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Cadena de frío, cadena de valor

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Cuidamos la calidad de los alimentos, desde el comienzo

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Es crucial tomar medidas para mitigar el cambio climático y sus impactos en los océanos y la criósfera

Toda la vida en la Tierra depende directa o indirectamente del océano y de la criósfera (que se refiere a la parte de la Tierra donde el agua está congelada). El océano y la criósfera albergan hábitats únicos y están interconectados con el resto del sistema terrestre a través de intercambios de agua, energía y carbono a escala planetaria. Las proyecciones sobre cómo el océano y la criósfera reaccionarán ante las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global anticipan retroalimentaciones climáticas, cambios inevitables a escalas de tiempo que van desde décadas hasta miles de años, umbrales de cambios abruptos y un carácter irreversible. Teniendo en cuenta estas proyecciones, en 2016 los gobiernos solicitaron al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que preparara un informe especial sobre el océano y la criósfera. Este informe proporciona una evaluación integral de la situación actual del océano y la criósfera en el contexto del cambio climático, incluyendo sus impactos e implicaciones para el futuro. Se enfoca en cómo el cambio climático está afectando estos sistemas y cómo estos cambios a su vez tienen consecuencias ecológicas, sociales y económicas. El Reporte Especial sobre el Océano y la Criósfera en el Contexto del Cambio Climático (SROCC) es una valiosa fuente de información científica para ayudar a los responsables políticos y la sociedad en general a comprender los desafíos y tomar decisiones informadas para abordar el cambio climático y sus efectos en el océano y la criósfera.

El océano es una delgada capa de agua salada que cubre el 71% de la Tierra y contiene el 96% del agua del globo. Alberga la mayor diversidad biológica del planeta y es responsable de aproximadamente el 50% de la producción primaria bruta. También actúa como un termostato para la Tierra, absorbiendo y transformando una parte importante de la radiación solar que llega a la superficie del globo. Suministra vapor de agua a la atmósfera e intercambia calor con ella, dando forma al clima y la variabilidad climática terrestre en un amplio rango de escalas temporales, desde unas pocas horas hasta varios milenios. Mitiga los cambios climáticos al absorber casi todo el exceso de calor (89%) y una cuarta parte del CO2 producido por actividades humanas.

El océano recibe calor de la radiación electromagnética solar, principalmente en las regiones tropicales. Existe un constante intercambio de agua, energía y carbono entre la superficie del océano y la atmósfera en todas las latitudes donde el océano no está cubierto de hielo. El océano no es estático y las corrientes oceánicas redistribuyen el exceso de calor recibido en las zonas tropicales hacia latitudes más altas y hacia las profundidades del océano. Estos movimientos son más intensos en las altas latitudes, es decir, en las regiones polares, donde las aguas superficiales se vuelven más densas y se hunden, principalmente debido a las fuertes pérdidas de calor. La escala temporal de estos movimientos y redistribuciones es muy variable, desde una estación o un año en las regiones tropicales hasta una década en las capas superficiales y varios cientos, e incluso miles de años, en las capas profundas.

El transporte mundial de calor, agua dulce y carbono proporcionado por los océanos no sólo es comparable en tamaño a los flujos operados por la atmósfera, sino que el océano es el principal reservorio de estas propiedades para la atmósfera. El continuo intercambio de estas propiedades entre el océano y la atmósfera, así como su almacenamiento en el océano, hacen de este último un regulador esencial del clima y la variabilidad climática a todas las escalas temporales (desde minutos hasta milenios), extendiendo así la previsibilidad del sistema terrestre a estas escalas. Los sistemas de pronóstico estacional y decenal se basan principalmente en la precisa predicción de los modos de variabilidad rápida y lenta del océano y su papel en la modulación de la atmósfera. Para garantizar la fiabilidad y utilidad de las predicciones, los modelos deben ser inicializados con observaciones del océano.

