


Cada edición de los premios
Oscar es un reflejo de la industria cinematográfica y de los debates culturales que atraviesan la sociedad. En su 97ª entrega, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas no solo premiará a las mejores producciones del año, sino que también pondrá en evidencia las tensiones, avances y retos que enfrenta el mundo del cine en la actualidad.
Este año, la ceremonia estará marcada por una serie de cambios significativos, tanto en la selección de los nominados como en la estructura misma del evento. Conan O'Brien, reconocido por su estilo irreverente y agudo, será el anfitrión por primera vez, lo que podría imprimirle un tono más desenfadado a la gala. Sin embargo, las transformaciones van más allá de la conducción: por primera vez en casi 80 años, la Academia ha decidido eliminar las presentaciones en vivo de las canciones
nominadas a Mejor Canción Original, optando en su lugar por segmentos documentales que exploran su historia y significado.
En cuanto a las nominaciones, "Emilia Pérez" lidera con 13 candidaturas, incluyendo Mejor Película, lo que la convierte en una de las principales contendientes. Le siguen "The Brutalist" y "Wicked" con 10 nominaciones cada una. La diversidad de géneros y estilos en la selección de este año sugiere un esfuerzo por parte de la Academia por representar una amplia variedad de narrativas y sensibilidades artísticas. A esto se suma la histórica nominación de Karla Sofía Gascón como Mejor Actriz, la primera mujer transgénero en competir en esta categoría. No obstante, su participación también ha generado controversia debido a publicaciones pasadas en redes sociales que han resurgido, provocando reacciones polarizadas en la opinión pública.
Más allá de los premios, la ceremonia de este año se llevará a cabo en un contexto complejo. Los recientes incendios en Los Ángeles han afectado la logística del evento, mientras que las tensiones dentro de la industria por temas como la equidad salarial, la representación en pantalla y el uso de inteligencia artificial en la producción cinematográfica siguen siendo motivo de discusión. En este sentido, los Oscar 2025 no solo celebrarán el cine, sino que también funcionarán como un termómetro de los cambios que atraviesa la industria.
En definitiva, la 97ª edición de los premios Oscar no será solo una entrega de estatuillas, sino un evento que pondrá de manifiesto las contradicciones, avances y desafíos del cine contemporáneo. Como en cada edición, la pregunta seguirá siendo la misma: ¿cómo queremos que evolucione el cine en los próximos años?
Desde París, la reconocida actriz italiana se conectó con la Revista Cameo para hablar sobre su participación en "Cónclave", el fascinante thriller dirigido por Edward Berger que nos sumerge en los misterios de este ritual sagrado de la Iglesia Católica. En la charla, también compartió su emoción por su primera nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto , un hito en su carrera.
Por Alejandra Lomelí
Nominaciones:
* Mejor Película
* Mejor Actor
* Mejor Actriz de Reparto
* Mejor Guion
Adaptado
* Mejor Diseño de Producción
* Mejor Música Original
* Mejor Montaje
* Mejor Diseño de Vestuario
En la película, Rossellini interpreta a la Hermana Agnes, una monja que, aunque parece acatar las reglas del sistema, resulta ser una pieza clave para desentrañar un oscuro secreto. La trama se desarrolla durante un cónclave, el solemne congreso de cardenales reunidos para elegir al nuevo Papa. A través de intrigas, engaños, traiciones y luchas de poder, el Cardenal Lawrence —interpretado magistralmente por Ralph Fiennes— deberá desvelar la verdad oculta tras los muros del Vaticano.
Aunque el objetivo principal de la entrevista era discutir la película y el personaje de Rossellini, la presencia de esta leyenda viva de la actuación —hija de dos íconos del cine, Roberto Rossellini e Ingrid Bergman— dio pie a una conversación más amplia. La charla se convirtió en un fascinante recorrido por su carrera, sus inicios en la actuación y el sólido legado que ha construido a lo largo de los años.
“Me siento muy orgullosa. He realizado tres monólogos y, sin querer menospreciarme, lo que hago es muy original y está algo alejado de la
industria tradicional. 'Cónclave' también es así”, reflexionó Rossellini, quien ha dedicado los últimos años de su vida a una variedad de proyectos que incluyen la escritura, el teatro, el modelaje como embajadora de Lancôme y su pasión por el cuidado de los animales. Además, obtuvo un título universitario en etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal y humano.
A pesar de haber dirigido cortometrajes, Rossellini evita definirse como directora. Con humildad y claridad, se presenta como actriz y autora, subrayando que su mayor interés reside en los animales.
