad con su reciente aplicación, frente a lo cual el intendente encargado de la charla precisó que existen órganos de control como son la personería y procuraduría si observaban alguna acción contraria a la ley para que puedan denunciarla. Con respecto al control del volumen permitido, se requiere adquirir un aparato que solo posee en la actualidad Cornare, según sus palabras. ›› Actividad de intervención en convivencia en San Vicente el 2 de noviembre, con la asistencia de alrededor de 100 personas, con la participación de los mismos actores que en Villa Nueva. Se dio inicio a la actividad con la charla del intendente de policía sobre diversos temas como la convivencia en armonía, el respeto por el otro, la solución pacífica de los problemas. Por su lado, una funcionaria de la defensoría del pueblo realizó su intervención con un conversatorio-taller abordando la resolución pacífica de conflictos, explicando el conflicto como intrínseco a la vida en sociedad y ésta última como fin de la convivencia, por lo cual debe procurarse alternativas

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Sistemas Locales de Justicia para solucionar las diferencias y evitar la violencia. Mencionó como pilares de convivencia la tolerancia, comunicación y respeto. Finalmente, la inspectora pidió a los asistentes a la actividad que escribieran en un telón dispuesto con ese fin los compromisos públicos que estaban dispuestos a realizar para mejorar la convivencia; de igual manera, recibió quejas de la comunidad con respecto sobre ruido, música y horario de algunos establecimientos. ›› Charla y taller el 3 de noviembre sobre derechos humanos, Código de Tránsito y rutas de atención en la institución educativa Inmaculada Concepción, con la participación de 150 estudiantes de 9º, 10º y 11º. Los actores presentes fueron la defensoría del pueblo, la inspección de policía y la comisaría de familia, con la colaboración de los docentes. En referencia al tránsito, se indicaron las normas pertinentes para conducir vehículos, se llamó la atención a los jóvenes que manejan moto sin casco, pase y sin respeto de las normas, contemplando las consecuencias de estas infracciones. Posteriormente, la psicóloga de la comisaría socializó las rutas en violencias, señalando las entidades en caso de presentarse el caso e igualmente para atención de ayuda médica en caso de adicción a SPA. Finalmente, la defensoría del pueblo brindó una charla donde se explicaron las bases constitucionales en que se fundamenta el Estado colombiano, los derechos humanos y los mecanismos para protegerlos. También se abordaron temas de convivencia y resolución pacífica de conflictos. Las conclusiones de la actividad reconocieron que falta mucho por hacer en acciones pedagógicas para “aterrizar” conceptos que suenan vagos y abstractos, de tal manera que la justicia y los derechos puedan ser aprehendidos con ejemplos cercanos al contexto y sus deseos y proyectos personales. ›› Actividad de intervención en convivencia en el sector urbano La Esperanza, el 21 de noviembre, con la asistencia de 150 personas. Los actores SLJ presentes fueron la comisaría, inspección, dependencia de cultura de la alcaldía y policía nacional. Se brindaron charlas sobre pautas de convivencia, pactos colectivos a través de las JAC para la recolección del excremento de las mascotas, el control del volumen de la música, así como la prevención en el uso de la pólvora. Se complementaron las charlas con actividades culturales de parte de la Casa de Cultura, con actividades como adivinanzas, canciones y baile que ayudaron a la integración de los asistentes. Se hicieron compromisos públicos con los temas abordados. ›› Actividad sobre convivencia en el barrio San Javier, con la asistencia de 100 personas. Participaron la policía del distrito, psicóloga de la comisaria e inspección de policía. Se utilizó metodología similar que en La Esperanza. ›› Actividades sobre convivencia, derechos humanos y normas de tránsito en el barrio Villa Javier y sector de San Rafael. ›› Actividad de convivencia en el barrio El Pomo, con la asistencia de 120 personas, utilizando metodologías y actividades similares a actividades anteriores, abordando temas como el papel del diálogo en la convivencia, el Código de Policía y los compromisos para mejorar la relación con los vecinos. ›› Actividad en la vereda El Carmelo el 1 de diciembre con 320 asistentes, sobre temas de convivencia, resolución pacífica de conflictos y actividades culturales y ambientales como siembra de árboles como símbolo de compromiso. Actores presentes: secretaría de gobierno, comisaría de familia y policía. Acompañaron también funcionarios de cultura quienes animaron a los asistentes

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a participar mediante juegos que involucraron pautas de escucha y diálogo. Igualmente, acompañaron policías adscritos al distrito de Sonsón quienes instalaron un inflable para los niños; también socializaron los contenidos del Código de Policía, pautas para mejorar la convivencia y se acordaron compromisos públicos mediante la siembra de árboles que representaron la vida, el buen trato y el respeto por los otros. ›› Se construyó de manera participativa con la dirección local de salud, comisaría de familia, fiscalía, comandancia de policía, personería e inspección de policía, el paso a paso de la ruta de atención en violencia intrafamiliar para diseñar material pedagógico e informativo para su divulgación.

San Carlos ›› Actividades en barrios Plan 35 y Villa Oriente el 1 de diciembre, donde a través de obras de teatro se presentaron radio novelas y rutas de atención. Hubo actividades culturales y cívicas, como preparación de natilla y actividades de integración. Asistieron 250 personas y los actores SLJ presentes fueron la alcaldía, personería, inspección de policía, comisaría y secretaría de gobierno. ›› Conversatorio con el profesor Guillermo Correa de la Universidad de Antioquia el 12 de diciembre, sobre Género e Historia, con la asistencia de 60 personas, incluyendo también actores que participan en el diplomado. El profesor Correa es un experto reconocido en el tema, siendo muy destacado y grato que hubiera podido compartir con jóvenes y otros miembros de la comunidad.

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Fuente: Prodepaz, 2017

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Sistemas Locales de Justicia ›› Actividad en el barrio La Natalia, con la asistencia de 60 personas. Participaron secretario de gobierno, personera, comisario con psicóloga y trabajador social, inspectora, policía, cultura y desarrollo comunitario. Se hizo divulgación de las rutas de atención en desminado humanitario, violencia intrafamiliar y prevención de reclutamiento forzado. ›› Se definió el paso a paso de la ruta de atención en violencia intrafamiliar, con la participación del juzgado, personería, comisaría de familia, inspección de policía, secretaría de gobierno y policía nacional, y de esa manera poder diseñar material pedagógico e informativo para su divulgación.

San Luis ›› El 30 de noviembre se participó en las actividades de construcción de la Política Pública de Juventud según la disposición de la Ley 1622 de 2013 obligatoria en todos los municipios, con actores como la comisaría de familia muy de la mano de la trabajadora social de la entidad y la colaboración de estudiantes de trabajo social de la Universidad de Antioquia. Es importante anotar también que algunos voceros de la plataforma creada de juventudes de San Luis, pudieron participar en el 2do Encuentro de Prácticas Colaborativas llevado a cabo el pasado 15 y 16 de febrero en Rionegro. ›› En la misma fecha se realizó conversatorio sobre Género e Historia, a cargo del profesor Guillermo Correa, de la Universidad de Antioquia. Ambas actividades se realizaron en el marco de la Semana de la Juventud Sanluisana.

