“Las utopías en la literatura”: Actas del Segundo Programa Académico del Festival de la Palabra

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“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Vol. V 13 de octubre de 2018- Edición especial “Las utopías en la literatura” Actas del Segundo Programa Académico del Festival de la Palabra Junta Editorial: Alexandra Pagán Vélez { Directora Editorial Cruce { Diagramación y montaje Anto Gamunev Sonia Cabanillas Martín Cruz Santos Hugo R. Viera Vargas María José Moreno Junta Asesora: Mariveliz Cabán Montalvo { Presidenta Roxanna D. Domenech Sugelenia Cotto Colaboración especial: Nancy García { Corrección Glorimar Velázquez Pizarro { Traducción Portada de Anto Gamunev

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y COMUNICACIONES


índice

NOTA EDITORIAL................................................................................................................. 3 INTRODUCCIÓN A LAS ACTAS DEL SEGUNDO PROGRAMA ACADÉMICO DEL FESTIVAL DE LA PALABRA YAMILE SILVA, UNIVERSITY OF SCRANTON Y DANIEL TORRES, OHIO UNIVERSITY.............................................................................. 5 ENSAYOS ACADÉMICOS.................................................................................................... 10 ESCRITURA Y BANCARROTA: DECIRLA EN PEDACITOS DE GUILLERMO REBOLLO GIL GUILLERMO IRIZARRY, UNIVERSITY OF CONNECTICUT .............................................. 12 UN PARAÍSO PARA CONSUMIR: LA PRRA Y EL TURISMO EN PUERTO RICO JAIME PARTSCH, UNIVERSIDAD DEL ESTE, CAROLINA, PUERTO RICO ...................... 22 EN EL CIELO CON DIAMANTES Y EL LOBO, EL BOSQUE Y EL HOMBRE NUEVO DE SENEL PAZ: LA CONCIENCIA HOMOSEXUAL REVOLUCIONARIA Y EL ESTADO CUBANO JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ VALENTÍN, UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO ................ 34 ANNUS MIRABILIS 1976: TESTIMONIO DE UN TIEMPO EN CONTRATIEMPOS LILLIANA RAMOS COLLADO, UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO, RÍO PIEDRAS .......... 48 DENUNCIA DEL JINETERISMO EN EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA (1998) DE ALEXIS ESQUIVEL BERMÚDEZ Y TROPICALÍSIMA (2006) DE ELIO RODRÍGUEZ VALDÉS ANA ZAPATA- CALLE, UNIVERSITY OF WEST GEORGIA ................................................ 64

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ENSAYOS CREATIVOS........................................................................................................ 76 A VEINTE AÑOS DE CABRONERÍAS: HISTORIAS DE TRES CUERPOS, ISLA NEGRA EDITORES, 2016 ANA MARÍA FUSTER LAVÍN .............................................................................................. 78 MI VIDA EN LA LECTURA Y LA ESCRITURA MARÍA ARRILLAGA, UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO .................................................. 82 AUTORES PUERTORRIQUEÑOS ARTE DE ALFONSO MUÑOZ (ICP).................................................................................... 94 COLABORADORES.............................................................................................................110

Foto de Alonso Sambolín


nota editorial

Cruce se hace parte de las alianzas que apoyan al Festival de la Palabra. Nuestro tributo es esta edición especial de las Actas del Segundo Programa Académico de 2016 que se presenta bajo el marco del Festival 2018. El huracán María retrasó la divulgación de dichas actas y para Cruce es una gran distinción poder colaborar en la gestión. Nos unimos al Festival en grande al presentar este número impreso con un junte de escritores, lectores, artistas y entusiastas de la literatura como expresión artística y cultural. Esta tirada es sin duda una contribución a la crítica literaria y a la historiografía del Festival de la Palabra como espacio de enriquecimiento cultural y académico, como enlace entre escritores y lectores de Puerto Rico y el mundo. Es una gran alegría formar parte de este evento mediante esta significativa colaboración. Nos honra publicar en esta edición artículos exquisitos que sirven de puente y caleidoscopio en una multiplicidad de temas en los cuales la plástica, la literatura, la sociedad y el quehacer escritural se vinculan/cruzan armoniosamente. En ese cruce que se da habitualmente entre las expresiones culturales, decidimos invitar a varios artistas plásticos: Stanley Coll, Calin Dover Tarrats, Elizabeth Barreto, José Hernández Díaz, Nathan Budoff y Bárbara Díaz Tapia. Les agradecemos sus piezas que contribuyen a que los textos adquieran nuevos matices discursivos y estéticos. Asimismo, agradecemos a los pintores cubanos

Alexis Esquivel Bermúdez y Elio Rodríguez Valdés que nos permitieron incluir sus pinturas en un artículo que examina sus piezas desde el crisol del jineterismo en Cuba. Finalmente, las fotografías de Alonso Sambolín documentan varias instancias del Festival de la Palabra de 2016. Además, como el Festival de la Palabra 2018 le rinde un homenaje a la diáspora puertorriqueña, les solicitamos a la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña y al artista Alfonso Muñoz sus ilustraciones (que figuran en la colección de naipes y en el cuaderno de biografías de autoras y autores puertorriqueños de la Editorial) para presentar una muestra historiográfica de escritores puertorriqueños vinculados con la diáspora. También en las divisiones de las secciones de la revista colocamos ilustraciones de autoras vinculadas con la academia. “Es tiempo de regresar” es el lema del Festival este año, precisamente la producción sociocultural y académica nos permite regresos múltiples a la Isla. Nos enorgullece ser parte de esta gestión y subrayamos la importancia que tiene toda la producción artística, académica y cultural en los distintos modos de nombrarnos, vernos e identificarnos como comunidad la cual al tiempo que trasciende fronteras, hermana, reagrupa y retoma a sus miembros.

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Queremos reconocer la labor académica y de apoyo a Cruce que nos brindan los y las colegas y el Sistema Universitario Ana G. Méndez. Primeramente, la corrección de esta edición a cargo en parte de Nancy García Arriaga y la traducción de la convocatoria de Cruce por Glorimar Velázquez Pizarro. Segundo, agradecemos el apoyo constante del Dr. Carlos M. Padín, Rector de la Universidad Metropolitana y su equipo de trabajo; a las Juntas Asesora (compuesta en parte por Roxanna D. Domenech y Sugelenia Cotto) y Editorial (integrada por Anto Gamunev —también diseñador de la portada de la edición—, Sonia Cabanillas, Martín Cruz Santos, Hugo R. Viera Vargas y María José Moreno) de Cruce; y muy especialmente a la Dra. Mayra Cruz, Vicepresidenta y María A. Martínez, Vicepresidenta Asociada de Relaciones Públicas del Sistema Universitario Ana G. Méndez por hacer posible la impresión de esta edición. Que disfruten este Cruce y como dicen en el Festival de la Palabra: “que no se acaben las palabras”.

Dra. Mariveliz Cabán Montalvo Decana de la Escuela de Ciencias Sociales, Humanidades y Comunicaciones Presidenta de la Junta Asesora Cruce Dra. Alexandra Pagán Vélez Directora Revista Cruce


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Introducción a las Actas del Segundo Programa Académico del Festival de la Palabra

El Segundo Programa Académico del Festival de la Palabra se celebró del 19 al 21 de octubre de 2016. No cabe duda que América fue y sigue siendo la invención de los poetas, como lo dice Alfonso Reyes. Una invención que nace de la conciencia clara del trastorno al encuentro de esos viejos prejuicios, limitados, pero sobretodo coercitivos con este un territorio inexplorado, lleno de seres y acontecimientos fabulosos. William Ospina, invitado ese mismo año al Festival de la Palabra, en su novela La serpiente sin ojos lo describe así: “Creían buscar el futuro, pero traían las almas llenas de brujas y duendes; buscaban en estos mares sus viejas y gordas sirenas; debajo de los yarumos color ceniza, rijosas Colinas de sátiros; buscaban duendes torvos y amazonas mortales, y en todo veían al Viejo demonio baboso que les había enfermado la vida en sus aldeas de piedra” (p. 14). Estas invenciones estimularon las ideas de Tomás Moro, Michel de Montaigne, Jean Jacques Rousseau.

Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe en la Calle del Cristo número 52 en el Viejo San Juan. Este encuentro sirvió para contrastar puntos de vista y proponer pautas de lectura sobre las “Utopías en la literatura”. Las Actas que aquí se publican en la Revista Cruce vienen a formar parte y ampliar del corpus de las Actas del Primer Programa Académico del Festival de la Palabra (2015) que se celebró en el Departamento de Estado y se publicaron en dos partes en la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña y en Cuadrivium: Revista del Departamento de Español de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.

“Creían buscar el futuro, pero traían las almas llenas de brujas y duendes [...]”

Durante tres días, críticos de Colombia, Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Italia, México, Puerto Rico, y República Dominicana se dieron cita en el Centro de Vol. V

El esfuerzo de publicar un escogido de los trabajos presentados en ambos programas académicos ha sido una labor titánica y los organizadores damos las más expresivas gracias a las tres publicaciones que le han dado un espacio a la palabra crítica como parte del esfuerzo de atraer a los críticos internacionales al Festival de la Palabra, espacio cultural isleño donde los escritores se dan cita cada año para presentar su literatura y dialogar con un público ávido de conocerla.

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En esta entrega contamos con dos conferencias magistrales dictadas por las poetas y educadoras, la Dra. María Arrillaga y la Dra. Lilliana Ramos Collado. Arrillaga nos habló de “Mi vida en la lectura y la escritura” e hizo un recorrido de sus lecturas y su poética mostrando aquellas tendencias literarias de las que se ha nutrido su obra que abarca ya cuatro décadas. Ramos Collado habló como poeta e investigadora de un año clave en la literatura puertorriqueña, en su trabajo “Annus Mirabilis MCMLXXVI” [1976: Año de Maravillas]” por la riqueza de las publicaciones de ese año que significó un parteaguas en las letras boricuas. La escritora Ana María Fuster Lavín presentó la edición 20 aniversario de la colección de cuentos Cabronerías: Historias de tres cuerpos de Daniel Torres y reseñó la importancia de este libro para la literatura queer del Caribe hispánico. La crítica manchega Ana Zapata Calle disertó sobre la denuncia del jineterismo en Cuba en las obras de los artistas Alexis Esquivel Bermúdez y Elio Rodríguez Valdés. El crítico puertorriqueño Guillermo Irizarry habló sobre escritura y bancarrota en la obra del poeta Guillermo Rebollo Gil, su poemario Decirla en pedacitos. Libro que intenta “resimbolizar la actitud o razón estética y política que emerge de la bancarrota” del Estado Libre Asociado. En la sesión “Lo queer en México y el Caribe” presentó su ponencia el profesor José A. Rodríguez Valentín, titulada “En el cielo con diamantes y El Lobo, el Bosque y el Hombre Nuevo de Senel Paz: La conciencia homosexual revolucionaria y el Estado Cubano”, en la cual hace un análisis de la presencia del homosexual en la sociedad y en la literatura contemporáneas de Cuba. El historiador Jaime Partsch en “Un paraíso para consumir: la PRRA y el turismo en Puerto Rico” explora el impacto del “Nuevo Trato” a través de un texto paradigmático de la época, Puerto Rico: A Guide to the Island of Boriquén de 1940, y advierte de los peligros de estos “discursos fabricados para crear un destino apetecible para el turista”.

Estos siete ensayos dan fe de parte del esfuerzo crítico y creativo que el Programa Académico del Festival de la Palabra ha llevado a cabo como propuesta cultural desde sus inicios en 2015. Lamentablemente los huracanes categoría cinco, Irma y María, frustraron los esfuerzos de llevar a cabo el Tercer Programa Académico del Festival de la Palabra que finalmente se celebrará este octubre de 2018 en el Archivo General y Biblioteca Nacional de Puerto Rico en Puerta de Tierra, a la entrada del islote de San Juan. Y de la misma manera atrasaron los trabajos de edición de estas Actas del segundo programa. Pero aquí las entregamos en la Revista Cruce de crítica socio-cultural contemporánea bajo la dirección de la Dra. Alexandra Pagán Vélez, de la Escuela de Ciencias Sociales, Humanidades y Comunicaciones de la Universidad Metropolitana, a quien agradecemos por este medio su buena disposición de editar y publicarlas. Esfuerzos como este dan fe de que en un Puerto Rico asaltado por una Junta de Gobierno que lo ahoga, existen todavía resquicios en los cuales podemos pensar un nuevo país propio, como pidiera la profesora Luce López Baralt en una de sus más brillantes columnas en el periódico El Nuevo Día.

Dra. Yamile Silva, University of Scranton Dr. Daniel Torres, Ohio University Coordinadores del Segundo Programa y Editores de estas Actas Programa Académico del Festival de la Palabra


Fotos de Alonso SambolĂ­n



ensayos acadĂŠmicos


María Teresa Babín, por: Alfonso Muñoz


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Escritura y bancarrota: Decirla en pedacitos de Guillermo Rebollo Gil Guillermo Irizarry, University of Connecticut

En mayo de 2017, el gobernador de Puerto Rico declaró la bancarrota del Estado (www.fortaleza.pr.gov/) invocando el título III de la ley PROMESA (Ley Pública EEUU 114-187). La economía puertorriqueña había entrado en crisis a finales del siglo XX y se había alcanzado una deuda impagable de $72 mil millones. Aunque aceptemos ampliamente que la causa profunda de la crisis es la indecidibilidad geopolítica de Puerto Rico, nos toca también inculpar lo que Harvey llama la “acumulación por desposesión” (p. 100): “la destrucción creativa [...] inscripta en la evolución del paisaje físico y social del capitalismo” (p. 103). Sin dudas, la catástrofe borinqueña apremia nuestro campo cultural. Por una parte, el Estado y las clases dirigentes usan el desastre financiero como coartada para abandonar las artes. Por otra, los mercados globales desdeñan el arte y la literatura de la periferia. Variados agentes culturales resisten: innovan espacios creativos, desarrollan vehículos editoriales independientes y se dedican a “la construcción epistemológica de una ecología de saberes”, por citar a de Sousa Santos (p. 60). Me interesa, por tanto, analizar la actitud o razón estética y política que emerge desde la bancarrota y que pretende resimbolizarla. Vol. V

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Un caso paradigmático de este empeño es el libro Decirla en pedacitos: estrategias de cercanía (Editora Educación Emergente, 2013) de Guillermo Rebollo Gil (San Juan, 1979), a quien considero uno de los autores más sagaces del actual quehacer literario en Puerto Rico. Aparte de Decirla en pedacitos, este poeta, narrador, crítico cultural y activista ha publicado los poemarios Veinte (2000), Teoría de conspiración (2005), La carencia (2008), Sobre la destrucción (2011), Sospechar de la euforia (2012), Todo lo que no acontece igual (crónicas y comentarios) (2015) y el estudio sociológico Última llamada (2016), además de otras colecciones, numerosos artículos académicos, columnas periodísticas y la bitácora digital empty.lots. En su prólogo a Sobre la destrucción, Sotomayor decreta que Rebollo Gil “resume la violencia en espacios donde no hubo titularidad y sí especulación para el futuro” (p. vii). De acuerdo con esta aseveración, planteo que esta misma intencionalidad caracteriza su obra y el campo cultural insular actual.

la producción cultural y literaria en medio de la crisis borinqueña distingo una irrupción subjetiva activista tenaz en el campo cultural, artístico y literario puertorriqueño, y encuentro que Decirla en pedacitos ejemplifica este ímpetu. A mi ver, Decirla en pedacitos resimboliza la precariedad por medio de estructuras literarias fragmentarias y contradictorias, y anuncia la irrupción de un sujeto nacional que es, al decir de Nancy, singular-plural. Rebollo Gil exterioriza “el afán—más ético que político—de hacer lo que se pueda [...] por contrarrestar la marea[...] por tratar de hacer comunidad en medio de la anomia” (Almeida, p. 12). Ya el título del libro alude a la estrategia discursiva fragmentaria de nombrar la carencia de correlato nacional. Para esto, focaliza sujetos y espacios diversos y los representa por medio de textos breves e imágenes parciales. Para anunciar su propia preferencia por el fragmento, el discurso entrecortado y el correlato comunitario precario, y evocar la cuantía política de su proyecto estético, el autor emplea unos versos de Sylvia Figueroa como epígrafe del libro: “He encontrado algunas frases /que llevo siempre fuera de contexto. / Pero más que la trama, / me urge la materia, el cuerpo, otra frase; / pues a esta lectura anárquica le ha seguido / una interrupción abrupta. / Yo quisiera extenderlo todo, inventarme una continuidad [...] y decir: / ‘he aquí un gran relato’” (p. 7). El autor cierra el tomo con unos versos de José María Lima. Los mismos replican la fragmentariedad y la imposibilidad de forjar discursivamente una identidad nacional totalizadora: “Hay una canción / pero está rota / y es inútil decirla en pedacitos” (p. 75).

Decirla en pedacitos desafía las prácticas necrocapitalistas del poder global y pretende resignificar la precariedad.

De este modo, Decirla en pedacitos desafía las prácticas necrocapitalistas del poder global y pretende resignificar la precariedad1. Sobre esta condición, Butler establece que la misma distingue “vidas [que] no se ‘consideran’ susceptibles de ser lloradas, y, por ende, [...] están hechas para soportar la carga del hambre, del infraempleo, de la desemancipación jurídica y de la exposición diferencial a la violencia y a la muerte” (Marcos de guerra, p. 45). En el caso puertorriqueño, la precariedad es visible en la criminalización de la pobreza, la violencia criminal, el sistema carcelario, la expoliación ambiental, la especulación con la deuda, la bancarrota del Estado, la indolencia de las clases dirigentes y la desidia de los Estados Unidos. Por su parte, Athena Athanasiou, en diálogo con Butler, subraya la persistencia de una subjetividad activista que resiste la precariedad y se empecina en producirse. Al escrutar __________ 1 Neologismo empleado en la traducción de precarity. Butler usa esta palabra para diferenciar precaridad (“precarity”, la condición políticamente inducida y diferencial de vulnerabilidad maximizada para ciertos entes) de precariedad (“precariousness”, la condición ontológica de finitud y vulnerabilidad de toda vida). En mi ensayo, favorezco el uso de precaridad.

Dominante en el libro, la voz narrativa en primera persona parece insegura, insuficiente, presta a “la desheredación” (Sotomayor, p. viii). En “Todos vuelven”, el narrador se define como “el muchachito desesperado que asiente con la cabeza significando ‘yo también’” (p. 12). En “Funny People” critica el funcionamiento de la clase intelectual puertorriqueña y advierte sus limitaciones personales: “A mí me sucede que me ababacho y me atortugo un poco


[...] Por eso todo lo convierto en un chiste” (p. 49). Estas confidencias satíricas estorban la función epistemológica del arte y favorecen lo efímero e imperfecto como medio y fin de la creación artística. Rima Brusi, por su parte, observa la mutabilidad que estructura el libro; alude a la anfibología del género literario y a la fragilidad epistemológica de lo representado: “de cada página salta una línea que delata al poeta[...] la sustancia de [la voz narrativa] se transforma de un ensayo a otro, de un párrafo al siguiente” (Rebollo Gil, Decirla, contratapa).

estética a todos los focalizadores. Con este sistema de representación y la ética de contar vidas, el autor reta los marcos de inteligibilidad que producen la precariedad de ciertas vidas. La parataxis (yuxtaposición de partes en serie sin relación aparente) es uno de los recursos que el libro privilegia en su estructura y la organización de relatos e imágenes. En su análisis de la gran parataxis, Rancière explica: Existe, en un extremo, la gran explosión esquizofrénica en la que la frase se hunde en el grito y el sentido en el ritmo de los estados del cuerpo; en el otro, la gran comunidad identificada con la yuxtaposición de las mercancías y sus dobles, o bien con la repetición de frases vacías o aun la embriaguez de las intensidades manipuladas, de los cuerpos andantes en cadencia. Esquizofrenia o consenso. (El destino de

De una sección a otra, el autor desmiente las divisiones entre saberes, labores e identidades, y reta la autoridad del intelectual. Venerando la soberanía de espacios e identidades particulares, atenúa las distancias sociales y forja nexos emocionales, como sugiere el la imagen, p. 62) subtítulo del libro— estrategias de cercanía. El presente nacional El narrador posterga puertorriqueño, visto la comprensión total de este modo, reconoce del evento social o las imágenes que cultural, mas acentúa su habitan la sociedad de experiencia emocional ante una situación o Lectura de Poetry is Busy de enero de 2010, en la Fundación Nacional para la consumo y enfrenta la Cultura Popular, San Juan. Guillermo Rebollo Gil, Yara Liceaga, Mara Pastor y imposibilidad de crear persona, otorgándole Urayoán Noel. (Tomado del blog de Mara Pastor, marzo 2010). un correlato nacional trascendencia y valor cohesivo y consensuado. La portada del libro también estético a sucesos aleatorios y efímeros. Reiteradamente se ejemplifica esta gran parataxis. Superpuesta a una topa con sujetos de clases, razas y vecindarios diferentes maquinilla, aparece una boca abierta de donde brotan a los suyos: un empleado de la corte, jóvenes a punto de letras sueltas, y un surtidor con el logo de un cajero ser procesados, una señora de clase obrera en fila para automático ATH y retratos icónicos de Macauly Culkin, votar, el dependiente de una librería y un acusado de Jesucristo, Jimi Hendrix y Roberto Clemente; unas asesinato, entre otros. Me parece oportuno interpretar la manchas rojizas y purpúreas conforman el trasfondo. De representación fragmentaria y entremezclada de sujetos modo análogo, los relatos del tomo desordenadamente diversos como acto de resarcimiento estético, en tanto focalizan una gama de personajes y temas: la relación del que se les otorga paridad representativa y atención


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autor con su padre (p. 30- 31), la muerte de un alguacil (p. 13- 14), una conversación entrañable entre el autor y el dependiente de una librería (p. 15- 17), una escena familiar frente a la cárcel federal en Guaynabo (p. 18- 19), unos jóvenes que esperan ser oídos en la corte (p. 20- 21), y una lista de exalumnos famosos del colegio del autor (p. 29), por mencionar algunos. Las dispares oposiciones invitan al público lector a intentar resolver el aparente conflicto e incitan preguntas diversas en el público. Verbigracia: ¿Qué tiene que ver un juez de la corte suprema con un empleado de la corte? ¿Qué relaciones de poder enlazan el destino de una familia como los Fonalleda, “as in Plaza de las Américas” (p. 29), con Edison Burgos, un “sentenciado a pena de muerte por un jurado federal por el asesinato de Medelyn Semidey Morales” (p. 65)? Por medio de la yuxtaposición aleatoria, el tomo representa y examina el desconcierto y las divisiones nacionales, e invita a la reflexión sobre la lógica sociopolítica subyacente. El autor, por su parte, se aleja de la función de intérprete, vidente, analista, intelectual, generando más preguntas o dudas que respuestas, y haciendo del público lector un gestor de saberes. Igualmente, los textos híbridos (principalmente mezclas de microrrelato y reflexión personal; a veces, una lista o fragmento con abultadas notas al calce) soslayan las categorías de género literario más autorizadas. De diversos modos, Decirla en pedacitos niega la superioridad del intelectual y artista ante su espacio social, y repudia la función epistemológica del arte. Rebollo Gil, sugiero, fiscaliza de este modo lo que Rancière llama la división de lo sensible: “delimitación de tiempos y espacios [...] de lo que define a la vez el lugar y el dilema de la política como forma de experiencia[...] [S]e refiere [...] a quién tiene competencia para ver y calidad para decir, a las propiedades de los espacios y los posibles del tiempo” (La división de lo sensible, p. 2). Por otra parte, Rebollo Gil aquilata lo que Rancière llama la belleza específica: “la política y el arte, como saberes, construyen ficciones como reagenciamientos materiales de los signos y de las imágenes, de las relaciones entre lo que vemos y lo que

decimos, entre lo que hacemos y lo que podemos hacer” (p. 10). Rebollo Gil pretende reagenciar espacios, objetos, saberes, labores e identidades, a los que la sociedad dominante ha desprovisto de representatividad estética y política, y de la misma capacidad de producir saberes. Rebollo Gil coincide y colabora con varias iniciativas puertorriqueñas que emulan su propósito. Los gestores culturales oscilan desde grupos de barrio, como Hijos de Bélgica, hasta teatros al aire libre construidos con despojos reciclados, como Don Senario y Don Cangrejario. De interés es Poetry Is Busy, proyecto “multi-disciplinario y multi-medios”, engendro de las poetas y curadoras Yara Liceaga y Mara Pastor. Una de sus progenitoras asevera que sus microespectáculos, cuajados “con presupuesto cero”, investigan estéticas que contradicen la ausencia de medios y espacios de difusión (Liceaga). Beta Local es otra iniciativa de trascendencia. Situada en el Viejo San Juan, promueve “la práctica y el pensamiento estético” por medio de residencias artísticas, talleres, exhibiciones, desarrollo de proyectos y encuentros entre críticos, intelectuales y artistas (betalocal.org). A pesar de las críticas por vehicular el aburguesamiento de barrios proletarios, me parece esencial mencionar a Santurce Es Ley. Este festival multidisciplinario se ha convertido en “el principal expositor de arte contemporáneo emergente y programación creativa en Puerto Rico, mediante el desarrollo de una plataforma de gestión que logra unir micro-proyectos de la escena del arte independiente” (santurceesley.com/#concepto). En todas estas empresas, se asienta la carencia estructural, se privilegia lo híbrido, se potencia la aglomeración de partes (fragmentos, microproyectos, microespectáculos, multimedios), se inscribe la soberanía radical de lo local y se postula la trascendencia de lo artístico en relación con lo político. En el sector del libro, sobresalen las empresas híbridas que fomentan el consumo literario, como Libros AC (editorial, librería y café en Santurce) y el Candil (librería, galería y café en Ponce). Además, proliferan las editoriales independientes, las cuales imprimen tiradas limitadas,

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distribuyen en mercados locales y por medios digitales, y emplean prácticas de subvención compartida. Aunque hay más, destacan La Secta de los Perros (Río Piedras) y Editora Educación Emergente (Cabo Rojo). Las mismas rechazan la mercantilización de la escritura. El campo cultural puertorriqueño hace de tripas corazón. Pero prefiero caracterizarlo como matriz de una cultura contestataria y emergente, y como gestor de un arte que sobrepuja la precariedad. Estos agentes culturales originan propuestas estéticas perspicaces; apuestan a microproyectos de poca o ninguna ganancia; y exploran el fragmento, lo híbrido y lo efímero como solares de la producción cultural. De esta manera, Decirla en pedacitos sondea “espacios en la ciudad habitada y en la ciudad letrada” (Sotomayor, p. viii), dramatiza “la disolución de lo social” (Almeida, p. 12) y tematiza las condiciones en las que se produce escritura y arte en medio de la bancarrota. Insistiendo en el recurso de la parataxis, el libro deposita una amplia gama de “pedacitos:” anécdotas familiares, fallecimientos de seres queridos, la espera en una corte judicial, graduaciones de colegios privados, investiduras de juristas, casos de violencia ciudadana, celebraciones de cumpleaños frente a una cárcel, notas necrológicas de bardos e incidentes noticiosos diversos. Por medio de tangentes e interrupciones, la voz narrativa enlaza juegos de palabra y observaciones sobre la cotidianidad, con críticas oblicuas a la criminalización de la clase obrera, a las iniquidades jurídicas y a los vetustos privilegios de clase2.

Decirla en pedacitos inspecciona los espacios, actantes, temas y objetos que simbolizan quién puede producir arte, qué es digno de ser representado artísticamente y qué contiene cualidad estética. De este modo, pretende fiscalizar la división de lo sensible que Rancière expone. Además, el libro advierte el valor estético particular del objeto precario representado (acusados, obreros, poetas marginales, dependientes de librería, galleros, presos, mujeres de barrios proletarios) y desmadeja un intrincado contexto político, social e histórico que suele desestimar la importancia estética de lo marginal. Por medio de estas prácticas, Decirla en pedacitos resiste y resignifica la precariedad. “Todos vuelven”, primera crónica del libro, narra el retorno del autor a Guaynabo, su ciudad de origen: “hijo pródigo que soy de paso por el viejo barrio” (p. 11). Evocando un displicente intercambio con una mujer, excompañera de la escuela elemental, el narrador rebusca espacios, saberes, labores e identidades. El interrogatorio que le hace la antedicha al narrador corrobora las divisiones sociales: “¿Y tú, ya te hiciste abogado?”, “¿Y estás practicando [derecho]?”, “¿Y tú, sigues escribiendo?” (p. 11). Lo llama “pobrecito” cuando el narrador confiesa su oficio, “la inusual manera en que pierdo mi tiempo” (p. 12). La anécdota apunta a la división de lo sensible que sustenta el poder al separar la identidad, la labor y los saberes, de un abogado y los del escritor. Por otra parte, el narrador demuestra que los vecindarios y las escuelas inscriben y naturalizan dichas divisiones.

Decirla en pedacitos inspecciona los espacios, actantes, temas y objetos que simbolizan quién puede producir arte, qué es digno de ser representado artísticamente y qué contiene cualidad estética.

__________ 2 Desde Veinte (su primer poemario), Rebollo Gil, identificándose como puertorriqueño blanco y miembro de la clase dirigente puertorriqueña, ha criticado los privilegios de las clases dirigentes puertorriqueñas, las redes de nepotismo y el racismo en Puerto Rico.

