Contrapunto - Número 18

Page 1

1


COMITÉ DE REDACCIÓN Fernando Larraz Verónica Enamorado

FIRMA INVITADA Página 3

Cristina Somolinos Gema Cuesta Ainhoa Rodríguez Alejandro Rivero Patricia Pizarroso Míriam Rodríguez Sofía González Cristina Ruiz Alexandra Chereches Javier Helgueta Yara Pérez Paula Mayo Noelia Izquierdo Cristina Suárez Marta Sobas Soledad Abad Raquel López

BIBLIOTECA CLÁSICA Página 4

INÉDITOS Página 6

RESEÑAS Página 8

VOCES Colaboran en este número: Lucía Cervera, Jesús Galbraith, María Loriente López, Óscar Humberto Mejía Blanco, Alba Sanz.

2

Página 22


Editorial

E

I Congreso Direcciones de la Literatura Contemporánea y Actual

n nuestro interés por crear espacios de discusión y reflexión sobre la literatura contemporánea, el equipo de Contrapunto ha decidido convocar el I Congreso Direcciones de la Literatura Contemporánea y Actual, que se celebrará del 4 al 6 de noviembre de 2015 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá. Nos planteamos como objetivos estimular el

debate en torno a los recorridos de la producción literaria durante los siglos XX y XXI, fortalecer las redes de investigación sobre temas afines, fomentar el conocimiento e interpretación de la literatura en el contexto actual mediante el diálogo crítico y facilitar la difusión de nuevos métodos, temas y vías de trabajo. Desde estas líneas convocamos a todas aquellas personas que investigan sobre la literatura contemporánea y actual. Específicamente se invita a enviar sus propuestas a quienes están dando los primeros pasos de su carrera investigadora. Las sesiones se estructurarán en torno a seis secciones temáticas: “Literaturas, totalitarismos y exilios”, “Literatura y género”, “Actualidad de las creaciones y los estudios interartísticos”, “Formas breves de la narrativa actual”, “Novela negra y policial” y “Literatura y memoria: nuevos realismos”. Toda la información está disponible en la web congresodireccionesdelaliteratura.blogspot.com.es.

3


Biblioteca clásica

Sección de clásicos

Lucha colectiva y emancipación: Tea rooms, Luisa Carnés

T

ras décadas de olvido consciente de la obra de Luisa Carnés por parte de la crítica, Tea rooms fue el libro elegido por la Asociación de Libreros de Lance de Madrid para su reedición en 2014, la primera después de su publicación en 1934. En el prólogo a esta reedición de la novela, Antonio Plaza da cuenta de los avatares de la desatención meditada de la crítica hacia la obra de Luisa Carnés: su compleja situación como mujer, obrera, militante comunista y exiliada ha jugado un papel fundamental en la exclusión de la autora de las obras críticas de referencia y ha provocado que apenas se le haya prestado atención a su producción literaria. Dada la situación de abandono y postergación de la obra de la autora con respecto al canon, nos ha parecido de justicia dedicarle un espacio en esta sección. Luisa Carnés (1905-1964) comienza su experiencia en el mundo laboral a los once años, cuando empieza a trabajar en un taller. Fruto de esta experiencia laboral es la escritura de las novelas Peregrinos del calvario (1928) y Natacha (1930), en las que la autora retrata el día a día en el taller. Tras el éxito de sus dos primeras novelas, consigue un puesto de mecanógrafa en la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP) hasta su quiebra en 1931. En 1932 comienza a trabajar como camarera y es en este contexto laboral en el que escribe Tea rooms, que se publicaría en el año 1934, con el subtítulo Mujeres obreras (novela reportaje), lo que deja entrever el interés de Luisa Carnés por el mundo del periodismo y la doble problemática que se aborda en la novela: la de género, por un lado; la de clase, por otro.

no contaba con un apoyo amplio desde la base y se subsumió a las reivindicaciones específicas y a los conflictos ideológicos de la derecha y la izquierda: se produjo una pugna entre diversas posiciones políticas para redefinir los modelos de feminidad de acuerdo con sus intereses. No obstante, en este momento de redefinición de la identidad de las mujeres en el ámbito de lo público y de su participación efectiva en el mismo, se da un intento de romper con la tradicional división de las esferas que le confería una posición subalterna. La problemática de la incorporación de las mujeres al trabajo asalariado constituye uno de los debates públicos durante la II República, pues a pesar de los esfuerzos por ampliar los horizontes legales en la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, en realidad seguía existiendo un rechazo social basado en la tradicional división de espacios públicos y privados derivada del discurso de la domesticidad. En este debate participa Luisa Carnés con la novela Tea rooms y resulta de especial interés que utilice sus experiencias como trabajadora para presentar el problema de las vías de la emancipación de las mujeres trabajadoras en la época. Escribir una novela como esta supone una toma de partido en el debate acerca de la participación política de las mujeres desde un doble punto de vista: por un lado, porque el propio acto de publicar una novela supone una intervención en la esfera de lo público; por otro lado, porque en la novela se da un posicionamiento político a favor de la emancipación a través de la lucha colectiva y sindical, fruto de la evolución en el pensamiento político de la autora.

La cuestión principal que se plantea en Tea rooms A pesar de los esfuerzos en el plano jurídico de (de igual manera que en las novelas anteriores de la facilitar la incorporación de las mujeres a la esfera de autora) tiene que ver con la posibilidad de pensar lo público, la expansión del movimiento feminista en desde la ficción modelos de mujer alternativos, de España durante la II República fue limitada porque problematizar desde la creación de universos ficticios 4


la situación de las mujeres trabajadoras en España en la década de los 30 y el modo por el cual las mujeres trabajadoras se ven sujetas a unas problemáticas específicas por su condición de mujeres. Luisa Carnés traza un fresco de personajes femeninos que viven de diferente manera su condición de oprimidas y explotadas y que se sitúan en posiciones diferentes de poder en la jerarquía. El interés de Tea rooms radica en la capacidad de la autora para trazar los rasgos de personajes transgresores que cuestionan la normativa de género socialmente impuesta: la protagonista, Matilde, no termina de encajar en el destino y en el rol que le corresponde como mujer y es por ello por lo que explora las posibilidades de las vías de emancipación y por lo que trata de concebirse a sí misma como sujeto histórico. El espacio de la novela se circunscribe casi exclusivamente al salón de té en el que trabajan Matilde y sus compañeras. Aparece también el espacio de la casa de Matilde y referencias a otros lugares donde las empleadas del salón de té cumplen con su segunda jornada laboral (limpiadoras de oficinas, por ejemplo). El microcosmos del salón de té y las relaciones de poder y de subordinación que se dan en él entre las diferentes mujeres empleadas funciona como un reflejo de la diversidad social e ideológica de las mujeres y de sus aspiraciones: mujeres de diferentes edades y con unas circunstancias particulares comparten el papel de explotadas y se encuentran sujetas al férreo control de otra mujer, la encargada, que a su vez responde a las órdenes del jefe, don Fermín. En esta caracterización diversa de los personajes femeninos, la autora trata de resumir la problemática de las mujeres trabajadoras: la subordinación efectiva a los hombres en los ámbitos laborales, la explotación a la que se ven sujetas y que continúa en el ámbito de sus hogares, el acoso sexual por parte de encargados y jefes, la cuestión de la peligrosidad de los abortos clandestinos, la posibilidad de salir adelante y de luchar por un futuro digno, etc. Retrata, asimismo, conflictos laborales, despidos y situaciones de tensión laboral y la reacción de las trabajadoras y de los trabajadores ante ellos, así como las razones y las posturas adoptadas ante la convocatoria de huelga general. Tea rooms presenta un estilo caracterizado por la abundancia de digresiones que en ocasiones se acercan al tono de un artículo de opinión en prensa o al estilo de un texto ensayístico, dado el gusto de la autora por este género: “en los países capitalistas, particularmente en España, existe un dilema, un

dilema problemático de difícil solución: el hogar, por medio del matrimonio, o la fábrica, el taller o la oficina. La obligación de contribuir de por vida al placer ajeno, o la sumisión absoluta al patrono o al jefe inmediato. De una u otra forma, la sumisión al marido o al amo expoliador. ¿No viene a ser una misma cosa?”. El dilema vital al que se enfrenta Matilde tiene que ver con esta necesidad de elegir si prefiere someter su vida a la explotación doméstica o a la explotación laboral, pues las opciones que se le plantean son el matrimonio (con la consiguiente relegación a la esfera privada y al ámbito del trabajo reproductivo), la explotación laboral (como su compañera de trabajo Antonia) o la prostitución (como su excompañera Marta). En la novela, el trabajo aparece problematizado bajo todas sus formas, ya sea desde lo que se entiende como trabajo productivo o como trabajo reproductivo: “Matilde ha visto de cerca, ha ‘tocado’ la tragedia del hogar, la ‘felicidad’, la ‘paz’ del hogar cristiano, tan preconizado por curas y monjas. El marido llega a él cansado de trabajar ―cuando hay trabajo. Allí hay unos chiquillos que gritan, que lloran, y una mujer mal vestida y gruñona, que ha olvidado hace muchos años toda palabra agradable y cuyas manos huelen insoportablemente a cebolla. […] El marido piensa que las cosas de la casa se hacen por sí mismas (¡milagrera meseta del fámulo Isidro!) y no le da importancia alguna al trabajo de su mujer, al embrutecedor trabajo doméstico”. Luisa Carnés aboga por la posibilidad de emancipación a través de la cultura y la lucha colectiva: “creíamos también que nuestra única misión en la vida era la caza del marido, y desde chicas no se nos preparaba para otra cosa; aunque no supiéramos leer, no importaba: con que supiéramos acicalarnos era bastante […] La mujer vale tanto como el hombre para la vida política y social. Lo sabemos porque muchas hermanas nuestras han sufrido persecuciones y destierros. […] Antes no había más que dos caminos para la mujer: el del matrimonio o el de la prostitución; ahora ante la mujer se abre un nuevo camino, más ancho, más noble: ese camino nuevo de que os hablo, dentro del hambre y del caos actuales, es la lucha consciente por la emancipación proletaria mundial”. Este es el camino por el que opta finalmente Matilde: el de la lucha sindical y la formación cultural para aspirar a empleos más cualificados: “la mujer nueva ha hablado también para todas las innumerables Matildes del universo. ¿Cuándo será oída su voz?”. Cristina Somolinos Molina 5


Inéditos Sección de creación Me canso Me canso de escribir tu nombre en la esquina de cada página de cada libreta que lleno de versos, de que tú no leas poesía. Me canso de no mirarte dormir con los ojos cerrados pensando que soy yo quien sueña con los ojos abiertos. Me canso de la incertidumbre, de no saber a qué hora me dirás que me vaya, ni qué harías si te pidiera que te quedases. Me canso de tener que tragarme cada sentimiento en cada abrazo, de medir mil veces cada verso antes de poder recitártelo. Me canso del miedo a dar un paso en falso y que caigamos al vacío o, aún peor, darlo y caer al vacío sin ti. Me canso de no descansar sobre tu pecho, tus labios, tu hombro, tus manos todos mis cansancios. Lucía Cervera 6


Cuando creemos que podemos vivir alejados del mundo, vacunados contra el dolor, siempre llega el aire fresco a ventear el desánimo y la cobardía. Como un ángel inesperado, la incertidumbre te sube al cielo para luego dejarte caer, te libra del infierno para dejarte ciego en la claridad. Aunque al menos, te permite soñar mientras observas indiferente el ocaso frente a ti. Jesús Galbrait Traumatismo sentimental hacia y por las aves Cada vez que veo un ave siento un profundo odio hacia el mundo. Tenía ocho años y me habían regalado un perico adolescente para que me olvidara de la muerte de papá. A los días, me llevaron de vacaciones a las montañas y olvidaron cortarle las alas y el pajarraco se escapó. Esa fue la historia que me contaron, pero sentí que en realidad la culpa era del perro, que se relamía el hocico y tosía plumas verdes en la esquina de la casa donde dormía.

