1 de noviembre de 2018- Historias e intrahistorias

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Historias e intrahistorias

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1 de noviembre de 2018 Historias e intrahistorias Junta Editorial: Alexandra Pagán Vélez { Directora Editorial Cruce Anto Gamunev Sonia Cabanillas Martín Cruz Santos Hugo R. Viera Vargas María José Moreno Junta Asesora: Mariveliz Cabán Montalvo { Presidenta Roxanna D. Domenech Sugelenia Cotto

Portada Pacto de dolor Fotografía y soga, 2015 de Garvin Sierra

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índice ALBOROTADORES POR YOLANDA ARROYO PIZARRO ............................................................................. 6 LA POLÍTICA EN LA HISTORIOGRAFÍA PUERTORRIQUEÑA DEL SIGLO 19: ENTRE INTEGRISTAS Y SEPARATISTAS. EL RELATO LIBERAL Y LA “HISTORIA REGIONAL” (TERCERA PARTE) POR MARIO R. CANCEL SEPÚLVEDA ........................................................................ 13 PIEZAS DE MARCO TREVISANI ................................................................................ 28 THE STAR TREK: ENTERPRISE EPISODE COGENITOR: AN ETHICAL DILEMMA POR NANCY BIRD-SOTO ............................................................................................. 42 EL VEREDICTO [BAGAZO] POR ANA MARÍA FUSTER LAVÍN ............................................................................... 50 PIEZAS DE GARVIN SIERRA ..................................................................................... 56 NUEVA ILUSTRACIÓN RADICAL DE MARINA GARCÉS POR ZAIRA PACHECO .................................................................................................. 72 RUINAS POR CARLA CAVINA ..................................................................................................... 74 PUERTO RICO Y SU CORDERO POR RAMÓN DAUBÓN.................................................................................................. 88 UNA FIESTA DE ALEGRÍA: IMAGINANDO A MAYAGÜEZ EN COMPARSA Y CIRCO DE LA PLAZA POR LIMARY RUIZ APONTE ....................................................................................... 92


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Convocatoria: Edición especial Martín Baró La revista Cruce, publicación de la Escuela de Ciencias Sociales, Humanidades y Comunicaciones de la Universidad Metropolitana de Puerto Rico, les invita a participar de la edición especial que se estará publicando el día 15 de noviembre del 2018, en conmemoración a los 29 años del asesinato del Psicólogo Social, Ignacio Martin Baró. Esta edición va dedicada a un ser humano que luchó por la construcción de una Psicología de la liberación dirigida a contribuir al desarrollo de los países latinoamericanos y a las luchas, sufrimientos y aspiraciones de sus comunidades más empobrecidas. Para ello, Martin Baró entendía que “realizar una Psicología de la liberación exige primero lograr una liberación de la Psicología” con una nueva epistemología y praxis. Solicitamos artículos y piezas de arte plástico que reflexionen desde, con y para una psicología comprometida o que bien rinda homenaje a este valioso psicólogo desde sus ideas, prácticas o legado. Fecha límite para la recepción de textos: 9 de noviembre de 2018. Invitamos a todxs lxs interesadxs en participar en esta convocatoria a enviarnos sus manuscritos y piezas. Aceptaremos textos en portugués, inglés o español. Las fotos, pinturas, entre otros formatos de imagen deben ser enviados en formato .jpg en alta resolución. Los textos deben presentarse con el siguiente formato: Letra Times New Roman, 12 puntos, doble espacio, tamaño carta, en formato de Word. Los artículos no deben exceder de las 30 páginas. Las reseñas de libros no deben superar las 8 páginas. Debe incluir una foto y una biografía del autor que no exceda las 200 palabras. Los textos, piezas y toda comunicación, deben enviarse a editorescruce@suagm.edu. Para ver ediciones anteriores, acceda a https://issuu.com/revistacruce.


Alborotadores

por Yolanda Arroyo Pizarro

Lea no podía mirarlo mucho. No podía prestarle toda la atención que hubiera querido. Por un lado tenía que dedicarse a la molienda del grano, y por el otro, sus padres se lo tenían prohibido. Aquel hombre era un alborotador, era un provocador de masas. Y lo que era peor, hacía bullicio en sábado. No cumplía con los hábitos, mucho menos con las tradiciones ancestrales. Para él no existían las leyes: se detenía en medio de cualquier plaza, cualquier pozo o centro de mercaderes y hasta dialogaba con las mujeres.

sobre el pecho. Alguna vez había escuchado que el color rojo del escudo pectoral servía para disimular la sangre en caso de que el soldado fuera herido. Así el enemigo no podría advertir el daño infligido y los soldados no entrarían en pánico. Durante el día, Lea realizaba pocas tareas. Aún no era del todo adulta, su flujo menstrual no había aparecido y no se le era permitido realizar labores como las de su madre, mucho menos como las de sus hermanos. Era la menor, y por ende la invisible. Debido a la costumbre, tampoco asistía a la escuela porque era mujer. Moler el grano le dejaba pocas satisfacciones. Quería más, aunque no supiera cómo ni para qué.

Decían que estaba a favor de enseñar el Tora a los débiles, a los inmundos. Decían que hasta había sugerido enseñarla a las féminas. No se le podía dedicar atención, no valía la pena.

Además, ese trabajo era de los sirvientes, pero como su familia no disponía de ellos, le tocaba ejecutarlo a la mujer porque los hombres no ejecutaban tareas serviles. Tareas serviles. La frase le molestaba y no debería. Lea había sido criada encariñada de la frase. Tarea servil. Es tu tarea. Te toca. Le toca hacerlo, ¿por qué le molesta tanto?

En vez de desperdiciar el tiempo en él, Lea dibujaba el uniforme de los soldados romanos que circulaban la ciudad. Sabía que su jornada incluía el molino de mano en la mañana y en la tarde, su ruido no precisamente musical, el producto de su esfuerzo para evitar la azotaína. Pero así y todo, prefería los trazos. El casco, las dagas del cinturón, las lianas de piel que descubrían piernas musculosas, las capas de cuero rojo

Mejor dibujaba. En una ocasión descubrió 6

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que uno de los soldados la miraba. Uno, dos, cinco movimientos de tiempo en el reloj de aceite y sus ojos sobre ella. Hasta el momento ninguno la había observado con insistencia ni se había detenido en ella. Los romanos militares jamás confraternizaban con la estirpe de Lea, o al menos no debían hacerlo. Lea dejó de dibujar, molesta. Puso mala cara y se marchó por el valle hasta su casa.

pudo dar fe de aquella restauración. Vio columnatas y puertas indescriptibles. El tamaño del recinto del templo, fortificado con laderas del monte Moriá, era espectacular. Se sentía enana caminando por la periferia entre columnas corintias, 162 en total. Las contó. Las columnas tenían una circunferencia tan ancha que eran necesarios tres hombres con los brazos extendidos para rodear cada una de ellas.

Días más tarde, mientras dibujaba, volvió a encontrarse con el mismo soldado. Él fue quien la desdeñó en esta ocasión. Mientras dialogaba con varios fraternos y se llevaba una manzana a la boca, la ignoró totalmente. Lea no se marchó. Se quedó mirando la manzana y trazó en su lienzo los pedazos de cáscaras que caían de la boca militar. Tres, cuatro, diez fragmentos de aceite quemado. Pinturas rojas, verdes y amarillas. Pigmentos sacados de la tienda de telas en donde a veces rogaba por un trabajito al dueño, y el dueño la golpeaba por atrevida. No debía de dirigirse a él. Niña temeraria. Continuó sosteniendo la mirada al romano. Finalmente él envió un vistazo gélido y volteó el rostro.

En el lado oriental estaba la columnata de Salomón con varios atrios de adoración que se dividían. Cuando tuviera la edad suficiente, Lea asistiría al Atrio de las Mujeres. En él, entre otras cosas, se encontraban las arcas de la tesorería. Contaba la gente de las vecindades que en una ocasión en que El Alborotador se hallaba cerca de una de estas arcas, una viuda había entrado a dar todo lo que poseía. Él le había brindado palabras amables por el gesto. El Atrio de los Gentiles era una amplia zona llamada así porque se permitía la entrada a las gentes de toda otra nación que no fueran judíos circuncisos. Lea quería detestarlos. No se debía confraternizar con los llamados gentiles, según la ley. Había que pasar por varios atrios para llegar a ese edificio central. Cada uno de esos sucesivos atrios tenía un mayor grado de santidad. El Atrio de los Sacerdotes correspondía con el patio del tabernáculo. En él estaba el altar, construido de piedras no labradas. Lea sabía que no debía pisar suelo santo.

Cuando era asignada a comprar uvas, muy pocas veces por cierto, Lea caminaba todo el tramo hasta el hehkjál, el templo. Prefería llamarlo por su nombre en hebreo, aunque casi todos hablaran griego. Iba al hehkjál en donde se encontraban los mercaderes. Allí exhibían ellos las mejores cosechas dentro y fuera del lugar santo, y aunque a Lea no se le permitía entrar a las salas, siempre encontraba algún método astuto y se salía con la suya.

Lo único que Lea no pudo husmear del templo fue el Santísimo. La entrada estaba cerrada por puertas de oro. La parte delantera del edificio era más ancha que la trasera, con alas parecidas a las de querubines. Lea abrió la boca sumida en la sorpresa. Aunque no pudo ver lo que había detrás de aquellas puertas, sabía por su madre que en él se encontraba el candelabro, la mesa del pan de la proposición y el altar del incienso, todo ello de oro. La entrada al Santísimo estaba cerrada por una gruesa cortina, un velo adornado hermosamente. Algunos aseguraban que el día en que muriera El Alborotador, ése velo se habría de rasgar en pedazos.

En una ocasión su madre Soriá le había rapado la cabeza por tenerla llena de piojos. Lea aprovechó y se puso vestimentas de sus hermanos varones sin que nadie se enterara, y aunque la ley expresaba castigo por semejante conducta. La ley de Moisés prohibía al hombre usar vestido de mujer, y a la mujer, usar el vestido del hombre, so pena de un castigo estricto. La ley era clara en la Tora. Haciéndose pasar por un muchachito, logró entrar al hierón. Observó con sumo detalle, por primera vez, los compartimientos sagrados interiores del templo al que ahora se refería en griego. La estructura había permanecido en pie hasta que lo destruyera el ejército babilonio. El rey Nabucodonosor se había dado un banquete arruinándolo durante su campaña militar. Luego, en diferentes épocas, se había reconstruido. Lea Historias e intrahistorias

Ya cuando Lea llevaba nuevamente el pelo largo, había intentado comprar el favor de un varoncito menor que ella. Le había prometido doce uvas si entraba hasta el atrio de los sacerdotes —donde estaban las mazorcas y el trigo de mejor calidad a la venta— y compraba 7


las verduras por ella. Lo tenía totalmente convencido cuando el progenitor del jovencito hizo aparición.

—¿Tienes una hermana gemela, muchacho?— le preguntó en griego y Lea le contestó que no, también en la misma lengua.— Por Júpiter, que la he visto vagabundear por aquí, y es tu gemela.

—¡Te aprovechas de que mi hijo es menor y lento de mente!— vociferó el hombre. —¿Quién es tu padre?

Lea volvió a negarlo. Apretó los labios y aun inventando una excusa se le aguó la mirada. El soldado descubrió el sentimiento. Se echó hacia atrás y se recostó en el escudo de mano.

—Murí— contestó Lea, arrepentida de la idea a estas alturas. El hombre la llevó por todo el valle agarrada de las trenzas hasta la casa. Al llegar allá, la lanzó al suelo frente a su madre.

—¡Por todos los dioses! Tú eres ella. Eres la joven que dibuja las cáscaras de mis manzanas.

—¿Es esta la hija de Murí?

—No es lo único que dibujo. También hago bocetos de tu uniforme.

—Ella es— contestó Soriá. —Y mía. —Es una chica viva, como si hubiera estudiado— dijo el hombre, caminando en círculos, con las manos a la cintura y la ira contenida.

El soldado rio a carcajadas. Luego se detuvo, conociendo la implicación de aquella charla. Mil infracciones que le pasaron por la mente lo alertaron: el engaño de la joven para entrar al templo, el peligro de que ella hablara su mismo idioma, la aparente astucia que no debería reflejarse nunca en una mujer, menos en una muchachita.

—¡Engaña a muchachitos para que entren al templo a conseguir frutas y habla con ellos en público! Posee demasiado dominio del lenguaje. Parece hasta educada. Encima tiene los cabellos trenzados, como si fuera una romana. ¡Es una vergüenza para tu casa!

—Mi nombre es Neris.

La costumbre exigía que el insultado azotara primero a la muchachita, y luego la madre, y luego el padre. Si el padre no se hallaba al momento del azote, el insultado debía darle partida doble. Cada grupo de azotes correspondía a la cantidad de años de la hembra. A Lea le correspondieron once azotes por cada castigador.

saludo.

Ella se secó el rostro mojado y correspondió el —Yo soy Lea.

Los días se sucedieron llenos de lo cotidiano. Lea y Neris se encontraron más a menudo. Ella dibujaba sus brazos, o su penacho, o su espada de batalla y él, en intercambio, le enseñaba nuevas palabras en griego. En ocasiones Lea ya conocía las palabras antes que él se las dijera, pero se hacía la ignorante para mantenerlo más tiempo cerca. Los encuentros entre gente circundando alrededor se les hacían fáciles porque no era raro del todo encontrar a un joven muchacho dialogando con un romano. Cuando le fue creciendo el pelo y comenzó a asomarse la posibilidad de que la descubrieran, Neris mismo le afeitó la cabeza con su daga. Sin querer la hizo sangrar cerca de una oreja. Sus manos se acercaron, intentando contener el sangrado. Neris se humectó los dedos e hizo presión en el corte.

Aquella experiencia la hizo desestimar sus artimañas, aunque por poco tiempo. Luego regresó a las mismas, siendo que siempre encontraba varoncitos torpes dispuestos a ser engañados, y siendo que en escarmiento su madre le volvió a rapar la cabeza para evitar que Lea se trenzara. Eso facilitó las cosas. En una tarde de festines cerca de las columnatas de salida del hehkjál, Lea tropezó con un soldado militar. Algunas de las frutas que llevaba entre las manos se le cayeron al suelo. El soldado no estaba obligado a detenerse a ayudar a un judío, pero algo en aquel muchacho rapado le llamó la atención. Confundido, se colocó de rodillas, buscó insistentemente en sus ojos, y estudió la nariz y los pómulos.

Soriá comenzó a sentirse tranquila de que su hija continuara afeitada. Pensaba que eso la mantenía sin 8

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las coqueterías de las trenzas, y que a la vez, la alejaba de los problemas de las liendres. Comenzó a notar que las quejas sobre Lea ya no eran tantas (las pocas que llegaban a sus oídos eran de diabluras menores), que ésta se hacía diestra en la molienda de granos y que se unía Historias e intrahistorias

a las mujeres de la vecindad para ir a lavar la ropa de la familia a los manantiales cercanos. Pero las travesuras continuaban, aunque en menor grado. Una de esas travesuras menores que nunca 9


llegaron a oídos maternos, había sido la concurrencia de Lea vestida de varón al grupo de jovencitos reunido por El Alborotador cerca de la plaza. Rodeado de seguidores que le habían sugerido deshacerse de la molestia de los muchachitos, él había contestado que permitieran que los chicos se le acercaran. Lea se había acercado y le había tocado las manos.

la descubrieron por el cabello ya crecido. Debido a que su nueva apariencia la delató, otro de los hombres la llevó por los pelos frente a la familia para quejarse. A Lea le correspondieron doce azotes por cada uno de los inquisidores esa vez. Y aunque nada alivió el dolor de la paliza, se sintió halagada a los pocos días. Supo que al hombre de los azotes le habían hecho una herida con daga griega por no pagar los impuestos que un oficial romano inesperadamente exigía.

Meses más tarde, Lea decidió regalarle su cabello a Neris como sorpresa de cumpleaños. Aunque los judíos no celebraban los días de nacimiento, los griegos y romanos sí. Lea deseaba hacerle un obsequio especial a Neris, por lo que desde meses anteriores se había dejado crecer la melena. Al principio, él le había preguntado preocupado el por qué. Lea no había querido explicarle. Él entonces la observaba desde lejos dibujar, sin dirigirle palabra y sin acercarse demasiado, pero disfrutando el crecimiento de sus hebras. Sin embargo, volvieron a descubrirla escabulléndose dentro del templo por frutas;

La menstruación le llegó el día en que ofreció a Neris su trenza. Ella le pidió que la afeitara y que guardara para él la pizca de cabello. Neris se había sentido muy contento. Le enseñó la palabra griega émporos que significaba comerciante viajero o mercader. Mercaderes como quiénes vendieron a José en manos de Egipto y como quienes ahora casi se acercaban al 10

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Santísimo a vender y revender todo tipo de mercancías. La explicación surgía para hacerle entender cuanto apreciaba el regalo y lo caro que se cotizaba a los ojos de su cultura aquella trenza.

encontrado en aquella vorágine de mundo situaciones afines, una vida en común. Lea recordó el día en que le había preguntado el significado de su nombre a él. —Neris significa Neris. No tiene ningún significado oculto.

Fue una vergüenza estar pronunciando “émporos, émporos, émporos” muerta de risa, y de pronto darse cuenta que chorreaba piernas abajo. Ante la ley de su casta era una inmunda. Por ello las mujeres del judaísmo no podían tener responsabilidades en la Sinagoga, debido a su periódico estado de impureza. Ante Neris, por el contrario, era una muchachita en delicada situación que necesitaba atención. Muy grácil de actitud, él la llevó a escondidas, le colocó una toalla entre las piernas, como las que usaban las griegas de su comarca, y le preguntó: “¿Te ha pasado antes?”. Lea le contestó que no, que era su primera vez. Le dijo en hebreo bekjoráh, el primero, y luego en griego prototókia. Neris le sugirió que se fuera a su casa a descansar por los días que fueran necesarios y ella así lo hizo.

Ella le había tocado uno de sus aretes y el resto de la oreja de un modo muy natural, puesto que en otras ocasiones le daba toquecitos en el cuello o los hombros. Él disfrutaba de sus roces, aunque a veces se ponía muy incómodo con ellos. Carraspeaba, se levantaba, se alejaba un rato. Entonces ella sonreía con aquella expresión. árabe.

Neris había reído largo y tendido, casi ahogándose. También, sin querer, la había abrazado. Trece azotes como reprimenda, esta vez de parte de su madre y padre. Únicamente porque se había hecho más grande, más respondona y se negaba a realizar trabajo servil que la alejara de la rutina que ya se había creado en secreto. La cantidad de tareas se le multiplicó una vez tuvo su primera regla, y apenas tenía tiempo para hacer los mandados del mercado que era lo más que disfrutaba. ¡Como no iba a disfrutarlos! También las discusiones en la casa surgían por el cabello. Lea adjudicaba su problema de cabellera a las liendres, pero ya estaba crecidita para andárselo recortando como varón. Su madre insistía en que debía hacerse más estricta con su aseo para que no le salieran piojos y de ese modo tener una cabellera de longitud adecuada.

Ambos descubrieron cuanto se extrañaron durante aquel tiempo. El koiné era el griego común que hablaban Lea y Neris. Para poderse estar quieta o poder concentrarse mientras sumergía la ropa en uno de los canales de riego, Lea repasaba mentalmente, y a veces en papiro, la pronunciación de los nombres de algunas de las letras que Neris le había enseñado en esa vertiente. Se habían dado cuenta ambos que los dos idiomas eran muy similares. Alfa en griego y álef en hebreo, beta y behth, délta y dáleth. Sacaba la ropa y la colocaba sobre piedras planas. La golpeaba con una cachiporra y la pasaba después a la vasija para enjuagar. La espuma le permitía pensar en las lecciones de la vida romana, en los filósofos griegos, en los retazos de ley que lograba curiosear de alguna boca torpe. Ahora notaba que con cada cosa aprendida, se ponía feliz. Notaba que con cada lección o nueva adquisición de gnosis hacía sentir orgulloso a Neris. Le pediría en el futuro que le enseñara también latín, que era otro de los idiomas que él dominaba.

El soldado romano la extrañaba a rabiar. Se ponía ansioso si caía el sol en el atardecer y ella no aparecía. Había aprendido con ella el hebreo popular o arameo de las calles, y ambos ya hablaban con fluidez la lengua del otro para entenderse. Durante la ocasión de los azotes él había descubierto las marcas de Lea en su espalda y muslos. Preocupado quiso colocarle una loción mentolada para evitar el ardor del castigo. Aunque comenzó a frotarle la piel, el ardor nunca se fue. Lea alzó el rostro. Neris la siguió.

Ninguno era állos del otro, lo cual significaba que no eran de la misma clase, sino que, por el contrario, eran héteros, de clases diferentes, de orígenes diferentes, de géneros diferentes, de edades disímiles. Aun así habían Historias e intrahistorias

—Pues Lea significa vaca salvaje. Procede del

El tiempo no había colaborado en ocultar 11


lo evidente. Cinco, seis, veinte segmentos de tiempo consumidos en la lámpara de aceite. La saliva hizo ruidos de succión tan profundos que despertó otros mundos, otras sensaciones, otros lugares que también parecían chorrear saliva en cada pulso.

suelo rodaba toda la mercadería y explicaba a viva voz que pedían precios exorbitantes a los más necesitados. Los sacerdotes principales, los escribas y los de más importancia del pueblo se indignaron con él y conspiraron para deshacerse de su insufrible presencia.

—Escapemos—suplicó Neris contra su nuca—. Sé de otras tierras.

Pero antes que ellos actuaran, El Alborotador encontró en el templo a los que vendían ganado vacuno y ovejas y palomas, y a los corredores de cambios en sus asientos. Después de hacer un látigo de cuerdas, los echó y desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. Cerca del Atrio de los Gentiles, expulsó a los pocos que quedaban, luego caminó detrás del hehkjál implorando al cielo: “¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!”

Ella aceptó. Ese día acordaron recoger poco y encontrarse detrás del templo. Así hicieron con la mirada anhelante y el corazón henchido. Irían a otra nación. Lejos y nuevos. Se abrazarían sin remordimientos. Adoptarían otra tradición, otra ley, otra costumbre.

Lo esperaba una gran muchedumbre reaccionaria. También había recién conversos y seguidores. Entre el tumulto, una muchachita de cabeza rapada y un soldado romano sin uniforme tropezaban sus miradas.

