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REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA
AÑO 7 I Nº40 I Abril 2015
DERECHO AL OLVIDO EN LA WEB
Si me buscan no me van a encontrar La red inmortaliza datos sobre las personas y construye una identidad y una reputación. Pero el esquema entró en crisis con un fallo de resonancia global que abrió la posibilidad de exigirle a Google que limpie nuestra memoria digital. El “derecho al olvido” avivó el debate sobre el acceso a la información y la libertad de expresión.
DE ALFONSÍN A CRISTINA
VIDEOS ON LINE
ALEJANDRO BURDISIO
Cuando terminan los mandatos
De la TV al streaming
El arte de lo cotidiano
ADEMÁS: Jóvenes DT Eulogia Tapia Barras bravas Brigadas del café Claudia Cesaroni Tango sub 30
Publicación bimestral de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Director: Daniel Miguez
Sumario
Consejo de Redacción: Jorge Benedetti Leonardo Castillo Germán Ferrari Gustavo Naón Pablo Romano Leonardo Torresi Martín Voogd
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Editorial
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Fotomérides: Albert Einstein
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Derecho al olvido en Internet
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Fin de los mandatos presidenciales
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A 30 años de la Brigada del Café
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Buscando a Eulogia Tapia en La Poma
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Dibuje, maestro: Alejandro Burdisio
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Las barras bravas, según Garriga Zucal
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Cambio generacional en los DT
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El auge de los audiovisuales online
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Tango sub 30
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Mambo
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Cocina de autor
Escriben en este número: Soledad Arréguez Manozzo Ariel Bargach Claudia Cesaroni Mariano Feldman Yanina Fuggetta Gabriela Granata Fernando Núñez Matías Quercia Juan José Relmucao Mariano Verrina
Ilustraciones: Reinaldo Cortés
Diseño: Pamela Royo
Contratapa y retiración: Rubén Ortiz
Fotografía: Télam
Servicio periodístico: Agencia Universitaria de Noticias y Opinión www.auno.org.ar
Contacto: elcruce@auno.org.ar TE: 4282-8172 /6006 Dirección: Camino de Cintura y Juan XXIII, Llavallol, provincia de Buenos Aires (CP: 1836) ISSN, en trámite Derechos de propiedad intelectual, en trámite.
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EDITORIAL Por Daniel Miguez
Mandatos, ciclos y debates Suele suceder que el árbol tapa al bosque, que los debates profundos no tienen lugar y las campañas electorales se abocan a temas de coyuntura, que pueden ser preocupantes y hasta angustiantes, como la inseguridad, la inflación u otros, pero que siempre son subsidiarios de cuestiones centrales. Si queremos hablar de inseguridad ¿el eje no debería ser la equidad o la falta de ella?, ya que está probado que las sociedades más igualitarias en distribución del ingreso son las más seguras. Si el tema es la inflación, habrá que discutir sobre las políticas económicas y sus consecuencias. ¿Reduciremos los ingresos para que haya menos consumo o buscaremos esquemas de inversión para acrecentar la oferta? ¿Mantendremos la política de desendeudamiento o volveremos a endeudarnos? Las respuestas a estas preguntas deberían llevarnos a otras profundidades; a pensar en el país del futuro, a la luz de cómo tiende a desarrollarse la economía mundial y cuál es el mejor
modo de inserción de la Argentina. Deberemos resolver entonces si volveremos al rol de ser sólo exportadores de materias primas o si seguiremos a apostando al camino de la ciencia y la innovación tecnológica para encontrar áreas que aún no están sobreexplotadas en el mundo. Si la decisión de sustituir importaciones parece razonable, habrá que ser creativos para decidir inteligentemente hacia donde orientar los esfuerzos. Nada de eso está en la primera línea de debate. Y esa ausencia de discusión de temas importantes, también nos remite a la casi inexistencia de ámbitos para ejercerla. Son los grandes medios de comunicación los que, con precisión, se preocupan diariamente de mostrar el árbol y ocultar el bosque, hasta llegar al extremo de que en caso de no contar con un árbol verdadero, montar uno de utilería. Uno de los temas de debate instalados es si cuando finalice su mandato la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, también finalizará este ciclo político-económico.
En este número de El Cruce, Gabriela Granata describe y analiza los finales de mandatos de los presidentes que elegimos desde el retorno de la democracia en 1983. Desde 1983 a la fecha el único fin de ciclo que transitamos se dio con la renuncia de Fernando De la Rúa luego de 12 años de neoliberalismo, sumados sus 2 años de gobierno y los 10 de Carlos Menem. Tras la etapa de transición que encabezó Eduardo Duhalde, el nuevo ciclo comenzó con Néstor Kirchner en 2003. Este periodo, al igual que su antagónico, lleva 12 años.´ El fin de aquel ciclo, que suele sintetizarse en la figura de Domingo Cavallo, se veía venir en 2001 y aun desde antes. En cambio ahora, dar un pronóstico es difícil, y, sobre todo, inútil. En octubre lo resolverá el pueblo con su voto. Y en una elección presidencial, ese voto es decidido en base a una multiplicidad de factores, que, según prueba la historia, muchas veces excede la voluntad de los medios de comunicación.
