RESUMEN LATINOAMERICANO
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Mujeres de la rebeldía cubana de ayer y de hoy Forjadas en la adversidad, se convirtieron en revolucionarias indispensables. ► Por María Torrellas
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a tradición de lucha de las mujeres en Cuba recorre la historia de la Isla desde su resistencia a los conquistadores españoles hasta el enfrentamiento al dictador Fulgencio Batista. Revolucionarias de toda edad y clase social han aportado con su lucha al proceso emancipador que ha vivido esta nación a lo largo de los siglos y han exigido sus derechos como mujeres. Podríamos empezar recordando a Casiguaya, mujer originaria compañera del cacique Guamá que fue capturado y asesinado por los conquistadores. Ella antes de ser ejecutada pidió besar a su pequeña hija y la abrazó hasta ahogarla, prefiriendo morir antes que ser esclavas. Las mujeres esclavizadas también se rebelaron, como la heroica Carlota, en la zona de Matanzas que llevó a cabo una epopeya insurgente contra los españoles. En octubre de 1868 se iniciaron las guerras por la independencia. Comenzaron con el gesto de dignos terratenientes blancos que liberan a sus esclavos y esclavas negras para, unidas las poblaciones negras y blancas, combatir a los españoles. Rápidamente el 14 de abril de 1869, Ana
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Betancourt de Agramonte solicita a la Cámara de Representantes de la República en Armas que en la Cuba independiente las mujeres tengan los derechos que no tienen y que merecen. Libertada la ciudadanía esclavizada -dice en su solicitud- “ahora se debe libertar a la mujer”. Así, ambas liberaciones, la de afrodescendientes y la de las mujeres de todas las etnias, están ya planteadas cuando nace la nación cubana. No podemos dejar de mencionar a Mariana Grajales, “La Madre de la Patria” como es nombrada en Cuba y símbolo de las luchadoras cubanas. Prácticamente toda su familia integró el Ejército Libertador. De sus trece hijos, once murieron en combate en la manigua cubana. Sus dos hijas, Baldomera y Dominga, también participaron en la lucha. José Martí dijo de ella: “¿No fue sangrándole los pies, por aquellas veredas detrás de la camilla de su hijo moribundo, hecha de ramas de árbol? ¡Y si alguno temblaba, cuando iba a venirle al frente el enemigo de su país, veía a la madre de Maceo con su pañuelo a la cabeza, y se le acababa el temblor!” A la muerte de Mariana, el Apóstol expresa: “Patria en la corona que deja en la tumba de Mariana Maceo, pone una palabra: Madre!”
Mujeres contra la dictadura batistiana La lucha de las mujeres en las zonas urbanas, La Habana y Santiago de Cuba, fue definitiva para el triunfo revolucionario. Ellas se jugaron todo sabiendo que de ello dependía también su liberación como mujeres. A lo largo de este especial hablaremos de Celia, Melba, Haydée, Vilma, que estuvieron desde un comienzo en todas las actividades clandestinas y armadas que requería la rebelión contra el dictador Batista que estuvo en el poder desde 1952 a 1958, ejerciendo su mandato a fuerza de una represión brutal hacia las y los luchadores por los derechos humanos y la libertad. De guerrillera en Sierra Maestra, a generala Otro ejemplo a destacar es el de Delsa Esther Puebla, “Teté”, nació en Yara, el 9 de diciembre de 1940. Se incorporó al movimiento revolucionario con apenas 15 años. Después de realizar diferentes acciones en apoyo al Movimiento 26 de Julio, se unió a la guerrilla de Sierra Maestra en 1957. Cumplió misiones de la Comandancia en Santiago de Cuba e integró el pelotón de mujeres Mariana Grajales, creado por Fidel en 1958. Ella misma cuenta en una entrevista recogida en el libro Marianas en combate cómo
fue el acontecimiento: “los crímenes que cometía la dictadura al campesinado nos llenaban de valentía y determinación. Nos sentíamos frustradas por no poder combatir con un fusil en la mano. Y dijimos: “¡Nos tienen que dejar combatir!” Así se lo planteamos a Fidel y el Comandante en Jefe dijo que estaba de acuerdo, que la mujer se había ganado el derecho de luchar con el fusil”. Fidel realizó una especie de mesa redonda con su estado mayor que duró más de siete horas. El Comandante tuvo una discusión muy grande. Aún no teníamos armas suficientes para todos, y los hombres decían: “¿Cómo se le va a entregar un fusil a las mujeres con tantos hombres desarmados?” y Fidel respondía: “Porque son mejores soldados que ustedes. Son más disciplinadas. De todas maneras yo voy a hacer el pelotón y les voy a enseñar a tirar”. Después de participar en arriesgados combates fueron reconocidas por todos los guerrilleros. Al triunfo de la Revolución Teté se reincorporó en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y realizó diversas tareas que le fueron encomendadas. Fue la primera cubana en recibir los grados de general de brigada de las FAR. Fue condecorada como Heroína de la República de Cuba y actualmente es diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. ◄
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De luchas, victorias y desafíos
“Hizo falta una Revolución
para desatar las alas de las mujeres” La intelectual cubana Isabel Moya dialogó con Resumen Latinoamericano sobre la inclusión de las mujeres en la vida pública de la isla y los desafíos aun presentes.
► Por Yamila Blanco
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a tradición de lucha de las mujeres cubanas es larga y si bien tiene su esplendor luego de 1959, se remonta al siglo XIX.
Así lo asegura la directora de la Editorial para la Mujer y la revista Mujeres, Isabel Moya. La integrante de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), relata que en 1869 una patricia llamada Ana Betancourt, durante un mitin celebrado en el mismo lugar donde días después se redactaría la primera constitución de la República en Armas, resaltó: “Los patricios han liberado la cuna, han liberado el color y tienen ahora el tremendo desafío de liberar a las mujeres. Hace falta una revolución que desate las alas de las mujeres”. Para Moya, esas alas fueron desatándose tímidamente durante toda la República, tanto en el campo de la ciencia, de la intelectualidad como luchando contra las tiranías. Pero la verdadera inclusión de la mujer en la vida pública de Cuba fue un fenómeno que comenzó el 1 de enero de 1959, cuando triunfó la Revolución.
“Desde ese primer momento los hombres se dieron cuenta que la Revolución también significaba liberar a las mujeres de toda clase de opresión. En ese sentido el pensamiento humanista de Fidel fue muy importante porque desde el mismo 1 de enero de 1959, en su discurso en Santiago de Cuba, reconoce que las mujeres estaban sometidas a varias formas de opresión”, asevera. Según Moya, hay hechos puntuales que impulsaron la participación de las mujeres desde la primera etapa revolucionaria: “Triunfa la Revolución y las mujeres se incorporan a la campaña de alfabetización, incluso con 14 años.
plo, en el año 1959 había en Cuba 403 mujeres médicas y hoy son más del 52 % de todos los médicos que hay en el país”.
esferas sociales permitiendo que vayan de la mano la realización personal y profesional con las responsabilidades dentro del hogar.
La intelectual explica que siempre estuvo claro que, aunque la Revolución era en sí mismo un proceso liberador, se necesitaban políticas específicas para el empoderamiento de las mujeres. Para ella, desde el triunfo guerrillero se reconoció las múltiples formas de opresión a las que las mujeres estaban sujetas, lo que diferenció al proceso de otros intentos de construcción del socialismo. Sin embargo, la periodista puntualiza que para que “la legislación se haga sangre, sudor y lágrimas se tiene que pasar por la subjetividad de las personas que hacen cumplir la ley y de las y los beneficiarios , proceso que es complejo y lleva tiempo”.
La comunicadora analiza que la realidad dentro del hogar no es la única diseñada a medida del hombre, las dinámicas laborales también son exigentes. Por eso Moya resalta que la inclusión de las mujeres de manera plena en la vida pública depende de la articular de manera armónica la procreación, los hijos e hijas, la familia y el trabajo.
“Esa es una gran meta que se lleva adelante no sin contradicciones, y la parte más dificultosa es cuando se tiene que hacer participar a los hombres en ese gran cambio, porque no es revolucionario propiciar sólo la inclusión de la mujer a la vida pública, sino que se debe además incentivar la liberación de la mujer en el plano más íntimo y donde aun se siguen dando conflictos, que es al interior de la familia, de la pareja. Los hombres tuvieron que pasar primero por un proceso de aceptación de las mujeres como compañeras en la vida política, en los centros de trabajo, en las fuerzas armadas y después por un proceso de cambios al interior de la familia, etapa que no ha terminado y que es el desafío mayor”, indica Moya.