“Ghosts that We Knew”, segundo relato, subvierte el género de la nota necrológica. El texto conmemora el


entierro en Villa Palmeras de Carlos Centeno, antaño escolta del juez del Tribunal Supremo de Puerto Rico. La voz narrativa, hijo del juez, honra la vida de Centeno al rememorar detalles de una vida simple: “Vivía en los altos de una funeraria en Villa Palmeras. Natural de Jayuya [...] conducía el carro fúnebre de su casero, escuchaba salsa [...] Tocó en varias orquestas de merengue. Era fanático del béisbol” (p. 13). El narrador ilumina la belleza específica de la vida del alguacil, al contraponer al juez y al alguacil, y al dignificar la vida de este —su infraempleo, su vida precaria, sus pasatiempos. También delibera el narrador sobre las distancias sociales: “Aquí procede una nota sobre el poder y la estructuración simbólica y sentimental de nuestras vidas—la de Carlos y la mía” (p. 13). Finalmente, enfatiza el amor que sentía por el interfecto. El hijo del juez recuerda que “a mis trece años [Centeno] era mi amigo favorito” (p. 13). A pesar de las diferencias sociales y de origen (el narrador, de Guaynabo; Centeno, de Villa Palmeras), el alguacil había suplido al padre: “me enseñó a boxear [...] cómo pegarle a la curva, cómo mirar a mi viejo a los ojos” (p. 14). Centeno se convierte en una figura paterna sustituta, cercana y amada a pesar de “la manera en la que estaban estructuradas nuestras vidas” (p. 14). El narrador toma la condición de precariedad, la cual Butler discute cómo las vidas cuyas extinciones “se vuelven impensables o indoloras” (Vida precaria, p. 16). Asimismo, Butler discurre sobre el duelo ante la precariedad, “Quizás el duelo tenga que ver con aceptar sufrir un cambio [...] cuyo resultado no puede conocerse de antemano” (p. 47). Me parece que el fragmento dedicado a Carlos Centeno insinúa tal transformación porque en el texto sugiere suplantar el lugar del padre (biológico y simbólico, y la ley del padre; tanto la del padre-juez como la del orden heteropatriarcal) y, de este modo, descomponer las divisiones de lo sensible que sojuzgan al subalterno. Esta operación sentimental y ontológica insinúa la transformación del narrador y, de mayor relevancia, la alteración de los marcos de reconocibilidad social entre sujetos que visibilizan su soberanía singular compartida.

Es decir, la transformación no borra la singularidad subjetiva del subalterno en favor de una comunidad nacional homogénea, sino que apunta a la co-presencia (Nancy lo llamaría co-ontología) de seres diferentes que eligen participar de la co-creación de la comunidad. “Sightseeing” describe la celebración del cumpleaños de un confinado, llamado Gordo. Desde la calle frente a “la cárcel federal de Guaynabo”, con cruza calles y bizcocho, festejan la compañera y las dos hijas del recluso, las cuales gesticulan hacia una conjeturada “sombra que mira desde adentro” (p. 18). El narrador pondera esta escena: “Considero la foto. Serían dos: una de la mujer y sus hijas frente al cruza calles y otra de la cárcel federal (un asterisco junto a la sombra en la ventana y ¡listo!)” (p. 18). El relato interpela un imaginario visual, fotográfico de la imagen de la familia dividida. En esta estampa, el padre de familia es una sombra y el escritor, un entrometido en la escena familiar. Asimismo, por medio de la écfrasis, el género literario que de por sí ya era híbrido (microrrelato y reflexión) se entremezcla aún más. El texto se vuelve la descripción entreverada de una foto imaginaria que rastrea la condición de una comunidad política precaria. Una propuesta estético-política compleja se plasma en el relato-retrato, alegoría de la gran familia borinqueña convertida en comunidad nacional incompleta, espectral y carcelaria. Al recurrir a la fotografía como medio de captar y representar lo social, el texto pone en duda la capacidad epistemológica de la literatura— la escritura misma se torna precaria. Al mismo tiempo, la voz narrativa retrata al escritor, artista o intelectual dentro de la estampa familiar, asentando una separación “que [...] permite la intromisión de otros en un espacio íntimo” (p. 18). De cierto modo, el escritor se identifica como un metiche, y la escritura, como una intromisión en la vida de otros. La frase titular del libro, Decirla en pedacitos, proviene de la anécdota que hace el narrador: “Yo voy de Guaynabo hacia Dorado y presumo que la sombra que mira desde adentro es él y pienso que Gordo no


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Sueño de cartón (2009), acrílico sobre tela, 20” x 24” de Stanley Coll

es apodo de confinado, que es referente de un espacio trasplantado en pedacitos, como sea, a un lugar ridículo y hostil [...] donde una foto chévere de la familia es imposible” (énfasis mío, p. 18). La cita designa la espectralidad del sujeto carcelario y la insuficiencia del artista que intenta aprehender y resignificar el acontecimiento del encuentro con alteridades precarias. Diversos textos de Rebollo Gil sitúan la belleza específica de espacios y sujetos precarios. El escritor se sitúa como simple viandante, en diálogo con el vecindario y lo urbano, expuesto a variables interferencias sociales, políticas y artísticas. Rebollo Gil explora modos indirectos y Vol. V

complejos de representar al sujeto y las comunidades que afrontan la precariedad. Su obra postula una tropología versátil que resiste la clausura ontológica. El autor posterga la articulación del correlato nacional porque le importa más resarcir las divisiones de lo sensible: separaciones entre vecindarios, barrios, instituciones, saberes, capacidades e identidades. De igual forma, borra, oculta o suplanta el rostro del otro, lo cual dificulta la identificación entre público lector y objeto de la representación. En “Salir a comprar el café”, el narrador contempla las estrategias de articulación política colectiva desde la singularidad. Explica, “Žižek dijo que habría días así

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en que el trabajo político de la semana culminaría con el café de por la mañana. Check.” (p. 53), y se retrata sentado frente al ordenador, interactuando con “sujetos online” sobre imágenes, ideas y deseos de cierto contenido sociopolítico. Imagina lanzarse al encuentro corporizado y aleatorio con alteridades cualesquiera en espacios públicos: “Quisiera encontrármelos. Quiero decir, aventurarme a igualar el contenido de su acción en los escenarios específicos del riesgo en nuestro contexto político particular. Las y los demás actores están afuera. El nuestro es un teatro callejero” (p. 54). Este fragmento compendia filosofía política, ética, performance y la operación del escritor como agente digital y corporal. El autor incide en circuitos digitales y se expone a toparse con la alteridad. Sus operaciones y actitudes políticas propenden a la apertura y al acontecimiento del encuentro no previsible y desligado de un programa político totalizador. Y es que Rebollo Gil prioriza la intimidad por encima de la cohesión discursiva o la coherencia mimética. Más que representar la alteridad, desea comparecer ante ella. Su gramática rescata la soberanía de lo singular y labora en pro de un ego colectivo “desobrado” (Nancy, La comunidad desobrada). El fragmento, el desplazamiento y la interrupción configuran su programa ético, estético y político, en tanto que prefiere representar al sujeto colectivo por medio de un montaje inconcluso. Interpreto el ideario estético-político de Rebollo Gil a partir de la sugerencia de Nancy, para quien la ética suplanta la ontología como primera filosofía: “la forma del tratado de ontología no es ya la que conviene cuando lo singular del ser mismo y, por tanto, de su ciencia se hallan en cuestión lo que no significa que vendrá, sino, tal vez, que está en sí misma, en cuanto pensamiento dispuesta en la dimensión de un ‘venir’ o un ‘sobrevenir’: el de nuestra comparecencia” (Ser singular plural, p. 95). Con esta jerarquía filosófica en mente, hay que señalar el abismo entre lo singular y lo colectivo, el cual se encuentra plasmado en la obra de Rebollo. En “Salir a comprar el café”, el encuentro plausible del escritor con alteridades urbanas cualesquiera no postula un telos

político ni constituye una ontología. Es un evento que revalida la co-presencia de varios entes que comparten su soberanía singular de forma libre y pasajera, pero que en el mismo suceso aleatorio instituyen un acontecimiento ético y político que suspende la precariedad. Por otra parte, Decirla en pedacitos interroga la lógica precaria que subyace la yuxtaposición rampante, caótica y fragmentaria. El mismo ordenamiento caótico del libro invita a explorar específicamente el orden de relaciones y la ecología de saberes que producen la división entre el objeto de arte y otros objetos, la segregación del artista ante su entorno social, y la separación de lo sensible de acuerdo con atributos, capacidades e identidades. Es así como el tomo procura visibilizar la precariedad. Sus estrategias discursivas obstruyen la clausura ontológica del sujeto precario y resisten las pretensiones totalizadoras del poder global. El libro revoluciona los marcos de inteligibilidad de la precariedad. Al mismo tiempo, vaticina una subjetividad insumisa. Ante este panorama, la autoridad del artista o el intelectual se torna precaria y las jerarquías estético-políticas se desmontan. En última instancia, Rebollo Gil efectúa una labor insurrecta, radical y emergente. El autor rechaza las cualidades literarias hegemónicas, comerciales y académicas. Su voz narrativa se fuga de lo verbal para evocar la fotografía, el teatro y la canción. Además, se sitúa repetidamente en textos no literarios (una lista, una tabla de posiciones, un texto frívolo acompañado de seis inmensas notas al calce). Su obra rebate la definición categórica del género literario, la función mimética de la escritura, la facultad de representar un sujeto cabalmente, y la identificación afectiva entre lectora y ente representado. Igualmente, duda de su capacidad de aprehender lo observado y considera que la intimidad es imprescindible, mas resulta escurridiza, arcana y efímera. Por último, el escritor desmiente su autoridad y se denuncia como entrometido en la vida de otros. Es en este sentido que Rebollo Gil resimboliza la precariedad y renueva la responsabilidad ético-política del escritor ante la bancarrota.


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Fieles callejeros (2005), óleo en canvas, 18’ x 14” de Stanley Coll


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Un paraíso para consumir: la PRRA y el turismo en Puerto Rico Jaime Partsch, Universidad del Este, Carolina, Puerto Rico

En la introducción a la publicación Puerto Rico: A Guide to the Island of Boriquén de 1940, el Comisionado de Educación de Puerto Rico, José Gallardo, indicó que el objetivo del texto era servir de guía para que “en la Isla del Encanto, donde todos los caminos llevan a un esplendor tropical de follaje y flores” los viajeros no se perdieran en el “laberinto de caminos seductores”. Clarifica además que el texto serviría de guía no tan solo para aquellos que visitaban la Isla, sino también para “los que vivimos en Puerto Rico” (PRRA V). De modo que, desde sus primeras páginas, los autores del libro advirtieron al lector que, aun para los nativos, era fácil perderse en este paraíso. Por suerte, crearon esta guía que suplía una interpretación correcta de este paisaje isleño tan seductor y enigmático. El texto que se analiza aquí fue producto de uno de los programas más conocidos y estudiados entre la multitud de esfuerzos que constituyeron lo que hoy conocemos como el “Nuevo Trato” de la administración del Presidente Franklin Roosevelt. En 1935, se creó por orden ejecutiva Vol. V

la “Works Progress Administration” o WPA. Y dentro de esta administración fue lanzado el “Proyecto Federal Número Uno” o “Federal One” (Federal Writers’ Project). Esta iniciativa tenía como objetivo principal proveer empleos a miles de escritores, artistas e investigadores a través de los Estados Unidos. Contaba con cuatro facetas para cuatro poblaciones diferentes: las artes plásticas, músicos, el drama y los escritores. El texto estudiado fue producto del proyecto de escritores. Dentro del proyecto de escritores, la más conocida de todas sus iniciativas fue por mucho la “American Guide Series”. Impulsó la creación de una serie de guías turísticas tanto para los 48 estados como para los territorios de Alaska, Puerto Rico e Islas Vírgenes. Incluyó también guías para diversas regiones y ciudades. Fueron publicados miles de folletos, revistas y otros trabajos, todos con el fin de proveer empleos a escritores y artistas.

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Además de proveer trabajo, el Proyecto tenía otros dos objetivos importantes: primero, promover el turismo interno. Los creadores del programa consideraban que la creciente movilidad de los estadounidenses a través del automóvil podría servir para estimular la economía nacional que aún operaba bajo los efectos de la Gran Depresión. El tercer objetivo del proyecto, y el que motiva este trabajo, fue el más controversial. Desde sus inicios, la Serie fue concebida como un gran esfuerzo a nivel nacional de configurar y proponer para los estadounidenses los elementos fundamentales de su propia identidad nacional. Según la propaganda creada para promocionar la serie, a través de las guías, “los americanos iban a conocer a América”. El crítico literario norteamericano, Lewis Mumford, dijo que la American Guide Series fue “el primer gran esfuerzo coherente para dar a conocer la nación a sus propios ciudadanos”. Y, según el novelista John Steinbeck, la Serie “constituye la descripción más comprensiva de los Estados Unidos jamás creada y ninguna publicación posterior la ha igualado.” (Olson, p. 192). Y, en el caso de Puerto Rico, como señala Gallardo en la introducción a la guía de Puerto Rico, A Guide to Boriquén tenía también el objetivo de dar a conocer Puerto Rico a los propios puertorriqueños. Examinaremos aquí el camino que se siguió para que, desde Washington, se coordinara la confección de un texto que pretendía describir y definir la Isla y sus habitantes tanto para potenciales turistas como para los llamados “nativos”. Daremos una mirada tanto al conflictivo proceso que logró producir esta guía turística como a algunas de las principales características del texto como tal.

Antes de entrar al análisis de la obra hay que comentar sobre la literatura que generalmente acompaña y es producida por la industria turística. Se puede señalar que, en el caso de Estados Unidos, una de las primeras iniciativas del turismo de masas se dio en el 1885 cuando Henry Flagler de la Standard Oil Company construyó el Hotel Ponce de León en St. Agustine en la Florida. Torres Santiago comenta que la estructura del hotel “muestra una de las características esenciales del turismo: la ficcionalización del mundo[...] la creación de un imaginario exótico a fin con las expectativas de la burguesía norteamericana” (Torres, p. 122). Esta literatura también busca crear en la mente del viajero la imagen de un lugar que sea a la vez apetecible, atractivo, algo misterioso – desconocido, pero también familiar y cómodo. En este género, el itinerario del viajero se convierte en narración histórica. “La forma del tour convierte el paisaje en narrativa y la narrativa en conocimiento” (Gross, p. 96).

Esta literatura también busca crear en la mente del viajero la imagen de un lugar que sea a la vez apetecible, atractivo, algo misterioso –desconocido, pero también familiar y cómodo. En este género, el itinerario del viajero se convierte en narración histórica.

Poco antes del inicio del Proyecto de Escritores en Puerto Rico, el turismo en la Isla ya había recibido atención particular de parte del gobernador Blanton Winship, quien veía en el turismo un camino lógico y amplio para darle un fuerte impulso a la maltrecha economía de Puerto Rico. Bajo su administración, se creó el Instituto de Turismo. En 1934, se redactó y fue sometido para la consideración del gobierno federal un documento titulado “La industria turística en Puerto Rico y un plan para su desarrollo”1. Un elemento importante de este plan fue educar a los puertorriqueños sobre la importancia del turismo y de la necesidad de “tratar bien” al visitante. Los esfuerzos del Instituto incluyeron, por ejemplo, la celebración anual de la “Semana educativa pro turismo en Puerto Rico” que tenía entre sus objetivos “el ___________ 1 Ver: Archivo Histórico de la Fundación Luis Muñoz Marín, Sección XII “Recopilación de otras bibliotecas”. Cartapacio 45 – Biblioteca Presidencial Franklin Delano Roosevelt.


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mejoramiento colectivo de nuestro progreso económico, social y cultural” y el “más alto grado de cooperación consciente y efectiva de todos y cada uno de los habitantes de Puerto Rico prestando apoyo y respaldo moral y cívico a los planes del Gobierno para el fomento del Turismo en la isla”2. Los planes, tanto del Instituto como de Winship, fueron recibidos con escepticismo y apatía tanto por la sociedad puertorriqueña como la administración Roosevelt. Uno de los críticos más severos del programa de Winship fue precisamente su sucesor en La Fortaleza, el gobernador William Leahy. En sus memorias comentó lo siguiente: Mi predecesor en el cargo de gobernador había tenido grandes esperanzas de promover el turismo en la Isla, lo cual atraería grandes números de turistas continentales para pasar sus vacaciones de invierno en Puerto Rico y no en la Florida. Así, él esperaba aumentar el ingreso insular y lograr una mejor comprensión de los problemas sociales de Puerto Rico [...] los nativos no habían hecho nada para ayudar a la naturaleza. A la gente no le gustaba la idea de que los yankis estropearan su isla y el capital local se negó a cooperar. (Leahy, p. 37)

Es importante señalar que la guía turística que discutimos aquí fue publicada precisamente bajo la gobernación de Leahy quien también fungió como administrador de la PRRA.

El primer supervisor del programa fue Luis Palés Matos quien renunció al cargo entre julio de 1936 y abril de 1937. Miembros de la Junta Editorial incluyeron: José Padín, Rafael Cordero, Margot Arce, Bolívar Pagán, Concha Meléndez, Antonio Colorado y Vicente Géigel Polanco. En 1936 se hizo una solicitud al gobierno federal para que Puerto Rico fuera incluido en el programa de la “American Guide Series”. El director del proyecto en Puerto Rico fue Pedro Arán, oficial de la FERA. En ese mismo año, la PRRA resolvió establecer dos proyectos simultáneos: uno de escritores y otro de “cultura puertorriqueña”. Palés dirigió el proyecto de escritores y Antonio Coll y Vidal el de la cultura. El comité asesor de los dos proyectos incluyó a: José Balseiro, José Padín (Comisionado de Educación), James Bourne (PRERA), y, en representación del Ateneo Puertorriqueño, Samuel R. Quiñones. El representante de la PRRA en estas reuniones fue Antonio S. Pedreira. El funcionamiento de la oficina a cargo de la publicación de la Guía fue poco menos que caótico. Los directores del proyecto se quejaron al Dr. Chardón, oficial de la PRRA, que las cuentas de la oficina no estaban claras, faltaba equipo, las directrices confundían más que orientaban a los empleados y que no había espacio suficiente en las oficinas. Estas condiciones y quejas duraron toda la existencia del proyecto.4

La organización del Programa de Escritores comenzó en Puerto Rico en 1935 bajo el auspicio de la FERA (Federal Emergency Relief Administration). Los administradores del Programa indicaron que los objetivos del proyecto serían: animar, promover y publicar obras nativas de carácter educativo o literario, particularmente aportaciones a la cultura puertorriqueña y obras dedicadas a los problemas económicos y sociales del país.3

Ya para abril de 1936, el director de la PRRA, Ernest Gruening, envió una carta al director del Proyecto de Escritores en Washington, Henry Alsberg, quejándose de que existía confusión en la oficina de Puerto Rico sobre la naturaleza de la Guía y su relación con la serie en Estados Unidos. Alsberg le contestó que esta confusión era casi universal en todas las oficinas en los respectivos estados. Para remediar este estado de confusión, la oficina

2 “La semana educativa pro turismo en Puerto Rico”, El Mundo, 11 de enero de 1940, pág. 8. 3 “Application for Approval of Work Project”, 2 diciembre de 1935. National Archives and Records Administration Northeast Region. FERA. Entry 1 Box 16 “Tourist Guide for Puerto Rico – 1938”.

4 Ver “Memorandum para el Dr. Chardón” de Antonio Coll Vidal, Director del Proyecto, 13 de enero de 1936. En el documento se queja Coll Vidal de la falta de personal, de fondos insuficientes para las tareas asignadas, la falta de equipo de oficina y otros problemas.

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central enviaba periódicamente cartas circulares a las oficinas estatales con sugerencias y directrices para la redacción de las guías y la organización de los servicios. Los empleados de las oficinas estatales consideraban que estas comunicaciones eran, más que otra cosa, un estorbo y una intromisión indebida en sus trabajos. En Puerto Rico, estos mensajes se conocían como las “encíclicas de Washington”.

esta clase de organización altamente centralizada provocó confrontaciones continuas entre los escritores, los directores estatales y Washington. En este renglón, Puerto Rico no fue una excepción.

Todas las guías publicadas en este programa seguían el mismo patrón de organización. La oficina de Washington exigió una adhesión total al diseño establecido y no permitieron variaciones en el formato. Todo contenido propuesto para las publicaciones debía recibir el sello de aprobación de varios funcionarios de la oficina central. Aún más, toda publicación tenía que recibir la aprobación de Alsberg antes de llegar a la imprenta. Por supuesto,

descripciones de las principales ciudades del estado. La Guía de Puerto Rico provee descripciones de San Juan, Ponce y Mayagüez. La tercera, y según las autoridades federales la más importante, contenía una serie de rutas turísticas, sumamente detalladas, que el viajero podía seguir utilizando su auto o, en el caso de las ciudades, podía realizar a pie. La Guía de Puerto Rico contiene trece de estas rutas.

Las guías turísticas tenían la misma estructura con tres partes principales: la primera incluía una serie de ensayos sobre diversos aspectos de la vida, historia, geografía y economía del estado o territorio. La segunda parte incluía

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Como fue el caso con las otras guías, en Puerto Rico el proyecto contrató una serie de consultores para que revisaran los textos sometidos para publicación. La lista de estos consultores es impresionante. De hecho, varios críticos del programa han señalado que en casi todos los estados buscaron “consultores” de renombre para darle mayor autoridad al texto, aunque en muchos casos los oficiales en Washington hacían caso omiso a las recomendaciones de los consultores. En Puerto Rico, el área de historia fue revisada por Lidio Cruz Monclova (Los directores en Washington hicieron notar que el texto básico para esta sección fue la historia de Puerto Rico producida por el Comisionado de Educación Paul Miller), los escritos sobre industria y comercio por Esteban Bird y Adolfo de Hostos, vida obrera por Prudencio Rivera Martínez, educación por Carmen Gómez Tejera, la música por Augusto Rodríguez, literatura y periodismo por Antonio S. Pedreira y Margot Arce y arquitectura por Rafael Carmoega. La publicación de los nombres de todos los consultores en la introducción sin duda sirve para darle mayor peso a la publicación. Y, como han señalado algunos críticos, esta serie de guías ostentaba una doble autoridad: primero por sus reclamos de veracidad por la naturaleza informativa del género de guía turística y, en segundo lugar, por el auspicio del gobierno federal (Bold, p. 3). En 1939, el Congreso de los Estados Unidos, luego de realizar dos investigaciones en que el proyecto “Federal One” fue acusado repetidas veces de ser un nido de “comunistas y subversivos”, suspendió la subvención federal para el proyecto de escritores y ordenó que los respectivos estados y territorios asumiesen la responsabilidad fiscal por los proyectos. Para marzo de ese año, en las oficinas de la PRRA en San Juan, quedaba un solo empleado dedicado a tiempo completo a la Guía. En Puerto Rico, los gastos del proyecto de la guía turística fueron asumidos por el Departamento de Educación. Aunque al comienzo del proyecto se había propuesto la publicación de miles de ejemplares en inglés y en español, Vol. V

al finalizar la iniciativa en 1940 unos mil ejemplares fueron publicados en inglés. Muchos de ellos fueron enviados a las escuelas públicas del país. Veamos qué dice la Guía sobre Puerto Rico y los puertorriqueños y qué tipo de ‘identidad’ les construye. Críticos del turismo moderno de masas han señalado que esta industria evidencia dos grandes contradicciones. Por un lado, se fundamenta en la homogeneización de la cultura del turista y, por otro, busca una preservación artificial y fantasiosa de los grupos étnicos y sus culturas como atractivos turísticos (Norkunus, p. 2). Estas contradicciones están claramente presentes en este texto. Desde su creación, la Serie ha sido objeto de numerosos estudios. Los enfoques e interpretaciones han variado a través de los años. Los primeros acercamientos al proyecto lo interpretan como un enorme esfuerzo creativo que abrió los ojos de los estadounidenses para que apreciaran la riqueza cultural de sus múltiples expresiones, obviando en gran medida cualquier sugerencia de conflicto social, económico o político. Luego, el proyecto fue presentado como una iniciativa que sirvió para dar expresión y forma a ciertos grupos sociales que no habían tenido reconocimiento en la narrativa nacional, en particular a través de esfuerzos tales como las historias orales de esclavos libertos. (Taylor, Soul of a People: The WPA Writers’ Project Uncovers Depression America, 2009). Otros estudios han analizado los aspectos literarios –las voces, los subtextos, las narrativas– incluidos en la Serie. Pero hay que destacar el hecho de ninguno de los estudios realizados hasta la fecha –ninguno– ha incluido mención alguna de la guía creada para Puerto Rico. El texto cuenta con una voz narrativa que intenta inspirar confianza y curiosidad en el lector. Inspira confianza por la amplitud de los conocimientos aparentemente desplegados en el texto y el tono de autoridad que puede inspirar una publicación creada y distribuida por el gobierno de Estados Unidos. Provoca la curiosidad al incluir información

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sobre elementos naturales, históricos o culturales que posiblemente sean desconocidos para el lector. Comienza el texto con una descripción de la geografía de la isla y sus recursos naturales. (lo que los autores llaman el ‘natural setting’). En el texto, el paisaje natural se convierte en una especie de escenario dramático donde tendrá lugar las diversas actuaciones culturales de los habitantes y visitantes. Según las palabras de W.J.T. Mitchell, esta interpretación del paisaje “interpreta las construcciones sociales y culturales que representan un mundo artificial como si fuesen elementos predeterminados e inevitables” (Bold, p. 5) En el caso del texto bajo estudio, por ejemplo, en su descripción del pueblo de Mayagüez se comenta que “En el entorno inmediato existen los hogares anodinos de los trabajadores” que en nada se distinguen de los

elementos naturales como árboles, ríos, quebradas o bosques. Al describir el paisaje que rodea la carretera #3 cerca de Salinas, destaca por un lado del camino los árboles de acacia y por el otro “las casuchas de los negros que trabajan en las plantaciones de azúcar” (PRRA, p. 319). Los hogares de los trabajadores parecen ser tan parte del escenario como las plantas y los árboles. En nada se diferencian. En esta primera sección también, los autores mencionan la primera de tres grandes ‘amenazas’ que impactan la vida de los puertorriqueños. La primera es natural. Se manifiesta, por ejemplo, en terremotos y huracanes. Señala sin embargo que, gracias en gran medida a los esfuerzos de la PRRA y la administración Roosevelt,

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


muchas de estas amenazas, incluyendo las sequías y la deforestación, se están atendiendo. Constantemente en el libro se hace referencia a los grandes proyectos y logros significativos de la PRRA. En las guías turísticas, las descripciones de los paisajes no incluyen tan solo valles, montañas, bosques o ríos. Las construcciones, las casas, las plazas y los mismos seres humanos constituyen un mismo escenario disponible para la consideración y el consumo del turista. Christine Bold, quien ha escrito una de las obras críticas sobre esta Serie, ha indicado que aquí ‘los paisajes se convierten en lugares de estabilidad y consuelo: consolando con el peso de su evidencia

en la vida económica, cultural y política del país es uno de los principales obstáculos a su progreso. Pero los autores del texto nos aseguran que Washington y las autoridades locales combaten el bilingüismo con el establecimiento constante de nuevas escuelas públicas que pronto harán de los niños boricuas hablantes del idioma de la nación estadounidense, un objetivo establecido por el mismo Presidente Roosevelt. Aclaran los autores que: ‘Solo a través de la adquisición de este idioma podrán los Puerto Rican Americans asegurar una mejor comprensión de los ideales y principios estadounidenses.’ (PRRA, p. 124)

histórica y lugares contemporáneos y, con sus evidencias de progreso y orden, convierten las injusticias sociales y las desigualdades en un ‘lugares cómodos’ para los turistas que se acercan a través de estas guías.’ (Bold, p. 101). Todo lo que aparece a los ojos del turista es parte de un “montaje”, un paisaje sin comienzo ni fin y que tiene sus explicaciones racionales a través de la guía.

En cuanto a la amenaza de ‘ideas ajenas a la democracia’, la frase es una referencia directa al Partido Nacionalista. De hecho, hay existencia documental que indica que cualquier empleado del proyecto que tuviera alguna relación o simpatía con el movimiento era investigado y, si se comprobaba su afiliación o ‘tendencia’, era despedido (p. 5).

Luego, encontraremos que la segunda amenaza que rodea la Isla es económica. Los autores identifican como fuentes de esta amenaza el colonialismo español, el latifundismo, los terratenientes absentistas y los monopolios (que en ningún momento se relacionan con el colonialismo estadounidense). Esta amenaza también es combatida por Washington a través de los programas del Nuevo Trato. A través de todo el texto hay numerosas referencias a diversos proyectos iniciados por la PRRA, desde viviendas, agricultura y educación hasta las plantas hidroeléctricas.

En el texto la descripción de los puertorriqueños se caracteriza por su pasividad y la casi total falta de agencia como sujetos. Al describir aspectos positivos de la cultura o herencia cultural de los puertorriqueños, estos son catalogados como “españoles” o derivados de la cultura española. Al describir, por ejemplo, la población de Mayagüez, afirman que ‘El carácter y las costumbres del pueblo son definitivamente españoles.” En una carta al director de la Guía en Puerto Rico, una de las redactoras en Washington sugiere que se cambie la frase “rasgos suramericanos en la cultura [puertorriqueña]” por “rasgos españoles”. En ningún lugar del texto existe vinculación de la cultura puertorriqueña con su entorno caribeño. La hispanofilia de los autores llega al extremo de afirmar que descendientes directos de los conquistadores aún vivían en el pueblo Adjuntas. (PRRA, p. 362)

La tercera y última amenaza que enfrentan los puertorriqueños es cultural. El texto informa que esta realidad tiene dos raíces: el llamado ‘bilingüismo’ y las ‘ideas ajenas a la democracia’. Por bilingüismo los autores no se refieren al uso de dos idiomas en la vida diaria sino a la incapacidad de aprender o el rechazo de los nativos del idioma inglés. Señalan que la falta del uso de este idioma


Es significativo que los autores en la sección dedicada al pueblo de Puerto Rico, incluyen diez páginas que describen el modo de vida del pueblo aborigen, y solo un párrafo a los africanos y sus descendientes. El texto enfatiza que la gran mayoría de la población es de ascendencia española. En esta misma sección, hay dos páginas dedicadas al tema del ‘jíbaro’. Citan al Dr. José Rosario y su estudio de esta población y reafirman que el campesino es un ser ‘descalzo, ignorante y enfermizo, supersticioso y tremendamente ineficiente’ y que el jíbaro ‘es el problema social más grande de la Isla’ (PRRA, p. 113). El principal problema de la sociedad puertorriqueña, según la Guía, no es la dependencia, ni el latifundio, ni el colonialismo. Es una persona: el jíbaro.

el conocimiento sobre Puerto Rico en los Estados Unidos continentales.” Aún más, enfatiza que la promoción turística ha funcionado “de modo de hacer de América un bloque defensivo contra ideas que están envenenando las democracias. (p. 6)

La escritora Gayatri Chakravorty nos da pistas para analizar publicaciones como este. En su ya clásico ensayo “Can the subaltern speak?”, delinea claramente las estructuras discursivas que utilizan los “liberales” de los países desarrollados para diluir, opacar y borrar lo que tengan que decir las voces de las culturas sometidas y colonizadas. Las buenas intenciones de los administradores e ideólogos de las fuerzas liberales dominan a través del capitalismo los instrumentos de comunicación de modo que el pensamiento del colonizado, y aquí incluimos a los puertorriqueños, desvanece en la visión hegemónica del mundo de los liberales y de los neoliberales de hoy. En el caso de este texto, los administradores “liberales”, incluyendo a Gruening, Alsberg y la administración Roosevelt, in-corporaron formalmente a muchos de los intelectuales puertorriqueños más destacados de su época –Palés, Arce, Pedreira, y otros– sin embargo, las aportaciones que ellos ofrecieron al proyecto desaparecieron en las oficinas de redacción en Washington. Fueron marginados en los procesos creativos mientras los administradores utilizaron sus nombres para hacer el texto más aceptable para la población “nativa”. Reducidos a la función de “consultores”, estos intelectuales quienes dentro del esquema de trabajo de las guías constituían “la voz” de los nativos, quedaron efectivamente mudos a la hora de crear el texto final.