Impactos Del Cambio Clim Tico

El óceano ha absorbido más del 90% del exceso de calor acumulado en el sistema climático. De aquí a 2100, habrá absorbido entre dos y cuatro veces más calor que en los últimos 50 años si el calentamiento global no supera los 2°C, y hasta cuatro a siete veces más si las emisiones son más altas. Debido al aumento de las temperaturas oceánicas, la mezcla entre las capas de agua está limitada, al igual que el suministro de oxígeno y nutrientes que favorecen la vida marina. Además, el océano ha absorbido entre el 20% y el 30% de las emisiones de dióxido de carbono de origen antropogénico en los últimos 40 años, lo que ha provocado su acidificación. El calentamiento de los océanos, la desoxigenación y la acidificación, junto con los cambios en las reservas de nutrientes, ya están afectando la distribución y abundancia de la vida marina en zonas costeras, en alta mar y en el fondo de los océanos.

Estos impactos en el ecosistema marino tienen consecuencias significativas para la biodiversidad, la cadena alimentaria y los recursos pesqueros. Además, la acidificación del océano puede afectar negativamente a los organismos marinos con conchas o esqueletos de carbonato de calcio, como corales, moluscos y algunos tipos de plancton, ya que difi- culta su capacidad para formar y mantener sus estructuras. La protección y conservación del océano y sus ecosistemas se han vuelto más críticas que nunca, y es necesario tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y abordar los desafíos planteados por el cambio climático para garantizar la salud y sostenibilidad de los ecosistemas marinos y la vida que depende de ellos.

Pruebas científicas incontrovertibles demuestran que esto tendrá importantes repercusiones en los ecosistemas, las sociedades y las economías. El calentamiento de los océanos y los cambios en la química marina ya están causando perturbaciones en la cadena alimentaria o red trófica oceánica, lo que a su vez afecta a los ecosistemas marinos y a las personas que dependen de ellos. Las poblaciones que dependen en gran medida de los productos del mar podrían enfrentar en el futuro riesgos para su salud nutricional y seguridad alimentaria.

El nivel del mar ha aumentado aproximadamente 15 cm durante el siglo XX debido al derretimiento de glaciares, la expansión de aguas oceánicas cada vez más cálidas y el aumento de aportes de agua provenientes del deshielo de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida. La creciente contribución de estas capas de hielo está acelerando la tasa de aumento del nivel del mar, que actualmente es de 3,6 mm por año. Estos cambios tienen consecuencias significativas para las comunidades costeras, las infraestructuras, la biodiversidad marina y el equilibrio de los ecosistemas acuáticos. A medida que el nivel del mar continúa aumentando, se prevé que las inundaciones costeras, la intrusión salina y otros efectos adversos afecten a millones de personas que viven en zonas bajas y cercanas a la costa. Es crucial abordar estos desafíos y tomar medidas para mitigar el cambio climático y sus impactos en los océanos y la criósfera, a fin de proteger la biodiversidad marina, garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de las comunidades costeras y salvaguardar los valiosos servicios ecosistémicos que los océanos nos brindan.

El nivel del mar continuará aumentando en los siglos venideros debido al calentamiento global y al deshielo de los glaciares. Las proyecciones científicas indican que, incluso si se toman medidas significativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, el nivel del mar podría aumentar aproximadamente entre 30 y 60 cm para el año 2100. Sin embargo, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan sin control, el aumento del nivel del mar sería mucho mayor, alcanzando entre 60 y 110 cm para el año 2100, continuando su aumento en los siglos venideros. El aumento del nivel del mar no será uniforme en todo el planeta, sino que variará según las regiones. Además del cambio climático reciente, pueden existir factores locales o regionales que acentúen el ritmo de aumento del nivel del mar en ciertas áreas. Esto puede incluir procesos como el hundimiento de tierras, corrientes oceánicas u otros fenómenos geológicos y oceanográficos específicos de una región determinada.