En el momento en que se encontraron, hallaron revuelo. El Alborotador había prevalecido por aquel mismo espacio de tiempo, y llamaba “salteadores” a los mercaderes del templo. Lanzando las mesas al

Todas las pinturas son de Marc Chagall 1. Mensaje bíblico de Moisés 2. Deux têtes à la fenêtre 3. Los amantes de Vence 4. Los amantes más Sant Paul 12

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La política en la historiografía

puertorriqueña del siglo 19: entre integristas y separatistas. El relato liberal y la “historia regional” (Tercera parte)

por Mario R. Cancel Sepúlveda

El gran logro de la historiografía de un siglo 19 puertorriqueño lleno de tropiezos fue la invención de un relato articulado en el marco del integrismo por los pensadores liberales reformistas y autonomistas. La condena del separatismo fue un componente crucial de aquel. El hecho de que se emitiera con plena conciencia integrista no significaba que fuese un esfuerzo retrógrado. Por el contrario, el aliento progresista puebla la discursividad de aquellos sectores tanto como la de los intelectuales conservadores. El integrismo en general, liberal, autonomista, conservador o incondicional, estaba comprometido con el progreso de la colonia. En cuanto a la figuración de la idea de la Nación coincidían: Puerto Rico era español y debía seguir siéndolo a toda costa. La diferencia entre uno y otro campo se relacionaba con el papel que adjudicaban al ciudadano moderno ante el Estado en todo aquel complejo proceso. Algunos favorecían una actitud más activa acorde con una margen de libertades más amplio en el marco del liberalismo individualista mientras otros Historias e intrahistorias

elegían una más pasiva en el marco del liberalismo estatista. La vacilación entre la monarquía limitada y la absoluta expresa bien esa consideración. Uno de los escenarios más ricos para comprender este conflicto en el seno de la familia integrista fueron los ayuntamientos en donde aquellas tensiones se expresaron en las tensiones entre los propulsores de la autonomía municipal y los que se conformaban con la centralización. Es probable que una lectura innovadora de los libros de actas de algunos municipios emblemáticos, ejecutada de la mano de un mapa ideológico de los actores de aquellos procesos, adelantaría la comprensión de las contradicciones de la vida política colonial desde una perspectiva microhistórico, pero esa tarea está fuera del alcance de esta investigación. La “historia regional” que derivó de la reflexión sobre el pasado hispánico, a fin de cuentas, fue el resultado del esfuerzo intelectual del conjunto heterogéneo de los integristas quienes la pensaron desde su condición de defensores de la relación 13


con España fuese aquella considerada colonial e injusta, pero en última instancia, forzosa y salvable.

preciso y cuantificable promovido por el reformismo ilustrado de los borbones a fines del siglo 18: la transformación de la colonia de un territorio ganadero mal conectado con el mercado internacional formal en donde se manifestaba una economía de subsistencia caracterizado por la anarquía social, en un territorio agroexportador que se integraba a los circuitos legales de intercambio internacional (Tapia y Rivera, 1967, p. 60). El tránsito metafórico anarquía/caos al gobierno/ orden estaba completo. Una de las metas cardinales de la modernidad avanzaba. El hecho de que la agricultura de subsistencia con sus contradicciones fuese superada por otra para la exportación con las suyas, era considerado el beneficio neto del proceso de cambio. Uno de los rasgos más visibles de aquella transición había sido el desarrollo de un Estado Fuerte, eficaz y visible en una parte significativa del entorno colonial, según se lo habían propuesto los voceros del reformismo ilustrado. En tercer lugar, todos coincidían en que el peso de la responsabilidad en aquel proceso de cambio acelerado debía adjudicarse al crecimiento de la industria azucarera, la producción de azúcar de caña y sus diversos derivados: Puerto rico sería una “isla del azúcar” tal y como había intentado diseñarla los conquistadores en el siglo 16 tras el fracaso de la minería centrada en lo metales preciosos.

La “historia regional” del siglo 19: consensos teóricos La conflictividad ideológica en el seno de los sectores integristas, la censura y las limitaciones que imponían el Estado y el Mercado a la difusión de la palabra impresa no impidieron que los observadores y comentaristas de la historia puertorriqueña llegaran a un conjunto de consensos interpretativos. Buena parte de aquellos consensos terminaron por convertirse en parte integrante de la imagen que se produjo sobre el siglo 19 desde la discursividad oficial del siglo 20 cuando la reflexión historiográfica alcanzó unos niveles nunca vistos en especial después de la década de 1930. Cuánto incidieron las limitaciones impuestas por la cultura política autoritaria en la colonia en las conclusiones es un asunto difícil de determinar. En primer lugar, todos convenían en la necesidad de que Puerto Rico se modernizara materialmente a la vez que reconocían que, durante el primer tercio del siglo 19, el territorio había avanzado de manera notable por el camino del progreso positivo en el marco de la relación con España. En segundo lugar, la modernización que celebraban era resultado de un cambio económico social

El hecho de que aquel fenómeno se hubiese

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dado a contrapelo de una tendencia que comenzaba a imponerse en el seno del orden económico internacional al cual aspiraba integrarse y emular, el debate sobre la necesidad de instaurar un régimen de trabajo libre y dejar atrás el trabajo esclavo, no parecía llamar mucho la atención en aquel momento. Lo cierto era que el crecimiento material de Puerto Rico habría de depender mucho de la esclavitud y el trabajo obligatorio, dos signos de la sociedad señorial que muchos analistas de tendencias modernas veían como una situación a superar en favor del trabajo libre. Tampoco conmovía de modo visible a aquellos intérpretes el asunto de que la acumulación de grandes predios de tierra en pocas manos, proceso que se daba al costo del despojo de numerosos medianos y pequeños propietarios, los ya tradicionales jíbaros inventados por el reformismo ilustrado. La desigualdad manifiesta en el surgimiento de sectores sin tierra y arrimados, una expresión tardía del trabajo servil que las nuevas prácticas de producción nunca dejaron atrás del todo, no era una prioridad al momento de celebrar el crecimiento y el progreso. (Ramos Mattei 1986 pág. 2023 y San Miguel 1986 pág. 87-88) El progreso material fundado sobre aquella relación paternal tenía sus costos que, a la larga, generarían nuevas contradicciones. Las implicaciones políticas e ideológicas de aquella lógica fueron muchas. Algo que resalta de inmediato es que no había ninguna razón para que los beneficiarios de aquel proceso de crecimiento económico viesen la relación con España como un problema o un freno para el progreso. La situación contradecía la argumentación separatista manifiesta de manera asilada desde 1808 en el marco de Era Napoleónica (Delgado Pasapera, 1984, p. 28) Por el contrario, la relación colonial terminó por ser considerada una condición sine qua non de aquel con lo que alimentaba una retórica del “agradecimiento” a la “Madre Patria” que los voceros más visibles del separatismo independentista confederacionista condenaron y el nacionalismo cultural y político revivificó después de la invasión de 1898.

efecto concreto fue que la clase criolla estaba segura de que las disputas con España no se resolverían siguiendo el modelo extremo Hispanoamericano que condujo a la separación e independencia entre 1808 y 1830. Puerto Rico no se separó del Imperio Español en medio del vacío de poder que implicó la invasión napoleónica a la península en 1808 como lo hicieron los demás territorios de Hispanoamérica. El camino de la modernización material en el marco de la dependencia política surgió como “vía alterna” exitosa en gran medida apara algunas de las partes involucradas. La “historia regional” representó una lectura cuidadosa del cambio material que se vivió por lo que, a nadie debe extrañar, que desembocara en la legitimación de la irresolución del problema colonial puertorriqueño al costo de su distanciamiento de lo que había sido el Imperio Español y de la Hispanoamérica en construcción. Los esfuerzos por volver a vincular a Puerto Rico con Hispanoamérica en medio del ciclo revolucionario antillano a fines de 1860 y durante el primer tercio del siglo 20 de la mano del nacionalismo, como se sabe, no tuvieron el efecto deseado. La misma idea de la dependencia de España, tuvo que ser reformulada una vez el ancestral y decadente imperio vio reducido su dominio en América a un puñado de pequeñas posesiones ultramarinas bajo la constante amenaza de Estados Unidos. Los efectos de aquella situación inédita debieron ser enormes en la conciencia de la intelectualidad puertorriqueña que inventaba la “historia regional”. Todo conducía a concluir que las relaciones políticas con el Imperio Español y la dependencia colonial, no impedían el proceso de modernización material sino que, por el contrario, lo estimulaban. La lógica integrista en todas sus manifestaciones contradecía la lógica separatista, como se documentará más adelante con precisión. La actitud de los sectores de poder ante el separatismo se puede documentar hasta el 1795 en un contexto parecido: el de la Primera República Francesa surgida en 1792 y disuelta en 1804. En 1795 el gobernador Ramón de Castro (1751-1812) denunció la circulación en la capital de unas monedas grabadas con lemas sediciosos reportadas durante un juego de naipes entre vecinos de la ciudad; y en 1800 se reportaba la ocupación de un pasquín subversivo. Si bien las investigaciones no condujeron a ninguna parte, ambos eventos fueron adjudicados a innominados promotores del separatismo

Ese tipo de consideraciones son de suma utilidad para comprender los límites y el alcance precisos de las luchas políticas del sector criollo que se beneficiaba del progreso en el marco colonial. Sus anhelos debían circunscribirse a los márgenes de la relación con España la cual, aunque podía ser mejorada, no debía ser rota. Aquella actitud pragmática pronto se fue rodeando de consideraciones culturales como se podrá imaginar El Historias e intrahistorias

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(Delgado Pasapera, 1984 p. 27). A la altura de 1820 la demonización del separatismo desde la oficialidad había alcanzado unos extremos extraordinarios de demonización. Para los portavoces de la “historia regional” el progreso en la isla acabó por poseer un carácter excepcional que lo hacía inseparable de la dependencia, razonamiento que no abandonaría a los sectores integristas a lo largo de todo el resto 19 y que se reproduciría de modo análogo con algunos ajustes durante los siglos 20 y 21. Como indiqué en otra parte de esta reflexión, el análisis jurídico acabó desarrollando un contenido cultural concreto. Después de 1830 el país ya no era parte de Hispanoamérica porque Hispanoamérica ya no era España y la clase criolla no veía la integración de Puerto Rico a la América hispana como una garantía de progreso y modernidad. Por otro lado, la idea de la modernización que poseían los observadores y comentaristas de la “historia regional” era instrumental y contable. Ese era el caso de Pedro Tomás de Córdova, secretario de la gobernación y cronista puntilloso de la obra gubernativa. Las preocupaciones morales, sociales y filantrópicas en torno a los desfases producidos por el crecimiento material dependiente no representaban una preocupación para aquel. En Córdova, un integrista comprometido, la celebración de la modernización se combinó con un obvio “culto a la personalidad” de aquel a quien reconocía como motor o artífice del proceso: el Gobernador Miguel de la Torre y Pando (1786-1843). El Capitán General, quien enfrentó el separatismo hispanoamericano de un modo frontal, resumía para este autor los rasgos del “administrador profesional”, el “iluminado” y el “déspota ilustrado”, a la vez que asumía los atributos del “héroe” capaz de guiar

a la “canalla” o el populacho a la vez que, en el marco de una lectura utilitaria del Príncipe de Nicolo Maquiavelo, era capaz de hacerse “amar” y “temer”. La proyección de De la Torre como un símbolo de modernidad palpable en la retórica de Córdova, es equiparable a la que hacía Alejandro Tapia y Rivera de Ramón Power Giralt o del intendente Alejandro Ramírez en su texto: las concepciones historiográficas proceratistas eran muy populares en aquel entonces. 16

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Desde posicionamiento dispares ambos realzaban el papel de individuo excepcional en el cambio material e histórico con la misma vehemencia. Al excepcionalismo que atribuía Córdova a De la Torre se sumaba un elemento jurídico que expresaba la buena voluntad de la Casa de Borbón. Me refiero a la Cédula de 1815, una proverbial “rama de olivo” extendida por España tras el fin del conflicto napoleónico, era percibida como el documento fundacional o la plataforma desde la cual se lanzaba el proceso de modernización. Lo cierto era que celebrando la Cédula de 1815 se elogiaba la figura de quien la había autorizado, el autoritario monarca de Fernando VII, conocido como “El deseado” desde la ocupación francesa de la península.

de 1970 cuando el análisis socioeconómico propio de una nueva historiografía lo enfrento con instrumento interpretativos innovadores. La forma en que Tapia y Rivera articulaba la hipótesis y la llenaba de nuevos contenidos ofrece pistas respecto a la percepción que desde el siglo 19 se poseía del siglo 18 y la heterogeneidad del pensamiento integrista desde el extremo conservador al liberal. El historiador valoraba sobremanera, como he señalado en otra parte de este escrito, la transición de Puerto Rico de una sociedad de hateros a una de agricultores, proceso al cual me he referido como el tránsito metafórico de la anarquía/caos al gobierno/orden (Tapia y Rivera, 1967, p. 60). A ese juicio sobre las condiciones materiales y del mercado añadía otro que lo enriquecía. Cuando buscaba un protagonista no lo encontraba en De la Torre y Fernando VII e insistía en mirar en otra dirección. La figuración del “administrador profesional”, el “iluminado” o el “héroe” modernizador adquirió un sentido distinto en la obra Noticia histórica de Ramón Power publicada en 1873.

La Real cédula de 10 de Agosto, será siempre un monumento que acredite cuanto es deudora la Isla al Señor D. Fernando VII por los beneficios que por ella ha dispensado a sus habitantes. De la miseria en que laboraba por un largo periodo de tiempo, salió al estado de la opulencia; del estado exánime que sufría en todos los ramos, a una vida risueña y placentera; y de la oscuridad en que yacía, a ocupar con su nombre un lugar distinguido entre las naciones y los pueblos. (Córdova 1832 pág. 212)

En aquella proyectaba al militar capitalino como un curioso híbrido cultural. Power y Giralt, el artífice del cambio, era descrito como un “benemérito español puertorriqueño” que “respira su acendrado españolismo y su amor al rey Fernando, tan deseado entonces como poco querido después” (p. 56, 58). Con ello lo convertía en el signo de la identidad criolla apropiada como sinónimo de la puertorriqueña sin excluir la hispana. Power y Giralt traducía la posibilidad de un balance no contradictorio entre la hispanidad y la puertorriqueñidad. Su ecuanimidad de poseía un sentido concreto: el militar y disputado a cortes había sido capaz de ser fiel a Fernando VII y a los criollos sin traicionar a ninguno de ellos. Los liberales reformistas, asimilistas, especialistas y autonomistas estaban dispuestos a enfrentar cualquier objeción sobre la validez de su condición de anfibios culturales en nombre de la modernización material.

El mensaje era claro: Puerto Rico se modernizaba de la mano del autoritarismo, la tradición y la hispanidad y el crecimiento conminaba a los paisanos a afirmar la fidelidad a la hispanidad. Ninguna de aquellas afirmaciones sorprendía viniendo de Córdova. Él favorecía el absolutismo borbónico, era integrista, antiseparatista y antiamericano, entiéndase, antiestadounidense, poder al cual imaginaba conspirando parala causa de la integración del escenario antillano español. Lo interesante es que los comentaristas asociados al liberalismo reformista, asimilista, al especialismo y al autonomismo, compartieran una parte significativa de ellas. El culto al 1815 como fundamento del Puerto Rico moderno fue un valor compartido por todos los integristas de buena fe. Historiadores como Tapia y Rivera, José Julián Acosta y Calbo y Salvador Brau Asencio, reprodujeron los argumentos de Córdova con algunas variantes llenándolo de contenidos innovadores que se constituyeron en un canon. Las discrepancias entre unos y otros se reducían a ciertos detalles interpretativos producto de la plasticidad que había ido adquiriendo la “hispanidad compartida” en el contexto de sumisión colonial. La revisión formal y crítica de aquel aserto no fue posible hasta la década Historias e intrahistorias

Acosta y Calbo tampoco difería de Córdova a la hora de evaluar el tema de la modernización material en su prólogo a la obra de Iñigo Abbad y Lasierra publicado en 1866. El objetivo de la reflexión, por una parte, era ratificar que el país “siempre” había honrado la “memoria de su historiador” (Acosta y Calbo, 1866, p. 33). Por otra parte, de manera un tanto cándida, aseguraba que el objetivo de su trabajo era explicar 17


el “interesante periodo del desenvolvimiento de la riqueza pública del país” (p.34), cosa que daba como un hecho irrefutable. Para documentarlo y demostrarlo, recurriría a los mismos parámetros de Córdova: Puerto Rico creció a pesar de perder “los situados de México” tras la Independencia de Hispanoamérica. Lo que se auguraba como una tragedia financiera o un quebranto para las autoridades, se transformó en una oportunidad de crecimiento material, tendencia que según afirmaba el autor, aún continuaba al momento de redactar sus notas. El reto había sido respondido con una respuesta eficaz. Para Acosta y Calbo los agentes modernizadores, aquellos que aprovecharon la nueva situación, fueron dos fuerzas exógenas y ajenas a la voluntad del país. De un lado, la inmigración de extranjeros con capital como resultado de la debacle del imperio hispano; y de otro, la “libertad de comercio” autorizada desde 1815. Su argumentación sugería que el progreso vivido no había sido de la entera responsabilidad de la clase criolla local y, a la vez, pasaba por alto las limitaciones de la “libertad de comercio” admitida por los decretos fernandinos. En términos concretos lo que sugería era que el progreso en Puerto Rico, distinto a la teoría clásica sobre el tema, no emanaba de la naturaleza, sino que requería de la permisividad y la inteligencia del “otro” que admitía unos cambios.

la presunción del “parasitismo” puertorriqueño, es decir que éramos un “costo” para el “otro”, me resulta turbadora por su carácter despectivo. El solo hecho de que ello se haya reiterado durante todo el siglo 20 y 21 bajo otra soberanía llama mi atención. Ello y la idea de que había que encomiar el que la colonia sirviera mejor a los intereses de España, es decir que les reportara más rentas y beneficios, eran argumentos similares a los que hubiese esgrimido cualquier peninsular integrista conservador. La modernización que se celebraba manifestaba notables carencias entre las cuáles la falta de soberanía y el subdesarrollo del trabajo libre eran solo las más visibles. El asunto es más complejo. Ese tipo de retórica también compendia un visible desprecio al pasado colectivo insular que desmerece la imagen del historiador. Es importante aclarar que la metáfora de Puerto Rico como un “parásito” improductivo con un potencial no explotado no era exclusiva de Acosta y Calbo. Bien vista, aquella fue una afirmación común en comentaristas e historiadores extranjeros y españoles de los siglos 17 y 18. Las preguntas que surgen de todo esto son diversas ¿Había sido Puerto Rico realmente “un miserable parásito” de España antes de 1815? ¿Dejó de serlo después de 1815? ¿No era también “parasitaria” la forma en que España usaba los recaudos de las aduanas insulares para consumirlas en la península evitando con ello reinvertirlas en la colonia? ¿Acaso celebraba Acosta y Calbo la relación con España en 1866? ¿Aceptaba un régimen políticamente autoritario porque era económicamente exitoso? ¿Para qué sectores fue exitoso el nuevo sistema de cosas? ¿Era Acosta y Calbo parte del segmento de los beneficiarios de aquel régimen? Y por último, ¿acaso la profundización del coloniaje tras la Ilustración y el Reformismo Ilustrado, eran un equivalente legítimo de la modernización y el progreso? La pregunta sobre lo que significaban aquellos conceptos aplicados a la situación colonial es un tema seductor cuya elucidación habrá que posponer para otro momento.

Desde mi punto de vista esos no son los únicos problemas de su afirmación. Para un abolicionista convencido radical e inmediatista como el Acosta y Calbo de 1866, el hecho de que no mencionara que la inmigración había venido con capital y esclavos llama la atención. Aquel era un silencio interesante porque la voluntad de controlar la mano de obra, la profundización de la esclavitud negra y el trabajo servil en la ruralía, fueron consustanciales con el crecimiento material de la colonia después de 1815. La “modernización”, parcial, por cierto, de los circuitos del capital y el tráfico mercantil no vinieron acompañados de un proceso de modernización de la forma de uso de la mano de obra. Celebrar el progreso material y emborronar el desenvolvimiento de la desigualdad que generaba aquel, traducía su condición de clase y confirmaba el lugar privilegiado desde el cual observaba y articulaba su discurso. Para este comentarista la modernización material significaba que Puerto Rico había dejado de ser “un miserable parásito” que vivía a costa de España y el Situado y se había convertido en una posesión beneficiosa para aquella (p. 34). La metáfora patológica,

Brau Asencio, autor de una “sociología histórica” o una “historia sociológica” que se revela como un análisis sociocultural elitista, elaboró una teoría de las etapas de la historia de Puerto Rico que no contradice a los anteriores. La influencia de la teoría de las etapas o estadios del progreso de Augusto Comte (1797-1857) y Karl C. F. Krause (1781-1832), mediada 18

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por la discursividad krausopositivista que impregnó el análisis español a mediados del siglo 19, se perciben en su textualidad. Su propuesta, sostenida sobre la base de criterios socio-económicos comunes, reconocía dos estadios mayores en la historia de Puerto Rico: antes de 1815 y después de 1815. La Cédula fernandina fue transformada en un punto de giro clave para inventar un “antes” y un “después” en el marco de un dualismo maniqueo simplificador.

podía contar a sus ancestros. El autor volvía a pasar por alto la cuestión de la esclavitud y el trabajo obligatorio, y la desigualdad que emanó de las nuevas condiciones materiales que celebraba. En segundo lugar, llamaba la atención sobre el hecho de que la liberalización del comercio con el extranjero sin apuntar en la dirección de que la misma había sido parcial. En tercer lugar, llama la atención sobre la fundación de la “Sociedad Económica de Amigos del País” en 1813, un cuerpo elitista abierto para los sectores criollos con facultad para asesorar al Estado y comprometido con el mejoramiento material en el marco colonial. Para Brau Asencio, el Progreso se expresaba en el crecimiento de la agricultura comercial, por lo que la modernización se interpretaba en su sentido “positivo” o “material” o “contable” como en Córdova. Su interpretación implicaba una celebración del protagonismo del Reino de España y Fernando VII en el proceso.