Las buenas intenciones de los administradores e ideólogos de las fuerzas liberales dominan a través del capitalismo los instrumentos de comunicación de modo que el pensamiento del colonizado [...] desvanece en la visión hegemónica del mundo de los liberales y de los neoliberales de hoy.

Claramente, el proyecto de la “American Guide Series” tuvo varios objetivos políticos: promover los diversos programas del Nuevo Trato a través de Estados Unidos, proveer un ‘mapa cultural’ de la nación donde cada sector, cada etnia y cada clase social tenía su lugar y, desde allí, aportaba al país. Sirvió, además, para justificar el creciente papel del gobierno federal en sus gestiones económicas y culturales. En Puerto Rico, la guía y el turismo oficial tenían unos objetivos políticos muy particulares. En el periódico El Mundo del 10 de marzo de 1940, el señor Ortega, director del Instituto de Turismo, comenta que la propaganda turística ha tenido un impacto muy favorable en Estados Unidos y cita al Senador Edward Burke de Nebraska quien comentó que Nuestros informes son en el sentido de que la oposición a la estadidad [para Puerto Rico] va disminuyendo a medida que aumenta y se cristaliza


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Un incidente reciente ilustra la vigencia de la ausencia de la voz de los subalternos en la visión del país desde Washington. En el año 2008, el National Endowment for the Humanities, que es de hecho parte del legado de los trabajos de la WPA, anunció una nueva iniciativa llamada “Soul of a People”, el “Alma de un pueblo”, dedicada específicamente a la experiencia de la “American Guide Series”. El objetivo expreso del programa era promover entre el pueblo estadounidense un mayor conocimiento de esta extraordinaria obra colectiva. Sin embargo, entre los materiales incluidos para la promoción del programa no se mencionó en ningún lugar la experiencia vivida en Puerto Rico. Esta iniciativa del NEH llegó a producir una película

Este texto nos ilustra además que el discurso de “identidades” puede ser un campo minado cuando se intenta analizar las dinámicas culturales desde la perspectiva de “rasgos”, “expresiones de la naturaleza” o la “acumulación de capas culturales” que define la supuesta “esencia”. Sin duda, esta guía ficcionalizó muchos aspectos de la vida de los puertorriqueños de la década de 1930.

documental y un libro. Auspició, además, exhibiciones y actividades públicas a través de más de treinta ciudades de Estados Unidos. La experiencia en Puerto Rico no fue incluida en ninguno de los trabajos producidos por la agencia.

se creó una cartografía de la Isla que señalaba los sitios más atractivos, de supuesto valor cultural y de fácil acceso para el turista. Y en el proceso convirtieron a los “nativos” en parte del paisaje, seres incapaces de trazar algún camino hacia el futuro y desprovistos de iniciativa propia.

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En su introducción a la Guía para Puerto Rico, Miles Fairbanks, administrador de la PRRA, indica que este texto no es otro libro sobre “el problema de Puerto Rico” sino una guía para identificar los lugares de interés, narrar la historia y destacar la cultura del país. Para montar el texto

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En el siglo XXI el gobierno de Puerto Rico aún cifra sus esperanzas en el turismo como pilar principal del desarrollo económico del país. Recientemente, el gobierno de Puerto Rico anunció que utilizará la “marca” Puerto Rico para promocionar la Isla como destino turístico y comercial. De esta manera, el turismo en Puerto Rico entra de lleno en los procesos de globalización bajo la rúbrica del neoliberalismo (p. 7). A través de las primeras dos décadas de este siglo se han utilizado una serie de lemas y “slogans” para promocionar el país como un paraíso caribeño: “Puerto Rico lo hace mejor” (sin especificar qué hace), “Puerto Rico: The Shining Star of the Caribbean” y el “continente de Puerto Rico”. Queda por ver en estas nuevas iniciativas los lugares que los puertorriqueños

Mangione, Jerre. The Dream and the Deal: The Federal Writers’ Project, 1935 – 1943. Boston: Little, Brown and Company, 1972.

ocuparán y las interpretaciones que generarán de su cultura. Habrá que estar pendiente también a las maneras en que estos discursos fabricados para crear un destino apetecible para el turista logran ser parte de la visión de los “nativos.”

Society, 1940.

Obras citadas Bold, Christine. The WPA Guides: Mapping America. Jackson: University Press of Mississippi, 1999.

Norkunus, Martha K. The Politics of Public Memory. Tourism, History and Ethnicity in Monterey, California. Albany: State University of New York Press, 1993. Olson, James S. Historical Dictionary of the New Deal From Inauguration to Preparation for War. Westport, Conn.: Greenwood Press, 1985. Puerto Rico Reconstruction Administration. Puerto Rico: A Guide to the Island of Boriquén. New York: The University

Taylor, David. Soul of a People: The WPA Writers’ Project Uncovers Depression America. Hoboken, New Jersey: John Wiley and Sons, 2009. Torres Santiago, Jerry. “La invención de los umbrales del Edén: imágenes, arquitectura y contexto en el desarrollo hotelero de San Juan”, San Juan siempre nuevo: arquitectura y modernización en el siglo XX. Río Piedras: AACUPR, 2000. 118 – 167.

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____________________ Pinturas de Calin Dover Tarrats (De la serie Gris) 1. Los inundados 2. Discurso colonial 3. En sueĂąos de libertad 4. Los de La Junta



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En el cielo con diamantes y El Lobo, el Bosque y el Hombre Nuevo de Senel Paz: La conciencia homosexual revolucionaria y el Estado Cubano José Antonio Rodríguez Valentín, Universidad de Puerto Rico

La presencia del homosexual en la sociedad y en la literatura contemporánea cubana tradicionalmente se ha asociado con conflictos ideológicos complejos entre el marco político y legal que respalda los valores revolucionarios frente a la libertad creativa. Las manifestaciones literarias y la crítica evidencian que el estudio y la apreciación del homosexualismo en Cuba, visto como problema sociopolítico, se polarizó con el cambio político con la creación de un estado revolucionario entre 1960 y 1980. Sin embargo, las discusiones sobre el constructo ideológico del homosexualismo en la literatura cubana aparecen desde mucho antes del triunfo de la Revolución en Cuba (1959), tanto como recurso de expresión de disidencia política en un extremo o como forma de conducta degradante e inmoral, desde otras perspectivas. No son, por lo tanto, intrínsecamente revolucionarias o antirrevolucionarias; son posiciones alternativas al código de valores de una ideología dominante en un momento dado. Por esta razón, no podemos obviar textos y autores de gran difusión y reconocimiento que pueden marcar interesantes antecedentes o consecuencias como son José Lezama Lima con Paradiso; Reynaldo Arenas, Virgilio

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Piñera, Cabrera Infante, Cintio Vitier; y algunos de los autores más recientes como Zoé Valdés, Ambrosio Fornet, Miguel Barnet, Víctor Casaus, Max Figueroa Esteva y Pedro De Jesús, entre muchos. En su trabajo Del otro lado del espejo, Abel Sierra Madero establece que Si bien es cierto que durante los primeros años del siglo la sodomía y la pederastia habían desaparecido como figuras delictivas explícitas dentro del aparato penal cubano, como prácticas y expresiones identitarias se reinsertarán en delitos como el escándalo público, si de algún modo “ofendiera el o las buenas costumbres con hechos de gran escándalo o trascendencia, no comprendidas expresamente en el código, y los que expusieren y proclamaren con publicidad y escándalo, doctrinas contrarias a la moral pública”. O sea, la identidad homosexual no podrá establecerse ni manifestarse, sino que tendrá que permanecer silenciada en las fronteras del cuerpo nacional heteronormativo. Asimismo, el sujeto homoerótico será insertado en el registro de los abusos deshonestos, y considerado un sujeto alienado y psicopático. (p. 77)

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Arte de José Hernández Díaz


Arte de Elizabeth Barreto

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Senel Paz Martínez (1950) se integra a la corriente de escritores que expone la presencia del homosexual en sus textos, a partir de El Lobo, el Bosque y el Hombre nuevo (1991) y En el cielo con diamantes (2007). Sus novelas también integran la Revolución Cubana con hechos y personajes históricos específicos y concretos, así como con el planteamiento y discusión abierta sobre los principios del movimiento y la crítica a los procesos políticos revolucionarios que conforman su institucionalización. El autor define que no le interesa recrear el evento o hecho histórico como lo haría la novela histórica; su interés es apoderarse y mostrar los efectos de los acontecimientos y procesos del devenir histórico en la conformación de los estados de ánimo, relaciones y actitudes ante la vida de los seres humanos y los grupos sociales, lo que podríamos llamar efectos de un ambiente y tiempo sicológico colectivo. Laura Redruello, en su artículo “El lobo, el bosque y el hombre nuevo. Un final para tres décadas de dogmatismo soviético”, caracteriza la obra de Senel Paz a partir de coincidencias generacionales que establecen otros varios críticos cubanos: Paz formaba parte de los llamados narradores de la “promoción de los 80”, integrada también por Miguel Mejides (1950), Francisco López Sancha (1950), Reinaldo Montero (1952), Arturo Arango (1955) y Leonardo Padura Fuentes (1955), todos ellos nacidos alrededor de los años 50. Estos escritores reaccionan contra un programa estético e ideológico que proponía como verdades supremas al personaje positivo de tendencia idealista, el final optimista, y otros clichés que se admitieron en el arte durante los años 70. […] El tema de la Revolución aparecía más matizado que en generaciones anteriores, cuestionando algunos de sus logros y planteando nuevas dudas; se comenzaba a ofrecer una imagen más desencantada de Cuba, pero con una constante preocupación por guardar las formas. […] Afirma el escritor Francisco López Sancha que tanto Senel Paz como Arango o él mismo tuvieron su formación y su educación en pleno apogeo

del Quinquenio Gris en los años 70 y se traumatizaron, fueron atrapados por el dogma, ellos no lo quisieron pero el sistema los cogió por allí. (p. 124)

Las primeras obras de Paz, El niño aquel (1980, cuentos) y Un rey en el jardín (1983, novela) dan inicio a una producción de textos cuyas fábulas cubren hechos desde antes de 1960 hasta mediados del 1980, coincidentes con la primera parte de la Revolución Cubana. Entre ellos se elabora una historia intertextual, así como la definición de un personaje que irá transformándose en el ámbito de la Revolución, desde un niño sin nombre hasta concretarse en David, como eje central de la obra total de Paz: los cuentos y la novela inicial ubican al personaje en la Provincia de Sancti Spíritus, luego este sale del ambiente rural y provinciano para estudiar en La Habana, donde se desarrollan En el cielo con diamantes y El Lobo, el bosque y el hombre nuevo1, sus novelas más reconocidas. En estas, la actividad de transformación revolucionaria se percibe entre recuerdos y experiencias de personajes en La Habana, donde David es becario y enfrenta las responsabilidades y las condiciones de la vida en Cuba en la década del 1970 (periodo en que se promueve la institucionalización y afianzamiento gubernamental y procesual de los principios sociopolíticos, económicos y culturales de la Revolución Cubana, en el que incluirá el llamado Quinquenio Gris)2. 1 En la estructuración de la fábula intertextual, los hechos narrados en El lobo, el bosque y el hombre nuevo, son posteriores a los de la novela En el cielo con diamantes, publicada después. No obstante, optamos por ver el desarrollo del personaje en secuencia cronológica progresiva, no por el orden de publicación. 2 El historiador Carmelo Mesa-Lago, en “Historia y evaluación de medio siglo de políticas económico-sociales establece ciclos a partir de cambios en cuanto a política del estado y afirma: “En los 49 años transcurridos bajo la Revolución se han identificado nueve ciclos de políticas: 1) 1959-1966, aunque difícil de clasificar este ciclo fue idealista y se subdivide en tres sub-ciclos (‘Erosión del Mercado’, ‘Modelo Ortodoxo Soviético de Planificación Centralizada’ y ‘Debate Socialista entre Alternativas’); 2) 1966-1970 ‘Adopción y Radicalización por Fidel del Modelo Guevarista’, el ciclo idealista más importante; 3) 1971-1985, ‘Modelo Soviético de Reforma Económica Tímida’ (anterior a Gorbachev), el primer ciclo claramente pragmatista; 4) 19861990, ‘Proceso de Rectificación de Errores’, el segundo ciclo idealista; 5) 1991-1996, el segundo ciclo pragmatista y el más

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Identidad sexual: homosexualidad, machismo y masculinidad

hombría,

La homosexualidad y la concepción de la hombría se establecen En el cielo con diamantes desde el marco ideológico del mundo heterotradicional burgués que se enfrenta a la idea del hombre nuevo revolucionario, con las experiencias de los personajes Arnaldo y David, quienes definen su identidad como hombres revolucionarios. Arnaldo, con más experiencia sexual y carácter extrovertido, asocia el sexo con una definición de hombría genérica tradicionalista: su discurso es machista y valora la relación sexual como una experiencia de placer que separa de experiencias de valor afectivo y emocional, o de planteamientos comprometan su intimidad. Por esto, es capaz de tener sexo con unas chivas3, con putas, con homosexuales y con cualquier mujer que esté disponible, sin valorarlas más allá de las posibilidades de placer que puedan ofrecerle. Por ejemplo, minimiza las consecuencias de su relación con su tía Zoila (amante de su padre) y al narrar su encuentro sexual casual con una farmacéutica en una farmacia, concluye: “Aquello habrá durado quince minutos, pero estos se cuentan entre los más intensos de mi vida.” (En el cielo con diamantes, p. 158). Ian Lusden, en Machos, Maricones and Gays. Cuba and Homosexuality, discute casos particulares de percepciones y actitudes hacia el homosexual en la Cuba prerevolucionaria: Historically, machismo, the Latin American variant of patriarcal sexism, has been more socially punitive towards deviations from traditional male appeareance and manners than toward homosexual behavior fuerte, bajo el ‘Periodo Especial en Tiempo de Paz’ que aún continúa en 2008; 6) 1997-2003. ‘Paralización o Desaceleración de la Reforma’ un estancamiento del segundo ciclo pragmatista, y 7) 2003-2007 ‘Reversión de la Reforma’, el tercer ciclo idealista.” (509). 3 Senel Paz establece que este tipo de relación y la escena en que los chicos iban a satisfacerse e iniciarse sexualmente con las chivas era común en el campo, pero que de eso no se habla frecuentemente.

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in itself. In Cuba, it was assumed that males whose comportment appeared effeminate and deviated from stereotypical masculinity would be homosexual. They were called maricones, a word also used to denote cowardice. Seen as the antithesis of masculinity, maricones encountered repugnance and ridicule from most Cubans. Discreet homosexuals who presented themselves in a more conventionally masculine manner were more likely to be tolerated (albeit despised) by the public. They were called entendidos, as in “entendido pero no dicho” (understood but not declared) (p. 2930).

Aunque el machismo es una actitud arraigada entre los principios de la conducta heterosexual normativa cubana, En el cielo con diamantes comienza un cuestionamiento de sus principios y su relación con la hombría. La homosexualidad se marcará con signos despectivos fuertes si se asocia con conducta afeminada más que como práctica en el acto sexual. Ser afeminado es ser maricón, antítesis de masculino, pero si el homosexual muestra una conducta masculina se acepta como entendido. La conceptualización machista remite a la apariencia y la representación de roles: no importa con quien se sostiene la relación sexual, si el rol que se desempeña es masculino. Arnaldo se preocupa por afirmar su identidad sexual desde este rol descrito como dominante y posesivo, así como por el tamaño de su pene4 y la calidad de su ejecución sexual cada vez que narra sus experiencias sexuales, que evocan un estereotipo del macho cubano previamente descrito por Helen Lawrenson en “Latin are Lousy Lovers” como fanfarrón y hablador, que disfruta de hablar de sus experiencias sexuales con los amigos y tiende a exagerar en cuanto a la cantidad y la calidad de sus encuentros sexuales. Lawrenson también destaca el carácter poligámico e infiel de los machos cubanos quienes se mantienen en el proceso de conquista y seducen varias 4 El personaje declara: “…por las tardes repasaba nuestros zapatos al salir, pues según mi abuela, las mujeres por los zapatos no solo juzgan el tamaño de la tranca del hombre sino también su personalidad” (En el cielo con diamantes, p. 62).

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novias, queridas o amantes a la vez. La gratificación de su conducta radica más en el proceso de conquista y en la posesión, que en la permanencia de la relación, por lo cual se apartan de las mujeres luego de poseerlas, y van en busca de otra conquista. Además, promueven esta imagen entre sus conocidos, pues no poseen pudor para referirse a las amantes que han tenido. Arnaldo evidencia el arraigo de estas estructuras culturales y sociales prerrevolucionarias casi 30 años después del triunfo de la Revolución y como siguen manifestándose en la formación de la identidad de género de los hombres cubanos y como su homofóbica voz está vinculada a una actitud misógina intrínsecamente machista. El problema

David ocultaba algo, un secreto terrible que ni a mí, que era su mejor amigo y casi guardaespaldas, se había atrevido confesar. Quizá la tenía muy chiquita, era caballero cubierto o padecía el complejo de Edipo, esto último muy probable con la madre tan requetebuena que tenía, y todos los defectos que desajustan a cualquier varón (En el cielo con diamantes, p. 55)

De igual forma, el trato afectivo y la preocupación obsesiva que Arnaldo muestra por la vida sexual de David es motivo de reflexión y sospechas para el personaje quien trata de disipar dudas sobre sus actos en el narratario. Sin embargo, sus reflexiones fortalecen más las dudas que el narratario pudiese tener sobre su sexualidad.

del personaje no es tener una relación homosexual; estas son comunes y disfrutables pues es como tener sexo con una mujer si se asume un rol masculino. El problema radica en que desde su machismo Arnaldo menosprecia lo femenino y traslada esa valoración al homosexual afeminado: el homosexual que se identifica con actitudes femeninas se ve como inferior, débil y sometido, pues asume las mismas actitudes sentimentales que las mujeres al tener sexo, y a las que un macho no puede ceder, por lo cual se desprecia y abandona a la pareja una vez consumada la experiencia sexual gratificante.

A cada rato, sin embargo, para que supiera que no estaba solo en su soledad, que allí estaba yo, su mejor amigo, me llegaba hasta él y le daba unas palmadas en el hombro o un abrazo. Muchos consideran que dos varones jóvenes no deben intercambiar caricias, pero yo no pienso así porque creo que entre dos amigos siempre hay uno que domina, lo cual debe hacer combinando rudeza y afecto para que el otro no se sienta disminuido. Él sonreía y me miraba con carita japonesa, de donde yo deducía que ansiaba tanto como yo que llegara la hora cero. (En el cielo con diamantes, p. 63)

En la relación entre David y Arnaldo, este último sugiere la posibilidad de que David sea homosexual o tenga inclinación a serlo. Arnaldo alude a estereotipos tradicionales como los antecedentes y crianza de David entre mujeres, sin un padre, la falta de experiencias sexuales y su recelo a estar con alguna chica, su hermetismo sobre las mujeres, su carácter más intelectual y otros intereses y actitudes5 como elementos de peligro que pueden estar ocultando un secreto.

La represión y el rechazo público a relaciones con homosexuales se incluyen en las recomendaciones que Arnaldo hace a David para enriquecer la imagen que un joven debe proyectar en su expediente político. Significativamente, la homofobia se asocia e identifica con el machismo; pero Arnaldo lo maneja con una actitud antirrevolucionaria y minimiza su importancia y gravedad ideológica al establecer:

5 En una lectura de poemas que David hace ante los compañeros de la Beca, Arnaldo pensó: “…abrió el poemario y se puso a leer. Carne flechada hasta la ausencia; Sangre tan ávida de beso, Que alcanzó el aire, como un rezo; De espada súbita candela… Yo cerré los ojos. Ahora lo hacen picadillo, pensé; ahora le gritan maricón, ahora se lanzan sobre él y lo agarran por las piernas y brazos y lo sacan al pasillo y lo arrastran al patio para desollarlo o quemarlo vivo.” (En el cielo con diamantes, p. 64).

En cuanto a los maricones, los rechazarías de cuajo, no entendiendo ni a mandarriazos la política de tolerancia que últimamente se pone de moda, e igual repulsión te merecerían los débiles de carácter, los que dudan y los que le buscan la quinta pata al gato en revistas y conferencias, pues no por gusto es entre


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estos y aquellos, más los artistas y los intelectuales, donde el enemigo recluta a sus agentes. De este modo, el machismo y la homofobia quedarían como las únicas máculas en tu expediente, pero no debías preocuparte porque por faltas como esas no bajan a nadie de un avión ni lo inhabilitan para un cargo, pues se sabe que nadie es perfecto. (En el cielo con diamantes, p. 164)

Arnaldo también censura la producción de importantes escritores e intelectuales y les impone prejuicios homofóbicos para valorar sus obras e importancia en el contexto cultural cubano. Mientras figuras como Nicolás Guillén y Alejo Carpentier se crecen bajo las políticas culturales del sistema revolucionario, otros, como Lezama Lima sufren la indiferencia y el ostracismo, por su sexualidad. Recuerdo que una tarde, años después, me acercó David, más blanco que un papel, y me contó entre indignado y lloroso que al gordo autor del famoso capitulillo lo tenían en la mirilla y apenas lo dejaban salir de su casa a comprar los puros que fumaba. Yo no me sorprendí en lo absoluto, te lo confieso. Es más, en mi opinión se lo merecía, pero en la del compungido David, si llegaban a tocarlo así fuera con la yema de un dedo, se cometería un error tan grande que pagaríamos por él por largos años, y la integridad misma de la Revolución quedaría en entredicho. (En el cielo con diamantes, p. 43)

La situación está íntimamente ligada a las condiciones y conflictos que generó el establecimiento de una política cultural en el gobierno revolucionario de Cuba, durante el Quinquenio Gris, cuando varios escritores afirman que la homofobia constituyó un elemento definitorio de la política cultural cubana. La polémica se amplía con los planteamientos de que las manifestaciones culturales están delineadas por los intereses de las clases sociales, en forma utilitaria, lo cual constituye la base sobre la cual se construirá un argumento a favor de una nueva concepción del arte luego de los cambios que generó la Revolución. El proceso revolucionario se mueve hacia el futuro y se

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transforma para que la expresión artística se supere y materialice como un agente revolucionario que ya no será representativo, sino que avanzará frente a la conformación de la nueva sociedad con una función formativa y utilitaria, matizada por su carácter dinámico y cambiante. En estas discusiones, lo queer, así como el ejercicio de una conducta, expresiones, actitudes o formas de vida asociadas con el homosexualismo se convirtieron en objeto de represión, por considerarse antirrevolucionarias. De acuerdo con Ambrosio Fornet, Max Figueroa Esteva y otros escritores cubanos, la tan denunciada persecución contra el homosexualismo que se le atribuye al nuevo sistema era, en función, un acto contrarrevolucionario producto de los residuos de la ideología burguesa judeo cristiana que aún persiste en algunos grupos de cubanos. Una conciencia homosexual Desligar las voces de Arnaldo y David en posiciones ideológicas distintas resulta incompatible con la realidad de la revelación sobre los personajes al final de En el cielo con diamantes: Arnaldo expresa lo que David no quiere expresar, como un desdoblamiento. No son amigos, hermanos, ni personajes creados uno por el otro; Arnaldo no es ni conciencia, ni mentor, es la voz de un David inseguro, en conflictivo y difícil proceso de asimilación y comprensión de un mundo que se está transformando simultáneamente, a la par, con su propio desarrollo y evolución como individuo. Como resultado, el machismo e ideología de Arnaldo son complementarios de lo expresado por David; funcionan como matices de una sola identidad que se suman y se contraponen en un proceso dinámico, imaginativo e inseguro. El proceso de maduración sexual, ideológica e identitaria de David muestra incongruencias y rezagos en varios aspectos, por lo cual debe aún exponerse a nuevos retos y experiencias; es la crisis del paso de la juventud a la madurez que culmina en el texto El lobo, el bosque y el hombre nuevo. La verdadera confrontación ideológica de David se produce consigo mismo en el reconocimiento de sus inseguridades, ambivalencias y la presencia, en su conciencia revolucionaria, de rezagos

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ideológicos propios de una ideología machista, represiva, violenta, y discriminatoria que ha seguido proyectando el mundo heteronormativo tradicionalista a través de los Arnaldos en la nueva sociedad cubana. En El lobo, el bosque y el hombre nuevo, el diálogo que sostienen la voz diferenciada de Diego frente a David logra que este reconstruya y organice el contenido ideológico “antirrevolucionario” que persiste en él y lo coloca en posición de entender el significado del concepto dominante y eje de la obra de Paz: el hombre nuevo revolucionario. David y Diego promueven una redefinición de la percepción del homosexualismo y una reinterpretación de la hombría que había articulado Arnaldo. Se abre un diálogo sobre el discurso oficial de la política gubernamental del sistema sobre la creación literaria, la función de la cultura en una sociedad revolucionaria, los principios morales que deben regir la conducta del hombre revolucionario, el concepto mismo de hombría frente a la realidad del homosexualismo y los

parámetros de conceptos como libertad, individualismo, revolución y otros procesos. Ambos debaten sus ideas políticas, artísticas y existenciales mientras desarrollan un vínculo entre ambos que será, en última instancia, símbolo de la integración de una concepción nueva y compartida que refleja un proceso de tesis, antítesis, síntesis. En el cielo con diamantes ningún personaje asume la homosexualidad como un rasgo definitorio o se define en una relación homosexual y aún su disfrute del sexo con homosexuales que describe Arnaldo se produce libres de lazos, afinidad, emotividad o identificación que permitan asociarle con el homosexualismo como su orientación sexual; en todos medió placer inconsecuente o algún beneficio económico. En El lobo el bosque y el hombre nuevo, por lo contrario, Diego es abiertamente homosexual y lo asume conscientemente como un rasgo de su personalidad desde los doce años. El personaje narra cómo se desarrolla su primera atracción sexual por otro hombre, en las duchas del colegio, como un evento predestinado por

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la naturaleza, del cual sale “iluminado por dentro, y con el pálpito de haber comprendido el mundo de sopetón” (El Lobo, el Bosque y el hombre nuevo, 24). Intenta seducir a David con recursos que este describe como “típicos de los homosexuales” según Arnaldo, más experimentado en tratar con esas situaciones. David busca beneficios en la relación con Diego que apelan más a su curiosidad intelectual (no a la sexual) y a su vocación literaria: acceso a libros prohibidos, conocimiento del mundo del arte, entrada a un mundo cultural desconocido que está asociado con la decadencia de la burguesía prerrevolucionaria pues, como bien afirma Oscar Albahaca en su estudio “Fresa, chocolate, huevos, aguacate o Manual para ser un escritor gay

militante y un homosexual, como parecen avalar algunos trabajos críticos6. Aunque hay un juego de seducción de parte de Diego que es elemento de la caracterización estereotipada del homosexual, la relación sexual no llega a concretarse porque la necesidad sexual no define a David ni a Diego. David se aparta de la concepción del macho de Arnaldo y asume la hombría más allá de la relación sexual. El ejercicio de la sexualidad no define al hombre, sino su conciencia, su voluntad y su determinación de ser honesto y fiel con sus principios. Con estas conclusiones, se reafirman y validan reflexiones que ya se habían producido en la novela En el cielo con diamantes.

en Cuba”:

que interpretan El lobo, el bosque y el hombre nuevo desde la perspectiva de la literatura queer, gay o como texto de reivindicación del homosexualismo. El rasgo homosexual del personaje no se dirige, en su articulación, a sostener esta posición como tema central. La identificación homosexual de Diego es un elemento más que se suma a su catolicismo, su conducta extrovertida en abierta confrontación con la política gubernamental, sus críticas al gobierno, y a su trabajo cultural dirigido hacia objetivos no aceptables dentro de las promociones culturales del sistema, que representan un conflicto y disidencia, en un periodo histórico marcado por la represión y el deseo de uniformar un pueblo en términos ideológicos. Diego es modelo de la victimización de una mentalidad revolucionaria que no responde a una institucionalización de la ideología revolucionaria, que el personaje asume:

Diferimos de estudios críticos que interpretan El lobo, el bosque y el hombre nuevo desde la perspectiva de la literatura queer, gay o como texto de reivindicación del homosexualismo.

Diego es un hombre culto, gran conocedor de la cultura cubana prerrevolucionaria, que tiene acceso a libros prohibidos. Es el portador del saber cultural que se suprime en las escuelas gubernamentales por ser legado de lo que los marxistas consideran la decadencia burguesa. David se educó en esas escuelas y, por lo tanto, sabe muy poco de la tradición artística de la Cuba precastrista. Las aspiraciones literarias de David hacen que Diego, como uno de los pocos iniciados en la cultura perdida, se convierta en su tutor particular. (p. 31.)

