LATINOAMERICANO Y DEL TERCER MUNDO SUPLEMENTO ESPECIAL | AGOSTO 2015 |
EDICIÓN CUBANA | DISTRIBUCIÓN GRATUITA | RNPS 0118
¡Victoria DE LA reSiStencia! resumen@nodo50.org / www.resumenlatinoamericano.org / resumenl@enet.cu Blog: www.cubaenresumen.wordpress.com
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RESUMEN LATINOAMERICANO | Suplemento especial
Cuba y Estados Unidos:
¿Una Nueva Era? ► Por
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l 17 de diciembre, al liberar a los cinco antiterroristas cubanos que guardaron prisión por más de 16 años en Estados Unidos, el presidente Barack Obama reparó una injusticia excesivamente prolongada y al mismo tiempo dio un golpe de timón a la historia. Reconocer el fracaso de la política anticubana, restablecer las relaciones diplomáticas, suprimir todas las restricciones a su alcance, proponer la eliminación completa del bloqueo y el inicio de una nueva era en
Ricardo Alarcón de Quesada
las relaciones con Cuba, todo en un solo discurso, rompió cualquier vaticinio y sorprendió a todos, incluyendo a los analistas más sesudos. La política hostil instaurada por el presidente Dwight Eisenhower (1953-1961), antes del nacimiento del actual mandatario, había sido la norma que aplicaron, con matices casi siempre secundarios, administraciones republicanas y demócratas, y fue codificada con la Ley Helms-Burton, sancionada por Bill Clinton en 1996.
En los primeros años la practicaron con bastante éxito. En 1959, al triunfar la Revolución Cubana, Estados Unidos estaba en el cenit de su poderío, ejercía indiscutida hegemonía sobre gran parte del mundo y especialmente en el Hemisferio Occidental, que le permitió lograr la exclusión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el aislamiento casi total de la isla que pudo contar solo con la ayuda de la Unión Soviética y sus asociados en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), que integraban los países del Pacto de Varsovia. El derrumbe del llamado “socialismo real” creó en muchos la ilusión de que también llegaba el final para la Revolución Cubana. Imaginaron el advenimiento de un largo período de dominio unipolar. Embriagados con la victoria, no apreciaron el sentido profundo de lo que ocurría: el fin de la Guerra Fría abría nuevos espacios para las luchas sociales y colocaba al capitalismo frente a desafíos cada vez más difíciles de encarar. La caída del muro de Berlín les impidió ver que, al mismo tiempo, en febrero de 1989, estremecía a Venezuela el levantamiento social llamado “el Caracazo”, señal indicadora del inicio de una nueva época en América Latina. Cuba logró sobrevivir a la desaparición de sus antiguos aliados y su resistencia fue factor fundamental en la profunda transformación del continente. Hace años era ostensible el fracaso de una política empeñada en aislar a Cuba, pero que terminó aislando a Estados Unidos como reconoció su actual secretario de Estado, John Kerry. Una nueva relación con Cuba era indispensable para Washington, necesitado de recomponer sus vínculos con un continente que ya no es más su patio trasero. Lograrlo es fundamental ahora pues, pese a su poderío, Estados Unidos no puede ejercer el cómodo liderazgo de tiempos que no volverán. Falta aún mucho para alcanzar esa nueva relación. Ante todo es preciso eliminar completamente el bloqueo económico, comercial
y financiero como reclaman con renovado vigor importantes sectores del empresariado estadounidense. Pero normalizar relaciones supondría sobre todo aprender a vivir con lo diferente y abandonar viejos sueños de dominación. Significaría respetar la igualdad soberana de los Estados, principio fundamental de la Carta de las Naciones Unidas, que, como muestra la historia, no es del agrado de los poderosos. Con respecto a la liberación de Los Cinco prisioneros cubanos, todos los presidentes de Estados Unidos, sin excepción, han utilizado ampliamente la facultad que a ellos exclusivamente otorga el Artículo II, Sección 2, Párrafo 1 de la Constitución. Así ha sido durante más de dos siglos sin que nada ni nadie pudiera limitarlos. Ese párrafo constitucional faculta al presidente a suspender la ejecución de las sentencias y a conceder indultos, en casos de alegados delitos contra Estados Unidos. En el caso de Los Cinco sobraban razones para la clemencia ejecutiva. En 2005 el panel de jueces de la Corte de Apelaciones anuló el proceso contra ellos —definiéndolo como “una tormenta perfecta de prejuicios y hostilidad”— y había ordenado un nuevo juicio. En 2009 el pleno de la misma Corte determinó que este caso no tenía relación alguna con el espionaje ni la seguridad nacional de Estados Unidos. Ambos veredictos fueron adoptados con total unanimidad. Obama mostró sabiduría y determinación cuando, en vez de limitarse a usar el poder para excarcelar a cualquier persona, enfrentó valerosamente el problema de fondo. La saga de los cinco era consecuencia de una estrategia agresiva y lo más sabio era poner término a ambas al mismo tiempo. Nadie puede desconocer la trascendencia de lo anunciado el 17 de diciembre. Sería erróneo, sin embargo, ignorar que aún queda un camino, que puede ser largo y tortuoso, en el que será necesario avanzar con firmeza y sabiduría. n
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Suplemento eSpecial | RESUMEN LATINOAMERICANO
RAÚL CASTRO: “aprENdEr El artE dE la CoNViVENCia CiViliZada” ► Por
Este trabajo fue publicado a inicios de año, y sirve de referencia para comprender como avanzaron las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos, eliminados los obstáculos que impedían el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y resaltar la firme posición de Cuba.
Jesus Arboleya
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espués de una pormenorizada reafirmación de la posiciones de Cuba en los temas más candentes del escenario internacional, particularmente los que atañen al área de América Latina y el Caribe, así definió el presidente Raúl Castro el reto que implica una eventual normalización de las relaciones con Estados Unidos. Según puede inferirse de su discurso en la III Cumbre de la CELAC celebrada en Costa Rica, Cuba percibe este proceso en dos momentos que, aunque relacionados, tienen sus propias especificidades: el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la aspiración de que estas relaciones funcionen en un clima de normalidad entre los dos países. La decisión de restablecer las relaciones diplomáticas constituye una decisión política anunciada por ambos presidentes, aunque ahora debe implementarse, según las normas internacionales que rigen esta materia. En algunos casos solo se trata de cumplir con procedimientos puramente burocráticos y protocolares, pero otros requieren de normas bilaterales que deben ser conciliadas por las partes. Para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas el gobierno de Estados Unidos ha planteado discutir asuntos como la libertad para decidir el número de sus representantes; el libre movimiento de estos por el país y la no existencia de restricciones a las importaciones de su embajada. Tales reclamos tienen sus antecedentes. Dada la actividad de la CIA en Cuba, en 1961 el gobierno cubano exigió establecer una paridad en el número de funcionarios de cada embajada, limitando a once el máximo posible de los diplomáticos en plaza. Tal condición determinó el rompimiento de las relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos y, cuando se acordó establecer las secciones de intereses en 1977, el número establecido fue de 10 diplomáticos para ambas partes, aunque con posterioridad esta cifra fue flexibilizada, mucha veces sin la exigencia de una reciprocidad en el número de personas. Como ésta fue la causa aducida para el rompimiento de relaciones diplomáticas en su momento, es lógico suponer que sea un tema a discutir en el proceso de restablecimiento. La parte cubana, por tanto, también exige discutir las normas que regirán la conducta de estos diplomáticos en el país, un tema que ha sido fuente de conflictos, incluso cuando ha primado la limitación de funcionarios. El libre movimiento de los diplomáticos es una limitación que rige en ambos casos, por lo que es de suponer que cualquier acuerdo al respecto funcione en condiciones de igualdad para los dos países. Algo similar debe ocurrir con la importación de productos y equipos para el funcionamiento de las embajadas, donde resulta común que se establezcan ciertas normas aduanales que rijan para ambas partes. Lo que pasa es que Estados Unidos en ocasiones utilizó estas prerrogativas para importar insumos que no se correspondían con esta lógica, como equipos para los grupos opositores, por lo que Cuba estableció límites y controles al respecto. Los cubanos aún recordamos cuando trataron de inundar el país con radios donde solo se escuchaba la frecuencia de Radio Martí, la emisora oficial de Estados Unidos contra Cuba.