Luego me olvido del mundo… Y solo quedan delante de mis ojos esos horribles animales.

La otra tarde vi un ave de rapiña. Le grité que por qué se condenaba a su suerte histórica de mal agüero y que mejor cambiara de traje y se sacudiera la mala fama; que en vez de comer carroña se hiciera en frente de los restaurantes a esperar las sobras, como hacen las gaviotas en las ciudades cercanas al Mar del Norte. Que todo era, le seguí gritando, un problema de actitud y de no querer ser. Ahora que lo recuerdo bien ese loro nunca tuvo nombre, porque en realidad nunca lo quise, porque las personas, animales y objetos con alas siempre tendrán la tendencia a abandonar; no saben qué es la lealtad y la gratitud. Pero en vez de ponerme atención, me miró con esos ojos vacíos y torció el cuello de aquí para allá y, como si nada, salió volando, increpándome en respuesta, advirtiendo que sería él el primero en hincarme el pico cuando los ojos se me estallaran por estar ya bien muerto, ido más allá.

Ya no soportan la sana crítica.

Entonces yo le hice con la mano el gesto de los buenos cristianos, el del dedo de la mitad, le dije adiós sin todavía comprender por qué me da esta cosa fea en la garganta cada vez que veo un ave por ahí, dando vueltas sobre cuerpos muertos o vivos, peleándose dentro de un galpón por gallinas o por dinero. Pero están las peores de todas, esas que le cantan a la Luna en las madrugadas para desinflarla. Las plumas y el ave en el cielo, el hasta luego que me contó mamá. Y de allá arriba vienen a toda velocidad para cagarme, muertas de la jodida risa. Según mamá, tomó media altura al girar en la esquina y como pudo trepó por un almendro. De ahí saltó, planeó escuetamente y desapareció. Óscar Humberto Mejía Blanco 7


Diálogo con las artes Teatro, cine y exposiciones Cine

Del lienzo a la pantalla

D

esde el pasado diciembre se puede disfrutar de Mr. Turner en las salas españolas de cine. Sin embargo, este biopic que dirige el británico Mike Leigh, autor también del guion, ya sonaba desde el pasado mayo al ser galardonado Timothy Spall, su protagonista, con el premio al mejor actor en el Festival de Cannes. El reconocimiento a la cinta se ha visto respaldado en la presente temporada de premios con cuatro nominaciones tanto a los BAFTA como a los Oscars respectivamente. Entre ellas destaca la de Mejor Fotografía, la cual es llevada a cargo por Dick Pope y comentaremos más adelante. El inicio de la película se produce en silencio y observando un paisaje, poco después vemos a un hombre realizar un boceto, hecho que anuncia de manera implícita lo que se está a punto de comenzar a ver: retazos de la vida del pintor J.M.W. Turner. Pronto Mike Leigh nos acostumbra al proceso creativo de Turner, siempre con una libreta que en ocasiones usa para alejarse de su realidad. No nos asustan los continuos gruñidos del protagonista y, sin embargo, tampoco se acaba el espectador de familiarizar con él. Se es un intruso de su cotidianidad, de su rutina, de su familia, de sus relaciones profesionales y artísticas, de sus viajes… Y quizá, lo más importante, de su forma de ver el arte. No se escatiman detalles a la hora de representar a Turner pincel en mano y escupiendo al lienzo, hablando ante la Academia de Londres sobre su primordial interés en la pintura, el color, o finalizando una obra en una exposición también en la Academia. Hechos que prueban la gran labor investigadora del equipo de la película, así como la ambientación y el vestuario son un fiel reflejo de la época aquí representada con gran detallismo y verosimilitud. Armoniza a la perfección el contraste que se halla entre las íntimas y recogidas escenas de interior con los amplios y sublimes paisajes en los que se vislumbra 8

con claridad obra maestra tras obra maestra del genio británico. Una decisión y efecto mucho más elocuente que mostrar sin más los lienzos. Sin duda, la cinta es merecedora de sus nominaciones en este apartado, dentro de unas semanas sabremos si es ganadora o no. Además de ver los cuadros como visiones reales del artista, encontramos en las conversaciones inspiraciones claras que después acabarán plasmadas en sus lienzos. Como en la vida de todo artista vivo y reconocido, no se priva al espectador de observar las duras críticas y la incomprensión que su obra generó, pues se alejaba de la norma del gusto de la época, y las consecuencias que tales comentarios tienen en el protagonista. En un primer momento de estas dos largas horas de película, pueden llegar a parecer escenas o capítulos deslavazados de la vida de su protagonista, pero pronto aparece un hilo que lo va uniendo todo, un color que resume y está presente escena tras escena: el amarillo. Pigmento recurrente que el director introduce de las más diversas maneras en la pantalla y que cobra gran protagonismo en los momentos álgidos. Del mismo modo que el compositor de la banda sonora recurre a la misma melodía en estos momentos culminantes. No obstante, el final de la película se hace en silencio de nuevo, cerrando el círculo, terminando el cuadro. Alba Sanz Mr. Turner País: Reino Unido Director: Mike Leigh Fotografía: Dick Pope Reparto: Timothy Spall, Jamie Thomas King, Roger Ashton-Griffiths, Robert Portal, Lasco Atkins, John Warman Productora: Focus Features International (FFI) / Film4 / Thin Man Films / Xofa Productions Duración: 149 min.


Teatro

S

La necesidad de comprender el mal

ería impensable un ranking de los autores teatrales más importantes del siglo XX sin Eugène Ionesco. Y hablar de Ionesco es, sobre todo, referirse a tres obras centrales en la historia del teatro del siglo XX, estrenadas en la década de 1950: La cantante calva, Las sillas y Rinoceronte. De entre ellas, es esta última la que mejor ha sobrevivido al paso del tiempo en la senda de los escasos títulos susceptibles de alcanzar el título de clásico. Más allá de la justicia o injusticia de los cánones literarios, Rinoceronte es una obra que desnuda ante el espectador la clave profunda del fascismo, uno de los movimientos políticos más perversos pero que, no hay que olvidarlo, logró fascinar de una manera hipnótica a una gran masa de gentes en muchos países, no solo los archiconocidos casos de Italia y Alemania. La clave estaría en la irresistible atracción que desprende la indiferenciación del individuo, la belleza que parece emanar de lo instintivo e irracional, la destrucción y la violencia elemental. Ionesco se basa sobre todo en el diálogo, a veces seco, y en el recurso más viejo del arte, la alegoría, cuyo carácter fantástico lo acerca al absurdo surrealista. Rinoceronte es necesaria e intemporal porque la atracción por abdicar del humanismo y convertirse en una fiera anónima e impersonal no quedó definitivamente conjurada con la funesta experiencia histórica. El narrador de La peste de Albert Camus, una obra con profundas concomitancias ideológicas y contextuales con la de Ionesco, nos lo recuerda en la última página de la novela: “el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás”. Por ello, la revisitación y actualización de esta obra en el ya entrado siglo XXI es una excelente noticia.

Dürrenmatt, Buero Vallejo, Plauto o Azcona—, que rinde un papel impecable. La dificultad de mostrar los pasos en el espinoso camino de la voluntad y de la razón, él, ser inane al principio de la obra, para convertirse en el último humano, es cumplida a la perfección. Un primer paso lo dará en el segundo acto, que tiene lugar en la oficina. Para entonces, el espectador avisado se ha dado cuenta de que Caballero ha escogido sustituir el absurdo por lo cómico. Lo que gana así la obra en accesibilidad lo pierde en desafío a la racionalidad. Es, probablemente, el segundo cuadro del segundo acto el de mayor impacto visual. Asistimos a la conversión en rinoceronte de Juan y al explícito rechazo que Berenger manifiesta por esa tendencia. La metamorfosis que interpreta Fernando Cayo es asombrosa. Apoyado en los efectos de sonido, asistimos a la suave seducción por el mal mediante los graduales cambios fisionómicos pero, sobre todo, mediante el progresivo argumentario del personaje, que desprende grandes dosis de fuerza, laxitud, irracionalidad. También Fernanda Orazi, como Daisy, y José Luis Alcobendas, como Dudard, que acompañan a Berenger en el tercer acto, cumplen bien con su papel de pusilánimes miembros de una sociedad cuya benevolente indiferencia ante el mal acaba por anonadarlos en la masa. Al final, Daisy confunde los barritos de los rinocerontes con bellos cantos y danzas, seducida por la impertérrita igualación de los paquidermos, dejando solo a Berenger en el patético acto de resistencia final, de imposibilidad racional de aceptar la muerte de lo distintivamente humano.

Buenas noticias para la cartelera madrileña, pues se ha llevado con dignidad no solo una de las grandes obras teatrales del pasado siglo, sino también una La puesta en escena de Ernesto Caballero, que pronto de las obras más necesarias, una profunda alegoría cumplirá al frente del Centro Dramático Nacional política y moral que jamás perderá la vigencia y que tres años, es impecable. Presenta algunas novedades sigue apelando a las más hondas raíces de nuestra apreciables, como la ruptura de la cuarta pared: al constitución moral. principio los actores interactúan con el público, lo Fernando Larraz interpelan. Vemos por primera vez a Daisy sentada en el patio de butacas y a los habitantes de la plácida Rinoceronte ciudad paseándose entre los espectadores: todo ello potencia el aire de banalidad burguesa que sirve de Autor: Eugène Ionesco caldo de cultivo del rinocerontismo. En la primera Versión y dirección: Ernesto Caballero escena vemos a Berenger, encarnado por Pepe Viyuela, Intérpretes: Pepe Viyuela, Fernando Cayo, Fernanda conocido mucho más por su faceta de cómico televisivo —aunque en el teatro ha representado personajes Orazi, José Luis Alcobendas, Paco Déniz. de autores del calibre dramático de Bernard Shaw, Centro Dramático Nacional, Teatro María Guerrero 9