“Nunca he considerado la dirección como mi camino. Escribo, y en París interpreto un monólogo de mi autoría. A veces dirijo, pero necesito que alguien me observe porque no puedo verme a mí misma. Es esencial permitir que otros te guíen y te ofrezcan su perspectiva. Sin embargo, disfruto ser autora, ya sea de cortometrajes o monólogos. Mi verdadero interés, no obstante, está en los animales. Estudié etología, así que no me considero una directora”.
Especialista en interpretar papeles secundarios, Isabella Rossellini está convencida, al igual que decía Stanislavski, de que no existen papeles pequeños o grandes. Su interpretación en "Cónclave" es una prueba de ello.
“Al final, tienes que crear un personaje. Creo que, a
veces, cuanto más pequeño es el papel, menos oportunidades tienes de desarrollarlo por completo. Por eso, debes ser muy preciso. Si pierdes tu oportunidad en tu única escena o en tus dos o tres escenas, el personaje se diluye y no lo entiendes. Se requiere un alto grado de precisión”,
reflexiona la musa de cineastas como David Lynch, Guy Maddin y los hermanos Taviani. Su compleja labor actoral ha dejado una huella profunda en los espectadores, lo que la coloca como una de las principales favoritas para ser ganadora por primera vez de un Premio Oscar a Mejor
Actriz de Reparto.
En la cinta dirigida por Berger, su personaje observa y escucha atentamente. Aunque es una figura subordinada dentro de la jerarquía eclesiástica, “conoce su lugar”, como ella misma afirma, lo que le otorga una ventaja única.
“Desde que interpreté a la Hermana Agnes, pensé que el hecho de que pudiera escuchar y observar le daba poder. Obtiene información que de otro modo no tendría si estuviera inmersa en una lucha por el poder. Mantiene distancia respecto a eso. Creo que tiene una gran autoridad
porque está un paso adelante. Sabe que no tiene que votar, sabe que no tiene que hablar, y eso le da mucha autoridad, porque no está en medio de la pelea; ella observa desde afuera”, explica.
La actriz también reflexiona sobre el poder que, a pesar de su rol subordinado en una
institución patriarcal, pueden tener las monjas. Para preparar su personaje, Isabella recurrió a su experiencia personal al haber sido educada en colegios religiosos.
“Me educaron en la tradición católica y asistí a escuelas católicas. Las monjas con las que conviví tenían mucha autoridad y eran mujeres muy independientes. A veces, parecían incluso más independientes que las madres de algunas de mis amigas, quienes parecían estar encadenadas al deber matrimonial y la sumisión. Las monjas simplemente eran independientes”, recuerda.
Rossellini rememora a su personaje Dorothy Vallens en "Terciopelo Azul", la mítica película de David Lynch que la catapultó al estrellato, para ejemplificar el contraste entre la independencia de las monjas y las mujeres sometidas a otras normas sociales.
“Ella es todo lo contrario a Agnes. Dorothy es una cantante de clubes nocturnos, pero es completamente víctima de los hombres. Está totalmente
bajo su control, aterrorizada. En cambio, la hermana, que ha aceptado un papel subordinado, tiene una autoridad increíble. De alguna manera, son opuestas: ella sufre porque está dominada, mientras que la monja, que uno esperaría que fuera dominada en una sociedad patriarcal, no lo es en absoluto; ella tiene mucha autoridad. Creo que el Cardenal Lawrence le tenía un poco de miedo”, detalla la actriz.
La construcción de este thriller tan eficaz e ingenioso, donde las revelaciones y sorpresas aguardan en cada rincón, también se debe a los temas profundos que plantea: la falta de certezas y la duda como pilares de la fe, la tolerancia y la comprensión.
“Lo que más me gusta de la película es que es un homenaje a la duda en sí misma, a lo que no sabemos y a lo que debemos respetar como seres
humanos”, señala.
La duda también marcó la vida de Rossellini, ya que seguir los pasos de su famosa madre en la actuación no fue una decisión fácil para ella.
“Dudé mucho cuando era joven, porque mi madre tenía una reputación enorme, y cuando eres joven, especialmente en Estados Unidos, hay una especie de meritocracia. Quieres hacer las cosas por tus propios méritos, así que
tuve muchas dudas sobre convertirme en actriz. Luego llegó el modelaje, y fui muy exitosa en él. Pero el modelaje y la actuación tienen muchas similitudes. Richard Avedon, con quien trabajé mucho, solía decir que las modelos son como las estrellas del cine mudo; no tienen que decir palabras, pero deben expresar emociones, esas emociones se capturan en la fotografía. Esa frase me quedó grabada”.
Eventualmente, la intérprete se consolidó como una actriz respetada, siguiendo los deseos de su madre, su principal impulsora, y entendiendo completamente lo que le decía su monja favorita en el colegio: “seguir la vocación”.
