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Introvertendo
por Thaís Mösken
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Thaís es apasionada de la lógica, los números, palabras, astronomía y todo más que la hace feliz en la vida. Autista, ingeniera civil por formación, analista de negocios por profesión y curiosa por naturaleza.
/introvertendo @ introvertendo Introvertendo introvertendo.com.br
EL USO DE LA LÓGICA EN EL RESPETO A LAS DIFERENCIAS
Donde hay diferencias, existe la posibilidad de haber prejuicios —juicios preconcebidos provocados por nuestra incapacidad de tener conocimiento total sobre un tema—. Cuanto más aprendemos sobre el tema, más nos damos cuenta de la amplitud de lo que hay para saber, y más preguntas somos capaces de hacer.
Sobre la base de esos conocimientos, o en su defecto, formamos nuestros juicios sobre ideas, individuos y grupos que los componen, y a menudo tomamos actitudes que impactan en forma significativa aquellos que se relacionan con nosotros. El prejuicio está siempre presente en nosotros, pero podemos cambiar la manera como lo afrontamos, y para tanto resulta importante ser consciente de cómo construimos nuestras ideas, y preguntarnos cuáles son nuestros prejuicios y por qué existen. Podemos hacer un encadenamiento lógico para comprender mejor ese tema.
En primero, debemos identificar algunos de nuestros prejuicios, ejercicio que consiste de una autocrítica esencial para que logremos cambiar. Para tal, no podemos sentir miedo de identificar los pensamientos que no nos gustan.
Una vez identificado el prejuicio, debemos buscar cuáles son los motivos para haber llegado a la conclusión de que eso es verdad, enumerar los hechos y pensar en su interferencia real en nuestra vida. Si no hay interferencia, posiblemente es un aspecto que no nos respecta y no hay lógica en juzgarlo. Si la hay, debemos identificar en qué momento ocurre y qué podemos hacer al respecto.
Por fin, resulta esencial comprender si lo que nos perjudica es algo específico de una persona o común a todo un grupo, llevando en cuenta que incluso todas las personas que conocemos son un muestreo muy pequeño y estadísticamente insignificante de toda la población.
Antes de cualquier análisis, resalto que no debemos limitar nuestro cuestionamiento a las intolerancias más discutidas a días de hoy. Pensemos incluso en la discriminación contra personas que nacen en diferentes lugares, poseen determinados estatus sociales, gustos musicales, creencias religiosas y políticas. O incluso en aquellas que son hurañas, calladas, que tienen disturbios del habla, que presentan cuadros de depresión y ansiedad, que se mueven de una manera considerada “rara” o que hablan exhaustiva y repetidamente sobre el mismo tema.
Como autistas, y quizá este es un prejuicio mío, tenemos una capacidad lógica muy fuerte, que nos hace capaces de ser un vector de concienciación acerca de cómo integrar racionalmente las diferencias que existen.