Cine

M

Las musarañas de Macarena Gómez

usarañas es la nueva película de Álex de la Iglesia, aunque se nos venda como una obra de arte fruto de la imaginación y el talento de dos directores noveles, llamados Juanfer Andrés y Esteban Roel y que no aparecerán más allá del cartel. Desde el argumento hasta la ambientación y la falta de límites son característicos de este controvertido director. Porque la aportación de De la Iglesia no se queda únicamente en la financiación. Incluye hasta una aparición estelar de su apreciada Carolina Bang, considerada por algunos críticos una de las peores actrices del pasado año. La marca De la Iglesia queda clara ya en el cartel promocional con esa aparente afirmación de apadrinamiento “Álex de la Iglesia presenta…”. Y si partimos ya de la idea de que esta película podría incluirse en la filmografía de Álex de la Iglesia sin ningún problema, vuelve a entrarnos la duda que se encarna en los espectadores de sus trabajos: ¿estamos ante verdaderas obras de arte creadas bajo la personalísima visión de este director? ¿O estamos ante películas en las que la trama y los personajes parecen estar fuera de lugar? Sin ninguna duda, la aportación de este director al cine español y su enorme talento para crear son innegables, pero ¿deben existir límites en la creación? Porque, al igual que sucede en Musarañas, a veces parece que el arte se le va de las manos y la trama comienza a cobrar vida como si perdiese el control, ya sea consciente o inconscientemente. El argumento es un diamante en bruto que se les escapa entre los dedos. Podría haber sido una película distinta y original con mezclas de diferentes géneros y con el toque personal de sus directores y de su financiador. Pero no. No se aprovecha un relato magnífico y se derrumba la trama con giros incoherentes que hacen al espectador dudar de qué es lo que le están intentando contar. Montse, su protagonista, es un personaje magníficamente construido, quizá gracias en gran parte al excelente trabajo de Macarena Gómez. Ambientada en los años 50 en un piso del centro de Madrid, la película nos presenta una mujer que ha perdido su juventud encerrada entre cuatro paredes mientras cuida de su hermana pequeña. Un padre que huyó y una protagonista con una agorafobia no reconocida justifican el drama en una trama que resulta difícil seguir en algunas ocasiones. Este es uno de los más claros ejemplos en los que habría que 10

decirle a sus directores que a veces menos es más, que tenían la historia y la retocaron demasiado. Si la película se mantiene en pie es gracias a la magistral interpretación de la actriz cordobesa Macarena Gómez. Esta intérprete ha sido nominada al Goya a Mejor Actriz por este trabajo, una nominación más que merecida. Parecía que nadie le iba a dar la oportunidad de salir de papeles pequeños y poco influyentes. Parecía que nadie iba a dejarnos ver el enorme potencial que tiene como actriz. Llevaba años lanzando pequeños destellos de luz en todos sus trabajos, tanto en cine como en teatro y en televisión. Pero nunca le habían dejado brillar como en esta película. El resto del reparto está correcto y al nivel del texto. Porque es una película con personajes rocambolescos y una trama con recovecos, en ocasiones incoherentes e innecesarios, que complican el trabajo de los actores y dificulta la credibilidad de sus actuaciones. Aun así, se percibe un enorme esfuerzo en la caracterización y la interpretación que logra lo que se espera de ellos. Quizá hay que ir al cine a verla porque es una nueva aportación, una historia diferente. Quizá hay que ir cine a verla porque sus noveles directores se merecen la oportunidad eclipsada por su financiador. Pero, sobre cualquier otra premisa, hay que ir a verla porque esta película son las musarañas de Macarena Gómez. Míriam Rodríguez Torres

Musarañas Dirección: Juanfer Andrés y Esteban Roel Reparto: Macarena Gómez, Nadia de Santiago, Hugo Silva, Luis Tosar, Gracia Olayo, Lucía González País: España Año: 2014


Teatro

C

Cuando Don Juan pasó de héroe a villano

uando todavía estábamos impresionados con la asombrosa capacidad de la actriz Blanca Portillo para reinterpretar sobre las tablas personajes como Segismundo o Hamlet, vuelve a la escena española para demostrarnos que desde la dirección puede hacer lo mismo o incluso mejor. Para Portillo se acabó ese Don Juan tan querido a lo largo de la historia de la literatura dramática universal. Se acabó elevar al nivel de héroe y galán a un hombre que, bajo la personal visión de su directora, es un “destructor social”. Tanto Portillo, desde la dirección, como Mayorga, desde la adaptación textual, y José Luis García-Peréz, desde la interpretación del protagonista, coinciden en que toda esta caracterización del personaje está implícita ya en el texto y que su aportación simplemente pretende pasar el mito por un filtro en el que lo que antes era seducción ahora se considera acoso y violación de la vida de las mujeres.

final. El texto está cuidado y, aunque pueda parecer imposible, bastante respetado. Porque el filtro del que hablamos se pone en la dirección y en la interpretación. Es un montaje tremendamente duro con el mito pero que convence al espectador permitiéndole reflexionar sobre la interpretación de un texto que parecía no poderse cuestionar. El elenco está conformado por actores habituales de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y por nuevas caras que Portillo se ha encargado de buscar en las escuelas de Arte Dramático de Madrid y Valladolid. La directora reconoció ante los medios de comunicación que el proyecto surge tras comprobar que no era la única con esta visión de Don Juan Tenorio, sino que José Luis García-Pérez, el actor al que confía la interpretación del protagonista, compartía esa perspectiva y esa necesidad de desnudar al mito y mostrar algo que estaba en el texto pero que parecía diluirse en continuas puestas en escena demasiado dulcificadas.

El montaje está cuidado al detalle por la mano prodigiosa de Blanca Portillo, convertida ya en una de las figuras más importantes e influyentes de la escena española actual. Desde la escenografía hasta la perspectiva de adaptación, pasando por cada uno de los elementos que configuran un montaje teatral, están orientados a mostrarnos un Don Juan sin condimentos. Es un montaje lleno de tensión y violencia que llega a desconcertar a un espectador acostumbrado a asistir a las conquistas del famoso galán español sin cuestionarse la moralidad del mismo. Un galán que pasó a la historia y consiguió asentar su nombre en la lengua española como sustantivo común que hace referencia, según la mismísima RAE, a un simple “seductor de mujeres”. Pero para este equipo es mucho más que eso. Es por este motivo por el que Portillo justifica la descontextualización del texto con la que se podría atacar esta dura versión del clásico de Zorrilla. Y es que es un personaje que ha vivido más allá de la época en la que fue creado por lo que el equipo argumenta la necesidad de que este mito del teatro español pase por el filtro del siglo XXI. Según esta adaptación, el espectador de hoy vería, fuera del contexto de los siglos de oro y sin el endulzamiento con el que ha pasado a la historia este personaje, a un hombre lleno de maldad al que su falta de empatía le lleva a violar la humanidad de aquel que se ponga en su camino. Un violador, un asesino sin posible perdón por mucha rendición que Zorrilla incorporase en su

Resulta muy interesante ir al teatro Pavón para no encontrarse con ese galán que espera. Para el equipo de este montaje ya no hay seducción en lo que es violación, se acabó el mito del hombre irresistible capaz de controlar la vida de mujeres incapaces de tomar decisiones más allá de amar. Una visión más de un texto que no se desgasta por más que se represente. Una visión diferente porque, para Portillo, ahora Don Juan ha pasado de héroe a villano. Míriam Rodríguez Torres

Don Juan Tenorio Autor: José Zorrilla Adaptación: Juan Mayorga Dirección: Blanca Portillo Elenco: José Luis García- Pérez, Luciano Federico Marcos, Eduardo Velasco, Daniel Martorell, Juanma Lara, Francisco Olmo, Alfonso Begara, Alfredo Noval, Miguel Hermoso, Raquel Varela, Marta Guerras, Beatriz Argüello, Rosa Manteiga, Ariana Martínez, Eva Martín Lugar de representación: Teatro Pavón (Compañía Nacional de Teatro Clásico) 11


De aquí y de allá

Narrativa española e hispanoamericana Verte, el color de la esperanza

U

na mujer madura, un atractivo francés y tres días de pasión desenfrenada son los elementos protagonistas de la nueva novela de la periodista y escritora Pilar Eyre (Barcelona, 1951), Mi color favorito es verte, con la que ha conseguido alzarse como finalista del Premio Planeta 2014, uno de los galardones más populares de las letras españolas. Acostumbrados sus lectores a novelas históricas como Ena, Pasión imperial o La soledad de la reina, en la nueva obra de Pilar Eyre se aprecia un sorprendente cambio de registro así como unos escenarios y unos personajes mucho más cercanos: la propia autora, sus familiares y amigos, sus casas de Barcelona y Llafranc, etc. De esta manera, en esta novela autobiográfica se mezclan el romance, la intriga y el humor para representar los acontecimientos que vivió la periodista a finales de agosto de 2013 en la Costa Brava. Sébastien Pagès, un apuesto corresponsal de guerra francés, se encuentra pasando unas vacaciones con Amandine, su hija adolescente, en Llafranc, un pueblecito costero de Barcelona. Una noche, cenando en un conocido restaurante de la zona, las miradas de Sébastien y Pilar se entrecruzan. En ese momento se inicia la historia de amor que vivirá nuestra protagonista, historia que desembocará en la búsqueda irrefrenable por destapar la verdad que envuelve a su amado. Tres días pueden parecer poco tiempo para que se forje un amor como el que siente la periodista. Sin embargo, en cuestiones del corazón, tres días bastan para que Pilar se enamore como una chiquilla y se sienta, de nuevo, una mujer joven y atractiva. Además, como la propia escritora ha recordado en varias de las entrevistas que se le han realizado en la promoción de esta novela, el romance entre Romeo y Julieta, de William Shakespeare, también duró tres días y nadie duda del amor que sintieron ambos. A pesar de que Pilar parece estar viviendo un sueño, se ve obligada a despertar de él cuando Sébastien se marcha inesperadamente a Siria para continuar con su trabajo como corresponsal. Así, sola y sintiéndose tremendamente desgraciada, Pilar, quien narra toda su historia en primera persona, se abandona a sí misma dejando de salir de casa, de asearse y hasta de comer; es por ello por lo que su hijo, cuyo apoyo incondicional queda reflejado en este libro, la anima a contar su verdad, que terminará siendo une belle 12

Pilar Eyre, Mi color favorito es verte Barcelona, Planeta 329 páginas, 20 euros

histoire. De este modo, Mi color favorito es verte relata la historia de una mujer madura que lucha contra el paso del tiempo y que se entrega plenamente a una pasión que, lejos de ser una aventura de verano, se convierte en un amor de esos que dejan huella. En palabras de la propia autora, la escritura de esta novela ha desencadenado en ella un efecto catártico capaz de hacerle revivir tanto los momentos buenos, en los que gozaba del amor de Sébastien, como los días malos, en los que el corresponsal de guerra se hallaba lejos y sin dar señales de vida. Conocida por escribir las biografías de personajes famosos como Francisco Franco, la reina Sofía o Quico Sabaté, Pilar Eyre se introduce de lleno en el género de la autobiografía e incorpora en Mi color favorito es verte detalles tan íntimos como las cicatrices de su cuerpo, los retoques estéticos a los que se ha sometido o las peculiaridades de sus amigos, sus primas o sus asistentas. Teniendo en cuenta el valor histórico de la obra narrativa de esta autora, cabe señalar que esta nueva novela se caracteriza por una frescura y una ligereza que difieren bastante del resto de sus libros. Asimismo, en esta novela se observa un canto a la vida y a la esperanza, que es lo último que pierde la protagonista. Por tanto, en Mi color favorito es verte la periodista y escritora Pilar Eyre logra transmitir a los lectores que la pasión no es solo cosa de jóvenes, que el corazón no tiene arrugas ni edad y que las personas, por mucho que las amemos, no son siempre lo que parecen. Cristina Suárez


E

En constante diálogo con la alteridad

scritor, profesor y traductor, pero, ante todo, J. A. González Sainz (Soria, 1956) es un observador, como queda patente en su nuevo libro El viento en las hojas, una cuidada colección de cuentos escritos concienzudamente y articulados en torno al motivo del camino, entendido como “una forma de llegada y no aquello que la antecede”. Los cuatro primeros cuentos son sorprendentes, de hecho, del asombro que produce cada inesperado final deriva el placer de la relectura, pues esta nos permite comprender mejor los desenlaces y comprobar, al final, que nada se ha dicho por casualidad. Asimismo, los títulos “Unos pasos aún ante el umbral (el aire de su sonrisa)”, “Los ojos de la cara”, “La línea de la nuca (la curvatura de la espalda)” y “La amplitud de la sonrisa (la dirección de la corriente” anuncian que se nos van a presentar imágenes de las que se extrae el mayor jugo posible: detalles, gestos y partes del cuerpo pueden ser el punto de partida para una reflexión trascendental. Tres de esos títulos son contrastivos y denotan dos tonos distintos; esto no es casual: de algunos personajes se deducen aspectos que se pueden adivinar por otros que actúan de espejo (por ejemplo, en el primer cuento, se puede entender la actitud del padre gracias a la elección del helado de limón del hijo; en el segundo, la verdadera belleza es el discurrir de una noble pareja de ancianos, en contraposición con el efímero y artificial supuesto atractivo de un joven musculoso), el narrador de esos primeros cuentos es heterodiegético y las preguntas que se formulan en los primeros cuentos se responden en los últimos, en esos casos, en primera persona, de modo que la reflexión del autor se torna más profunda y susceptible de ser compartida por el lector. La arquitectura de El viento en las hojas está minuciosamente trabajada, pero más aún, si cabe, lo está el estilo, que recuerda en ocasiones al Delibes cuentista, particularmente, en las descripciones impresionistas de los personajes; con un solo gesto, J. A. González Sainz es capaz de transmitirnos la psicología de los personajes; un ejemplo puede ser la caracterización de la mujer protagonista de “La amplitud de la sonrisa (la dirección de la corriente)”, demasiado protectora de su hija, que se deduce de la contraposición con su marido y de un gesto final cuya lectura tiene cierto efecto cámara.