En ninguno de los textos tampoco el ejercicio físico/ afectivo de conducta homosexual es contenido de interés fundamental. Los personajes se acercan y se cuestionan desde una perspectiva política, social y moral. En sus diálogos exponen si la homosexualidad podría representar una negación o una afirmación del carácter revolucionario del individuo, así como un obstáculo para el desempeño de su función social y su compromiso con el desarrollo del estado socialista, o con una relación de amistad. El carácter de su identidad revolucionaria es el tema central; no es el desarrollo de una relación amorosa entre un joven Vol. V

Diferimos de estudios críticos

6 Contrario al texto, en la versión cinematográfica Fresa y chocolate, la dialéctica política pasa a un segundo plano y hace lucir la relación afectiva homosexual como más intensa. Sin embargo, David nunca accede a acostarse y ser amante de Diego, lo cual hubiese representado el clímax del conflicto afectivo que algunos intuyen. Por el contrario, David se acuesta con Nancy, amiga de ambos, reiterando su heterosexualidad. David William Foster, en su trabajo “Negociaciones Queer en Fresa y Chocolate” afirma que en el aspecto emocional y psicológico de su amistad “David y Diego de cierta manera sí cogen.”, p. 97.

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Yo, uno: soy maricón. Dos: soy religioso. Tres: he tenido problemas con el sistema, ellos piensan que no hay lugar para mí en este país, pero de eso, nada; yo nací aquí; soy, antes que todo patriota y lezamiano, y de aquí no me voy ni aunque me peguen candela por el culo. Cuatro: estuve preso cuando lo de la UMAP. Y Cinco: los vecinos me vigilan, se fijan en todo el que me visita. (El Lobo, el Bosque y el hombre nuevo, p. 19-20).

Los planteamientos sobre la identidad homosexual de Diego, por estar íntimamente vinculados con un planteamiento sobre el machismo latinoamericano, requieren revisiones más específicas y vinculadas con la realidad caribeña e hispanoamericana. Como homosexual, Diego sufre una discriminación semejante a la de homosexuales en otros ámbitos, que han perseguido y reprimido esta sexualidad desde múltiples bases ideológicas7. Sin pretender ser totalitariamente reduccionista, el conflicto ideológico fundamental puede circunscribirse y describirse como uno político, en el cual se debate, fundamentalmente, una ideología tradicionalista que se sostiene sobre el principio de la explotación del hombre por el hombre en posición de poder, determinada y reforzada por las estructuras morales judeocristianas. En la expresión sexual homosexual, se produce una actitud de disidencia (consciente a veces, inconsciente en otras ocasiones), contra esa moral tradicional que aún se identifica como burguesa, y que caracteriza a los grupos dominantes, que se describían a sí mismos como eminentemente blancos, cristianos y decentes, una __________ 7 William E. French y Katherine Elaine Bliss, en su trabajo Gender, Sexuality, and Power in Latin America since Independence sostienen que “Socially conservative regimes since that time [from 19791990] have similarly cast the struggle for homosexual and lesbian rights as the negative consequence of North American and European sexual revolutions and feminism, that is, as uninvited forms of modernity. Such reasoning undoubtedly influenced lawmakers in the Nicaraguan National Assembly in 1992 when they passed legislation increasing the penalties for those found to have committed ‘sodomy’, resulting in the most repressive antihomosexual penalties in all Latin America”, p. 234.

realidad que rebasa a la sociedad cubana revolucionaria y es compartida por otras sociedades8. Lo distinto, lo disidente, lo retador de la ideología dominante se representa como lo queer, pero da fuerza a la identidad y a la ideología reprimida. “Por consiguiente”, establecen Selden, Widdowson y Booker, “el punto de partida de la teoría queer es […] un desafío ontológico a las filosofías etiquetadoras dominantes”9. La expresión abierta de la homosexualidad es atacada por la ideología dominante pues se aleja de su tradicional visión de la decencia y la moralidad social. Esta situación genera censura literaria como la que se produce en Cuba durante el Quinquenio Gris: el grupo dominante impone, juzga y rechaza el texto literario a partir de sus escalas de valores y prejuicios, y niegan a los otros su derecho a la expresión10. Esto ___________ 8 En la literatura de Puerto Rico, por ejemplo, obras como La Mirada, de René Marqués y Felices Días, tío Sergio, de Magaly García Ramis, juegan con la ambigüedad de personajes que sugieren y parecen, pero no se asumen abiertamente como homosexuales. La obra de teatro David y Jonatán, de Marqués, al pretender abrir la discusión sobre la realidad de una relación homosexual desde una perspectiva de reflexión sobre el amor enfrentó una fuerte censura que casi la desapareció del panorama literario. Otras opciones resultan en la victimización del homosexual, como ocurre en el cuento “Humm…”, de Luis Rafael Sánchez; la melodramatización de la expresión sexual, como en Te Quiero aunque seas… de Antonio García del Toro; y la explotación de los estereotipos o la vulgarización de la relación homosexual, como trabajan muchos otros. 9 Roman Selden, Peter Widdowson y Peter Booker, La teoría literaria contemporánea, p. 312. En este aspecto, los teóricos están citando y asumiendo palabras textuales de Moe Meyer (p. 313) que también asumimos y compartimos. 10 Oscar Albahaca destaca que “El tema homosexual tuvo una fuerte represión y persecución en la recién obtenida revolución del ’59 que trataba de devolverle la dignidad a la isla, ya conocida y concebida como El burdel de USA, una mácula desplegada por Batista, conceptualmente ilustrada con excelencia en El Padrino II, donde los principales mafiosos, políticos corporativos gringos pican la torta en forma de isla. No fue sino hasta el año 2000 que Fidel Castro admitió en una entrevista que él fue el responsable último de la persecución homófoba a comienzos de la revolución, y reconoció que esos hechos ocurrieron en momentos de “una gran injusticia” y él no le prestó “suficiente atención”. Ibid., p. 29. Albahaca cita la fuente del discurso de Fidel en http://mesterdejoteria. blogspot.com/2012/04/cuba-estudio-sobre-la-represión. html.


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produce una actitud de insuficiencia, culpabilidad, o complejo de inferioridad entre los dominados, pues se les hace creer que no pueden alcanzar las expectativas de esos valores impuestos, lo cual perpetúa su dependencia y sometimiento. Cuando Diego asume su identidad homosexual y la expresa sin sentimiento de culpa, se da un proceso de ruptura que mina y destruye las raíces sobre la cuales la ideología dominante sostiene su hegemonía. Por esta razón, el sexismo divergente, la justificación y la expresión del ejercicio de conducta sexual no tradicional en El lobo, el bosque y el hombre nuevo adquiere valor como recurso y expresión de ideología disidente y libertadora de la ideología tradicional prerrevolucionaria aun subyacente en el nuevo sistema. Sus connotaciones terminan siendo políticas, por cuanto sostienen las bases del ejercicio del poder, desde los niveles de la relación individuo-individuo, hasta las relaciones colectivas. Aceptar y acceder, en conducta y actitud, a la interpretación ideológica tradicional del maricón o la loca es perpetuar y reidentificarse con el antiguo sistema discriminatorio y explotador que regía en Cuba antes del 59 y que aún rige la vida de muchos seres humanos dentro y fuera de Cuba, a más de treinta años de pseudo-transformaciones. Diego remite a una crítica de estos estereotipos por su esencia enajenante, no por su preferencia sexual, cuando establece: [Las locas]... Tienen todo el tiempo el falo incrustado en el cerebro y sólo actúan por y para él. La perdedera de tiempo es su característica fundamental. Si el tiempo que invierten en flirtear en parques y baños públicos lo dedicaran al trabajo socialmente útil, ya estaríamos llegando a eso que ustedes llaman comunismo y nosotros paraíso. Las más vagas de todas son las llamadas de carroza. A éstas las odio por fatuas y vacías y porque por su falta de discreción han convertido en desafíos sociales actos tan simples y necesarios como pintarse las uñas de los pies. Provocan y hieren la

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sensibilidad popular, no tanto por sus amaneramientos como por su zoncera, por ese estarse riendo sin causa y hablando de cosas que no saben. (El Lobo, el Bosque y el hombre nuevo, p. 35-36).

Ser homosexual, por el contrario, es asumir una posición ante la sexualidad tan digna como la de cualquier persona, pero siempre comprometido con un deber moral.

...Los homosexuales caemos en otra clasificación aún más interesante que la que te explicaba el otro día. Esto es, los homosexuales propiamente dichos – se repite el término porque esta palabra conserva, aún en las peores circunstancias, cierto grado de recato-; los maricones –ay, también se repite-, y las locas, de las cuales la expresión más baja son las denominadas locas de carroza. Esta escala determina la disposición del sujeto hacia el deber social o la mariconería. Cuando la balanza se inclina hacia el deber social, estás en presencia de un homosexual. Somos aquellos –en esta categoría me incluyo-., para quienes el sexo ocupa un lugar en la vida pero no el lugar de la vida. Como los héroes o los activistas políticos, anteponemos el Deber al Sexo. La causa a la que nos consagramos está antes que todo. En mi caso, el sacerdocio es la Cultura nacional, a la que dedico lo mejor de mi intelecto y mi tiempo. (El Lobo, el Bosque y el hombre nuevo, p. 33)

Esta es, en esencia, la finalidad –intencional o incidentalque parece poseer el texto El lobo, el bosque y el hombre nuevo. Diego, al constituirse en voz y espejo de una identidad que David había reconocido en forma incompleta y tergiversada, en consecuencia, representará el descubrimiento, reconocimiento y afirmación de su esencia como hombre, en la representación del rol que el Che Guevara denominó el hombre nuevo revolucionario que delimitó en varios de sus discursos, entre ellos El socialismo y el hombre en Cuba, el 12 de marzo de 1965.

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Por cuanto una revolución es un proceso dinámico que no termina nunca, en el texto, no pueden identificarse, sumarse ni citarse posiciones totalitarias finales o absolutas. Así como la personalidad de un individuo va conformándose y manifestando distintos niveles de avance, la caracterización de los personajes va cambiando con ellos. David y Diego, terminan por asumir rasgos uno del otro y comprenderse. David refleja la contradicción imperante entre una revolución teórica y una revolución transformadora de las tradicionales estructuras ideológicas represivas que operan sobre la conciencia y la conducta. Aunque Diego deje Cuba, David reconoce al final la pertinencia de lo que Diego representa en el marco de la nueva sociedad cubana, y se apresta a defender esa

---. Gay Cuban Nation. Chicago: University of Chicago, 2000.

pertinencia, lo cual se muestra en el cuadro final.

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Arte de José Hernández Díaz

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Annus Mirabilis 1976: Testimonio de un tiempo en contratiempos Lilliana Ramos Collado, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras

“Pero si los hombres logran exhumar en las cosas un lenguaje prehistórico hablado, si hay, más allá de nuestros balbuceos, una edad de oro del lenguaje donde las palabras se adherían a las mismas cosas, entonces la comunicación carece de misterio.” — Maurice Merleau-Ponty, La prosa del mundo (1969). “Como si… no existiese la única probabilidad propiamente humana y espiritual: la de sobrevivir a la extinción, de saltarse el fin del tiempo y de las épocas históricas, no hacia el futuro y el pasado, sino hacia el corazón mismo del tiempo y de la historia.” —Giorgio Agamben, “Idea de la época”. Idea de la prosa (1985). A José Ramón Ché Melendes, Lydia Zoraida Barreto, Aurea María Sotomayor

Pataletas Quizás parte de la perplejidad al tratar de segmentar, agrupar, clasificar y comprender nuestra literatura venga del estado espasmódico de los cónclaves, de la enorme cantidad de autoproclamadas peñas poéticas, y de la falta de una instancia crítica y de un público lector activo. Demasiados libros se afantasman al no estar realmente disponibles pues solo existen en ediciones exiguas, vendidas de mano en mano, ausentes de las librerías, y totalmente huérfanas de crítica o comentario. Y cuando digo “crítica” me conformo con un ejercicio periodístico suficientemente conocedor de la literatura, y no necesariamente me refiero la canibalización tardía de nuestra producción a manos de una prosa académica,

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solo destinada a ojos culteranos dentro de una academia indiferente a la producción de literatura puertorriqueña dentro y fuera de la isla. Pocas personas se han ocupado de escribir, con alguna persistencia, sobre nuestra producción literaria, y cansa que el amiguismo prime por sobre el imperativo de señalar lo que es “válido” o, quizás, “bueno”. Los llamados “grupúsculos de autobombos” solo se miran su ombligo colectivo y eventualmente mueren anónimos y olvidados. Los papers alegadamente eruditos segmentan el todo y no asumen el enorme riesgo de equivocarse al crear conexiones agudas, al agrupar por similitudes o diferencias, al buscar un camino en el oscuro bosque de nuestras letras. Si no hablamos sobre nuestra literatura, ésta nunca tendrá una

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existencia cabal y ya es hora de suspender esta mudez. Este constante chiquiteo de lo propio, esa vergüenza intestina, nos enajena de nuestra propia cultura. Yo siempre he pataleteado, y estoy en récord como una “pataletera”, palabra que me gusta imaginar como el junte propicio de ser “pata” y de ser “letera” es decir, “letrada”. La otredad me conviene, pues hablar desde “afuera” al menos me tilda de “objetiva”. Desde ese “ostracismo” voluntario y táctico puede lanzarse cualquier cosa que pueda devenir una suerte de “terrorismo letrado”. Desde afuera al menos una sabe que está acercándose deliberadamente a lo que una desea atender. Saberse lejos permite acercarse. Contrario al sabio consejo de Hannah Arendt, demasiados críticos nuestros no quieren soltar las barandillas, e.g., un canon literario forzado y evidentemente inventado mediante mezquinas exclusiones, un acercamiento vitalista/ personalista a la crítica, la falta de lectura que ya mencioné, y la timidez de valorar lo que se hace, el que haya que esperar que un buen crítico de otro lugar comente algún libro local para que corramos a comprarlo, o estar pendientes a la lista de libros puertorriqueños en Amazon para comprar el que más se vende…. Las barandillas: la pobre circulación de las publicaciones, también esa falta de comentario que ya mencioné, pues el comentario es muchas veces el aviso de que un texto existe. Tenemos ya el prejuicio de que nuestra literatura no es tan buena, y tendemos a “perdonarle” a los nuestros una supuesta mediocridad forzada y forzosa que existe como premisa, y no como resultado de una lectura crítica prolija.

La historia literaria en rebanadas: ¿autores o textos? Por estas razones tenemos una verdadera crisis en la periodización de nuestras letras: no queremos soltar la barandilla más socorrida —la idea de “generación literaria— como contexto de trabajo. La idea de “generación”, tan atada a la corporeidad de los cuerpos, no nos habla de libros, sino de autores, no nos habla de la secuencia de publicaciones, sino de gestos fundamentados en una personalidad individual que, al colectivizarse bajo la bandera de la “generación”, reduce el sujeto a un estilo y un tema literarios predominantes que supuestamente caracterizan un momento en el tiempo de las autorías y no de los textos. El paradigma generacional propone una subjetividad encerrada en sí misma, y para nada alude a una tendencia literaria configurada por la dinámica propia de la literatura como sistema y como proceso, o como una propuesta que pertenece a cierta época de la literatura. Constituye una creencia que permite, como nos recuerda Pierre Bourdieu, un bien simbólico dirigido al mercado cultural.1 Para que funcione en ese mercado —como ocurre con el celebrity market—, puede alegarse que el paradigma generacional colapsa autor y texto en un solo ente. Varios críticos y teóricos de la cultura se han distanciado de ese vitalismo mercadeable para proponer, por ejemplo, que el autor nunca está solo en la producción de sus escritos, sino que participa en la producción de un denso y complejo medio literario, como propone Walter Benjamin.2

Yo siempre he pataleteado, y estoy en récord como una “pataletera”, palabra que me gusta imaginar como el junte propicio de ser “pata” y de ser “letera” es decir, “letrada”. La otredad me conviene, pues hablar desde “afuera” al menos me tilda de “objetiva”.

__________ 1 Pierre Bourdieu. “The Production of Belief ” y “The Market of Symbolic Goods”. The Field of Cultural Production. Trad. Richard Nice; R. Swyer. New York: Columbia U Press (1993): 74-111; 112-141. 2 Según la lúcida y aún útil idea benjaminiana de que el autor es un productor cultural que impacta lo social, no desde su


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Roland Barthes, en 1968, habló de “la muerte del autor” y retaba la idea de secuencia autorial pues el texto se da en un irrepetible presente de la enunciación totalmente performativa.3 Al año siguiente, Michel Foucault complicó subjetividad creativa, sino en tanto vehicula la reestructuración del medio cultural completo —en este caso, el medio literario— al incidir en las coordenadas de un objeto, un gesto, una estrategia o un proceso que afectan los diversos medios de producción cultural. Aunque el propio Walter Benjamin concede que las épocas y las sacudidas epocales en el medio cultural no van todas a la par, y así lo pormenoriza en su famoso ensayo. Walter Benjamin. “El autor como productor” (1934). Walter Benjamin. Obras. Libro II/Vol. 2. Trad. José Navarro Pérez. Madrid: Abada Editores (2009): 301 passim. 3 “La escritura es la destrucción de toda voz, de todo origen. La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, donde van a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba de perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe... [E]l autor entra en su propia muerte, comienza la escritura. [...] El alejamiento del autor [...] no es tan solo un hecho histórico o un acto de escritura: transforma de cabo a rabo el texto moderno (... el autor se ausenta de él en Vol. V

aún más la exploración sobre la “naturaleza” del autor al hacerse, en una conferencia titulada “¿Qué es un autor?”, la siguiente pregunta: “¿Qué importa quién habla?”, y un año después el propio Foucault contestó su pregunta: “La marca del autor está solo en la singularidad de su ausencia.”4 Treinta y seis años después Giorgio Agamben agarra de nuevo esta pregunta diciendo: “así el gesto del autor vacila en el umbral de la obra como el exergo intratable, que pretende irónicamente poseer el inconfesable secreto.”5 todos los niveles)... [E]l escritor moderno nace a la vez que su texto… no es en absoluto el sujeto cuyo predicado sería el libro; no existe otro tiempo que el de la enunciación, y todo texto está escrito eternamente aquí y ahora... [es] un performativo”. Roland Barthes. “La muerte del autor” (1968). El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura. Trad. C. Fernández Medrano. Barcelona: Ediciones Paidós (1994): 65-69, passim. 4 Michel Foucault. “¿Qué es un autor?”. Entre filosofía y literatura. Obras Esenciales, Volumen 1. Trad. Miguel Morey. Barcelona: Paidós (1999): 334. 5 Giorgio Agamben. “El autor como gesto”. Profanaciones. Trad.

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Las teorías sobre la obnubilación paulatina del autor en tiempos recientes promueven cierta resistencia a considerar como válida la generación literaria como mecanismo ordenador de un gesto historizador: pormenorizar el proceso histórico de una literatura o, lo que es más inquietante y más productivo, si acaso la generación tuvo alguna vez algo valioso que aportar a la historia de alguna de las artes. Constelaciones anacrónicas ¿Y qué si propusiéramos —junto a varios teóricos de la historia del arte y de la literatura, incluso historiadores de las formas y teorías de la historia—, que ningún momento es puro y distinguible, que no hay coyunturas temporales libres de retrasos y adelantos, ajenas a distorsiones, que ninguna obra humana carece de una rica y plural temporalidad? ¿Será posible una isla de tiempo, cerrada en sí misma, completa y exhaustiva? ¿Puede una “época” ser pluritemporal y “alocrónica”6? ¿Habrá algún fenómeno natural, o algún gesto u objeto humano que no esté saturado de tiempos? ¿Será lo “contemporáneo” todo igual? Ese cruce de tiempos que propuso Marc Augé, quien antes había hablado de “no-lugares” y de “tiempos vacíos”7, había sido explorado desde otro ángulo por una nueva camada de historiadores que proponían enfrentar el anacronismo histórico como una herramienta heurística para comprender extrañas sincronías que producen, para empezar, las obras de arte. Llamémosles “influencias”, “plagios”, “homenajes”, “casualidades”, “memorias negadas”. Lo cierto es que no hay obra de arte libre del peso de una anterioridad que la nueva obra no abrace o Edgardo Dobry. Barcelona: Anagrama (2005): 90. 6 Marc Augé. “Tiempo e historia”. El tiempo en ruinas. Trad. Tomas Fernández y Beatriz Eguibar. Barcelona: Gedisa (2003):41-54. 7 “Ni la cultura localizada en el tiempo y el espacio, ni los individuos en los cuales se encarna, definen un nivel de identidad básico más acá del cual ya no sería pensable ninguna alteridad.” Marc Augé. Los “no lugares”. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Trad. Margarita Mizraji. Barcelona: Gedisa (1995): 28.

subleve. Georges Didi-Huberman, el más importante teórico del anacronismo, propone: Il n’y a d’histoire qu’anachronique: c’est à dire, que, pour rendre compte de la “vie historique» …, le savoir historien devrait apprendre à complexifier ses propres modèles de temps, traverser l’épaisseur des mémoires multiples, retisser les fibres de temps hétérogènes, recomposer des rythmes aux tempi disjoints. L’anachronisme reçoit, de cette complexification, un statut renouvelé, dialectisé, : part maudite du savoir historien, il trouve dans sa négativité même —dans son pouvoir d’étrangeté— une chance heuristique qui le fait, éventuellement, accéder au statut de part native, essentielle à l’émergence même des objets de savoir.8

Ocurre, pues, que la historia, literaria en este caso, alberga temporalidades plurales, no siempre armónicas, y que no hay momentos en el tiempo a salvo de esos choques que con frecuencia explican la complejidad de la cultura. De hecho, la idea de generación literaria es un modo de higienizar los tiempos, de curarles el alocronismo9, de 8 Georges Didi-Huberman. “Il n’y a d’histoire que d’anachronismes: Le sympthôme”. Devant le temps. Paris: Éditions de Minuit (2000): 39. 9 Fue el antropólogo Johannes Fabian quien —como parte de su propuesta de mantener la “coetaneidad” entre el antropólogo y su sujeto de estudio— trajo a cuento lo que él llamó la “trampa del alocronismo”, que para él no era otra cosa que admitir la tendencia de la antropología a crear una distancia temporal entre el antropólogo y los sujetos cuya cultura se buscaba estudiar —en la antropología tradicional—, como sujetos “fuera de época”. “Coetaneidad” no se percibía como “contemporaneidad”, dado que se entendía que estas culturas eran “atrasadas”, para efectos del mundo al que pertenecía el antropólogo. El término “alocrónico” nombraba precisamente la existencia de diferentes tiempos, o estados de desarrollo cultural, en un mismo mundo, y así la falta de contemporaneidad de sujetos que resultaban ser nuestros coetáneos. En una fuerte crítica a Fabian, el antropólogo francés Marc Augé advirtió que la contemporaneidad subsume en un mismo tiempo la diversidad antropológica de las culturas, quitando del término “alocronismo” la idea de atraso o de adelanto: las culturas, en el hoy de su desarrollo particular y propio, son contemporáneas, de modo que el antropólogo no puede presuponer que su profesión le convierte en contemporáneo privilegiado por sobre su objeto de estudio. Esto da un nuevo sentido a la idea de “alocronismo”: se trata de tener tiempos diferentes y contemporáneos, sin que estos tiempos queden jerarquizados como más atrasados o

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eliminar todo anacronismo que la historiografía tradicional ha condenado como un pecado que no debe aparecer en los trabajos históricos e historiográficos. Por ello, no hay épocas monolíticas, y la idea de generación literaria es una falacia aberrante que poco nos dice sobre la dinámica de los medios culturales y de los retos que enfrentamos al intentar ejercicios de nítida clasificación. Algunos críticos proponen —famosamente Jacques Rancière10— que las “épocas” albergan espacios de disidencia “vanguardista” con frecuencia empujados hacia los márgenes de la historia “oficial”, reduciendo los paradigmas culturales predominantes a aquellos que mejor reflejan las tendencias dominantes, o que proponen las comunidades más visibles, razón por la cual, cuando estas “vanguardias”

Puertorriqueña. Su proceso en el tiempo (1983)12, y así se evita subsumir en la autobiografía la producción literaria de un autor, olvidando el complejo medio literario que incluso colabora no solo en la producción de la obra literaria, sino en la construcción ficcional de esa “autobiografía de autor”. Ante el evidente exceso de publicaciones que Álvarez desentierra del olvido, su libro tiene la enorme virtud de ser catálogo sistemático de obras puestas en el orden de publicación como validación de la existencia de un gesto literario, y avanza por décadas más o menos amorfas basadas en esa fecha como dato privilegiado. Por lo menos, esta estudiosa nos da, ya que no un “proceso”, sí un orden en el tiempo que podemos carear con otros eventos pertenecientes a otros “temas” de historia —la historia

finalmente maduran y se expanden y se vuelven visibles, se interpretan como sorpresas en la historia o como eventos de violenta irrupción de novedad inédita encontrados por algún historiador afanoso que se ocupó de hurgar en la oscuridad de los tiempos usando una metodología más compatible con encontrar lo Otro de una época.11

de otros hechos— para poder hilvanar las publicaciones como “eventos” en el devenir de la circulación de los libros, más allá de las generaciones, de las relaciones interpersonales, de las preferencias de las editoriales y del éxito relativo de cada libro. La desnudez minimalista de la mera fecha de publicación resulta, probablemente, más útil que ninguna otra estrategia para catar cuán llenas han estado nuestras épocas de eventos literarios múltiples, cuán complejas son las dinámicas literarias, los asuntos, los géneros literarios de preferencia, etc. Y ése es, en sí, el tesoro del cual se nutre este ensayo sobre el año 1976, que explora, precisamente, uno de los hitos más milagrosos de nuestra literatura: el 1976.13

Dándole la vuelta a la falacia generacional Algunos estudiosos de nuestras letras, dándose cuenta de la incómoda falacia de lo generacional, crean injertos interesantes entre épocas abarcadoras (en momentos de escasez literaria: época precolombina, literatura del descubrimiento y la conquista, siglos coloniales, etc.) y movimientos literarios (Romanticismo, Realismo y Naturalismo, Modernismo, etc.), como lo hace el tomo monumental de Josefina Rivera de Álvarez, Literatura adelantados, sino como coexistentes en un mismo hoy planetario. Es en este sentido que utilizo el término “alocronismo” en este ensayo. Johannes Fabian. “Postcript. The Other Revisited” [2006]. Time and the Other. How Anthropology Makes Its Object. New York: Columbia U Press [1983; Rev. 2006]: 173-178. Marc Augé. “Hacia la contemporaneidad”. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos.” Barcelona: Gedisa (1998): 61-79. 10 Jacques Rancière. “The Paradoxes of Political Art”. Dissensus. On Politics and Aesthetics. Trad. Steven Corcoran. London: Continuum (2010): 144-146. 11 Pienso en las investigaciones de la famosa Escuela de los Anales en Francia, y más recientemente, en las propuestas de eruditos como Nicole Loraux, Jacques Rancière, Paolo Virno, Georges Didi-Huberman, Mark Poster y Enzo Traverso. Vol. V

12 Madrid: Ediciones Partenón (1983). 13 Vale señalar que en la introducción a su libro, Rivera de Álvarez comenta: “… abarca este tratado de ahora sobre las letras nacionales puertorriqueñas desde las expresiones prehispánicas del mito y el areyto de los arahuacos taínos, primitivos pobladores de la isla, hasta las últimas manifestaciones (fechadas en 1982 en su salida al público) del trabajo artístico de la palabra escrita que corresponden a la postrimera de las generaciones literarias que se han definido en el país hasta la actualidad, ya llamada ‘del setenta y cinco’.” (p. xvii). De esta forma, la autora imbrica el mecanismo historiográfico de “generación literaria” con el mecanismo cronológico de la “historia literaria” (de mayor contemporaneidad y usual en la nueva ola de la literary history a base de épocas y movimientos. El fijar en el 1975 una generación literaria y no un cruce de tiempos, como propongo yo en este ensayo, no le roba pertinencia o utilidad al dato cronológico, sino que dramatiza cómo su libro pierde la ocasión de ser aún más revelador de nuestro “proceso literario” (para usar la palabra de la propia Rivera de Álvarez) si hubiese solapado el trabajo de

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Pero bien lo sabemos: el espacio que ocupamos nos define y nos delata. Definimos el espacio que abandonamos. También el que usurpamos. En nuestra isla, la “cultura” —el espacio más abarcador— aún pelea por establecer su existencia inclusiva, tratándose como se trata del universo que todo lo incluye: nuestra experiencia de la construcción de la realidad social, nuestra experiencia como sujetos, nuestra experiencia vicaria como objetos de un sujeto Otro. Creemos que nuestro campo cultural es estrecho porque tenemos una idea muy estrecha de lo que es la cultura en cuanto a la supuesta falta de solvencia de nuestros esfuerzos culturales. Vivimos una ética y una poética de la precariedad. Y esto hace que nuestros gestos culturales —en general, mínimos— se perciban como épicos, desmesurados, tercos. Todavía permitimos que se ponga a pelear la cultura con las ciencias naturales o sociales, y que se creen fronteras que excusen el antagonismo: delante nuestro se parcela la cultura, se la reduce a parienta pobre de las ramas del “verdadero” saber: una pobre parienta —bufonesca y decorativa— de las necesidades más “urgentes” de Puerto Rico: las ciencias, sean duras o blandas. Afirmemos un simplismo: la cultura es el sistema general de organización de saberes y valores, registro de prioridades, según cuyas líneas de demarcación una comunidad estratifica su quehacer, aprovecha y expone el pasado para validarse como culminación de una genealogía14, y establece, mediante extrapolación, su profecía. Esto atañe a la cultura, que no debería ser fruto del capricho y el caos, sino actividad seria y consecuente. Una de las herramientas más socorridas y menos efectivas es esa enemiga de la diversidad y del _________ los autores que surgen en la década de 1970 con el trayecto de autores que siguen escribiendo y publicando luego haber pasado su “vigencia” literaria generacional (otro mito: los autores tienen una producción de punta, y luego pasan a ser mera arqueología), con lo cual el 1976, año milagroso, hubiera adquirido mayor densidad y problematización crítica. __________ 14 Michel Foucault. “Nietzsche, genealogía, historia”. En Julia Valera y Fernando Álvarez-Uría, Microfísica del poder. Madrid: Ediciones La Piqueta (1992): 7-30.