“Mi madre siempre quiso que uno de sus hijos fuera actor porque solía decir que la actuación es una vocación, exactamente como lo mencionaba mi monja en la escuela,
que ser monja era un llamado. Con esa motivación, ella vivía para su pasión. Lo mismo ocurrió con mi madre; para ella, la actuación era una verdadera vocación”, reflexiona.
Después de años en la industria y con su nombre resonando por primera vez en la temporada de premios, Rossellini prefiere no anticipar demasiado a ganar un Premio Oscar, aunque sabe que un logro de este tipo enorgullecería
profundamente a sus padres, especialmente a su madre.
“Sería grandioso, no sé si sucederá. Mi madre ganó tres Oscares, así que imagínate, me pondría muy feliz ser ganadora… Y, por supuesto, tendría la sensación de que mis padres estarían muy orgullosos de mí. Mi mamá sentiría que su legado se perpetúa, que he logrado hacerlo tan bien como ella”, comparte emocionada.
Por Armando Armenta
Es bien sabido que la búsqueda del poder puede corromper y erosionar las buenas intenciones de quienes, en teoría, parecen ser las personas más honestas o humildes. De hecho, ni siquiera los líderes que, con tanto fervor, profesan la fe religiosa y predican una vida sencilla y sin avaricia quedan a salvo de esta premisa.
"Cónclave", dirigida por el cineasta alemán Edward Berger, explora el complejo proceso de elegir a un nuevo Papa en la actualidad. Lejos de ser una tarea mecánica y sencilla, esta elección revela un intrincado juego de ajedrez, donde cada movimiento en falso puede significar la gloria para algunos y el infierno para otros. En particular, para los cardenales que luchan por convertirse en el Sumo Pontífice.
La película no solo deja entrever que esas “almas santificadas” en las que tantas personas confían sus plegarias son, en realidad, mucho más humanos de lo que ellos mismos desean mostrar, sino que también cuestiona las ya señaladas debilidades de una Iglesia Católica en crisis, con cada vez menos fieles y menores recursos en sus arcas. Acompañada de secuencias
que nos sumergen en lo más profundo de la Ciudad del Vaticano, desde sus pasillos hasta la majestuosa Capilla Sixtina, el tono solemne de la trama se ve interrumpido por descubrimientos poderosos que cambian nuestra perspectiva sobre los protagonistas. Nos invita a un interrogatorio acerca de las motivaciones que los mueven.
Al final, la elección de un Papa se convierte también en una estrategia política para el control del poder religioso. Como tal, muchas cosas están en juego, y las diversas personalidades de los personajes principales sirven como un reflejo de las variadas posturas de la Iglesia ante temas de relevancia actual.
"Cónclave" es una apuesta arriesgada, pero lo suficientemente entretenida y dinámica para mantener la atención en todo momento. Si bien no genera necesariamente reflexiones profundas sobre los temas más controvertidos —como la equidad de género o la perpetuación del patriarcado—, al menos abre el espacio para la polémica en torno a las complicadas y finas líneas que separan la búsqueda del poder por beneficio propio de la que se realiza en nombre del bien común.
El creador Adam Elliot habla sobre su nuevo filme "Memorias de un caracol" , el desafío de seguir contando historias en stop motion y su amor por México: "Tengo deseos de regresar, tienen un gran amor y aprecio por esta técnica de animación".
Por Alejandra Lomelí
Convencido de que la animación no es un género exclusivo para niños, sino un medio para narrar historias oscuras y complejas, Adam Elliot, maestro de la animación stop-motion, regresa después de presentar cintas como "Mary y Max" y "Ernie Biscuit". Ahora llega con "Memorias de un caracol", una emotiva película sobre la ansiedad, el apego y la acumulación, pero, principalmente, sobre los caparazones emocionales que nos llevan a retraernos del mundo.
Ganadora del premio a Mejor Película en el London Film Festival 2024 y nominada a los Golden Globes y al Oscar en la categoría de Mejor Película Animada, "Memorias de un caracol" nos sumerge en la vida de Grace Pudel, una mujer solitaria e introvertida que, desde su infancia, colecciona figuras de caracoles. La muerte de su padre cuando era niña la separa de su hermano mellizo, Gilbert, sumiéndola en un espiral de ansiedad y angustia. Sin embargo, su vida da un giro cuando conoce a Pinky, una excéntrica anciana llena de determinación y amor por la vida, con quien entabla una amistad que la cambiará para siempre.
Especialista en narrar historias desafiantes inspiradas en eventos biográficos, Elliot ha encontrado en una frase del fi-
lósofo danés Søren Kierkegaard perfecto para desarrollar este largometraje, en el que trabajó durante más de una década: "La vida solo puede ser entendida mirando hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante".
