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TINTERO

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VECINOS CERCANOS

VECINOS CERCANOS

Desesperes de Mamá Desubicachión

Aida GAXIOLA*

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Poco a poco se van sintiendo los cambios, tanto del clima, ahora, con más calor (los desodorantes ya no los hacen como antes, tus críos apestan toda la casa), los cambios en las edades, ya hay salidas más tarde, los peques empiezan a ponerse rebeldes, pero sobre todo, existe algo que no habías pensado que el tiempo nunca es igual, no regresa y no se recupera.

Entonces, sigues en esas semanas locas donde tu trabajo ya se ha vuelto un agujero negro y entras en el y todo se vuelve denso hasta que te hace masa, no existe tiempo, ni espacio y cuando sales (si sales) no sabes en qué día vives o donde estás parada. Léase en un completo punto ciego. Dentro de esa energía quieres ser persona y, sobre todo, quieres ser madre, entonces, un día cualquiera para ti (un día de asueto para tus hijos), te paras a las carreras porque se te hizo tarde (otra vez), ahora, ya no sabes si es por cansancio, sueño, el perro o por esos 5 minutos que se volvieron 30 en cama. Y empieza la carrera matinal, la cual conlleva levantar a los hijos, preparar lonches, bañarse, asegurarse que se bañen, etc, etc. Y en sus marcas listos “NIÑOS, ya párense que no calentó el boiler”, jalas cobijas, jalas pies. Avientas toallas. En eso los niños tratan de decirte algo, cosa que no prestas atención. Piensas “estos chamacos de todo se quejan”, sigues en la carrera, ves que los uniformes no están en el lugar de siempre (cosa que te llama la atención, pero no tienes tiempo de pensar) Metes al más pequeño a la regadera, aún trata de decirte algo, pero en tu cabeza sólo escuchas tu voz diciendo “No hay tiempo”. Logras bañar a dos, cuando de pronto el mastodonte de Pablo (el más grande) te toma de los hombros, te ve a los ojos y te dice “MAMÁ, Hoy NO tenemos clases”. En eso te cae el 20 que tú NO tienes días de asueto, pero la gente normal sí. Entonces, ves a tus hijos con el pelo mojado y poniendose la pijama otra vez y, ahora, sí quejándose que estaba el agua fría.

*Maestra Aída Gaxiola. Psicóloga Clínica, Madre, Yogui. Fascinada por las historias que florecen, pero sobre todo, de la maravilla del desarrollo humano. aidagaxiolav@hotmail.com

Mechita Corta

Jasmina HARTIANA*

Quién no se ha preguntado cuál es su misión en esta vida? o de manera menos profunda ¿para qué sirve o a qué vino a este mundo? o ¿se trata sólo de una casualidad de la vida el estar aquí? Yo creo que hay algunos personajes en este momento a nivel mundial que creen firmemente que vinieron hacer lo que están haciendo y que, sin duda, es algo grande que conlleva el destino de la humanidad, tema que suena bastante tenebroso. Hace poco quedé con una amiga que no veía hace tiempo, por cierto, el lugar al que acudimos para echarnos la chelita nos trataron fatal. El mesero no dejaba de pasar y preguntar en nuestra mesa ¡somos de trago lento lo sé!, pero fue realmente molesto, además, que parecía estar interesado en nuestra charla en particular. Cansadas de esa actitud fuimos a parar a una banca en un parque cercano. Y ahí con el nivel de alcohol adecuado en nuestras venas nos pusimos a filosofar acerca de la vida. Y es que a veces uno pasa por etapas intensas en donde la misión de vida se vuelve algo esencial. Sobre todo, cuando el desequilibrio reina en nuestras vidas, ahí es donde uno trata de encontrar su timón o algo de que agarrarse para darle sentido a nuestra existencia. Después de un rato lo solté…creo que mi misión en la vida es aprender a no enojarme por tonterías ¡sí, soy mechita corta y explosiva! Esa parte de mí me ha acarreado varios problemas, me cuesta no engancharme en alguna discusión y es algo que no me permite pensar ¡envidio a la menor de mis hermanas! puede mantener un control elevado de sus emociones en cuanto a pelea se refiere, es un ser diplomático e inteligente, no le cuesta llegar a negociar y rara vez la he visto enojarse por tonterías, en cambio yo, soy bastante quisquillosa y de pelea fácil.

A veces pienso que la misión en mi vida debería ser grande, digo soy la hija de una narcisista es lo menos que debería planear para mi futuro, sin embargo, en el fondo sé que no es así es algo más simple y complejo a nivel personal como el no encabronarme ¡y diablos cuánto me cuesta! me suele dar resaca por no haber logrado cumplir con el hecho de no molestarme con nimiedades, porque no crean, me doy perfectamente cuenta cuando la he cagado y ahí voy de nuevo a intentarlo ¿me pregunto si algún día llegaré a controlarlo? Probablemente pase toda mi vida con este defectito, pero espero que si en algún momento de mi vida llego a conseguir el equilibrio entre el coraje y la razón esto no suceda hacia el final de esta tormentosa y hermosa experiencia llamada vida.

*Soy fotográfa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com

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