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d) Transición energética en México: el camino sin fin hacia un futuro con energías eco-sustentables
TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN MÉXICO: EL CAMINO SIN FIN HACIA UN FUTURO CON ENERGÍAS ECO-SUSTENTABLES
P O R : A L E J A N D R A R O D R Í G U E Z C O R T É S
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E S T U D I A N T E D E L A L I C E N C I A T U R A E N R E L A C I O N E S I N T E R N A C I O N A L E S P O R P A R T E D E L A U N I V E R S I D A D A N Á H U A C M É X I C O , E N O C T A V O S E M E S T R E .
C O R R E O : A L E J A N D R A . R O D R I G U E Z C @ A N A H U A C . M X I N S T A G R A M : @ A L E R O D R I G U E Z C
En el presente artículo se estudia el concepto de la seguridad energética en un contexto internacional, tomando en cuenta su impacto en el contexto mexicano, así como debates e investigaciones que rodean a estos sectores dada la crisis actual que ha impactado de manera global al sector energético. Para lo cual, es preciso entender las implicaciones que derivan del sector energético en un país, al igual que las decisiones que se traducen en infraestructuras que impactan la economía, el desarrollo y la política de un país. Considerando el contexto de la débil política e infraestructura que ha sufrido México, particularmente en los últimos años, se plantea la evidencia de un sistema que no ha logrado desarrollarse ni explotar el potencial que tiene en materia de energías limpias y sustentabilidad de manera adecuada.
La seguridad energética abarca un panorama enorme para un país, resulta urgente la concientización a la delicada realidad en la que se encuentra el cambio climático, las implementaciones de nuevas formas de desarrollo, las cuales no son solo más convenientes para el medio ambiente, sino, aún más favorecedoras para la economía y desarrollo de México y del mundo como lo es hoy en día. Por este medio, se invita a generar nuevos cuestionamientos acerca de cómo se han manejado políticas públicas en materia medioambiental, así como a exponer aquellos que se han orientado hacia un desarrollo con una base energética en la que las energías limpias y renovables ocupan un lugar importante, y aquellos que han optado por otras vías, las cuales no han favorecido del todo a la actual crisis climática.
Key words: crisis climática, energía, desarrollo sustentable, economía, políticas públicas, globalización. Primero que nada, ¿qué es la seguridad energética? La Agencia Internacional de la Energía, define a la seguridad energética como la disponibilidad continua de energía en sus múltiples formas, en cantidades suficientes y a precios razonables para toda la población. (IEA, 2022)
Lo anterior consiste en un compromiso de las naciones para generar una vulnerabilidad limitada hacia escenarios de interrupciones transitorias o prolongadas de los suministros importados, que pudieran suceder en momentos de crisis, igualmente representa el acceso a recursos locales para satisfacer las necesidades generales, durante un gran lapso de tiempo y a precios asequibles, sobre todo, con la actual creciente demanda de energía.
La seguridad energética tiene diversos aspectos: un esquema a largo plazo, que se ocupa principalmente de inversiones oportunas para suministrar energía de acuerdo con el desarrollo económico de las naciones y las necesidades medioambientales; y la seguridad energética a corto plazo, que se centra en la capacidad del sistema energético para reaccionar de forma eficaz a cambios repentinos en el equilibrio entre la oferta y demanda.
Los desafíos ambientales, la liberalización de operaciones, la desregulación ambiental y el creciente dominio de las fuerzas del mercado tienen profundas implicaciones para la seguridad energética. Estas fuerzas han permitido el ingreso de nuevos elementos en la misma, afectando un papel que tradicionalmente era manejado por el gobierno.
Anteriormente, la seguridad energética se basaba únicamente en el correcto suministro de petróleo. Se desarrolló como una respuesta política después del embargo petrolero árabe de 1973. En ese contexto, el objetivo general era coordinarse entre los países industrializados en caso de que sucediera una interrupción en el suministro, a fin de evitar problemas futuros de abasto y disuadir a los exportadores de utilizar los recursos como armas estratégicas.