Adam, tus películas se basan en eventos reales y personas que conoces. ¿Cuál fue la inspiración para "Memorias de un caracol"?
Además, noté que la cita de Kierkegaard funciona como una suerte de leitmotiv a lo largo del filme.
Esa frase de Søren Kierkegaard es una de mis favoritas. De hecho, colecciono citas que me sirven de guía en la vida, pero esta en particular me gusta mucho —y quizás esté en mi lápida cuando muera—. Es una frase sencilla, para algunos hasta trillada, pero creo que las frases más simples suelen ser las más profundas. Su redacción es directa, pero su significado es complejo; es fácil de decir, pero difícil de aplicar realmente en la vida. Me gusta especialmente porque se vincula con los caracoles: ellos no pueden ir en reversa, solo se mueven hacia adelante.
Desde el principio, me pareció que serían una gran metáfora para la situación de Grace: ella es una superviviente, resiste.
Como escritor, soy muy cruel con ella, la hago sufrir bastante, pero la recompenso con el regreso de Gilbert al final de la película. También me fascina la forma en espiral de sus caparazones; es un símbolo de que la vida es cíclica. Inicialmente, el primer borrador del guion se titulaba "Memorias de una mariquita", pero luego me di cuenta de que las mariquitas eran demasiado dulces y lindas para el tono de la historia. Además, justo en ese momento se estrenó la película "Lady Bird", así que decidí cambiarla por los caracoles.
Tus películas abordan sentimientos profundos, a menudo con tintes de tristeza e incluso tragedia, pero siempre con un mensaje de esperanza. ¿Qué tan consciente eres de eso durante tu proceso de escritura?
Otra de mis frases favoritas es: "Sin la oscuridad, la luz no tiene sentido". Creo firmemente que es necesario llevar a la audiencia a lugares oscuros para que los momentos de ligereza y los cómicos sean aún más impactantes.
La comedia es la liberación de la tensión, y la risa cumple esa función. Amo la dualidad entre comedia y tragedia; me gusta ver películas que sean tanto divertidas como sombrías. Por supuesto, me encanta la comedia negra, pero también los finales felices, y en esta película era esencial darle a Grace un desenlace positivo.
Al final de la película, tras los créditos, escribis-
te: "Esta película fue hecha por humanos". ¿A qué se debe esa frase? ¿Es una referencia a la inteligencia artificial?
Originalmente, la escribí porque quería enfatizar que la película no empleó CGI: cada prop, cada set, cada personaje, todo lo que el público ve fue hecho a mano. Sin embargo, con el auge de la IA, esta frase ha cobrado un nuevo significado. Mucha gente está preocupada —incluyéndome— por el impacto de la IA en la creatividad.
Es un recordatorio de la importancia de valorar las expresiones artísticas hechas por humanos. Creo que la animación stop-motion es tan popular ahora porque vivimos en una era dominada por lo digital y el CGI, y es crucial subrayar la relevancia del arte hecho a mano.
¿Por qué eliges la animación stop-motion para contar historias con temas tan desafiantes?
Siempre he dicho que la animación es un medio maravilloso y versátil, no un género exclusivamente infantil. En países como México y muchas partes de Europa, hay increíbles películas de animación para adultos. La animación stop-motion es perfecta para narrar historias complejas porque nos da control creativo total.
Podemos exagerar las emociones, intensificar momentos conmovedores o hacer que los cómicos sean aún más divertidos. Es una herramienta poderosa para contar historias profundas y significativas.
Conversamos con Sean Baker, un director que usa la comedia y el drama para revelar la hipocresía del sueño americano. Su cine, marcado por humanidad y empatía, retrata con honestidad a quienes viven al margen de la sociedad, enfrentando estigmas e injusticias.
Por Alejandra Lomelí
a flamante ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes 2024 es el quinto largometraje de Sean Baker, tras "Starlet", "Tangerine: Chicas fabulosas", "El Proyecto Florida" y "Red Rocket". En esta nueva película, el director vuelve a explorar el mundo del trabajo sexual, abordando temas como los privilegios de clase, las dinámicas de poder y, sobre todo, la dignificación de las trabajadoras sexuales, retratándolas como personajes más honestos y humanos que aquellos socialmente aceptados.
"En 'Starlet' (su primera película sobre el tema), conocí a trabajadoras sexuales, nos hicimos amigas y escuché sus historias. Fue entonces cuando comprendí la conexión humana que tienen. Noté que, obviamente, están más conectadas y son más cons-
Lcientes de sus cuerpos que la mayoría de las personas. Es algo que forma parte de su profesión, de su relación con la intimidad y la interacción humana (...). Así que este filme es el resultado de años de investigación, de conocerlas y de entender que llevan vidas como cualquier otra persona", compartió Baker en una entrevista en la que participamos junto a otros medios internacionales selectos.
