Opinión
PARADOJAS DE LA COMPETITIVIDAD NACIONAL La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante. Kierkegaard
C POR: ANDRÉS ESPINOSA, Fenwarth CEO de Inverdies Profesor de la Universidad Sergio Arboleda
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REVISTA A
olombia es un país de contrastes maravillosos, y al mismo tiempo, tierra fértil de pasmosas incongruencias. Por un lado, nos asombra la majestad de su inmensa geografía de mares, ríos, valles y montañas con picos de nieves perpetuas, topografía enclavada en el corazón tropical de las Américas. Y por el otro, nos sorprenden sus increíbles y preocupantes inconsistencias, relacionadas con la competitividad y la productividad internacionales, que examinaremos a renglón seguido desde la perspectiva nacional. Así pues, abordaremos, primero, el Informe de Competitividad Global 2014-2015, elaborado de manera continua desde hace más de 30 años por el Foro Económico Mundial, con sede en Suiza. Luego escudriñaremos los resultados de productividad del The Conference Board Economy, reconocido organismo independiente no gubernamental de origen estadouniden-
se, fundado en 1916 y especializado en información e investigación empresarial. Para comenzar, es preciso tener en cuenta que la participación de la economía colombiana a nivel mundial es del 0,61 por ciento, con lo cual nos ubicamos en el puesto 28 en el escalafón mundial entre 144 países. El tamaño del mercado doméstico y el nivel del Producto Interno Bruto, PIB, de 527 mil millones de dólares, confirman este respetable lugar entre pares. Colombia despliega, no obstante lo anterior, el puesto 66 en el Indice de Competitividad Global 2014-2015. Ahora bien, Colombia ocupa la primera posición en materia de control de la inflación, en compañía de 55 economías, logro que debe atribuírsele por entero a la política monetaria del Banco de la Republica y su sólida estrategia de inflación objetivo, que nos permiten tener una inflación baja y estable. Este incuestionable aporte del Emisor nos pone al frente de las grandes ligas económicas a nivel global.
Octubre 2014
Paradojas de la competitividad nacional
Para continuar nuestro recorrido por el lado positivo de la competitividad, es fundamental reconocer los prodigiosos avances en lo que atañe a la protección al capital extranjero evidenciados en los últimos diez a doce años, cuyo sexto lugar entre 144 naciones, nos permite sacar pecho al lado de Estados Unidos, Israel y Malasia. Este resultado explica, en alto grado, el auge de la inversión extranjera directa del mencionado periodo, la cual pasó de 1.720 millones de dólares en el 2003 a 16.355 millones de dólares en el 2013; la tasa de crecimiento en la década fue de 851 por ciento; la inversión extranjera directa ascendió a 101.860 millones de dólares en estos 10 años, cifras, todas, impresionantes para cualquier estándar, local, regional o mundial. Al examinar los 12 pilares que sustentan las mediciones comparativas de la competitividad global del Foro Económico suizo, sobresale el ámbito macroeconómico, con el meritorio puesto 29, resultante de la favorable valoración del déficit gubernamental y de la deuda externa como porcentajes del PIB, la baja inflación y la calificación de riesgo, con grado de inversión, de nuestro país. Predomina, igualmente, la solidez del sistema bancario, con el puesto 30. No nos va tan bien, sin embargo, en materia de ahorro, dado que nos ubicamos en el lugar 62, ni en innovación donde nos desplomamos al puesto 77 entre 144 países. Al pasarnos al lado oscuro de la competitividad y la productividad nacionales, nos encontramos con otra realidad, como si fuera otro país. Colombia aguanta estoicamente una pléyade de instituciones débiles en la esfera pública y privada, factor que nos coloca en el lugar 111; nuestro país sufre, estupefacto, como adormecido, por los elevados niveles de corrupción, que nos empujan al puesto 123; y sobrelleva la desviación de los fondos públicos, que nos dejan en el sitio 125 en la clasificación global. El terrorismo y el crimen organizado también nos golpean fuertemente y nos hunden al lugar 139 entre 144 naciones. En nuestro país, los impuestos desincentivan el trabajo, fenómeno que nos coloca en la posición 122. La deficiente calidad de la educación primaria nos deja en el puesto 121; en ciencias y matemáticas, nos enredados en el lugar 109. Finalmente, la legendaria carencia de infraestructura nos deja postrados entre los peores del mundo en el rincón 108 entre 144 países.
En nuestro país, los impuestos desincentivan el trabajo, fenómeno que nos coloca en la posición 122. La deficiente calidad de la educación primaria nos deja en el puesto 121. Al examinar los datos de productividad del 2013, generados por The Conference Board Economy, nos encontramos con una preocupante realidad, que muestra que tan productivos –o improductivos- somos como país respecto del tamaño de nuestra economía. En efecto, Colombia ostenta, conjuntamente con Brasil, una productividad, medida como PIB por hora, de 11 dólares, la más baja del mundo. En efecto, la productividad promedio de Norteamérica es de 59 dólares; de 50 dólares en Europa occidental; de 45 dólares en Oceanía; de 26 dólares en Asia y de 19 dólares en América Latina. De lo anterior se deduce que los regímenes de planeación y de competitividad nacionales no generan aún las condiciones exigidas de competitividad sostenible y productividad laboral para que nuestro país avance rápidamente a estadios superiores de prosperidad y desarrollo económico y social. Mirando hacia adelante para vivir la vida -como sugiere Kierkegaard- la continua mejora en la competitividad y la productividad deberían ser, en consecuencia, el eje central de las políticas públicas de Estado y de la órbita empresarial para el inmediato futuro.
Al examinar los 12 pilares que sustentan las mediciones comparativas de la competitividad global del Foro Económico suizo, sobresale el ámbito macroeconómico, con el meritorio puesto 29, resultante de la favorable valoración del déficit gubernamental y de la deuda externa como porcentajes del PIB, la baja inflación y la calificación de riesgo, con grado de inversión, de nuestro país.
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