Intervenciones, 27 de octubre de 2020

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26 de octubre de 2020: Intervenciones Junta Editora: Roxanna D. Domenech { Directora Anto Gamunev Sonia Cabanillas Martín Cruz Santos María José Moreno Juan Carlos Quiñones Carlos García Alexandra Pagán Vélez { Lectora externa Hugo R. Viera Vargas { Lector externo Junta Asesora: Sugelenia Cotto { Presidenta

Portada: Anto Gamunev Montaje: Anto Gamunev

II / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Para colaborar: En Cruce publicamos artículos de investigación, reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea. Toda persona que desee colaborar deberá enviar su artículo por correo electrónico, comprometiéndose a que dicho texto respeta las normas internacionales en materia de conflicto de intereses y normas éticas. Los escritos se someterán a estricto arbitraje y proceso de edición y corrección, por lo que la colaboración puede sufrir alteraciones, a menos de que se trate de un texto literario. Nos enfocamos en los siguientes temas: Política y sociedad: Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales.

Letras: Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos. Arte: Los escritos dedicados al análisis, el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor. Cine: Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Se aceptan formatos audiovisuales. Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor. Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista editorescruce@uagm.edu

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IV / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES

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ÍNDICE A veinte años de la repatriación de Elian González: ¿Un caso de violación de derechos humanos? Mydalis Lugo Expresionismo abstracto Carlos Ferrán Uno José Rabelo Rastro de mujer Mayra Encarnación Consumación del vacío Mayra Encarnación El que tenga miedo a morir, que no nazca María Miguel Detrás del mostrador: Los días hábiles de Sergio Gutiérrez Negrón Nancy Bird-Soto Fotoensayo Javier Martínez “Me llamo es” o cómo enseñar español en la pandemia Daniel Torres La pugna amorosa en la poesía de Sylvia Rexach Manuel Martínez Maldonado

p.1 p.7 p.11 p.13 p.14 p.15 p.21 p.24 p.29 p.33

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CONVOCATORIA CONVOCATORIA CONVOCATORIA CONVOCATORIA CONVOCATORIA CONVOCATORIA VI / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


La revista Cruce está recibiendo colaboraciones para la Edición Especial:

Cultura política y procesos electorales 2020. Las circunstancias sociopolíticas del presente nos llevan a convocar a nuestra comunidad a reflexionar sobre la cultura política y los procesos electorales del 2020. La junta editorial de la revista Cruce convoca a especialistas interesadxs en explorar de modo crítico los más diversos aspectos de los siguientes temas, tanto en Puerto Rico como en la comunidad internacional:

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Cultura y política Historia política Procesos electorales Género, raza, diversidad y elecciones Opinión pública y comunicación política Democracia y elecciones Democracia y Derechos Humanos El voto y avances tecnológicos aplicados a la democracia Participación ciudadana Derechos políticos y electorales Elecciones y los medios de comunicación masiva

Nos interesa compilar diferentes textos (composiciones, ensayos, textos creativos), artes plásticas, entre otras expresiones artísticas que cuestionen, problematicen, denuncien y se expresen sobre los ejes temáticos sugeridos. Ante todo, nos interesan textos ágiles reflexivos y críticos. Estos deben estar identificados dentro del documento con el título y autor (a) y estar escritos en letra Times New Roman, 12 puntos, doble espacio, tamaño carta, en formato de Word, identificado con él o la autor (a). Los artículos no deben exceder las 8 páginas. Las reseñas de libros no deben superar las 6 páginas. Los textos creativos tendrán un límite de 5 páginas. No se recibirán manuscritos que superen estos tamaños. Debe incluir una foto y una biografía del autxr que no exceda las 200 palabras. Si se incluye cualquier tipo de gráfico explicativo dentro del documento, deben estar en alta resolución (en formato jpg o png con el título con el cual será identificado en la publicación) y el o la suscribiente debe contar con los permisos de uso o regirse por la Ley de Derechos de Autor. Las imágenes, pueden sumar las 15 en alta resolución y deben incluir el nombre con el cual quiere que sean identificadas en la revista. La fecha de entrega está pautada para el 9 de noviembre de 2020 para que así podamos publicar esta edición especial el 16 de noviembre. Los textos deben enviarse a editorescruce@uagm.edu.

Les agradecemos que colaboren con nuestro interés de gestar un espacio de encuentros. Para más información sobre la revista pueden visitar https://issuu.com/revistacruce o contactarnos a editorescruce@uagm.edu.

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A veinte años de la repatriación de Elian González:

¿Un caso de violación de derechos humanos? Mydalis Lugo

1 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Hace 20 años la noticia de un niño balsero encontrado a tres millas de la costa de Fort Lauderdale, en el estado de la Florida, Estados Unidos, acaparó la atención de los medios noticiosos nacionales e internacionales. El pequeño Elián González, quien contaba con 5 años, fue encontrado el 25 de noviembre de 1999 por los pescadores Donato Darlymple y Sam Ciancio. Elián fue, posteriormente, trasladado a un hospital para evaluación y asistencia médica. El niño fue uno de los sobrevivientes de la travesía en balsa que emprendieron el 22 de noviembre 12 cubanos más en ruta hacia Florida. Once de los trece balseros, incluyendo su madre, Elizabeth Brotons (30 años), y el novio de esta, murieron ahogados un día después de haber emprendido el viaje. Elián tenía familiares paternos que residían en el estado de la Florida entre los que figuran Lázaro González y Marisleysis González. El 26 de noviembre Elián fue dado de alta del hospital en custodia de su tío Lázaro González. Tanto el gobierno cubano como Juan Miguel González, padre del menor, quien residía en Cárdenas, Cuba, demandaron la repatriación de Elián. Mientras que los familiares del menor en Miami radicaron una solicitud de asilo político para que el menor permaneciera en los Estados Unidos. La cobertura mediática del caso de Elián González fue intensa y acentuó las tensiones diplomáticas entre dos naciones rivales. La opinión pública se encontraba dividida entre los que exigían la acogida del menor como asilado en los Estados Unidos y los que demandaban el retorno de este con su padre a Cuba. El 5 de enero del 2000 la Comisionada de la agencia de Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por sus siglas en inglés), Doris Meissner, señaló que el padre del menor era el responsable de su custodia y anunció que se tramitaría el retorno del menor el 14 de enero de 2000. El anuncio de la

Comisionada causó gran revuelo. Los parientes de Elián en Miami no se demoraron en solicitar en corte la declaración de emergencia de Lázaro González como custodio del menor, solicitud que fue aprobada el 7 de enero del 2000. El caso, que se desarrollaba ante los ojos del mundo con gran rapidez e intensidad, pasó a jurisdicción federal, luego de que la Procuradora General, Janet Reno, desestimara la orden de la corte de familia que había concedido la custodia al tío del menor. Al ser un asunto de asilo, el INS tenía la jurisdicción del caso. El 9 de marzo del 2000 el gobierno de los Estados Unidos desestimó la petición de asilo realizada por los familiares de Miami. Durante el proceso judicial, Elián permaneció al cuidado de sus familiares en Miami bajo una legislación que apoyó el vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore. Luego de que el INS tramitara una visa, Juan Miguel González llegó a Estados Unidos el 6 de abril y se reunió con la Procuradora General. Un día después de esta reunión, la Procuradora General, Janet Reno, anunció la decisión de retornar el menor con su padre a Cuba. Los familiares del menor en Miami expresaron su desacuerdo con la decisión de la Procuradora General y se negaron a entregar a Elián. El Tribunal de Apelaciones del Undécimo Circuito de Estados Unidos bloqueó el retorno de Elián González a Cuba hasta la resolución del caso. Elián fue removido de manera abrupta y violenta por agentes del Border Patrol quienes incursionaron armados en la casa de Lázaro González la madrugada del 22 de abril del 2000. El menor fue transferido y permaneció al cuidado de su padre en Washington D.C. por los próximos dos meses. Finalmente, el primero de junio la Corte Suprema rechazó la audiencia de asilo político. El 28 de junio del 2000, siete meses después de haber salido del país, Elián regresó con su padre a Cuba. /2


Figura 1. Incursión de agentes federales del Border Patrol en la casa de los familiares de Elián para la remoción del menor.

