Cruzando los 12 (Revista Cruce - 24 de abril 2023)

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Arte en portada:

Afiches de arstistas variadxs

Montaje:

Anto Gamunev

24 de abril de 2023: Cruzando los 12

Junta Editora:

Roxanna D. Domenech { Directora

Anto Gamunev

Sonia Cabanillas

Martín Cruz Santos

Juan Carlos Fret-Alvira

Carlos García

Jorge Luis Torres

Alexandra Pagán Vélez { Lectora externa

Hugo R. Viera Vargas { Lector externo

Junta Asesora:

Evelyza Crespo

Luis Iturralde

Balbina Rojas

Sugelenia Cotto { Presidenta

2 / REVISTA
SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA
CRUCE: CRÍTICA

Para colaborar:

En Cruce publicamos artículos de investigación, reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea.

Toda persona que desee colaborar deberá enviar su artículo por correo electrónico, comprometiéndose a que dicho texto respeta las normas internacionales en materia de conflicto de intereses y normas éticas.

Los escritos se someterán a estricto arbitraje y proceso de edición y corrección, por lo que la colaboración puede sufrir alteraciones, a menos de que se trate de un texto literario.

Nos enfocamos en los siguientes temas:

Política y sociedad: Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales.

Letras: Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos.

Arte: Los escritos dedicados al análisis, el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor.

Cine: Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Se aceptan formatos audiovisuales.

Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor.

Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista editorescruce@uagm.edu

ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 3

La educación general en la universidad del s. XXI

Martín Cruz Santos

Las violencias cotidianas y la resignación como corolario

Nitza Rodríguez

Los avistamientos (La Parguera)

Aravind Enrique Adyanthaya / María Lucía (Lulú) Varona

Desde el sur

María Isabel

Encuentro con la voz de Reverón

Claritza Peña

Expo Cruce: Cruzando los 12

Editorxs Cruce

Yocasta mecánica

Jorge L. Torres Hernández

Reseña de “En nombre del padre” de Fernando Operé

Gabriel Puig Rullán

Comentario sobre Callejón de los gatos

Luis Rodríguez Martínez

Apuntes al margen de La pasión de vivir… de Sylvia T. Domenech

Mario Cancel Sepúlveda

La promesa

Ana María Fuster Lavín

No me enseñaste

Anto Gamunev

Convocatorias a diversos proyectos

ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 5
p.20 p.08 p.64 p.68 p.72 p.74 p.78 p.62 p.68 p.24 p.30 p.36 p.42 p.60 p.52 Índice

Cruce presenta su edición de abril 2023 titulada Cruzando los doce. En esta ocasión exhibimos el arte de Anto Gamunev en la portada con una representación de las diferentes portadas de la revista a través de los 12 años desde el lanzamiento de la primera edición especial de Cruce en el 2011. Estas, junto a otras portadas, forman parte de una exposición conmemorativa de los 12 años de la revista en la UAGM, Recinto de Cupey desde el 18 abril en adelante (p. 42).

Cruzando las doce cuenta con ensayos de reflexión e investigación, reseñas, cuento, poesía y otras expresiones creativas. Comenzamos con un segundo ensayo reflexivo de parte del Dr. Martín Cruz Santos titulado “La educación general en la universidad del siglo XXI” (p. 8). En este Cruz Santos plantea que:

la universidad del siglo XXI es afectada por la proximidad al epicentro del cambio de época. Convocada históricamente a pensar el mundo y a crear conocimientos, el esclarecimiento del devenir en tiempos de incertidumbre la deja sin certezas confiables. No es menor el reto para la educación general. Preparar para la vida sin conocer a ciencia cierta dónde estamos y hacia dónde vamos es un reto formidable. Lo es, porque quiebra el conformismo y la mediocridad de mantenerse fijada en un guion preestablecido e invariable pletórico de verdades universales y moldes clásicos para lograr el estatus de personas cultas. (p.16)

Asimismo, este número integra otro ensayo reflexivo de parte de la profesora de la UAGM, Cupey, Nitza Rodríguez (p. 20). En “Las violencias cotidianas y la resignación como corolario” Rodríguez nos dice que “Si somos capaces de entender la vinculación entre las violencias cotidianas y las desigualdades, la vinculación de la resignación y la falta de intencionalidad de acción frente a las violencias cotidianas, podremos asumir con criticidad un compromiso real que pudiese dirigirnos al cambio” (p.22). Claritza Peña también nos comparte un ensayo muy interesante titulado “Encuentro con la voz de Reverón” (p.36). Esta edición recoge, además, un cuento del reconocido escritor y dramaturgo Aravind Enrique Adyanthaga acompañado por el arte textil de María Lucía “Lulu” Varona (p.24) y tres reseñas de publicaciones de envergadura. La primera reseña es de “En nombre del padre” de Fernando Operé (p. 60), la segunda reseña presenta un comentario de Luis Rodríguez sobre “Callejón de los gatos” de Ana María Fuster (p.64). Mientras que la tercera contiene un análisis de Mario Cancel Sepúlveda sobre el libro “La pasión de vivir: Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli (1915-2011)” de Sylvia Domenech Fernández (p.68).

Por otra parte, María Isabel expone una serie de fotografías de paisajes captados en el área sur de Puerto Rico (p. 30) y Anto Gamunev presenta “No me enseñaste” (p.74). De igual forma, la edición incluye una pieza creativa titulada “Yocasta mecánica” del especialista en artes escénicas, Jorge Luis Torres Hernández (p. 52) y un poema inédito muy emotivo de la reconocida escritora Ana María Fuster Lavín (p. 72).

Concluimos esta edición destacando varias convocatorias relacionadas a proyectos, iniciativas y actividades de interés (78). Pueden disfrutar de este nuevo número: Cruzando los doce enhttps://issuu.com/revistacruce.

Gracias por sus colaboraciones y lectura a través de estos pasados doce años. ¡Esperamos continúen cruzándose con nosotrxs!

editorescruce@uagm.edu

ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 7 Nota editorial

Martín cruz santos

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

8 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA
La educación general en la universidad del siglo xxi
POLÍTICA
SOCIEDAD
Y

“La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la condición humana. Estamos en la era planetaria; una aventura común se apodera de los humanos donde quiera que estén. Estos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo cuanto es humano” (Morín, 1999, p.30)

Resumen

Investiga la pertinencia de la educación general en las universidades puertorriqueñas en el siglo XXI. Propone hurgar respuestas a la pregunta ¿qué educación general para qué universidad? a la luz de los aportes teóricos de varios académicos especialistas en el tema. Aborda las posibilidades de una educación general transdisciplinaria capaz de integrar el diálogo con diversos saberes pertinentes al ser humano del mundo contemporáneo. Se discuten las consecuencias de la modernidad líquida (Baumann, 2005) y la democracia desgarrada (Alicea, 2018) en la educación general.

Palabras claves

Educación general, universidad, transdisciplinariedad, complejidad, diversidad cultural, currículo, modernidad líquida, decolonial, democracia, humanidades.

Abstract

Researches the relevance of general education in Puerto Rican universities in the 21st century. It proposes searching for answers to the question: what general education and for what university? considering the theoretical contributions of various academic specialists in this subject. It addresses the possibilities of a transdisciplinary general education capable of integrating dialogue with diverse knowledge relevant to the human being of the contemporary world. This essay discusses the consequences of liquid modernity (Baumann, 2005) and torn democracy (Alicea, 2018) in general education.

Key Words

General Education, university, transdisciplinary, complexity, cultural diversity, curriculum, liquid modernity, decolonial, democracy, humanities.

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Recuerdo que a finales del siglo pasado era común entre universitarios decir que la universidad del siglo XXI no debería ser como la habíamos conocido hasta aquel presente. Sabíamos que los cambios culturales, económicos y tecnológicos del siglo veinte nos habían ocupado con múltiples retos que serían sumados a otros por venir. Los desafíos de hoy son el futuro de ayer. En las poco más de dos décadas transcurridas de esta centuria prolifera la producción de reflexiones, estudios e investigaciones que enfocan la reactualización de la institución universitaria de cara a la búsqueda de adecuarse al mundo actual y continuar siendo pertinente. Es en este contexto que debemos auscultar el lugar que ocupa o debe ocupar la educación general en la universidad del siglo XXI en Puerto Rico.

En un escrito enjundioso de la autoría del colega Waldemiro Vélez Carmona, quien ha dedicado esfuerzos significativos a la investigación, enseñanza y difusión teórica de la educación general, el catedrático arguye sobre los retos que la disciplina enfrenta:

Para que la Educación General salga fortalecida de estos, tanto en términos de su reconocimiento y vitalidad intelectual, como en su espacio en la estructura curricular y organizacional de las universidades, se requieren abordajes novedosos en su renovación teórica y filosófica, así como en sus fundamentos y prácticas pedagógicas para que sean más relevantes y estimulantes, sobre todo para los estudiantes. (Vélez, 2014, p. 14)

Agrega a la argumentación la necesidad de reconocer e incorporar la diversidad cultural en todas sus manifestaciones posibles y cuestiona la noción del conocimiento perpetuo y que es el mismo en todas partes, entiéndese, universalista. Alude a las concepciones de la complejidad del conocimiento y la transdisciplinariedad que el reconocido sociólogo francés Edgar Morin ha profundizado como principios de un conocimiento oportuno para la educación del futuro (Morin, 1999).

Acorde con lo propuesto por ambos pensadores, considero que es preciso trascender los esquemas epistemológicos, pedagógicos y metodológicos de antaño para interpretar la realidad sociocultural que nos interpela. Los saberes que ocupan el espacio vasto de la educación general no agotan las posibilidades del conocimiento apropiado para el desarrollo humano y social de quienes aprendemos y enseñamos. Amerita la docencia integradora de conocimientos diversos para un aprendizaje complejo y pertinente para la vida. Acaso es la observación expresada por Eloísa Gordon Mora, especialista en Ciencias Políticas, temas de género y ciudadanía democrática, cuando advierte una “contradicción principal: la distancia que a menudo exhiben las expectativas del currículo universitario vis a vis el nivel de destrezas y competencias académicas que exhiben los estudiantes” (Gordon, 2013, p. 1). La autora, quien fuera académica en Puerto Rico antes de radicarse en Estados Unidos, dirige su análisis hacia la dicotomía habida entre un “currículo enfocado en la enseñanza basada en contenidos y la memorización de estructuras, lo cual no tan solo no logra capturar su interés (del estudiantado), sino que no promueve el desarrollo de sus capacidades de análisis crítico” (Gordon, 2013, p. 1). Hay una brecha que se torna abismal entre lo que juzgamos merecedor de ser sabido y los saberes pertinentes cambiantes de nuestra época.

Desde luego que son variadas las perspectivas sobre el tema como también las recomendaciones para enfrentar los retos. En este ensayo proponemos aportar al diálogo y la dilucidación de un asunto apremiante cuyas líneas de investigación están abiertas para hacerlo.

¿Qué educación general para qué universidad?

Corremos el riesgo de incorporar respuestas anacrónicas a preguntas urgentes que emergen de las aristas inherentes a realidades sociales, locales y mundiales de un mundo que cambia vertiginosamente. El peligro de amputar partes de un paradigma de educación general pretérito para transmutarlo a otro contexto es evidente. Waldemiro Vélez Carmona adjudica una de las causas a la:

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Política y sociedad Introducción

…excesiva identificación de la Educación General con una de sus modalidades (la prescripción fundamentada en el Canon Occidental) ha conducido a muchas personas, incluyendo a los responsables de las políticas públicas sobre educación superior, a pensar que la Educación General está pasada de moda y que ha perdido toda su pertinencia, por lo que no se justifica continuar dedicándole unos recursos cada vez más escasos y competitivos. (Vélez, 2014. p. 14.)

Probablemente, no solo falta repensar el concepto, sino la estructura organizacional universitaria donde tal modalidad permanece como un pilar inalterable. La desvaloración de la educación general indebidamente identificada con un modelo educativo que ha extraviado su pertinencia es sintomática.

La educación, no solo la general, debe capacitar para la vida, repitámoslo hasta la saciedad. Por tanto, la universidad del siglo XXI, aunque se proclame repensada, renovada y al servicio del desarrollo humano y social, pierde vigencia si no es un espacio creativo que propicie la construcción de conocimientos y experiencias capaces de promover cambios en el contexto histórico donde se ubica. Puerto Rico urge de universidades menos responsivas a las demandas del mercado y más comprometidas con el propósito mencionado. Al respecto, en otra ponencia de nuestra citada Eloísa Gordon, la investigadora aduce razones para indagar en las consecuencias de basar la formación universitaria en las expectativas del mercado en tiempos de desempleo e incertidumbre (Gordon, 2014). Afirma que las contradicciones profundas en el mercado actual de empleos llevan a cuestionar “cuál es el mérito práctico laboral de una educación universitaria para la generación del milenio” (Gordon, 2014, p. 154-155). Si la interrogante es respondida con medidas de adecuación al mercado solamente, la universidad no encontrará su sitial en este siglo. Es preciso hurgar en otras esferas donde la universidad y la particularidad de la educación general encuentren su razón de ser para el mundo actual.

Ciertamente, hallar el rumbo merece apoyar centros de estudios con plena libertad para el trabajo académico bien incentivado. Con programas de estudios transdisciplinarios- aspecto al que dedicaremos un apartado más adelante- y abiertas a la participación estudiantil en la toma de decisiones que atañen a la totalidad de la comunidad universitaria. En tiempos de crisis económica, de la creciente pérdida de confianza en la institucionalidad gubernamental, la demografía trastocada por la ola migratoria imparable, la baja poblacional y el envejecimiento consecuente, es imperativo analizar la realidad social inmediata con miradas mundiales amplias, críticas y acuciantes. El entorno laboral es solo una parte, muy importante, claro está, del panorama social complicado al cual no es ajeno la universidad. Sin embargo, las condiciones materiales inmediatas habitan dentro del espectro mundial, y, en conjunto, deben ser las variables para tomar en consideración en la planificación, creación, evaluación y los cambios en la innovación del conocimiento mediante los diversos programas y experiencias académicos.

Renovar la universidad del siglo XXI implica vivirla no como “un mero reflejo de su entorno, sino un dinamo que genera propuestas para la transformación continua de la sociedad” (Vélez, 2000, p. 25). Al respecto, suscribimos las ideas expuestas por el académico Dennis Alicea en su obra titulada Educación en una democracia desgarrada: “Defiendo la educación como proyecto ético, como un proyecto que provoca la transformación personal de los valores éticos e intelectuales para los seres humanos” (Alicea, 2016, p.10). Comprendemos que en todas las épocas de la humanidad ha habido producción de conocimientos y modos de ser y estar en la realidad antropoética (concepto acuñado por Morin), más nos toca ubicarnos en el tiempo y lugar para aupar el desarrollo integral del estudiantado contemporáneo.

Otro académico puertorriqueño, Rafael Aragunde, advertía el paso inevitable de la universidad por una etapa de incertidumbre y realineamiento en su ensayo que lleva por título Realineamiento universitario en la Isla de Puerto Rico publicado hace más de una década (Aragunde, 2011). La situación responde a causas internas y externas, pero, principalmente, a la crisis económica y demográfica. Aunque su ensayo aborda la situación peculiar de la Universidad de Puerto Rico, salvadas las diferencias entre las universidades públicas y las privadas, el conocimiento que arroja el documento es extrapolable a toda la institucionalidad educativa del País. Las instituciones de educación superior enfrentan retos inéditos, en particular, los financieros, porque la masificación

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educativa experimentada en Estados Unidos y Puerto Rico después de 1945 al final de la guerra, pero con mayor auge desde la década de 1970, se ha visto frenada en el siglo XXI. Los presupuestos operacionales disminuyen continuamente a causa de una población estudiantil cada vez menor y que los ingresos económicos que solventan las finanzas dependen de las matrículas pagadas, en su mayoría, con fondos provenientes del Departamento de Educación de los Estados Unidos (U.S. Deparment of Federal Education). Situación que repercute en la calidad educativa y la configuración de los currículos en cuanto a la cantidad de créditos contenidos y el tiempo establecido para completar un grado universitario. Un área que suele sufrir los embates del realineamiento continuo es la educación general.

¿Cómo se reconfigura este ente académico frente a la crisis histórica de Puerto Rico en el siglo XXI? Sin duda alguna, la prevalencia de la educación general es una apuesta que debe acompañar la reconceptualización de la universidad, que pasa, indiscutiblemente, por las debidas modificaciones de los currículos de los programas subgraduados. Según Waldemiro Vélez Carmona, “la transformación curricular del bachillerato universitario debe apuntar al fortalecimiento de una modalidad de Educación General que a la vez que promueva la integración y creación de nuevos conocimientos, sirva de vínculo comunicante para toda la educación universitaria” (Vélez, 2000, p. 25). Significa que es tiempo de afianzar la transdisciplinariedad a la que hemos aludido, pero no profundizado. Adentrémonos en el concepto y por qué representa un reto para la práctica de la educación general hoy.

Hacia una educación general transdisciplinaria

La transdisciplinariedad es una estrategia de indagación que busca acceder y comprender conocimientos nuevos o reinterpretaciones de los ya conocidos mediante el diálogo pluralista entre disciplinas diversas que coinciden en el entendimiento de la realidad como una totalidad. A diferencia de lo inter y multidisciplinario, el abordaje del objeto de estudio no ocurre desde varias disciplinas que comparten metodologías y marcos teóricos entre ellas. Analizar la complejidad supera la especialización en lo propio de cada una de las partes del todo. Si la visión es transversal, la unidad del conocimiento no surge de los hallazgos que cada disciplina aporta por separado a un objetivo en común, sino del marco de referencia adoptado como espacio de tangencias para la consecución de un saber que rebasa las fragmentaciones científicas y nos aproxima al paradigma de lo complejo.

Interesantemente, la raíz etimológica del término coadyuva bien al entendimiento de su significado. El prefijo “trans” (del latín) significa al otro lado de, a través de; disciplinariedad también es de origen latino, y en ese idioma la palabra disciplina nos retrotrae a la enseñanza e instrucción. Fue Jean Piaget quien introdujo la transdisciplinariedad en la década de 1970, sin embargo, ha sido Edgar Morin, propulsor del pensamiento complejo, el teórico a quien debemos el esclarecimiento de la importancia de trascender los modos dominantes de construir el conocimiento. Para este sociólogo y filósofo francés:

…la transdisciplina representa la aspiración a un conocimiento lo más completo posible, que sea capaz de dialogar con la diversidad de los saberes humanos. Por eso el diálogo de saberes y la complejidad son inherentes a la actitud transdisciplinaria, que se plantea el mundo como pregunta y como aspiración. (Morin, 2019).

