19 minute read

Centenario de Idea Vilariño

El poema que la escribe

A cien años del nacimiento de Idea Vilariño, una de las poetas universales en lengua española, se sucedieron varios homenajes: mesas redondas, se recordó su relación con el tango, la exhibición del documental Idea* de Mario Jacob, un sello conmemorativo en el marco de la serie Mujeres notables, y el proyecto “Poemas recobrados” –a cargo del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional– con el objetivo de rescatar todos los poemas que la poeta no incluyó en su Poesía completa.

Advertisement

Archivo Biblioteca Nacional. Colección Idea Vilariño.

Por Nelson Díaz

La foto muestra a una mujer bella, de cara angulosa, vestida con una gabardina negra y cierta saudade en su mirada. La imagen, del fotógrafo polaco Michel Sïma, se transformó en su foto “oficial” y recorrió, al igual que su poesía, el mundo.

Idea Vilariño nació el 18 de agosto de 1920 en Montevideo y falleció el 29 de abril de 2009. Una de las mayores exponentes de la Generación del 45, fue periodista, ensayista, crítica literaria y dueña de una ars poetica que la convirtió en una de las voces más personales de la literatura uruguaya y con mayor proyección internacional. Una breve reseña biográfica da cuenta que nació en una familia de clase media y culta. Su padre, Leandro, fue un poeta que no editó en vida. Al igual que sus hermanos –Numen, Poema, Azul y Alma–, ella estudió música. Acaso, desde esa arista se puede rastrear su inclinación por el tango y la composición. Escribió varias canciones, entre ellas ‘La canción y el poema’, musicalizada por Alfredo Zitarrosa, y ‘Los orientales’ y ‘Ya me voy pa’ la guerrilla’, ambas musicalizadas por José Pepe Guerra.

***

Desde muy joven Idea sabía que sería poeta. No solo así lo demuestran sus primeros textos, escritos cuando tenía diecisiete años, sino también el diario íntimo que la acompañó toda la vida y que comenzó a escribir a los dieciséis años. El volumen Diario de juventud (Editorial Cal y Canto) reúne lo escrito desde esa edad y hasta los veinticinco años, en una clara muestra de ello. Con edición, transcripción, estudios preliminares y notas a cargo de Ana Inés Larre Borges y Alicia Torres, el libro se transforma en un vehículo imprescindible para rastrear la génesis de la poeta.

En este sentido, en el texto ‘Las confesiones de Idea Vilariño o escribir el propio destino’, la periodista y crítica cultural Alicia Torres escribe: “En el Diario de juventud Idea se desplaza de lo anecdótico a la especulación intelectual, fija instantáneas huidizas y largas tiradas reflexivas que nos permiten ser testigos de una infancia feliz y protegida, y de una adolescencia y primera juventud rebosantes de sensualidad y expectativas […]. Pero aun en ese tiempo indulgente y promisorio aparece, aquí y allá, el presentimiento oscuro que hace la vida ardua, la frustración que empieza a percibirse por habitar un mundo mediocre y ajeno, el desconcierto en lugar de las certezas”.

Y tal como afirma Torres “[en el Diario de juventud] nos asomamos a sus primeros amores y a sus primeras decepciones, al gran amor prohibido, marca de fuego que tuerce y encrespa la senda de la vida; el otro amor, protector, comprensivo, pero ausente en exceso. Sabemos de las pérdidas cada vez más intolerables: las muertes tempranas de la madre y el padre, las enfermedades de sus hermanos y las propias, rebeldes, sucias, agraviantes: el cuerpo lacerado durante largas temporadas, el rostro desfigurado que se debía ocultar, tragedias y miserias que ponen entre paréntesis, acaso para mirar desde un lugar nuevo, el vicio narcisista de la fotografía, la complacencia en el propio cuerpo, la avidez por el elogio, el relato ambiguo de la impostura y la inmodestia”.

La decepción, el amor no correspondido, las pérdidas que suele propinarnos la existencia y la soledad que enfrentamos en un “pobre mundo” (expresión que remite a uno de sus poemarios publicado en 1966) serán los tópicos fundamentales en la obra de Vilariño. Esto aparece esbozado, y se profundizará con el paso del tiempo, en La suplicante, su primer libro, publicado en 1945. Para entender su misión irrenunciable al oficio de poeta, del que ya tenía idea en su juventud, hay que regresar al ya citado Diario de juventud. A manera de introducción, la crítica literaria e investigadora Ana Inés Larre Borges formula un título/pregunta que da en el centro de la diana.