Fuente: Prodepaz, 2017

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›› Se proyectan actividades para este año en los barrios Barrio Obrero, Brisas del Dormilón y Manantial, sobre rutas de atención y los roles de los actores. ›› Se definió el paso a paso de la ruta de atención para abuso sexual en menores de edad, con la participación del comisario de familia y psicóloga, inspección de policía y enlace de víctimas, y de esa manera poder diseñar material pedagógico e informativo para su divulgación. Jornadas Móviles de Acceso a la Justicia- JMAJ

Una de las actividades sobresalientes y que tuvo una recepción muy positiva en las zonas rurales de los municipios, fueron las Jornadas Móviles de Acceso a la Justica (JMAJ) que se realizaron a lo largo de 2017. Respondieron directamente a una de las barreras de acceso más difíciles de superar: la ruralidad dispersa. De parte de los actores de justicia fue una oportunidad valiosa para visitar a las comunidades de forma cohesionada, brindando los diferentes servicios según las competencias. En total se realizaron 16 JMAJ, cuatro por cada municipio, focalizando diferentes corregimientos y veredas según el consenso del SLJ y el diagnóstico territorial realizado previamente.

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Se beneficiaron directamente 2.202 personas que desarrollaron algún trámite durante la jornada o participaron de las 53 actividades pedagógicas, que tenían la promoción de derechos y prevención de delitos como propósito. Los casos que más se atendieron tuvieron que ver con víctimas del conflicto armado, derechos de familia, asuntos de convivencia y problemas de linderos, entre otros; para el registro de cada caso, el actor de justicia diligencia un formato denominado “Registro de casos”, permitiendo establecer cifras y tipos de diligencias realizadas. Se resalta que las atenciones fueron muy pertinentes en lugares donde el acceso y las distancias son difíciles, incluso exigiendo a los actores de justicia a caminar por trochas y caminos de herradura durante horas. La disposición de los funcionarios fue esencial para el éxito de las jornadas, retribuida al observar la utilidad de estos servicios frente al alto subregistro de casos o imposibilidad de la comunidad para desplazarse hasta la cabecera municipal. Figura 3. Principales resultados de las 16 JMAJ en los municipios SLJ, Antioquia

2.203 Total de pobladores que participaron

1.133 Casos atendidos en justicia

53 Actividades pedagógicas

1.853 Casos atendidos servicios complementarios

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Elaboración: Equipo de Direccionamiento Estratégico SLJ


Sistemas Locales de Justicia A continuación, se presentan algunos aspectos generales de las JMAJ por municipio:

7.1. Argelia En este municipio se realizaron (4) JMAJ, donde participaron 263 personas, de las cuales el 52% fueron hombres y 48% mujeres. Los actores institucionales que participaron en las JMAJ: Corregim/ vereda

Actores / instituciones participantes

La Mina (A 40 minutos en mototaxi)

Alcaldía, Asuntos Educativos, Personería, Comisaría de Familia, Inspección de Policía, ANT, Enlace de Víctimas, Secretaría de Hacienda, Desarrollo Comunitario, DDHH Gobernación de Antioquia, Sisbén, Defensoría del Pueblo, Deportes, Gestión Social, Registraduría, Odryma.

El Rosario A 3 horas del casco urbano)

Gobernación de Antioquia, Biblioteca Municipal, Personería, Comisaría de Familias, Catastro, ANT, Registraduría, Enlace de Víctimas, ONG Halo Trust.

Villeta Florida (A 30 minutos en mototaxi)

Enlace de víctimas, ANT, Seguridad Vial, Inspección de Policía, Comisaría de Familia, Monitor de Deportes.

Municipio

Argelia

San Luis (A 3 horas a Hospital, Inspección de Policía, Comisaría de Familia, Enlace de Víctimas, Odryma, pie del casco Sisbén, Familias en Acción, Desarrollo Comunitario, Deportes, ANT. urbano)

Algunas de las impresiones y percepciones manifestadas por actores de justicia y comunidades en las JMAJ realizadas en Argelia fueron38: ›› “Me parece muy bueno llegar a los territorios, visitar a las personas para conocer las necesidades de las comunidades; así nos llevamos toda la información de la población campesina” Bairo Martínez, alcalde. ›› “Muy bueno que al menos vinieron a visitarnos, a brindarnos información. Desde que vivo en esta vereda es la primera vez que ustedes llegan (toda la institucionalidad), por acá a la Mina” Héctor Jaime Toro, habitante de la vereda El Tesoro.

7.2. Nariño En este municipio se realizaron (4) JMAJ, en las que participaron 733 personas, de las cuales el 45% fueron hombres y 55% mujeres. Los actores institucionales que participaron en las JMAJ: 38 “Comunidad de la vereda La Mina en Argelia participó de la Jornada Móvil de Acceso a la Justicia”, https:// programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/229-la-mina-jornada.

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Municipio

Nariño

Corregim/vereda

Actores / instituciones participantes Alcaldía Municipal, Comisaría de Familia, Inspección de Policía, Enlace de Corregimiento Víctimas, Secretaría de Salud, Secretaría de Planeación, Agencia Nacional de Puerto Venus Tierras, Unidad de Atención y Reparación a Víctimas, Personería Municipal, (A 4 horas del Registraduría Nacional del Estado Civil, Policía Nacional, programa de “Cero casco urbano) a Siempre”, Gobernación de Antioquia, Dirección de Derechos Humanos y la Dirección de Apoyo Institucional y Acceso a la Justicia. Campo Alegre Comisaría de familia. Gobernación, Banco Agrario, Inspección de Policía, (A 30 minutos del hospital, Salud Pública, Enlace de Víctimas, Savia EPS, ICBF, Secretaría de casco urbano) Gobierno, Umata. La Linda Comisaria, Secretaria de Gobierno, Enlace DDHH alcaldía, Enlace de Víctimas, (A 30 minutos del Organización Buen Comienzo, Banco Agrario, ANT, Oficina DDHH gobernación, casco urbano) ESE Hospital. El Carmelo (A 1 Secretaría de Gobierno, Gobernación, Comisaría de Familia, Inspección de minutos horas del Policía, Personería, Savia EPS, Banco Agrario, ANT, Enlace de Víctimas, Defensocasco urbano) ría del Pueblo, Hospital.

Algunas de las impresiones y percepciones manifestadas por actores de justicia y comunidades en las JMAJ realizadas en Nariño fueron39:

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›› “A mí me ha parecido magnífico porque de todas maneras uno se da cuenta que el Estado se está preocupando por la tercera edad, por las personas que padecen enfermedades. Ahora las entidades ubican a la gente en todas partes porque gracias a Dios el problema de la violencia ha rebajado mucho, entonces ya las entidades se pueden desplazar con más tranquilidad” Alcides Ruíz Quintero, habitante de la vereda Morro Azul.

7.3. San Carlos En este municipio se realizaron (4) JMAJ, en las que participaron 491 personas, de las cuales el 39% fueron hombres y 61% mujeres. Los actores institucionales que participaron en las JMAJ: Municipio

San Carlos

Corregim/vereda Actores / instituciones participantes Palmichal (A 30 minutos Personería, Enlace de Víctimas, Registraduría, Inspección de Policía, del casco urbano) Comisaría de Familia, Fiscalía local, DDHH gobernación, ANT. Corregimiento El Jordán Personería, Inspección de Policía, Comisaría de Familia, ANT, Regis(A 2 horas del casco traduría, Enlace de Víctimas, Gobernación de Antioquia, Secretaría de urbano) Gobierno, ESE Hospital. Juzgado, Personería, Inspección de Policía, Comisaría de Familia, Corregimiento Puerto Garza (A 3 horas y media Defensoría del Pueblo, Registraduría, ANT, Promoción de Salud, en chiva) Orientación UARIV, Familias en Acción, Gobernación DDHH. Santa Rita (A 45 minutos horas del casco urbano)

Inspección de Policía, Comisaría de Familia, Enlace Restitución de Tierras, Gerencia de paz, Personería, Agencia Nacional de Tierras, Salud pública, Más familias en acción.