Nota: Agentes federales armados irrumpieron en la casa de Lázaro González, tío de Elián, el 22 de abril del 2000. La fotografía captura el pánico y asombro en los rostros de Elián y su tío durante el proceso de remoción. El autor de la fotografía es Alan Díaz. Fotografía tomada de: Swanson, J. & García, A. Why the Elías sagas resonates 20 years later. Vox. Recuperado de: https://www.vox.com/thehighlight/2019/11/4/20938885/miami-cuba-elian-gonzalez-castro

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El caso de Elián movilizó a la comunidad cubana de Miami, quienes vieron en el caso de Elián el epítome de la desgracia del régimen comunista de Castro, así como la oportunidad que tenía el niño de cumplir el sueño americano y honrar la trágica travesía que emprendió la madre. Otros, por otro lado, apoyaron el retorno de Elián con su padre a Cuba, puesto que el niño era menor y había salido del país en un viaje de alto riesgo sin el conocimiento ni consentimiento del padre. Lo cierto es que con el caso de Elián parecía jugarse mucho más que la resolución de un caso de custodia e inmigración. La politización del caso polarizó dos discursos: uno que promovía la reunificación familiar de Elián con su padre y que se encontraba a favor de los derechos del padre y del menor y, por otro lado, otro que se caracterizaba por una crítica acérrima al sistema comunista de Castro y que exigía la admisión de Elián como asilado en los EE. UU. En el ámbito del derecho internacional, ambos países han suscritos acuerdos para controlar y gestionar la migración. Entre los instrumentos legales en el caso de Cuba y Estados Unidos, se destaca la Ley de Ajuste Cubano (1966) que permite que los cubanos residentes en Estados Unidos inicien el proceso de residencia permanente (green card) bajo ciertos requerimientos. La política de pies secos, pies mojados, vigente desde el 1995-2017, fue otro instrumento legal que autorizaba a los emigrados cubanos que tocasen suelo estadounidense a permanecer en el país e iniciar su proceso de residencia. Bajo esta política, si los cubanos eran interceptados en alta mar, estos eran deportados por el gobierno estadounidense. En el marco de estos acuerdos, ya que Elián fue encontrado en el mar se admite la observancia y aplicación de los instrumentos legales vigentes. Es decir, la repatriación del menor. La salida de la madre sin contar con las debidas autorizaciones administrativas constituye una violación de las relaciones paternofiliales. A esto se le suma que la vida del menor se puso en riesgo en una travesía peligrosa como en la que se embarcaron y el delito de secuestro.

Según indica Hermenegildo Altonazo, abogado especialista en derecho internacional, el status filii de Elián le otorga a su padre el derecho de reclamar, educar, custodiar y llevarse a Elián (2000, p.30). Ante la ausencia de la madre, el padre es el titular de la patria potestad del menor y no los parientes lejanos de Miami. Esto se da en virtud del Principio 7 de la Declaración de los Derechos del Niño (1959) que estipula: “El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres” y la Convención de los Derechos del Niño (1989) que también estipula en su artículo 10 la reunificación familiar y que prevalezca el interés superior del menor (artículo 3). Las opiniones emitidas por los familiares de Miami que señalaban que el menor tendría un mejor futuro en Estados Unidos y no en Cuba no pueden prevalecer en detrimento del derecho que tiene el niño de reunificarse con el padre. En el marco legal1, la custodia y reunificación de Elián con su padre se dio también conforme con la Ley Uniforme de Jurisdicción y Cumplimiento de la Custodia de los Hijos (1968), la Ley de Prevención del Secuestro Parental (1980) y el tratado de la Convención de la Haya sobre los Aspectos Civiles de la Convención de Abducción Internacional de Niños (Convención de Abducción de La Haya) (1990), suscrito este último por Estados Unidos, pero no por Cuba, lo que tampoco limita al Estado la aplicación de la costumbre del derecho internacional. En el contexto de los instrumentos legales mencionados, se plantea la restitución del menor a su residencia habitual en el caso de haber sido sustraído o secuestrado por uno de los padres. Asimismo, el artículo 35 de la Convención de los Derechos del Niño (1989) estipula que los Estados parte tomarán las medidas nacionales, bilaterales e internacionales para impedir el secuestro. 1 Véase: Reisman, M. (2000). “Best Interests” of Elián González: The Law of Abduction and International Custody Disputes. The University of Miami Inter-American Law Review, Vol. 31, No. 2 (Spring -Summer, 2000), pp. 323-355. Recuperado de: https://www.jstor.org/stable/40176500 /4


En referencia a la solicitud de asilo, se registró una ambivalencia concerniente a la edad del menor para la solicitud de asilo y considerar la solicitud cuando esta iba en contra de la voluntad del padre. Por un lado, una corte del distrito federal lo consideraba muy joven para la solicitud de asilo, por lo que requería la representación del padre, mientras que, por otro lado, un panel de tres jueces indicó que Elián podía representarse él mismo (Hull, 2000, p.142). La ley de inmigración de los Estados Unidos señala que cualquier migrante, sin importar la edad, podría solicitar asilo en los Estados Unidos (Hull, 2000, p.142). Un argumento para cuestionar la solicitud de asilo fue si el menor había sido influenciado y presionado por los familiares en Miami para firmar la solicitud. Para propósitos de asilo, los familiares de Elián en Miami afirmaron que no podían dar cuenta

de sufrir algún tipo de persecución en Cuba, aunque las tres solicitudes de asilo señalaban que el niño sentía miedo de regresar a Cuba y que sería utilizado como propaganda y sería adoctrinado bajo el comunismo. Entonces, ¿Fue alterada y postergada la resolución del caso Elián por la intromisión de los familiares de Miami? Es innegable que la apasionada intervención de los familiares para impedir la repatriación de Elián le dio un giro distinto y prolongó el caso y la programada repatriación de Elián pautada para el 14 de enero. Las continuas apelaciones por parte de los parientes de Miami, la negación a entregar el menor y la retención ilícita de este entorpecieron el debido proceso de ley, lo que sí constituye una privación de los derechos del menor.

Figura 2. Elián junto a su padre, Juan Miguel González.

Nota. Fotografía tomada de: Cruz Medina, D. (2020). A 20 años de su regreso a Cuba: ¿Qué ha pasado con Elián González, el niño que llegó en una balsa a los EE.UU.? La prensa. Recuperado de: https://www.laprensa.com.ni/2020/06/27/ internacionales/2689467-a-20-anos-de-su-regreso-a-cuba-que-ha-pasado-con-elian-gonzalez-el-nino-que-llego-en-unabalsa-a-los-ee-uu 5 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Sin duda alguna, en el caso de Elián González, la constante presión e intervención sentimental de los familiares de Miami, la politización del caso y la cobertura mediática sensacionalista interfirieron en la pronta resolución del caso. Muy a pesar de su dilación y de las irregularidades que se dieron durante el proceso, en el marco del derecho internacional, la repatriación de Elián cumple con la observancia y la aplicación de los instrumentos legales vigentes según estipula el artículo 26 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados: “lo pactado obliga” (pacta sunt servanda). La repatriación se encuentra alineada con los parámetros legales de la Declaración de los Derechos del Niño (1959), la Convención de los Derechos del Niño (1989), la política de pies secos, la Ley Uniforme de Jurisdicción y Cumplimiento de la Custodia de los Hijos (1968), la Ley de Prevención del Secuestro Parental (1980) y el tratado de la Convención de Abducción de La Haya (1990). Bibliografía Altonazo, H. (2000). Sobre el ‘caso de Elián’ y Derecho Internacional. Política Exterior, Vol. 14, No. 75 (May - Jun., 2000), pp. 2834. Recuperado de: https://www.jstor.org/ stable/20644925

Declaración de los Derechos del Niño. Recuperado de: h t t p s : / / w w w. o a s . o r g / d i l / esp/Declaraci%C3%B3n%20de%20los%20 Derechos%20del%20 Ni%C3%B1o%20 Republica%20Dominicana.pdf Hull, E. (2000). The Eleventh Circuit, All Elian, and Asylum: How Young is Too Young to Apply? In Defense of the Alien, 2000, Vol. 23 (2000), pp. 138-156. Recuperado de: http://www.jstor.com/ stable/23141265 Reisman, M. (2000). “Best Interests” of Elian Gonzalez: The Law of Abduction and International Custody Disputes. The University of Miami Inter-American Law Review, V o l . 31, No. 2 (Spring -Summer, 2000), pp. 323355. Recuperado de: https://www.jstor.org/ stable/40176500 Swanson, J. & García, A. Why the Elías sagas resonates 20 years later. Vox. Recuperado de: https://www.vox.com/thehighlight/2019/11/4/20938885/miami-cuba-eliangonzalez- castro

Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Recuperado de: https://www.wipo.int/ export/sites/www/wipolex/es/glossary/viennaconvention-es.pdf Convención sobre los Derechos del Niño. (1989). United Nations. Recuperado de: h t t p s : / / w w w. un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf Cruz Medina, D. (2020). A 20 años de su regreso a Cuba: ¿Qué ha pasado con Elián González, el niño que llegó en una balsa a los EE.UU.? La prensa. Recuperado de: https://www.laprensa. com.ni/2020/06/27/internacionales/2689467-a20-anos-de-su- regreso-a-cuba-que-hapasado-con-elian-gonzalez-el-nino-que-llego-enuna-balsa-a-los- ee-uu /6


Aura del Alma

Fascinaciรณn del Aporte

Expresionismo abstracto Carlos Ferrรกn

7 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Desdoblamiento Espontaneo

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Sincretismo de la Ignorancia

9 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Consciencia del Contactado

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Uno José Rabelo

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Esta música sabe a bloqueo porque este encierro cura cuando el pasado sangra por nuestro presente. El tiempo se masca en silencio se reproduce en colmenas de segundos con alas de minutos con sabor miel. Ciencia ficción es realidad con el enemigo invisible, volver a vivir es fantasía con el futuro incierto. La calle no sabe a vida lleva el sazón del luto, lo agrio del no pudo ser, lo amargo del cuándo será. Quedan los recuerdos en maletas de nostalgia, y los abrazos escapan por escaleras de luz. Los besos saben a miedo, con aroma a remordimiento, especias de culpabilidad, y futuro de aceite turbio. Te conocía por el rostro ahora solo tu mirada permanece tras ese escudo, fortaleza contra lo invisible. El enemigo se disfraza de gotas, se viste de aire, reposa en superficies.