Ambos conceptos están vinculados estrechamente y su unidad conceptual favorece el pensamiento dialogal imprescindible, a mi juicio, cuando visualizamos la vida humana y el compromiso social transformador como ejes de la educación general.

Ahora bien, hay un largo camino por recorrer entre los modelos prescriptivos y distributivos de los currículos tradicionales y una praxis educativa realmente compleja que represente una ruptura con las estructuras rígidas e infranqueables. Como aseverara Rafael Aragunde en su ensayo titulado Una deliberación filosófica para tiempos de procesos educativos inciertos (Aragunde, 2013), en referencia a la ausencia de deliberaciones filosóficas en las experiencias académicas, que no ocurren, porque:

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Política y sociedad

…en nuestros tiempos hay múltiples instituciones con currículos orientados a los grandes temas de todos los tiempos que curiosamente excluyen asuntos que sí han sido de importancia a través de todas las épocas y que son los mismos sobre los cuales estudiantes de todos los niveles tienden a apasionarse. (Aragunde, 2013, p.7)

Que la ruta sea extensa y ardua no supone la imposibilidad del cambio, pero sí equiparse con la voluntad férrea para transgredir los modelos fundacionales e incluso las modificaciones hechas luego como adecuaciones para otros tiempos y contextos sociales.

Considero que la transdisciplinariedad es un reto que concierne a la educación general en la universidad del siglo XXI, porque vivimos en un mundo globalizado e interconectado donde la diversidad cultural ha tomado por asalto la pretendida cultura hegemónica mundial impuesta por los procesos de globalización económica de la segunda mitad del siglo XX. Corresponde edificar saberes humanizadores capaces de atravesar y trascender las disciplinas de las llamadas ciencias sociales, las ciencias humanas, las científicas y tecnológicas. El cambio estriba en que la meta cifrada para investigar los conocimientos que reconocemos como pertinentes, universales y dignos de ser aprendidos “ya no se circunscribe a la disciplina, sino que intenta una comprensión del mundo bajo los imperativos de la unidad del conocimiento” (Morin, 2019).

En Puerto Rico, uno de los aspectos a considerar para enfrentar este reto es superar el eurocentrismo, la occidentalización y la dependencia colonial académicas para encausar una educación general que responda a las necesidades del estudiantado contemporáneo. Nuestro punto de partida debe ser la realidad política particular de la relación con los Estados Unidos de Norteamérica y sus consecuencias en los procesos educativos y la producción del conocimiento. En palabras del catedrático jubilado Julio V. Montalvo Del Valle: “También es importante contextualizar e identificar el lugar desde donde se formula el conocimiento al analizar la aportación de diversos saberes producidos a través de la historia ya que son saberes situados” (Montalvo, 2021, p. 44). En su ponencia presentada en el XII Simposio Internacional de Estudios Generales de la Red Internacional de Estudios Generales (RIDEG) en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), República Dominicana, el académico precisó “revisar críticamente los planes de estudios o currículos que permitan posturas éticas y acciones prácticas correspondientes a esta forma de docencia decolonial y transdisciplinaria” (Montalvo, 2021, p. 43). Coincidimos con la argumentación del autor porque apela al carácter transdiciplinario adecuado a una realidad social determinada cuyas peculiaridades deben ser enfocadas, dialogadas, investigadas y constituidas como integrantes de los saberes entreverados en la educación general.

No basta conocer ángulos de la historia de un pueblo, cuáles son, a grandes rasgos, las ciencias que estudian las diferentes actividades o producciones simbólicas humanas y sociales, las disciplinas científicas que proveen conocimientos sobre el mundo natural, las reglas gramaticales de los idiomas hablados en la Isla, las operaciones matemáticas fundamentales y el uso de las tecnologías de la información, entre otros conocimientos generales, para lograr hacer de la educación general una integralidad compleja. Si la subjetividad de los seres humanos y ciudadanos que estudian, enseñan y habitan el archipiélago puertorriqueño ubicado en el Caribe, pero con lazos históricos que miran hacia el norte, con sus perspectivas diversas y contradictorias, quedan descontextualizada, hacemos un flaco servicio no solo a la educación universitaria, sino, lo que es peor, al desarrollo de la sociedad.

Los ámbitos multifacéticos del terreno fértil de la educación general transdisciplinaria potencian el cultivo de vivencias liberadoras. Hasta hace poco tiempo el concepto humanidades, tan relacionado históricamente con el tema, evolucionó hasta llegar significar la formación más completa para el desarrollo holístico del ser humano, entiéndase, estudiante en nuestro caso. La pedagogía de la educación general promovía el desarrollo físico, intelectual, moral, espiritual, estético y ciudadano. Desde un lugar privilegiado en el andamiaje académico, cobijado por la universalidad de un cúmulo de conocimientos acumulados y aceptado como el saber culto, el entramado humanista dirigió el devenir de este componente educativo enclavado en la misión de la universidad. No obstante, en la actualidad las universidades transitan por vías de renovación programática como respuesta al mercado laboral y profesional, la inmediatez en la reinvención institucional para la sobrevivencia, la competencia

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CONTEMPORÁNEA
CRÍTICA SOCIO-CULTURAL

“Son diversas y tal vez insospechadas las respuestas que continuamos ensayando, porque la universidad del siglo XXI es afectada por la proximidad al epicentro del cambio de época. Convocada históricamente a pensar el mundo y a crear conocimientos, el esclarecimiento del devenir en tiempos de incertidumbre la deja sin certezas confiables. No es menor el reto para la educación general. Preparar para la vida sin conocer a ciencia cierta dónde estamos y hacia dónde vamos es un reto formidable. Lo es, porque quiebra el conformismo y la mediocridad de mantenerse fijada en un guion preestablecido e invariable pletórico de verdades universales y moldes clásicos para lograr el estatus de personas cultas.”

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en el reclutamiento de estudiantes de nuevo ingreso y la retención de los matriculados a como dé lugar. En esa vorágine, la centralidad de las humanidades tradicionales en el currículo universitario pierde el valor prioritario. Cabe preguntarse si la pérdida arrastra consigo a la educación general irremediablemente o, por el contrario, propicia, la construcción de otras avenidas por donde la transdisciplinariedad circule mejor.

El vaciamiento de la educación general en la “modernidad líquida” y la “democracia desgarrada”

Dos obras de Zygmunt Bauman y Denis Alicea respectivamente inspiran la selección del subtítulo de este apartado. El sociólogo polaco (1925-2017) publicó el ensayo titulado Los retos de la educación en la modernidad líquida (Bauman, 2005) y extendió su análisis de la sociedad occidental del presente a la esfera educativa basado en el concepto de la modernidad líquida acuñado por él. Ya hemos citado al filósofo y educador puertorriqueño Denis Alicea en relación con el panorama de la educación en lo que él denomina una democracia desgarrada (Alicea, 2018). Ambos atienden el tema de la crisis educativa en el mundo cambiante del siglo XXI. La palabra kénosis, proveniente del idioma griego (κένωσις), significa vaciamiento. Usualmente ha estado asociada al discurso religioso cristiano para figurar la renuncia, el despojo o la extracción de los atributos divinos de un dios a través de la encarnación en la humanidad y la personalización cultural en un mortal. Traído al plano secular que nos concierne, el vaciamiento de la educación general refiere a los cambios rápidos, continuos, efímeros y desconcertantes acontecidos en el contexto histórico del declive de la modernidad y sus efectos adversos en la formación cultural universitaria.

Bauman adscribe el fenómeno de la educación líquida a la inmediatez, velocidad, utilidad, especialización y ausencia de certezas aparentemente sólidas habidas en la modernidad, pero, venidas a menos en tiempos recientes. La educación con base científica y de fundamentos duraderos cuyos conocimientos podían ser comunicados mediante la enseñanza y el aprendizaje cimentaban el paradigma educativo moderno. Por el contrario, en la modernidad líquida, es decir, diluida, que fluye sin adquirir estado sólido en momento alguno, la educación, de ser considerada un proceso, pasa a verse como un producto completo e instantáneo. Uno cuya adquisición y consumo son condicionadas por la obsolescencia programada. Mientras más rápido se complete el curso y el grado final, mejor, porque no hay tiempo que perder. No sea que la información acumulada y la capacitación técnica para ser un profesional certificado conviertan al egresado en un recurso obsoleto para el mercado laboral, que es tan cambiante como la tecnología utilitaria.

Consideremos la reflexión del autor a tenor con la respuesta a una pregunta que es normal en el escenario de la universidad y también en las profesiones distintas: ¿Dónde recibió usted su educación o de qué universidad se graduó? Afirma Bauman que la respuesta esperada conlleva implicaciones:

La implicación es que el graduado aprendió todo lo que necesitaba saber acerca de las técnicas y las aptitudes, aspiraciones y valores de la lengua, las matemáticas y todo el conocimiento acumulado sobre las relaciones del hombre con otros hombres, así como también su deuda con el pasado, el orden natural y su relación con él: en suma, todo aquello que necesitaba saber, es decir, que se exigía para obtener un determinado empleo (Bauman, p. 24-25)

Tal aprendizaje, aunque basado en elementos de la cultura general, se vacía en las especificidades requeridas para alcanzar no el éxito en el desempeño profesional y ciudadano, sino, en el mínimo de probabilidades de estar cualificado para un empleo sin expectativas de permanencia. No es novel el asunto. Bauman reconoce que la historia de la educación, como cualquier proceso social, registra que los postulados tenidos como confiables en una época pierden pertinencia en la realidad social de otra (Bauman, p. 27). Son tiempos de crisis donde los contenidos y vacíos educativos quedan al descubierto.

Por su parte, Denis Alicea discurre sobre la parcelación de los saberes y sus efectos en la educación como pilar de la vida ciudadana. En su pensamiento filosófico, las continuidades y discontinuidades en las experiencias y los conocimientos trabajados por docentes constituyen un arte. No obstante, la búsqueda de las causas últimas, la

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Política y sociedad

formación continua, el estímulo de la imaginación y el entendimiento de modo autónomo y autodisciplinado en el forjar del conocimiento quedan vaciados de contenidos y potencialidades en el fraccionamiento no solo de las disciplinas y los saberes que ellas producen y comunican, sino del ser humano mismo.

Alicea critica el mal funcionamiento del sistema educativo de Puerto Rico. Encuentro en sus afirmaciones la coincidencia con las reflexiones de Bauman, porque los dos pensadores proyectan el desencanto por las prácticas educativas bancarias, consumistas, de corte empresarial y mercantil para las cuales el producto educativo se vende mejor al detal y sin pretensiones de comprensión de la totalidad para quien lo produce o consume. El autor señala directamente al sistema vigente como causante del vaciamiento y distanciamiento entre lo que se enseña y aprende y la realidad cultural inmediata:

Algo radical funciona mal en un sistema educativo que fragmenta al ser humano en parcelas intocadas; ora desarrolla el cerebro en las ciencias, matemáticas y tecnología, ora desarrolla el humanismo y la sensibilidad estética. Como si la realidad fuera de suyo fragmentada, compartamentalizada hasta el absurdo, mostrando de paso una pobre memoria histórica. No siempre fue de esta manera. Las ciencias y las artes caminaron unidas por mucho tiempo. La incultura general diplomada parece ser una hechura exquisita de nuestra época. (Alicea 2016, p. 24)

Su crítica asigna al estudiantado el rol protagónico del proyecto educativo. Aspecto que debemos reivindicar con ahínco, porque en la maraña de cambios agolpados que suscita la crisis económica y las visiones corporativas de las administraciones universitarias pasamos por alto que la presencia estudiantil en las universidades es distinta a los productos de consumo inmediato disponibles en los escaparates de las tiendas. Que la cantidad de estudiantes matriculados no es sinónimo de participación cualitativa en la vida universitaria.

En concordancia con el pensamiento de Denis Alicea, en un artículo que publicamos a dos manos, voces y pensamientos, la estudiante Cielo Naara Ríos Camacho y yo en los tiempos álgidos de la pandemia planteamos que: ser estudiante en determinado centro de educación es ser partícipe de un proyecto en construcción en el cual todos aprendemos activamente. Sea en la toma de decisiones, evaluando los resultados, proponiendo cambios, aprendiendo a aprender, en fin, desarrollando las competencias para vivir el compromiso personal, cívico y profesional, crecemos intelectual, ética y socialmente. (Ríos y Cruz, 2021, p. 11.)

Nuestra reflexión aporta a la búsqueda de imbricar los contenidos y vacíos del proceso de la enseñanza y el aprendizaje compartido por quienes somos partícipes de tan importante constructo social. Hay unidad de propósitos y tangencias con las preocupaciones expuestas por Alicea, puesto que al final del camino y en alusión a la cita previa, la estudiante y yo recomendamos:

Para alcanzar el ambiente creativo y propicio de la libertad para construir el conocimiento, las escuelas, los colegios y las instituciones de educación superior están convocadas a abrazar tamaño reto sin el cual el crecimiento sucumbirá en la satisfacción efímera con los logros cuantitativos disminuidos de las matrículas y los discursos de autocomplacencia propios de la posverdad, realidad afincada en las falacias perennes (Ríos y Cruz, 2021, p.11)

No todo es desasosiego en la educación universitaria ni en la “democracia desgarrada”, pero, la carencia de estabilidad inquieta sacude y compromete, y no es para menos.

Podemos encontrar evidencias fehacientes del vaciamiento de la educación general que nos afecta y que procuramos remediar, sin embargo, no debemos confundir los síntomas con las causas de la enfermedad. ¿Qué docente no ha dicho, escuchado y experimentado que hay deficiencias notables en las competencias básicas de comunicación oral y escrita del estudiantado universitario? Es observable que la situación es preocupante igualmente cuando nos referimos a las destrezas de pensamiento crítico y análisis de la realidad social. Sumémosle aspectos de índole cuantitativo y de visión histórica. Queda estipulado el problema, pero, reitero, son indicios de

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un mal mayor localizado en el contexto social de Puerto Rico. Las universidades comparten responsabilidades con otras instancias de la “democracia desgarrada” y la educación que producen no es ajena al sistema político, económico y cultural en estado líquido y desgastado en que vivimos. Por el contrario, juegan un rol central en la medida que reproducen el orden establecido y responden a las necesidades de mercado. Levantemos bandera: no cabe en las misiones universitarias ser solo reflejos de las sociedades, “sino que pueden pretender forjar y cambiar ese contexto en que se encuentran” (Hurtado, 2014, p. 28).

La educación general en la universidad del siglo XXI, repensada junto con la reconceptualización del modelo de esta institución nacida en el medioevo europeo, y contextualizada en el Puerto Rico de hoy, amerita superar algunas percepciones enquistadas. Por un lado, la noción de ser la panacea contra las consecuencias defectuosas de la escolaridad. Por otro, el carácter propedéutico como antesala de la preparación sólida, es decir, la profesional o de concentración; visión que convierte a la educación general en una especie de auxiliar del “conocimiento importante”. De mayor peso es sacudirse de la subordinación al mero cumplimiento de cursos y prontuarios rígidos en los cuales la disciplina en cuestión no pasa de ser una traba curricular atada a temas inalterables y mandatorios. De todas ellas, la enajenación de la realidad social inmediata para dedicarse a auscultar conocimientos universales, atemporales, clásicos e inamovibles es el reto mayor, porque, sin saberes pertinentes para la vida, la educación general es un vacío sin sentido.

Conclusión

Asistimos a un cambio de época desde las postrimerías del siglo XX. La modernidad otrora vista como el paradigma indiscutible para entrar a un futuro prometedor se ha diluido en una posmodernidad todavía a tientas. Mientras tanto, la educación como fundamento que acompañó la propagación de las certezas del conocimiento en el mundo moderno, con la universidad como baluarte de la investigación científica y la formación de seres humanos, ciudadanos y profesionales, es sometida a duras pruebas. En este ensayo hemos expuesto reflexiones nacidas al fragor de los cambios culturales vividos con vértigo en las universidades de Puerto Rico en las décadas y el tiempo extra transcurridos de este siglo. La educación general es el hilo conductor que nos trae hasta esta conclusión. ¿Qué educación general para qué universidad? es la pregunta guía formulada para dirigirnos por la ruta de la comprensión de un asunto que en la agenda universitaria debe tener prioridad: qué formación cultural para qué país o el porqué de la educación general.

Son diversas y tal vez insospechadas las respuestas que continuamos ensayando, porque la universidad del siglo XXI es afectada por la proximidad al epicentro del cambio de época. Convocada históricamente a pensar el mundo y a crear conocimientos, el esclarecimiento del devenir en tiempos de incertidumbre la deja sin certezas confiables. No es menor el reto para la educación general. Preparar para la vida sin conocer a ciencia cierta dónde estamos y hacia dónde vamos es un reto formidable. Lo es, porque quiebra el conformismo y la mediocridad de mantenerse fijada en un guion preestablecido e invariable pletórico de verdades universales y moldes clásicos para lograr el estatus de personas cultas.

Avanzamos con retrocesos, desvíos, aciertos y desaciertos cuando tratamos de perfilar la pertinencia de la educación general. Educar para la vida en Puerto Rico en el contexto de un mundo cuyo presente es crítico y el futuro inmediato es difícil de prever incita a superar retos y abrazar la apertura al cambio. Estudiantes y docentes diseminados en la gama de las disciplinas representadas en el quehacer universitario, miembros de las comunidades universitarias en general, todos somos protagonistas responsables de la toma de decisiones acertadas para configurar la universidad del siglo XXI. Una en la que la transdisciplinariedad sea el ejercicio normal y no la excepción para encarar la complejidad. Es un reto tan grande como nuestra esperanza activa.