El 1815 y la Cédula, representaban para este autor una frontera entre la no-modernización y la modernización material. La frontera entre el pasado y el presente se definía como un AC (antes de la Cédula), y un DC (después de la Cédula). Previo al 1815 el país producía azúcar, cacao y café en un marco colonial estrecho en el cual el estancamiento era la nota imperante por lo que Puerto Rico permanecía al margen Progreso. Posterior al 1815, se garantizó el “despegue” económico en el marco colonial tras el retorno del absolutismo en la figura de “El Deseado”. (Brau Asencio, 1972, p. 23-24)

Es cierto que el cambio estaba allí, pero el mismo había conducido a una modernización material asimétrica y desigual que poseía enormes grietas y muchas zonas grises como ya he sugerido. El historiador social de Cabo Rojo se encargó de demostrarlo en muchas ocasiones. En la “Herencia devota” y “La campesina”,

Los agentes claves del “despegue” en Brau Asencio eran varios. En primer lugar, otra vez el ingreso de extranjeros con cultura y capital entre los cuales

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monografías publicadas en 1886, se esforzó en fundamentar que, a pesar de todo, culturalmente el país no era “moderno” porque la gente común, la “canalla” como le denominaba Voltaire o el populacho, vivían cegados por un conjunto de “supersticiones” que debían ser superadas y que serían, a la larga, iban a ser dejadas atrás por la “evolución natural de los tiempos” (p. 129), una peculiar metáfora para referirse a las indomables corrientes del Progreso.

XLVI” de su autobiografía en el marco del comentario sobre la libreta de jornaleros, describía las galleras como un espacio propio para que los peones dejaran en manos de hacendado que favorecías las galleras el poco dinero que ganaban durante la semana (Tapia y Rivera, 1966, p. 125). Desde una perspectiva como aquella y sin pasar juicio sobre la validez o invalidez de estos argumentos, la prohibición de la lidia de gallos, la censura al uso de las garrochas a fin de estimular los bueyes, la condena del exceso de velocidad que se imponía a los caballos o el control a la sobrecarga de las mulas de acarreo, controles todos que se impusieron después de la invasión de 1898 y que también eran considerados signos de la modernidad, hubiesen sido celebrados de modo análogo (Cancel Sepúlveda, 2007, p. 165). Ya se sabe que en la década de 1930 el asunto de los gallos no fue interpretado de ese modo sino como un signo legítimo de la identidad nacional independiente de las posturas políticas futuras apoyadas por sus defensores. El tono pontificador dominaba la discursividad de aquellos textos, salvo contadas excepciones. En gran medida, la meta de comprender el volkgeist o alma del pueblo no tenía por finalidad conservar sus simplezas o su pureza sino más bien podar y reformar todo lo que se consideraba una expresión de la irracionalidad que les caracterizaba en nombre de un concepto del Progreso inventado alrededor de la experiencia de la Europa moderna en el cual el Puerto Rico colonial encajaba con dificultad.

En este campo su postura no era innovadora: diagnosticar de desaparición de las costumbres, usos y hábitos considerados como no ilustradas de la gente había sido la pasión de los costumbristas puertorriqueños desde Manuel Alonso Pacheco en El Gíbaro de 1849. La meta de la literatura costumbrista no era la celebración de la heterogeneidad y la diferencia sino la censura de esta en favor de la homogeneidad y la mímesis de los valores occidentales. En la escena 7 titulada “La gallera”, al formularse la pregunta de si el juego de gallos era “útil o no” (Pág. 85) el balance es precario. Su argumento es en verdad pragmático. Para el “Gíbaro de Caguas” era posible que “como causa de comunicación”, “medio de que circule el dinero” o “pasatiempo en los días festivos” algún valor tuviese. Más como “ocupación” o “camino que puede conducir á otros vicios” u “ocasión de perder el dinero” era altamente “perjudicial” (p. 86). La observación sociológica utilitaria resultaba cancelada por el juicio moral y lo conducía a la conclusión de que “á medida que adelantemos, se irá perdiendo esta costumbre hasta desaparecer completamente” (p. 86). Tapia y Rivera no lo ve de modo distintos. En el “Capítulo 20

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Brau Asencio, como Acosta y Calbo antes, se cuidó al pasar juicio sobre el absolutismo fernandino. Por un lado, al resaltar el papel protagónico de la inmigración de la cual incluso él provenía, como era de esperarse, no evaluó el impacto ideológico o político que la misma tuvo en el escenario político de la colonia. Ello explica su silencio en torno al carácter morigerado, conservador y antiseparatista de los recién llegados y sobre el hecho de que su éxito económico, aparte de su inteligencia empresarial y los apremios que le imponían las circunstancias, estuvo garantizado por los cuantiosos privilegios reconocidos por la Corona en medio de la situación de emergencia que representó la independencia de Hispanoamérica. El resultado neto fue el fortalecimiento de la relación material e inmaterial entre Puerto Rico y España con el visto bueno de la elites criollas y la reducción de las posibilidades de cualquier proyecto de carácter separatista. En el seno de las mentes creadoras de la “historia regional” se estaban deslindando los territorios y las posibilidades de un Puerto Rico moderno dependían cada vez más de qué tipo de relación se tuviese con los agentes concretos del poder hispano.

crecimiento de la economía de hacienda azucarera. Por el contrario, lo excusa (p. 24). Es cierto que la esclavitud ya había sido abolida en 1873 pero, para un historiador social, aquel hecho debía haber llamado su atención. El silencio respecto al tema es significativo porque el historiador, como Acosta y Calbo, también había sido un abolicionista comprometido que siempre celebró el compromiso de su compueblano Betances Alacán con aquella causa de vanguardia del siglo 19 (Brau Asencio, 1909, p. 330-335). Detrás de aquellos argumentos se ocultaba una peculiar interpretación de las teorías progresistas dela historia. La transformación del liberalismo clásico exigente en un liberalismo burgués condescendiente y tolerante con la desigualdad parece evidente. La intelectualidad hispana, integrista o conservadora; y la criolla liberal reformista, asimilista, especialista y autonomista, expresaban aquella transición que en Europa había madurado alrededor de la crisis de 1848 y de la cual la inestabilidad de París había sido un signo reconocido. El relato que enunciaban validaba un proceso de modernización impulsado desde “arriba” de un modo “autoritario” el cual, además, interpretaba la relación de colonial y el esclavismo como ingredientes imprescindibles de un progreso que aseguraba enormes beneficios para España y su aliados insulares en particular los inmigrantes.

El asunto era más complejo todavía. Brau Asencio introdujo en su reflexión un procedimiento cargado de emocionalidad y pietismo. Su interpretación idealizaba y martirizaba a los inmigrantes quienes, según su criterio, habían arribado a la isla no como victimarios sino como víctimas de las tensiones producidas por la intolerancia y la opresión del separatismo hispanoamericano. Su presencia, para bien, acabó “impregnando de progreso” el orden al cual se integraron como la semilla en el terreno fértil. Su retórica sugería, con una ingenuidad que no deja de sorprender al lector del presente, que el régimen colonial de Puerto Rico los redimía del odio de los separatistas hispanoamericanos. Brau Asencio convertía la lucha por la independencia en una “cuenta guerra civil” -entre agentes de la misma cultura u ordeny el arribo de los inmigrantes como refugiados en medio del colapso, se proyectaba como una nueva oportunidad que les ofrecía la Madre España para que siguieran sirviéndola con fidelidad. (Brau Asencio, 1972, p.24). Brau Asencio es una de esas figuras ambiguas y ricas en matices.

Aquellos argumentos se nutrían de una presunción teórica indemostrable. Me refiero a la fe en que la modernización del mercado, de la mano del liberalismo económico con trabas que le imponía la moderación hispana, conducirían a la modernización política y a la descentralización de las relaciones imperio-colonia en un futuro no precisado sin necesidad de romper una relación problemática. El pensador se ubicaba con ello en el lado opuesto de la separación, la independencia y la confederación antillana, según confesó en un interesante relato satírico publicado a principios del siglo 20 el mismo Brau Asencio: “El cuento de Juan Petaca” (Cancel Sepúlveda, 2012). El respeto o sumisión a la hispanidad era la expresión de un deber, un imperativo moral o una fuerza superior ineludible y, por lo tanto, una actitud genuina que no debía ser puesta en duda. La modernización ansiada entrañaba una deuda con la España monárquica y autoritaria a pesar de que los grandes triunfos del liberalismo -la abolición de la esclavitud y de la libreta

Por otro lado, como en los casos antes citados, no menciona el hecho de que uno de los costos del Progreso fue la intensificación de la esclavitud en el marco del Historias e intrahistorias

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de jornaleros en 1873, el trabajo libre con todas sus limitaciones jurídicas y culturales- pudiesen atribuirse a la breve experiencia de la España republicana después de un acto rebelde amenazante como lo fue la Insurrección de Lares de 1868. Por eso a nadie debe extrañar que aquella intelectualidad condenara las luchas separatistas con tanta intensidad. La moderación política se impuso sobre el discurso historiográfico puertorriqueño del siglo 19 hasta el punto aquel adquirió un rango similar al de una “historia oficial de la colonia” emanada ya no de los colonizadores sino de los colonos mismos. La “historia regional” del siglo 19: consensos políticoideológicos Los conservadores e integristas, los liberales reformistas y los autonomistas moderados y radicales que inventaron la “historia regional”, confluían al ver la relación con España como una garantía para el progreso y la modernización de la colonia. Las voces más autorizadas así lo confirmaban en sus escritos. Lo mismo podría afirmarse en cuanto a las voces que el canon olvido según lo he confirmado en una publicación de 1995 en torno a un conjunto selecto de ensayistas de San Germán de la década de 1880. El argumento se utilizaría como una justificación intelectual lícita para su tenaz oposición al separatismo.

idea de la independencia de este intelectual poseía una complejidad crítica que cualquier lectura romántica de de su activismo no comprenderá y que ha sido pasada por alto una y otra vez. (Estrade, 2017, p. 223 ss.) Desde ese punto de vista, parece claro que las posibilidades de una concertación entre cualquiera de aquellos sectores, en especial los liberales más exigentes y los autonomistas radicales, con el movimiento separatista independentista confederacionista o anexionista, eran pocas. Para los aquellos sectores, todo se conseguían con España por lo que todo se podía perder sin ella. En cuanto a los conservadores e incondicionales españoles cuyo integrismo nadie ponía en duda, la afirmación no plantea problemas. Es cierto que una muestra significativa de los restos del conservadurismo y el incondicionalismo español mostró disposición a optar por posturas independentistas y nacionalistas, pero ello sólo fue posible tras la llegada de los estadounidenses en 1898.

Para los integristas la historia de Puerto Rico desde 1808 demostraba que la modernización y el progreso eran posibles sin la separación de España, tesis que contravenía la discursividad separatista radical fuese esta independentista, confederacionista o anexionista. La “historia regional” no ponía en duda aquella aseveración e incluso la veía como una condición sine qua non para el progreso. La relación con España, colonial o no, era una garantía de orden mientras que la separación significaría la anarquía. El dualismo orden/anarquía sugerido no era difícil de documentar. Durante la década de 1860 a 1869, cuando se ejecutó la Insurrección de Lares, República Dominicana y Haití eran la expresión de lo que Betances Alacán denominaba una “media independencia”, una situación geopolíticamente insegura que hacía proclives a los países antillanos a aceptar el proteccionismo estadounidense a cualquier costo a fin de enfrentar su inestabilidad. Aquel panorama inquietaba a muchos separatistas independentistas confederacionistas según se deduce de una lectura cuidadosa de la correspondencia política de Betances Alacán antes y después de 1868. La

Resulta curioso cómo la interpretación independentista nacionalista de la historia de Puerto Rico a lo largo de buena parte del siglo 20 insistió en la disposición de una amplia gama de pensadores liberales a transitar hacia el separatismo independentista, en particular cuando miraban hacia el campo de los 22

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de la autonomía o la independencia simplificando, quizá de buena fe, un asunto espinoso (Ramos, 1987, p. 14, 28 entre otras). En pleno siglo 20, las tesis jurídicas del independentismo nacionalista afirmaban que la autonomía de 1897 había reconocido la independencia nacional en el marco del cuestionamiento jurídico de la legalidad de la presencia de Estados Unidos como resultado del Tratado de París de 1899 (Torres, 1981, p. 16 ss., 65 entre otras). Lo que parece innegable es la independencia se fue convirtiendo en un concepto ambiguo y elusivo como resultado, en gran medida, de la incapacidad construirla. En cierto modo, en el tránsito del 1898, lo único que hicieron los intelectuales liberales reformistas, autonomistas moderados y radicales fue cambiar el objeto de su compromiso integrista: en lugar de España colocaron a Estados Unidos a pesar de la obvias diferencias culturales que separaban ambos polos. El mismo Betances Alacán en una nota a Julio Henna firmada en Arcachón (Gironde) el 16 de abril de 1898, en el tono propio del héroe trágico, afirmaba desolado que “América es una gran nación pero no le es simpática a todo el mundo. Es claro que, si no se puede obtener otra cosa, valdría más llegar a formar un estado en la Unión que seguir siendo españoles” (Cancel Sepúlveda, 2010)

autonomistas radicales. Me parece que esa postura interpretativa reflejaba bien la ansiedad manifiesta en numerosos ideólogos nacionalistas conscientes de la fragilidad del independentismo del siglo 20 en especial durante la Guerra Fría (1947-1991). Hasta qué punto aquello había sido o podía ser una posibilidad real dentro de los parámetros del siglo 19 o del siglo 20 sigue levantado mis dudas. Lo interesante es que esa entelequia continúa siendo la base de proyectos improbables de soberanía en pleno siglo 21 cuando el independentismo y el nacionalismo manifiestan un evidente retroceso si se les compara con su situación durante las décadas de 1970 y 1980, por ejemplo.

Los matices de la discusión integrista del separatismo son muchos. El “tono antiseparatista” que empleaban poseía sus particularidades. En historiadores como el citado Córdova, el separatismo era representado como un virus del cual había que evitar el “contagio”. Una metáfora naturalista y cientificista análoga, “virus revolucionario y antinacional”, usó José Pérez Moris (Cancel Sepúlveda, 2011) cuando comentó el peligro representado por la Insurrección de Lares en un volumen de 1872 poco comentado por los historiadores profesionales. La retórica de aquellos autores llamaba la atención sobre la peligrosidad real de una propuesta que ambos escritores consideraban apoyada por el enemigo mayor de España en América, Estados Unidos. Lo cierto es que no se equivocaban del todo. La relación de Estados Unidos con el separatismo independentista y anexionista ha sido tratada de manera superficial y reduccionista por la historiografía profesional en parte por causa de los hechos del 1898. De la invasión de 1898 se han hecho dos lecturas problemáticas. La primera parte de la premisa de que la anexión de Puerto Rico

Cualquier indagación sobre el entre juego ideológico visible durante la segunda parte del siglo 19 demuestra que la mayoría de los intelectuales liberales reformistas, autonomistas moderados y radicales, prefirió adoptar la defensa de la estadidad después de la invasión de 1898 porque veían en Estados Unidos una promesa radical y la garantía de la modernización y el progreso que antes de aquella fecha habían encontrado en España. La actitud de acomodo encierra ciertas complicaciones más allá de la sumisión y el reconocimiento tácito de la incapacidad para enfrentar el proyecto desde la soberanía y la independencia. En algunos casos se tomó la iniciativa de apropiar la estadidad como el equivalente Historias e intrahistorias

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a aquel país como consecuencia del Tratado de París de 1899 debía ser interpretada como una victoria del separatismo anexionista sobre sus viejos aliados contra España, los independentistas confederacionistas. La idea de que los anexionistas criollos actuaron como agentes del imperialismo era inseparable de aquella. Del lado opuesto, si se interpretaba la situación mirando el lenguaje ambiguo y acrimonioso de Betances Alacán, se podía llegar a la conclusión de que el separatismo independentista no le debía nada a Estados Unidos y que la anexión no había sido ejecutada para complacer a los separatistas anexionistas ni para incorporar a Puerto Rico y abrirle camino a la estadidad sino para beneficiar al imperialismo plutocrático y a la marina de guerra de aquel país. Una nueva historia política del siglo 19 capaz de establecer un balance entre estas interpretaciones contradictorias y excluyentes espera ser escrita. Esa historia deberá volver sobre estos asuntos y problematizarlos de un modo agresivo más allá de los esquemas y los hábitos interpretativos.

Pérez Moris en su libro (Cancel Sepúlveda, 2011 y Cancel Sepúlveda, 2018). Quiñones, en un breve texto titulado “Lo de Lares” en el cual propone que Pérez Moris “abulta el hecho”, es decir, exageró su importancia, articuló una tesis de historia política que promovía la sumisión y desautorizaba cualquier proyecto que se pusiese en entredicho los valores del integrismo. Y José Marcial Quiñones, hermano de aquel, lo reproducía con algunos matices: Lares había sido una “calaverada” obra de los actos imprudentes de Ruiz Belvis y Betances Alacán y de un “plan concebido en el extranjero” que, “por lo aislada que pareció, lo mal concertada y lo peor ejecutada”, fracasó estrepitosamente (Quiñones, 1978, p. 100). Tapia y Rivera, Brau Asencio y los hermanos Quiñones resaltaban la irracionalidad e incapacidad del liderato y lo anodino del evento por consideraciones que nada tenían que ver con un juicio crítico o sosegado y convertían la gesta en una expresión antiprogresista y antimoderna. Las batallas por el control de la modernidad habían comenzado con ventaja para el conjunto de los integristas.

El “tono antiseparatista” de los historiógrafos criollos tenía sus grados y matices pero era ostensible. En Mis memorias, la autobiografía de Tapia y Rivera, Lares aparece como un acto de “descontentos” (1882, p. 150-151), es decir, como la expresión de la insatisfacción y el disgusto de uno cuantos y no como un acto rebelde emanado de una condición social o política injusta. Del mismo modo, Brau Asencio la interpretaba en una primera historia del país pensada para jóvenes como de un evento “prematuro” y “precipitado” que el país acogió “con una tranquilidad rayana en la diferencia” y que culminó en una “algarada” (1904, p. 264), o sea, no consiguió el efecto deseado por la precipitación de unos cuantos impacientes. El sustantivo “algarada” equivalía al tumulto que producía un tropel de gente de a pie o a caballo cuando avanzaba sin orden por un campo. Lares y era el epítome de la irracionalidad no había pasado de ser un motín.

Los comentaristas conservadores y liberales del siglo 19 compartían un criterio devastador sobre Lares apoyados en metáforas distintas. Los ejemplos podrían multiplicarse pero no vale la pena hacerlo en este momento. La degradación del acto rebelde separatista independentista -Lares era el único hecho de esa naturaleza que reconocían- autorizó a Tapia y Rivera en el “Capítulo XXX” de Mis memorias a imponer la tesis de que “toda regeneración y progreso eran posibles bajo la bandera de la patria española” (Tapia y Rivera, 1966, p. 80 ss.) Si para Betances “España no puede dar lo que no tiene”, es decir libertades y el acceso a la modernidad, para Tapia y Rivera era todo lo contrario. Aquellas voces del abanico liberal eran tan integristas como los conservadores, imaginaban que el progreso del siglo se debía a España y apostaban a su “verdad” sostenidos en la seguridad que les daba su relativo acceso al poder, su condición de clase y el lugar que ocupaban en el engranaje colonial. Todos hablaban desde un arriba social afín a los valores de la hispanidad que, igual que ellos, despreciaba a la “canalla” o al pueblo propenso a dejarse seducir por la propaganda separatista de todo tipo. La única excepción en aquel territorio ideológico dominado por la fe ingenua en España era el campo separatista en todas sus manifestaciones. Pero, precisamente por ello, los independentistas,

En una línea análoga, Francisco Mariano Quiñones argüía que no valía la pena “recordar una calaverada, una verdadera calaverada” (1888, p. 24) Una “calaverada” era la acción de un “calavera”, concepto que sugería a un hombre irresponsable y disipado, por lo que no merecía ser siquiera recordada. El perfil del liderato rebelde expresa las líneas de uno libertino y disoluto. El dictamen del sangermeño es semejante a la censura de Betances Alacán y Ruiz Belvis que elaboró 24

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confederacionistas y anexionistas no eran considerados parte integrante de la intelectualidad criolla. Desde la perspectiva criolla y del discurso de la “historia regional”, el separatismo no pertenecía a la “gran familia” porque había abandonado el hogar simbólico de la Hispanidad.

concepto “Raza”, como en el nacionalismo de principios del siglo 20, valía por “Cultura” o “Etnicidad” más que por color de piel. La asimetría de la tríada traducía una jerarquía natural: el elemento civilizador era la raza “europea” pero las otras no: la desigualdad natural las limitaba a la condición de recipientes.

La virtud de aquel arriba social y su orgullo por la herencia hispana también atravesó por un proceso de intelectualización agresiva. En aquel una de las figuras cimeras fue la del citado historiador social Brau Asencio. Su respeto por la Hispanidad irradiaba en todas direcciones, actitud que lo llevó a concluir que la conquista había sido un “acto regenerador” porque había logrado imponer la “civilización” a una comunidad simple que carecía de ella (Cortés Zavala, 1997, p. 767). Su testimonio manifestaba un notable desprecio por pasado precolonial y los naturales al equipararlos, con la actitud propia de los conquistadores que resintieron su resistencia al sometimiento en el siglo 16, con la “barbarie”. Para Brau Asencio la regeneración producida por la conquista había sido necesaria, forzosa y hasta providencial. La conquista a cualquier precio significa el cumplimiento de una responsabilidad histórica, como se sugiere en el folleto “Las clases jornaleras” de 1882.

La herencia de las tres razas era disímil por lo que servía para diagnosticar los defectos colectivos del criollo, vicios que gente como Brau Asencio no identificaban en su propia clase sino en la “canalla” y en el pueblo común. Del indio, la taciturnidad, el desinterés, la indolencia y la hospitalidad; del africano, la resistencia, la sensualidad, la su-perstición y el fatalismo. Pero del español venía la gravedad caballeresca, la altivez, los gustos festivos, la austera devoción, la constancia, el patriotismo y el amor a la independencia. La superioridad española era racional, natural o positiva y, en consecuencia, válida e irrefutable (p. 769770). Es importante señalar que para Brau Asencio los criollos no eran mestizos ni híbridos por el hecho de que no habían surgido de una mezcla entre iguales. El indio y el africano habían sido absorbidos por el español. Sobre esa base convenía con Tapia y Rivera: la superioridad de los “europeos” servía para reclamar que somos españoles, queremos y debemos serlo siempre. La clase criolla era responsable de hacer valer la invencible ansiedad integrista. Su retórica estaba, por lo tanto, lejos de la celebración del mestizaje como una virtud que impregnó la discusión sobre las tres fuentes en la cultura hispanófila de la generación de intelectuales del 1950.