Eran muchachas que nunca habían salido de su casa y que vivían hasta ese momento en una sociedad muy conservadora. De pronto están en la calle, en las montañas, alfabetizando lejísimos de su casa, hecho que se veía muy propio de los cambios revolucionarios porque sacudía las estructuras de todo lo que estaba establecido.
En los últimos años, Cuba ha experimentado un decrecimiento en la población. La sociedad está envejeciendo, y algunas personas ven este fenómeno ligado con la participación de la mujer en la vida pública. Para Moya no se debe culpabilizar al empoderamiento de las mujeres de la disminución de la natalidad: “No es porque la mujer se haya sumado a la vida pública que se pare menos, sino porque en las condiciones de familia tradicional es muy difícil llevar adelante la vida privada y la vida pública, por lo que es un problema de la sociedad en su conjunto”.
Fidel incluso lo ha catalogado como una revolución dentro de la revolución por lo que significó ese cambio. Sólo para dar un ejem-
La catedrática asegura que si las tareas dentro del hogar se distribuyeran más equitativamente no se establecería esa dicotomía entre ambas
Por otra parte, la esperanza de vida de los cubanos y cubanas sigue en asenso y ese es otro aspecto que recae sobre la mujer, ya que no sólo tienen la responsabilidad sobre los menores sino también sobre los adultos y adultas mayores. “Tenemos que preparar nuestras instituciones para brindar opciones que ayuden a enfrentar el problema. Hasta el momento la decisión de la extensión de la edad de jubilación es un ejemplo de las medidas que se pueden tomar. Es también una expresión de que la sociedad cubana es otra y que una mujer de 55 años hoy no es lo que era una mujer de 55 años en 1960 y por eso la edad de retiro para las mujeres se extendió de 55 a 60 y para los hombres de 60 a 65, lo que se va a implementar en un proceso gradual”, explica. Pero más allá de los problemas que enfrenta la sociedad cubana en su conjunto y de las metas que se sigue trazando un proceso revolucionario, la mujer tiene objetivos específicos para seguir en el camino hacia la equidad. Moya advierte que el principal desafío es que esa participación que tiene en la vida pública se exprese también en los cargos de toma de decisiones, no sólo porque “se debe reconocer en esos espacios la capacidad de las mujeres sino porque ese hecho significaría una revolución dentro de la familia, un cambio en la manera en que hasta ahora la representación de lo masculino y lo femenino se ha desarrollado dentro del hogar. No es que en estos 50 años no haya habido cambios, los hubo y muy importantes pero aun no son suficientes. La sociedad cubana debe hacer más consciente que lo cotidiano también es político”. ◄
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Un puente flexible
entre Fidel y el pueblo Celia Sánchez, desde Sierra Maestra a la construcción del socialismo. Considerada madre adoptiva de muchos cubanos y cubanas, figura inseparable de Fidel en la Sierra Maestra y luego en la lucha por construir el socialismo, la heroína Celia Sánchez, nacida el 9 de mayo de 1920, entregó toda su existencia a la Revolución cubana.
► Por Celia Hart*
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a burocracia tuvo en Cuba una singular adversaria: Celia Sánchez, secretaria de Fidel Castro, que no había leído en su vida mucho sobre la teoría marxista y sobre el desempeño de Stalin en la URSS, fue sin embargo el castigo para la práctica en Cuba de los métodos del georgiano, que tanto nos ha dado que decir y hacer todavía. Celia, a la que le debo, por supuesto, el sonido bellísimo de mi nombre, no fue tan sólo la secretaria personal de Fidel, debido a lo cual renunció a todo: familia, visibilidad política y otros beneficios que le podrían otorgar haber sido la primera mujer rebelde en la Sierra Maestra: Celia fue sin dudas la secretaria personal de la revolución cubana Ella estableció entre Fidel y el pueblo un puente ligero y flexible. Su sagacidad y prontitud, su paso leve y silencioso más un amor para la obra de la cual fue artífice, fueron sus mejores armas. Librándome de todo machismo o feminismo, u otro ismo que quieran señalarme, en Celia Sánchez pensó José Martí cuando sentenció: “No es que le falte a la mejer capacidad alguna de la que tiene el hombre, sino que su naturaleza fina y sensible le señala quehaceres más altos y difíciles.” Para saber de Celia baste mirar el hermosí-
simo libro “Ensayo para una biografía” de Pedro Álvarez Tabío. Celia Sánchez Manduley nació en mayo de 1920, en Media Luna, un pueblito rural de 4000 habitantes, enclavado en el Oriente de la isla, cerca del río Vicana, que nace nada más y nada menos que en la Sierra Maestra. Si de algo puede hablarse de ese lugar es que Media Luna se dedicaba a la producción de azúcar; que en 1920 los precios estaban bien deprimidos; que estallan varias huelgas de obreros y que el venturoso Partido Socialista fundado en 1906 por Martín Veloz (Martinillo) ya divulgaba en Manzanillo durante la primera década del siglo las ideas socialistas. Si a esto le sumamos la inigualable devoción por José Martí de Manuel Sánchez más una intrépida genética, Celia no podía haber sido distinta. *** En 1957 pasa Celia a trabajar definitivamente con Fidel. Desde ese momento estuvo presente en cada una de las decisiones importantes, poniendo aquella misma audacia, ternura y entrega con que colocara el primer busto de José Martí en el Pico Turquino. Una vez triunfada la revolución, su misión fue la misma: la de traductor. Un traductor perfecto entre la obra de la revolución, su pueblo y sus dirigentes.
Siendo yo niña recuerdo que muchas veces mi padre decía: “Voy a ver a Celia”. Lo decía como un acto sagrado, medio clandestino, como si fuese a confesarse. Y era correcto: frente a Celia, que tenía el poder mágico de juntar sin catastrofismo cielo y tierra, convirtiendo las ideas y proyectos en veloces memorandos, eficientes reuniones y pertinentes citas, sólo era posible confesarse: La Reforma Agraria, Las Declaraciones de La Habana, Girón, hasta la Crisis de Octubre, cuando más cerca ha estado el mundo de irse al pique nuclear, fueron decididos, sopesados, de alguna forma, en un edificio en la Calle 11 del Vedado capitalino, donde vivían Celia y Fidel, cada uno en su apartamento, como buenos vecinos. Mi madre y Celia formaron una especie de cofradía revolucionaria. La intuición ante los problemas y su conocimiento sobre el carácter de los compañeros las ayudaban a solventar muchas incógnitas, como si todavía estuvieran haciendo la revolución. ¡Y lo estaban! Los revolucionarios que perduraron en el tiempo, los que no traicionaron, los que no nos abandonaron ni política ni económicamente, son los que están hoy en combate. Esos que todavía sufren por la negligencia, que donde estén no detienen su andar y cuestionan y cambian. Porque la revolución que proyectó Celia al lado de Fidel, de Frank, del Che, de Haydée es absolutamente la única revolución posible en Cuba y en el mundo. Y
esa revolución es permanente. Celia fue una permanente revolucionaria. Por eso y no más la recordamos después de 25 años de fallecida. Porque necesitamos a Celia Sánchez. *** Si es el Che quien nos recuerda día y noche que uno de nuestros deberes sagrados es la revolución mundial, Celia, con su aletear presuroso, nos recuerda que no debemos parar en seguir haciendo la revolución dentro de nuestras fronteras de agua. Mejores indicadores ¡imposible! Celia fue implacable con el imperialismo y con los enemigos de la revolución cubana, que son en definitiva los enemigos del mundo, no por eso toleró un solo instante que el manto de la burocracia empañara la obra revolucionaria. Hubo tendencias estalinistas sin dudas, esa tendencia para lo único que no es burocrática es para penetrar en la sociedad, y para lo único que no es mediocre es para buscarse adeptos, pero esta tendencia encontró en Celia el más aguerrido contrincante. Aquel 11 de enero de 1980. Haydée Santamaría no se levantó de la cama una sola vez. Dicen que la única vez que la vieron así fue en 1967 cuando la muerte del Che. Entre lágrimas sin consuelo, escuchaba a mi madre decir una sola palabra que la inundaba de llanto hasta llegar al delirio “Fidel mi hijita ¿Quién cuidará ahora de Fidel?” “Fidel es saludable, mama,-decía yohay muchos compañeros capaces de cuidarlo”. Pero hoy entiendo a mi madre. Con Celia, quien cuidaba a Fidel era el pueblo de Cuba, su mejor compañero. Han pasado 25 años desde que esas dos mujeres dejaron de existir. ¡Han dejado de existir tantas cosas! Ahora ya no está la URSS amenazándonos con su petróleo, su cemento y su amparo, pero está danzando la doble economía en mi patria y no sé si habrá manera que nos libremos de este artefacto económico que es la doble moneda y lo que trae consigo. Al imperialismo lo combatimos con las armas y con las ideas... parece ser que para cuidarnos de estos nuevos males necesitamos a las mariposas... Cada mañana llevando a mi hijo a la escuela observo los frágiles y tenaces seres alados que en desigual vuelo envuelven mi mirada. Me quedo pensando si Celia se acordó antes de morir de explicarles a esas damitas cuánto las necesitamos para cuidarnos de los nuevos fantasmas.◄ *Celia Hart, revolucionaria cubana, hija de Haydeé Santamaría y Armando Hart, Rescatamos fragmentos de este texto de 2005 que escribiera a su tía Celia Sánchez.
