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TECNOLOGÍA
Karen Retana Barboza
Cyborgs médicos redefinen esperanza de vida
Innovaciones en este campo tienen el potencial de revolucionar la atención médica, pero también plantean interrogantes sobre la equidad y los riesgos asociados.
Los avances en medicina y tecnología han hecho realidad los “cyborgs”, seres que combinan componentes biológicos y artificiales para mejorar o restaurar funciones del cuerpo humano.
Aunque popularizados en la ciencia ficción con personajes como Terminator o Iron Man, los cyborgs ya son parte de la atención médica moderna. Implantes, prótesis y sensores se han convertido en herramientas esenciales para mejorar la calidad de vida de miles de personas en todo el mundo.
El término “cyborg”, acuñado en 1960 por Manfred Clynes y Nathan Kline, describe un “sistema hombre-máquina autorregulado” que permite al cuerpo adaptarse a diferentes entornos. En medicina, esto se refleja en dos tipos de cyborgs: los restaurativos, que buscan devolver funciones perdidas, y los aumentativos, que mejoran las capacidades humanas. Un ejemplo de estas tecnologías es el implante coclear, que ayuda a personas con problemas auditivos a recuperar la capacidad de oír, o los implantes de retina, que permiten recuperar parcialmente la visión.
El marcapasos cardíaco es otro dispositivo crítico que regula los latidos del corazón en pacientes con arritmias. En Costa Rica, el “Proyecto Cyborg”, impulsado por el INA y la CCSS, ha beneficiado a pacientes de neurocirugía del Hospital México con implantes 3D de materiales biocompatibles, demostrando la capacidad del país para ofrecer soluciones médicas innovadoras basadas en tecnología avanzada.
El CyberKnife permite tratar tumores cancerígenos sin ser invasivos en hasta cinco sesiones ambulatorias. Según el Dr. Jovel Rojas, el Centro de Radiocirugía Robótica es el único en Centroamérica que ofrece este tratamiento.
A medida que los avances en tecnología cyborg se vuelven más comunes, surgen preguntas sobre el futuro de la medicina. El debate gira en torno a si se moverá hacia un enfoque humanoide, donde los componentes artificiales reemplazarían funciones humanas, o hacia un modelo híbrido, donde lo biológico y lo mecánico se integren de manera complementaria. Si bien los cyborgs pueden ofrecer soluciones superiores a problemas médicos complejos, también plantean riesgos como la pérdida de identidad o la discriminación hacia quienes eviten adoptar estas tecnologías.
El escenario híbrido plantea dilemas éticos. Uno de los principales es el consentimiento informado y la autonomía de los pacientes. A medida que los dispositivos médicos avanzados se conectan a redes externas, ¿quién debería tener control sobre ellos? Un marcapasos conectado a internet, por ejemplo, podría poner en riesgo la privacidad y el bienestar de los pacientes si sus datos son manipulados por terceros.
Otro dilema es el de la identidad personal. A medida que la tecnología se integra en el cuerpo humano, se cuestiona hasta qué punto los usuarios siguen siendo completamente humanos. Esto genera incertidumbre sobre cómo la sociedad aceptará a quienes modifiquen sus cuerpos.
El acceso equitativo a estas tecnologías es otro desafío. También preocupa el uso poco ético de estas tecnologías, como la creación de “superhumanos” que podrían generar competencia desleal en el trabajo o en los deportes.
Sin embargo, estas tecnologías tienen un enorme potencial para mejorar la calidad de vida. Investigadores de la Universidad de California han desarrollado un sistema inmunológico cyborg capaz de detectar y destruir
bacterias en el torrente sanguíneo. Estas innovaciones están transformando la medicina moderna, ofreciendo soluciones que, aunque plantean desafíos, también prometen revolucionar la atención médica y mejorar la vida de muchas personas.