En Brau Asencio la disquisición le condujo a una versión confiable de la “Teoría de las Tres Fuentes”. El trinitarismo criollo explicaba la puertorriqueñidad como el agregado asimétrico de tres razas: la “indígena”, la “europea” y la “africana”, las cuales eran tratadas como las “tres piedras angulares” de la identidad (p.768). El Historias e intrahistorias

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premiados en el certamen del Círculo de Recreo de San Germán (1880). San Germán: Centro de Publicaciones UIA. ----- (2005) Historia marginales: otros rostros de Jano. Mayagüez: CEPA. ----- (12 de julio de 2010) “Documento y comentario: Betances ante la invasión de 1898” en Puerto Rico: su transformación en el tiempo URL https://historiapr. wordpress.com/2010/07/12/betances-ante-lainvasion-de-1898/ ----- (31 de marzo de 20102) “Documento y comentario: Puertorriqueños, así somos nosotros” en Puerto Rico: su transformación en el tiempo URL https://historiapr. wordpress.com/2010/03/31/puertorriquenos-asisomos-nosotros/ ----- (29 de marzo de 2011) “José Pérez Moris: la Insurrección de Lares” en Puerto Rico entre siglos: Historiografía y cultura URL h t t p s : / / p u e r t o r i c o e n t r e s i g l o s. wo r d p r e s s. com/2011/03/29/jose-perez-moris-la-insurreccion-delares/ ----- (25 de noviembre de 2012) “El cuento Juan Petaca. Salvador Brau Asencio (c. 1910)” en Lugares imaginarios: Literatura puertorriqueña URL https://lugaresimaginarios. wordpress.com/2012/11/25/el-cuento-de-juanpetaca/ ----- (21 de mayo de 2018) “Segundo Ruiz Belvis y Ramón E. Betances Alacán masones: unos apuntes” en Horomicos: microhistoria URL: https://horomicos.wordpress.com/2018/05/21/ segundo-ruiz-belvis-y-ramon-e-betances-alacanmasones-unos-apuntes/ Córdova, Pedro Tomás de (1832) Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puerto Rico Tomo III. Emilio M. Colón, ed. (1968) San Juan: Coquí. Cortés Zavala, María Teresa (1997) “La memoria nacional puertorriqueña en Salvador Brau” en Revista de Indias 57.211 Delgado Pasapera, Germán (1984) Puerto Rico sus luchas emancipadoras. San Juan: Cultural. Estrade, Paul (2017) En torno a Betances: hechos e ideas. San Juan: Callejón. Ramos, Aarón Gamaliel ed. (1987) Las ideas anexionistas en Puerto Rico bajo la dominación norteamericana. Río Piedras: Huracán. Ramos Mattei, Andrés (1986) La hacienda azucarera. Su crecimiento y crisis en Puerto Rico (siglo XIX) Río Piedras: CEREP. San Miguel, Pedro (1989) El mundo que creó el azúcar. Río Piedras: Huracán.

Una versión popular de sus consideraciones histórico-sociológicas vio la luz en el foro El domingo en 1883. En un escrito jocoserio Brau Asencio reconocía el papel fundamental de la hispanidad en la puertorriqueñidad, a la vez que llamaba la atención sobre ciertas cualidades “tan especiales” que solo podían ser nuestras. Entre lo Hispánico y lo Puertorriqueño existían elementos de continuidad y de discontinuidad. Si bien los argumentos de Brau Asencio a la hora de valorar la Hispanidad eran son histórico-sociales, producto de la observación social y de la racionalidad sociológica, cuando enfrentaba a los Puertorriqueño se desplazaba hacia el terreno de las consideraciones morales y emocionales más elusivas (Cancel, 20102). Como se verá en otro momento, el acontecimiento que rompió el consenso sobre España como garantía de Progreso que se ha sugerido hasta este momento, fue el 1898 cuando los liberales reformistas y los autonomistas radicales y moderados fueron propensos a respaldar la presencia de Estados Unidos. Los conservadores e integristas mostraron más resistencia a aceptar el cambio como era de esperarse y, a la larga, se convirtieron en un eslabón esencial para el surgimiento del nacionalismo hispanófilo que desde 1910 levantaba bandera en un sector de la intelectualidad puertorriqueña. Al menos en ese sentido, la idea del 1898 como trauma no resulta del todo inapropiada. Bibliografía Acosta y Calbo, José Julián (1866/...) “Prólogo” en Fray Iñigo Abbad y Lasierra, Historia geográfica, civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto-Rico. Madrid: Doce calles/Centro de Investigaciones Históricas/Academia Puertorriqueña de la Historia/Historiador oficial de Puerto Rico Alonso Pacheco, Manuel (1849/1974) El Gíbaro. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña. Salvador Brau Asencio, Salvador (1894) Puerto Rico y su historia. Investigaciones críticas. Valencia: Imprenta de Salvador Brau (1904). Historia de Puerto Rico. New York: D. Appleton y Compañía. ----- (1909) Hojas caídas. San Juan: Tipografía La Democracia. Francisco Vives Mora. ----- (1972) Ensayos. Río Piedras Edil. Mario R. Cancel Sepúlveda (1995) “Sobre los Estudios literarios: apuntes para un estudio” en Estudios literarios 26

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Tapia y Rivera, Alejandro (1967) Vida del pintor puertorriqueño José Campeche. Noticia histórica de Ramón Power. Barcelona: Ediciones Rumbos. ----- (1967) Mis memorias. San Juan: Coquí Torres, J. Benjamín ed. (1981) Pedro Albizu Campos. Obras escogidas 1923-1936.Tomo III. San Juan: Jelofe.

Lista de imágenes: 1. Alrededores de Cayey con flamboyán, Ramón Frade 2. Mujer con niño, Ramón Frade 3. Bodegón con cucharilla, Ramón Frade 4. Estudio para El pan nuestro, Ramón Frade 5. El hamaquero, Miguel Pou 6. Las lavanderas en patio de Ponce, Miguel Pou Becerra 7. Los Coches de Ponce, Miguel Pou Becerra

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Piezas de Marco Trevisani 28

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The Star Trek: Enterprise Episode Cogenitor: An Ethical Dilemma por Nancy Bird-Soto

In her 1999 essay, “Arts of the Contact Zone,” Mary Louise Pratt describes contact zones as “social spaces where cultures meet, clash, and grapple with each other, often in highly asymmetrical relations of power.” A process of meeting, clashing, and grappling with a different set of cultural values relating to gender is found in the Star Trek: Enterprise (2001-2005) episode “Cogenitor” (second season of the series). This episode problematizes the role of the third gender in Vissian society, i.e. the role of the cogenitor, whose sole function is to facilitate reproduction and is otherwise relegated to the social margins of what is considered an advanced species. 1 As the online article about the episode describes: “The cogenitor is a nameless individual who somehow makes pregnancies among Vissians possible — the engineer and his wife are trying to have a baby.”2 Thus, in “Cogenitor” gendered differences surface 1

Even in the realm of social theory, the third gender has been a relegated subject. As Gilbert Herdt explains: “Over the past century, the theme of sexual dimorphism has recurred throughout social theory, with the consequent relegation of the third sex to the clinical laboratory of ‘biological deviance’ and the third gender to quaint textbooks of anthropology” (33). 2 http://www.startrek.com/database_article/cogenitor#sthash.uYHutnoC.dpuf

within a multi-layered contact zone: the one where human values meet and clash with those of the Vissians, and the one of the Othered within the Other culture: the third gender as embodied by the cogenitor in the Vissian context. To explore the complex contact zone depicted, we may consider Edward Said’s postulations on the concept of Orientalism and the cultural Other. Said defines Orientalism as “not an airy European fantasy about the Orient, but a created body of theory and practice” (14). In the case of “Cogenitor,” if Vissians are an example of the Other (as an alien culture from a human-centric lens), the third gender becomes the Othered subject within their3 culture through a body of theory and practice. Within the process of Othering, there is a complex set of power dynamics at play. As the character of Commander Charles Tucker III, aka Trip (Connor Trinneer), imposes his set of values as an attempt to liberate the cogenitor (Becky Wahlstrom)— or the Othered within the Other culture—an ethical 3 To avoid both the binary and the default feminization

of the cogenitor character, I have chosen to use they/them/their as the pronouns in this case. For more information about gender-neutral pronouns, refer to: https://uwm.edu/lgbtrc/support/ gender-pronouns/. 42 1 de noviembre de 2018


dilemma arises. Convinced that he is in the right, Tucker makes the cogenitor cognizant of their abilities and potential. However, Vissian society has not yet developed a framework to fully integrate its third sex in the full recognition of their personhood. Savior complex (White man savior complex at that)? Or, would anyone of us—from our contextual biases—would have either done the same or thought about doing the same?

As a generalized bias, Captain Jonathan Archer (Scott Bakula) also refers to the cogenitor—who has the sole role of facilitating reproduction—as a female entity. The dilemma that the status of the cogenitor poses, therefore, is anchored in the multi-layered contact zone between humans and Vissians on one level, and those marginalized within the Other’s sociocultural apparatus on the other. To interfere or not to interfere. What will later be the Prime Directive is clearly suggested. Should humans intervene by showing the cogenitors the cultural parameters that confine them to serve as mere agents of reproduction? Or, should they not, considering that Vissian society has not developed the sociocultural structures to fully integrate the third sex in a more egalitarian fashion, especially when equality is already a nuanced endeavor. If we were to take this as an analogy of how women are cast in modern capitalistic times, denouncing the limitations imposed on the cogenitor is certainly a feminist concern. The issue--being as complex a scenario as this is—remains: can another species or culture intervene in the name of quality; and to what extent can they envision the consequences without putting the person or collective entity in danger.

In the episode, Trip has a strong influence on the cogenitor he decides to take under his wing, and who eventually chooses the name “Charles” with which to be identified. Acquiring a name is a strong indicator of the impact of the Enterprise chief engineer’s selfappointed mission to educate the cogenitor. More importantly, it is the choice of the cogenitor to choose a name and assert a sense of personhood and identity. While this is a significant development, Trip’s mission is, and thus hinting at the Federation’s Prime Directive4, fundamentally flawed. As well, it is telling of humanity’s own binary gender roles and biases when it comes to the treatment of the female and/or the feminine. It is no coincidence that Tucker initially refers to the cogenitor as she/her, a default setting that he, as a commanding male officer, operates on while displaying a savior disposition. 4

http://memory-alpha.wikia.com/wiki/Prime_Directive

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Todas las fotos fueron tomadas de la serie Star Trek: Enterprise, esta en particular se obtuvo de “Star-trek-enterprise-confessions:”, disponible en https://startrek.blognook.com

Indeed, the work of contemporary intersectional feminists continues to explore the complexity of the concept of equality and how decontextualized approaches can do more harm than good. As Sarojini Sahoo explains: “equality is achieved when (and if) the law treats all individuals the same, without reference to their sex, race or age. This kind of equality leaves many ‘equalists’ happy, but still ignores the long history of discrimination against certain groups in society which leaves them in a disadvantaged position.” While Tucker’s “emancipatory mission” appears to have a lofty aim— and as viewers of the episode we understand why the relegation of the cogenitor upsets him—it falls short as the tragic ending for that doubly Othered third sex individual confirms. Moreover, his inclination to initially refer to the cogenitor as she/her prompts the question of whether he would have undertaken his self-appointed mission if the cogenitor would have been perceived as a male. Gender equality and gender bias add nuanced complexities to this interspecies contact zone.

gender-related matters. Both species are regarded as explorers, a trait discussed in Archer’s conversation with Vissian Captain Drennik (Andreas Katsulas). For Trip, educating the cogenitor is a matter of “human rights;” statement to which Vulcan Science Officer T’Pol (Jolene Blalock) quips: “They are not human.”5 Before delving more into Trip’s ethical dilemma, the next section provides brief contextual information about the Star Trek: Enterprise series, followed by a theoretical overview about gender before examining instances of the episode proper. Enterprise and Gender Matters As David Greven notes, Enterprise originally aired in 2001, a year with crucial historical connotations for the United States, namely 9-11 and the first year of George W. Bush’s first term as President (118). For Greven, “Enterprise was a neoconservative reimagining of Trek” that “even retooled the concepts of Original Trek to refashion Trek in its entirety as a monolithically conservative vision” (118). While a comparison between

While presenting a first contact scenario, “Cogenitor” portrays how humans and Vissians engage in a process of Othering that calls attention to pressing

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From the “Cogenitor” episode. All direct references come from the episode. 44

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series exceeds the scope of this analysis, considering Enterprise as either a neoconservative endeavor would certainly shed new light into the various contact zones the series portrays throughout its four-season span. However, it is worth noting that the second season includes two of the most salient episodes when it comes to dilemmas regarding gender and/or class marginalization: “Stigma” (dealing by analogy with the topic of HIV/AIDS) and “Cogenitor.” Greven, who calls out the pervasive masculinist bias in the series6, praises “Cogenitor” as a “decent Enterprise episode, well–directed by LeVar Burton” (44). The praise is deserved as “Cogenitor” engagingly portrays the Enterprise crew’s experience of “first contact with another species — the Vissians, who are also in the area to study [a] hypergiant”.7 The contact between “advanced” peoples—humans and Vissians— is what leads to the complex ethical dilemma regarding the treatment of the cogenitor: the to do or not to do, or what not to do.

Whether a neoconservative series or not, “Cogenitor” further problematizes how pervasive power structures may influence even the most “advanced” societies as they continue to replicate processes of Othering, even among their own. According to R.W. Connell: “If we distinguish what is normative from what is common, instead of blending them together, new and important questions emerge. It becomes possible to see what is ‘normative’ not as a definition of normality but as a definition of what the holders of social power wish to have accepted” (52). In this sense, Trip—operating from his own ethical imperative as a human—is right in acknowledging that the Vissian treatment of the cogenitor is troubling, to say the least. Still, Vissians are positioned as the Other in this episode. Therefore, we could wonder: What may have Vissians thought of the treatment between the genders among humans—and the pervasive gender binary—if the episode had been focused from their perspective? It is practical to remember Judith Butler’s assertion that: “gender [is] a relation among socially constituted subjects in specifiable contexts” (Gender Trouble 10). That relation responds to a set of agreements that are not detached from biases and hierarchies made to appear as normal, which in turn respond to deeply entrenched power structures. Furthermore, and as Laura Briggs also points out, it so happens that the study of “sex and family opens up new windows on how colonialism works” (16).

The question of the individual and their social regard is inextricably linked to gendered agreements and sociocultural hierarchies. It is useful to consider what Laura Briggs asserts in her book about the process of U.S. colonization in Puerto Rico, Reproducing Empire, within the scope of the cultural Other and Othered cultures. According to Briggs: “Sexuality and reproduction are used to produce change and transition” (15).8 While change and transition—as goals—need not carry negative connotations, contexts in which imperialist, colonialist, and/or hypercapitalistic9 practices are the modus operandi, sexuality and reproduction are constrained and/or manipulated into serving the prevailing social, cultural, and economic structures. Taking on the premise that, in terms of the heteronormative gender binary, reproduction is not just biological but ideological, this Enterprise episode shows how a third gender may not be immune to power plays from those considered dominant or superior. 6

Star Trek.

In “Cogenitor” it is evident that biological and ideological reproduction are at play regarding the role of the third gender, thus revealing the reach of what the human critical mind would deem as colonialist attitudes. The term cogenitor itself is telling of its reproductive role: “co” as in cooperation (co-operation) and “genitor” as in generating or facilitating the creation of new generations. Here, the work of Argentinean philosopher María Lugones about the coloniality of gender in the context of the Americas proves valuable. For Lugones, “articulating this colonial/modern gender system, both in the large strokes, and in all its detailed and lived concreteness will enable us to see what is imposed on us. It will also enable us to see its fundamental destructiveness” (369). This process of articulating the gender system to not only see the artifice that sustains it but also its detrimental effects comes in handy for understanding what transpires in the episode. In a conversation with T’Pol, Tucker insists: “I’m trying to

See chapter six of Greven’s book Gender and Sexuality in

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http://www.startrek.com/database_article/cogenitor#sthash.uYHutnoC.dpuf 8 “Sexuality and reproduction are used to produce change and transition. The ‘tropical’ and ‘colonized bodies of Puerto Rican women have been tremendously useful for an astonishingly broad array of players seeking political power, authority, and legitimacy in Puerto Rico” (Briggs 15). 9 Term employed to describe the predatory and exploitative practices that run counter to ecofeminist values. Historias e intrahistorias

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keep an open mind.” Nonetheless, the scenario—a first contact scenario with crucial potential repercussions— is more complex than what his savior tendencies allow him to grasp at first. Meeting the Other, clashing with the Other’s Othering practices, and grappling with the consequences of intercultural interference, make the contact zone between humans and Vissians one that further complicates the juncture between gender matters and social regard.

article, the male is recognized by his profession and the female is recognized in terms of how she relates to him, a pervasive cultural bias often found even in otherwise progressive circles. It is from that added perspective— through the third gender and its social regard or lack thereof—that this Enterprise episode demonstrates the juncture between gender roles and the social relegation that those who are subordinated to patterns of dominance must constantly endure. Thus, Trip’s “emancipatory mission” is also a commentary on how an “advanced” society can feel entitled to apply its own ethics on the cultural Other, even if that same society happens to be a long way off in its own efforts to eradicate gender-based (and similar types of) discrimination.

Tucker’s Ethical Dilemma: Clashing and Grappling To approach Tucker’s dilemma, we must recall that ethics is generally understood as “the discipline dealing with what is good and bad and with moral duty and obligation.”10 As mentioned before, Trip operates from his male, human-based, egalitarian-minded, imperative; none of those coordinates inherently good or bad. Denobulan Dr. Phlox (John Billingsley) offers him a detached view of the situation concerning the cogenitor by asserting that “it’s not a question of right or wrong.” The issue is that what Trip deems to be his moral duty, i.e. to teach the cogenitor to read, does not occur in a cultural vacuum but in an interspecies contact zone. T’Pol had in fact warned him that the cogenitor’s education was not his concern. Still, understandably unnerved by the relegation of the cogenitor, Tucker nonetheless decides to act without measuring the consequences and repercussions, especially for someone in a vulnerable position like the cogenitor’s. His choice to do lacks the what not to do to avoid endangering the cogenitor.

For Gilbert Herdt: “Variations in sex and gender, including the formation of third-sex and thirdgender categories, roles and ontological categories are not universal; they may vary across time and space” (79). This realization is at the core of the contact zone that humans and Vissians find themselves in, and more specifically, the one between Tucker and the cogenitor. Therefore, let’s consider three instances that correlate to the process of meeting, clashing, and grappling that

Another important piece of this complex puzzle is that gender dynamics in both humans and Vissians are also problematic. For instance, the Vissian engineer (F.J. Rio) and his wife, Calla (Larissa Laskin), engage in perpetuating patterns of subordination. Neither sees the need to treat the cogenitor differently, while the male figure in the couple dominates the conversation between them and Tucker when they first sit together while aboard Enterprise. Meanwhile, in the series’ web 10

https://www.merriam-webster.com/dictionary/ethic 46

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occurs in the contact zone. Also, it is crucial to keep in mind that the episode is framed from the human point of view, and a lot rests on Tucker’s perspective. For the meeting, there is the scene already mentioned when Trip first meets the Vissian engineer and Calla with the cogenitor present. For the clashing, there is the process of educating the cogenitor, as undertaken by Tucker. For the grappling, there is the final scene when Captain Archer informs Trip of the cogenitor’s suicide, a tense moment when the latter realizes that he—inadvertently—played a role in that tragedy.

educate and emancipate the cogenitor represents should have made it obvious that this endeavor would invariably lead to chaos if not tragedy. Even if relegated, cogenitors had a crucial role in the perpetuation (existence) of the Vissian species. They are deemed indispensable and any influence on them would carry major repercussions. It is no coincidence that this Star Trek: Enterprise episode hints at what eventually be spelled out as the Prime Directive of non-interference. It is in that clashing process of education, that the cogenitor calls for a name: “I would like my name to be Trip.” When Tucker explains that Trip is not exactly a name, the cogenitor chooses the name “Charles.” A tribute to their educator? A form or gratitude for being seen? A hint at a name that may adapt to gender fluidity? An attempt at individuality? Whatever the possibilities, it is obvious that in naming something, one claims something; naming is a way of asserting. How could this not lead to a major clash once “Charles” would face fellow Vissians fully aware of what was culturally imposed (paraphrasing Lugones) because of their crucial reproductive role?

During the initial dinner at Enterprise, Tucker not only meets the cogenitor but also realizes that “Vissians seem to think of it as something less than a pet, and it is not allowed to attend school or learn.”11 Through the exchange, it is established that Trip’s concern is serious. His ethical imperative could mirror how another non-human civilization may think about how, for humans, the traditional gender binary entails subordination and relegation of the female and/or the feminine to the patriarchy. It won’t be until much later in his interaction with the cogenitor that Trip will shed his tendency to refer to them as she/her. As Butler reminds us: “the very attribution of femininity to female bodies as if it were natural or necessary property takes place within a normative framework in which the assignment of femininity to femaleness is one mechanism for the production of gender itself ” (10, 2004).

Herdt notes that: “for the liminal being of the third-sex and third-gendered person, categories create the possibilities of social relations; but passing as normative may be required unless the social spaces and cultural places for thirdness are structured across the course of life” (79). For Vissians, cogenitors were in the category of those who are both marginalized yet indispensable. As Tucker’s perhaps noble but ultimately imposing “emancipatory mission” collapses, he also needs to grapple with the consequences. “Charles,” not being able to find refuge in Enterprise and irrevocably unable to fit within Vissian society, commits suicide. Archer sternly briefs Trip about this, not without asking the very question Trip should have asked himself before intervening: “Did she ask you to teach her to read?” For the viewers as well thinking about the dilemma of what would they (we) have done or not done, this is a moment of reckoning.