La protagonista de este filme no podría ser otra que Anora, personaje que da nombre a esta comedia con tintes dramáticos, que por momentos coquetea con el thriller y la acción. Interpretada por la extraordinaria Mikey Madison, Anora es una joven bailarina erótica y escort de Brooklyn cuya vida da un giro cuando conoce e impulsivamente se casa con Ivan (Mark Eydelshteyn), el hijo de un
oligarca ruso. Sin embargo, cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas se ve amenazado, pues los padres de Ivan harán todo lo posible por anular el matrimonio.
"Al principio, pensé en una historia sobre un matrimonio, casi en una situación tipo 'casada con la mafia', con alguien ajeno a ese mundo. La manera en que se desarrollaría la relación me permitiría explorar temas como las dinámicas de poder y la jerarquía social. Pero en una sesión de intercambio de ideas decidimos que no queríamos contar una historia de gánsteres rusos; eso ya se ha hecho antes. Sentí que no podía aportar nada realmente novedoso, excepto que tenía claro que no quería incluir armas", explicó Baker cuando le pregunté sobre su enfoque en las clases privilegiadas y el poder económico.
"Fue en una lluvia de ideas cuando dije: ‘¿y si ella se casa con el hijo de un oligarca ruso?’ Todos soltaron una carcajada, porque casarse con alguien rico puede ser tan complicado como casarse con la mafia. Ese instante fue nuestro pequeño momento eureka: nos dimos cuenta de que teníamos el anzuelo, el planteamiento central. Desde ahí, solo quedaba explorar esa relación y, por supuesto, las dinámicas de poder que emergen del dinero, o de la falta de él."
Baker moldeó a Anora como una amalgama de distintas personalidades a partir de su investigación y cercanía con trabajadoras sexuales de clubes nocturnos. Considera fundamental confrontar a los espectadores con sus emociones, especialmente en una sociedad donde el sexo y la desnudez siguen siendo tabú.
"Es necesario. Para que las películas realmente impacten a la audiencia, deben tocar sus emociones, sin importar el tema. En este caso, es un reto mayor, y creo que por eso hago este tipo de películas: mis protagonistas suelen ser personas con las que la mayoría de la sociedad se siente distante. Y, obviamente, el trabajo sexual está estigmatizado. Así que el desafío es para aquellas audiencias que llegan con prejuicios o juicios negativos."
Dar voz a quienes han sido marginados por la sociedad es la columna vertebral de la filmografía de Sean Baker, quien aborda a sus personajes con empatía y ternura, sin juicios morales. En el caso de Anora, tenía muy claras las características que quería resaltar.
"Siempre supe cómo debía ser Anora. Desde el guion la veía como
una luchadora, alguien que podría defenderse en una pelea si fuera necesario. Astuta, con esa actitud neoyorquina, muy de Brooklyn: independiente y perspicaz. Así la imaginé, y Mikey le aportó su esencia."
Mikey Madison se comprometió por completo con el personaje, realizando trabajo de campo en clubes nocturnos, conociendo a bailarinas eróticas y aprendiendo ruso para comprender sus diálogos más allá de una interpretación fonética. Sobre la construcción de Anora, comentó:
"Pasé mucho tiempo tratando de comprenderla, haciéndome preguntas sobre su personalidad, sus emociones, y desarrollando los aspectos que me eran ajenos, como su fisicalidad, su relación con el lenguaje y su vocabulario. Comencé con pequeños detalles y los fui construyendo hasta que finalmente sentí que la entendía por completo. Y cuando me puse el vestuario, el maquillaje, las uñas… fue en ese momento cuando realmente me convertí en ella."
"Anora" brilla por su ritmo narrativo, pasando del drama a la tragedia, del cuento de hadas al thriller criminal, y encuentra en su elenco una de sus mayores fortalezas.
"Hablamos mucho sobre la película, sobre nuestra vida y nuestros sueños. Dejamos parte de nuestro corazón en esta película", afirmó Yura Borisov.
"Esa es la magia de Sean Baker, la magia que sentimos en el set. Nos escuchábamos, siempre estuvimos en sintonía. Como dijo Yura, vivíamos en los personajes, pensábamos como ellos todo el tiempo. Gracias a eso, fue un placer emprender este viaje junto a ellos", concluyó Eydelshteyn.
En entrevista con el director de la cinta "Septiembre 5", Tim Fehlbaum, desde Suiza, hablamos sobre su interés en adaptar uno de esos eventos ocurridos durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, cuando un ataque terrorista tuvo como objetivo al equipo de Israel.