J. A. González Sainz, El viento en las hojas Barcelona, Anagrama 144 páginas, 14,90 euros

contabilidades por partida doble como en cada cosa”. Tal vez por eso, nos plantea reflexiones y preguntas a las que debemos intentar responder, gracias a la praxis que son los primeros cuentos y a la teoría que conforman los últimos. Destaca sobremanera “La ligereza del pecíolo”, un cuento alegórico que nos lleva a pensar el final del camino. Sin embargo, a pesar del tono filosófico que inunda las hojas de J. A. González Sainz, cuya principal fuente parecer ser Heráclito y su teoría del “eterno retorno”, la obra no es ajena a la actualidad (por ejemplo, crítica velada al excesivo gasto público en un diálogo de unos personajes en un café) y puede resultarnos tremendamente útil para comprender muchos de los factores que han contribuido a la crisis social, no ya económica, en la que estamos sumidos. “Miramos la mayor parte de las veces sin ver”. El sonido del viento en las hojas aparece cuando fijamos la atención, cuando nos hemos detenido a pensar; reproducirlo mentalmente después de las disertaciones del autor y de creer que hemos descifrado algo (“el mundo es el mundo y es también su representación”; no hay solo una verdad) es sin duda un elemento que llena de belleza cada relato.

“¡Ah, cuántas veces la observación es la mejor o la única forma de evitar un enojo o un mal mayor!”, exclama J. A. González Sainz al final de la obra. Afortunadamente, el autor soriano comparte sus observaciones con nosotros en El viento en las hojas En este libro, lo que se piensa es más relevante que lo y nos invita a caminar “en constante diálogo con que se dice. El autor es consciente de la importancia la alteridad”, frase esta última pronunciada en su de la libertad o, en otras palabras, de la posibilidad inolvidable presentación del libro. de elegir: “la libertad no es hacer una cosa sino poder hacerla, y hacerla entonces o no hacerla según Sofía González Gómez un juego complejo de encajes y partidas dobles, de 13


La nueva novela fantástica

C

on La máquina del porvenir, Juan Trejo (Barcelona, 1970) parece asentar una naciente moda literaria que podríamos denominar como “novela fantástica de aventuras con ínfulas espiritualistas, visceralmente antirrealista en su concepción del género y antimaterialista en su concepción de la realidad, que lleva al lector por lugares del mundo diversos y distantes, con sobredosis de subtramas que no terminan de encajar y elementos procedentes de la cultura popular”. Lo digo porque, destacando entre varios otros ejemplos, hace solo unos meses apareció otro largo texto que también encajaría en la definición: la novela de Andrés Ibáñez Brilla, mar del Edén, que, podemos decirlo ya, estaba bastante más lograda que esta. Ambas comparten también una vaga necesidad de reivindicar su factura puramente literaria, siendo muy evidente el esfuerzo por establecer vínculos intertextuales entre su novela y la de autores canónicos, empeño que se refuerza a través de los peritextos con la mención a una gloriosa tradición con la que implícitamente se quiere callar a supuestos críticos serios que las puedan tachar de productos sub (o pseudo) literarios. La máquina del porvenir, por más señas, consiguió el último Premio Tusquets de Novela, que se une al crédito que Juan Trejo había ya merecido, entre los pocos que la leímos, por su otra novela, El fin de la guerra fría (2008), una historia original e interesante de tres personajes de procedencias muy diversas que transitan por una Barcelona apocalíptica a la búsqueda de una escurridiza identidad.

Juan Trejo, La máquina del porvenir Barcelona, Tusquets 456 páginas, 20 euros

heroísmo y miseria moral... El resultado no es muy satisfactorio porque tal aluvión de avatares precisaría, primero, un buen control sobre la historia para que tantos y tan heterogéneos elementos lleguen a encajar; en segundo lugar, una significación global y valiosa a la que llevar a la narración para evitar que esta se disperse en historietas y tópicos heterogéneos; y, en tercer lugar, un buen control sobre el estilo para dar forma literaria a tantas páginas sin caídas, incorrecciones o banalidades semánticas. Ninguna de estas tres cosas consigue Trejo en su novela: la escritura es muy descuidada, la novela La máquina del porvenir es, en realidad, un conjunto no consigue superar la sensación de intrascendencia de historias unidas genealógicamente: la de Óscar, y quedan muchos flecos por integrar. Llegado pero también la de su padre y la de su abuelo (y aun cierto punto, la deriva hacia el esoterismo místico secundariamente, la de su bisabuelo), cuyas identidades comienza a resultar insufrible, me temo que incluso quiere recuperar a raíz de la muerte de su madre. Esto para aquellos con cierta predisposición favorable. lo lleva de viaje por América, donde van revelándose algunas claves de su propia identidad y, sobre todo, A su favor aduciremos que, en algunos momentos, donde llega a su conocimiento la existencia de una las aventuras de los personajes resultan atractivas y enigmática máquina del porvenir en cuyo diseño están sostenidas con buen pulso narrativo. El relato original participó su bisabuelo en la Rusia zarista. El del camino del héroe, con el que parece querer lector va conociendo los poderes anticipatorios de los relacionar estas historias, no deja de tener cierto que fue depositario su abuelo, que le supusieron un interés. Tal vez la ambición del autor ha superado sus buen número de aventuras en su ajetreada existencia, propias capacidades y le habría convenido contenerse y los dimes y diretes de su padre, un extraño para él tanto en lecturas trascendentales que no están a su que se ha terminado por convertir en célebre escritor alcance como en la complejidad de su construcción y editor de libros de autoayuda radicado en Argentina. discursiva. Trejo narra bien desde la objetividad, Trejo ha querido escribir una novela casi total en la cuando no inflige a sus personajes el castigo de tener que hay recreaciones históricas, aventuras, ciencia que “encontrarse a sí mismos” o de alcanzar, a través ficción, drogas, visiones anticipatorias, derrotas, de su historia, una filosofía del tiempo que trastrueque erotismo, inquietudes espirituales en las que se funda nuestra concepción tradicional de la realidad. la new age y el hippismo con las genuinas necesidades Fernando Larraz de búsqueda interior (en una actitud indiscernible, a veces de sarcasmo y otras de credulidad), violencia, 14


Alrededores Narrativa traducida L

La danza de la palabrería

a publicación en Nórdica Libros de Clases de baile para mayores se justifica por el centenario del nacimiento del autor (Moravia, 1914), un destacado novelista checo entre cuyas obras destacan Trenes rigurosamente vigilados (1964), Yo, que he servido al rey de Inglaterra (1971) o Una soledad demasiado ruidosa (1977). Un autor muy querido por una larga lista de escritores y críticos, como Milan Kundera o Philip Roth. A lo largo de sus páginas, no vamos a encontrar otra cosa que no sea lo que sale de la boca de un anciano de 70 años. El libro es un monólogo, desprovisto de capítulos, o incluso párrafos, dirigidos a seis señoritas que toman el sol, a las que les cuenta sus conquistas amorosas, sus escándalos, sus aventuras militares, viejas hazañas, o episodios más oscuros como los suicidios... Esto puede causarnos la impresión de que es un libro aburrido o endeble, pero no, no es el caso. Ante todo, tenemos ante nosotros un libro divertido. Leer a esta primera persona nos envuelve en un bucle de un ritmo hipnótico y seductor que nos arrastra a lo largo de todo el libro. El narrador es cercano y las anécdotas, irónicas, pero estas anécdotas en el contexto de un anciano que cuenta toda su vida a unas señoras con unas ansias inexplicables hace que sintamos una emoción vertiginosa. No es solamente un libro divertido, sino que en el final de sus páginas, con esa frase entrecortada, nos queda a los lectores un profundo sentimiento de tristeza. De hecho, el humor de Clases de baile para mayores es un punto de partida para leer acerca de cosas importantes para el autor, como el lugar del austro-húngaro, la toma de posesión comunista de Checoslovaquia o la parte más oscura de filosofar. También está muy lejos de ser un libro fuertemente ideológico, ya que nuestro autor nunca lo fue. Nuestro personaje acepta su frustración a la vez que nos alborota; nos habla excéntricamente, haciéndonos partícipes de su destino y arrollándonos contra su torrente de conciencia. Historias mágicas e historias humanas son las que vamos a encontrar gracias un Hrabal que a veces proporciona pinceladas del realismo mágico, de fatalismo, de rebeldía, de sabiduría… Es una sorprendente novela, fácil de leer, pese a que cuenta con un aspecto que llama mucho la atención: no hay apenas puntos y aparte. Nos puede recordar a Joyce con su flujo de conciencia, pero

realmente no podemos decir que lo que encontramos en este libro sea ese fenómeno. Es más conveniente denominarlo como lo denominó Hrabal: “un montón de palabrería”. Es, por tanto, un libro fuera de lo común. Quizás, la manera más adecuada de entender Clases de baile para mayores es quitarnos de la cabeza la idea de que es una novela, y ver el monólogo como un poema, en el que hay asociaciones al azar, ritmo, un derroche de imaginación, profusión lírica, un colofón de sorpresas, conmoción… ¡Qué gracioso y qué triste es! “[…] por ello el poeta Bondy me decía que la verdadera poesía debe ser dolorosa, como si uno olvidara la cuchilla de afeitar en un pañuelo y, al sonarse, la nariz se cortara con ella, que un buen libro no es el que sirve al lector para mejor conciliar el sueño, sino que, por el contrario, debe sacarle de la cama para que corra, tal como está, en calzoncillos, a propinarle unos coscorrones al señor escritor…”. María Loriente López

Bohumil Hrabal, Clases de baile para mayores Madrid, Editorial Nórdica 120 páginas, 15 euros Traducción: Jitka Mlejnková y Alberto Ortiz 15