Tucker’s execution of his mission is irresponsible and, arguably, unethical. So right and so wrong. This makes the viewer wonder what they would do in a situation like his where he is aware of the oppression of not just an individual, but a whole group. The clashing surfaces during the initial secret meeting— while on the Vissian ship—when Tucker says to the cogenitor: “You are as capable as they are…you have the same rights…you have the right to have a name.” These, on some level, are truths. As viewers of the episode, it is easy and understandable to agree with Trip. However, those truths cannot be made automatically true for the cogenitor since they cannot be guaranteed in terms of implementation and follow up. “That’s not true. They need me to have children,” responds the cogenitor. Tucker’s impulsiveness turns these truths into unfulfillable promises. The clashing that his plan to

By the end of the episode, it appears that Trip has also gone through a process of education, as he stops referring to “Charles” as she/her and even tells Archer: “It’s not exactly a she, Sir.” The process of education, thus, is never unilateral. It has a wider reach as no entity leaves the cultural contact zone unchanged.

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http://www.startrek.com/database_article/cogenitor#sthash.uYHutnoC.dpuf Historias e intrahistorias

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The cogenitor’s suicide is distressing. In terms of plot significance and the lesson it represents against brash interventions like Trip’s, a possibility would be this tragedy creating rip in the status quo of gender relations in the Vissian context. The question is then mirrored back at humans and to what extent are they willing to explore their own biases and problematic approach to not just prescribed gender roles, but the gender binary. When Archer tells Tucker: “She killed herself,” he also adds: “a person is dead.” While the Captain did not go through the same educational process as his officer, the reference to the cogenitor as a person is undoubtedly significant. Does it warrant a tragedy to finally recognize someone’s personhood? To conclude, “Cogenitor” is a Star Trek: Enterprise episode that portrays a contact zone that prompts important reflections about the gender binary that generally informs human interactions. Denaturalizing gendered attributions, the queries resonate and reverberate in our sociocultural awareness. Why are males the saviors by default? Why do females continue to be subordinated and culturally attached to their reproductive roles? Why the binary? Why does anyone have to be relegated or deprived of an education? The episode’s title is not only eloquent in terms of who and what is the primary focus: “Cogenitor” as “co-” (co-operation) and “-genitor” (generator). It also hints at the ethical dilemmas between the human and the Other, and the Othered within the Other, as the multilayered contact zone depicted co-generates significant queries about gender dynamics. What may be one of the most intriguing aspects of the ethical dilemma is: how can someone can be so right and so wrong. And that’s another challenge to binary thinking in complex scenarios.

Paramount Television, 2003. “Cogenitor.” http://www.startrek.com/database_ article/cogenitor#sthash.uYHutnoC.dpuf Connell, R.W. Gender and Power. Society, the Person, and Sexual Politics. Stanford University Press, 1987. Ethics. <https://www.merriam-webster.com/ dictionary/ethic>. “Gender ponouns.” https://uwm.edu/lgbtrc/support/ gender-pronouns/ Greven, David. Gender and Sexuality in Star Trek. Allegories of Desire in the Television Series and Films. McFarland and Company, 2009. Herdt, Gilbert. “Introduction: Third Sexes and Third Genders.” Third Sex, Third Gender. Beyond Sexual Dimorphism in Culture and History. Ed. Gilbert Herdt, Hone Books, 1994. 21-81. Lugones, María. “The Coloniality of Gender”.

Bibliography Briggs, Laura. Reproducing Empire: Race, Sex, Science, and U.S. Imperialism in Puerto Rico. University of California Press, 2002. Butler, Judith. Undoing Gender. Routledge, 2004. ---. Gender Trouble. Feminism and The Subversion of Identity. Routledge, 1990. “Cogenitor.” Star Trek: Enterprise, created by Rick Berman, and Brannon Braga, performance by Scott Bakula, season 2, episode 22, Braga Productions and 48

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Globalization and the Decolonial Option. Eds. Walter Mignolo and Arturo Escobar. Routledge, 2010: 369-90. Pratt, Mary Louise. “Arts of the Contact Zone” (1999). http://www2.fiu.edu/~ereserve/010035191-1.pdf “Prime Directive.” http://memory-alpha.wikia.com/ wiki/Prime_Directive Said, Edward. Orientalism (1978). <https://sites. evergreen.edu/politicalshakespeares/wp-content/ uploads/sites/33/2014/12/Said_full.pdf> Sahoo, Sarojini. “Sense and Sensuality: Feminism is Humanism. So Why Debate?” http://sarojinisahoo. blogspot.com/2012/11/feminism-is-humanism-sowhy-debate_27.html.

Historias e intrahistorias

____________________ A version of this paper was read at WisCon 41, the yearly Feminist and Science Fiction Convention, in Madison Wisconsin (May 2017) with the title: “Cogenitor and (Third) Gender Roles: An Ethical Dilemma.” With the renewed interest in Star Trek (in its several incarnations) thanks to Discovery, this essay version (2018) may fit within the general discussions about the complexity of topics presented along the trajectory of this science-fiction franchise.

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El veredicto [Bagazo]

por Ana María Fuster Lavín

“Y muele en su alma atormentada, caña amarga de recuerdos, desesperanzas, desilusiones.” Abelardo Díaz Alfaro A Abelardo Díaz Alfaro y su Bagazo

La vista se le nubla, quiere gritar, y no puede. Se desangra... La alarma del despertador sacude el polvo de tus sueños sobre el escritorio. Recorres tu oficina con la mirada. Nadie. Domingo brinca sobre la computadora y se recuesta ronroneante sobre la montaña de legajos y expedientes de los casos que tienes que resolver esta semana. Las palabras del juez administrador Hon. Robert Manuel Power Rodríguez laten en tus sienes y el corazón. Te jodiste demasiado para llegar aquí, la decisión que tomes en este caso puede endiosarte o simplemente regresarte a simple bagazo legal.

para vivir; de ambos ese hermoso color de piel que tanto incomoda a quienes no se quieren ver bien al espejo, porque en este país todavía ser negro y de origen pobre es tan incómodo que prefieren engringolarse. Eres el ejemplo y símbolo de tu barriada Los Caños, del caserío donde viviste, de los estudiantes pobres, de las mujeres que pisotearon como a ti misma y no puedes decepcionarlos. Repasas los legajos y las mociones entregados por la oficina de la procuradora general, los por el fiscal y hasta del batallón del bufete Louis, Ferguson & Miller. Observas las fotos que forman parte de la evidencia, en su mayoría pertenecen a la noche del crimen. Unas son del personal forense, otras de la cámara de seguridad del pasillo de un hotel, también tienes algunas del celular de la joven. La occisa, desnuda sobre la cama de una habitación, presenta marcas compatibles con golpes a mano y con un objeto compatible con alguna correa, definitivamente mostraba la madre de los bofetones en la boca que le sacó no solo sangre y si no también algunos dientes. En este momento sientes un sabor acre en la boca y se te aprieta el corazón. Observas una foto en acercamiento de su vientre, con sus muslos abiertos y

Arreglas tus rizos frente al espejo junto al teclado. Observas tus almendrados ojos negros como los de la abuela Susana, quien por poco muere de malaria y anemia en el campo de La Cuchilla. Recuerdas sus historias y las del abuelo, trabajador de la caña que nunca se quebrantó para mantener a toda la familia. Del abuelo Domingo heredaste el tesón para seguir adelante sin importar lo nefasta de la jornada, el levantarte, aunque sientas que el alma está en tus piernas a punta de quebrarse, pero respiras fuerte y sigues trabajando. De la abuela, además su nombre, la dignidad, el inquebrantable compromiso con nuestros derechos, con la educación como puente 50

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se aprecia una larga estela de semen ya escarchado, según fue circulado por el patólogo forense. Cierras las manos y los ojos con dolor. En otra, observas con detenimiento el chuchillo clavado en el corazón. Los brazos de la occisa se encontraban en cruz sobre el pecho. En la siguiente, divisas que en la entrada de la misma habitación hay un hombre mayor, con uniforme de chofer, a primera vista parece muerto. Está bastante borrosa. Pero no, el informe del agente explica que al hombre solo le había dado un leve infarto. Relees las declaraciones verbales: de la Policía, del viejo acusado, de otro sospechoso descartado, y demás posibles testigos. Hay dos siluetas de hombres en el área de la puerta, no están totalmente claras, pero estás casi segura de quién se trata El resto de las fotos ha desaparecido del expediente, así como algunas que mostraban a otro hombre, pero esta sí estaba demasiado borrosa, tanto que parecía haber sido retocada. Acercas y alejas la foto, alcanzas una lupa y te pones la mano en la frente, meditas que quizás no es uno sino dos hombres al final del pasillo. Aplaudes sin siquiera darte cuenta, y te sonríes al espejo, esto confirma las declaraciones del acusado y de las muestras de semen.

fuese, solo trabajo. Siempre se dicen tantas cosas cuando ocurre un crimen, en especial dependiendo de quién es el muerto y quién el verdugo. Dijeron que el abuelo sacó el machete, que el caballo del mayordomo se asustó y el hombre le pegó tres tiros en defensa propia. Dijeron demasiadas cosas. Siempre has escuchado demasiadas cosas. Demasiadas. “Prietita, malo es ser pobre y negro. Es nuestro destino, nuestro carimbo. Siempre te dirán negrita, pero que eso nunca quite los colores de tu alma, que son los de la dignidad” –la voz de la abuela Susana te susurra los recuerdos de la abuela como cuando decidiste estudiar leyes. Negrita, siempre los diminutivos que tanto odias. Susanita, esa, la prietita que sacó las mejores notas en derechos civiles y derecho penal, pobrecita, cómo lo habrá logrado, te señalan. Los dedos de la noche te advierten que ningún secreto del pasado puede atravesar el puente. Sientes tanto coraje como cuando tuviste que resolver lo sucedido en el caso de la muerte de Simón Cora, quien era nieto de un amigo de tu difunto abuelo. Tu primer caso presidiendo el estrado. Y claro, te toca tan cerca que se te estremece hasta el sexo. Solo a ti se te ocurre bautizar al gato, que rescataste de una casa abandonada en Santurce, con el nombre del abuelo, Domingo. Cierras los ojos. Sientes sed. Deseas ahogar en vino los malos recuerdos que se enredan con los designios del Código de Ética Judicial. Respiras profundo y recuerdas la foto de Simón bañado entre su sangre coagulada cual ramillete de rosas moradas y vómitos, que es mejor no describir. El

Te tiras extenuada al sofá. Esa interminable noche visita de fantasmas tu oficina, como aquella llamada del Secretario de Justicia por conducto del honorable Power. Estás tan mareada de tantos datos, manipulaciones e imágenes que necesitas desconectarte de los otros y entrar en tu propio ser a modo de tregua. Descorchas un vino y tomas un largo trago de la misma botella. Recuerdas al abuelo Domingo, que murió baleado por el mayordomo de la central azucarera por haber exigido trabajo, en lo que Historias e intrahistorias

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pobre obrero quedó aplastado bajo un mazo de vigas que se desprendió de una grúa, mientras construían un hotel justo donde estuvo la antigua central azucarera. Sabías bien que la prueba de fiscalía era contundente y más cuando se trataba del temible fiscal Javier Castillo. Para ti estaba probada la negligencia de la constructora. En ese momento recibiste una llamada que te caldeó las entrañas. Respiraste profundo. Y llamaste a los abogados y procuradores al estrado y anunciaste: el caso se cayó, no busquen más. Su señoría, con todo el respeto, deseo informarle a esta honorable sala que hay nueva evidencia que confirma que Simón fue despedido el día anterior a los hechos. Dos testigos lo confirmaron. Ellos vieron a Simón bebiendo toda la noche y este les confesó que vandalizaría la construcción. Eso provocó el accidente fatal. Caso cerrado a menos que desee que someta la evidencia y extender lo inevitable. Caso cerrado, respondió el juez tirándote de una guiñada de reojo. Quieres celebrarlo, pero te entran ganas de llorar, sin estar segura si es de rabia o tristeza.

espejo del baño. Las marcas de los golpes y correazos en su espalda son un recuerdo del silencio que no se debería perpetuar. Le dice al hombre que tiene que ser la última vez, ya es hora de amanecer a nuevos destinos. Sin embargo, él le recuerda que su futuro está en sus manos si quiere conservar ese trabajo y el sueldazo que le están regalando. –Tú sabías cuál era el trato conmigo y con el abogado, y no te olvides de llamar al fiscal que te mencioné.”

Y es que has vivido en carne propia aquello de que la ley de causa y efecto no aplica igual en los humanos. Esta presenta una escalera de gradaciones. Dependiendo de tu género, tu raza, tu clase social y tantos otros caprichos humanos. Pero eres fuerte y decidida como el ausubo, no te desesperas. Te das otra copa mientras acaricias algo lacrimosa a Domingo. ¿Por qué necesitas llorar en este momento? No te coge por sorpresa, tenías que saberlo desde el principio cuando estudiaste en la escuela de Derecho. Ya sabes, o eres rico o poderoso, o tienes palancas, usualmente las tres. Así es que tendrás el apoyo, la justificación de tus pares, además de un buen abogado; en cambio, si te tocó ser pobre o negra, no, peor aún, si eres pobre y negra, y, para rematarlo, eres mujer, se agrava aún más el desenlace en este caso fatal. Pero ahora, anula un poco estas meditaciones sobre las que no puedes hacer mucho sino enfocarte y luchar. Enfílate a lo que te incumbe en este momento. Saca tu as de la manga y haz tu fallo en corte. El caso aquí radica en el hallazgo de dos cuerpos (una muerta y uno casi muerto en vida por la vía judicial) que, en apariencia, no presentan ningún móvil en común. Pero tú sabes muy bien que hay algo que no cuadra… *** La noche es negra como el dolor. Los ojos insomnes sorben tinieblas. Ella se viste como puede y se mira en el 52

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–Me enfrentaré a mi muerte con una sonrisa. Adiós― le contesta ella.

cuchillo de debajo de la almohada. –No…

El hombre no entiende, tampoco le interesa lo que ella quiso decir, mientras la pobre no puede creer cómo llegó a enamorarse de un hombre tan poderoso en la banca y en el gobierno. “Solo era una muertita de hambre, pero a ver quién muere primero”. De momento tuvo miedo a su reacción, pero se dio cuenta de que solo lo había pensado.

–Intentas borrar nuestro pasado, después de todo lo que hice por ti. Aquí en la calle todos somos gatos abandonados que buscan recuerdos entre las sombras. ¿Ves este machete? Con este mató mi abuelo allá en el campo al capataz que lo explotaba. Callaíto ahora, ¿verdad?

–Mira, solo chúpamela un poco, mientras termino algo, y prometo portarme mejor. Si para mí no eres lo que eres, sino aquella jovencita de escuela que conocí cuando terminaba mi maestría. Recuerdo que me salvaste aquella vez. Pero mira te voy a acomodar bien. Tú chúpamela y cuando me venga, te llevo a pasear a Piñones.

–Nena, ¡qué te poseyó! Ahora mi semen es ácido. ¿Y eso? Pero si eso no es más que un cuchillo… No te pongas brava. Sabes que te quiero. ¿No te conformas con ser una secre de…? – miró a todos lados y le puso la mano en la boca a ella, mientras intentaba arrebatarle el arma blanca. Alguien llamaba a la puerta. Los sutiles golpes fueron obstruidos por los gritos de la mujer que impidieron que escucharan que ya no estaban solos. No se percataron de que, durante la disputa, el intruso llegó a abrir la puerta y se fue acercando. Hubo forcejeos, ahora entre los tres, no cuatro, pero uno de los hombres pudo salir; sin embargo, el otro cayó desplomado antes de irse. Uno de los dos fue verdugo, el otro no pudo hacer nada, o no debió hacerlo. Un otro, el chofer del banquero, llegó, miró desde la puerta más asustado que sorprendido y colapsó.

Él se recostó a disfrutar, mientras contestaba un chat grupal. Ese wasapeo estaba caliente, aunque tenía al otro abogado amenazándole por mensaje de texto. El hombre intentaba disfrutar de la mamada, pero la diversidad de mensajes que leía y contestaba lo tenían hipnotizado en el maldito celular: “Mira, compadre sé que a ti te achacaron el muertito, pero fue tu primo, el que ahora es el padrote de todo en el país.” “No jodas.” “Sabemos también que el abogado es su compadre”. “No jodas.” “No vuelvas a pedir un puesto para alguna de tus putitas, que mira el papelón que montó la última en Instagram”. “No jodas.” “La borramos, y si te mangamos con otra o nos llega algo de que estás con los del otro partido, la borramos también antes de que puedas hasta abrir la puerta.” “No, ella es diferente, yo la q.” “Esta jueza es una mierda, tan recta, tan joven, no aceptó nuestro regalito”. “Todos son comprables, dime cuánto”. “No jodas, esta tipa también abrió las piernas en su momento, y bien rica la tiene me dijo el honorable”. “¿La incorrupta? :-D pero si ella viene de barriada, jajaja”. “Basta de bromas, estás bien jodido y lo sabes”. “Tu abogadito se va a quedar con todo”. “¿M?”. “No, F”. “No jodas”. “¿No oyes tocar a la puerta…? Apaga el puto teléfono. Estoy más cerca de lo que imaginas”. “F, no jodas”.

*** La investigación es contundente. Sabes quién asesinó a la joven, sabes que las alegaciones de son perjurio, sabes que el licenciado Ferguson es el máximo accionista de la banca privada puertorriqueña, que el licenciado Miller es compadre del gobernador Roy Rodríguez. Y para rematar, ellos son sus asesores en los nombramientos de jueces y en desnombrarlos o, peor aún, desaparecerlos. Tiemblas pensando que tu vida peligra si decides ser valiente y hacer lo correcto. Siempre has sido valiente, se lo debías a tu abuelo Domingo. Aun así, sigues temblando, deseas vivir más que nada, te mereces tu puesto como togada. Pero también sabes que esa mujer no debió morir, que el joven del caserío donde viviste mientras estudiabas no es el asesino. Reconoces que, en realidad, es más fácil que él sea el culpable. Intuyes qué es lo mejor para todos, menos para el pobre desdichado que es negro, pobre y sin estudios. Concluyes

–Carajo, chupa bien. Me la mordiste y eso me monguea. Páramelo, mamita, que tú sabes hacerlo. –Me tratas como mierda –dijo ella. Sacó un Historias e intrahistorias

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que nadie se acordará en par de días de esa mujer, se olvidarán de que trabajaba en la oficina del gobernador. Solo quedará en el anonimato como una puta muerta. Pero también sabes que ella sí estaba enamorada y que no pretendía nada a cambio si él tan solo le hubiese dado su amor. Tú has estado enamorada.

cómo te ganaste ese puesto. –¡Estudiando, trabajando, luchando! –gritas tan fuerte, que Domingo se eriza y corre a esconderse bajo el sofá. –Ay nena, mucho te lo trabajaste, dices, pero me contaron de una fiesta de navidad de la que te vieron saliendo con el decano y él luego le relató al claustro lo buena que está esa negrita estofona en la cama –te contesta en tono burlón.

Suena el teléfono y miras el número. Es el juez administrador. Pisoteas fuerte contra el piso. Te interrumpen justo en el instante en que estabas decidida a mandarlo todo a la mierda. No quieres contestar, pero es inadmisible ignorar al jefe.

– ¡No es cierto y lo sabes! ―le vociferas. Un monstruo te quema las entrañas y te ves en el cañaveral, con tus abuelos, sangre y sucrosa, hambre y malos tratos, pero te repones y le borboteas―: –Y también sabes que me debes una y que ambos tenemos que cuidarnos de Ferguson y del fiscal Castillo.

–Buenas noches. Disculpe, es un poco tarde y estudiaba el caso de…– contestas por lo bajo, pero te interrumpe. –Susana, serás muy señoría, muy digna, pero no hay justificación para que un solo caso, de la muerte de una nadie, y en el que no existen hechos materiales por dilucidar, ocupe el tiempo del tribunal, en lugar de dedicarle ese día a otro caso que, por el contrario, sí requiere un juicio en su fondo para presentar la prueba que permita dirimir los hechos relevantes y decidir lo que proceda en Derecho.

–No se te ocurra mencionarlos, los teléfonos pueden estar… Mira, te advierto que estoy redactando tu carta de renuncia y estoy tentado a ponerle fecha. Piénsalo, y buenas noches. ―Lo haré. Buenas noches. Cuelgas el teléfono en silencio. Quisiste insultarlo, vengarte, llamar a la prensa, pero no. Eso sería jugar su juego y convertirte en tu propia presa. Miras la copa vacía. Las palabras del juez administrador se extienden como tentáculos que aprisionan toda la sala hacia tu pecho. Las oleadas de sangre golpean tu rostro, ahogándote. Tomas los papeles, abres otra botella de vino y te tiras en el sofá. Domingo brinca y se te acurruca en la falda. Lo acaricias mientras estudias bien los legajos, demás papeles y fotos. Replicas: “¡jodio cerdo cabrón!”, mientras lees una carta, la aprietas fuerte y miras al techo. Imploras ver muerto al honorable Power de un machetazo, así limpiecito, que

–Mire… –No me interrumpas. Recuerda que soy el Juez Administrador. No seas boba y no pierdas la cabeza por este juicio. Además, eres toda una jueza, bien pudiste ser la negra que limpia los baños del tribunal. No, no, pero tú eres la Honorable Susana Santos. Solo recuerda que el hombre es muy muy cercano al gobernador que te ascendió a Fiscal y que luego te nombró jueza de instancia. No vengas con mierdas de que te lo ganaste por méritos, negrita, que tú y yo sabemos muy bien 54

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lo rebane en dos. “Es un malnacido”. Sabes que, si fallas en su contra, perderás el trabajo o hasta podrías morir; dejarás a tu enferma madre en la calle pues no hay otra que le pague la égida, encima te acabas de embrollar en una hipoteca. Para peor de males, dejarás más tiempo en el orfanato a la niña que acabas de adoptar y que te entregarían la semana que viene. Te agobian todas estas realidades como el resople caliente y hediondo a muerte del caballo del hacendado contra el rostro de tu abuelo mientras le suplicaba al maldito hombre por trabajo. Escuchas en tu propia sangre las súplicas del abuelo Domingo frente al capataz. Al fin de cuentas, tú también eres un residuo amelcochado e inútil para los de arriba, para los que controlan el gobierno. Gritas: “¿Y quién en este maldito país no es un bagazo de mierda?” Das un golpe tan fuerte con la copa que esta se rompe, te cortas la mano, el vino se desangra sobre los documentos. Domingo maúlla asustado y se escode de nuevo bajo el sofá.

sientes nada, pero te desangras. Despiertas sobresaltada. Miras a todos lados, tu gato está recostado a tu lado. Te lavas un poco y maquillas de nuevo. Organizas los papeles del escritorio. Ahora, es momento de ponerte la toga y decidir quién debe ser la víctima y quién el victimario. Miras al felino compañero, todavía dudas qué hacer. Le acaricias las orejas, y mientras sientes la caricia de su ronroneo, recuerdas el cañaveral del abuelo, o cuando la abuela a escondidas te daba un vasito de guarapo y te decía “negrita, estudia”, también repasas las fotos sangrientas del caso, las amenazas y conspiraciones, las personas que siguen siendo humilladas y torturadas por estos cerdos poderosos, piensas de nuevo en tu mamá que depende de ti. “¿Qué hago? Tengo solo 30 años. ¡Puñeta!” Domingo pasa suavemente su frente por la tuya y le agradeces. Apagas la computadora. La decisión está tomada. Cierras la puerta tras de ti y llegas al tribunal. Entregas los documentos, y le pides al alguacil que abra la sala y avise para la lectura del fallo. Entras al estrado, allí se encuentra el Fiscal, el acusado, familiares de la occisa, los abogados Ferguson y Miller te miran desafiantes. Te tiemblan las piernas. Piensas en los abuelos Domingo y Susana, en todos y todas que han muerto en el intento de que se les haga justicia. ¿Morir? No tienes miedo, tu decisión es irrevocable. Das un golpe con el mallete. Ya eres libre. ―Estudiadas todas las pruebas, la evidencia desfilada en corte, y ustedes habiendo renunciado a un juicio por jurado, he llegado a mi fallo.