Por Alejandra Lomelí
Alo largo de la historia, la televisión ha sido testigo y narradora de eventos trascendentales que han marcado la historia contemporánea. Sin embargo, pocos registros han dejado huella como reflejo del cambio en la manera de informar, obligando a periodistas a enfrentar situaciones sin precedentes.
Uno de esos momentos ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, cuando un ataque terrorista contra la delegación de Israel ensombreció lo que se anunciaba como "Los Juegos felices". Más allá de la tragedia, este suceso marcó un punto de inflexión en las coberturas mediáticas y en las transmisiones televisivas en vivo. Este evento es el eje de la película "Septiembre 5", dirigida por Tim Fehlbaum y protagonizada por Peter Sarsgaard, John Magaro, Ben Chaplin y Leonie Benesch, entre otros.
Nominada al Óscar en la categoría de Mejor Guion Original, "Septiembre 5" sigue a un grupo de periodistas deportivos de ABC, la cadena estadounidense que transmi-
tió en vivo el ataque terrorista desde la Villa Olímpica hasta su trágico desenlace en el Aeropuerto de Múnich. Con una cobertura ininterrumpida de 22 horas, el filme reconstruye este momento histórico con un guion meticulosamente investigado, escrito por Moritz Blinder, Tim Fehlbaum y Alex David. La historia se nutre, entre otras fuentes, del testimonio de Geoffrey Mason, uno de los periodistas que lideró la cobertura aquel día.
El filme no solo resalta la magnitud de Múnich 72 como un evento que transformó la televisión en vivo, sino que también profundiza en temas como la ética periodística y los dilemas morales y psicológicos de informar en circunstancias extremas. Asimismo, plantea una reflexión sobre el impacto simbólico de las imágenes en aquella época en contraste con el consumo acelerado de información en la actualidad. Desde el punto de vista cinematográfico, es una lección magistral de puesta en escena, desarrollada casi en su totalidad dentro de una única locación.
Tu película se aleja considerablemente de tus trabajos anteriores, enfocados en la ciencia ficción. ¿Qué te motivó a abordar este tema y cómo decidiste adoptar una perspectiva periodística? ¿Desde el inicio tenías en mente hacer una película sobre el periodismo?
Me interesé en este tema hace mucho tiempo, después de ver el documental "One Day in September" de Kevin Macdonald, que te recomiendo si aún no lo has visto. Lo
vi por primera vez en el año 2000 y, además, estudié cine en Múnich, así que la historia de los Juegos Olímpicos de 1972 siempre estuvo presente en mi mente.
Como mencionaste, mis películas anteriores iban en una dirección completamente distinta. Por eso, antes de escribir una sola palabra, sabía que debíamos realizar una investigación exhaustiva.
Durante este proceso, nos dimos cuenta de la importancia del papel de los medios
de comunicación aquel día.
Conversamos con Geoffrey Mason, el personaje que en la película interpreta John Magaro, y al escuchar sus relatos sobre lo que vivió y los desafíos que enfrentó, nos dimos cuenta de que podíamos contar la historia completamente desde la perspectiva de los periodistas.
Me involucré en este proyecto por dos razones: primero, porque trabajo en los medios de comunicación y me sentí muy conectado con
la historia desde ese ángulo. Y segundo, porque, desde el punto de vista cinematográfico, me pareció un reto fascinante narrar un suceso que transcurre íntegramente dentro de un estudio de televisión.
En un mundo saturado de imágenes, muchas de ellas banales, y donde la información se consume rápidamente, ¿qué relevancia tiene confrontar a la audiencia con un evento
periodístico como el de Múnich 1972, en el que la imagen tuvo un impacto simbólico tan poderoso? Absolutamente. Ese fue un aspecto crucial para nosotros. Como mencionaste, vivimos en un mundo donde los medios evolucionan a gran velocidad, y nos pareció interesante mirar hacia atrás, a otro punto de inflexión en la historia mediática: los Juegos Olímpicos de 1972. Espero que la película haga reflexionar al público sobre cómo consumimos noticias y contenido en la actualidad.
Tu película es una clase magistral de mise en scène . Funciona tanto como un thriller periodístico como un docudrama. ¿Cómo lograste ese tono? Desde el principio, queríamos abordarla con un enfoque documental y ser lo más auténticos posible.
Investigamos a fondo cómo la tecnología de la época influía en la percepción de los eventos mundiales, y nos aseguramos de representar con precisión todo el aparato técnico utilizado en la cobertura. Además, mi formación en el mundo del documental influyó mucho en la forma en que filmamos. Durante mis años de estudiante trabajé como camarógrafo en documentales, y esa experiencia se refleja en mi estilo de dirección. Rodamos "Septiembre 5" como si fuéramos los propios periodistas de ABC en 1972, capturando los eventos tal como sucedían. Hablé con el director de fotografía y le dije: "Quiero que filmemos esto como si estuviéramos ahí, como si fuéramos parte del equipo que transmitió en vivo desde ese estudio". estro objetivo era transmitir esa autenticidad al público.