Me queda la casa, paseo en el jardín, escapo a las estrellas, me refugio en el pasado. Encuentro fotos rayadas, libros marcados, diarios inconclusos, solo me reúno ahí. La soledad se espanta con palabras, con internet, con cine. Me fugo entre sartenes, viajo con los recuerdos de sabores y olores de cenas pasadas. El calendario atormenta con agendas prohibidas, unos tragos o una cena un hola y un adiós. Un ave se asoma a mi ventana, se pregunta: ¿dónde están? ¿dónde se metieron todos estos quiénes se pensaron libres? Las cicatrices de la tierra sanan, las heridas del cielo cierran las dunas transpiran vida el mar suda colores escondidos. Habito en mí y en ti, vivimos en esta villa muy cercana a la Luna dónde ahora somos uno.

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Rastro de mujer Mayra Encarnación

Despertó de nunca dormir. Cubrió todos los espejos y miró de reojo el cuerpo que yacía en su camastro. Se desnudó con prisa, huyendo de las miradas, y dejó correr agua por todas las cicatrices de su cuerpo. Imaginaba el poder sanador del fluido y añoraba sentir por cada gota un despojo de memoria. Tristemente, cada rozadura de agua ahogaba su escenario de vida. Dejó correr el agua… Las corrientes arrasaron con todo lo que había a su paso. De repente, los vecinos gritaron porque vieron emerger un cuerpo. En todos los canales de televisión, en las redes sociales y en la radio publicaron: Mujer asesina a su compañero y huye de la escena. La policía no encuentra rastro de la mujer.

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Consumación del vacío Mayra Encarnación

I. provoco el éxtasis del gusano cada mañana me asoma la posibilidad del fin (me consume, lo consumo) la caverna está habitada las ruinas están deshechas el otoño deshojó la memoria del bien (lo consumo) el sueño del gusano escrutó el olvido el carisma del espíritu invalidó la soberbia del tiempo. II. la consumación del vacío me protege… Lleno los espacios Cubro los charcos Lleno el pozo El vacío me baila en la piel de mi párpado Sostiene la mirada del encuentro con la nada Cubre los estanques de la inquietud quieta de la noche radiante sin estrellas Breve-excesivamente- parsimoniosa me camina por las hebras Sostiene las uñas del tacto imperecedero Cabalga las pestañas del sueño Remoza los fotones de la oscuridad La consumación del vacío (oquedad quejumbrosa) vierte el sacrificio de la muerte. p.d. “-Creo en mí y en Dios - ¿Para qué más creencias? -Yo soy mi propio sacerdote”. Carmen A. Cadilla

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El que tenga miedo a morir, que no nazca María Miguel

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“Por la blanda arena que lame el mar, su pequeña huella no vuelve más… Un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda”. (Ariel Ramírez y Félix Luna, “Alfonsina y el mar”) El celular sonaba y yo, en la pichaera. Eran las 10:15 de la noche de un martes sazona’o con toque de queda. ¿Toque de qué? De quedarnos en la calle par de horitas más, pues no hay guardias pa’ tanta gente. El celu seguía sonando, otra vez. Era mi hermana que andaba en la calle también haciendo caso omiso, como todas las noches, al toque de queda de la gobe Guanda. La muy loca me decía que fuera para el ”shopping” que está cerca de casa, que arrancara para allá, que no sé qué había pasado con mami. Otra vez mami con una de sus “movies”, pensé. Porque de veras que mi mamá es bien peliculera, mano. Siempre ha sido alegre, graciosa, con un “flow” bien brutal. Nos habla como si fuéramos panas, es cool, pero cuando se enoja…Últimamente anda con esta cantaleta diaria de que no salgamos sin la “fucking” mascarilla, de que si el alcohol, el lavado de manos. De que todos los días estamos callejeando, de que no nos cuidamos. Ella no entiende que somos jóvenes, que al que le va a dar, pues le da y ya. Que si no pensamos en ella y sus condiciones de salud, que no pensamos en mi abuela, bla, bla, bla. Mis panas y yo nos cuidamos, nos hacen pruebas en nuestros trabajos y eso… Bebemos, vacilamos, chinchorreamos, pero nos cuidamos, y de veras que a veces no necesitamos la mascarilla, porque somos nosotros y nos conocemos. Además, el que no quiera morir, que no nazca. Pues, le llego al sitio y me encuentro con este papelón. El chustrito de mami estacionado frente a la farmacia. Tiene un carro viejito, porque con el sueldo que se ganaba, no le daba para más y eso, que había estudiado y trabajado como demente. Mami es una “fighter”. Se quedó sola con nosotros y nos echó pa’lante. Pues, allí estaba el carro de ella con las puertas abiertas, una patrulla y par de guardias haciendo aguaje. Un reguero de pastillas tirá’s por el piso, y una carta larga de su puño y letra. Mi hermana estaba como loca, llorando y caminando de un lado para otro. Ella siempre ha sido más expresiva que yo. Mami a veces hablaba de la muerte, le temía, pero a la vez como que quería morirse. Le daban esas ranqueaeras y yo siempre pensé que era un show, era como una bipolaridad bien brutal. A veces me pedía que la acompañara a alguna cita médica, pero yo le pichaba. Na, que comenzaron a llegar algunos empleados que salían de los negocios de por allí, averiguando como buenos boricuas. Los guardias con su interrogatorio, mirándolo a uno con cara de “rotweiller” y mami que no estaba por todo aquello. Ahí sí que se me fue el corazón a donde la espalda pierde el nombre. Le pedí a uno de los guardias que me dejara leer la carta que aparentemente había escrito mi mamá, para ver si podía entender todo este reguero. Mientras leía la carta, me paniquié un poco, no lo niego. Les juro que escuchaba su voz potente, en cada palabra que leía. / 16


“A quien pueda interesar”: No tengo idea de cuánto tiempo llevo estacionada frente a esta farmacia.Iba conduciendo y se me fue la mente, como si de repente me separara de mi cuerpo y flotara.Se me acabó la gasolina, no a mi carro; a mí.Tengo en mis manos una bolsa de papel que contiene tres frascos de pastillas.No recuerdo cuántas horas llevo estacionada aquí, pensando. Observo detenidamente el contenido del frasco anaranjado transparente. Escucho como chocan unas con otras, como si me hablaran, como si quisieran que las fuera degustando una por una.Mientras tanto, pasa por mi mente la película de cómo sería todo. Me encontrarían allí, reclinada en el asiento del conductor. Probablemente tendría los ojos entreabiertos y una expresión placentera en mi rostro; como al que la muerte le sorprende durmiendo. Mi cabello rojo estridente y extremadamente corto, ya no sería tema de conversación entre mis hermanas. Tampoco mi palidez traslúcida por donde, tímidamente se contorsionaban algunas venas azules y violetas.Una cantidad razonable de saliva se asomaría por las comisuras de mis labios, mi cuerpo aletargado y cianótico, al fin. Siempre he pensado en ese momento, cuando los familiares, los conocidos, los amigos y los otros, supieran que ya había partido de este mundo. Recuerdo que, desde el útero materno he vivido obsesionada con la muerte. Nací morada, con tres vueltas de cordón umbilical enroscadas en mi cuello. Según García Márquez, algunas importantes reinas de la historia nacieron así, coronadas.Justo antes de cumplir un año de vida, me lancé de mi cuna y caí de cabeza contra el piso.Mi compulsión no culminó ahí, pues años más tarde, cuando sabía que mi madre llegaría 17 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