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EINSTEIN A LA ARGENTINA
Nació el 14 de marzo de 1879 en Ulm, ciudad alemana a orillas del Danubio. Su familia creía que el niño tenía algún tipo problema porque no hablaba. Recién comenzó a pronunciar palabras a los 3 años. Cuando tenía 14 años sufrió tener que dejar su pueblo para mudarse junto a su familia a Munich, donde instalaron un taller de aparatos eléctricos que los llevó a la quiebra. A los 24 años se recibió de profesor de matemáticas y física en Suiza, y al año siguiente adoptó esa nacionalidad.
Su segunda pasión detrás de las ciencias era tocar el violín, que aprendió de su madre a los 5 años. El 25 de noviembre de 1915 presentó en la Academia de Ciencias Prusiana su Teoría de la Relatividad General. En 1921 obtuvo el Premio Nobel de Física por sus estudios sobre el efecto fotoeléctrico y no por la Teoría de la Relatividad, que por entonces era controvertida. En 1932 ante la inminencia del ascenso del nazismo al gobierno, emigró a Estados Unidos, donde se nacionalizó en 1940. Entre sus vastos aportes a la ciencia, uno de ellos tuvo consecuencias trágicas. Einstein descubrió que una reacción en cadena de uranio, permitiría crear bombas capaces de desaparecer grandes extensiones territoriales. De allí a la creación de la bomba atómica por parte de Estados Unidos hubo un corto trecho. Murió en Princenton, ciudad eminentemente universitaria de Estados Unidos, el 18 de abril de 1855.
EN LA ARGENTINA Estuvo un mes en la Argentina (del 24 de marzo al 23 de abril de 1925) invitado por la Universidad de Buenos Aires y la Sociedad Hebraica. Por entonces su fama era universal y en el puerto de Buenos Aires lo esperaban una gran cantidad de periodistas y fotógrafos. Durante su estadía dio 12 conferencias, casi todas en la Capital Federal, aunque también disertó en Córdoba y La Plata. Y concedió entrevistas a los diarios La Prensa y Crítica y a la revista Caras y Caretas. En Buenos Aires estuvo hospedado en la mansión del millonario Bruno Wasserman, ubicada en Villanueva 1400 esquina Zabala, en el barrio de Belgrano, donde actualmente funciona la embajada de Australia.
EN LLAVALLOL Wasserman tenía una quinta de fin de semana en Llavallol, en el cruce de las actuales calles De la Peña y Moldes, donde actualmente se encuentra el colegio La Milagrosa. Einstein se alojó allí en tres oportunidades. La primera vez fue el domingo 5 de abril de 1925 luego de un largo viaje en auto desde Belgrano. Cruzó el Riachuelo por el puente Pueyrredón viejo y recorrió la empedrada avenida Pavón (actual Hipólito Yrigoyen) y la avenida Garibaldi para llegar a un lugar que lo cautivó por sus arboledas y su silencio. El jueves siguiente comenzaba Semana Santa, pero se adelantó a los feriados y el miércoles 8 de abril volvió a Llavallol y se quedó hasta el sábado 11, ya que a esa noche tenía que tomar el tren en Retiro para viajar a Córdoba. La tercera y última visita a Llavallol fue el domingo 19 de abril, aunque esta vez viajó en tren desde Constitución.
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DERECHO AL OLVIDO EN INTERNET
Saquen esos datos de ahí Por Soledad Arréguez Manozzo Ilustración: Reinaldo Cortés
Ante la legislación sobre los enlaces que permiten acceder a determinada información incómoda en la red, la perpetuidad de los datos presenta nuevas controversias
para
el
derecho
internacional.
¿Derecho a la privacidad o censura 2.0?
