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Puerta de embarque, por Pablo Trochon. San Pablo

Parque Ibirapuera.

patinadores, largas florestas, en el pabellón Cicillo Matarazzo. Esta admirable muestra de arte contemporáneo bianual favorece una verdadera democratización del acceso a los bienes culturales en su gratuidad, algo no menos importante si consideramos la calidad curatorial que la caracteriza. De todas mane ras, el pelaje de una oferta que suele rondar los mil artistas es, como puede imaginarse, bastante irregular.

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Parque Ibirapuera

Este pulmón verde merece su propio apartado, no sólo por sus 158 hectáreas de naturaleza, sus tres lagos artificiales, sus espacios deportivos y culturales para exposiciones, así como conciertos y un puñado de monumentos, sino porque es un sitio ideal para relajarse, descansar e incluso tomar sol. Un pulmón y un refugio necesario al frenesí citadino.

Beco do Batman

Llamado así por el mítico personaje estampado en una de sus paredes en los años ochenta, este entramado de callejuelas salpicadas de murales que se sobreponen los unos a los otros es un auténtico museo de arte urbano al aire libre en constante ebullición.

Por Gabriela Gómez

Fotos: Andrea Sellanes

Verano a todo teatro en la Sala Verdi

Desde hace un buen tiempo, en los meses de verano la actividad teatral decae bastante en Montevideo, ya sea por la poca presencia de público o por el descenso en la oferta de espec táculos; pero eso no sucede en la Sala Verdi.

El responsable de este gran movimiento artístico es su director, Gustavo Zidan, quien se ha preocupado por elegir espectáculos con estéticas que no son frecuentes en la cartelera montevideana y que apuestan por nuevos lenguajes en lo que a espectáculos internacionales se refiere. Afirma que en los nueve años que hace que administra la sala no se han asociado con espectáculos comerciales o figuras mediáticas, y han buscado dimensionar los espectáculos a escala humana, despojándolos de grandes puestas en escena e inclinándose por un fuerte contacto con el espectador. Además de lo que hace a la calidad artística de las programaciones de los festivales, se han hecho grandes avances en la infraestructura, en una sala que fue fundada en 1895 como sala de música. Hoy podemos disfrutar de grandes adelantos e inversiones en la iluminación, nuevas butacas y aire acondicionado, elementos que la hacen más confortable.

Además, y como resultado de una investigación realizada por un equipo de restaurado

Kassandra.

res, con el apoyo de la Embajada de Suiza, se encontró en las paredes de la sala evidencia de pinturas del artista suizo Martino Perlasca, bajo algo más de seis capas de pintura. Estos trabajos se continuarán, ya que también se hallaron murales y lienzos de este artista en la Catedral de San José, el Palacio Santos y el Club Uruguay.

La temporada veraniega para esta sala comenzó el 4 de enero y se extendió hasta el 2 de febrero con la octava edición de Montevideo de las Artes, con la presentación de veinticuatro grupos nacionales, productos artísticos de dramaturgos que se han destacado en la cartelera local. Estos espectáculos se exhibieron, con entrada gratuita, en la propia Sala Verdi, en el Centro Cultural Florencio Sánchez, en el Centro Cultural Terminal Goes y en el Espacio de Arte Contemporáneo. Casi superponiéndo

se a este festival, desde el 1º hasta el 15 de febrero, por sexto año, fuimos parte de la gira latinoamericana del Festival Temporada Alta de Girona (que se extendió a las ciudades de Buenos Aires y Lima), con la presencia de ocho espectáculos de Argentina, España, Francia y Portugal. El festival comenzó con Perdón, del dúo Sutottos, de Argentina, una comedia que se transforma en una especie de manifiesto a favor de la infancia y de la resistencia a transformarse en adulto y cumplir con los roles que esto conlleva. Algunos espectáculos europeos tuvieron como denominador común el tema de la inmigración; Carta rechazada, una obra de Portugal, y Bello final, de Francia, se valen del recurso del teatro documental y la autoficción, tan utilizada por el dramaturgo uruguayo Sergio Blanco, quien aparece en este festival a través de la mirada que el dramaturgo Sergi Belbel hizo de su monólogo Kassandra, protagonizado por Elisabet Casanovas y que fuera estrenada en Uruguay por Roxana Blanco. El cierre estuvo a cargo del Grupo Mínimo, con su Que todas las vaquitas de Argentina griten mu , una obra del off porteño, con el eje puesto en el destino ineludible del fracaso en tres estructuras que van desde los personajes de La Ilíada, pasando por el grotesco criollo con los inmigrantes italianos que prueban suerte en el campo argentino, y una tercera parte que comprende el set de filmación de una película en los años setenta, con una estrella en decadencia que se ve desplazada por la figura juvenil del momento. Buenas actuaciones, dinamismo y humor fueron los componentes de esta obra, un teatro que siempre asombra de este lado del charco.

La tercera propuesta de la Sala Verdi es la tercera edición del Festival Cercanías. Teatro Litoraleño en Montevideo, que va desde el 17 al 28 de febrero. Como se expone en el número 2 del periódico Contenidos –la publicación que brinda la sala a sus espectadores–, esta denominación tiene varios sentidos: por un lado, “las características espaciales de los espectáculos […] que requerían un contacto muy cercano con el público”, y, por otro lado,

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