Algunas de las impresiones y percepciones manifestadas por actores de justicia y comunidades en las JMAJ realizadas en San Carlos fueron40: 39 “En la vereda Campo Alegre de Nariño se realizó Sexta Jornada Móvil de Acceso a la Justicia”, https:// programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/235-jornada-campo-alegre. 40 “Articulación interinstitucional y cercanía del Estado: temas clave en la primera Jornada Móvil en San Carlos”, https://programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/232-palmichal-vereda. La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia ›› “Me parece una jornada muy buena porque nos está acercando más a las entidades gubernamentales y le está dando la oportunidad a la gente del campo que conozcan sobre sus derechos y deberes” Luz Mary Acevedo, habitante de la vereda Betulia.

7.4. San Luis En este municipio se realizaron (4) JMAJ, en las que participaron 716 personas, de las cuales el 34% fueron hombres y 66% mujeres. Los actores institucionales que participaron en las JMAJ: Municipio

San Luis

Corregim/vereda

Actores / instituciones participantes Alcaldía Municipal de San Luis a través de la Comisaría de Familia, la Inspección Altavista (A 1 hora de Policía y el Enlace de Víctimas, el Programa Familias en Acción, la Personería del casco urbano) Municipal, la Registraduría Nacional del Estado Civil, la Defensoría del Pueblo, la Policía Nacional y la Gobernación de Antioquia a través de la Secretaría de Gobierno. Coregimiento El Registraduría municipal, Enlace de Víctimas, Inspección de Policía, Comisaría Prodigio de Familia, Familias en Acción, Gobernación de Antioquia, ESE Hospital, (A 2 horas del casco CORUM Red Sentir, Fundación Carisma, ANT, Alcaldía, Secretaría de Gobierno, urbano) Catastro, Planeación. Alcaldía, Secretaría de Gobierno, Gobernación oficina DDHH, Desarrollo La Tebaida (A 1 Comunitario, Comisaría de Familia, Enlace de Víctimas, ANT, Registraduría, hora del casco Hospital, programa “Por su salud muévase pues”, Savia EPS. urbano) Corregimiento Buenos Aires Personerías, Comisaría de Familia, Inspección de Policía, SISBEN, Agencia (A 1 hora y media Nacional de Tierras, Vacunación, Enlace de Víctimas del casco urbano)

Algunas de las impresiones y percepciones manifestadas por actores de justicia y comunidades en las JMAJ realizadas en San Luis fueron41: ›› “En este corregimiento (El Prodigio), que otrora hacían presencia los grupos armados, hoy hace presencia la institucionalidad. Es una muestra de que así podemos generar desarrollo en estas comunidades” José Maximino Castaño, alcalde. ›› “Les damos las gracias por venir, por evitarnos tanta tramitología y por brindarnos asesoría en muchas ramas”, María Dolly Gallego, secretaria de la Asociación de Cacaoteros y Agricultores de El Prodigio.

JMAJ. Fotografía: Prodepaz, 2017.

41 “La importancia de la presencia institucional en la ruralidad: tema central en la Jornada Móvil en El Prodigio”, https://programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/225-jornada-acceso-prodigio.

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JMAJ. Fotografía: Prodepaz, 2017.

Algunos logros y conclusiones de las JMAJ realizadas: •

Acercarse a comunidades rurales, habitantes de corregimientos y veredas que han estado históricamente aislados de la oferta institucional y la atención de los funcionarios, así como afectados por largos periodos de conflicto armado y necesidades insatisfechas. Un paso necesario para recuperar la confianza en el Estado es aproximarse y conocer las realidades fuera de las oficinas, así como brindar servicios que puedan producir resultados en el corto plazo. La recepción de las comunidades fue muy positiva, en lugares incluso donde fue inédito que fueran tantas instituciones al tiempo. El 85% de personas de la comunidad encuestadas, consideró que estas actividades ayudaron mucho a acerca los servicios del Estado a la comunidad.

Se realizaron JMAJ en lugares afectados de manera particular en la época del conflicto armado y donde la mayoría de la población es víctima; corregimientos como El Jordán en San Carlos, El Prodigio en San Luis o Puerto Venus, en Nariño, son ejemplos. Aunque el postconflicto en esta región antioqueña se vive desde el 2005 y existe una tranquilidad relativa, los procesos de reparación y restablecimiento de derechos asociados al retorno y restitución de tierras, mejoramiento de vías, apoyo a la economía campesina, entre otros aspectos, siguen en desarrollo de cumplirse.

El trabajo articulado y coordinado es un capital institucional capaz de mejorar la comunicación, diálogo y trabajo común en beneficio de las comunidades; quedó demostrado que actividades en zonas rurales o sectores urbanos vulnerables pueden realizarse con pocos recursos cuando existe la voluntad política y de los funcionarios empoderados de su servicio público.

Los actores de justicia dejaron de cumplir una función solamente para poder brindar una atención humana, mediada por el respeto al considerar a las personas que llegaban a sus puestos, como iguales y merecedoras de toda su atención; en ese sentido los funcionarios dejaron de ser una figura de poder para ser personas con un rostro y una voz cercana a las comunidades, y poder compartir los problemas y necesidades que no siempre se pueden exteriorizar.

A medida que se realizaban las JMAJ, el aprendizaje y retroalimentación ayudaron a volver más eficaz y pertinente la selección de actores institucionales que debían asistir según las características singulares y los conflictos presentes a donde se iba a ir. Esta dinámica de ajuste entre oferta y demanda demostró una construcción de sistema capaz de gestionar y actuar.

Las JMAJ en el lenguaje y práctica de trabajo habitual de los actores es semejante a brigadas o jornadas de otro tipo, lo cual ayudó a utilizar aprendizajes previos y robustecer la gestión, siendo

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Sistemas Locales de Justicia también promisorio para el futuro seguir articulando esfuerzos en los cronogramas propios y los planes de acción sectoriales. Se pueden generar procesos de trabajo y memoria de actividades positivas y significativas. •

Estas actividades fueron las primeras actividades exitosas de los SLJ, ayudando a sentar bases para avanzar en planes de acción y vincular de mejor manera los actores y las diferentes justicias convocadas.

Las comunidades pudieron conocer algunos de los servicios que presta la justicia local y las posibilidades que existen de atención a sus conflictividades. Al respecto, un 71% de los encuestados reconoció que las jornadas ayudaban a la solución de conflictos comunitarios, mientras el 72% ayuda a prevenirlos.

El 56% de los participantes de las jornadas fueron mujeres, evidenciando distintos elementos: existe interés de las mujeres por acercarse a conocer la oferta institucional, al tiempo que puede evidenciar que son ellas las víctimas mayoritarias de las conflictividades diagnosticadas, por lo cual el enfoque diferencial y de género es un reto para seguir respondiendo a sus necesidades y creando confianza. El 69% de mujeres encuestadas respondió afirmativamente sobre si la jornada ayudaba a que sintieran más confianza en el Estado, frente a lo cual hay que analizar también que el 19% respondiera que ayuda poco.