“C

Alborotadas hormigas

hunyu Fen, un valiente y galante joven del distrito de Dongping, era famoso en toda la región tanto por su incontrolable propensión a las peleas y a la bebida como por su absoluta indiferencia ante las convenciones sociales”. Un día, Chunyu se adentró en el Reino del Fresno, donde conoció a sus monarcas, se casó con la hija de estos y consiguió ser gobernador durante veinte años. Sin embargo, pasado el tiempo, tras el amor y la dicha llegaron todo tipo de calamidades a su vida, hasta que los reyes decidieron echarlo de su territorio. Así fue como, repentinamente, Chunyu despertó y se dio cuenta de que todo había sido un sueño. El reino por el que había viajado era en realidad el hormiguero del jardín de su casa: “¡Así comprendió que en el breve lapso del sueño de un instante había vivido toda una vida!”. La historia de Chunyu es una de las diez creaciones que componen esta antología, en la que se pueden encontrar temas fantásticos, románticos, históricos, religiosos, enseñanzas morales y, por supuesto, “historias de caballeros o héroes de las artes marciales”. Es en el importante período de la dinastía Tang (618907) cuando la narrativa de ficción se valora realmente por los intelectuales chinos; los relatos breves acaban adquiriendo un importante papel, ya que, como señala el editor, Sebastián Gómez Cifuentes, muchos letrados escriben este tipo de creaciones “con el fin de lograr reconocimiento entre los círculos más influyentes de la burocracia y los centros de poder estatales para conseguir así puestos funcionariales de mayor relevancia”. Existe, en efecto, un cuidado por equilibrar tanto el fondo como la forma de los relatos, en los que se entreveran elegantes comparaciones, personificaciones y metáforas (“el viento se levanta con rugidos de tigre y la nube se hincha con el gruñido del dragón”). En algunos de ellos se emplea la técnica del manuscrito encontrado, para que la veracidad de lo narrado sea mucho mayor, así como el didactismo subyacente. El impacto sensorial es notorio, sobre todo cuando se describen espacios, tejidos y personas: mensajeros vestidos de púrpura, habitaciones llenas de oro, “comidas servidas en vajillas de jade”, sedas y colchas bordadas, cofres y baúles, cortinajes, biombos de nácar, divanes, almohadones o perfumes que emanan de los incensarios de oro (“el cortejo lo componían millares de doncellas ataviadas con tocados de fénix verde y vaporosos vestidos de gasa de nube dorada, sobre los que resaltaban toda clase de joyas de oro y piedras preciosas”). Tal y como apunta Gómez Cifuentes, las narraciones no solo tienen un innegable valor literario, sino también histórico y etnológico, puesto que en muchas de ellas se habla de personajes de gran peso durante la dinastía Tang y se 16

describen, además, reglas de hospitalidad, ceremonias matrimoniales, supersticiones, creencias religiosas y formas de pago (como los rollos de seda o, por ejemplo, la existencia de dos tipos de monedas: una, para los ricos y otra, para los pobres, que, obviamente, eran los más). Este volumen es, junto con la Antología poética de las dinastías Tang y Song, editada por Alfredo Gómez Gil para Miraguano, un excelente modo de aproximación a esta vasta y apasionante literatura que ha dejado una huella significativa hasta la actualidad, ya que muchos de los cuentos recogidos aquí han sido luego readaptados en numerosas baladas, obras de teatro e incluso versiones cinematográficas. Ello demuestra, en suma, el enorme alcance de historias como la de Chunyu, de la que dice lo siguiente Li Gongzuo, su autor: “aunque relata sucesos extraordinarios y sobrenaturales, todos aquellos que rigen su existencia guiados por la ambición y la vanidad podrán extraer de ella una importante lección. La gente honrada, por su parte, al leer la historia de este sueño, no debe ver en ella una simple cadena de coincidencias, sino aprender, trascendiendo la anécdota, a no dejarse dominar por el orgullo de su posible fama ni de su posición en el mundo. Como comentó Li Zhao, antiguo consejero militar de Huanzhou: “encumbrados hasta los cielos, / todopoderosos en su imperio, / el sabio se ríe de ellos: / alborotadas hormigas, nada más”. Alexandra Chereches

Shen Jiji, Li Chaowei, Jiang Fang, Li Gongzuo, Bai Xingjian, Xue Tiao, Li Fuyan, Pei Xing, Du Guangting, Antología de cuentos de la dinastía Tang Madrid, Miraguano 208 páginas, 16 euros Traducción: miembros de Ediciones en Lenguas Extranjeras (Pekín). Edición revisada y anotada por Sebastián Gómez Cifuentes


L

Conflicto de intereses

a última palabra es la última novela presentada por el escritor Hanif Kureishi (Londres, 1954), un novelista, guionista y autor teatral anglopaquistaní. Es autor de otras obras muy conocidas como El buda de los suburbios —por la que ganó el Premio Whitbread y que fue adaptada a una serie televisiva por la BBC—, El regalo de Gabriel o Algo que contarte, entre otras. Empezó escribiendo teatro y ganó el George Devine Award con Outskirts. También es Comendador de la Orden del Imperio Británico y en 2010 ganó el Premio PEN/Printer. En su último libro, Kureishi nos presenta las situaciones que tiene que pasar Harry, un recién estrenado escritor de biografías, al ser contratado por un escritor de renombre, Mamoon Azam, para escribir un libro sobre su vida, pues es un autor que ha quedado ya un poco olvidado y necesita volver a ser leído y recordado (entre otras cosas, por razones económicas). Sin embargo, este famoso escritor no le va a facilitar el trabajo a Harry, quien quiere alcanzar la fama y, en cierta medida, también la fortuna pretendiendo el éxito del libro. No obstante, aunque Mamoon es un personaje muy reñido y problemático, Harry encontrará problemas para saber cosas de él, pues se va a encontrar con la actitud esquiva del escritor, motivada, en cierta parte, por las preguntas molestas e indiscretas que le hace el joven, con el fin de escribir una biografía salvaje, oscura y controvertida. Para ello, Harry tendrá que contar con la ayuda de Liana, la tercera y última mujer del escritor, que no le facilitará el trabajo; de Julia, una mujer que trabaja en la casa de Mamoon, quien le dará información sobre él y con la que inicia una relación; de Marion, una amante que tuvo el señor Azam durante su primer matrimonio y que sacará su lado más sexual y oscuro; e incluso de Peggy, la primera mujer de Mamoon, ya fallecida y que ha dejado unos cuadernos con comprometedora información. También recurrirá a la ayuda de su prometida, Alice, una mujer que, aunque en un principio parece ser todo lo contrario a lo que a Mamoon le gusta, resulta, al final, una gran amiga suya y una parte esencial en la relación que se produce entre el propio Harry y Mamoon, llegando este último incluso a admirarla. Así, lo que en un principio parecía ser una increíble y fantástica experiencia se convierte en un viaje duro y difícil para Harry al tener que viajar a la India para conocer los orígenes de Mamoon o, incluso, al ver cómo su relación sentimental pende de un hilo. No obstante, no todo es tan malo, pues cada uno de ellos irá aprendiendo cosas del otro. Por ejemplo, Mamoon progresa en el ámbito del deporte y Harry mejora su conocimiento sobre el funcionamiento de la vida y las mujeres; y aunque no coincidirán en la mayoría de las ideas y situaciones,

también van a compartir momentos destacables y buenos que aparecen entre las continuas escenas de desprecio que expresa Azam hacia el joven escritor. Se puede llegar a pensar que, en cierto sentido, el libro puede tratarse de una autobiografía, pues el autor, Hanif Kureishi, y uno de los personajes principales de la obra, Mamoon Azam, comparten una serie de circunstancias que los asemejan: ambos son de origen indio, son escritores y los dos muestran la ciudad de Londres como una parte importante de sus vidas. No obstante, en esta historia no solo encontramos eso, sino que en esta novela el lector va a topar con numerosos temas, destacando, entre todos ellos, algunos como el sexo, el amor, la familia o la raza, que pasan a ser ingredientes básicos de este relato cuya presencia en la historia los hace ser elementos continuos. Así, esta historia muestra lo importante que es tener en cuenta la meta deseada a pesar de que el camino esté repleto de piedras, lo que hace de esta novela una obra interesante y colmada de buenas críticas que aplauden una vez más, sin duda, el buen trabajo de Kureishi. Noelia Izquierdo

Hanif Kureishi, La última palabra Barcelona, Anagrama 295 páginas, 19,90 euros Traducción: Mauricio Bach 17


Un toque especial en la clase alta neoyorquina

D

ominick Dunne (Connecticut, 1925) vio publicada su novela Las dos señoras Grenville por primera vez en el año 1985. Este famoso cronista y comentarista de sociedad relacionado con la revista Vanity Fair consigue desarrollar una historia donde se describe con detalle la hipocresía de la alta sociedad neoyorquina en los años cuarenta. Billy Grenville, joven rico de clase alta, conoce casualmente a la hermosa Ann Arden, de origen humilde y con aspiraciones cinematográficas. La desesperación llega a la familia Grenville, y más concretamente a Alice, la matriarca y madre de Billy, cuando este decide casarse con esa misteriosa mujer de Kansas. Esta apasionante novela de intriga y secretos dibuja un retrato de la sociedad norteamericana con un tono decadente y muy humano. El libro está basado en el homicidio real del multimillonario William Woodward, Jr., apodado Billy al igual que el protagonista de Dunne. En este crimen, ocurrido en 1955, estaba implicada su mujer, Ann Eden Crowell. Esta turbulenta historia, donde también tuvo algo que ver el conocido periodista y escritor Truman Capote, repercutió de manera notoria en la prensa norteamericana de la época. Por tanto, esta guerra soterrada de Las dos señoras Grenville se construye, en cierta medida, sobre un drama real. En el año 1987 se estrenó una miniserie homónima protagonizada por Ann Margret y Claudette Colbert.

sentir pena ante tus problemas. Pensarán que, como eres rico, el tipo de preocupaciones que tienes son insignificantes”. Ambos protagonistas cumplen sus objetivos gracias a su unión matrimonial. Por un lado, Ann entra automáticamente en la vorágine de fiestas y de eventos que siempre había anhelado. Por otro lado, Billy consigue abstraerse de su adinerada realidad y ve en esta mujer todo aquello que no encontraba en las chicas de Park Avenue. Esta unión aparentemente perfecta se transforma en un matrimonio basado en la incomprensión y en la soledad. Especial mención merece el personaje de Alice, una mujer que defiende fuertemente su apellido familiar y su reputación. Los diálogos que mantienen Ann y ella son, sin duda, los mejores de toda la novela.

El personaje de Ann destaca por encima de todos los demás, ya que muestra a la perfección la persecución obsesiva que llevaban a cabo algunas mujeres de aquella época que, con gran ambición, pretendían ascender rápidamente de clase social. Algunas de sus afirmaciones demuestran que Ann es una mujer con carácter y que pretende ser diferente a las demás. Confiesa que ella quiere “hablar como ellos, vestir como ellos, escribir como ellos”, pero que después va a añadir su “toque especial sobre todo eso”. Muchas novelas y películas han resaltado los aspectos más agradables de la vida de los millonarios, quienes disfrutan de grandes fiestas y lujos. Sin embargo, esta historia tan real y tan ficticia a la vez demuestra que el sueño americano también encierra ciertos problemas. La compleja experiencia vital de esta mujer fuerte y que mantiene siempre unos claros objetivos es el hilo conductor de toda la trama. Dunne sabe desarrollar este personaje con gran acierto, ya que la frivolidad alcanza su máxima expresión en la figura de Ann. Por el contrario, el personaje de Billy Grenville es mucho más simple y plano. Este es un hombre que se encuentra rodeado de soledad y de incomprensión en un mundo en el que el dinero y el apellido lo son todo. Con gran desesperación llega a transmitir a uno de sus mejores amigos que “ahí fuera nadie va a

Paula Mayo

18

Las dos señoras Grenville es una novela muy intensa, en la que los diálogos cobran una gran importancia. El autor ha sabido crear una trama que engancha al lector y que está basada en hechos reales. El ritmo es demasiado lento en algunos puntos y es cierto que ya se han desarrollado argumentos similares en muchas otras novelas o películas. Sin embargo, como dice Ann en una de sus intervenciones, lo importante es saber dar un toque especial y único a aquello que haces. Dunne, con esta novela en la que las críticas a la sociedad norteamericana son demoledoras, lo ha sabido conseguir.