Para completar el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas, Cuba también exige que se resuelva el problema de que su embajada pueda disponer de cuentas bancarias en Estados Unidos, así como que el país sea excluido de la lista de países promotores del terrorismo. La llamada “normalización de las relaciones” es un proceso más largo y complejo. De hecho, la voluntad hegemónica que prima en la política exterior de Estados Unidos dificulta pensar que cualquier país pueda establecer una relación “normal” con ese país. La prepotencia que esto inspira, mucha veces explica los “gazapos diplomáticos” de sus funcionarios, de los cuales el actual proceso de negociaciones con Cuba tampoco ha estado exento. Por lo pronto, el presidente Raúl Castro planteó algunas premisas indispensables para avanzar en este camino: el fin del bloqueo económico, comercial y financiero; la devolución de la base naval de Guantánamo, un reclamo histórico que antecede al triunfo revolucionario y que a Obama le convendría aprovechar para ver si por fin logra cerrar la infausta cárcel establecida en ese territorio; el cese de las transmisiones de radio y televisión Martí, que no se oye ni se ve en Cuba, pero constituye una flagrante violación de la soberanía nacional y las normas internacionales, así como la compensación a Cuba por los daños ocasionados por el bloqueo, lo que se contrapone al reclamo norteamericano de compensaciones a las empresas de ese país nacionalizadas en 1961, las cuales, por cierto, Cuba nunca se ha negado a pagar, aunque estaría en discusión el volumen y las condiciones de esos pagos. En el ínterin, Raúl Castro mencionó otros pasos que el presidente Obama pudiera dar en virtud de sus facultades ejecutivas, como la posibilidad del otorgamiento de créditos;
autorizar el uso del dólar en las transacciones económicas cubanas; permitir los viajes individuales de norteamericanos bajo la licencia de los contactos pueblo a pueblo; la posibilidad de utilizar la vía marítima para el traslado de los viajeros y eliminar las restricciones a terceros países para exportar a Cuba productos que tengan más de un 10 % de componentes norteamericanos o exportar a Estados Unidos productos que contengan materias primas cubanas. El presidente cubano dejó claro que ninguno de estos reclamos serán negociados a partir de exigencias norteamericanas, que impliquen una injerencia en los asuntos internos del país, la renuncia a los principios que rigen la política nacional o limiten los derechos soberanos de Cuba. También afirmó que a Cuba le importa que este proceso continúe transcurriendo sobre bases de respeto mutuo e igualdad soberana y en realidad no ayuda a la credibilidad de Estados Unidos que los gobernantes de ese país, incluyendo al propio Obama, reafirmen sus intenciones de provocar un cambio de régimen en Cuba y hablen apócrifamente en nombre del pueblo cubano, cuestionando la legitimidad de las propias autoridades con las que se está negociando. Raúl Castro transmitió a los gobernantes latinoamericanos y caribeños el agradecimiento de Cuba por la solidaridad demostrada y evaluó lo alcanzado como una reivindicación de Nuestra América. Quizá por gentileza hacia los propios gobernantes norteamericanos, no dijo algo que también con certeza podía haber afirmado: Cualquiera sea el rumbo que tomen las cosas en el futuro, estamos en presencia de la primera gran victoria diplomática de la integración latinoamericana y caribeña frente a la política de Estados Unidos. n Tomado de Progreso Semanal
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RESUMEN LATINOAMERICANO | Suplemento especial
EEUU cambió su política hacia Cuba ante el aislamiento en la región
► Por
Noam Chomsky
“E
l giro en la política exterior estadounidense hacia Cuba es resultado de que, con los cambios notables en América Latina de los últimos años, Washington se vio cada vez más aislado en su propio traspatio y se vio obligado a cambiar su posición respecto a la isla”, afirmó Noam Chomsky. En una entrevista en torno a la inauguración de las nuevas embajadas de Cuba en Washington y la estadounidense en La Habana este lunes, Chomsky fue cuestionado sobre la decisión de Estados Unidos de restablecer relaciones diplomáticas después de más de medio siglo. “La razón del cambio en la política estadounidense es bastante clara. Desde hace décadas en las encuestas, la población estadounidense ha favorecido proceder hacia la normalización de relaciones. Sin embargo, es la norma que la opinión pública sea ignorada. Aún más interesante es que sectores mayores del capital estadounidense han estado en favor (de la normalización): farmacéuticas, energía, agroindustria, entre otros. Usualmente estos son, en efecto, los que toman las decisiones, pero cuando son ignorados, eso demuestra que está en juego un interés de Estado aún mayor”, señaló el lingüista y magno intelectual público, uno de los críticos más reconocidos sobre asuntos del poder y las relaciones internacionales de Estados Unidos Explicó: “Ese interés (supremo) de Estado se define muy claro en documentos oficiales internos que lo resumen así: El desafío exitoso cubano a la política exterior estadounidense, que surge de la Doctrina Monroe, no puede ser tolerado”. Doctrina de la mafia Caracterizó esta política como básicamente la doctrina de la mafia, que busca imponer ese orden mundial y es entendible: “según es explicada con frecuencia en los documentos oficiales internos, establece que la desobediencia (a esta doctrina) potencialmente se vuelve lo que Kissinger llamó ‘un virus’, el cual puede propagar infección, que podría desenredar al sistema de control entero”. Por lo tanto, en el caso de Cuba, esta doctrina estaba basada en aislar y controlar ese virus a toda costa desde los tiempos del triunfo de la Revolución hasta recientemente, pero algo cambió. Chomsky señaló que esta política se encontró ante un gran problema. En la Cumbre de las Américas en Colombia, Estados Unidos (junto con Canadá) se encontró completamente
aislado en todos los temas cruciales, incluyendo Cuba. Al acercarse la siguiente Cumbre en Panamá (celebrada en 2015), hasta era posible que Estados Unidos quedara efectivamente excluido del hemisferio. Algo se tenía que hacer. Continuó: “Fue entonces cuando Barack Obama predicó dramáticamente que las políticas estadunidenses de llevar la democracia y los derechos humanos a Cuba no habían funcionado y teníamos que encontrar alguna otra manera de lograr nuestros objetivos, nobles por definición. Por lo tanto, de manera magnánima permitiríamos que Cuba se escapara de su aislamiento internacional, un tantito”. Agregó que “esta nobleza (la de Obama) fue elogiada calurosamente en los medios de opinión de izquierda liberal, notablemente en el New York Review of Books, el cual explicó que Obama ‘valiente e inteligentemente, pero con un considerable riesgo político, decidió restablecer relaciones
diplomáticas en diciembre de 2014, lo que el presidente de Estados Unidos ha caracterizado como un medio más efectivo para empoderar al pueblo cubano. Obama ha dado un paso verdaderamente histórico’ y llegará a la conferencia de la OEA en Panamá con ‘mayor legitimidad moral’”. Chomsky ofrece traducir toda esta retórica así: “Los cambios notables en buena parte de América Latina durante los últimos 10 a 15 años dejaron a Estados Unidos bastante aislado en su ‘traspatio’ tradicional”. Y con tono ferozmente irónico, concluyó su explicación: “ya que las políticas de terror y estrangulamiento económico habían fracasado, Estados Unidos tendría que intentar emplear otros medios para llevar a Cuba a las normas elevadas de Honduras, Guatemala y otros países tradicionalmente beneficiados por la nobleza estadounidense”. n Tomado del diario La Jornada
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Suplemento especial | RESUMEN LATINOAMERICANO
Washington y La Habana
restablecen formalmente las relaciones diplomáticas tras más de 54 años de ruptura, con la apertura de embajadas. ► Por
Por Salim Lanrani
El canciller cubano Bruno Rodríguez conversa con el Secretario de Estado John Kerry en La Habana. Viernes 14 de agosto de 2015