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Política y sociedad

Referencias

Libros

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Aragunde, Rafael. (2011). Realineamiento universitario en la isla de Puerto Rico. Revista Gestão Universitária na América Latina - GUAL, 4(1),82-109 ISSN: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319327510006

____________________. Una deliberación filosófica para tiempos de procesos educativos inciertos: http://kalathos.metro.inter.edu/kalathos_mag/publications/archivo11_vol7_no1.pdf

Edwards, Eva de Lourdes y Pérez Herranz, Carmen Angélica. Espacios Urbanos, espacios de interdisciplinariedad. Ponencia presentada en el V Simposio Internacional de Estudios Generales. 6,7 y 8 de noviembre de 2013 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras: https://www.rideg.org/wp-content/uploads/2014/04/Estudios-Urbanos-%e2%80%93Espacio-de-Interdisciplinariedad.pdf

Gordon Mora, Eloísa. (2013). Hacia una docencia integradora de saberes, experiencias de la vida real y propuestas proféticas. Ponencia presentada en el V Simposio Internacional de Estudios Generales. 6, 7 y 8 de noviembre de 2013, en la Universidad dePuerto Rico Recinto de Río Piedras. Red Internacional de Estudios Generales (RIDEG): Hacia-una-docencia-integradora-de-saberes-experiencias-de-la-vida-real-y-propuestas-proféticas.pdf (rideg.org)

_________________. (2014). Educación general en tiempos de incertidumbre y desempleo: https://repositoriobiblioteca. intec.edu.do/handle/123456789/3135

Huyke Souffront, Héctor José; Sitiriche Castro, Marcel; Papadopoulos, Christopher. (2013). El cuestionamiento de la tecnología en el contexto de la educación general. Ponencia presentada en el V Simposio Internacional de Estudios Generales. 6,7 y8 de noviembre de 2013 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Red Internacional de Educación General: https://www.rideg.org/wp-content/uploads/2014/04/El-cuestionamiento-de-la-tecnolog%c3%ada-en-el-contexto-de-laeducaci%c3%b3n-general-ponencia.pdf

Hurtado, Jimena. (2014). Educación superior y educación general: más allá del desafío de la productividad y la competitividad: https://revistas.uniandes.edu.co/doi/10.7440/res50.2014.05

Montalvo Del Valle, J. (2022). La educación general transdisciplinaria y decolonial en una sociedad democrática. Cuaderno de Pedagogía Universitaria, 19 (37), 36-46.

Morin, Edgar. (1999). Los siete saberes necesarios para la universidad del futuro: https://www.ideassonline.org/public/pdf/LosSieteSaberesNecesariosParaLaEdudelFuturo.pdf

________________. (2019). ¿Qué es la transdisciplinariedad?: https://www.edgarmorinmultiversidad.org/index.php/quees-transdisciplinariedad.html

Ríos Camacho, Cielo Naara y Martín Cruz Santos. (21 de junio de 2021). Contenidos y vacíos: reflexiones en torno a la educación en tiempos de pandemia. Cruce, revista de crítica sociocultural contemporánea, https://issuu.com/revistacruce/docs/solsticios_-_cruce_-_21_de_junio_2021

Vélez Carmona, Waldemiro. (2000). El currículo de Educación General en el siglo XXI. Ponencia presentada en el Décimo Encuentro Nacional de Educación y Pensamiento. 29 al 31 de marzo de 2000 en Ponce, Puerto Rico: http://umbral.uprrp. edu/wp-content/uploads/2018/12/el_curriculo_de_educacion_general_en_el_siglo_xxii-_waldemiro_velez_xxi.pdf

______________________. (2014). Los nuevos retos de la Educacion General Universitaria en la universidad del siglo XXI. Revista Nuevo Humanismo: https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/nuevohumanismo/article/view/7207

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Nitza Rodríguez lópez

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

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las violencias cotidianas y la resignación como corolario
POLÍTICA
Y SOCIEDAD

“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad,

Baja el telón, sube el telón, un abuelo pasa de largo una fila de carros que estaban esperando su turno para recoger los niños preescolares en la escuela.

Baja el telón, sube el telón, un padre que estaba primero en la fila saca un bate del carro y amenaza al abuelo con romperle la cabeza.

Baja el telón, sube el telón, al otro día el padre pasa de largo la fila de autos y se para frente al carro del abuelo.

Baja el telón, sube el telón, el abuelo se baja del auto y amenaza con múltiples improperios al padre que pasó por alto la fila.

Para algunos la historia narrada podría parecer un chiste, para otros un ejemplo de un acto de justicia, para quien escribe se trata de un incidente (en este caso real) que refleja las violencias cotidianas que se experimentan en un país que parece haberse resignado a meramente sobrevivir, dejando atrás las prácticas solidarias, que favorecen la vida en comunidad. Ante este cuadro parece necesario evaluar posibles razones para comprender por qué ocurren estos sucesos y a qué se debe que cada día sean más comunes o frecuentes y no se intente cambiar.

Se está consciente que evaluar la vida cotidiana no es tarea sencilla. Salas (2009) establece que la vida cotidiana no siempre es analizada científicamente, críticamente, buscando las causas que la generan, sino todo lo contrario, esta acriticidad remite a la necesidad del Orden Social e Histórico de implementar un sólido e irrefutable sistema ideológico que impida su cuestionamiento, siendo sus armas más eficaces, naturalizar lo social, eternizar lo histórico y generalizar lo particular, como estrategias de control social. El ejercicio de analizar científicamente puede llegar a enfrentar verdades institucionalizadas que a lo largo del tiempo han sido naturalizadas. Razón por la cual se promueven discursos de resignación que evitan cuestionar las prácticas validadas socialmente y asumidas por la inmensa mayoría. Kosik (1965), nos advierte que generaciones enteras y millones de personas han vivido y viven en la cotidianeidad de su vida como en una atmósfera natural, sin que, ni por asomo, se les ocurra preguntarse cuál es su sentido.

Así por ejemplo los sujetos crecen, se educan y se forman en las instituciones familiares, educativas y comunitarias, naturalizando que “los pobres son pobres por vagos”, que “pobres ha habido y habrá siempre”, que “la vida es del más listo”, que “sólo el listo sobrevive”, que “es meritorio que quién más se esfuerza llegue más lejos y tenga más”, que “hagan lo que hagan nada cambiará”, que “siempre vivieron así y no pueden hacerlo de otra manera”.

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y no es resignarse”
Ernesto Sábato

La industria y el capitalismo trajeron, junto con los nuevos instrumentos de producción, nuevas clases y nuevas instituciones políticas, y, por ello, un nuevo tipo de existencia cotidiana, esencialmente distinto de los de las épocas precedentes. (Kosik, 1965 pp. 70). La vida cotidiana entendida como proceso que forma al individuo de carne y hueso es influenciada por factores sociales, económicos y políticos dentro de un ámbito cultural determinado que permite pensar la realidad social a partir de las propias necesidades creando condiciones para satisfacerlas. La resignación como condición creada por el mercado y los sistemas económicos, políticos e incluso educativos justifican y perpetúan las violencias cotidianas.

Nos decía el filósofo español, Julio Anguita en 1999 que la resignación como producto es una droga que duerme a la gente, duerme la consciencia. Para él la resignación es hija del discurso totalizador del mercado que promueve la competitividad social que valoramos como bien supremo. Esa competitividad accionada en violencias cotidianas permite asumir un discurso que justifica vivir mejor que los demás, ser primero que los demás, progresar más que los demás, aunque el discurso no concuerde con la realidad. Es sabido que la sociedad de las oportunidades nos evidencia que el bienestar no le llega a la totalidad de la población. Las desigualdades sociales (que marcan la historia de la humanidad y dejan huellas profundas particularmente en la gente) han estado vinculadas a las violencias que se presencian en la vida cotidiana. En la cotidianeidad, la actividad y el modo de vivir se transforman en un instintivo (subconsciente e inconsciente) e irreflexivo mecanismo de acción y de vida. (Kosik, 1965 pp. 71).

Aunque se está claro que las causas y razones de las violencias cotidianas son múltiples no se niega que las causas económicas y políticas son esenciales. Las desigualdades sociales exacerban las violencias. Aunque las violencias cotidianas se encuentran en todas partes, se observa una mayor incidencia en países con mayores desigualdades y en individuos con menor acceso a oportunidades reales. Sin embargo, la comprensión del fenómeno no ha llevado a un proceso de acción. Por el contrario, parece que las violencias se esparcen aceleradamente y que como sociedad nos vamos acostumbrando a ellas hasta el punto de negarlas, justificarlas, naturalizarlas y/o asumirlas cuando nos acomodamos detrás de los supuestos espacios de seguridad y bienestar para unos y los supuestos espacios no merecidos y/o ganados para otros con resignación.

La resignación hace que se olvide el entorno que nos rodea. Por eso, se evade y nos entretenemos en frivolidades que hacen que se olvide lo que ocurre a diario. Según Anguita la resignación surge de la culpabilidad, culpabilidad de saberse en una posición mejor y/o una supuesta posición mejor. Esta situación va creando una cultura de hipocresía que nos hace decir aún aquello que no se cree o aquello que no se analiza. Es por esta razón que son los que “están en una mejor posición” los llamados a generar la acción. Pensar es una acción. El motor del pensamiento crítico es el anhelo de saber, de comprender cómo funciona la vida. Pero el cambio requiere además de entender, hacer, asumir un compromiso que rompa con la resignación aprendida y naturalizada. Un compromiso que permita recuperar las

22 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA Política y sociedad

ganas de pensar, así como su voluntad de alcanzar una transformación total. Es decir, un accionar que denuncie y exija a los hombres que han tomado decisiones en respuesta a sus intereses que rompan con los constructos sociales que están al servicio de los intereses de quienes detectan el poder. Esta acción incluye a la institución escolar que debe ser un espacio para crear oportunidades y espacios de participación democráticas, que sean capaces de cuestionar los valores existentes para que cada persona pueda llegar a ser capaz de estar consciente de su sistema de valores, hacer reflexiones críticas de lo que piensa y hace y pueda pensar y actuar con un sistema alternativo de valores que genere respuestas diferentes que reflejen un compromiso social y político.

Si somos capaces de entender la vinculación entre las violencias cotidianas y las desigualdades, la vinculación de la resignación y la falta de intencionalidad de acción frente a las violencias cotidianas, podremos asumir con criticidad un compromiso real que pudiese dirigirnos al cambio.

Referencias:

Anguita, J. (1999). Discurso presentado en Cáceres, España. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=FSRhdhadIj4

Benejam, P. (1997). Las finalidades de la educación social. Enseñar y aprender ciencias sociales, geografía e historia en la educación secundaria, 6, 33-51.

Fernández, M. L. U. (2014). La vida cotidiana como espacio de construcción social. Procesos históricos, (25), 100-113.

Galeffi, D. A. (2015). La violencia y la desigualdad social: Caras de la misma moneda. Iberoamérica Social: Revista-red de estudios sociales, 3(5), 23-24.

Hook, B. (2022). Enseñar pensamiento crítico. Rayo Verde Editorial.

Kosik, K., Neves, C., & Toríbio, A. (1965). Dialética do concreto. Milão: Bompiani.

Salas, M., Carreras, J., Disatnik, H., Barrionuevo, M., Casacci, M. y Piggini, M. (2009).

Violencias cotidianas: educación para la resiliencia. I Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVI Jornadas de Investigación Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

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los avistamientos (la parguera)

aravind enrique adyanthaya*

Escritor y damaturgo; Artista independiente *arte

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LETRAS
textil por maría lucía (lulú) varona

Leemos como La Parguera empezó como una villa somnolienta (“lugar de pargos”) en los albores del siglo XIX. Sobre como en esta incepción no existían nociones de lindes, identidades, ni mediciones; los predios careciendo de dueño originaria. Ya para el Año Terrible, cuando don Ulises López Díaz, rico hacendado sangermeño, compra a Fernando Calder los terrenos al norte del poblado, se asienta la idea de propiedad y surgen las púas.

Apuntamos datos circundantes. En 1868, Ulises López se dejará retratar por el visionario polaco Alexander Romanovich, “Shutka”. El óleo se conserva. En los 1870, el hermano de Ulises, Ramón B. López Carlo construirá frente a la residencia urbana fraterna su propia residencia, plagada de los murales esotéricos del polaco, hoy un teatrino simbolista en San Germán. Es en 1861, que Calder abre a sus anchas su casona solariega de la Montalva para acoger a los héroes de la patria Segundo Ruiz Belvis y el Dr. Ramón Emeterio Betances, otrora travestidos (para poder escapar), perdidas, en su afán (otrora tan noble) de hacer del destierro un autoexilio, algo, alguien; querida, querido, enucleada: de creer en la abolición de ciertos mundos. Hasta su muerte en París, hasta Valparaíso. Hoy encontramos a Fernando Calder enterrado junto a los suyos en un obelisco estrellado, el único existente en nuestro cementerio de Lajas, tal era la principalidad de esa familia.

Ya para los 50 y 60, extendiéndose hasta los 70, se empiezan a poder resolver ciertos parentescos y surgen las casas de las personas pudientes en el agua.

Había casetas dentro del agua que servían de habitáculos a las personas pudientes de la población. También se encontraban muelles de madera elongados que protuberaban de la boca de los mangles, y que, en su parte más distal u oceánica, servían (entre otros menesteres) para desecho del excedente agrícola y, en relación a la pesca, el descamamiento.

Epígrafe

¡Insomne mar ardiente! ¡La Parguera!

Juan Antonio Corretjer, “Recreaciones panorámicas”, Yerba bruja

Los observatorios

Ubicados en segundos pisos de edificaciones u hoteles costeros. Llamados de otra forma miradores o “lounges”, sus andamiajes estaban recubiertos de paneles amplios de tela metálica, dando a la mar. En sus paredes se veían cascos de carey, cartulinas de latitudes marítimas y accidentes (el Veril, la Margarita), ristras de fósiles. Contenían estos, barras con vasos de vidrio pesado. Cocteles (el Pearl Harbor, el Morir Soñando, el No Me Olvides). Todo con palitos de cabezas plásticas en relieve. Cierto asexuamiento. Las comidas (cuando se servían) contenían vinagre. Filtraban salitre. Eran sitios esencialmente quietos. De física sólida, ociosa, abstraída. Se oía música a bajo volumen (de Ray Conniff o Xavier Cugat), pero no siempre (ya que muchas veces era solo el agua). Sus pisos y su construcción general eran en madera y lisos.

La población

En ocasiones todos tornábamos hacia la mar y, de momento, se podían divisar alteraciones u objetos en el plano. Los movimientos eran transitorios o sutiles (bien podrían ser embarcaciones o seres o islotes). Entonces, retomaba el bajo volumen. Pero también se daban periodos largos de calma chicha o tiempo (cierto trasfondo atonal) donde las bebidas quedaban suspendidas en las superficies o en los planos (las membranas); los avistamientos, periódicos; la concurrencia fija, mirándolos.

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Los intervalos

“Es el futuro” –dijo la señora del Dr. Barsky.

“Sí” –inquirió la viuda de Otto Bahr.

“En el futuro no habrá dependencia de lo humano. Ya que la mar proveerá lo necesario para el desenvolvimiento, el bienestar y el sentido.”

“Todo” –inquirió la viuda de Otto Bahr, en cuyo vestido largo se mezclaban la seda con el mundillo, el oro con el cobre, la perla con el canutillo, el festón con la filigrana, el cisne con lo teratológico (la flor de crisantemo), el recato con alucinación.

“La tierra será la vergüenza de los hombres” –habló la Sra. de Dr. Barsky –”su lastre. Pondrá a la gente de mal agrado. Difíciles de trato. Se arrepentirán de haber fornicando por tierra. De haberse abusado la raza. De las naciones. Se arrepentirán de haber creado naciones. Vendrán estos seres. Habrá seres invisibles, seres de agua, que aleccionarán. Y de qué maneras. Se arrepentirán de la procreación, de haberse procreado, de la tierra.”

“Ya empieza a hacer frío” –susurró Rafy Rey.

“Pero el chorote se ha ido” –indicó Hagia Sofía Vals.

“Yo tengo muchas tierras” –dijo el más joven de los Carlo, quien sólo bebía coñac. Entonces Juliancito Ramírez-Schön se levantó, pues le pareció haber visto, en la noche, una picúa.

Y Herminia Bahr, en cuyo atuendo negro de ensueño se mezclaban las joyas reales con las de fantasía, se dijo –”Es cierto.” Pues había recordado de muy niña [de cuando se daban con su familia fiestas o pasadías en la costa, de la época de sus tíos que se convertirían con el casamiento (la dispensa) en sus padres, de la época aquella del retrato enorme del Kaiser en la sala] una instancia de flotación en donde su cuerpo, llevado por las cualidades del medio en el cual se hallaba, había encontrado el justo doblez, la precisa respiración para quedarse suspendido sin movimiento en la mar viva. Internalizando la horizontalidad de la posición reproductiva o de una propia realidad en pronación. El polvillo de los caracoles. Lo macizo. La sal de las vulvas. La particularidad repetida de los crepúsculos. Algo que aludía a ese encuentro del pliegue (como en su habla, las líneas pronunciadas hacia adentro, desincronizadas). A ese contacto del reverso con el anverso, exactamente como en una confección de moda. Lo que con el tiempo le dirían, espacio íntimo, catacréctico, al sesgo, otredad.

“Debemos renunciar...” –decía ahora la señora del Dr. Barsky.

Mientras el mozo, de facciones aindiadas y un nombre que todo el mundo recuerda y quien era el mismo que fungía de capitán de mesas durante el día –”Debemos renunciar...”– decía la señora del Dr. Barsky.

... retiraba algunas copas...

“Debemos renunciar...”– repitió.

... semivacías y platos (o platillos). El mozo se cortó.

“...debemos renunciar” – completó la Sra. del Dr. Barsky–

Con un cristal astillado.

“...a lo humano”.

Y Juliancito Ramírez- Schön afinó su vista en la picúa.

Y Manila Arce de Choudens se dio cuenta de que aunque no faltaban muchos esa noche faltaban algunos.

Y “Eso es como eso mismo, una maromita, una maromita” dijo Cosio Padilla a alguien a su derecha [alguien definidamente no definido, bien pudiendo ser tal vez la sombra de Maruquita (Maruca) Ortiz de la Renta, o de su novia (la de Cosio), Rebecca, o el olor a colonia masculina de Rikhart Osuna].

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LETRAS

“Los amo” le dijo a nadie Antón Antonmattei (pues lo dijo con los ojos cerrados).