El artículo se llama ‘¿Cómo nace un poeta? ¿Cómo se hace?’ y sostiene: “Al morir –el 28 de abril de 2009– Idea Vilariño dejó diecisiete libretas donde está escrito el Diario que llevó toda su vida. La primera entrada es del 6 de febrero de 1937 –sus dieciséis años– y la última del 19 de julio de 2007, un mes antes de cumplir 87 y dos años antes de su muerte. Si el recuerdo de Idea –de su presencia raramente ausente– está todavía cercano y su poesía se lee y su leyenda crece, su iniciación como poeta es un enigma. No está apenas lejos, sino perdida. Su recuperación es tal vez la mejor promesa de este Diario de juventud. […] Entre su adolescencia y su primera juventud este Diario muestra a una Idea Vilariño que evade los atributos más visibles y previsibles de su mitología. Da cuenta de una vida anterior a su integración al grupo generacional del 45 y a su irrupción en el campo intelectual uruguayo. Habita un antes de la aventura de Marcha, de su profesión docente y de la militancia política pública. En este Diario Idea es todavía una poeta inédita y está lejos aún la legendaria relación con Onetti que, con su complicidad, redujo a una ecuación su vida amorosa. Por eso puede decirse que estas páginas desvelan a una desconocida”.

Vuelvo al comienzo. La mirada triste. Lacónica. Intentando comprender el mundo hace que Idea Vilariño, pese a su poética intimista desde el yo, se transforme en una lejanía. Nos acercan sus poemas. Nos sentimos identificados. Su

Poema inédito.

Cédula de estudiante, 1937.

Un poema, una confesión

Promediando 1950, en una de las presentaciones de la revista Número, Vilariño –que la había fundado junto con Mario Benedetti, Manuel Claps y Emil Rodríguez Monegal– conoció a Juan Carlos Onetti. Dicen que a partir de ese momento comenzó una relación pasional e intermitente, con explosivas rupturas, que se prolongó hasta 1974, aunque sus protagonistas mantuvieran en paralelo sus relaciones oficiales. Acaso sabían que su relación estaba condenada al fracaso. Hay una mítica entrevista realizada por María Esther Gilio a Idea Vilariño, donde la periodista se interesa por la relación entre ambos. Publicada en www.estandarte.com, compartimos con los lectores de Dossier un fragmento. María Esther Gillio: Yo pienso en tu poema ‘Ya no’ donde parecés dolerte de no saber cómo habría sido estar juntos, quererse, estar. La pregunta es, en definitiva, ¿querrías haber armado con él una pareja, compartir la vida de todos los días? Idea Vilariño: Yo no digo ahí que querría eso, sino que eso no podría ser. Él dijo en una entrevista que estaba enamorado de ti, pero que nunca sintió que tú estuvieras enamorada de él. Sí, sí, ya lo sé. Él me lo dijo a mí muchas veces. Cuando eso apareció en la entrevista que tú le hiciste y publicó la revista Brecha, me llamaron de todas partes para preguntarme. Yo me enojaba mucho con él cuando decía que no sentía que estuviera enamorada. “Con la cabeza lo entiendo, pero con esto no”, decía él y se tocaba el corazón.

¿Por qué pensás que no creía en tu enamoramiento? Porque yo muy a menudo decía “no”.

Y para él no hay amor sin sumisión. Seguramente. Pero yo no tenía más remedio que decir no, salvo que estuviera dispuesta a dejar que me pisara la cabeza. Pero además, no se trataba solo de amor. Era la manera de vivir. Nosotros nos contábamos todo, hablábamos de todo lo que nos pasaba, de lo que pensábamos y sentíamos con total libertad. Sin miramientos ni escrúpulos. Eso era algo que hacíamos bien, pero compartir la vida... Habría sido muy difícil. Yo no debí haberme enamorado nunca de Onetti. Era el último hombre que tenía que haberme gustado. Éramos dos personas absolutamente contradictorias.

¿Pero habrías escrito los poemas de amor que escribiste? Eso, quién puede saberlo.

Manuscrito de ‘Qué fue la vida’, primer poema de Nocturnos. En Las Toscas, 1966.

Libros

Su obra ha sido traducida a varios idiomas: italiano, alemán y portugués. Entre otras distinciones y reconocimientos, en 2004 recibió el Premio Konex Mercosur a las Letras, otorgado por la Fundación Konex de Argentina, como la más influyente escritora de la región.