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l 1 de julio de 2015, más de medio siglo tras la ruptura unilateral de las relaciones diplomáticas con Cuba, Estados Unidos anunció el restablecimiento formal de los lazos con la isla del Caribe. En una declaración solemne, el presidente Obama comunicó su decisión de reanudar el diálogo con La Habana, poniendo fin a una política hostil de otro tiempo. En efecto, el 3 de enero de 1961, Washington, opuesto al gobierno revolucionario de Fidel Castro y al proceso de transformación social, cerró su embajada en La Habana. Esta ruptura ocurrió unas semanas antes de la invasión de Bahía de Cochinos, desatando así uno de los conflictos más largos del continente americano. Desde el triunfo de la Revolución en 1959 hasta el desenlace anunciado en diciembre de 2014, Washington ha usado todos los recursos posibles para derrocar al Gobierno cubano: sanciones económicas todavía vigentes, invasión militar, amenaza de guerra nuclear, terrorismo, financiamiento de la oposición interna y guerra política, diplomática y mediática contra Cuba. Las negociaciones entre ambos países duraron cerca de seis meses desde el anuncio histórico del 17 de diciembre de 2014 de la apertura de un proceso de negociación entre Raúl Castro y Barack Obama. Mientras que la Casa Blanca deseaba restablecer las relaciones diplomáticas antes de la Cumbre de las Américas en Panamá en abril de 2015, el Gobierno cubano rechazó la propuesta exigiendo que se adoptasen antes algunas medidas indispensables. Primero había que sacar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo en la cual el Gobierno de Ronald Reagan la colocó de modo arbitrario en 1982. En efecto, desde esa fecha, el Departamento de Estado considera a la isla del Caribe, que no obstante ha sido la primera víctima del terrorismo orquestado por la CIA de 1959 a 1997 con un balance humano de 3.478 muertos y 2.099 personas mutiladas, un apoyo del terrorismo internacional. Esta acusación, rechazada por la comunidad internacional, constituía un obstáculo principal para la normalización de las relaciones bilaterales. Conviene recordar que Nelson Mandela estuvo incluido en dicha lista hasta… 2008. El 29 de mayo de 2015, el presidente Obama anunció formalmente la retirada de Cuba de la lista de naciones que patrocinan el terrorismo y abrió así la vía para la apertura de embajadas. La otra condición que impuso La Habana concernía al comportamiento de los diplomáticos estadounidenses. En efecto, uno de los pilares de la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba ha sido brindar apoyo material y financiero a la oposición cubana en la isla, en flagrante violación de la legislación cubana y de la legalidad internacional. La Convención de Viena de 1961 sobre las relaciones diplomáticas, en su artículo 41, estipula que todo diplomático extranjero tiene “el deber de respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor” y “también el deber de no inmiscuirse en los asuntos internos de este Estado”.
Washington reconoce públicamente brindar un apoyo a la disidencia cubana, eslabón esencial de su estrategia de desestabilización. Aparentemente, La Habana ha obtenido algunas garantías al respecto. Por fin, Cuba exigía que su representación diplomática en Washington tuviera acceso a los servicios necesarios para el funcionamiento de semejante institución. A causa de las sanciones económicas que impone Estados Unidos, se interrumpieron esos servicios durante varios meses, hasta su restablecimiento en mayo de 2015. Con lucidez el presidente Obama reconoció que la política exterior hacia Cuba era un fracaso total. La hostilidad hacia Cuba “ha aislado a Estados Unidos de nuestros vecinos en este hemisferio”. “No debemos ser prisioneros del pasado”, enfatizó Barack Obama. “Cuando algo no funciona, debemos cambiar de rumbo y cambiaremos de rumbo”, agregó. En una carta del 30 de junio de 2015 al presidente Raúl Castro, Barack Obama comunicó su voluntad de normalizar las relaciones con Cuba. Por su parte, Raúl Castro también mandó una misiva oficial al Presidente Obama para expresarle su deseo de “desarrollar relaciones respetuosas”. El Gobierno cubano también recordó que el camino hacia la normalización sería largo y sinuoso y que quedaban pendientes muchos temas: “El Gobierno de Cuba ha tomado la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos en pleno
ejercicio de su soberanía, invariablemente comprometido con sus ideales de independencia y justicia social, y de solidaridad con las causas justas del mundo. […] No podrá haber relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano, es el obstáculo principal al desarrollo de nuestra economía, constituye una violación del Derecho Internacional y afecta los intereses de todos los países, incluyendo los de los Estados Unidos. Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos. […] Estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”. El 20 de julio y el 14 de agosto de 2015 respectivamente, las Secciones de Intereses, que abrieron Fidel Castro y James Carter en
1979 en Washington y La Habana, oficialmente bajo la protección de una potencia neutra, Suiza, se convertirán en embajadas. John Kerry, secretario de Estado, y Bruno Rodríguez, canciller cubano, viajarán oficialmente a La Habana y a Washington para la inauguración oficial de las representaciones diplomáticas. La comunidad internacional celebró la adopción de una política constructiva y racional hacia Cuba, tras más de medio siglo de hostilidad. Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas, se congratuló del restablecimiento de los lazos diplomáticos que “constituye un paso importante hacia la normalización de las relaciones”, lo que será “beneficioso para los pueblos de ambos países”. América Latina, unánimemente opuesta al estado de sitio a Cuba, también se alegró de la decisión. Brasil alabó la adopción de un nuevo enfoque que pone fin a una situación “anacrónica”. Por su parte, la Unión Europea celebró “una señal esperanzadora” y pidió el fin de las sanciones económicas, haciéndose eco del llamado de Barack Obama al Congreso de Estados Unidos. En efecto, el presidente estadounidense se dirigió directamente a los representantes de la nación: “He pedido al Congreso que tome medidas para levantar el embargo que evita que los estadounidenses hagan negocios con Cuba. Hemos vista ya a miembros de ambos partidos empezar este trabajo. Después de todo, ¿por qué Washington debería cerrar el camino a nuestro propio pueblo?” En efecto, según un sondeo que realizó el Chicago Council on Global Affairs en julio de 2015, el 67 % de los ciudadanos estadounidenses están a favor de un levantamiento de las sanciones económicas. Tom Udall, senador demócrata del Estado de Nuevo México, señaló que era tiempo de proceder a “la revocación de leyes anticuadas que impiden la expansión de negocios y entorpecen la capacidad de los americanos para viajar libremente” a Cuba. El llamado al Congreso a poner fin a las sanciones económicas obsoletas es también una señal alentadora. No obstante, Obama dispone de todas las prerrogativas presidenciales necesarias para mostrar con actos fuertes su voluntad de pacificar las relaciones con Cuba. Así, por ejemplo, la Casa Blanca podría perfectamente ampliar el número de sectores de los ciudadanos estadounidenses autorizados a viajar a Cuba, legalizar el comercio bilateral entre las empresas de ambos países, permitir que Cuba adquiriera en el mercado internacional productos con más del 10 % de componentes estadounidenses, autorizar la importación de productos fabricados en el mundo a partir de materias primas cubanas, permitir la venta a crédito de productos no alimentarios a Cuba y aceptar que la isla del Caribe usara el dólar en sus transacciones comerciales y financieras con el resto del mundo. No se necesita ninguna autorización del Congreso para ello. Tras la declaración de intenciones, ha llegado la hora de actuar. n Tomado de Al Mayadeen
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RESUMEN LATINOAMERICANO | Suplemento eSpecial
Cuba y Estados Unidos
Bajo la sombra de sus banderas El pasado 14 de agosto la administración Obama tuvo lo que en términos periodísticos se denomina “una buena prensa”. ► Por
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Jesús Arboleya