Casi nadie puede resistir un archivo. Menos aún en tiempos de hiperconectividad. La red guarda a un clic de distancia cada vez más información sobre usuarios, personajes y empresas. Se construye así una identidad y una reputación a partir de datos inmortalizados en blogs, redes sociales y páginas web. Sin embargo, este esquema entra en crisis ante la posibilidad de limpiar la memoria digital. El fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, conocido como “derecho al olvido”, avivó el debate en la era 2.0 sobre el acceso a la información y la libertad de expresión,
que hoy parecen encontrarse en los extremos opuestos del browser. Hace cinco años un ciudadano de Cataluña encontró en la web una serie de artículos de 1998 del diario español La Vanguardia sobre un remate de una propiedad suya por impuestos impagos. El embargo ya estaba resuelto, por lo que el usuario exigió que esa publicación dejara de aparecer en los resultados de búsqueda. Ni el periódico ni Google atendieron su reclamo. Años más tarde el litigio enfrentó a Google con la Agencia Española de Protección de Datos y llegó a la Corte. Lógicamente sentando un precedente mundial, en mayo pasado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) reco-
El lado oscuro de la web Valores de bolsa, publicaciones científicas, horarios de vuelos y documentos gubernamentales. Millones de datos circulan de forma oculta por los laberintos de la deep web –conocida como Internet profunda- un conjunto de sitios web y bases de datos que no logran ser encontradas por las redes de los motores de búsqueda como Google, Yahoo o Bing. Esta red es de 400 a 500 veces más grande que la Internet superficial, el 4 por ciento de las aguas por donde navega la mayoría de los usuarios. La deep web utiliza navegadores específicos, como The Onion Router (TOR), y sus páginas no pueden ser rastreadas por los robots y programas araña de los buscadores, por lo que solo se puede acceder con la dirección exacta. Allí las URL se componen de secuencias alfanuméricas con la extensión .onion y sólo se accede con un mínimo nivel de protección de la privacidad. Pag. 8
noció que los ciudadanos de ese continente tienen el derecho a ser olvidados en Internet, por lo que Google, Microsoft o Yahoo deben responder la petición de los usuarios para la eliminación de links a contenidos no deseados, que incumplan derechos reconocidos. Los jueces encontraron a los motores de búsqueda responsables por la información publicada en páginas web a las que enlazan, aunque no tengan control sobre el contenido. A Larry Page, CEO de Google, no lo puso muy contento el nuevo marco legal. Planteó que una excesiva regulación de la Red podría reforzar “la mano de los gobiernos represivos que busquen restringir las comunicaciones en línea”. En una entrevista al Financial Times, el cofundador del buscador advirtió que la sentencia “dañará la siguiente generación de startups (compañías incipientes)” por lo que se obstaculizará la innovación digital. Para el abogado y asesor legal en tecnología Martín Carranza Torres se trata de un “antiderecho” desde el punto de vista constitucional. Y algo antinatural. “El derecho al olvido de uno implica para cada uno de los habitantes de la tierra la obligación de olvidar un acontecimiento, lo que ni siquiera puede ser voluntario”, explicó consultado por El Cruce. Si bien la normativa no legisla sobre la existencia de la información, lo hace sobre
la ruta de acceso a esos contenidos. Esto provoca que no aparezcan en las búsquedas (aunque puedan alcanzarse por otras vías) y eso se transforme en una amenaza a la neutralidad o la transparencia de la red. “Puede perjudicarla en la medida en que se convierta en la herramienta legal para controlar contenidos inconvenientes para los intereses de esos demandantes pero convenientes para el resto de la comunidad”, advierte Nicolás Mavrakis, periodista y escritor, autor del ebook #fin del
Desocultando Una respuesta a la supresión de enlaces fue el repositorio Hidden from Google (Ocultos de Google) donde los propios usuarios pueden enviar resultados eliminados para restablecer el acceso público. Entre los medios fuertes del mundo, uno que se hizo del concepto fue la BBC de Londres, que publicó de un listado parecido para defenderse de la acción de los buscadores y levantar la idea antagónica del “derecho al recuerdo”. No es difícil armar estas listas porque cuando Google o cualquier buscador elimina un enlace está obligado a informar al medio que lo había publicado.
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periodismo y otras autopsias en el mundo digital. En este escenario, por transparencia, explica, debería entenderse la posibilidad irrestricta de dar las explicaciones sobre cualquier información que circula en la red, ya sea negativa o positiva.
Cosas íntimas Los usuarios pueden ser vulnerables a injurias, difamaciones y calumnias por la publicación de datos personales y el uso indebido o ilegal de imágenes, como pasó en el caso de modelos cuyos nombres fueron vinculados a sitios de pornografía. En estas situaciones, el derecho a la protección de datos personales contempla la posibilidad de olvidar el pasado. El fallo europeo puso en duda si detrás del derecho a la privacidad se esconde la intención de ocultar datos incómodos de alta relevancia social. La tarea titánica es determinar si la información que se pide eliminar de Internet es realmente falsa, obsoleta o, en todo caso, sin interés público. Google, empresa que ya habilitó un formulario para solicitar el retiro de datos, informó que hará controles para verificar que no existe un interés público para mantener esa información online, en casos de estafas financieras, negligencia profesional, condenas penales o comportamiento público de funcionarios de gobierno. La restricción para distribuir información sobre personajes públicos podría afectar la libertad de expresión en la red, señalan los especialistas. “Casi nunca se trata de suprimir las molestias del spam –critica Mavrakis- sino de suprimir aquel fragmento de datos que pone en entredicho, contradice o directamente ilumina puntos privados o públicos de personas o instituciones que preferirían sostener una reputación siempre pulcra y transparente”. En Argentina, la responsabilidad de los buscadores de Internet no forma parte de ninguna normativa; se utilizan instituciones como el “habeas data” para rectificar o eliminar datos personales de la web en los casos en que una determinada base de
datos actúe de manera inadecuada.