“Pero empieza a hacer calor” se dijo, para sí misma, sin ella misma creerlo, inverosímilmente, Hagia Sofía Vals. Mientras en la mente de Herminia Bahr Vázquez y Mitre, viuda de Otto Bahr, se arremolinaban visiones de medusas, cuarteronas, equinodermos, hipocampos, dinoflagelados, penes atróficos, bancos madrepóricos, propulsiones protoplásmicas, pelvis muy frágiles (secretando esquirla, esmegma, limo), dedos inconexos a palmas, jazmines olorosos, seres iridiscentes, ferósticos de las profundidades, aquel óleo, cardúmenes rojos, esporas mecánicas (como aquella de Villiers de l’Isle-Adam) deviniendo en gravedad 0 modelos de etnias sintéticas, ociosas, suspendidas como ella, casi sin esfuerzo en un cosmos consensual (aunque nunca equitativo)-

Y Manila Arce de Choudens aseveró que entre los que faltaban estaban nada menos y nada más que Pepín el de Isaura, Primitiva y Nybia Bombal y Néstor (u Osiris) Maldonado.

Cuando Antón Antonmattei tuvo la picardía de repetir, esta vez con los ojos abiertos–“Pero no es la noche”– entendió Hagia Sofía Vals– “son los cuerpos, tal vez. De donde viene lo tibio.” Y el más joven de los Carlo se cuestionó dónde estaba el mozo que no le había hecho refill.

“De donde viene lo tibio, el calor.”– Hagia Sofía Vals– Y empezó a llorar.

Y Rafy Rey miraba al punto donde Juliancito Ramírez-Schön veía algo (una picúa), pero no veía nada. Mientras el mozo, en la cocina, ensayaba un nudo náutico sobre su herida.

Y Éndira Haddad y su apareado, Kitt, quienes habían venido, después de tantas tentativas, de acecho, al fin, como se dice, como “coláos”, por calculada curiosidad o vano aventajamiento, notaron que, en efecto, aquello era tal y como se lo habían reportado, y que, cualitativamente, el aire se había detenido en la atmósfera y que de facto había algo ahí a observarse en cierta coordenada o cifra (ya que la borradura horizontal-cenital-abisal, entiéndase, la definición de “el otro lado”, “inmersión”, “punto de fuga” o, “como boca de lobo”, no era del todo completa en la noche). Y repararon que cuando lo vieran (cuando vieran eso) tal vez no lo verían como los demás, ya que a pesar de sus nombres (alguien rumoraba “para hacerse pasar”, ciertamente artificiales, sospechosos, ficticios, inventados) sus órganos de captación eran distintos, viniendo de otro mundo, de otra sociedad; y recordaron los discernimientos y sutilezas en sus costumbres y modos y en sus bases fisiológicas y en sus ciclos y se asieron más fuertemente entre sí. Pues entonces constataron que entre la breve concurrencia se encontraba Pura Clotí, a quien algunos temen y algunos no; y que el código de vestimenta que regía la pauta era el casual-semi-formal (con la notable excepción de la viuda de Otto Bahr); y que en realidad a veces lo que estaba pasando podría considerarse como lo que decían que hacía frío y a veces como lo que decían que hacía calor; y que sin duda en un futuro [en sus conciencias de outsiders, de arrimáos, de (digámoslo ya sin tapujos), de aliens o en las conciencias de quienes les concientizaban como tal] todo esto iba a ser, imparablemente, de elles; y que desde el azimut (del salón), Maruca Ortiz de la Renta (o su sombra) ya había dicho que se tenía que ir antes y había precisado que la novia de Cosio Padilla, Rebecca, se iba con ella y que se iba porque se iba, y entonces, también, supusieron, Cosio Padilla por extensión.

¿Pues qué era exactamente lo que se avistaba? ¿Peces, animales, trombas marinas, marineros en la distancia?

¿Hombres trabajando? ¿Mutaciones? ¿Hombres en labor? ¿Esperpentos? ¿Entrecruzamientos? ¿Coriónicos?

¿Coronas? ¿Hombres? ¿Qué se vislumbraba? ¿Qué era exactamente lo que estaban vislumbrando? ¿Progreso, fuga, umbra, atomización? [La Sra. del Dr. Barsky se refería ahora a un diluvio donde no habría inundaciones.]

¿Mónadas? ¿Trance? ¿Planetas jovianos? ¿Variables cataclísmicas? [La Sra. del Dr. Basky ahora … ] ¿Un pasado distinto (en el futuro)? ¿Objetos de espacio profundo? ¿Amnesia retrógrada de revolución?

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El mozo reforzaba el nudo náutico sobre su herida. Entonces hubo un cambio en la cadencia del plano.

Entonces se presenció cierto fulgor sobre la calma chicha. Entonces la viuda de Otto Bahr se metió más en sí misma.

Y al mozo se le empezó a hacer difícil acordarse de cómo hacer otro nudo más fuerte.

Entonces la viuda de Otto Bahr se metió todavía aún más en sí misma.

Y el más joven de los Carlo se dio cuenta, por primera vez en su vida, la copa vacía, la calma chicha, de cierta afinidad entre el coñac y la mar.

Y Manila Arce de Choudens conjuró el compromiso que tenía con su prima Laura para coincidir con las McGruder, a las cuatro en la pileta o alberca local.

Entonces la viuda de Otto Bahr comprendió su vestido.

Y Hagia Sofía Vals constató que el calor era real (aunque no supo sobre el llanto).

Y entonces Cosio Padilla se puso a bailar (por sí solo, un momentito, antes de irse). Suavemente. Muy, muy, lo que se dice- Y he aquí que Antón Antonmattei también pudo haberse puesto, pero de repente se sintió ya haciéndolo (pues había cerrado de nuevo los ojos). De la misma forma, Nybia Bombal (de haber estado presente).

Y en la cocina, al mozo se le estaba haciendo difícil contener el flujo de sangre. Y entonces fue cuando la sombra de Maruca Ortiz de la Renta se desentendió, personándose, súbita, luminiscente, completa, escombro, hecatombe, afrenta, bramido (aunque pudo haber sido simplemente su natural tono de voz) que no es lo mismo ser la Reina del Reinado que la Reina de la Noche.

Y Éndira Haddad y su simbionte se azoraron.

Y Rafy Rey, quien ahora simplemente miraba a Juliancito (mirando la picúa), recordó que mañana tenía que darle de comer a los martinetes.

Entonces la Sra. del Dr. Barsky ((se enarboló. Y)) visionó el futuro.

Epìgrafe 存在。船である必要はありません。1つの苦いオレンジ色、いつ現れるかは誰にもわかりません。ベ ルを鳴らすように設定するだけで十分です。存在。存在。

Yukio Mishima, La descomposición del ángel

28 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA LETRAS

Epígrafe

The town has sunk down into the water. And the skeleton is picked out only in fairy lamps.

Virginia Woolf, “El watering hole”

Epígrafe

Les vrais hallucinés étaient en fait ces détracteurs qui, confondant réalité et apparence prenaient les extra-terrestres pour des bons Américains, des vessies pour des lanternes.

Marc Augé, La guerra de los sueños: Ejercicios en etno-ficción

Los intervalos (continuación)

Hasta que fue interrumpida por Pura Clotí, quien le dijo: “Coño, Lorna, no seas pendeja. Aquí vienen a bembetearte la chocha los marcianos cuando las gallinas meen y te den otro pasecito de la Juliá.”

El cuento

Y Juliancito Ramírez-Schön, quien hacía más de media hora que estaba viendo a la picúa pasar, se dijo –”Y pasa picúa, y pasa picúa, y pasa picúa, y pasa picúa”– y concluyó que la picúa debería ser bien larga.

La segunda versión del cuento

Y Juliancito Ramírez-Schön, quien hacía más de media hora que estaba viendo a la picúa pasar, se dijo –”Y pasa picúa, y pasa picúa, y pasa picúa, y pasa picúa”– y concluyó que la picúa debería ser más larga que la esperanza de un pobre.

Tercera versión

Y Juliancito Ramírez-Schön [...] concluyó que esa picúa no iba a terminar de pasar.

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Desde el sur María Isabel

Fotógrafa independiente

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ARTE
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Encuentro con la voz de Reverón

Claritza Peña

Educadora e investigadora internacional

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LETRAS

Recuerdo imágenes de Reverón en el cine, ninguna me seduce como espectadora. Imaginarme el mundo interior del artista no está. Abro los ojos y veo cuadros en movimiento, algunos en blanco y negro, otros a color. Todos, exploraciones ligeras a pensamientos y emociones. En medio de este naufragio, aparecen obras de distintos géneros. Inicio este viaje en el cine porque me apasionan las imágenes. En mi adolescencia, recuerdo las visitas a los museos, organizadas en el colegio, para ver documentales. Había uno sobre Reverón. ¡Cómo olvidarlo! Ahora, en mi adultez, mirar su obra es un camino para nuevas lecturas.

El cine me acercó a un Reverón apasionado por el arte. Desde pequeña siempre me pregunté por qué su voz fue omitida en los documentales1. Busqué desesperadamente respuestas y aún hoy sólo tengo hipótesis. Nunca lo escuché, sabía que hablaba con la cámara, pero los oídos de muchas generaciones jóvenes quedaron sumergidos en el silencio. Después de treinta y dos años recibí vía whatsapp Iluminaciones de un lienzo (2020) por Luis Gilberto Caraballo, un gran amigo a quien agradezco este acercamiento. En la medida que leía cada lienzo me llenaba de alegría. Una voz interior apareció: ¡Al fin escucho a Reverón!

Comienzo desde lo experiencial y anecdótico como fórmulas para introducir el libro. La poesía contenida en él me resultó un trabajo creativo, distanciado del habitual academicismo que impregnan los ensayos y artículos sobre Reverón publicados en el país. Si bien, generan conocimiento no estremecen el alma del lector.

Quien desee soñar, sonreír y llorar con el hombre, el artista y el creador necesita sumergirse en la poesía. La extraordinaria belleza de las palabras te permite construir imágenes. Iluminaciones de un lienzo le da voz y humanidad a Reverón. Al entrar en sus páginas te reencuentras con él y vuelas por aquellos amaneceres de Macuto. Visitas El Castillete, ese refugio mágico que conocí en mis paseos familiares. Ahora, vuelve sin transformaciones, más cercano a lo que pienso sobre el artista.

Caraballo se sumerge, muy empáticamente, desde su faceta como pintor. Un narrador cuidadoso. Conoce ese mundo y desde su comprensión nos presenta a Reverón en medio del proceso creativo. En Iluminaciones de un lienzo III deja claro que no se trata de una visión de alturas sino de proximidad. Solo es posible esto cuando “formas parte de”. Ese sentido se refiere a la familiaridad del artista, al “yo” que emerge en cada aproximación. Una referencia a sí mismo. Una voz narrativa marca un sentido de complicidad y le permite hablar sin marcar distancias de ningún orden. Una cercanía a la voz de Reverón desde el recurso de la homodiégesis.

No todo se mira desde la cúspide, no todo se arma desde el último peldaño El más limpio de todos, no siempre el alba en los ojos. A veces se entra al mar Y el oleaje, su oscuro abismo te encuentra desnudo.

No vacila en confesarse. La desnudez es muy habitual en Reverón. No se trata únicamente de estar descubierto y con la piel expuesta al sol, la brisa y el olor a sal. Es mostrarse sin máscaras a los demás. Esta imagen de autenticidad se expone sin aditivo alguno con olor a crítica o tinte teórico.

Caraballo, sin enmarcarse en las habituales biografías y catálogos de obras, recrea en tres espacios su mirada 1 Reverón (1952) de Margot Benacerraf muestra imágenes del artista desde la heterodiégesis. La ausencia de diálogos con él resulta una contradicción. Hablar de alguien sin el uso del sonido es una de las preguntas permanentes. ¿Por qué conformarse con ver al artista sin escucharlo? Reverón (2008) de Juan Andrés Bello recupera voces e imágenes de otros (Roberto Lucca, por ejemplo) para hablar del pintor, quien ocupa el centro y, tal como indica, “nunca tuvo reparos para actuar delante de una cámara”. Es un personaje.

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a Reverón. El Castillete2, lugar de refugio para la creación del artista. Yo-hombre, lugar de los pensamientos y las emociones. Ficción del artista, espacio para la recuperación de su humanidad. A partir de cada trazo nos invita a cerrar los ojos y construir lienzos.

El Castillete

El poeta ubica al artista frente al lienzo y, en la intimidad de su refugio, ofrece algunos detalles del proceso creativo. Abre el diálogo del sujeto y su contemplación. Aquellos días captados por sus ojos son colecciones a la espera de su creador. Y así lo señala en Iluminaciones de un lienzo II: Y solo intento no perderte, salvar en pinceladas tus horas. Distante astro y estrella lejana luz cruzas como corcel sabana de largo aliento vuelas como gaviota en olvido tus alas sueñan memoria de trazos y noches en olvido trasegadas.

Lo efímero está frente al artista para luego ser guardado en su memoria. Reproduce aquel presente, contempla una y otra vez aquel espectáculo ante sus ojos. La renuncia al olvido, lo activa a experimentar. Absorbe su atención, lo sumerge en la interioridad del cuadro.

En el proceso creativo del artista la memoria ocupa un sitial de honor. La capacidad de aprehensión a aquellas imágenes seductoras de lo natural resultan un camino lleno de descubrimientos. Está latente la traducción en cuadros del objeto de interés: la luz. No es nada simple, pero el poeta logra plasmar los retazos de esa búsqueda en seis momentos:

1. La pregunta por el objeto. Presente como epígrafes. Caraballo las incorpora en su textualidad y le da un sentido a partir de los lienzos. Para abordar a la interrogante ¿Cómo capturar la luz de esos amaneceres? No bastan solamente los ensayos, ni pinceles. Se requiere tomar distancia respecto a aquello que se ve. Aun cuando es parte de lo natural se abstrae.

2. El acercamiento del sujeto al objeto del arte presente en el mundo sensible. Supone una dinámica de mirar y recordar: Así encontramos: “no todo lo puedo llevar conmigo”, “solo me quedan algunos retazos”, “Se han ido lejos, apenas los alcanzo”, “Se había ido el lienzo”.

3. Pensar el objeto. Oculto en El Castillete está el sótano. Particularmente, destacado por el poeta en dos momentos. Primero, como una suerte de escape de la realidad donde el artista encuentra mayor intimidad. Segundo, como un hervidero de respuestas. No sorprende leer: “Me distraje en el sótano” o “te da las respuestas”.

4. La comprensión del objeto. La captación y traducción fiel a la idea. Pintar el objeto con todas sus cualidades y no las sombras proyectadas al modo de la caverna de Platón. El pájaro se presenta como un símbolo clave. Así, leemos: “un pájaro atrapado en el ojo” o “ha vuelto con sus alas”. También, usa el recurso del sabor agradable hallado en la naturaleza. Lo natural forma parte de la mirada y lo mirado, es enunciado.

“era imposible poderme escapar de aquel almíbar”

2 El Castillete, sepultado en aquellas aguas del deslave de Vargas del año 1999, ha sido recuperado desde la imaginación y la memoria de un escritor, fiel a esa construcción del artista. Caraballo lo presenta como un espacio para comunicar la obra divina y la entrega total del arte. Es habitual encontrar el calificativo de rancho o taller sobre el Castillete. En el ensayo de Juan Liscano, publicado en 1976, se indica que su construcción corresponde a uno de los consejos recibidos por el artista -para vivir como artista- en la Academia de San Fernando, Madrid.

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5. La representación del objeto. Bajo la intervención divina, la naturaleza humana del pintor no lo exime de ninguna conexión con lo divino. Al contrario, a través de la pintura Dios obra en él. La obra es también un producto divino, así como lo es el color. Caraballo nos introduce a esa visión en Iluminaciones del lienzo V.

Tan solo pensar que no todo lo puedo llevar conmigo en resplandor al lienzo y que hay muchos de ellos que debo dejar inalcanzables. Buscan tocar con sus cielos lejanos, me buscan con alaridos profundos, me buscan con sus gargantas de mieles tomar con ojos luminosos. Al final solo a la paleta podrán subirse los que en mi corazón abriga, ni siquiera la escogencia es mía es de un Dios que ve mucho más allá.

6. La obra como diálogo y nuevas búsquedas. Finalmente, en el cuadro el artista se expone de manera permanente a la mirada de cualquier espectador, la cual no se agotará ni siquiera con la intervención de algún crítico de arte, quien pudiera intervenir o permear la lectura.

La relación entre artista-espectador es visible en Iluminaciones del lienzo VII y VIII. Caraballo es consciente que como artista una obra es una página para escribir. Los códigos ofrecidos tienen la intencionalidad de ser reconocidos e interpretados desde nuevos horizontes.

Yo-hombre

La particularidad de la poesía de Caraballo está en la creativa presentación de Reverón. Le interesa la condición humana3 del artista. Así que a través de lienzos también nos invita a lecturas respetuosas y sensibles.

A partir del acercamiento a un cuadro, muestra -a mi modo de ver- dos elementos olvidados por los documentalistas: la voz y la mirada. Finalmente, hemos hallado al hombre observador, inquieto y profundamente comprometido con su trabajo para quien el tiempo pareciera no haberse detenido. Así lo dibuja nuestro poeta: “se siente una voz inconfundible de un mirar agudo y de una pasiva4 e iluminada decencia” (Iluminaciones de un lienzo VII).

Reverón no se ha fijado en un solo espacio. A través de su obra, borra los límites idiomáticos. Está a la espera de un interlocutor de cualquier nacionalidad. Basta solamente que desee observar su trabajo. El artista sigue abriéndose al ojo humano y a la extensión artificial (cámara). Ya no aguarda en El Castillete, ha salido al mundo. Paciente y silencioso también espera.

La experiencia de interlocución es captada por el poeta cuando le da vida en el centro del cuadro. De allí sale al encuentro, ya en otro ambiente, en compañía de otros pintores. Aquella imagen con sus cuadros bajo el brazo en Caracas, forma parte del pasado. Superó las horas de viaje y llegó a un lugar extraño. Allí lo esperaban multitudes de visitantes, cámaras, curadores y críticos.

