Afirmaciones - Revista Cruce (30 de mayo 2022)

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Arte en portada:

Naufragio

José Enrique Del Valle Cotto

Montaje: Anto Gamunev

30 de mayo de 2022: Afirmacicones

Junta Editora:

Roxanna D. Domenech

{ Directora

Anto Gamunev

Sonia Cabanillas

Martín Cruz Santos

Juan Carlos Fret-Alvira

Carlos García

Jorge L. Torres

Alexandra Pagán Vélez

{ Lectora externa

Hugo R. Viera Vargas

{ Lector externo

Junta Asesora:

Balbina Rojas

Luis Iturralde

Evelyza Crespo

Sugelenia Cotto

{ Presidenta

2 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

Para colaborar:

En Cruce publicamos artículos de investigación, reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea.

Toda persona que desee colaborar deberá enviar su artículo por correo electrónico, comprometiéndose a que dicho texto respeta las normas internacionales en materia de conflicto de intereses y normas éticas.

Los escritos se someterán a estricto arbitraje y proceso de edición y corrección, por lo que la colaboración puede sufrir alteraciones, a menos de que se trate de un texto literario.

Nos enfocamos en los siguientes temas: Política y sociedad: Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales.

Letras: Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos.

Arte: Los escritos dedicados al análisis, el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor.

Cine: Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Se aceptan formatos audiovisuales.

Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor.

Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista editorescruce@uagm.edu

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 3

Un afuera invisible: Texto curatorial de la exhibición Cálido veneno de José Enrique Del Valle Cotto

Reynaldo Padilla-Teruel

Insertando paréntesis en los Cuentos folclóricos de las Antillas Mayores de Ricardo Alegría

Julia Cristina Ortíz Lugo

Los curios de occidente … el dilema entre el espectáculo colonial y la preservación patrimonial

Jorge Crespo

El héroe de Fajardo: Antonio Valero de Bernabé

Angel M. Rivera

Bajo la lluvia

Maria Isabel

Factores de riesgo de signos depresivos relacionados al uso de la red social Instagram en estudiantes de mercadotecnia

Balduino Rainiero Acosta Pérez, Schaiddy Pérez Villalona & María Rincón

Actividades literarias en la Casa de les Contrafuertes

Luisa

Beatriz Llenín Figueroa y Editora Educación

del centenario de muerte de

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 5
El nuevo “Eje” Manuel Martínez Maldonado Obras ajenas Anto Gamunev Algo a que aspirar José E. Cruz Figueroa Al borde del día
C. Rivera Charneco
Aurora
Capetillo ¡Presente! - Dossier conmemorativo
Luisa Capetillo Perón (1882-1922)
Convocatoria para la edición especial Perspectivas LGBTTQIA+ p.18 p.8 p.72 p.76 p.82 p.88 p.86 p.112 p.28 p.38 p.46 p.66
p.54
Emergente
ÍNDICE
NOTA EDITORIAL

Cruce presenta “Afirmaciones” (30 de mayo de 2022). Este número comienza con “Naufrago” en la portada, pieza del artista José Enrique Del Valle Cotto que forma parte de su serie titulada “En mi barrio hace calor” (2015-2018). Reynaldo Padilla-Teruel nos presenta una exposición magistral de las obras de Del Valle Cotto en su ensayo “Un afuera invisible: Texto curatorial de la exhibición Cálido veneno de José Enrique Del Valle Cotto” que incluye obras de arte de la serie antes mencionada, al igual que de “Nadie ve lo que sentimos” (2019-2021). Padilla-Teruel sostiene que estas “propuestas visuales… remiten a diferentes experiencias de la invisibilidad… aquí lo invisible es aquello que traspasa los limites sensoriales del ojo y se cuela por otros sentidos adquiriendo distintas formas sensibles.” (p.9)

La edición también contiene una variedad de ensayos de reflexión e investigación, diversos textos creativos y un dossier conmemorativo del centenario de la muerte de Luisa Capetillo Perón (1882-1922). Primero, Julia Cristina Ortiz Lugo nos honra con “Insertando paréntesis en los Cuentos folclóricos de las Antillas Mayores de Ricardo Alegría” (p. 18). En este Ortiz Lugo afirma:

Para nosotros, a quienes se nos ha enseñado a desnaturalizarnos, a mantenernos alejados del mapa antillano, mirando siempre a Estados Unidos y a usar como referente único todo lo que viene, se produce y se piensa en ese lugar, una antología de cuentos folclóricos antillanos en los que podemos mirarnos con tanta comodidad, porque muchos de ellos los tenemos también en nuestra Isla, debió suponer otro reconocimiento y otro recordatorio de que nuestros referentes culturales más importantes están entre nuestros vecinos y no hacia arriba en el Atlántico. (p. 25)

A este le sigue “Los curios de occidente … el dilema entre el espectáculo colonial y la preservación patrimonial” de la autoría de Jorge Crespo (p. 28) quien sostiene que:

es necesario buscar un terreno común de convivencia entre los ámbitos del coleccionista, del museo, del dueño patrimonial de los bienes culturales. En aquellos casos extremos y claros de expolios históricos y coloniales, debe establecerse mecanismos claros y obligatorios de negociación entre las partes, donde, en primer lugar, se formalice el reconocimiento internacional del derecho patrimonial del país de origen sobre los bienes en cuestión. Sobre dicho reconocimiento se debe partir para negociar procesos de retorno… (p. 37).

Luego, Angel M. Rivera Rivera comparte su ensayo “El héroe de Fajardo: Antonio Valero de Bernabé (p. 38). Asimismo, contamos con otro ensayo de investigación de parte de Balduino Rainiero Acosta Pérez, Schaiddy Pérez Villalona y María Rincón Suárez (p. 54) y un texto reflexivo de nuestro colaborador recurrente Manuel Martínez Maldonado, El nuevo “Eje” (p.66).

Además, esta edición integra tres cuentos y un fotoensayo. El primer cuento es de Anthony Gamunev, “Obras ajenas” (p. 72); el segundo es de la autoría de José E. Cruz Figueroa, “Algo a que aspirar” (p. 76) y el tercero está escrito por la estudiante universitaria Aurora Rivera, “Al borde del día” (p.82). Por otra parte, María Isabel nos presenta una serie de fotografías en su ensayo “Bajo la lluvia” (p. 46), mientras que la Casa de les Contrafuertes anuncia varias actividades literarias para este año 2022 curadas por la poeta Irizelma Robles que tendrán lugar cada tres jueves en la Sala de Lectura y el patio interior (p. 86).

En esta ocasión cerramos con una convocatoria para nuestra próxima edición especial Perspectivas LGBTTQIA+2 (p.112) y con un extraordinario dossier titulado Luisa Capetillo ¡Presente! (p. 88). Dicho dossier fue preparado por Beatriz Llenín Figueroa, editora asociada de Editora Educación Emergente (EEE) y se presenta “en conmemoración del centenario de muerte de Luisa Capetillo Perón (1882- 1922) y en celebración de su figura y legado, así como de la nueva edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo (Julio Ramos, ed. e intro., Editora Educación Emergente, 2021)” que ya se encuentra disponible de manera gratuita como parte de la serie de Libros Libres de EEE (ver enlace para descargarlo en la página 90). Gracias por cruzarse con nosotrxs este semestre académico. Esperamos continuar contando con sus lecturas y colaboraciones. Pueden disfrutar de la revista Cruce y de “Afirmaciones” en: https://issuu.com/revistacruce

Atentamente,

Roxanna D. Domenech Cruz, PhD

Directora

Revista Cruce

Editorescruce@uagm.edu

Rdomenech1@uagm.edu

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 7

Un afuera invisible

Texto curatorial de la exhibición Cálidovenenode

José Enrique Del Valle Cotto1

Reynaldo Padilla-Teruel

Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico

Un afuera invisible

Texto curatorial de la exhibición Cálido veneno de José Enrique Del Valle Cotto.1*

Reynaldo Padilla-Teruel

Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico

1* Del 7 de octubre al 5 de noviembre de 2021 en Pública, Santurce.

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ARTE

“Originariamente o inmediata y regularmente, o también cotidianamente, las cosas no son cosas, no son objetos, no son el afuera por un adentro”

La exhibición Cálido Veneno representa los últimos seis años de trabajo del artista José Enrique Del Valle Cotto (1988). Componen la muestra piezas de dos series: “En mi barrio hace calor” (2015-2018) y “Nadie ve lo que sentimos” (2019-2021). Ambas series son propuestas visuales que remiten a diferentes experiencias de la invisibilidad. Comúnmente, lo invisible es aquello que no posee la capacidad de ser visto. Sin embargo, aquí lo invisible es aquello que traspasa los limites sensoriales del ojo y se cuela por otros sentidos adquiriendo distintas formas sensibles.

Esta invisibilidad ya nada tiene que ver con lo visto o lo no visto, sino que es una invisibilidad que indica una profundidad emocional a ultranza. Tan invisible y profundo como el borde del cosmos; invisible y no por ello inexistente. Sin embargo, hay que admitir que es una existencia ilusoria, pues depende ontogenéticamente del empleo y ejercicio de una complejísima operación mental incalculable pero fundamental. Esta admisión no viene sin la precaución de no confundir esta existencia ilusoria con una existencia menos real o relativamente menor que la existencia “concreta” de otros objetos existentes. Esta invisibilidad de la existencia ilusoria es consentida, concebida e imaginada a partir de su ausencia presencial. O sea que, el objeto ideal o la cosificación idílica de la existencia ilusoria no es la ausencia de objeto, sino el objeto ausente. Mas especifico aun, el objeto ausente del ojo.

Las piezas que se exhiben son rastros visuales y residuos estéticos de esta invisibilidad íntima en la cual se fundamenta su abstracción emocional y artística. Sucede con toda abstracción emocional, y la de José Enrique no es la excepción, que se alberga en ella una nébula confusa que supera la cuestión propia de la estética, pues son las emociones lo que está verdaderamente en juego. La exhibición Cálido veneno propone una intervención inmediata con estas emociones y su invisibilidad.

“En mi barrio hace calor” se alude al modo emocional en el que habitamos los espacios. Una poética de habitar el mundo que transforma todo lo habido entre cielo y tierra y la expresión artística es uno de los testimonios más fieles de ello. En este habitar poético el hábito deja de ser una repetición viciosa para transformarse en una comprensión existencial del habitar a partir de un vagabundeo intencionalmente experimental. Hay algo en la serie que se puede interpretar como un flaneur temperamental Primero, en su aspecto anímico como temple o estado de ánimo y segundo, a la temperatura o estado de calor de un cuerpo.

De modo indirecto, la serie sugiere, también, un modo de experimentar la ausencia. En la frase “en mi barrio hace calor” se encierra la sensación de un lugar en el cual se entrecruza el estar con el sentir. Una topografía sentipensante llevada hasta sus últimas consecuencias negativas; a saber, no estar es no sentir y no sentir es no ser. La ausencia toma forma de vivencia, memoria y reclamo. Sentir o no sentir el calor es, incluso, una forma de estar en vínculo o desvinculo. El calor es comunidad, abandono y desarraigo. A fin de cuentas, el calor es la invisibilidad de la vida.

La segunda serie, “Nadie ve lo que sentimos”, trata sobre ese translúcido Yo que media casi todas nuestras interacciones sociales. Un ser translúcido que no por ello muestra su interior, sino que se desvanece en medio del drama social y las miradas de los demás lo traspasan por completo. La evanescencia de ese Yo es la cualidad de 2 Potestà, A. (2013). El origen del sentido. Husserl, Heidegger, Derrida. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesados. p. 137.

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una presencia ausente de sí misma. Nadie me ve, solamente ven a través de mí. Nadie ve lo que sentimos porque somos solamente una silueta de carne y hueso de contenido invisible.

La serie es un hacer ver que no solamente es visibilizar algo, sino que es también -y más profundamente- un

desocultamiento de lo que sentimos. Aquello que se desoculta aparece ahora por medio de un impulso develador y revelador que actúa en función veleidosa de las apariencias, o sea, la apariencia estética de la creación artística.

Revelar lo que sentimos es parte del drama de la existencia. Ese drama de desocultar lo que sentimos refiere a un acto y a un movimiento que puede ser intencional o bien puede ser inconsciente. Cualquiera que sea el caso, este impulso develador y revelador de hacer ver lo que sentimos es, también, un impulso de vida, pero, tal como afirma Mario Perniola:

En la pulsión de vida lo importante no es seguir viviendo, sino la experiencia de una interioridad compartida aquí y ahora, que se presenta como algo absoluto e incondicional, por completo desinteresado en su futuro. Por consiguiente, la pulsión de vida no se distingue de la pulsión de muerte. En realidad, le da lo mismo entregarse al júbilo y el alborozo, que hundirse en una total devastación moral y física; lo fundamental es vivirlo todo compartiendo las emociones y las sensaciones.3

En este sentido, no se puede negar que existe cierto peligro en compartir y hacer públicas las emociones. Hacerlo conlleva su riesgo y el capitalismo actual siempre encuentra alguna forma de castigarlo. La lógica de este capitalismo es defender la propiedad privada y la vida, y en este sentido, las emociones representan para esta lógica lo más privado. En tanto se comprenden como propiedad vital, lo propio de las emociones es mantenerlas en privado. Esta lógica parece privatizar las emociones, pues un individuo que vive sus emociones solamente en privado, está realmente privado de emociones. Privado en tanto no se le permite sociabilizar su verdadero sentir. Así pues, para esta lógica, la “vida” ya no es vida y la propiedad privada termina siendo una privación propia.

Por medio de su obra artística, José Enrique propone una seria confrontación con lo real en tanto nos ubica siempre ante la posibilidad existencial de vivir emocionalmente a la intemperie, retando así, aquella lógica privada de las emociones. Este vivir emocionalmente a la intemperie es también un rasgo afectivo de su flaneur temperamental, a modo de un deambular patético. “[E]l término griego páthos o pathema [del cual proviene lo patético] nos refiere «a todo lo que uno experimenta», «a lo que se siente», a las condiciones mismas de la experiencia”4. En este sentido, hacer ver lo que sentimos es la expresión de eso sentido y experimentado. Lo sentido como condición previa a la creación artística.

Durante su flaneur temperamental el artista no solamente encuentra su tonalidad anímica para la creación, sino que da con aquello que se convierte en su materia prima. Recolecta lo que otros desechan. En este sentido, sus trabajos son una reconfiguración arqueológica -anímica y emocional- del paisaje. Un paisaje decodificado en objetos y sensaciones recolectadas. Estos materiales encontrados con los que trabaja son, también, formas de encontrarse en y con el paisaje. Dicho acto devela un grado cero de los objetos, un punto ciego entre el uso y el desuso. Punto que la lógica del capitalismo plantea como irreversible mediante la obsolescencia; y se expresa bajo el lema: más muerte, más desecho y menos vida. José Enrique no solamente usa aquello que estaba en desuso a modo de re-uso, sino que en su modo de comprender y ejecutar la creación artística rehúsa el desuso en su propio uso y abuso de la materia. Si la lógica del capitalismo resulta de un exceso que, a su vez, se traduce en riqueza y nunca en perdida, José Enrique encuentra su riqueza en el desecho. No desechando, sino apropiándose de lo ya desechado mediante una recuperación estética, temporal y sentimental.

Su técnica evoca el deterioro y la degradación, elementos que ya están presentes en su paisaje cotidiano posmoderno y colonial. Y la gama de colores saturados que utiliza refleja la saturación de estos espacios urbanos.

3 Perniola M. (2008). Del sentir. (C. Palma Trad.) Valencia: Pre-textos. p. 76-77.

4 Ramos, F.J. (2003). Estética del pensamiento II. La danza en el laberinto. Mediación sobre el arte y la acción humana. San Juan/ Madrid: Editorial Tal Cual/Editorial Fundamentos. p. 150.

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Se dan rasgaduras, cortes, tajos, perforaciones y quemados; se emula o se exagera la corrosión, se derrite plástico, se cose o se amarra con soga y alambre de púa. Emplea técnicas invasivas de severa intensidad y violencia planificada. Sin embargo, esta violencia transporta al espectador de lo arruinado a lo sublime gracias al color. Pues el color no solamente está en función de la saturación, sino que resulta ser lo único llamativo y vivo que existe sobre el fondo gris inerte de la cuidad de concreto. Su uso de colores intensos sobresalta como convivencia y complemento a la decadencia urbana, tal cual lo hace el grafiti. A su vez, lo vivaz del color rescata el panorama de no sucumbir totalmente a la sombría dureza del entorno urbano y de los materiales utilizados. Hay, pues, en el uso de tales colores una afirmación en cuanto a que el deterioro y la degradación no son procesos absolutos.

Ante tal comprensión, ejecución y alteración de la materia, las formas subjetivas recorren todo el espectro artístico y estético. Pero al fondo de toda subjetividad figurativa late profundamente una negación consustancial con la materia. Esta negación aparece y se afirma en la experiencia artística misma. La forma, ya luego de haber sido desechada, se rehúsa a ser clasificada nuevamente. Los trabajos de José Enrique se rehúsan a ser pintura o escultura; o mejor aún, se rehúsan a ser solamente pintura o solamente escultura. Generando así, una dialéctica entre pintura y escultura que se resuelve en la experiencia estética con las obras mismas. Sin embargo, queda un conflicto irresuelto en el cual la materia se desvela y se deshace de su carga objetual y cósica para mostrar únicamente su carácter de ocasión y proceso artístico.

La intervención estética del objeto desechado le ofrece no una nueva posibilidad a los objetos, sino su propio y verdadero aparecer como objeto estético y diferenciado. En ambas series se altera la capacidad de la materia al hacerla aparecer como objeto estético en vez de un objeto conforme a su propia objetualidad y cosidad. Es, pues, una descosificación de la materia, es hacer aparecer la ausencia cósica de ésta. No como un colapso de sentido y significado, sino como el desocultamiento de algo discrepante y disconforme en la materia misma. Plástico, madera, metal y pigmento en una intensa y desbordante diferencia que oculta la noción de cosa y objeto para aparecer ahora como una experiencia estética.

Título: Encarnizamiento.

Serie: En mi barrio hace calor.

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Título: 2do plano

Serie: Nadie ve lo que sentimos.

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Izquierda

Título: Inframundo.

Serie: En mi barrio hace calor.

Derecha

Título: La ventana.

Serie: En mi barrio hace calor.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 13

Título: Trap.

Serie: En mi barrio hace calor.

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Título: Naufrago.

Serie: En mi barrio hace calor.

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Título: Malas lenguas.

Serie: Nadie ve lo que sentimos.

Título: Nébula nebulosa.

Serie: Nadie ve lo que sentimos.

16 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA
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Título: Heatwave. Serie: En mi barrio hace calor.
Insertando paréntesis en los Cuentos folclóricosdelasAntillasMayores de Ricardo

Alegría

Julia Cristina Ortiz Lugo Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez

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POLÍTICA Y SOCIEDAD

Puerto Rico ha celebrado el centenario de Ricardo Alegría de múltiples maneras, como corresponde a una figura tan querida en amplios sectores de nuestra población. Yo he buscado aprovechar el momento para acercarme a uno de sus libros, tarea que quería realizar hace algún tiempo. Aprovecho para adelantar que no será nada exhaustivo, sino un intento por crearle algún contexto a esa colección. Comienzo por señalar que el libro, Cuentos folclóricos de las Antillas Mayores, se publicó en 2008 y que incluye dieciocho cuentos folclóricos, naturalmente, de Cuba, Jamaica, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y por razones que no se explican, también hay muestras de Islas Vírgenes. Alegría señala que estos cuentos se los han contado “personas de edad avanzada que los habían aprendido de sus padres y abuelos, tanto en Puerto Rico, como las otras islas” (11). El libro está ilustrado por el artista español Rafael Seco, quien realizó murales en el Hotel El Convento, en la Barrachina y en el propio Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe; así como fue también el ilustrador de otro libro de Alegría, Cuentos folclóricos de Puerto Rico.

Según se lee en su Introducción, la colección muestra versiones de cuentos de los que “llegaron con los conquistadores y colonizadores europeos, así como con los esclavos africanos” (10). Podemos inferir también que está implícita la idea de que estos cuentos continúan con el uso generalizado que, según él, tenían en ambos continentes de “educar a los niños en los valores de su sociedad.” También se habla de su función “para cultivar la fantasía y la imaginación de los niños” (10). En la medida en que no se especifica para qué público está dirigido el libro, dejándonos llevar por estos comentarios, por las ilustraciones y por la salvedad de que no “pretende ser un estudio científico del cuento popular…” (11), podemos inferir que es un libro dirigido, mayormente, a personas jóvenes, probablemente pensando en una población escolar.

Lo que me gustaría hacer con este libro es, tal como sugiere el título, añadir ciertos datos que puedan servir para contextualizar mejor el material que se usa en esta colección. Don Ricardo, como hijo de su época y su formación, se acercaba a estos materiales asombrado por los textos y sin mayor preocupación sobre la identificación de personas narradoras.1 Por tanto, no podemos recuperar quiénes le contaron a don Ricardo, porque quedó oculta bajo ese colectivo silencioso que es “personas de edad avanzada.” Quizá algún día alguna persona investigadora con acceso a los papeles de don Ricardo, pueda contarnos de quiénes y de dónde exactamente Alegría obtuvo esas versiones.

Así es que para contextualizar otros asuntos que sí me son accesibles empiezo por señalar que este libro, sometido a una mirada global y partiendo de las aseveraciones del autor, que he citado antes, responde clásicamente a la visión que, de nuestra cultura, don Ricardo elaboró, extendida para cubrir a las Antillas Mayores. El libro contiene muestras de “las tres culturas” porque abre con un “mito taíno” y luego los demás cuentos se pueden ubicar con bastante claridad entre las corrientes europea y africana. La colección podría decirse que es también un intento por adentrar a nuestros jóvenes en cierta conversación con las Antillas a las que pertenecemos y que, en los delirios coloniales, se nos hace olvidar. Para mí ese es el esfuerzo que más valoro de este libro, aunque desconozco su éxito editorial en las escuelas.

Precisamente, basándome en eso, es que me di a la tarea de localizar esos cuentos porque esa labor, aunque puramente descriptiva, puede darnos la medida de la puerta a la identificación antillana que abrió Alegría con la publicación de esta colección. Añadiendo, además, el detalle de que es a través de la utilización de cuentos folclóricos que se busca esta relación. Recordemos que, hoy día, nuestros

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jóvenes no tienen acceso a los cuentos folclóricos como sí ocurría con generaciones anteriores. También, a falta de saber quiénes fueron sus fuentes, podemos relacionar los cuentos con otras colecciones donde aparecen versiones de estos cuentos y entender mejor la popularidad y el alcance de estos.

Por tanto, me propongo primero, identificar el alcance de estas versiones en el Caribe y otros lugares, donde sea posible, y segundo, incluir algunas posibles conclusiones a las que se puede llegar haciendo ese ejercicio.

Dejando de lado el mito taíno del surgimiento del mar que dio paso al Caribe con sus islas, que nos llegó a través de Fray Ramón Pané, la colección comienza con tres cuentos de Cuba. “Mariquita la fea y Mariquita la bonita” es una de tantas versiones de la Cenicienta que responde al esquema que nos llegó a través de la cultura hispanoportuguesa y que en Puerto Rico contamos con más de 19 versiones.2 La de Alegría es una versión curiosa porque cuenta dentro de la historia con la modalidad del cuento encadenado. Por supuesto, cuenta también con la presencia del tipo denominado: the Kind and the Unkind Girls que es, además parte de los cuentos del ciclo que pertenece a la Cenicienta. Versiones de este cuento se consignan, además, en Guadalupe, Andros, República Dominicana, Jamaica, Chile y Brasil entre otros lugares.

La segunda muestra cubana, “Los tres hermanos,” es un cuento de madrastra, cuyas versiones se han consignado en Argentina, Uruguay y República Dominicana. Podría considerarse cercana al cuento puertorriqueño de “La matita de ají,” porque es un relato en el que la voz que sale de una planta le permite al padre rescatar a sus hijos despedidos por la madrastra.

“Ambeko y Aguatí” es una versión de un cuento yoruba que también conservamos en Puerto Rico.3 Repite la trama de la carrera entre ambos animales y la ingeniosa treta de la jicotea para ganar la carrera, con la ayuda de sus otras hermanas jicoteas. Igual que nuestra versión yoruba, cada personaje tiene un estribillo que

señala cuándo cada cual llega a un punto de la carrera. El cuento cubano es más rico que las versiones a las que he tenido acceso en Puerto Rico, porque incluye dos explicaciones relacionadas a la apariencia y al comportamiento del ciervo, dándole matiz de cuento de origen o por qué. Se nos explica por qué el ciervo tiene pelos solo en la mitad de la cara y por qué es un animal huidizo.

De Jamaica incluye una versión titulada “El toro Timolino,” que es también un cuento de origen o por qué. Versiones de este cuento se pueden encontrar en Jamaican Song and Story, Annancy Stories, Digging sings, Ring Tunes, and Dancing Tunes de Walter Jekyll. (130-132). Este es otro relato con estribillo, que en la versión de Alegría es Timolino mandare, mientras que en la de Jekyll es Timmolimmo man dere. También lo recoge Jamaica Anansi Stories: With Music Recorded in the Fields (149 Tales of the Classic African Folklore)-Annotated Anansi Story, de Martha Warren Beckwith y Helen Roberts. Su versión se titula “The Two Bulls” (posición 3115- 3137). Puerto Rico también cuenta con una versión de esa historia que, en lugar de ser dos toros (padre e hijo) que se enfrentan para que las vacas estén tranquilas son dos cabros, padre e hijo, para que el rebaño esté seguro. En su libro The Caribbean Story Finder Sharon Barcan Elswit señala que también el cuento se encuentra en las colecciones de Elsie Clews Parsons, Folklore of the Antilles, French and English, Part I, en Trinidad; Beauties an Beasts de Betsy Gould Hearne (Jamaica); African American Folktales de Roger Abrams (San Vicente); Tales of the Caribbean: The Beginnings of Things de Evan Jones; Monkey Liver Soup de Eaulin Ashtine (ambas de Trinidad).

El segundo cuento jamaiquino, “Grandy-Do, la niña y los animales,” es una versión del cuento “Catilanguá Lantemué.” Esta narración corresponde al motivo del niño capturado por una bruja, cuya liberación solo es posible si adivina el nombre de la bruja. En Puerto Rico, tanto Pura Belpré (The Tiger and the Rabbit) como Ángeles Pastor (Esta era una vez bajo las palmeras) incluyeron versiones en sus colecciones de cuentos. Félix Pitre publicó Paco and the Witch:

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A Puerto Rican Folklore. Este motivo de averiguar el nombre para lograr diversas cosas aparece ampliamente bajo el nombre: “El nombre del ayudante” y podemos encontrarlo en Surinam, Andros, Trinidad, Granada, Martinica, Dominica, Guadalupe, Antigua, Haití, así como en las Islas Vírgenes. Resulta necesario subrayar que nuestra narradora oral, Tere Marichal, se ha dado a la tarea, no solo de contar este cuento, sino de realizar una amplia investigación sobre las múltiples versiones que hay sobre él.

“Domy, el príncipe que no hablaba y Anancy, la Araña” es una versión de un cuento que Walter Jekyll integra en su colección Jamaican Song and Story como un relato con estribillo cantado. De igual manera, aparece en la colección Anansi Folktales in the Diaspora que, presumiblemente apela a personas lectoras de Guyana, Jamaica, Surinam, la Antillas holandesas y Carolina del Sur. En la colección The Treasury of Ba-suto Lore; being original Se-suto texts with a literal English Translations and Notes, entre sus cuentos de lenguas bantú, incluye el relato “Seilatsatsi oa Mohale.”4

Como representativo de Haití, Alegría incluye

“ ”
…esta colección crea un canon para las Antillas, dado el reconocimiento que tenía su figura y dado el hecho de que, salvo, los libros intencionalmente escolares del Departamento de Educación, nadie más ha hecho en Puerto Rico una colección semejante.
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“El regalo de los animales, el príncipe y el brujo.” Esta narración de aventuras maravillosas precisamente el propio Alegría lo consigna para Puerto Rico en dos de sus libros: The Three Wishes (1969) y Cuentos folclóricos de Puerto Rico (1974) con el título “Juanito y la princesa” (Juanito and the Princess). Es una muestra clara del tipo de cuento que incluye los motivos de animales como ayudantes. Y Elsie Clew Parsons, en su libro: Folklore of the Antilles, French and English bajo el título: “He Divides Meat for the Animals: His soul is an egg” ha consignado versiones en Dominica y Guadalupe de un cuento que está esparcido en lugares tan diversos como Quebec, Nuevo México, Cabo Verde, México, Benga Nassau, Angola, Portugal, Francia, india, Filipinas, Islas Mauricio e Italia.

No he podido localizar el cuento “El adivino y el anillo de la reina” en ninguna de las fuentes que consulté. Sin embargo, el motivo del anillo como vía para reconocer a alguien es ampliamente conocido y utilizado en diversas cuentísticas. Lo mismo ocurre con “El bastón mágico,” aunque tampoco logré localizarlo, la presencia del motivo del objeto mágico se consigna a todo lo largo y ancho de la tradición oral.

Para representar a la República Dominicana, Alegría escoge tres cuentos bastante conocidos y que pueden encontrarse en Puerto Rico también. Veamos.

El primero, “Compai Pedro y el gigante,” es una versión de los cuentos ampliamente conocidos en América Latina del personaje de la tradición española, Pedro de Urdemalas y que en Puerto Rico conocemos como Pedro Animala. Además de en Puerto Rico, Cuba y la República Dominicana, el personaje está en Chile, México, El Salvador, Guatemala, Argentina, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil, Bolivia y Venezuela.

“El conejo se burla del tigre” es una aventura que, igualmente, está ampliamente diseminada en América Latina porque el personaje del Compay Conejo5 o tío Conejo, como se conoce en muchos lugares de Latinoamérica, es muy famoso en las colecciones de cuentos folclóricos. En Puerto

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Rico, por ejemplo, contamos con versiones de ese relato en Folclore portorriqueño de Rafael Ramírez de Arellano, en las colecciones de John Alden Mason en el Journal of American Folklore, así como el propio Alegría en sus libros The Three Wishes y Cuentos folclóricos de Puerto Rico.

Finalmente, el cuento “El joven de los dientes de oro” tiene sus versiones, además, en Puerto Rico y Cuba. Variantes en las que se considera al pretendiente como relacionado al demonio, aunque no tenga los dientes de oro, se encuentran en Haití, Martinica, San Vicente y Saint Thomas. Los cuentos dedicados a Puerto Rico son narraciones muy conocidas y los tres están ampliamente documentados en diversas fuentes. Por ejemplo, “El caballo de los siete colores” aparece en dos colecciones africanas: la de May Augusta Kipple (African Tales with Foreign Analogues) y en The Treasury of Ba- Suto Lore. Hay versiones en República Dominicana, San Vicente, Martinica, Venezuela, Guatemala, México, el pueblo Mapuche, Cuba. En Puerto Rico lo tenemos en varias colecciones, lo que demuestra que es o fue ampliamente conocido. “La bruja y su cuero” es uno de los cuentos más conocidos de brujas en Puerto Rico. Está ampliamente representado en la colección de Teodoro Vidal y el propio Alegría lo había incluido antes en su libro The Three Wishes. Aparece en The Complete Tales of Uncle Remus de Joel Chandler Harris y se documenta en Haití, en Bahamas, Carolina del Sur y del Norte, México, Dominica y Surinam.

El cuento de “Juan Bobo, la puerca y los pollos” es un cuento clásico del ciclo de Juan Bobo en Puerto Rico. Su versión combina varios episodios que pueden contarse por separado, por ejemplo, el episodio del caldero a veces aparece como un cuento solo. Tenemos muchas versiones en Puerto Rico, incluida Pura Belpré en su libro The Tiger and the Rabbit and other Tales. También se registra en Cuba.

Por último, el primer cuento de Islas Vírgenes, “La hija del diablo,” se recoge en Saint Thomas, con versiones en Trinidad y México (versión recogida bajo el nombre de “Blancaflor” en Latin American

Story Finder de Sharon Barcan Elswit). Este cuento está reconocido dentro del folclor “ibérico e internacional” según Maxime Chevalier en su libro Cuento tradicional, cultura, literatura (siglos XVI-XIX) (ediciones Universidad de Salamanca, 1999, p. 108.)

“Compai León, Compai Ciervo, el viaje y la princesa,” es una versión del famoso cuento del ciclo del Conejo y que es de clara raíz africana. En algunos lugares del Caribe, pertenece al ciclo de Araña (Anansi). En Puerto Rico contamos con varias versiones. El cuento se consigna en Jamaica, Barbados, Granada, Haití, Nevis y Trinidad, Tobago.

Hacer esta búsqueda para localizar la presencia y alcance de estos cuentos me lleva a las siguientes reflexiones:

En primer lugar, una colección siempre establece un canon. No sabemos el criterio que usó Alegría, si fue exactamente como dice: “personas de edad avanzada que los habían aprendido de sus padres y abuelos, tanto en Puerto Rico, como las otras islas.” En ese caso, deberíamos suponer que publicó las historias que tenía. Otra posibilidad es que de entre esas escogiera algunas, lo cual indicaría que utilizó algún criterio para incluir y excluir. Sin embargo, quedan otras posibilidades, a saber: que quisiera ser representativo de las dos (tres si contamos el mito) corrientes culturales que nutrieron el cuerpo antillano del cuento folclórico; dado el alcance o permanencia que hemos visto en esta cortísima investigación, que quisiera darles realce a cuentos muy repetidos en la zona; o que buscara incluir cuentos de diversos tipos: encantamiento, animales, humorísticos, etiológicos, etc. No obstante, sea cual haya sido su criterio, esta colección crea un canon para las Antillas, dado el reconocimiento que tenía su figura y dado el hecho de que, salvo, los libros intencionalmente escolares del Departamento de Educación, nadie más ha hecho en Puerto Rico una colección semejante.

En segundo lugar, sin duda, Puerto Rico debe el aislamiento a su coloniaje. Para nosotros, a quienes se nos ha enseñado a desnaturalizarnos,

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a mantenernos alejados del mapa antillano, mirando siempre a Estados Unidos y a usar como referente único todo lo que viene, se produce y se piensa en ese lugar, una antología de cuentos folclóricos antillanos en los que podemos mirarnos con tanta comodidad, porque muchos de ellos los tenemos también en nuestra Isla, debió suponer otro reconocimiento y otro recordatorio de que nuestros referentes culturales más importantes están entre nuestros vecinos y no hacia arriba en el Atlántico. Podríamos recordar que somos parte del “intricate branching of communities” y del “infinite wandering across cultures” (Glissant xxviii). En ese sentido, la consignación repetida de estos cuentos tanto en Puerto Rico como en otros lugares del Caribe, son un mapa, un árbol cuya sombra nos acoge, nos cobija.

Parte de esta relación la establece el mismo Alegría al hacer convivir, mediante la traducción, cuentos narrados en inglés, creóle y español. Este libro permite reconocer que las lenguas, tal como dice Glissant: han convertido en “strangers out of people that are not” (5). Lo que vemos aquí son experiencias y expresiones compartidas a las que debíamos prestar atención.

Y unido a lo anterior está, sin duda, el reconocimiento por parte de Alegría de que para el folclor es muy importante “la existencia múltiple y la variación” (Bronner 17). Por eso, además de leer los cuentos de esta antología, es importante seguirles el rastro a los textos que conforman esta colección. Son una muestra en todo su esplendor que cumple con las descripciones de lo que es un cuerpo folclórico y que podamos situarnos dentro de esa existencia múltiple y variada, es otra manera de entender el valor de nuestros propios cuentos.

Dándole especial atención a la oralidad como origen y fuente primordial de la filosofía caribeña, en el libro The Caribbean Oral Tradition, VétéConglo, en su introducción nos recuerda que las sesiones de cuentacuentos (itán) eran los momentos en que los yorubas introducían en la niñez los valores comunitarios (4). El poder de esta tradición oral, de igual manera nos recuerda, consistía precisamente en que desafiaba y desafía

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“Para nosotros, a quienes se nos ha enseñado a desnaturalizarnos, a mantenernos alejados del mapa antillano, mirando siempre a Estados Unidos y a usar como referente único todo lo que viene, se produce y se piensa en ese lugar, una antología de cuentos folclóricos antillanos en los que podemos mirarnos con tanta comodidad, porque muchos de ellos los tenemos también en nuestra Isla, debió suponer otro reconocimiento y otro recordatorio de que nuestros referentes culturales más importantes están entre nuestros vecinos y no hacia arriba en el Atlántico.

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“conventional modes of writing and literacy in recording their history” (4). Naturalmente, en un país como el nuestro en el que, contrario a lo que está ocurriendo en la Academia en otros lugares, el folclor sigue viéndose con desdén, se pierde de vista que estos textos pueden mirarse (aceptando que la intervención del proceso de conversión de la oralidad en escritura es una debilidad) como otra vía para leer no solo las realidades, sino las filosofías comunes de las que Puerto Rico y su gente fueron y han sido parte. Por algo estos relatos se mantuvieron en la memoria de nuestrxs ancestrxs en todas las Antillas. Tener acceso a esos relatos es tener acceso a sus historias, sus preocupaciones, sueños y memorias.

Por eso mismo, resulta relevante citar a Simon J. Bronner, quien en su libro Folklore. The Basics, incluye un recuento sobre la etimología y la historia de la palabra tradición desde sus orígenes en las leyes romanas hasta el salto metafórico que sufrió la palabra en su uso:

The source of the term “tradition” is tipically traced to Roman jurisprudence, suggesting a literal meaning of tradition as a material transaction (Gross 1992, 9) […] Historian David Gross points out that traditio implies that “(a) something precious or valuable is (b) given to someone in trust after which (c) the person who receives the ´gift´ is expected to keep it intact and unharmed out of a sense of obligation to the giver (1992, 9; emphasis in original). As an inheritance, the gift or traditum often comes from a predecessor or ancestor, and with it is the expectation that the thing would be cherished and preserved and considered valuable enough to be passed on to someone else. (Gross 1992, 9) (40)

No hay muchas afirmaciones de Ricardo Alegría en este texto; sin embargo, contextualizando una vida dedicada a proponer el respeto a diversas manifestaciones de nuestra cultura, podemos inferir que, al usar estos cuentos como espejos de los nuestros, podemos entenderlos también como ese legado que se considera lo suficientemente valioso como para pasarlo a otra persona. En ese

sentido, la colección podría marcarse como un homenaje y un deber en atención a la gente que te lo traspasó, aunque no sepamos bien quiénes fueron esas personas que lo legaron ni en el Caribe ni aquí.

Reconozco que esta es una conversación que casi no tiene interlocutores en nuestro país. Por falta de textos, como se ve, no es. Por falta de explicaciones, tampoco. La era digital, más que nunca, ha puesto a nuestra disposición materiales para reconocernos en otras tradiciones, para comparar, contrastar, problematizar6 e incluir. Confío en que todos los nuevos estudios que han surgido que reconocen la oralidad como punta de lanza para la autoafirmación, el reconocimiento, la conversación, la reparación y, en suma, la liberación afrocaribeña, nos devuelva en el país el gusto por acercarnos a estas tradiciones comunes que son parte de lo que hemos sido y somos.

“Confío en que todos los nuevos estudios que han surgido que reconocen la oralidad como punta de lanza para la autoafirmación, el reconocimiento, la conversación, la reparación y, en suma, la liberación afrocaribeña, nos devuelva en el país el gusto por acercarnos a estas tradiciones comunes que son parte de lo que hemos sido y somos.”
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1 He problematizado esta manera de recopilar textos folclóricos aplicándolo a mi propia investigación en el primer capítulo de la segunda edición de mi libro De arañas, conejos y tortugas. Presencia de África en el cuento folclórico puertorriqueño.

2 Publiqué una investigación en partes dedicada completamente a trazar y ubicar la genealogía de ese cuento en Puerto Rico. Pueden leerse en:

http://archivosmiradero.weebly.com/uploads/4/3/1/4/4314859/la_cenicienta_criolla.pdfhttp://archivosmiradero.weebly.com/ uploads/4/3/1/4/4314859/la_cenicienta_criolla.pdf

https://www.miradero.org/uploads/4/3/1/4/4314859/la_cenicienta_criolla_parte_2.pdf

3 He recontado este relato y lo he publicado bajo el nombre “La jicotea y el caballo”. Puede conseguirse en https://www.proyectoekundayo.com/product-page/la-jicotea-y-el-caballo

4 Su autor Ėdouard Jacottet llama la atención al parecido de este cuento con la versión kaffir de la narración Tangalimbo

5 Para referencias sobre el personaje en Puerto Rico puede acceder a https://www.youtube.com/watch?v=4hhRa74HvWE

6 Simon Broner llama la atención a cómo el folclor problematiza la tradición: “Folclorists reveal folk tradition as continuos and changing and therefore in need of explanation.” (36)

Textos citados

Alegría, Ricardo E. Cuentos folclóricos de las Antillas Mayores. San Juan: Colección de Estudios Puertorriqueños, 2008. papel.

Beckwith, Martha Warren. Jamaica Anansi Stories: With Music Recorded en the Field. New York, 1924. libro digital The American Folk-lore Society.

Belpré, Pura. The Tiger and the Rabbit and Other Tales. New York: Eliseo Torres & Sons, 1977. papel.

Bronner, Simon J. Folklore. The Basics. New York: Routledge, 2017. papel.

Compilación, E. Jacottet. “InternetArchive.” 1908. https://archive.org/stream/treasuryofbasuto01jaco/treasuryofbasuto01jaco_ djvu.txt. digital. 12 noviembre 2021.

Elswit, Sharon Barcan. The Caribbean Story Finder. Jefferson, North Carolina: McFarland & Company, Inc, Publishers, 2017. papel.

Glissant, Edouard. Caribbean Discourse. Selected Essays. Virginia: The University of Virginia Press, 1999. papel.

Grannum-Solomon, Victorine. Anansi Folktales in the Diaspora. nd: edición de la autora, 2012. papel.

Jekyll, Walter. Jamaican Song and Story. Annancy Stories, Digging Sings, Dancing Tunes and Ring Tunes. New York: Dover Publications, Inc., 1966. papel.

Pastor, Ángeles. Esta era una vez bajo las palmeras. River Forest Illinois, Laidlaw 1959. imagen https://www.worldcat.org/ title/esta-era-una-vez-bajo-las-palmeras/oclc/20195131. 9 abril 2022.

Pitre, Félix. Paco and the Witch. Dutton, New York: Lodestar Books, 1995. papel.

Vété-Congolo, Hanéta. The Caribbean Oral Tradition. Literature, Performance, and Practice. Brunswick, New Jersey: Palgrave Macmillan, 2016. Digital.

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Los curios de occidente … el dilema entre el espectáculo colonial y la preservación

patrimonial

Jorge Crespo

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Carolina

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POLÍTICA Y SOCIEDAD

Algunos países merecen que les roben sus tesoros, si no desean resguardarlos.

- leído en facebook

El 3 de abril de 2021 el mundo – gracias a la maravilla de las telecomunicaciones y las redes “sociales” de informática – pudo presenciar en tiempo real un evento realmente espectacular y de alcance global: el denominado Desfile Dorado de los Faraones (Pharaohs Golden Parade). En una impresionante ceremonia llena de formalidad y respeto, se efectuó el traslado de veintidós (22) momias de reyes y reinas del período del nuevo reino, desde el antiguo y ya obsoleto Museo Egipcio del Cairo, hasta las nuevas y modernas facilidades del recién inaugurado Museo Nacional de la Civilización Egipcia, muy cercano a la explanada de Giza. El gobierno egipcio no escatimó dinero ni esfuerzo alguno para demostrar al mundo su determinación de hacer de este evento uno de dimensiones políticas y culturales sin precedentes. Mientras observaba el traslado solemne de las momias, en carrozas motorizadas simulando las barcazas doradas que los faraones utilizarían para su viaje a la eternidad, un pensamiento cruzaba por mi mente: para mí era obvio que toda esta fanfarria y espectáculo, y más aún, la multimillonaria inversión en el nuevo y moderno museo, era la forma del gobierno y el pueblo egipcio de mostrar a los viejos imperios de occidente que ellos eran más que capaces de proteger sus reliquias históricas, a más del evidente derecho que les asiste a ser sus naturales dueños y custodios.

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Como bien nos enseñó Edward Said (1994), los procesos de conquista, expansión y dominación imperial nunca han sido un proceso unidimensional de naturaleza puramente política o militar. Said plantea que debemos mirar cuidadosamente y de forma integral la cultura que nutre el sentimiento, el racional y, sobre todo, la imaginación del imperio. Y abunda Said que, ni el imperialismo ni el colonialismo son simples actos de acumulación y adquisición. Ambos son apoyados y quizás promovidos por formaciones ideológicas…de que ciertos territorios y pueblos requieren y hasta buscan ser dominados 1 A través de la historia, pero muy en especial durante las expansiones imperiales del siglo XIX e inicios del XX, parte de ese andamiaje politico-cultural de dominación tomó forma visual y concreta en la acumulación (muchos dirían, “despojo”), de miles de artefactos y reliquias históricas de los pueblos dominados, para su custodia y exhibición en bibliotecas y museos de las grandes capitales europeas y occidentales, o lo que se me ha antojado llamar, los grandes “curios” de occidente.

En el año 2015 tuve la oportunidad de vivir y experimentar de cerca el fenómeno de dominación cultural que dichos famosos y venerados “curios” representan aún a la altura del siglo XXI. Ese año pudimos dar un primer y brevísimo viaje a Londres. En realidad, fue más bien una escapada de fin de semana, en medio de un viaje de regreso entre Barcelona y San Juan. Como siempre pasa en estos casos, como buenos turistas principiantes intentamos ver “lo más importante” en tan solo tres días. ¿Qué logramos? La torre de Londres y su famoso puente aledaño (mi edificación icónica londinense favorita); el parlamento con su venerable reloj; Westminster; el castillo de Windsor (nada atractivo por fuera, impresionante en su interior); el pueblo de Bath y sus hermosas termas romanas; el enigmático Stonehenge; y el moderno “London-Eye”, donde una vez más no subimos gracias a mis ya célebres ataques de acrofobia.

Lo único que nos falló, justo el día previo a nuestro regreso, fue una malograda excursión por la “ruta de los Beatles” (¡y cómo lo sufrí!). Se supone que sería un paseo de día completo desde Abbey Road, hasta el techo donde tocaron juntos por última vez. El guía nunca llegó a nuestro hotel, así que, luego de los desahogos de rigor, tomamos un taxi y fuimos directo a Abbey Road, donde rendí el obligado tributo, cruzando molesto y pensativo la mítica calle. Sin nada más que hacer en la tarde, enfilamos el rumbo hacia el Museo Británico. No estaba en nuestros planes. ¿Qué puedo decir, sobre el sentimiento de un historiador al entrar – por vez primera – a un lugar como el Museo Británico? Un solo ejemplo es suficiente. Entras al gran atrio, y allí, justo a la entrada del primer nivel, doblas a la izquierda, y te encuentras de frente con la “Piedra Rosetta”, dando la bienvenida a la entrada de la sala egipcia. Una multitud de turistas y jóvenes la miraban y seguían a toda prisa su paseo por los pasillos, sin el mayor atisbo de contemplación, desconociendo quizás que esa “piedra” – conteniendo un decreto tolemaico escrito en un tríptico de jeroglíficos, escritura demótica y griego antiguo – fue clave para descifrar por primera vez y desentrañar el misterio de los jeroglíficos, abriendo así el campo a la egiptología moderna. Descubierta en 1799 por las tropas de Napoleón durante su campaña militar en Egipto, hacia 1802 fue capturada por los británicos y llevada a Londres, 1 Edward Said. Culture

páginas 9 y 12

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.
1994,
and Imperialism
Vintage Press,

donde fue expuesta al público hasta nuestros días, siendo todavía la pieza más visitada en dicho museo. Yo, por mi parte, quedé en “shock” ante el artefacto. Tenía ante mis ojos, separado tan solo por un grueso cristal, uno de los vestigios históricos y arqueológicos más importantes de la llamada “historia universal”. Lo que solo había visto, miles de veces, en fotografías, ahora estaba ante mí. Las palabras de Benjamín aún me golpean el aturdido pensamiento: lo que veía no era una copia o reproducción devenida a bien de consumo; era la obra de arte original, en su unicidad y singularidad, con toda su “’aura” de veracidad. Quizás por ello, como muy bien él nos enseñó, mi reacción fue, a más de sorpresa, una que rayó en la veneración ritual. Estaba ante el eikon, ante el ícono, ante el ídolo.

Ciertamente, una tarde no es suficiente ni siquiera para evaluar con calma la tienda del Museo Británico. En nuestra apresurada correría, en otro pasillo, nos topamos con otro golpe histórico –cultural. En una inmensa sala, en el ala dedicada al arte griego, contemplé con estupor literalmente cientos de fragmentos provenientes de la acrópolis ateniense, incluyendo porciones completas del friso y del grupo escultórico del tímpano del célebre templo del Partenón. No es nunca lo mismo leer sobre algo, que verlo y experimentarlo. Tenía ante mis ojos porciones completas de uno de los edificios, si no “EL” edificio más famoso y renombrado de la arquitectura e historia occidental. Y al ver los fragmentos de columnas, frisos, triglifos y relieves pensaba en mi interior; si esto es lo que exhiben, ¿cuánto más tendrán almacenado?

Frisos del Partenón del escultor griego Fidias. Museo Británico. Londres

A la entrada del pabellón, en un pequeño letrero, se lee un breve texto que claramente pretende justificar la presencia en suelo londinense de las reliquias más preciadas de la cultura griega. En un típico lenguaje británico, frío, de pretensiones cientificistas y tono apologético, se presenta al lector un recuento de los continuos reclamos de las autoridades griegas para que se devuelvan a su país lo que consideran, justamente, uno de los principales patrimonios de su historia y cultura. Estos reclamos remontan ya más de un siglo. Sin embargo, los directivos y autoridades del Museo Británico han rechazado de forma consistente dichos reclamos, blandiendo primero el argumento de que ellos cumplen una misión de preservación, y que incluso el pueblo griego no puede garantizar la integridad de las piezas, pues no han demostrado de forma consistente que sean capaces de ello. Es aquí necesario hacer una pausa para repasar el origen de esta controversia, la cual es sin dudas quizás

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el ejemplo más patente de los efectos aún rezagados del llamado “colonialismo cultural” de los viejos imperios.

Los “mármoles de Lord Elgin”

Tras una reciente entrevista con el periódico griego Ta Nea a inicios de 2019, el director del Museo Británico, Hartwig Fischer, fue blanco de fuertes críticas por parte de historiadores y líderes culturales internacionales, al aseverar que, cuando un noble inglés removió en el siglo XIX un gran número de esculturas del Partenón para trasladarlas a Inglaterra, ello fue en realidad un “acto creativo”. Fischer indicó que, cuando usted mueve algún patrimonio cultural a un museo, usted lo cambia de contexto. No obstante, ese desplazamiento es también un acto creativo 2 En su apología, Fischer elabora un complejo argumento en el sentido de que, luego de siglos de abandono y destrucción, su “descubrimiento” por los investigadores ingleses, y su traslado parcial al museo londinense, tienen la consecuencia de re-contextualizar estas piezas artísticas e históricas, y que dicha historia ahora se “enriquece” ya que, parte está en Atenas y otra parte está en Londres “donde seis millones de personas las ven cada año”. Entre las críticas acérrimas a las expresiones de Fischer, el secretario de la asociación internacional para la reunificación de las esculturas del Partenón, George Vardas, las calificó como “patronaje imperialista sin límites” del Museo Británico y como expresiones de “sorprendente arrogancia y revisionismo histórico”.3

Un interesante artículo aparecido en la revista National Geographic (2014), provee un adecuado trasfondo histórico de los acontecimientos que llevaron al traslado de las piezas del Partenón, y la controversia que se suscitó desde el inicio sobre los mismos.4 Finalizada la era de gloria de la civilización griega clásica, la acrópolis y todos sus monumentos pasaron a ser víctimas de la desidia, el abandono y la destrucción a través de siglos de guerras y conflictos domésticos e internacionales. Desde el siglo XV de nuestra era, toda Grecia era ya parte del imperio Otomano, cuyas autoridades militares destinaron el uso del Partenón a uno de cuartel militar, y posteriormente como mesquita. Hacia el siglo XVII, en plena guerra entre el imperio Otomano y Venecia, el Partenón fue utilizado como polvorín, con todo el peligro que ello conlleva. En 1687 ocurrió lo inevitable, cuando un mortero veneciano destrozó todo el techo del edificio, dejando en pie solo las columnas y el entramado periferal que apoyaba al mismo. De ahí en adelante continuaron cientos de años de saqueos y vandalismos.

Ya desde mediados y finales del siglo XVIII, con el desarrollo de la tradición del llamado “grand tour”,5 miles de viajeros occidentales difundieron la práctica de visitar la Acrópolis y extraer piezas, esculturas y otros artefactos, sobre la premisa o justificación de “salvar” las mismas del pillaje y vandalismo. Uno de estos “rescatadores” de inicios de siglo XIX lo fue un noble inglés y ex embajador ante el gobierno Otomano, de nombre Thomas Bruce, Conde de Elgin. Según alegó posteriormente Lord Elgin, en julio de 1801 obtuvo una carta de permiso de parte del sultán Selim III, gobernador de Atenas, para diagramar, medir, e incluso para tomar piezas arquitectónicas y escultóricas del complejo de la acrópolis. Al menos esa fue su interpretación de la siguiente expresión del sultán en su carta: Si desean tomar algunos pedazos de piedra con inscripciones antiguas y figuras, no se lo impidan. Sobre

2 Naomi Rea. British Museum Says It Will Never Return the Elgin Marbles Art World. 28 de enero de 2019

3 Ibid.

4 Juan Pablo Sánchez. How the Parthenon Lost its Marbles Revista National Geographic (versión digital). https://www.nationalgeographic.com/archaeology-and-history/magazine/2017/03-04/parthenon-sculptures-british-museum-controversy/

5 El llamdo “grand tour” era una especie de “rito de iniciación” que se hizo parte de la formación educativa y cultural de los jóvenes de clase noble o adinerada europeos (muy en particular en Inglaterra). Consistía en extensos viajes para conocer de primera instancia otros países, su historia, idiomas y cultura. Por lo general, la ruta del “grand tour” incluía Francia e Italia, y en algunos casos se llegaba a Grecia y hasta Egipto. Estas excursiones – que podían durar varios años – aportaron mucho al desarrollo del “orientalismo” dentro de la mentalidad europea, y era consubstancial al paradigma eurocentrista y todos los procesos de alteridad y visión difusionista de la civilización. El “grand tour” cederá su lugar en el siglo XIX a los viajes en ferrocarril y en barco, y fue antecedente directo del turismo masivo posterior.

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esta base, Lord Elgin y sus trabajadores desmantelaron una gran porción del friso del Partenón, así como gran número de capiteles y metopas, transportándolas en 1803 hacia Londres en unas 200 cajas de madera.6

De aquí en adelante – y hasta el presente, según hemos visto – la controversia persiste sobre estos actos. Años más tarde Lord Elgin reconoció ante un comité del parlamento inglés que, ciertamente sus actos fueron ilegales, pero que lo hizo movido por el deseo de proteger y preservar parte de las reliquias griegas. Incluso, en 1967 el distinguido historiador británico William St. Clair publicó un estudio bajo el título de Lord Elgin and the Marbles, en el cual concluye, de forma inequívoca, que el sultán nunca le otorgó permisos para remover piezas de los monumentos y edificios, sino que con toda certeza la carta se refería a piezas encontradas en excavaciones y no aquellas que eran parte o adornaban los templos y demás estructuras. No empecé a todo ello, y a los reclamos centenarios del gobierno griego y de la comunidad internacional, los directivos del Museo Británico mantienen su renuencia a devolver, y ni siquiera a ceder en calidad de préstamo itinerante los tesoros tomados del Partenón.

“El mundo y lo que en él hay”

Sin dudas el caso de Lord Elgin y los frisos del Partenón es el más sonado y controversial entre muchos otros de países que reclaman ante los museos del mundo la devolución de sus patrimonios históricos y culturales. Así como el Museo Británico se proclama único custodio de media acrópolis (y de muchos otros tesoros, como ya hemos mencionado), otras entidades de renombre como el Museo del Louvre en París, o el Museo de Berlín, se han adscrito una “misión protectora” similar con relación a los tesoros de las civilizaciones del cercano oriente. Sea el babilónico Código de Hammurabi (primer códice legal escrito del mundo) y los toros alados de los palacios de los reyes asirios (París), o el busto de la reina egipcia Nefertiti (Berlín), o incluso el famoso penacho del rey azteca Moctezuma (Viena); no hay límite de acomodo en estos impresionantes “curios” de occidente.

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6 Juan Pablo Sánchez. How the Parthenon, Ibid. Toro alado asirio, Khorsabad (ca.750 ac) y Código de Hammurabi, Babilonia (1,750 ac). Museo del Louvre. París

El término “curio” (en su acepción de gabinete de colección; vitrina de exhibición; espectáculo de curiosidades), vino inevitablemente a mi mente a la salida de aquella visita no programada al Museo Británico. Casi al final del recorrido, entramos en un ala del edificio poblada de estantes, anaqueles y escaparates. Todo en impecables muebles de caoba. Era la apoteosis de la exposición victoriana. Esta no era la biblioteca privada de algún lord o noble al servicio de la reina. Ahora lo comprendía con claridad; el museo todo era la biblioteca, el gabinete de exhibición, el “curio” de todo el imperio. El imperio abría sus puertas para mostrar ante nuestros ojos piezas y artefactos de sus posesiones, productos de aquellos pueblos sujetos a sus poderes coloniales: monedas, joyas, vajillas, adornos, textiles, armas, deidades, esculturas. Contemplando todo ese despliegue visual de despojos coloniales, fue inevitable recordar la frase que sirvió de lema a la creación de la revista National Geographic en 1888: “el mundo y lo que en él hay”. Al igual que los grandes museos, dicha revista se adscribió la misión de servir como una especie de “curio” visual; un escaparate sobre el entorno físico y cultural de alcances globales y pretensiones cientificistas.7

En uno de los gabinetes, en la parte inferior y sin rotular, reconocí un artefacto familiar a mi entorno caribeño: un dujo o asiento curvo de madera, posiblemente de manufactura taína. Para mí era reconocible. Podría ser de Puerto Rico, o de República Dominicana; o quizás de Cuba, donde de hecho las tropas inglesas dominaron por muchos años durante el siglo XVIII. Para el desconocedor (sea del siglo XIX o del 2019), así sin rotular, este artefacto era tan solo una curiosidad más dentro de aquel espectáculo de dominio global. Una pieza desconocida, elaborada por algún pueblo desconocido. El anonimato lleva a la homogenización del sujeto bajo estudio. Desde una perspectiva de poder, observamos a estos pueblos desconocidos como sujetos atrasados, desposeídos de los adelantos y el progreso que caracteriza nuestra propia experiencia. Nuestra mirada de curiosidad deviene, inconscientemente, en observación, en análisis, en sentido de posesión. Sea la mirada del conquistador, del administrador colonial, del etnógrafo, el antropólogo, el investigador, o la mirada curiosa pero poco informada de un turista perdido en los pasillos de un museo.

Interesantemente, otro rótulo en el salón exponía con claridad esta perspectiva de poder que subyace en la mente de los imperios, sus administradores y, sobre todo, los coleccionistas coloniales. Bajo el título de “Clasificando el mundo” (Classifying the World), se presenta una narrativa que busca racionalizar, en una perspectiva pretérita, la mentalidad ilustrada de los imperios y su propensión a ordenar, clasificar y categorizar todo lo relativo a los pueblos conquistados, sobre la base de su incapacidad y atraso: Durante la ilustración, muchas personas creían que la falta de progreso social y moral [de los pueblos dominados] se originaba de la ignorancia sobre el mundo, sus fenómenos naturales y la historia humana. Como resultado [los pueblos dominantes] desarrollaron nuevos sistemas de clasificación, que utilizaron para organizar y explicar el mundo que los rodeaba. Algunos de estos sistemas dependían de establecer

7 Véase Jorge L. Crespo Armáiz. De la prosperidad a la resistencia: La representación de Puerto Rico en la revista National Geographic 1898-2003 Revista Caribbean Studies, UPR-RP, Vol. 4, Núm 1, junio 2014, pp. 3-43

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Rótulo en galería del Museo Británico . Londres

semejanzas entre objetos y adjudicarles nombres que reflejasen dichas semejanzas [como, por ejemplo, las clasificaciones raciales o etnográficas]. Otros se basaban en creencias sobre progreso y atraso [civilización vs atraso; centros y periferia], (notas y énfasis nuestro).

El lenguaje y la tónica utilizados en este rótulo tienden a comunicar al lector un sentido pretérito, esto es, la noción de que estas prácticas, actitudes y mentalidades son cosa del pasado. Aunque la inmensa mayoría de las colecciones y artefactos contenidos en los grandes museos occidentales tuvo su origen en dichas prácticas de “cientificismo colonial”, la pretensión es que en el presente la misión de los museos es más “objetiva”, dirigida a fines de preservación y educación sobre las culturas del mundo. Sin embargo, controversias como la reseñada sobre los restos del Partenón, así como muchas otras similares, establecen con claridad la prevalencia de los mismos rezagos de paternalismo, superioridad y tutelaje – elementos claros del discurso colonial. Cuando, a las alturas del siglo XXI, los directivos del Museo Británico blanden sin pudor el argumento de la “incapacidad” del gobierno griego para custodiar y proteger las ruinas y obras de arte del Partenón; en realidad, de fondo somos receptores del eco del mismo discurso que justificó, durante siglos, el proceso de despojo y colonialismo cultural.

Derecho patrimonial versus preservación y acceso

La controversia legal, política y cultural entre el gobierno griego y el Museo Británico continúa y se extiende entrando ya a la tercera década del siglo XXI. Como hemos dicho, esta no es la única controversia de un “país periférico” reclamando sus derechos patrimoniales a los grandes museos metropolitanos. Recientemente el gobierno de Chile inició un proceso similar, precisamente también contra el Museo Británico, para reclamar la devolución de una de las atracciones más visitadas en el mismo: una estatua o cabeza de piedra (moai), de unos mil años de antigüedad, proveniente de la Isla de Pascua. La misma fue extraída de la isla por marinos británicos en 1868.8 Tras una reunión inicial entre las autoridades del museo y representantes chilenos, se abrió cierta esperanza de un posible diálogo. No obstante, siempre se vuelven a plantear los mismos argumentos críticos, a modo de dilema: En este caso –explica el embajador– se contraponen dos valores. Por un lado, que una pieza considerada Patrimonio de la Humanidad sea vista por millones de personas y que esté en un lugar donde su conservación será siempre impecable. Por otro, la existencia de un pueblo que le concede un inmenso valor espiritual (énfasis nuestro).9

Otros gobiernos europeos, no obstante, han expresado al parecer una verdadera apertura a la posibilidad de devolver bienes culturales y artísticos a sus naciones de origen. El presidente francés, Emmanuel Macron, por ejemplo, ha expresado su disposición de devolver a varios países africanos diversos tesoros que forman parte de las colecciones del Museo del Louvre, y para ello ha designado comisionados especiales para evaluar dicha posibilidad.10

Todas estas controversias nos retornan al dilema entre conceptos que, en su esencia, no deberían necesariamente ser mutuamente excluyentes: patrimonio, derechos culturales, preservación, acceso, disfrute. Dentro de una narrativa de claro colonialismo cultural, los grandes museos/curios de occidente proclaman su misión salvadora y de preservación de invaluables (y en muchos casos, insustituibles) bienes y artefactos artísticos e históricos; todo sobre el dictamen de la incapacidad de los pueblos de origen para garantizar dicha preservación. Desafortunadamente, eventos no muy lejanos dan fe de la fragilidad de muchos patrimonios culturales edificados. La destrucción de las 8 Javier Zurro. Chile abre la puerta a vaciar el British Museum. El país prepara una comisión para pedir de vuelta un moái de la Isla de Pascua guardado en el museo británico. Periódico digital EL ESPAÑOL, 18 de agosto de 2018. https://www.elespanol.com/cultura/ arte/20180818/chile-abre-puerta-vaciar-british-museum/330967567_0.html

9 Rocío Montes. El Museo Británico abre el diálogo con Chile por el retorno de un moái a la Isla de Pascua. EL PAÍS. 23 de noviembre de 2018. https://elpais.com/internacional/2018/11/23/america/1542999347_921720.html

10 Javier Zurro. Chile abre la puerta…, Op.Cit.

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...es necesario buscar un terreno común de convivencia entre los ámbitos del coleccionista, del museo, del dueño patrimonial de los bienes culturales. En aquellos casos extremos y claros de expolios históricos y coloniales, debe establecerse mecanismos claros y obligatorios de negociación entre las partes, donde, en primer lugar, se formalice el reconocimiento internacional del derecho patrimonial del país de origen sobre los bienes en cuestión. Sobre dicho reconocimiento se debe partir para negociar procesos de retorno...

impresionantes esculturas de Buda en Bamyan (Afaganistán, 2005) por el Talibán es ejemplo de ello. De igual forma, los múltiples destrozos ocasionados por el llamado Ejército Islámico (ISIS), entre 2014 y 2015, incluyendo el saqueo de museos, la destrucción de templos en la ciudad de Palmira, y la demolición de ruinas de palacios asirios, entre muchos otros, atestiguan la prevalencia de mentalidades iconoclastas a la altura del siglo XXI.

Tanto los actos premeditados de destrucción maliciosa, como el deterioro y pérdida de objetos culturales por causa del abandono o la desidia institucional (más cercano y familiar en nuestro entorno), también traen a nuestra atención la continua rivalidad entre la figura del coleccionista, en contraposición con las entidades e instituciones cuya misión formal es la de custodia, preservación y difusión de los bienes culturales. Nuevamente, no somos de la posición de que ambos mundos o roles (coleccionista/ institución) deban ser necesariamente irreconciliables. Toda nación, sociedad, grupo cultural, tiene un deber intrínseco de valorar, preservar y difundir conocimiento de su patrimonio cultural e histórico – en todas sus manifestaciones del quehacer humanístico. Pero en muchas ocasiones, quizás más de las deseadas, el coleccionista desempeña una función fundamental que complementa, apoya, y en muchos casos hasta supera la de los museos y otras instituciones culturales. Movido por múltiples agendas, desde la altruista a la puramente económica, el coleccionista busca, estudia, descubre, preserva, custodia. No cabe duda de que una porción significativa de los grandes acervos culturales que ocupan los pequeños y grandes museos, alrededor del mundo, están en deuda con una larga lista de coleccionistas e individuos que levantaron importantes colecciones a través de sus vidas (como Lord Elgin, colonialista o no).

Arcadio Díaz Quiñones (2016) ha elaborado ampliamente sobre esta labor del que colecciona, del que atesora. Díaz Quiñones sentencia que, el que más o el que menos, “todos somos coleccionistas”; y abunda: coleccionamos obras que admiramos y queremos porque mantienen la huella material e inmaterial de los artistas que conocemos…en ese sentido, preservar la colección es un mandato. Benjamin escribió: << Quizás se pueda determinar así el motivo más oculto del coleccionismo: emprender la lucha contra la dispersión >> 11 Abundando sobre esa misión de la colección como un corpus que protege, que preserva; Díaz Quiñones cita más adelante unas palabras muy al punto de la poeta Susan Stewart. En una analogía de preservar para el futuro, Stewart contrapone la función de 11 Arcadio Díaz Quiñones. Sobre principios y finales (Dos ensayos). Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. San Juan, 2016, páginas 24-25

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la colección con la imagen del Arca de Noé: …la colección arquetípica es el Arca de Noé, un mundo representativo que borra, sin embargo, el contexto de su origen. El mundo del arca no es un mundo de nostalgia sino de anticipación. Mientras se destruye la tierra y sus redundancias, la colección mantiene su integridad y sus límites. Una vez el objeto ha sido separado de su origen, es posible generar una nueva serie, empezar de nuevo (énfasis nuestro).12 El mejor ejemplo de esta misión del coleccionista “puro” – y el más cercano a nosotros – lo es sin duda la vida y obra de Don Teodoro Vidal. Vidal dedicó literalmente su vida entera a recorrer campos y pueblos a lo largo y ancho de Puerto Rico. En dicha trayectoria no solo levantó quizás la más completa e impresionante colección de todo lo designable como “bien cultural” puertorriqueño – santos de palo, ex votos, muebles, textiles, artefactos cotidianos, pinturas – si no que ello lo hizo paralelo a una meticulosa documentación de los mismos; incluyendo además vestigios culturales no materiales, como rimas, aguinaldos, embrujos, refranes y muchísimo más. Muchos de sus trabajos investigativos vieron luz pública y fueron difundidos a través de sus propias publicaciones, hermosas y muy cuidadas ediciones que reflejaban la pulcritud, seriedad y el profundo amor que para él revestían sus esfuerzos. La ingente obra de Don Teodoro también nos brinda un ejemplo paradójico: después de una vida de búsqueda, estudio y preservación, el coleccionista por excelencia decide donar la mayor parte de su preciada colección al más grande “curio” estadounidense; el Smithsonian Institution, en Washington, DC. En una movida incomprendida e incluso criticada por muchos, Vidal toma dicha decisión al ver frustrados por décadas sus intentos para que las instituciones culturales del País apoyaran su proyecto para un museo local de cultura popular. De su arca privada, Don Teodoro no tuvo otra opción que mover sus tesoros a otra arca, esta vez institucional y foránea, para mitigar su angustiosa preocupación de preservación.

Según hemos expuesto, en la suma de realidades del mundo que vivimos, es necesario buscar un terreno común de convivencia entre los ámbitos del coleccionista, del museo, del dueño patrimonial de los bienes culturales. En aquellos casos extremos y claros de expolios históricos y coloniales, debe establecerse mecanismos claros y obligatorios de negociación entre las partes, donde, en primer lugar, se formalice el reconocimiento internacional del derecho patrimonial del país de origen sobre los bienes en cuestión. Sobre dicho reconocimiento se debe partir para negociar procesos de retorno, velando siempre por la integridad y preservación futura de los mismos.

Por otro lado, hay que reconocer que, en muchos casos, la preservación y protección para futuras generaciones de infinidad de bienes culturales – por diversas razones históricas – ha recaído en manos de coleccionistas, tanto individuales como institucionales, por muchos, sino cientos de años. Es un entrejuego muy complejo entre el reconocimiento de los derechos patrimoniales y la aceptación del conjunto de condiciones objetivas que mejor garanticen dicha preservación, protección y el mayor acceso. Creemos que, con voluntad honesta, esos compromisos y acuerdos pueden y deben ser alcanzados. Claro está, mientras a la altura de nuestros tiempos prevalezcan aún mentalidades eurocéntricas y paternalistas como las que aún traslucen en las políticas del Museo Británico, quedará mucho aún por batallar para ir vaciando, lentamente, los curios de occidente.

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12 Ibid., página 26
El héroe de Fajardo: Antonio Valero de Bernabé

Angel M. Rivera Rivera

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

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POLÍTICA Y SOCIEDAD

INTRODUCCIÓN

Si nos imaginamos a Puerto Rico en los primeros años del siglo XIX, tendríamos que construir mentalmente una comunidad sin centros docentes ni relaciones comerciales; abandonado por una España decadente e inestable; pagando alcabalas e impuestos al Estado español y a la Iglesia Católica; víctima del absolutismo y apenas funcionando gracias a los Cabildos (asambleas municipales) y a los Ayuntamientos (alcaldías) que administraban como mejor podían la justicia y la vida de este archipiélago puertorriqueño.

En el extremo oriental del archipiélago se levantó el pueblo de Fajardo (originalmente, Foxardo). Frecuentado por piratas, bucaneros y contrabandistas y cercano a las multinacionales Islas de Barlovento, la Corona española lo militarizó. Allí nació Antonio Valero de Bernabé, el 26 de octubre de 1790, en el seno de una familia noble, descendiente de militares. Pero no por eso se le hizo fácil su ingreso y ascenso en la carrera militar. Tenía un problema: nació en una colonia americana de España y no en la Metropoli. Vivió en Fajardo hasta los doce años, donde recibió su educación elemental, solo disponible entonces para los hijos de la clase privilegiada. Así, niño, llegó a España con su familia, a hacerse militar profesional.

EN ESPAŇA

Con solo dieciocho años, se enfrentó a su primera prueba de fuego: la batalla de Tudela en la invasión napoleónica a España. El ejército invasor francés ganó esa batalla, desigual y desventajada para España. Nuestro Valero peleó junto a los españoles y fue herido de bala en el tobillo. La solidaridad de sus compañeros de combate logró que lo curaran en Zaragoza. Allí también se libró otra cruenta batalla en que hasta mujeres y niños combatieron con fiereza. Pero los franceses ganaron esta

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batalla. Esta vez el enemigo tomó a Valero prisionero. Lo llevaron a Pamplona para luego conducirlo a Francia, donde le depararían días muy tristes junto a otros prisioneros españoles. ¿Qué hizo Valero? Se escapó. Aprovechó un descuido de sus raptores y logró dar con otro regimiento español al cual se incorporó rumbo a Sevilla donde vivió tres meses.

Ya Valero era oficial del Ejército español y se acercaba a los veinte años. Sevilla (Andalucía) estaba sitiada por las fuerzas napoleónicas. Eventualmente Tarragona (Cataluña) también cayó a los franceses. Pero Valero nunca se quitó. Estuvo peleando con España seis años corridos; enfrentando un enemigo formidable y liberando varios pueblos; sufriendo sin quejarse del discrimen por no ser español de la Península y demostrando su valor. Al terminar la guerra (los franceses abandonaron España), Valero tenía veinticuatro años, suficientes honores y el grado de coronel.

Después de tanta sangre, al regreso al trono español de Fernando VII (los franceses lo depusieron del cargo y lo mantuvieron preso) este traicionó a su pueblo que con tanta gallardía defendió a su rey cautivo y a su soberanía nacional ultrajada. El repuesto rey anuló la Constitución liberal de 1812, reestableció la Inquisición brutal, persiguió a los liberales (que habían peleado por él) y reinstaló la monarquía absoluta. Valero no pudo tolerarlo. En lo adelante, algunas logias masónicas (fundadas casualmente por los franceses durante su ocupación) se convirtieron en centros de conspiración contra el rey traidor. Eran logias compuestas mayoritariamente por militares españoles liberales que procuraban el fin del absolutismo, reinstalado sorpresivamente por Fernando VII, y el regreso a la Constitución liberal de 1812. Eran sociedades obviamente secretas que proliferaron a partir del 1814 y que ya para el 1817 reunían a casi toda la oficialidad del Ejército español. Valero era parte de ella.

Las logias fueron duramente reprimidas. Algunos líderes cayeron presos. Después de varios años de lucha, Fernando VII accedió al regreso parcial del liberalismo de 1812, pero retuvo algunos poderes absolutos.

Mientras esto sucedía en España, en América varios países se preparaban para su independencia. Inspirados por la experiencia de las trece colonias norteamericanas (1776-83), de Haití (1804) y aprovechando la debilidad e inestabilidad que mostraba España, algunas colonias españolas en América se unieron a las llamadas Guerras Atlánticas: la lucha por la independencia. En México, Agustín de Iturbide, quería que su país se separara de España para erigirse él mismo como rey. El revolucionario mexicano creía que su pretensión caería bien en España debido a los sentimientos monárquicos de Fernando VII. Pero su pretensión no prosperó. Recibió el rechazo tanto en México como en España. México quedaría como hasta el momento, un Virreinato español. No obstante, la revolución separatista mexicana arreciaba. La Corona española nombró al amigo y hermano masón de Valero, Juan O’Donojú, como nuevo Virrey de México. O’Donojú zarparía de Sevilla para México a negociar con los revolucionarios y apaciguar el país. Lo acompañaría Valero.

EN MÉXICO

El proceso revolucionario separatista de México tuvo unas particularidades que no estuvieron presentes en otros pueblos latinoamericanos. La vuelta a la Constitución liberal de 1812 en España, a lo que Fernando VII accedió a regañadientes, quitaba ciertos privilegios a la Iglesia Católica. Esa Constitución aplicaba a México, todavía posesión española. Por eso la Iglesia Católica mexicana se exacerbó, al punto que inspiró la revolución, que fue originalmente clerical. No fue casualidad que los primeros revolucionarios mexicanos fueran curas: Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón. A eso se le añade la inclinación monárquica de revolucionarios como Iturbide. La Iglesia Católica en México entendía que su salvación estaba en un régimen monárquico, con un rey, mexicano o español. En ese sentido, el primer “grito” de independencia mexicana fue clerical y monárquico.

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No obstante, Iturbide tomó distancia de los curas Hidalgo y Morelos y se alió con otro líder revolucionario de pueblo, no monárquico ni clerical, Vicente Guerrero. La unión táctica de Iturbide con Guerrero hizo girar la revolución contra los curas lo cual, entre otras cosas, le imprimió una gran complejidad de facciones, intrigas y ambiciones. En esas circunstancias llegó O’Donojú a México con su fiel compañero y ayudante Valero.

El nuevo Virrey O’Donojú comenzó negociaciones febriles con los revolucionarios, especialmente Iturbide. Valero fue crucial en el logro del llamado Tratado de Córdoba, mediante el cual México se proclamaría independiente de España. El aristócrata y ambicioso Iturbide se convertiría en el primer mandatario del México independiente. Eventualmente, él mismo redactó el acta de independencia, en la que ignoró a los curas Hidalgo y Morelos, iniciadores del proceso emancipador, y en cambio, se atribuyó para sí toda la gloria. Eso sí, desde el Tratado de Córdoba las partes acordaron las tres garantías que inspiraron el nuevo Estado soberano (y monárquico): la soberanía nacional, la religión católica y la integración de todas las facciones revolucionarias, que en última instancia representaban a la mayoría de la población. Para preservar esas garantías se instituyó el Ejército “trigarante” de México al que se integró Valero a la muerte de O’Donojú, acaecida a pocos días después de la proclamación de la independencia.

La muerte de O’Donojú invitó a la inevitable evaluación de su gestión como último Virrey español en México. De una parte, muchos no entendieron su paso por México para entregarlo tan fácilmente a los revolucionarios y, con ello, hacer perder para la Península su querida e histórica “Nueva España” (nombre dado a México desde la conquista de Hernán Cortés en el siglo XVI). De otra parte, otros tantos admiraron del Virrey que, estando la revolución tan avanzada, entendió que no había de otra sino negociar una posesión ya perdida para España para, al menos, dejar un Estado católico y monárquico que propiciara buenas relaciones comerciales y políticas con la Metrópoli en retirada.

Nuestro Valero, mientras tanto, contribuía al naciente Estado mexicano. Se convirtió en Jefe de Estado Mayor del Ejército. Pero Valero era liberal y la mayoría del Congreso mexicano era conservadora monárquica. Estar en minoría política le hizo regresar a las logias masónicas. Esta vez no para conspirar en el clandestinaje contra el gobierno, sino para propagar las ideas liberales. Pero las cosas comenzaron a cambiar muy pronto.

Iturbide presenció la coronación de Napoleón como Emperador en Notre Dame, París. Inexplicablemente, pero con el pueblo mayoritariamente a su favor, Iturbide se proclamó nada más y nada menos que Emperador de México, en una ridícula ceremonia en la capital mexicana. Para más, comenzó a perseguir y encarcelar a los opositores, liberales y republicanos. Por supuesto, arremetió contra las logias que comenzaban a radicalizarse contra la farsa monárquica. Valero era uno de los masones que más se indignaba con las fantocherías de “Agustín I”.

Las cosas comenzaron a ir lejos. Las logias conspiraban a todo vapor. Iturbide conocía muy bien a Valero, su prestigio y su influencia, lo que lo desestimulaba a reprimirlo directamente. El “monarca” mexicano se enteró por espías que la logia que presidía Valero acordó asesinarlo. Iturbide se encargó de que todo el país se enterara del plan masónico y a la vez ascendió al puertorriqueño. Los hermanos masones de Valero creyeron lo que Iturbide deseaba que creyeran: que el jefe de la logia (Venerable Maestre) había revelado el plan del magnicidio para prevenir al “Emperador” y salvarlo de la muerte, a cambio del rango de Brigadier como premio. Iturbide ganó esa partida. La logia se disponía a castigar severamente a su jefe. Valero sabía que no podría convencer a sus hermanos de su inocencia. Tuvo que salir del país.

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...la liberación de nuestras tierras caribeñas se sujetaba a más de un método de lucha, además de la guerra. Uno de esos métodos era el frente diplomático. Con ello en mente, el liderato revolucionario celebró el Congreso Anfictiónico en Panamá (junio 1826) con la presencia de Estados Unidos. De ese cónclave salió un tibio compromiso de los revolucionarios para organizar una fuerza expedicionaria a las Antillas...

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En el puerto de Veracruz, México, zarpó rumbo a Jamaica con destino final en Sur América. No se imaginaba la aventura que estaba a punto de experimentar. Cerca de Cuba un barco pirata interceptó el buque del boricua. Abordada y desmantelada que fue la nave, los intrusos obligaron a su tripulación a atracar en La Habana. Allí estuvo Valero otra vez preso y de allí también se escapó, gracias a la ayuda de cubanos y españoles liberales.

Atrás quedaba México, envuelto en una nube gris de traiciones e intrigas políticas y militares. La tierra azteca estrenó su soberanía con el inicio de una sucesión interminable de deslealtades, cada una de las cuales producía un presidente de turno. Nuestro Valero, escapado de La Habana, tocó brevemente Estados Unidos para de allí salir a Nueva Granada.

EN COLOMBIA

En cuanto llegó a La Guaira (hoy parte de Venezuela), Valero se reportó al general Francisco de Paula Santander, jefe político y militar de la parte de Nueva Granada que es hoy Colombia. Allí contactó al general Carlos Soublette, que en breve iría a Perú a continuar la revolución libertadora contra España. Igualmente, el boricua ofreció sus servicios al general José Antonio Páez, que combatía en Venezuela. En lo adelante, Valero se ganaría la confianza revolucionaria de Santander, Soublette, Páez y el propio Jefe Supremo, Simón Bolívar. Corría la guerra de independencia en Sur América para crear la Gran Colombia, ambicioso proyecto de Bolívar que el fajardeño Valero hizo suyo.

En Cartagena, Colombia, Valero comenzó a ganar prestigio en armas. Como era común en el Ejército libertador, no había dinero para pagar a todos los oficiales y, en compensación, se les otorgaban rangos militares para estimularnos, siempre y cuando demostraran valentía. En Colombia, Valero se consolidó como oficial revolucionario de primer orden. Comenzó como general, mismo rango que tuvo en México. Pero fue en estas batallas decisivas de Nueva Granada cuando el proceso emancipador mostró sus mayores complejidades, no únicamente en el teatro de guerra, sino también a la luz del balance de poder de las grandes potencias y sus intereses en el Caribe.

En las Antillas no había guerra de independencia, como en su día y con sus respectivas razones la hubo en México, Nueva Granada y los sitios que hoy son Perú, Ecuador y parte de Bolivia. El no haber guerra en el Caribe significaba que había que crear condiciones para la revolución allí, para lo cual lo mejor era una invasión de las fuerzas bolivarianas. Una vez invadidas, Puerto Rico, Santo Domingo (hoy República Dominicana) y Cuba, se podría hablar de una revolución de independencia. Mientras tanto, no. Además, resulta que tampoco eran objetivos revolucionarios primarios, antes bien secundarios. Al ser objetivos secundarios, la liberación de nuestras tierras caribeñas se sujetaba a más de un método de lucha, además de la guerra. Uno de esos métodos era el frente diplomático. Con ello en mente, el liderato revolucionario celebró el Congreso Anfictiónico en Panamá (junio 1826) con la presencia de Estados Unidos. De ese cónclave salió un tibio compromiso de los revolucionarios para organizar una fuerza expedicionaria a las Antillas. Pero el Congreso también sirvió para medir temperaturas en cuanto a las potencias de Estados Unidos, Inglaterra y la relación de estas con España. Bolívar y Santander estaban en principio de acuerdo con invadir las Antillas. De hecho, la primera ocupación revolucionaria sería Puerto Rico para usarla como plataforma (más cerca de Sur América) en las subsiguientes invasiones. Valero, Soublette y Páez estarían a cargo de las expediciones. Pero había algunos problemas de naturaleza geopolítica.

Estados Unidos se oponía a una acción militar en Cuba. Evidentemente, ya tenía sus ojos imperiales puestos en las Antillas (1826-27). Inglaterra por su parte temía que Cuba y Puerto Rico liberadas fueran presa fácil para que Estados Unidos de alguna manera se apoderara de ellas. Tanto Estados Unidos como Inglaterra tenían sus respectivas razones para que España retuviera a Cuba y Puerto Rico. Estados Unidos veía a España débil y esperaría que cayera por sí sola y, con ella,

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sus dos islas del Caribe le caerían en las manos (como fruta madura) de la emergente y hambrienta potencia norteamericana. Por el lado de Inglaterra, esta sabía de la voracidad estadounidense y, procurando un balance de fuerzas entre las potencias en esa zona, apostaba a que la soberanía de España sobre Cuba y Puerto Rico mantendría a raya a Estados Unidos. De hecho, Inglaterra ofreció a España que respetaría su dominio sobre Cuba y Puerto Rico, a cambio de que la segunda reconociera la independencia de las naciones suramericanas en guerra. Un acuerdo como ese desestimularía enormemente a las fuerzas bolivarianas para atacar a España en Cuba o Puerto Rico sin arriesgar la independencia de las nacientes repúblicas del Sur por las que peleaban. En efecto, así quedó todo: Estados Unidos, Inglaterra y hasta Francia (que se mantenía a la expectativa de que el Caribe no inclinara la balanza de poder hacia una de ellas) se recelaban mutuamente, todo lo cual favorecía a que España retuviera control y soberanía sobre las dos Islas del Caribe. La invasión revolucionaria a las Antillas nunca se dio.

A lo anterior hay que añadir que, en los momentos cruciales en que se discutía en Panamá y Sur América una probable invasión a las Antillas, Puerto Rico atravesaba por uno de sus mejores momentos del siglo XIX. El decenio de 1823-33 (además de ser el de “Baile, Botella y Baraja”) fue uno económicamente exitoso. La Isla vivía el Boom de los primeros frutos de las reformas económicas de la Real Cédula de Gracias de 1815. El Capitán General (gobernador) Miguel de la Torre (militar español derrotado por Páez y Bolívar en Venezuela) tiranizaba a los puertorriqueños en lo político, pero manejaba con éxito la administración económica en la Isla, promoviendo que se cumplieran y aprovecharan las reformas de 1815. En esas circunstancias, era improbable que la débil burguesía boricua acogiera con beneplácito la invasión revolucionaria de la burguesía suramericana en armas.

Finalmente, el proyecto antillano cedió frente a otro objetivo revolucionario primario, que requería grandes sacrificios humanos y económicos: Perú.

EN PERÚ.

La tierra inca fue otro escenario en que brilló el liderato militar de nuestro Valero. Allí Bolívar lo nombró Jefe del Estado Mayor. Sin embargo, también fue donde se enfrentó a la envidia y los celos de compañeros oficiales en armas. Tales fueron los casos de Bartolomé Salom y Tomás de Heres. Con las excusas de que Valero permitió pernoctar en el cuartel a un grupo de mujeres del bando enemigo, que de otra forma hubieran dormido en la calle, y de la fundación de una logia masónica que pronto se hizo muy popular entre los revolucionarios, Salom y Heres la emprendieron contra el boricua alegando que promovía la insubordinación e indisciplina. Se propusieron indisponerlo con Bolívar y lo lograron. El libertador ordenó el traslado de Valero a Colombia, al servicio de Santander. La depresión del puertorriqueño hizo que Salom se arrepintiera. Intercedió con Bolívar para posponer el traslado de Valero hasta que terminara la batalla del Callao, para lo cual se necesitaba la pericia del fajardeño. Bolívar accedió y, en el proceso, se enteró de los infundados cargos contra Valero y decidió retenerlo en Perú.

Otro aspecto que distinguió a Valero fueron sus finos modales que superaba a los del resto de la oficialidad revolucionaria, incluyendo a Bolívar. Pudo deberse a que Valero, si no el único, era uno de los pocos oficiales revolucionarios criados en Europa. A esto se le añade un cierto sentido del humor, combinado con su gran habilidad de “hablar por el ombligo”. Era ventrílocuo. Con ello gastaba bromas a compañeros y se hizo famoso desde su estancia en México. Después de la ocupación exitosa del Callao, Bolívar ordenó a Valero zarpar para el Istmo de Panamá a continuar con los planes revolucionarios.

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EN PANAMÁ

En la nación centroamericana se celebraba (1826) el Congreso Anfictiónico que contempló la nunca realizada invasión a las Antillas. A partir de esos días comenzaría la lastimosa pugna entre Santander y Bolívar, lo que hizo dividir a la antigua Nueva Granada en las tierras del dominio de Santander (hoy Colombia) y las de Bolívar (hoy Venezuela), quebrando así el ambicioso sueño de la Gran Colombia. Ambos héroes revolucionarios se acusaban mutuamente de querer erigirse como dictadores. Pero Bolívar llevó la peor parte y el puertorriqueño siempre se mantuvo fiel al venezolano. Santander ganaba terreno y adeptos contra Bolívar. El bando santanderista logró despojar a Bolívar de sus cargos, título y honores y hasta atentaron contra su vida. No lograron asesinar al libertador, pero las autoridades dieron con los conspiradores, entre ellos Santander. Bolívar libró del fusilamiento al general colombiano que eventualmente se exiló en París, para regresar a la muerte del libertador y hacerse con la presidencia de Colombia.

A pesar de la fidelidad de Valero a Bolívar, el puertorriqueño manejó la dolorosa rivalidad con tal discreción y precisión que nunca se ganó la animadversión de Santander. Por el contrario, el colombiano siempre lo reconoció y protegió y lo mantuvo en el cargo de Subjefe Mayor con asiento en Bogotá que ocupó desde su regreso de Panamá. Pero a pesar de sus mejores esfuerzos, el boricua no pudo terciar en la rivalidad. Levantó la voz en defensa del honor y el prestigio debidos al jefe y fundador de la revolución atlántica, pero vio con gran tristeza el destierro de Bolívar a Saint Thomas. Con no menos angustia vio Valero a la Gran Colombia de su ensoñación envuelta en una guerra civil, uno de cuyos más cruentos teatros fue Bogotá, donde residía en fajardeño. Su aversión a la guerra civil lo hizo mudarse a Caracas, donde prevalecían los seguidores bolivarianos.

Interesantemente, Valero era fiel seguidor de Bolívar como revolucionario y libertador, pero no comulgaba con sus ideas. Bolívar era monárquico, mientras que Valero era liberal republicano. El fin de la guerra civil dio el triunfo a los liberales, con quienes se identificaban Santander y Valero. Ello hizo que el segundo regresara a Bogotá, zona liberal republicana. Allí nuestro héroe de Fajardo murió en 1863, a los 72 años.

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Bajo la lluvia

María Isabel Fotógrafa independiente

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ARTE
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Factores

de riesgo de signos depresivos relacionados al uso de la red social Instagram en estudiantes de mercadotecnia

Balduino Rainiero Acosta Pérez, Schaiddy Pérez Villalona & María Rincón Suárez Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, República Dominicana

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POLÍTICA Y SOCIEDAD

RESUMEN

En esta investigación se determina los factores de riesgo de signos depresivos relacionados al uso de la red social Instagram en estudiantes de Mercadotecnia de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU. Además, se describe la presencia y niveles de signos depresivos y se correlaciona el uso de la red social Instagram con el nivel de signos depresivos.

Se tomó una muestra representativa, 106 estudiantes de esta carrera en el período septiembre-diciembre del 2021, a la cual les fue aplicada el Inventario para la depresión de Beck BDI-II para determinar la presencia y niveles de signos depresivos y la encuesta “Redes Sociales y Estado de Ánimo” creado por las autoras de esta investigación para describir los factores de riesgo pertinentes en la red social y correlacionar el uso de la misma con el nivel de signos depresivos. Se pudo evidenciar que existe un rango destacado de estudiantes que consumen la red social Instagram, con una presencia de signos depresivos en relación del uso de la misma. Del mismo modo, hay diferentes factores de riesgo sobre el uso de esta red social que puedan facilitar la depresión, como factores de protección tanto en la utilización de la plataforma que podrían aportar al desarrollo de resiliencia.

Con esta investigación en el estudiantado de Mercadotecnia de la UNPHU puede tener la oportunidad de mejorar su bienestar y salud mental reconociendo los factores de protección tanto fuera como dentro de la red social, tomando en cuenta los niveles de depresión que pueden presentar estos mismos.

PALABRAS CLAVE: Depresión, factores de riesgo, factores de depresión, redes sociales.

ABSTRACT

This research establishes the risk factors of depression related to the usage of Instagram as a social media platform among marketing students at UNPHU. Furthermore, it describes the presence and types of depression and how they are connected with the use of Instagram as a social media platform, with signs of depression.

It was taken a representative sample of 106 students of this career in the SeptemberAugust period of 2021, to which was applied the Beck’s Depression Inventory BDI-II to establish the presence and types of depression signs and the “Redes Sociales y Estado de nimo” scale (in English, Social Media and States of Mind), created by the authors of this research to describe the corresponding risk factors in social media and their usage and with the types of depression signs.

It was discovered that there is a distinct group of students who use Instagram as a social media platform and exhibit depressive symptoms. In addition, there are different risk factors associated with the usage of this social media platform that can facilitate depression as well as protective factors in the use of this platform that could contribute to the development of resilience.

With this investigation, the marketing student body at UNPHU may be able to improve their wellness and mental health by recognizing the risk factors inside and outside of social media, while keeping in mind the types of depression that may be present.

KEY WORDS: Depression, risk factors, protective factors, social media.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 55

INTRODUCCIÓN

Las redes sociales son vías e instrumentos de comunicación que hoy en día, en nuestra “era digital”, se han vuelto indispensables para el ser humano por la facilidad que es crearse un usuario dentro de alguna de ellas y empezar a interactuar a través de las mismas, conversar con amigos, familiares y

conocidos alrededor de todo el mundo en tan solo un segundo. En el estudio de Lagla (2017) resulta que en estudiantes universitarios de todas las redes sociales que han utilizado son indispensables para poder comunicarse.

Debido a que vivimos en una era digital o era de la “información”, es indiscutible que existen muchísimos puntos positivos o favorables de las redes sociales como anteriormente se mencionaron, pero también, todo tiene un lado de negativo. No es novedad que se ha podido ver la relación entre el consumo de las redes sociales y la salud mental; según Flores et al. (2018) las redes sociales tienen un impacto, pudiendo ser positivo o negativo, estudiándolo en los adultos jóvenes.

Por este motivo, las redes sociales juegan un papel importante en la salud mental dentro de la era que vivimos, en donde a diario vemos mucha información a través de las redes sociales, sea de nuestros familiares, amigos, país o del mundo, que, de una u otra forma, esto influye en nuestro estado de ánimo, tanto así, que, para la comunidad de profesionales dedicados a la salud mental, el Internet y las redes sociales son un fenómeno preocupante (Millán et al, 2017).

Instagram es considerada como una de las redes sociales más frecuentadas a nivel mundial. Según la investigación de We Are Social (2021), con más de 1,221 millones de usuarios alrededor del mundo, Instagram se hace destacar por sí sola.

El objetivo de esta investigación es indagar a profundidad cuáles son los factores de riesgo de los signos o síntomas de depresión en relación al uso de la red social Instagram, debido a la importancia que tiene en la juventud y los adultos jóvenes por las facilidades que la misma brinda, por lo que se vuelve un instrumento esencial para la vida también de estudiantes de Mercadotecnia de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, ya que más de ser útil personalmente, se les enseña como esta también formará parte de su vida profesional.

Siendo esto así, ¿la red social Instagram podría haber alguna correlación entre los posibles signos depresivos que poseen estos estudiantes? Y si fuese así, ¿cuáles serían los factores de riesgo y de protección de depresión relacionada con la red social?

En este trabajo se busca determinar los factores de riesgo de signos depresivos relacionados al uso de la red social Instagram en estudiantes de Mercadotecnia de la UNPHU en el período agosto-diciembre del año 2021, en Santo Domingo, República Dominicana.

MÉTODO

La investigación utiliza un método inductivo debido a enfocarse en la particularidad de población que estudiaremos, siendo los estudiantes de Mercadotecnia de cada año de carrera que pueden presentar ciertos signos depresivos o no, para luego enfocarse en quienes sí presenten signos depresivos y consuman la red social de Instagram, tomando en cuenta las variables del estudio. La investigación tiene un enfoque cualitativo, transversal y de campo, debido a que se recoge y se interpretan datos sobre las variables de los factores de riesgo y de protección de la depresión y niveles de depresión a través de la red social; con el fin de obtener los resultados. Se considera una investigación descriptiva, puesto a que se quiere ofrecer la información acerca del cuándo, cómo, qué y dónde, referente al problema de exploración (Jervis, 2020).

56 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

POBLACIÓN

La unidad de análisis está compuesta por estudiantes de primer, segundo, tercer y cuarto año de la carrera de Mercadeo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) con un total de 291 sujetos.

MUESTRA

La muestra es seleccionada a través de un muestreo por conveniencia, recurriendo a la voluntariedad y disponibilidad de la mayor cantidad de estudiantes de los diferentes años de la carrera. El tamaño de la muestra es de 106 personas, tomando en cuenta el margen de error de un 10% y un nivel de confianza de un 90%, seleccionando 33 personas en el primer año, 35 personas en el segundo año y 37 personas en el tercer año.

RESULTADOS

Población y Respuestas

Estudiantes

Tabla 1. Total Poblacional que utiliza la red social de Instagram

Según lo observado en la tabla, el 100% de la muestra representativa de los estudiantes de Mercadotecnia, en cada año de carrera, utiliza la red social de Instagram.

1er año

Depresión/ Signos en Instagram

Tabla 2. Niveles de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia del primer año, a través de la red social de Instagram.

Según los resultados conseguidos, los estudiantes del primer año que más utilizan la red social cuando se sienten tristes con un 75% son los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada, mientras que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa un 66.67% y los de tendencia hacia la depresión leve un 28.57%. Sin embargo, se obtuvo un 0% de la muestra total del primer año de carrera sobre compartir y/o publicar un post o historia acerca de su tristeza.

El consumo de la red social en relación a los problemas del sueño, como el no conciliarlo, se obtuvo un 100% de relación con los participantes que tienen una tendencia hacia la depresión severa, un 75% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada y un 50% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 57
Porcentaje Respuesta
Porcentaje Total 83 100% 0 0%
Respuesta Afirmativa
Negativa
Leve Moderada Severa Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Tristeza y uso de red social 2 28.57% 3 75% 2 66.67% Realizar post o historia acerca de su tristeza 0 0% 0 0% 0 0% Problemas de sueño y consumo de Instagram 7 50% 3 75% 3 100% Culpabilidad ante el uso de la red social 6 85.71% 0 0% 3 100% Creación de post/historia acerca del cansancio emocional 0 0% 0 0% 0 0% Sentimientos de Inseguridad ante el uso de la red social 5 71.43% 1 25% 3 100%

Se pudo observar en los resultados que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa tienen mayor culpabilidad ante el uso de la red social con un 100%, siguiéndoles con un 85.71% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y un 0% que tienen una tendencia hacia la depresión moderada.

Sobre compartir y/o publicar posts o historias acerca del cansancio emocional se obtuvo un 0% de la muestra total del primer año de carrera. Además, los que tienen una tendencia hacia la depresión severa, tienen mayor grado de inseguridad ante el uso de la red social con un 100% de la muestra, siguiéndoles con un 71.43% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y un 25% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada.

2do año

Tabla 3. Niveles de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia del segundo año, a través de la red social de Instagram.

Según los resultados adquiridos, los estudiantes del segundo año que más utilizan la red social cuando se sienten tristes con un 50% son los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada, siguiéndoles los que tienen una tendencia hacia la depresión leve con un 44.44%, sin embargo, se obtuvo un 0% de los que tienen una tendencia hacia la depresión severa y también un 0% de la muestra completa del segundo año de carrera acerca de compartir y/o publicar un post o historia acerca de su tristeza.

El consumo de la red social en relación a los problemas del sueño, como el no conciliarlo, se obtuvo un 100% de relación con los participantes que tienen una tendencia hacia la depresión severa, un 66.67% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada y un 66.67% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

Se pudo observar en los resultados que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa tienen mayor culpabilidad ante el uso de la red social con un 100%, siguiéndoles con un 88.89% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y un 83.33% que tienen una tendencia hacia la depresión moderada.

Sobre compartir y/o publicar posts o historias acerca del cansancio emocional se obtuvo un 0% de la muestra total del segundo año de carrera. También los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y depresión moderada, tienen mayor grado de inseguridad ante el uso de la red social cada uno con un 66.67%, siguiéndoles con un 50% los que tienen una tendencia hacia la depresión severa.

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Depresión/ Signos en Instagram Leve Moderada Severa Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Tristeza y uso de red social 4 44.44% 3 50% 0 0% Realizar post o historia acerca de su tristeza 0 0% 0 0% 0 0% Problemas de sueño y consumo de Instagram 6 66.67% 4 66.67% 2 100% Culpabilidad ante el uso de la red social 8 88.89% 5 83.33% 2 100% Creación de post/historia acerca del cansancio emocional 0 0% 0 0% 0 0% Sentimientos de Inseguridad ante el uso de la red social 6 66.67% 4 66.67% 1 50%

3er año

Según los resultados recolectados, los estudiantes del tercer año que más utilizan la red social cuando se sienten tristes con un 75% son los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada, siguiéndoles los que tienen una tendencia hacia la depresión leve con un 18.75%, sin embargo, se obtuvo un 0% de los que tienen una tendencia hacia la depresión severa y también un 0% de la muestra total del tercer año de carrera acerca de compartir y/o publicar un post o historia acerca de su tristeza. El consumo de la red social en relación a los problemas del sueño, como el no conciliarlo, se obtuvo un 75% de relación con los participantes que tienen una tendencia hacia la depresión moderada, un 50% los que tienen una tendencia hacia la depresión severa y un 43.75% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

Se pudo observar en los resultados que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa tienen mayor culpabilidad ante el uso de la red social con un 100%, siguiéndoles con un 81.25% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y un 77.78% que tienen una tendencia hacia la depresión moderada.

Sobre compartir y/o publicar posts o historias acerca del cansancio emocional se obtuvo un 0% de la muestra total del tercer año de carrera. También los que tienen una tendencia hacia la depresión severa, tienen mayor grado de inseguridad ante el uso de la red social cada uno con un 100%, siguiéndoles con un 77.78% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada y un 62.5% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

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Depresión/ Signos en Instagram Leve Moderada Severa Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Tristeza y uso de red social 3 18.75% 6 75% 0 0% Realizar post o historia acerca de su tristeza 0 0% 0 0% 0 0% Problemas de sueño y consumo de Instagram 7 43.75% 6 75% 1 50% Culpabilidad ante el uso de la red social 13 81.25% 7 77.78% 2 100% Creación de post/historia acerca del cansancio emocional 0 0% 0 0% 0 0% Sentimientos de inseguridad ante el uso de la red social 10 62.5% 7 77.78% 2 100%
Tabla 4. Niveles de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia del tercer año, a través de la red social de Instagram.
Factores de Riesgo Ítems Frecuencia Porcentaje Uso de Instagram ante una situación negativa 20 23.82% Irritabilidad y uso de la red 28 33.33% Uso de Instagram en presencia de estrés 42 50% Problemas interpersonales y consumo de Instagram 30 35.71% Procrastinación por el uso del celular 59 70.24% Sustitución de Pasatiempos por Instagram 37 44.05% Uso del celular ante el cansancio físico 23 27.38%
Tabla 5. Factores de riesgo de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia que consuman la red social Instagram.

Según los resultados visualizados, dentro de los factores de riesgo de depresión y que también se pueden observar en relación con el uso de la red social, se desglosará desde la que obtuvo mayor porcentaje hasta la que obtuvo menos porcentaje:

Procrastinación por el uso del celular con un 70.24%.

El uso de la red social Instagram en presencia de estrés con un 50%.

La sustitución de pasatiempos por la red social Instagram con un 44.05%.

Problemas interpersonales en relación al consumo de la red social Instagram con un 35.71%.

Irritabilidad en relación al uso de la red social con un 33.33%.

Uso del celular ante el cansancio físico con un 27.38%.

Uso de la red social Instagram ante una situación negativa con un 23.82%.

Factores

Tabla 6. Factores de protección de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia

que consuman la red social Instagram

Según los resultados obtenidos, dentro de los factores de protección de la depresión y que también se pueden observar en relación al uso de la red social, se desglosará desde la que obtuvo mayor porcentaje hasta la que obtuvo menos porcentaje:

Uso de la red social Instagram como medio de entretenimiento con un 96.43%.

Dormir ante el cansancio físico con un 67.86%.

Manejo asertivo ante el cansancio emocional con un 57.14%.

Sentimiento optimista por un post/historia de un usuario con un 48.81%.

Uso de la red social Instagram como medio de comunicación con familiares con un 41.67%.

Ver contenido humorístico a través de la red social Instagram con un 38.1%.

Uso de la red social Instagram como medio de comunicación con amigos con un 14.29%.

Escuchar música alegre con un 14.29%.

Hacer actividades relajantes ante el cansancio físico con un 7.14%.

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Protección Ítems Frecuencia Porcentaje Instagram como entretenimiento 81 96.43% Comunicación con amigos por Instagram 12 14.29%
familiares
Instagram 35 41.67% Ver contenido humorístico 32 38.1% Optimismo por un post/historia de un usuario 41 48.81% Escuchar música alegre 12 14.29% Manejo Asertivo ante Cansancio Emocional 48 57.14% Dormir ante Cansancio Físico 57 67.86% Actividades relajantes ante Cansancio Físico 6 7.14%
de
Comunicación con
por

Estudiantes de Mercadotecnia

Tabla 7. Niveles de signos depresivos en estudiantes de Mercadotecnia, a través de la red social de Instagram.

Según los resultados obtenidos, los participantes que más utilizan esta red social cuando se sienten tristes con un 66.67% son los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada, mientras que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa un 28.57% y los de tendencia hacia la depresión leve un 28.13%. Sin embargo, se obtuvo un 0% de la muestra total sobre compartir y/o publicar un post o historia acerca de su tristeza.

El consumo de la red social en relación a los problemas del sueño, como el no conciliarlo, se obtuvo un 85.71% de relación con los participantes que tienen una tendencia hacia la depresión severa, un 72.22% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada y un 62.5% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

Se pudo observar en los resultados que los que tienen una tendencia hacia la depresión severa tienen mayor culpabilidad ante el uso de la red social con un 100%, siguiéndoles con un 84.38% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve y un 66.67% que tienen una tendencia hacia la depresión moderada.

Sobre compartir y/o publicar posts o historias acerca del cansancio emocional se obtuvo un 0% de la muestra total. Además, los que tienen una tendencia hacia la depresión severa, tienen mayor grado de inseguridad ante el uso de la red social con un 85.71% de la muestra, siguiéndoles con un 66.67% los que tienen una tendencia hacia la depresión moderada y un 65.63% los que tienen una tendencia hacia la depresión leve.

CONCLUSIONES

Respondiendo al objetivo general, el cual es determinar los factores de riesgo de signos depresivos relacionados con el uso de la red social Instagram en estudiantes de Mercadotecnia de la UNPHU en el período agosto-diciembre; se puede concluir que si se presentan ciertos signos depresivos en el consumo de Instagram como también varios factores de riesgo y de protección en el uso de la red social.

Integrando con el estudio previo, Rodríguez, Jáquez & Reyes (2021) que respondiendo su hipótesis los investigadores sustentan que a mayor utilización de las redes sociales sería menor el bienestar psicológico.

Se puede observar en la utilización de la plataforma como existen recursos emocionales y prácticos que tienden a poseer o carecer los estudiantes de Mercadotecnia.

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Depresión/ Signos en Instagram Leve Moderada Severa Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Tristeza y uso de red social 9 28.13% 12 66.67% 2 28.57% Realizar post o historia acerca de su tristeza 0 0% 0 0% 0 0% Problemas de sueño y consumo de Instagram 20 62.5% 13 72.22% 6 85.71% Culpabilidad ante el uso de la red social 27 84.38% 12 66.67% 7 100% Creación de post/historia acerca del cansancio emocional 0 0% 0 0% 0 0% Sentimientos de Inseguridad ante el uso de la red social 21 65.63% 12 66.67% 6 85.71%

En cuanto a los factores protectores, brindan la posibilidad de alimentar la resiliencia y se inclinan a disminuir la probabilidad de la depresión en la población estudiada mientras que en los factores de riesgo puede ocurrir lo opuesto.

Según lo estudiado e investigado previamente, se responde al primer objetivo de investigación, existe un rango destacado de estudiantes que consumen la red social de Instagram en la carrera de Mercadotecnia siendo el 100% de la muestra investigada.

Haciendo referencia al último objetivo del estudio, se observa una relación entre los signos depresivos y el uso de la red social previamente mencionada. La conexión puede apreciarse a través de la utilización de Instagram en momentos o estados que pueden ser indicadores de depresión, como los problemas de sueño, en la tristeza, sentimientos de culpabilidad e inseguridad de sí mismos.

En los problemas para conciliar el sueño y la presencia de tristeza, se asocia más con el consumo de la red social, mientras que en los sentimientos de culpabilidad puede asociarse con dejar interacciones de su círculo social como la visualización de la vida social de sus iguales; similar a los sentimientos de inseguridad que se inclinan a al ver el logro de otros la comparación entre pares.

Por otro lado, no persistieron signos relevantes hacia la depresión y creación de contenido de la misma, consistiendo uno de los porcentajes más bajos con un 0% y, por ende, considerando que los indicadores importantes pueden encontrarse en el uso de la red, no necesariamente en la realización de posts y/o historias acerca de su estado.

Otro aspecto relevante en los resultados, las personas con una tendencia a la depresión moderada y severa han sido las que presentan los porcentajes más altos en una gran parte de los reactivos, mientras que las personas con una inclinación a la depresión leve, pueden mostrar una menor frecuencia en los ítems con un porcentaje equivalente a los de la depresión moderada y severa.

Además, es importante destacar cómo la persona puede mostrar signos depresivos en el uso de la red, aunque no se conoce si la misma red es una causante u origen para la patología presente. Es decir, el uso de la red social de Instagram puede representar como podría manifestarse la depresión, sin embargo, en esta investigación no se responde si el uso de la plataforma facilite el malestar previamente mencionado.

En otro orden, respondiendo al segundo objetivo, se pudieron identificar diferencias mínimas entre cada año de carrera y los signos depresivos en el consumo de Instagram, por lo cual podría tomarse en cuenta que la etapa universitaria ni la edad muestra distinciones marcadas, aunque, dentro de la información demográfica, el sexo femenino es mayor en cuanto a la muestra estudiada.

Continuando, el indicador con mayor similitud en cada año fue la presencia de culpabilidad ante el uso de la red, siendo uno de los más altos en cada una de las etapas de la carrera de Mercadotecnia.

No obstante, prosiguiendo a responder el tercer objetivo de la investigación, los factores de riesgo pueden brindar ciertos señalamientos que podrían posibilitar la presencia de los signos de depresión en el uso de Instagram, como la procrastinación por utilizar la red social con un 70.24%, la sustitución de pasatiempos por los mismos motivos un 44.05% y el consumo de esta plataforma digital en situaciones estresantes un 50%.

Agregando el uso de Instagram ante problemas interpersonales con su círculo más cercano, como amigos y familia un 35.71%, así como la irritabilidad del estudiante y la utilización de la plataforma

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un 33.33% se encuentran en un menor porcentaje contrastando la expectativa de la presencia de mecanismos evasivos para la resolución de conflictos y una buena autorregulación emocional. Aportando con la investigación realizada por Acosta & Ortiz en el 2017, un 68% de su población no obtuvo conflictos con familiares y amistades por motivo de la red social.

Añadiendo al tema anterior también se encuentran ciertos factores de riesgo, pero en menor escala, según los resultados de las informaciones brindadas por los estudiantes, como el uso del celular durante un cansancio físico un 27.38% y en una situación negativa un 23.82%.

También pueden mostrarse factores protectores dentro de la misma área, como por ejemplo el uso de Instagram como entretenimiento un 96.43%, siendo el porcentaje más alto dentro de la investigación. En esta misma línea puede identificarse el sentimiento de optimismo ante la publicación y/o historia de una persona un 48.81%, ver contenido de humor dentro de la aplicación un 38.1% y la comunicación con familiares a través de la red un 41.67%; siendo factores que fomentan la resiliencia, mecanismos de defensa saludables y relaciones interpersonales saludables, dependiendo del tipo de comunicación sostenida entre los miembros que usen la red.

Estos resultados han estado contrastados con las expectativas al investigar de que ciertos factores pudieran haber sido más altos como los del uso del humor y las interacciones con amigos en Instagram un 14.29%, siendo más bajos a comparación de la comunicación con familiares a través de la red.

Siguiendo con el tema, se esperaba que el contenido humorístico obtuviera unos resultados similares o mayores a los de Instagram como entretenimiento ya que van de la mano una de la otra, lo cual no sucedió de esta manera teniendo porcentajes muy diferentes.

Por otro lado, se analizaron dos factores protectores que no tienen una relación directa con el uso de la red, pero si con sus usuarios participantes en la investigación. Estos fueron el dormir ante la presencia del cansancio físico un 67.86% y el manejo asertivo ante el cansancio emocional con un 57.14%, lo cual brindan indicadores positivos ante una respuesta esperada con respecto a su edad y grupo de pares ante el agotamiento de ambos tipos previamente mencionados.

Culminando con los factores protectores, también se presentaron otros señalamientos con un bajo número de respuestas seleccionadas, como escuchar música alegre un 14.29%, realizar actividades relajantes durante un cansancio físico con un 7.14% y la utilización de Instagram para comunicarse con sus amigos.

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64 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

Agenda para junio

Fecha: 7 de junio

Tema: Colombia: elecciones presidenciales

Invitado: Manuel Silva Rodríguez

Hora: 7:00 P.M. (PR) - 6:00 P.M. (COL)

Fecha: 14 de junio

Tema: Aves, Flores y Símbolos

Invitados: Irizelma Robles y Ricardo Arribas

Hora: 7:00 P.M. (PR)

Fecha: 21 de junio

Tema: Documentar, archivar e investigar

Invitado: Julio E. Quirós Alcalá

Hora: 7:00 P.M. (PR)

Fecha: 28 de junio

Tema: La patria desde la distancia

Invitada: Alba N. Seda Morales (Philadelphia)

Hora: 7:00 P.M. (PR)

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 65

POLÍTICA Y SOCIEDAD

El nuevo “Eje”

Manuel Martínez Maldonado

Escritor Independiente

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I.

Pienso que todos los que nacimos en las primeras siete décadas del siglo XX sabemos que durante la Segunda Guerra Mundial (SGM) la Alemania Nazi, la Italia fascista y el Imperio japonés formaban un eje de maldad que predicaba, no solo expansiones imperialistas, sino el genocidio. Desde entonces ha habido otros “ejes”, con conexiones ideológicas que, por no incluir en sus actividades nefastas al mundo occidental, no han recibido un desprecio tan amplio e incisivo como el Eje (Axis) de la SGM. Los asesinatos por hambruna de Stalin en la Unión Soviética, las acciones similares de Mao Tse Tung en la China y los exterminios del Pol Pot y los Jemeres Rojos en Camboya son terribles, pero los campos de exterminio nazis es el pensamiento dominante cuando de genocidio se trata. Por supuesto que con los desarrollos de comunicación y la facilidad con la que se difunden las noticias (buenas, malas, a media verdad o falsas) los gobiernos tienen que considerar hoy día las consecuencias de sus acciones. Pero ¿lo hacen? ¿De verdad que se preocupan? Ocurre en los países en los que, cada vez más, gobiernos de derecha e izquierda ocultan lo que hacen o recurren a decisiones que van en contra del pueblo.

La ignorancia frecuentemente es el monstruo que reside en las mentes con ínfulas totalitarias y autoritarias. Nada comprueba ese hecho más que la reacción del señor Donald Trump, entonces a cargo de la protección de los residentes y ciudadanos de los Estados Unidos, cuando se le notificó de la presencia de un nuevo virus que había surgido en la China. Anterior a ese hecho, su gobierno había debilitado el frente de prevención y protección de posibles traslados de enfermedades de ese país oriental y otros, cuando en mayo de 2018 desbandó el equipo de respuestas a pandemias de la Casa Blanca. No solo eso, Linda Quick, la jefe de epidemiología del CDC (Centers for Disease Control) en China renunció al enterarse que iban a eliminar su posición. De hecho, el gobierno de Trump aprovechó su “renuncia” para hacer público ese hecho y argumentar que el puesto era innecesario. No existían los suficientes fondos —dijeron— para que el gobierno federal se preocupara por la posibilidad de una pandemia de influenza.

A esta terrible decisión, según la situación del COVID se empeoraba en China, siguieron una serie de pronunciamientos desacertados, ignorantes e imbéciles que llegaron a un pico —tal vez un profundo nadir—de retardación mental en febrero de 2020, cuando ya en enero había felicitado y agradecido al presidente Xi por “su control” de la epidemia. Posiblemente en respuesta a un memo fechado el 30 de enero de 2020 de su asesor de comercio, Peter Navarro (quien ahora todo el mundo sabe que, como su exjefe, miente sin pudor), alertándolo que “la falta de protección inmunológica al coronavirus en los estadounidenses podía causar millones de muertes”, en una entrevista privada con Bob Woodward Trump pareció entender. “Esto es mucho peor que la agotadora (strenuous) influenza... es algo mortal”—dijo usando una palabra de domingo para él ya que su vocabulario no pasa de las 80 palabras. No estábamos conscientes —pasó a decir— de esa aseveración (el memo no se hizo público hasta septiembre de ese año) pero, tres días después, dijo que todo estaba bien y que, para abril, cuando la temperatura subiera, el coronavirus iba a desaparecer “milagrosamente”.1

1 Ver el blog del congresista Lloyd Doggett del 22 de marzo de 2022 en la red

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Procedió, sacando pecho contra el virus, a no hacer nada o muy poco y, a pesar de las intervenciones del Dr. Anthony Fauci, ante los ojos de la nación y del mundo, continuó diciendo disparates, entrometiéndose con la ciencia y los científicos, y recomendando remedios como si fuera un curandero del siglo X: cloro (sí, el de lavar la ropa), hidroxicloroquina e ivermectina, y diciendo que “no se debe de usar un remedio que puede ser peor que la enfermedad”, lo que los antivacunas tomaron como una referencia a la vacuna y procedieron a demonizarla. Para esconder su estupidez admitió que Navarro “había dicho que la cosa iba a estar mala, pero que el no había visto el memo”, una de sus peores mentiras del mes. Según los muertos se amontonaban gracias a él (en mayo 5 del 2020 sobrepasaban 70,000, mas se asegura que es una cifra por debajo de la realidad) continuó emitiendo mensajes ambiguos y minimizando el uso de mascarillas y distanciamiento social y, aunque ya lo sabíamos todo sobre él, a salir desenmascarado a donde quiera que fuera, y a dar fiestas en Casa Blanca y reuniones multitudinarias en las que muchos se contagiaron.

Poco antes de que el número de cadáveres alcanzara 110,000 decidió romper con la Organización Mundial de la Salud como si la entidad fuera uno de sus suplidores de almohadas para sus hoteles, que ha usado como frentes financieros para evitar pagar impuestos, y lo iba a cambiar por otro que las vendía más baratas. No sorprendía su falta de lógica, ya que sabíamos que no tenía ninguna, cuando reclamaba que ¡los casos estaban subiendo porque se estaban haciendo más pruebas! Cuando el número de muertos llegó a casi un cuarto de millón un mes antes de las elecciones, culpó a China por la pandemia y reclamó que “todo el mundo estaba cansado de ella”. Él, su mujer y muchos en Casa Blanca dieron positivo al virus y no se cansaron de recibir tratamiento al que no tenían acceso sin dificultad los ciudadanos comunes. En marzo de 2021, los infectados de Covid-19 en los EE. UU. sobrepasaban 29.1 millones y las muertes reportadas eran más de 529,000.

No es difícil atribuirle la causa de muertes innecesarias por COVID-19 a toda esta retahíla de tonterías e inacción de parte del gobierno de Trump. No solo las que ocurrieron durante su mandato, sino las que continuaron en el 2022 porque las víctimas se habían infectado en gran parte gracias a su falta de acción. Es para mí una forma de lo que llamaré genocidio por incompetencia y petulancia.

II.

Es curioso que el pelirevuelto primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson, en su respuesta oficial al virus, tenga tanto parecido con el rubio ex ocupante de la Casa Blanca. De acuerdo con un reportaje de Scott Neuman (NPR, 12 de octubre de 2021) un informe de las autoridades salubristas de Inglaterra considera la respuesta a la pandemia la peor hecatombe de salud pública en la historia del país. Causó, como en EE. UU., muchas muertes innecesarias.

Al comienzo de la propagación del virus en el Reino Unido el gobierno de Johnson optó por no restringir las reuniones masivas. Se desvió del remedio impuesto por China inmediatamente y con éxito inicial de exigir cuarentena y distanciamiento físico. Su lentitud, en imponer los bloqueos generalizados que muchos otros países

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implementaron, fue de tortuga paralítica. Lo que sí logró fue que se desarrollara una actitud de rendición y que él y sus funcionarios gubernamentales y los asesores científicos, buscaran controlar, sin suprimir, la infección. Tratar pacientes muy enfermos es mucho más costoso que las enfermedades leves que se consiguen después de la vacunación, algo que debe de ser obvio para todos los jerarcas de un gobierno que sepan sumar y restar.

Tal y como sucedió al principio en Puerto Rico, y era una de las ideas que Trump había considerado y que se podía deducir de su conversación monosilábica de decir sin decir (que aprendió de los mafiosos italianos de Nueva York) cuando hablaba sobre la pandemia que desaparecería “como un milagro”, a pesar del desconocimiento de los efectos de una infección con un virus del que poco se sabía, el gobierno de Johnson optó por rendirse a la idea de la “inmunidad de rebaño”: que se infecte la gente hasta que la mayoría esté inmune. Pero cuando la prensa lo confrontó, negó que esa fuera su táctica contra el virus. Mientras tanto, eso era exactamente lo que estaba ocurriendo.

Desde un principio, Boris Johnson permitió que las escuelas y las empresas permanecieran abiertas, también las escuelas, restaurantes, instalaciones deportivas, cines y pubs permanecieron abiertos. Su decisión fue respaldada por un grupo asesor de científicos los cuales fueron cómplices de la debacle en el Reino Unido. Eso sí, como en el caso de Trump, cuando el primer ministro Boris Johnson, dio positivo al coronavirus, rápidamente se auto aisló. Por supuesto, según sus síntomas se empeoraron, fue hospitalizado y tratado mejor que nadie en el intensivo donde pasó tres noches y según él mismo, dos enfermeras, una portuguesa y una nueva zelandesa2, lo cuidaron con esmero. Al salir del hospital le dio gracias al Servicio Nacional de Salud por salvarle la vida, tal y como hizo Trump con sus médicos, pero no pudo ocultar que la realidad era que estaba rodeado de muertes innecesarias.

Un informe, producido por el Comité de Salud y Atención Social y el Comité de Ciencia y Tecnología del Reino Unido, dijo que la decisión de no cerrar los negocios y no promulgar el distanciamiento físico al principio de la pandemia equivale a “uno de los fracasos de salud pública más importantes que el Reino Unido haya experimentado”.3 A esto hay que añadirle que el gobierno permitió admisiones de envejecientes a los hogares de ancianos sin pruebas adecuadas o aislamiento riguroso. Para marzo de 2021, Reino Unido tenía 4.2 millones de casos y sobre 125,000 muertes, cifra que lo más probable sea un subestimado ya que, abruptamente, se dejaron de hacer pruebas, algo que el informe señaló como una deficiencia seria. Aunque el enfoque al manejo de la epidemia cambió a medida que aumentaban las muertes, según el informe, el daño ya estaba hecho y le atribuyó el fracaso a una política de “pensamiento grupal” entre políticos y científicos que los condujo a resistir la adopción de las medidas que habían sido exitosas en otros países. “Un país con una experiencia de clase mundial en el análisis de datos no debería haber enfrentado la mayor crisis de salud en cien años sin prácticamente ningún dato para analizar”, añadió el informe; a uno le da

2 NY Times 12 de abril de 2020

3 Scott Neuman, NPR 12 de octubre de 2021

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vergüenza ajena. Es el señalamiento que se le puede hacer también a la política de Trump. Lo que sí se puede, es añadir a Boris Johnson a la lista de los que han cometido genocidio por incompetencia y petulancia y miembro del nuevo “Eje”.

III.

Tal vez bote la bola y rompa el bate uno de los hombres más peligrosos del planeta: el presidente de Brasil Jair Bolsonaro. Su campaña de deforestación del Amazonas ha contribuido al calentamiento global, algo que ha negado, no solo en público, sino cuando se dirigió a la Naciones Unidas en 2019. En su discurso a la Asamblea General indicó que “es una falacia que la Amazonía sea patrimonio de la humanidad o el pulmón del planeta”. Negó, como ha hecho antes, que se esté desforestando la selva, pero se sabe que ha atacado y tratado de deshacerse de las agencias científicas más importantes de su país, incluyendo el Instituto Nacional de Investigaciones del Espacio quienes mostraron datos de que Bolsonaro ha permitido un aumento en la deforestación del Amazonas. Este grupo de científicos concluyó de sus estudios que en el 2020 la desforestación subió 28% sobre el año previo (revista Science 7 agosto 2020). Un total de 10,100 kilómetros cuadrados del bosque fueron talados. En otras palabras, el equivalente del archipiélago de Puerto Rico y un poco más. Bolsonaro dijo que esto era “mentiras”. Los datos los suplió el satélite y, contrastando con él, el satélite no miente.

Además, es, junto a Trump, el otro irresponsable del hemisferio. Tal y como hacía el rubio del norte, Bolsonaro aparecía sin mascarilla en manifestaciones masivas y trasmitía información falsa sobre la epidemia. En octubre de 2021, una comisión del Congreso brasileño recomendó que el presidente Jair Bolsonaro sea acusado de “crímenes contra la humanidad”. La Comisión afirmó que dejó intencionalmente que el coronavirus arrasara el país y matara a cientos de miles de personas en un intento fallido de lograr inmunidad de rebaño y, así, “reactivar la mayor economía de América Latina”. Como ven, una copia de papel carbón de los intentos fallidos de Trump y Johnson.

No faltó que los acólitos del presidente se opusieran al informe y salieran en su defensa tal y como sus lame ojos y alza colas defendieron a Trump en los dos juicios de residenciamiento en los que salió culpable. Según reportado, María Laura Canineu directora de la División de las Américas, de “Human Rights Watch”, la investigación del Congreso brasileño también recomienda que se presenten cargos penales contra otras 69 personas, incluidos tres de los hijos de Bolsonaro (el nepotismo es otro don de Trump y Bolsonaro) y numerosos funcionarios actuales y anteriores del gobierno. El panel había recomendado inicialmente que a Bolsonaro se le imputaran cargos de homicidio en masa y genocidio contra los grupos indígenas de la Amazonía, una zona en donde el virus decimó a la población durante meses luego de que los hospitales se quedaran sin oxígeno. Las extraordinarias acusaciones aparecen en un informe de casi 1200 páginas que efectivamente culpa a las políticas de Bolsonaro por la muerte de más de 300,000 brasileños, la mitad de la cifra de muertes por coronavirus del país, e insta a las autoridades brasileñas a encarcelar al presidente, según los extractos del informe y las entrevistas con dos de los senadores de la comisión.

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El presidente Jair Bolsonaro difundió información falsa sobre el covid-19, se opuso al distanciamiento social, se negó a usar máscaras y estrechó la mano de forma rutinaria a multitudes de simpatizantes. Su objetivo final, concluyó el informe, era un contagio rápido para que Brasil alcanzara la inmunidad colectiva. No solo se negó a seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para proteger la salud pública, sino que trató de impedir que el Congreso y los funcionarios locales siguieran las pautas. Por ejemplo, en julio de 2020, vetó las disposiciones legales para hacer obligatorio el uso de máscaras en las iglesias y en las prisiones superpobladas de Brasil. No solo eso, el informe mostró que la administración de Bolsonaro no respondió a varias ofertas de vacunas del Instituto Butantan, un centro de investigación propiedad del gobierno del estado de São Paulo que de ser administradas habrían disminuido las fatalidades.

Un episodio en el estado de Amazonas en enero de 2021 resume las trágicas consecuencias de esas políticas. A fines de 2020, los funcionarios locales advirtieron al gobierno federal sobre una inminente escasez de oxígeno, pero en lugar de asegurar el suministro, la administración de Bolsonaro envió medicamentos que no tienen un efecto comprobado contra el virus, según el informe. Cuando se acabó el oxígeno, murieron decenas de pacientes de Covid-19. El comité de investigación descubrió que el gobierno envió las mismas drogas no probadas a los indígenas. Redactó un plan para protegerlos del Covid-19 solo después de repetidas órdenes de la Corte Suprema. No me quedan dudas que Bolsonaro es otro genocida por incompetencia y petulancia y miembro del nuevo “Eje”.

IV.

Parece obvio que los factores que impulsaron a estos tres a comportarse como lo hicieron son múltiples y complejos. Cómo se criaron y se educaron nos podría dar pistas a su desdén por el otro y los débiles (la gente de color, los pobres y los mayores de 65 años son los que más han sufrido la pandemia de COVID). Es evidente que, a ninguno de estos tres hombres que han recibido el respaldo de sus pueblos para lidiarlos, les interesa el bien común ni el bienestar de todos los miembros de su sociedad. Obvio también es que la cultura de sus países difiere dramáticamente una de la otra. Lo que sin duda es igual en los tres es su petulancia, desdén por la ciencia y la corrupción ética y moral que los posesiona. A Trump lo sacaron del gobierno y su estado legal es incierto y está acusado de varios crímenes en su país. Bolsonaro está acusado en las cortes en el suyo. Johnson, que tiene una mayoría parlamentaria amplia, puede estar hasta la fecha de las nuevas elecciones en 2025. En ese entonces saldrá a saludar de 10 Downing Street porque se va o porque se queda, a recordarle a su pueblo la fiesta que dio en ese lugar en diciembre de 2021, rompiendo toda ley de distanciamiento por la pandemia, la cual negó a pesar de que hay vídeos que la constatan. Esa capacidad de mentir tratando de borrar lo que ha sido realidad es otra de las características que unen a los tres miembros del Eje que han cometido genocidio por incompetencia y petulancia.

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LETRAS

Obras Ajenas

Anto Gamunev

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

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8:53 p. m.

Cuarto 201. Dos mujeres salen de un cuarto de hotel. Una de ellas, la rubia, viste un traje de cocktail, se tambalea y cojea por el pasillo a la vez que choca con las paredes. La otra chica es asiática y viste un track suit rojo, aguanta por las caderas a la rubia para que no caiga mientras caminan. Entran a un elevador. La rubia se mira en el panel metálico de las puertas. Todo su maquillaje se ha corrido. Se inspecciona el cuello. Tiene moretones por todos lados. Su mirada fantasmal se enfoca en la cámara cuyo rojo parpadear indica que lo observa todo. La asiática se cubre la cara con su capucha roja.

Ambas mujeres salen del hotel. La rubia aún se tambalea y cojea. Ambas caminan dos cuadras. La asiática asegura el perímetro. Entran en un restaurante de comida oriental, de esos que estereotípicamente aparecerían en una película norteamericana sobre la mafia china. La rubia mágicamente deja de cojear y tambalearse. Su nuevo caminar es muy sensual. Sonríe. Pasan hasta la parte trasera y entran en un baño. La rubia se comienza a desnudar. Su ropa interior es de encajes. Muy seductora. Mientras se asea, la asiática trepa el inodoro, levanta un panel del techo y saca de allí una mochila. Del bulto sacan una laptop y una muda de ropa parecida al de la asiática. La rubia rápidamente se viste. La asiática se pone a trabajar en la computadora.

–Celular –indica la asiática.

–Por favor, Red, no rompas el puto celular… estoy cansada de comprar nuevos y este modelo me gusta mucho.

–Es un puto celular…

–Desquítate con el tipo, no conmigo. ¿Cuándo lo subes?

Fríamente y sin despegar su mirada de la computadora, Red contesta: “Sabes que necesito checarlo. Además, le dimos un deadline”.

Entonces, guarda todo el material en un disco duro externo. Saca la tarjeta sim del celular, la rompe y la flushea por el inodoro. Le devuelve el celular a la rubia.

Luego, la misma chica saca su celular y redacta un mensaje de texto con fotos y videos. Lo dirige a la detective Tiana Torres: “Te dejé un regalo. Hotel San Cristóbal. Cuarto 305. – Red”. La mujer repite la acción anterior, está en automático. Saca la tarjeta sim del celular, la rompe y la flushea por el inodoro.

Ambas mujeres salen del restaurante. Ambas visten track suit rojos con capucha sobre sus cabezas. Toman caminos separados. Una se dirige a la derecha mientras que la otra toma la izquierda. Se adentran en la noche satisfechas con su trabajo.

9:15 p. m. Tiana Torres es una detective negra. Fuma frente al hotel San Cristóbal. Viste el atuendo típico detectivesco: gabardina crema, camisa de botón blanca y pantalón negro. No lleva cartera. Luce su afro abundante y suelto. Impacientemente mira el reloj de su muñeca. Inhala. Exhala. Inhala. Exhala. Repite. Ha jurado terminar con ese círculo vicioso unas 3 veces, pero claramente no ha podido vencerlo. Se le acerca una chica vestida de rojo con capucha.

—Ese vicio, como algunos hombres, es difícil de dejar… ¿verdad?— sonríe. —¿Me regalas uno?

—Lamentablemente tienes razón.

Busca en el bolsillo de su gabardina la cajetilla de cigarrillos, saca uno, lo prende con el suyo y se lo entrega a la mujer de caperuza roja

—¿Qué haces tan tarde fuera de casa?

—Qué, ¿acaso una mujer no puede caminar sola por la calle cuando le plazca? Esa idea plantada en tu cabeza por el patriarcado debe desaparecer. Yo sé defenderme y puedo defender a otras. Además, no es que te incumba… pero estaba trabajando.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 73

—No quise decir eso…

Saca de su bolsillo una cajetilla de cigarrillos, la abre; tiene adentro un encendedor. La mira y se la entrega a la mujer de rojo.

—Quédatelos. Esta vez los dejaré de verdad. Pueden ayudarte a calmar tu noche. ¿En qué trabajas?

–Hago “entregas”. Recientemente estuve en este hotel haciendo una…

El celular de la detective Torres suena. En pantalla se ve el nombre del Detective Rodríguez. Contesta. Al otro lado del teléfono, se escucha una voz de hombre que le dice: “Sube, TIENES que ver esto”. La detective Torres se va a despedir de la otra mujer, pero se percata de que se ha ido.

Al entrar en el cuarto, la detective Torres se pone sus guantes azules y comienza a examinar la escena. Hay un hombre inconsciente, atado a la cama de brazos y piernas. Estaba desnudo, pero el Detective Rodríguez le cubrió el pene con su chaqueta. En la habitación no había rastros de sábanas ni toallas, como tampoco estaba la ropa del hombre. En la pared, escrito con letras rojas, se leía: “Tienes hasta las 8 AM para pedir perdón públicamente o ventilaremos tus secretos”. En el televisor del cuarto hay un video corriendo: es este mismo hombre atado a la cama sollozando y pidiendo perdón.

—Perdón, no quise hacerlo, perdón, no quise hacerlo. Perdón.

Es un loop. Un eterno loop que repite palabras huecas sólo porque lo han descubierto. ¿Acaso tendrá mucho que perder? Torres no ha dicho una palabra. Recorre todo el cuarto. Saca fotografías con su celular.

—Oye, yo vi bien o ¿estabas abajo fumando con Caperucita Roja?

—Dejé de fumar y le regalé los cigarrillos a Caperucita. ¿Ha dicho algo el hombre?

—No. Está vivo, pero inconsciente. Pero tienes que ver esto.

Rodríguez le hace señas a Torres para que se acerque a la cama, quien se acerca con cautela. Rodríguez levanta la chaqueta que cubre el pene al hombre. Hay dos cosas que llaman la atención: número uno, el glande del hombre está pintado de rojo; y número dos, le amarraron allí una tarjetita de negocios blanca. Torres le toma una foto para no tocar la evidencia. Desde su celular ve que la tarjeta tiene un dibujo de un lobo y sobre el dibujo hay una X que lo cubre. Abajo se lee “1”, escrito a mano.

—Cualquiera diría que estamos en una escena bien fucked up del cuento del lobo y la Caperucita Roja –dice Rodríguez en tono burlón.

—Más bien, diría que acaban de abrir la temporada para cazar lobos, — arremata Torres.

—Esto es obra de un vigilante justiciero que se cree más que nosotros.

—Nunca pensé que te molestaría tanto que te hicieran el trabajo, y menos que te lo entregaran en bandeja de plata, — ríe entre dientes. —Después de todo, siempre termino haciendo tu trabajo.

—¡Ja! ¡Ja! La negra está chistosa… mejor vete y pídele los cigarrillos a Caperucita para que te calme las hormonas.

Torres se acerca a la ventana. Abre la cortina y mira a la ciudad. Varias mujeres están paradas frente a la fachada del hotel. La mujer asiática está de vuelta, se posiciona frente a todas. Blancas, negras, trans, con faldas, pantalones, trajes, tatuajes, cabezas rapadas, trenzas, pelos sueltos; en fin, todo un colectivo inclusivo de mujeres que al chasquido de dedos de la asiática se ponen al unísono una capucha color roja. Esto, a Torres le llama la atención, pero su reacción es nula para no alertar a su compañero. La mujer asiática mira fijamente la ventana del cuarto 201. Sus miradas se conectan. Torres y Caperucita han creado un vínculo. Comparten un secreto.

—Ah, el patriarcado y sus chistes novedosos.

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8:00 a.m.

El anuncio del hombre nunca se hizo. Ellas sabían que aquel perdón, solo era un show. Quizás pensó que podía salirse con la suya (como siempre). Se burló de ellas luego de disculparse. Ofreció dinero. Quizás pensó que las mujeres no tendrían los huevos suficientes como para cumplir su amenaza. Volvió a disculparse, esta vez dijo ser en serio. Intentó asustarlas con el poder que tiene en la sociedad. Les ofreció trabajos en altos puestos. Luego, repasó su pasado filantrópico, pensó que le creerían más a él; después de todo, son sólo unas chicas detrás de una computadora… pensó… No. Él no lo pensó. Estas mujeres no tenían huevos y encima de eso, no tenían nada que perder. Y… cuando debajo de ti solo queda el suelo, ¿acaso temes caer?

8:01 a. m.

–Time’s up. –dijo la asiática mientras pautaba en las redes sociales el video del hombre sollozando y verborreando.

Un mar de ring tones comienza a escucharse en la ciudad.

–Ring

–Pling

–Ping

–Din—dong

—Mi nombre es Timothy Darling y el 31 de enero tuve sexo no consens… — Aterrorizado y sin terminar la palabra, Timothy se detiene. Una voz distorsionada se escucha en el fondo

—Con el vocabulario correcto, empieza otra vez.

—Mi nombre es Timothy Darling. Soy dueño de Escápate y el 31 de enero violé a Enid Sotomayor. Mi nombre es Timothy Darling y soy un violador.

11:53 a. m.

La detective Tiana Torres entra en el mismo restaurante de comida china del cual Caperucita Roja salió la noche anterior. Pide una orden de comida. Chow mein con vegetales, tofú, una orden de tostones con ajo y una Sapporo. Se posiciona de espalda al mostrador principal. Minutos más tarde le sirven su comida. Lentamente consume su manjar mientras devora con su mirada a todas las personas que entran en el restaurante. Caperucita Roja entró.

—Bingo.

En cámara lenta, mientras Caperucita Roja camina hacia el mostrador principal, advierte la presencia de Torres. Su cabello baila suavemente con el viento. En sus manos lleva dinero, recibos y una bolsa que conserva el calor.

Torres le saluda con la mirada. Caperucita Roja inclina levemente su cabeza en forma de reverencia. Luego de entregar los recibos y la bolsa, se dirige hacia la mesa de Torres y se sienta. Con sus dedos pellizca el tofú de la comida de Torres.

—La mezcla de los vegetales con el tofú es exquisita. —Torres le ofrece vegetales.

—Para la próxima, pídela con carne de ternera. No está en la carta, pero Mamá hace pedidos personalizados… es mi favorita.

—Me consta cuan carnívora puedes ser...

Caperucita Roja no tiene respuesta.

La detective Torres mete la mano en su gabardina y saca un celular. En pantalla se ve la foto del pene de Timothy Darling. Le pasa el celular a la asiática.

—Esta línea es segura. Los quiero a todxs fuera de mis calles. No me importa cómo lo hagas. Me pasas la info primero a mí. Tú y yo vemos el mundo como es…

La asiática mira la foto del pene, sonríe burlona y guarda el celular.

Torres y Caperucita han creado un vínculo. Comparten un secreto.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 75

Algo a que aspirar

José Edgardo Cruz Figueroa University at Albany-SUNY

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LETRAS

Juan Esteban, escucha esto:

Él quería darle al joven algo a lo que aspirar que no fueran las pertenencias de su vecino. Él quería expandir su horizonte. Él quería que el joven viera el universo, que viera que sus partes más oscuras podían ser penetradas. Él habría hecho cualquier cosa por poner un telescopio en las manos de Johnson.

OK, dijo Juan Esteban, con una mirada de estupefacción lite que decía so what?

Arturo pausó para cerrar el libro que contenía el pasaje que acababa de leer y procedió a explicarle.

Así describe Flannery O’Connor la sed de aventura y conocimiento que tiene el personaje principal del cuento “The Lame Shall Enter First” cuando trata de instigar lo mismo en un truhán desalmado que está a su cargo en el reformatorio donde él trabaja. Ese personaje vive obsesionado con la idea de ser bueno, de no ser egoísta, de ayudar a los demás, y proyecta hacia el joven descarriado a quien supervisa sus propias ansias de nobleza, aventura y curiosidad.

Arturo estaba obsesionado con O’Connor y llevaba meses leyendo una antología de todos sus cuentos. Él se identificaba con su método que ella había descrito de esta manera:

Yo tengo que escribir para descubrir qué es lo que me propongo. Como una viejita, yo no sé muy bien qué es lo que pienso hasta que me doy cuenta de qué es lo que digo; y entonces tengo que decirlo otra vez.

En una ocasión le había dado con escribir como ella y se propuso tomar prestadas una selección de imágenes interesantes de uno de sus cuentos para usarlas como pies forzados. Ahora se le ocurría otra cosa, quizás para zafarze del encantamiento que amenazaba con ahogarlo, que estaba a punto de hacer que sus ideas fueran silenciadas por una voz externa a la suya. Ya él estaba lidiando con Otra Voz que no cesaba de entrometerse en sus palabras y a esa no necesitaba añadirle una más. Voy a tratar de escribir un cuento donde no haya ni una sola metáfora, pensó. Eso es algo a que aspirar, sentenció, sin que Juan Esteban se enterara.

En el mundo hay mucha gente así, respondió Juan Esteban con frialdad, interrumpiendo el soliloquio mental de Arturo, más de lo que se imaginan los que no ven en la humanidad nada más que malas intenciones y malos hábitos. Pero, ¿ponerle un telescopio en las manos?

Arturo se quedó medio pasmado ante la pregunta de Juan Esteban. Para él el simbolismo del telescopio era claro. Era una imagen a la misma vez terrera y perfecta. Un telescopio a simple vista podía parecer un elemento prosaico pero simultáneamente representaba el ansia de descubrir mundos nuevos, de dirigir la vista más allá de lo cercano y extenderla hacia lo más recóndito con la esperanza de encontrar algo que le diera a la vida la transcendencia que lo inmediato y rutinario sofoca y que la muerte extermina.

Juan Esteban era su amigo más fiel. Con él podía hablar de cualquier cosa. Se conocían desde los tiempos del radicalismo ingenuo pero honesto al cual se habían dedicado ambos cuando veían al mundo precisamente a través de un telescopio como el del personaje de O’Connor. Era un instrumento imaginario que les permitía ver en concreto la utopía seductora que aspiraban instaurar en su país.

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De eso hacían años y ambos recordaban esos tiempos y aspiraciones con añoranza y desilusión. Tanto él como Juan Esteban se mantenían firmes en su afán justiciero pero ya no eran militantes y entendían que la lucha por la igualdad no podía estar amparada en dictaduras por más proletarias que fueran. Pero los dos no estaban igualmente convencidos de que el cambio social no tenía que ser abarcador para que fuera importante, que a veces cosas pequeñas, como ponerle a alguien un telescopio en las manos, podía tener un efecto muy grande. Juan Esteban seguía pensando en términos identitarios, es decir, que para lograr un efecto monumental el cambio tenía que ser monumental, que sólo arrancando el árbol de raíz se podía curar la enfermedad que tuviera una de las ramas.

A veces, cuando Arturo y Juan Esteban conversaban, cuando recordaban los viejos tiempos, las marchas bajo el sol despiadado de la isla y las pasquinadas a medianoche para que no los cogieran los guardias, Juan Esteban decía poco y lo que decía era para contradecir a Arturo o cuestionarlo. Juan Esteban se acordaba de todo pero cuando hablaban de las mismas cosas sus versiones eran distintas a las de Arturo.

Para uno la campaña de las playas para el pueblo fue un gesto simbólico y efímero y para el otro una gesta de envergadura que le puso el miedo de Dios en la cabeza a los turistas norteamericanos que gozaban con derecho exclusivo las playas del área del Condado. Juan Esteban creía que todos los problemas de Cuba se remontaban al embargo impuesto por Estados Unidos y Arturo había llegado a la conclusión dolorosa de que los responsables eran el Partido Comunista y Fidel Castro. Uno estaba convencido que Stalin había sido un monstruo y el otro pensaba que él tenía la razón cuando decidió que a Trotsky había que matarlo. A pesar de esas y otras diferencias eran amigos del alma, quizás porque eran parte de un mismo cuerpo, uno como pecho y el otro como espalda.

Arturo se enojó cuando leyó la oración anterior. Su aspiración no se iba a cumplir. Luego me acusó de sabotearla. Como narrador omnisciente yo tenía mis propias ideas y no estaba dispuesto a permitir que un personaje me las cambiara. Además, la metáfora del cuerpo era como un pedazo de madera flotando en un océano vasto. La mayoría de los lectores no se iban a dar cuenta de la discrepancia.

Tú piensas que no pero mis lectores son sagaces y van a notar de inmediato que mi ruta se ha desviado. ¿Por qué te metes en lo que no te importa? Si yo quiero desdoblarme y ahora uso mi voz y pretendo que hablo con otra más tarde no tienes por qué meter la cuchara explicándome, especialmente si me vas a sabotear metiendo imágenes poéticas en este cuento que yo quiero que no tenga adornos de ninguna clase. No trates de pelear conmigo que no es por nada que soy la voz omnisciente de este relato. Por más que trates no podrás silenciarme porque juego un papel muy importante. Si quieres hazte de la ilusión que cuando hablo eres tú el que guía mis palabras. Pero ten en cuenta que ningún autor puede divorciarse de mí. Que yo sepa tú eres el único que se lo ha propuesto y como puedes ver tu intento ha muerto antes de nacer.

Arturo trató de ocultarla pero su expresión de disgusto ante las palabras de La Voz fue notable.

¿Por qué piensas que el telescopio está fuera de lugar en el texto de O’Connor,? Arturo preguntó, dándole de codo por el momento al narrador omnisciente mientras se

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dirigía a Juan Esteban. El narrador omnisciente esbozó una sonrisa de satisfacción al ver que al explicar que lo había echado a un lado Arturo caía en la trampa de la que quería escapar.

Juan Esteban emitió un suspiro, tomó un sorbo de whisky y dijo: Es que en el párrafo que has citado ella desciende desde lo sublime a lo prosaico. Pero quizás el telescopio es un símbolo de algo profundo que a mí se me escapa.

Con un gesto que denotaba hastío o quizás desgano, Juan Esteban llamó la atención de la bartender para que le sirviera otro trago. Estaban en El Punto, el bar que para él y Arturo era el lugar perfecto para conversar. Entre el murmulleo de los comensales sus voces eran a la vez claras y ocultas. Podían compartir secretos a viva voz sin que nadie más se enterara. También, entre trago y trago podían enfocarse en la apariencia suculenta de la bartender sin perder el hilo de lo que conversaban. Ella era de estatura mediana, de piel canela y caderas amplias. Era inteligente pero inculta y le gustaba el deporte de las carreras de autos. Vivía en las afueras de San Juan y lo de bartender era para complementar sus ingresos aprovechándose de que no le daba sueño hasta las tantas.

Con su sonrisa de gato bellaco, mientras vertía el licor en el vaso de Juan Esteban, ella le preguntó a Arturo si le apetecía otro whisky y él le dijo que no, que estaba bien. Mientras tanto, en menos de lo que ella movió su mirada del vaso de Juan Esteban hacia las miradas de ambos, Arturo recorrió furtivamente las partes de su cuerpo que hacía tiempo le interesaban, desde la pollina negra y perfectamente simétrica que le enmarcaba la cara y los ojos negros brillantes que ocultaban su interés en una buena propina, hasta la curvatura sutil de su senos y el triángulo ceñido entre sus caderas que inspiraban en él la pugna sempiterna de Eros tratando de mantener a raya o de superar a Thanatos. De los muslos regresó a la cara como si subiera corriendo las escaleras de un edificio y allí volvió a mirarle los ojos que eran como de agua.

La Voz le preguntó a Arturo por qué siempre insertaba en sus cuentos a una mujer digna de ser objeto del deseo. Él no contestó, quizás porque era La Voz quien lo controlaba. Arturo es un juguete mecánico al que yo le doy cuerda según me convenga, escribió el narrador omnisciente riéndose a carcajadas sin que Arturo pudiera hacer nada. O eso fue lo que La Voz creyó por equivocación momentánea pues Arturo reaccionó diciendo que su narrativa era el único foro donde él podía sacarse de encima los demonios de amor que le atormentaban. Él no quería seguir debatiendo con La Voz pero no estuvo conforme con que se jactara de que él era una marioneta de sus designios literarios. Después de desplegar su desafío retomó las riendas del cuento y siguió hablando con su amigo. Entonces La Voz dio por terminada la contienda entre ellos proclamando su victoria. Arturo volvió a dirigirse a Juan Esteban por su obra y gracia.

Mira Juan Esteban, el telescopio es un recurso de curiosidad y de vida frente a la amenaza de la muerte. Mirar más allá de lo inmediato a través de un lente es una manera de transcender las fronteras de la tierra y de la existencia, especialmente de la vida común y corriente. No importa que ese afán sea tan inútil como el del radicalismo que una vez nos prometió esa misma transcendencia. Lo importante es mantener el impulso sin que uno se deje vencer por la desilusión de lo ordinario y de lo cercano, de la misma manera que uno no deja de hacer el amor porque su culminación lo deja exhausto, sin ganas inmediatas de repetir el acto.

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¿Qué me dices,? dijo Juan Esteban con la mano derecha en el vaso, la cara ligeramente volteada en dirección de Arturo y los ojos achinados. ¿Que el telescopio ese representa una aspiración, la aspiración de ser más de lo que somos, de no darle paso a la muerte, de asegurarnos de que si no podemos evitarla al menos podemos recibirla viviendo hasta el último momento con ganas?

Arturo se preguntó si al escudriñar la referencia de O’Connor se había desviado de su propósito de escribir de una manera llana, con ritmo y cadencia, pero sin metáforas, sin recurrir a decir gato cuando lo que quería decir era liebre. El telescopio se había metido en su cuento de la manera que había resuelto evitar. Quizás excluir ese recurso literario no fue algo digno de aspirar, pensó. Ya no me echaba la culpa a mí, su narrador omnisciente. Se culpaba a sí mismo al reconocer que él era quien hacia posible que mi voz se escuchara en su relato y que si yo usaba metáforas cuando le revelaba al lector lo que Arturo pensaba, lo que veía a su alrededor, la manera como procesaba sus pensamientos, yo no era completamente responsable, pese a mi creencia de lo contrario. Entonces, como para poner de claro manifiesto su soberanía, Arturo se detuvo y apagó el ordenador.

Al otro día, supo que había fracasado. No había podido evitar el recurso a la metáfora. También se había visto forzado a permitir la presencia en su cuento de una voz suprahumana que ponía los diálogos en contexto o le añadía color o detalles a la acción y a las ideas que él generaba. Pensó que su objetivo anti-poético era quizás una pantalla detrás de la cual se ocultaba su pereza o tal vez era una coartada que le protegería en caso que la imaginación le fallara. Aún así, supo que ese no era el caso pues después de todo estaba escribiendo un cuento. Todo lo que había dicho era un artefacto literario, una tela rosada que cubría su cerebro como si fuera una de las once islas que Christo y Jeanne-Claude habían cubierto en la Bahía Biscayne hacía tantos años. No importaba que no tuviera una idea clara de lo que hacía o a dónde quería llegar. Dijera lo que dijera, nadie iba a señalarlo con el dedo para que le dieran una paliza o lo metieran en la cárcel. Su transgresión era inocua e involuntaria.

Se dio cuenta que Juan Esteban estaba todavía esperando una respuesta con un vaso ahora vacío en la mano. Arturo creía que ya le había contestado. Tampoco entendía por qué el vaso de Juan Esteban estaba vacío y el suyo intacto. Su reloj marcaba la misma hora que cuando había apagado el ordenador pero eso sugería que el pasar del tiempo había sido una ilusión o que habían pasado veinticuatro horas exactas.

¿Cúantos tragos te diste mientras esperabas? ¿De verdad que te dejé solo por veinticuatro horas? No veo cómo pude hacer eso a menos que esto sea un producto de mi imaginación. Fíjate que en otra historia me hice pasar por Descartes y en ella Descartes dice que miraba películas y se acordaba de la letra de una canción de Víctor Manuelle, lo cual era imposible en el Siglo 17 [Ese cuento se titula “Sabiduría y soledad” y será publicado más adelante]. Así, es posible que en ésta haya suspendido el tiempo o que haya imaginado el transcurso de un día a otro mientras tú te bebías tu whisky y yo me quedaba eslembao, quizás elucubrando cómo deshacerme del narrador omnisciente que se empeña en controlarme.

Arturo pensó que si seguía por ahí no iba a terminar. Ya era tiempo de contestar la pregunta de Juan Esteban, aunque quizás no era necesario porque su pregunta era retórica.

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En efecto, lo que Juan Esteban había formulado no era una pregunta real sino una aseveración en forma de pregunta. Era claro que él creía que el telescopio de O’Connor representaba un mecanismo para realizar nuestras aspiraciones más nobles, para extendernos más allá de nuestras fronteras inmediatas. Era un aliciente de cara a la inevitabilidad de la muerte; un escape, pero no en el sentido de huída sino de exploración, de viaje hacia terrenos débilmente percibidos, como las estrellas, pero dulcemente imaginados.

Del pasme inicial ante la pregunta de Juan Esteban cuestionando la propiedad de la imagen del telescopio, Arturo pasó a la satisfacción de tener en él a un interlocutor que lo reafirmaba. Lo que tu pregunta asevera implícitamente es precisamente lo que yo pienso, Arturo respondió.

Con esa respuesta cerró su cuento sin sentirse molesto por no haber logrado evitar el uso de metáforas. En sus intercambios con Juan Esteban y el narrador omnisciente había tenido suficiente oportunidad para decir lo que quería decir aunque no lo hubiese hecho completamente de la manera que se había propuesto. La literatura es así, tal y como decía O’Connor que ella escribía; tú no sabes qué es lo que haces hasta que lo haces y si te propones algo eso puede ser no más que una manera de dar el primer paso en vez de un indicio de que lo tienes todo controlado.

Ahora estaba solo, mirándose en el espejo del bar para comprobar que no había nadie a su lado. Siguió leyendo el cuento de O’Connor buscando una oración que le pusiera punto final a su relato. Si se la apropiaba y alguien lo acusaba de plagio no le importaba. Lo importante era que al menos esa oración final, fuera de él o de la voz que lo explicaba, excluyera el tipo de imagen que había resuelto descartar. Estaba seguro que iba a perder la batalla pero como buen radical de estirpe obstinada e insensata, quería intentarlo. Para vivir en pleno había que aspirar a algo, aunque fuese a fin de cuentas una tontería, una aspiración pequeña como escribir una historia de forma singular, sin imágenes elevadas, o como mirar por un telescopio para sublimar un deseo inalcanzable. El bar se fue despoblando poco a poco a pesar de que faltaba mucho para cerrar. Arturo cayó en un silencio cavernoso a la vez que hojeaba el libro que le acompañaba. Al final del cuento de O’Connor, el niño que mira a través del telescopio se sumerge en una jungla de sombras y de ahí sale volando hacia el espacio. Tratando de no ser obvio, Arturo volvió a mirar a la bartender con Rayos X de lujuria y le dijo que estaba listo para otro trago.

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Al borde del día

Aurora Rivera

Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

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LETRAS

Se la pasaba sentada al borde de la ventana porque ahí no le molestaba el sol. Aunque pareciera estar tranquila, vivía en un constante estado de vigilancia. Allí esperaba largos ratos por alguna migaja que cayera. Mientras pasaba el tiempo, se entretenía observando a sujetos, como el cantante del barrio. Bajaba por la calle de al frente todas las mañanas cantando grandes éxitos como “eres una buscona”, “vida maldita” y “lávate la chocha”. No se sabía ni para dónde iba ni de dónde venía. Manejaba un carrito de compras vacío mientras bajaba por la calle, cantando sus baladas preferidas, acompañado de un coro compuesto de dos rueditas que sonaban sobre la brea desnivelada. El ojo de ella se posaba sobre el individuo, y el resto de su cuerpo, inmóvil y a la vez, receptivo ante cualquier señal que le provocara huir. El cantante del barrio ya se escuchaba lejos hasta que lo perdió de vista. Regresó su mirada a la migaja.

La nena se levantó para hacerse otro café. Ya eran las 10:00 de la mañana y le costaba concentrarse sin él. La luz del sol entraba disparada por la ventana. La tapa de la greca comenzaba a subir y bajar dando señales del café colado. Lo sirvió y con taza en mano le habló —hola, café, te quiero— ni la taza ni su líquido le respondieron. En la cocina miraba a su alrededor para asegurarse de que nadie presenció su soliloquio con un objeto inanimado. Tomó un buche y se quemó el paladar, estaba igual de caliente que el día. Observó el pan de calabaza que horneó el día anterior y cortó una rebanada. Con café y pan en mano se dirigió a su cuarto. El abanico de techo batía sin cansarse, su aire le producía un alivio inmediato. Se paró en el marco de la puerta. La observó a una distancia que no le es necesario tener espejuelos para discernir lo que la esperaba. Comenzó a dar pasos silenciosos, sigilosa ante cualquier movimiento bruto. Llegó hasta su silla, y se sentó delante del escritorio que toca el borde de la ventana. Extendió su brazo para acercar su libreta hacia sí misma, sacó un bolígrafo del estante, y comenzó a escribir con la pausa y suavidad que ameritaba ese momento de acechanza.

No permitió que sus ojos se le escaparan, su mirada la mantuvo fija sobre ella, como cuando se quiere algo. Quedaba pacientemente en la espera de encontrar el momento, cuando pudiera tomar un granito, tan solo una migaja del pan de calabaza que se acababa de desprender, para así saciar el vacío de un estómago cubierto de escamas…

La cogí titubeando, no le tomó ni un segundo darse cuenta del grano recién desprendido. Estaba esperando que diera un paso, que parpadeara, que flaqueara, pero nada, solo un sube y baja de una mirada tan rápida que cualquiera se la perdería. Incluso, esperaba hasta que hablara. Que

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le dijera a ella dónde se había metido los días que no la encontraba y qué le había pasado —¿qué otro borde de ventana habitas, sino este? ¿con quién te la pasas? ¿y qué te dan? — Ella sabía qué cosas le gustaban y cuáles no. No le gustaba la papaya, intentó varias veces dejarle cuajitos de la fruta, pero los volvía a encontrar enteros y disecados al próximo día. Pensaba que era una malagradecida.

Tomó unos cuántos pasos hacia el grano, calculando cada movimiento, pausando, observando a su acompañante, y cada vez acercándose un poco más. Cuando llegó y se lo comió, la respiración le incrementó. Se detuvo, inclinó la cabeza y le preguntó: —¿no queda más? — la nena negó con su cabeza. Observó que en su comisura quedaba una migaja de pan. Volvió a inclinar la cabeza, insatisfecha con la respuesta, alternando la mirada entre sus ojos y su comisura. Le tomó de sorpresa cuando brincó del escritorio a su mano derecha, de allá a su hombro y de ahí a su cachete, abrazando toda su mejilla hasta incorporarse completa y llegar a su comisura. Pegó su lengua a la esquina del labio tan rápido como veloz, imanando la migaja hacia su boca, acuchillando el cantito con sus dientes. Volvió a bajarse por la misma trayectoria que subió, hasta llegar al borde de la ventana. Ella la volvió a mirar incrédula ante la glotonería que acababa de incurrir. Se hizo la que no le molestó el suceso, aún sin despejar sus miradas. Rompiendo la barrera invocada por el silencio, le preguntó —¿te vas a quedar ahí?

—no, ya me voy, vuelvo mañana—le respondió la lagarta, y se desplazó reptando por el margen de la ventana hacia su próxima búsqueda de alimento. La nena dejó su libreta, se levantó de la silla y se puso a hornear más pan.

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Casa de les Contrafuertes: actividades literarias

La Casa de los Contrafuertes inició el 28 de abril una serie de actividades literarias, para este año 2022, curadas por la poeta Irizelma Robles que tendrán lugar cada tres jueves en la Sala de Lectura y el patio interior. Las actividades estarán acompañadas de música en vivo, curaduría a cargo de Fabián Wilkins Vélez. La entrada es libre de costo para el público en general. La Casa de los Contrafuertes tendrá entre sus invitados a prestigiosos y prestigiosas poetas y escritores del país y de la diáspora. Entre ellos, contaremos con la presencia de las poetas Áurea María Sotomayor, Luz Yvonne Ochart, Mariposa Fernández, a los poetas Raquel Salas Rivera y Xavier Valcárcel, y a escritores de otros géneros literarios como Cezanne Cardona y Juan Carlos Quiñones, entre otros. Además, ofreceremos un taller de escritura creativa y traducción a cargo de la poeta y traductora Cristina Pérez Díaz.* Invitamos a todas las personas interesadas a seguir nuestra página de Instagram y Facebook para el calendario de fechas.

La Casa de los Contrafuertes es una obra de arte de carácter social. Un espacio alternativo autónomo, donde se desarrolla un proyecto colaborativo que explora conexiones y correspondencias en la obra de artistas de diversas disciplinas, con enfoque particular en la producción cultural del Caribe y sus diásporas. A fin de fomentar nuevas formas de pensar conexiones entre arte y sociedad, se promueven conversaciones, cruces y creación a través de prácticas y fronteras nacionales. El centro es un espacio de trabajo activo, sede de exposiciones y presentaciones, así como un punto de reunión para la comunidad. Abierto al público desde el 2012, Contrafuertes incentiva el intercambio intelectual y nuevas modalidades de trabajo desde el contexto de una obra de arte en proceso.

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Por lo pronto, estas son algunas de las fechas que ya tenemos confirmadas para su divulgación por los medios:

Mayo 19

Klar unde suspirat cor Lectura de Áurea María Sotomayor

Junio 9

Festejo de los premios de Letras boricuas Lectura y conversatorio con algunos de los galardonados:

1. Cezanne Cardona

2. Juanluís Ramos

3. Amanda Hernández

4. Xavier Valcárcel

Junio 30

Alagarabía, una épica trans en proceso Lectura del poeta Raquel Salas Rivera

*El taller requerirá un donativo. contrafuertes@gmail.com

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LUISA CAPETILLO, ¡PRESENTE!

Dossier en conmemoración del centenario de muerte de Luisa Capetillo Perón (18821922) y en celebración de su figura y legado, así como de la nueva edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo (Julio Ramos, ed. e intro., Editora Educación Emergente, 2021)

Preparado por Beatriz Llenín Figueroa, PhD Editora Asociada, Editora Educación Emergente (EEE)

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INTRODUCCIÓN

En el centenario de muerte de Luisa Capetillo Perón (1882-1922), Editora Educación Emergente (EEE), junto a un gran equipo solidario y comprometido, honró su extraordinaria y revolucionaria figura; su producción textual, política, intelectual, teatral y performática; y el legado vivo de su feminismo, anarquismo, espiritismo, sindicalismo y “socialismo ácrata.” Prestando atención tanto a sus aportaciones como a sus limitaciones, y con un respetuoso sentido crítico y creativo, traemos a nuestro presente la crucial figura de Capetillo, quien, con su gesta, cambió el curso de la historia del país, de los modos de hacer política y tomar la tribuna en/de la calle, y de los cuerpos, vidas y futuros de las mujeres puertorriqueñas.

Originalmente publicado bajo el sello de Ediciones Huracán en 1992, la nueva edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo (Julio Ramos, ed. e intro.), que incluye arte original de Zuleira Soto Román y ensayos y testimonios de doce intelectuales, investigadorxs y artistas del archipiélago y sus diásporas, así como la producción de cuatro eventos culturales en torno a la publicación, constituyen una renovación del compromiso de EEE con la educación inusual, inesperada, insurgente, emergente Además, nos complace anunciar que, en el mismo espíritu anarquista y justiciero de Capetillo respecto a la necesidad de mayor y más equitativo acceso a la educación, el arte y la cultura, el libro ya está disponible de manera gratuita en nuestra serie de Libros Libres. Descárgalo aquí.

El dossier a continuación incluye una selección del material textual, visual y audiovisual de los cuatro eventos celebrados en torno a la nueva edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo, a saber:

I. 21 de abril, a las 7pm, en el espacio artístico y cultural Taller Libertá, en la calle Pablo Casals #66, Mayagüez. Presentación del libro con intervención performática de Sofía Gallisá Muriente y comentarios de Julio Ramos, Carmen Centeno Añeses y Beatriz Llenín Figueroa. Gracias a Eury Orsini y Zuleira Soto Román, de Vueltabajo Teatro, por su siempre generosa colaboración. Este evento no pudo celebrarse en su fecha original (7 de abril) por el (más reciente) apagón general que padeció Puerto Rico. #FueraLUMA La grabación de la transmisión en vivo del evento puede verse aquí.

II. 27 de abril, a las 2pm, por medio de la plataforma virtual Zoom, Cafecito con Amor y anarquía, en colaboración con CENTRO PR. Conversatorio sobre el libro y la figura de Luisa Capetillo entre Jorell Meléndez-Badillo, Teresa Peña Jordán, Luis Othoniel Rosa y Raquel Salas-Rivera. Moderación de Beatriz Llenín Figueroa y participación especial de Julio Ramos. Agradecemos la gestión de CENTRO PR en la organización conjunta del evento y, en especial, a Kimberly Roa y Ángel Antonio Ruiz. La grabación del conversatorio puede accederse aquí.

III. 30 de abril, a las 4.30pm, un día antes del tornado, en el Instituto del Karso de Puerto Rico y el Caribe, en el centro del pueblo de Arecibo. Performance Luisa Capetillo, cuchillo en boca de Teresa Hernández, con la participación de Teresa Peña Jordán y Beatriz Llenín Figueroa y a partir de textos de Capetillo. Este evento, que también incluyó un recorrido posterior del edificio rescatado por la organización Ciudadanos del Karso (CdK) en pos de convertirlo en un Instituto de Ciencias Naturales y Sociales y un Museo de Historia Natural, fue el resultado de una generosa colaboración entre EEE y CdK. Agradecemos especialmente a Abel Vale y Evelyn Moreno de CdK, a Antonio “Toño” Ramos Vega, asistente de producción,

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y al equipo de documentación, compuesto por Julio Ramos y Tatiana Rojas en las cámaras y Martín Yernazian en la edición. El registro en vídeo de Luisa Capetillo, cuchillo en boca está disponible aquí.

IV. 6 de mayo, a las 7pm, en el espacio cultural Pública, en la avenida Ponce de León #1057, Santurce. Presentación del libro a cargo de Vanessa Vilches Norat. Moderación de Beatriz Llenín Figueroa y participación especial de Lissette Rolón Collazo. Agradecemos a Helen Ceballos, Myriam Ramos y Kamila Sánchez su asistencia en la producción.

Asimismo, en todos los eventos, con excepción del conversatorio virtual, se proyectó Entre Puerto Rico y Richmond: Women In Resistance Shall Not Be Moved, pieza de danza y poesía en vídeo sobre Luisa Capetillo y Dominga De La Cruz, de Alicia Díaz Concepción y Patricia Herrera. Nuestro agradecimiento a Alicia por su generosa disposición a divulgar su trabajo en nuestros eventos.

Gracias a la revista Cruce, confiamos que este dossier sugiera al menos algo de lo acontecido, vivido, sentido en Mayagüez, Arecibo, Santurce y el mundo virtual para quienes no pudieron acompañarnos, y que funja, además, como una forma de archivo intelectual, sensible y afectivo de nuestra gestión y creación colectivas.

#LiberaTuLectura

I.

21 de abril de 2022, a las 7pm, en el espacio artístico y cultural Taller Libertá, en la calle Pablo Casals #66, Mayagüez

Luisa Capetillo en el Taller Libertá de Mayagüez1

Julio Ramos, PhD

No es casual que este lanzamiento de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo, a cargo de Sofía Gallisá Muriente, tenga lugar en el Taller Libertá de Mayagüez, morada de un colectivo de teatro alternativo, Vueltabajo, cuyas acciones guardan mucha afinidad con las propuestas de la intelectual y militante anarco-feminista que celebramos hoy.

A Beatriz Llenín Figueroa y a Lissette Rolón Collazo, directoras la Editora Educación Emergente, les agradezco los ensayos que ambas contribuyeron a este volumen colectivo, el cuidado de la edición del libro, así como la iniciativa y gestión del junte de hoy. Juntarnos así, para potenciar y darle fuerza realizativa a nuevas formas de colaboración y participación, no es cosa fácil. Como el junte nunca elimina las singularidades ni las marcas de la diferencia, en ocasiones desata nuevas disyuntivas y asincronías.

Hoy hemos visto y escuchado aquí, en el Taller Libertá, otros registros y voces del trabajo colaborativo y su potencial crítico. Me refiero, primeramente, al audiovisual de Alicia Díaz Concepción y Patricia Herrera, Between Puerto Rico and Richmond: Women in Resistance Shall Not Be Moved (2021) que abrió la actividad de hoy. En esta pieza de video arte y coreografía confluyen los tiempos

1 Palabras en el cierre de la presentación de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo, edición revisada y estudio introductorio de Julio Ramos (Cabo Rojo: Editora Educación Emergente, 2022). El volumen incluye ensayos y testimonios de Norma Valle Ferrer, Teresa Peña Jordán, Carmen Centeno Añeses, Carmen Romeu Toro, Sonia Fritz, Félix Matos Rodríguez, Nancy Bird Soto, Jorell Meléndez Badillo, Luis Othoniel Rosa, Beatriz Llenín Figueroa, Raquel Salas Rivera y Lissette Rolón Collazo. La presentación estuvo a cargo de Sofía Gallisá Muriente en el Taller Libertá de Mayagüez el 21 de abril de 2022.

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múltiples y divergentes de Luisa Capetillo y Dominga de la Cruz, dos lideresas obreras, provenientes del mundo del tabaco. Su diálogo imaginario se ubica entre las ruinas de un taller de la American Tobacco Company en Richmond, Virginia, compañía matriz de la filial puertorriqueña contra la cual Luisa había agitado varias huelgas a comienzos del siglo 20. A Luisa y a Dominga las convoca en el audiovisual un gesto que conjuga tiempos, lugares, cuerpos y conceptos. El relevo se despliega en una interfaz singular de danza, palabra y repique del tambor.

Nada fácil, el junte. La articulación misma supone un modo alternativo de entender la relación entre los conceptos, la forma sensible del baile y el trabajo audiovisual. Esa confluencia supone otro tipo de “saber”, o, mejor, una sensibilidad distinta que junta cuerpo y concepto en los movimientos de un pensamiento encarnado, como tal vez lo llamarían Teresa Peña Jordán y Beatriz Llenín Figueroa, de acuerdo con los trabajos suyos que se encuentran en el volumen. Conceptos-cuerpos movilizados por el ritmo del barril de la bomba del percusionista Héctor Coco Barez. La colaboración se multiplica, posibilitando un cruce singular de medios, formas y sentidos. Ahí presenciamos el desborde de las fronteras que habitualmente separan o aíslan la investigación histórica de otras prácticas artísticas/ performativas, incluida la danza. Instancia de un arte expansivo, interdisciplinario, Women in Resistance acarrea una entrada distinta al archivo, un acercamiento estético-político a los materiales fluidos de la memoria.

De tal modo se produce en la pieza audiovisual, me parece, un acontecimiento afín a las investigaciones fílmicas de Sofía Gallisá Muriente y a sus palabras/performance aquí, esta noche, sobre /con Luisa Capetillo. Sofía nos ha regalado una propuesta de lectura en voz alta que dialoga con esa dimensión performativa de la escritura Luisa estudiada por varies investigadores como Luis Othoniel Rosa y otres que colaboran en el volumen. La lectura en voz alta altera la relación entre voz, cuerpo y palabra escrita. Su proyección física, muy estilizada, es un conjuro radical de la virtualización extrema de la experiencia y del extrañamiento de la proximidad corporal que consignan estos tiempos de pandemia y de trabajo (llamado) inmaterial.

No es nada casual que la nueva edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo que presentamos haya sido publicada por la Editora Educación Emergente en Cabo Rojo. Nos equivocaríamos si consideramos las editoriales simplemente como un aspecto circunstancial o de trasfondo de la producción del libro. En la modalidad de los colectivos contemporáneos, cada vez más importante en la escena cultural, las editoriales gestionan vínculos vitales. La gestión práctica de la editorial supone las operaciones de una imaginación radical. La primera edición del volumen había sido lanzada en 1992 por Ediciones Huracán, una pieza clave en la creación del entorno material e intelectual que hizo posible lo que se conoce como la “nueva historia puertorriqueña” a partir de la década del 1970. La Editora Educación Emergente probablemente representa hoy un giro intelectual, político-afectivo, de igual relevancia, puntualizado por los acentos transfeministas y decoloniales del pensamiento crítico, marcado ahora por otras prácticas e intervenciones corpo-políticas. Entre la publicación de 1992 y la reedición de 2021 se ha producido un giro o cambio de paradigma en el pensamiento crítico y su relación con el activismo en Puerto Rico. No dudo que este cambio se relacione con la emergencia de espacios de creación y discusión fuera de las instituciones universitarias, tal como nos ha recordado esta noche el profesor y cronista Christopher Powers. Huracán también fue una editorial independiente, intensamente creativa, pero muy cercana a los foros y formas del saber producidos en la universidad. Las redes de EEE incitan a reflexionar sobre nuevos vínculos y cartografías, ahora desde Cabo Rojo y Mayagüez.

La portada de esta nueva edición, basada en una bella traza de Luisa en agua y café por la artista visual Zuleira Soto Román –quien también es una de las gestoras y fundadoras de Vuelta Abajo

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y del Taller Libertá que en estos días está celebrando su primer quinquenio de vida– confirma otro aspecto de las diferencias entre ambas editoriales y épocas, notable asimismo en el diseño gráfico del libro como artefacto que apropia las nuevas tecnologías digitales para democratizar la lectura.

La vital contemporaneidad de Luisa Capetillo nos ha permitido leerla y releerla en ambos momentos históricos con sentidos cambiantes y divergentes. Precisamente por eso esta edición conmemorativa de Amor y anarquía incluye una sección de ensayos y testimonios de lectoras y lectores de distintas épocas, desde los trabajos pioneros de Norma Valle Ferrer (a quien entrevisté para el volumen) hasta las interpretaciones de investigadores recientes como Jorell Meléndez Badillo, Carmen Romeu Toro, Raquel Salas Rivera y otres. Esta noche se encuentran aquí tres colaboradoras de esa sección final del volumen: Carmen Centeno Añeses, Beatriz Llenín Figueroa y Lissette Rolón Collazo. Conversemos con ellas, con Sofía y con Zuleira. A ellas y a todes les colaboradores, mi agradecimiento por el junte solidario que ha dado nueva vida a Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo

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Fotos por Beatriz Llenín Figueroa
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Fotos por Julio Ramos
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Fotos por Lissette Rolón Collazo

27 de abril de 2022, a las 2pm, por medio de la plataforma virtual Zoom, Cafecito con Amor y anarquía, en colaboración con CENTRO PR

Nota: La moderadora de este evento, Beatriz Llenín Figueroa, planteó de antemano a les participantes dos preguntas guía para el conversatorio. A continuación, compartimos las respuestas preparadas por Teresa Peña Jordán, una de las colaboradoras del libro y participante en el evento.

• ¿Cómo describirías tu aportación a la colección de ensayos críticos y testimonios que acompaña esta nueva edición de Amor y anarquía? Al contestar, por favor toma en cuenta los modos en que tu trabajo dialoga, en sintonías y contrastes, con el resto de las intervenciones y con la labor editorial y curatorial de Julio Ramos.

Me parece que el nódulo central de mi texto “Luisa Capetillo: una práctica del pensamiento, el cuerpo y la palabra,” es el de intentar definir y reconocer el carácter transversal en y de Capetillo como una práctica política de desafiar y atravesar fronteras tanto físicas como epistemológicas. Como parte de dicha transversalidad, Capetillo interrumpe las lógicas de dominación e incide políticamente con la intención de provocar cambios sociales para forjar un mejor presente y un futuro más justo y equitativo.

A su vez, propongo que el concepto de transversalidad nos ofrece una clave de lectura para aproximarnos a la problemática de las contradicciones de la anarquista, no solamente notadas o denunciadas por la crítica de su obra, sino señaladas por la escritora misma. La frase con que concluye el prefacio de la primera edición de su libro Mi Opinión, la cual dice “Encontraréis contradiciones [sic] debido á la lucha de mis ideas con el medio ambiente en que me agito; que trata de ahogar mis ideales. No importa. Analizad el fin que persigo, y me basta,” afirma este llamado de Capetillo a ir más allá de la oposición aparente de ideas y paradigmas, y luchar en conjunto por un mejor porvenir que se aleje de la norma y del orden dominante de explotación. Esto, argumento, es una cualidad potencialmente inevitable de su lucha feminista y ácrata, debido, en parte, a su situación como mujer autodidacta y a su relativa subalternidad ante los sectores letrados y gobernantes del país.

El tema de las contradicciones en Capetillo me interpeló particularmente como investigadora. Pensaba que afirmar o repetir el carácter contradictorio de Capetillo podría funcionar para deslegitimar su figura, tal vez como lo hicieran sus propios detractores durante su época. En ese sentido y leyendo sobre un concepto que me acompaña afectivamente desde mis años de estudios graduados, pensé que tal vez se podía pensar a Capetillo como “un evento,” a la manera descrita por el filósofo francés Alain Badiou. Leyendo su texto “Pensar el evento,” reflexionaba sobre Capetillo, y encontré algunas claves que me permitirían reconocer la excepcionalidad de la activista, su ruptura con los patrones dominantes, así como su “emergencia incalculable” ante los hechos y el pensamiento de su época, de una manera que se presentara como productiva, transformadora, e incluso emancipatoria. Las “relaciones paradójicas,” nos dice Badiou, son necesarias para el pensamiento filosófico y para la transformación de la vida. En el caso de Capetillo, este pensamiento va ligado a la práctica, a su cuerpo, a su palabra, a su lucha política, la cual es simultáneamente anarquista, espiritista y feminista, entre tantas otras.

Tal vez una última contribución de mi investigación ha sido la de situar la fecha de nacimiento de Luisa Capetillo en el año 1882. La biógrafa principal de Capetillo, Norma Valle Ferrer, a quien tanto le debemos, había establecido su año de nacimiento en el 1879, dejándose llevar, entiendo, por el Fondo de Partidas de Bautismo del Archivo de la Santa Iglesia Catedral de Arecibo. Sin embargo, en

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mi investigación sobre la anarquista, encontré varios documentos, anteriormente por mí desconocidos, que coincidían en situar su nacimiento en el 1882. Tal es el caso de su Solicitud de Pasaporte de 1917, la Lista de Pasajeros del barco SS. Santo Domingo en ruta Santo Domingo-San Juan, (1917) así como la Lista de Pasajeros del Barco Sulia, en ruta San Juan-Nueva York (1918). En estos tres documentos su fecha de nacimiento queda registrada como el 28 de octubre de 1882, por lo cual hemos acogido esta fecha como la más probable.

Un poco más adelante, en mi próxima intervención, les comentaré sobre cómo entiendo que las ideas que desarrollo en mi ensayo dialogan, a su vez, con otros de los textos de la nueva edición.

• Desde la perspectiva del Puerto Rico contemporáneo, tanto en las islas como en sus diásporas, ¿por qué urge estudiar y divulgar más la vida y gesta de Luisa Capetillo? ¿Por qué esta nueva edición de Amor y anarquía es significativa como parte de ese esfuerzo?

Para contestar esta pregunta quisiera remitirles a dos textos incluidos en esta nueva edición de Amor y anarquía: el texto de Raquel Salas-Rivera, con quien tenemos el gusto de poder compartir hoy, y el de Lissette Rolón Collazo, quien es co-coordinadora editorial, junto a Beatriz Llenín Figueroa, de Editora Educación Emergente (EEE). Por un lado, el testimonio de Salas-Rivera nos recuerda la importancia que tiene la lectura en nuestra formación íntima como sujetos. Bellamente, Salas-Rivera nos relata cómo se maravilló cuando descubrió que, para Capetillo, la utopía era lo considerado como real, como posible, a diferencia de lo que lxs demás pudiesen pensar. Creo que es esta mirada hacia el presente, pero un presente amarrado a un futuro mucho más hermoso y justo, la que nos lega Capetillo con su obra y vida. Por otra parte, Lissette Rolón Collazo, en sus cartas a Luisa Capetillo, nos comparte un imaginado diálogo íntimo con la autora (“una conversación urgente,” le llama) en la que concluye que, a pesar de las diferencias con ella, particularmente en lo relacionado a la homofobia de la anarquista, la admira y respeta.

Me parece que reconocer, y en parte, aceptar, las que se nos presentan como contradicciones en Capetillo, nos permite, a su vez, reconocer las contradicciones en nosotrxs mismos y aceptar que somos seres complejxs, interseccionales, situadxs y capaces de transformarnos a través de nuestras vidas, y en relación con lxs demás. En este sentido, me solidarizo y uno a las palabras de Lissette Rolón Collazo, quien respetuosa, mas contundentemente, en sus cartas a Capetillo, reconoce que difiere de ella, e incluso le dice “te equivocas” y le explica claramente el por qué. No obstante, y acto seguido, también reconoce que la admira y le agradece. “No tienes que ser perfecta,” afirma Rolón Collazo. “No tienes que ser eco de todo lo que pienso con la ventaja de los años [...] Imagino que, si vivieras en estos tiempos, tampoco te abandonaría la paradoja.” Este gesto y accionar de Rolón Collazo me parecen ejemplares, así como fundamentales y tan necesarios en el presente, incluso en las luchas feministas de hoy. Con sus palabras, Rolón Collazo nos muestra una práctica de apertura amorosa y madura, que rechaza las exclusiones, los fundamentalismos y las cancelaciones, y favorece el diálogo complejo y urgente, a través del cual podemos reconocer lo que nos une y lo que nos puede transformar, más allá de aquello que nos separa o diferencia.

Por otro lado, esta nueva edición de Amor y anarquía, cuidadosamente editada por Julio Ramos y publicada por EEE, una vez más, como lo hiciera la primera por Ediciones Huracán, hace 30 años, rinde homenaje a la escritora y activista Luisa Capetillo Perón, pues no sólo ayuda a diseminar sus escritos, sino que también nos presenta un conjunto de textos diversos que nos recuerdan la heterogeneidad formal de los libros de Capetillo, particularmente de su tercer libro Mi Opinión, publicado en el 1911, el cual combina testimonios, cartas, reflexiones y análisis. A su vez, con actividades tan hermosas, interdisciplinarias y necesarias como las organizadas por EEE para promocionar la obra de Capetillo

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recogida en el nuevo libro, y particularmente con esta actividad junto a CENTRO, que hoy se ofrece de manera virtual, podemos volver a transitar junto a la obra y el pensamiento internacionalista de Capetillo, más allá de las fronteras insulares, por espacios que unen al Caribe y sus diásporas y potencialmente, el resto del mundo. Así ya lo han hecho otrxs estudiosxs, como por ejemplo, Félix V. Matos Rodríguez, exdirector del CENTRO de Hunter College, y actual canciller de City University of NY-CUNY, quien editó y escribió la introducción de la publicación bilingüe de la primera edición de Mi Opinión, “A Nation of Women,” traducida al inglés por Alan West-Durán y de la cual se publica aquí un fragmento, en una nueva traducción al español por Eleonora Cróquer Pedrón.

Con esta conciencia diaspórica e internacionalista, pienso en la “segunda edición corregida” del libro Mi Opinión de Capetillo, publicada en el 1913, en Ybor City, Tampa. Este nuevo lugar de publicación, así como el lugar de redacción de muchos de los textos de este libro, entre los que además de San Juan, se destacan la Habana, Nueva York y Tampa, así como un prólogo del catalán Jaime Vidal, redactado desde Salt Lake City, Utah, nos muestran la importancia de no sólo reconocer la cualidad diaspórica de la escritura y accionar político de Capetillo, sino también de la recepción de su obra, de la que hoy todxs somos parte. Como queda claro, Capetillo reconoce y valora la importancia de unir las luchas a favor de lxs más desposeídxs, más allá de cualquier límite geográfico y contra cualquier autoritarismo.

Nos queda mucho que aprender de Luisa Capetillo y mucho más por explorar. Considero que esta nueva publicación fomenta la continua y merecida discusión libre de sus ideas, sobre todo y particularmente, cuando se publique en formato digital de libre acceso, lo cual es también otro gran homenaje a la autora de parte de las editoras de la casa publicadora, así como del editor del libro, Julio Ramos.

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Foto por Beatriz Llenín Figueroa

30 de abril de 2022, a las 4.30pm, un día antes del tornado, en el Instituto del Karso de Puerto Rico y el Caribe, en el centro del pueblo de Arecibo

Nota: compartimos de manera íntegra el texto leído ante el público por Beatriz Llenín Figueroa, principal productora del evento en Arecibo, tras la performance de Teresa Hernández, Luisa Capetillo, cuchillo en boca.

Luisa kárstica

Beatriz Llenín Figueroa, PhD

Buenos atardeceres a todas, todos, todes. Mi nombre es Beatriz Llenín Figueroa, y entre otras cositas que hago, trabajo como editora para Editora Educación Emergente (triple E de cariño) y soy una de las responsables de este invento que nos convoca hoy. En nombre de triple E, proyecto editorial independiente fundado en el año 2009 en Cabo Rojo, les agradezco que nos acompañen hoy, aquí, cerquita de donde nació y se crio Luisa Capetillo, y de donde vivió algún período de su corta, intensa, revolucionaria vida.

Queremos honrar la memoria de Luisa en este año 2022, en el centenario de su prematura muerte, sintiendo y extendiendo su prolongada presencia. Por supuesto, ese espíritu retumba en su palabra, fulminante, que ponemos nuevamente en circulación con esta renovada edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo, libro que recoge una porción significativa de los tan diversos textos de Luisa al cuidado editorial del profesor y amigo Julio Ramos, quien originalmente publicara el libro en el año 1992 bajo el desaparecido sello de Ediciones Huracán (y quien hoy labora solidariamente como documentalista, junto a Tatiana Rojas, de nuestro evento artístico). Celebramos la revisión y actualización de aquel trabajo y la inclusión acertada y luminosa de doce ensayos críticos y testimonios sobre la figura y legado de Luisa Capetillo, escritas, a invitación de Julio, por artistas e intelectuales de diversas áreas del saber y la gestión cultural. Asimismo, este libro que celebramos hoy incluye un nuevo prólogo de Julio que nos invita a pensar a Capetillo en el contexto del Puerto Rico contemporáneo, especialmente después del Verano Boricua de 2019. Gracias por todas tus labores, Julio. También engalana la edición una serie de piezas visuales por la artista puertorriqueña Zuleira Soto Román, a quien también va nuestro sentido agradecimiento. Además del libro, y de algunos otros títulos publicados por EEE, tenemos disponibles en versión afiche las piezas de Zuleira para quienes interesen adquirirlas.

La carretilla de adjetivos que podemos atribuir a Luisa –revolucionaria, feminista, anarquista, sindicalista, espiritista, performera, socialista ácrata (como ella misma se describió), entre tantos otros– dice mucho, pero no suficiente. Imaginarle en el Puerto Rico paupérrimo de comienzos de siglo XX (¡y de siglo XXI!), en el umbral de la caída del imperio español y de lo que se ha convertido en nuestro segundo gran yugo colonial, pensando, escribiendo, leyendo, publicando, arengando, caminando, viajando en tren, en barco y a caballo, encandilándose con el mar tanto como con el monte, enamorándose, pariendo, vistiéndose como no debía, criando, desvelándose, trabajando sin cesar en contextos absolutamente dominados por los hombres, diseñados para excluirle, debe al menos sugerirnos una pizca de su insólito arrojo, de la osadía tan descomunal a la que debemos, yo y todas quienes nos identificamos como mujeres aquí, la posibilidad de una vida mucho más libre, aunque aún siga siendo insuficiente.

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III.

Luisa nutrió también la multiforme tradición política que sigue inspirando nuestras luchas por otro país y otro mundo, incluyendo las que llevamos adelante en proyectos culturales como EEE y ecológicos, imprescindibles, como Ciudadanos del Karso, del que Abel hablará en un momento. A nuestro presente lo rodea la estela de Luisa Capetillo, kárstica en su capacidad de producir aguas frescas, de nutrir los acuíferos vitales de nuestros sueños, y es nuestro deber hacer lo que sea necesario para estar a su altura, y también para superarla, por supuesto, ¡un siglo después como estamos!

Luisa asumió su cuerpo y su voz como propias, declarándoles libres, capaces de una imaginación radical, de llevar a todas partes, en el archipiélago puertorriqueño tanto como en el resto del Caribe y en los Estados Unidos, donde también vivió, la tribuna de otros mundos posibles, sin propiedad privada, sin cárceles, sin las cadenas y opresiones del Estado ni de la Iglesia, sin la ley patriarcal de explotación de las vidas y los cuerpos de las mujeres. Luisa sigue hoy desparramándose en nuestro maltrecho país, aunque, trágicamente, la recordemos poco en lo que queda de nuestras instituciones públicas. Con este libro, intentamos resarcir en algo esa agenda, aún pendiente.

Cierro con algunos agradecimientos adicionales que no puedo soslayar: Abel Vale y Evelyn Moreno, capetillanos del sueño y la confianza en otro Puerto Rico posible, gracias por confiar en mí para gestar este evento en el hermoso edificio que nos cobija, tan repleto de vidas, como todas las ruinas y los rescates en nuestro país. Ya ustedes dirán más, pero les adelanto que el Instituto del Karso de Puerto Rico y el futuro Museo de Historia Natural que este edificio alojará requiere de todas nuestras voluntades para forjarlo en común y estamos aquí para celebrar esa profecía, que se cumplirá, y que debemos a la extraordinaria labor y gesta de nuestros compañeros de CdK. Gracias.

Antonio “Toño” Ramos, el amigo más solidario al que pueda aspirarse, aquí está desde el barrio Bateyes de Mayagüez, asistiéndonos con todo lo técnico y pragmático para viabilizar la ensoñación. Gracias.

Lissette Rolón Collazo, gestora de mil añoranzas y artífice principal de Editora Educación Emergente, no deja de confiar en mí, apoyando de mil formas todos mis encandiles. Es a ella a quien debemos la semilla de este junte y el andamiaje que ha hecho posible la publicación de este libro. Gracias.

Teresa Hernández, desde mi punto de vista una de las artistas más extraordinarias e imprescindibles que este archipiélago ha sido capaz de regalarnos, es hoy nuestra Luisa Capetillo, en todas las dimensiones de esa declaración. Tere se unió desde hace meses a este invento sin reservas y desde la más completa generosidad, teniendo incluso que transformar toda su acción performática en cuestión de horas ante el torrente de lluvia que hoy raja el cielo, como la ira y la esperanza de Luisa rajaron la historia de nuestro país.2 Gracias.

Sin más, les dejo con la querida profesora Teresa Peña Jordán, quien aportó uno de los ensayos críticos a la nueva edición, y quien compartirá algunas palabras adicionales sobre el libro. Gracias sentidas también a esta otra Teresa y a todes ustedes por acompañarnos.

[Imágenes en “3 Arecibo – Instituto del Karso”]

2 ¡No llovió ná, después de todo, pero al día siguiente, un tornado con vientos de hasta 107 millas por hora azotó Arecibo!

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Fotos por Arnaldo Rodríguez Bagué
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Fotos por Lissette Rolón Collazo
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Fotos por Pepe Álvarez-Colón

6 de mayo de 2022, a las 7pm, en el espacio cultural Pública, en la avenida Ponce de León #1057, Santurce

La Marcha Capetillo: a propósito de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo (post 2019)

Vilches Norat, PhD

Yo sé que nos soñamos con la fiereza del que enloquece solo, desdoblando horizontes de bolsillo con esa incomprensible nostalgia del futuro que nos denuncia.

Angelamaría Dávila

1. “La escritura es que nos ocurra algo en común” (Jean-Luc Nancy)

Hoy nos convoca una experiencia de comunalidad: un libro. La segunda edición de Amor y anarquía: escritos de Luisa Capetillo de Julio Ramos, editada por Editora Educación Emergente, nos lleva a la calle y nos ubica frente a un cuerpo de textos y de accionares, o mejor, nos obliga a releer unas páginas y unos acontecimientos en los que hay y hubo tanto cuerpo: Luisa Capetillo y el Verano del 2019. Si bien toda reedición implica una provocación a la relectura, la relación que se quiere establecer entre esta edición de Amor y anarquía y la calle, es urgente. De un lado, nos presenta los escritos de Luisa Capetillo Perón, una de las figuras más radicales del panorama cultural puertorriqueño –feminista, socialista ácrata, espiritista, organizadora obrera, agitadora, periodista, militante en la Federación Libre de Trabajadores, lectora a sueldo en fábricas de cigarros, escritora de textos incendiarios De otro, el Verano del 2019, jornada de manifestaciones en las cuales miles de ciudadanas y ciudadanos de todos los sectores sociales, de todas las edades e ideologías, ocupamos las calles del país exigiendo la renuncia del gobernador y manifestando, de las formas más diversas y gozosas, más furibundas y festivas, el coraje y la indignación ante la corrupción y el saqueo de los bienes públicos por parte de una clase política neoliberal y colonial que no sólo menosprecia a quienes gobierna, sino que incluso, desea “un Puerto Rico sin puertorriqueños.” El Verano del 19 fue un acontecimiento porque transformó las formas en que nos pensamos; ese conjunto de dispositivos frágiles que suponen las marchas nos hizo pensar que queremos, podemos y sabemos resistir.3 Dibujamos en la calle un nuevo imaginario de lo posible, o al decir de Malena Rodríguez Castro: “Los temblores callejeros sondearon una futuridad posible.”4

Esta segunda edición de Amor y anarquía es una apuesta a la vinculación de la página con la calle; es un reto a la proximidad entre escritura y acción. Tal concepción de la escritura como modo “de intervención capaz de generar no sólo representaciones o ideas, sino también efectos políticos, modos y estilos de vida y sociabilidad que desbordan el marco institucional del libro” con que Ramos, en su prólogo, empalma la obra de Capetillo con el pensamiento de ideólogos como Benjamin, Mariátegui y Gramsci, es a lo que nos invita el editor. Esa relación entre página y calle, entre párrafo y consigna, supone el contagio mutuo de los espacios. Nos dice Ramos: “El acontecimiento de la revuelta del Verano Boricua –su quiebre radical del horizonte instituido de la política y lo político, su estímulo a nuevas alianzas y formas de intervención colectiva– ha tenido un impacto profundo en el orden de la sensibilidad crítica y en los afectos y vocabularios de la participación, con efectos teóricos o

3 Ver, de Rossana Reguillo, “La narcomáquina y el trabajo de la violencia: apuntes para su decodificación.” Droga cultural y farmacolonialidad: la alteración narcográfica, Lizardo Herrera y Julio Ramos, eds. (Universidad de Chile, 2018): 323-342.

4 Poéticas de la devastación y la insurgencia. María y el Verano del 19 (Editora Educación Emergente, 2022).

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conceptuales mayores.” Leer, escribir, editar y marchar son parte de ese circuito reproductivo de los afectos; son prácticas culturales que ponen en marcha, nunca mejor verbo, las emociones.

Con la primera edición de Amor y anarquía (Ediciones Huracán, 1992), Julio Ramos insertó el corpus Luisa Capetillo en la tradición literaria del país, examinando las estrategias de su “discurso minoritario” y alternativo; a saber: la experiencia como autoridad discursiva; el rechazo radical a las normas de la institución literaria, manifiesto en la hibridez, la fragmentación, la confección urgente de sus textos y la incursión en temas desatendidos por el canon, como la sexualidad, las luchas feministas y la cotidianidad; y la radicalidad de sus ideas políticas anarquistas, de sus creencias espiritistas y de sus prácticas de vida. Ramos elaboró sobre el conflictivo lugar que ocupó “la espartana roja” entre el sistema cultural letrado y la cultura oral de su clase. La importante edición proveyó una revisión de los clásicos puertorriqueños y, sobre todo, democratizó las funciones del archivo al brindarnos a los lectores y las lectoras una selección importante de los escritos de la intelectual obrera. No hay duda de que esa publicación fue fundamental para la difusión y el estudio de la obra y el ideario de Luisa Capetillo. Hoy, con esta segunda edición, post 2019, Ramos actualiza la lectura de Capetillo en un espacio-tiempo crítico que multiplica las perspectivas de lectura.

Digamos, entonces, que Luisa Capetillo es un archivo que congrega una vida-corpus textual; es un registro del deseo de justicia social ante el espolio del bien común, ante la violencia y la explotación de cuerpos y sujetos. Como archivo, Capetillo es una figura que arroja densidades, puentes, posibilidades de acción presente y futura, que ofrece apuestas por una revolución social, utópica, quizás, dirigida a un porvenir, en el cual la igualdad, la hermandad y el interés común deben regir. El editor es, pues, el archivero que nos propone este registro múltiple para revisitar un acontecimiento transformador de nuestras maneras de entender lo político (el Verano del 2019) y para revisar desde esa experiencia una escritura y un canon.

2. La comunalidad de una edición

Amor y anarquía se fragua en comunidad. Además de los textos introductorios de Ramos y de la selección de escritos de Capetillo, el volumen contiene once textos, ensayos críticos y testimonios de diversa autoría que abordan una multiplicidad de miradas. La pluralidad de voces convocada amplifica las palabras de Luisa Capetillo y su “ética radical de colaboración,” como la llama Ramos, que se entronca con “su colectivismo y su impugnación del régimen de la propiedad privada.” La edición se arma desde una poética desapropiadora, aquella que, según Cristina Rivera Garza, “hace presente otros decires y haceres” en el texto y “supone la lectura como práctica productiva y relacional, como un asunto del estar-con-otro que es la base de toda práctica de comunidad.”5 Con esa poética desapropiadora, la antología busca desposeerse del dominio de lo propio al develar el trabajo colectivo de muchos y muchas.

Quizás como una Marcha Capetillo, la edición que nos compete, con las múltiples lecturas que propone y sugiere, energiza espacios escriturales, activa archivos, congrega lectores, moviliza nuevas formas de lectura, pone en marcha ese circuito reproductivo de las emociones del que nos habla Sarah Ahmed y que experimentamos, quizás como nunca antes, en el Verano del 19.

Habrá también que decir que la edición participa de la poética de la devastación, como llama Malena Rodríguez Castro a los pronunciamientos éticos, políticos y estéticos que incorporan aspectos de crisis, desastres y catástrofes en expresiones culturales dispersas en Puerto Rico.6 Lo anterior

5 Ver de Cristina Rivera Garza, Los muertos indóciles (Tusquets, 2013).

6 Poéticas de la devastación y la insurgencia. María y el Verano del 19 (Editora Educación Emergente, 2022).

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incluye, evidentemente, la labor de la Editora Educación Emergente, y de sus editoras, Lissette Rolón Collazo y Beatriz Llenín Figueroa, quienes con su agenda editorial, su práctica del cuidado y su reto a los proyectos editoriales del capitalismo globalizado, proponen nuevas formas de entender el presente y de construir futuro, al hacer de la escritura/lectura una experiencia en común.

3. Las rutas de la Marcha Capetillo Podrían trazarse múltiples rutas de lectura por estas calles discursivas que constantemente se cruzan. Todos los caminos llevan a la calle Resistencia. Sugiero tres puntos de encuentro que me parecen fundamentales en el texto: 1) la recuperación histórica e historiográfica de la figura de Luisa Capetillo; 2) la revisión de las tácticas de resistencia de Capetillo y 3) los testimonios de “lxs nietxs de la bruja.”

Primer punto de encuentro: la recuperación de Luisa (Frente al Archivo General de Puerto Rico)

Si bien todos los textos que componen la edición abordan el Archivo Capetillo desde la recuperación, apropiación y resignificación, hay algunos que nos proponen un acercamiento a elementos precisos del accionar y la escritura de Capetillo explorando su contexto histórico. La primera parada de esta ruta es, sin duda, la entrevista a Norma Valle, piedra fundacional de los estudios capetillanos. Su biografía, Historia de una mujer proscrita (Editorial Cultural, 1990), sudario para muchas, fue pieza clave en la recuperación del archivo, así como el volumen Obras Completas de Capetillo que compiló en 2008. Da alegría el reconocimiento a la pionera labor de la feminista, periodista y profesora, presentándola con su propia voz. Las anécdotas del proceso de investigación, particularmente en Cuba, cuando Norma reclutó amistades para copiar a puño y letra los artículos sobre Capetillo en la prensa cubana, son joyas para una lectora gustosa de detalles de la investigación, como yo. Félix Matos Rodríguez, en “Una nación de mujeres”, hace una necesaria revisión bibliográfica de los estudios sobre Capetillo desde la importante gestión de CEREP en los setenta hasta estudios recientes en el siglo XXI. En ensayos como los de Carmen Centeno Añeses y Nancy Bird, se contextualiza el ideario disonante y combativo de la anarcoespiritista en su momento histórico y en el presente. El primero atiende las formas en que “la lengua víbora” de Capetillo disiente en su escritura, mientras que el segundo, establece la vitalidad del pensamiento de la arecibeña en el Puerto Rico actual. Por otro lado, Carmen Ana Romeu Toro analiza la síntesis entre el espiritismo y el anarquismo en la acción libertaria de Capetillo, a la vez que historia el movimiento espiritista kardeciano en Puerto Rico a inicios del siglo XX, congregación espiritual que proveyó “ideas de avanzada respecto a las mujeres y sus espacios de liderazgo, participación en grupos y publicaciones,” concentradas en la necesidad de educación para la lucha por una sociedad igualitaria. Por su parte, Jorell Meléndez Badillo estudia las comunidades de intelectuales en la prensa obrera de principios del XX y el lugar que ocupó Luisa dentro de esos nodos intelectuales, particularmente en la prensa anarquista cubana. Apunta que su participación a través de comunicaciones epistolares, intercambios de materiales y la edición de sus propias obras, en la Biblioteca Roja, desafiaron el control sobre los medios de producción intelectual obrera en Puerto Rico a principios del XX.

Segundo punto de encuentro: tácticas transversales de resistencia (Frente al Capitolio)

Teresa Peña Jordán, en su ensayo “Luisa Capetillo: una práctica del cuerpo, el pensamiento y la palabra,” define a la arecibeña como una pensadora transversal que cruza fronteras físicas y epistemológicas, que oscila entre la reforma y la revolución, así como entre el performance, la escritura y la tribuna política. Peña Jordán analiza las formas en que Capetillo combina estrategias tradicionales y actos micropolíticos de carácter performativo para articular su defensa por los derechos de los

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desposeídos y vulnerables contra la desigualdad y difundir su ideario anarcosindicalista y alternativo de cultura y socialización. Así, por ejemplo, examina el uso del pantalón y su trabajo de lectora en las fábricas como tácticas de resistencia para incidir en lo social y en lo político.

Beatriz Llenín Figueroa también analiza en su ensayo las prácticas corporales de resistencia de Luisa Capetillo. Describe el registro efímero de su política performativa cuando estudia tanto su participación como lectora en las fábricas de tabaco, como sus perturbadoras apariciones públicas en pantalones por las ciudades de San Juan, Nueva York y La Habana. Concluye que Capetillo, “al reivindicar la necesidad absoluta de la palabra y el acto,” demostró el poder del cuerpo más allá de su condición como fuerza de trabajo explotada por el capitalismo.

Por su parte, Luis Othoniel Rosa, en “La inteligencia y lo ingobernable,” aborda la exitosa experimentación de una “contingencia de alacena” en los escritos de Luisa Capetillo, quien, echando mano a todo lo que encuentra –palabra, cuerpo, espacios de pedagogía alternativa– organiza un proyecto intelectual anarquista, espiritista y transnacional que desquicia las puertas cerradas de las instituciones literarias.

Es indudable la efectividad de las tácticas performativas de Capetillo, pues condensan en el imaginario puertorriqueño el accionar radical de “la mujer en pantalones.” No es gratuito que el cuerpo, jugo de la riqueza capitalista, haya sido uno de los escenarios de resistencia privilegiados por Capetillo. Sabemos, como ha señalado Sylvia Federici, “que el cuerpo es para las mujeres el principal terreno de su explotación y resistencia, en la misma medida en que el cuerpo femenino ha sido apropiado por el Estado y los hombres, forzado a funcionar como un medio para la reproducción y la acumulación de trabajo.”7

Seguimos marchando…

Tercer punto de encuentro: los testimonios de “lxs nietxs de la bruja” (Calle Resistencia)

En los textos de tesitura testimonial, descubrimos el encuentro, fortuito y tardío, entre les escribientes y el archivo Capetillo. Ya sabemos cuán retardado puede ser el descubrimiento de un corpus invisibilizado por el sistema educativo primario y secundario del país, instituciones controladoras de discursos. Los testimonios traducen la admiración a la figura de Luisa y reconocen la herencia de “nuestra bruja abuela,” como la llama Luis Othoniel Rosa, haciéndose eco de la consigna feminista y de la teorización de Rita Laura Segato y Sylvia Federici. Y bien hace en llamarla la abuela bruja del Caribe, porque como ha estudiado la historiadora italiana, el signo bruja ha referido por siglos al sujeto femenino que no se deja controlar, la que reta los intentos de sujeción del cuerpo a la lógica capitalista, la que asume su sexualidad fuera del matrimonio y la procreación, la rebelde, la lengua zafá, la desafiante y retadora.

Así, por ejemplo, Raquel Salas Rivera reconoce cómo los escritos de la anarcofeminista le brindaron la oportunidad de imaginar que el poder tiene grietas donde cabe la utopía y que hay futuros fuera de los prescritos por el capital. Por su parte, la realizadora Sonia Fritz Macías recuenta el proceso de producción de su documental Luisa Capetillo, pasión de justicia, animada por el interés de humanizar la figura de Luisa y proveer una heroína que sirviera de modelo a la niñez puertorriqueña.

La antología cierra con un testimonio muy particular, “Querida L, te abraza L,” un intercambio

7 Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Trad. Verónica Hendel y Leopoldo Touza. (Traficantes de sueños, 2010).

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epistolar imaginario entre la autora, Lissette Rolón Collazo, y Luisa Capetillo. La escenificación del diálogo con la figura histórica a través del uso de la epístola en la estructura textual, con todos los elementos retóricos que implica –uso de la primera persona, fecha, deícticos, firma– aviva y reactualiza el archivo Capetillo. Rolón Collazo humaniza y activa a su interlocutora. Así el archivo, cadáver de papel, se reanima en el presente de la lectura. Luisa está allí escuchando. Y estoy segura que muy atenta a los tres reclamos que Rolón plantea en su ajuste de cuentas a “su amiga”, “me niego a tu defensa impoluta de la maternidad heteronormativa, tu saña contra el amor-deseo entre mujeres y tu cándida apreciación de la naturaleza como si no fuera también hechura de poderes.” La homofobia, la idealización de lo natural y la creencia en el mito de la maternidad son elementos de los escritos de Capetillo que Rolón Collazo nos insta a revisar.

Disculpen, pero la criminal doméstica en mí, me pide la palabra. Coincido con Rolón Collazo. Si bien Capetillo escarba lugares centrales de la lógica capitalista con el sindicalismo, la filosofía del amor libre y su crítica feroz al matrimonio, Luisa no logra zafarse de dos elementos que son fundamentales a esa lógica: la mistificación de la maternidad como espacio sagrado y la homofobia. Como si el dogma del instinto maternal, como bien nos recuerda Elisabeth Badinter, no asegurara a la iglesia, al estado y, sobre todo, al capital una nueva clase de esclavitud al colocar lo materno como centro de la experiencia de las mujeres.8 Como si la homofobia no fuera otra forma de control de los cuerpos y los deseos, tan contraria, además, al ideario anarquista. Capetillo mitifica la procreación como una forma o recurso natural, obviando que los úteros son también territorios políticos controlados por el Estado y puestos al servicio de la acumulación capitalista; lo que explica la homofobia, que condena toda práctica de la sexualidad no reproductiva.

Nuestra conversación con Luisa Capetillo no ha acabado. Amor y anarquía, post 2019, reivindica la importancia del estudio crítico sin caer en la mitificación. Reconoce que en nuestro presente persisten el accionar e ideario de Capetillo. Preservar esta memoria política y afectiva es crucial si queremos encontrar una alternativa a nuestro presente. Sobre todo hoy, cuando somos testigos de la intensificación de la violencia y la explotación contra les trabajadores, las mujeres y los cuerpos otros, cuando asistimos al cíclico intento del Estado de controlar, desde el Senado y su nuevo proyecto de ley (#693), la autonomía de nuestros cuerpos. Las nuevas generaciones tienen derecho a un sentido histórico de nuestro pasado compartido. Hagamos contemporánea a Luisa Capetillo. Aceptemos esta gozosa invitación a la lectura para que, como en el Verano del 19, nos ocurra algo en común.

Coda

No sé si son cosas de cuentera –tengo una cierta tendencia a fabular–, pero recuerdo a Luisa en las marchas del 2019. Juro que era ella. Las brujas nos reconocemos, incluso en otras vidas. La distinguí por su pantalón bombacho y su sombrero ladeado. Pero esta vez llevaba camiseta negra con la consigna P.U.T.A., cacerola en mano y un pañuelo verde amarrado al cuello. Escuché cuando un imponente guardia, de los que estaban enfilados frente a Fortaleza, le gritaba “cállese señora.” Me reí para mí mientras pensaba: Ud. no tiene idea, “no se calla esa señora…” Estaba allí, les juro, jayaísima, puesta pal problema, junto a la Cole y la cacerola girl, gritándoles a los guardias: “¡Me tienen miedo será!” Marchando, marchando, uno, dos, tres, marchando…

108 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA
8 The Conflict: How Modern Motherhood Undermines the Status of Women. Trad. Adriana Hunter. (Metropolitan Books, 2006).
MAYO 2022: AFIRMACIONES / 109
Fotos por Beatriz Llenín Figueroa
110 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA
Fotos por Lissette Rolón Collazo
MAYO 2022: AFIRMACIONES / 111
Rolón
Fotos por Lourdes
Collazo

La revista Cruce está recibiendo colaboraciones para

TORIA CONVOCA

112 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

la Edición Especial- Perspectivas LGBTTQIA+ 2

La Junta Editora convoca a nuestra comunidad a reflexionar sobre las diversas perspectivas LGBTTQIA+. Invitamos a especialistas interesadxs en explorar de modo crítico los más variados aspectos de los siguientes temas, tanto en Puerto Rico como en la(s) diáspora(s) y a nivel internacional:

• Identidades LGBTTQIA+

• Expresiones culturales en todas sus vertientes

• Estudios LGBTTQIA+

• Intersecciones e interseccionalidades

• Trabajos y acercamientos antirracistas

• Medios de comunicación como vías de documentación, divulgación, construcción de redes y activismo

• Iniciativas que integran y apoyan la autogestión, el emprendimiento, entre otras

• Proyectos educativos de todo tipo

• Organizaciones y colectivos de base comunitaria

• Violencia en sus diferentes manifestaciones

• Investigaciones desde diferentes disciplinas

• Iniciativas salubristas, de justicia social y equidad

• Activismos LGBTTQIA+

Nos interesa compilar diferentes textos (composiciones, ensayos, textos creativos), artes plásticas, entre otras expresiones artísticas que cuestionen, problematicen, denuncien y se expresen sobre los ejes temáticos sugeridos. Ante todo, nos interesan textos ágiles reflexivos y críticos. Estos deben estar identificados dentro del documento con el título y autor (a) y estar escritos en letra Times New Roman, 12 puntos, doble espacio, tamaño carta, en formato de Word, identificado. Los artículos no deben exceder las 8 páginas. Las reseñas de libros no deben superar las 6 páginas. Los textos creativos tendrán un límite de 5 páginas. No se recibirán manuscritos que superen estos tamaños. Debe incluir una foto y una biografía del autxr que no exceda las 200 palabras. Si se incluye cualquier tipo de gráfico explicativo dentro del documento, deben estar en alta resolución (en formato jpg o png con el título con el cual será identificado en la publicación) y el o la suscribiente debe contar con los permisos de uso o regirse por la Ley de Derechos de Autor. Las imágenes, pueden sumar las 15 en alta resolución y deben incluir el nombre con el cual quiere que sean identificadas en la revista.

La fecha de entrega está pautada para el 30 de junio de 2022 para que así podamos publicar esta edición especial en agosto. Los textos deben enviarse a editorescruce@uagm.edu.

Les agradecemos que colaboren con nuestro interés de gestar un espacio de encuentros. Para más información sobre la revista pueden visitar https://issuu.com/revistacruce o contactarnos a editorescruce@uagm.edu.

MAYO 2022: AFIRMACIONES / 113 para
114 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA linktr.ee/revistacruce

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