u política acaparó los titulares de los medios informativos del mundo y no fue para anunciar el exitoso bombardeo de sus drones en alguna parte, el enfrentamiento a un conflicto racial interno o nuevas medidas de la Reserva Federal, que recuerdan a todos que la crisis económica no termina, sino para izar su bandera con gracia y elegancia en un territorio considerado hostil por antonomasia, que ahora se presentaba hermoso, cálido y hospitalario. Hasta la oposición republicana, presente en cada una de sus acciones, se vio en buena medida neutralizada por el simbolismo del acontecimiento y sus contradicciones respecto al tema cubano, por lo que solo algún que otro recalcitrante devino crítico de la iniciativa, con el resultado de demostrar el desfase histórico de sus posiciones. El canciller John Kerry, a pesar de los años y el bastón que aún lo acompaña, se mostró dinámico y más efusivo que de costumbre, dejando una impresión de simpatía que contribuyó al éxito del evento. Su discurso fue tallado con minuciosidad para satisfacer los intereses de muchas audiencias, pero sobre todo estuvo dirigido al público norteamericano, a sabiendas que contribuía a fortalecer la imagen de su administración y su partido, en un momento que ya está en marcha una contienda electoral marcada por la polarización política del país. Como era de esperar, no faltaron sus críticas al sistema político cubano, transmitidas en directo a toda la población por los órganos nacionales, y también las respuestas de la parte cubana, dejando claro que la importancia del momento no transforma la naturaleza de una relación cuyas contradicciones anteceden con mucho el triunfo de la Revolución Cubana. No obstante, como me dijo un amigo, lo más relevante es que por primera vez, desde 1959, el gobierno de Estados Unidos se refirió explícitamente al “gobierno cubano” con el respeto que merece su legitimidad, reconociendo una condición de igualdad entre países, que ha estado presente en todo el proceso negociador y constituye una rareza en las relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo. El pueblo cubano percibió el acontecimiento con satisfacción pero sin euforia, consciente que el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos es solo un primer paso en el largo y complejo proceso de “normalización” de los vínculos entre los dos países, tal y como enfatizaron ambas delegaciones, y abarca no solo asuntos bilaterales, sino la proyección de políticas internacionales diametralmente opuestas, especialmente en el ámbito de América Latina y el Caribe. En Cuba no se habla de “victoria” ni se han asumido poses triunfalistas, no solo por delicadezas diplomáticas, sino porque constituye una realidad que incluso en la eventualidad de que sean superados escollos como el bloqueo económico, por sí mismo, ello no resuelve los problemas del país. De hecho, el resto del mundo no está bloqueado y ello no ha eliminado los problemas estructurales que determina el mercado mundial capitalista. En verdad, ni Estados Unidos, como país, se salva de estos condicionamientos, lo que explica los problemas económicos, sociales y políticos que afectan a esa nación. La importancia para Cuba de esta nueva etapa de las relaciones con Estados Unidos, radica en que la coloca
en mejores condiciones para enfrentar los retos que implica esta realidad, pero el éxito depende de aprovechar sus potencialidades, especialmente el capital humano bien formado, y ser capaz de diseñar un modelo de desarrollo sustentable, inclusivo y soberano, que sostenga el respaldo mayoritario de la población, lo que implica importantes transformaciones económicas y políticas. En esto consiste el debate ideológico actual en el seno de la sociedad cubana. A su favor cuenta con fortalezas cuya conservación y actualización serán determinantes para el futuro del país. En primer lugar, una mentalidad colectivista que forma parte de la cultura nacional, basada en resultados sociales concretos que la inmensa mayoría de la población aspira a conservar, determinando el rechazo al neoliberalismo como modelo social, al margen de las influencias que llegan de todas partes y que ahora inevitablemente se incrementarán como resultado de las relaciones con Estados Unidos. También un grado de independencia nacional que le asegura decidir por sí misma sus destinos. A diferencia de otros países, donde el objetivo de las luchas nacionales se centran en el desarrollo de esta confianza, el pueblo cubano se ha demostrado a sí mismo que es capaz de mantener y ejercer esta independencia, lo que explica la singularidad que han tenido las negociaciones con Estados Unidos y determina que ver ondeada la bandera norteamericana frente al Malecón habanero, signifique algo distinto a lo que representó en el pasado. n Tomado de Progreso Semanal
La Victoria de una
la bandera cubana en W
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Suplemento especial | RESUMEN LATINOAMERICANO
una pelea cubana contra los demonios:
en Washington, la norteamericana en La Habana ► Por
Javier Salado
En el Malecón de La Habana no hay aire para que ondee la recién izada bandera norteamericana. Bueno es lo bueno, pero no lo demasiado. #mibanderalgundia
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l lacónico mensaje de twitter de un joven cubano expone una idea que refleja una verdad absoluta. A dos conclusiones nos hace llegar, la primera, los jóvenes en Cuba siguen con interés el restablecimiento de relaciones con el coloso del norte, pero no desde posiciones contemplativas, sino comprometidas; y en segundo lugar, la imagen es absolutamente real, la bandera norteamericanas fue izada pero no ondeó porque la siempre mística naturaleza cubana le negó la más mínima brisa. Una bonita ceremonia y un discurso respetuoso y constructivo que mantuvo en parte las posiciones ya conocidas de EEUU con relación al concepto de democracia y derechos humanos. Teniendo como fondo el azul del Mar Caribe, y las opiniones vertidas por los cubanos presentes, queda claro que la profunda cultura y talento del pueblo cubano, su capacidad irrestricta de resistencia y dignidad que le permitieron vencer la agre-
sión durante 56 años, le dotan de magníficas armas para enfrentar los nuevos retos y salir victoriosos y saber tener la fuerza y altura para diferenciar el imperialismo —contra el cual continuará su lucha— de los valores del pueblo norteamericano. La otra ceremonia, la de reapertura de la embajada cubana en Washington incluyendo el izamiento de la bandera del triángulo y la estrella se convirtió en un adelanto de estos nuevos tiempos. Allí estuvieron representantes de la sociedad cubana, amigos de todas las latitudes, incluyendo de Estados Unidos y por supuesto funcionarios de la administración Obama. Un clima emotivo, palabras de reafirmación y no pocas lágrimas hicieron también presencia. Una dura pelea, larga y difícil pero siempre acompañada de la certeza de que la razón nos acompañaba y estaría a nuestro lado en la Victoria. Algunos en nuestro continente creen que las banderas de la Revolución Cubana han sido declinadas, no tienen confianza en el
maravilloso pueblo que no solo hace 56 años, sino hoy en día sigue siendo el faro guía de los sueños de nuestros pueblos, no comprenden la grandeza histórica del paradigma de una verdadera Revolución que se mantiene firme en sus principios y a la vez dialécticamente se actualiza a las condiciones de los escenarios actuales. No sueñen más enemigos de siempre y compañeros de viaje que proyectan sus propias debilidades. Cuba fue, es y será una roca firme. Ha triunfado al llevar a la mayor potencia mundial a aceptar sus condiciones, sentarse en la mesa de negociaciones y firmar el restablecimiento de relaciones diplomáticas –relaciones que fueron cortadas en enero de 1961 por el gobierno de EEUU. Una victoria de todos nuestros pueblos, sobre todo de América Latina y el Caribe, una victoria de la solidaridad mundial con Cuba que nunca dejó sola a su Revolución. Así es, David resistió, luchó y llevó a Goliat a reconocerlo, considerarlo su igual, y vivir en el futuro en Paz. n
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RESUMEN LATINOAMERICANO | Suplemento especial
El mensaje de una ceremonia inolvidable ► Por
Carlos Muñiz Varela.