flow que llamamos “generación literaria”. Espacialización de un tiempo, eternización sincrónica de una tajada de historia, esas supuestas generaciones —siempre sucesivas e incompatibles entre sí— proponen estudiar la cultura haciendo cortes horizontales para observar, con la mirada del arqueólogo, sus capas geológicas. Una “generación literaria” se define por su estrato específico en la cubierta “cultural” planetaria, y así, inevitable y geológicamente, una “generación literaria” está abocada a enterrar a la “generación literaria” anterior. Y, ¿en qué momento preciso muere una “generación literaria” aplastada por la próxima? Pienso en la Generación del ’30 (llamada “del tránsito y trauma”), que estudiamos como se exhuman huesos de un asentamiento indígena. De la llamada Generación del ’60, ni se diga. La visión de “generación literaria” como estrato geológico nos presenta los diferentes momentos de la historia literaria como cosas muertas, aisladas en su propia capa de tierra, cada una “en su polvo”… pues “su tinta” ya se ha secado. Como si nuestra “cultura” pasada no fuese algo vivo, aún vigente o referente útil, como si no existieran flujos de continuidad. Todo queda cubierto, en prolija sucesión, por una pesada capa de basura geológica. Dado este imaginario geológico que configura lo que para nosotros es la “cultura”, quizás pensamos que cada “generación literaria” debe tratar de sobrevivir no cediendo a la próxima “generación literaria” ni un ápice de su delgada superficie terrena. ¿Cuál es el mecanismo de preferencia para mantener viva la “generación literaria” postmortem? Pues… es sencillo: una se aferra a las formas que estableció en su juventud, propone su ideario como dogma universal que define lo que es “Literatura” y establece su grupo de escritores como los legítimos representantes de la “Cultura” del país… ad aeterenam. De ahí el que mucha de la producción de nuestras “generaciones literarias” comience siendo poesía joven y, con el andar de demasiados años, sea sencillamente poesía inmadura, truncada en su desarrollo, abortada. Por esto, las generaciones se entierran ellas solas. Cuando


una “generación literaria” se encierra en su propia doctrina, excluye a la próxima “generación”. Entonces, cada “generación literaria” sucumbe a la hipertrofia de su propia caricatura. Hay un elemento que necesariamente acompaña a esa ceguera crítica de querer forzar la existencia de generaciones literarias para historiar la cultura, así como son problemáticos estos empecinamientos “generacionales” de mantener viva una generación gracias a la ausencia de crítica —sobre todo de “autocrítica”— en el seno de muchas de ellas. Quizás por la inmadurez programática misma de estas “generaciones literarias” sea que los críticos hayan sido por lo general excluidos, incluso desacreditados. En nuestra isla, la crítica periodística es género universitario aséptico dedicado con preferencia a las letras de otras tierras, ya canonizadas simplemente por ser “otras”, con muy pocas y honrosas excepciones como los textos críticos de un Juan Antonio Corretjer y de un Juan Martínez Capó en el Periódico El Mundo en épocas muy distintas. No es hasta la década de 1970 que surge, en la supuesta “generación literaria” de esos años, la crítica como actividad asidua y envolvente, como un género literario vivo: el ensayo, género infrecuente en nuestro medio cultural, cultivado sistemáticamente por el grueso de una promoción que se dedicó primordialmente a la poesía desde los comienzos de la década de 1970.

político-social. Recordemos que para la “generación literaria” del 1960, el compromiso era un enunciado que se profería según códigos muy específicos. Este rechazo que sufrimos los “setentosos”, más el hecho de que se trató de un grupo que buscó su lugar en la academia, nos motivó a asumir el deber de evaluar, de leer, de buscar los hilos comunicantes que conforman eso que pudiera llamarse “literatura puertorriqueña” y que necesariamente rebasaría las mezquinas parcelas dogmatizadas que solemos llamar “generaciones literarias”. Muchos de los escritores llamados “del ‘70” mostramos una generosidad esplendente: desde un renovado Instituto de Cultura Puertorriqueña, la poeta Lydia Zoraida Barreto se embarcó en la compleja estructuración y publicación de la Serie Literatura Hoy, un enorme conjunto de libros en formato pequeño, a un precio exiguo, en tiradas enormes, con publicación mensual, e incluyendo autores del presente y del pasado. Esta serie del ICP incluyó la primera antología de mujeres poetas titulada Poemario de la mujer puertorriqueña en 1976, y rescató títulos importantes de escritores beneméritos casi olvidados como Caballo de palo (originalmente publicado en 1959) de Clemente Soto Vélez. También en la editorial del ICP, el poeta José Luis Vega intentó unas Obras Completas de Juan Antonio Corretjer, de las cuales solo se publicó el Tomo I: Poesía (1977), que incluyó un extenso prólogo crítico y una cronología de la vida del poeta.

Dado este imaginario geológico que configura lo que para nosotros es la “cultura”, quizás pensamos que cada “generación literaria” debe tratar de sobrevivir no cediendo a la próxima “generación literaria” ni un ápice de su delgada superficie terrena. ¿Cuál es el mecanismo de preferencia para mantener viva la “generación literaria” postmortem?

Bien pudiera argumentarse que la mía —la “promoción del ‘70” (“promoción” es un término más modesto, menos atrincherado en una específica rebanada de historia, pero, igual, lo pongo entre comillas)— se hizo espacio a la cañona, después de que se nos acusara repetidamente de falta de patriotismo y de compromiso

En 1976, el poeta Joserramón (Ché) Melendes, con su editorial qeAse, lanzó —con su Desimos désimas (1976)— una serie de libros artesanales cuyo formato constituía un reto artístico al concepto “libro”, usando maquinilla en vez de tipografía formal, creando troqueles para



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agujerear portadas —como en el caso de Animal fiero y tierno, de Ángela María Dávila (1977)—, lanzando, como tercer título de su editorial, el tomo de poesía concreta Fuera de trabajo, de Esteban Valdés, y culminando con los dos tomos de la primera antología de poesía no relacionada con peñas o grupos o edades titulada poesía hoy: antolojía de la sospecha (1978), una apuesta al porvenir de muchos poetas que nos lazábamos, en 1978, al ruedo literario. Para acumular el elenco de esta antología, Ché creó un formulario para describir la poesía de cada cual, y dio primacía a la gente que ya estaba publicando o que ya había ganado premios literarios —como fue mi caso—. Otros como él dedicamos nuestro tiempo a desarrollar herramientas de divulgación y, sobre todo, al desarrollo de

literatura en la década de 1970 ha tenido que matar su voz o enterrarla entre los pañales infantiles de su incipiencia, como sí lo hicieron tantos escritores de la “Generación del ‘60”. De hecho, a las voces del 1970 se han unido a las que despuntaron en 1980, y a las que se alzaron en 1990 y en el 2000, y a las más recientes voces voraces de la década aún naciente, las voces que han despuntado a partir del 2010. Pienso en Rafael Acevedo, Mayra Santos Febres, Noel Luna, Aixa Ardín Pauneto, Mayda Colón, David Caleb Acevedo, Yolanda Arroyo Pizarro, Karen Sevilla, Cindy Jiménez Vera, entre tantísimos otros que convivimos en extraña mezcolanza y en constante revuelo relacional.

la crítica literaria crear editoriales, antologías extra- e inter“generacionales”, ediciones cuidadas de nuestros autores “clásicos”, y a construir una masiva biblioteca de “autores puertorriqueños”, fueran o no amiguitos nuestros. Siguió Áurea María Sotomayor con su antología crítica de poesía de mujeres titulada De lengua, razón y cuerpo (ICP, 1981). Y vale decir que, para los que nos agrupamos durante la década de 1970 —si es que puede hablarse de un grupo tal— el ejercicio de la crítica y la constante renovación de la producción literaria nos han mantenido vigentes, vivitos y coleando. No puede hablarse de la producción de 1970 como la que surgió de una “generación literaria”, sino como una producción que se dio durante ciertas fechas y que nunca ha cesado en su empeño.

en cartelera porque nunca fue la “poesía del 1970”, sino la poesía que siguió desarrollándose e innovando durante los ’80, los ’90, los 2000 y los 2010. Está claro que nosotros queremos llegar a viejos, y esto se ve en la constante renovación de la obra de gente como Joserramón Melendes, Néstor Barreto, Esteban Valdés, Nemir Matos Cintrón, Lilliana Ramos Collado, todos del 1970; Rafa Acevedo, Mayra Santos, Juan Carlos Quiñones, del 1980; Aixa Ardín, Noel Luna, del 1990; y Yolanda Arroyo Pizarro, Zuleika Pagán, Xavier Valcárcel, Nicole Delgado, Mayda Colón, Cindy Jiménez Vera y tantos otros de los de los 2000 o más, que convivimos gracias a lecturas públicas constantes y a la constante crítica y autocrítica. Esa compuerta hacia la convivencia no-generacional la abrió ese grupo que se lanzó a hacer algo diferente durante la década de 1970. De ahí que las revistas de la época todavía contengan material útil: Zona de Carga y Descarga, Ventana, Alicia la Roja, Penélope o el Otro Mundo, Reintegro de las Artes y la Cultura, Postdata, Nómada, Bordes, Filos… Veo una clara correspondencia en la apertura que define estos ejercicios de colectivismo arriesgado: nacimos y moriremos sin pataleo. En contrario, por ejemplo, la “generación literaria” de 1960 inventó a sus precursores y sacó del pasado a Hugo Margenat, pero no a José María Lima, que era su coetáneo. Lima tuvo que esperar por el espacio plural de la década de 1970 para hacerse escuchar. Ángela María

Al leer la producción de Rosario Ferré, Olga Nolla, Iván Silén, Edgardo Rodríguez Juliá, Joserramón Melendes, Yvonne Ochart, Áurea María Sotomayor, Jorge Morales Santo Domingo, José Luis Vega, Etnairis Rivera, Vanessa Droz, Manuel Ramos Otero, entre muchos otros — circulada desde la década de 1970— catamos una escritura constante que sigue madurando, obras que han aumentado su radio de acción, que han asumido nuevas formas, que han promovido el cambio, que se han apropiado nuevas tecnologías literarias, que han apechado con otros temas y ampliado el diorama substantivo de nuestras letras. Nadie de entre los que consolidamos o comenzamos la tarea de la

La poesía de la “promoción del 1970” se ha mantenido

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Dávila, que mucha gente gustaba de chiquitear llamándole “Angelita”, sufrió similar suerte. No fue hasta que los feminismos obligaron a los “próceres” de 1960 a incluir mujeres en sus publicaciones, que ellos finalmente dieron espacio a Dávila. La pregunta huelga, pero ahí va. ¿A qué “generación literaria” pertenecen Luis Palés Matos, Julia de Burgos, Juan Antonio Corretjer, J. I. de Diego Padró, Manuel Ramos Otero, Ana Lydia Vega y José Liboy? El caso de Corretjer me parece interesante: habiéndose dedicado absolutamente a multitud de actividades políticas y culturales, su obra cruzó las “generaciones” y los “movimientos” sin entregarse a capilla literaria alguna. Vale notar que, a pesar de la admiración que le tenían los del ’60, fueron los del ’70 los que se ocuparon de recoger,

en una especie de Aleph a la vez frágil y contundente, en un punto de encuentro de lo tradicional, lo disímil y lo inesperado. El 1976 no se funda en generaciones literarias, ni en una sola tendencia, ni en un singular discurso. Se trata de un año despeinado, loco, desmadrado, y por ello ha sido poco atendido como un todo coyuntural por nuestros historiadores de la literatura, quienes en general han preferido dedicarse a algunos escritores, algunos géneros, o algunos acontecimientos culturales. Chequéense esta lista muy parcial de los eventos culturales de 1976. No verifiqué cuál vino primero y cuál después pues me place un montón ver todo esto como una espléndida mogolla de urgencia cultural y afán de coexistencia:

anotar y publicar su obra: José Luis Vega y Joserramón Meléndez.

En 1976, Luis Rafael Sánchez nos abrió las puertas del famoso boom latinoamericano al publicar La guaracha del Macho Camacho; Magali García Ramis lanzó su novela La familia de todos nosotros; Rosario Ferré hizo lo propio con su colección impecable de cuentos Papeles de Pandora; Enrique Laguerre, nuestro old timer por excelencia, publicó Los amos benévolos; con sus Cinco cuentos negros, Carmelo Rodríguez Torres entró en batalla con/contra el Tun tún de Palés; Tomás López Ramírez asumió el tema de la conspiración política con El juego de las revelaciones; Arcadio Díaz Quiñones se dio cuenta de que había que preservar las polémicas de la época e invitó a la palestra a José Luis González en su libro Conversaciones con José Luis González; Manuel Ramos Otero dio entrada a una nueva idea de novela, comenzó la discusión fársica de nuestra historia literaria, nos brindó un retrato de algunos de los principales escritores de los 70s —por ejemplo, Ivan Silén y Etnairis Rivera—, y trajo al proscenio a la comunidad LGBTT en su extraordinaria La novelabingo.

Por todas estas razones pienso que nuestra historia literaria se ha visto mortalmente socavada por la periodización histórica a base de la frustrante y fatua ficción que conocemos por “generación literaria”. 1976: tiempo de contratiempos Okei, lo admito: hubo una suerte de corte dramático a principios de la década de 1970 que revolcó el gallinero de nuestras letras: en 1970 Luis Antonio Rosario Quiles llevó a escena y publicó El juicio de Víctor Campolo, en 1972 Iván Silén publicó El pájaro loco, en 1973 Pedro Pietri publicó Puerto Rican Obituary (leído en público en 1969), y comenzaron a publicarse varias revistas literarias que recorrerían la década. La promoción de 1970 se echó al hombro otra manera de ver la historia literaria: como flujo incierto que coincide o no, como conjunto de ocasiones aisladas y azarosas, como nódulos de convergencias improbables. Y así es que leo el año 1976: como un hito de maravillas nunca antes ocurrido en esta isla del encanto, un tiempo que no puede someterse a un corte horizontal, sino transversal, pues casi todos los tiempos de nuestra literatura convergieron en él. El 1976 junta nuestra historia cultural Vol. V

En la poesía, Joserramón (Ché) Melendes lanzó a la vez en 1976 su Desimos désimas y su editorial qeAse, uno de los hitos literarios más importantes para empujar una mayor publicación diversa de libros en nuestra isla; Iván Silén y yo prevalecimos en los Premios de la Revista Sin Nombre, yo con proemas para despabilar cándidos, y él con su extraordinario Los poemas de filí melé; Olga Nolla se lanzó al

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ruedo con dos poemarios: El sombrero de plata y El ojo de la tormenta; nuestro poeta en Nueva York, Víctor Fragoso, nos propuso un pensamiento del afuera —migrante— en su Ser islas; por su parte, Etnairis Rivera incursionó en nuestra hermandad indígena con América Latina en su Pachamama Takin; desde el Instituto de Cultura Puertorriqueña, Zoraida Barreto—como ya mencioné— lanzó la serie Literatura Hoy y editó, también para el ICP, los dos tomos del Poemario de la mujer puertorriqueña, una primera apuesta a la también primera promoción de nuestra literatura feminista. En las artes, una joven artista gráfica, Consuelo Gotay, nos brindó nuestro primer “libro de artista” dedicado a la poesía de Luis Palés Matos, bajo el título Los animales interiores. Vimos alzarse frente a las Tetas de Cayey, y a la vera del expreso hacia Ponce, el Monumento al jíbaro puertorriqueño, una enorme escultura en hormigón comisionada por el Gobierno de Puerto Rico a Tomás Batista que resultó ser el epítome de los monumentos bocabajistas y a destiempo sobre un pasado que quisimos dejar atrás. Además, bailamos al ritmo del Lp Alborada, de Danny Rivera, su regreso al mundo del jíbaro como homenaje a Canario, quien había muerto unos meses antes.

Instituto de Cultura Puertorriqueña, o secuestrado por el entusiasmo patriótico de décadas anteriores. Etnairis nos propone un indígena mistérico en su poesía y con ello abre la puerta a un lenguaje metafórico que pueda acomodar los hallazgos de ciencias más duras como la arqueología mientras se ponderan mitos contemporáneos acerca de ese pasado nuestro. El aliento presentista del jíbaro de Ché y del indígena de Etnairis encuentran eco en el interés de Carmelo Rodríguez Torres en desconstruir las tradiciones del “negrismo” mediante la experimentación narrativa. Será en 1976 cuando cuajarán vertientes críticas para examinar otredades nuestras empujadas a la trastienda de la historia o al museo de curiosidades raciales e hist(é)ricas. Lo propio hace Ramos Otero con su interés en sacar del closet a toda la comunidad LGBTT en La novelabingo con la fuerza y pertinencia que ya lo caracterizaba desde su Concierto de metal para un recuerdo.

No verifiqué cuál vino primero y cuál después pues me place un montón ver todo esto como una espléndida mogolla de urgencia cultural y afán de coexistencia.

En 1976 se recuperaron tradiciones muertas o en franco proceso de extinción, como el forzado requintar del jíbaro en las obras de Tomás Batista y de Danny Rivera, pero a la vez la crítica al jibarismo tópico e irreal gracias a la versión más “realista”, casi mostrenca, que nos brindó Ché Melendes en su Desimos désimas. Esa otredad propia nuestra —y valga la redundancia— que retrató Ché, conecta con la propuesta de Etnairis Rivera de buscar, en las oquedades del indigenismo latinoamericano, un lugar de referencia para nuestro pasado indígena, en aquella época apenas estudiado por la arqueología y la antropología conservadoras de un intermitente

En 1976 se consolidan versiones tradicionales del cuento y la novela en obras de impulso juvenil como La familia de todos nosotros, de Magali García Ramis, en la cual se deshace la familia tópica y perfecta para que afloren en ella el caos de la diferencia y la burla política. En Los amos benévolos, Enrique Laguerre intenta hacer las paces con la nueva narrativa del boom latinoamericano pero, al contrario de Ramos Otero, apenas logra resaltar el conservadurismo de sus temas y la falta de empuje de sus conclusiones, no muy lejanas del pesimismo de su Cauce sin río. Si bien García Ramis propone una nueva familia más acorde con los tiempos, su instrumentario narrativo se mantiene en un realismo llano que no alcanza la audacia agridulce de sus ensayos periodísticos, si se la compara con la novedad narrativa sistemática de una Rosario Ferré, un Luis Rafael Sánchez y un Manuel Ramos Otero. Veo aquí un “antes y después” que será determinante para nuestras letras en la próxima década, y esa brecha nítida ocurre dentro del flujo de acontecimientos de la década. Es decir, mientras se aventuran nuevas vías narrativas



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a manos de Ferré, de Sánchez y de Ramos Otero, entre otros, pervive el conservadurismo narrativo y los viejos temas apenas remozados, pero recibidos con interés por un público lector que hay que tomar en cuenta. Creo fervientemente en que no podemos soslayar a los unos ni a los otros: toda esa amalgama complicada de tendencias y razones, de formas y contenidos, de posturas e imposturas, definen los Setentas que, mucho más que la famosa e infame generación de 1930, puede con todo derecho llamarse la Década del Tránsito y Trauma, pero no por la pérdida, sino por la ganancia. Afortunadamente a la década de 1970 no le tocó escribir un equivalente al libro más insultante y horrendo de nuestras letras, el black hole sociopolítico titulado Insularismo, de Pedreira. Sí, en la década de 1970, tuvimos el maravilloso bréic de pensarnos híbridos, mulatos, campechanos y arriesgados como los dones más caros y acariciables de una cultura diversa, enriquecida y extremadamente productiva, crítica y autocrítica. Alocronismos y anacronismos de aquí y de allá Mientras la poesía aprovechaba el empujón de los pequeños libros mensuales de la Serie Literatura Hoy, del ICP, se energizaba el diálogo transatlántico con nuestros escritores en Nueva York, y se repensaba nuestra historia literaria y la extrañeza de esa lejana contemporaneidad del 1976 en la con frecuencia incómoda y contradictoria, y a la vez que lúcida e incisiva, conversación entre Díaz Quiñones y González. Desde nuestro día de hoy, a la altura de nuestro momento, fijarse en esa contemporaneidad densa y febril del Annus Mirabilis 1976 nos fuerza a evaluar el concepto mismo de “contemporáneo”: la sincronía abigarrada que propone ese concepto, y la diacronía que puede dar cuenta de cómo llegaron a producirse estos variados eventos en 1976 y a dónde irían a parar sus efectos. Me pregunto qué pensábamos estos setentosos de ese momento que hoy nos parece contradictorio hito de insipiencia y de crepúsculo, de barco cultural varado y de cohete que se lanzaba con estruendo hacia destinos aún por conocer. Esa fue la

época de Zona de Carga y Descarga, Penélope o el Otro Mundo, Ventana; fue año de la fundación de la editorial qeAse, un hito en que el ICP levantó la cabeza y asumió la labor editorial como primario motor de una cultura diversa y entusiasta. En la década del 1970, el Ateneo Puertorriqueño expulsó de su Junta de Directores a Nilita Vientós Gastón, violencia política luego de la cual esa institución nunca pudo recuperarse; la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER) llevó la isla al borde —y por primera vez— de un verdadero paro general, y las protestas ambientalistas cobraron fuerza inédita y enorme vocalidad en los medios de comunicación. Protestas contra la presencia del ROTC en el Recinto de Río Piedras de la UPR, y contra el militarismo en general, así como el comienzo de una crisis energética que llevó a algunos sectores y a miles de puertorriqueños a marchar contra el infame Superpuerto, fueron condiciones de importancia crítica en la producción cultural de la década de 1970 y del año 1976. En los Setentas, muchos tuvimos que decidir si sumarnos a la fuga de cerebros de la isla hacia universidades en los Estados Unidos, o si quedarnos aquí a apechar con un Puerto Rico perplejo ante su propia contemporaneidad. Tuvimos que aprender, casi a la trágala, que en un mismo espacio pueden coincidir muchos tiempos, todos vocales y pertinentes, “alocrónicos”, es decir, coexistentes con disloque, incompatibles sin necesidad de guerras mortales. Supimos siempre que teníamos el presente en la cara en su cualidad de historia, que no podíamos darnos el lujo de olvidar, pues nuestros pasados nos coexistían en una temporalidad ubicua y torrencial. Por ello fuimos tanto creadores como críticos, tanto vocales como observadores de nuestro propio quehacer. La década del 1970, hendida por el año-fulcro de 1976, supo ser el Aleph accidental de nuestra modernidad compleja, y aún lo sigue siendo, junto con todos los que vinieron después: pivote inesperado, no intencional, del flow y del antes-y-después. Pienso, pues, en los filósofos de la temporalidad de nuestro tiempo presente. Pienso, por ejemplo, en la pregunta esencial que nos lanza Giorgio Agamben: “¿De quién y de qué somos contemporáneos?” Y también “¿En

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qué consiste nuestra relación con lo contemporáneo?15” ¿Se trata, según sugiere Agamben mismo, de constantes alocronismos, anacronismos, sincronías16, cuyas disyunciones solo pueden verse a la enorme distancia de una nueva contemporaneidad, igualmente confusa, igualmente perversa? Así lo afirma el filósofo italiano con extrema lucidez: “Quienes coinciden demasiado bien con la época, quienes están perfectamente anclados a ella en todos sus aspectos, no son contemporáneos, precisamente porque no logran ver esa contemporaneidad; no son capaces de fijar la vista con firmeza sobre ella”17. La evidencia es elocuente y contundente: ese año de 1976, del que fui a la vez testigo y participante, debe ser objeto de especial atención pues de ahí vienen los hilos que todavía entraman nuestro presente, no como contenido, sino como una suerte de forma temporis. La vigencia de ese año-fulcro —como modelo temporal— nos reclama atención a esos mismos alocronismos, a esas mismas juntillas improbables que se dan a la vez en el suelo nuestro. Celebro pues, esta lectura múltiple y anacrónica —o el oxímoron que propone lo sincrónicamente perverso, lo alocrónico— porque desafía el Otro lugar del Otro tiempo que ilumina para nosotros nuestras repeticiones y nuestros hitos, nuestros mitos rectores y nuestras singularidades irrepetibles. El 1976, además de ser el año cultural más denso de nuestra historia literaria, debe ser nuestro modelo de estudio. No nos podemos perder otra fiesta como esa, otro año tan preñado y tan parido como fue y sigue siendo el Annus Mirabilis 1976.

Obras citadas Agamben, Giorgio. “El autor como gesto”. Profanaciones. Trad. Edgardo Dobry. Barcelona: Anagrama, 2005. ---. “What is the Contemporary?”. What is an Apparatus? Trad. David Kishik y Stefan Pedatella. Stanford: Stanford U Press, 2009. Augé, Marc. “Tiempo e historia”. El tiempo en ruinas. Trad. Tomas Fernández y Beatriz Eguibar. Barcelona: Gedisa, 2003. ---. Los “no lugares”. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Trad. Margarita Mizraji. Barcelona: Gedisa, 1995. ---. “Hacia la contemporaneidad”. Hacia una antropología de los mundos contemporáneos.” Barcelona: Gedisa, 1998. Barthes, Roland. “La muerte del autor” (1968). El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura. Trad. C. Fernández Medrano. Barcelona: Ediciones Paidós, 1994. Benjamin, Walter. “El autor como productor” (1934). Walter Benjamin. Obras. Libro II/Vol. 2. Trad. José Navarro Pérez. Madrid: Abada Editores, 2009. Bourdieu, Pierre. The Field of Cultural Production. Trad. Richard Nice; R. Swyer. New York: Columbia U Press, 1993. Didi-Huberman, Georges. “Il n’y a d’histoire que d’anachronismes: Le sympthôme”. Devant le temps. Paris: Éditions de Minuit, 2000.

15 Giorgio Agamben. “What is the Contemporary?”. What is an Apparatus? Trad. David Kishik y Stefan Pedatella. Stanford: Stanford U Press (2009): 39-54. 16 Marc Augé, El tiempo en ruinas. Op. cit. 17 Ibid. Vol. V

Fabian, Johannes. “Postcript. The Other Revisited” [2006]. Time and the Other. How Anthropology Makes Its Object. New York: Columbia U Press, [1983], 2006.

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Foucault, Michel. “Nietzsche, genealogía, historia”. En Julia Valera y Fernando Álvarez-Uría, Microfísica del poder. Madrid: Ediciones La Piqueta, 1992. ---. “¿Qué es un autor?”. Entre filosofía y literatura. Obras Esenciales, Volumen 1. Trad. Miguel Morey. Barcelona: Paidós, 1999. Rancière, Jacques. “The Paradoxes of Political Art”. Dissensus. On Politics and Aesthetics. Trad. Steven Corcoran. London: Continuum, 2010. Rivera de Álvarez, Josefina. Literatura puertorriqueña. Su proceso en el tiempo. Madrid: Ediciones Partenón, 1983. _______________ Pinturas de Nathan Budoff (De la serie All Together) 1. Flight of the Flamingos 2. Streets of Santurce 3. Visiting the Plant 4. Bright Birds 5. Eternity

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Denuncia del jineterismo en El día de la independencia (1998) de Alexis Esquivel Bermúdez y Tropicalísima (2006) de Elio Rodríguez Valdés Ana Zapata-Calle, University of West Georgia

En el campo de la literatura y del arte han sido varias las voces que han denunciado la comercialización de los cuerpos afrocubanos de diferentes maneras a partir de los años ochenta en Cuba. Este tema ha sido presentado y denunciado valiéndose de la poesía, del cine, de la prosa testimonial y del ensayo, así como de la pintura, la escultura y la fotografía, entre otros campos artísticos. El objetivo de esta presentación es acercarnos a dos obras pictóricas que tratan sobre el tema de la prostitución en Cuba: El día de la independencia (1998), de Alexis Esquivel Bermúdez, y Tropicalísima (2006), de Elio Rodríguez Valdés. La intención de este ensayo es mostrar dos ejemplos artísticos de cómo se responde a la imaginería sexista y racista que se proyecta hacia el extranjero en el sector turístico cubano y cómo los actores afrocubanos que participan en esta industria son tanto víctimas como, en muchos casos, victimarios y endorracistas, al someterse y aceptar este imaginario. El ensayo comienza con una introducción histórica al problema de la prostitución en Cuba seguida de una explicación y análisis de las dos obras elegidas, para acabar con una reflexión final, a modo de conclusión. En esta Vol. V

última reflexión se comparan los elementos comunes de las dos obras pictóricas, puesto que ambas tienen como motivo central a una mujer mulata ofrecida a los turistas y, como motivo secundario, a hombres negros con distintas funciones. En el Caribe en general y en Cuba en particular como lugar de tránsito, los puertos y comercios marítimos han ayudado a que se haya desarrollado el comercio de la prostitución desde los tiempos de la esclavitud. Como explica María del Carmen Barcia, las prostitutas comenzaron a ejercer su profesión en la Habana en el siglo XVI, especialmente cuando la ciudad se tornó el asiento habitual de las flotas de Nueva España y Tierra Firme, y era invadida, periódicamente, por una población flotante de marineros de estadía temporal que buscaban estos intercambios. Desde entonces, y según esta historiadora, la prostitución ha reaparecido siempre en periodos de pauperización (p. 20). Con el paso del tiempo, ya en la primera mitad del siglo XX la isla de Cuba llegó a ser considerada como el “burdel del Caribe” por los Estados Unidos. Tomás Fernández

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Robaina explica que la isla había ganado este renombre por sus casi diez mil prostitutas registradas en el país en los años cincuenta del siglo XX (“The Brothel”, p. 257). En aquel entonces, eran los turistas y comerciantes de los Estados Unidos los que más usaban estos servicios, además de los nacionales. Tras el derrocamiento de Fulgencio Batista en 1959, una de las campañas revolucionarias más notorias fue la dirigida a acabar con la prostitución en Cuba y a reinsertar profesionalmente a las prostitutas. Pero, como dice María del Carmen Barcia, la prostitución ha reaparecido siempre en Cuba en periodos de pauperización y la llegada del Periodo Especial tras la caída del Muro de Berlín en 1989 trajo consigo unas carencias económicas que hicieron que resurgiera. Con ella, se movilizaba la economía de la isla al afectar a muchos otros negocios del sector turístico, puesto que atraía a turistas consumidores y eso ayudaba a sobrellevar la crisis. Al promocionar la isla en el extranjero como un destino lleno de placeres, Cuba se vendía como paraíso tropical donde el turismo sexual era parte de la experiencia. Así, a pesar de la prohibición de los viajes por el bloqueo con Estados Unidos, muchos estadounidenses siguieron llegando como turistas, además de españoles, de italianos y de turistas de otros países americanos y europeos en su mayoría. Por su parte, el gobierno cubano revolucionario ofrecía un discurso contradictorio con respecto a este asunto. Si bien es cierto que había operaciones gubernamentales contra la prostitución, Fidel Castro presentó a las jineteras cubanas como las prostitutas más educadas y saludables del mundo e incluso permitió un reportaje sobre la mujer cubana a la revista Playboy en 1991 (Holgado Fernández, p. 256). Tanto en la revista Playboy, como en los folletos turísticos de la isla y en las imágenes presentadas en la televisión, se han proyectado desde entonces cuerpos de mujeres erotizadas, exóticas,

atractivas y jóvenes, que aparecen como frutas tropicales para ser consumidas por los turistas. Amir Valle define el término “jinetera” como “la mujer (generalmente de edades que oscilan entre los trece y treinta años) que vende su cuerpo al turista a cambio de algún beneficio” (p. 13). Como se ve en la descripción, los turistas pueden abusar de menores de forma generalizada, niñas que son conducidas hacia este comercio y que en su mayoría son de raza negra. La poeta cubana por excelencia que denuncia esta trata humana es la escritora afrocubana Excilia Saldaña, quien fue prostituida por su propio padre, propietario de un burdel, antes del estallido de la revolución del 59. Reintegrada en la sociedad, tras salir del abuso al que había estado sometida, ve cómo a finales de los años ochenta vuelve la práctica prostibularia a la isla y escribe varios poemas donde avisa de las consecuencias psicológicas destructivas que tiene este comercio tanto para las niñas y mujeres abusadas, como para la isla en general. Para la voz poética de su poema “Mi Nombre (Antielegía familiar)”, la diferencia entre el pasado y la nueva ola de prostitución del presente es que las prostitutas que emergen con la crisis que comenzó a finales de los ochenta no se esconden y son tantas que parece que desfilan organizadas para las fiestas de la ciudad, pero en vez de causar alegría y alboroto, causan terror:

Al promocionar la isla en el extranjero como un destino lleno de placeres, Cuba se vendía como paraíso tropical donde el turismo sexual era parte de la experiencia.