Los números del olvido
La voz de los usuarios Desde la web 2.0, los usuarios alcanzan el máximo grado de interacción. Ellos son los que producen casi siempre “la información más relevante sobre el entorno que los rodea, y son también quienes encuentran o producen los canales para que esa información circule más allá de los deseos de restricción de los afectados”, asegura el periodista. Todo lo que circula por los laberintos de la red queda perpetrado en la memoria digital. El sitio Wikileaks, que difunde informes y documentos filtrados de interés público, demuestran que no hay información que pueda ser eliminada por completo de la
-Google recibió 226.028 solicitudes al momento de escribir esta nota. -Todos estos pedidos significaron la evaluación de 817.381 links para su eliminación. -Google España recibió 12.000 peticiones en toda Europa; 20 por minuto en las primeras diez horas. El 40 por ciento de las peticiones procedían de Alemania, el 14 de España y el 13 de Reino Unido. red. De este modo, el fallo del TJUE sumó otro capítulo al debate sobre las libertades en la web.
Casos -En Alemania la víctima de una violación solicitó a Google que eliminen un vínculo a un artículo periodístico acerca del delito. La empresa suprimió a la página de los resultados de las búsquedas que incluyen el nombre de la persona. -La modelo Jésica Cirio ganó un juicio a Google por la aparición de su nombre en páginas con ofertas de sexo y de contenido pornográfico. El buscador fue obligado a indemnizarla. -Una mujer italiana solicitó a Google que elimine un artículo acerca del asesinato de su marido que se publicó décadas atrás e incluía el nombre de ella. El buscador eliminó la página de los resultados de las búsquedas que incluyen el nombre de la persona. -La modelo argentina Belén Rodríguez denunció a Google y a Yahoo porque su nombre aparece vinculado con páginas de contenido pornográfico. La Corte Suprema de Justicia falló en octubre del año pasado a favor de las empresas. El tribunal estipuló que el único responsable del contenido es el autor o titular del sitio que los buscadores indexan. -La modelo Evangelina Carrozo le ganó un juicio a Google y a Yahoo en 2012. Los buscadores debieron indemnizarla con 85 mil pesos por comentarios sexuales que aparecían en la red. -Un profesional de los medios de Inglaterra solicitó que el buscador elimine cuatro vínculos a artículos acerca de contenido vergonzoso que él mismo publicó en Internet. Google rechazó su solicitud y no suprimió las páginas de los resultados de búsqueda.
MANDATOS PRESIDENCIALES
Los que se van y los que llegan Por Gabriela Granata
Crisis económica y transición. Continuidad de gestión. Transición sin crisis. Crisis sin transición. Cinco presidentes en diez días. Asunción anticipada. Continuidad de gestión con cambio de nombre. ¿Fin de ciclo? El 10 de diciembre próximo asumirá un nuevo gobierno. Una recorrida por los traspasos de poder desde la recuperación democrática de 1983 ayudará a entender los vaivenes de nuestra historia reciente.
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No hay en los últimos treinta años de gobiernos democráticos una única palabra que pueda definir el lapso que media entre la elección de un jefe de Estado y la entrega del mando. Desde la crisis hiperinflacionaria que provocó la cesión anticipada del bastón presidencial por parte de Raúl Alfonsín no hubo un solo traspaso de poder que pueda parangonarse. ¿Es propio del quiebre del sistema bipartidista de los últimos 20 años? ¿Es parte de la inmadurez institucional? ¿Una mezcla de mezquindad opositora de bombardear los
finales débiles de gestión? ¿Una mezquindad oficialista que se niega a abrir el juego cuando no alcanza el proyecto propio? Gabriel Palumbo, sociólogo y profesor titular de la carrera de Ciencias Políticas de la UBA, señala que las características de las transiciones tienen que ver con el grado de institucionalización del país, de modo que “cuanto mayor es ese grado y el sistema político es más ordenado, resultan más racionales. En países como Argentina, y por las características de su sistema de partidos, la transición es más compleja,
sobre todo cuando implica un cambio de signo político”. Para el politólogo Julio Burdman, “las transiciones fueron, durante décadas, el tema preferido del análisis político académico en Argentina y América latina. La preocupación fundamental eran las transiciones desde gobiernos autoritarios a democráticos, que se propagaban por el continente: se creía que esos pasajes transformaban por completo al estado y a la sociedad; en Europa se escribía en forma similar acerca del pasaje de los
comunismos a las economías de mercado. Años después se descubrió, o se aceptó, que ni los nuevos regímenes eran perfectos, ni las transiciones estaban exentas de continuidades”. Burdman, secretario de Investigaciones de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), remarcó que “se comienza a prestar más y mejor atención a las transiciones entre gobiernos democráticos, porque son muchos los casos de `presidencias interrumpidas`: salvo en Chile, Uruguay y Colombia, en el resto de los países suramericanos hay gobiernos que terminan antes sus mandatos, por diferentes razones”.