Dominick Dunne, Las dos señoras Grenville Barcelona, Libros del Asteroide 404 páginas, 23,95 euros Traducción: Eva Millet


S

Billete solo de ida

eicho Matsumoto (Kokura 1909 - Tokio 1992) cambió, en 1957, la concepción de la novela negra en Japón. Sin recibir educación formal empieza a escribir artículos en uno de los más importantes periódicos de Japón, Asahi. Posteriormente, y ya con cierta edad, empieza a escribir literatura. La experiencia es un grado y sus años como periodista ayudan a Matsumoto en su labor de escritor. Quizá por eso sea considerado uno de los principales escritores japoneses de novela negra. El expreso de Tokio es una muestra de su gran capacidad como escritor y le sirvió para obtener numerosos premios en su país. Su narración es rápida y concisa, frases cortas pero bien construidas. Es posible que al principio cueste adaptarse a estos periodos, acostumbrados como estamos a nuestra lengua donde solemos recurrir a oraciones largas y llenas de subordinación pero, según vas siendo atrapado por la trama, uno se adapta al ritmo y deja de sentirlo como ajeno. La novela empieza con una comida de negocios en un conocido restaurante de Tokio en el que se nos presenta a un importante empresario y a las camareras que lo atienden. Las muertes de Toki, una de las chicas, y Sayama, secretario de un ministerio gubernamental, hacen saltar las alarmas del viejo investigador Jutaro Torigai, a quien no termina de convencer la versión oficial de un doble suicidio.

desmontar la coartada de un asesino especialmente meticuloso. Esta investigación nos permitirá recorrer el país de Norte a Sur y de Este a Oeste como pasajeros de uno de sus más importantes transportes, el tren. Veremos cómo ya tenían sus propias líneas rápidas, aunque ahora nos parecerían poco adecuadas para nuestro ajetreado estilo de vida. Lo exótico del país y su cultura, que poco o nada tienen que ver con la occidental, y la distancia temporal nos hacen interesarnos por la trama, en la que los acontecimientos van poco a poco encajando como piezas de puzle hasta su resolución final, donde quizá se peque de velocidad, pues todo queda resuelto en las líneas de una carta privada. El viejo Torigai nos hace comprender que nada es lo que parece y que por eso no nos podemos quedar con la primera opción que se nos presente, hay que intentar ir siempre más allá. El expreso de Tokio es perfecta para los amantes de la cultura japonesa, los trenes y, por supuesto, de la novela negra. Soledad Abad

Supuestamente, los jóvenes, enamorados, han viajado juntos hacia la isla de Kyushu, donde finalmente han decidido suicidarse. Ni los familiares ni los amigos conocen la existencia de esta relación sentimental, pues ambos son muy reservados. Excusas para provocar su propia muerte no les faltan: el ministerio al que él pertenece ha sido salpicado por la corrupción y está siendo investigado y no se sabe el grado de implicación de Sayama. Ella, fiel a su enamorado, se suicida acompañándolo. Quizá nos pueda chocar este hecho, pero estamos en una cultura y una época muy diferentes. Una factura del vagón restaurante para un solo comensal, así como el hecho de que él permaneciera solo en la isla hasta la noche en la que ocurren las muertes hacen sospechar al investigador. Desgraciadamente, él pertenece a una pequeña comisaría de pueblo así que se ve en la necesidad de convencer a Mihara, del cuerpo de policía de Tokio. Juntos iniciarán las pesquisas. Mihara se encargará personalmente de realizar una investigación casi oculta para sus superiores que demostrará cómo jugando con los horarios de trenes y aviones se puede

Seicho Matsumoto, El expreso de Tokio Barcelona, Libros del Asteroide 216 páginas, 17,95 euros Traducción: Marina Bornas 19


Polifonías Reseñas de otros géneros La censura como arma de represión política social, política, etc.). Esta revisión crítica y exhaustiva del alcance, formas y procedimientos de la censura plantea la necesidad de pensar la historia literaria del siglo XX en España a partir de la misma, dado que incide de manera muy notoria en el establecimiento del canon, en la manera de construir los relatos de la historia literaria del interior de la península y en los análisis de las obras literarias que se han realizado con anterioridad y con posterioridad dentro del mundo académico. Es por ello que el autor dedica varios capítulos de la monografía a tratar de articular una historia de la literatura española del siglo XX a partir del análisis de los mecanismos a través de los cuales opera la censura (y la autocensura que se deriva de la misma) y al modo como esta afecta a la producción y a la difusión de la literatura, desde la alta posguerra hasta el tardofranquismo. Se plantea también el panorama de la recepción de las obras de los autores exiliados y de sus complejas relaciones con la censura desde el punto de vista de las diferentes condiciones a implantación de un régimen político de producción literaria en el interior y en el exilio y de totalitario en España a partir del año 1939 la problemática que esto supone al articular la historia marca un antes y un después en la historia de literaria. la literatura española del siglo XX en tanto que se impone un sistema de vigilancia burocratizado que Este repaso acerca de cómo ha afectado la censura a cambia radicalmente el funcionamiento del panorama las obras que fueron publicadas (o que no llegaron a literario anterior y se fuerza al destierro a gran parte publicarse) en la España franquista va acompañada de los miembros del panorama literario anterior a la de una revisión de las ediciones que se han publicado guerra civil. La censura como fenómeno complejo que durante el tardofranquismo y el posfranquismo, de abarca varios ámbitos y que tiene un alcance dilatado manera que resulta necesario incidir en que existe en el tiempo es el asunto central de la monografía una gran cantidad de novelas que hoy en día seguimos Letricidio español. Censura y novela durante el leyendo en versiones amputadas por la censura franquismo. La parcialidad de los estudios sobre la franquista porque no se ha dado una voluntad de censura y el carácter anecdótico que le otorgan algunos reparación por motivos diversos e incluso hay obras análisis llevan al autor a la necesidad de revisar de que la censura condenó que todavía hoy siguen sin manera exhaustiva los relatos trivializados que se han publicarse. Considerar la censura como arma de articulado sobre la censura, tanto desde las propias represión política plantea numerosos interrogantes instituciones como desde el ámbito académico, para y abre diversas vías de investigación que tengan en deslegitimar aquellos que reducen la censura a mera cuenta las diferentes variables bajo las que se estudia anécdota y para resaltar el carácter de la censura como la represión franquista y sugiere acercamientos desde arma de represión política del régimen franquista. enfoques interdisciplinares. Tras el análisis de los textos Si bien la censura afectó a todos los tipos de censurados, queda en el aire la cuestión trascendente publicaciones, se escoge como asunto de la de si “la literatura del siglo XX está escrita no solo por monografía el género de la novela porque se revela de autores sino también por censores y como tal ha de especial interés en el análisis, dado que en él se dan pasar a la historia”. implicaciones ideológicas en la construcción y en la Cristina Somolinos Molina representación de dilemas de diversa índole (moral, Fernando Larraz, Letricidio español. Censura y novela durante el franquismo Gijón, Trea 384 páginas, 30 euros

L

20


Como las bestias reducidas al silencio Unai Velasco, El silencio de las bestias La Bella Varsovia, Córdoba 63 páginas, 10 euros

“Q

uiero decir una cosa tan solo: que creo en la poesía, y lo diré, y lo seguiré diciendo siempre —delante de esta yerba, delante de estos niños, delante de esta vida—, sabiendo que la palabra con que lo digo es solo una impalpable y adherente traducción de ceniza. Y sé también que lo que quede de esta hora, si es que algo queda, en la ceniza de mis palabras, será también poesía. Vivir es ver volver. El tiempo pasa; las cosas que quisimos son caedizas, fugitivas, se van. Y esto es morir: borrarse de sí mismo, borrarnos de nosotros y sentir que se nos va secando, poco a poco, la tierra o la raíz donde fueron creciendo aquellas cosas que nos hacen el alma, aquellos seres que amábamos un día y a cuyo amor debemos lo que somos. Pero vivir es volver. Preciso y justo es conservar las cosas como fueron, y sujetarlas a la ley de permanencia; saber que están aún como diciéndose para nosotros mismos”. Las palabras de Luis Rosales, entre muchos otros autores y músicos, guían algunos de los poemas reunidos en la última obra de Unai Velasco (Barcelona, 1986), El silencio de las bestias. En el volumen, formado por cinco secciones (Liturgia de la reunión; Liturgia de la palabra; Liturgia de la eucaristía; Ritos de despedida), se entrelazan el pasado y el presente, casi siempre encerrados en versos muy trabajados, sin puntuación, que aportan unos ritmos salmódicos como si cada frase fuera esa ceremonia de culto que define cada apartado del libro. En efecto, el culto a la palabra y al silencio son dos elementos explorados en la obra (“y escucha sobre todo escucha y que así sea y que así sea”), plagada de repeticiones y aliteraciones que

obsesivamente tratan de nombrar lo arcano: “saldrás con tu locura loca a lamer zócalos lisos que nada ofrecen”; “andamos bajo banderas suaves con palabras / parecidas a lóbulos abrigados a costuras de unción”. En ese juego entre pasado y presente, el hogar y la ciudad aparecen como dos aspectos trascendentales para el humano que intenta decir y decirse; ya el primer poema que abre el libro, “Introito”, nos aclara que “lo que se lleva esa casa de ahí por delante es un viento muy fuerte”. Las presencias y ausencias evocan a veces La casa encendida, de Rosales: “por ese pasillo llegas a la habitación a la cama deshecha / donde no duerme nadie y los ácaros consolidan sus rutas de verticalidad / su enorme proyecto del sueño”. La morada no es únicamente espacio físico y material, sino un aspecto que nos configura como humanos, que ampara y abriga, permitiendo esa “liturgia de la reunión” tan detalladamente descrita en poemas como “Fiesta en Andorra”: “Yo os amo en la sola forma del canto / os amo porque esta espuma es nuestra y comprendéis / que estoy cansado como una piedra milenaria y pido / una vasta construcción con puertas excesivas / para la amabilidad ovina del tránsito / cubrid / mi pollino / con un manto gutural / cepillad mi lomo de animal soberbio / hablad con derramamiento / cantad por el camino / cantemos una canción bestial sencillamente / ayuda / ayuda en el umbral de la canción // Yo quiero cantar temblando”. Las amistades, las películas, los poemas, la infancia se exploran en un ir y venir de recuerdos que remiten indefectiblemente a la ausencia y la soledad: “cuando una casa se queda vacía hay tantos sitios y esconderse es / celebrar que las flores se rompan a los pies de la madera…”; “cuando una casa se queda vacía / una hermosa ciudad desolada / florece”. En estos paisajes, solo la naturaleza (vientos, raíces, arena, espuma…) y sus bestias particulares (patos, avispas, ciervos) ofrecen algunas claves para explicarnos a nosotros mismos. La obra de Velasco plasma cómo, en el reino de lo perdido, de lo ausente, encuentra la poesía su mejor campo para cultivarse y florecer. Quizá porque el poeta siempre canta a lo perdido, para revivirlo y poder recuperarlo de alguna manera, aunque sea en forma de palabras. Podría ser este poemario una antología de lo ausente o una oda a la nostalgia. Las bestias guardan silencio; nosotros guardamos nostalgia: por eso no podemos callar. Alexandra Chereches