Poesía

La suplicante (1945) Cielo cielo (1947) Paraíso perdido (Número, 1949) Por aire sucio (Número, 1951) Nocturnos (1955) Poemas de amor (1957) Pobre Mundo (1966) Poesía (1970) No (1980) Canciones (1993) Poesía 1945 - 1990 (1994) Poesía completa (Cal y Canto, 2000) Última antología (Cal y Canto, 2004)

Sobre su vida y su obra

Idea: La vida escrita (edición a cargo de Ana Inés Larre Borges, Editorial Cal y Canto, 2007) Diario de juventud (edición, estudios preliminares y notas a cargo de Ana Inés Larre Borges y Alicia Torres, Editorial Cal y Canto, 2013)

Ensayos

Grupos simétricos en la poesía de Antonio Machado (1951) La rima en Herrera y Reissig (1955) Grupos simétricos en poesía (1958) Las letras de tango (1965) El tango cantado (1981)

Traducciones

Raymond Queneau: El rapto de Ícaro (Losada, 1973) Jacques C. Alexis: Romancero de las estrellas (Arca, 1973) William Shakespeare: Hamlet, príncipe de Dinamarca (Ediciones de la Banda Oriental, 1974) Andrew Cecil Bradley: Macbeth, la atmósfera, las brujas (Editorial Técnica, 1976) William Shakespeare: Macbeth (Editorial Técnica, 1977) Guillermo Enrique Hudson: La tierra purpúrea (traducida junto con Jaime Rest, Biblioteca Ayacucho, 1980) Christine Laurent: Transatlántico (Adaptación de André Tachiné y Philippe Arnaud, traducción del francés de Idea Vilariño, Trilce, 1996)

rostro nos hechiza. Su mirada sigue siendo inaccesible para sus lectores. Nos mira e interpela. No podemos acceder a esa mirada, a esos ojos que miran más allá de nosotros. Más allá de ella misma. Tan esquiva como cuando respondía una entrevista. Hay un reportaje de Jorge Albistur, realizado en 1994, que integró un proyecto del desaparecido Instituto del Libro del Uruguay, cuyo director era entonces Julián Murguía, y que aparece por primera vez en Idea: La vida escrita.

Bajo el título “Entre la pasión y el escepticismo: Partida en dos”, Albistur le pregunta qué opina de los reportajes y sus esfuerzos por racionalizar cuanto tenga que ver con la poesía. Ella contesta: “Me resisto a contestar reportajes porque no sé hacerlo. Me interesan en extremo las respuestas de otros a quienes respeto o admiro o me gustan –o no–, pero me cuesta responder yo. Siento como si me fueran a acorralar con preguntas cuyas respuestas doy por sentadas o no quiero o no puedo dar. Me molesta hablar de mí como si eso fuera importante; me parece un acto de exhibicionismo. Una única vez había conseguido Benedetti que lo hiciera. Me obligaron la estima y la vieja amistad que nos une. Esta es la segunda; espero que salga bien”.

En otro tramo de la entrevista, Jorge Albistur le pregunta sobre cómo ve la identidad de la Generación del 45, desde la perspectiva del tiempo, e Idea responde: “Está bien eso de que integré un grupo de la Generación del 45 (de algún modo hay que llamar a lo que sucedió entonces en nuestra literatura), porque no hay que olvidar que estuvo hecha de grupos muy diferentes, nada más diferente que Asir, la revista que tú integraste, y de Número, que integré. Creo que entre todos rescatamos algunas cosas perdidas: un público, el interés por la literatura contemporánea; dimos a conocer nombres del país y del extranjero, creamos nuevos espacios, editamos autores nuestros”.

La extensa entrevista, donde recuerda a su padre y a su madre, Josefina Romani, a sus hermanos, habla sobre la poesía de Darío, de sus lecturas adolescentes (antes de ir al liceo) de Tolstoi, Gorki, Dostoiewski o Víctor Hugo. También de su “período de nihilismo” –como ella misma lo define– a los dieciocho años cuando tomaba clases de violín y leía a Freud, Nietzsche, Max Plank y De Boglie, deviene en cierto momento en el amor al que Idea definió alguna vez como “tristísima ciencia”.

“¿Hay manera de comunicar ese ‘conocimiento’ de amor que es a la vez vaciamiento de él, tal como parece revelarse en el corazón mismo de tu poesía?”, le pregunta Albistur. La respuesta de Vilariño es una definición exacta de su poesía y vale más que cualquier reseña crítica o monografía sobre su obra: “Sí, pero no digo exactamente que el amor sea ‘tristísima ciencia’. Digo más bien que lo estoy amando como lo amé otras tardes ‘con ciego amor/ con ira/ con tristísima ciencia’. Y explico: ‘más allá de deseos o ilusiones o esperas’ y esperando no obstante: es decir, que lo amé sabiendo. Eso era todo. No sé si puedo hablar de vaciamiento de amor. Nunca mentí en un poema. Pero hubo una especia de engaño, de equívoco, para quien leyera los Poemas de amor, que provienen de haber sido escritos casi siempre en el colmo del dolor o de la desesperanza. Y entonces las horas de pasión, de plenitud, de amor compartido, la espera colmada, apenas se mencionan. Tal vez la dicha no se escribe. Por lo menos en mi caso”.