Ricardo Alarcón de Quesada
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er la bandera de la estrella solitaria otra vez alzada en la Embajada cubana en Washington trae inevitablemente el recuerdo de quienes no pudieron asistir a una ceremonia por cuya realización, sin embargo, dieron generosamente sus vidas. Son muchos, cubanos, estadounidenses, puertorriqueños e hijos de otras tierras, los ausentes que asaltan la memoria y, vencedores del olvido, incitan a escribir estas rápidas reflexiones. Mencionaré sólo a uno que a todos sintetiza. Carlos Muñiz Varela, quien hizo suyas y defendió hasta el último aliento dos insignias hermanas. Él tampoco asistirá, pero su presencia será imborrable, el día no lejano en que la enseña boricua se levante, libre, orgullosa y solitaria, en la capital norteamericana. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos es ante todo una gran victoria del pueblo cubano y también de la solidaridad internacional. No se habría llegado a ese día sin la abnegada y heroica resistencia antillana frente al bloqueo económico que aún persiste y constituye el genocidio más prolongado de la Historia. Tampoco habría sido posible sin la exigencia unánime de los países de América Latina y el Caribe y de incontables amigos solidarios en Norteamérica y en otras partes. Se pudo alcanzar este acuerdo, sobre todo,
porque el continente vive una época nueva y los intentos por aislar a Cuba fueron derrotados y terminaron aislando totalmente a Washington. Hace medio siglo el Imperio forzó a todos los miembros de la OEA, salvo a México, a romper con Cuba, pero ahora, cuando reabre su Embajada en La Habana, encontrará aquí que, desde hace tiempo, todos los demás habían regresado y el poderoso vecino era quien estaba en la absoluta soledad que ahora quiere superar. Habrá que continuar la lucha para eliminar completamente una política que el mundo entero rechaza y el presidente Obama reconoció que había fracasado, pero será necesario, asimismo, que Estados Unidos devuelva el territorio que usurpa en Guantánamo, abandone sus programas subversivos y compense a los cubanos por los cuantiosos daños causados durante más de medio siglo. Sólo después podrá hablarse de una relación normal entre los dos países. Cuba ha obtenido este triunfo sin renunciar a ninguno de sus principios. Seguirá empeñada en el desarrollo de su proyecto socialista, buscará el socialismo realizable en el mundo de hoy, continuará practicando la política internacionalista y solidaria con otros pueblos que bregan por sus derechos nacionales y guardará fidelidad a la promesa de José Martí quien, al convocar a la Guerra Necesaria,
dejó este mandato: “Conquistaremos toda la justicia”. De Martí viene a los cubanos la obligación de respaldar el derecho de Puerto Rico a su independencia. Que Cuba flaquease en el cumplimiento de ese deber fue durante muchos años una de las principales demandas norteamericanas para normalizar las relaciones. De hecho, ésa fue la exigencia más duradera, pues otras condiciones igualmente inaceptables, como los vínculos con la URSS o el apoyo a los movimientos de liberación en África y Centroamérica, hace décadas fueron superadas por la historia. Cuba nunca renunció a la solidaridad con la causa nacional puertorriqueña. No lo hará jamás y Washington lo sabe. Por eso esta victoria cubana pertenece también a Puerto Rico y se produce cuando la isla hermana enfrenta una coyuntura definitoria, luego de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) ha reafirmado que el caso de Puerto Rico es parte de su propia Agenda y avanza un apoyo internacional indispensable que debe hacerse cada vez más resuelto y eficaz. El actual estatus colonial fue rechazado por la mayoría absoluta de la población en el plebiscito de noviembre de 2012 y todos reconocen que su modelo económico se derrumba y Puerto Rico sufre una profunda crisis de la
que sólo podrá salir con el pleno ejercicio de la soberanía y la independencia. Estados Unidos tiene una responsabilidad insoslayable y debe ejercerla si quiere mejorar sus vínculos con nuestro Continente. El imperio yanqui se apoderó de Puerto Rico por la fuerza en 1898 y desde entonces la trata como territorio que le pertenece, como a una posesión suya, es decir, una colonia. El presidente Obama, profesor de Derecho Constitucional, conoce que el colonialismo es ilegal y que las potencias coloniales, de acuerdo con las normas internacionales, tienen el mandato de devolver a los pueblos sometidos todos los poderes que detentan. Debe dar los pasos que le incumben para que el pueblo puertorriqueño asuma sus inalienables derechos nacionales y lo haga por sí mismo, libremente, sin intromisiones ni presiones foráneas. Debería apoyar una fórmula que cuenta hoy con muy amplio consenso, la realización de una Asamblea Constituyente en la que participen todas las corrientes de opinión boricua y cuyos trabajos y resultados Estados Unidos se comprometa a respetar. Hay otras cuestiones que el presidente Obama está en plena capacidad de resolver y respecto a las cuales tiene también una obligación ineludible. Poner en libertad inmediatamente a Oscar López Rivera, disponer que el FBI entregue toda la información que aún oculta respecto a los asesinatos de Santiago Mari Pesquera y de Carlos Muñiz Varela son decisiones que dependen enteramente de él y debe tomarlas ya, sin más dilación. Estas medidas son acciones que puede emprender fácilmente ahora y están en sus manos precisamente porque Puerto Rico todavía es una colonia del Imperio que él preside. Sí se puede y él lo sabe. n
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Suplemento eSpecial | RESUMEN LATINOAMERICANO
HE SIDO FIEL A LA REVOLUCIÓN
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RESUMEN LATINOAMERICANO | Suplemento especial ► Por
Dr. C. Eugenio Suárez Pérez y M. Sc. Acela Caner Román
C
uando el periodista norteamericano Bates le preguntó al primer ministro si estaba dispuesto a hablar con el presidente Eisenhower, Fidel le contestó: “¿Por qué no le pregunta eso a Eisenhower o a