El pintor de la luz es querido y admirado. Es una huella que lo identifica. Cualquier observador curioso

3 En el sentido de la expresión del mundo del artista, siguiendo la idea de Hannah Arendt: la acción. Es un entramado de relaciones: arte, divinidad y visión del mundo. En Reverón (2011), Diego Risquez, desde la ficción, da un paseo al espectador por la relación de pareja, la amistad y la pasión por el trabajo. Recrea las voces de aquellas imágenes que fueron silenciadas en los documentales, pero el mundo interior del artista se desvanece, nuevamente, entre el ritual y la locura. Sus pensamientos y emociones se agotan.

4 Cuando se lee esta palabra resulta difícil dejar de relacionar a Reverón como se le ha visto a través de sus obras. Algunos señalan que se trata de una “apariencia reservada y no muy intensa” (John Elderfiel, curador en Jefe de pintura y escultura del MoMA)

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y bohemio, o algún refinado hombre de arte, le admira. Resulta grato su encuentro. Él es su obra. Él es la luz. Trascendió. Lo leemos en Iluminaciones de un lienzo VIII:

“te vi venir descalzo y con un andar silencioso como una ola suave y la voz sumergida en el mirar… Y ahora, en este pequeño salón encuentro te has robado la luz de la playa”

Esa playa ha cambiado, los amaneceres no son los mismos ni se ha encontrado otro Reverón. Su sencillez la aprecias de modo inmediato, así como su intensidad y riesgo. Ha llegado a grandes salones a fuerza de su pasión. Aguardó hasta ser descubierto por otros traductores.

Vemos al hombre en primera persona desde su sensibilidad: “Me pronuncio libre y abierto y más humano, más profundamente un ser que siente en su vientre en el cerco del cuerpo la esencia, la totalidad del cielo y las ambiciones se habían desvanecido. Sólo era una parte más, una gota más en la inmensidad del azul” (Iluminaciones de un lienzo XII). Esa voz, deja por un momento la alusión al yo y pasea por otros estados, se transforma en azules y mar. Evoca esos momentos de creación y ahora los anida como parte de sí. Ha llegado a una aprehensión total del mundo sensible para recrearse como éste y ahora los comunica de manera especial.

La voz narrativa lleva a acompañar al pintor en sus transformaciones. No lo deja solo y a su suerte. Con cierta dosis de empatía permite un nuevo acercamiento. Ya la indiferencia no está permitida, tampoco los juicios. Es la resolución de Caraballo: la reivindicación ante las nuevas generaciones, el respeto por lo humano, por la humanidad de Reverón.

“Me vi partir hacia el mar del hilo, me vi subir por el árbol hasta verme arriba en la escalera de los astros. Era de otro tiempo, como de una lejanía en el espacio atemporal, una ventana… Cuando creí estar me encontraba ausente mirando desde arriba el hermoso castillete” (Iluminaciones de un lienzo XIII). En medio de la ausencia, el lector comprende el mundo interior y, probablemente, se pregunta muchos porqués. Se ha conseguido mover. Ya no somos espectadores, somos parientes. Nos interrogamos cómo actuar ante el otro a la espera de nosotros

Yo-ciudadano universal

Mi amigo poeta, logra que las obras de Reverón expuestas en el MOMA sean Reverón mismo con toda su humanidad. Usa con incomodidad un traje para el salón y se pasea por las calles de la gran metrópolis newyorkina. Es Reverón, el ciudadano universal. Visita lugares transformados, tan lejanos de su Macuto. En Iluminaciones de un lienzo IX, aparece un pasaje concreto sobre aquel traje: “Aunque... lleva una etiqueta distinción sólo lo usa para entrar en aquel sitio extraño, el Museo MOMA. Al rato vuelve a andar descalzo y con su mirar de torres inalcanzables". Lleva consigo su huella y no la borra. Ha migrado a otro lugar y a otro tiempo, distante de su querido Castillete.

“Un cuerpo nómada embebido de susurros y fantasmales figuras pretende bajar hacia el Hudson y beber de sus aguas, beberse los rascacielos de New York”. Esta imagen, emerge de un humilde pintor que no quiere ser admirado. Únicamente desea que la fuerza sea contemplativa, la naturaleza misma. Esa luz que está situada por encima de los imponente rascacielos.

¡Qué ironía! En documentales se le veía dichoso con su arte en esta tierra. Sabemos que estuvo en Europa y que su viaje lo había marcado, pero no escuchamos sus sueños. No le preguntamos ante la cámara: ¿te gustaría irte a otro país? Muchos años después, resulta familiar verlo fuera del Mar Caribe, con mucho frío y compartiendo la agitada vida de las ciudades.

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En nuestros tiempos, Reverón está presente en otros espacios. Lo admiramos por “robarse la luz de la playa”. Lo anunciamos como el pintor oriundo de Venezuela. Se le muestra de modo publicitario y panfletario a las nuevas generaciones. Aparece en el subterráneo donde su rostro ha quedado congelado en las puertas de un vagón. Nos observa fijamente a los ojos, único sentido sin cubrir en tiempos pandémicos. Sí en el pasado, viajamos hasta él por curiosidad y prejuicios. Después de muchos años, él se revela ante nosotros derribando nuestros rituales y fantasías posmodernas.

Ficción del artista

Desde la poesía se llega a la fusión del ser con lo natural: ser azul. “Me escondí en el azul, me volví azul, soñaba azul, caminaba azul, los lienzos se bañaron de azul, mi corazón se hizo azul…” (Iluminaciones de un lienzo XI). Se ha enhebrado otra historia. Se ha cambiado la narrativa, ahora es ficción. En ese orden ficcionado, el color adquiere vida. Lo mirado se expone como objeto de arte del propio pintor. La mirada y lo mirado se complementan. Supone un diálogo inacabado. Cada fina capa es retirada una y otra vez hasta acercarnos a un nuevo descubrimiento. Se abre así esa construcción al conocimiento. Llámese azul, sepia, luz o blanco, Reverón nunca abandona la idea de encontrar algo nuevo. En palabras de Caraballo: “no renunciará nunca a seguir buscando” (Iluminaciones de un lienzo XX).

Aquellas variaciones en la obra del pintor expresan lo humano. Es posible encontrar a un pintor que nunca se niega a sí mismo ni a lo suyo (Macuto, mar, arena, luz, palmeras, Juanita, muñecas de trapo, amistades, lecturas, pescadores y la gente de Macuto). Esa es su luz. La humanidad y la naturaleza son una misma cosa. Entonces, ¿por qué agotarlo en discusiones psicológicas, elementos estéticos o repeticiones literarias? Te veo y escucho en estas iluminaciones poéticas. Me encuentro con un artista que permanentemente busca la luz sin vanidad alguna: “Sudado me desperté con las manos llenas de sepia cerca del lienzo, comencé lentamente a introducir las pisadas de la tierra, su vestimenta en trazos leves, y así me fui alejando en absoluto, me fui perdiendo en lo humano” (Iluminaciones de un lienzo XX).

Referencias

Anzola, E. (1938). Armando Reverón. [Película].

Benacerraf, M. (1952). Reverón [Película].

Caraballo, L. (2020). Iluminaciones de un lienzo. Poemario.

Risquez, D. (2011). Reverón [Película]. Centro Nacional Autónomo de Cinematografía y Producciones Guakamaya.

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Cruzando los 12 Exposición de portadas
Cruce (2011-2023) Universidad Ana G. Méndez, Recinto
Cupey
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ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 51 PODCAST https://podcasters.spotify.com/pod/show/gamunev todoslosDomingos Nuevosepisodios

Yocasta mecánica

jorge luis torres

Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

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LETRAS

Monólogo para una mujer que dice ser Yocasta, o más bien, la otra Yocasta

(En el centro del escenario aparece un sillón Luis XV de estilo rococó. En el lateral izquierdo del sillón se encuentra una antigua lámpara de pedestal, de estilo rústico, hecha con hierro forjado. Su pantalla, acampanada y de estilo art déco, suaviza el torrente luminoso que emite la luz de la lámpara. Allí, sentada en el sillón Luis XV, se encuentra Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, una mujer espléndida y fastuosa, aunque algo envejecida por las estaciones y por la desolación. Su cabello, entrecano, desgastado y voluminoso, cae sobre sus hombros y sobre la desnudez de su espalda. Lleva un vestido de lino blanco muy ajustado a la cintura que se agranda al descansar sobre la blancura de sus pies huesudos y descalzos. Las mangas del vestido son de una envergadura singular y su anchura alarma por su movimiento imprevisible y casual. La voz de Yocasta, o más bien, de la otra Yocasta, aquietada por los años, en ocasiones se vuelve estentórea).

En las noches, cuando los pájaros vuelan espantados por el súbito centelleo de los cometas, voy al sumidero, y allí, ataviada por el viento gélido del invierno, espero el torrente de las aguas que nunca llegan. Y así, una noche y otra, una luna y otra, regreso al santuario de mis animales guiada por una sombra que es mi sombra y no lo es, una sombra pálida que es el camino y soy yo en el camino. Una sombra que no es desarraigo, pero sí exterminio, el mío, ¡mi propia aniquilación! Y allí, entre aquellas raíces que son la historia de un tiempo que ya no es la historia, un tiempo gestado sobre las dolencias de mis órganos, un tiempo extenuante labrado por la materia de aquella tierra que siempre es otra y otra y otra, yo, Yocasta Mecánica, continúo habitando las arterias de mis trayectos invernales. (Pausa). Mi sangre deambula por mis entrañas, y entre las múltiples partículas contaminadas por la humedad de los vientos nórdicos, yo, la otra Yocasta, vaciada de mis naturalidades, subsisto íntegra y solemne. Una mujer, yo, Yocasta la hembra, yo, Yocasta la consorte, yo, Yocasta la lúbrica, ¡Yocasta Mecánica y nada más, nada más, nada más! (Pausa). Y en el aire, Yocasta, y en los mares, Yocasta, y en los libros, Yocasta, y en las universidades, Yocasta. Y luego, el aire, los mares, los libros, las universidades. Sí, ¡yo soy Yocasta Mecánica! ¡Lo soy en el aire, en los mares, en los libros, en las universidades! ¡Y lo soy en aquel sendero arcaico y áspero que es mi última promesa! (Pausa). El cielo no puede retardar mis lágrimas porque el éter solo es una porción que cuelga sobre las fatalidades de mi desnudez, un segmento de membrana caído sobre el descuido de mis deseos. Y yo, cuerpo ceremonioso y austero, cuerpo orientado hacia el despeñadero insondable que soy yo, ¿qué puedo hacer si solo soy una proscripción, una restricción, una anulación?

¿Qué puedo hacer si aquel hombre, tan acostumbrado al dolor, cercenó mis cruces, mis títulos y mi cetro? ¿Qué puedo hacer si soy mar y tierra y aire y nunca más podré ser aquella que dicen que soy? (Pausa). ¡Soy la alimaña sobresaltada! ¡Soy la mujer ensalzada y denigrada! La estaca, eso soy, la parte del roble que emerge del moho, soy la deidad impía, la sangre y la mugre, los vínculos y el asombroso vacío. (Pausa). Luego, frente al espejo impúdico, mi cuerpo escarpado y traslúcido reclama su saneamiento, su restauración, su desagravio. (Pausa). El resplandor grasiento de mis labios, pulimento ligado al clamor bélico de otro tiempo, me acorrala en el depósito de la pólvora, en el receptáculo de las provisiones, en el yacimiento de la muerte. Si soy esta mujer, ¿quién puede asegurar que algún día volveré a ser aquella que realmente soy? Si soy esta mujer, ¿qué supone ser otra mujer? Si soy esta y tal vez otra, ¿quién es aquel que me designó mujer? Ya no puedo alegar, ¡no tengo tiempo para contestar mis preguntas! ¡Ya no puedo! (Pausa). Ahora, en el cielo que olvidó su azul, soy la inercia siempre ascendida al cosmos de las bóvedas, al cosmos de las criptas, al cosmos de los ábsides, y allí, el misterio, el ahogo prudente, el enmudecimiento elocuente, el paso adulterado, el gesto seco y el misterio, una vez más el misterio como territorio limítrofe, y nada más, nada más, nada más. (Pausa). Y mis lujuriosas hazañas, emblemas de mi tragedia, acontecimientos gestados entre la piedra y el óxido del metal, me indican que soy la hembra viuda, la hembra esposa,

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la hembra madre. ¡Yocasta, la hembra aberración! ¡Yocasta, la hembra desviación! ¡Yocasta, la hembra atroz! (Pausa). ¡Yocasta, la otrora reina de Tebas! (Pausa). ¡Layo y Edipo! ¡Layo, Edipo y Yocasta! ¡Edipo, Yocasta y Layo! Y el pastor, ¡malvado y bienaventurado pastor! ¡Yocasta, Layo, el pastor y el monte Citerón! Y luego, aquellos pastores y la reina de Corinto y nada más, nada más, nada más. (Pausa). ¡Si el furor orgiástico es mi única órbita, el reverso sublime de lo indigno es el único método del que dispongo para ser yo! (Pausa). Ayer, luego de humedecer mis pieles ásperas con miel y canela, logré ver su cuerpo atribulado e incorregible, estaba sobre el itinerario angustioso de siempre, quebrantando la historia de la mujer suicida, agrietando mi propia historia. Y yo, mortalmente desgastada por el descubrimiento del incesto, alcé la voz para avisarle de mi presencia, alcé la voz para que mi gesto lo orientara, alcé la voz y mis registros sonoros se transformaron en un cinturón de polvo irrespirable que me cercó y me obligó a rodar, a rodar, a rodar. Luego, con el cinturón de polvo ceñido al cuerpo que dicen que no soy, mis llagas purulentas brotaron una vez más, úlceras aceitunadas y grasosas que estrangulan mis deseos, supuraciones que son deseos que me depositan en sus brazos y deseos que me liberan de ellos. (Pausa). ¡Y así, sin lograr escapar de los desvíos de mis deseos, soy la otra Yocasta, no la Yocasta enferma y postrada en el río helado de su destino, sino la Yocasta que se interpone entre su víctima y su verdugo, la Yocasta que quiere contar su otra historia, ¡la otra Yocasta! (Pausa). Y soy la otra Yocasta porque soy ¡otra mujer! Una piedra de células, una piedra prominente que desciende hacia el mar y hace de las sales y de las algas sus ornamentos, bordados baldíos y ondulados que son también sus otras pieles. Una mujer que es arena, partícula desagregada de las rocas, una mujer que es también un átomo almacenado en las rocas silíceas o una molécula derramada sobre estos terrenos de acarreo. Una mujer volcada sobre los huesos de su menguada invención, una mujer preparada para batallar contra las bestias, ¡contra sus propias bestias! Eso podría ser si me reconocen como la mujer de aquel hombre vigoroso y fugaz que me envolvió en los atuendos de su seda gloriosa. Podría ser una mujer, como lo son la roca y el mar, como lo son las piedras y las algas, como lo son los moluscos que se ocultan entre la arena o entre las migas del pan sumergido en la sal. Una mujer de esqueleto calcáreo y de espinas elevadas hasta un cielo solo habitado por otras mujeres que deambulan entre los puntales de otras espinas. ¡Podría ser su mujer! ¡La mujer de aquel hombre de hierro del que hoy solo preservo los hongos y los sudores que brotan de los metales corroídos por su sangre! ¡Podría ser su mujer sin invocar a sus muertos! ¡Podría ser su mujer sin oler sus otras sangres! Sí, una mujer amasada para él, una mujer laureada para él, una mujer ataviada para él, una mujer exasperada por sus bramidos, una mujer avivada por sus clamores genitales, una mujer acalorada por sus desahogos venéreos, una mujer desnuda y blanca, una mujer tan desnuda y blanca como la leche cruda y ardiente de aquellos corrales abarrotados de hombres y de bestias. (Pausa). Una mujer que se muere porque su muerte no puede ser una muerte natural, y como su muerte es una muerte indispensable, yo muero como Yocasta con su cuerpo de promesas, yo muero como Yocasta la consorte fecunda, yo muero como la otra Yocasta, ¡la hembra con su otra muerte! Y mi hombre, el hombre del que soy otra prolongación muerta, es el hado letrado de mi muerte indispensable, nada más, nada más, nada más. ¡Esa es mi desgracia! ¡No quiero ser historia! ¡No quiero ser su historia! ¡Yo quiero ser mujer! ¡Yo quiero ser su mujer! ¡Su mujer! ¡Su mujer! ¡Su mujer! ¡La mujer de aquel hombre de metal! ¡La mujer de aquel hombre vigoroso y fugaz que me envolvió en los atuendos de su seda gloriosa! ¡La mujer de aquel hombre hecho de barrotes y rieles de cobre que me amarró a sus vergüenzas! (Pausa). ¡No quiero ser la mujer que se lee como la mujer suicida!

