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CENTRALES HIDROELÉCTRICAS

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gigantescas, menores o modificadas; dadas sus consecuencias catastróficas, ¿se las puede considerar como uso racional de un recurso energético? Centrales HIDROELÉCTRICAS:

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Por Ricardo Barbetti Jefe Sección Protección Ambiental y Educación conservacionista; Museo Argentinode Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” e Instituto Nacional Investigación de las Ciencias Naturales

El ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, consideró, mediante un informe, que las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic “pueden afectar a los glaciares Perito Moreno y Upsala”. Por su parte, Ricardo Barbetti, (autor de la presente nota, que en 1986 se difundió en la revista Ecología, Nº 1 y 2, primera publicación del S.E.N.D.A.), señala que, “aún las represas menores causan terremotos, pues a veces los sismos rompen diques, ocasionando inundaciones rápidas, terriblemente destructivas”…”Además muchas veces se habla y escribe públicamente sobre las obras hidroeléctricas como si la generación de electricidad y de “fuentes de trabajo” fueran sus únicos resultados, y como si las únicas dificultades para hacer estas obras fueran los problemas financieros”…”Así, las represas en grandes ríos de llanura siempre provocan cambios drásticos en áreas de cientos de kilómetros cuadrados de extensión, afectando destructivamente a millones de personas, en realidad, a todo el país, y no se puede compensar con el aumento de producción eléctrica ni con los supuestos nuevos empleos”.

PRIMERA PARTE Los embalses eliminan hogares, chacras, economías regionales, ciudades. Serían destruidos todos los puertos del Paraná medio, haciendo obligatorio reconstruirlos. Por alterarse el tipo de oleaje a causa del enorme embalse, serían inservibles las actuales chatas de transporte y sería necesario reemplazarlas. También sería imprescindible hacer de nuevo el balizamiento. Todo esto es enormemente costoso. Desaparecerían las islas del Paraná medio, eliminándose así la opción de hacer el modo de vida del isleño, ya sea como residente o como turista. El tan conocido, valioso y apreciado Litoral, que por algo es tema de tantas canciones y poesías, sería nada más que un recuerdo. Será cuestiones sentimentales, pero las incluyo porque muchos parecen haber olvidado que un ser sin sentimientos no sería humano. Y lo que importa es el ser humano íntegro, las obras y cifras de por sí no valen nada. El Paraná medio quedaría transformado en una extensión monótona de agua de más de un millón de hectáreas, sin islas, chata, vacía y lisa, rodeada de inmensos barreales desolados, y un paredón de cemento de casi trescientos kilómetros de largo reemplazaría a la orilla santafesina, impidiendo ver el río a menos que uno esté en el borde. Todo eso en lo que ahora es una de las regiones más valiosas, dotada de uno de los paisajes más maravillosos, donde se combinan armoniosamente bosques, brazos de río, cultivos y pasturas de gran valor, casas, ciudades y pueblos, playas, islas grandes y chicas, barrancas, madrejones, arroyos y lagunas llenos de vida. Paisajes del mayor atractivo turístico, selvas, una fauna diversa y llamativa de aves, una vegetación muy variada. Algunos dicen que, como esas islas y costas del litoral son inundables, valen poco. No tienen en

cuenta que las crecientes normales son temporales y renuevan la productividad de los suelos del litoral. El proyecto Paraná medio haría la destrucción permanente de miles de kilómetros cuadrados de tierras que están entre las más productivas del país desde todo punto de vista, de una región de valores agropecuarios, culturales, turísticos, recreativos, deportivos, históricos, arqueológicos y científicos inigualables, de paisajes que son de los más lindos, pintorescos y tradicionales. Estas razones han sido suficientes para detener la construcción de represas gigantes en países con mayor experiencia en represas y una población más consciente de las realidades ambientales (Lewin; Bs As. Herald)

EFECTOS DE LA ALTERACION DEL RÉGIMEN DE CRECIENTES Y BAJANTES La fauna y la flora necesitan el ciclo natural de crecientes. Las subidas y bajadas del nivel de agua causadas por el funcionamiento de las represas no coinciden con ese ciclo natural (si se intenta hacerlas coincidir, baja la producción eléctrica, que es lo que debería pagar el costo de las obras). Por eso es muy común que parte de los valles de ríos indicados estén inundados en épocas del año en que los seres vivos necesitan aire, y secos cuando los animales y plantas necesitan agua. Esto mata la vegetación, silvestre, cultivada o forrajera y mata los huevos de muchos animales y las crías que todavía no pueden escapar. Sin plantas, no puede haber fauna. También la ganadería y los cultivos se hacen imposibles (las crecientes naturales, en cambio, los permiten, incluso traen beneficios que no se dan fuera de los valles inundables). Por eso en todos los embalses se ve una zona sin vida, que los rodea. En embalses hechos en ríos de montaña, que corren por valles de paredes naturales de roca casi verticales, la superficie de esta área muerta es poca. Pero en los gran

des ríos de llanura, un aumento de pocos metros en el nivel del agua puede cubrir muchos miles de hectáreas, que vuelven a quedar secas cuando baja el nivel del embalse. Así se producen inmensos barreales desolados. Este efecto se extiende muchos kilómetros río arriba y río debajo de los embalses. Y esa franja, por quedar sin vegetación que la proteja, es desgastada por la lluvia, el viento y el río, produciendo sedimentos que rellenan el embalse; la orilla es socavada cada vez más. Esto puede destruir ciudades y cultivos, a menos que se construyan defensas, que son costosas y destruirían lo poco que quedaría del paisaje.

CAMBIOS EN LA FAUNA Y LA FLORA Desaparecerían el dorado, el surubí, el pacú, la boga, el sábalo, y otros peces que para reproducirse necesitan recorrer distancias grandes por los ríos; las represas se lo impiden, y como las escaleras y elevadores para peces cuestan muchos, hay gran oposición a hacerlos, y aún los mejores permiten el paso de muchos menos peces que el río sin represar. Hay un proyecto de usar un riacho lateral como “escalera para peces” pero esto causaría más problemas graves de erosión, inundación, anegamiento…: las supuestas “soluciones” a los problemas causados por obras gigantescas y violentas crean a su vez nuevos problemas, en una sucesión infinita que complica y desequilibra todo. Además, los embalses hacen difícil la vida para los peces que necesitan agua corriente, estos peces disminuyen en cantidad; en cambio aumentan las especies de aguas quietas, por ejemplo las pirañas, que, por aumentar de número, llegan a hacerse muy peligrosas en embalses situados en zonas de América del Sur con clima parecido al del Paraná Medio (Boneto, 1978; Welcome, 1983). El “lobito de río”, el “lobo gargantilla” y otras especies en peligro de desaparición, perderían una zona en la que pueden vivir. En el embalse aumentaría el camalote, trayendo problemas graves para la navegación, la pesca, la salud, el riego y las turbinas. El control del camalote es costoso si se hace a máquina y peligroso si se hace químicamente, y debe continuar indefinidamente. (Vietmeyer, 1975). Las represas también hacen aumentar el número de víctimas de enfermedades gravísimas, como la malaria, la filariasis y la esquistosomiasis. La última aumentó en Egipto, Brasil y otros países cuando se construyeron represas; en Brasil se la llama “la enfermedad de las represas” y la tienen más de veinte millones de personas, a pocos kilómetros de la Argentina. Se contagia con solo mojarse con agua que contenga estos parásitos. Y el número de enfermos aumenta por más que se hizo una campaña muy completa contra esta enfermedad. Eso nos espera si se hacen estas obras. (Cabral, 1975; Toledo Piza, 1975; Caufield, 1983).

CAMBIOS EN LOS SUELOS El proyecto, además de inundar cientos de miles de hectáreas, trastornaría las napas subterráneas y el drenaje de los suelos, creando pantanos y salitrales en importantes áreas de cultivo, ganadería y áreas naturales. La inutilización de tierras causadas por obras de este tipo casi siempre supera al área supuestamente ganable mediante el riego facilitado en teoría por las obras (Ravine, 1973; Sánchez, 1974; Lozano Cruzado, 1981; Caufield, 1983; Kovda, 1983).

INUNDACIONES Y DIQUES Algunos hablan de la importancia de estas obras para controlar las grandes crecientes. Pero los propios técnicos de Agua y Energía han dicho que es imposible controlarlas con obras como ésta, diseñadas específicamente para producir electricidad. Al contrario, los enormes embalses empeoran las inundaciones, porque el agua em

Flores del camalote: por las obras del hombre, esta planta flotante se transformaría en plaga invasora

balsada ocupa totalmente lagunas, arroyos, pantanos y parte del valle mismo del río, espacio que, si están más vacíos, retienen y frenan las crecientes, moderándolas.

PROYECTOS Y REALIDAD Cuando la mente está llena de proyectos y deseos de hacer obras, es difícil percibir la realidad. En este caso, la realidad que no se tiene en cuenta lo suficiente es que los sistemas de ríos (con sus arroyos, napas subterráneas, lagunas) se pueden comparar con el sistema de capilares y venas que drena el cuerpo. El funcionamiento normal del sistema venoso es imprescindible para el cuerpo, y los ríos en su estado naturales son imprescindibles para el buen funcionamiento de un territorio. El Paraná sería como una de las venas principales, una de las más importantes y gruesas del sistema,

la vena cava, por ejemplo. ¿A quién se le ocurriría trastornar el funcionamiento de la vena cava poniendo en ella una “mini” turbina? Esto produciría alta presión en partes del sistema y baja presión en otras, anoxia, intoxicación, edemas, hemorragias, necrosis y muchos otros resultados destructivos, comparables en cierto modo a algunos de los problemas provocados por represas, que son peores cuanto mayor es el río y cuanto mayor es la represa. Viendo las cosas así, es obvio que conviene usar fuentes de energía menos brutales, que causen menos trastornos (ver más adelante).

ALTERACIONES DE LAS CARACTERISTICAS GEOLOGICAS Las formas y estructuras de las islas del Delta del Paraná, de sus orillas y las del Río de la Plata, se deben a la compensación entre los sedimentos que el río pone y los que saca. Las represas retienen los sedimentos, el agua vendría con menos materias en suspensión, entonces el río no compensaría con depósitos lo que desgasta (Peter). Por este motivo, el río destruiría las islas del Delta y las riberas. No es necesario decir que esto causaría pérdidas enormes. Miles de terremotos fueron causados por el llenado de embalses; los millones de toneladas de agua que se acumulan, desequilibran la corteza terrestre. El Paraná corre por una falla geológica, una rajadura de la corteza terrestre, una zona débil. Represas muchos menores que las que se desea construir causaron terremotos. A veces los sismos rompen diques, causando inundaciones rápidas terriblemente destructivas. (Rattray-Taylor, 1975; Mc Donald, 1970 en TIME; Peter).

UN CASO EJEMPLAR FAMOSO El dique de Asuan, sobre el río Nilo, en Egipto, fue diseñado por técnicos soviéticos (los otros países aconsejaron no hacer la obra porque llegaron a la conclusión de que traería demasiados resultados inconvenientes), entre ellos, según me han informado, el ingeniero Malissev, también del equipo del proyecto Paraná Medio. Las dos obras son represas muy grandes en ríos de llanura, en zonas de clima templado-cálido. Funcionarios egipcios querían dar un gran impulso a su país con el dique, pero provocó pérdidas, descontento, epidemias; arruinó el valle del Nilo, que durante más de cinco mil años fue una de las regiones más fértiles del mundo: ahora deben importar fertilizantes. El Delta del Nilo está siendo destruido a causa de esta obra. En la controversia entre los que fijan su atención en los escasos beneficios del dique de Asuan y los que tienen más en cuenta sus muchas consecuencias catastróficas, se destaca este hecho concreto: Egipto es más pobre a causa de esta obra. (Ravines, 1973; Sánchez, 1974; La Nación, 1981; Ing. Mario Fuschini Mejía, comunicación verbal).

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