OTROS MUNDOS Sesión III
Al hablar sobre la caracterización, tocamos el tema de los grandes narradores rusos del siglo XIX e inicios del XX: Tolstoi, Dostoievsky, Gorki, Pushkin, quienes dominaron el arte de hacer un largo y detallado desarrollo del personaje central de la historia y estampas igualmente ricas en detalles de personajes secundarios a la trama. Esta forma de narrar es mucho más propia de la novela y es plenamente apreciable en obras como Eugenio Oneguin (Pushkin), La muerte de Iván Ilich (Tolstoi), o Crimen y Castigo (Dostoievsky). El cuento, sin embargo, deja poco espacio para hacer descripciones tan largas y floridas como las de este período dorado de la literatura rusa (cuyo rastro se mantiene y sigue siendo retomado por autores contemporáneos); en lugar de ello, el cuento suele dedicar su atención a escenarios y acciones que son detonadoras de la trama, haciendo un énfasis en los personajes sólo en los rasgos que son útiles al motor de la historia. Por ejemplo, si el meollo de la trama es una situación que pondrá a prueba las manías o neurosis de un personaje, los rasgos que habrán de resaltarse de él son precisamente los que ilustren cuán maniático o neurótico puede llegar a ser, cuidando siempre el ilustrarlo mostrándolo al lector en acciones (el personaje se lava constantemente las manos, desinfecta utensilios, manifiesta fobias) que diciéndolo abiertamente (x personaje era un neurótico). Tanto en la novela como en el cuento, el propósito es llevar la trama hacia adelante, haciendo que las acciones de todos los personajes tengan una reacción de la historia (ya sea a través de personajes antagónicos o de consecuencias naturales de sus actos, como lanzarse a un barranco, o mojarse en la lluvia en invierno). La diferencia es que en el cuento, las consecuencias y reacciones deberán ser mucho más inmediatas y mucho más contundentes, en razón de la brevedad y efecto que se buscan en este género. En la novela pueden plantearse conflictos en el primer capítulo cuyas consecuencias no se verán sino hasta el 19 o 20, sin que esto deba conflictuar al lector. Habiendo tocado ya para esta sesión los temas referentes al ritmo, el tono, la elaboración de personajes y la creación de atmósfera, diseñamos un ejercicio consistente en la selección por cada tallerista de un refrán, mismo que debería convertirse en una narración, tomando como eje central la enseñanza contenida en el mismo. Así, por ejemplo “No por mucho madrugar, amanece más temprano”, pudiera ser una historia sobre un hombre que, a pesar de realizar muchos esfuerzos y preparativos para llevar a cabo un plan, ve frustrados sus propósitos por motivos cualquiera. El ejercicio se realizó en clase. Como trabajo para realizar en casa, se propuso un ejercicio llamado “inflar la nota”. Este consiste en seleccionar de un periódico cualquiera, una nota (recomendación: nota
policiaca) y crear alrededor de ella la narración imaginaria que hay detrás de la noticia. Así, podemos contar la historia que llevó a un hombre a asesinar a su esposa e hijos, la historia de un junior que planea su propio secuestro, de un ministro religioso que se fuga con los fondos de su congregación, etc. Sin lugar a dudas, el día a día en nuestro mundo frenético nos proporciona una infinidad de líneas temáticas, mismas que sólo necesitamos apropiarnos para desarrollar un ejercicio de ficción provechoso, que quizá desemboque en nuestro siguiente proyecto, en el tema que hemos estado buscando, o, en el peor de los casos, será un ejercicio que mantenga fuerte el músculo escritural. Lecturas recomendadas: 1.-La muerte de Iván Ilich, novela breve de León Tolstoi. 2.-Cómo se cuenta un cuento, de Gabriel García Márquez. 3.-El viejo y el mar, de Ernest Hemingway.