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TERAPIAS ALTERNATIVAS

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TINTERO

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Mujer y riesgo cardiovascular

Dra. Niuzhet SANTIAGO*

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La enfermedad cardiovascular es la segunda causa de morbilidad y mortalidad en hombres y mujeres en México, sólo después del Covid-19 que ocupa el primer lugar, respectivamente. La enfermedad cardiovascular afecta a los vasos sanguíneos y al corazón y la condición más común es la cardiopatía coronaria (se puede manifestar con dolor precordial, infarto agudo al miocardio o accidente cerebrovascular. Tan sólo en el periodo de enero a junio del año 2021 se contabilizaron 113,899 muertes por enfermedades del corazón de las cuales el 45% (51, 276) son mujeres, según resultados preliminares del INEGI, por lo que resulta un tema de interés mundial en cuanto a la prevención de los factores de riesgo. El estudio de la enfermedad cardiovascular ateroesclerosa se ha dividido en función de género, debido a la diferencia biológica entre el hombre y la mujer, históricamente se había atribuido la mayor prevalencia de dicha enfermedad a los hombres y dejando como enfermedades de la mujer las propias del sistema reproductor femenino y de las mamas, sin embargo, el conocimiento sobre la fisiopatología y la presentación clínica de las enfermedades vasculares adquiridas a través de los años nos ha demostrado que la mortalidad por enfermedad cardiovascular ha ido en aumento en el grupo de las mujeres, cuyo riesgo se ve aumentado por factores de riesgo como la postmenopausia. La diferencia fisiopatológica entre el hombre y la mujer respecto a la enfermedad aterosclerosa es debido a que las placas ateroscleróticas coronarias en la mujer son más difusas, es decir es más frecuente encontrar microangipatía con isquemia microvascular que un infarto agudo al miocardio causado por obstrucción, a diferencia de los hombres en cuyo caso las placas ateroesclerosas se ven fracturadas causando el embolismo arterial. La enfermedad microvascular por erosión de la placa en las mujeres, no es visible en las coronariografías, lo que dificulta un diagnóstico temprano. De ahí la importancia de la diferenciación en el cuadro clínico de ambos géneros. La manifestación clínica más común es con la que identificamos la enfermedad coronaria, es decir, los síntomas “clásicos” de dolor precordial, (dolor en el pecho) que se puede irradiar hacia el hombro izquierdo, el brazo izquierdo, mandíbula izquierda, cuello o espalda, sensación de rigidez u opresión, molestias que no ceden a pesar de encontrarse en reposo o sudoración, por lo que más fácilmente podemos identificar datos de alarma en caso de estar presentado un infarto, sin embargo, en las mujeres la manifestación no es “clásica”, si no que tiende a presentarse con síntomas atípicos e inespecíficos como cansancio, náusea, dificultad respiratoria y palpitaciones. La manifestación más frecuente de la enfermedad coronaria es el infarto agudo al miocardio. Por lo anterior es importante identificar los factores de riesgos en hombres y mujeres, para poder detectar de manera oportuna y prevenir consecuencias severas. Existen diferentes factores de riesgo que se presentan en la mujer, de acuerdo al estudio INTERHEART, al menos nueve de ellos, son modificables y a su vez predicen hasta el 90% de los infartos

agudos al miocardio, estos son: tabaquismo, dislipidemias, hipertensión arterial, diabetes, poca actividad física, obesidad, variantes psicosociales (estrés depresión) y alimentación, todo esto aunado a los factores exclusivos (o emergentes en la mujer): parto prematuro, enfermedad hipertensiva del embarazo, diabetes gestacional y menopausia. La menopausia es una condición natural de toda mujer en cierta etapa de la vida que, desafortunadamente, no es modificable. Esta etapa se manifiesta entre los 40 y 50 años aproximadamente con la desaparición de la ovulación y, por lo tanto, menstruación y es importante, ya que las hormonas, especialmente los estrógenos juegan un papel importante en la vida fértil de la mujer como cardioprotectores, ya que tienen un efecto sobre el perfil lipídico aumentando la concentración de HDL y disminución de LDL, además de mejorar la sensibilidad a insulina y mejorando la pared vascular, aumenta prostaglandina y prostaciclinas y disminuye tromboxano y hay aumento de óxido nítrico. Todas estas cualidades cardioprotectoras se pierden con la edad, de tal forma que es en la menopausia donde esto termina, aumentando el riesgo cardiovascular en la mujer. No siendo suficiente, en las mujeres con uso de terapias de reemplazo hormonal por menopausia temprana, el riesgo se ve aumentado, así como con el uso de anticonceptivos como método de planificación familiar que aumentan aún más este riesgo, así como la mortalidad, tal y como se reporta en el estudio WHI, que arroja datos que concluyen que el aumento del riesgo CV en la mujer, debido a la terapia de reemplazo hormonal, se da por iniciar la TRH en forma tardía postmenopáusica o en mujeres de edad avanzada, ya que se produce una desestabilización de placas ateroesclerosas ya constituídas y por efectos proinflamatorios y/o trombogénicos.

Es importante reconocer que en la mujer el riesgo cardiovascular es mayor por simple hecho de ser mujer, por lo que intensificar los tamizajes para valorar factores de riesgo tendría que ser una prioridad en la revisión médica independiente a la razón de consulta y no una exclusividad del especialista en cardiología, ya que hay factores que pueden ser modificables desde el primer contacto.

* Clínica Especializada en el tratamiento de Diabetes y Nutrición. Av. Lázaro Cárdenas 198, San Sebastián Tutla, Oaxaca, Cel. 9512281709.

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