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Alquimias Emergentes La Nueva Escuela Mexicana: una mirada crítica
Abriré la presente columna con la siguiente pregunta:
¿Qué entiendo por la Nueva Escuela Mexicana (en adelante NEM)?
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Es un proyecto educativo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4 Transformación (en adelante 4T). Es decir, la Nueva Escuela Mexicana (NEM), tiene como objeto central, definir un paradigma humanista -muy a la mexicana- que transforme, de manera radical e integral, los esquemas curriculares de los programas de estudio y los procesos de enseñanza-aprendizaje.
En ese marco, diré que es un proyecto que puede analizarse de manera multidimensional, sin embargo, me centraré en DOS grandes dimensiones: lo formal y lo educativo. Desde el punto de vista formal, es un dispositivo que aparece en la Ley General de Educación, en su versión 2019, específicamente en el artículo 11, donde quedan de manera explícita los 3 propósitos de la NEM: equidad, excelencia y mejora continua. Del artículo 12 al 14, se definen las 8 funciones de la NEM: formar pensamiento crítico, consolidar trabajo en equipo, generar aprendizajes colaborativos, construir diálogos entre las humanidades, las artes, la ciencia, la tecnología y la innovación, combatir la corrupción, la discriminación, la violencia, respetar los derechos humanos, construir ciudadanía y fomentar valores como la honestidad, la justicia, la solidaridad, la reciprocidad, la lealtad y la libertad.
Por otro lado, educativamente, me parece que se ha construido una narrativa que posiciona a la NEM como un proyecto educativo-pedagógico, el cual, cuenta con 3 grandes características: la excelencia educativa más que la calidad educativa, la mejora continua y la consolidación de una comunidad de docentes vistos como sujetos transformadores de la realidad.
Pero ¿cómo lograr lo anterior?
Para ello, la NEM cuenta con 7 ejes transversales: pensamiento crítico, solidario y colaborativo, interculturalidad crítica, inclusión, igualdad de género, educación estética, lectura y escritura como estrategia para acercarnos a las diferentes culturas y vida saludable y cuidado del medio ambiente. A su vez, tales ejes transversales responden a 4 campos disciplinares: 1) Saber y pensamiento científico; 2) Diversidad de lenguajes: español, inglés, indígena, LSM y lenguajes artísticos; 3) Estética, naturaleza y sociedad; y 4) Humanismo y comunidad.
Sin embargo, política y sociológicamente hablando, ¿qué implica la NEM?
Políticamente, es un proyecto de la 4T que se deriva de la inercia de una promesa de campaña, la cual consistió en revertir la reforma educativa -conocida coloquialmente como la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto- aprobada en el 2012 y declarada constitucional en el 2013. Por ende, responde más a un discurso político-electoral que a una realidad, de tal forma que cobra sentido un elemento político y discursivo -iluso y contradictorio- que sostiene que la NEM acabará con la educación de corte neoliberal y colonialista.
Por otra parte, es importante saber que dicha propuesta nació de la negociación-acuerdo como parte del proceso de formación docente y que uno de sus principales voceros fue el exsecretario de Educación Pública Esteban Moctezuma
(2018-2021) y actual embajador de México en Estados
Unidos -personaje del que fluye neoliberalismo por sus venas o ya se nos olvidó que formó parte del Grupo Salinas como presidente ejecutivo de la Fundación Azteca- quien, a su vez, sostenía un discurso -que ni el se creía- de la regeneración moral y los cinco valores clave para alcanzarla: honestidad, honradez, ética, libertad y confianza, así como la búsqueda por formar mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario, solidarios, con conciencia ambiental, preocupados por la diversidad cultural y que amen a su patria.
Y ¿qué podemos decir de la NEM desde una mirada sociológica?
Es un artificio discursivo que se convirtió en el eje articulador del Programa Sectorial de Educación (2020-2024). Por ende, afirmaré que la NEM tiene un doble valor para la 4T: simbólico y retórico.
De tal forma, la NEM mira a la escuela como un centro de aprendizaje comunitario, donde exista un intercambio constante de saberes-conocimientos-experiencias y concibe a la educación como un modelo que permita la inclusión, justicia, solidaridad y libertad a partir de tres elementos constitutivos: el pensamiento crítico, el diálogo humanista y la conciencia histórica. No obstante, bajo una mirada crítica expresaré que la NEM es un proyecto -teórica y conceptualmente hablando- impreciso, opaco, deficiente, en pocas palabras, un proyecto endeble, desarticulado, contradictorio y tendencioso, pero sobre todo, poco operacionalizable, ya que se cimentó bajo generalidades como la democracia, el nacionalismo, el humanismo o buenos deseos como lo equitativo, lo integral, lo inclusivo, lo intercultural, etc.
Sin embargo, lo que más genera ruido es la idea de la excelencia, pues me hace pensar que se recuperan conceptos de manera acrítica, puesto que la excelencia ha sido uno de los preceptos centrales del neoliberalismo y los tecnócratas.
Es decir, ¿la excelencia cabe dentro de lo inclusivo?
Me parece que no del todo, ya que la idea de excelencia neoliberal se sustenta bajo códigos que tienden a la exclusión y que reproducen procesos de jerarquización y filtros que permiten excelencias exclusivas -clasistas, sexistas, racistas- es decir, de unas y unos cuantos. Por ende, la NEM es otra evidencia más que demuestra lo vivito que sigue el modelo económico neoliberal en tiempos de la 4T.
* Egresado y docente de la Facultad de Sociología de la UV. Integrante del Comité Editorial de Sociogénesis. Docente invitado de la UPV. Asesor editorial externo de la Dirección de Actividades Artísticas de la SEV.