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Nuestra Celia, la de todos los días ► Bertha Mojena Milián
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o la conocí, no tuve la enorme dicha de tenerla cerca. Sin embargo, leía cosas hermosas sobre ella y escuchaba a los de mayor edad llamarla “heroína”, “flor autóctona de la Revolución“, “mujer rebelde”. Y confieso que era una imagen que no siempre lograba acercar a la realidad. Entonces visité Granma, fui hasta Niquero, pasé por Manzanillo, llegué a Media Luna y entré a una casita pintada de azul, casi toda de madera, cuidada y limpia como la que había soñado de niña para mis muñecas, pero con una historia tan grandiosa que contar que no podía caber en palabras, letras, objetos, anécdotas de vecinos. Allí vivió Celia Sánchez, allí se formó y ayudó a unos padres honestos y humanos capaces de hacer el bien, de buscarlo, de enseñarlo con la humildad absoluta de quienes forjan -hasta con pequeños hechos- una obra inmensamente grande. Celia Sánchez y el Che Guevara. Hija de un destacado médico, arqueólogo, un cubano y martiano ejemplar, esta niña menuda se convirtió por esfuerzo, voluntad y convicción propia en una mujer sin temor a los retos, a la defensa de sus ideas, a la causa de su pueblo y se dedicó, en cuerpo y alma a la Cuba que amaba y debía rescatar para el futuro. Dicen los que la conocieron que su sencillez asombraba a todos, que su modestia causaba admiración y respeto, que su entrega sin límites al trabajo marcaba la vida de los que la rodeaban y compartían
con ella, aunque solo fuera un breve tiempo. Muchos hablan también de su espíritu para enfrentarlo todo, de esa fortaleza vital, interna, que la hizo subir al Turquino y develar junto a su padre y a Jilma Madera el Martí que nos ilumina desde esa altura y bendice esta Isla, como si velara los sueños y los caminos que defendemos con más fuerzas desde entonces. En sus manos estuvo también la gran misión de multiplicar y distribuir “La Historia me absolverá“, de organizar algunas de las acciones de apoyo al desembarco del Granma, de guiar junto a Frank la lucha en la clandestinidad y salvar la vida de muchos revolucionarios.
Convenciones de La Habana y hasta la creación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y algunos de las primeras instalaciones de la red del Campismo Popular que disfrutamos hoy, pueden desprenderse de su impronta y tenacidad. A ella debemos también una gran parte de los documentos históricos originales que atesora hoy el gobierno cubano, en sus archivos y oficinas centrales, como una joya preciada que recoge la última etapa de lucha del pueblo cubano por su independencia
y soberanía, así como la formación de los primeros años de la Revolución. Cuando ya casi rozaba los 60 años, se nos fue físicamente, aunque con mucho por dar todavía. Preferimos entonces recordarla rodeada de niños, con una mariposa blanca en la sien, con esa seriedad profunda con que escuchaba hablar al líder de la Revolución, con la mirada traviesa con que aparecía junto a Vilma o Haydée en algunas fotos de la Sierra o simplemente conversando con obreros, en cualquier calle o centro de trabajo. ◄
Otros cuentan que subía y bajaba lomas como si nada, que escapaba de los esbirros en las ciudades, que abastecía la guerrilla y sirvió de mensajera hasta convertirse en la primera mujer combatiente, incorporada al fuego directo, como en el combate del Uvero. Fue admirada hasta por aquellos periodistas que acompañó a la Sierra, para que conocieran y entrevistaran a Fidel, para que vieran por sí mismos la realidad que se gestaba. Después del triunfo no tuvo descanso y cada día asumía más tareas, en muchas esferas y estructuras, con un apego enorme al bienestar del pueblo, a lo que pudiera perdurar para todos y una lealtad infinita a Fidel, su jefe y amigo en todo momento. Una vez escuché a alguien decir que la historia de la Sierra no podría escribirse sin los nombres de David y Norma -Frank y Celia-, ni la de Fidel Castro sin mencionar a Celia. Con el tiempo he comprendido por qué y he podido ir más allá. Creo entonces que tampoco la historia de lugares como el Parque Lenin, el Palacio de
Celia Hart: solo digo compañera ► Por Carlos Aznárez
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iempre sintió gran responsabilidad por ser cubana, revolucionaria e hija de Haydée Santamaría y Armando Hart. Muchas veces conversamos sobre el significado que tiene para quienes actúan en política tratar de mantener intacto el legado de las personas que le precedieron. Sólo leyendo alguno de sus brillantes artículos dedicados a su madre, puede entenderse cuánto y cómo colaboró el ejemplo intachable y la moral combatiente de Haydée en esta joven rebelde que se llama Celia. De ella, sin duda heredó la idea de que para militar se necesitaba comulgar con tres elementos insustituibles: una voluntad férrea, una ideología clara y una audacia sin límites. Celia se fue formando en esta escuela de referencias tan marcadas, a las que agregó el compromiso martiano de su padre, otro dirigente histórico y fundacional, el ejemplo permanente del Che y la dirección estratégica (llena de responsabilidad y sentido común) de Fidel. De esa argamasa salió un bloque sólido que la parió dura como el hierro y tierna como la risa de un pionerito o una pionerita cubana. Escritora impenitente, lanzaba párrafos como el tableteo de una ametralladora y casi siempre daba en la clave de lo que cualquiera de los que no suelen tener espacio para “borronear cuartillas”, podría expresar sobre la lucha de
los de abajo y la construcción de un espacio revolucionario. Desde esas definiciones, abogaba por la unidad de los que luchan, y un día elogiaba el avance del proceso bolivariano, otro escribía loas a los combatientes de las FARC (desafiando abiertamente a quienes preferían ningunearlos por “inoportunos”) o se sumaba a las lógicas críticas a los “progresistas” que sólo tienen el ojo puesto en sus propios bolsillos. No era partidaria de endiosar a líderes sino a sus ideas, pero vale también decir, que por la magnitud de su obra, y el gigantesco camino revolucionario construido para toda la humanidad, Fidel fue dentro del pensamiento de Celia, una excepción que no dudó en poner en la cima de sus afectos de rebelde indoblegable. Cuando el 7 de septiembre de 2008 nos llegó la noticia de su muerte nos dimos cuenta al instante que indudablemente vamos a extrañar a Celia Hart, como se hace con una hermana muy querida y necesaria, con la que se habla francamente y sin ningún tipo de especulaciones ni gestos hipócritas. Ella era visceral en sus definiciones y eso hizo que muchos que nunca se preocuparon en entenderla la calificaran de “desprolija” o “excesivamente polémica”. Sin embargo, hasta sus propios enemigos y detractores, tuvieron que coincidir en más de una ocasión, que Celia iba de frente, sin dobleces ni falsedades. Y eso en una revolucionaria, como diría el Che, es un doble mérito que no se compra con dinero ni livianas prebendas. ◄
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RESUMEN LATINOAMERICANO
La Revolución de las mujeres en la Revolución Socialista Vilma Espín, forjada en el combate por la Humanidad. El proceso cubano de igualdad de la mujer ha estado signado por la impronta del pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro y de Vilma Espín. Sus concepciones acerca de una verdadera cultura de la igualdad han propiciado en la sociedad cubana la implementación de leyes, programas y acciones verdaderamente revolucionarias. De Vilma y su lucha revolucionaria como mujer, como fundadora del Partido Comunista, diputada y promotora de mil batallas por un mundo diferente habla este artículo extraído de la revista “Mujeres” (2007)
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RESUMEN LATINOAMERICANO ► Por
