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ARTE
Por Alberto Torres Cerrato, director del Centro de Arte de la Fundación Ortiz Gurdian
La historia: su impronta en el arte
Gerardo Mosquera comenta que “el arte contemporáneo ocupa una topología compleja: procura ser, cada vez más, una crítica desde dentro y más allá de la globalización”. Esta selección de obras refleja con intensidad los cambios sociales producto de los hechos histórico políticos de nuestro contexto centroamericano.
Parte de ese contexto refleja la deshumanización del individuo, propio de la instalación Dialogo abierto (2015) de Aparicio Arthola (Nicaragua, 1951), un conjunto de pinturas y esculturas de factura grotesca y poco complaciente fiel a la “estética de lo feo”. Mónica Kupfer plantea que es “genuino con su representación esperpéntica de la humanidad ante la crisis de la sociedad en que vivimos, con su pérdida de valores morales, políticos y sociales”. Luis Morales Alonso (Nicaragua, 1960), en Cds contra la amnesia: historia política y social (2001), aborda temas sensibles de la historia nicaragüense, y que define como “esculturas documentales que sirven de homenaje a nuestra nacionalidad”, rememorando momentos que no se deben olvidar para construir un futuro mejor.
La obra de Alicia Zamora (Nicaragua, 1978), remite a la revolución del año 1979 en Nicaragua, a través de la reproducción de dos íconos en siluetas de color rojo. El “hombre molotov” y la silueta de Sandino, representado en varias posiciones. La artista refleja la pérdida del valor simbólico original al crear una versión caricaturesca y repetitiva del guerrillero, con los pies invertidos, y cargando lo que parece un rifle de juguete y una botella de soda.
La serie Catedral Santiago de Managua (1980-1981) y Memoria oculta del mestizaje (1996 – 1998) de la fotógrafa Claudia Gordillo (Nicaragua, 1954), retratan el abandono y el sincretismo de lo mestizo de la herencia indígena y las enseñanzas religiosas de la colonia aunadas en expresiones propias del pueblo. Gordillo define su trabajo como un proceso para “entender la identidad que nos une y comprender lo que somos en este enjambre de pueblos”. La Serie Catedral de Managua son documentos histórico políticos de la historia reciente en Nicaragua, La antigua catedral de Santiago de Managua como testigo mudo de la destrucción del terremoto del año 1972, ejemplo del abandono y olvido del espacio urbano.
El trabajo de Raúl Quintanilla (Nicaragua, 1954), se define por lo diverso y la crítica a “la globalización, el consumismo, los abusos del poder; y confrontando los conceptos dudosos y manoseados de la identidad, la historia y el patriotismo”. La obra Malinche I (2009) es una metáfora violenta del sincretismo religioso que destruye la cultura y tradición indígena al servicio de la colonia.
GloBANANAlización (2001), refiere al dominio y poder global contra el ciudadano. Un balón de fútbol con fragmentos de cerámica prehispánica “a punto de arrollar a un pequeño arquero en posición de alarma frente al ataque inminente e insalvable”.
La Serie años de miedo (2008), de Carlos Barberena (Nicaragua, 1972), homenajea a las víctimas de la guerra, a la memoria histórica personal y “colectiva nicaragüense, de las décadas de 1970 y 1980”.
Esa fragilidad humana se retrata en la obra Máscaras (2012). de Alejandro de la Guerra (Nicaragua, 1986), elaboradas con material reciclado, fragmentos de telas, neumáticos y cosidas resaltando lo rústico y dramático del proceso. Máscaras primitivas que ocultan el miedo y la fragilidad humana del yo, del artista, ante el otro.
En La caída (2014) y Juegos de guerra en loop (2016), recurre a la escultura representacional ecuestre de las plazas conmemorativas. En La caída recrea el momento histórico del derribo del monumento al dictador Anastasio Somoza García. Un dejavú actual de un suceso amparado en el recuerdo difuso y anecdótico de la historia.
Juegos de guerra en loop es un carrusel que gira en ciclos que se repiten inexorablemente en alusión a los conflictos históricos de los pueblos “colonizar-descolonizar, ganar-perder, buenos-malos.