del trabajo, buscaba salsa de tomate en la alacena, me embarraba el pecho y me incrustaba en el piso para que pensara que estaba herida…o muerta. Son múltiples las razones que me impulsan a tomar esta decisión. Es que estoy tan agotada, tan cansada de fingir, de sufrir; que es sofocante. En una ocasión, un psiquiatra me dijo que siempre había un detonante que disparaba la ansiedad y la depresión.En mi caso se ha detonado una guerra nuclear feroz: enfermedades, pérdidas importantes, violencia, soledad, desamor, más soledad. Porque sí, vivía rodeada de gente, pero era invisible.Siempre mostraba hasta la muela del juicio cuando sonreía, pero la procesión iba por dentro. Este vacío que no lo llenan las oraciones, ni la iglesia, ni la meditación, ni el yoga, ni la psicóloga; a quien llamé veinte veces y nunca me respondió. Me pregunto si hay alguien jugando con mi existencia secretamente, manipulando unos hilos imperceptibles satisfaciendo su propio morbo. En estos pasados meses de encierro insoslayable experimenté: una mudanza bastante atropellada, la pérdida de mi empleo, del cual salí un viernes en la tarde y no regresé jamás. Con la pérdida del empleo, perdí a tantos amigos queridos, tantos recuerdos… El maldito cuadro telefónico del Departamento del Trabajo que nunca me respondió. Los cobradores explotándome el celular, por lo menos tres ataques de pánico a la semana.Con los ataques de pánico, llegaba la depresión, los tres días sin bañarme, la boca con sabor a Lexapro, Klonopin y Prozac. Mientras, la cortina de mi habitación a la espera de un viento suave que bailara con ella y le sacudiera el polvo de tantos días de encierro.. El hermetismo de la puerta, el comerme las uñas hasta sangrar o el no querer comer absolutamente nada. Sin mencionar que expulsé de / 18


mi vida a personas que amaba, porque de haber continuado, les habría hecho mucho daño. Expulsé de mi boca los improperios más inverosímiles con el único propósito de herir, de que, con cada verbo que disparaba por mi boca les sangrara el alma, igual que a mí. Todo es tan surrealista, tan absurdo.Entonces desconoces si ya Mefistófeles está entre los tuyos, si merodea tu casa, si lo traes colgando de tu cartera o enganchado en un mechón de cabello o en la gota que te salpicó cuando un atorrante estornudó a tu paso.Ya no controlo nada, y lo peor, ya no controlo a nadie. Porque cuando vives con hijos adolescentes la historia es otra y la incertidumbre, diaria. Entonces, esos seres que son parte tuya, por quienes darías la vida, se convierten en una amenaza en potencia. Me he cuidado hasta el ridículo. Soy adicta al jabón, al alcohol, al desinfectante, y ni mencionar mi colección de mascarillas. Lavo meticulosamente cada objeto que circula mi entorno. Me quito los zapatos, echo mi ropa en una bolsa aparte, me ducho…Salgo únicamente al supermercado o a la farmacia cada tres semanas, solo de ser necesario. Entonces llegan los desalmados jinetes del Apocalipsis, que con suerte se lavaron las manos. Ese es el momento cuando, desde el mismo centro del cráneo siento el corrientazo; esa sensación helada que me paraliza, deslizante por mi cordón espinal porque existe la posibilidad de que el maldito virus se cuele a través de ellos en mi casa.Cuánto he deseado besarlos, abrazarlos, pero hasta ese acto tan cotidiano ha tenido que ser postergado. A veces, mientras duermen plácidamente, entro en silencio a sus habitaciones y los observo. Tímidamente acaricio sus caras, sus cabellos y viajo en el tiempo; me desarmo. El dolor me iba consumiendo a diario, el pánico a ser contagiada, a morir en solitario en un hospital rodeada de batas blancas, amarillas, azules. 19 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


Atrapada en un ventilador o entubada… y sola. Aterrada, enterrada en una fosa común o incinerada. Yo, la misma que a veces ha sentido fascinación por la muerte, ahora le tenía cierto grado de pavor. Esta lucha continua entre querer vivir y de repente, desear morir para que las voces que me atormentan se mueran también. Se lo repetí tantas veces, pero era como un monólogo, pues frente a mi cara salían, se iban de fin de semana a un parador con un grupete de amigos que eran tan irresponsables como ellos. Disfrutando de la vida, riendo a carcajadas con la fría entre sus manos, viviendo como si no hubiera un mañana. Repitiendo una y otra vez la tan egocéntrica frase de moda:” El que tenga miedo a morir que no nazca”. Juro que sentía los síntomas: dolor de garganta, dolor de cabeza, tos, fiebre, ausencia de gusto y olfato, pero ninguno comparable con el dolor en el alma.Ese del cual nadie se percata, si no te conoce por dentro, como una radiografía. Decidí largarme, coqueteé con el ostracismo, pero uno más osado, si cabe. Ese ostracismo oscuro, tan oscuro y lúgubre.Te llama, te perturba, lo escuchas por todas partes: en el frasco de pastillas, en el cuchillo filoso de la cocina, en la correa de cuero que dejaron tirada en el piso. Incluso, en la luz verde del semáforo que implora que te lances sin pensarlo para ver correr tu sangre, en el balcón del piso 13 del condominio cuando temblorosa, te sostienes de la baranda y escuchas las voces entremezcladas que te esperan al otro lado, o en las profundidades vestida de mar y coronada de caracolas, junto a Alfonsina…

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Detrás del mostrador:

Los días hábiles de Sergio Gutiérrez Negrón Nancy Bird-Soto

Reseña de: Gutiérrez Negrón, Sergio. Los días hábiles. Destino, 2020.

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Sobre su más reciente novela, Los días hábiles (Destino, 2020), el escritor puertorriqueño Sergio Gutiérrez Negrón nos indica que debido a huracanes y la actual pandemia, “el mundo para y por el que la escribí ya no existe”.1 Con pulso casi cinematográfico, este texto nos presenta la vida cotidiana de un grupo de heladeros, en especial de Carla María, quien padece de ansiedad. El gran acontecimiento en torno al cual se crea el suspenso se trata de un asalto al negocio donde trabajan, evento del que pocos se enteran y tanto sucede como se cancela. Si el mundo para el cual y por el cual el autor escribió esta novela ya no existe, pues en 2020 hacer fila para un helado se ha vuelto un riesgo innecesario—al igual que seguir por el mall a ver una película o a comprar un sandwich—la representación de lo que sucede “detrás del mostrador” en el día a día de los personajes es atinadamente contundente. A sabiendas de que Carla María vive bajo el espectro del asalto que fue y no fue, como público lector vamos adquiriendo mayor curiosidad sobre estas personas que conforman el mundo de la protagonista, aparte de su familia: los heladeros, sandwicheros, empleados del cine. El texto hace que nos topemos con Lisa y Raúl, los dueños de The Creamery where ice cream meets heaven, pareja que encarna el maridaje entre la mentalidad de la economía neoliberal (Lisa) y el evangelio de la prosperidad (Raúl). También, conocemos un poco a la clienta que se ganó la lotería, al vecino excéntrico, algo de las familias de los heladeros, como también las particularidades de la ciudad de Caguas donde se ubica la mayor parte de la trama. En contraste con Ponce, la ciudad donde la gente fácilmente hace referencias históricas, Caguas es el lugar donde nadie parece poder hacer ese tipo de referencia, pues la mayoría viene de otros pueblos. Así, es curioso que el asalto que fue y no fue, se da en el pueblo-ciudad—en un centro comercial—que apenas empieza a ser. La trama se ve salpicada de contrastes. Desde la ricura del helado con whipped cream y otros antojos a las—sí—cucarachas que se asoman por el local y desde el mundo casi contenido de Carla María hasta los efectos de las medidas de

austeridad bajo la gobernación de Fortuño (20092013) y luego la Junta de Control Fiscal, Los días hábiles magistralmente ilustra la manera en que lo político inside en lo personal, por más aislado que ese entorno—o ese pequeño mundo, como el de The Creamery o Caguas en este caso— pueda parecer. En este sentido, el texto nos hace reflexionar sobre lo que señala Fredric Jameson de que no hay nada que no sea social e histórico.2 Quizás uno de los contrastes mayores resulta ser entre Lisa y Carla María. En un mundo en que los heladeros principales son Carlos y Carlos (los Cárloses), María C. Y Carla María—figuras de nombres similares, pero con personalidades distintas, Lisa y Carla María viven sus ansiedades de modo diferente. La de Carla María la tenemos en primera plana, desde el principio y con todos los detalles que hace que el cumplimiento de sus horarios y faenas sea, en definitiva, encomiable. Y todo por poco más de $5 por hora. Por su parte, Lisa—con su facilidad para hacerle creer a sus empleados que esta creándoles un espacio idílico para fomentar la amistad en The Creamery—es una figura que más que ansiedad, es un figura de carencias enmascaradas. Eso la hace una jefa y madre controladora y manipuladora. Controla a sus empleados con horarios impregnados de mala fe. Manipula a sus hijas al hacer que una se ponga la ropa que quiera, mientras obliga a la más “llenita” a ponerse vestidos que le sientan mal. Lisa, más allá de la ansiedad, es una figura cruel que pretende crear una utopía laboral cuando las cucarachas mismas pasan le pasan por el frente mientras hace caja. Carla María, detrás del mostrador—en la tienda, en sus momentos de ansiedad, en su capacidad de observar en tercera persona—es quien sí puede atisbar y experimentar una utopía aunque sea momentánea como ocurre al final. Los días hábiles es una novela intrigante. Lo es no por el famoso asalto del que nos enteramos desde el principio, sino por la precisión con que ilustra la vida de la persona del día a día. Nos adentra en el mundo de quien maneja su vida mediante y a pesar de una serie de retos personales que explícita o implícitamente acarrean la influencia de / 22


lo que ocurre a nivel político. Así, Carla María, la heladera en un lugar llamado The Creamery where ice cream meets heaven en ese lugar “sin historia” llamado Caguas, es una puertorriqueña—una caribeña, una latinoamericana— contemporánea y un personaje que puede reinventarse, incluso idear un mundo que pueda existir, aunque sea “en fuga”.3 https://sergiogutierreznegron.squarespace.com/una-mala-maa/ Losdias