Por las calles desfilan como banderas. Tras el tremolar de sus faldas la ciudad enmudece victrola y tambor. Guaguancó y chancleta (p. 98) Según se entiende en estos versos, hay jineteras de muchos tipos y van llamando la atención, como si llevaran un


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El día de la Independencia, 1998, óleo sobre tela, 128 x 164 cm de Alexis Esquivel

tambor, para atraer a los clientes. Esta situación se agrava conforme va avanzando el tiempo como se deja entrever en la nota publicada en el blog de Negra cubana tenía que ser el 11 de mayo de 2016 por Desiderio Navarro titulada “¿Mercadotecnia de una nueva imagen-Cuba u oferta de alguna tradición o vanguardia cultural?”, en cuyo texto se reflexiona sobre el uso comercial de la mujer negra tras los nuevos acuerdos establecidos entre Cuba y Estados Unidos. Para él, la situación es preocupante: Ya en el Power Point que sobre el marketing turístico presenté hace varios años ante el Consejo Nacional de la UNEAC aparecían varias imágenes para turistas –afiche, lata de bebida, escultura en madera pintada– que, en una

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fusión de sexismo, racismo y pseudofolclor, ofrecían mulatas sensuales vestidas con la bandera cubana. La gran diferencia es que esas imágenes ahora ya han cobrado cuerpo y vida y bailan para el turista estadounidense. (Web)

Para Desiderio Navarro, Cuba corre el riesgo de volver al racismo del mundo en el que vivió Nicolás Guillén, cuando el negro era visible solo cuando tocaba las maracas o la mujer era objeto sexual para el turista estadounidense. Aunque Desiderio Navarro enfoca su resentimiento contra los estadounidenses, lo cierto es que la proyección de la mujer mulata y negra como objeto sexual se ha llevado a cabo para turistas de numerosas naciones, tanto de Europa como de Latinoamérica.

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Uno de los pintores que ha reflejado esta proyección y comercio denigrante del pueblo afro-cubano ha sido Alexis Esquivel Bermúdez, un artista afrocubano reconocido nacional e internacionalmente cuya obra pictórica o en forma de performance exhibe el tema del racismo y el de la identidad racial en Cuba. Entre sus exposiciones destacan Ni músicos ni deportistas (1997), Queloides, Raza y racismo en el Arte cubano contemporáneo (2010), Without Masks: Contemporary Afro-Cuban Art (2010) y Drapetomanía, Homenaje al Grupo Antillano (2013). Es además miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Uno de los objetivos de su arte es promover la discusión racial dentro de la comunidad negra al comparar la situación del negro cubano con la de los negros de otras partes del mundo. De hecho, no es raro encontrar en sus obras tanto referencias a momentos históricos de Cuba, como a personalidades negras contemporáneas tan conocidas como Barack Obama. Alexis Esquivel Bermúdez sacó a la luz su lienzo El día de la independencia (1998) como un intento de denunciar el racismo emergente de la década de los noventa, durante el llamado Periodo Especial de Cuba. En esta obra se expone el cuerpo de la mujer mulata o negra como objeto de intercambio comercial. El título parece estar desconectado del contenido, sin embargo, con él se consigue comparar el prestigio que tuvieron en un momento histórico los jineteros mambises negros que lucharon por la independencia de España en su lucha contra el racismo con el desprestigio racial en el que ha caído el pueblo negro con la práctica del jineterismo contemporáneo. Según explica Amir Valle: Durante las guerras de liberación contra el dominio colonial español, los independentistas cubanos (mambises) se lanzaban contra los batallones de soldados españoles en ataques de caballería para ganar la batalla a filo de machete; en la Cuba actual, las mujeres se lanzan contra los turistas… Los mambises eran jinetes que luchaban por su libertad. Ellas hoy, dicen los bromistas en la isla, son jineteras que aspiran a la libertad que ofrece el poder del dólar… el termino jineteros se ha llegado a

utilizar para todos los que intentan obtener dividendos en la complicada trama del comercio sexual, el narcotráfico y el mercado negro. (p. 13)

Se podría decir que el término “jinetera” no solo surge de manera derogatoria contra las prostitutas, sino que, a la misma vez, ridiculiza a los mambises y con ellos al pueblo negro en general y a su contribución nacional. Por ello, la presencia del negro en “El día de la independencia”, tal como indica el título, queda ridiculizada tanto en la obra pictórica como en el evento histórico. La prostitución y la comercialización de los cuerpos siempre ha sido un tema tabú en las sociedades de tradición occidental y católica, incluyendo a Cuba dentro de esta tradición, puesto que se liga la sexualidad con los “deseos pecaminosos” y con el demonio, dentro de la iconografía católica. Como una parodia del catolicismo, en este cuadro aparece un hombre blanco volando como un niño angelical que llega a la isla con sus alas, como llegan los turistas en avión, a encontrarse con las mujeres diabólicas de la isla, mujeres negras o mulatas asociadas con el sexo y, consecuentemente, con el mal. El turista llega atraído por las imágenes que ha visto en los medios de comunicación desde décadas atrás, lo que se interpreta de la imagen femenina posando sensual en la vieja televisión de imágenes en blanco y negro en la que el angelito blanco se apoya. La idea del ángel y del demonio en esta obra se oponen como el bien y el mal, el hombre y la mujer, o el blanco y el negro. Estas ideas e imágenes quedan conectadas con la iglesia de estilo colonial localizada en el plano del fondo y frente a la cual ocurre toda la acción. Todos los personajes negros que hay delante de la iglesia aparecen cosificados y objetivados. El autor parece mostrar cómo el trato que reciben los negros tiene sus raíces en la actuación y valores de la Iglesia católica a lo largo de la historia. Además, todavía en el presente, son los clientes católicos o religiosos occidentales, vistos como angelitos en el cuadro, los que llegan a la isla para seguir objetivando los cuerpos de los afrocubanos. El autor denuncia con ello la hipocresía de los clientes que alardean de su superioridad

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Tropicalísima, Elio Rodríguez Valdés

moral a la misma vez que participan en el comercio de la prostitución. De hecho, con esta idea comienza Amir Valle su libro Jineteras (2006), recogiendo las palabras de uno de los consumidores sexuales más religiosos: “Las putas son esas hijas del maligno que nos hacen gozar placeres innombrables sobre una cama”, me dijo un amigo católico que confesaba sentirse tentado a todas horas por ese lado oscuro del mal. Entonces

se iba a un burdel clandestino en La Habana Vieja de 1990, pecaba y luego rezaba una montaña de padrenuestros y un rosario de avemarías. “Así me siento limpio conmigo y con Dios”, manifestaba. (p. 11)

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Entre las imágenes del lienzo también aparece un artefacto volador del siglo XIX que se asemeja a la forma de un espermatozoide, de manera que el vuelo del niño angelical y su práctica prostibularia están asociados con la sexualidad heterosexual del hombre, la hipocresía de la doble moral, y una tradición y relaciones raciales antiguas. El plano central del lienzo lo domina una mujer negra o mulata que reproduce la misma postura erótica de la mujer de la propaganda televisiva, tumbada desnuda en la playa y mirando hacia los barcos. A pesar de tener la misma postura, estas mujeres difieren en sus proporciones: la mujer negra central no es como la Venus delgada de la televisión, sino que está sumamente inflada y tatuada por

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todo su cuerpo con las caras celebres de los billetes que los hombres de distintas nacionalidades le han pagado por sus servicios sexuales. Se podría decir que hay una animalización de la mujer mulata o negra, puesto que el hecho de que esté tan obesa y aparezca tan grande en comparación con el resto de los personajes podría vincularse con la idea de alimentar o cebar a los cerdos. A esta mujer, como a Cuba, se la está alimentando gracias a las monedas extranjeras no para su propio bienestar, sino para hacer un banquete y comerse su carne. Otro elemento que aparece en la cabeza de la jinetera del lienzo es una pluma aborigen. Esta pluma hace referencia al discurso decimonónico y romántico del

“muñequización” de las personas negras es otro de los negocios colaterales del turismo y del racismo, puesto que los cuerpos negros ridiculizados se ofrecen y se venden a los turistas como suvenir, divulgando imágenes caricaturizadas, especialmente de las mujeres, que a veces están animalizadas o muestran nalgas y pechos desnudos y exagerados. Lo interesante de esta “muñequización” es la forma en que se proyecta especialmente a los hombres negros en “El día de la independencia”, puesto que no solo están cosificados, sino que también aparecen como seres que observan desde la distancia a la mujer negra jinetera sin hacer nada para impedir el comercio sexual. Destaca uno, entre estos hombres negros, que porta en su camiseta la bandera confederada de los Estados

siboneísmo que fue creado originalmente por el poeta José Fornaris, quien presentaba líricamente a Cuba como una sociedad primitiva ideal, enfocándose en su descendencia aborigen. Esta idealización de las raíces nacionales indígenas de Cuba surge en detrimento de las raíces africanas. Al idealizar a los indios siboney, se representaba un pasado cubano ideal caracterizado por un mundo salvaje y pacífico, como una tierra virgen para ser conquistada. Estas representaciones pueden encontrarse en poemarios como Cantos del Siboney (1855), de José Fornaris, o Rumores del Hórmigo (1856), de Nápoles Fajardo. La mujer del cuadro de Alexis Esquivel Bermúdez, al tener esta pluma en su cabeza, se proyecta como una Cuba que se vende hacia el turista extranjero con las características de los indígenas siboneyes: como una tierra idealizada, virginal, pacífica y fácil de conquistar.

Unidos. Es decir, que él mismo tiene una ideología endorracista que apoya su destrucción como negro, como persona y como comunidad. La escritora afrocubana Zuleica Romay Guerra escribe en Elogio de la altea (2012) sobre el fenómeno del endorracismo, del cual explica que se asume como estrategia de superación del estigma y revalorización del individuo negro, o como vía de competición y desmarque de otros, igualmente no blancos, pero percibidos como inferiores por el propio ser negro. Para Zuleica Romay Guerra, “el drama del endorracismo es que siendo una manera de autodespreciarse, se racionaliza volcándose hacia otras personas de origen o rasgos similares” (p. 219). Así, el negro con la bandera confederada que mira a la jinetera no es solamente víctima del racismo sino también victimario y opresor contra su propio pueblo.

El espacio que hay entre la iglesia del fondo y la jinetera lo ocupan hombres y mujeres negros cosificados como muñecos que interactúan con otros juguetes1. La

Por otra parte, entre las imágenes del cuadro se percibe una línea temporal en el plano frontal. La mujer estilizada y delgada de la imagen televisiva está detrás de la jinetera

1 La creación de imágenes y de muñecos para ser vendidos es un tema central del último documental de la productora cine-

matográfica afrocubana Gloria Rolando, titulado Diálogo con mi abuela, presentado en Cuba el 25 de mayo de 2016.

Elio Rodríguez Valdés es un artista afrocubano que con su pintura, con su escultura, y con sus trabajos audiovisuales y fotográficos, explora la identidad racial en Cuba, las relaciones interraciales, el cuerpo y la sexualidad.


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negra y marca el pasado dentro de una línea temporal en el que el presente de la economía cubana está asociado con el cuerpo inflado y tatuado de billetes extranjeros, mientras que el futuro es incierto, como se deja ver en las cartas extendidas del Tarot con las que la jinetera trata de ver su futuro. Si El día de la independencia es una obra que fue pintada en 1998, la incertidumbre del futuro que se proyecta podría vincularse con el tema del lienzo del pintor Elio Rodríguez Valdés, quien continúa la conversación sobre el uso comercial de los afrocubanos en gran parte de su obra, utilizando para ello su propio rostro en numerosas representaciones de hombres negros y, en concreto, en el lienzo que aquí se va a comentar titulado

de vista de muchos extranjeros occidentales. El concepto de tropicalización se ha utilizado en América para mostrar cómo en una cultura dominante, sea esta americana o europea, se crean imágenes manipuladas y estereotipadas de sus grupos subalternos en relación a su ideología en cuanto a raza, etnicidad, clase o sexualidad. Según Frances R. Aparicio y Susana Chávez-Silverman, la tropicalización es un sistema ideológico que surgió etimológicamente en correlación con el orientalismo2 de Edward Said, pero que está dirigido hacia la realidad de los grupos subalternos americanos, ya sean estos latinos en EEUU, o latinoamericanos (p. 1). Uno de estos grupos es el pueblo negro afrocubano. En este sentido, es muy común

Tropicalísima (2006).

en la cultura popular escuchar ideas como que la mujer mulata es muy sensual y provocativa. A esto responde Elio Rodríguez Valdés en su obra Tropicalísima. La obra en sí sería la etiqueta de un producto a la venta y en ella se puede leer el siguiente mensaje: “Esta exótica belleza ha sido cuidada para tu disfrute. ¡No la maltrates!”. La mujer mulata aparece bella y deseable como un producto a consumir, pero con una advertencia para el consumidor “No la maltrates”. No es extraño ver estos avisos en los parques naturales con respecto a la flora o la fauna de un lugar, especialmente en los espacios más transitados por los turistas. De la misma manera, el cuerpo de la mujer negra o mulata, como un espacio turístico normalmente transitado, necesita, según el autor, de la concienciación del turista transeúnte para su buen uso y conservación.

Elio Rodríguez Valdés es un artista afrocubano que con su pintura, con su escultura, y con sus trabajos audiovisuales y fotográficos, explora la identidad racial en Cuba, las relaciones interraciales, el cuerpo y la sexualidad. Maneja sus propias páginas web dándole el nombre y el formato de una empresa bajo el sello o la marca de EL MACHO. En ellas ofrece su arte como productos para la venta, haciendo eco de su mensaje artístico que se enfoca en concienciar al pueblo cubano del uso mercantil de los afrocubanos que se está llevando a cabo en Cuba. Además de las exposiciones nacionales y en línea, son numerosas las exhibiciones que ha tenido en España, Inglaterra y Estados Unidos. Ha disfrutado además de becas y residencias como artista y como profesor invitado en la universidad de Harvard y la Universidad de Tufts, entre otras instituciones. Sus últimas exposiciones han sido “Puzzled” en la galería Thomas Jaeckel de Nueva York y “On Guard (Con la Guardia en Alto)” en el Instituto Hutchins de la Universidad de Harvard, ambas en 2016. En el lienzo Tropicalísima, Elio Rodríguez Valdés ofrece su contenido, una mulata rodeada de dos angelitos negros, como un producto a la venta. No cabe duda de que Elio Rodríguez Valdés hace alusión con su título al discurso de la tropicalización del que Cuba es víctima desde el punto Vol. V

Como explica Alejandro de la Fuente, Elio Rodríguez Valdés usa las “marquillas” al estilo de las etiquetas de tabaco para denunciar el uso persistente de esta iconografía comercial para el turista, insertando en esta obra particular, Tropicalísima, elementos de la iconografía 2 Edward Said es uno de los fundadores de los estudios postcoloniales en los Estados Unidos. En 1978 publicó su libro Orientalism en el que explica cómo desde el punto de vista occidental se representan las culturas y las gentes de oriente y del norte de África como exóticas, inferiores, subdesarrolladas y violentas, entre otras descripciones, mientras que occidente se describe en oposición como desarrollado, racional, flexible y superior.

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Además de la boina como icono revolucionario, también

central. En Tropicalisima aparecen dos angelitos negros alrededor de la mulata ofrecida como producto. Esta imagen del angelito negro rompe con la dicotomía que se ve en “El día de la Independencia” en la que los ángeles son blancos y los demonios negros. Esto crea confusión. Por una parte, podríamos decir que el autor está criticando al hombre negro porque ha tomado el papel que antes tenía el hombre blanco y su ideología racista. De hecho, uno de los angelitos negros apunta con un plátano, como metáfora fálica, a la vagina de la mujer mulata. En este caso, este angelito podría ser consumidor del producto o su promotor. Por otra parte, los angelitos negros se están ofreciendo sexualmente y vendiéndose a sí mismos como

aparecen las plumas haciendo referencia a la identidad aborigen Siboney de la mulata y de Cuba. Como en el cuadro de Alexis Esquivel Bermúdez, Elio Rodríguez Valdés presenta a una Cuba que se ofrece al turista como tierra virgen, primitiva, pacifica e idealizada. Sin embargo, a diferencia de la muñequización del hombre negro que se ve en el lienzo de Alexis Esquivel Bermúdez, en la obra de Elio Rodríguez Valdés el hombre negro forma parte del comercio sexual como jinetero junto con la jinetera

jineteros. Ambos angelitos están rodeados de comestibles diversos. El que está en la parte de abajo del cuadro se rodea de frutas que se asocian en la cultura popular con los órganos sexuales femeninos y masculinos, aludiendo a las relaciones heterosexuales donde estas frutas se mezclan. Entre ellas encontramos papayas, pepinos, sandias y bananas. Por otra parte, en la parte superior del cuadro, a la izquierda, aparece otro ángel negro tocando una trompeta, asociada esta con el órgano sexual masculino. A su lado,

revolucionaria, como la boina típica del Che Guevara, para señalar cómo estos iconos coexisten regularmente en la isla con los discursos tradicionales de raza y género (p. 704). De esta manera, el pintor denuncia cómo las políticas revolucionarias han promocionado a la mujer mulata con sus iconos en su papel de jinetera y cómo es desde el propio espacio revolucionario desde donde con orgullo se ofrece a la mujer afrocubana al turista como un producto “hecho en Cuba”. Por las etiquetas similares, a la mujer se la compara con el tabaco, para usarla de manera similar a este: primero consumirla y después tirarla.

Resistiremos, Elio Rodríguez Valdés

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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su linchamiento, se proyectaba al hombre negro como una amenaza, especialmente para las mujeres blancas, pues se vio como un potencial violador de desproporcionados miembros. Estas y otras acusaciones falsas permitieron justificar actos violentos contra los afrodescendientes a lo largo de la historia de la primera mitad del siglo XX, para mantenerlos bajo control (Crenshaw, p. 1272). Se puede recordar en este punto la masacre silenciada en la historia de Cuba en 1912 y el discurso oficial acerca de la

El hombre negro es solicitado en este comercio por el estereotipo de su supuesta virilidad y dotes sexuales extraordinarios. Para entender el origen de este estereotipo y cómo el hombre negro entra en este comercio hay que echar la vista atrás a los discursos que se crearon por el patriarcado occidental tras la abolición de la esclavitud. Cuando el hombre negro se liberó de la esclavitud, se creó una imagen de él como violento, animalizado y de órganos sexuales desproporcionadamente grandes. Para justificar

misma emitido tanto por el ejército cubano como por la propaganda popular. Rafael Conte y José M. Capmany se encargaron de plasmar una nueva imagen del pueblo negro en su libro Guerra de razas (Negros contra Blancos en Cuba) (1912). Conte y Capmany rompieron con la imagen de los negros valientes que habían luchado en la independencia como jineteros mambises contra el enemigo español en total hermandad con los blancos cubanos. A partir de 1912, los héroes negros desaparecen del discurso nacional

Banana, Elio Rodríguez Valdés

también encontramos una salchicha preparada a modo de perrito caliente, lo que podría asociarse con los genitales masculinos de los turistas homosexuales que llegan a la isla en busca de sexo con hombres negros. De esta manera, el producto y los servicios se amplían, puesto que Cuba se vende para el turismo sexual en todas sus variantes y tanto el hombre como mujer negra se proyectan como productos u objetos sexuales.

Vol. V

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al ser caracterizados con “carencia absoluta del legendario valor” (Conte y Capmany, p. 15). En Guerra de razas, el hombre negro se describe como cobarde, vil, lleno de odio, racista, salvaje, peligroso, lujurioso y violador. Al incluir Elio Rodríguez Valdés al hombre negro como jinetero en la obra Tropicalisima, Rodríguez Valdés está denunciando la denigración total del hombre negro. Este ha pasado de ser el jinetero libertador nacional del siglo XIX, al jinetero sexual que se ofrece a sí mismo y a sus mujeres al mejor postor, utilizando el estereotipo de sus miembros descomunales para ofrecerse como producto nacional. Una caricatura del hombre negro como ser dotado de órganos sexuales extremadamente grandes la encontramos en otra de las obras de Elio Rodríguez Valdés titulada La banana (2007), bajo la marca de “Macho fruits”. En este lienzo, el pintor ofrece los penes de los hombres negros como grandes plátanos a la venta bajo el slogan escrito en la parte baja del acrílico que dice: “Tenemos el sello de excelencia, porque poseemos el sabor de lo natural.” En cuanto al arte fotográfico del mismo autor, en su fotografía titulada “Resistiremos” (2011), aparece el propio Rodríguez Valdés fotografiado con la misma pose sensual y la misma boina de la mujer mulata de Tropicalísima. Está semidesnudo, solo cubierto con la boina roja revolucionaria y con unas plumas azules y blancas, es decir, con los colores a la bandera de Cuba. En este lienzo, él ofrece su cuerpo para ser observado y fotografiado por turistas de todas las edades y sexos que lo admiran y disfrutan como si fuera un animal de un zoo. En general, de las diversas obras de Elio Rodríguez Valdés, se proyecta la idea de un hombre negro visto como un animal bravío, a veces como un toro inserto en la cultura española como se ve en su colección Tauromaquias, y por otra parte, como en el caso de la obra Resistiremos, como un hombre feminizado que se ofrece como objeto sexual pasivo de la misma manera que lo hace la mulata seductora de Tropicalísima. En conclusión, las dos obras, El día de la independencia, de Alexis Esquivel Bermúdez, y Tropicalísima, de Elio

Rodríguez Valdés, denuncian la posición socioeconómica que los afrocubanos ocupan en el discurso nacional con respecto a la manera en que se exporta la imagen de Cuba al exterior, para promocionar el turismo en la isla. Los dos artistas se aproximan a este tema para criticar cómo se ofrece a las mujeres y a los hombres negros como frutas para ser consumidas por los extranjeros. El tema común de la venta de personas negras a nivel sexual va acompañado en ambos lienzos por otros temas como la animalización, la cosificación y la objetivación del pueblo negro. Pero quizás el mensaje más fuerte de los dos artistas sea el de la lucha contra la complicidad del pueblo negro en este comercio sexual. En el lienzo de Alexis Esquivel Bermúdez, hombres y mujeres negros observan impasibles y desde la distancia la prostitución de la mujer afrocubana. No solo no hacen nada para impedir este comercio, sino que bailan y participan del negocio indirectamente, complaciendo a los clientes para obtener también sus beneficios económicos. Elio Rodríguez Valdés, por su parte, al enmarcar su arte dentro del espacio de una supuesta industria de frutas tropicales, vende su propia imagen bajo la marca de EL MACHO, ofreciéndose como producto tanto para hombres como para mujeres. Esta venta supuesta de sí mismo podría estar denunciando la complicidad de un pueblo negro cubano que participa de una industria turística sexista y racista que va en detrimento de la misma comunidad.

Obras citadas Aparicio, Frances R. and Susana Chávez-Silverman. Introduction. Tropicalizations. Transcultural Representations of Latinidad, edited by Frances R. Aparicio and Susana Chávez-Silverman, University Press of New England, 1997, pp.1-17. Barcia Zequeira, María del Carmen. “La marginalidad como concepto histórico.” Revolución y Cultura, vol. 50, no. 2, 2008, pp.19-23.

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Conte, Rafael y José M. Capmany. Guerra de razas (Negros contra blancos en Cuba). Imprenta Militar de Antonio Pérez de La Habana, 1912. Crenshaw, Kemberle. “Mapping the margins: Intersectionality, Identity, Politics, and Violence against Women of Color.” Stanford Law Review vol. 43, no. 6, 1991, pp. 1241-1299.

---. Resistiremos, 2011. Web 24 marzo 2017. http://www. machoenterprise.com/elio-rodriguez-con-la-guardia.html Romay Guerra, Zuleica. Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad. Editorial Casa de las Américas, 2012. Saldaña, Excilia. “Mi Nombre (Antielegía familiar).” In the Vortex of the Cyclone. Selected Poems by Excilia Saldaña. Flora M. González Mandri and Rosamond Rosenmeier, Editors. U Press of Florida, 2002, pp. 78-111.

Diálogo con mi abuela. Gloria Rolando, dir. ICAIC. 2016. Esquivel Bermúdez, Alexis. “El día de la independencia,” 1998. Web 24 marzo 2017. https://susetsanchez. wordpress.com/ensayos/2012_alexis-esquivel/

Valle, Amir. Jineteras. Editorial Planeta Colombiana S.A., 2006.

Fernández Robaina, Tomás. “The Brothel of the Caribbean.” Aviva Chomsky, Barry Carr, and Pamela Maria Smorkaloff, Editors. The Cuba Reader: History, Culture, Politics. Duke University Press, 2003, pp. 257-59. Fuente, Alejandro de la. “The new Afro-Cuban Cultural Movement and the Debate on Race in Contermporary Cuba” Journal of Latin American Studies, vol. 40, 2008, pp. 697-720. Holgado Fernández, Isabel. No es fácil: Mujeres Cubanas y la Crisis Revolucionaria. Icaria Editorial, 2002. Navarro, Desiderio. “¿Mercadotecnia de una nueva imagen-Cuba u oferta de alguna tradición o vanguardia cultural?” Negra cubana tenía que ser (blog). 11 mayo 2016. Web 24 marzo 2017. https://negracubanateniaqueser. com/2016/05/11/mercadotecnia-de-una-nueva-imagencuba-u-oferta-de-alguna-tradicion-o-vanguardia-cultural/ Rodríguez Vades, Elio. Tropicalisima, 2006. Web 24 marzo 2017. http://www.machoenterprise.com/elio-rodriguezmulatisimas.html ---. La banana, 2007. Web 24 marzo 2017. http://www. machoenterprise.com/elio-rodriguez-mulatisimas.html Vol. V

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La opción radical, 2006, Acrílico sobre tela, 81 x 60 cm, Alexis Esquivel


Marina Arzola, por: Alfonso MuĂąoz


ensayos creativos


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A veinte años de Cabronerías: Historias de tres cuerpos Isla Negra Editores, 2016 Ana María Fuster Lavín

“Anteayer los seguí hasta el motel y si vieras cómo iban; él le llevaba el brazo echado en el asiento del carro (lo que nunca me hizo a mí ni desde cuando éramos novios) mientras ella lo miraba y me parecía que sonreía” y así Cecilia fue cogiendo fuera de base a su marido que le pegaba cuernos con Vivian, en el cuento Cogí a Manolín fuera de base (p. 31). Esta publicación que celebra sus bodas de porcelana, y fue innovadora en su primera edición como su veinteañera reimpresión. ¿Y por qué retomar y volver a publicar esta obra? Sencillamente porque la narrativa de Daniel Torres engancha irremediablemente para convertirnos en chismosos devoradores de estos: Seis cuentos de cuerpos apasionados, sudorosos, truqueros, engañosos (los que engañan, los engañados y los que se engañan así mismo, bajo la sublimación incorrupta del amor), los que sufren y son traicionados. Hay mucho dolor y mucha pasión. Triángulos amorosos, personajes malabaristas del amor, algunos bien cabrones, otros solo saben querer a su Vol. V

manera, los que nos retrata el escritor, profesor y crítico literario Daniel Torres a través de su magistral manejo del lenguaje elegante, sin dejar de ser muy realista, poético y pícaro. Nos retrata en este libro -- que celebra su vigésimo aniversario— esas cabronerías en las que todos hemos sido víctimas o victimarios (o muchas veces ambas, doblemente cabrón o cabrona). Su lenguaje lírico y directo transmite la sensación de estar pegados escuchando como le cantan las verdades en la cara a un tercero, provocando que el lector no pueda soltar la lectura porque el chisme está bien bueno o el testimonio nos está conmoviendo hasta un final inesperado como en el cuento Que me perdonen los dos, un testimonio de un crimen pasional narrado de una forma hermosamente sangrienta. Después de veinte años, agradecemos a la Editorial Isla Negra por volver a editar esta colección de cuentos que nos siguen seduciendo, y cito al escritor y librero puertorriqueño Luis Negrón: “Torres nos atrapa con su narrativa ingeniosa, nos encanta con su delicioso

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fraseo y nos confirma que es sin duda una de las voces imprescindibles de las letras queer del Caribe” y añado que Daniel Torres, sus Cabronerías, sus Mariconerías, sus novelas Morirás sida una primavera y Conversaciones con Aurelia (entre otras publicaciones de su autoría) son cuatro libros fundamentales en la historia actual de la literatura puertorriqueña. Por eso la importancia de reeditar estos libros, igual destacamos y aplaudimos nuevamente al editor Carlos Roberto Gómez Beras por haber publicado en el 2013 una reedición de la novela Morirás sida una primavera en sus veinte años (ganadora en 1991-1992 del Premio Letras de Oro). Así esperamos que se celebren los 20 de las Mariconerías y de la divina Aurelia y sus conversaciones, en su momento. Esa Aurelia cuyos personajes ya aparecen hablando y amando tanto en el cuento Delirio, playa del Atlántico que aparece en Cabronerías y retomamos el libro que nos trae a este conversatorio.