21


Voces Entrevista Juan Casamayor, editor independiente Este año, la editorial Páginas de Espuma celebra sus primeros quince años de historia, llevada de la mano de Juan Casamayor y Encarnación Molina. En estos años transcurridos desde su fundación, se ha consolidado como uno de los sellos independientes de edición literaria más importantes en español. Su catálogo, ya muy amplio, es imprescindible para todo aquel que esté interesado en la narrativa breve, género del que se sitúa en la vanguardia. Empecemos con algo general: ¿Es difícil ser empresario y ser editor, es decir, ser gestor cultural y tener que mirar el negocio, o ambas realidades tienden a ser conflictivas? Tu misma pregunta entraña una definición de la labor del editor y de la editorial. Una editorial es un punto equidistante entre una labor cultural enfocada al fomento de crear lectores y montar espacios de lectura y ese espacio empresarial, fenicio, que viene dado porque en la editorial estamos acostumbrados a comer al menos un par de veces al día y pagar las facturas. Páginas de Espuma solo vive de los libros, de los ejemplares que vende. No tiene ningún otro recurso económico, solamente vive de sus ejemplares. Entonces, esa labor comercial tiene que estar acompañada por una labor de coherencia y de identidad que es la que ejercen los editores dentro de la editorial. A partir de ahí, un editor ante todo es un lector, no entiendo un editor literario que no lea, igual que no entiendo un escritor que no lea. De la lectura nace todo. Esa labor de lectura me lleva a ciertos intereses, ciertas “ansiedades” cuando colaboraba 22

con otras editoriales, hasta tal punto en el que decido, junto con Encarnación Molina, montar nuestro propio proyecto editorial. Todo esto que me estás diciendo evoca la definición de un modelo de editor, el editor independiente. ¿Cómo es la relación entre estos editores independientes, como vosotros, y los sellos que pertenecen a grandes grupos como Planeta, Santillana…? Páginas de Espuma surge a final es de los 90. Hay un incremento cuantitativo y cualitativo de los grandes grupos. Cada vez quieren ser más grandes, compran sellos, contratan autores por cifras astronómicas, quieren ocupar toda la mesa de novedades… Y a partir de ahí hay una primera oleada de editores independientes que tienen en común cierta inquietud por la especialización y buscar una fisura en ese panorama un poco hegemónico de los grandes grupos. Hay editores extraordinarios y siguen funcionando, que son todos los aparecidos a finales de los 60, y a principios de los 70. Algunos de ellos, ya con un ciclo de vida

profesional, por ejemplo Beatriz de Moura, que decidió vender su editorial, Jorge [Herralde], que en eso ha jugado muy bien, con Feltrinelli, si consideramos a Feltrinelli como editorial independiente. A partir de esos 90 y en estos últimos quince-veinte años ha habido una sucesiva oleada de editores jóvenes, editoriales nuevas que reformulan el negocio editorial partiendo de algunas claves que ya estaban hechas desde nuestros ancestros, digamos de los 60, y que se han adaptado bien al nuevo ecosistema. Yo me fijo en toda la diversidad que estos momentos hay en España, en una librería, en esa mesa de novedades y observo cuánto están empujando el conjunto de las editoriales independientes. Fenómeno que no es exclusivamente español. En Latinoamérica ha habido un florecimiento muy importante, los últimos diez o quince años de distintos grupos de editoriales, asociaciones de editoriales y editoriales independientes en definitiva. No me preocupa la existencia de grandes grupos, siempre hemos convivido con esos dinosaurios, nosotros somos más rápidos que ellos o tenemos


otro tipo de políticas que nos hacen fuertes. En la diversidad y en la variedad, somos también fuertes. Me preocupa mucho más la crisis que vive el sector en sí, independiente de la crisis económica. Qué pasará o si las cosas serán diferentes: me preocupa más el modelo de paradigma del libro, de costumbres de ocio de consumo, de hábito cultural, eso sí que me preocupa. Al respecto de esas crisis, las cifras de venta de libros en España no son nada positivas. ¿Esto es coyuntural o, como dices, hay un cambio de paradigma en los hábitos de lectura de los españoles? Y, por otra parte, ¿se lee menos o se compran menos libros? Se compran menos libros, eso es evidente, porque lo dicen las cifras del informe de comercio interior de la Federación del Gremio de Editores de España. Y además es alarmante la caída de venta de libros sobre todo en lo que afecta a nuestra maltrecha red de librerías. Y cuando hablo de librerías no solamente estoy hablando de la red de librerías independientes, que está pendiente de un marco de trabajo sectorial que en España no somos capaces de llevar a cabo. Me preocupa que se vendan menos libros. Me preocupa que los hábitos de consumo no pasen por las librerías. Y me preocupa, sobre todo, el consumo de ocio del que el libro está siendo excluido como una opción, no te voy a decir prioritaria, pero como una elección sólida a la hora de pasar el tiempo. La gente sí está leyendo todo el rato. Tú entras en un vagón de metro y te diría que ocho de cada diez están con un aparato, leyendo. Lo que sea, pero están leyendo. O sea que tiempo de lectura hay, pero se ha desviado. Claro, el reto que tenemos en España es brutal. Te voy a poner dos ejemplos: yo conozco bastante bien Hispanoamérica. He viajado decenas de veces estos últimos años. Conozco ferias, conozco políticas logradas por parte de administraciones. ¿Hay menos nivel de índices de lecturas en los países hispanoamericanos que en España? Desde luego, pero la actitud hacia la lectura por parte de distintos estamentos y por parte de la población, es distinta. España tiene un grave problema con la cultura en general y en particular con la cultura escrita. En algún momento en nuestra transición hemos pasado de un Seiscientos a un Audi: en algún

©Daniel Mordzinski

momento no gestionamos bien meter en el maletero la cultura. Y eso lo estamos pagando ahora y no sólo en el libro sino en otras disciplinas culturales. Hay un trabajo sectorial por hacer, y me refiero a libreros, distribuidores, editores, junto con los creadores, y todos en común frente a una administración, o junto a la administración, por trabajar y crear un espacio cultural que pueda promover la lectura pero la lectura como bien cultural o como marca España, si tanto nos gusta ahora este sintagma. No estoy hablando de que el libro electrónico sea un problema, ojalá el libro electrónico sea un canal de ocio tan sólido como es el de papel. Lo será o se comerá cada vez más trozo de la tarta, pero, una sociedad ultradesarrollada, que es un extremo, y sociedades latinoamericanas en vías de desarrollo, que es otro extremo, tienen una relación totalmente distinta con los libros, y eso me preocupa.

“No me preocupa la existencia de grandes grupos, siempre hemos convivido con esos dinosaurios, nosotros somos más rápidos”. 23


©Lisbeth Salas

A propósito de la irrupción del libro digital, ¿te atreves a hacer una previsión? ¿Está modificando en alguna manera vuestra manera de trabajar, vuestras prácticas editoriales?

hay más una aceleración en las marcas que impulsan los soportes que en el propio hábito del consumidor y lector. Más allá de eso, estoy convencidísimo de que el modelo futuro pasará por el soporte digital y de que habrá una convivencia del papel y del libro La irrupción del libro digital, a día de hoy, está electrónico. Dependerá de circunstancia de lectura, suponiendo verdaderos esfuerzos humanos y habrá gente que conviva con los dos modelos y gente económicos por parte del sector editorial para que se incline por uno, pero yo creo que van a convivir habilitar un canal de negocio que todavía no lo es. y que ese va a ser nuestro ecosistema con seguridad En algunos márgenes del sector sí que ha venido a absoluta. sustituir modelos y soportes antiguos. Si me hablas desde lo que es puramente contención de datos y metadatos, lo que es contención de información, “España tiene un grave problema con la desde un libro jurídico hasta una enciclopedia, todo cultura en general y en particular con la eso ha sido ocupado por un espacio digital. Otro cultura escrita”. tipo de literatura, y con literatura me refiero a libro universitario científico-técnico y libro de creación artística, los índices de venta no son todavía, ni de lejos, notables, como para suponer un rendimiento ¿Tendrá implicaciones sobre la creación? proporcional a ese esfuerzo que están haciendo los Desde luego que sí. Yo ya tengo libros que llevan editores. Los editores convivimos con las nuevas códigos QR y libros de creación literaria que remiten tecnologías como cualquier otro sector. Yo invito a a un blog. Es verdad que, en el futuro, a la creación cualquier persona de fuera a que vea cómo se hace un le costará más adaptarse. Evidentemente otro tipo libro: los libros se hacen en un ordenador, van a otro de textos están ya supeditados a una distribución ordenador, las planchas casi salen directamente desde y difusión electrónicas, pero esa experimentación la editorial, estamos con nuestras redes sociales... pasará también por la creación literaria y tendrá que Pero el libro digital no llega a funcionar. Creo que ver con la forma de leer. Pero eso ha sido siempre 24


así. ¿Cuándo se inventó la novela? Cuando hubo una difusión tan propicia como la que dio la imprenta. La nueva distribución electrónica permitirá otro tipo de creaciones que están funcionando. Ya tenemos la tweetliteratura y otras cosas similares, que no son nuevas en sí sino un aporte al género. El aforismo ha existido desde siempre. Que Twitter sea un magnífico soporte para el género es estupendo. Lo brevísimo parece que, engañosamente, coincide muy bien con este tiempo. Pero lo brevísimo es tan antiguo como la humanidad. Yo tengo una antología preparada por Eduardo Berti que se llama Los cuentos más breves del mundo, donde ya las literaturas de Extremo Oriente, especialmente la china y la japonesa, esta extensión ya se estaba trabajando en la Antigüedad. Otra cuestión relevante es la relevancia que tiene, hoy en día, en todo este ecosistema cambiante, el papel de la crítica. ¿Hasta qué punto es importante, hoy en día y en comparación con hace diez o quince años, que un libro de Páginas de Espuma aparezca reseñado en un medio de gran difusión o se entreviste a un autor vuestro en una emisora de radio? Los medios de comunicación, y en particular las secciones de cultura y los suplementos, han perdido progresivamente poder de prescripción. Yo recuerdo que cuando empezamos la editorial, si el sábado tenías una reseña amplia y buena en un suplemento, especialmente Babelia, el lunes sonaba el fax y llegaban los pedidos. Ahora tú tienes tres páginas en Babelia de un libro y no entra el correo electrónico con la reposición. Te preguntarás, entonces, por qué todo este esfuerzo. Lo que sí es verdad es que, relacionado con el cambio de consumo y hábitos, ha habido una gran fragmentación del público que consume cualquier cosa. Así, lo que tienen que hacer las editoriales es trabajar esa promoción pero trabajar también aquellos focos donde tú sabes que tus libros van a ser sensibles al lector final. Eso pasa por una revista pequeña, pasa por la red y, evidentemente, también pasa por los grandes medios. O por una entrevista en La ventana. Es verdad que si hay una acumulación fuerte de promoción, con buenas reseñas, muchas entrevistas…, un libro es sensible a eso. No se puede ser tan obcecado como para decir que ahora no sirve de nada: eso no es verdad. Además, cuando una promoción de un libro empieza a ser fuerte, llama a otra promoción y al final se descontrola y ya no tienes que hacer absolutamente nada más que

enviar libros. Eso nos pasó recientemente con el libro de Eloy Tizón: hubo un momento en que todo el mundo quería reseñar y entrevistar a Eloy.