"FLOW"
Nominación:
* Mejor Película Animada
* Mejor Película Internacional
Dirigida por el letón Gints Zilbalodis y escrita por él mismo y Matīss Kaža, la anécdota narrada en "Flow" no podía ser más sencilla: un gatito negro que vive en una zona boscosa, ve su vida peligrar por la súbita aparición de un tsunami que amenaza con cubrir todo su hábitat de agua. Mientras intenta ponerse a salvo, el felino se topa con un navío el cual no duda en abordar, descubriendo que su único tripulante es un capibara. Y mientras flotan en la embarcación a la deriva, en su travesía se encontrarán con un perro, un lémur y un ave exótica, a quienes no solo se verán obligados a tolerar como inesperados compañeros de viaje, sino que juntos terminarán por formar una inusual tripulación que deberá colaborar entre sí en pos de sobrevivir a su precaria situación.
Sobre dicha anécdota, Zilbalodis desarrolla un largometraje animado de singular belleza, el cual también resulta
portentoso gracias a una afortunada y equilibrada suma de elementos, empezando por el diseño de sus protagonistas animales, quienes resultan lo suficientemente simpáticos y atractivos para, de entrada, atraer al espectador.
Pero a ello se suma un diseño artístico del mundo donde estos personajes viven sus aventuras que simplemente deja enmudecido, por sus alucinantes paisajes y arquitecturas plasmadas con colores y texturas tan vivaces que se desearían poder tocar; además de otros elementos visuales en su animación los cuales, en su conjunto; logran concebir un universo fascinante, de paradisíacos escenarios, exuberantes parajes y titánicas edificaciones innegablemente construidas por humanos, aunque de estos últimos no hay un solo rastro de su paradero, y todo apunta a que se fueron de ese lugar hace mucho tiempo. ¿Adonde? eso el filme no lo revela.
Los temas atravesados transversalmente por este trabajo no podían ser más humanos: la resiliencia y cooperación como herramientas ante la adversidad, las experiencias que mueven al cambio, el aprender a dejar ir, etcétera… pero paradójicamente -y en ausencia de ellos-, estos tópicos están presentes gracias a las acciones de su elenco animal Cuidándose de no caer en el recurso de humanizar sus conductas, y mucho menos de ponerlos a dialogar (recurso muy común en el cine de animación estadounidense) para exteriorizar sus sentires; lo que su realizador hace es mucho más complejo y arriesgado: transmitir emociones e
ideas por medio de comportamientos, sutiles expresiones faciales, corporales, y otras formas de lenguaje no verbal empleados por sus criaturas. Y lo consigue de forma eficaz y contundente.
"Flow" no solo es una obra deslumbrante y conmovedora, sino uno que apuesta por la sensibilidad y empatía de su espectador, a la vez de recuperar una de las cualidades tempranas del cine, clave en el desarrollo de su lenguaje narrativo durante sus primeros años siendo más precisos, durante su etapa silente): la de poder comunicar sentimientos y conceptos profundos valiéndose únicamente a través de la fuerza de sus imágenes.
l onceavo largometraje del ecléctico Jacques Audiard ("Lee mis labios", "Un profeta", "Metal y hueso") es sin duda una de las obras más polémicas del año pasado (y de este 2025), tanto por los temas que toca, como por el modo elegido para abordarlos.
Divisible en tres actos, la historia de "Emilia Pérez" transcurre en nuestro país, y se centra en una serie de personajes (femeninos la mayoría de ellos) encabezados por la abogada penalista Rita Mora Castro (Zoe Saldaña), la cual un día es secuestrada y llevada ante la presencia de Juan "Manitas" Del Monte (Karla Sofía Gascón), temido jefe de un poderoso cártel de la droga, quien desea -por una considerable suma de dinero- contratar sus servicios para poder llevar a cabo un insólito plan: someterse a una cirugía para transicionar y convertirse en mujer, y al mismo tiempo abandonar su profesión criminal y retirarse a vivir una existencia pacífica. Rita accede y le apoya con las cuestiones legales necesarias para crear su nueva identidad: Emilia Pérez. Asimismo, le ayuda a fingir su muerte, a establecerse en otro país, y a reubicar a sus hijos y a su esposa Jessi del Monte (Selena Gomez) en un nuevo domicilio, donde estén a salvo de sus enemigos y rivales.