¡No quiero ser la mujer que se lee como la historia de aquella mujer que solo sirvió como elemento o como herramienta o como equipaje del hombre histórico, del hombre prototipo, del hombre virtuoso! (Pausa). Y, luego, cuando mis otras Tebas organicen las celebraciones de mi muerte indispensable, yo, la otra Yocasta, la Yocasta bautizada con otra historia, caeré como un relámpago sobre las universidades que anotan y compilan los mitos de mi origen y

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las obligaré a mirarme con una inteligencia que no esté empañada por la gravedad del pasado. (Pausa. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, se levanta del sillón Luis XV. La sombra de su cuerpo se esparce sobre el escenario). Si la palabra arado es el signo del falo, como ocurre con la tierra que los agricultores abren en surcos, ¡mi cuerpo ha sido labrado por un arado conducido por la reciedumbre de un hombre bestial! ¡Pero yo no quiero ser la historia de ese hombre! ¡Yo quiero ser la historia de esta mujer! ¡Yo estoy aquí porque soy la otra Yocasta! (Pausa). Y, ¿quién es esta Yocasta? ¡Esta Yocasta no es una palabra! ¡Esta mujer no es un signo! ¡Yo soy la otra Yocasta! (Pausa). ¡La Yocasta de los mares! (Pausa). ¿Quién tiende una cuerda hacia el mar? ¡Una cuerda con trazas grisáceas y pliegues de hebras penitentes! Una cuerda que se rompe por la espuma de los mares y llega a las pieles de aquellas mujeres desnudas de tus campos de batalla. Una cuerda para bárbaros que lanzan sus caballos al mar, caballos que son también cuerdas de sales que cristalizan en sus cabezas de bestias. ¡Yo soy la Yocasta de los mares! ¡Sí, eso soy! ¡Una Yocasta-cuerda en el término de su vida! ¡Una Yocasta-cuerda amargada por el perpetuo dolor de los soplos agónicos de su martirio! Una Yocasta-cuerda que es el silencio, ¡porque el silencio es el único destino posible del amor! (Pausa). Y yo, Yocasta, tu mujer desnuda de antaño, ya no pertenezco a tus hombres de cuerpos ensangrentados y de olores rancios, ya no soy la hembra poseída por los sementales de tus campos de batalla, ahora soy la bestia, la otra bestia, la hechura rescatada de tus sombras porosas. Ahora soy los vestigios de tus sedimentos guerreros, la grieta de tu crónica abominable y celestial. Ahora soy la otra Yocasta, la melodía aguada que se disgrega entre los cristales de sal de las cabezas de tus bestias, la melodía que es agua y sal, la melodía que se desmorona entre las llagas de este cuerpo que se pierde sin su hálito sagrado y se desangra como se desangró en la estremecedora tarde de su virginidad desvirgada. ¿Quién soy? ¡la otra Yocasta! La bestia desvirgada entre los hombres desvirgados en tus campos de batalla. ¡Una Yocasta-cuerda en el término de su vida! ¡Una Yocasta-cuerda asolada por su indigencia mental! Soy la cuerda tendida hacia el mar. ¡La Yocasta de los mares! ¡La Yocasta Mecánica rescatada de las penumbras que devoraron su blancura pálida y fresca! ¡Soy la Yocasta que es membrana amarga y áspera! ¡Soy la Yocasta que estalla y se enciende en llamas que son verbos orgiásticos! ¡Y tú, ápice amputado de la costilla inaugural, solo eres un hombre, otro hombre, ¡y nada más! ¡Solo somos eso! ¡O, tal vez, somos algo más, algo que nos atormenta, algo que nos espanta! Soy la otra Yocasta, solo soy eso. ¡Algo que me subordina al silencio! ¡El silencio! ¡El silencio que siempre es la última eventualidad! ¡Layo y Edipo! ¡Layo, Edipo y Yocasta! ¡Edipo, Yocasta y Layo! Y el pastor, ¡malvado y bienaventurado pastor! ¡Yocasta, Layo, el pastor y el monte Citerón! Y luego, aquellos pastores y la reina de Corinto y nada más, nada más, nada más. (Pausa). ¡Soy Yocasta, lo soy como el blanco de una caída más acompasada, lo soy como el blanco de una caída más atenuada! ¡Soy Yocasta, la succión adormecida y triste, la hembra herida y rabiosa, la hembra sólida y salvaje que aborrece su sarcófago! ¡Soy Yocasta, el cadáver fugado de su sepultura! ¡La otra Yocasta! (Pausa). ¡Esa es mi desgracia! ¡No quiero ser historia! ¡No quiero ser su historia! ¡Yo quiero ser mujer! ¡Yo quiero ser su mujer! ¡Su mujer! ¡La mujer de aquel hombre de metal! ¡La mujer que es la madera de la cruz de hierro! ¡Su mujer! ¡La mujer de aquel hombre vigoroso y fugaz que me envolvió en los atuendos de su seda gloriosa! (Pausa). ¡No quiero ser la mujer que se lee como la mujer suicida, la mujer que se lee como la historia de aquella mujer que solo sirvió como elemento o como herramienta o como equipaje del hombre histórico, del hombre prototipo, del hombre virtuoso! ¡Yo soy Yocasta Mecánica! ¡La otra Yocasta! (Pausa). Yocasta, el animal fugado de su propia historia, Yocasta, la bestia huida de todas sus tragedias. (Pausa). Y luego, la temperatura de otros labios, los ardores de otras pieles, y su voz, su voz que me desarropa, su voz distante del hielo, su voz que está por todas mis partes que lo buscan una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Y la alegría, mi alegría al oler sus axilas, mi alegría que ahora es él, mi alegría húmeda que anhela su roble grueso de hojas perennes, mi alegría que ahora es la naturaleza. (Pausa. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, se desploma sobre el sillón Luis XV). Yo, la otra Yocasta, la Yocasta Mecánica, soy el péndulo que se sostiene

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sobre el pecho de aquel hombre que es el bosque de la colina, el mástil del velero, el carril de la razón, la osamenta malnutrida de los cadáveres de siempre. Y luego, entre los pájaros y los cometas, entre las aguas y el limo, el amor y el dolor, o el amor-dolor, porque el amor y el dolor son los términos de una misma cuestión, los límites de una misma discordia. (Pausa). Y luego, Yocasta, la hembra que desgarró sus piernas huyendo de las rocas y de la espuma del mar y de las sales de aquella laguna verde y cálida que es otra región de árboles robustos que germinaron sin la maduración de sus semillas.

Yocasta, la hembra que se derramó como el bronce de las montañas negras y rojas y lanzó al aire los alaridos de sus fauces ácidas y cayó ante los órganos enormes y espesos de aquel hombre envejecido por la esperanza, por la certidumbre y por un dolor mortal que consumió su hígado y su corazón. ¡Sí, Yocasta Mecánica y nada más! ¡Yocasta la desacralizada! ¡Yocasta la pervertida! ¡Yocasta la repulsiva! ¡La otra Yocasta echada sobre sus tetas blandas y pálidas! La Yocasta Mecánica que derrama su leche que es agua sucia que se agota y se agota y se agota. ¡Yo, la hembra Yocasta, encadenada por los alambres de numerosas fronteras, persisto cantando como quien canta para no olvidar, resisto cantando como quien canta para reconocer su otra voz, sobrevivo cantando como quien canta para comprender que ya nada puede hacer! Y la hembra Yocasta, yo, la otra Yocasta, Yocasta la hembra, se hunde allá, en aquel ansiado cuerpo adolescente que se malgasta por sus orgasmos y por sus raptos carnales y por los impulsos de aquellos genitales que son rocas, espuma del mar y sales de aquella laguna verde y cálida. (Pausa). ¡Luego, el humo, el piano, el vino y el silencio, el silencio, el silencio! ¡El piano que susurra como la serpiente, el piano que transpira como mis óvulos, el piano que es el quejido seco y súbito de quien se masturba! ¡El piano que siempre me rescata de mis franjas dudosas! (Pausa). Soy la Yocasta que se interpone entre su víctima y su verdugo, la Yocasta que ya puede contar su otra historia, ¡la otra Yocasta! (Pausa). Y soy la otra Yocasta porque soy una mujer, ¡otra mujer! (Pausa). No basta con el claustro de las palabras, no basta con el vaivén de los tulipanes, no basta con la mirada azulada, no basta con el tiempo roto, con el tiempo abierto como los cadáveres vaciados y almacenados en estantes metálicos y gélidos. No basta con la idea de la muerte, porque se muere con idea o sin la idea de la muerte, se muere cuando escuchas la voz que nos apaga, se muere cuando crees que estás embargada por los poderes todos del amor, se muere cuando él te besa y sus labios son la tierra negra, se muere cuando él me siente como la probabilidad de la muerte, como la posibilidad del cristal que lo separa de mi rostro, como el cristal fúnebre, como el cristal que ya es otro cristal, el cristal de mi muerte, el cristal que trasluce la muerte de mi rostro que es el iceberg de la muerte de mi cuerpo. (Pausa). A mí, a la otra Yocasta, a Yocasta la hembra, no le basta con sentirlo, no le basta con imaginarlo con las llagas en sus dedos de hombre, no le basta con morderle sus dedos y palpar mis humedades sin rozar las suyas. (Pausa). Y luego, la música, solo eso, la música y otro silencio, la música y un silencio que no logro eludir, un silencio que se hace música y otro silencio, y luego la muerte en la que él me piensa, no la muerte que soy, sino la muerte que él me hace ser, ¡esa es mi tragedia!

¿Cómo explicar que solo me piensa como la muerte? (Pausa). Anoche, envuelta en sus labios de tierra negra, deslumbrada por la muerte que soy, logré comprender que se muere cuando el amor sobreviene como irrealidad, como hipótesis que estalla en el cuerpo que ahora es el claustro de las palabras, el vaivén de los tulipanes, la mirada azulada, el tiempo roto. (Pausa). Luego, las otras muertes, mis muertes literarias, o mis muertes arbitrarias, mis muertes alabadas por los aplausos de públicos de aquí y de allá. ¡Pero la muerte no se premia con aplausos! ¡La muerte es la muerte y nada más! (Pausa. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, se levanta del sillón Luis XV. La sombra de su cuerpo se esparce otra vez sobre el escenario). Y él, hombre elevado sobre su cuerpo velloso y fornido, me conduce hasta mi muerte, ¡esa es mi desventura!

¿Cómo explicar que solo me siente como la muerte? (Pausa). ¡Yocasta, la hembra aberración! ¡Yocasta, la hembra desviación! ¡Yocasta, la hembra atroz! (Pausa). ¡Yocasta, la otrora reina de

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Tebas! (Pausa). ¡Layo y Edipo! ¡Layo, Edipo y Yocasta! ¡Edipo, Yocasta y Layo! Y el pastor, ¡malvado y bienaventurado pastor! ¡Yocasta, Layo, el pastor y el monte Citerón! Y luego, aquellos pastores y la reina de Corinto y nada más, nada más, nada más. (Pausa). ¡No quiero ser historia! ¡No quiero ser su historia! ¡Yo quiero ser mujer! ¡Yo quiero ser su mujer! ¡La mujer de aquel hombre de metal! ¡La mujer de aquel hombre vigoroso y fugaz que me envolvió en los atuendos de su seda gloriosa! (Pausa). ¡No quiero ser la historia de la mujer suicida, no quiero ser la historia de aquella mujer que solo sirvió como elemento o como herramienta o como equipaje del hombre histórico, del hombre prototipo, del hombre virtuoso! (Pausa). Soy un animal, una planta, una alianza, una época, eso, ¡una época! Y luego, nada más. Y luego, ¡él! ¡El hombre implacable que acelera la devastación de mi cuerpo! ¡El hombre que mutiló mis excitaciones y todos mis estímulos! (Pausa. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, levanta sus brazos macilentos y recios y los deja caer de golpe. Inicia un rezo ininteligible. A través de su vestido de lino blanco se escapan sus senos abundantes y sus pezones aún rosáceos. La sombra de su cuerpo continúa vertida sobre el escenario). Pero siempre regreso a él, ¡siempre mi historia me regresa a él! ¡Yo soy Yocasta! ¡La otra Yocasta! ¡Yocasta Mecánica! Y mis tetas, mis tetas que lo amamantaron, mis tetas que fueron el preludio de su hombría, mis tetas que alumbraron a sus hijos de papel y de metal, son los cirios de un fuego distante y cercano, las arterias que me provocan, las arterias que disponen su cuerpo como vertedero de mi propio cuerpo. Mis tetas que están aquí, apuntaladas por estas manos que son las manos de Yocasta Mecánica, ¡no las manos de Yocasta! ¡Mis tetas que son una mezcla de ligamentos, telillas y tendones! ¡Mis tetas dóciles!

¡Las manos donde reposan las tetas de Yocasta Mecánica! Mis tetas que caen sobre el agua contaminada por el mercurio y las violetas, el agua que desinfecta mis tetas, el agua que ensucia y sanea la leche de mis tetas, el agua que ahora es el residuo de la leche de mis tetas que ya son de otro cuerpo. (Pausa. Concluye su rezo ininteligible. Está exhausta. Su cuerpo suda. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, escurre con su vestido de lino blanco las humedades que escapan de su cuerpo escarpado, lacónico y seco). Y él, allí, catalogándome según sus predilecciones, medicándose por su cualidad de hombre impúdico, reiniciándose en los placeres masculinos de sus sacramentales virilidades, eyaculándose sobre sus propias condenaciones. (Pausa). Luego, agotadas las luces y los vestigios de aquellos tiempos, salvada de todas mis aversiones, ausentes mis oídos de mis propias leyendas, soy una y otra vez Yocasta, Yocasta Mecánica, la mujer al revés, la mujer huida de sus habituales puntos de apoyo, la mujer melancólica y radiante escapada de las celdas de aquel monasterio que es el hombre del goce insolente y anhelado. Y así, sosteniéndome inequívocamente, aguardando otras posibles interpretaciones, distanciándome de todo precepto lírico, soy una inusitada aspiración, ¿solo eso? ¿Una inusitada aspiración? (Pausa). Una inhibición metódica, una restricción instintiva, una sacudida destructiva. ¡Soy otra acción fecundante! (Pausa). Luego, el silencio, el silencio del mar, no el mío, pues solo soy una imagen incandescente, una imagen iluminadora, la imagen de Yocasta, ¡la imagen humeante de Yocasta Mecánica! (Pausa). ¡Luego, nada más, como si yo fuera la falta! Y luego, ¡mi cuerpo descargado de sus carnes, mis vísceras arrancadas de sus historias, mis órganos desenterrados de sus vidas. (Pausa). Luego, la falta, ¡yo y mi recóndita y colosal huida! ¡Yo y nada más! Mi cuerpo, la sostenida exhalación de este cuerpo histórico, el amortiguado estruendo de este cuerpo milenario que hoy solo es voz descolgada de sus letras. ¡Mi cuerpo que quiere ser la conquista de alfabetos insólitos! ¡Mi cuerpo que no quiere continuar desgastándose con las lecturas de siempre! (Pausa). Entonces, llegas tú y presumes de tu gallardía de hombre portentoso y crees que me rindo ante esa masculinidad despampanante y crees que caigo ante la ordinaria sofocación causada por tus olores, crees que caigo ante el vulgar espesor grisáceo y sanguinolento de ese abultamiento siempre rígido y húmedo que es tu cuerpo de hombre amatorio. (Pausa). Pero ya no soy la de entonces y tú lo intuyes, tú presientes que yo no soy yo, pero callas como no callaste antes, ¡callas y nada más! (Pausa). ¡Ya no soy la Yocasta cósmica

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que peregrina a través de tu falo desmesurado y titánico y exorbitante! ¡Ya no soy la Yocasta cósmica que deambula a través de tu falo rudo, vigoroso y celeste! ¡Yo soy la otra Yocasta! ¡Ya no soy la Yocasta cósmica que reposa sobre tu falo agreste y ancestral! (Pausa). Otra es la mecánica que desciende sobre mi médula espinal, otra es la mecánica que me rescata de tu séptimo miembro, otra es la mecánica de tu falo que ya no es mi oriente, mi levante, mi este místico, el lugar y origen de mi vida, el órgano de mis calores y de mis luces. Hoy, erguida como columna vertebral, ascendida sobre los estatutos de entonces, ¡organizo los orgasmos que se originan en mi cabeza y dejo de ser la Yocasta leída para ser la Yocasta Mecánica! (Pausa). ¡No lo comprenderás, Layo, no lo comprenderás! ¡No lo comprenderá Tebas, no lo comprenderá! (Pausa). ¿Yocasta cósmica? ¡No! (Pausa.) ¿Yocasta Mecánica? ¡Sí! ¡Yocasta Mecánica! (Pausa). ¡Layo y Edipo! ¡Layo, Edipo y Yocasta! ¡Edipo, Yocasta y Layo! Y el pastor, ¡malvado y bienaventurado pastor! ¡Yocasta, Layo, el pastor y el monte Citerón! Y luego, aquellos pastores y la reina de Corinto y nada más, nada más, nada más. (Pausa). ¡La otra mecánica! (Pausa.) ¿Quién es capaz de alterar el mito? ¿Quién es capaz de asesinar al héroe? ¿Quién es capaz de malograr su propia historia? (Pausa. La parte superior del vestido de lino blanco de Yocasta, o más bien, de la otra Yocasta, cae sobre la blancura de sus pies huesudos y descalzos. Sus senos abundantes y sus pezones aún rosáceos quedan descubiertos. La sombra de su cuerpo continúa vertida sobre el escenario). Y ahora solo soy un hilo sin volumen, sin envergadura, sin longitud, un hilo que es el sol y la luna, un hilo de leche ligado a la insensatez de mi otra maternidad, un hilo que es el preludio temerario de mi moderna gestación. ¡El hilo de Yocasta Mecánica, el hilo arruinado por los votos de mi regeneración, el hilo que ha procreado los vestigios de mi cuerpo anatómico! (Pausa). Y hoy, Yocasta, la hembra que fue el cadáver poético de pretéritas liturgias funerarias, ¡se enrosca en las almas tórridas y vehementes de aquellos hombres vaciados de dolores y de suspiros! ¡Pero yo, Yocasta Mecánica, soy el resultado de un prolongado propósito genético! (Pausa.) ¡Ya no puedo ser la hembra creada en aquel año abominable! ¡Ya no puedo ser la hembra escrita por Sófocles! ¡Ya no puedo ser la hembra útil! ¡Ahora soy una hembra enfurecida que huye de la conciencia de sus propios orígenes! (Pausa.) ¡Al término de nuestras vidas comprendemos que hemos sido nuestro propio adversario! (Pausa.) Como Yocasta, como la otra Yocasta, como Yocasta Mecánica, ¡soy el último eslabón del mal! ¡La mujer funesta de todas sus tragedias! ¡La mujer que carga en su espalda el espléndido mal de todas sus tragedias! ¡Soy Yocasta Mecánica, la mujer que quiere confesar el propósito de su maldad, la mujer-epifanía, la mujer-abducida, la mujer-princesa de los pájaros, la mujer-cabeza del halcón, la mujer-cobra que se enrosca sobre el disco solar! (Pausa.) ¡Soy Yocasta, la otra Yocasta, Yocasta Mecánica, y nada más, nada más, nada más! (Pausa). ¡Al término de nuestras vidas comprendemos que hemos sido nuestro propio adversario! (Pausa.) Luego la memoria se nos hace oscura porque la memoria solo es un trazo engalanado para su tachadura, un trazo que nos engulle y nos adormece, un trazo que es la noche atiborrada de ambiciones, un trazo que es nuestra última noche, esta noche de clarividencias, esta noche de la metamorfosis de la serpiente, esta noche subterránea que es también este cuerpo intocable y etéreo, esta noche que inevitablemente también tiene que ser el sepulcro del cuerpo de Yocasta Mecánica, ¡la mujer que siempre tendrá que aprender a ser en la medida en que es!