Carolina Aguilar y Asela de los Santos Heroica combatiente clandestina y guerrillera Su papel en la lucha de liberación, junto a Haydée, Melba, Celia y otras combatientes de vanguardia, contribuye a demostrar que las mujeres son capaces de realizar las más riesgosas misiones, desde las audaces acciones de la clandestinidad, hasta desempeñar y cumplir exitosamente responsabilidades de dirección en el movimiento insurreccional y pelear, con las armas en la mano, a la par de los hombres, en la guerra revolucionaria por la libertad, la independencia y la soberanía de la Patria. Intérprete fiel y creativa de las ideas de Fidel Ha sabido interpretar y materializar desde la Federación de Mujeres Cubanas las ideas de Fidel sobre la igualdad de derechos de mujeres y hombres, encabezando la batalla por llevar a la práctica su tesis sobre las dos revoluciones: la Revolución de las cubanas dentro de la Revolución socialista. Vincula teoría y práctica para cumplir las misiones y tareas orientadas a lograr la incorporación plena de las mujeres a todos los ámbitos y niveles de la vida política, económica, cultural y social del país, en igualdad de derechos y oportunidades con los hombres. Promueve y participa en la elaboración, proyección y desarrollo de políticas públicas y programas, estrategias, leyes, mecanismos y acciones que se fueron aplicando a escala de toda la sociedad, con el propósito de crear las premisas materiales, jurídicas, ideológicas, psicológicas y culturales que encauzaron el progreso y la incorporación de las cubanas a la vida social. Forjadora de la unidad entre las cubanas y del poderoso movimiento social de las mujeres Lidera la construcción de la Federación de Mujeres Cubanas y desempeña fundamental papel para forjar su unidad y construir una fuerza grande y numerosa. Su indiscutible prestigio político, profundas convicciones revolucionarias, inteligencia, poder de persuasión, sensibilidad y modestia, son factores esenciales para atraer, movilizar, captar, orientar tempranamente a trabajadoras, campesinas, amas de casa, estudiantes, militares, intelectuales, jóvenes y adultas, creyentes y no creyentes. La Federación no sigue modelos preconcebidos, es una experiencia genuinamente cubana, que Vilma, al frente de cientos de cuadros, va construyendo, según las necesidades, las urgencias, los imperativos e intereses de cada momento, recogiendo las más valiosas experiencias en las bases, encontrando las formas y vías para llevar a cabo cada empeño en el camino, en el trabajo cotidiano. La identificación de las misiones de FMC en la sociedad cubana, la definición de su propia estrategia para lograr los objetivos fundamentales, el desarrollo de su contenido de trabajo, el diseño de su estructura organizativa, son aportes imprescindibles que han permitido desencadenar un poderoso movimiento social que hoy muestra logros importantes, enfrenta retos decisivos y avanza bajo su dirección hacia nuevas metas. Impulsora de las transformaciones profundas
Orienta una intensa labor de sensibilización y concientización a escala de toda la sociedad, con énfasis en las mujeres, para difundir nuestra concepción socialista acerca del papel social de la mujer y del lugar que le corresponde en la sociedad, como beneficiaria de la obra revolucionaria y como partícipe de las trasformaciones sociales que propiciaron cambios sustanciales en sus formas de pensar y actuar. Ella misma lo define como un proceso de participación y toma de conciencia: a través de la educación ideológica crear conciencia para realizar las tareas y a través de las tareas ir educando ideológicamente. Vilma identifica dos etapas en la labor de la Federación: la primera, que llama a la participación emotiva, entusiasta, impulsada por la decisión de hacer y defender la Revolución, y otra que se define en el II Congreso de 1974, una vez alcanzado un gran protagonismo de las mujeres que se han hecho conscientes y han demostrado de lo que son capaces, cuando entonces se plantea la lucha por el ejercicio pleno de la igualdad de la mujer como objetivo central. Marca como principio inviolable la lucha junto a los hombres para lograr las necesarias trasformaciones en la ideología y la cultura, creando conciencia de que los prejuicios y estereotipos que hay que vencer están fuertemente arraigados en uno y otro sexos, y que para eliminar todo vestigio de discriminación es necesario librar juntos esa batalla. El progreso de las mujeres es decisivo para el avance de la Revolución y a su vez, el avance de la Revolución garantiza la igualdad de la mujer. Una mirada de género Vilma, desde siempre, asume y educa en los conceptos de igualdad de género. Ha sido maestra de varias generaciones de cubanas y cubanos en el reconocimiento de la dimensión de clase, color de la piel y género en el análisis de la situación y condición de las mujeres; en la necesidad de políticas específicas y de formas de organización que permitan la reivindicación de sus intereses; en la promoción del protagonismo femenino para su propia liberación, articulado con los cambios sociales generales; en el desarrollo de una conciencia acerca de las trasformaciones que deben ocurrir en las relaciones y roles en el interior del hogar, y la urgencia por cambiar la cultura sexista por juicios de valor que impliquen una verdadera cultura de igualdad. Dedica una especial atención a definir las funciones de la familia en el socialismo a partir de la igualdad, del respeto a los deberes y derechos de cada integrante del grupo familiar para lograr una comunicación apropiada con los hijos e hijas y compartir las responsabilidades y las tareas del hogar, creando un clima de comprensión y estabilidad que asegure el enriquecimiento de la vida afectiva y cultural de sus integrantes. Promueve la investigación social relacionada con los problemas de las mujeres y las familias que ofrezcan argumentos científicamente fundados para su solución. Partícipe activa en la legislación sobre la igualdad Ha inspirado leyes de igualdad en la conquista de derechos de las mujeres y derogado otras que eran discriminatorias. Con su visión revolucionaria enriquece los preceptos de la Constitución de la República
(1976) y sus modificaciones (1992). Realiza importantes contribuciones al texto del Código de Familia (1975), instrumento legal, educativo y de justicia social que marcaron pautas en aquellos tiempos, en el continente y posiblemente en el mundo. Pueden mencionarse también el Código de la Niñez y la Juventud (1976), la Ley de Protección e Higiene del Trabajo (1977), La Ley de Seguridad Social (1979), el Decreto-Ley 64 sobre la Atención a Menores y el 95 sobre el Trabajo de la Comisiones de Atención y Prevención Social. En el Código Penal (1979) y sus modificaciones (2002), contribuye a la tipificación de delitos relacionados con la discriminación y violencia hacia la mujer, exigiendo una penalización acorde con cualquier forma de abuso sexual. Refuerza las medidas severas para proteger la infancia y adolescencia de cualquier delito. Es importante la Ley de Maternidad de la Trabajadora (1974) y su modificación (2003) que asegura la licencia por paternidad, al consagrar la licencia de la madre y el padre según lo decida la pareja. Visión de género en el sistema de salud Dirige la labor de la Federación en las áreas de salud de la mujer: la creación de postas sanitarias en las zonas más intrincadas de las montañas, la capacitación de las campesinas en normas de higiene y salud para preservar la vida de la familia, la atención a las embarazadas, la institucionalización del parto, el establecimiento del aborto seguro como un servicio de salud, la lucha por evitar el embarazo en adolescentes y la aplicación de los programas de salud, especialmente dirigidos a estas edades. Contribuye a especializar la salud de la mujer, la promoción de la lactancia materna, la prevención del cáncer de mama y cérvico-uterino, el Programa de Maternidad y Paternidad Responsables, la atención a las adultas mayores, todo ello con su supervisión utilizando un verdadero ejército de brigadistas sanitarias capacitadas a poner en práctica a nivel local todos los planes de salud, valorando la participación comunitaria. Inicia y desarrolla la educación sexual Con métodos novedosos, inicia en 1952 la educación sexual a través de materiales a debate bajo su dirección y de artículos de la revista Mujeres, que supervisa personalmente y que son utilizadas en las delegaciones de la Federación. Dirige las publicaciones de textos científicos que irán dirigidos hacia la formación de de especialistas en la Educación Sexual en los campos de la medicina, sicología, educación; a la preparación de profesionales que comenzaban el estudio de la sexualidad. Orienta las publicaciones hacia las niñas y niños, adolescentes, en general, a la educación popular. Contribuye a esclarecer el concepto de que educación sexual es parte de la preparación general de la persona, de su formación ideológica, elemento esencial en la formación de nuestra juventud, subrayando el papel que corresponde al hombre y la mujer en la pareja, en la familia, la enorme responsabilidad que implica la relación sexual, su significado para el futuro de ambos, no sólo en lo individual sino en lo social, ya que es gestora de la creación de hijas e hijos. Promueve la información que propicie una actitud responsable ante la sexualidad y permita a las mujeres decidir conscientemente sobre su fecundidad. Ha promovido, orientado y educado en el