Se realizaron 53 actividades pedagógicas, -a modo de charlas o talleres de trabajo- que respondieron temáticamente a las necesidades locales. Estos espacios beneficiaron a 940 pobladores en temas como: rutas de atención en violencia intrafamiliar, prevención en consumo de SPA, convivencia, derechos humanos y derecho de petición, nuevo Código de Policía, formalización de tierras, reparación a víctimas del conflicto armado, trámites de registro y documentación personal, ayudas humanitarias, desminado humanitario, embarazo adolescente, seguridad vial, restitución de tierras, temas de salud pública, resolución pacífica de conflictos, gestión ambiental, violencia de género, plataforma de la juventud, medidas preventivas de suicidio.

“Entre los retos y aprendizajes destacados por los operadores luego de las Jornadas Móviles se encuentran la necesidad de realizar más acciones pedagógicas para que las personas comprendan qué significa el acceso a la justicia y la importancia de conocer la oferta institucional” (Prodepaz, 2017).

Se ofrecieron algunos servicios complementarios, que lograron dar atención a 1856 personas, en cabeza de entidades como la Agencia Nacional de Tierras, la oficina de Derechos Humanos de la Gobernación de Antioquia, la ONG Halo Trust sobre desminado humanitario, catastro, y otras abordando temas de salud, vivienda, agrícolas, entre otros. Igualmente, se ofrecieron actividades culturales y deportivas, que ayudaron a integrar a los jóvenes o niños porque en ocasiones se realizaron jornadas en instituciones educativas o iban acompañando a sus padres.

Un balance realizado por Gladis Arboleda, Coordinadora de Territorio de la Corporación Prodepaz, permite entender las JMAJ en su importancia conjunta con otras actividades de fortalecimiento de los actores de justicia para la sostenibilidad de los SLJ: “Las Jornadas Móviles y el Diplomado en Justicia Territorial, Posconflicto y Paz son acciones de apoyo para la labor que desempeñan los actores de justicia. Que la institucionalidad pública desee continuar con esta estrategia de descentralización de la oferta sin nuestra presencia es muy satisfactorio, pues la capacidad instalada es lo más importante para el territorio”

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Foto: Prodepaz, 2017.

De acuerdo a la encuesta de percepción realizada en las 16 JMAJ, se obtuvieron adicionalmente estos datos: Calificación de los servicios ofrecidos en las jornadas: 59% excelentes, 40% buenos y 1% malos. 1%

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40%

59%

Buenos

Excelentes

Malos

De las 2.203 personas que participaron de las Jornadas Móviles en los cuatro municipios, el 96% consideraron sentirse satisfechos con la respuesta y asesoría que recibieron durante la actividad, evidenciando el éxito de la atención brindada por los actores, así como la buena percepción que tuvo en las comunidades 4%

96% No

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Sistemas Locales de Justicia Acciones pedagógicas

De acuerdo a los avances realizados en los planes de acción de los SLJ, se puede observar que las acciones pedagógicas son imprescindibles a la hora de ofrecer servicios de justicia, como preparación y socialización de contenidos sobre derechos y los mecanismos, trámites, documentos, diligencias y actores vinculados en el sistema de justicia que operan para poder exigirlos o reestablecerlos. Es una percepción recurrente de los actores en diferentes momentos de las actividades que han tenido lugar y de las propias jornadas, al referirse a que las personas necesitan tener certeza de los servicios y alcances de los servicios que se van a ofrecer, y en consecuencia llevar los documentos y la información apropiada para que la respuesta que reciban sea más efectiva y oportuna. La pedagogía en derechos debe ser una tarea constante que apuntale las actividades de atención, porque la prevención y promoción brindad herramientas para empoderar una exigencia o solicitud frente a las instituciones que atienden las necesidades jurídicas de las comunidades. En la medida en que exista mayor información sobre un asunto de interés, mayor es la capacidad de potenciar una acción y defender los derechos propios. Procesos de formación a actores de justicia

La formación a actores de justicia en el marco de la estrategia, se ha orientado en dos ejes: i) trabajo colaborativo desde una perspectiva sistémica, y ii) formación y fortalecimiento de capacidades. Bajo el primer eje, participaron 15 actores de justicia en el 1er Encuentro Regional de Trabajo Colaborativo, que se realizó en el municipio de Carmen de Viboral lo días 18 y 19 de mayo de 2017, trabajando aspectos relacionados al trabajo sistémico y la comunicación asertiva. El 2do encuentro tendrá lugar el próximo 15 y 16 de febrero del 2018.

Foto: Prodepaz, 2017.

En el 1er encuentro se abordaron temáticas y actividades sobre los prejuicios, creencias y supuestos que determinan en ocasiones las conversaciones y acciones de las relaciones humanas. En ese sentido, el lenguaje es una herramienta poderosa para conocer y reconocer los efectos de cada persona como integrante de un sistema que afecta y es afectado por él. Según palabras de la psicóloga de la comisaría de San Luis, la relación entre los prejuicios, los juicios y lo justo como valor y fin de la justicia, permite reflexionar sobre los efectos que tienen las ideas preconcebidas en la toma de decisiones como actores de justicia42. 42 Video resumen del 1er encuentro: https://www.youtube.com/watch?v=r-d9oMiwG8c.

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Por su lado, en el 2do encuentro43, los temas expuestos y trabajados gravitaron alrededor de la identificación de experiencias realizadas en relación a los compromisos públicos realizados en el 1er encuentro, las zonas de confort en la labor diaria como actores de justicia, la importancia de asumir riesgos para superar temores y la necesidad de tomar consciencia sobre los roles en los equipos de trabajo. Un valor agregado de este último encuentro fue la participación de voceros de la Plataforma de Juventudes de San Luis, quienes reconocieron la importancia de trabajar la dimensión humanista de la justicia, porque “el cultivo de lo humano” permite reconocerse más allá de las leyes y las funciones como personas que pueden compartir e intercambiar experiencias. El juez de San Carlos de igual manera, destacó la importancia de este tipo de encuentros entre las justicias para replicar en las comunidades lo aprendido.

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Foto: Sistemas Humanos, 2018.

En el segundo eje, de acuerdo a las lecturas del territorio se evidenció la importancia de que el SLJ fuera fortalecido a través de procesos de formación a los actores de justicia de la región; con ese objetivo se desarrolló el diplomado Justicia Territorial y Postconflicto, que inició el 14 de septiembre y finalizó el 14 de diciembre de 2017, en convenio con las facultades de Ciencias Sociales y Humanas, así como de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia. 43 “Segundo Encuentro Regional de Prácticas Colaborativas”, recuperado de https://www.programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/287-segundo-encuentro-practicas. (Propedaz, 2018). La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia En este proceso es importante destacar: •

Se lograron brindar contenidos de formación general y específica enfocada en el acceso la justicia.

Surgieron canales de comunicación precisos para mejorar la coordinación en temas como recepción de denuncias, colaboración en tiempos y remisiones de casos. Lograron conocerse y conversar diferentes actores, más allá de encuentros esporádicos en los municipios.

La formación podrá tener incidencia fuera de los cuatro municipios cobijados y ser multiplicada en otros municipios del departamento, entendiendo que los cargos públicos en muchos casos son ejercidos por personas que no son de los municipios y podrán replicar a los lugares donde realicen sus labores posteriormente.