Crisis económica y transición El final del gobierno de Alfonsín y su precipitada entrega del poder cinco meses antes no puede entenderse sin trazar el escenario que debió afrontar el primer presidente de la recuperación democrática. Jaqueado por el poder militar que tardó en declinar, por los sectores económico-financieros que tensaron gran parte de su gestión y por los contundentes paros del sindicalismo, el final se aceleró en octubre de 1987 con la última elección legislativa de su mandato, cuando el Partido Justicialista obtuvo más del 40 por ciento de los votos y el radicalismo perdió gran parte de su poder territorial. La UCR no sólo cedió la mayoría legislativa, sino que con el recambio en las provincias conservó sólo dos gobernaciones más la ciudad de Buenos Aires. Eran tiempos de presidencias de 6 años y de intendente porteño puesto a dedo. No dieron respiro ni el Plan Primavera, que pretendió contener una vez más la inflación con control de precios y congelamiento de salarios, ni la búsqueda de negociación son el sindicalismo peronista, ni el intento de concertación con industriales y el comercio. Con la economía agonizante, Alfonsín poco pudo legarle a su candidato a sucederlo, Eduardo Angeloz –con un perfil conservador y sin el carisma del Presidente– y el PJ aprovechó el desparpajo de Carlos Menem para ganar la elección anticipada en mayo de 1989. El peronismo triunfante Pag. 12
fue un escollo más para la conservación de poder del ya debilitado radicalismo, que vio como su plan económico se descascaraba frente a la creciente inflación, que llegó a rozar el 5.000 % anual, y los saqueos, mientras su sucesor electo prometía “salariazo y revolución productiva”. Y nada de prudencia. Si bien los diccionarios políticos abordan la cuestión de la transición desde el plano de los gobiernos autoritarios hacia los democráticos – como el trabajo de Norberto Bobbio– es posible tomar como idea general que la transición política se define como “todo período de cambio entre dos situaciones
políticas estables”. El pase de gobierno de 1989 poco tuvo de estable.
Continuidad de gestión La reforma de la Constitución Nacional en 1994 evitó que Menem tuviera que pensar
en forma rápida acerca de su despedida de la Casa Rosada. Con la posibilidad de reelección y el cambio de duración del período presidencial de 6 a 4 años, permaneció 10 años en el poder. Y hubiera
intentado continuar, pero en el final de su gestión, el menemismo tuvo quien dinamitara los cimientos. Fue con una movida de Eduardo Duhalde, frustrado sucesor de Menem en 1995, quien boicoteó la posibilidad de que el ex gobernador riojano pidiera a la Corte Suprema que reinter-
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pretara caprichosamente la Constitución y le permitiera presentarse otra vez en 1999. Duhalde consiguió el objetivo de frenar a Menem, pero no pudo ganar la elección frente a Fernando de la Rúa ni limitar el arraigo del menemismo, que tuvo hasta rasgos psicológicos. Lo sufrió el mismo Duhalde, y en el peor momento. Fue cuando el 17 de abril de 1999 presentaba oficialmente la dupla que competiría en las elecciones a la primera magistratura y su candidato a vice, Ramón Ortega, en un recinto del Complejo La Plaza mudo y expectante, anunció: “Sé perfectamente que esta carta de triunfo la va a apoyar todo el movimiento justicialista, y esta carta es la fórmula presidencial Eduardo Menem y Ramón Ortega”. Duhalde ya se sentía ninguneado por Menem, pero Palito…
los del déficit que hacia el equipo saliente y el que proyectaba el entrante. Acordaron, además de “abrir los libros”, “apurar un proyecto consensuado de ley de coparticipación federal, que el Gobierno se abstenga de asumir compromisos que condicionen la próxima gestión, como – por ejemplo– un aumento de sueldo a los estatales y que quede garantizado el financiamiento para el primer trimestre del 2000. Según los cálculos de los técnicos de
Transición sin crisis Duhalde no tuvo que probar la transición con quien era ya su adversario interno. Fue De la Rúa como aspirante a la Casa Rosada de la Alianza que integró con el Frepaso quien recibió la banda. El sociólogo y vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas, Gabriel Puricelli, apunta que “el uso de la noción de transición en sí misma conlleva un equívoco cuando se intenta aplicar al caso argentino post-1983. El concepto remite al modelo donde una gestión electa designa equipos que trabajan por algunas semanas con los cuadros del gobierno saliente para obtener los saberes necesarios para mantener la máquina de gobierno funcionando: desde el detalle de las ejecuciones presupuestarias hasta dónde están las llaves de los cajones”. Sin embargo, remarca que en Argentina “nada de eso ha sucedido durante los cambios de gobierno en nuestro país, sea porque el traspaso es el cambio de manos de la papa caliente de una crisis, porque el cambio es sólo nominal o porque la administración saliente se define por el quite de colaboración, como sucedió con el peronismo en 1999”. El 5 de noviembre de ese año hubo “cumbre” entre Menem y el electo De la Rúa, que se mostró preocupado por los cálcu-
la coalición, el dinero en las arcas públicas alcanza para un mes”, recoge una nota del diario Página/12 de esa época. Otra vez la letra y la práctica. Un mes después, De la Rúa asumía la presidencia de la Nación sin el Presupuesto aprobado ni un paquete impositivo consensuado para evitar que el déficit fiscal se escapara más allá de los
4.500 millones de pesos. El peronismo controlaba el Senado y 14 gobernaciones. La Alianza y De la Rúa tenían el Gobierno, pero no el poder.