Anna Karenina de Tolstoi que desnuda la aristocracia rusa del siglo XIX o las cabronerías de Daniel Torres tan reales, tan puertorriqueñas, tan actuales. Sobre esto comenta el editor y escritor puertorriqueño Max Chárriez en el prólogo de esta publicación: ¿Qué sería de la literatura, clásica y no tan clásica, sin los triángulos amorosos? Como decía Borges, ‘todo en el mundo existe para terminar en los libros’. Julieta tenía a su Romeo, pero también hay que contar a Paris que se quedó sin su objeto deseado, aunque fuera para exhibirla. ¿Tendrí¾amos el clásico literario Frankenstein si Mary Shelley no se hubiese enredado en un triángulo amoroso aquel año sin verano con su esposo Percival y su mejor amigo el poeta Lord Byron?

Toda la obra literaria e investigativa de nuestro Daniel Torres se distingue por el impecable manejo del lenguaje, que podemos apreciar desde la primera página de Cabronerías. Otro acierto es la forma en que entrelaza sus historias (en los primeros tres cuentos y sus triángulos entre Manolín, Cecilia, Vivian y Sandra) y vuelvo a citar al profesor Chárriez:

Toda la obra literaria e investigativa de nuestro Daniel Torres se distingue por el impecable manejo del lenguaje, que podemos apreciar desde la primera página de Cabronerías.

Son seis cuentos donde la verdad, así en la narrativa como en la vida misma, está maquillada de embustes, cuentos que destapan ese lado tan inconveniente del ser humano: sí, somos fantasiosos; sí, engañamos, y sí, cuando nos atrapan en la pifia, alteramos la visión de la realidad a nuestra conveniencia. Y Daniel Torres lo narra en estos relatos con un lenguaje tan directo como el que de quien te está contando el chisme o su versión de la verdad, obligándonos a ser cómplices de la historia y hasta de nosotros mismos. Definitivamente hay que ser un buen escritor para lograrlo. Quedamos atrapados inevitablemente en el triángulo amoroso literario: palabra—autor—lector. La trinidad que representa nuestras complejidades: traidor— traicionado—el instrumento o persona objeto de la traición. Así estamos frente a estas Historias de tres cuerpos (subtítulo de la publicación) que podrían ser una Anna— Aleksei Karenin—Vronsky en el triángulo amoroso de

Los textos entrelazados en personajes y tramas deben ser leídos con cuidado porque cada uno aporta diferentes datos ocultos y es el lector quien debe armar, construir, montar la secuencia correcta para entenderlos. Es una cabronería al cuadrado.

No les voy a contar lo que sucede en los 6 cuentos para no dañar el chisme que es más sabroso de la mano de Daniel Torres que nos obliga a evaluarnos, reconocer nuestros dramones, clichés, errores y autosabotajes en el amor, convirtiéndose también en relatos antropológicos desde la chismografía. Por ejemplo, Manolín (personaje de los tres primeros relatos) representa al hombre tipo clase media, que termina siendo víctima de la autoimpuesta condena social de ser el proveedor, por hombre, macho


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y patriarca, pero nuestro autor lo pone a colapsar hasta no ser más que un niño desvalido y perdido en una crítica social cargada de humor. Los siguientes tres cuentos presenta triángulos amorosos gay o queer que retratan perfectamente con belleza y dolor el amor y los encuentros sexuales en una sociedad que los condenaba y condena (aun veinte años después, porque a pesar de los logros de nuestra sociedad, falta mucho, demasiado aún); que invisibiliza y oprime la libertad de amar, de tener sexo como uno lo siente y lo desea. Son cuentos con los que se puede trazar la cartografía boricua del área metro en búsqueda de los encuentros sexuales y amorosos, cargados de belleza y dolor, con un lenguaje hermoso y finales inesperados.

Vol. V

Y vuelvo a citar a Max Chárriez: … se adentra en las experiencias de los hombres gay que pocas veces se narran porque parecen trivialidades […] Pero, Daniel Torres tiene la habilidad de convertir dichas trivialidades, esas cabronerías ordinarias, en relatos con los que, no sólo nos podemos identificar, que podemos disfrutar de su lectura, sino que también hace una radiografía de la siquis humana individual y social. Felicitamos al autor Daniel Torres por su extraordinario libro Cabronerías en su nueva edición y esperamos pronto su próxima obra, esa novela esperada que continúa las Conversaciones con Aurelia.

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Mi vida en la lectura y la escritura María Arrillaga, Universidad de Puerto Rico

¿Cuándo aprendemos a leer? ¿Cuándo aprendemos a escribir? Dones se nos han conferido. El apóstol san Pablo, en su cuarta Carta a los Efesios, nos habla de la diversidad de dones en un mismo cuerpo. A cada uno de nosotros se le ha sido concedida la gracia a la medida del don de Cristo. Él mismo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y doctores … para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que lleguemos todos y todas a la unidad en la fe y en el conocimiento de él que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren y actuando a la medida de cada parte, se procura su propio crecimiento para construcción de sí mismo en el amor. Reflexionando sobre los regalos recibidos pensamos en la memoria, en el recuerdo del placer de la palabra: El 23 de septiembre del año en curso, celebración del Grito Vol. V

de Lares, 1868, apareció un artículo en el periódico El Nuevo Día sobre el trabajo que lleva a cabo el joven neurocientífico Daniel Colón Ramos quien ha pasado ocho años investigando la manera en que las células cerebrales interactúan y forman estructuras que sirven luego para almacenar las memorias que se acumulan con los años. Una fragancia específica puede revivir el retrato de un ser amado. Aprendí a leer, como toda niña, en la escuela en los primeros grados. Comienzo a identificar el disfrute de la lectura por mediación de maestros y maestras. Una de las primeras sería en La Academia de la Inmaculada Concepción en Mayagüez, Puerto Rico, Elsie Guillemard. Ella me abrió el mundo de la poesía: ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño:

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que toda la vida es sueño, y los sueños sueños son. (Segismundo, La vida es sueño de Calderón de la Barca) Una monja norteamericana me inició en la palabra en inglés. Se llamaba Sister Virginia y recuerdo cómo decía que yo era “tan y tan romántica”.

Allen Ginsberg, poeta norteamericano beatnick de la década de los cincuenta dice que el poeta aparece desnudo frente al mundo.

Sería en la Universidad jesuita de San Luis, Missouri, donde se dio mi encuentro con los grandes escritores en lengua inglesa.

Tendría unos siete años cuando las monjas del Colegio de La Milagrosa en Mayagüez pidieron que escribiéramos poemas para el tradicional ofrecimiento de flores a la Virgen durante el mes de mayo.

Descubriría la escritura antes de la lectura profunda. Venid y vamos todas con flores a María, con flores a porfía, que madre nuestra es.

Los grandes románticos alimentaron mi espíritu. William Wordsworth me dijo que la poesía era el exceso espontáneo de emociones poderosas. Las odas de Keats me recrearon con el hermoso ritmo de múltiples contenidos y más hermosas palabras.

Doy a luz mis primeros poemas. Luego, en el Colegio del Sagrado Corazón, de las Madres en Ponce, tuvimos clases de “estilo”, es decir, escribíamos.

Descubriría la escritura antes de la lectura profunda [...] Lectura profunda me nació de mi oficio como profesora de español [...] Tengo 31 años.

¿Quién puede olvidar la gran Oda a un ruiseñor? Tierna es la noche mientras tu alma canta en éxtasis. No sé si ha sido una visión o si he soñado despierto.

Acaso la estupenda Oda a la melancolía: No te dejes atrapar por ella, festeja en todo aquello que es belleza, así como en la riqueza de las englobadas peonías.

Lectura profunda me nació de mi oficio como profesora de español en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico. Tengo 31 años. Hablamos sobre obras tales como el cuento Una flor amarilla de Julio Cortázar. Emocionados leemos la gran elegía que Federico García Lorca le dedica al torero muerto Ignacio Sánchez Mejía. La sangre derramada

Las aparentemente sencillas palabras de Walt Whitman me mostraron la reconditez de cantarse a sí mismo.

¡Qué no quiero verla! Dile a la luna que venga que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena […]

Me celebro y canto a mí mismo, aquello que presumo lo presumes tú, cada átomo que es mío te pertenece. Edmundo Desnoes, escritor cubano autor de Memorias del Subdesarrollo, ha dicho que si existe una religión es la literatura.

Eran las cinco en punto de la tarde Eran las cinco en punto de la tarde en todos los relojes



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Los escritores del boom fueron nuestro pan nuestro de cada día. Obra apreciadísima, El túnel del argentino Ernesto Sábato. Una historia de amor se desarrolla como novela detectivesca: “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne”; De Los ríos profundos del peruano José María Arguedas me nació un deseo profundísimo de visitar Machu Pichu donde las piedras hablan. Junto a ellos durante esos tiempos aparece, al menos se identifica, una escritura diferente:

y que le toca a las mujeres arreglarlo. Valerie tomó armas cuando en 1968 intentó matar, y gravemente hirió, tal vez de muerte, al conocido artista Andy Warhol. Virginia Woolf (1882-1941), británica, una de tantas mujeres suicidas, resulta icónica por su gran talento novelístico, pero también por sus aportaciones a una escritura de mujer. Lecturas obligadas son su Diario de una escritora y Un cuarto propio.

Aproximadamente del 1961 al 1980 las mujeres nos entregan ‘otro tipo de literatura’: la femenina, la individual

Mi novela favorita es The Great Gatsby de F. Scott Fitzgerald. En un apretado espacio de palabras se nos habla de la lucha de clases, de aquellas de género, de todas las faltas humanas, pero, más que nada, de lo que supone el verdadero amor.

y liberada; la que da voz a las silenciadas; la que se cuenta a sí misma desde la experiencia ‘mujer’: la que desde una perspectiva diferente satiriza con humor la relación mujerhombre; la que revela las infamias, dolores, llagas infligidas por el patriarcado; la que cuenta sus amores a su manera; la que va develando su verdadera identidad; la que maneja, al fin, el lenguaje para su propio bien. (“Escritura femenina” del libro Cajón de sastre de Anagilda Garrastegui, 2015)

En americano se nos traduce la gran verdad bíblica de que nuestro destino es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Amigo es aquél que como el Cristo da la vida por sus semejantes. Gatsby va al encuentro de la muerte al proteger a su amada Daisy de un asesino acechante. Era ella quien conducía el vehículo de Jay Gatsby cuando arrolló a la mujer cuyo esposo ahora lo busca a él para vengarse del crimen.

No obstante, ya en 1911 Luisa Capetillo nos había entregado su ejemplar y pionero escrito Mi opinión sobre las libertades y deberes de la mujer como compañera, madre y ser independiente. Dedica el libro:

Luis Palés Matos es pertinentemente celebrado como el más atinado poeta puertorriqueño. No cabe duda de ello, aun así, los invito a que saboreen su novela de 1949, Litoral. Reseña de una vida inútil.

“a todos mis paisanos, a los trabajadores en general del universo, a mis hijos”.

No ha vivido como lector quien no ha leído la gran novela de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. Cada frase nos ofrece un gran análisis de la realidad y nos abre los ojos sobre el hecho de que solo la literatura puede brindarnos lo que no sucede ni aparece en ningún otro lugar. La cita de donde parte el título de esta novela procede de uno de los afamados sonetos de Shakespeare:

“R E C U E R D O a Ti, por quién he suspirado y suspiro… A ti madre mía que jamás me impusiste, ni obligaste a pensar de acuerdo con la tradición. Y me dejaste indagar libremente, reprochando solamente, lo que tú suponías exageraciones, sin violentarme”. Una de las obras feministas más radicales se intituló el Manifiesto SCUM de Valerie Solanas (Society for Cutting Up Men) Alega que los hombres han arruinado el mundo

When to the sessions of sweet silent thought, I summon up remembrance of things past Soneto #40, William Shakespeare

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Frankenstein no fue escrita por un hombre. Fue Mary Shelley, hija de Mary Wollstonecraft, autora de La vindicación de los derechos de la mujer (1759-1797). Un día borrascoso en el Lago de Ginebra se encontraban reunidos Mary Shelley, su futuro esposo, Percy Bisshe Shelley, Lord Byron y John Polidori. Decidieron hacer una competencia de quien escribiría la mejor historia de terror. Sería Mary Shelley con su inmortal obra, Frankenstein. Su madre, Mary Wollstonecraft, había muerto de parto, al dar a luz a Mary. Se dice que Mary Shelley obtuvo la inspiración para la creación del monstruo de su propia monstruosidad al matar a su madre.

tiempo estigmatizado, la experiencia LGBTTQ (Lésbica, Gai, Bisexual, Transgénero, Transexual, Queer). Conmueve el testimonio de Oscar Wilde, De Profundis, 1897, escrito durante sus años en prisión. En la cúspide de su fama Wilde demandó al Marqués de Queensberry, padre de su amante Lord Alfred Douglas por libelo. El juicio se tornó en contra de él y la evidencia de lo que se llamó pérfida indecencia con hombres lo llevó a que lo condenaran a dos años de prisión con trabajos forzados. Imagínense a un “dandi”, hombre de gran mundo en esa situación. Pudo haber escapado el juicio y la condena pero como mártir de su amor se sometió a su destino cruel.

Percy Bisshe Shelley, su marido, nos dio uno de los grandes poemas sobre la caducidad del tiempo y de las cosas pasadas, “Ozymandias”. Así lo descubrí un día cuando de visita al cementerio Santa Magdalena de Pazzi, en el Viejo San Juan, descubrí que en el elegante panteón de la familia de José Ferrer, nuestro Cyrano, ganador del Oscar por su interpretación, los vándalos habían hecho escante y mutilado algunas de las estatuas. Así dije entonces: …toda suerte de partes corpóreas: brazos, manos, piernas, troncos, cabezas desnucadas; las esculturas, tristemente desbaratadas, yacían regadas por el lugar

Daniel ha llevado a cabo, además, trabajos de investigación abarcadores y profundos, entre ellos, La poesía en la literatura española y latinoamericana de Garcilaso de la Vega a José Emilio Pacheco. Su gira por el mundo de la creación y del espíritu se condensa en su primer libro de poemas, Fusilado Dios.

…¡Ay vándalos del Caribe, cómo se han atrevido! “Ozymandias” se repite, me dije “¡Contemplen mi obra, poderosos, desesperen!” María Arrillaga, Flamingos en San Juan, 2012

dios quiero hablarte

George Sand se llamaba en realidad Amantine-LucileAurore Dupin (1804-1876). Cómo pudo encontrar tiempo para escribir voluminosas e interesantísimas novelas, tales como Consuelo, es difícil colegir ya que se trata nada menos que de la amante del virtuoso pianista y compositor muerto de tuberculosis, el polaco Federico Chopin. Quizás una última frontera en el decir literario y en la realidad sea el apetito sexual, sobre todo aquél por tanto

Vol. V

Para nosotros puertorriqueños y puertorriqueñas el gran pionero y modelo de la literatura “queer”; novelista, poeta, ensayista e investigador es Daniel Torres. Tiene a su haber sendos títulos: Morirás si da una primavera, Mariconerías, Cabronerías: historia de tres cuerpos, Conversaciones con Aurelia.

contarte que minúsculamente te conozco nunca hablas claro siempre en evasivas de noes cortados por tijera raramente humana acomodados a intereses de farisaicos condones rotos

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quiero hablarte solo escupirte a la cara cuánto necesito de otras cosas solo preguntarte por qué de circunstancias sabotear tu cielo en acto terrorista de blasfemia rasgar tu manto y acostarnos Queda aún por comentar la literatura sacra la cual nos brinda tanto deleite.

De los bienes y males, que por la mayor parte son comunes a los buenos y malos Libro primero, capítulo VIII No obstante, dirá alguno: ¿por qué se comunica esta misericordia del Altísimo a los impíos e ingratos?, y pondemos, no por otro motivo, sino porque usa de ella con nosotros. ¿Y quién es tan benigno para con todos? El mismo que hace que cada día salga el sol para los buenos y para los malos, y que llueva sobre los justos y los pecadores.

No podemos imaginar ningún libro que ostente el valor teándrico –de lo humano y lo divino-, síntesis de la historia universal y divina de los siglos I al V, que La ciudad de Dios de San Agustín. Surge directamente de la invasión de Roma el 24 de agosto de 410, por el godo Alarico. Agustín, obispo de Hipona, responde al drama de la penuria y terror, devastaciones y estragos del derrocamiento del imperio. Ciudad terrena y Ciudad de Dios. Se refuta a los que afirman que se debe practicar el culto de los dioses para obtener la felicidad ultraterrena. Toda felicidad se encuentra en el cristianismo, la verdadera religión que satisface el corazón y la inteligencia y es el camino de liberación del mal y de la infelicidad. Cada capítulo de cada uno de los veintidós libros es como una oración, un reto para cualquier lector que se precie de serlo. “Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


El Siglo XVI nos regala la escritura de Santa Teresa de Jesús. En lengua coloquial, conversacional, podríamos decir, aborda junto con las crónicas de las realidades cotidianas tales como Vida y Fundaciones, las profundidades del amor de Dios, del encuentro del alma con el amado.

Recomendamos, además, la lectura de su Carta pastoral de 6 de enero de 2015, La vida buena del evangelio.

Dichoso el corazón enamorado que en solo Dios ha puesto el pensamiento por él renuncia todo lo criado, en él halla su gloria y su contento.

New York in the Sixties fue el primer libro que escribí. Deambulaba por las calles de la ciudad en éxtasis de alteración de la conciencia. Me acompañaba un joven poeta, poeta de mi alma, con quien amanecíamos para festejar nuestras visiones en la nueva luz de amaneceres y en árboles que se desnudaban, cambiaban hojas o florecían. También en detalles cotidianos y arquitectónicos de la ciudad.

En espíritu ecuménico, menciono una gran lectura, clásico del pensamiento hindú: La autobiografía de un yogui, de Paramahansa Yogananda, cuaderno ilustrativo de la importancia y gozo de la meditación. Varios capítulos leen dentro de su conciencia mística, como novelas picarescas. Es un texto, además de inspirador, divertidísimo. Terminamos este apartado con mención de la elegante y valiosa obra literaria de SER Roberto Octavio González Nieves, OFM, Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico. Cuenta con innumerables homilías, ensayos de pura cepa entre los cuales resalta La Homilía Misa Exequial Doña Ruth Fernández, escrito tan maravilloso por el cual casi valdría la pena saludar a nuestra “Hermana Muerte”. Podemos apreciar su fervor y talento en varias Cartas pastorales. Se destaca su conmovedora carta autobiográfica Vita per Iesum y Paz y bien, su primera Carta pastoral como Arzobispo, 19 de noviembre de 1999. Versa sobre los caminos de la nueva evangelización cuyo preámbulo es el encuentro personal con Cristo. Termina con una invocación a la intercesión de San Juan Bautista, santo patrón de nuestra ciudad capital: Nosotros queremos ser, con la gracia de Dios, parte de ese pueblo mesiánico, el que preparó Juan el Bautista, que peregrina amoroso hacia la parusía entre coquíes y miramelindas, en verde luz de monte y mar.

Hasta aquí, mi vida en la lectura. Y ¿qué de mi vida en la escritura?

A principios de la década del setenta tuve un despertar de conciencia patriótica. No sabía, acaso nunca había aprendido, que era ser puertorriqueña. Deseaba también que mi hija, Nita, no creciera sin aprender nuestra lengua materna. Vivíamos en el pueblecito bendecido, colonia artística, de Woodstock, Nueva York. De toda esa experiencia surgió mi segundo libro, Vida en el tiempo. De regreso en Puerto Rico conseguí trabajo como redactora de la revista Escuela en el Departamento de Instrucción Pública, hoy día Departamento de Educación. Mis grandes amigas, Ruth Evelyn Cruz, Aida Busó y Edelmira González Maldonado me animaron a que sometiera el manuscrito al certamen de 1972 del Ateneo Puertorriqueño. Un buen día recibí la llamada. Mi libro había sido premiado. Al teléfono estaba quien se convertiría en mi inolvidable amiga, fuente de constante ánimo, consuelo y cariño, Nimia Vicéns. La noche de la premiación conocí, además, a los otros firmantes del laudo, Ramón Felipe Medina y Violeta López Suria. Me sentí consagrada. Me iniciaba en el mundo literario de nuestra Isla. Mi trabajo poético del 1972 al 1976 sería Cascada de sol. Se encargó de la publicación, en la serie Literatura


Hoy del Instituto de Cultura Puertorriqueña, una joven llamada Lydia Zoraida Barreto. Ella ha peregrinado por muchos cambios del alma para convertirse en docta maestra espiritual. Hoy día la conocemos como Shanti Ragyi. Shanti fue en mi juventud mi amiga literaria, ahora continuamos nuestra amistad en un plano de transformación de corazones. Mi libro Frescura merecería el primer premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña del 1981. Pasó, además, por la experiencia de la censura cuando algunos poemas sometidos a un congreso de creación femenina en Mayagüez, fueron denegados por lo que se dijo era contenido pornográfico. Se publicó con sendos ensayos que lo favorecen de las plumas del Dr. Marcelino Canino y de Ruth Evelyn Cruz, excelente escritora cidreña. Pedro Zervigón publicó una crónica de este suceso con el título “Desagravio a una escritora prohibida”. Dice el pez

De mi entrañable, Nimia Vicéns, conocí la verdadera identidad de la mujer musa de Luis Palés Matos. Esa Venus del Caribe, según aparece en el que se convertiría en mi poema favorito, “Puerta al tiempo en tres voces”, de Palés, me pareció encarnaba a todas nosotras, las mujeres. De ahí mi libro de 1988-1993, Yo soy Filí Melé. Escribí también un ensayo donde se descubre la fuente de ese nombre inmortal. La historia de Filomela, la Filí Melé, aparece en Las metamorfosis de Ovidio. Radicada en Nueva York a partir del derrumbamiento de las Torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001, asistía a un taller de creación literaria de las mujeres del PEN American Center. Leía traducciones de mis poemas en español, cuando Alice Denham, autora fallecida me dijo: “María si escribes en inglés te comprenderemos mejor. Hablas tan bien como cualquiera de nosotras”. Alice fue conejita, “playmate of the month”, y escribió un magnífico libro, Sleeping with Bad Boys, en el cual narra sus encuentros erótico-amorosos con figuras conocidísimas tales como Hugh Hefner y James Dean. De mi amistad con Alicia y de su sugerencia surgió mi libro, publicado en 2012, Flamingos en San Juan/ Flamingos in Manhattan. Es mi libro favorito. Bilingüe, como anuncia el título, contiene de todo un poco. He aquí sus apartados: Sueños y deseos, Libertad, Naturaleza y urbe, Amistades, Madres e Hijas, Vil seductor, Otras seducciones, Sangre.

Considero a María Bibiana Benítez la iniciadora de nuestra literatura puesto que su colección de poemas publicados podrían considerarse un libro que antecede las demás obras que se supone hayan iniciado nuestra literatura.

El lagartijo trepa la pared de vegetales anunciando el nacimiento de un poema: -Falta la luz, falta el aliento, flota el cuerpo-Llévame a la finca mi papito -dice el pez a la culebra de la calle, sentado bajo el árbol de la higüera, las patas abiertas sosegada. -Ven a chuparme el semen, a tocar con dedos delicados la periferia del clítoris. Lame el dulce néctar de mi boca, enamora abeja el lagartijo.

Mañana Valentina, nombrado en honor de la primera mujer astronauta rusa, Valentina Tereshkova, contiene mi obra narrativa. Se trata de un libro en dos partes, la primera es la novela, la segunda, una colección de cuentos que se tituló Los relatos de Lucinda. Valentina fue finalista premio narrativa del Instituto de Escritores Latinoamericanos,


Nueva York, 1995, Hostos Community College. Fue finalista también en el premio Letras de Oro, Universidad de Miami, 1994. He cultivado a menudo el género de memorias, tanto en inglés como en español. Sobresale “These Streets that are not Mean”, en honor a Piri Thomas, autor del “best seller” de los años Sesenta, Down These Mean Streets. Conocí a Piri Thomas en Woodstock, Nueva York, en una vieja casa de campo donde improvisamos un escenario desde el cual el recitó sus composiciones y lo que considero el primer rapeo en la historia de ese género. En español escribí “El mundo de mi infancia: homenaje a Nilita” (Vientós Gastón). Tengo un libro inédito de memorias, un recuento de mi vida: The Guava Orchard: A Puerto Rican Memoir. Mi obra ensayística es amplia y diversa. He escrito sobre César Vallejo, Evaristo Ribera Chevremont, Marina Arzola, Pedro Juan Soto, Luis Rafael Sánchez, Edgardo Rodríguez Juliá, Marie Ramos Rosado. Mi tesis doctoral se convirtió en el libro Concierto de voces insurgentes. Dos libros en uno, el primero documenta la teoría de que existe una escritura de mujer. El segundo estudia la narrativa de tres autoras puertorriqueñas, Edelmira González Maldonado, Violeta López Suria y Anagilda Garrastegui. Mereció premio de literatura por el Instituto de Literatura Puertorriqueña, 1999. He prologado y presentado muchos libros de autores y autoras puertorriqueños. Uno de mis favoritos es Sordo amor, de Alinaluz Santiago Torres, el cual nos regala una hermosa colección de poemas místicos. He mantenido también un denso epistolario con escritores y escritoras. Mis años como presidenta del PEN Club de Puerto Rico de 1989 a 1991 motivaron muchas comunicaciones. Durante esa época, y en parte por nuestros esfuerzos, se le confirió a Puerto Rico el Premio Príncipe de Asturias por la defensa del español. Fui, además, organizadora para Latinoamérica del PEN Internacional (1991-1994).




Mi libro Los silencios de María Bibiana Benítez fue bien recibido y premiado. (Primer premio, 1983, Instituto Comercial de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez). Considero a María Bibiana Benítez la iniciadora de nuestra literatura puesto que su colección de poemas publicados podrían considerarse un libro que antecede las demás obras que se supone hayan iniciado nuestra literatura. En 1832 publica la oda “La ninfa de Puerto Rico”. No es hasta el 1843 que surge el Aguinaldo Puertorriqueño seguido por el Album Puertorriqueño, 1844 y el Cancionero de Borinquen, 1846. Mi trabajo como profesora en el Departamento de Español de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras suscitó una voluminosa obra de ensayos académicos. Parte de ellos se presentaron y difundieron en el Programa Pro Mujer que dirigió la Dra. Yamila Azize en el Colegio Universitario de Cayey. Mi encuentro en el 2013 con SER Roberto Octavio González Nieves, OFM, Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico, puso en camino la presencia del elemento espiritual como parte de mi obra escrita. Recuento de ese suceso aparece en el ensayo “SER Roberto Octavio González Nieves, OFM, persona carismática” (publicado en el periódico en línea el postantillno.net). Fue durante la devolución de los restos mortales de Ramón Power y Giralt, nuestro primer diputado a cortes españolas, cuando me conmovió el temple profundamente religioso y patriótico de nuestro Arzobispo. Pedí audiencia con él quien tuvo la misericordia de recibirme y de ahí en adelante he tenido la gracia de re-incorporarme a la religión católica de mi infancia. Las experiencias intelectual y creativa son ricas, también lo es la vivencia espiritual. Mantengo como libro de cabecera Las obras completas de Santa Teresa de Jesús. Lecturas del Oficio Divino me han inspirado muchos escritos; poesía y ensayos, que versan, como diría San Agustín, sobre La ciudad de Dios.

