/confesionario de moro
Asuntos de estado Armando EBOLI*
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UEBLA, PUEBLA.-Por un lado, Beatriz Gutiérrez Müller es un personaje que desempeña un papel activo en el actual gobierno. Ser la esposa del presidente, sino le da poder político formal, le otorga por lo menos cierta autoridad que hace que tenga la atención de los medios y un trato preferencial, eso trae una responsabilidad no pedida. Es algo cínico argumentar que eres una ciudadana mexicana como todos, cuando vives en Palacio Nacional. Por el otro, tenemos a Chumel Torres. Yo era fan de Chumel Torres, me encantaba El Pulso de la República por ser la primera vez que veía humor político sin censura y más ácido que lo que se veía en televisión; conecté con él. Luego me empecé a aburrir de Chumel, lo empecé a ver en stand ups, en programas de radio, en comerciales y finalmente en HBO; su humor se me hizo más predecible y, por lo tanto, aburrido. Hoy se ha convertido en un personaje muy conocido en Internet, sus críticas en forma de chistes que
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal. exxebo@hotmail.com
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ha hecho al gobierno de AMLO, son contestadas de manera masiva por millones de seguidores y otros tantos bots de MORENA; hasta ahí todavía es un asunto de medios y community managers. Pero cuando Chumel Torres es mencionado por Beatriz G. Müller, luego por Martí Batres y luego por el mismo Andrés Manuel en una mañanera, se convierte en un asunto de Estado. En resumen, Chumel Torres fue invitado a un foro para hablar de racismo por CONAPRED, por lo que Beatriz G. Müller se quejó en Twitter pidiéndole que se disculpara por haber llamado “Chocoflan” en redes sociales a su hijo menor de edad. El asunto terminó con la renuncia de la titular de la CONAPRED, después de haber sido invisible por AMLO y con Chumel Torres perdiendo su programa de HBO. Lo bueno de todo esto fue mujeres
que dio conversación para discutir los límites del humor, libertad de expresión, clasismo y racismo. Este asunto tan banal me dejó varias observaciones sobre este gobierno. Primero, que no hay una oposición fuerte, sale más rentable pelearse en redes sociales con un Chumel Torres que con un desconocido Marko Cortés. Beatriz Gutiérrez Müller no quiere estar consciente del poder y la responsabilidad que se le ha regalado por ser esposa de AMLO; finalmente todo este asunto empezó con un Tweet suyo, ese es un poder. Por último, observo una frustración grande con gran parte de la prensa y, ahora, con cualquier voz audible que no les favorezca. Cada vez que oigo a AMLO quejándose de la prensa me recuerda a ese Peña Nieto, frustrado también, que decía ¡Ya sé que no aplauden!