Crisis sin transición El gobierno de De la Rúa fue una cadena de errores, sumada al oxígeno que le negó el peronismo desde el inicio de la gestión. Los desaciertos más emblemáticos fueron los canjes de deuda, que derivaron en causas judiciales, y el caso de pago de sobornos para aprobar una ley de flexibilización laboral y congraciarse con sectores empresarios, que salpicó a funcionarios de la Alianza y a senadores oficialistas y opositores. Hubo en esa época una reunión en la residencia de Olivos, en la que De la Rúa recibió a los senadores del peronismo. La cabeza gacha y bamboleante de negación de De la Rúa, cuando le pedían que saliera del asfixiante plan de Convertibilidad y diera una salida a la economía percudida y enclenque, era el símbolo de la falta de perspectivas. Tuvo sí un gesto: convocar al PJ a un gobierno de “unidad nacional”, que se parecía más a compartir un pedazo del salvavidas de plomo que a generar nuevas ideas para superar la crisis. El justicialismo, que ya controlaba el Congreso, dijo no. Y desencadenó la transición más vertiginosa de los últimos tiempos, con cinco presidentes en 10 días por la elección del entonces gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, como mandatario interino: otra vez el quite de respaldo del peronismo a quien había elegido para la transición por sus apetencias personales y de perpetuación, hasta que el proceso
queda finalmente en manos de Duhalde, que ocupaba una banca como senador nacional. Así, el ex intendente de Lomas de Zamora recuperó gravitación política tras su derrota electoral dos años antes. El asesinato de los militantes Darío Santillán y Maximiliano Kosteki durante una protesta en el Punte Pueyrredón volvió a acelerar
pio pragmático de no arreglar lo que no está roto, como la cautela de no desafiar a la persona a la que le debe pura y exclusivamente la presidencia. Sin embargo, a este traspaso cuasi puramente nominal del poder, lo sucede una transición de hecho, donde el nuevo presidente va desplazando molecularmente al personal
sostener la educación pública. Duhalde comenzó un proceso de estabilización interrumpido porque regurgitó la maquinaria que había dejado crecer, la Policía Bonaerense criminal. Kirchner, con el piso más bajo de votos de esta etapa democrática, tuvo tal vez la jugada estratégica más inteligente. Dejó que lo acompañara el duhaldismo y en cuatro años no quedó casi nada de ese poder construido por el bonaerense. Nombró como sucesora a su esposa Cristina Fernández, quien debe ceder el poder a fin de este año. No hay en la memoria colectiva ni en la letra impresa registros de reuniones de equipos entrantes y salientes que dieran como resultado sostener políticas de Gobierno. Sí hay registros de personalismos, mezquindades, zancadillas y apropiación del Estado.
Pensar el futuro
los tiempos institucionales. Con el peronismo fragmentado en cuatro candidaturas, y una primera vuelta presidencial que le dio el triunfo a Menem, quien rechazó ir al ballotage con Néstor Kirchner, Duhalde le entregó la banda al santacruceño. “Es un caso curioso el traspaso del gobierno de Eduardo Duhalde a Néstor Kirchner en 2003. Lo que se da el 25 de mayo de ese año es la entrega del gobierno llave en mano: se mantiene al mismo personal en los cargos clave y sólo se agregan algunas sillas para sentar a un puñado de patagónicos de íntima confianza del santacruceño. Kirchner aplica tanto el princiPag. 14
heredado de Duhalde y que no se recicla como verticalmente leal a su propio liderazgo y termina concretando un cambio efectivo de gobierno, en dos tiempos, tras enfrentarse a Duhalde en las elecciones legislativas de 2005 y luego al forzar la salida de Roberto Lavagna del Ministerio de Economía”, analiza Puricelli. Alfonsín no consiguió que la recuperación democrática pudiera traducirse en bienestar económico. Menem traicionó su propia verba y fue el brazo ejecutor de las políticas privatistas, neoliberales y su traducción social individualista. De la Rúa renegó de principios básicos de su partido como
Palumbo sostiene que la inexistencia de una transición ordenada tiene que ver con que “no hay políticas de Estado, la política está desinstitucionalizada y ha ganado y gobernador la mayoría del tiempo un sector político que no se ha caracterizado por institucionalización. Hay que salir de la idea de la inexorabilidad de los gobiernos peronistas y mirar los ejemplos de otros países donde hay mucho debate público y una fuerte impronta de las ideas”. Por su parte, Burdman señala que “la preocupación pasa de la estabilidad del régimen a la de los gobiernos” y detalla que las presidencias de Menem y de Néstor y Cristina Kirchner pueden considerarse “las más sólidas en cuanto a recursos de gobernabilidad”. Explica: “Estos casos demuestran la importancia de contar con mayorías parlamentarias y federales para tener una buena etapa final. Una característica de las presidencias latinoamericanas es la vulnerabilidad del presidente: es el único cargo electivo al que votamos todos, su poder electoral es el corazón del sistema político y. por ende. es el dueño de todos los aplausos y también de todas las balas. La dinámica política implica someterlo a un profundo desgaste, y a veces no logra llegar ileso a