Herter?” En la noche del lunes 18, en la redacción del periódico Revolución, el periodista Bates le hizo una nueva entrevista a Fidel, que se trasmitió por la CBS. El propio reportero norteamericano estuvo de acuerdo en que las agencias de noticias no conocían la entrevista y habían tergiversado, por tanto, las palabras de Fidel Castro. Periodista: Esta entrevista tiene lugar en las oficinas del periódico REVOLUCIÓN. El doctor Fidel Castro desea aclarar totalmente que las declaraciones que me hizo al principio de esta semana en relación con las posibilidades de conversaciones entre él y el presidente Eisenhower o el Secretario de Estado, Christian Herter fueron hechas en respuesta a una pregunta mía. Mi pregunta había sido más o menos la siguiente: ¿Doctor Castro, hay alguna persona en los Estados Unidos con quien usted le gustaría hablar tranquilamente para tratar de encontrar una solución a los problemas existentes entre Cuba y los Estados Unidos? El doctor Castro contestó, según yo recuerdo, que si había alguna persona con quien le gustaría hablar en los Estados Unidos, era con el presidente Eisenhower o el Secretario de Estado, Herter. Fidel: Yo le contesté a usted que esa pregunta deberían hacérsela a Herter o a Eisenhower, porque ellos debían saber mejor. Entonces usted me preguntó si yo estaba de acuerdo para efectuar esa conversación y yo le contesté que estaba dispuesto a hablar con cualquiera. ¿Se acuerda usted de esto? Periodista: Sí, estoy de acuerdo. Fidel: ¿Entonces usted está de acuerdo con lo que acabo de decir? Periodista: Sí, estoy de acuerdo. Usted dijo que estaría dispuesto a hablar con cualquiera que pudiera ayudar a mejorar las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Es así como recuerdo nuestra conversación. Fidel: Recuerdo la idea. Parece que alguien en las agencias cablegráficas cambió mis palabras e hizo aparecer como si yo estuviese sugiriendo esta conversación. Periodista: Eso es correcto, usted no sugirió esa entrevista, sino que se limitó a responder una pregunta mía. Fidel: He leído unas declaraciones del señor Lincoln White en respuesta a esa supuesta sugerencia mía, y yo quiero expresarle a la opinión pública de los Estados Unidos que yo no sugerí entrevista de ninguna clase y que el señor Lincoln White no debe hacerse ilusiones a este respecto. Yo no sugerí nada. Yo le contesté a usted sinceramente lo que usted me preguntó, y yo creo que esto prueba que el entendimiento entre el Gobierno de los Estados Unidos y el Gobierno cubano no es fácil, porque en todas partes alguien cambia los hechos y no le presenta al pueblo de los Estados Unidos la verdad acerca de nuestros hechos y de nuestras palabras. Periodista: doctor Castro, me parece que algo debería ser aclarado. ¿Qué quiere usted decir cuando se refiere a los Estados Unidos, quiere usted decir el Gobierno o el pueblo? Fidel: Por supuesto, me refiero al Gobierno de los Estados Unidos. El pueblo no debe cargar con las culpas y los errores de su Gobierno. Yo sé que usted desea un entendimiento mejor entre el pueblo cubano y el pueblo norteamericano. Por consiguiente quiero pedirle a usted que explique por qué la anterior entrevista y mis palabras fueron cambiadas por la UPI y la AP. Periodista: Yo no he leído la información cablegráfica, pero entiendo que lo que usted quiere dejar bien aclarado es que sus palabras en relación con la posibilidad de un entrevista suya con el presidente Eisenhower fueron pronunciadas en respuesta a una pregunta mía y que usted no pidió esa entrevista. Fidel: Pero ¿por qué cree usted que ellos cambiaron mis palabras por qué cambiaron el sentido? Periodista: Yo creo que ellos no entendieron bien que usted estaba contestando una pregunta y que no estaba proponiendo conversaciones entre usted y el Presidente Eisenhower. Esto no fue aclarado en la información. Fidel: Yo creo que ellos cambiaron mis palabras con toda intención para presentar al Gobierno cubano como pidiendo algún favor al Gobierno norteamericano. Eso lo hicieron para desacreditar al Gobierno cubano, y esto es una nueva prueba de la forma en que crean dificultades. Ellos no quieren en manera alguna estar bien informados.
Ellos emplean toda clase de ardides para producir confusión e incomprensión. Esto es lo que quiero decirle a la opinión pública de los Estados Unidos. Periodista: Doctor Castro, ¿cree usted que las relaciones entre los gobiernos de Cuba y de los Estados Unidos mejoran? Fidel: Bueno, yo quisiera que esas relaciones mejoraran, pero yo creo que el Gobierno de los Estados Unidos está aprovechando todas las oportunidades para crear confusiones. Y si hay alguien en el Gobierno de los Estados Unidos que estima que pueda vencer de esa manera Revolución Cubana está cometiendo una equivocación, porque la Revolución Cubana continuará sin ninguna duda y sin ninguna vacilación. Periodista: Doctor Castro, ¿puedo hacerle una nueva pregunta? Fidel: ¿Cree usted que mis palabras no serán cambiadas? Periodista: Yo creo que su respuesta será transmitida exactamente como usted la diga. ¿Ve usted alguna manera de mejorar las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos? Fidel: Bueno, es difícil de contestar esa pregunta, porque la única forma es comprender nuestro derecho al respecto, nuestro derecho a la soberanía y respetar la dignidad de nuestra nación. Yo creo que el presidente Eisenhower no tiene ningún derecho a hablar de la manera que ha hablado acerca de la Revolución Cubana y del Gobierno cubano. Él dijo que el Gobierno cubano había traicionado la Revolución. Como Primer Ministro yo he sido fiel a la Revolución. En Cuba está ocurriendo una revolución profunda y verdadera, y esta es la primera razón de incomprensión a causa de los muchos intereses que no estarán jamás de acuerdo con una Revolución verdadera y justa. Periodista: doctor Castro, ¿cuándo usted dice una verdadera Revolución, quiere usted decir otra cosa que una revolución política? ¿Se refiere usted a una revolución social? Fidel: Hablo de una revolución social. En Cuba está ocurriendo una revolución social, profunda y verdadera.
La tarde del domingo 17 de abril de 1960 el periodista norteamericano, Richard Bates, de la CBS, le hizo una entrevista al entonces primer ministro, Fidel Castro en la ciudad escolar Camilo Cienfuegos, en El Caney de Las Mercedes. Antes de que la entrevista fuera televisada para Columbia Broadcasting System, las agencias norteamericanas AP y UPI lanzaron una versión falsa que desvirtuaba las palabras de Fidel. (…) Periodista: doctor Castro, usted tiene que pronunciar un importante discurso el Primero de Mayo. ¿Podría Ud. indicarme sobre qué tema va a hablar? Fidel: Pero yo tengo todavía mucho tiempo para pensar lo que voy a decir. Periodista: ¿Qué es lo que va a decir? Fidel: Tengo muchos temas que tratar y dispongo de tiempo para madurar mis ideas. Usted tendrá tiempo para oírme. En ese día los trabajadores, los soldados y los campesinos estarán presentes en la concentración y a mí me parece que será un gran acto. Usted puede venir para comprobar que el pueblo de Cuba está unido para defender a la Revolución. (…) Periodista: Como ya le expliqué hace un año, su inglés es mucho mejor que mi español. Fidel: Eso solo puede querer decir que su español es muy malo. Periodista: Muchas gracias, doctor. Castro. Fidel: Deseo que usted tenga la oportunidad de trasmitir mis palabras al pueblo de los Estados Unidos y espero que esta vez mis palabras no serán cambiadas. n
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Suplemento especial | RESUMEN LATINOAMERICANO
David ha podido resistir a Goliat ► Por
S. Lamrani para Resumen Latinoamericano
A