respecto a la diversidad sexual. Ha constituido grupos de estudio y trabajo dirigidos a la atención de la homosexualidad, el lesbianismo, el travestismo y la transexualidad, a mejorar la calidad de vida y la aceptación social de estas personas en la necesidad de eliminar los tabúes, los prejuicios y las creencias anticientíficas que aún se mantienen respecto a la sexualidad, como medio de combatir toda discriminación. Formadora de personas nuevas Crea en 1961 los círculos infantiles, no sólo para propiciar la incorporación de las mujeres al empleo, sino como elemento decisivo en el proceso socializador y educativo de niñas y niños. Revaloriza la importancia de la educación en las edades de preescolar, lo que no se había tomado en cuenta hasta entonces. Introduce como premisa en la educación la eliminación de los estereotipos sexistas. En 1969 crea y dirige el Instituto de la Infancia, donde impulsa estudios que permiten crear normas en lo concerniente a la atención de niñas y niños. El derecho de las niñas y los niños a ser felices, a ser atendidos y educados, a su formación cultural, moral y espiritual, al disfrute del juego y la recreación, a recibir la alimentación y nutrición necesarias, a la garantía de un futuro seguro y feliz han ocupado una parte vital de su pensamiento y sus acciones. Desde la Federación propicia el Movimiento de Madres Combatientes por la Educación, que años después integraría a los padres, como resultado de la conciencia de responsabilidad compartida en la educación de los hijos e hijas. La formación de personas nuevas, mujeres y hombres capaces de abrazar las causas justas, de trabajar y luchar por un mundo mejor. La consecuente creación de las bases culturales y materiales para propiciar estilos de vida fundados en la equidad, el respeto mutuo, el afecto, la solidaridad, la comprensión y los más elevados valores éticos y humanos, constituyen para Vilma objetivos estratégicos de la Revolución. Introduce el trabajo comunitario Desde los primeros días del trabajo de la Federación impulsa un voluntariado de activistas en las delegaciones de base, fundamentales para la labor social comunitaria que desarrolla la organización. La implementación de dirigentas en todas las áreas es también uno de sus aportes. Las Trabajadoras Sociales y Brigadistas Sanitarias han trabajado en los barrios implementando una labor educativa. Trabaja en la gran campaña de erradicación de la prostitución en el primer quinquenio de la década de los 60, y en las tareas de erradicación de barrios marginales. Impulsa la inclusión como carrera universitaria de Trabajo Social. Igualdad social y dignidad de la mujer en el ámbito internacional Es valioso su aporte en el campo internacional en lo que concierne a los derechos de las niñas y niños, adolescentes y jóvenes, llevando a numerosos evento las experiencias de Cuba y levantando su voz contra el abuso sexual infantil, las drogas, la pornografía y prostitución infantil, la corrupción, el comercio de niñas y niños, de sus órganos, la pobreza, el trabajo infantil, los niños y niñas de la calle, el analfabetismo y otros males que en muchos países flagelan a las nuevas generaciones. ◄
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RESUMEN LATINOAMERICANO
“Para mí ser comunista es tener una actitud ante la vida” Haydée Santamaría, fundadora del Movimiento 26 de Julio. ► Por
Néstor Kohan
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aydée Santamaría Cuadrado (19221980) es una de las mujeres que participaron el 26 de julio de 1953 en el asalto al cuartel Moncada, encabezado por Fidel Castro. Luego de ese asalto, muchos combatientes fueron capturados por el Ejército del dictador Batista. Como ya es una triste “costumbre” a esos combatientes los torturaron, como hoy sucede por los militares norteamericanos en Irak y en Guantánamo, y ayer ocurría en Vietnam y en innumerables lugares del mundo, o por el Ejército francés en Argelia, como también lo hicieron los militares argentinos, chilenos, israelíes y sudafricanos. Abel Santamaría Cuadrado (1927-1953), hermano de Haydée, fue uno de los torturados. Ahí mismo lo asesinaron. A los sobrevivientes los encarcelaron. Haydée escribe entonces una carta a sus padres luego del asesinato de Abel. Allí hace referencia a los sueños rebeldes de su hermano y al significado de Fidel Castro para el movimiento revolucionario. Haydée fue una de las encargadas de sacar de la cárcel en forma clandestina y de recomponer, por distintas vías, el célebre alegato de Fidel en el juicio ante sus captores, conocido popularmente como “La historia me absolverá”. Más tarde, habiendo sido una de las cofundadoras del Movimiento 26 de julio, participa como combatiente guerrillera en la lucha que provocará la caída de Fulgencio Batista y el triunfo de la Revolución Cubana. No es la única mujer que participa en esa lucha, pero sí es una de las más destacadas junto a Celia Sánchez (1920-1980), a Melba Hernández y a muchas otras. Por ejemplo, el 4 de septiembre de 1958 se forma en la Sierra Maestra el pelotón “Mariana Grajales” del Ejército Rebelde, formado exclusivamente por mujeres combatientes. Con el triunfo de la Revolución Cubana, Haydée -cuyo sobrenombre era Yeyé- funda en 1959 una institución cultural que será emblema entre los intelectuales críticos de todo el orbe: Casa de las Américas. Allí recibirá a los intelectuales más importantes del mundo que visitan Cuba y descubren el papel fundamental que la Revolución le brindaa la cultura. Muchos de ellos recuerdan a Haydée, como es el caso de Julio Cortázar. Yeyé también erá una de las cofundadoras y miembro del Comité central del nuevo Partido Comunista cubano (creado en 1965, a partir de la unidad de varias organizaciones lideradas por el Movimiento 26 de Julio) e integrará la presidencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), reunida en La Habana en 1967 para coordinar la lucha insurreccional en todo el continente. En ese año se produce el asesinato del Che
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Guevara en Bolivia (otra vez, como siempre, realizado a sangre fría y por órdenes de la CIA y los rangers norteamericanos que asesoraban al Ejército boliviano). Luego de conocerse la noticia en Cuba, Haydée le escribe una carta al Che, que reproducimos más abajo. El 13 de julio de 1967, Haydée brinda una charla a los estudiantes de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de La Habana sobre el asalto al Cuartel Moncada. Allí relata gran parte de su experiencia como mujer revolucionaria y combatiente guerrillera. En uno de sus pasajes, le dice a un estudiante: “Para mí ser comunista no es militar en un partido; para mí ser comunista es tener una actitud ante la vida”. En otra parte, resumiendo lo que sienten muchas mujeres revolucionarias del mundo que han caído bajo la represión, afirma: “Iba presa, esposada, maniatada, y me sentía más fuerte y más libre que aquellos que con la toga de justicia me iban a juzgar”. Más adelante, le confiesa a una joven estudiante: “Y así, compañera, puedo decirte que me impresionó hasta ver caer, hasta ver morir a un enemigo. Me impresionó tremendamente ver caer a aquel que veníamos a combatir (...) Soy enemiga ya no de matar por gusto, soy hasta enemiga de ser violenta por gusto. Creo que hay que hacer un gran esfuerzo para ser violenta, para ir a la guerra, pero hay que ser violenta e ir a la guerra si hay necesidad”. En 1968, Haydée viaja a Vietnam como parte de una delegación solidaria de la Revolución Cubana con el pueblo indomable de Ho Chi Minh. Como mujer revolucionaria, como militante, como intelectual y como combatiente por el socialismo, Haydée Santamaría -junto con sus compañeras cubanas- forma parte de una extensísima y gloriosa tradición mundial que también integran las militantes francesas Flora Célestine Thérèse Tristan, Louise Michel, Madame Fautin y Hortense David, la inglesa Elisabeth Dmitrieff, las rusas Vera Ivánovna Zasúlich y Alexandra Kollontai, la alemana Clara Eissner Zetkin, la judía polaca Rosa Luxemburg, la ucraniana-estadounidense Raya Dunayevskaya, la española Dolores Ibárruri Gómez, la vietnamita Nguyen Thi Binh, la argelina Djamila Boupacha, la nicaragüense Luisa Amanda Espinoza, la alemana Ulrike Marie Meinhof, la argentina-alemana Haydée Tamara Bunke Bider, y las argentinas Alicia Eguren y Ana María Villareal de Santucho. Ellas representan una tradición heroica de pensamiento y acción -integrada por vertientes distintas y experiencias diversasdonde la lucha de las mujeres jamás se escinde de la lucha por la revolución y el combate por la causa mundial del socialismo. ◄
RESUMEN LATINOAMERICANO jo Carpentier, quien le dijo a Lilia Esteban que Haydée no solo lo había conmovido con la palabra, sino que su inteligencia e ideas eran prodigiosas. Y fue ese, otro don importante de Haydée, pues no alcanzó la enseñanza media cuando asumió esa tarea de gigante y se proyectaba de igual a igual en los más elevados círculos de la literatura y apreciación de las artes. En la Casa leyó mucho; buscaba o preguntaba lo que no sabía sobre textos y personas pero aquellos que, como Roberto Fernández Retamar, la conocieron muy de cerca en la faena de Casa de las Américas, sabían que ella veía el lunar, inadvertido para otros, y descubría un diamante donde nadie suponía que algo brillaría.
La Haydée que conocí ► Por
Marta Rojas*
“(…) ya no tenía ante mi vista la penumbra de una escalera oscura, ahora veía de nuevo la luz…”.