(Se escucha la composición musical, Mass in B Minor, BWV 232, de Johann Sebastian Bach. Yocasta, o más bien, la otra Yocasta, cae lentamente sobre el sillón Luis XV de estilo rococó. Apaga la luz de la antigua lámpara de pedestal de estilo rústico hecha con hierro forjado. A través de la pantalla acampanada de estilo art déco ya no se observa el suave torrente luminoso que emite la luz de la lámpara de pedestal. La sombra del cuerpo de Yocasta Mecánica ya no continúa vertida sobre el escenario).

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LETRAS
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Reseña de “En nombre del padre” de Fernando Operé

Universidad de puerto rico, Recinto de rio piedras

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LETRAS

“En nombre del padre” de Fernando Operé es un libro que integra una multiplicidad de estilos literarios que van desde la crónica de viajes, crónica histórica, memorias, hasta la poesía. Sus reflexiones son profundamente humanas, por lo que van desde la cotidianeidad del narrador hasta la universalidad de la condición humana tras la explicación de las preguntas fundamentales: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? Estas preguntas que acompañan a todos se desempolvan a través de la memoria del narrador e invitan al lector a unirse a su vertiginosa reflexión por viajes y caminos de la vida. El viaje, que opera como metáfora de la vida, comienza en España y concluye en Estados Unidos, pero serpentea por toda Europa, Argentina y hasta la India, recopilando destellos/rastros de lo que significa ser un ciudadano del mundo.

El padre es una figura fundamental y dinámica que integra familia, estado, religión. El narrador anuncia desde el principio la muerte de su padre temprano en su niñez, suceso que de una manera u otra está interconectado con el resto de los elementos del texto, por lo que alza sospechas de que el título del texto también pueda funcionar como dedicatoria.

La pérdida temprana de la figura paternal crea un espacio que la voz narrativa va rellenando con su propio criterio y discernimiento a lo largo de la vida. El tema de la crianza es uno constante en este texto, así como la ética, moral y obediencia; palabra que resulta incómoda para la voz narrativa. Esto se demuestra en los tipos de crianza a través de las generaciones, y como el narrador propone formas alternativas de crianza. Algunas figuras como Francisco Franco ejercen, sobre todo en las dictaduras, una fuerte figura como “padre de la patria”. Este paternalismo disciplinario, represivo y sofocante funciona como motor de rebelión, a su vez, identificando lo que no compone la imagen paternal para la voz narrativa. La iglesia y la escuela, instituciones que hacen eco de esta mentalidad paternalista. El narrador desea cambiar esta sociedad de regulación y reglamentación despiadada:

Pues bien, considerando esos antecedentes, y que de lo que se mama se cría, yo debería haber surgido como un castigador experimentado ya que había sufrido en propia carne los arrebatos desmesurados de mis educadores, en el colegio y en la casa. Pero no, no fue así, y no por falta de deseo. Pensé, sentí, valoré que no había ninguna razón, por grande que fuese la falta. [...] A mis hijos, tengo cuatro, nunca les impuse una férrea autoridad paterna ni les puse una mano encima, incluso en los momentos de mayor frustración y descontrol tras haber derribado у hecho añicos una pecera con sus galones de agua y los pececitos naranjas de todas las peceras dando bocanadas inútiles sobre la alfombra. Incluso entonces no les di un cachete en el culo. (Operé, 16)

El padre como representación de la autoridad es observado con suspicacia en todos los ámbitos, como en la religión, de la cual la voz narrativa también se independiza tras una etapa de fervorosa fe. Estos conflictos con la religión sirven de ventana a la historia represiva de la iglesia en España. Representan la muerte de los antiguos valores pedagógicos de la violencia.

Por contraparte, otras figuras como el poeta Miguel Hernández, subrogan la figura paternal del narrador, abriendo un camino de búsqueda e identidad que permanece en constante evolución. Hay una orfandad colectiva en la que la sociedad española se encuentra y está pasando por un proceso de imaginación y creatividad que encabece la dirección sociopolítica de España a partir de la muerte de Franco:

“con Franco vivíamos mejor”. Pero no vivíamos mejor, porque a veces ni vivíamos. La corrupción de las últimas décadas anteriores a su muerte fue rampante, y la censura dejó una nación de minusválidos, huérfanos de padres o maestros literarios y artísticos. (41)

El narrador se aleja naturalmente de la represión y comienza una fase experimental de búsqueda y de aventura tanto en su interior como en el exterior.

El narrador encuentra gran refugio y sentido familiar en el lado humanista de la sociedad, donde también

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se está ideando una sociedad distinta a la que trajo el gobierno de Franco. Esta sociedad desea cortar radicalmente los lazos con el franquismo y se revela en derroches de libertad y excesos que a menudo rayan en lo absurdo. La voz narrativa busca, palpa y vive en busca de una mayor verdad y de una vida con más profundidad y sentido. Apenas entrando a la joven adultez, se inicia como padre con su primera hija, Marta. A tropezones, la inmadurez del narrador encuentra en su primera hija las dificultades de tamaña responsabilidad, además de los obstáculos sociales y económicos en los que se encontraban las familias españolas de la época.

El narrador viaja por Europa, buscando hacerse un profesional y se instala en Barcelona, donde conoce a su actual esposa, con quién termina mudándose a su país natal en Estados Unidos. El país norteamericano está formado por una caleidoscópica variedad de culturas y estilos de vida. En la década del setenta, representa una imagen progresiva social y de progreso económico.

El ambiente en la Universidad de Virginia, donde estudia y luego ejerce como profesor, representa la cúspide de los valores que la voz narrativa desea. El ambiente ecléctico, el sentido comunitario dentro y en los alrededores del campus, el compromiso con los más altos valores intelectuales y sociales que estimula la universidad sirven del mejor ejemplo político tanto para el narrador como para la nación norteamericana.

Sin embargo, los tiempos cambian y viejas tensiones emergen con nuevas caras. Tras la saturación del discurso progresivo que culmina con el gobierno de Barack Obama, la cultura capitalista norteamericana entra en una nueva fase, personificada y protagonizada por su nuevo líder político Donald Trump, quien devela la crisis de polarización social que hay principalmente en lo racial y en lo político. Trump representa el triunfo del dólar sobre la conciencia social y el intento de normalizar el racismo, machismo, xenofobia, misoginia, la crisis ecológica, entre tantos otros problemas que la sociedad está enfrentando tanto en el occidente como el oriente. Al incitar la insurrección en Capitol Hill a comienzos del 2021, Trump cierra su tiempo en poder con una manifestación representativa del deterioro y corrupción de la democracia estadounidense:

Trump se niega a conceder su victoria y guarda un silencio público mientras con mensajes de tuits anima a sus seguidores a rebelarse contra los resultados de los comicios. Estrategias puramente dictatoriales. [...] De repente, la España de Franco y la América de Trump parecen aproximarse. Dios nos libre. Mi voz es una voz en el desierto, una voz lejana que proviene del frío de la dictadura en la que me crié y eduqué. Es una voz impotente que tiembla aislada frente a un mundo fracturado y

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fracturándose, donde proliferan los gobiernos autoritarios.

No sé si por esa razón escribí este libro, para que el eco llegue a algún hogar y podamos salvar lo más legítimo de nuestra herencia como miembros de comunidades democráticas, que es el respeto y la razón de todos. (288)

La sociedad usualmente tiende a huir de los discursos saturados, ayudando a modelar la naturaleza de la evolución discursiva. Así como el discurso franquista se satura y el narrador busca alejarse de esa extrema derecha, lo mismo ocurre desde el otro lado. Esto ha ocurrido desde los comienzos de la formación política en América. Desde una perspectiva hegeliana, los discursos políticos iniciados con la formación de sus países tienden a girar hacia su lado opuesto una vez hay una saturación discursiva, la cual sucede igualmente desde la “antítesis” como el péndulo de un reloj. Cuando los caudillos y las dictaduras de derecha saturan su discurso el péndulo gira hacia la izquierda, por ejemplo, Fulgencio Batista en Cuba, Jorge Videla en Argentina y Augusto Pinochet en Chile marcan una época en que el discurso de la derecha se satura y el péndulo se inclina hacia la izquierda, marcado por los movimientos como la del Movimiento 26 de julio en Cuba y figuras como Fidel Castro y Che Guevara, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Sendero Luminoso en Perú. Luego, Estados Unidos ejecuta el Plan Cóndor, los gobiernos de izquierda se empobrecen, surgen migraciones masivas, los discursos de izquierda se saturan y el péndulo gira a la izquierda. Esto hace que surjan nuevos movimientos antineoliberales como Lula da Silva en Brasil, Cristina Fernández en Argentina, Evo Morales en Bolivia y Hugo Chávez en Venezuela. Los discursos de izquierda se saturan nuevamente y el péndulo gira a la derecha marcado por la crisis de Venezuela y Cuba.

La presidencia de Donald Trump se instala en el discurso saturado demócrata y se define, entre muchos elementos, por promocionar la segregación ante los países latinoamericanos con planes como la reconstrucción de un mayor muro en la frontera de México y otros incidentes antidemocráticos como la insurrección en Capitol Hill.

“En nombre del padre” devela estos ciclos con la humanidad y la vulnerabilidad de la experiencia propia. Presenta la construcción y reconstrucción del individuo como humano al igual que la sociedad como organismo vivo y en constante evolución. La familia, a veces de acuerdo y otras en desacuerdo logran canalizar las discrepancias de la sociedad, pero siempre ayuda a unificar ese sentido de compromiso y hermandad que la voz narrativa construye con sus reflexiones. La metáfora de la cocina como espacio unificador y la mesa como eje fundamental del reencuentro familiar es quizás una de las mejores maneras en que el texto evoca el mensaje unificador para estos tiempos de tanta polarización:

A mí me gusta que los amigos se amontonen en la cocina cuando el oficiante soy yo. Para mí, esa es la gran metáfora de la vida. El ejercicio público en que nada se esconde. La obligatoriedad de alimentar al hambriento que está implícita en todas las religiones. Con religión o sin ella, el rito tiene el mismo significado por muy progre o ateo que se sea. (275)

A menudo lo “micro” ayuda a explicar lo “macro”, y de muchas maneras la experiencia individual del narrador coincide con las del colectivo social, que al igual se encuentra comulgando en una mayor mesa. Al igual que el narrador escribe para comprender su vida, el ejercicio de leer este momento en la historia como una narración permite comprender los asuntos más actuales como una narración en proceso.

La polarización social coincide con una época tecnológica cuyos algoritmos en los interfaces de comunicación compiten por la atención del individuo, brindando mayor volumen de información que vaya de acuerdo con sus temas de interés. Por consecuencia, el individuo se ve rodeado de sus ideologías de preferencia, alejándose cada vez más de discursos distintos. La noción de la diversidad está atrofiada y es preciso escribir crónicas como estas para comprenderse mejor.

Obra Citada: Operé, Fernando. “En nombre del padre”. Valparaíso Ediciones, 2021

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Comentario sobre Callejóndelosgatos

Luis Rodríguez Martínez

Escritor independiente

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LETRAS

Ana María Fuster Lavín es una de las voces más importantes de la narrativa puertorriqueña. Sus obras literarias, 17 en total, a menudo denuncian la soledad, la injusticia, la violencia y la búsqueda de una empatía que no siempre se encuentra, entre muchos otros temas. Santurce, Río Piedras, el Viejo San Juan, suelen convertirse en el lugar donde transitan sus personajes abatidos por la realidad que les ha tocado vivir. Su nuevo libro de cuentos, Callejón de los gatos nos presenta una metrópolis que se convierte en espacio de perdición para muchos de sus personajes. El hilo conductor de estas historias es principalmente la inclusión de gatos en todos los cuentos, además de la aparición de personajes recurrentes, lo que nos permite explorar aspectos y momentos de sus vidas en distintas temporalidades o perspectivas. Asimismo, la atmosfera, los escenarios y los lugares ayudan a crear el sentido de conexión que permea en toda la obra.

Callejón de los gatos es una metáfora de esos recovecos oscuros donde ocultamos lo que en ocasiones somos, la existencia plena del ser humano abatido por sus defectos y tentaciones. Entre sus historias, encontramos la violencia nuestra de cada día, entremezclada con el lirismo que distingue a la narrativa de la autora. Sus personajes transitan por las avenidas de la miseria y la esperanza al mismo tiempo. En este callejón no se vive dignamente, apenas se sobrevive. Ana María Fuster Lavín nos presenta en esta colección de cuentos algunos de los elementos característicos de su narrativa: el erotismo, lo gótico, las tragedias diarias, la ciudad que se convierte en el lugar de perdición de sus habitantes y, de igual manera, un hilo de esperanza de la mano del amor; la única fuente de luz entre las tinieblas de estos relatos felinos.

San Juan es el escenario de la mayoría de estos cuentos que elaboran la idea de la ciudad en decadencia, de un espacio que guarda las pesadillas nocturnas de los personajes que habitan en el microcosmos de sus historias. No obstante, el callejón que une a todas estas historias es transitado frecuentemente por los felinos que sufren, al igual que los seres humanos, el rechazo por parte de los demás. Los felinos son un ente conector en todo el libro donde muchos personajes trascienden las fronteras de sus historias y se entretejen con otros.

La autoficción está presente también en algunos de los cuentos, pues resaltan pinceladas de la autora en algunas de sus protagonistas, sin que esto signifique un descuido de la tesis central del libro, la decadencia de ciertos espacios y, con ellos, la de su propia gente. Las voces femeninas viven atropellos cotidianos en nuestra sociedad, contados con soltura y destreza por parte de la autora, de manera que los cuentos no se sienten como lecciones moralizantes, sino como un ejercicio efectivo de crítica social que está presente sin que se sienta panfletario. Sus personajes nos llegan hasta el tuétano con sus historias donde presentan, en su mayoría, un retrato de la vida puertorriqueña.

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SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA LETRAS
CRÍTICA

Un aspecto interesante de este libro es su balance entre los elementos sobrenaturales que presenta y el realismo crudo que enfrentan sus personajes. El mundo legal, las influencias políticas, los juegos del poder y los atropellos que sufren aquellos que no tienen acceso al poder, son temas recurrentes en algunas de las historias de este callejón de felinos abandonados. Precisamente, ese mismo abandono se siente en las calles, en las estructuras, en los lugares que frecuentan sus personajes. Las sombras, los ecos del pasado, los traumas y las violencias cotidianas se presentan en este mundo decadente, insomne y abandonado a su propia suerte.

Los personajes que transitan entre cuentos no son el único elemento de intertextualidad en este libro, ya que Callejón de los gatos conversa con obras anteriores de la autora tanto en términos de los ambientes, la atmósfera y los temas, como en los personajes. En sus relatos reaparecen los “sin ojos”, personajes antropófagos que han aparecido en libros anteriores de la autora. La autora desarrolla su historia fragmentada en cuentos que funcionan a modo de episodios que aportan a este microcosmos decadente que hace las de espejo de nuestra sociedad.

Como comenta Sandra Casanova Vizcaíno en el prologo del libro, “Callejón de los gatos es un libro sobre una gran contradicción: el amor, la amistad y el deseo desmedidos que se pueden sentir y, a la vez, la falta de vínculos afectivos o la imposibilidad de encontrar o mantener estos vínculos”. Esta contradicción es el motor de la vida misma, pues buscamos a menudo vínculos afectivos en un mundo que para muchos se muestra solitario, abandonado, vacío. Esta, precisamente, es una de las fortalezas de este libro que se nos presenta tan humano como felino. Lleno de miedos, tristezas, soledades y abandonos, pero también con un dejo de esperanza, empatía y amor que nos hace mantener la fe en el otro. Callejón de los gatos es un libro contundente y necesario acerca de la vida misma vista a través del ojo crítico y literario de nuestra Ana María Fuster Lavín. Definitivamente, un libro esencial tanto para la bibliografía de Ana María Fuster Lavín, como para la literatura puertorriqueña en tiempos de crisis.

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Apuntes al margen de Lapasióndevivir… de Sylvia T. Domenech1

Mario Cancel Sepúlveda

Universidad de puerto rico, Recinto de mayagüez

Apuntes al margen de La pasión de vivir… de Sylvia T. Domenech1

1 Comentario a Sylvia T. Domenech (2018) La pasión de vivir: Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli. San Juan: ERA International Corporation. En Hormigueros y Mayagüez, 3-5 de diciembre de 2019. Texto publicado en el blog del autor “Puerto Rico entre siglos: historiografía y cultura” https://puertoricoentresiglos.wordpress.com/2020/03/17/apuntes-al-margen-de-la-pasion-de-vivir-de-sylvia-t-domenech/

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POLÍTICA
SOCIEDAD
Y

Preámbulo

En primer lugar, quisiera hacer unos comentarios generales sobre la naturaleza de esta obra de Sylvia T. Domenech. Quien se aventure a leer La pasión de vivir: Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli (19152011) debe partir de la premisa de que tiene en sus manos un texto bien escrito, elegante y cuidadoso. A lo largo del mismo, el balance entre la investigadora acuciosa y la escritora creativa alcanzan un magnífico balance. Esto significa que el trabajo técnico con los recursos de archivo, que son por lo regular una guía incompleta del objeto de estudio, y la imaginación de la autora, han conseguido una integración admirable. Los que hacemos historiografía profesional y académica, como es mi caso, reconocemos los límites que imponen los registros archivísticos para responder todas las interrogantes que nos provocan los temas que tratamos. La imaginación del investigador tiene que hacer unas apuestas a la hora de la elaboración del texto a fin de que el producto resulte comprensible para quien se acerque al mismo una vez hecho público. La autora posee sin duda esa capacidad.

En segundo lugar, quisiera llamar la atención sobre la relación entre las discursividades de la historiografía y la biografía. Ambas no solo nacieron a la par y se dedican al mismo trabajo: la formalización de la memoria de una parte del pasado. Pero si la historiografía enfrenta el problema subsumiendo al individuo excepcional u ordinario en el colectivo y sus contextos; la biografía lo resuelve haciendo todo lo contrario, es decir, concentrando el esfuerzo interpretativo de lo colectivo y lo contextual en la elucidación de la mirada del individuo excepcional u ordinario. Se trata de dos modos de representar el

pasado que, siendo contrapuestas, no son excluyentes y más bien se enriquecen mutuamente. La biografía ha sido interpretada como un género que se mueve entre los intersticios de la literatura, la retórica y la historiografía. La única garantía de éxito para ambos procedimientos es el talento de investigador.