Relees la deposición del fiscal, ves su sonrisita cínica quemándote las córneas y hasta la respiración. ―¿Y quién carajo iba a imaginar que la secretaria del honorable Roy Rodríguez era prostituta? ―Objeción, Sr. Fiscal controle su vocabulario―Todos saben que tú también fuiste amante del juez administrador. Y que el empleaducho, del hotel, perdón el señor Sánchez, trató de extorsionar al banquero porque sabe que es millonario, y sabía también que….

Sonríes. “Veamos ahora quién es bagazo”, murmullas. Miras, pletórica y en paz, a todos. Lees el veredicto.

***

______________________ de El callejón de los gatos (libro inédito)

La vista se te nubla, quieres gritar. No debes. Control, puedes con esto y mucho más. No, esto representa el fin de todo lo que alcanzaste. Dejarlo así, pero a cambio de qué. Lees amenazas en tu correo electrónico. Ves fotos tuyas comprometedoras en la prensa. Escuchas pisadas al otro lado de la puerta del balcón. Sientes que forcejean esa puerta. No ves al gato por ningún lado. Te diriges a la puerta y huyes por el pasillo hacia las escaleras, pero llegando al primer piso te encuentras de frente a un matón contratado por el bufete de los licenciados Miller y Ferguson. “Te lo advertimos, honorable pendeja”. Una detonación. Ya no Historias e intrahistorias

Todas las imágenes son piezas en grabado de Rafael Tufiño.

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Piezas de Garvin Sierra

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AlimaĂąas 2014 Medidas variables SerigrafĂ­a sobre panderos Historias e intrahistorias

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Malamen 2014 Serigrafía

Hombre puercoespín 2016 Fotografía, espinas de puercoespín

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Suerte 2014 SerigrafĂ­a sobre billetes de loterĂ­a

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Escudos 2014 Libros, acrĂ­licos y metal

Roberto 2014 SerigrafĂ­a

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1 de noviembre de 2018 Trampa de oso 2014 Bandera y trampa de oso


Paisaje con bohío 2014 Fotografía y productos bohío

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CorazĂłn y espada 2016 Barajas y fotografĂ­a

Papel picado 2017 papel moneda

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Los amantes de Teruel (leyenda del hilo rojo) 2016 Patrones de costura, planchas, fotografĂ­a e hilo

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Falsos positivos 2016 Negativos de fotografĂ­as, espejo y madera

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Cernidor 2016 Madera, cernidor y azĂşcar

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Comedor 2017 Bandejas de comedor

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Zona de exclusiĂłn aĂŠrea 2014 Metal y grama

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Cerro 2014 FotografĂ­a y caballo de machina

Laura, Gabriela, Beba, Tamara, Taina, Isaura, Queila (LGBTTIQ) 2014 Libros, fotografĂ­a y madera

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Nueva ilustración radical de Marina Garcés

por Zaira Pacheco

En los albores de un tiempo póstumo, Marina Garcés nos confronta con las verdades que hemos asumido acerca de nuestra época actual. Tenemos la certeza de que el sistema capitalista no funciona y que enfrentamos modos de vida cada vez más precarios y deshumanizantes. Somos los “analfabetas ilustrados”. Entendemos los mecanismos internos del aparato opresivo pero no somos capaces de hacer algo al respecto. Ese algo no necesariamente en este texto se traduce como una respuesta destructiva, sino que se piensa desde las herramientas que poseemos para reconstruir nuestras propias verdades como individuos y comunidad. Nueva ilustración radical (2017, ed. Anagrama) es un ensayo que se divide en tres partes: “Condición póstuma”, “Radicalismo ilustrado” y “Humanidades en transición”. En la primera parte, se analizan las políticas de austeridad desde sus bases. No existe evidencia numérica o empírica que demuestre que el sistema capitalista es sostenible. Garcés se preguntará: “¿cómo es posible que se mantenga un sistema que contradice la experiencia real actual?” Es desde ahí que nos llevará al concepto de dogma. El principio se afirma desde sí 72

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mismo porque se ha convertido en dogma. Este asunto será crucial para contextualizar el resto del ensayo. De qué formas esto repercute en la educación, incluso en la solapada (o no) agenda de desaparecer del currículum a las humanidades.

occidental, pues Garcés comenzará la última parte de su ensayo con la aseveración: “el humanismo es imperialismo”, más bien, como un refugio que nos sirva para cuestionar, reconstruir y afilar las herramientas que nos ayudan a comprender nuestra condición humana.

Si bien las referencias a las que recurrirá la autora son figuras muy estudiadas como Marx, Lyotard, Agamben, Kant… su voz se impone con firmeza. Los argumentos resultan muy valiosos para no solamente continuar analizando estos fenómenos, sino para despertar en nosotros un deseo de materializar la casi utopía de una sociedad en la que podamos disfrutar de una vida digna, donde sea que estemos parados. Aquí emerge su ilustración radical: “es el ejercicio de poder someter cualquier saber o creencia a examen, venga de donde venga”.

Marina Garcés, foto de Revista bPolitics

Las humanidades serán entonces el campo de batalla en el que se librará esta guerra, no necesariamente para ser defendidas o reivindicadas desde su raíz

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Ruinas

por Carla Cavina

Birches Growing In Decayed Books, en Detroit Disassembled (2010), de Andrew Moore

y al enviudar, tuvo otros 9 con su segunda esposa. Gracias a la primera esposa heredó las tierras que mi madre hoy habita entre primos que va poco a poco descubriendo. A los ventipico de años abuelo Tello se fue a probar suerte y emigró al Viejo San Juan. Debió ser para la década de 1920, mami no recuerda con precisión. Allí conoció y se casó con una viuda de ascendencia libanesa, que ya tenía tres hijos eran de facciones ‘bien árabes’, según mi madre. Con ella mi bisabuelo tuvo dos hijos más, uno de ellos es mi abuelo, el papá de mi mamá. Una vez vi los registros del censo de 1930, allí la encontré a ella, Sofia Habush y sus tres hijos, en los documentos oficiales decía que habían emigrado de Siria. No sé por qué habrían emigrado de Siria en aquel entonces, hoy gran parte de Siria está en ruinas a causa de una guerra sin aparente fin, y nadie quiere darle asilo a los cientos de miles de humanos que huyen de la muerte.

“History is not elegant. Failure is not glorious. Success is not permanent. Knowledge is not absolute. Survival is not a birthright. Instead turns out to be hard gritty work.”- Anasazi America, David E. Stuart

Mi bisabuelo, ‘abuelo Tello’, nació en el 1897 y yo en el 1975; 78 años de distancia. Cuando lo conocí ya era viejito, vivía y trabajaba en la calle Sol en el Viejo San Juan. Su pequeño friquitín estaba al frente, y por una media ventana, media puerta que miraba la calle, despachaba los productos que vendía: cigarrillos, dulces, latas de comida, cosas así. Tras las cortinas, al fondo del pasillo estaba su cuarto, un baño y la pequeña estufa de gas, nevera y pileta que servían de cocina. A mi juicio infantil - creciendo en los suburbios de Bayamón - era una casa vieja, algo decrépita y oscura, con techos altos, que apestaba a polvo y humedad. Me daba un poco de miedo. A Mami le encantaba visitarlo, le compraba o se llevaba, no sé, los cepillos de dientes que él vendía. Eran tan duros que te cortaban la boca, pero esos eran los únicos que había en la casa de mi infancia. Abuelo Tello era un jíbaro de Canóvanas, el mayor de 18 hijos. Nos contaba que su padre tuvo 9 hijos con su primera esposa

El San Juan de la juventud de mi bisabuelo estaba en ebullición, el de su vejez en los 1970 y 1980 era un barrio en ruinas, y mi madre, romántica al fin, siempre quiso vivir allí. A mí entonces me parecía caluroso y sucio. A mis 18 años en los 1990, mi perspectiva cambió, y allí pasé las noches de juerga universitaria bebiendo en 74

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la calle San Sebastián hasta el amanecer, y de cuando en vez corriendo para salvar la vida de la lluvia de botellas y macanazos que seguían a una pelea. Me aprendí la ciudad vieja, sus calles, barras y negocios de memoria, en esas calles janguié, filosofé, bailé, amé y canté con pasión. Hacia finales de los 1990 se prohibió beber en la calle, desde entonces no llueven botellas en la noche y el jangueo nocturno se fue haciendo cada vez más escaso. Después de graduarme de la universidad, viví en el Viejo San Juan en dos periodos distintos: del 2000 al 2002; y del 2009 hasta 2016. Vivir en la ciudad antigua, una pequeña isla amurallada dentro de otra isla, fue muy estimulante, los vecinos se conocen, cada rincón tiene siglos de historia, hay turistas por todas partes, casi todo lo que necesitas comprar esta accesible a pie, algo poco común en Puerto Rico. De allí me fui tras una separación amorosa y porque con tanto ‘Air B&B’ las rentas de los pocos espacios disponibles a largo plazo se pusieron inaccesibles. Aunque todavía quedan algunos edificios en ruinas, la mayoría ahora están restaurados y son una belleza de medio millón en adelante, y cuidao. Pero las ruinas, como un cáncer de la piel, se propagan por la ciudad capital y el resto de la isla. Un lugar entrañable en mi memoria que hoy es un paisaje en ruinas es Río Piedras. Desde mi perspectiva, la decadencia comenzó con la construcción del tren urbano por el gobernador Pedro Rosello y el consecuente cierre de la avenida Ponce de León por casi 10 años, los negocios en esa avenida fueron los primeros en quebrar. A mi juicio fue Jorge Santini, alcalde que presidió la ciudad capital por 12 años, quien le dió la estocada mortal al casco urbano de Río Piedras. Pues fue durante los últimos años de su administración, cuando la todavía bulliciosa y rica vida comercial del Paseo de Diego se apagó. Su grandilocuente visión de Río Piedras 2020, para transformar el casco antiguo en un paraíso para ricos, inicio con la formidable idea de talar los frondosos árboles que brindaban sombra y brisa fresca a la masa frenética de humanos que visitaban el paseo para hacer compras a precios bajos. Justo después de la tala de los árboles se instalaron unas columnas de metal, y en menos de tres años se pueden contar con los dedos de la mano sus caminantes y los negocios abiertos. Es un pueblo fantasma. No conozco la cronología ni los detalles de lo ocurrido, lo Historias e intrahistorias

que me parece evidente es que los políticos, su opulencia y sus grandilocuentes e ilusas ideas fueron cortando las arterias que le daban vida a la ciudad universitaria. Quizás adrede, quizás por accidente, hay diferentes teorías. La realidad es que, aunque todavía hoy hay movimiento, caminar por ciertas calles y zonas del casco urbano de Río Piedras, es caminar entre ruinas y zombis. Mi generación, los que éramos universitarios cuando la explosión de la tienda Humberto Vidal en Río Piedras, ha quedado atrapada como en un paréntesis entre los ‘baby boomers’ y los ‘millennials’. Estos jóvenes, que muchos cuarentones y mayores de 50 describen con los mismos adjetivos despectivos con los que describían a mi generación cuando éramos jóvenes, defienden el actual Río Piedras como un lugar increíble, ‘japening’, donde muchos de ellos y de nosotros, y los mayores todavía tienen o alguna vez tuvieron negocios. Allí hay una movida desafiante de música, arte y performance. Y sí, sigue siendo un lugar increíble, solo que para ellos siempre ha estado en ruinas, su acciones artísticas y comerciales responden a vivir esa realidad. Un cierto aire decadente le da un ‘edge’ de vida o muerte a las noches en Río Piedras. Estos jóvenes no tienen la memoria de tiempos distintos, mucho más llenos de multitudes, de intercambio económico y diversidad cultural, de promesas. Un tiempo en el que eran menos los deambulantes y gente sin comida. Un tiempo en el que el paisaje no era cada tres fachadas en ruinas, un negocio abierto. Una época donde parecía que, si seguías las reglas del sistema, trabajabas, pagabas tus

The City de 75Lori Nix


impuestos y tu retiro, el Estado haría su parte por velar por el bien común y el bienestar de sus ciudadanos, y en la vejez tendrías tu retiro para finalmente gozar la vida pospuesta. En estos tiempos el Estado también está en ruinas y el bien común está a la venta.

secciones totalmente deprimentes, por allí todavía no pasan los grafiteros y los negocios cerrados aún exhiben sus carteles y ofertas.

muchas de ellas coloreadas por grafitis o murales. Como si el habitante de la ciudad con inquietudes artísticas en ciernes (o ya masterizadas) y rebelde de espíritu, intuyera que a esta ciudad moribunda hay que maquillarle un poco la faz para disimular su lenta descomposición en grises y así sea menos deprimente habitarla. A Condado, entre otros sitios turísticos, le tocó el golpe en el 2008, cuando explotó la Burbuja Inmobiliaria. Desde entonces edificios que nunca se terminaron de construir yacen tapiados y abandonados alrededor de la ciudad, por ahora solo habitados por las ratas. Hato Rey también tiene su buena dosis de ruinas, en la Roosevelt hay

de azulejos, banquitos y fuente, en el que los vecinos no nos dejaban jugar. Nos moríamos por jugar allí, era tan lindo. Aquella travesura era nuestra venganza. Ya no quedan vecinos, todo está abandonado y destruido, incluso aquella plaza de las fantasías de mi infancia. Mi primo compró por $80,000 dólares la casa de dos pisos de nuestra abuela al morir, y la vendió $300,000 a un insistente médico que estaba comprando todas las casas en la zona con la idea de revenderlas a un desarrollador de condominios. En lo que ese día llega, allí yace todo en ruinas, incluidas las vivencias y mis memorias. La fiera naturaleza tropical lo devora todo lentamente. De

Foto de Yves Marchan y Romain Meffre en Steidl

Si continuamos el recorrido por la ciudad capital la tendencia se repite. Es mi impresión que a partir del 2005 nuestros gobernantes parasíticos y los creativos especuladores arruinaron Santurce. Guiar entre la Ponce de León y la Muñoz Rivera, es como viajar por un archipiélago en el tiempo. Donde los negocios abiertos y las residencias flotan en un mar de ruinas,

La casa de mi abuela en la calle Delbrey, entre la Loíza y la Taft, es devorada por la naturaleza y el tiempo, las casas a su alrededor alardean el mismo destino. Allí pasé mi infancia, jugando a espiar por las ventanas a los vecinos cascarrabias e imaginando aventuras que las paredes no podían contener. Mi hermano y yo, a golpes de piedra, hicimos un roto en la pared del patio de mi abuelo para espiar el vecindario de atrás. Un caserío al estilo español alrededor de una placita, con su jardín

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vez en cuando paso por allí y me paro a contemplar la decadencia. Una marea de emociones me humedece por dentro y se me derrama. Le llaman ‘gentrificación’ al proceso cuando se compra para dejar morir, luego revender y repoblar de habitantes más pudientes. ¿Pero cómo se le llama al proceso de abandono de los edificios que se supone poblarían los nuevos ciudadanos con más recursos económicos?

medían tres metros de ancho porque por siglos, tanto en las guerras contra el Estado Papal en el Renacimiento, como en la Italia Nazi de Mussolini, fue una guarnición militar para vigilar el paso del río. Quizás porque ese mismo verano viajamos a Roma y me sorprendieron las imponentes ruinas del Coliseo, irguiéndose opulentas contra el rojo del atardecer en medio del atroz tráfico Romano. Para mi fue impresionante ver los vestigios del Imperio por toda la ciudad de Roma. Rocas que no nos permiten olvidar que en esa misma tierra en otros tiempos, vivieron y murieron otras gentes.

Las ruinas son el testimonio tangible del colapso y muerte de un sistema, que ya sea por razones externas (guerras, elitización, desastres naturales) o razones internas (mala administración, emigración, evolución) ha perdido vigencia en el presente. Los lugares en ruinas pueden ser revitalizados o simplemente abandonados al paso del tiempo. Viajar por el resto de la isla de Puerto Rico y sus cascos urbanos es una prueba de esto, hay lugares como el pueblo de Arecibo en el cual su inerte belleza colonial auto-contempla la lenta descomposición de sus átomos. O el pueblo de Coamo, donde el casco urbano está tan vivo, y en tal bullicio constante, que las ruinas de un cine fueron revividas para convertirse en el Cine Hollywood. Al pasear por la costa de Puerto Rico se pueden contar los viriles rastros de las Haciendas y Centrales Azucareras de antaño. Por los restos altivos de sus chimeneas, que son como un ‘pin’ en el paisaje, podemos saber dónde quedan vestigios de otra economía y otros tiempos en los que había un tren que daba la vuelta a la isla y las mujeres se paseaban por las plazas mandando mensajes cifrados con sus abanicos de mano. En ese entonces las mujeres no podían usar pantalones ni votar, y era legal que sus maridos las mataran por celos, pues eran consideradas su propiedad. Tello, mi bisabuelo, vivió 96 años, tenía 22 años cuando Luisa Capetillo empezó a usar pantalones en el 1919, y 95 años cuando Madonna lanzó su controversial disco Erotica en el 1992. Yo me compré ese disco mientras él todavía vivía en casa, mami lo cuidaba. Murió en 1993, el año que me graduaba de cuarto año de escuela superior. Él habitó un mundo que luego vio desaparecer y transformarse en otro. ¿Cuántas generaciones de seres humanos nacen y mueren en 100 años?

Los restos del Dominio Romano se extienden por toda Europa, África y Medio Oriente. Las ruinas de acueductos, baños públicos, templos, anfiteatros, y muros se asoman todavía majestuosos por los rincones de un sinfín de ciudades como Mérida, España; Timgad en Argelia; Vindolanda en Inglaterra; o Ephesus en Turquía. Si sumamos los 5 siglos de guerras de conquista y expansión de la República a los 500 años que duró el Imperio; la historia del nacimiento y decadencia del dominio Romano sobre las tierras bañadas por el Mar Mediterráneo, ocupa unos 10 siglos de nuestra historia. La mítica Roma se erigió sobre el paradigma de conquista y colonización. Su crecimiento económico era sostenido energéticamente gracias a la esclavitud de los pueblos conquistados. Tan es así que Herón de Alejandría había experimentado e inventado varias máquinas de vapor entre 20 dC al 70 dC y las mismas nunca fueron usadas más allá de para entretener o para impresionar a los devotos en los templos paganos. La opulencia de la clase gobernante, las majestuosas obras de arquitectura e ingeniería y la comodidad de los ciudadanos romanos era mantenida a fuerza de la extracción de recursos naturales en sus colonias gracias a la mano de obra gratuita de los esclavos. El frágil equilibrio del régimen era sostenido gracias a un dominio militar profesionalizado, eventualmente corrompido y mercenario; y a una efectiva burocracia. De esos 1,000 años que duró el Imperio Romano muchos historiadores argumentan que al apogeo de su poderío y estabilidad fue durante la dinastía Antonina, o los 5 ‘emperadores buenos’. Esta fue la dinastía más longeva de la historia del imperio y su régimen duro a penas 96 años, es decir lo mismo que vivió mi bisabuelo.