“Cada vez hay más lectores de cuento y cada vez hay más respaldo crítico y académico en torno al cuento”. Ahora en la red cada vez hay más revistas independientes, más blogs que reseñan libros. Es quizá una crítica menos especializada pero más atenta a las novedades. Claro, es más rápida, es más libre en contenidos. En este momento parece que la red es más favorable. Yo sigo echando en falta ciertos prescriptores en la red que fueran fundamentales. Como decir, “es que si no se está en lamaravilladeloslibros.com, es que no estás”. Eso no ha llegado todavía, está por crear. Yo no sé valorar lo que la red me devuelve con esa inversión, no sólo de dinero, porque el problema de esto es que es muy barato. Nosotros subimos los contenidos a la web a las 7:30 de la mañana, a las 9:00 ya lo hemos subido todo a las redes sociales y hacemos un mínimo seguimiento a lo largo del día. Todo este tipo de promoción no puede ser unilateral. Tampoco lo es la tradicional, porque también había que decirles a los periodistas “oye, no me has sacado esto”, “la entrevista esta ¿cuándo la vas a sacar?”… Pero las redes sociales ya no son eso sino que a todo lector que dice “me ha gustado este libro” le tienes que decir “ah, muchas gracias”. Si no, pierdes esa presencia. ¿Es esa presencia fundamental? No sabría cuantificarlo. Yo sé las visitas que tenemos. Te puedo dar datos que dicen que nosotros recibimos un cuarto de millón de visitas al año en nuestra web. Y me podrás preguntar, ¿cuántos libros vendes gracias a eso? Ni idea. Porque además quizá podría hacer una correlación si te dijera cuánto vendo a través de mi web. Pero yo es que en mi página web no vendo yo, porque me niego, porque los libros deben venderlos los libreros.

“Sigo echando en falta ciertos prescriptores en la red que fueran fundamentales”.

25


“Echo de menos un Premio Nacional de Cuento, creo que es una asignatura pendiente de los premios nacionales”.

La crítica cada vez mira más al relato, pero ¿el público todavía somos reacios a consumir cuentos de autores nuevos como los que publicáis en Páginas de Espuma? Tenemos una experiencia de quince años. Para bien o para mal fuimos la primera editorial que en ficción solo publicáramos cuento. Ha habido un crecimiento sostenido de lectores. Cuando me dicen: “¡ay es que el cuento vive un momento de auge, el boom del cuento!”, porque cada tres o cuatro años Babelia hace un especial cuento. No es así, pero sí es verdad que cada vez se lee más cuento, cada vez hay más lectores de cuento, sí es verdad que cada vez hay más respaldo crítico y académico en torno al cuento, desde infinidad de profesores que tienen como materia de trabajo académico exclusivamente el cuento o, incluso críticos que empiezan a estar especializados solo en cuento. En eso la red ha ayudado muchísimo. La red como espacio de comunicación entre creadores y lectores es un espacio de creación y un espacio en el que otras reseñas son posibles, como las del género cuento, han permitido que se difunda más. Luego hay otros elementos. Uno de los más importantes es la creación y consolidación en los últimos quince o veinte años de los talleres literarios en este país. Porque ahí se trabaja, básicamente, con cuento, y ahí se está leyendo cuento. Lo que pasa es que es la pescadilla que se muerde la cola. Los editores dicen que el cuento no vende, como no vende no apuestan por el cuento, porque si tienen en agenda el libro de un autor y el libro de cuentos van a promocionar comercialmente la novela y el libro de cuentos ya lo sacaremos. Para la editorial, un libro que haya vendido tantos ejemplares como Técnicas de iluminación, de Eloy Tizón, ¿es una cosa extraña o es una cosa más o menos normal que un libro pase por tantas reediciones? Nos ha ocurrido, con algunos libros, pero no es normal que un libro de cuentos nuestro venda cinco ediciones al año. Es un caso muy especial. Hubo varios factores. El primero es algo que no podemos olvidar, que es lo decisivo, y es que el libro es maravilloso. Eloy, en ese 26

libro, dio el do de pecho. Y luego se juntaron otras dos cosas: que hacía siete años que no publicaba y había cierta expectación, y luego que la editorial tenía muchas ganas de editar a Eloy Tizón. Lo conocíamos desde hacía muchos años y ya era muy buen amigo. Hace años tuve una conversación con él y le dije: “mira, eres un gran cuentista, nosotros somos una editorial de cuentos…”. Y él, muy coherente, me contestó: “mi editorial, a día de hoy, es Anagrama”. Hasta que un día decidió que sus cuentos estarían mejor en Páginas de Espuma. Luego hay un factor que no se puede definir cuyo secreto no tengo: que ese libro, de pronto, explotó en su promoción y, más allá de promociones tradicionales o de nuevas tecnologías, a través del boca a boca. Todo el mundo empezó a recomendarse Técnicas de iluminación. Y, evidentemente, no es el libro más vendido de la editorial, porque lleva vendidos, en un año unos siete mil u ocho mil ejemplares y tenemos libros que han vendido bastante más. Pero sí que ha sido un fenómeno muy rápido, y creo que se va a convertir en un long-seller, un libro que todos los años venda una edición, como lo vende Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki, como los Cuentos completos de Poe, o el primer volumen de Chejov, del que llevamos cuatro ediciones en un año. Va a ser de esos libros que seguro que van a quedar. Antes de empezar la entrevista nos comentabas cómo eran tus relaciones con los autores. ¿Por qué este modelo de trabajar con los autores? ¿Os gusta que su relación con la editorial implique un modelo de compromiso por parte del autor? Este libro [un volumen conmemorativo de los primeros diez años de la editorial] podría contestar a eso. En él cada autor relata su experiencia con Páginas de Espuma. Personalmente admiro muchísimo a los editores que recuperan clásicos, clásicos modernos

“Más que mirar nosotros al microrrelato, el microrrelato nos miró a nosotros a través de las lentes de Clara Obligado”.


o clásicos de toda la vida. Yo también lo hago: Maupassant o Balzac o Stevenson. Entre comillas, eso es lo fácil: publicar los cuentos de Chejov. Chejov es en sí nombre universal. Si publicas el primer libro de un chico o una chica de Cáceres, o Murcia, o Pontevedra, da igual, los problemas son inmensos. Pero creo que la definición del editor pasa por un compromiso con la creación con la que le ha tocado vivir. Y ahí es donde yo me defino y me siento muy cómodo como editor. Trabajando no con cada libro que publico de un autor, sino con la obra de un autor: así es como lo entiendo, ir creciendo con el autor en la medida en que yo soy testigo privilegiado de cómo va plasmando sus cuentos, va escribiendo sus libros, van pasando los años y va yendo con su obra hacia un destino. Compartir con él esa travesía es lo que a mí me define como editor. Por eso la relación que se establece con los autores, más allá de ser profesional en cuanto a la producción, promoción y comercialización de un libro, entra en un ámbito personal. Y no entiendo la labor del editor sin ese compromiso personal. No entendería mi trabajo de estos quince años si cuando la hija de Fernando Iwasaki viene a Madrid, y entre los

teléfonos que le da es el de Juan, “por si te pasa algo”. O que mi hijo a Andrés [Neuman] lo llame el tito Andrés y que sea el primero que lo ha llevado a un partido de fútbol o que a José María Merino, cuando viene a la editorial, no le interesa nada lo que le vamos a dar sino si nuestros mandarinos están bien o llevarse a mi hijo por el Retiro a conocer plantas. O Clara Obligado, que es una persona que ha hecho tantísimo por la editorial, que es más que amiga. O Ana Mª Shua, que en Argentina es mi mamá argentina. Ese es el canon que he establecido con mis autores y no entiendo otro, para bien o para mal, porque muchas veces, si tienes un problema serio con un autor, digamos que el dolor y la rabia son mayores. Es verdad que esto me ha pasado una o dos veces solamente y cicatriza, todo cicatriza en la vida. Pero uno es editor 24 horas al día, es también padre, es pareja… pero se es editor 24 horas al día. En mi caso implica que mis amigos, mis amigos de toda la vida del colegio, instituto… se han quedado atrás. ¿Cuáles son ahora mis íntimos amigos? Clara, Iwasaki, Andrés, Eloy… Esos son mis amigos.

©Daniel Mordzinski

27


Una de las cosas que me parece más interesante de vuestra labor son los puentes que establecéis entre América y España. En vuestro catálogo hay una fusión de autores americanos que viven en España, de autores americanos que no viven en España, de autores españoles que viven en España, etcétera. Entiendo que debe de ser difícil tener presencia importante en Buenos Aires, en México, en Santiago, etc. Esto ha sido culpa de los lectores. Nosotros, cuando aprendimos a publicar cuento, no lo hicimos pensando en publicar autores americanos ni en abrir mercado allí. Fue más bien de otro modo: nos ha gustado el libro de Guillermo Samperio, vamos a publicarlo. Y en dos o tres años, de pronto, convivían autores latinoamericanos y autores españoles. No eran muy conocidos ninguno de ellos, porque la editorial todavía no tenía un nombre y era difícil que se acercaran otros, pero ese concepto surgió en seguida. La editorial tiene un concepto real y simbólico de dos orillas porque tiene autores en dos orillas. Incluso tenemos ahora casa en México y en Buenos Aires, donde imprimimos también libros, pero es un concepto también simbólico porque publicamos autores clásicos con autores actuales, autores con gran trayectoria, o lo que hacemos una vez al año, que es publicar el primer libro de un autor que nos encante. Todo eso ha ido creando un espacio literario de la editorial en el otro lado del Atlántico, lo cual ha hecho que empecemos a viajar hacia allí para conocer a los distribuidores, libreros, periodistas y lectores. Ahora no entendería la editorial sin ese doble campo de juego. Barral decía que América podía ser un cementerio de editores. Para mí ha sido un espacio maravilloso en el que trabajar, disfrutar y leer. Páginas de Espuma desde el principio se especializó en narrativa breve, pero ¿cuándo comenzasteis a mirar hacia el microrrelato y cuál fue la motivación? Más que mirar nosotros al microrrelato, el microrrelato nos miró a nosotros a través de las lentes de Clara Obligado. En una maravilla de favor y una muestra de su generosidad sin límites. En el año 2000, cuando la editorial tenía un año y pico, Clara nos propuso hacer una antología de microrrelatos. Yo conocía poco el género, había leído cosas de Merino, de Luis Mateo Díez, había leído a Max Aub, los cuentos cortos de Juan Ramón Jiménez, desde luego a don Ramón… pero no era capaz de fijar una nómina y un canon 28

de microcuento en castellano a lo largo del siglo XX, y mucho menos en dos orillas, y eso es lo que nos propuso Clara. El resultado fue la antología Por favor, sea breve, que ya es un clásico porque da una visión estupenda del siglo XX de un género, hecho con sensibilidades para las dos orillas, para escritores como Borges o Cortázar pero también para gente que estaba empezando. Agrupó todo eso y es un libro del que hemos vendido unas ocho o nueve ediciones y que entra en colegios. A partir de ahí, empezamos a editar también microrrelato, y la verdad es que es un género que nos ha dado muchas alegrías: por ejemplo, Ajuar funerario [de Fernando Iwasaki] es un libro de microrrelatos con el que hemos llegado a casi sesenta mil ejemplares, porque ha tenido licitaciones en América. De otros he vendido quinientos. Luego llegó Ana María Shua a la editorial y tiene todos sus libros de microrrelato publicados aquí. Por el último que se editó recibió el Premio Nacional de Cuento en Argentina. La glorieta de los fugitivos, de José María Merino, nos dio un Premio Salambó. Yo echo de menos un Premio Nacional de Cuento: creo que es una asignatura pendiente de los premios nacionales, porque habría que diferenciar bien un novelista de un cuentista, y yo sé que en esos jurados, al cuento cuesta votarlo. Recientemente está el libro de Patricia Esteban Erlés, Casa de muñecas, un libro del que llevamos tres ediciones, pero es que nos ha enseñado que los libros de microrrelatos tienen un buen espacio también para ilustrar. Verónica Enamorado y Fernando Larraz

“La definición del editor pasa por un compromiso con la creación que le ha tocado vivir”.


29


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.