A sus 19 o 20 años,(Archivo Biblioteca Nacional. Colección Idea Vilariño).

Ya no

Ya no será ya no no viviremos juntos no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quién fui por qué me amaron otros. No llegaré a saber por qué ni cómo nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives con quién ni si te acuerdas. No me abrazarás nunca como esa noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir.

Desnudez total

Ya en desnudez total extraña ausencia de procesos y fórmulas y métodos flor a flor, ser a ser, aún con ciencia y un caer en silencio y sin objeto. La angustia ha devenido apenas un sabor, el dolor ya no cabe, la tristeza no alcanza. Una forma durando sin sentido, un color, un estar por estar y una espera insensata. Ya en desnudez total sabiduría definitiva, única y helada. Luz a luz ser a ser, casi en amiba, forma, sed, duración, luz rechazada.

No supiste

Pobre mi amor creíste que era así no supiste. Era más rico que eso era más pobre que eso era la vida y tú con los ojos cerrados viste tus pesadillas y dijiste la vida.

Todo es muy simple

Todo es muy simple mucho más simple y sin embargo aún así hay momentos en que es demasiado para mí en que no entiendo y no sé si reírme a carcajadas o si llorar de miedo o estarme aquí sin llanto sin risas en silencio asumiendo mi vida mi tránsito mi tiempo.

Vive

Aquel amor aquel que tomé con la punta de los dedos que dejé que olvidé aquel amor ahora en unas líneas que se caen de un cajón está ahí sigue estando sigue diciéndome está doliendo está todavía sangrando.

Amor

Amor desde la sombra desde el dolor amor te estoy llamando desde el pozo asfixiante del recuerdo sin nada que me sirva ni te espere. Te estoy llamando amor como al destino como al sueño a la paz te estoy llamando con la voz con el cuerpo con la vida con todo lo que tengo y que no tengo con desesperación con sed con llanto como si fueras aire y yo me ahogara como si fueras luz y me muriera. Desde una noche ciega desde olvido desde horas cerradas en lo solo sin lágrimas ni amor te estoy llamando como a la muerte amor como a la muerte.

Con Ana Inés Larre Borges

“La hondura e hipnótica dolorosa belleza de sus versos va a trascender el tiempo, el espacio nacional e histórico”

Ensayista, crítica literaria y referente ineludible del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional, Ana Inés Larre Borges es una estudiosa de la obra y vida de Idea Vilariño y una “hacedora” de hermosos libros objetos como Idea: La vida escrita, Idea Vilariño. Diarios de juventud y el ineludible Marosa, estos dos últimos juntos a su “compinche” Alicia Torres.

A cien años del nacimiento de Idea Vilariño, ¿cómo definirías su aporte a la poesía uruguaya, su vigencia y su proyección internacional como una de las figuras más importantes de la Generación del 45?

Idea fue una gran intelectual uruguaya y jugó un papel importante en su generación. Eso todavía pesa, pero en verdad creo que su protagonismo en una etapa que cambió la historia intelectual de este país, a pesar de su importancia se va a ir poco a poco disolviendo, y lo que va a quedar es su poesía. Sus poemas van a quedar como sucede cada tanto con muy pocos poetas. La hondura e hipnótica dolorosa belleza de esos versos va a trascender el tiempo y el espacio nacional, histórico, porque le va a seguir hablando a hombres y mujeres de todas partes y de muchos tiempos. Creo que eso va a pasar.

Idea: La vida escrita, publicada por Cal y Canto, es un cuidado libro objeto cuyo concepto, coordinación y textos están a tu cargo. Reúne fotos, miradas de gente que la conoció y trató, poemas y correspondencia epistolar. ¿Cómo fue lograr reunir todo ese material?