S
on palabras de Haydée que escuché en una de esas largas conversaciones que tuve la dicha de sostener con ella. Ese día hablaba con euforia sobre la tarea que Fidel —desde la prisión— acababa de darles a ella y a Melba tan pronto salieron de la cárcel de mujeres en Guanajay. Las instrucciones, contenidas en una carta, se referían a la inminente necesidad de imprimir, en el mayor secreto posible, su alegato del juicio del Moncada, conocido como “La historia me absolverá”, y hacerlo distribuir clandestinamente. La continuación riesgosa y tenaz del trabajo revolucionario “me devolvía la vida porque para mí era muy duro salir en liber-
tad cuando Abel, Boris y tantos compañeros estaban muertos, y Fidel preso”.
de integrante de la Dirección Nacional del 26 de Julio.
Con esa primera tarea, la Haydée más conocida volvió a sonreír, a proyectarse, a crear, transpiraba energía y audacia. Muchas fueron sus tareas a partir de entonces, entre las más relevantes y valientes su lucha clandestina en Santiago de Cuba durante la preparación del alzamiento que ocurrió el 30 de noviembre, hecho que debía coincidir con el desembarco del Granma.
También para ella, según me contó y les contaría a otros, como a Marcia Leiseca, tal vez, que aunque hubiera querido permanecer como combatiente en la Sierra Maestra el hecho de estar en un lugar donde estuvo Martí le daba fuerzas y una alegría inmensa. Años más tarde, cuando ya la Revolución había triunfado, Haydée diría durante un conversatorio en la Universidad de La Habana: “Hoy somos marxistas porque fuimos martianos”.
Haydée Santamaría en la Sierra Maestra, junto con Fidel, con Celia, fue para ella un momento —según le oí decir más de una vez— que la hacía creer que estaba en el cielo: “Si lo que dicen que hay en el cielo es el paraíso”. Ni su asma ni el esfuerzo físico extraordinario la arredraron. Pero, en sus condiciones, con su autoridad revolucionaria, y demás características esenciales para llevar adelante cualquier tarea, asumió con entusiasmo y decisión su arduo trabajo en el exilio, en su condición
Un inventario de las acciones revolucionaria de Haydée Santamaría sería tan emocionante como extenso. Habría que hablar, en primer lugar, de voluntad, destreza, sabiduría y profunda convicción latinoamericanista y universal que desplegó en la Casa de las Américas, un centro que acogería y atraería a los intelectuales y artistas más importantes del continente y a los que surgían “de la nada”, decía ella, y a cubanos del más alto nivel intelectual, como Ale-
Su labor en la Casa no la apartaba de su función política, no solo con respecto a América Latina. Su responsabilidad, como Presidente de OLAS le permitió realizar uno de sus sueños más caros en esa época: ir a Vietnam y hablar con Ho Chi Minh -“ese hombre que, aunque más viejo, me hace recordar a Martí”- con quien sostuvo una larga conversación en Hanoi, y de donde volvió “con más bríos después de ir a Vietnam en guerra y saber que ganarán porque con Ho Chi Minh y ese pueblo tienen que ganar”, me dijo al regreso, y llamó a Melba, su compañera del Moncada, para compartir su emoción. Más de una vez me han preguntado cómo era Haydée, ¿alegre o triste? Para mí, las dos cosas. La conocí severa y profundamente triste durante el juicio del Moncada. Y la conocí muy alegre, como también la veía el Che, esperando un año nuevo. La constante de su personalidad era, para mí, su agudeza e ingenio impresionante y la generosidad sin límites. Amaba a su familia y valoraba la amistad cultivándola con preciosismo siempre que no se contradijera, ni un ápice, con la lealtad a la Revolución y a Fidel. Cuando murió también me preguntaron qué pensaba yo; hoy reitero lo que respondí entonces: Haydée, en el fondo, fue también un mártir del Moncada que durante un tiempo venció con creces su muerte, íntimamente deseada aquel 26 de julio, junto a Abel y a Boris cruelmente torturados, por eso fue dos veces ejemplar. ◄ *Escritora cubana, cronista de la Revolución
Hasta la victoria siempre, Che querido (Carta de Haydée Santamaría al Che Guevara, escrita después de su asesinato en Bolivia)
Che: ¿dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está pero estará. Todo esto lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste, y además esta carta no sería para ti. Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo creía. Todos estaban seguros, y yo decía: no es posible, una bala no puede terminar el infinito, Fidel y tú tienen que vivir, si ustedes no viven, cómo vivir. Hace catorce años veo morir a seres tan inmensamente queridos, que hoy me siento cansada de vivir, creo que ya he vivido demasiado, el sol no lo veo tan bello, la palma, no siento placer en verla; a veces,
como ahora, a pesar de gustarme tanto la vida, que por esas dos cosas vale la pena abrir los ojos cada mañana, siento deseos de tenerlos cerrados como ellos, como tú. Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos, América Latina tenía su camino pronto. Che, lo único que pudo consolarme es haber ido, pero no fui, junto a Fidel estoy, he hecho siempre lo que él desee que yo haga. ¿Te acuerdas?, me lo prometiste en la Sierra, me dijiste: no extrañarás el café, tendremos mate. No tenías fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y cómo lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no
puede ser, no pudiste, no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir “Che”, tomaba fuerzas y decía “Ernesto Guevara”, así se lo comunicaba al pueblo, a tu pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque ya no puedo. Después, en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran pocos, chicos, y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos: todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste cómo es posible ese hombre nuevo, todos veríamos así que ese hombre nuevo es la realidad, porque existe, eres tú. Qué más
puedo decirte, Che. Si supiera, como tú, decir las cosas. De todas maneras, una vez me escribiste: “Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de año nuevo, con todos los fusibles disparados y tirando cañonazos a la redonda. Esa imagen y la de la Sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio”. Por eso no podré escribir nunca nada de ti y tendrás siempre ese recuerdo. Hasta la victoria siempre, Che querido. Haydée ◄
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RESUMEN LATINOAMERICANO Renato ni Abel me ayudaron con aquella “caja de flores”. Ya cuando empezamos a caminar le digo: “Abel, coge aquí”. Me mira y es cuando se da cuenta que no eran flores, y me dice: “Pero qué hemos hecho, dame acá, pobrecita, pero por qué no lo habías dicho antes.”, porque los cuatro fusiles que contenía la caja pesaban cantidad. Llegamos a la Granjita Siboney, y junto con Elpidio Sosa, otro magnífico compañero que cayó en el asalto, trabajamos todo el tiempo que estuvimos allí, nos dedicamos a limpiar y a crear las condiciones para recibir a “unos compañeros”, como nos dijeron. Ya cuando se acercaba la hora real llegó Fidel a la granjita y empezó a dirigir aquello. Era la madrugada del 26. Se sacaron las armas del pozo, los uniformes, y entonces reunió a todos y anunció lo que íbamos a hacer. Esto fue unas horas antes del asalto, pero no sabíamos dónde era la acción. -¿No hubo la idea de que esperaran en La Granjita?
El orgullo de ser heroína del Moncada La pasión encendida de Melba Hernández.
T
iempo atrás en Radio Progreso, se transmitió una entrevista especial en la que Melba Hernández, la Heroína del Moncada, relató sus recuerdos de aquellos acontecimientos. Por su inestimable valor y plena vigencia, reproducimos los aspectos principales de aquella conversación. -¿Cómo conoció a Fidel? A partir del golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, muchos jóvenes buscábamos ansiosamente qué hacer para acabar con aquella tiranía; entre esos jóvenes estaba yo. Una mañana en el cementerio, una amiga, Elda Pérez, me presentó a Abel Santamaría, un joven que, me dijo, la había impresionado por sus promesas revolucionarias. Cuando lo conocí y conversamos, coincidí totalmente con Elda, pero a su vez él me insistió para que conociera a otro joven a quien consideraba que solo él podría dirigir la acción revolucionaria en el país para derrocar al tirano Batista: Fidel Castro. Abel nos presentó, nos saludamos y nos pusimos a conversar. En la medida que Fidel hablaba me daba cuenta de que aquello era lo que yo estaba buscando. Desde ese momento me encontré ya comprometida
con Fidel Castro y con aquel movimiento que empezaba a nacer, y que apenas contaba con ocho personas cuando más... -¿Qué decía para que los atrajera tanto? -Lo que nos dice a todos... Fidel habla y no hay más que discutir... Nos habló de la situación de la Patria, que había que organizarse para derrocar a Batista, pero en esa larga conversación nos dijo también que la Revolución no solo era eso, que la Revolución conllevaba hacer muchas cosas más, que nosotros teníamos que luchar por una transformación del país, y nos lo dijo desde el primer momento. Fidel habla y apasiona... Hablaba ayer como habla hoy. Siempre he dicho que aquel Fidel que yo conocí en el año 52 es el mismo de hoy, como es natural, es un Fidel en desarrollo, la vida está en movimiento, pero no hay ninguna diferencia. -¿Cómo convencieron a sus compañeros? -Yeyé (Haydée Santamaría) y yo nos fuimos metiendo en aquellos preparativos, un poco sin medir el alcance, y los compañeros nos veían introducirnos en sus trabajos, cooperar, nos dejaban, y nosotras avanzábamos...y Fidel y Abel fueron incorporando a mi mamá y así ella fue trabajando con nosotros en la etapa del Moncada con una valentía sin igual, igual que nosotros. Los muchachos eran hermanos queridísimos.