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Traducción mía de “there is nothing that is not social and historical” (20) en: Jameson, Frederic. The Political Unconscious. Narrative as a Socially Symbolic Act. Cornell, 1981.

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Tal como termina la obra: “En fuga” (242).

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Fotoensayo Javier MartĂ­nez

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“Me llamo es” Daniel Torres

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o cómo enseñar español en la pandemia


La tarea que nos encomendó la Profesora Ibeth Guzmán de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana) por correo electrónico fue muy clara: “Hablarán unos 15 minutos sobre su experiencia enseñando lengua en la universidad. Cómo ha sido a lo largo de los años y cuáles son los retos y perspectivas frente a esta crisis que vivimos”. El conversatorio por Zoom para Facebook Live titulado “Enseñanza de la lengua española” se llevó a cabo el 27 de abril de 2020 a las 6 de la tarde, hora de Santo Domingo. Fue moderado por la Profesora Guzmán y participamos los profesores Gerardo Roa Ogando (Universidad Autónoma de Santo Domingo), José Alejandro Rodríguez (Pontificia Universidad Madre y Maestra, Santo Domingo), Sheila Barrios (Universidad de Puerto Rico) y Frances Arroyo de Jesús (Universidad Interamericana de Puerto Rico). Este conversatorio es parte de una serie de diálogos académicos en línea organizados por la Profesora Guzmán para acercarnos más como una academia virtual pancaribeña en medio de la pandemia del coronavirus, misma que padecemos en estos momentos críticos en todo el planeta. Es también un espacio virtual de reflexión sobre diversos campos del saber y cómo la tecnología nos acerca más a la labor docente que muchos hemos desarrollado en línea de manera sincrónica o asincrónica desde mediados de marzo hasta el presente de este año aciago de 2020, a veinte años del inicio del segundo milenio de nuestra historia postmoderna. En esta breve nota quiero presentar algunas de las ideas que conversé con los colegas arriba mencionados y reflexionar de la situación laboral en la que nos encontramos los maestros en medio de una pandemia. Para quien tenga interés en ver y escuchar el conversatorio completo en línea lo puede encontrar en la página “Diálogos online” de la Profesora Ibeth Guzmán en Facebook. Ahí podrá escuchar las excelentes exposiciones de los colegas y apreciar varias ideas y estrategias de enseñanza del español a nivel universitario en la República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos. Por mi parte, hablé sobre la enseñanza del idioma español como segundo idioma desde 1984, cuando comencé mis labores como parte de mis estudios conducentes a la Maestría en Español en la universidad del estado de Nueva York en Stony

Brook. Luego pasé a la University of Cincinnati donde trabajé mientras hacía mi doctorado y, eventualmente, a The Ohio State University a medida que escribía mi tesis doctoral sobre una poética del Barroco de Indias, en una posición de tres años como Instructor, pero después de dos años acabé la tesis y fui contratado en 1990 por Ohio University como “Assistant Professor”. En esta institución he desarrollado mi carrera docente hasta el presente llegando a la posición de “Full Professor” o Catedrático de Español y Estudios Latinoamericanos. Desde esta trinchera he dado cursos de Español a todos los niveles, Las áreas que he cubierto mayormente son lengua, literatura hispanoamericana colonial, virreinal y de los siglos XIX, XX y XXI. En las clases a subgraduados aún el estudio de la Literatura sigue manteniendo un componente de adquisición lingüística porque son estudiantes que mientras leen tanto los clásicos como el contracanon de nuestra literatura continental están todavía aprendiendo español a un nivel intermedio, avanzado o superior. El semestre de Primavera 2020 en cuanto se declaró el estado de emergencia a mediados de marzo y debimos quedarnos en casa, tuvimos todos los maestros que adaptar nuestros sílabos, programas o prontuarios para enseñar en línea, algunos de manera virtual y otros en modo sincrónico. En mi caso, tenía dos clases: una de Civilización y Cultura de Hispanoamérica, Español 3349, y otra de segundo semestre de Conversación y Composición Avanzadas a través del Arte, la Literatura y el Cine, Español 3120, con 15 estudiantes cada una. Decidí mantener las entregas de trabajos pautadas en mi sílabo, programa o prontuario tal cual estaban y usar las aplicaciones que conocía, como Whatsapp y Facebook, abriendo una cuenta especial para enseñar sin fotos ni datos personales, y les pedí a los estudiantes que hicieran lo mismo. Abrí sendos grupos en Facebook para cada clase y, por ahí, pudimos comunicarnos usando Messenger, y subir vídeos e imágenes de las unidades que estábamos cubriendo en clase. La Universidad de Ohio nos entrenó virtualmente en cómo usar Micosoft Teams (MT) y otras aplicaciones (al final de este ensayo incluyo una lista mínima de fuentes). Una de las grandes lecciones que aprendí de los colegas es que en una clase en línea no necesariamente se deben tener / 30


sesiones sincrónicas para cada horario de clase porque no sabemos cuáles son las circunstancias personales de cada estudiante en medio de la pandemia. Con lo cual, opté por un modo híbrido y decidí dar una clase regular a la semana con entregas de trabajos escritos para la segunda sesión asincrónica. Mantuve mis horas de oficina por MT, y me comuniqué con los estudiantes por email, Whatsapp, Messenger y el Chat de MT. Uno de los problemas de esta aplicación en ese momento era que solo se veían en clase las últimas tres personas que habían hablado porque el resto de los estudiantes no aparecía a menos de que hablaran. Esto ya ha sido modificado y ahora se puede ver el grupo completo en pantalla. Como no suelo dar clases tipo conferencia, sino más bien de manera interactiva y de discusión, opté por hacerlos hablar uno por uno para que cada estudiante participara por lo menos tres veces en una sesión de hora y media. La mejor clase que pude cuajar fue cuando invité a la escritora dominicano-puertorriqueña Sandra GarcíaBetancourt, autora de la novela corta Buen viaje Itzanami sobre las diásporas puertorriqueña y yucateca a la ciudad de Nueva York. Esta obra cuenta la historia de Tomasita, una criada maya que nos relata el devenir de las familias con las que trabajó y traba amistad con Carmencita, una enfermera boricua con quien mantiene una serie de conversaciones acerca de la nostalgia del recuerdo de un pasado histórico que pasa por la Revolución Mexicana hasta llegar al presente. Los estudiantes ya habían leído la novela y el día que les tocaba entregar una reseña de dos páginas justo tuvimos el encuentro virtual con la autora. Le pedí a cada uno que preparara dos preguntas, y después de las presentaciones de rigor, fui uno por uno hasta que contestamos todas sus dudas a modo de conversación con Sandra. Fue la mejor clase de todas ese semestre híbrido y nos sirvió para atar casi todos los cabos sueltos de la clase de civilización y cultura de Hispanoamérica usando una obra literaria para corroborar la historia y la cultura de nuestro continente. Siempre he dicho que aprender una segunda lengua es un proceso de toda una vida. Nosotros como hablantes nativos del español todavía estamos aprendiendo nuestra propia lengua y aquellas personas que estudian lenguas modernas lo saben. Estar inmerso en la cultura significa viajar a los lugares donde se hablan esas 31 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES

lenguas y convivir con los hablantes nativos para poder desarrollar una competencia lingüística y cultural adecuadas. Una frase que repiten los estudiantes estadounidenses que estudian Español desde los primeros niveles es “Me llamo es” en lugar de “Mi nombre es” combinando “Me llamo” con “Mi nombre” y el verbo ser (es una mala traducción literal de “My name is”). Es un error delicioso como “la problema o la clima” y la consabida dificultad de dominar el uso del “por y para” o el uso del subjuntivo o la diferencia de “ser y estar” y del “pretérito y el imperfecto”, entre otros. Todas estas destrezas se aprenden leyendo, escribiendo y hablando in situ. La experiencia de enseñar Español en medio de la pandemia no ha sido fácil, pero como siempre pasa, contrario a lo que digan algunas personas, los mejores alumnos somos los maestros y de este proceso todos hemos aprendido a ser más pacientes y más humanos con nuestros estudiantes, y ellos a su vez con nosotros los docentes. Los alumnos me mostraron una cara mucho más humana de comprensión ante los retos a los que nos enfrentábamos en este mal llamado “New Normal”. El semestre de Otoño 2020 seguimos enseñando por MT en Ohio University, pero he optado para mis dos clases (Español 5513: Literatura Colonial, Virreinal, Siglo XIX y Principios del XX y Español 3349: Civilización y Cultura de Hispanoamérica) hacer las clases sincrónicas con entregas de trabajo por correo electrónico o Chat de MT y mantener todas las comunicaciones también por MT usando Blackboard como un archivo para subir los materiales de las dos clases. Se trata de mantener todo en una sola aplicación porque ha sido mucho más fácil que enseñar ”en modo pánico” usando Facebook, Whatsapp, Messenger y MT. La clave hasta ahora fue preparar las clases durante el verano y adaptarlas según las había dado de modo presencial anteriormente. Otros colegas me dicen que es mucho mejor enseñar de modo virtual sin tener sesiones sincrónicas cada semana. Para mí es mucho más fácil dar mis clases como las daba antes porque las tengo preparadas adaptándolas a las limitaciones de MT, pero usando el Chat de la clase para mantener la conversación fluyendo mientras se comparte un Power Point en pantalla, se discute con ellos y se mantienen vías de comunicación alternas al salón de clases real.


Hasta ahora me parece que está funcionando, pero recién acabamos la segunda semana de dieciséis. Sin embargo, se siente la sensación de nunca terminar de dar clases, de no poder cerrar la puerta de la oficina para trabajar en la investigación porque MT se ha convertido en una vía de acceso directo que puede obsesionar a un profesor 24/7. El detalle es aprender a cerrar la computadora y desconectarse una vez acaben las clases y las horas de consulta como en el tiempo real, pero esa es una de las lecciones más difíciles de aprender cuando el entusiasmo por la docencia es el corazón que mueve y palpita en nosotros y no queremos dejar a nuestros alumnos desamparados. Es aquello que se llamaba “vocación” y por lo que estamos en esta ardua y bendita carrera. Una de las grandes lecciones de la tecnología ha sido, que, en medio de este encierro desde mediados de marzo, nos hemos acercado más como personas no solo a nuestros estudiantes, sino también a nuestros colegas, amigos y seres queridos de una manera virtual. Ojalá que cuando pase esta pesadilla podamos recordar todas las lecciones aprendidas como docentes y volvamos algún día no muy lejano

a nuestros salones de clases con energías renovadas. Como dijo Salvador Allende en otro contexto: “se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre”. Algunas lecturas sobre la enseñanza virtual o en línea: https://commons.georgetown.edu/teaching/design/ designing_backward/ https://er.educause.edu/blogs/2020/4/studentcentered-remote-teaching-lessons-learned-fromonline-education https://topr.online.ucf.edu/r_1bqm5vidardcec6/ https://miamioh.edu/regionals/academics/elearning/ e c a m p u s - f a c u l t y - s t a ff / e c c o e - n e w s / 2 0 1 9 / 0 1 / differences-between-f2f-and-online.html https://www.insidehighered.com/digital-learning/ article/2017/07/26/ideas-building-online-community https://blogs.clemson.edu/online/2019/08/13/ feedback-strategies-for-online-courses/ https://www.queensu.ca/ctl/deciding-betweensynchronous-and-asynchronous-approaches / 32


La pugna amorosa

en la poesía de Sylvia Rexach

Manuel Martínez Maldonado

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Es desafortunado que los pueblos tiendan a ser tan olvidadizos con sus artistas y creadores. En Puerto Rico somos propensos a ese tipo de comportamiento, y no es raro que nos despreocupemos, como pueblo, de sus mejores talentos, aún en vida, y que se le condene al olvido a escasas horas de su muerte. No tenemos un exclusivo reclamo a este comportamiento y, en otros países también se cuecen habas. Después de todo, los críticos condenaron al repudio a Shakespeare por casi un siglo, los franceses lo hicieron con Cezanne por media centuria, y hasta los italianos tuvieron la temeridad de devaluar a Verdi por tres cuartos de siglo. La diferencia entre nosotros y los europeos es que, en el olvido o desprecio transitorio de parte del europeo, hay un elemento evaluativo, una controversia que ha sido motivo de profundo análisis del valor de la obra del artista, aunque sea fallido o carente de peso y legitimidad. En el caso de Sylvia Rexach, tal vez todos los puertorriqueños al unísono digan que estiman sus canciones y que es impecable en sus planteamientos bolerísticos, pero no conozco ningún estudio o análisis de su obra, ni desde el punto de vista musical, ni desde el literario. Luis Rafael Sánchez y Hjalmar Flax escribieron columnas sobre Sylvia en La Jornada Semanal, (domingo 21 de julio de 2002 y 1 de julio de 2003), y yo escribí una en The San Juan Star en los años ochenta del siglo pasado, pero lo que se conoce de esta compositora-musicopoeta son notas factuales, sin profundidad de análisis, en periódicos y revistas. No existe un estudio que ponga la obra rexachiana en su contexto, que analice el por qué una artista de su calibre, básicamente se limitó a ser un ícono puertorriqueño y no fue una compositora de fama internacional. En este breve ensayo presento mi tesis de que los versos que Rexach complementó con su música son los más complejos y profundos de los que adornan el canon bolerístico, que por eso no han sido motivo de amplia interpretación y que, esa característica –la complejidad-, junto a la peculiar situación política de nuestra patria, es responsable por la carencia de mayor reconocimiento internacional de su obra. Además, que no la hemos traído a la conciencia general del puertorriqueño a través del análisis de su obra.

Sylvia y la época de oro del bolero La época de oro del bolero va más o menos de los años 1930 al 60, y se prolongó hasta fines del siglo XX, principalmente por las contribuciones de Armando Manzanero, compositor que merece su propio análisis y que tiene un nicho seguro en la historia de la música popular latinoamericana. Más reciente está la contribución indiscutible al bolero de Luis Miguel y sus arreglos espectaculares. Sylvia Rexach entró al mundo en el 1921, lo que le permitió situarse en el centro de la febril actividad de la música popular de los años 30 hasta los 60 del siglo veinte que hoy se ha convertido en la música “clásica” popular que compusieron Agustín Lara, Rafael Hernández, Pedro Flores, Álvaro Carrillo, Isolina Carrillo, Manuel Ponce, Ernesto Lecuona, Margarita Lecuona, Consuelo Velásquez, Maria Grever, César Portillo de la Luz, Gabriel Ruiz, Roberto Cantoral, René Touzet, Bobby Capó, Frank Domínguez, y muchos otros. ¿Por qué el bolero? Una serie de circunstancias inesperadas contribuyeron al despegue y la ascendencia del bolero como forma máxima de composición y de expresión musical en esos años. A los cinco años de Agustín Lara haber compuesto Mujer en 1930, su primer éxito y la pieza que lo catapultó a la fama, el impulso hemisférico del tango se detuvo con el accidente aéreo que mató a Carlos Gardel, el más grande interprete de la música porteña. Ese año de 1935, a la tierna edad de 14 años, Sylvia Rexach compone su primera canción y se inserta en el movimiento musical más duradero que haya tenido un género musical latinoamericano. Es curioso y revelador que el movimiento de la balada y el “torch song” norteamericano (lo que son ahora los clásicos “pop”) cubre temporalmente épocas parecidas a las del bolero, y que su temática y su sentido eran similares a las del bolero y, por lo tanto, no compitió adversamente con su desarrollo, algo que también ayudó a la subsistencia del bolero. Además, Hollywood, quien había estado prendado del tango, imitándolo en composiciones como “Orchids in the Moonlight” y “Kiss of Fire”, colmó la copa de la imitación al usar el Bolero de Ravel en ritmo de tango en la película homónima que tuvo a George Raft como protagonista. Hollywood también incorporó en sus películas algunos boleros traducidos al inglés, tales como / 34