La vida escrita se hizo durante 2007 y se publicó en diciembre. Idea todavía estaba viva y su gran contribución fue prestarnos sus álbumes de fotos y darnos fragmentos de su diario personal que se publicaron allí por primera vez. El libro se fue haciendo sobre la marcha, con muchísimo tiempo invertido, en diálogo con los materiales, un hallazgo sugería otro. Recuperamos, por ejemplo, la entrevista de Benedetti de 1971 que es muy buena y como sabía de la que le había hecho Jorge Albistur a pedido del Instituto del Libro, todavía inédita, se la pedí. Es una entrevista notable, un diálogo de poesía de gran nivel y –al mismo tiempo– claro como el agua. De modo que tiene mucho material muy bueno que se da a conocer por primera vez. Además se alinearon los astros. Me citó Arielito Collazo en el Sportman y me dijo que estaba trabajando con una imprenta buenísma que le estaba yendo muy bien y que querían hacer algo bueno que fuese una devolución al país. Yo ya tenía la idea del libro álbum, pero no los medios para hacerlo dignamente. Fue más que eso, porque tuvimos el diseño de Pablo Uribe que es un gran artista y que dialogó mucho con el material. Él fue quien me señaló cómo Idea “intervenía” todas sus fotos, si uno presta atención ve que hay trazos de birome en sus retratos, pequeñas marcas, que no solo escribe al dorso sino sobre la foto, y eso también lo fascinó a él. A mí también me gusta hacer libros que sean un bello objeto. La vida escrita está lleno de detalles, por ejemplo, los créditos de las fotos están puestos junto a una foto de Michel Sïma, el gran artista que hizo la foto de Idea en París, la clásica icónica foto de la gabardina. Y entonces para acompañar los créditos fotográficos pusimos una foto de Sïma en el mismo patio parisino donde se tomó la de Idea en 1954. Cosas así creo que hicieron la diferencia. Fue una linda aventura en la que nos acompañó Virginia Friedman que llevaba y traía las cosas de lo de Idea.

En Diarios de juventud, también publicado por Cal y Canto, trabajaste junto a Alicia Torres en la edición, transcripción y estudios preliminares de estos diarios que la poeta escribió entre sus 16 y 25 años. En el título de la introducción escribís: “¿Cómo nace un poeta? ¿Cómo se hace?”. Y el volumen nos muestra a una Idea antes de convertirse en la leyenda, la que se transformaría en una de las voces más importantes de lengua española. ¿Cómo fue esa construcción?

Hice esa pregunta con la esperanza de que esos diarios de juventud me dieran una respuesta, pero sentí un poco de frustración porque solo pude conjeturar algunas respuestas imperfectas. Estaba la influencia del padre, la de un Uruguay donde unas flamantes instituciones culturales, como el Sodre o el Taller Torres, eran un caldo de cultura para las artes y el intelecto de los jóvenes con vocaciones artísticas o intelectuales. Estaba también esa amistad nietzscheana con Manuel Claps, Sylvia Campodónico, el contacto con la filosofía, Idea ya no como una atenta lectora sino como discípula de Nietzsche. Pero era insuficiente. Ahora estamos prontos para comprender “de dónde viene” o “cómo se hizo” esta gran poeta. Y es que nos faltaban los poemas, ahora con la aparición de los Cuadernos, vendidos tan tristemente a Princeton, podemos empezar a ver esas influencias en acción sobre el papel, en la articulación de los versos, en los caminos que prueba y abandona o sigue. Sobre todo, en lo que domina primero y luego deja a un lado. Hay un don, una predisposición, pero también una construcción de sí. En la entrega está la asunción de un destino.

¿Cómo surge el proyecto “Poemas recobrados” –a cargo del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional– que se propuso rescatar todos los poemas que ella no incluyó en su Poesía completa?

En 2019, y a partir del estudio de su archivo, hice una edición anotada de su Poesía completa (que ahora se acaba de reeditar con una presentación también muy hermosa) pensando en que era un aporte para quienes quisieran profundizar en su poesía para este centenario. Los Poemas recobrados buscan completar ese aporte, al rescatar toda la “otra” poesía que Idea –con una exigencia exagerada– dejó fuera de su obra reunida. Es muy interesante poder leerlos para completar una dimensión de Idea. El trabajo se hizo con un grupo de jóvenes profesores, sobrellevando la pandemia: Mariana Ajas, Andrea Arismendi, Vanesa Artasánchez, Lorena Costa y Néstor Sanguinetti. Está disponible en línea con acceso libre, para que las fronteras no impidan que pueda consultarse desde cualquier computadora o celular en el mundo. Ya estamos trabajando Den la segunda parte que va desde 1945 hasta 2003.

Dossier agradece a Ana Inés Larre Borges por el material gráfico cedido gentilmente.

Nelson Díaz. Periodista cultural en medios nacionales y extranjeros. Escritor, ha publicado poesía, narrativa y biografía.

This article is from: