1405-7913ISSN•$10.95US•$50MÉXICO REVISTA DE FOTÓGRAFOS n DIRECTOR: PEDRO VALTIERRA n AÑO XXIV n NÚMERO 149 n ABRIL-MAYO 2018 n CUARTOSCURO.COM.MX TEXTOS DE CAROLINA ROMERO n BEATRIZ DE LEÓN n DAVID PÉREZ–BECERRA Y MAGDALENA OKHUYSEN CASAL n ELISA LOZANO n DIEGO ISRAEL n ALEXA TORRE n LOURDES CORZO n ALEX WEBB n JUAN CARLOS PINTO n SUSANA CHAURAND n YOLANDA ANDRADE
En su serie Utopía mexicana, ALEXA TORRE recrea una identidad sin rostro en la que los espectadores pueden configurar su propia imagen, reconocerse como seres diferentes y, al mismo tiempo, fundirse en un “nosotros”, ese sentido de pertenencia que nos convierte en país 38 Tres exposiciones —instalación, fotografía de calle y retrato— conviven en un solo espacio zacatecano: LOURDES CORZO comparte recuerdos, sensaciones y memorias a través —sí, a través— de objetos propios de la cotidianidad 50 JUAN CARLOS PINTO desenmascara la soledad dibujada en trazos de luz en una de las urbes más grandes del mundo 54 y SUSANA CHAURAND nos detiene para contemplar las texturas, formas y contrastes del retrato en blanco y negro 60 EN EXPOSICIÓN * comparte una entrevista con ALEX WEBB —fotógrafo emblemático de la agencia Magnum— con motivo de la muestra La calle, su visión de México, la cual podrá ser vista en diversos rincones del país 64 EN MOVIMIENTO * descubre para nosotros una faceta prácticamente desconocida para una mayoría acerca de YOLANDA ANDRADE, cuyos inicios se dieron como fotógrafa de fijas en el cine 68 CUADROSCURO * ofrece información sobre noticias, concursos, convocatorias y libros de interés para el medio 77 portada : Ofrenda. © ALEXA TORRE
Director y editor responsable PEDRO ANTONIO VALTIERRA RUVALCABA Coordinadora editorial ANA LUISA ANZA Administración / Publicidad VIRIDIANA SANDOVAL publicidad@cuartoscuro.com Página electrónica y redes sociales CAROLINA ROMERO revista@cuartoscuro.com
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En el país que existe a pesar de su aparente invisibilidad, las caravanas nómadas que deambulan por el desierto deteniéndose en campamentos improvisados se transforman con una modernidad que inexplicablemente llega —a través de muros y fronteras inverosímiles— a la República Árabe Saharahui Democrática que DIEGO ISRAEL, fotógrafo de Cuartoscuro, muestra al tiempo que deja constancia de los cambios generacionales de las vidas formadas entre la arena 6
Fotó grafos MOISÉS PABLO (editor) , SAÚL LÓPEZ, ISAAC ESQUIVEL, PEDRO ANZA, ADOLFO VLADIMIR, DIEGO SIMÓN, MARIO JASSO, GALO CAÑAS, LEOPOLDO TERCERO, MISAEL VALTIERRA Distribución COMERCIALIZADORA GBN, SA DE CV Calzada de Tlalpan, 572 C302 colonia Moderna; delegación Benito Juárez; 03510 Ciudad de México. suscripciones@cuartoscuro.com
Cuartoscuro / Revista de fotógrafos, año xxiv; núm. 149; abril-mayo 2018 Es una publicación bimestral editada por Cuartoscuro, sa de Cv; Juan Escutia, 55; colonia Condesa; 06140 Ciudad de México. Teléfonos: 5211 2607, 5211 3197, 5211 2913. Registrado ante la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, con el Certificado de Licitud de Título y Contenido núm. Registrado16712.
Diseño editorial FERNANDO RODRÍGUEZ Ar chivo Cuartoscuro/Pedro Valtierra LUCÍA CUEVAS JIMÉNEZ archivo@cuartoscuro.com
4 Esa mirada. Zacatecas, Zacatecas. Diciembre 23, 2017. © PEDRO VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM
luzPétrea
El sol ardiendo en la piel, la sensación del turbante en el rostro, el sabor del té con leche, los niños sonriendo, la inmensidad del desierto y las ansias de libertad. Es lo primero que pienso cuando recuerdo los días que pasamos en el Sahara Occidental. La mirada de Asisa estática en el árido horizon te. A su alrededor, no hay nada más que casitas de adobe y tela rodeadas de vieja hojalata de autos que se ha convertido en los corrales de las cabras. Sus piecitos descalzos conocen la aspereza de la arena y el tacto de las piedras, que no le hacen daño al guno. Sus mejillas cuentan los estragos del ambien te, las historias de los vientos y las cegadoras tor mentas de arena. Asisa es una niña saharaui y aún no sabe que es refugiada. Todavía no conoce la lucha de su pueblo ni por qué la tierra inhóspita de un país vecino ha tenido que verla nacer. En sus venas corre la misma VOCES
LAS
Diego Israel Panorámica del Barrio 27 de febrero en la wilaya de Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
DEL DESIERTO Carolina Romero
Senia da clases de árabe a niños de primaria. Por su labor, recibe 100 euros cada tres meses como salario. La educación en el Sahara culmina en la preparatoria. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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Hasina Hassan durante la ceremonia del té, parte fundamental de su cultura. Los saharauis suelen decir que su primer hervor es amargo como la vida; el segundo, dulce como el amor, y el tercero, suave como la muerte. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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Desfile por el Sahara libre en la wilaya de El Aaiún. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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sangre guerrera que ha peleado sin descanso desde hace 43 años para liberar a su territorio de la ocu pación marroquí… para dejar de ser la última co loniaRecuerdoafricana.a Hasina preparando el té a todas horas. La imagino de 7 años, en 1975, cuando cayó la primera bomba. Apenas minutos antes, bailaba y festejaba el bautizo de su sobrino. Pero, de un momento a otro, el ambiente se llenó del ensorde cedor ruido de los aviones militares que cruzaban el cielo mientras dejaban caer cientos de bombas de napalm, de fragmentación y de fósforo blanco. Ella y miles de saharauis tuvieron que huir de aquel genocidio al que Marruecos y Mauritania llamaron la Marcha Verde. Al lugar que pisaban, los soldados llevaron el sufrimiento y la muerte. Pienso en el dolor que sintieron al dejar su patria. En el cansancio de todos los que iban a pie con sus Sidi Salma recuerda las anécdotas de cuando fue soldado del Frente Polisario durante la guerra con Marruecos. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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En los caminos de arena, siempre hay niños gritando “¡caramelos!, ¡caramelos!, ¡caramelos!” a los visitantes de los campamentos para que les regalen algún dulce. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
Página opuesta, arriba: Melfas de colores, lentes de sol, guantes y turbantes que resguardan del sol los rostros de las mujeres saharauis. Auserd. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
Página opuesta, abajo: Venta de carne de camello en el mercado del barrio 27 de febrero, en la wilaya de Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
16 Una guerrillera vigila en posición de tiro durante el entrenamiento. Guatemala. Junio, 1982. © PEDRO VALTIERRA
pertenencias cargadas sobre las cabras. También en el temor de los que viajaron en camello, coches o hasta ocultos en pipas de agua para no ser descu biertos por los soldados. Tal vez nunca habían teni do un suspiro de alivio o una promesa de vida tal como la que les dio cruzar la frontera con Argelia.
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¿Habrán sentido miedo de entrar a otra guerra después de haber librado una por su independen cia de España? La respuesta indiscutida siempre fue no, a pesar de que el conflicto aún es una heri da abierta, supurando. Los hombres como Sidi Salem se convirtieron en soldados del Frente Polisario. Empuñaron las ar mas, mientras las mujeres se quedaron en los campamentos de refugiados con los niños y los ancianos. Ahí libraron dos batallas a la vez, la de combatir a la naturaleza del lugar y también al enemigo.
Comerciantes conversan a las afueras de un mercado en donde se venden cabras y camellos. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017.© DIEGO ISRAEL
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Caminata en las dunas. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
Página opuesta: Asisa y la luna. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
Una escultura de dos teteras adorna la entrada de la wilaya de Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
22 orpa . Guatemala. Junio, 1982. © PEDRO VALTIERRA
Un hombre monta a camello con la vestimenta tradicional saharaui durante un desfile por el Sahara libre. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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Construyeron casas, incluso con sus propias ropas, escuelas y hospitales. Organizaron la ayuda humanitaria. Se encargaron de la educación de los niños y de la salud de los enfermos. Ocuparon puestos políticos y tomaron las riendas de la repú blica que habían proclamado. Poco a poco, le dieron vida a un lugar que parecía también haberlos condenado a morir. Como si la sangre que se derramó no hubiera sido suficiente, Marruecos irguió a la mitad del desierto una muralla de dos mil 700 kilómetros, vigilada por 150 mil soldados marroquíes y rodea da por un terreno sembrado con casi ocho millones de minas antipersona. El recordatorio permanente de su atropello, y que hoy por hoy es escenario de explosiones constantes que atentan, todavía, contra la vida de los saharauis que realizan protestas pa cíficas o incluso campañas de desminado.
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Para parecer más bellas, las mujeres saharauis decoran sus manos y pies con henna natural durante las bodas, fiestas y celebraciones. Auserd. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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27 Tormenta de arena en El Aaiún. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. © DIEGO ISRAEL
28 Soldados marroquíes custodian el Muro de la Vergüenza, el límite entre el Sahara ocupado y las zonas liberadas. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
29 Más de 8 millones de minas antipersona permanecen activas, sepultadas frente al muro. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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Del otro lado, están los que se quedaron atrapa dos entre esa ilegítima frontera y el océano Atlán tico. Esa es su tierra, su verdadera patria, pero también su cárcel. A pesar de todo, resisten pacífi camente las desapariciones forzadas, la tortura, discriminación, persecuciones y demás violaciones a sus derechos humanos. Imagino a una madre y su hijo, separados por el denominado Muro de la Vergüenza. Hace no mu cho, todavía tenían que esperar a que algún bedui no viajara de las zonas ocupadas a los campamentos de refugiados para enviar mensajes de aliento, contar que todo estaba bien y que conservaban la esperanza de verse pronto. Todo grabado en un viejo casete. Ahora, ya tienen celulares y 3g. En 1991, una misión de la onu puso un alto al fuego y sembró una semilla de esperanza en los corazones saharauis con la promesa de realizar un Una pequeña observa hacia fuera de su jaima. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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32 La mirada de Monina. Bojador. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
33 Niños de primaria en la wilaya de Auserd. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Noviembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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referéndum que por fin les devolvería la indepen dencia, la posibilidad de ser libres en su propio país. El mundo comenzaba a reconocerlos como una nación autónoma. Ante los ojos de la comuni dad internacional, ya eran la República Árabe Sa harahui Democrática. Esa llama ardió con pasión por un momento y se extinguió con el silencio que trajeron los años. Pa recía que el mundo los había olvidado. Y ahí siguen, después de más de 40 años, a la mitad de un desierto que no es suyo. No pueden construir casas con cimientos firmes porque si el presidente de Argelia lo decide, ellos se van. Los niños estudian historia y matemáticas, pero sueñan con irse a otras partes del mundo y convertirse en médicos, abogados, artistas o defensores de dere chos humanos para después regresar a los campa mentos y enseñar a los demás.
Noche estrellada en El Aaiún. Campamentos de refugiados saharauis. Tinduf, Argelia. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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A nadie le gusta estar ahí. A pesar de los años, nadie se acostumbra ni se resigna a vivir así. Su vida, día con día, es una lucha por resistir abande rada por su sed de libertad y de soberanía. En su causa han encontrado una razón para vivir y des pertar cada mañana. ¿Tendrá que correr sangre otra vez para que vuelvan a mirarlos?, le pregunté infinidad de veces a infinidad de personas….“Lo que se quita por la fuerza, se regresa por la fuerza”, me contestaban. No quisiera pensar en volver a pisar los campa mentos y enterarme de que Azuha dejó de preparar cuscús para enseñar a su pequeña hija Fatma a empuñar un arma. Saber que Tislem no baila más porque está ocupada curando a los heridos en ba talla. Que Mahmud dejó la escuela para pelear por su país o que Fatimechu, como muchos otros saha rauis, ya no usa su voz para cantar alegre, sino para clamar ayuda. n Memorias de cuando fuimos a los campamentos saharauis.
Noviembre 25 a diciembre 9, 2017. Azuha y la bandera a unos metros del Muro de la Vergüenza. Diciembre, 2017. © DIEGO ISRAEL
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Adelita. © ALEXA TORRE
Alexa Torre UTOPÍA MEXICANA Beatriz de León
Chiapaneca. © ALEXA TORRE
Azteca. © ALEXA TORRE
Charra mexicana. © ALEXA TORRE
Corazón mexicano. © ALEXA TORRE
La mística. © ALEXA TORRE
Escudera. © ALEXA TORRE
Quintana Roo. © ALEXA TORRE
La yucateca. © ALEXA TORRE
Dicen que las utopías sólo sirven para caminar, por inalcanzables… Pero Alexa Torre confía en que es posible construirlas a partir de elementos tangibles de la cultura nacional. En su serie Utopía mexicana, Alexa recrea una identidad sin rostro en la que los es pectadores pueden configurar su propia imagen, reconocerse como seres diferentes y, al mismo tiempo, fundirse en un “noso tros”, ese sentido de pertenencia que une al país incluso en los peores momentos. Alexa se describe como artista, fotógra fa, doglover y lectora. Sus fotos la colocan además como una creadora preocupada por explorar la compleja multiculturali dad nacional y plantear nuevas formas de ver la realidad. “ Utopía mexicana no es más que un proyecto que intenta rescatar el privilegio de la mirada, esa mexicanidad que conlle va la gran cantidad de goces y privilegios visuales y espirituales que a veces no te nemos la conciencia de ver ni admirar”, escribe sobre su trabajo. En las fotografías, entrelaza elementos del folclor; por ejemplo, en La mística ve mos a una china poblana ataviada como campeón del ring, con los puños amena zantes y junto a la Guadalupana. Aún en tiempos de globalización, ¿qué puede ser más mexicano que la lucha libre, el traje de china o la Virgen morena? Alexa estudió en la Escuela de Fotogra fía de Nueva Inglaterra en Boston y, a su regreso al país, concibió su Utopía “Sólo pongo a mujeres porque era como un reflejo mío, yo como una mexicana tratando de buscar esa misma identidad a la que quería pertenecer; quería adap tarme a lo que soy”, narra en entrevista. “Empiezo a hacer esa serie, cada fotogra fía es como un estado diferente; son sim bologías que tomo de las regiones, cosas muyEllamexicanas”.construyesu propia versión de lo nacional y de las prendas típicas, muchas veces olvidadas a pesar de su belleza. “No me quería enfocar en los rostros porque iba a ser muy evidente. Traté de no hacer la típica foto con el indígena y el trajeEntradicional”.algunasimágenes rompe con el cli ché y elige modelos alejadas del prototipo.
Elementos como patriotismo, historia, cultura, fe o misticismo se van transfor mando de acuerdo con el entorno y el momento histórico. La identidad se cons truye, crece o se desgasta. Alexa ha sido testigo de cambios oscilatorios, ha visto a mexicanos que van del fervor patrio al malinchismo, y viceversa. Mexicanos antes interesados en el american dream que hoy defienden al país de los embates de la política estadounidense. Otros despre cian a un México carcomido por la corrup ción y el desprestigio internacional.
Pero, en La yucateca, vuelve a sus raíces, su natal Mérida, donde comenzó a gestar se su interés artístico más allá del contex to en que creció. “Me fui a Boston, en Estados Unidos, allá me quedé. Conocí a muchos mexica nos, artistas como yo; había mucha vibra entre el grupo mexicano”.
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Sin embargo, el sismo del 19 de sep tiembre de 2017 movió conciencias, llevó a la gente a identificarse con los demás, y para Alexa fue un motivo de reflexión.
“Los millennials, criticados muchas veces por su apatía y falta de compromiso o pertenencia, salieron a las calles para Agricultora. © ALEXA TORRE
49 brindar ayuda a los damnificados. Las nuevas tecnologías esta vez sirvieron para enlazarse en bien de la comunidad afectada. Los millennials dieron ese ejem plo de decir: ‘Aquí estamos, yo ayudo’”. Alexa desea generar conciencia en los jóvenes, que vuelvan a enamorarse del país y la cultura, aportar con sus imágenes su granito de arena en la reconfiguración del patriotismo. “Ante la globalización, hay más aper tura, pero, al mismo tiempo, mucha confusión, valores que se han perdido”. Actualmente, trabaja en un proyecto sobre mujeres y niñas mayas. Y, aunque la mujer parece ser el centro de su obra, nunca ha tomado partido por el feminis mo, sólo se enfoca en la idea de enaltecer la, de darle su valor. En su imaginario extraído de la cultura mexicana —compartido también en otras de sus series— Alexa llama a descubrir y perpetuar la voz interior, una voz que asegura haber encontrado ya a través de la imagen, lo que no le impide continuar su recorrido: “Sigo en la búsqueda, por que me gusta aprender de los demás, seguir buscando caminos”. Atrapar la utopía por más lejana que parezca… n
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David Pérez–Becerra y Magdalena Okhuysen Casal 2bd793a , de la serie Pantalla azul , 2010. LOURDES CORZO. Electrografía / papel, 80 X 58 cm
En 1941, a los cincuenta y nueve años, Virginia Woolf se ahogó voluntariamente en el río Ousse. Este hecho podría interpretarse, de modo superficial, como un accidente o un quiebre de la voluntad, pero al ser, precisamente, un acto emanado de ella, la interpretación se dilu ye en su misma superficie, porosa y resbaladiza, sobre todo porque la obra de Woolf presenta an ticipaciones de esta naturaleza desde una óptica prácticamente racional; además, en la carta póstu ma dirigida a Leonard, su marido, explica los motivos para elegir tan dramática salida: la necesidad de ruptura con su propia memoria, esa escencia que se convirtió en epílogo extraordinario de una autobiografía conceptual, nómada, dispersa y fracturada. Woolf se sumergió, como la desdicha da Ofelia de la tragedia shakespeariana, en el mundo de los reflejos, en el interior de un espejo que le permitió atisbar la conciencia de su identidad y de su cuerpo. En esa frontera inesperada se da un juego especular mediante el cual es posible construir categorías que habilitan tanto la subor dinación como los espacios de identificación aso ciados con lo íntimo y, al mismo tiempo, conforman un vínculo que cuestiona la propia representación y los medios que la producen, como en una foto grafía sin cámara. La representación cobra sentido recordatorio. Situaciones cotidianas, revelaciones, recuerdos, sensaciones, experiencias, se presentan como frag mentos que constituyen un léxico con el cual recons truimos, a través de colecciones e incautaciones, un discurso que creemos verdadero, una memoria que no es más que la reapropiación de un momento vi vido, de una serie de colapsos que redefinen reali dades para prolongar y registrar el desdoblamiento Lourdes Corzo CONTRATIEMPO
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Setup. De la serie Pantalla azul, 2010. © LOURDES CORZO. Electrografía / papel, 80 X 58 cm
51 entre uno mismo y el otro, entre el cuerpo y su re presentación.Laidentidad, la intimidad y la memoria trazan una narrativa y configuran la mayoría de las veces un mapa que implica un recuerdo más o menos distorsionado y legitimado en la cotidianidad. Así, objetos, imágenes o palabras se convierten en cate gorías, en pequeños contenedores translúcidos empleados para atesorar una estructura caótica de utensilios domesticados; aislados del mundo, se reubican dentro de un espacio sin espontaneidad, desplazando el acento de lo perecedero hacia el instante duradero para producir, así, una nota sin gular en ese compás con que se prolonga el enfren tamiento entre realismo e idealización, lo que irre medieblamente construye una prisión evocativa que evita la triste dilución de la imagen, único método que conocemos contra el olvido. Lourdes Corzo nos brinda una intencionada confesión construida con los implementos de su feminidad. Los materiales responden a su interés por lo cotidiano, introduciendo la alteridad como parte del mismo proceso de identificación en el que la intimidad se torna en comprensión y el palimp sesto en autobiografía. El espejo ha conformado el sistema y la ficción el diálogo que nos revela lo invi sible, ese tiempo débil que enfatiza el estatismo fo tográfico y evidencia la naturaleza atemporal de la memoria, la cual intima a través de la búsqueda de aquello que nos hace falta: un desahogo ficcional que nos permita reinventarnos para poder vivir el contratiempo. n Texto de sala de la exposición Contratiempo, misma que estará abierta en la Casa Municipal de Cultura de Za catecas hasta el 11 de junio.
52 Sin título. © LOURDES CORZO. Detalle de instalación. Mesa con 170 cubiertos de madera impresos con emulsión líquida plata/gelatina, cubos de azúcar y cubierta de vidrio.Mesa de 244 X 70 cms.
53 Labyrinthus. © LOURDES CORZO. Detalle de instalación. Jaulas elaboradas con madera y fotograbas, iluminadas en su interior. Medidas aproximadas por pieza: 40 X 40 X 40 cm
54 Sin título. De la serie Los rastros solitarios de la luz. © JUAN CARLOS PINTO
Juan Carlos Pinto LOS SOLITARIOSRASTROSDE
Alguien menciona el nombre Tokio. Quizá viene a tu mente la conglomeración de Shibuya que, dicen, es el mayor cruce de pea tones por semáforo en el mundo; o imaginas las enormes filas en una estación del metro donde todos corren apresurados y silenciosos; o, sin más, recuerdas lo que alguien te ha contado sobre las plazas donde cientos —a veces miles— se reúnen, vestidos de animés, para recrear lo creado para las pantallas del mundo. En cualquier caso, multitudes.
LA LUZ
Pero Juan Carlos Pinto muestra otro rostro de la capital japonesa. Extrae fragmentos, aísla individualidades y, así, el gentío se convierte en personas que van solas, ajenas al tropel que imaginamos. Muy claro lo dice el fotógrafo: En la urbe más grande del planeta, las soledades tam bién son Obligadosenormes.alaislamiento por el devenir de la cotidia nidad, los solitarios acuden inadvertidamente a una sinfonía efímera en que las cuerdas tensadas son el fluir del espacio y el peregrinaje de la luz. El tiempo se di lata y súbitamente ocurre la transformación. Florecen de claroscuro. Se marchitan con el maullido tartamudo del reloj. Desaparecen. Exiliados de un tiempo que ya no es sino una imagen, se convierten en los rastros de la luz. Pinto (Zacatecas, Zac.) radica desde 2011 en Tokio, donde colabora como editor en distintos talleres fotográficos, especialmente con los maestros Shinya B. y Kenshu Shintsubo, de la Temple University Japan Campus. Recientemente ganó el Premio a la Excelencia en el Concurso Epson Meetup por su serie de tres fotografías Jidai, en exposición grupal en la Epson Concurso Epson Imaging Gallery Epsi te, en Shinjuku, Tokio, Japón, del 27 de abril al 10 de mayo del 2018. La serie 光の孤独な軌跡 / Hikari no Kodokuna Kiseki (en español, Los rastros solitarios de la luz) es una de las tres muestras abiertas al público hasta el 11 de junio en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas, en colaboración con la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra. n [Ana Luisa Anza]
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otroEl serielaDe. luz.ladesolitariosrastrosLos PINTOCARLOSJUAN©
Huyente. serielaDe luz.ladesolitariosrastrosLos PINTOCARLOSJUAN©
tiempo.Sin serielaDe luz.ladesolitariosrastrosLos PINTOCARLOSJUAN©
60 Rostro con manos. De la serie Autorretrato . Guadalajara, 1986. © SUSANA CHAURAND
61 Vibrante y hecha de silencios como la músi ca, fuente espectral de texturas y sensaciones, la luz siempre me ha inquietado por lo que oculta recatadamente. Desentrañar esas zonas imperceptibles al ojo cotidiano, creando atmósferas que las enmarquen, ha sido mi pasión deCuandoaños. hago algún retrato, por ejemplo, nunca pienso en la psicología o el físico del modelo, sólo busco la luz natural del lugar. Y ha de ser la luz del norte —fría y directa—, cuya neutralidad me ayu dará a rescatar una amplia gama de detalles tonales. Así, donde esté esa luz construiré mi escenario fo tográfico. Suelo mover comedores, salas o adornos inútiles para ir preparando el “cuadro” que desee crear. Al modelo lo despinto, a veces hago que se bañe, lo despeino y visto con las ropas que yo elija de su armario; como otro elemento de mi composi ción, lo acomodo en la escena, decido su postura de pies a cabeza y, ante todo, dirijo su mirada. La ima gen queda latente en el negativo y en mi intención. Entonces llega el momento de intimar con la química. Hago mis propias soluciones para revelar la emulsión sensible de la película y, luego, del papel; y este debe ser cálido —como el portriga o el brovira de Agfa— porque registra los negros sobre negro y los detalles de textura en los blancos. Aun que es el resultado que espero al fotografiar con luz natural del norte, aún debo trabajar con minuciosi dad en el laboratorio. Y nuevamente entra la luz: la que se deja guiar, desde mi ampliadora, la que puedo concertar y maquillar con mis manos o con algunos cartoncillos negros para suavizar o inten sificar las tonalidades que busco. En tal empeño ocupo algún tiempo: hago las pruebas que sean necesarias para ir descubriendo, del negro al blanco, toda la gama de grises posible hasta lograr, al fin, la imagen definitiva. Con ella, una vez seca, vuelvo a la luz del día: a mi estudio. Uso pincel y acuarela para cubrirle los puntos de polvo que siempre se filtran; una ligerí sima capa de cera, que yo preparo, la protegerá del mundo táctil que le espera. Ya no me pertenece. Se mostrará sola, silenciosa y única, a la luz de otros ojos. n * Texto tomado del libro Elogio a la luz/Praise of the Light, editado por Cemex. Una selección de la obra de la fotógrafa nayarita, fa llecida en 2012, se exhibe en la muestra Elogio a la luz, la cual estará abierta hasta el 11 de junio en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas, en colaboración con la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra. Susana Chaurand SIEMPRE LA LUZ*
62 Los edificios fracturados y desalojados en la colonia Narvarte dejan ver las entrañas de las viviendas. Ciudad de México. Septiembre 28, 2017. © MARIO JASSO / CUARTOSCURO.COM Retrato. Ciudad de México, 1996. © SUSANA CHAURAND
Arriba y abajo: De la serie Manos . Tepic, 1997. © SUSANA CHAURAND
Carolina Romero Nuevo Laredo, Tamaulipas, 1996. De la serie La calle © ALEX WEBB / MAGNUM PHOTOS. Cortesía de Fundación Televisa.
Al recorrer el país de norte a sur, desde la fron tera con Estados Unidos hasta la costa oeste en Oaxaca, y tras dar miles de pasos que poco a poco se convirtieron en kilómetros, el fotógrafo norteamericano Alex Webb descubrió México dos veces gracias a los colores.
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Alex Webb LA PASIÓNCALLE,PORELCOLOR
A partir de 1975, y por casi tres años, experimentó y se dejó sorprender por los contrastes de una cultura surrea lista y vibrante que encontró en las calles, y que lo mara villó desde la primera vez que pisó el país con apenas 22 años.“Las calles tienen una energía impresionante. Son vi brantes y tienen un sentido de vitalidad muy diferente de Estados Unidos, donde parece que las cosas suceden tras la puerta de una casa. La vida en México sucede en la calle”, comentó. Sin embargo, a pesar de la fascinación con la que Alex descubría las calles nacionales con ayuda de su cámara, un buen día notó algo diferente en sus fotos. “Me di cuenta de que cuando hacía foto en blanco y negro mi fotografía no reflejaba la luz ni los brillantes colores de México. Y de eso se trataba, porque México es un país en donde los colores forman parte de la cultura”. Así, en 1978 hubo un parteaguas para el fotógrafo. De pronto, los personajes de las fotos, los mercados, las igle sias, las plazas públicas, los callejones y las fiestas cobraron nueva vida.
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66 Tehuantepec, Oaxaca, 1985. De la serie La calle © ALEX WEBB / MAGNUM PHOTOS. Cortesía de Fundación Televisa. Parte de las imágenes de la exposición se encuentran reunidas también en el fotolibro Rimas de reojo, editado por La Fábrica y distribuido en México por Editorial Gustavo Gili, como una conversación fotográfica entre Alex Webb y la poeta y fotógrafa Rebecca Norris Webb. A través de una selección de 80 fotografías tomadas durante los más de 30 años de amistad y posterior matrimonio de los Webb, el discurso visual de ambos genera una serie de rimas fotográficas que dialogan entre ellas.
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“Otra atmósfera emergió con la imagen a color, con su calidez. El color es una de las claves princi pales con las que descubrí una manera muy dife rente de ver. Los colores son emociones que cambian y que nos transmiten siempre cosas distintas”. Ahora, la serie de imágenes que conforman La Calle se encuentra expuesta por primera vez en México en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), Oaxaca, hasta el 15 de abril. A partir del 26 de abril estará en la Universidad Autónoma de Hidalgo, en Pachuca, como parte del Festival Inter nacional de la Imagen (fini) donde Webb es invita do“Paraespecial.mí es maravilloso exponer estas fotos en México, me siento honrado. Es genial traer de vuel ta algo a este país que me ha dado tanto como fotó grafo. México me cambió como fotógrafo y proba blemente como ser humano también. Es uno de los proyectos más importantes de mi vida”, finaliza. n Boquillas, Coahuila, 1979. De la serie La calle © ALEX WEBB / MAGNUM PHOTOS. Cortesía de Fundación Televisa.
Yolanda Andrade
Con inmenso cariño para Roberto Fiesco En nuestro país son varios los fotógrafos que, luego de una reconocida trayectoria, incursionaron en el cine como fotógrafos de fijas —Ezequiel Carrasco, Manuel Álvarez Bravo, Agustín Jiménez, Rodrigo Moya, son algunos—, pero el caso de Yolanda Andrade es inverso, ya que fue precisamente esa acti vidad la primera de su vida profesional. De esa etapa poco conocida de su trayecto ria, habla hoy para Cuartoscuro.
Cabe hacer el paréntesis que esa labor la hacían los fotógrafos que pertenecían a los sindicatos de cine. Nótese, todos eran varones, muy celosos de su deber, no me recibían bien y lo mismo sucedía con algunos directores que se creían genios. Claro, había otros muy ama 3 Rubén Broido produjo y dirigió obras de teatro, series de televisión, y las películas El vals sin fin y, en codirec ción con Luis Vega, Amarás a tu prójimo (1973).
La incursión de Yolanda Andrade como fotógrafa de fijas se da a fines de los años se tenta, un momento crucial de nuestra cinema tografía en el que: Nunca antes habían accedido tantos y tan bien preparados directores a la industria del cine, ni se había disfrutado de mayor libertad en la realización de un cine con ideas avanzadas [y en el que] por primera vez en la historia no fueron sus personajes característicos el macho admirable, la madre inmarcesible, el padre de 1 Entrevista realizada el día 22 de diciembre de 2017. Sobre el cine mexicano del periodo véase el libro elec trónico de Fabián Polanco, Cine mexicano del 70: la déca da prodigiosa, México, Edición de autor, 2016, disponible en: da-prodigiosa-9789709429510.http://www.digitalee.mx/cine-mexicano-del-70-la-deca
FOTÓGRAFA DE FIJAS DEL CINE MEXICANO Elisa Lozano
A mi regreso busqué de nuevo a Broido, que para entonces había sido nombrado director de la distribuidora Películas Nacionales y me ofreció ir a tomar la fotografía fija de las cintas. Casi llegando de Rochester, empecé. Ese fue mi primer trabajo profesional como fotógrafa.
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autoridad inobjetable, el joven regañable, el sacerdote canonizable, la ‘pecadora’ tan subli mable como sermoneable.2 Andrade presenció ese momento excepcio nal y documentó con su cámara de fijas el rodaje de una veintena de títulos entre los que se encuentran desde joyas de la cinematogra fía mexicana contemporánea, hasta algunas de las llamadas “sexy comedias”. el. Yolanda, ¿cuál es tu formación? ya. Lo primero que hice fue tomar clases de actuación con José Luis Ibáñez en un pequeño estudio en el barrio de San Ángel que le ren taba a Rita Macedo, entonces casada con Carlos Fuentes. Estuve con él de 1971 a 1974 y esos talleres fueron fundamentales en mi formación porque leí y vi muchas obras de teatro: todo lo que presentaba Héctor Azar en su centro teatral, las dirigidas por José Solé, en fin, era una muy buena temporada del teatro en México. A la fecha pongo en prácti ca lo que aprendí para producir mis imágenes; 2 Emilio García Riera. Historia documental del cine mexica no, México, Universidad de Guadalajara, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco. Instituto Mexicano de Cinematografía (Im cine), 1995, t. 17, p. 229. por ejemplo, cuando hago un retrato o nece sito dirigir a alguien o para las puestas en escena, y claro, también fue muy importante en mi formación intelectual. En cuanto a la fotografía, mis primeros pasos se dieron en el Club Fotográfico de México, donde aprendí lo básico —revelar, hacer im presiones— y al tiempo ya trabajaba como asistente de Rubén Broido3, director de cine y teatro, quien era director de la Productora Conacite 2, que estaba en los Estudios América y, además, tenía a su cargo la programación del Canal 13, que entonces era estatal. Gracias a esos trabajos, en 1976 pude irme a estudiar fotografía a Rochester, donde estuve un año.
© ANDRADE.YOLANDA Negativo blanco y negro escenaCarreñodigitalmente.coloreadoMecheenunade La mujer perfecta (Juan Manuel Torres, 1977). “Fui pocos días a ese rodaje, pero especialmenterecuerdo a Meche Carreño, era fantástica, sencilla, amigable, muy buena persona”, dice la fotógrafa.
70 © ANDRADE.YOLANDALa fotógrafa registró el rodaje de la película Deseos (1977), de Rafael imagenadmiraba.directorcinefotógrafoCorkidi,yaquienEnlaAnadeSade y actriz no identificada. Página opuesta: © YOLANDA ANDRADE. Adalberto Martínez “Resortes” en otra escena de A fuego lento , película en la que mundoPérezantaño,otrasparticiparongloriasdecomoMaríaLuisaLandín,MaríaVictoriayDámasoPrado.Cuandoeraniña,ensunatalTabasco,Andradevioporprimeravezalcómicoydesdeentoncessintiófascinaciónporeldelascarpas.
el. ¿Cómo era tu forma de trabajar? ya. En Películas Nacionales me entregaban un guión y yo, con total libertad, seleccionaba las escenas y locaciones a las que quería ir. Luego me ponía en contacto con el productor, me decían qué días iban a filmar esas escenas y me presentaba, ya fuera en el set o en la locación. el. Tu primer trabajo profesional como fotógrafa es registrar el rodaje de El lugar sin límites (1977), de Arturo Ripstein, una película nodal en la filmo grafía del director y en la historia del cine mexi cano, ya que rompe con muchos estereotipos y aborda temas como el de la homosexualidad. ¿Cómo enfrentó la joven e inexperta Yolanda Andrade ese reto mayúsculo? ya. Yo venía de una escuela donde lo más importante no era tanto la técnica que uno podía estudiar en los libros, sino lo conceptual, el por qué se toma y qué se quiere decir con una imagen y, de pronto, me vi en el interior de un set de los Estudios Churubusco, enfren tándome a una iluminación de tungsteno que había que filtrar y… ¡con Arturo Ripstein! Literalmente tuve que correr a comprar un libro y ponerme a estudiar la forma de resol ver, en todos sentidos: desde las cuestiones técnicas básicas, hasta la forma de no inte rrumpir el rodaje, de no ser vista, ni hacer ruido con el click de la cámara. En el momen to en que gritaban ¡corte!, había que disparar y lograr una buena imagen en una sola toma, así, entre las enormes cámaras de cine, el equipo de iluminación, los técnicos, etc. Podría decirse, irónicamente, que en El lugar sin lími tes no había lugar para mí.
Afortunadamente Roberto Cobo, el actor principal, era tío de Grace Quintanilla, una querida amiga, congenié con él e incluso le tomé una foto vestido de “La Manuela”, su personaje de la película, para un show que hacía en el Teatro Blanquita. A la fecha consi dero que ese retrato es uno de los mejores que he realizado. Eso me enriqueció muchísimo.
© YOLANDA ANDRADE. Ricardo Blume y Meche Carreño en La mujer perfecta (1977), de Juan Manuel Torres, uno de los cineastas más interesantes de los años setenta.
72 bles, por ejemplo, José María Fernández Unsaín que era un bon vivant, o Toni Sbert, que era muy relajado.
el. El ambiente de ese lugar, esas atmósferas ur banas nocturnas, ¿ya eran afines a tu obra fotográ fica más personal o de alguna forma este rodaje detonó en ti el interés por las mismas? ya. No, siempre me habían interesado esos temas. Incluso antes de irme a Rochester yo iba mucho a tomar fotos a los cabarets como el “Siglo xx”, el “Barba Azul” o “El Azteca”. Esa estética nocturna y del teatro de revista me interesaba. el. En tu serie de fotografías de esta película ob servo ya un sello autoral. ya. Sí, definitivamente, por eso la película me atrajo y fui a ese rodaje más días. Me fascina ba ese tipo de locaciones, por eso también es
73 el. Ingresas al medio cinematográfico en un pe riodo muy interesante; trabajas con auténticos directores autores como el propio Ripstein o Juan Ibáñez y colaboras también con realizadores del periodo clásico que aún están activos como Alfre do B. Crevenna, Sergio Véjar y Abel Salazar. Cuéntame sobre ellos. ya. Con Abel Salazar participé en la película Tres mujeres en la hoguera (1976), protagoniza da por Maricruz Olivier, Maritza Olivares, Pilar Pellicer y aparecía Daniela Romo, muy jovencita. Las escenas que se iban a filmar allá eran las “más candentes”, porque se trataba de un triángulo amoroso lésbico, entonces no me dejaban entrar al set pues eran escenas muy fuertes para el momento. Tuve que re solverlo de otra forma, por ejemplo, haciendo retratos de las protagonistas. el. Otro trabajo tuyo importante es el registro de México nocturno, también conocida como A fuego lento, de Juan Ibáñez. ¿Cuáles fueron las compli caciones de ese rodaje? ya. Esa fue una de las películas que más dis fruté porque Ibáñez, que era un hombre de gran talento, no era un director neurótico. Estuve en las secuencias realizadas en el Pa lacio de Lecumberri, que acababa de ser desocupado, en “el congal de la Xóchitl” —un famoso personaje gay de la época— y en el Teatro Blanquita.
© YOLANDA ANDRADE. La toma pertenece a la filmación en exteriores del Palacio de Lecumberri de la cinta México nocturno (A fuego lento, 1977) de Juan Ibáñez.
© YOLANDA ANDRADE. La fotógrafa conoció al actor Roberto Cobo en 1977, durante la filmación de la película El lugar sin límites (Arturo Ripstein) y entabló amistad con él. Meses después lo retrató caracterizado como ese personaje, durante un show en el Teatro Blanquita.
© YOLANDA ANDRADE. “Como fotógrafa de fijas, una trabaja con la iluminación dispuesta por el cinefotógrafo. Yo tomaba las imágenes cuando el director decía ¡corte!; cuando los actores ensayaban con las luces con que se filmaría o cuando se encontraban en un descanso, como en esta imagen en la que aparecen Federico Bermejo y Terry Holliday, en la filmación de México nocturno (A fuego lento, 1977), de Juan Ibáñez”.
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75 una de la que más fotografías tengo. Además, estaba muy cómoda, porque ya manejaba la técnica, el lenguaje, el encuadre. Me sentía en mi ambiente con esos artistas de las carpas, de las caravanas de artistas —María Victoria, “Resortes”, “Clavillazo” y muchos más— que yo vi de niña en mi natal Tabasco, cuando desde los cinco años de edad iba a las matinés y al “viernes popular”, en el que pasaban dos películas. Hacía rabietas cuando no me lleva ban al cine. el. ¿Qué películas te gustaban? ya. No eran las de Walt Disney (risas). Me encantaban las películas “eróticas”, para adultos. Recuerdo Sed de amor (Alfonso Coro na Blake, 1958), con Pedro Armendáriz y Silva Pampanini. Entonces no había restricción de edad, dejaban entrar a los niños a todas las películas. Volviendo a Juan Ibáñez, tanto en su película México nocturno como en Deseos, de Rafael Corkidi, me sentí muy a gusto. el. Corkidi es uno de los realizadores más propo sitivos del cine nacional en cuanto a temática y estética. Es el gran renovador visual del cine de mediados de los años sesenta y de los setenta. Infiero que estar a su lado significó un gran apren dizaje para ti. ya. Trabajar con Corkidi fue muy grato. Yo sabía perfectamente bien quién era él, había visto las películas que había fotografiado en los años sesenta junto a Antonio Reynoso, como Tajimara (Juan José Gurrola, 1965) y las que había hecho para Alejandro Jodorowsky,
76 como El topo (1970) y La montaña sagrada (1973), así que estaba fascinada con la idea de colaborar con él. Por eso estuve muy atenta obser vando todo; la técnica, el tipo de lentes que él usaba —como el gran angular, que le gustaba mucho— los planos generales, las tomas muy abiertas, siempre cercana a él, a la cámara, para ver sus encuadres. Corkidi tenía una gran influencia de Fellini, como se ve en la secuen cia de la película en la que Ana quiere irse con el circo. Además, en esa filmación tuve la ventaja de que Hugo Green, uno de los pro ductores de Deseos, era un amigo cercano, entonces pude ir las veces que quise a la fil mación. Se hizo en una hacienda de Texcoco y ahí sí pude fotografiar sin ningún problema, por ejemplo, a la actriz Angélica Chaín, porque el ambiente era muy relajado y ella, muy se gura de sí Aprendímisma.mucho en esta película, porque Corkidi se involucraba mucho en todos los aspectos, el diseño sonoro, la música, la foto grafía, era un autor completo.
© YOLANDA ANDRADE. La actriz Angélica Chaín fue otra de las protagonistas de la película Deseos , de Rafael Corkidi.
Culturales del Fonca, para la coedición del libro Pasión Mexicana/Mexican Passion (2012); la Medalla al Mérito Fotográfico, en el 13º Encuentro Nacional de Fototecas (Pachuca, Hgo. 2012) y la Medalla Omecíhuatl, que otorga anualmente el Instituto de las Mujeres del Gobierno de la Ciudad de México (2014). Ha participado en un centenar de exposiciones individuales y colectivas. Entre sus publicaciones destacan: Los velos transparentes, las transparencias veladas (1988), Pasión Mexicana (2002) y Melodrama barroco (2007). De forma independiente ha publicado los libros Ese extraño mundo de las imágenes (2009), París, A Travel Journal (2010), Una mexicana en París (2012) y Enigma (2017). Para conocer más véase: http://www.artphotoindex.com/api/#photographer/Yolanda-Andra de/16758.
el. ¿Hasta qué punto tu paso por el cine como fotógrafa de fijas influyó o determinó tu obra futura? ya. Por supuesto me ayudó a nivel técnico, pero sobre todo, me sirvió para satisfacer el gusto y la atracción que sentía por el cine desde niña. Me hubiera gustado estudiar cine, escribir guiones o dirigir y, aunque la vida me llevó por otros caminos, a la fecha conservo esa fascinación por el cine. A la luz del tiempo, esas primeras imágenes de Yolanda Andrade resultan muy valiosas porque registran una etapa crucial para el cine mexicano —que abogaba por temáticas distintas y exploraba con nuevos recursos estéticos—, y por desvelar una mirada singu lar que la ha posicionado como una de las fotógrafas mexicanas más reconocidas en el extranjero. n La obra de YOLANDA ANDRADE (Tabasco, 1950) forma parte de diversas colecciones privadas y de museos tanto en México como en el extranjero. A lo largo de su carrera ha recibido varios premios y reconocimientos, entre otros, la beca de producción de la Bienal de Fotografía (inba, 1987); la de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, (Nueva York, N. Y., 1994); la del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones
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La exposición Nuestras batallas contra la extinción muestra, con la mirada de fotógrafos de diversas partes del mundo, la destrucción de los hábitats y el abuso sufrido por los animales, muchos de ellos en peligro de extinción. Abierta en las Rejas de Chapultepec hasta el 20 de abril. Caballo con plumas, Estados Unidos, 1993. © FLOR GARDUÑO “Flor Garduño, la construcción del instante” es un recorrido visual de más de cien imágenes —que van desde paisajes hasta retratos— donde se encuentra lo esencial a la mirada de la fotógrafa, el trabajo que ha llevado a cabo desde los ochenta y que busca mostrar su necesidad por componer imágenes que la cautiven, siempre con la pasión que la caracteriza. La exposición se encontrará abierta hasta junio de 2018 en la Casa de Cultura Citibanamex, Museo Casa Montejo, Mérida, Yucatán. Además, la fotógrafa exhibirá su muestra Trilogía a partir del primero de abril en la Galería Sidney Mishkin, en Nueva York, Estados Unidos. Ojos. Mérida, Yucatán, 2004 © PEDRO VALTIERRA. Esta imagen forma parte de la exposición Pasión por lo cotidiano , una muestra que incluye fotografías del andar cotidiano de Valtierra. En el Museo Zacatecano hasta junio.
78 NO. DE INVENTARIO 01432/ ASOCIACIÓN MANUEL ÁLVAREZ BRAVO. Película de nitrato. © MANUEL ÁLVAREZ BRAVO. El Museo Archivo de la Fotografía presenta la exposición Se buscan. Retratos inéditos de Manuel Álvarez Bravo , una recopilación de 168 imágenes resguardadas durante años en el archivo del artista, y que hoy se exponen con el deseo de identificar a los numerosos personajes sin registro capturados por el fotógrafo entre los años 30 y 50. Abierta al público hasta el 27 de mayo. Secuencia 7: Rescate de un suicida en la cúpula de El Toreo. Mayo 25, 1971. © ENRIQUE METINIDES. Para dialogar sobre las emociones colectivas en los acontecimientos políticos y los movimientos de masas en lucha, surge la exposición Sublevaciones como un proyecto que Georges Didi-Huberman, filósofo e historiador del arte, ha realizado en torno a la representación de los pueblos en el sentido estético y político de la palabra. La muestra se expone en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la unam hasta el 29 de julio. Azul. © FERNANDO MONTIEL-KLINT. La lente conceptual es una muestra que apela a la libertad creativa de las artes visuales aplicada a la fotografía, mediante imágenes carentes de lógica y coherencia, surrealistas, y que despiertan la imaginación en lo místico y lo fantástico. Son fotos que no capturan el momento, sino que abstraen la idea. La exposición formó parte de la edición 2017 del Festival Internacional de Fotografía en León y se presentará hasta el 17 de junio en la Plaza Expiatorio de León, Guanajuato.
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The blind photographer es un libro que hace lo mejor que se puede hacer con los estereotipos: derribarlos. Al recopilar fotografías tomadas desde ojos que sólo ven oscuridad, muestra visiones que no son propiamente captadas por la mirada, sino por el espíritu. Las imágenes de estos fotógrafos no quieren captar al objeto, no pretenden ser objetivas, pues aunque quisieran, no podrían hacerlo. Todo lo contrario, demuestran que la fotografía en sí misma es un acto de sensibilidad.
Graciela Iturbide nació en Ciudad de México en 1942. Quería ser escritora, pero su conservadora familia tenía otros planes para ella. Al principio acató su destino, pero cada vez se sentía más incómoda en él. Cuando la tragedia la golpeó, se centró en la fotografía para comprender mejor el mundo. El viaje fotográfico en el que se embarcó la llevaría por todo México y por el globo, haciéndole conocer pueblos y culturas fascinantes, proporcionándole con el tiempo éxito y fama. Iguana Lady, que contiene más de dos docenas de fotografías de Iturbide, explora lo que significa ser artista a través de un estilo de novela gráfica. Es editado por La Fábrica y distribuido en México por Editorial Gustavo Gili.
© GABRIELA PÉREZ MONTIEL /CUARTOSCURO.COM. Imagen de una de las series con las que nuestra compañera fotógrafa de Cuartoscuro se hizo acreedora al Premio Anual de Periodismo 2017 “Francisco Cerda Muñoz” por su trayectoria laboral en Nuevo León, 2017. El reconocimiento fue otorgado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León (uanl ). ¡Muchas felicidades!
80 Ermita de San Petersburgo VIII 2014. © CANDIDA HÖFER. La fotógrafa alemana Candida Höfer fue galardonada con el premio a la Mejor Contribución a la Fotografía en 2018 por el Sony World Photography Awards.
De la serie Mayas: Los dueños del monte.
© PEDRO AGUSTÍN TEC CHIM Con este portafolio, el fotógrafo fue seleccionado en el vii Festival Visual de Etnografía, organizado por la Fundación brio y el Ministerio de Bienes, Actividades Culturales y de Turismo de Italia, celebrado en San Giorgio del Sannio, Benevento. Forma parte del proyecto Ixil: Mayas y Paraje sagrado (financiado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) Centro de Ejecución de Sanciones Reynosa, Tamaulipas. Mayo 24, 2017.
Sin título. © Cortesía FUNDACIÓN MARÍA FÉLIX. El Museo del Noreste, en Monterrey, Nuevo León, exhibe la muestra María Félix. La diva y su vestuario de cine, con más de 130 piezas que incluyen la biografía fílmica de la actriz a través de fotografías, pinturas y vestuarios originales de alta costura. Podrá visitarse hasta el 29 de julio. Mujeres de X´oyep. Chiapas, 1999. © PEDRO VALTIERRA . Esta imagen forma parte de la exposición Mirada y testimonio. Fotografías de Pedro Valtierra , abierta hasta finales de mayo en la Casa Redonda Museo Chihuahuense de Arte Contemporáneo del Instituto Chihuahuense de la Cultura, ubicada en Av. Colón esq. Escudero en la capital del estado. Pikin y Appolinaire. © JO-ANNE MCARTHUR El bebé gorila Pikin había sido capturado para ser vendido como carne de caza, pero fue rescatado por la organización Ape Action Africa. La fotografía de su liberación fue ganadora del Wildlife Photographer of the Year People’s Choice, categoría del concurso organizado por el Museo de Historia Natural de Londres sometida a votación del público.
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© ADAM FERGUSON / THE NEW YORK TIMES Aisha posa para un retrato en Maiduguri, estado de Borno, Nigeria, el 21 de septiembre de 2017. Aisha fue secuestrada por Boko Haram y luego se le asignó una misión de bombardeo suicida. Después de que fue atada con explosivos, encontró ayuda en lugar de volarse a sí misma y a otros.
De arriba a abajo: Crisis de Rohingya. © PATRICK BROWN / PANOS PICTURES / UNICEF. Cuerpos de niños y otros refugiados de Rohingya son transportados después de que un barco con más de 100 pasajeros que huían de Myanmar se hundiera en la playa de Inani, cerca de Cox’s Bazar, Bangladesh. Se encontraron 17 sobrevivientes, junto con 15 cuerpos de mujeres y niños. Septiembre 28, 2017. Boko Haram les ató las bombas suicidas. De alguna manera estas adolescentes sobrevivieron. Aisha, 14 años.
© IVOR PRICKETT / THE NEW YORK TIMES Soldados de las Fuerzas Especiales iraquíes cuidan a un niño no identificado que fue llevado fuera de la última área controlada por isis en la Ciudad Vieja por un supuesto militante. Los soldados sospechaban que el hombre había usado al niño como escudo humano para tratar de escapar, ya que no sabía su nombre y afirmó que acababa de encontrarlo solo en la calle. Uno de los soldados acordó adoptar al niño dado que no sabían nada de él. Julio 12, 2017.
FINALISTAS WORLD PRESS PHOTO Por primera vez, la organización del World Press Photo dio a conocer desde febrero a los finalistas para mejor Foto del Año. Aunque para cuando esta revista salga a la luz ya se habrá dado a conocer al ganador (12 de abril), presentamos las seis imáge nes seleccionadas.
La batalla por Mosul. Un niño es atendido por soldados de las fuerzas especiales iraquíes.
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© TOBY MELVILLE / REUTERS Un transeúnte consuela a una mujer herida después de que Khalid Masood condujera su automóvil contra peatones en el puente Westminster en Londres, Reino Unido, matando a cinco personas e hiriendo a otros muchos. Marzo 22, 2017.
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De arriba a abajo: La crisis de Venezuela
© IVOR PRICKETT / THE NEW YORK TIMES
© RONALDO SCHEMIDT / AGENCE FRANCE-PRESSE El manifestante José Víctor Salazar, de 28 años, corre entre las llamas durante las protestas contra el presidente Nicolás Maduro en Caracas, Venezuela. Mayo 3, 2017. La batalla por Mosul. Fila para la distribución de ayuda
Un grupo de civiles hace fila para recibir ayuda después de una batalla al oeste de Mosul, Irak, para retomar la ciudad. A principios de julio, el gobierno iraquí declaró a la ciudad liberada por completo de isis , aunque el conflicto continuó. Miles de civiles murieron durante la batalla por Mosul, mientras que grandes áreas quedaron en ruinas. Marzo 15, 2017. Atestiguar las consecuencias inmediatas de un ataque en el corazón de Londres.
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FINALISTAS SONY WORLD PHOTOGRAPHY AWARDS 2018 Seis fotógrafos mexicanos fueron seleccionados como finalistas de los Sony World Photography Awards 2018 (wpo), uno de los concursos fotográficos más diversos del mundo. Las imágenes de Tania Franco Klein representan a México en la categoría Pro fesional –cuyos resultados se dan a conocer en abril– mientras que la fotógrafa Karla Guerrero Trejo resultó ganadora del Premio Nacional de México 2018 por su imagen Art Poétique. En el cer tamen Abierto, compartió nominación con José María González, Alberto Careaga, David Sayeg y Eduardo López.
De arriba a abajo: Nuestra vida en las sombras.
© ALBERTO CAREAGA. Un grupo de monjes caminan por las calles de Ine, Myanmar, para obtener su comida diaria. Finalista en el certamen abierto, en la categoría Cultura, de los Sony World Photography Awards 2018. Mucho bueno mucho pistache. © DAVID SAYEG. De la serie debut No Rain del proyecto de arte colaborativo Harshtistas con la artista Kimberli Burns. Finalista en el certamen abierto, en la categoría Naturaleza Muerta, de los Sony World Photography Awards 2018.
El camino budista de la vida.
© TANIA FRANCO KLEIN El proyecto busca evocar un ambiente de aislamiento, desesperación, desaparición y ansiedad, a través de imágenes fragmentadas, que existen tanto de manera ficticia como real. Finalista en de la competencia Profesional, en la categoría Creativa, de la lista corta 2018 de los Sony World Photography Awards.
Jóvenes somalíes desplazados de la guerra en su país viven en malas condiciones en un campo de refugiados en Kenia con otras 250 mil personas. Finalista en el certamen abierto, en la categoría Retrato, de los Sony World Photography Awards 2018. Art Poétique. © KARLA GUERRERO TREJO. “Durante mi estancia en Barbastro, España, me encontré como un extranjero en espacios cerrados. Esta foto pertenece al hostal donde me estaba quedando”. Finalista en el certamen abierto, en la categoría Naturaleza Muerta, de los Sony World Photography Awards 2018.
© JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ. Un edificio monumental se levanta en el suelo de la Ciudad de México. Museo Soumaya, Polanco. Finalista en el certamen abierto, en la categoría Arquitectura, de los Sony World Photography Awards 2018. Escuela en un campo de refugiados, Dadaab.
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© EDUARDO LÓPEZ MORENO.
De arriba a abajo: Piel arquitectónica.
Así hizo el fotógrafo Carlos Cazalis, quien capturó una visión de Cuba más allá de la estética pintoresca de la capital y cuyas imá genes se encuentran exhibidas en la muestra Bajo honda intimidad, en las instalaciones de Fujifilm México.
Para lograr sus fotografías, el ganador del premio World Press Photo en 2009 utilizó varios modelos de cámaras pertenecientes a la Serie x de Fujifilm: xPro-2, X100T y X-E2, ya que gracias a su reducido tamaño, portabili dad y calidad de imagen, le permitieron convivir y adentrarse en la vida íntima de sus sujetos retratados sin hacerlo parecer un in vasor o una amenaza.
Una joven en el pueblo de caña de azúcar de Cuneira, el cual se encuentra a unos 15 km en las colinas de la ciudad de Guantánamo.
© CARLOS CAZALIS
Exposición de Carlos Cazalis
© CARLOS CAZALIS
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La exposición Bajo honda intimidad per manecerá hasta el día 14 de junio del 2018 en Avenida Ejército Nacional Mexicano 351, en la colonia Granada, delegación Miguel Hidalgo, ciudad de México.
© CARLOS CAZALIS
Cuba no es sólo una imagen llena de colores vibrantes en las calles de La Habana. La isla es un mosaico mega diverso de rostros, ofi cios, lugares, música, paisajes y expresiones culturales. Para retratarla hay que ir más allá; adentrarse en los hogares de su gente, cami nar, encontrar la playa y luego el campo, alejarse de la ciudad para después volver, olvidarse de los clichés y mirar distinto.
La manera en la que el X-Photographer de Fujifilm se acerca al país caribeño desde su cámara es una exploración a la transforma ción socio-cultural que ha sufrido la isla desde la época colonial, pasando por la es clavitud, la revolución, para cerrar en la mo dernidad.Durante su recorrido por las provincias de Santiago de Cuba, Ciego de Ávila, y Guan tánamo, entre otras, Cazalis capturó la meta morfosis histórica que ha sufrido la isla a través de los retratos cotidianos de las familias que habitan principalmente las zonas rurales y que adentran al espectador en una especie de Cuba profunda.
© CARLOS CAZALIS Derecha, arriba: Una yegua y su potro atraviesan un campo en el centro de Cuba. Los caballos son de gran valor para los cubanos, quienes los mantienen fuera de la vista pública por temor a que sean robados y vendidos ilegalmente como carne.
Un agricultor espera que los trabajadores estatales limpien una plantación de caña de azúcar durante la cosecha, para que pueda recolectar escarpes o sobras para su uso personal en la provincia central de Camagüey.
Una nueva forma de mirar Cuba
Un niño cubano en Cacocum, justo al sur de la ciudad de Holguín, Cuba. A principios del siglo xx , el gobierno cubano intentó blanquear el estado, principalmente Holguín, con la creación de leyes de inmigración e inversiones millonarias para reclutar europeos que poblaran la isla.
© CARLOS CAZALIS Niños juegan beisbol en un campo abierto en la provincia oriental de Granma, Cuba. La comunidad ha pedido reiteradamente a las autoridades convertir este terreno en un campo de juego adecuado, pero ha habido conflictos con los ganaderos locales, quienes dicen usar la hierba para alimentar a sus animales.
Las vías del ferrocarril cruzan las colinas del este de Cuba en Guantánamo y se utilizan principalmente para transportar caña de azúcar.
© CARLOS CAZALIS Jóvenes adolescentes en las calles de La Habana, Cuba. © CARLOS CAZALIS Fe Marina Venegas, de 77 años, y Ciro Rodríguez Cardoso, de 82 años, se sientan a la puerta de su casa en Ciego de Ávila, Cuba. Ciro se casó con Fe y ha vivido con ella durante más de 42 años y en esta casa desde 1989.
© CARLOS CAZALIS Una ceremonia de santería que se realiza en una casa de un barrio marginal de Santiago de Cuba.
© CARLOS CAZALIS Vista del barrio de Tívoli, en la cima de Santiago de Cuba. Tívoli fue poblado por franceses, muchos de los cuales huían de la rebelión haitiana con sus esclavos. Hoy, los residentes de Tívoli siguen siendo descendientes de esos esclavos. El barrio es reconocido como uno de los pilares de la santería en Santiago de Cuba.
© CARLOS CAZALIS
© MAX RIVE. Fotógrafo de paisaje del año y ganador del primer lugar en la categoría m ejor fotografía de paisaje del año del International Landscape Photographer of the Year 2017.
Lago del Hada. Puerto Renfrew, Isla de Vancouver, Columbia Británica, Canadá. © ADAM GIBBS s egundo lugar del International Landscape Photographer of the Year 2017.
© HUIBO HOU. tercer lugar del International Landscape Photographer of the Year 2017.
Área de Bisti Wilderness, Nuevo México.
Cerro Torre, Patagonia, Argentina.
OFPHOTOGRAPHERINTERNATIONALLANDSCAPETHEYEAR2017
Fundada en 1993, Cuartoscuro es la principal revista de fotografía en México y América Latina. Promueve y estimula la creación de imágenes de fotógrafos profesionales y aficionados, así como de archivos históricos.
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