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Dos reelecciones Fecha
Termina
Partido
Asume
Partido
8 de julio de 1989
Raúl Alfonsín
UCR
Carlos Menem
PJ
10 de diciembre de 1999
Carlos Menem
PJ
Fernando De la Rúa
Alianza
21 de diciembre de 2001
Fernando De la Rúa
Alianza
Ramón Puerta
PJ
23 de diciembre de 2001
Ramón Puerta
PJ
Adolfo Rodríguez Saá
PJ
30 de diciembre de 2001
Adolfo Rodríguez Saá
PJ
Eduardo Camaño
PJ
2 de enero de 2002
Eduardo Camaño
PJ
Eduardo Duhalde
PJ
25 de mayo de 2003
Eduardo Duhalde
PJ
Néstor Kirchner
AFpV
Diciembre 2007
Néstor Kirchner
AFpV
Cristina Fernández de Kirchner
FpV
Tras la Reforma Constitucional de 1994, dos veces se produjo en la Argentina, en los últimos 20 años, que un presidente lograra ser reelecto y reasumiera formalmente en el cargo, sin interrupción de sus mandatos: Carlos Saúl Menem, en 1995, y Cristina Fernández de Kirchner, en 2011. El riojano había impulsado la reforma de la Carta Magna justamente con el objetivo de alcanzar un segundo período consecutivo en la Casa Rosada. El 8 de julio de 1995 el ahora senador nacional llegó al Congreso para el “traspaso” de mando con la banda presidencial ya colocada sobre su pecho, se la quitó para el juramento de rigor y volvió a colocársela. Cabe recordar que el país no tenía vicepresidente saliente en aquel momento, ya que quien había asumido en ese cargo en 1989, Eduardo Duhalde, lo había abandonado dos años más tarde, en 1991, tras ganar las elecciones para gobernador bonaerense. El 10 de diciembre de 2011 Cristina Fernández fue reelecta en su cargo. La ceremonia de colocación de la banda presidencial para su segundo mandato estuvo a cargo de su hija, Florencia. El vice saliente, Julio Cobos, observaba la escena desde la frialdad que marcó la relación entre la mandataria y su segundo desde la célebre madrugada del “voto no positivo” del mendocino en julio de 2008, cuando se resolvió en el Senado la suerte de la resolución 125.
la recta final. Ser presidente/a no es para cualquiera”. Tal vez, entonces, en la principal característica del sistema de gobierno en Argentina radique también su debilidad. El poder que concentra el presidente de la Nación, que lo dota de una conducción personalista, poco anclada en la estructura partidaria y menos aún proclive a sostener acuerdos programáticos de gobernabilidad con otros espacios, implica controlar también radicalmente los resortes de decisiones en el Congreso y la afinidad mayoritaria de los gobernadores para conservar la cuota de poder que le permita llegar al final del mandato. Por lo tanto, ninguno de esos atributos ayuda a sostener transiciones que impliquen mantener políticas de Estado y tengan como base un sistema de partidos políticos fuertes, con debates, pero también con diálogo.
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A 30 AÑOS DE LA PRIMERA BRIGADA DEL CAFÉ
Recuerdos de un viaje solidario a Nicaragua Por Leonardo Castillo
Hace tres décadas, más de un centenar de argentinos se sumó a otros jóvenes de todo el mundo para solidarizarse con ese país centroamericano, que tras el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza era acosado por Estados Unidos. La misión: colaborar en la cosecha del café, un producto vital para la economía nicaragüense.
“La Revolución es un sueño eterno”, postuló una vez el escritor Andrés Rivera. Y aunque la frase era el título de una novela sobre la vida de Juan José Castelli, prócer de las guerras por la Independencia, bien puede emplearse para explicar la necesidad que un grupo de jóvenes tuvieron hace tres décadas de formar parte de un inédito proceso político que se desarrollaba en Nicaragua, un pequeño país montañoso ubicado en el obligo de una América profunda y postergada. Fue esa aspiración la que dio lugar a la Brigada General San Martín, ese contingente de 120 jóvenes argentinos que en los años ‘80 viajaron a una convulsionada región de Centroamérica para expresar solidaridad con la Revolución Sandinista. Y, en tal sentido, se comprometieron en la realización de una tarea bien concreta: levantar la cosecha de café en una zona de guerra. A tres décadas de aquella gesta, los inte-
grantes de la Brigada del Café, antiguos militantes de la Federación Juvenil Comunista (la Fede), mantienen vivo el recuerdo de ese viaje que les permitió conocer de cerca las entrañas de un proceso revolucionario, dejó varias enseñanzas a las generaciones actuales que anhelan cambiar el mundo.