-¿Cuándo se enteraron de que la acción era en el Moncada? -¿Qué era el Moncada? Al amanecer del 26 de julio fue cuando nos enteramos. Abel había salido en junio para un lugar de Cuba. Fidel, de vez en cuando, nos traía información, porque él sabía que estábamos muy ansiosas por la falta de noticias de Abel. El 22 de julio Fidel llegó a mi casa a buscar a Yeyé, porque ya en la fecha en que Abel salió para Santiago, Yeyé vino a vivir a mi casa para no estar sola. Llegó Fidel a buscarla, bajó la escalera, y de pronto regresó corriendo para decirle a mi mamá que se iba, que volvía -como se hacían las cosas-, y decirme a mí “me voy”, pero “para dónde vas”, “yo no sé, me voy, y me llevo estas cositas”, las muditas de ropa que se llevó. Al día siguiente, yo no estaba en la casa, fue Fidel y le dijo a mi mamá: “Cuando Melba llegue, dígale que se prepare que la venimos a recoger para una misión sin peligro, y usted vaya preparando una cajita con dos ó tres mudas de ropa, no más, porque dentro de dos o tres días, ellas están de regreso... Esa noche, igual, lo mismo que con Yeyé... y cuando llegué a Santiago el 24, me estaban esperando en la terminal de trenes Abel y Renato Guitart. Imagínense lo que fue para mí encontrar a Abel. Aquello fue muy lindo. Por cierto que yo llevaba en los brazos una caja grande de flores, con un lazo, y ni
-Claro que la hubo. Cuando empezaron a salir los carros, Fidel nos dijo: “Bueno, ustedes se están tranquilitas aquí que nosotros volveremos a recogerlas para seguir adelante”. Fue cuando Yeyé y yo dijimos: “No, si es que esta es la acción, queremos pelear también”. Fue un momento muy embarazoso para Fidel, porque Abel y él tenían un estilo de trabajo muy colectivo respecto a Yeyé y a mí. No decidían nada sobre nosotras si no era con la aprobación de los dos, y Abel ya se había ido. Nosotras estábamos tranquilas,sabiendo que si nos alterábamos no íbamos a convencer a Fidel de que nosotras teníamos derecho a pelear, si llevábamos tanto tiempo, no habíamos cometido errores en el trabajo, era un derecho ganado, y no podía ser por la condición de mujeres. Eso tiene que haberlo tocado a él. Entonces Mario Muñoz que estaba dentro, oyó aquella conversación, y le dijo: “Mira Fidel, las muchachas tienen razón”. Mario era una gente también agradabilísima. “Vamos a hacer una cosa, deja que vayan conmigo, al lugar donde yo voy ellas me pueden ser muy útiles, y, además, yo me encargo de informarle a Abel lo que pasó aquí”. Así que Mario fue el que convenció a Fidel de que aceptara nuestra proposición, y salimos en el carro con Mario. Llegamos al hospital Saturnino Lora y no sabíamos que Abel estaba allí. Mario nos dijo: “Vengan” y nos llevó a la ventana desde donde estaba peleando Abel, porque ya estaba el pleito andando, y los tiros de aquí para allá y de allá para acá. Así fue que supimos que Abel era el jefe del Saturnino Lora y estuvo de acuerdo con que nosotras también participáramos en la acción. Lo demás es historia conocida. ◄
Melba y sus mejores sueños Mi primer sueño sería que Fidel pudiera ser eterno. Son muchos los sueños y yo no digo que sueño con lo que los jóvenes harán en un futuro, porque estoy segura que lo van a hacer, tengo plena confianza en los jóvenes, si no creyera en ellos no podría creer en mí. Tengo plena confianza en que en mi Patria brillará el sol con que soñamos. Los jóvenes de ayer éramos como los jóvenes de hoy. Hace 50 años, hay que tener en cuenta el tiempo trans-currido. Pertenecimos a una época. Con sus costumbres de la época, y me atrevería a decir, que Yeyé y yo, entonces, éramos un poco “cosa rara”... y todas esas medidas de cuidado de Abel y Fidel, y que le consultaban a mi mamá, le explicaban, todo eso era el resultado de aquella época... Ahora bien, si nosotros ayer tomamos la decisión de cumplir con la Patria y de liberar la Patria, los jóvenes de hoy hacen muchas cosas equivalentes a las que hicimos nosotros, yo no veo esa diferencia... *Melba Hernández, falleció en La Habana el 9 de marzo de 2014.
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RESUMEN LATINOAMERICANO
Poesía negra para Apuntes sobre el racismo enfrentar a la esclavitud Nancy Morejón, voz relevante de la cultura cubana.
S
egún Ana María Martiatu, estudiosa de las mujeres de ascendencia afro y su identidad: “Lo racial, la belleza de la mujer negra ha sido desacreditada. A la caracterización de la blanca y sus rasgos fisonómicos: cuerpo esbelto o de diosa, cutis de rosa, ojos claros, boca de grana, labios finos, pelo sedoso, manitas blancas, se opone el pelo “malo”, rostro oscuro, nariz “ñata”, la “bemba” y otros que ya conocemos. Con ello un cuadro completo de las oposiciones binarias propias del racismo…” “En el llamado negrismo o afronegrismo, la mujer negra ha sido injuriada en poemas como “La rumba”, del cubano José Zacarías Tallet, y “La cumbia”, del colombiano Jorge Artel, entre otros. En ellos se destacan las partes sexuadas y se describe su danza como salvaje, casi animal. Es curioso cómo estos poetas, algunos de ellos negros y mulatos, utilizan un discurso diferente resaltando la espiritualidad y otras cualidades humanas cuando escriben sobre la mujer blanca. En la poesía cubana contemporánea tenemos varios ejemplos de poetas notables que han impugnado esos arquetipos con eficacia. Nancy Morejón, introduciendo el sujeto mujer negra como un ser históricamente determinado, protagonista del devenir de la Isla y capaz de expresar la cotidianidad, la intimidad, incluso la religiosidad de origen africano sin estridencias ni pintoresquismos, es un ejemplo digno de tener en cuenta. ◄
Mujer negra Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar. La noche, no puedo recordarla. Ni el mismo océano podría recordarla. Pero no olvido el primer alcatraz que divisé. Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales. Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral. “Yo escribo porque necesito hacerlo, el impulso de escribir es irracional. A mí me gustaría mucho que mi escritura sirviera para despejar incógnitas, para mejorar cosas de la identidad nacional, de las relaciones entre las culturas, de las relaciones de carácter familiar, de la familia, de la familia cubana”.
L
a escritora Nancy Morejón es una de las voces más relevantes de la actual poesía cubana y, por extensión, de América Latina.
Seguidora en lo poético, y admiradora también, de Nicolás Guillén, nos ha ofrecido composiciones en las que ha enriquecido la llamada poesía afrocubana; pero su obra va más allá, y así lo demuestran los numerosos versos en los que la poeta indaga en la vida cotidiana de su Habana natal y en los procesos revolucionarios de su país; sin olvidar otra de sus vertientes poéticas como es la fusión de la poesía con otras artes. Además de poeta es ensayista, traductora y narradora, y su intensa actividad cultural ha sido asesora de la Casa de las Américas (Cuba), miembro de la Academia Cubana de la Lengua y preside la asociación de escritores de la UNEAC (Unión de Escritores y Ar-
tistas de Cuba). En una entrevista con Dolores Alcantud, señala: “Yo escribo porque necesito hacerlo, el impulso de escribir es irracional. A mí me gustaría mucho que mi escritura sirviera para despejar incógnitas, para mejorar cosas de la identidad nacional, de las relaciones entre las culturas, de las relaciones de carácter familiar, de la familia, de la familia cubana”. Y agrega específicamente sobre la “poesía negra”: “Para mí, sobre todo, es un fenómeno que está menos vinculado al fenómeno racial y más al de la esclavitud; aunque naturalmente el racismo se expresa, cuando se expresa, de una forma cruda y creo que ningún poema puede evitar esa crudeza para poder crear esa conciencia necesaria. No es un fin, considero que todas las culturas tienen que estar abiertas, la cultura cubana es un ejemplo, es una mezcla de componentes hispanos y de componentes africanos. Antonio Maceo pidió por la libertad de Cuba, no sólo de los negros, aunque estaban por supuesto incluidos los cimarrones y las fuerzas de la sociedad colonial, en ese sentido yo soy muy heredera de los valores de Nicolás Guillén, lo hispano-africano. No es así la poesía caribeña en otras lenguas”. ◄
Me dejaron aquí y aquí he vivido. Y porque trabajé como una bestia, aquí volví a nacer. A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.
Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza. Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí. Mi hijo no tuvo nombre. Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.
Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes. Bogué a lo largo de todos sus ríos. Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí. Por casa tuve un barracón. Yo misma traje piedras para edificarlo, pero canté al natural compás
de los pájaros nacionales.
Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda y los huesos podridos de muchos otros, traídos a ella, o no, igual que yo. Ya nunca más imaginé el camin a Guinea. ¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a Madagascar? ¿O a Cabo Verde? Trabajé mucho más. Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza. Aquí construí mi mundo.
Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque y cabalgué entre las tropas de Maceo. Sólo un siglo más tarde, junto a mis descendientes, desde una azul montaña.
Bajé de la Sierra.
Para acabar con capitales y usureros, con generales y burgueses. Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos. Nada nos es ajeno. Nuestra la tierra. Nuestros el mar y el cielo. Nuestras la magia y la quimera. Iguales míos, aquí los veo bailar alrededor del árbol que plantamos para el comunismo. Su pródiga madera ya resuena. ◄
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RESUMEN LATINOAMERICANO
LATINOAMERICANO Y DEL TERCER MUNDO DIRECCIÓN: CARLOS AZNAREZ Y VICENTE ZITO LEMA SUBDIRECTOR: LEANDRO ALBANI REDACCIÓN: WILLY NOCETTI, MARÍA TORRELLAS, FACUNDO AZNÁREZ.
MARZO 2015 RESUMEN@NODO50.ORG - WWW.RESUMENLATINOAMERICANO.ORG
Escriben en este número: Leandro Albani, Cándido Cotto, Pablo Gandolfo, Eva Golinger, Gloria Muñoz Ramírez, Marina Pérez Damil, Esti Redondo, Patricia Simón, Marco Teruggi, Camila Zito Lema. Diseño y maquetación: Belén Rodríguez Rozas y Emiliano Guerresi Corrección: Emilio López. Fotografía: María Torrellas, Facundo Andicoechea, Marcelo García, Verónica Canino, José Gervasio Bravo, Héctor Planes, Plus Photo. Agencias: ANNCOL, Prensa Latina, ALAI, Rebelión. Traducciones: Bea Morales, Luis Zorraquino Corresponsales: Brasil: Luis Zorraquino. Uruguay: Gonzalo Abella. Buenos Aires: Marta Valle, Alberto Sordelli. Venezuela: Valeria Fariña y Laura Farina. Ecuador: María del Cármen Garcés. Estados Unidos: Ilka Oliva Corado Cuba: Graciela Ramírez, Javier Salado, Annalie Rueda Cardero. Bolivia: Osvaldo “Chato” Peredo. Colombia: Julio C. Hincapie, Carlos Lozano Guillén. Chile: Roberto Muñoz. Portugal: Miguel Urbano Rodríguez. Madrid: Maite de Miguel. Asturias: Javier Arjona, Marco Antuña. País Vasco: Facundo Aznárez. Consejo de Apoyo: Maite de Miguel, José G.Bravo, Nerea Olaziregi, Adolfo Ribas RESUMEN Latinoamericano es una publicación editada por ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE CULTURA POPULAR: Dirección Postal: País Vasco: Ap. Correos 5257 Donostia-San Sebastián (2018). Argentina: resumen@nodo50.org Impresión en Argentina: Imp. El Diario del Viajero. Impresión en Europa: Imcodávila S.A. Depósito Legal: AV-88-1993.
Mariela Castro Espín, un azote contra la homofobia
La hija de Vilma Espín y Raúl Castro es licenciada en Psicología-Pedagogía y Máster en Sexualidad. Reconocida internacionalmente como figura activa en la defensa de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersex (LGBTI) en Cuba, Mariela Castro se ha convertido en una figura respetada por su audacia y formación humanistica. Actualmente dirige el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex). Reproducimos un fragmento de una entrevista con “Cuba Sí”: -En un encuentro con estudiantes de universidades estadounidenses, usted expresó que, “la revolución ha cambiado no solo la vida de los cubanos sino también su sexualidad”. ¿Por qué? -La Revolución cubana significó no solamente el logro de la tan anhelada soberanía nacional, sino también un complejo proceso de creación y puesta en práctica del proyecto
de justicia, equidad social y solidaridad que se ha construido y defendido durante estos 53 años. Este escenario propició la confrontación y el diálogo entre generaciones, patrones culturales, clases y estratos sociales; fueron cuestionados los viejos paradigmas de poder basados en la dominación y la explotación, heredados del sistema colonial español y el neocolonial de los Estados Unidos. Sin dudas, este proceso ha generado transformaciones profundas y radicales en nuestra cultura, en los prejuicios sobre las sexualidades, en las relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres, en la reconfiguración de los vínculos de enamoramiento y de pareja, en las políticas sexuales que privilegian las relaciones heterosexuales y excluyen otras formas de vivir las relaciones amorosas y eróticas entre los seres humanos, que privan de algunos derechos a quienes no cumplan con estos parámetros. La cinematografía cubana y otras expresiones artísticas han recogido de una manera muy creativa las vicisitudes de hombres
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y de mujeres, en diferentes edades, para la elaboración de estos cambios. Por ejemplo, han transformado los criterios que sobrevaloraban la virginidad y su carácter condicionante para el matrimonio, la imposición de la pareja para toda la vida, la responsabilidad exclusiva del hombre como proveedor y jefe de familia, la normalizada fidelidad de las mujeres e infidelidad de los hombres, el rechazo a las relaciones interraciales, los mitos de la menstruación, la descalificación a las madres solas y a las mujeres solteras, los derechos de las mujeres, la reprobación a las personas transgéneros, de homosexuales y bisexuales, entre otras. -A propósito de su visita a Holanda, usted escribió en su cuenta de twitter @CastroEspinM “en Cuba existe una política explícita de atención no solo a la prostitución sino también al sexo transaccional, que es invisibilizado”. ¿Pudiera explicarlo? -Referente al tema de la prostitución, parto
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del convencimiento de que se debe respetar la autonomía sobre el cuerpo de todas las personas, como un derecho. Sin embargo, el mercado sexual no ha desaparecido gracias al predominio de formas de organización social basadas en los sistemas de explotación patriarcal y clasista entre los seres humanos. Algunas de sus expresiones resultan difíciles de visibilizar porque los esfuerzos de los gobiernos están centrados en las interpretaciones más tradicionales y explícitas, como la prostitución y la trata de personas. En estos casos se encuentran el sexo transaccional, que se refiere a mujeres y hombres que obtienen algún beneficio de la práctica del sexo, que no es necesariamente dinero. Siempre ha existido, pero sólo ahora se habla de este fenómeno y en América Latina está muy relacionado con el turismo sexual, que tiene una lógica propia. En Cuba, desde 1959 la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) lideró la atención a los problemas que generaba la prostitución como forma de explotación, principalmente hacia las mujeres, que también eran desfavorecidas no sólo por su condición de género, sino también por razones de raza y clase social. Se sabe que había más de 100 mil prostitutas en condiciones muy precarias y humillantes, que han expresado, en testimonios públicos, cómo la Revolución les cambió la vida, al beneficiarlas y facilitar su protagonismo dentro de un gran proceso liberador que contribuyó a dignificarlas. El trabajo realizado por la Revolución para erradicar la prostitución es un tema de orgullo nacional. La crisis iniciada en 1990 propició su reaparición como problema social con nuevas características, especialmente vinculada al desarrollo del turismo internacional y una consecuente presencia de clientes que pagan servicios sexuales y generan este mercado. Por eso, elogio la experiencia sueca de penalizar al cliente, que ha demostrado efectividad en la disminución de la explotación sexual. -¿Cuánto de Vilma Espín hay en Mariela? -La oposición permanente a todas las expresiones de injusticia social. El compromiso con el proceso revolucionario que se ha generado desde las primeras reacciones emancipadoras de nuestro pueblo, que se cristalizaron en las luchas por la independencia definitiva de la nación cubana. La sinceridad, la inconformidad, la humildad y la perseverancia. ◄
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