Desde niña he sentido fascinación por las ruinas y por la historia tras de ellas. Quizás por que a los 12 años descubrí las piedras todavía erguidas de castillos medievales abandonados a su suerte a los alrededores de la casa de mi Tío en Italia. O porque mi papá me contó que los muros de la casa de mi Tío (su casa de la infancia) Historias e intrahistorias

La caída del Imperio Romano hacia 476 dC y el inicio de la Edad Media se atribuye sobre todo a la invasión de tribus de ‘Barbaros’, ósea extranjeros no 77


colonizados, inmigrantes diríamos hoy. Tribus que no habían podido ser conquistadas, y por siglos habían sido empujadas de su territorio, o que vivían a los márgenes del imperio, márgenes delimitados al norte por el muro de Adriano, muro construido en el momento que el Imperio dejó de expandirse y dedicó toda su energía militar a proteger las fronteras de su territorio. Lo cierto es que ya hacía tiempo el imperio mostraba síntomas de colapso. Algunos historiadores marcan el principio del fin a partir del 235 dC cuando el emperador Alejandro Severo fue asesinado por sus tropas, a lo que sucedió la Anarquía Militar del Siglo III . Durante los próximos 50 años hubo guerras por el poder entre las legiones militares, más de 25 emperadores nombrados y asesinados por el ejercito, a consecuencia las fronteras fueron descuidadas, propiciando las primeras grandes invasiones de barbaros. El imperio fue dividido en tres, y aunque el fue reunificado hacia el 270 dC., ‘docenas de ciudades antiguamente prósperas, especialmente en el oeste del imperio, resultaron arruinadas tras las guerras, sus poblaciones se dispersaron, y debido al colapso del sistema económico la mayoría no pudieron ser reconstruidas. Las otras principales ciudades, incluyendo la propia Roma, se encontraron rodeadas de gruesos muros defensivos que no habían necesitado durante muchos siglos’ (Id.).

cristianos, los motivos responden a la necesidad de controlar a la masa dentro de un contexto en el que se hace imposible mantener unido por la fuerza un territorio tan extenso e inestable. La clase gobernante romana cada vez más avara y enajenada, como un Trump o un Roselló y su claque de funcionarios y oligarcas de nuestra época, vivía en una opulencia cada vez más difícil de sostener y justificar. Así fueron abandonando al pueblo, la mayoría, los ciudadanos que habitan el imperio, o como decimos hoy ‘the other 98%’. Ante la incapacidad militar de mantener y controlar las fronteras, se lanzan a la conquista de las ‘almas’ con el fin de controlar el cuerpo y la mente. Así se entra al oscurantismo medieval, abandonando las ruinas de los majestuosos edificios de la Roma pagana y con sus piedras construyendo las castillos y futuras catedrales medievales. El medioevo ocupa otros 1,100 años de nuestra historia occidental, y se divide en la baja y la alta edad media. La baja edad media es ese tiempo de anarquía que sigue inmediatamente después de la muerte del ultimo emperador romano de occidente. Imaginemos por un instante que no existe la policía ni el sistema judicial, ni moneda y que la criminalidad que conocemos no se ve contenida por un ‘Estado Protector’, ósea que no hay leyes ni quien las enfurece, y que de aquel sistema que antes prometía protejernos solo quedan ruinas a nuestro alrededor. ¿Suena familiar? Osea, la baja edad media es un tiempo en el que desaparece el estado centralizado que era sostenido por la burocracia, y daba valor al dinero, al concepto ciudadanía, ley, esclavitud, que pagaba y entrenaba al ejercito que protegía los mercados y las mercancías, los caminos, la propiedad, que salvaguardaba el funcionamiento del sistema. Con el colapso quien tiene, tiene y quien no, se apropia de lo abandonado, roba, mata, cultiva, o emigra. Con la desaparición del dinero regresa el intercambio, pero con la desaparición del ejercito (que hacia el final era un ejercito de mercenarios) regresa el pillaje. Solo quien tiene tierra, o quien la cultiva, o quien trabaja en el algo utilitario tiene que comer o intercambiar. ¿Los burócratas, los militares de quien van a vivir, que pueden intercambiar? La esclavitud es sustituida por la servidumbre o el feudalismo, en el que grupos de campesinos, y artesanos se deben a sus señores feudales y sus ejércitos a cambio de seguridad. Osea, yo siembro y te alimento a cambio tu me proteges. Se regresa por algunos siglos a una economía de subsistencia o auto

Hambrunas, guerras de poder, emperadores asesinados, sublevaciones militares, sublevaciones de esclavos, protestas, pueblos y campos asolados por la peste, pillaje en las rutas comerciales, el Imperio Romano hacia tiempo que perdía la capacidad para imponer un sistema funcional de manera centralizada sobre todo su territorio. La devaluación de la moneda condujo a la inflación, la crisis de seguridad en las redes comerciales del imperio condujo a que grandes terratenientes renunciaran a la exportación e importación, y se concentraran en la autosuficiencia. La moneda empezaba a desaparecer, este cambio de una economía de riqueza a una economía de subsistencia fue el verdadero germen del colapso del imperio, y lo que establece los cimientos del futuro sistema feudal. En este contexto de decadencia es que se da la conversión del emperador Constantino al Cristianismo, una secta antes perseguida, y la paulatina conversión del imperio al cristianismo bajo la Iglesia Católica Apostólica Romana. Fue una movida política, como hoy nuestros gobernantes se alían a sectas de fundamentalistas de 78

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Unveiling Detroit de John Patrick Leary

de vapor. Es por esta razón que en el Renacimiento se da esa efervescencia por el re-descubrimiento del conocimiento antiguo pagano, y por el encuentro con el continente Americano y todas sus maravillas desconocidas. La Iglesia Católica no reacciona bien ante la amenaza de perder su control sobre la mente y el cuerpo, y se sirve del tribunal de la ‘Santa Inquisición’ para perseguir a libre pensadores, mujeres independientes, quemando públicamente comadronas, curanderas, judíos, indigenas, pelirrojas y alquimistas entre otros. A finales de la Edad Media el nuevo orden se ha establecido, ya toda la tierra en Europa es privada, ser nómada se vuelve casi imposible, los cimientos de la burguesía en ciernes se establecen para hacerse del poder en los próximos siglos. Hoy, en el siglo XXI quedan las ruinas de los castillos medievales, y en los mejores casos algunos de esos castillos son ahora museos. Muchas ciudades y pueblos europeos aún conservan intactos sus centros históricos amurallados, sus iglesias a la usanza arquitectónica medieval como es el caso de Caseres, Toledo, o Segovia en España, y Barcelona en Catalunya, entre muchísimas otros pueblos y ciudades. Ese periodo de más o menos mil años que llamamos Medioevo entre muchas otras cosas culmina con la (re)conquista y unificación de la península Ibérica bajo el dominio de los reyes Católicos de Castilla y Aragón, lo que da paso a la creación del estado Español en el 1492. Esos medievales recién nacidos españoles, fueron los colonizadores de América. Un mundo con otras plantas, animales y clima, con diversas etnias, organizaciones sociales, costumbres, creencias religiosas, sistemas políticos y económicos, con poderosos imperios y sus propias ruinas de civilizaciones antiguas ya fracasadas. Los fundadores de San Juan, nuestra ciudad capital, en 1521, fueron unos medievales supersticiosos lanzados a la conquista de un mundo ‘extraterrestre’ ante sus paradigmas, que colonizaron a fuerza cruz y espada. E impusieron el paradigma imperialista romano de una economía de esclavitud y extracción de recursos naturales. La España medieval fue vanguardista en su momento, aventurándose a una exploración geográfica que transgredía el limitado paradigma católico de la época. Su empresa de conquista y colonización creo las bases para la estandarización de la recopilación del nuevo conocimiento y el desarrollo de las ciencias navales y la geografía moderna.

sustentable. Con el paso de los siglos el feudalismo se transforma, el dinero regresa y se establece un nuevo ‘sistema’ que vuelve a unificar de manera diferente y más expansiva el territorio que alguna vez constituyó el Dominio Romano. Se crean nuevas relaciones de poder y subordinación, nuevas rutas comerciales y sistemas de seguridad. El cristianismo se convierte en el nuevo burócrata unificador, su dominio político ya no es sobre el territorio exclusivamente, ahora incluye las mentes y los cuerpos tanto de los gobernantes - el Señor - como de sus súbditos - los siervos. Y así la Iglesia Católica Apostólica Romana termina dominando a las diferentes monarquías que llegan al Renacimiento, a fuerza de promover supersticiones e ignorancias. Se hace custodia del conocimiento restringiendo su circulación, ocultando o quemando libros. Propagando supersticiones como que cualquier libro escrito en un alfabeto distinto al latín, por ejemplo el griego, estaba escrito por el diablo. Y con ello invalidó el conocimiento de otras culturas, libros de ingeniería, filosofía, astronomía y matemática antiguos, en los que ya se habían calculado cosas como la circunferencia de la tierra o desarrollado máquinas Historias e intrahistorias

Naturalmente, el imperio español colapsaba 79


Mall (2010) de Katleen Gerber

económica, militar y políticamente a penas 3 siglos después de su inicio, su tecnología renacentista, alguna vez vanguardista era ya primitiva entrado en el siglo XIX, su burocracia inefectiva, sus enemigos poderosos. Los corsarios Ingleses y Holandeses agresivamente vigilaban los mares prestos a interceptar y robar el oro y los recursos naturales que el Imperio Español a su vez robaba de sus colonias de ultra mar. El 1898, como sabemos, España perdió en la guerra Hispanoamericana, sus ultimas dos colonias: Cuba y Puerto Rico. El Castillo del Morro y el San Cristobal, aquellas impresionantes obras de ingeniería militar renacentista empezadas a construir a partir del 1539 y reconstruidas en el siglo XVIII, no pudieron contener a los buques de vapor de la armada estadounidense. La nueva vanguardia política, económica y tecnológica nacía. Un nuevo imperio. Y como los arcos y flechas de los taínos no pudieron detener a los arcabuces, espadas y barcos españoles, las fortificaciones y cañones del Siglo de Oro Español eran defensa insuficiente ante la avasallante industrialización de finales del siglo XIX. Se iniciaba el fin de una

economía de esclavitud para dar inicio a la economía de las máquinas. Casi 2,000 años después de Heron de Alejandría se re descubre la máquina de vapor y el paradigma de la economía de la esclavitud se transforma. El destino me ha llevado en tres ocasiones distintas a Nuevo México, y se ha vuelto uno de mis lugares favoritos en el mundo. Allí convergen en el presente muchos pasados y ancestros. Fueron tierras conquistadas por España, luego con la independencia pasaron a ser parte de la nación mexicana, y finalmente fueron conquistadas por Estados Unidos en 1848, solo 50 años antes de que nos conquistaran a nosotros. Pero mucho antes de ese pasado reciente, existen los restos de un pasado remoto. Los ancestros de muchos de los pueblos originarios, que hoy llamados ‘indígenas’, habitaron esas tierras ininterrumpidamente por más de 10,000 años. Los conquistadores españoles a su llegada al desierto de las cuatro esquinas, donde hoy convergen Nuevo México, Arizona, Utah y Colorado, se toparon con diferentes etnias; unas nómadas, los Dine a quienes 80

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llamaron Navajo, y otros muchos pueblos agrícolas que tenían en común la construcción de poblados amurallados en adobe y piedra, sobre mesetas (mesas) cercanas a ríos. A estos grupos los españoles los llamaron Pueblos, por la característica construcción de casas de varios pisos en adobe, o hoy Indios Pueblo. Sin embargo, es importante destacar que cada uno de estos grupos era independiente y autosuficiente; es decir, no estaban unidos por un sistema político centralizado. Muchos de los Pueblos de Nuevo México lograron sobrevivir la sangrienta evangelización cristiana y continúan resistiendo la racista colonización estadounidense en el presente. En cada visita he podido familiarizarme con algunos de ellos como los Acoma, Zuni, Hopi, Jemez, Taos, entre muchos otros. He leído sobre ellos, visitado sus reservaciones o he conocido gente proveniente de sus tierras. Son 19 Pueblos en total, cada uno con su lenguaje propio, cerámica y orfebrería distintiva; las construcciones de adobe son similares y tienen un grupo ancestral en común los Anansazi. Anansazi es una palabra Navajo (Dine) que significa: ancestros de nuestros enemigos.

un extenso sistema de caminos que conectaba su dominio, y en cada región establecían almacenes de suministros, principalmente de maíz, así mantenían comunicado y alimentado el extenso territorio multicultural y desértico de norte a sur. Un cambio en el clima, acompañado de varios años de sequía corridos fueron suficiente para que el sistema dejara de funcionar. Los agricultores empezaran a morir de hambre o abandonar el ‘reino’ en búsqueda de otras tierras, y la elite religioso/política se cerró sobre sí misma ignorando la profundidad del problema. Uno de los yacimientos más intrigantes de la época final del dominio Anasazi es una carretera que no conduce a ninguna parte con las ruinas de un almacén de suministros que nunca se llegó a terminar, ni a usar. Stuart alude a un intento desesperado de las elites religiosas de crear obras de infraestructura como un remedio inútil a un problema que exigía un cambio en el paradigma cultural, energético y económico. El autor del libro Anasazi America, a quien tuve la oportunidad de conocer y entrevistar en febrero de 2018, plantea en el prefacio de este libro un concepto que me pareció revelador y que me ha inspirado a escribir esta larga elucubración sobre las ruinas. Stuart inicia su libro exponiendo su visión de que existen dos modelos esenciales de organismos u organizaciones sociales basados en el consumo energético, las Sociedades Poderosas y las Sociedades Eficientes. Más que hacer un juicio moral sobre cuál es mejor que otra, plantea cómo sus usos energéticos y calóricos determinan su evolución y su colapso. Y cómo, en el caso de los humanos, la capacidad de evolución cultural es más efectiva que la evolución biológica para sobrevivir tiempos de crisis, cambio climático y escasez.

Mi intriga por estas personas es mucha, quizás porque nadie nunca me había hablado de ellos y el cine estadounidense nos ha hecho ver a los pueblos originarios de América del Norte solo como nómadas cazadores/ recolectores. En mi segunda visita a Nuevo Mexico me quedé en la casa de la amiga de una amiga. En la pared frente a la cama había una serigrafía sobre una noche de observación de estrellas en el Parque Nacional del Cañón del Chaco. Todas las noches me dormía con la imagen de esas ruinas en medio de la noche del desierto. Unos días después en una librería encontré un libro que dedicaba varios capítulos al Chaco Canyon. Fue escrito por el arqueólogo David E. Stuart, lo tituló Anasazi America. El texto analiza los yacimientos arqueológicos de los 7 siglos entre el surgimiento y el colapso del dominio Anasazi en el amplio territorio de la Cuenca del Río San Juan. Además, establece paralelismos entre las razones del colapso de este pueblo y los signos de crisis en la hegemonía político-económica de la actual sociedad estadounidense. En el 2018 tuve la oportunidad de visitar el Chaco Canyon, allí yacen las inmensas ruinas del epicentro político de la desaparecida civilización Anasazi que por 300 años, del 850dC al 1090dC aproximadamente, ejerció un complejo dominio religioso, agrícola y mercantil sobre un amplio territorio. Como la civilización Romana, los Anasazi construyeron Historias e intrahistorias

I argued then (in 1979 and 1980) that evolution, both biological and cultural, is the process that continually and selectively separates metabolically more powerful from metabolically more efficient organism and societies. The idea was that capture energy is the essence of life… a powerful society (or organism) captured energy and expends (metabolizes) it more rapidly than and efficient one. Such societies tend to be structurally complex, more wasteful of energy, more competitive, and faster paced than efficient ones. Think of modern urban America as powerful and you will get the picture. In contrast, an efficient society metabolizes its energy more slowly, and so is structurally less complex, less wasteful, less competitive, and slower paced. Think of Amish farmers or contemporary Pueblo farmers in the American South West. (XIV-IX) 81


El leer este planteamiento me hizo pensar en nuestro presente y futuro como colonia de Estados Unidos en tiempos de cambio climático y ruina. Si usamos este parámetro podríamos ver en la Antigua Roma una manifestación clara de una sociedad poderosa, colonialista y lo que sucede tras su colapso, la Edad Media. Consumidora de grandes cantidades de energía en la forma de esclavos, animales, bosques, alimentos, piedras y metales, que por 10 siglos dependió de la guerra expansionista, la colonización de tierras lejanas y la protección de fronteras contra los ‘barbaros’, los inmigrantes de hoy. En el epicentro del Imperio Romano no se producía nada de lo que se consumía, pero todos los caminos, rutas marítimas y puertos conducían a Roma. En cierta medida esa ha sido nuestra realidad como colonia, pero es la de Estados Unidos como ‘imperio’, una economía que depende para su mantenimiento y crecimiento de la extracción de materia prima, petróleo, carbón, gas natural y la manufactura de productos en países tercermundistas, donde la mano de obra es tan barata que es esclavitud. La opulencia con la que vivía la clase dominante romana, y las comodidades y privilegios de los ciudadanos romanos son comparables a las riquezas de los Trump y Roselló de nuestras clases gobernantes, y las comodidades que entendemos merecemos como ciudadanos americanos. Damos por sentado el agua potable que llega a nuestras casas y la electricidad que energiza nuestra cotidianidad. El funcionamiento de nuestra sociedad depende de eso y de la seguridad en las rutas comerciales de Estados Unidos.

de prensa cada hora para dar estadísticas absurdas sobre el funcionamiento energético de los hospitales en la única estación de radio al aire. Funcionarios del gobierno Federal y Local comiendo ‘Langosta’ y bebiendo alcohol mientras la gente desesperada escribía en telas o en la calle mensajes de auxilio por que ya no tenían suministros. Choferes locales llegando hasta el Centro de Convenciones para voluntarizarse a transportar los vagones de gasolina y diesel, y siendo despachados, pues el gobierno estaba esperando por choferes de Estados Unidos para otorgarle contratos de sobre $200 dólares la hora. Mientras, la gente hacia filas de días en las gasolineras para poder encender sus carros y generadores. Los médicos operando a pacientes alumbrados con linternas por que no había diesel para los generadores eléctricos. Personas muriendo de leptospirosis, falta de insulina o por falta de diálisis, mientras un buque hospital, que estaba estacionado en nuestras costas, esperaba con sus camas vacías por… ¿los referidos de los médicos de Centro Médico? Carreteras totalmente colapsadas por deslizamientos de tierra. Personas incomunicadas, hambrientas y sedientas que en dos semanas no habían visto ninguna brigada ‘oficial’ de auxilio, y habían tenido que enterrar a sus muertos en el patio. Otros muertos pudriéndose en la morgue por que no había energía con la cual mantener prendidos los refrigeradores, ni suficientes neveras donde ponerlos. El puerto lleno de vagones, llenos de suministros que habían sido donados por los miles de personas que respondieron al llamado urgente de solidaridad y que por alguna razón misteriosa FEMA, el Departamento de Seguridad Federal, y la oficina de seguridad de Pesquera se negaban a dejar salir y distribuir. A un año del desastre descubrimos al menos 17 de esos vagones llenos de suministros fueron abandonados en propiedades gubernamentales y terrenos pertenecientes a donantes del partido político en el poder. ¿Cuantos mæas encontraremos? Naomi Klein le llama capitalismo del desastre y sí, lo es.

El huracán María y la ineptitud y/o malicia de nuestros gobernantes hicieron evidente la fragilidad del sistema. Más allá del pasó arrollador de dos huracanes categoría 4 en menos de un mes, y de tener un sistema eléctrico del siglo XX colapsado, pues evidentemente no se le había dado el mantenimiento adecuado, a dos semanas del paso devastador del huracán se hace cruelmente evidente la enajenación de las elites gobernantes y el abandono total al pueblo. La isla destruida de norte a sur y de este a oeste, las carreteras y el sistema de telecomunicaciones colapsado, solo una estación de radio funcionando y todo el aparato de respuesta de emergencia del gobierno centralizado en la figura del Secretario de Seguridad Hector Pesquera, y acuartelados en el Centro de Convenciones con aire acondicionado. Ricardo Rosello, recién estrenado en la fuerza laboral como gobernador, haciendo conferencias

Y aunque esta cruel comedia de errores fuera solamente la fachada de un plan macabro para empobrecer y despoblar nuestra isla de puertorriqueños jóvenes y profesionales, para repoblarla de ricos y crypto fanáticos angloparlantes que no pagan impuestos, en un contexto más amplio es también un síntoma de la lenta decadencia de un sistema insostenible. Si no hubo más muertos, fue por que las personas 82

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entraron en conflicto con la repartición del preciado aceite en la isla. Por casi 4 meses un humo de un gris amarillento cubrió la zona metropolitana contaminando el aire. En las noches al olor del humo se sumaba el ruido de los generadores de las gentes que no podían dormir sin aire acondicionado. Esta es la prueba tangible de como la adicción a los hidrocarburos es una parte tan intrínseca de nuestra cultura que nos impide dar el salto a la revolución tecnológica de la energía renovable y la sustentabilidad. En 4 meses probablemente duplicamos el C2O que lanzamos a la atmósfera, y hay que decir que el año 2017 estuvo lleno de desastres naturales

Vista del este de Detroit. Foto de Julia Reyes Taubman

de la sociedad civil, las organizaciones comunitarias y las organizaciones sin fines de lucro con recursos, dentro y fuera de la isla, activaron las redes de solidaridad y se unieron para atender la crisis. Compartieron recursos e información, recogieron donaciones y repartieron donde encontraron hacía falta. Esto en un proceso muy lejos de ser perfecto, y que continua, pero que al menos no permitió que el genocidio Estatal y Federal fuera de mayor escala. Esta respuesta sienta las bases de la dirección a la que debemos movernos en el futuro para hacer frente al anarquismo que promueve el libre comercio.

que comprometieron nuestra economía, las arcas del imperio, pusieron en evidencia la fragilidad del sistema, y revelaron la avaricia de nuestros gobernantes.

Hay que destacar que los entre 4,645 muertos estimados por el estudio de la Universidad de Harvard a los 3,500 muertos estimados por la Universidad de Washington, en su mayoría fueron causados por la falta de electricidad y el abandono del estado. Y ahí yace el verdadero colapso, nuestro sistema económico se mueve a fuerza de combustibles fósiles. El oro negro que a cuatro semanas del primer huracán empezó a escasear, y por ello también, la especulación sobre su precio entró en juego y quien sabe que otros intereses operaron y Historias e intrahistorias

Vivimos en una colonia quebraba, gobernada por un niño que soñaba ser gobernador como su padre, y con el suficiente dinero para lograrlo sin tener ningún mérito ni experiencia. Nuestro gobernador es además supervisado por una junta de buitres que la preside uno de los hombres responsables de nuestra quiebra, y en la que todos ellos deben su lealtad a los ‘bonistas’ y al Imperio 83


Colonizador. El imperio colonizador es gobernado por un adolescente de 70 años, millonario, farandulero y caprichoso, aliado a la clase de fundamentalistas religiosos ricos comprometidos fervientemente con secuestrar el conocimiento y promover la superstición y el patriarcado. Todos ellos leales al paradigma energético de que el crecimiento económico es igual al consumo de combustibles fósiles. Recalcitrantes detractores de la ciencia que ha predicho que estos devastadores huracanes serán cada vez más frecuentes a causa del Cambio Climático.

furia de las aguas y el viento. Y hoy y como en la Roma de después de la Anarquía Militar del Siglo III la vida continuó, y el antiguo orden de consumo desmedido se restableció. Pero a causa de la crisis económica ya muchas cosas no podrán reconstruirse ni ser igual. Quizás en los próximos doscientos años se haga realidad el paradigma de una sociedad autosustentable y eficiente. Probablemente no será una opción que escogimos a conciencia, sino una dura realidad con la que tengamos que aprender a vivir.

