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Cine e Historia. Oportunidad para la reflexión // Abel Moreno López

Luego de poco más de 10 años de mantener en actividad un cineclub privilegiando los temas históricos, bien puedo afirmar que la cotidiana observación de obras cinematográficas, si bien proporciona una buena dosis de entretenimiento, también brinda un amplio cúmulo de información y, sobretodo, ofrece una gran oportunidad para la reflexión. Entre 2004 y 2007, con la autorización de las autoridades del Congreso del Estado, se estableció el cineclub que se denominó Cine en el Archivo. Semana a semana, los jueves a las cuatro de la tarde, se realizaban proyecciones de contenido histórico, político y social utilizando la sala del Archivo y Biblioteca, que nos permitía habilitar un espacio primero para cuarenta personas y posteriormente para veinte, dada la remodelación que se realizó en esa legislatura. Las películas, en formato DVD y muchas aún en VHS, pertenecían al acervo de quien esto escribe.

Si bien el público objetivo era en principio el personal del propio congreso, también se extendían invitaciones a diversas personas de otros ámbitos. Pronto el cineclub, además de sus objetivos de entretener, informar y mover a la reflexión, también pudo ser otra fuente de interacción del congreso con la sociedad. Ahí se pudieron proyectar y recrear un sinnúmero de cintas, destacando entre ellas un gran número de películas mexicanas, algunas muy conocidas, sobre todo gracias a la televisión, y otras de más escasa circulación: Vámonos con Pancho Villa, El compadre Mendoza, Memorias de un mexicano, La sombra del caudillo, Rosa blanca, Cuartelazo, Cananea, Canoa, Los caifanes, entre muchas otras, ocuparon las tardes de los quizás pocos, pero muy fieles seguidores del Cine en el Archivo. De la cinematografía internacional se proyectaron ahí cintas como Ángeles de hierro (voto femenino en EUA), Ciudadano Kane, Casablanca, Lo que el viento se llevó, Todos los hombres del presidente, El Álamo, Cuarto poder, Stalin, Sacco y Vanzzetti, entre otras.

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Años después, en 2009, ante la observación de que había poca actividad en el estado respecto a la próxima conmemoración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, con el apoyo de los buenos amigos de la Sociedad Cultural Regiomontana, en ese entonces dirigida por Erasmo Torres, y sobre todo de los amigos cenecistas Juventino Saldaña Muñiz y Humberto García Sosa, se pudo iniciar en el mes de octubre de aquel año lo que entonces llamamos el Cine del Bicentenario, durante el cual se hicieron proyecciones de películas mexicanas y sudamericanas relacionadas con los hechos nacionales y latinos que se conmemoraban. Ahí en la Casa del Campesino, un recinto de por sí histórico, se disfrutó de una cincuentena de películas nacionales y latinoamericanas: La virgen que forjó una patria, Nuevo Mundo, La independencia de México, La libertadora del Libertador, El padre Morelos, El rayo del sur, cintas sobre Sucre, O’higgins y Artigas, así como las películas sobre la revolución mexicana, los Zapata de Elia Kazan, Felipe Cazals y la miniserie de Argos; Presentando a Villa, Cuando Viva Villa es la muerte, La muerte de Villa, La banda del automóvil gris, El principio, Reed México insurgente, entre otras.

En 2011, siguiendo la inercia de las actividades que se habían promovido y realizado como Grupo Cultural Bicentenario, se creó la que inicialmente se llamó Red Cultural Nuevo León, que tuvo que cambiar de nombre al hacerse su formalización como asociación civil, adoptando la denominación definitiva de Cadena Ciudadana de la Cultura. Una de las primeras actividades de la nueva organización ciudadana fue establecer el Ciclo de Cine e Historia, logrando el apoyo de la Red Estatal de Bibliotecas, que permitió tener como sede el auditorio de la Biblioteca Central del Estado “Fray Servando Teresa de Mier”, espacio que se sigue ocupando hasta la fecha. Las funciones son todos los miércoles a las 5 de la tarde.