En las líneas programáticas se generaron espacios para la construcción conjunta de rutas de atención que respondan al contexto particular de cada territorio.

Los enfoques diferenciales, como el de género, tuvieron un fuerte énfasis muy reconocido por actores que atienden este tipo de casos.

La percepción y opiniones de diferentes actores sobre la calidad de contenidos y docentes es excelente, lo cual se manifestó en la totalidad de las entrevistas realizadas, al igual que el agradecimiento por la oportunidad de formación y posibilidad para aplicar lo aprendido en sus labores como actores de justicia.

Durante el proceso de formación se trabajó el siguiente contenido programático: CONTENIDO PROGRAMA DEL DIPLOMADO Módulo

Temas Contextualización del oriente antioqueño con énfasis en estructura territorial, dinámicas sociales, conflictividad.

I INTRODUCCIÓN A LA JUSTICIA TERRITORIAL

Análisis participativo de la conflictividad actual, riesgos, implicaciones y desafíos en justicia Enfoque de derechos en justicia Identificación de barreras y de necesidades jurídicas insatisfechas Enfoque diferencial en justicia. Género y justicia Contexto Histórico del Conflicto Armado y afectaciones diferenciales Procesos y negociaciones para la terminación del conflicto socio político armado en Colombia.

II JUSTICIA Y POSCONFLICTO

Acuerdos de Paz, análisis de contexto (Reforma rural, participación política, desminado, minería ilegal y sustitución de cultivos de uso ilícito) Dilemas y desafíos de la justicia en el marco de los acuerdos de paz Justicia Transicional y Justicia Especial para la paz Justicia colectiva étnica y comunidades afrodescendientes Tierras: Formalización y restitución

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Módulo

Temas Conflictos y violencias Formas de Tratamiento de Conflictos

III MÉTODOS ALTERNATIVOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Justicia ordinaria, conciliación extrajudicial en derecho y MASC Conciliación en equidad Mediación y comunicación Mediación y justicia restaurativa Técnicas de mediación Características Centrales de los SLJ Estructura del SLJ

IV SISTEMAS LOCALES DE JUSTICIA: REFERENTES METODOLÓGICOS, CONCEPTUALES Y OPERATIVOS

Elementos del SLJ: actores, escenarios y modelos de actuación, componentes y estrategias de articulación Planeación operativa Rutas de atención Política local de justicia Trabajo en red

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Proyección rural de la justicia V SISTEMAS DE CALIDAD EN JUSTICIA

El contexto organizacional, la cultura de calidad. Gestión de calidad: normas, principios, gestión de procesos, indicadores de procesos y enfoque por procesos. Acciones pedagógicas

Para diciembre del 2017, se habían formalizado las cuatro instancias de coordinación44 de los SLJ de los cuatro municipios, tres de los cuales fueron por medio de Acuerdo Municipal (Argelia, Nariño y San Carlos) y uno de ellos por Decreto (San Luis). En palabras de Gloria Yepes, concejala ponente del proyecto de acuerdo en San Carlos: “Hicimos un estudio responsable y cuidadoso con los entes encargados de impulsar los SLJ. Queríamos escuchar bien de qué se trataba el Proyecto que el Gobierno está impulsando en el marco del Postacuerdo”. La constitución de los SLJ municipales fue el resultado del trabajo realizado durante meses de manera colaborativa y muestra del respaldo institucional y la legitimidad del proceso, siendo un soporte legal y de política pública crucial para seguir impulsando los planes de acción como piedras angulares de los SLJ.

44 “El municipio de Argelia, Antioquia, constituye su Sistema Local de Justicia”, el pasado 17 de agosto de 2017: https://programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/237-argelia-slj. “El municipio de Nariño, Antioquia, constituye su Sistema Local de Justicia”, el 3 de septiembre de 2017: https://www.programadesarrolloparalapaz. org/noticias/item/241-acuerdo-slj. Siguió San Carlos el 20 de noviembre: https://programadesarrolloparalapaz. org/noticias/item/259-slj-sancarlos. Finalmente, San Luis a través de decreto del alcalde el 4 de diciembre: https://www.programadesarrolloparalapaz.org/noticias/item/264-sanluis-slj (Prodepaz, 2017). La Justicia en la Región Oriente Antioqueño - Antioquia


Sistemas Locales de Justicia

8. Retos Institucionales y Recomendaciones para la Justicia La justicia local en función del conocimiento de la región La justicia local y el sistema que debe administrarla en los territorios, para seguir siendo coherentes con su contexto, debe recurrir al conocimiento diverso que históricamente han generado las comunidades, la academia, la política pública y diferentes experiencias colectivas que siguen recordando la importancia de tomar decisiones de manera participativa y consensuada, sin escatimar los intereses y modos de vida propios, ni soslayar los conflictos latentes que subyacen a la intervención de proyectos de desarrollo. No tomar decisiones desde arriba o desde afuera son consignas para aportarle valor real al enfoque territorial de la justicia en particular y a las instituciones en general, sin desconocer la historia y memoria de esta región antioqueña. Estas recomendaciones provienen de diferentes lugares, siendo los SLJ y los espacios de diálogo entre actores y comunidades oportunidades precisas para retomarlas. El diplomado fue un ejemplo de ello, donde se abordó desde un primer momento propuestas y preguntas en ese sentido, la docente Adriana González Gil dejó planteadas las siguientes interrogantes al final de su sesión, en clave de construcción de paz, justicia y territorio: “¿Cómo acercar a las comunidades del oriente que cuentan con una trayectoria y una vocación de participación, para que sean parte activa de procesos de construcción de paz en la región?; ¿Cómo contribuir al desarrollo regional a partir del conocimiento que se tiene de las particularidades subregionales?; ¿Cuál es el papel de los actores institucionales y sociales locales en función de sus expectativas con la configuración y re-significación del territorio?; ¿De qué manera el conocimiento del contexto facilita el ejercicio de acciones concretas en materia de implementación de sistemas locales de justicia?; ¿Cuáles problemas, limitaciones, obstáculos pueden ser diagnosticados y cuáles estrategias sería necesario adoptar para superarlos?” (González Gil, 2017, p. 20). Como quedó planteado también desde el contexto regional en este documento, todo avance en desarrollo debe tener el correlato de beneficio colectivo para dejar atrás el pasado violento que trajo en algunos periodos de su historia reciente; de igual manera, la reconfiguración regional con respecto a vocaciones productivas, usos de suelo y oportunidades laborales debe vigilar de cerca esos cambios en las comunidades afectadas, acompañando con medidas de transición y adaptación, así como recuperación de economías campesinas, artesanales y familiares en lugares donde la proyección de comercialización lo impulse y el turismo apalanque la afluencia de mercados. El ajuste entre desarrollo y comunidades es imposible de lograr sin el concurso instituciones locales, regionales y nacionales robustas, que procuren conducir los efectos hacia la cohesión social y la calidad de vida de sus pobladores, porque: “Hoy es más evidente que nunca que el desarrollo económico no se consigue a espaldas de una institucionalidad fuerte” (García Villegas y Espinosa, 2013, p. 346). La justicia local no es ajena a este reto regional e histórico en un proceso largo y diferenciado de construcción de paz que se alimente de las experiencias previas de organización social. Acompañamiento del orden nacional para la sostenibilidad de los SLJ