_______________ Pinturas de Bárbara Díaz Tapia (De la serie Espacios íntimos) 1. Pilato XXI (2015)- 17” x 14” Acuarela, gouache, pigmento, tintas, grafito y gel médium sobre papel libre de ácido 2. Ausente (2015)- 14” x 17” Acuarela, gouache, pigmento, tintas, grafito y gel médium sobre papel libre de ácido 3. Entrando (2015)- 17” x 14” Acuarela, gouache, pigmento, tintas, grafito y gel médium sobre papel libre de ácido


Eugenio María de Hostos

autores puertorriqueños arte de Alonso Muñoz


Lola Rodríguez de Tió

Ramón Emeterio Betances


Nilita Vientรณs Gastรณn Clara Lair

Julia de Burgos



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Tato Laviera

Jesús Colón Vol. V

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Miguel Piñero

Pedro Pietri

“Las utopías en la literatura”. Edición especial: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


Manuel Ramos Otero


Abniel Marat

Victor Fragoso


Clemente Soto VĂŠlez

Manuel Abreu Adorno


José María Lima

Ángela María Dávila


El Archivo Virtual es una plataforma creada para hacer accesible el acervo cultural del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Organiza en un solo espacio virtual los diversos esfuerzos de digitalización de productos y creaciones del ICP en vías de divulgar y preservar el patrimonio cultural puertorriqueño. Colección de Grabaciones

Revista del ICP

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Segundo Programa Académico del Festival de la Palabra (2016): Las utopías en la literatura

Miércoles 19 de octubre: Celebración de los 25 años de Isla Negra Editores 9:30-10:00 Matrícula/ Desayuno 10:00-10:30 APERTURA: Yamile Silva, Mayra Santos Febres, Zaira Rivera Casellas y Daniel Torres 10:45-11:30 PLENARIA: “Teoría del cuento en Los nuevos caníbales Vol. 3 Antología de microcuento del Caribe hispano” Ibeth Guzmán, Pontificia Universidad Madre y Maestra (Santo Domingo, República Dominicana) 12:00-1:00 ALMUERZO 1:30 – 2:15 MESA REDONDA: 25 años de Isla Negra Editores: Literatura alternativa para una academia alternativa Alinaluz Santiago y Carlos Roberto Gómez Beras, Universidad de Puerto Rico, Humacao

2:30 – 3:30 Perspectivas críticas de lo femenino: Imagen y cuerpo entre libros recientes Moderadora: Alinaluz Santiago, Universidad de Puerto Rico, Humacao El cuerpo mutilado: La construcción de la figura femenina en la narrativa de Rosario Ferré, Ana Lydia Vega y Mayra Santos Febres de Anisa Farhan Rodríguez Erotismo, Pornografía o Perversión: Una interpretación de lo Correcto en El cuerpo correcto de Jeandelize González Rivera Palabras de mujer: La construcción y deconstrucción de lo femenino en la narrativa de Carmela Eulate Sanjurjo, Rosita Silva, Violeta López Surria y Amelia Agostini del Río de Ramonita Reyes 3:45- 4:30 Charla de María Arrillaga: “Mi vida en la lectura y la escritura”

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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4:45- 5:30 El escritor y la crítica: mano a mano entre Daniel Torres y Ana María Fuster Mariposas negras de Ana María Fuster Cabronerías: Historias de tres cuerpos (Edición 20 aniversario) de Daniel Torres 5:45–6:15 Presentación del libro de Doris Lugo: Ante el espejo de la muerte: aproximación a la iconografía funeraria en Puerto Rico por Rafael Ayala Hernández

11:15 – 1:00 “Estudios sobre la producción cultural puertorriqueña en época de crisis, deuda y precariedad”, Sesión organizada por Guillermo B. Irizarry Moderador: Guillermo B. Irizarry “Precariedad y deuda en ‘Arte Urbano: Puerto Rico’ de Pablo Delano y Decirla en pedacitos de Guillermo Rebollo Gil», Guillermo B. Irizarry, University of Connecticut— Storrs “Quantum Weaver Yocahú de Miguel Adrover Lausell: Contra toda crisis, una poética del movimiento”, Ángel A. Rivera, Worcester Polytechnic Institute

Jueves 20 de octubre 8:30-9:00 Desayuno 9:00-11:00 Utopías y realidades desde Cuba y Puerto Rico Moderadora: Yamile Silva, University of Scranton

“The Puerto Rican Debt State (Necropolitics, Disposability, Indebted Citizenship)”, Jason Cortés, Rutgers University Newark

“Jineterismo y comercialización del cuerpo de la mujer negra en Cuba”, Ana Zapata- Calle, University of West Georgia

“Un paraíso para consumir: La PRRA y el turismo en Puerto Rico” Jaime Partsch, Universidad del Este

“‘Soy siboney’: identidad cubana y mitos fundacionales en la obra de José Fornaris”, Beatriz Calvo-Peña, Barry University

1:00 – 1:45 ALMUERZO

“Los límites del cuerpo: Trauma y violencia en la narrativa de Vanessa García”, Laura P. Alonso Gallo, Barry University “Conflictos utópicos: la revolución cubana y sus utopías virtuales”, Anastasia Valecce, Spelman College “La reconquista o el enchule neonacional con las novelas turcas en Puerto Rico” Anisa Farhan Rodríguez, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe

2:00-2:45 PLENARIA: “Hacia un modelo para el Caribe continental: representaciones literarias de insularidad en Yucatán y Belice”, Margaret Shrimpton, Universidad Autónoma de Yucatán 3:00 – 4:15 Sobre utopías coloniales Moderadora: Haley L. Osborn, The University of Tennessee “La construcción de una identidad criolla en los Infortunios de Alonso Ramírez (1690) de Don Carlos de Sigüenza y Góngora”, Daniel Torres, Ohio University “Del sonido a la palabra: espacios sonoros y escritura imperial sobre Puerto Rico y Cuba, 1898-1915”, Hugo René Viera Vargas, Universidad Metropolitana

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“El caso del falso Inca y su proyecto utópico en el Paitití”, Yamile Silva, University of Scranton

“Undead de John Torres o El exquisito cadáver de las intertextualidades”, Ángel A. Rivera, Worcester Polytechnic Institute

4:30 – 5:00 Presentación del libro de Benito Massó, Jr. Rebelde: la historia de Juana Agripina (2016), Presentadora: Ana Zapata-Calle

12:00-1:00 ALMUERZO

Viernes 21 de octubre

1:15-2:00 PLENARIA: “Annus Mirabilis MCMLXXVI” [1976: Año de Maravillas], Lilliana Ramos Collado, Universidad de Puerto Rico

8:45-9:15 Desayuno 9:15-10:30 Lo queer en México y el Caribe Moderador: Daniel Torres, Ohio University “‘La vida vale únicamente por los placeres’: Negociando el cuerpo; negociando identidades en El vampiro de la Colonia Roma” Rafael Hernández Rodríguez, Southern Connecticut State University “Hacia un Bareback (T)sex(t)ual: Ficción y corporalidad del autor en la poética del VIH/SIDA de Puerto Rico”, Josué David Ku Gallegos, Posgrado en Estudios Latinoamericanos, UNAM “En el cielo con diamantes, de Senel Paz: La conciencia homosexual revolucionaria y el Estado Cubano”, José A. Rodríguez Valentín, Universidad de Puerto Rico 10:45 -12:00 Nuevos paradigmas de la crítica literaria Moderadora: Zaira Rivera Casellas, Universidad de Puerto Rico “Cultural Meme Theory and Puerto Rico: The Rising of the Conspiracy Meme”, Haley L. Osborn, The University of Tennessee “Margaro en Barataria: Hobbit boricua”, Juan Pablo Rivera, Clark University

2:15-3:00 Conferencia magistral: “La invasión holandesa, documentación histórica y pintura”, Carmen Rabell, Universidad de Puerto Rico 3:15-4:45 Entre la legitimación y la desautorización: mecanismos discursivos en la literatura puertorriqueña Moderadora: Luz Nereida Lebrón, Universidad del Turabo “Exilio español y cultura editorial: el caso de Puerto Rico” Beatriz Cruz Sotomayor, Universidad del Turabo “Luis Rafael Sánchez rompe el contrato con el ELA: una lectura de No llores por nosotros Puerto Rico” Luz Nereida Lebrón, Universidad del Turabo “La corrupción gubernamental en las columnas de Mayra Montero” Lorna Polo Alvarado, Universidad del Turabo “El discurso musical en la literatura puertorriqueña contemporánea” René Rodríguez Ramírez, Universidad del Turabo

5:00-6:30 Escribir la historia: Azúcar, ciudad y migraciones (Universidad del Turabo/Asociación Puertorriqueña de Historiadores, APH) Moderador: Félix R. Huertas González, Universidad del Turabo

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


“Agricultores independientes: origen del colono en la historiografía puertorriqueña” Javier Alemán Iglesias, Universidad del Turabo “Acercamientos historiográficos sobre el municipio puertorriqueño, siglos XIX y XX” José Gómez Blanco, Universidad del Turabo

“Historiografía de la modernización en Puerto Rico a finales del siglo XIX” Juan E. Roque Rivera, Universidad del Turabo “Reflexiones historiográficas sobre la inmigración a Puerto Rico” José Lee Borges, Universidad del Turabo


Librerías ICP

En las tiendas culturales del ICP podrá adquirir las publicaciones y grabaciones que realiza la Editorial del ICP, así como artesanías y productos culturales puertorriqueños y de diseñadores locales.

Librería ICP San Juan Galería Nacional, Calle Norzagaray #98 Viejo San Juan Info: libreria@icp.pr.gov 787-721-5105 Lunes a domingo | 10:00 am a 5:00 pm

Librería ICP Utuado Centro Ceremonial Indígena Caguana Carr.111, Km. 12.4, Utuado Info: Cynthia Montalvo, cmontalvo@icp.pr.gov Miércoles a domingo | 8:00 am a 4:30 pm

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Olga Nolla por: Alfonso MuĂąoz


colaboradores (en orden de apariciĂłn en la revista)


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Coordinadores editores

Sus publicaciones giran en torno a las escritoras españolas de los siglos XVII y XX, la literatura hispanoamericana (colonial y contemporánea), los estudios sobre la mujer, las textualidades históricas y los estudios transatlánticos. Sus temas de investigación principales son el género, la sexualidad y la etnicidad. Silva es parte del Comité

Alexandra Pagán Vélez

de Evaluación y Difusión del Programa Académico y

Alexandra Pagán Vélez (Yauco, 1978) es catedrática

Profesional del Festival de la Palabra desde el 2015.

auxiliar y la directora de la revista Cruce de la Universidad Metropolitana. Además, funge como profesora adjunto en la Universidad de Puerto Rico.

Daniel Torres Daniel Torres (Caguas, Puerto Rico, 1961) es catedrático de Español y Estudios Latinoamericanos en Ohio University.

Ha colaborado con las revistas: Revista de Estudios Hispánicos,

Sus publicaciones incluyen novelas, cuentos, crónicas, y

Hostos Literary Review, Boletín del Archivo Nacional de Teatro

poemas.

y Cine del Ateneo Puertorriqueño, entre otras. También ha publicado en las páginas de internet como Círculo de Poesía,

Fue Premio Nacional de Poesía del PEN Club de Puerto

80 grados, Visión Doble y Cruce. También en las antologías

Rico en 2009. Sus poemas han sido incluidos en: El

A toda costa, Cuentos de huracán, Plomos, Convocados, Los rostros

límite volcado: Antología de la generación de poetas de los ochenta

de la hidra y Los otros cuerpos. Ha publicado los libros de

(2000), Mariposas: A Modern Anthology of Queer Latino Poetry

cuentos horror-Real (2016), Amargo (2014), Relatos de

(2008) y Antología del Colectivo Literario Homoerótica (2012).

domingos (2014) y de poesía, Del Alzheimer y otros demonios

Sus cuentos han aparecido en emblemáticas antologías

(2013), Cuando era niña hablaba como niña (Calamar, 2014).

como Los nuevos caníbales: Antología de la más reciente cuentística del Caribe hispano (2000). También ha publicado ensayos en revistas especializadas y libros acerca de

Yamile Silva

poesía hispanoamericana colonial y contemporánea. Su

Yamile Silva es catedrática asociada en el Departamento

libro de poesía más reciente es Poemas para leerse en la calle

de Lenguas y Culturas del Mundo (World Languages and

(México, 2018), en la colección literaria Confabulaciones

Cultures) en la Universidad de Scranton. Ha sido directora

de la Editorial de la Universidad Autónoma de Yucatán.

del Programa de Estudios Latinoamericanos desde 2013

En conjunto con Yamile Silva coordina los Programas

y docente asociada del Programa de Estudios de la Mujer

Académicos del Festival de la Palabra desde el 2015 y

desde 2010. Además, es la directora del Programa de

coeditó estas Actas.

Estudios Internacionales en Puebla, México (Universidad Iberoamericana).

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Escritores

José Antonio Rodríguez Valentín José Antonio Rodríguez Valentín ha ofrecido conferencias, seminarios y talleres sobre literatura, historia y educación en congresos en congresos celebrados en Estados Unidos, Puerto Rico, varios países de Hispanoamérica y

Guillermo Irizarry Guillermo Irizarry es catedrático asociado de Español y Puerto Rican/Latina/o Studies en UConn, Storrs. Ha ocupado cargos docentes en Bucknell, Brown (profesor visitante), Massachusetts en Amherst y Yale. Su libro, José Luis González: el intelectual nómada (2006), fue galardonado como el “Mejor libro de investigación y crítica” de la Instituto de Literatura Puertorriqueña. Entre sus investigaciones podemos mencionar Post-national Discursive Technologies in Exquisito Cadáver” (Centro), “Cadavers Encountered” (Latino Studies), y “Standing in Cultural Representation” (The Politics of Performing Latin American Theatre), entre otros ensayos.

Europa. Algunos de sus cuentos, investigaciones, artículos y trabajos académicos han sido publicados en libros de texto y revistas profesionales locales y extranjeras. Su trabajo más reciente como cuentista, Lluvia de tiempos olvidados (2005) es una colección de relatos míticos taínos. En la actualidad, prepara la publicación de una segunda colección de cuentos titulada Hombres entre las sombras y dos textos de investigación y crítica literaria: La representación de la Revolución Cubana y el concepto hombre nuevo revolucionario en los personajes masculinos de las novelas de Senel Paz y Conciencia sexista, social y racial: parámetros identitarios revolucionarios en la obra narrativa de Luz Argentina Chiboga.

Lilliana Ramos Collado Jaime Partsch Jaime Partsch es historiador. Actualmente detenta la Cátedra Jesús T. Piñero en la Universidad del Este (UNE). Es Catedrático Auxiliar de la Escuela de Ciencias Sociales y Humanas de la UNE e investigador de la Biblioteca y Centro de Investigación Social Jesús T. Piñero. Es autor de los libros Jesús T. Piñero: el exiliado en su patria (2006), Jesús T. Piñero. Caminos de un soñador (2015), entre otras publicaciones. Asimismo, dicta conferencias sobre historia cultural.

Lilliana Ramos-Collado, Ph.D. (Puerto Rico, 1954) es poeta, ensayista y catedrática en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico —donde dicta cursos de teoría e historia de la arquitectura, y de cultura visual. Ha publicado los poemarios proemas para despabilar cándidos (Premio Revista Sin Nombre 1976); reróticas, (1998; 2da ed. 2015), Últimos poemas de la rosa. Ejercicios de amor y de crueldad (2015) y poemas gulembos (2016). Se encuentra en proceso de diseño el poemario Wee Hours. Poemas for Funny Lesbians, que será su primer poemario escrito en inglés. Otros libros recientes son Jean-Michel Basquiat: una antología para Puerto Rico (2006), Inés María Mendoza: En sus propias palabras (2007); Arnaldo Roche Rabell: Azul (2009); Careos/ Relevos: 25 años del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (2010); Largo saber, breve palabra: citas y pensamientos de

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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Inés María Mendoza (2010); NosOtros: David LaChapelle’s

portugués e italiano. (Fue invitada especial por Syracuse

Humanity on the Edge (2012); una edición crítica y

University, para dar un recital bilingüe y publicado en su

comentada de la novela Garduña, de Manuel Zeno Gandía

revista Corresponding Voices. Además, es coeditora junto a

(2010); figurasenfuga/richardpagán (2012); The Blue of Ruins:

Uberto Stabile de (Per)versiones desde el paraíso, antología de

Arnaldo Roche Rabell (2015); Puerto Rico: Puerta al Paisaje

poesía puertorriqueña de entresiglos. También fue incluida en

(2014); y Caracol Tormenta Rosa / The Shell The Storm The

distintas antologías puertorriqueñas e internacionales en

Rose: Consuelo Gotay (2017).

poesía, narrativa y ensayo. Libros publicados: Verdades caprichosas, cuentos, premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Réquiem, novela cuentada, premio del

Ana Zapata-Calle

PEN Club de Puerto Rico. El libro de las sombras, poemario,

La Dra. Ana Zapata-Calle estudió Filología Hispánica

premio del Instituto de Literatura Puertorriqueña. Leyendas

en la Universidad de Castilla La Mancha, España. En

de misterio, cuentos infantiles. Bocetos de una ciudad silente,

Estados Unidos ha completado un máster en Literatura

cuentos; El cuerpo del delito, El Eróscopo: daños colaterales de la

Latinoamericana en la Universidad de Ohio-Athens y un

poesía y Tras la sombra de la Luna, poemarios; la novela (In)

doctorado con énfasis en la Literatura Afro-Hispana en

somnio; libro de cuentos breves y microcuentos Carnaval de

la Universidad de Missouri-Columbia. En 2014-15 trabajó

Sangre; la novela Mariposas negras y recientemente publicó el

como lectora en la Universidad de Indiana-Bloomington

poemario Última estación, Necrópolis.

y a partir de 2015 es profesora de Lengua Española y Literatura Latinoamericana en la Universidad de West Georgia-Carrollton.

María Arrillaga

María Arrillaga (Mayagüez, 1940) ha publicado varios

Su campo de estudio es la literatura afro-hispánica,

cuadernos de poesía. Su novela Mañana Valentina, resultó

enfocándose especialmente en cuestiones de género y raza.

finalista en los certámenes Letras de Oro, Universidad

Ha publicado artículos sobre autores negros de diversas

de Miami, 1994 y en el que auspiciara el Instituto de

nacionalidades en revistas de investigación como Revista

Escritores Latinoamericanos de Nueva York, 1996. Es

Iberoamericana, Chasqui, Decimonónica, Afroeuropa, Afro-

poeta, narradora, especialista en estudios del género,

Hispanic Review, Centro Journal, Revista del Instituto de Cultura

ensayista y crítica literaria.

Puertorriqueña y Cuestiones de Género, entre otras. Libros: Poesía: Vida en el tiempo, 1974; New York in the Sixties, 1976; Cascada de sol, 1977; Poemas 747, 1977; Frescura, Ana María Fuster Lavín

1981; Yo soy Filí Melé, 1999. Narrativa: Mañana Valentina,

Ana María Fuster Lavín (San Juan, Puerto Rico 1967)

1996. Ensayo: Los silencios de María Bibiana Benítez, 1985;

es escritora, editora, correctora, redactora de textos

Concierto de voces insurgentes: tres autoras puertorriqueñas:

escolares y columnista de prensa cultural. Ganadora

Edelmira González Maldonado, Violeta López Suria, Anagilda

de diversos premios en ensayo, cuento y poesía. Sus

Garrastegui, 1998.

escritos han sido publicados y traducidos al inglés, francés,

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Artistas

Stanley Coll Stanley Coll nace en Cayey en el año 1954. Es ilustrador y pintor. Su obra es parte de importantes colecciones, ha participado en subastas de alto prestigio como la del Museo de Arte de Puerto Rico, el Museo de Arte

Alfonso Muñoz Natural de Aguadilla y aprendiz de Antonio Loro, de quien aprendió caligrafía, creación de modelos, pintura y arte en madera. Además, estudió escultura cerámica con Roger Capron, artista de Vallauris que formó parte del círculo de ceramistas de Picasso durante los años 1940 y 1950. Mas se forma académicamente en la Universidad de Puerto Rico y en el Instituto de Arte de Chicago. En 2005 participó en la Bienal de Archivos (S) en El Museo del Barrio en Nueva York. El New York Times utilizó su imagen Little Boy in the Mercury Forrest en su reseña del espectáculo, que luego viajó al Museo de Arte de Puerto Rico. Exhibió también una instalación a gran escala para DUMBO Arts Festival en 2007, que luego en 2008 se presentó en el Museo de Bellas Artes de Delaware. En 2011 mostró “Naranja”, una instalación de luz de una casa embrujada. En 2016, se une al colectivo Santurce es

Contemporáneo. “Aquí me quedo” fue su primera exhibición como artista Naive para el año 2001, luego de eso continuó con “Qué es lo que pasa aquí” (2007) y “Qué es lo que pasa aquí 2” (2010). Su trayectoria como artista lo ha llevado a descubrir importantes etapas en su crecimiento espiritual y artístico transformándolo así a un nivel de conciencia más alto donde su obra pictórica refleja las inquietudes de su país natal. En “aterriza que no hay tocón” (2014) se esmera en llevar un mensaje específico sobre la crisis que atraviesa el país y todas sus dificultades. Para el 2017 decide ir a vivir a la ciudad de Orlando Florida donde lleva establecido aproximadamente 2 años. Ha participado en varias exhibiciones y entre ellas, la que considera de más relevancia de la diáspora puertorriqueña titulada, Policronistas.

Ley, participa con su Mural Festival y en el espectáculo

Calin Dover Tarrats

“Skateboards” en el Museo de Arte de Puerto Rico en

Calin Dover Tarrats es un artista multifacético, egresado de

2017. Trabaja también el acrílico, construcciones de madera, escultura en acero, fotografía y ensamblaje de objetos encontrados. En su trabajo actual, Muñoz explora la fotografía de objetos con los que crea escenarios surreales en miniatura.

la Escuela de Artes Plásticas (EAP), ha trabajado diferentes técnicas como el medio mixto, dibujo experimental, arte sonoro y la pintura. En sus obras experimenta con medios inesperados retando al pensamiento a través de la crítica social. Ha colaborado además en diferentes colectivos en Puerto Rico, Japón, Suecia, Uruguay y Argentina. En palabras del mismo artista: “El estilo que uso para pintar es más en abstracción figurativa; trato de tener mi propio estilo sin recurrir a imitar a otros artistas. Casi siempre la reacción que busco cuando creo algo es la búsqueda de varios sentimientos y que de alguna manera el espectador se asimile a ellos y de alguna forma participe de la obra”.

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


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José Hernández Díaz

Arte Urbano Santurce es Ley. Su mural titulado Aprender

José Hernández Díaz es un ilustrador, diseñador gráfico,

a Emprender (2015) forma parte de la colección de arte

titiritero y artista de cómics graduado de la UPR de

permanente de la Universidad de Puerto Rico, Recinto

Carolina y Rhode Island School of Design. Como titiritero

de Carolina. Actualmente reside en la Ciudad de México

ha colaborado con las compañías de teatro SEA (Sociedad

donde continua su labor y exploración artística.

Educativa de las Artes), Aspaviento, Sobre la Mesa y Papel Machete. Entre sus trabajos de ilustración se encuentran Antrópolis de Janette Becerra y Secretos de familia de Kalman

Nathan Budoff

Barsy (ambos de Ediciones SM), El Diccionario y el Capitán

Nathan Budoff nació en Northampton, Massachusetts,

de Alexandra Pagán Vélez (Editorial Preámbulo) y

y se crio cerca de Boston. Estudió su bachillerato en la

Consultores de misterios de Sylma García González (Editorial

Universidad de Massachusetts y su maestría en the School

ICP). Su trabajo de cómics ha sido publicado en La Revista

of the Art Institute of Chicago. Le fue otorgada una

de El Nuevo Día, Mi Resuelve Escolar 2 de Primera Hora y la

beca Fulbright y pasó un año en Bogotá. Lleva más de

antología Voodoo Ink.

dos décadas viviendo en San Juan, Puerto Rico. Budoff ha expuesto extensamente en Puerto Rico, y su obra se ha presentado en exposiciones en New York, Chicago,

Elizabeth Barreto Ortiz

Minnesota, Vermont, Santa Fe, New Mexico, Bogotá y

Elizabeth Barreto Ortiz (n. 1987, Bayamón, Puerto Rico)

Medellín. Realizó un mosaico en la Estación Martínez

es artista plástica, educadora, coordinadora e tallerista

Nadal del Tren Urbano de Puerto Rico. Sus obras forman

artística para el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto

parte de las colecciones del Museo de Arte de Ponce,

Rico, entre otros museos y proyectos de base comunitaria

del Museo de Arte de Puerto Rico, del Museo de Arte

en Puerto Rico y la República Dominicana.

Contemporáneo de Puerto Rico y del Museo de Arte de Caguas, entre otros.

Fue recipiente de una residencia artística en Pittsburgh (2016), Pennsylvania presentada por The Café con Leche Artist Residence Program en Most Wanted

Alexis Esquivel

Fine Art y auspiciada por The Heinz Endowments

Alexis Esquivel Bermúdez es un artista afrocubano

Small Arts Initiative. Ha exhibido en varias colectivas

reconocido

como Línea Dura (2018), en el Museo de Arte López Pío

obra pictórica o en forma de performance exhibe

en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Cayey, A

el tema del racismo y el de la identidad racial en

Creative Mix (2017) subasta de arte a beneficio del

Cuba. Entre sus exposiciones destacan Ni músicos ni

Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, Colectiva

deportistas (1997), Queloides, Raza y racismo en el Arte cubano

Monopatín 3 (2016) en el Museo de Arte de Puerto Rico

contemporáneo (2010), Without Masks: Contemporary Afro-

y Causalidad (2014) para la 5ta edición del Festival de

Cuban Art (2010) y Drapetomanía, Homenaje al Grupo

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nacional

e

internacionalmente

cuya


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Antillano (2013). Además, es miembro de la Unión

Bárbara Díaz Tapia

Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Uno

Bárbara Díaz Tapia nació en Bayamón, Puerto Rico en

de los objetivos de su arte es promover la discusión racial

1984. Obtuvo un Bachillerato en Imagen y Diseño de

dentro de la comunidad negra al comparar la situación

la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Cultura

del negro cubano con la de los negros de otras partes

Puertorriqueña. Ha participado en varias exhibiciones

del mundo. De hecho, no es raro encontrar en sus obras

colectivas. En el 2008 tuvo su primera exposición individual,

tanto referencias a momentos históricos de Cuba, como

Esperpentos y otros divertimentos familiares en el Museo de las

a personalidades negras contemporáneas tan conocidas

Américas. Su obra presenta una visión desgarradora de la

como Barack Obama.

realidad, mediante imágenes simbólicas de monstruos y pesadillas. Su segunda exposición individual tuvo lugar en la República Dominicana en el 2010, en la que exhibió

Elio Rodríguez Valdés

una serie de dibujos bajo el título Historia de la sangre:

Elio Rodríguez Valdés (Habana, 1966) es graduado del

ectoplasmas. En junio del 2011 viajó al Lincoln Center en

Instituto Superior de Arte (ISA) en la Habana en 1989.

Nueva York para estudiar la Filosofía de la Educación

Ha disfrutado de residencias de Arte como Hutchins

Artística de la Dra. Maxine Greene. Su obra ha sido

Fellowships en la Universidad de Harvard en 2015 y en

escogida para la Muestra Nacional del 2015. Terminó el

el Mattress Factory Art Museum en Pittsburgh en 2010.

Programa de Maestría de Pennsylvania Academy of the

Su obra forma parte de colecciones privadas y públicas

Fine Arts. Actualmente, es estudiante doctoral del Centro

tales como el Museo Nacional de Artes de Cuba; The Von

de Estudios Avanzados, labora como artista, maestra,

Christierson Collection en Londres; The Shelley & Donald

profesora en dos instituciones del país y tallerista.

Rubin Collection, New York, NY, EUA; The Peggy Crafitz Collection, Washington, DC, EUA; Fundación AMBA, Brasil; y la colección del W.E.B. Du Bois Institute for African and African American Research, en la Universidad de Harvard, EUA. Entre sus exhibiciones personales se destacan Black Gardens, Factoría Habana, Cuba (2017); Puzzled, Galería Thomas Jaeckel, New York, NY, EUA (2016); On Guard (Con la guardia en Alto), Hutchins Institute, Universidad de Harvard, Cambridge, PA, EUA (2014); Presión Contenida, Galería Charpa, Valencia, España (2014); Corridas y Venidas, Galería Breese Little, Londres, Inglaterra (2012); entre muchas otras.

“Las utopías en la literatura”: Actas del II Programa Académico del Festival de la Palabra, 2016


Para colaborar en Cruce:

artículos de investigación, reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponEn Cruce publicamos:

ga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea. Toda persona que desee colaborar deberá enviar su artículo por correo electrónico, comprometiéndose a que dicho texto respeta las normas internacionales en materia de conflicto de intereses y normas éticas.

Los escritos se someterán a estricto arbitraje y proceso de edición y corrección, por lo que la colaboración puede sufrir alteraciones, a menos de que se trate de un texto literario. Debe seguir MLA o APA como manual de estilo. Nos enfocamos en los siguientes temas:

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Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales.

Letras:

Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos.

Arte: Los escritos dedicados al análisis,

el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor.

Cine:

Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor. Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista

editorescruce@suagm.edu


To collaborate: research articles, reflections, opinion columns, texts of commentaries, photo essays and plastic arts, interviews, creative texts, and any other type of writing that present an analysis or critical look into contemporary society. Cruce publishes:

Every person that wishes to collaborate must send the piece via email, pledging to respect the international rules in subject of conflict of interest and ethical norms in the submitted text. All pieces will be subjected to evaluation, editing process and corrections, which could result in alterations, unless it is a literary piece. Submissions must follow the MLA or APA manual of style. We focus on the following topics:

Politics and society:

pieces of sociopolitical criticism suppose collaborations of different knowledge of the social sciences, which analyze and explain phenomenons and social structures through principles or conceptual schemes or theories.

Literature: literary writings by an author

(poems, stories, dramas, passages of novels, poetic prose...) that demonstrate the human affection and inspire creation. Also, reviews, critiques of literary texts and other literary approach or properly said linguistic.

Art:

texts dedicated to the analysis, study and presentation of everything that comprehends the cultural world. This covers cultural management, self management, cultural studies, music, plastic arts, scenic movement, dance, pop culture and urban art, viewed preferably from the prism of reality. Photography as visual narrative that serves to restructure the social day to day and approaches of the photographic piece of an author.

Cinema:

Texts that analyze or reflect about the cinematographic world and how to understand topics of contemporary reality from a visual perspective. The rights of publication are exclusively of th author. All collaborations and correspondance should be send to

editorescruce@suagm.edu




ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANIDADES Y COMUNICACIONES DE LA UNIVERSIDAD METROPOLITANA https://issuu.com/revistacruce revistacruce.com


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