bel Prieto es Asesor especial del Presidente Raúl Castro. Autor de varias novelas, entre las que se destaca El vuelo del gato y Viajes de Miguel Luna. Nacido en 1950 en Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba, es una personalidad reconocida de la cultura cubana. Tras estudios en Letras Hispánicas en la Universidad de La Habana, fue profesor de literatura varios años. Apreciado por su talento y su don de gentes, ocupó el cargo de director de la editorial Letras Cubanas. En 1988, fue elegido a la cabeza de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), convirtiéndose en uno de los presidentes más jóvenes de la historia de la institución. Con posterioridad, pasa a ser ministro de Cultura en un país de una inmensa y profunda cultura en todos los órdenes. Durante una reunión con Fidel Castro a mediados de los años 1990, siendo presidente de la UNEAC, Abel hace partícipe de sus divergencias y afirma su punto de vista. Algunos pensaron que su carrera estaría irremediablemente afectada. No fue el caso. Al contrario, unas semanas después, el presidente cubano decide nombrarlo ministro de Cultura en 1997, cargo que ocuparía hasta 2012. Su excepcional longevidad en el ministerio de Cultura se explica por su espíritu de apertura y su capacidad para federar al mundo intelectual y artístico cubano en torno a la política cultural del país. En efecto, durante su mandato, Abel Prieto siempre rechazó el sectarismo y privilegió el debate de ideas, lo que le valió el reconocimiento y la admiración del mundo de la cultura que aprecia, además de su profesionalidad, sus profundas cualidades humanas. En marzo de 2012, tras quince años, Abel Prieto deja el Ministerio de Cultura para ser asesor especial del Presidente Raúl Castro, consagrando así una brillante carrera. Por otra parte, ocupa también un cargo de diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Abel también es conocido en Cuba por su gran colección de chistes y anécdotas populares. Se dice que durante las reuniones oficiales, los miembros del Gobierno se empujan para sentarse a su lado, con el fin de disfrutar de su talento de cuentista y pasar un momento agradable. En este diálogo, Abel Prieto evoca el impacto de las sanciones económicas en el campo de la cultura, el acercamiento con Estados Unidos, los desafíos de Cuba hoy y sus relaciones con Fidel Castro. Abel, usted fue ministro de Cultura durante quince años. Hoy es asesor del presidente Raúl Castro en el campo de la cultura. ¿En qué consiste su papel? Mi tarea consiste en promover la cultura cubana y asegurar que las instituciones culturales cubanas promuevan los mejores talentos de nuestro país. Mi trabajo consiste también en vincular la cultura y el pueblo, desarrollar las relaciones culturales a nivel internacional y defender la política cultural de la Revolución. La política estadounidense hacia Cuba, particularmente las sanciones económicas, tiene un impacto en la cultura cubana. ¿Cuál es su punto de vista al respecto? El impacto económico es evidente. El Presidente Barack Obama permite intercambios culturales pero se trata de intercambios no comerciales. Muchos artistas, como los Van Van, Carlos Varela, la Escuela Nacional de Ballet, Silvio Rodríguez, realizaron giras en Estados Unidos, pero no han podido recibir ni un centavo por sus actividades. El mayor mercado del mundo para las artes es el mercado estadounidense. Nuestros artistas, escritores, intelectuales no tiene acceso a ello. A nuestras editoriales, nuestras galerías artísticas y nuestras empresas culturales se les prohíben la entrada en Estados Unidos. El pueblo americano pierde una gran posibilidad de enriquecerse con el contacto de nuestro pueblo, a causa de una política irracional, absurda e indefendible. Sucede lo mismo para el pueblo cubano, tan curioso intelectualmente, tan voraz desde un punto de vista cultural, quien se ve privado de un intercambio fecundo con su vecino del norte. Cuando tienen lugar estos intercambios en Cuba, como durante la visita de un artista estadounidense, los efectos son impresionantes. Recuerdo el “Music Bridge” que creamos hace unos años y muchos artistas americanos viajaron a Cuba para intercambiar con los artistas cubanos. Juntos realizaron un disco, un gran concierto apreciado mucho por la población. Era algo muy hermoso pues las dos culturas son muy cercanas y se alimentan mutuamente desde hace décadas.
¿Está Cuba dispuesta a acercarse a Estados Unidos? Cuba se beneficiaría mucho de un acercamiento con Estados Unidos. Es verdad que una avalancha de turistas americanos traería la cultura del consumismo, pero creo que los aspectos positivos superarían ampliamente los efectos negativos. Muchos ciudadanos americanos son muy curiosos de descubrir “la isla prohibida”, ya que es el único país del mundo que no tienen derecho a visitar. Recuerdo un encuentro con un importante cineasta en el cine Chaplin de La Habana y se asombró de ver la modernidad del lugar, la presencia de un Festival de Cine cada año, etc. Ello demuestra hasta qué punto la imagen de Cuba en la sociedad estadounidense no corresponde a la realidad. El mejor antídoto contra ello es desde luego el mensaje cultural, que tocará con todo su vigor y autenticidad al pueblo americano y destruirá los estereotipos. ¿Acaso no habría riesgos en ese acercamiento? ¿Sufriría nuestra identidad? Creo que disponemos de una ventaja. La identidad nacional cubana y la cultura nacional tienen un núcleo de resistencia muy fuerte y, al mismo tiempo, se nutren de aportes exteriores. Somos descendientes de colonos españoles. También somos el fruto de los esclavos de África y la herencia de este terrible genocidio. Somos también el resultado de la inmigración china, polaca, etc. Cuba es una cultura mestiza capaz de absorberlo todo sin atentar contra su naturaleza profunda. Entonces, no creo que perderemos nuestra identidad con una llegada masiva de turistas americanos. La cultura americana está muy presente en Cuba y nos llega a través del cine, la televisión, la música, y del medio millón de cubanoamericanos que nos visitan cada año. La cultura hegemónica asociada a la globalización nos está afectando y la respuesta es de orden educativo. Hay que consolidar entre nuestra juventud el amor por lo propio, sin caer en el chovinismo cultural. Somos muy orgullosos de lo que hemos realizado como nación, de las novedades que aportamos en términos culturales, pero siempre recordaremos esa famosa frase de José Martí: “Patria es humanidad”. No vemos nuestra realidad como el centro del mundo. Nuestra vocación es universalista, como nos lo enseñaron José Martí y Fidel Castro. Creo que en términos de valores, los americanos sólo podrían enriquecerse con un intercambio fructuoso con los cubanos. Lo que nos perjudica es la situación actual que es perversa pues nos impide adquirir medicinas para los niños enfermos, con una autoridad que nos acosa constantemente, que persigue a los bancos que tienen relaciones comerciales con nosotros. Todo ello es de una gran crueldad.