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Es evidente que las necesidades locales y sus capacidades de gestión para mejorar el acceso a la justicia y garantizar su cumplimiento, requiere continuar en el tiempo con el apoyo del Ministerio de Justicia y del Derecho y demás instituciones nacionales y regionales encargadas de garantizar el cumplimiento de las políticas públicas enfocadas a la población víctima del conflicto en los territorios que más requieren de la presencia integral del Estado. Se vuelve imperioso poder concretar actividades, acompañamiento y asistencia técnica en el futuro para que los planes de acción puedan seguir siendo la columna vertebral de la articulación de los actores locales, robusteciendo las respuestas que se brinden a las conflictividades cotidianas y barreras que afectan el acceso a la justicia como derecho fundamental para exigir los demás derechos. Si bien es un logro muy importante y crucial en términos de sostenibilidad que la justicia local esté incluida en el Plan Decenal del Ministerio de Justicia y del Derecho, los retos inmediatos exigen permanecer el 2018 con una dinámica de trabajo que recoja y potencie el trabajo realizado hasta el momento. Atención a las víctimas en los diferentes procesos de reparación y restablecimiento de derechos

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Seguir gestionando los procesos de reparación en los diferentes municipios, teniendo en cuenta los sujetos colectivos e individuales. La expectativa y consulta reiterada de la población en entidades como la personería y el enlace de víctimas con respecto a los tiempos de los desembolsos de indemnizaciones debe verse recompensada gradualmente, entendiendo que los tiempos de la ley de víctimas tiene hasta el 2021 para culminar la atención integral; sin embargo, es notorio el vacío que existe en ámbitos de reparación como ejercicios de memoria -quizá con la excepción de San Carlos, aunque la oferta se retira desde el 2015- y reparaciones simbólicas conducentes a la atención psicosocial de las víctimas. Si solamente se enfatiza en la reparación administrativa y monetaria, se está dejando de lado los efectos humanos y emocionales que tuvo el conflicto armado, igual de importantes para sobrevenir en un proceso de reconciliación y memoria. Otras líneas de acción en el posconflicto en la región son de igual envergadura, como las minas antipersona, que en municipios como Argelia y San Luis están en desarrollo para poder certificar diferentes veredas y zonas rurales libres de sospecha, condición sin la cual no es seguro volver a poblarlas. La búsqueda de personas desaparecidas igualmente es una labor pendiente y en curso, toda vez que las condiciones de seguridad para adelantarla han venido mejorando. Finalmente, los procesos de retorno son destacados en general en los cuatro municipios, pero requieren no solamente de los términos garantistas de orden público sino proyectos productivos y alternativas para repotenciar las economías campesinas que tradicionalmente se ubican en las zonas rurales afectadas por el desplazamiento. En este punto también es crucial aumentar la difusión de la ruta existente para el retorno, porque hay muchos casos de retorno por voluntad propia sin informar a las entidades responsables de garantizar las condiciones para hacerlo y de esa manera las víctimas retornadas dejan de ser beneficiarios de las ayudas humanitarias. Recurriendo a las palabras del presidente de la JAC de Puerto Venus en Nariño, corregimiento que es sujeto de reparación colectiva, se entiende el proceso como algo integral y de acompañamiento permanente: “Buscamos desarrollar un plan no solo reparador, sino que genere transformaciones territoriales que lleven a la comunidad a gozar de sus derechos y, por consiguiente, a la construcción de paz territorial. Por eso le pedimos al Estado que no nos dejen solos” (Semana Rural, 2017). En este desafío se pueden apoyar las diferentes “apuestas de paz desde lo local” que Prodepaz ha venido acompañando durante estos

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Sistemas Locales de Justicia años, como acción en red para potenciar “procesos de memoria, inclusión, resistencia y resiliencia”45. Fortalecimiento de la justicia administrativa: comisarías de familia e inspecciones de policía Unas de las conclusiones más relevantes para tener en cuenta del desarrollo de la estrategia SLJ en la subregión, fue el protagonismo que tiene la justicia administrativa reflejado en los dos actores mencionados, debido a diferentes razones expuestas a lo largo del documento y que se recopilan a continuación: los conflictos de mayor ocurrencia son de su competencia, como la VIF e IA para la comisaría y las lesiones personales (aunque directamente no es competencia de la inspección, las acciones preventivas para que otros delitos como amenaza, injuria o riñas no escalen sí lo son), los conflictos por linderos y los hurtos para la inspección de policía. Son estos actores los primeros referentes en muchos casos para la orientación de la ciudadanía para resolver un conflicto, debido a su cercanía con las comunidades y las vías de resolución que tienen en sus manos, a través del dialogo, la atención psicosocial, acompañamiento a las familias y la conciliación. Igualmente lo son porque el proceso administrativo no incurre en eventuales gastos como el proceso penal, y en ocasiones las comunidades lo conocen más. Es evidente que la justicia administrativa no posee en su totalidad los recursos técnicos y humanos para operar y aplicar las medidas que decide por competencia, faltando los equipos psicosociales para las comisarías y de apoyo en las inspecciones, como agentes de tránsito e incluso auxiliares administrativos. La complejidad en los territorios para hacer seguimiento a las medidas de protección que expiden las comisarías, sobre todo en las zonas rurales, es una barrera persistente para materializar decisiones judiciales que muchas veces se quedan en papel, siendo necesario siempre la articulación con la policía para atenciones urgentes y el transporte para las visitas domiciliarias; como lo expresó un comisario, se ha evidenciado que la escucha y diálogo sobre una situación de violencia presente y su atención psicosocial pueden incentivar a las víctimas a tomar decisiones que prevenga daños. En este sentido, una recomendación clave para mitigar la desprotección de las víctimas de violencias o los problemas de linderos en la ruralidad, sería fortalecer su capacidad de acción y la divulgación pedagógica de rutas de atención en espacios de reunión de las JAC, instituciones educativas y otros escenarios comunitarios. Trabajo colaborativo para la coordinación institucional Ha sido una constante de parte de los actores de justicia reconocer la importancia y metodología “refrescante” del Encuentro de Prácticas Colaborativas. La expectativa que tenían frente a este encuentro se relacionaba con los contenidos usuales de normatividad y política pública; en cambio, el trabajo como sistema y la comunicación asertiva son aspectos que no siempre abordan en sus prácticas de trabajo, teniendo muy buena recepción y resultados. Esta formación se ha visto recompensada y materializada en las diferentes jornadas que se llevaron a cabo y en otras actividades de los planes de acción, demostrando la eficacia cuando los actores actúan como sistema y de manera articulada, transmitiendo una imagen de colaboración y buenas prácticas institucionales que redundan en las respuestas que pueden ofrecer a la ciudadanía.

45 Algunos ejemplos de estos procesos son los siguientes: en San Carlos, “luego de la desmovilización de los grupos paramilitares en el 2005, cerca de 40 desmovilizados optaron por quedarse en el pueblo. Hasta la fecha cerca de 14.300 personas han retornado y en un trabajo mancomunado se ha logrado exhumar, identificar y entregar a las familias 80 cuerpos de desaparecidos y otros cientos más que no pudieron ser identificados”. En este municipio se identificaron procesos asociados al Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación, CARE; en Nariño la Asociación de Víctimas de Nariño “Soñando por Nuestro Pueblo” y en Argelia la Asociación de Víctimas de la Violencias del Municipio de Argelia “Caminos de Esperanza” (Prodepaz, 2016).