Particularmente, desde principios de la década de 1970, la seguridad energética se consideraba como la reducción en la dependencia del consumo y las importaciones de petróleo a nivel mundial, sin embargo, los cambios en los mercados del petróleo y otros mercados energéticos han modificado esa dinámica. Los proveedores han aumentado, lo cual se ha comprobado con las reservas y las existencias de este producto actualmente, los precios se han vuelto flexibles y transparentes, están siendo dictados por las fuerzas del mercado y no por los acuerdos pactados por los gobiernos.
La seguridad energética puede ser garantizada por medio de la adecuación local, la cual consiste en formas abundantes y variadas de recursos energéticos autóctonos, ahora bien, para aquellos Estados que afrontan una escasez local (como es el caso de la gran mayoría de los países de América Latina), la seguridad energética puede ser mejorada mediante:
La capacidad del Estado o de los agentes del mercado de aprovechar la energía extranjera, los recursos y productos que se pueden importar libremente a través de puertos u otros canales de transporte y a través de redes de energía transfronterizas (gasoductos y redes eléctricas). A ello contribuyen cada vez más los tratados y cartas energéticas y los acuerdos comerciales y de inversión. Reservas estratégicas nacionales (o regionales) adecuadas para abordar cualquier interrupción transitoria, escasez o demanda impredeciblemente alta. Recursos y conocimientos tecnológicos y financieros para desarrollar fuentes de energía renovables autóctonas e instalaciones de generación de energía doméstica para satisfacer parte de los requisitos energéticos locales. Atención adecuada a los desafíos ambientales. Diversificación de fuentes de importación y tipos de combustibles.
Si bien lo anterior es muy alentador, recientemente han aparecido nuevas amenazas a la seguridad energética, la escasez regional se agudiza y la posibilidad de inseguridad de suministros por la interrupción generada por el comercio y la reducción de las reservas estratégicas, como resultado de conflictos o sabotajes aún existe. Todo apunta a la necesidad de fortalecer la seguridad energética tanto mundial como regional y nacional.
El concepto de seguridad energética, ahora comprendida como la provisión adecuada de energías alternativas o renovables dentro de los sectores de electricidad, gas y combustibles líquidos, ya ha sido adoptado por un vaso grupo de naciones (mayoritariamente países de primer mundo), las cuales están buscando combatir las repercusiones que el cambio climático nos ha dejado en los últimos años, y por supuesto, conseguir una reducción significante a los efectos negativos que se pudieran presentar en un futuro cercano. No obstante, esta noción no ha recibido una atención pertinente en la mayoría de los países de América Latina, y en algunas partes hasta se ha convertido en una visión obsoleta, como es el caso de México, bajo la administración del actual presidente de la república.
Petróleos Mexicanos (PEMEX), propiedad del gobierno federal, se encuentra entre las compañías petroleras más grandes del mundo, aún y cuando al interior del país los gastos de energía y las emisiones de dióxido de carbono per cápita son relativamente bajos. México es un país extremadamente rico en recursos naturales con muy bajo uso de energía por persona... Pero puede que no tenga ese estatus en un futuro. La producción de petróleo está al alza en México y su uso de transporte está aumentando a la par.
La administración de Andrés Manuel López Obrador y las repercusiones que ha tenido en la seguridad energética de México
Andrés Manuel López Obrador declaró a través de su propuesta de Ley el pasado 1 de febrero de 2022, que las fuentes de energía renovable no proporcionan mucho al sistema energético del país, aunque las estadísticas estén demostrando lo contrario. Desafortunadamente, hoy en día el concepto de seguridad energética en México vuelve a ser adoptado por un control conservador, conduciendo al país a un rezago comparativo ante el progreso conseguido por los gobiernos innovadores, esto coloca a los mexicanos en un escenario cada vez más apegado a un estilo de resiliencia, en el que solo importa responder a los problemas rápidamente, a veces prescindiendo de una planificación adecuada para lograr una solución permanente, y evitar los cortes de energía o el desabasto de combustibles fósiles a toda costa, este último sobre todo por el interés que tiene nuestro país en ser un agente más competitivo en la exportación de petróleo.