La lectura del libro en torno a Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli me remite al sabor ancestral de la biografía clásica latina. Aquel era un género que se movía entre la historiografía y la literatura con el fin de rescatar a las figuras públicas que ostentaban virtu, concepto que en la antigüedad sugería la posesión de “carácter” y, en el medievo, la idea de la “madurez” y la “excelencia” que acreditaban su “distinción” y su protagonismo social. En términos técnicos la obra de Domenech posee los rasgos de lo que conocemos como la “Biografía Alejandrina”, un medio proclive a esbozar la vida pública de la figura adornándola con un selecto anecdotario de su vida pública y privada todo ello de la mano de un lenguaje accesible e incluso coloquial pero elegante. No empecé, también comparte elementos de la “Biografía Peripatética” que buscaba definir al “Individuo Excepcional” o a la figura procera proyectándolo como “Motor de la Historia” de su tiempo con el objetivo de transformar su vida en un modelo pedagógico y moralizante, en una figura a imitar. Domenech deja con su libro el modelo de una “Biografía Laudatoria” con una finalidad moral bien urdida, estilo que en el siglo 19 y en el contexto del Romanticismo y el Krausopositivismo, cultivaron entre otros Thomas de Carlyle, Alejandro Tapia y Rivera y Eugenio María de Hostos Bonilla, este último en la forma del perfil sociológico como parte de su “Moral Social Objetiva” en 1888.

En tercer lugar, debo reconocer el papel protagónico que la biografía laudatoria y la biografía crítica, ha adquirido en el contexto de la reflexión sobre el pasado desde 1990 al presente. En cierto modo, la producción de ese género de obras está supliendo una necesidad intelectual que he reiterado a mis estudiantes de historia de todos los niveles: me refiero al estudio sistemático de las “fuerzas vivas”, las clases altas y de la burguesía criolla o puertorriqueña a lo largo de la historia de Puerto Rico, aspecto tan necesario para desarrollar una visión holística del yo colectivo.

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La naturaleza de un libro

No cabe duda de que la autora tiene una gran pericia a la hora de adecuar las etapas vitales de esta figura con los capítulos de su libro. El volumen puede ser separado en dos partes. La primera incluye los capítulos uno al cuatro que ofrecen un panorama puntual de la fisonomía del personaje: su genealogía y ascendencia hispana, su desarrollo sociocultural temprano en San Germán y Mayagüez, dos signos contrapuestos de la modernidad puertorriqueña, y su formación profesional y militar en Puerto Rico y Estados Unidos. El niño nacido en San Germán en 1915 creció en los tiempos aciagos de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, periodo en que acaecen dos momentos determinantes de su vida: se recibió de ingeniero químico del CAAM en 1937 y se casó en 1939. En el capítulo cuatro, “La hora del amor y de la guerra”, se explora el periodo de 1942 al 1945 cuando la conflagración mundial lo sacó del nicho familiar y lo llevó de Panamá a Washington. La elaborada imagen del conflicto entre el desarraigo personal y el reclamo de cumplir con un deber colectivo ineludible es evidente en esa parte de la narración.

No debe pasarse por alto que en medio de aquellos años inició un proceso de cambio profundo e irreversible no solo en la relación política y económica de Puerto Rico con Estados Unidos, sino en las relaciones internacionales todas. Las marcas más visibles de ese fenómeno fueron, en el caso de Puerto Rico, las

gobernaciones del Gen. Blanton Winship (1934-1939) y el Alm. William Leahy (1939-1940), y el ascenso meteórico de la figura de Luis Muñoz Marín y su populismo exigente al poder, con el visto bueno de las autoridades estadounidenses controladas por Franklyn D. Roosevelt y sus “Think Tanks” de tradiciónkeynesiana. Todos los debates internos -tanto políticos, económicos o filosóficosque atenazaron a Ramírez de Arellano y Bártoli desde su regreso a Puerto Rico en 1945, poseían raíces profundas en los complejos procesos que habían afectado al país entre 1934 y 1945.

La segunda parte compuesta por los capítulos cinco al nueve, muestra el desenvolvimiento del empresario de la caña de azúcar en el marco del derrumbe del enclave agrario que fue Puerto Rico hasta 1947; su papel en el desarrollo y difusión de los medios de comunicación masiva emergentes durante la segunda posguerra tanto en el territorio de la radio como en el de la televisión aspecto en el cual WORA radio y televisión son su mayor emblema; así como su desempeño en la industria de la publicidad de la que dependía la subsistencia de aquellas. Su instinto empresarial terminó por interesarlo en la banca de afirmación puertorriqueña y regionalista e, incluso, en la ganadería y la agricultura alternativa tras la disolución del universo azucarero que había sido el país antes de la guerra. Cada escenario estipulado

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Política y sociedad

ofrece al investigador académico una lección histórica transcendental que la autora sugiere, pero no elabora porque ese no es su propósito. El discurso de Domenech se complace en construir la imagen moral del exitoso empresario.

El libro documenta, por una parte, los choques entre los intereses del Estado y los del Capital en el contexto del Nuevo Trato y la Segunda Posguerra: Ramírez de Arellano resintió como tantos otros miembros de la “fuerzas vivas” el tránsito del orden liberal tradicional de entreguerras al orden keynesiano y fordista de la segunda posguerra y la Guerra Fría. La transición de una economía agraria dependiente y tradicional a otra industrial dependiente habían cambiado las reglas de juego de modo dramático hecho que representaba un reto extraordinario para gente como él. Aunque el asunto ha sido ampliamente revisado desde la historiografía social y económica, la experiencia concreta de sus protagonistas sigue siendo un misterio. El acercamiento de Domenech ofrece pistas en torno a los efectos del cambio en el seno de una figura concreta de las “fuerzas vivas” puertorriqueñas con la ventaja de que, gracias al rico registro de documentos que se insertan entre un capítulo y otro, los argumentos se expresan en sus propias palabras.

Por otro lado, el libro también patentiza la capacidad de Ramírez de Arellano y Bártoli para transitar con éxito del orbe agrario al industrial tomando la ruta de vanguardia de las comunicaciones, la publicidad y la banca. Para el historiador profesional eso significa que su lectura de hacia dónde conducían los aires de la época había sido acertada. En ese sentido, el orden keynesiano y fordista de la segunda posguerra y la Guerra Fría, no lo tomó desprevenido como a otros. Hay, por último, dos valores que me parecen significativos y que quisiera señalar brevemente. Uno es su regionalismo económico, una actitud de las “fuerzas vivas” del país cuyos antecedentes se pueden documentar hasta principios del siglo 19 y que voy a bautizar con el neologismo de “mayagüezanismo”. Mirar al mundo, al mercado, a la humanidad desde el locus amenus de la región sin que ello significase una desconexión con el resto del orbe es una destreza que todos deberíamos aprender y practicar. El otro valor tiene que ver con el hecho de que, a pesar del acelerado proceso de industrialización de Puerto Rico desde 1947 en adelante al palio de “Operación Manos a la Obra” y de su condición de empresario de vanguardia que compartía los

valores del capitalismo de la segunda posguerra, Ramírez de Arellano y Bártoli nunca olvidó sus vínculos con la tierra ni dejó atrás el agrarismo que había heredado de la generación de su padre. Su compromiso con la Central Igualdad y con los proyectos innovadores de alguno de sus nietos así lo certifica.

El conjunto de los nueve capítulos se fundamenta en una esmerada mirada microscópica propia de la biografía, que privilegia el lenguaje testimonial mediante el recurso de “dejar hablar al personaje”. Las largas citas de los documentos y la referida práctica de insertar una muestra significativa del “archivo personal” entre uno y oro capítulo, invitan al lector a dialogar con la figura histórica que la autora delinea. La ausencia de un bagaje bibliográfico o referencial aparte de las fuentes que emanan de los actos del protagonista, otro rasgo distintivo de la “Biografía Laudatoria”, ha forzado a la autora a llenar los vacíos factuales con narraciones imaginarias bien articuladas y, a la vez, cargadas de emoción que robustecen la imagen procera del sujeto bajo estudio. Ese elemento imaginativo y el rico anecdotario sustraído de la obra literaria de Ramírez de Arellano y Bártoli, nos dejan ante un texto equilibrado que lo busca afirmar la humanidad de esta figura compleja como todas. Para un biógrafo crítico como yo, que he aceptado que el sujeto biografiado “en sí” es inatrapable y que la biografía laudatoria o crítica es siempre una apuesta o una aproximación, las destrezas de Domenech no dejan de impresionarme.

El placer de la lectura del volumen La pasión de vivir: Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli se sostiene, es cierto, sobre la pericia de la palabra. Pero es inescapable afirmar que también se apoya en lo significativo de la figura a la cual invoca y construye: un signo inequívoco de las complejidades de la segunda parte del siglo veinte: Alfredo Ramírez de Arellano y Bártoli.

Muchas gracias.

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72 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA La promesa (réquiemparaunbuenamigo)
María Fuster Lavín
editora y columnista de prensa cultural LETRAS
Ana
Escritora,

las despedidas son peces para las gaviotas otras, invaden un horizonte dormido colmándolo de borrascas como en esta noche de duelos: de ti de nuestros propios vendavales y de botellas mensajeras al mar para un manojo de cicatrices que quizá lea algún desconocido frente a mi reflejo incómodo de mujer incorregible obstinada torpe que pretende recuperar pasados en este rompecabezas de incertidumbres a la espera de un arcoíris

las despedidas son saudade para la muerte y me emberrincho en esta nostalgia insomne pues me juraste que ganarías al doloroso veneno que se alimentaba de ti cuando me enviabas fotos sonriente en cada larga sesión de quimio como las veces que renegábamos de las horas esperando la guagua al salir de clases, y te inventaba sonrisas macabras para el tedio; mi afán era crear amorosos libros sombríos el tuyo, ser presencia cotidiana como los abrazos al final, yo raíz hogareña, tú infinito vuelo libre fuimos torbellino de emociones y desencuentros…

las despedidas son una patada en la calma una angustia amarrada a un torpe adiós como mis recuerdos, como tu vitalidad aferrados ambos a demasiadas espinas y tú en el hospital, yo en un hotel de Lisboa cuando el final llegó en una llamada --la voz de Pedro, no del apóstol sino nuestro mejor amigo que yo-y sé que ya no estás ni estarás al otro lado, el temblor de la muerte abisma cualquier pronóstico hacia un “siempre vivirás en nosotros” --frase trillada para no sentir frío-pues ya resides en nuestras cicatrices y júbilos en cada canción metallera o de Serrat en cada película de terror o de Almodóvar en cada partido de futbol aunque fuésemos rivales en cada temporada distanciada tan desmesuradamente separados pero siempre unidos

las despedidas son sed para el olvido inútiles ante el milagro de querer amigo, amordazaré mis palabras para versar mi promesa de nunca despedirme de ti

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Cicatrices de la memoria inédito A Barry Santiago Bermúdez (1968-2023) mi noble y amado amigo, no te olvidaré…

No

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ARTE
me enseñaste... Anto Gamunev Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey
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76 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA ARTE
ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 77
78 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA

Martes, 25 de octubre de 2022

1:00 p.m.

Salón de Conferencias Vicerrectoría, UAGM, Recinto de Cupey

Firma de acuerdo colaborativo entre el Comité del Centenario Rafael Tufiño y la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey.

Jueves, 27 de octubre de 2022

11:00 a.m.

Rotonda del Capitolio Actividad en celebración del centenario y exposición de obras de Tufiño. La exposición estará hasta el 30 de noviembre de 2022.

Domingo, 30 de octubre de 2022

1:00 p.m.

Museo Las Américas Actividad de celebración del cumpleaños y el centenario de Tufiño, presentación de video retrato Los 80 del Tefo, develación del cartel del centenario por Garvin Sierra y música.

Jueves, 17 de noviembre de 2022

Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP)

Exposición de obras de Tufiño. Apertura de la exhibición Tufiño en el ICP, a las 7:00 p.m. en la Sala Central del Antiguo Arsenal de la Marina Española en el Viejo San Juan. Luego la exhibición estará abierta desde el 18 de noviembre de 2022 en horario regular de miércoles a domingo de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. para que más personas puedan visitarla durante el fin de semana.

Sábado, 19 de noviembre de 2022 Sede de la Cooperativa de Seguros Múltiples en San Juan

Exposición Centenario de Rafael Tufiño (1922-2022). La exposición en conmemoración del Centenario de Tufiño en la sede de la Cooperativa de Seguros Múltiples continuará hasta el 30 de noviembre de 2022. Habrá una visita guiada el sabado, 19 de novembre de 2022. Para reservar su espacio deben enviar un email a: arte@segurosmultiples.com

Enero - Mayo 2023 UAGM Recinto de Cupey Actividades de la División Académica de Artes Liberales

Conversatorio con la participación de Pablo Tufiño

Exposición de cartas de Rafael Tufiño a su hijo Pablo – Biblioteca UAGM, Recinto de Cupey

Jueves, 30 de marzo de 2023

Museo Las Américas Tufiño íntimo: Cartas a Pablo

Septiembre 2023 UAGM Recinto de Cupey Edición especial de la Revista Cruce de UAGM, dedicada al maestro Rafael Tufiño

ABR 2023: CRUZANDO LOS 12 / 79 Fecha Lugar Evento

PROYECTO TÍTULO V y ARTES LIBERALES Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey

CRUCE: CRÍTICA

80 / REVISTA
SOCIO-CULTURAL
CONTEMPORÁNEA
Abril 2023 / Design Thinking Lab
81

FICCIÓN Y LITERATURA FICCIÓN Y LITERATURA

FANTÁSTICA DEL CARIBE FANTÁSTICA DEL CARIBE

La Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, La Casa de los Contrafuertes, La Asociación Dominicana de Ficción Especulativa y Mentes Extremófilas invitan a someter propuestas para el VI Congreso de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica del Caribe.

1. Se celebrará en dos países del Caribe Hispano:

del 12 al 15 de abril de 2023 en Puerto Rico del 10 al 12 de mayo en la República Dominicana, en el marco de la Feria del Libro de Santo Domingo.

2 Toda comunicación debe dirigirse al correo congresocienciaficcioncaribe@gmail com

3 Aceptaremos propuestas para paneles en inglés o español en las siguientes líneas temáticas o temas afines:

Afrofuturismo, literatura especulativa o fantástica en el Caribe Representaciones de la sexualidad, interseccionalidad, narrativas cuir, perspectivas críticas y transgresión(es) en la ciencia ficción y lo fantástico.

Perspectivas decoloniales de la fabulación especulativa o literatura fantástica Distopías y ucronías indígenas, africanas y europeas Confluencias de la ciencia ficción, lo fantástico y el humor.

Religión y ciencia ficción: hermenéutica, religiones, lenguas Neoindigenismo o “futuro taíno”

Tecnovudú dominicano y haitiano, animismo virtual y metasincretismo religioso en un futuro caribeño.

Ficción especulativa o lo fantástico en las artes visuales, teatro, poesía u otras formas culturales en el Caribe.

Ficción especulativa infantil, juvenil, juegos de mesa y videojuegos.

4 Debe indicar en su propuesta si le interesa asistir al evento en Puerto Rico, Santo Domingo o ambos países.

No cobraremos cuota de inscripción, pero se espera que los participantes hagan sus arreglos de hospedaje, alimentación y transporte en la Isla

Haremos gestiones de hotel y voluntarios para transporte con capacidad limitada

5. Los resúmenes deberán tener un máximo de 300 palabras (que incluyen el título, participante, institución a la que pertenece y dónde desea presentar)

6 El plazo para el envío de los resúmenes termina el 1 de marzo de 2023.

El comité organizador acusará recibo de las propuestas y notificará si fueron aceptadas luego del 15 de marzo

7 Las presentaciones no deberán exceder los 20 minutos

8. Los textos presentados pudieran formar parte de segundo volumen de Ínsulas extrañas, ciencia ficción del Caribe, producida por el sello independiente La Secta de los Perros

82 / REVISTA CRUCE: CRÍTICA SOCIO-CULTURAL CONTEMPORÁNEA Arte de Eddaviel
CONGRESOCIENCIAFICCIONCARIBE@GMAIL.COM CONGRESOCIENCIAFICCIONCARIBE@GMAIL.COM VI CONGRESO DE CIENCIA VI CONGRESO DE CIENCIA

convocatorIa del segundo convocatorIa del segundo volÚmen de Ínsulas extrañas, volÚmen de Ínsulas extrañas, cIencIa fIccIón del Caribe cIencIa fIccIón del Caribe

El VI Congreso de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica del Caribe invita a someter artículos para el segundo volumen de Ínsulas extrañas, ciencia ficción del Caribe. Esta antología pretende abrirse a toda la comunidad caribeña, más allá del Caribe hispanohablante. Es producida por el sello independiente La Secta de los Perros y la Universidad de Puerto Rico.

Invitamos a investigadores y ensayistas independientes o afiliados a instituciones académicas a participar de la convocatoria del segundo volumen de Ínsulas extrañas, ciencia ficción del Caribe (El primer volumen se encuentra disponible en las librerías de Puerto Rico y se distribuye electrónicamente a pedido en formato pdf.) En esta ocasión se sugiere realizar reflexiones sobre los conceptos Prieto Punk y futuro taíno, lo monstruoso y la precariedad en nuestro contexto caribeño Sin embargo, no se rechazarán textos que traten otros aspectos relacionados a la ciencia ficción y la crítica a los procesos de colonialismo, industrialización, globalización, racismo y patriarcado

Se aceptan ensayos simples (divulgativos, opinión o análisis breves), artículos o ensayos de investigación y reseñas de libros.

El artículo debe ser inédito y no debe haber sido enviado a publicación

Debe contener el título, resumen (de un máximo de 300 palabras que incluyen el título, participante, institución a la que pertenece y al menos 5 palabras clave)

Debe regirse por el manual de estilo de la Modern Language Asociation (MLA) última edición.

El manuscrito no debe exceder las 30 páginas a doble espacio y en tipografía Times New Roman, tamaño 12 puntos.

Los artículos atravesarán una revisión por pares

Fecha límite para el envío de artículos: 15 de agosto 2023.

Se acusará recibo de los textos y notificará si fueron aceptadas luego del 15 de

septiembre

Toda comunicación debe efectuarse al correo electrónico:

Arte de Eddaviel
PARA SOMETER ARTÍCULOS: 1. 2 3. 4. 5 6 7. 8. 9.
NORMATIVA
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