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Los resultados son palpables en la coordinación y mejoramiento de la comunicación, por ejemplo, acordando tiempos para la recepción de denuncias de parte de la comisaría y fiscalía cuando tienen diferentes horarios; o en la remisión del dictamen médico legal cuando hay violencia física o sexual, teniendo como prioridad la atención en salud frente a los trámites administrativos. Igualmente, el reconocimiento de la conciliación y el papel que juegan las JAC y los liderazgos comunitarios para prevenir el escalamiento de conflictos, comunicar del conocimiento de casos y la replicación de información de interés público. La idea de un sistema de justicia tiene una de sus bases en el trabajo horizontal entre las diferentes justicias y su conexión con el entorno social. Mejorar la empatía, atención y orientación para la ciudadanía El trato y lenguaje con que atiende un actor de justicia o autoridad pública determina la disposición y voluntad que tiene la persona que necesita de un servicio, ocasionando que desista o persista en un trámite legal. Ese es el efecto inmediato, pero termina en el largo plazo afectando la cultura política e institucional que tiene profundos efectos en el imaginario y la percepción que crea la comunidad frente al Estado y quienes temporalmente son garantes de su administración. Influye en el ejercicio de los derechos como algo practicable o como algo ilusorio, en la medida en que un trámite que puede ser moroso, difícil y engorroso, cuando recibe una orientación, escucha y respeto en su atención, produce confianza y una sensación distinta sobre un derecho que casi siempre es algo abstracto y en mora de alcanzar.

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En este aspecto también hay que considerar la incidencia que tienen las oportunidades de formación continua de los actores de justicia, teniendo el potencial para generar sentimientos de empatía y solidaridad con el otro, mucho más cuando se atiende al otro desde una posición de poder que puede invertir la relación entre servidor público y ciudadanía. Según se reconoció por los actores, poder dialogar y debatir sobre experiencias concretas con otros profesionales y personas con otros saberes diferentes a los normativos, administrativos o jurídicos, como sucedió en el diplomado, donde los docentes eran sociólogas, historiadores, abogados con formaciones humanistas, entre otros, influye en la labor que ejercen y en últimas tienen un efecto directo en los derechos que amparan. Evitar el “pimponeo” o el trasteo de las personas que requieren de una orientación, e igualmente mantener separados los prejuicios personales de un servicio público, requiere de un esfuerzo constante. El riesgo de revictimización de una persona cuando ha sido violentada, o cuando comparte sus problemas y se desestima el valor del testimonio o se juzga si merece o no ser denunciado según el criterio de quien atiende el caso, son ocasiones donde se ponen en juego los derechos, por lo cual requiere de la mayor responsabilidad por hacerlo según la normatividad y la sensibilidad que merecen. Fortalecer el enfoque de género Como se pudo observar, las conflictividades más apremiantes en ocurrencia y muchas veces niveles de violencia y afectación de la integridad de la persona, son la violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria, afectando a las mujeres en su mayoría, bien sea directamente como víctimas o como denunciantes. Este fenómeno pone en alerta porque el caso puede ser atendido, desconociendo o invisibilizando la violencia contra la mujer inscrita en el hecho: “En el sistema de justicia penal, las víctimas encuentran, en primer lugar, la falta de reconocimiento de algunos de los derechos específicos de las mujeres como bienes jurídicos penalmente tutelados. Esto hace que delitos como la violencia intrafamiliar entre parejas se haya concebido para proteger

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Sistemas Locales de Justicia la unidad familiar; el delito de lesiones personales entre parejas; la integridad física, y el homicidio contra la pareja, el de la vida. Sin embargo, ninguno protege la dignidad de la mujer, su derecho a una vida libre de violencias y discriminación, su derecho a la salud sicológica y otros derechos específicos de las mujeres” (Humanas, 2009). En consecuencia, el enfoque de género debe ser una mirada constante para incorporar en el análisis casuístico apoyado de la revisión jurisprudencial para llegar a una decisión administrativa o judicial, que ayude a combatir los prejuicios que imperan en una visión androcéntrica de la cultura, incluida la legal. Fortalecimiento de capacidades de los actores de justicia Se espera que los resultados y avances de la estrategia con respecto a llevar la oferta de justicia a zonas rurales, atención de conflictividades y mitigación de barreras de acceso tengan sostenibilidad en el tiempo, para lo cual es vital poder fortalecer los diferentes recursos de operación de los actores de justicia. La insuficiencia de personal y funcionarios, equipos psicosociales, policía judicial o entidades tan importantes como fiscalías locales, son obstáculos fuertes para garantizar un buen funcionamiento de la justicia local, teniendo en cuenta que a veces no basta con la presencia nominal de un actor para que sea eficaz, al no contar con los demás recursos, como actualización normativa o transporte para realizar inspecciones judiciales o realizar visitas domiciliarias, entre otras situaciones que viven los actores a diarios en sus labores. También hay que ponderar la eficacia de la justicia local según las cargas laborales y cantidad de casos, expedientes o procesos represados; como un juez comentaba, es difícil descentralizar la justicia cuando no hay descongestión. Igualmente, la presencia institucional en las zonas rurales si bien puede realizarse en actividades que tengan regularidad, en muchos casos requiere la restitución de inspecciones de policía en corregimientos con veredas muy alejadas de la cabecera. Otra estrategia para sumar recursos, tiempos y agendas de trabajo es articular actividades de los planes de acción sectoriales desde las secretarías de gobierno como líderes de las dependencias de las administraciones, en clave de generar sinergias también con las demás justicias. Una sugerencia con respecto a la evaluación de indicadores del desempeño de la justicia local, que DeJusticia construyó según “la presencia del sistema judicial y la eficacia en la persecución de homicidios” (García Villegas y Espinosa, 2013), podría incluir otras variables con respecto a las condiciones de operación de la justicia administrativa y los conflictos que atiende, siendo el primer respondiente de los conflictos de mayor ocurrencia en los cuatro municipios, recordando también el dato de que solamente el 43% de los casos ingresan al sistema judicial y solamente el 10% llega hasta los juzgados. La apertura de visión para comprender la justicia local como sistema podría ganar mucho en gestión de información e indicadores si considera todas las justicias y no solamente la ordinaria, así como los mecanismos de conciliación y medidas administrativas como eficaces a la hora de prevenir niveles de conflictividad y violencia. Unas instituciones fuertes son la base para poder profundizar y aplicar los principios de una democracia, teniendo al derecho y el aparato judicial como baluartes en su “función cohesionadora y reguladora” (Uprimny, 2008, p. 66). Igualmente, son la condición para concretar los principios de un Estado Social de Derecho que pueda proteger los derechos frente a cualquier privado legal o ilegal, condición, situación o carencia circunstancial, que afecten la dignidad humana y el desarrollo colectivo y personal. En este sentido, la justicia local requiere todos los recursos, capacidad de gestión y compromiso de sus funcionarios para lograr que exista justicia en territorios con una deuda histórica de parte del Estado.