El panorama actual energético en México ha tomado un giro distinto debido a la presión constante impuesta por el gobierno de Estados Unidos, ya que la administración del presidente López Obrador limitaba la participación extranjera en el sector.
El pasado mes de octubre, el gobierno mexicano celebró una reunión con John Kerry, quien fue mandado directamente desde la Casa Blanca para tener diálogo en materia climática, quien al final de la reunión, felicitó al presidente Andrés Manuel López Obrador por el nuevo “Proyecto Sonora” el cual planea crecer la energía solar, geotérmica, eólica e hidráulica, iniciando con instalar nuevas plantas solares en Sonora las cuales, generarían energía eléctrica limpia para la red de México y el mercado estadunidense. Al parecer, México finalmente está tomando la iniciativa en las decisiones que se deben tomar respecto a la crisis climática, el Plan Sonora, podría funcionar como modelo piloto para eventualmente ser implementado en los demás estados de la república. En este sentido, el nuevo interés del gobierno de México por guiar sus políticas públicas a temas energéticos no es casualidad, pues, en el último año Estados Unidos ha expresado su continua y aguda preocupación por una serie de cambios en las políticas energéticas de México y su adherencia a los compromisos de México en virtud del T-MEC.
Las políticas de México han interrumpido la inversión extranjera en infraestructura de energía limpia, teniendo como consecuencia la falta a los compromisos de México en acción climática en virtud del Acuerdo de París.
Las intenciones recientes del gobierno de mexicano promueven esperanza, vendiendo un futuro prometedor con un gobierno dedicado a la implementación de políticas en materia de energía renovable, sin embargo, podría recaer en un futuro utópico, pues los discursos, tienen que ser materializados, y el gobierno de México, nunca se ha caracterizado por eso.
Ahora bien, la crisis global provocada por COVID-19 apenas comienza, esta pegó un gran golpe al ya debilitado sector energético el cual se encontró en la peor caída de los precios de petróleo de las últimas décadas, resultado de la guerra que Arabia Saudita comenzó con Rusia a principios de año por los precios del petróleo. Esta nueva crisis resulta aún más alarmante para México ya que el gobierno ha dedicado todas sus inversiones en petróleo, invirtiendo en infraestructura para continuar refinando petróleo.
La seguridad energética es un tema bastante amplio y con varias aristas, sin embargo, es un tema actual que ante un panorama global se considera de suma importancia comenzar a tomar acción en ella. En la antigüedad, no se consideraba una problemática real, o al menos se consideraban algunas otras como más importantes, en los últimos años, con el desabastecimiento de petróleo y distintos minerales en el mundo, se ha comprobado que la seguridad energética es mucho más importante de lo que se pensaba, se debe de considerar que las medidas que se tomen para mantenerla son a largo plazo, ya que medidas a corto plazo, son poco eficientes en esta materia, lo que ha sido difícil de comprender para los gobernantes de México.
Ante este panorama complejo, se puede entender que la crisis que está arrastrando la seguridad energética en México no es coyuntural, sino estructural.
El gobierno federal ha comenzado a dar prioridad al desarrollo de energías limpias, y deberá tener presente los nuevos escenarios como lo han sido la tremenda caída de los precios de petróleo y la guerra ruso-ucraniana. Los retos han aumentado, requieren de una infraestructura fuerte para lograr el desarrollo necesario para poder combatirlos, o al menos, poder recuperarse de ellos.
Referencias
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Sánchez, A. (2019, 17 enero). La seguridad energética de México: Un tema que no se puede seguir postergando. Economía y sociedad. HYPs://economia.nexos.com.mx/? p=2070