Esta reflexión sobre nuestra adicción a los combustibles fósiles me hace recordar otras ruinas, que por alguna extraña razón me fueron entrañables en la niñez, aunque hoy me parecen una herida abierta, los remanentes de la refinería CORCO, entre Yauco y Peñuelas. En los 70tas mi padre fue a trabajar allí como técnico de refrigeración, y se llevó a toda la familia con él al hotel donde lo hospedaban mientras trabajaba. Mami nos llevaba a verlo a través de la verja de cyclon fence al medio día, estaban recién casados. Yo debía ser una bebé de 2 años, pero recuerdo con alegría aquel paisaje futurista y promisorio, y el olor aceite de las ropas de mi padre. Todas esas ruinas ya estaban ahí antes de septiembre 2017, antes de la llegada de los huracanes Irma y María. Antes de que 500,000 puertorriqueños se fueran huyendo de un país devastado, quebrado y abandonado a su suerte por sus gobernantes. Antes de que las casas de otros miles fueran arrasadas por la

Referencias: Imperio Romano: Anarquía Militar del siglo III https://www.monografias.com/trabajos63/crisisimperio-romano/crisis-imperio-romano2.shtml https://historiaybiografias.com/roma_antigua224/ https://www.ecured.cu/Crisis_del_siglo_III Herón de Alejandría y la máquina de vapor https://universoyrealidad.com/2017/08/16/el-magode-alejandria/

Lee Plaza Hotel de Paul Cannon

https://www.nationalgeographic.com.es/historia/ grandes-reportajes/inventos-griegos_9395/6

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Historias e intrahistorias

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Para colaborar en Cruce:

artículos de investigación, reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponEn Cruce publicamos:

ga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea. Toda persona que desee colaborar deberá enviar su artículo por correo electrónico, comprometiéndose a que dicho texto respeta las normas internacionales en materia de conflicto de intereses y normas éticas.

Los escritos se someterán a estricto arbitraje y proceso de edición y corrección, por lo que la colaboración puede sufrir alteraciones, a menos de que se trate de un texto literario. Debe seguir MLA o APA como manual de estilo. Nos enfocamos en los siguientes temas:

Política y sociedad:

Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales. 86

Letras:

Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos.

Arte: Los escritos dedicados al análisis,

el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor.

Cine:

Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor. Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista 1 de noviembre de 2018 editorescruce@suagm.edu


To collaborate: research articles, reflections, opinion columns, texts of commentaries, photo essays and plastic arts, interviews, creative texts, and any other type of writing that present an analysis or critical look into contemporary society. Cruce publishes:

Every person that wishes to collaborate must send the piece via email, pledging to respect the international rules in subject of conflict of interest and ethical norms in the submitted text. All pieces will be subjected to evaluation, editing process and corrections, which could result in alterations, unless it is a literary piece. Submissions must follow the MLA or APA manual of style. We focus on the following topics:

Politics and society:

pieces of sociopolitical criticism suppose collaborations of different knowledge of the social sciences, which analyze and explain phenomenons and social structures through principles or conceptual schemes or theories.

Historias e intrahistorias

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Literature: literary writings by an author

(poems, stories, dramas, passages of novels, poetic prose...) that demonstrate the human affection and inspire creation. Also, reviews, critiques of literary texts and other literary approach or properly said linguistic.

Art:

texts dedicated to the analysis, study and presentation of everything that comprehends the cultural world. This covers cultural management, self management, cultural studies, music, plastic arts, scenic movement, dance, pop culture and urban art, viewed preferably from the prism of reality. Photography as visual narrative that serves to restructure the social day to day and approaches of the photographic piece of an author.

Cinema:

Texts that analyze or reflect about the cinematographic world and how to understand topics of contemporary reality from a visual perspective. The rights of publication are exclusively of th author. All collaborations and correspondance should be send to

editorescruce@suagm.edu


Puerto Rico y su cordero

por Ramón Daubón “Cuba ñáñigo y bachata; Haití vodú y calabaza; Puerto Rico, burundanga.” Luis Palés Matos Canción festiva para ser llorada

Dicen que en septiembre del 2017 Puerto Rico se desplomó irreparablemente con dos huracanes, aunque también señalan que el desastre fue un llover sobre mojado. Que cayó encima de la serruchada de piso del 2006 por EE.UU. con la remoción unilateral de su exención tributaria a inversionistas en la isla; que cayó sobre la crisis financiera universal de 2008 que barrió con el mercado de valores en general y en particular con los debilitados bonos boricuas; y que culminó en 2014 con la humillación paternalista por Washington cuando le arrebató las riendas financieras al gobierno criollo tras de declararlo incompetente. Que lo que queda de Puerto Rico es un retazo. Que difícilmente se levanta. Que anda en cuclillas —eñangotao dice su gente— dando patadas de ahogado económico y político mientras pretende simular normalidad con deportes y farándula.

es decir de hacer “borrón y cuenta nueva”. Porque el culpable de fondo de todo esto no es el barullo externo que Puerto Rico no controla; es la tolerancia boricua por su propia incomodidad, es el ay, bendito que lo justifica todo, es la impotencia aprendida, es el cordero acostado del escudo nacional que nos dejaron los españoles.

Ofrezco otra interpretación de los hechos y sus secuelas. Primero, que el desastre empezó a fraguarse mucho antes y que —como muerte anunciada— se veía venir aún durante los años de vacas gordas y de la “vitrina de la democracia”. Segundo, que prefiero ver esto como una oportunidad de destrucción creativa a la Schumpeter1,

El piso económico de Puerto Rico, nunca muy firme, empezó a resquebrajarse en 1902 cuando el gobierno militar americano tras la invasión de 1898 entregó el poder a los cangrimanes2 azucareros. De una

1

Porque esta vaina empezó mal desde el arranque y lo mejor es esperar que se deshaga y comenzar de nuevo, que toque fondo y ver qué hacer con los pedazos. Ya está huyendo quien puede en un colapso en espiral demográfica y económica que se autoalimenta semejante a Irlanda post 1850. Los costos serán altos, y quedará todo en manos de una generación nueva que no fue ni culpable ni beneficiaria de la nefasta fiesta de los millones y que habrá decidido quedarse. Veamos.

Democracy, 1942. 2 Criollismo probablemente derivado de “Congressman” y referido a funcionario extranjero importante.

Ver: J. Schumpeter, Capitalism, Socialism and 88

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modesta economía provincial española básicamente campesina, de golpe se globalizó en una de monocultivo y monoempleo y se convirtió en Porto Rico americano, segundo suplidor de azúcar al mundo. Todo bajo cuotas que protegían la producción de firmas norteamericanas en Cuba y Puerto Rico de la competencia, garantizándoles mercado y ganancias astronómicas.

aprendido a gobernarse con los españoles y menos aprenderían ahora. Con agridulce ironía el antiguo escudo español con sus oropeles y borlas se retuvo para representar oficialmente al nuevo engendro colonial. El cordero seguiría plácidamente echado sobre un libro de reglas traídas por otros. “Te llamas Juan”, decía no más en latín, implicando, “tú, tranquilo”.

Se abrió además la isla a la importación de manufacturas y alimentos de primera necesidad que acabaron con la embrionaria producción criolla. El incipiente empresariado local quebró al perder así sus mercados locales y de exportación y se convirtió en empleado o agente de los nuevos propietarios. Mientras el campesinado montuno, desprovisto de tierras y mercados, migró a las costas convertido en jornalero, pagado con vales de la tienda de la firma azucarera. En fin, que tanto ricos como pobres se hicieron más dependientes y perdieron la poca capacidad de autogestión que tuvieran.

Para los 1940s, tras un par de huracanes y la Gran Depresión mundial, el azúcar industrial perdía terreno en los mercados mundiales y Puerto Rico lo pagó con masivo desempleo y emigración del campo. Las guerras mundiales y la de Corea ofrecieron el servicio militar como alternativa laboral y se enraizó más el hábito de saludar otra bandera y seguir órdenes. Hasta Daniel Santos cantaba: “te metistes a soldao y ahora tienes que aprender...”. En medio de todo vale recalcar la acción política nacionalista, que a pesar de la miseria económica y la inercia cívica de la primera mitad del siglo XX fue la afirmación autogestora más dinámica. Huelga decir que fue sofocada sin compasión, machacando—con honrosas excepciones —la renuencia boricua histórica a abrir la boca con ideas propias. Cooptados, los independentistas más blandos se volvieron colaboradores y Albizu Campos se pudrió en la cárcel.

En Borinquen, que no se autogobernaba desde tiempos taínos, EE. UU. eliminó de un plumazo el poco progreso autogestionario ganado tras cuatro siglos con España. El golpe de gracia lo asestó la derogación de la Carta Autonómica de 1897, la que autonomistas en Puerto Rico habían aceptado de España mientras sus patriotas se batían en Cuba por la independencia antillana. Sin poder de gestión pública y sin espacio emprendedor, ni comercial ni campesino, Puerto Rico se convirtió en finca privada del coloso azucarero quedando, según describió el economista Perloff en los años 30s, como el “asilo de pobres del Caribe”.

Y regresemos a la ovejuna pasividad cívica y a Schumpeter. El colapso de Puerto Rico ocurrió porque su infraestructura ciudadana y económica estaba construida sin raíces ni cimientos e inflada con una ilusión de prosperidad prestada que, cual globo de feria, requería bombeo constante para mantenerlo inflado. Desde hace más de medio siglo se le sabía insostenible y una ciudadanía activa pudiera haber constatado que el progreso material era un castillo en el aire y que la cuenta del festín se la pasarían eventualmente. Pero el cordero, saciado en la continuidad de que un pastor con conexiones lo protegía, seguía acostado.

Maniatados en lo económico, la autogestión cívica fue además sofocada por ley de mordaza y prohibición de símbolos patrios (aún la azucarada versión del himno nacional que habla del “jardín florido de mágico primor” fue amordazada). En fin, que quienes hablaban, decidían, producían el pastel y se servían primero eran los de afuera. Los boricuas no habían Historias e intrahistorias

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“¿Qué será de Borinquen, mi Dios querido; qué será de mis hijos y de mi hogar?”

El presidente Trump, de la metrópolis encargada de proteger Puerto Rico, lo visitó y afirmó que está todo bajo control porque esta no fue una “emergencia seria”. Subrayó su empatía arrojando rollos de papel toalla a un grupo de acólitos preseleccionados de uno de los barrios más acomodados de San Juan. Su mensaje subliminal: ustedes no son problema mío. Ahora quedó claro: esta vez nadie nos salva. En Puerto Rico aprieta el estrés y el aeropuerto se llena de gente saliendo. Se presentan planes salvadores en los que nadie cree.

El éxodo del país, que en los años 1950s llevó a la mitad de su gente a buscar fortuna en otras partes, aminoraba por ciclos según surgían nuevas crisis y se atraía nueva inversión extranjera paliativa con nuevos incentivos. Así el nivel material de vida siguió en aumento. Como flor ofreciéndose a ser polinizada, endulzaba el atractivo con una tarjeta de crédito aparentemente ilimitada.

Este pueblo dependiente no sabe de quién depender. Como liebre encandilada por una linterna, lo paraliza la incertidumbre de la inacción. Para el que no sabe actuar, la única opción es huir. Y se van; los más son gente joven con posibilidades de empleo en el exterior. El éxodo de destrezas implica también el éxodo de familias y de escolares. La contracción económica y demográfica acompañará la del sistema educativo; se cerrarán y consolidarán escuelas y universidades, reforzando el espiral en picada. Esto seguirá, hasta que toque fondo.

Rafael Hernández, Lamento Borincano

Pero irán quedando algunos y regresando otros; poco a poco irán recogiendo escombros e inventando nuevas cosas. Por su cuenta y sin ayuda. Sin importarles el cordero, que ya no siendo emblema requerirá otro uso. Asado sabe a lechón.

Hasta que dejó de serlo. En 2006 el estirado de la sábana no dio más, se salieron los pies por debajo y nos pasaron la factura. El fisco norteamericano cayó en cuenta que por años había estado subsidiando inversionistas permitiéndoles repatriar de Puerto Rico ganancias exoneradas de impuestos ...y cerraron el grifo. Detuvieron el bombeo del globo y aceleraron el caos. El cordero nada hizo; confiado de un rescate protector, siguió acostado.

“¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo; donde mi pobre gente se morirá de nada!”

En 2008 colapsó el sobrextendido sistema financiero internacional, llevándose de por medio instituciones creídas confiables y provocando crisis bancaria e hipotecaria en Puerto Rico. El éxodo emigrante se agudizó para 2014 con funestas implicaciones de sobreoferta en el inflado mercado de bienes raíces. El gobierno criollo se declaró incapaz de pagar sus deudas a inversionistas. Alertado, el Congreso en Washington retomó las riendas y asumió poder sobre su pupilo disoluto creando una Junta de Control Fiscal. Le quitó la tarjeta de crédito y las llaves del carro. Cunde el pánico entre acreedores y circulan buitres financieros comprando deuda a descuento para reventa.

Luis Palés Matos Pueblo

Y entre el torbellino en 2017 pasan como aplanadora dos huracanes que se estima provocaron unas 3000 muertes y destruyeron la infraestructura social y física.

_________ Este artículo fue publicado originalmente en la revista cubana Entre Ala y Ala. 90

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Paroxismo de Carlos Raquel Rivera

Historias e intrahistorias

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UNA FIESTA DE ALEGRÍA:

IMAGINANDO A MAYAGÜEZ EN COMPARSA Y CIRCO DE LA PLAZA por Limary Ruiz Aponte “Todo lo que puedas imaginar es real” Circo de la Plaza, Mayagüez “Los espectadores no asisten al carnaval, sino que lo viven, ya que el carnaval está hecho para todo el pueblo. Durante el carnaval no hay otra vida que la del carnaval. Es imposible escapar, porque el carnaval no tiene frontera espacial. En el curso de la fiesta sólo puede vivirse de acuerdo con sus leyes, es decir de acuerdo con las leyes de la libertad.” Michael Bajtín

Mayagüez, la Sultana del oeste1, históricamente tiene una relación con la cultura fuera de la metrópolis, pero no escuchamos mucho hoy día, quizás, sobre los espacios artísticos y culturales mayagüezanos fuera del universitario. Que conste, el espacio universitario y sus gestas (en estos tiempos gesta es un término apropiado ante la crisis y los recortes) es uno maravilloso. Pero más allá de la academia en nuestra cartografía insular e imaginario, el arte, el teatro, la danza no se percibe, al menos de primera instancia, fuera del área metropolitana. Sin embargo, en Mayagüez existe una autogestión de resistencia artística a manos de varios colectivos y grupos que desean hacer un teatro de calle, para el pueblo y por el pueblo, muy en especial el trabajo de Vueltabajo. No en un sentido populista simplista, sino en el sentido de la involucración y la participación ciudadana como empoderamiento y apropiación del arte y de la ciudad.

Vueltabajo se formó en Barcelona, Cataluña, en 2012 como un colectivo internacional que integra varias disciplinas como teatro, danza, artes plásticas etc. En su página digital se presenta como:

Un colectivo de artistas transdisciplinarios que adopta su nombre con la iniciativa de habilitar y activar un espacio para la investigación y formación artística enfocada en el teatro como medio. Gestamos redes, colaboraciones, presentaciones y comunidad. Teatro es nuestra herramienta.

En 2013 dos de sus integrantes regresaron a Puerto Rico: la artista plástica, teatrera y performera Zuleira Soto-Román y el teatrero y maestro de teatro físico Eury G. Orsini. Estos comenzaron a trabajar arduamente de forma autogestionada y se ubicaron en Mayagüez deliberadamente con el propósito de descentralizar las artes. No de una manera excluyente sino de inclusión y viabilidad de otros espacios en el oeste de la isla.

1 Siempre me ha gustado ese apelativo, pero ese es tema para otro día.

Entre muchos de los proyectos que han 92

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Arrecifes de la Comparsa

los gestores de esta temporada: Vueltabajo, Casa múcaro, Leamos más Puerto Rico y Teatro ágape. Las fechas de la cuarta temporada fueron las siguientes: 27 de mayo, 10 y 24 de junio y 15 y 29 de julio de 2018. Pude asistir como espectadora a varias funciones y fue un deleite de magia, cuentos, canciones y risas para todxs lxs espectadores.

gestionado, uno de los que más ha llenado de colores y risas la ciudad y las calles mayagüezanas es El circo de la plaza. Este ha sido trabajado junto a otras organizaciones y colectivos como Casa Múcaro, Leamos más puerto Rico, Teatro Ágape, Colectivo Columpio y Matotumba. El circo comenzó en 2015 con la intención de revivir el teatro callejero y ambulante en la ciudad de Mayagüez como afirmó Eury G. Orsini en una entrevista para el periódico La isla Oeste en 2017. Y la respuesta del público ha sido maravillosa. Claro que ha sido la promoción, la constancia y la calidad del trabajo lo que ha desarrollado un inmenso público en los últimos años. El pueblo se ha concentrado a verlxs sin importar la lluvia, el calor o hasta las construcciones en la plaza. Sin ayuda del gobierno y con el apoyo del público mismo y algunos comerciantes locales, el Circo de la Plaza, ha existido sin pausa y el pasado verano fue su cuarta temporada.

Creo que fue la conceptualización y organización de la Comparsa, que salió del Taller Libertá2 a la plaza pública de Mayagüez, lo que más aportó a esta temporada. Esta sirvió de apertura para el cierre del Circo y comenzó con la invitación a la comunidad a participar en talleres libre de costo para la creación y manipulación de títeres. Los talleres se concentraron en el uso de material reciclado y/o material que había sido considerado basura. De hecho, utilizaron muchos materiales desechados tras el paso del huracán María. Los talleres se llevaron a cabo los miércoles 4, 11, 18 y 25 de julio en Taller Libertá y todo lo que se construyó formó parte de la Comparsa del Circo. Pude participar

Esta temporada estuvo marcada por la Comparsa y por la visita de diferentes artistas como Tere Marichal, Deborah Hunt, Papel Machete, los Trotamundos, Mayagüez Dance Proyect, y claro la participación de Historias e intrahistorias

2 Taller/espacio artístico y de creación también gestado por Vueltabajo y otros colectivos. 93


del taller el 25 de julio y fue un deleite artístico de organización y alegría.

con toda intención, fue brutal y extraordinariamente manejado. Era un público gigante que sentados en mantas, sillas de playa en inclusive en el piso fueron acomodándose perfectamente.

Los títeres que se construyeron para la Comparsa giraban en torno al cuidado de los mares y la protección de los arrecifes. Lxs participantes crearon calamares gigantes, peces, y arrecifes en colores y texturas distintas. Fue así como ese mar de plástico reciclado, de cables del piso, de telas roídas, de todo aquello decomisado, fue transformado en espectáculo de colores y sonidos contagiosos por las calles mayagüezanas.

El circo de ese día comenzó con la interpretación de Mayagüez Dance Project, luego Teatro Ágape cantó con el público y contó historias. Siguieron los Trotamundos, grupo de salto de cuica de Mayagüez que ha representado a Puerto Rico en distinto países. De hecho, ese día anunciaron que uno de sus integrantes había obtenido el primer lugar en su última competencia internacional. Después siguió Papel Machete y Tere Marichal que nos hicieron conscientes de los conflictos y los problemas

El Calamar

La Comparsa estuvo magníficamente organizada, niñxs, adultos, jóvenes, abuelxs, todxs, caminaron en

una procesión carnavalesca por la ruta establecida. No hubo ayuda de la policía, la gente solidaria paraba y las Narices Negras3 manejaban la seguridad y la ruta. Los automóviles se detenían felices y dejaban pasar el mar de colores. No hubo problemas, no hubo tapones, no hubo tristezas. Fue una fiesta.

políticos y sociales de nuestro país: las cenizas en Peñuelas y la Junta de Control Fiscal, respectivamente. ¿Qué más podíamos pedir? Soy mayagüezana, pero he estado casi una década fuera de mi pueblo entre estudios y la vida misma, pero este verano regresé y el Circo de la Plaza se me reveló aún más como un espacio de magia, del poder de la alegría y de la esperanza de un arte sin fronteras ni dependencias gubernamentales. Vuelvo y utilizo la palabra épica, ahora para describir esta hazaña de fiesta. El 29 de julio de 2018 el Circo con su Comparsa fue un carnaval donde todxs

Cuando llegamos a la Plaza estaba repleta de gente que aplaudía y celebraban la Comparsa. Todo muy organizado, el manejo del espacio fue brutal y lo digo 3 Personajes clown de Vueltabajo interpretados por Eury G. Orsini y Zuleira Soto-Román. 94

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Teatro Ă gape

Comparsa y los preparativos

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fuimos partícipes de esa libertad, como establece Bajtín. Además, de la libertad que trascendía el momento: la lucha por el bien ambiental, la resistencia contra la Junta, la celebración de la comunidad LGBT-Queer, el amor y la tolerancia.

Lloreda, Jimena. “Vuelve Este Domingo a Mayagüez El Circo En La Plaza”. La Isla Oeste, 22 de junio de 2017, laislaoeste.com/2017/06/22/vuelve-este-domingo-elcirco-en-la-plaza-de-mayaguez2/. “Vueltabajoteatro.” Vueltabajoteatro, vueltabajoteatro. weebly.com/.

Realmente fue una fiesta de alegrías. Me fui sudada y agradecida por la celebración de la diversidad, la libertad y el amor y, sobre todo, con la conciencia y la paz de saber que todo lo que se pueda imaginar es real. También con el orgullo de saber que se está trabajando sin pausa y con calidad arte político, público y creador desde espacios alternos a los institucionales, académicos y hasta del área metropolitana sin excluirlos y, de hecho, integrándolos. Mayagüez existe y la magia también. Ya estoy lista para la próxima temporada.

_________ Fotos suministradas por Vueltabajo.

Referencias Bajtin Mijail Mijaïlovich. La Cultura Popular En La Edad Media y En El Renacimiento: El Contexto De François Rebelais. Alianza Editorial, 2005.

Músicos de la comparsa

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Narices Negras (Zuleira Soto-Romรกn)

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s a í n a d a Ciudonstrucción y la ucna nación de 0<<<<<<<< 8 9 0 0 8 2 1 H RTYF P<1280XDE

10:00AM - 11:30AM

11:30AM - 1:30PM

11:30am – 1:00pm

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10:00am - 11:30am

11:30am - 1:30pm

6:00pm - 8:00pm

10:00am - 1:00pm

1:00pm - 2:30pm

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ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y COMUNICACIONES DE LA UNIVERSIDAD METROPOLITANA https://issuu.com/revistacruce revistacruce.com


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