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Praderas de Primavera
Soledad Espinoza T. Ingeniero Agrónomo Investigador Inia Magister en Ciencias mención Suelos Doctorado en Ciencias
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Agropecuarias
Los ganaderos deben conocer a cabalidad el manejo que deben realizar en sus praderas, los cuales difieren de acuerdo a la estación del año. Al comenzar la primavera la tasa de crecimiento de la pradera incrementa, debido al aumento de las temperaturas y fotoperiodo. La mayor producción de forraje se produce entre octubre y noviembre, dependiendo de la ubicación geográfica, especie forrajera elegida y el nivel de fertilidad del suelo.
El manejo de la pradera es una práctica o conjunto de estas que permiten obtener el máximo de utilidad de la o las especies forrajeras. Un buen manejo proporciona una producción uniforme de la pradera en el tiempo, donde la cantidad y calidad de forraje producido es estable y se traduce en una mayor producción animal. Además, de realizar una utilización eficiente de acuerdo a la disponibilidad de la pradera.
El manejo de las praderas se divide en dos:
Manejo durante el establecimiento: comienza desde la siembra hasta plena producción de forraje. Para tener éxito en la germinación, población de plantas, vigor, desarrollo y producción de la pradera, se debe tener en cuenta lo siguiente: a) Realizar un buen laboreo de suelos al momento de la siembra, que permita una cama de semilla firme (al pisar el suelo no se entierre el zapato) y mullida. También regular la profundidad de siembra según la especie. b) En las siembras realizadas en primavera, la temperatura y humedad son adecuadas para la germinación y crecimiento de las plantas, pero las malezas presentan una fuerte competencia.
c) Controlar malezas, ya sea con herbicidas o mediante cortes. c) En siembras realizadas en primavera, efectuar riegos oportunos, debido a que las praderas se encuentran en sus primeros estados de desarrollo, así se incrementa la sobrevivencia de las plantas. Se debe tener en cuenta la profundidad radicular al momento de realizar los riegos, por ejemplo en su primera etapa de desarrollo, la frecuencia es más importante que el volumen aplicado. d) La fertilización se debe realizar de acuerdo al análisis de suelos y por potreros. e) Si existe falta de forraje, se puede realizar pastoreos livianos dejando un buen residuo, después de su utilización (unos 8 centímetros de altura).
Manejo de pradera establecida: La pradera ya establecida es aquella que las plantas son vigorosas, sanas y predominan sobre malezas, donde los manejos más importantes son los siguientes: a) La fertilización de mantención en las praderas es esencial, para suplir los nutrientes que son extraídos por cortes o pastoreo. En primavera se deben hacer fertilizaciones nitrogenadas para estimular el crecimiento de la pradera, ya que presenta una mejor respuesta a éstas. Las aplicaciones se realizan de forma parcializada durante la temporada. b) Si se estableció bien la pradera no presentará problemas de malezas, si este no es el caso se deben aplicar herbicidas cuando comience la primavera. El sobrepastoreo y períodos de sequía debilitan la pradera incrementando las malezas. c) Los riegos deben realizarse en períodos activos de crecimiento de las especies y después del pastoreo o corte. d) Se debe realizar cortes periódicos de la vegetación que no fue consumida en el pastoreo al menos un par de veces en cada temporada. e) Las deyecciones de los animales en las praderas de pastoreo se deben esparcir mediante algún implemento, como por ejemplo una rastra. Siendo la época de otoño la más favorable para realizar esta labor o cuando el pastoreo disminuya o termine. Debido a que los animales no consumen el forraje alrededor de las deyecciones, disminuyendo el área de pastoreo. f) Una eficiente utilización de la pradera está ligada a la época, rezago de potreros, sistemas de pastoreo.
Importancia de la fertilización en las praderas
La fertilización permite obtener incrementos en el rendimiento de la pradera, para lo cual es necesario realizar aplicaciones ya sea para corregir una determinada deficiencia o insuficiencia mineral del suelo, lo que limita la productividad y calidad forrajera de la pradera, ó para mantención de la fertilidad del suelo, permitiéndole sostener la productividad. La fertilización produce una mayor palatabilidad en las plantas y aumenta su calidad nutricional, además favorece su persistencia y agresividad, pues las vigoriza y mejora su resistencia al ataque de plagas y de enfermedades, favoreciendo la competencia con malezas y sus posibilidades de sobrevivencia.
Los nutrientes más importantes en el desarrollo de la pradera son:
Calcio: Los suelos chilenos son generalmente escasos en este elemento, y su importancia radica en el nivel de pH donde se establecen los diferentes cultivos, las praderas se deben sembrar en rangos superiores a 5,5 a excepción de algunas gramíneas resistentes a acidez del suelo (pH 4,5). A su vez, la presencia de este nutriente en el suelo favorece la absorción de fósforo por las plantas y, activa la descomposición de la materia orgánica, favoreciendo el ciclaje de nutrientes, como por ejemplo el nitrógeno el que estaría fácilmente disponible para las plantas.
Nitrógeno (N): Es el nutriente esencial en las plantas debido a la formación de proteínas, intensifica el color verde, la calidad del forraje, produce tejidos más tiernos y suculentos y la relación hoja/tallo es mayor. Las aplicaciones de N en las praderas, si es que son necesarias, deben realizarse en un periodo de crecimiento activo, a comienzos de primavera ó posterior al pastoreo. Para obtener un buen crecimiento de la pradera en pastoreo, se requieren aplicaciones anuales entre 30 a 40 kg de N/ha. En aquellas que se rezagan, para corte en primavera o verano, se deberían aplicar entre 50 y 60 kg de N/ha, al momento de iniciar el rezago. Se debe tener en cuenta, que la eficiencia de aplicación de los fertilizantes nitrogenados es de 50%, por lo cual parcializar las aplicaciones en 3 a 5 veces durante el período de crecimiento, dependiendo de las condiciones ambientales imperantes como precipitación y temperatura, para evitar pérdidas de N. Las praderas que se rezagan para conservación de forraje, se debe aplicar una dosis adicional de N para estimular el rápido crecimiento.
Fósforo: Es esencial en el crecimiento, establecimiento, desarrollo y vigor de las plantas. La mayor extracción de este nutriente es realizada por los animales al momento del pastoreo, el donde el nutriente es parte de la constitución del esqueleto, producción de carne y de leche. Generalmente la aplicación es entre 80 a 100 kg de P205/ha/año, el cual incrementará anualmente los niveles de este elemento en el suelo.
Potasio: Generalmente se encuentra en dosis suficientes en los suelos. Los animales al consumir la pradera devuelve parte de este nutriente en deyecciones cuando pastorea; donde más del 90% se reincorpora al suelo. El potasio será el factor limitante en la producción forrajera en suelos arenosos o demasiado húmedos, que después de ser drenados se utilizan en la producción de forraje. Suelos con niveles medios, se debe aplicar entre 40 a 50 kg de K2O/ha sería suficiente para una adecuada nutrición de la pradera.
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