Cuando vuelva a tu lado (“What a difference a day makes”) de María Grever, y Perfidia, de Alberto Domínguez (con el mismo título en inglés) que figura prominentemente en el filme “Casablanca”. Y, a su vez, canciones clásicas del canon pop norteamericano se convirtieron en “boleros” al ser traducidos al español (viene a la mente el memorable disco de Pedro Vargas cantando Bailando en la Oscuridad (“Dancing in the Dark”) y Púrpura Profundo (“Deep Purple”), entre otras. Ese intercambio musicallingüístico ayudó a mantener la supremacía del bolero a pesar del desarrollo de música bailable como el mambo y el chá-chá-chá, que vinieron a enriquecer la oferta musical latinoamericana sin menoscabar el auge de la canción romántica (por lo menos hasta la época del rock tarde en los años 60). La adolescente pasional, bohemia y psicológica Sorprende que en el cenit de la época de oro del bolero los puertorriqueños escuchan decir a una mujer puertorriqueña –¡una recién adolescente! - de su propio entorno (para distinguirla de una mujer que hubiese sido puertorriqueña pero vivido en algún otro lugar, que fuera, hasta cierto punto desconocida): Di, corazón. si esa llama aún perdura, o si es locura o si es amor, di, corazón, si es mera ilusión... En la voz de José Luis Moneró e interpretada por la orquesta de Rafael Muñoz, este lamento de duda femenina sobre sus propios sentimientos cruzó la isla en todas direcciones y debe de haber causado gran desasosiego en algunos oyentes despabilados. Aunque ya en la poesía femenina puertorriqueña y mundial uno puede referenciar sentimientos similares, no era común que una mujer, mucho menos una adolescente, expresase públicamente un conjunto tan amplio de emociones con un elemento sensual, ya que “la llama” que es “locura” es la pasión carnal. Además, esta precoz compositora insiste en que la pasión carnal de una mujer (presumimos, que soltera) depende de que se lo asegure “el corazón”. En otras palabras, queda implícito 35 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES

que a esta adolescente no la han de engañar, sino que está en pleno control de sus actos. Esa complejidad que emulsiona el sentimiento romántico clásico, a lo Emily Dickinson, con el naciente movimiento feminista de entre guerras, es posiblemente parte de la explicación de que la obra de Sylvia Rexach internacionalmente no se conozca más (Dos excepciones son Y entonces y Mi versión, que han sido cantadas por muchos interpretes, incluyendo a Lucho Gatica y Marco Antonio Muñiz.). Contribuyó también, sin duda, que su vida rápidamente entró en el ámbito bohemio, algo imperdonable a una adolescente de “buena familia”. La complejidad y la libertad del pensamiento rexachiano, y su, por los estándares de hoy día, su feminismo, marginó a Sylvia en un país ya marginado de los otros países latinoamericanos, por lo menos en ese momento. El bolero, por lo general, es una pequeña historia de fácil entendimiento y sin complejidades psicológicas. Por eso, no se presta a tener intérpretes que tengan que pensar en el significado de lo que cantan, y que tengan que descifrar las profundidades psicológicas de lo que emerge de su boca y garganta. Además, no es lo mismo que el que canta a Schubert, que no tiene la necesidad de cantar “el nuevo y último lieder” pues estan todos ahí para ser estudiados y comprendidos, para así poder interpretarlos mejor. En cambio, en la época de oro del bolero, la nueva y última composición pudo muy bien definir a un artista como interprete especial, y su aceptación por el público radioescucha y los compradores de discos, aunque no tan abundantes como hoy día, determinar su éxito en ventas y, de paso, dar a conocer al compositor. Sabemos que hoy día el éxito se mide en ventas y que la multiplicación de “cantautores” en búsqueda de éxitos ha socavado la calidad de lo que se produce ya que se produce demasiado por demasiados sin talento. Uno piensa en Roberto Carlos y Luis Miguel, los cantantes más responsables del renacimiento del bolero, y se da cuenta de la ventaja que han tenido de tener a su disposición todas las joyas bolerísticas de la época de oro, y los medios financieros para que nuevos arreglos “modernicen” algunos aspectos de las composiciones. Luis Miguel podría darse el lujo


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de pensar y analizar la obra de Sylvia y llevarla por el mundo en un merecido, aunque tardío despliegue del talento de la más pura y profunda poeta que musicalizó sus versos en la época de oro del bolero. Sin embrago, coincido con Hjalmar Flax en que la mayoría de las canciones de Sylvia Rexach deben ser cantadas por una mujer, lo que hace poco probable que se produzca el CD “Luis Miguel canta a Sylvia Rexach”, y las posibles candidatas a grabar ese disco, Vicky Carr y Linda Rondstad (quien sería mi selección) han perdido la popularidad que les hubiese permitido llevar a cabo el proyecto. La dialéctica rexachiana La complejidad de los versos rexachianos incrementa según madura su habilidad como compositora e interprete. Estudiante de la Escuela Superior Central, partícipe de la vida de la parada 20 del Santurce de entonces lleno de cines de estreno, emisoras radiales y de restaurantes y cabarets, Sylvia debe haber escuchado toda la música que pudo del momento, y en la Central High estudiado, leído o escuchado los romances de Lorca y los versos de Bécquer (con quienes ciertamente tiene afinidades). No sorprende, por lo tanto, que escogió una serie de figuras simbólicas centrales a su obra—el corazón, el sol, la luna, el mar y la noche—que han sido, se podría argumentar, trillados, manoseados, y abusados a través de la historia. Pero, dentro de la estética rexachiana, fueron usados de forma novel y matizados por su capacidad psicológica, con la que imbuía la mayoría de sus boleros, estos temas despiertan la necesidad de a veces suprimir la música (hermosa como es) para uno estar acoplado a lo que Sylvia quiere decir. En el caso del simbolismo representado por la luna, Sylvia Rexach se distingue por humanizarla y hacerla partícipe de su vida según vivida en sus canciones, contrastando así con la pasividad que tiene la luna en dos canciones famosas de la época compuestas por el gran Agustín Lara. Para Lara la luna es un adorno que realza la belleza de la mujer amada (en ambos casos María Félix) porque su luz hace brillar más la hermosura de lo amado: Debo a la luna/ el encanto de tu fantasía... dice en Señora Tentación, y porque al pasar tras una nube la luna, le brinda la oportunidad de besar a la amada: La luna que nos miraba/ ya 37 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES

hacía un ratito/ se hizo un poquito desentendida/ y cuando la vi escondida / me arrodillé pa’besarte / y así entregarte, toda mi vida (María Bonita). En cambio, la luna de Sylvia es –como en Lorca– casi o completamente humana y participa de las acciones del personaje o los personajes de las canciones: Nuestra luna que ayer nos miraba/ hoy nos ha buscado/ nuestra luna no sabe las cosas/ que nos han pasado... Ese carácter testimonial que tiene la luna alcanza su más profundo significado en la canción Luna del Condado. ¿Qué espera de mi la luna sobre el Condado?, pregunta angustiada ya que sus excesos amorosos han sido presenciados por ese satélite terrestre que ahora parece pedirle cuentas. Y cuando la luna la abacora “incitándola a hablar” la rechaza y la ahuyenta (“Luna del Condado, no me obligues a hablar. Luna del Condado, calla, pero vete ya.”) como lo hace Lorca (Huye luna, luna, luna/ si vinieran los gitanos/ harían de tu corazón/ collares y anillos blancos.1). Esta canción en particular presenta la complicada psiquis de Rexach ya que el texto impugna “la pureza” de la mujer que dio besos “tan tenues que no dicen nada” y dio otros “inmensos para [su] pesar”. El poema es uno de la “liviandad” (en el sentido de lascivia) de la mujer que, en los términos sociales de los años 40 y 50 del siglo XX, no se suponía que dieran besos por darlos y mucho menos, como dice un verso de la canción-poema, “entre medio/ de copas y orgías”, actividades decididamente revolucionarias para ser reveladas por una mujer de la primera mitad del siglo XX. La centralidad de la luna en estas declaraciones de la autora revela un conocimiento más que pasajero de las teorías lunarias que a lo largo de siglos se han usado para explicar comportamientos terrestres (incluyendo los de los humanos). Sylvia no deja de hacer referencia a las mareas en esta extraordinaria canción que sirve de prólogo a dos de sus obras maestras (vide infra) y acusa severamente que: Lunas y mares conspiran /contra mi pensar. 1. La influencia de, o coincidencia con, Lorca está aún más patente en el verso: “La única vez, que la luna, luna es.” de la misma canción, que es la aliteración equivalente a “...huye, luna, luna, luna...” Particularmente en vista de que “la única”, cantada, suena a “lúnica”.