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Recuperar la confianza en la justicia En los cuatro municipios se pudo observar que la falta de confianza en está asociada a la inoperancia e ineficacia de la justicia, sumada en ocasiones a la atención inadecuada del funcionario, falta de garantías de confidencialidad y riesgo de revictimización, todo lo cual recae en la poca o nula motivación de la ciudadanía para iniciar un trámite o culminar un proceso. Sin embargo, en contraste con estas barreras, hay buenos indicios que pueden profundizarse con respecto a la generación de confianza y el aumento de denuncias. En conflictos como violencia intrafamiliar o delitos sexuales por ejemplo se han visto avances, causados por los resultados y la diligencia con que actúa la justicia; así es el caso, según relató un comisario, cuando se realizan visitas domiciliarias en casos de violencia intrafamiliar, estimulando que la víctima abandone el hogar para ir a un hogar de paso como medida protectora. Las medidas administrativas y no solamente las penales son efectivas para reducir niveles de victimización y violencia, aumentando la confianza para acudir a la justicia. Esta confianza es el antídoto identificado en contra del miedo a denunciar, que se desata y persiste justamente por la impunidad que se percibe. Para combatirlo, las condiciones de confidencialidad, protección y garantía de las víctimas o aquellos que denuncien cuando es un delito de oficio, debe prevalecer frente a contextos de inseguridad donde la fuerza pública debe fortalecer también su actuación, mucho más cuando responde a decisiones jurisdiccionales.

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También se debe trabajar en aspectos culturales que permearon la disposición frente a la solución de conflictos, provocando indiferencia o resignación, siendo rasgos de la desconfianza frente a las instituciones. En este punto, el conflicto armado hay que recordar que tiene efectos de larga duración en la mentalidad colectiva, mucho más cuando estuvo cooptada o amordazada la justicia e indemne la población; en ese sentido, teniendo en cuenta como dijo la docente Carmenza Vélez en una sesión del diplomado, “El conflicto llegó y no se fue sin dejar huella” (2017) en los cuerpos y memoria de las personas, el modo de relacionarse con el vecino o el desconocido, los hábitos para resolver un desacuerdo o en la percepción de las instituciones. Frente a un clima de desconfianza o indiferencia, el desafío es mostrar resultados y seguir acercando los actores de justicia a las comunidades. Pedagogía de derechos e inclusión de la juventud con arte, cultura y educación Las actividades pedagógicas, propias de espacios de intercambio de saberes, experiencias y expectativas sobre derechos, que utilicen lenguajes artísticos y narrativos, novedosos y cercanos a los gustos e intereses del público a que se dirige, debe situar los contenidos en un contexto cercano, escuchando antes que imponiendo teorías políticas o constitucionales, buscando los ejemplos cotidianos donde se puedan vivenciar conceptos abstractos. La pedagogía es clave como aproximación previa en el relacionamiento con las instituciones, pero debe ser recompensada con un efectivo cumplimiento de los mecanismos de exigibilidad que se han conocido, para no aumentar experiencias de frustración, rabia y desconfianza. Existen problemas estructurales que rebasan las capacidades de los actores locales, pero algo realista frente a las expectativas que se generen es brindar atenciones cercanas y con información clara. Otras problemáticas no son tan lejanas y afectan diariamente la vida en el hogar, el colegio o el espacio público, conectando la promoción y prevención para que prácticas violentas, discriminatorias o egoístas puedan dejar de afectar la convivencia y las relaciones sociales. Si la justicia en sentido de amplio como protección de derechos puede conectar con lo que ven, escuchan, hablan, desean y silencian los jóvenes y en general la población en municipios y zonas rurales, es un paso para generar el terreno de una justica que se fortalezca en consonancia con una ciudadanía empoderada.

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Sistemas Locales de Justicia Los planes de acción han venido enfocando actividades sobre convivencia y tolerancia vecinal y barrial, mostrando importantes dinámicas para compartir desde alimentos hechos por la propia comunidad, mientras se cuentan desde chistes hasta historias del pueblo, premiando al buen vecino o dramatizando situaciones donde la persona puede observar cuando afecta a los demás. Esta dinámica puede potenciarse sin desconocer que a veces el desinterés por temas relacionados, tiene que ver con el interés en temas como vivienda, salud o trabajo, en una visión pragmática del día a día, convirtiéndose en un reto muy grande a la hora de despertar el interés y sensibilizar sobre la importancia de estrechar los vínculos cercanos como base de una convivencia en paz. En este sentido, los actores de justicia han puesto en escena, en la extensión del término, metodologías de trabajo y actividades novedosas para narrar, dramatizar y situar los contenidos abordados, acumulando una memoria institucional y comunitaria capaz de replicarse y mejorarse en acciones futuras, sobre todo si se pretende llegar a las juventudes. Igualmente, es importante volver a enfatizar en el caso de San Luis en la inclusión de la Plataforma de Juventudes en el debate y participación de asuntos sociales y políticos del municipio, siendo un referente para los demás. Estimular los liderazgos juveniles es una garantía para abonar procesos de organización social con bases sólidas y plurales. Un último elemento propuesto por los actores para fortalecer las capacidades legales de la ciudadanía, es la disposición de consultorios jurídicos, defensores públicos más constantes y en general abogados de los municipios que puedan orientar y brindar asesorías jurídicas. Aumentar las acciones de justicia en la ruralidad

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Las JMAJ fueron una de las actividades principales de los SLJ el año pasado y con mejores resultados y recepción en las comunidades y los actores, quienes demostraron un compromiso a prueba de caminatas de hasta 3 horas soportando mal clima: “A lomo de mula, chiva-escalera o mototaxi se recorren los lugares donde los árboles que se alzan hacia la luz, los senderos estrechos, las carreteras en mal estado y los ríos caudalosos son el paisaje común” (Castaño, Gómez y Suárez, 2017). Los retos con respecto a las acciones en la ruralidad, es volverlas un hábito de trabajo articulado, afinando la información de convocatoria, para que sea realmente efectiva la atención que se brinde: las personas sabrán mejor cuál es el alcance de la jornada, qué actores asistirán y cuáles documentos o evidencia llevar según el trámite. Igualmente, brindando las condiciones espaciales y de recursos técnicos para realizar audiencias de conciliación o denuncias si aplica.

Foto: Prodepaz, 2017.


Un reto adicional es poder vincular de manera más activa a la rama judicial, entiéndase a los juzgados y fiscalías, siendo conscientes de la dificultad de permisos y agendas, pero también interrogando cuáles acciones les sirven misionalmente y se ajustan con sus metas de trabajo, así como explorando la posibilidad de realizar promoción de derechos y mecanismos de protección como acción de tutela, acción popular o de cumplimiento de parte de los juzgados, y sobre prevención de delitos de parte de la fiscalía que tiene competencia para recibir e investigar todo tipo. Fortalecer los Métodos Alternativos de Solución de Conflictos – MASC en las capacidades de gestión de las JAC En su totalidad los actores de justicia en las encuestas manifestaron la importancia de los MASC y sobre todo la conciliación como mecanismo extrajudicial y judicial para gestionar conflictos, en la medida en que ayudan a descongestionar los despachos, resolver situaciones sin acudir a la jurisdicción ordinaria, ofrecer soluciones de manera rápida, mejorar el diálogo y solucionar conflictos. En particular existe un llamado para empoderar, capacitar, proteger y reconocer a las JAC y sus Comités de Convivencia en este papel de componedores, mediadores y conciliadores al interior de sus comunidades. Sin embargo, para lograr esto se requiere un apoyo significativo en formación y recursos de parte del Estado, desafío que no puede ser resuelto desde la institucionalidad local.

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