Anna Handick (Alemania/Nicaragua, 1985), en Desapercibi2 – struggle (2016), refiere a la migración como respuesta para un futuro mejor. La búsqueda de un sueño de quiméricos caminos, definidos por el esfuerzo y la lucha por seguir viviendo. El conjunto visibiliza la necesidad del apoyo mutuo, pero también la lucha de cada uno, tratando de dejar atrás al pasado para alcanzar el sueño de una vida mejor.
La pieza Tuk Tuk (2008) de Verónica Riedel (Guatemala, 1961), es un mototaxi blindado planteado como crítica social que evidencia la inseguridad ciudadana en la vía pública. Un prototipo precario de consumo popular para aislar y proteger como si de una burbuja se tratara a sus pasajeros de la realidad circundante.
Las piezas de Rodrigo González (Nicaragua, 1965) y Fredman Barahona (Nicaragua, 1989), que muestran diferentes perspectivas a propósito de las históricas crisis sociales del país. González nos remite con su obra Reflejo.com (2001) a la dicotomía entre la posibilidad de avanzar como sociedad gracias al acceso a la información y la tecnología, aunque lo que realmente sucede es la puesta en evidencia de los vicios sociales, la economía y la política. Códigos de barra con información distorsionada, barras de una nueva forma de represión.
Fredman Barahona, en Solo fantasía (Nicaragua, 2014) explora desde una visión interdisciplinaria, las complejidades de la sexualidad y las fronteras culturales desde el cuerpo como objeto político y travestido que cuestiona las identidades de género heredadas a través de los rituales indígenas y mestizos.
Este cuestionamiento a sistemas obsoletos, es patente en las obras de Víctor Crack Rodríguez (El Salvador, 1985), Planas (2013) vídeo que cuestiona los mecanismos de aprendizaje de sistemas educativos desfasados, para “aprender desaprender por medio de la memorización exacta del contenido a asimilar”. En Avidez de superstición (2014) usa su cuerpo y una marimba creando una pieza de percusión no musical, despojando de significado al instrumento y al cuerpo mismo.
Las relecturas sobre la iconografía histórica se muestran en la pieza de Marcos Agudelo (Nicaragua, 1978), A la tumba perdida de Andrés Castro, a los héroes sin tumba de Nicaragua (2008), donde el autor de acuerdo a Kupfer “revierte las convenciones de la estatuaria pública, [del monumento], convertidas en un agente para repensar la historia; un anti-monumento que a su vez permite, de manera muy poética, meditar en torno a la acción política del presente”.
La idea del monumento como memoria del individuo o personas importantes, la retoma Regina José Galindo (Guatemala, 1974), con Busto clásico de mí misma (2009), una propuesta autocrítica, al arte contemporáneo que Galindo define como estrategias que “crean una infinidad de mitos alrededor del artista y de su obra” que, junto a los sistemas del mundo del arte crean redes que les sobrevaloran dentro del mercado del arte.
Para Jonathan Harker (Ecuador/Panamá, 1975), con su obra Awaman: Manawa, Nicarawa (2010), muestra “la relación desigual de poder entre los Estados Unidos y Nicaragua, con la canción Managua, Nicaragua de Irving Fields y Albert Gamse escrita en 1946”. En la obra la canción muestra la relación de bonanza, de esos días mejores, de una ciudad descuidada y los beneficios del país que serán aprovechados por los astutos que se benefician de este.
Finalizando con la emblemática obra de Alfredo Caballero (Cuba/ Nicaragua, 1958), La gracia de los santos no está en su luz (2014), instalación de imaginería religiosa católica, que para Caballero constituyen una “simbología, […] para montar a los otros que se quedaron fuera, como la basura generada por nosotros, los huesos de animales exterminados por nosotros que, juntos ahora en una sola imagen, apuntan a sensaciones que talvez nos hagan hacernos preguntas”.
Este análisis parcial de la colección muestra la variedad de artistas de la región y su fortuita conexión con temas universales que marcan a nuestros países y son detonantes para la reflexión sobre nuestro quehacer. Arte con la necesidad de ser y con la capacidad resiliente para recrearnos mientras estamos aquí.