Esta fraseología rexachiana, que hacen a la mente y el pensar de gran centralidad en sus canciones, se va volcando cada vez con más intensidad simbólica y metafórica en la creación de un catecismo musical sobre la complejidad de la psiquis y el amor. De, “¿Qué espera de mi la luna sobre el Condado?”, a “Mi subconsciente amor, ¿por qué no le olvidado?, va el puente tendido entre la pasión carnal y el análisis cerebral de esta mujer a quien le es difícil “despojarse de emociones inconscientes” y que está en pugna constante con el amor. No debe sorprender que estas dos canciones Luna del Condado y Subconsciente de Amor no se interpreten o se desconozcan: a menos que se descifren es difícil saber de que se tratan y hay que pensar en su significado cuando se interpretan. Mas en la música popular, lo que en realidad se quiere es un éxito para la carrera del que canta, y para la compañía disquera. Para el que baila (particularmente en la época en que se escribieron estas canciones), que es el que compra, la canción le hace pensar en como enamorar a la pareja, no en un análisis del control mental sobre el amor carnal. No es sorprendente, por lo tanto, que en el famoso álbum de los años 80 del pasado siglo de Marco Antonio Muñiz cantando la música rexachiana, no aparezcan esas dos canciones. Ambas son también demasiado complicadas para el oyente promedio que no está seguro que entiende la letra y cuyas melodías les son difíciles de aprender. Más aún cuando las melodías de Rexach son más complicadas en cuanto más complicado es el verso. La pugna psicológica El mar que conspira contra Sylvia puede que no sea otro que su amante. Los componentes de ese mar –olas y arenas– la definen como mujer isleña que vivió contemplándolo. En sus dos canciones más complejas y reveladoras de “su pensar”, Sylvia aborda la lucha que pocas mujeres habían revelado hasta entonces: la de la satisfacción carnal. Nave si rumbo y Olas y Arenas son los elegantes manifiestos que hubiesen querido escribir las feministas en los tardíos 60 y los 70 antes de quemar sus sostenes. Son dos canciones que alcanzan al cenit de la pugna de Sylvia con el amor. Rexach compara el amor con una tempestad y su cuerpo con una nave que ha de llegar a un puerto en donde culmine su viaje (el

clímax sexual). La belleza del poema, atrapado como está en música de bolero, es su capacidad sintética de una emoción compleja como lo es la insatisfacción sexual. Son dos canciones que se deben la una a la otra: Olas y Arenas revela la eyaculación prematura del amante (“Las veces que te derramas/ sobre arena humedecida, /ya creyendo que esta vez me tocarás... [...]... tú eres ola que te envuelves en la bruma/ y te disuelves en espuma /alejándoteme más”.), mientras que Nave sin Rumbo narra la tristeza y sentido de abandono de la mujer ante esa situación (“... si después de pasar la tempestad /de eso que llaman amor. ...dejarás sobre la calma, /un inmenso vacío entre mis brazos /o tal vez un corazón hecho pedazos.”). Es curioso que Sylvia introduce en estas dos canciones al hombre como “el mar” o “el capitán” y la mujer como “la arena” o “la nave”. El poderío del mar es incontenible, pero, al fin y al cabo –luego de pasar la tempestad– se convierte en algo apacible y pasivo (igual que el hombre después del clímax). El capitán, en cambio, puede cabalgar en el mar desbocado por la tormenta, y salvaguardar la nave del naufragio, pero se supone que arribe al puerto de su destino, no “sin preocupar[l]e apenas /que rumbo tomar[á]”. Un capitán que no lleva su nave al puerto predeterminado, perdería el mando de su buque y dejaría de ser “lobo de mar”. Esa pugna psicológica entre Sylvia y su amante es, a mi juicio, otra razón por la cual su obra no tuvo la difusión que merecía, y que la mantuvo y la ha mantenido marginada. El bolero es tierra de melodrama no de psicoanálisis. En su territorio residen la traición amorosa y el desengaño rozando codos con el amor eterno y la felicidad perpetua sin que asome la racionalidad de la lógica y la consideración analítica y ponderada de “eso que llaman amor”. En cambio, la obra rexachiana se detiene a considerar sofisticadamente los profundos problemas que tienen los amantes que van más allá de las traiciones y pecadillos que sufren los personajes bolerísticos comunes. Además, Sylvia, aunque consistentemente es la perdedora en la reyerta del amor, “Más una vez surgió en la vida /una gran decepción,/ de esas que surgen de pronto /destrozando lo que ya era un corazón.” o “ ...es tarde y yo no vuelvo/ a brindarte tesoros a ti,/es tarde y me esperan,/ me voy por ahí.”, queda sola y en busca de otros / 38


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amores y otras aventuras, pero con la esperanza de recuperación ya que alguien la espera “por ahí”, en otras palabras cuando ella lo quiera y lo decida. En pugna con el amor, en el desencanto con los amantes (Dios de Oro) o la pérdida de su inocencia (Yo era una Flor), Sylvia Rexach, sin embargo, nunca perdió su ternura: “Invasión de ternura/ tus pasos...” ni su capacidad para la belleza abstracta del júbilo que puede ser el recuerdo agridulce (“Muere el azul de mi cielo / con plateado resplandor,/surgen en mi alma destellos /y va ocultándose el sol.....Resplandor, no te burles de mi mal/ no me incites a llorar/ el amor que perdí...” (Anochecer). Además, siempre se mantuvo al margen de lo obvio sin olvidarse de que lo que escribía, después de todo, eran boleros: “...dime que harás cuando alguien/ sin querer me nombre /y esa lluvia de recuerdos caiga /en tu alma otra vez, ¡y entonces!” (Y Entonces). Una estrofa de bolero sin duda, mas inconfundiblemente rexachiana con su lluvia de recuerdos cayendo otra vez al alma. El “otra vez” hace el verso más original aún de lo que es y poco menos que asombroso pues revela que ya el amante ha sufrido las consecuencias de esos recuerdos, nada menos que en su alma. La pugna más crítica con el amor la condujo Sylvia al morir su hermano, y la plasmó en Alma Adentro, con la que alcanzó, en mi apreciación, el pináculo de su arte. Muchos confunden esta elegía con un lamento de la pérdida de un amor que se fue, un amor melancólico y bolerístico. En los boleros que hablan de la muerte de un amante (recuerda uno inmediatamente El Bardo, de Bobby Capó) el centro de la canción es el melodrama de alguien que perdió su amante factual o platónico, en cambio Rexach no nos permite distinguir entre lo carnal y lo espiritual en su extraordinaria canción, a menos que uno sepa de antemano de qué se trata, cuales son sus antecedentes. Uno sabe que no está ante un bolero cualquiera cuando se topa con la angustia que es esta pugna distinta que ahora libera Sylvia: “Ojos que te buscan aún sabiendo/ que no estarás a mi lado, /ojos que suplican que un milagro /te devuelva a mis brazos. /Qué difícil es entrar de lleno /a una vida sin encanto, /donde ni la pena puede ahogarse /en la inmensidad de un

llanto.” Esa incapacidad de la pena para ahogarse en el llanto inmenso de la pérdida está presente en toda la obra bolerística de Sylvia Rexach, y ella siempre sobrevivió todos los desengaños y las pugnas con el amor. Esa fortaleza de espíritu, esa tenacidad a vivir la vida bajo sus condiciones, estuvo acompañada de la tenacidad de Sylvia Rexach de no subvertir su arte a la banalidad que es muchas veces el contenido del bolero para mejor venderlo, a pesar de que seguro necesitaba el dinero. En vez, escribió “jingles”: “Caprice, el mejor y el más fino, calzado femenino, Caprice.” Y me imagino que, para sobrevivir, al mismo tiempo que perseguía su vocación de músico, formó un grupo, las “Damiselas” que cantaba sus composiciones en un bar al que fui algunas veces que, si la memoria no me traiciona, estaba en la Ponce de León casi esquina Mayagüez en Hato Rey. Allí me enamoré de su obra y, en aquel momento, particularmente de Matiz de Amor. La pugna del amor mantuvo a Sylvia Rexach en un sitial en que su pensar, sin importarle el resultado, siempre predominó sobre la expresión fácil, y la trasmisión de su sentir en sus boleros fue profunda y complicada, según se lo dictaba su conciencia (y posiblemente el subconsciente). Esa pugna, la de la integridad de su arte contra el alcance de su popularidad, la ganó desde el principio. Por ello los puertorriqueños, luego de habernos olvidado un poco de ella, la hemos convertido en uno de nuestros valores icónicos. Las “riquezas” que no acumuló en vida aún las está cosechando.

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Humanidades para nuestros tiempos: reflexiones y perspectivas Conversatorio junto a facultad de la División de Artes Liberales y colaboradorxs de la revista Cruce: Prof. Sonia Cabanillas Dr. Martín Cruz Dr. Carlos García Dra. María Vilches Moderado por Dra. Roxanna Domenech

Fecha: 18 de noviembre de 2020 Hora: 10:00am Lugar: Facebook live UAGM, Recinto de Cupey

Auspiciado por la Revista Cruce División de Artes Liberales UAGM, Recinto de Cupey

Información: rdomenech1@uagm.edu o editorescruce@uagm.edu 41 / REVISTA CRUCE: INTERVENCIONES


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