En estos 7 años, solo interrumpidos en los periodos vacacionales del personal de la Biblioteca, se han realizado alrededor de 300 proyecciones, entre ellas temas como: Heredarás el viento (la Biblia vs. Darwin), La sal de la tierra, La batalla de Argel, El triunfo de la voluntad (producción de Hitler), Sigmund Freud, El día que Nietzsche lloró, El libertador, Bolívar soy yo, Arráncame la vida, El diputado, Ni Dios, ni patrón ni marido, Las sufragistas, Clara Campoamor, Churchill, Ha vuelto, Marx en el Soho, Fidel, Evita, Héroes sin patria, Hidalgo, la verdadera historia, Napoleón, Juárez, entre muchas otras.

Adicionalmente, en 2014 y 2015 se programaron en recintos alternos la celebración de ciclos específicos de películas, destacando uno sobre la Eterna Lucha de las Mujeres, otro con películas sobre Educación Especial y uno más llamado El Cine de las Elecciones. En todo tiempo, a través de cada función, de cada proyección, se ha tenido la oportunidad de interactuar con el público asistente en un marco de apertura, tolerancia y respeto a las diversas formas de interpretar el contenido temático y, en general, toda la película. La presentación de la amplia diversidad de temas, personajes, ideologías, regiones, razas, épocas, entre otros factores, permite que quienes asisten a estos eventos culturales, así como los propios organizadores, resulten enriquecidos en conocimiento, información, e incluso en generación de dudas y controversias, pero particularmente permite que sean movidos hacia la reflexión sobre las historias cinematográficas, sobre la evolución humana, política y social; sobre cómo cada historia, cada relato, podría tener influencia o aplicación ante la realidad que se vive o cómo ésta se ve reflejada en la pantalla.

Es necesario reconocer que el impulso dado, que sin duda continuará, de esta actividad de difusión del cine y de la historia, proviene no de una formación académica o un conocimiento amplio sobre estas disciplinas, más bien ha surgido de la propia experiencia y del deseo de compartir con los demás estos recursos que muy poca utilidad tendrían almacenados después de haberse visto una sola vez. También proviene del deseo de generar la interacción entre los espectadores y la creación de nuevos públicos interesados en el arte de la cinematografía y la disciplina de la historia.

No ignoramos que entre el cine y la historia hay referentes que los acercan y los alejan, unos los hacen ver como complementos entre sí, pero también existe un gran debate entre estas dos importantes actividades humanas. Preguntas tales como si el cine favorece la comprensión histórica o la deforma, o controversias entre el relato histórico literario u oral y el relato en lenguaje cinematográfico, que ante la necesidad de sintetizar escénicamente los hechos históricos mutila fragmentos para unos elementales y para otros, superfluos, son algunos aspectos presentes siempre que, como preludio de la reflexión, debe presentarse y superarse el debate.

Así, entre los puristas del cine y los no menos rígidos de la historia (y también viceversa), que a menudo se desgarran ahuyentando la reflexión, siempre habrá que revalorar la intencionalidad de cada disciplina por entregar un producto que pueda servir a los objetivos señalados inicialmente, como son entretener, brindar conocimiento, proporcionar información y, desde luego, mover a la reflexión. Esa también es la intención que se ha tenido al promover estos espacios de difusión del cine y de la historia.

Hoy, Cine e Historia es el cineclub ciudadano de Monterrey. Ignoramos el impacto y beneficio que se pueda haber logrado con esta labor, pero estamos seguros de que cada vez que nos sea posible, seguiremos convocando a una nueva función y, como ahora cada miércoles, con o sin calor o frío, a las cinco de la tarde estaremos dando play a nuestro dispositivo, deseando disfruten la función y quedando a sus órdenes para atender sus comentarios sobre la película: Los esperamos. Entrada Libre.

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