Es imprescindible tener en cuenta estas proyecciones sobre el aumento del nivel del mar para comprender mejor y planificar las medidas de adaptación y mitigación necesarias para enfrentar los impactos del cambio climático en las zonas costeras y las poblaciones que viven allí. El aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas resultarán en un aumento de la frecuencia de variaciones extremas del nivel del mar, que ocurren durante las mareas de tormenta. Esto aumentará los riesgos para muchas pequeñas islas y ciudades costeras de baja altitud. Además, la intensificación de los vientos y las lluvias durante los ciclones tropicales exacerba las variaciones extremas del nivel del mar y los riesgos costeros, como las olas de tormenta. Sin una inversión masiva en adaptación, las regiones de baja altitud estarán expuestas a un mayor riesgo de inundación y algunas, especialmente las naciones insulares, probablemente se volverán inhabitables debido a los cambios en el océano y la criósfera relacionados con el clima. Es difícil predecir cuándo ocurrirá esto en muchas regiones. Un ritmo y nivel de cambio más limitados en los océanos y la criósfera dejarían más oportunidades para adaptarse.

Las olas de calor marinas son otro tipo de fenómenos extremos que han aumentado en frecuencia e intensidad desde principios de la década de 1980. Estas olas de calor se caracterizan por tener una temperatura extremadamente alta de la superficie del mar, que puede durar desde unos días hasta varios meses y extenderse a lo largo de miles de kiló-

El calentamiento marino tendrá consecuencias significativas, incluyendo muertes masivas de especies costeras metros. En el contexto de un futuro calentamiento causado por la actividad humana, se espera que las olas de calor marinas aumenten aún más en duración, intensidad, frecuencia y extensión espacial. Las proyecciones indican que, en un escenario de calentamiento de 2 °C, la frecuencia de las olas de calor marinas será 20 veces mayor que en los niveles preindustriales. Este calentamiento marino tanto moderado como extremo tendrá consecuencias significativas, incluyendo muertes masivas de especies costeras y un blanqueamiento generalizado de los arrecifes de coral, así como desplazamientos de las poblaciones de peces que reducirán los volúmenes de pesca. Estos impactos afectarán negativamente la biodiversidad marina y los ecosistemas costeros, así como las comunidades que dependen de los recursos pesqueros. Las olas de calor marinas son una manifestación más del cambio climático en los océanos y subrayan la importancia de tomar medidas urgentes para abordar el calentamiento global y proteger los frágiles ecosistemas marinos y sus recursos.

Comprender Para Actuar

La evaluación realizada por el Reporte Especial sobre el Océano y la Criósfera en el Contexto del Cambio Climático resalta los beneficios de una política de mitigación ambiciosa y una adaptación efectiva para el desarrollo sostenible, y, por el contrario, los costos y riesgos que aumentan con la prolongación de la inacción. El conocimiento puede tener un impacto real. Para preservar el océano del cual todos dependemos es posible llevar a cabo varias acciones simultáneas: una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero acompañada de respuestas integradas, incluida la restauración de hábitats costeros oceánicos degradados y una gestión prudente de los recursos oceánicos. La valorización de un conjunto común de conocimientos sobre el cambio climático y el aprovechamiento de los conocimientos locales, autóctonos y científicos son propicios para sensibilizar al público, comprender y aprender socialmente sobre las especificidades de los riesgos locales y las posibles respuestas para enfrentarlos. El ejercicio de una vigilancia continua a largo plazo, el intercambio de datos, información y conocimiento y la mejora de las previsiones adaptadas al contexto, especialmente a través de sistemas de alerta temprana que permitan prever episodios de El Niño/La Niña, ciclones tropicales y olas de calor marinas más intensas, pueden facilitar la gestión de los efectos negativos de los cambios en los océanos.

EXTRAÍDO DE:

Boletín de la Organización Meteorológica Mundial. Vol. 70 (1) 2021

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