"EMILIA PÉREZ" Nominación:
* Mejor Película Animada
* Mejor Dirección
* Mejor Actriz
* Mejor Actriz de Reparto
* Mejor Guion Adaptado
* Mejor Fotografía
* Mejor Sonido
* Mejor Música Original
* Mejor Canción Original
* Mejor Montaje
* Mejor Película Internacional
* Mejor Maquillaje y Peinado
Su segundo acto ocurre cuatro años más tarde, cuando Emilia busca a Rita en Londres (donde trabaja para una prestigiosa firma de abogados), y vuelve a pedirle su ayuda, ya que extraña a sus hijos y desea volver a verles. Ambas acuerdan llevar a su otrora familia de vuelta a México, haciendo pasar a Pérez como una prima de “Manitas” quien desea hacerse cargo de Jessi y los niños. Jessi accede a regañadientes, y se instala con ella (a quien no logra reconocer).
Tras volver a nuestro país, y por una serie de acontecimientos, Emilia decide (con ayuda de Rita) tratar de reparar los daños causados durante su vida anterior, fundando una asociación civil dedicada a localizar, identificar y devolver -a sus respectivos familiares- los cuerpos de los desaparecidos por culpa del crimen organizado, valiéndose para ello de sus propias conexiones con el bajo mundo, y obteniendo recursos de diversos donadores, algunos de ellos de dudosa reputación. Y es durante esa cruzada personal que la protagonista conoce a Epifanía Flores (Adriana Paz), de quien se enamora e inicia una relación con ella.
En contraparte, Jessi comienza a su vez un abierto noviazgo con el hampón Gustavo Brun (Édgar Ramírez). Y estos hechos funcionarán como catalizadores en el tercer y último acto.
Con esta singular combinación de elementos, Audiard confecciona un musical sui generis, donde el comentario social pasa a segundo plano para dar paso a una comedia musical de tono fársico, la cual ostenta variados temas y números musicales interpretados y/o coreografiados con el elenco principal. Es necesario decir que varios de estos números están muy logrados y resultan deslumbrantes tanto en su puesta en escena como en su ejecución, como pasa con “El alegato”,“La vaginoplastia” y “El mal”. Y sin duda, constituyen su mayor fortaleza.
Pero más allá de estos señalamientos, la verdadera falla de la película yace más bien en su propia estructura, desarrollo, y en sus propias pretensiones. Cierto es que en su primer acto inicia como un prometedor relato extravagante, amoral y transgresor, el cual esgrime temas interesantes de explorar desde esas trincheras, como la transxeualidad -especialmente en contextos tan particularmente machistas-, la búsqueda de la identidad, y la posibilidad de redención.
Pero durante su segundo acto poco a poco comienza a hundirse en sus propios excesos, perdiendo rumbo y potencia, e incorporando a destajo más elementos y subtramas para tratar de conferir (innecesariamente) un aura de altruismo casi mesiánico al personaje quien da título al filme, metiéndose así en camisa de once varas y cayendo en ciertos lugares comunes, haciéndole desembocar en un lamentable tercer acto, el cual se sumerge por completo en el melodrama más pedestre y predecible. Una especie de híbrido entre cualquier culebrón televisivo vespertino, y un capítulo extendido de la serie "El Señor de los Cielos".
Es decir: lo que prometía ser un musical (y una historia) original, lúdica e incendiaria, se derrumba al empezar a tomarse demasiado en serio a sí misma, e intentar incluso abrazar en su acto final un discurso que en contraste, se percibe ridículo, un tanto aleccionador y con cierto tufillo moralino. Al final del día, sencillamente se convierte en una promesa incumplida, en una oportunidad de oro desperdiciada, y en obra con más carencias que virtudes.
Por otro lado, "Emilia Pérez" ha dividido opiniones, y ha sido continuamente señalada con dedo flamígero por diversas razones, las cuales van desde la representación que se hace en ella de nuestro país, especialmente de sus problemáticas y su cultura (calificandola de imprecisa, ofensiva, caricaturesca y falsa); pasando por las nacionalidades e interpretaciones de sus personajes centrales (con quejas que van desde la casi ausencia de actores mexicanos -con excepción de Adriana Pazhasta el español champurrado empleado por Selena Gomez en la cinta); e incluso se le ha acusado de banalizar temas muy serios como las desapariciones forzadas -la mayoría de ellas consecuencia del crimen organizado-, y por otra parte de hacer una especie de apología de los propios criminales.
COMO CADA AÑO, los nominados a los premios Oscar se dieron cita en la esperada cena de nominados, un evento exclusivo que reúne a los talentos más destacados de la industria cinematográfica. La velada, organizada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, donde actores, directores, guionistas y otros profesionales del cine compartieron un momento de camaradería previo a la gran ceremonia. Además del ambiente festivo, la velada también sirvió como espacio de networking y discursos inspiradores de los organizadores y algunos de los nominados.