¿Cuáles son los obstáculos para una plena normalización de las relaciones entre ambas naciones? Creo que hay que remontarse al siglo XIX para entender la historia del diferendo que opone Cuba a Estados Unidos. John Quincy Adams elaboró la teoría de la “fruta madura”. Cuba debía gravitar en torno al orbita estadounidense. Para los estrategas del norte, la isla pertenecía a su zona de influencia. José Martí lo denunció con vigor. En 1959, Cuba consiguió su independencia y se ha vuelto una gran potencia moral que muestra al mundo que es posible enfrentar el imperialismo. Cuba es un ejemplo de soberanía para América Latina y el mundo. Cuba ha dado prueba de una gran tenacidad en la defensa de sus principios. Pienso que es lo que no nos perdona Estados Unidos. David ha podido resistir a Goliat. Aunque cambiáramos de modelo y adoptáramos el capitalismo salvaje que está destruyendo a la humanidad, no nos perdonarían esta afrenta. Estados Unidos sólo acepta la subordinación. No ha perdido la esperanza de hacer de Cuba una colonia. Fíjese que los pretextos para mantener la hostilidad contra Cuba cambian según las épocas. En general, Estado Unidos da prueba de pragmatismo en su política exterior y es un rasgo de su idiosincrasia. Pero en el caso de Cuba, esta tradición clásica desaparece a favor de una actitud irracional. Estados Unidos sabe mostrarse grande en algunos aspectos. En cambio, en cuanto a su política contra Cuba, se muestra muy pequeño. Su actitud es realmente poco honorable, pues no se saca ninguna gloria en asediar a un pueblo que jamás ha agredido a Estados Unidos. Unos dicen que las autoridades cubanas usan las sanciones económicas como excusa para explicar el fracaso del sistema. ¿Por qué entonces no nos quitan esa excusa? ¿Acaso no sería más didáctico hacer eso? ¿Por qué no quitarnos ese pretexto para mostrarle al mundo que nuestro modelo de sociedad es ineficiente? Ello no quiere decir que no hayamos cometido errores. Esta Revolución la han edificado hombres y mujeres y no es obra divina. Es por definición imperfecta. A pesar del peso de la historia, ¿está Cuba dispuesta a abrir los brazos a Estados Unidos? Nuestro presidente Raúl Castro ha afirmado varias veces que estamos dispuestos a dialogar de igual a igual, sobre todos los temas posibles e imaginables, sin atentado a nuestros principios, a nuestra dignidad ni a nuestros derechos. Aceptaremos siempre el diálogo respetuoso entre dos países soberanos. n
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Dirección: Carlos Aznárez y Vicente Zito Lema LATINOAMERICANO Y DEL TERCER MUNDO
SUPLEMENTO ESPECIAL
resumenl@enet.cu / www.resumenlatinoamericano.org
Editores en Cuba: Graciela Ramírez, Javier Salado Fotorreportero: Hector Planes Blog: Anallie Rueda Diseño: Anathais Rodríguez Impresión en Cuba: UEB Diseño Gráfico
DIARIOS DE URGENCIA El digital de RESUMEN
Suscripción gratuita envíando mail a:
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EL BLOQUEO dE EEUU CoNtra CUba
► Por
SE PROLONGA
Javier Salado
L
as declaraciones del ejecutivo norteamericano en el 2015 por intermedio del presidente Obama y el secretario de estado Kerry, afirman la intención de levantar el injusto bloqueo que Estados Unidos ha sometido a Cuba durante 56 años, señalando que es en el Congreso de EEUU donde debe decidirse al respecto. Sin embargo, el Bloqueo se mantiene y con él se le infligen importantes afectaciones al bienestar material, psíquico y espiritual del pueblo cubano, e imponen graves obstáculos a su desarrollo económico, cultural y social. El Bloqueo no solo perjudica a Cuba y a su pueblo, perjudica a Estados Unidos y a su pueblo, el cual ha estado impedido durante medio siglo de visitar a la mayor de Las Antillas, gozar de las bondades de su clima y naturaleza, deleitarse con los mundialmente conocidos productos cubanos como los habanos, el ron, las frutas; de materias primas fundamentales tales como el níquel, y algo sumamente importante, no acceder por parte de sus empresas industriales y agrícolas a un mercado ávido de sus productos dada la cercanía de ambas naciones. Las afectaciones para el pueblo norteamericano deben cuantificarse no solo en lo que se ha perdido en calidad de vida al no acceder a las bellezas de Cuba, sino a lo que ha perdido al verse imposibilitado de realizar negocios en un mercado que le es natural. Para Cuba el Bloqueo ha tenido un carácter genocida, pues con su imposición, la política norteamericana ha tratado de crear “el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno cubano”, tal como se refleja en un documento oficial del Departamento de Estado de EEUU del 6 de abril de 1960. Sin embargo, en su enfrentamiento, los cubanos movilizaron lo mejor de sus características, han surgido triunfantes por la dignidad, resistencia, talento y valor del que han hecho gala durante el largo asedio del poderoso vecino del norte. Tómese en cuanta que hasta el año 2014, se ha calculado que el daño económico del Bloqueo contra Cuba asciende a los 1 112 234 000 000 dólares US, considerando la depreciación del USD en el mercado internacional. El Bloqueo viola los derechos del pueblo cubano, afectándoles su derecho a la salud, la
Desfile frente a la otrora sección de intereses de Estados Unidos en protesta contra la política estadounidense hacia Cuba. Mayo de 2004.
educación, alimentación, deportes y cultura. Ejemplos de ello son: - Imposibilidad de adquirir diferentes medicamentos elaborados solo en laboratorios en EEUU o que tienen componentes norteamericanos. Miles de niños cubanos se han visto afectados en el tratamiento a enfermedades del corazón, en los diagnósticos preventivos de enfermedades genéticas, en tratamientos contra el cáncer, la leucemia, la hidrocefalia y muchos más. En ocasiones, ha sido negada la entrega de importantes medicamentos por indicación del Departamento del Tesoro de EEUU. No importan las vidas infantiles que esta disposición ha cobrado. - No acceso por parte de la educación cubana a tecnologías, insumos y materias primas imprescindibles para el buen desarrollo de la educación especial —reconocida por organismos de Naciones Unidas como una de las mejores y más humanas del mundo— así como a herramientas informáticas necesarias para la producción de multimedias educativas. - Negación de financiamiento a concursos y eventos internacionales que se celebran en Cuba auspiciados por empresas norteamericanas o que tienen participación de capital de este país. - Negación de acceso a empresas cubanas productoras de alimentos a tecnologías norteamericanas para la crianza de ani-
males, así como a productores de granos a nuevas maquinarias. - Cuba muestra una larga tradición en la promoción de la cultura y el deporte. Múltiples afectaciones ha sufrido la cultura al ser el Bloqueo un serio obstáculo para la difusión y comercialización del talento cultural cubano; la música cubana, a pesar de su enorme influencia en EEUU, no se difunde o se limitan las orquestas cubanas, así como los grupos teatrales, y otras manifestaciones. - El deporte cubano se ha visto seriamente afectado por el Bloqueo al trazar políticas que crean trabas a los deportistas y equipos de la isla, que llega a impedir las normales relaciones entre las instituciones deportivas. También es seria la afectación por la limitación a la adquisición de implementos deportivos de alto nivel producidos por empresas norteamericanas y que en muchos Reglamentos Oficiales de las Federaciones Internacionales son de obligatorio uso, ejemplo de ello son los bates, guantes y otros implementos de beisbol. El carácter extraterritorial del Bloqueo se ha puesto en evidencia con la persecución financiera a Cuba por parte de la OFAC, la cual solo desde el 2009 hasta el 2014 ha obligado a 36 entidades estadounidenses y extranjeras a pagar multas por 11 mil millones de USD por “violar el Boqueo”. Han sido afectados entre
SEIS EDICIONES IMPRESAS: Argentina, Venezuela, Cuba, Uruguay, Estado Español y Euskal Herria.
otros el banco italiano Intesa Sanpaolo S.p.A, American Express Travel Related, Royal Bank of Scotland, la empresa Suiza Weatherford International Ltd, el banco alemán Rostbank, el banco francés BNP Paribas y otros. Las afectaciones del Bloqueo contra Cuba que mantiene Estados Unidos abarcan múltiples sectores de la sociedad cubana. Algunos “teóricos” han tratado de hacer volar la tesis de que el Bloqueo no existe, y que los problemas de la economía cubana no deben buscarse en causas exógenas. Olvidan estos “teóricos” que la muerte de una inocente niña de 1 año y medio a causa de una enfermedad perfectamente curable con medicamentos provenientes de laboratorios norteamericanos, no tiene nada que ver con la economía y mucho con la política del Bloqueo. La Revolución Cubana, el pueblo cubano ha resistido este largo asedio, dejando así un ejemplo imperecedero. El país más poderoso del planeta tuvo que reconocer el fracaso de su política hacia Cuba, precisado a negociar en igualdad de condiciones y efectuar cambios importantes tales como restablecer relaciones diplomáticas, sacar a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo (en la que nunca debió estar) y dar los primeros pasos, al menos verbales, para eliminar el Bloqueo que aún hoy se mantiene intacto. Cuba nos enseñó: Vencer sin concesiones es el único camino frente a la política imperialista. Al imperialismo…ni tantico así. n
En TV: desde Argentina Canal Argentinísima Satelital todos los viernes a las 17:30 hs.
Puedes verlo también por: TVC, de Neuquén, por Minka TV de Jujuy, por Barricada TV (Buenos Aires) y en nuestra web: www.resumenlatinoamericano.org / www.resumenlatinoamericano.blogspot.com
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