“Revolución bonita” El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) –inspirado en la figura de César Augusto Sandino, el líder guerrillero que derrotó una invasión estadounidense en 1927– derribó en julio de 1979 al dictador Anastasio Somoza, tomó el poder e inició una revolución social y política orientada en los principios del socialismo. Bajo la presidencia de Daniel Ortega, los sandinistas aplicaron la reforma agraria, socializaron los medios de producción y desarrollaron una amplia campaña de alfabetización. Por esos años, el escritor argentino Julio Cortázar definió a ese proceso como “una revolución bonita”, que movilizaba a los sectores populares en busca de una transformación, sin caer en vicios autoritarios como prohibir la oposición. Los sandinistas se apoyaban en los jóvenes y en los sectores católicos comprometidos con la doctrina social de la Iglesia. El sacerdote Ernesto Cardenal, ministro de Cultura de la revolución, era una figura emblemática de esa Nicaragua que también parecía encarnar los valores de un cristianismo que se proponía alcanzar la liberación en la Tierra. Centroamérica era en esos años una zona conflictiva y clave en el tablero de la Guerra Fría. En Guatemala y El Salvador vivían incruentas guerras civiles y la presencia del sandinismo en el gobierno era un aliciente para las insurgencias de esos dos países. Eso era algo que Estados Unidos no podía tolerar. Con la llegada al poder del republicano Ronald Reagan, en 1981, la Casa Blanca reforzó su presencia en Centroamérica con asesores militares –algunos de ellos represores argentinos– y armas. Honduras, país ubicado al norte de NicaPag. 18
ragua, fue utilizada como base para instalación de una fuerza militar integrada por antiguos soldados de la guardia de Somoza, financiados por Estados Unidos. Era la contrarrevolución y a sus integrantes se los denominó “los contras”. Atacaban poblaciones, destruían cosechas e instalaciones y sembraban el terror entre los campesinos. A principios de la década del ’80, la revolución, amenazada por ese frente externo, comenzó solicitar la solidaridad internacional.
Los preparativos y el contexto Nicaragua se había convertido en un faro para la izquierda de América latina. Managua, su capital, era visitada por políticos e intelectuales que se consustanciaban con ese proceso. El dirigente del Partido Comunista argentino Patricio Etchegaray comenzó a establecer lazos formales con los sandinistas a fines de 1982, cuando la dictadura argentina se encontraba en retirada. Con la llegada de la democracia,
esos vínculos se reforzaron. “Sentíamos que había una necesidad de llevar el compromiso y la solidaridad a un plano más allá de lo declarativo. Nicaragua era objeto de una agresión y había que marcar presencia en ese país”, repasa Etchegaray en diálogo con El Cruce. La revolución necesitaba divisas para sostener la lucha militar y las obtenía con la exportación de bienes primarios. El café era el principal recurso económico de Nicaragua, y se necesitaba mano de obra para levantar su cosecha en una zona de guerra. A principios de 1984, durante la llamada primavera alfonsinista, el PC inició una campaña de solidaridad con Nicaragua. Según el escritor Roberto Mero, autor del libro El cafetal rojo, se barajaban desde la Federación Juvenil Comunista varias alternativas para brindar ayuda a Nicaragua. La primera de ellas consistía en un convoy terrestre que saliera desde Buenos Aires y tocara distintos países de Sudamérica sumando militantes que llegarían a Managua tras un largo viaje, pero ese proyecto fue descartado ya que había que cruzar por muchas zonas en conflicto y cruzar el canal de Panamá, controlado entonces por Estados Unidos. Se planteó entonces viajar en barco hasta Nicaragua tocando diversos puertos, pero también se desechó por cuestiones de seguridad. Lo mejor era viajar en avión. “Les ofrecimos a los nicaragüenses armar una brigada de trabajadores rurales para levantar la cosecha del café en la zona de Matagalpa, fronteriza con Honduras y bajo constante ataque de los contras”, recuerda Etchegaray, que se encontraba al frente de los sectores juveniles del partido. “Les prometimos a los sandinistas que podíamos llevar un grupo de 60 brigadistas y terminamos sumando
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120. La adhesión que encontramos en las filas del partido superó todas nuestras expectativas”, apunta. Para costear el viaje de los brigadistas, el PC organizó colectas y una serie de conciertos y festivales artísticos. Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa y Víctor Heredia aportaron sus presencias a la recolección de fondos. Pero el viaje de este contingente constituyó una cuestión problemática para el gobierno de Alfonsín. La embajada estadounidense en Buenos Aires le pidió a la administración radical que impidiera la presencia de los militantes argentinos en Nicaragua. Editoriales de los diarios más conservadores del país advertían sobre las consecuencias de esta excursión a Centroamérica. “Un fantasma rojo que recorre América”, titulaba el diario La Prensa en un editorial publicado en diciembre de 1984. “Más allá de las presiones internas y las externas, se debe reconocer que el gobierno de Alfonsín se portó bien y no obstaculizó el envío del contingente a Nicaragua”, admite Etchegaray.
“Íbamos a ser como el Che” Pablo Sposato era un joven de 21 años que militaba en la Fede y que cuando comenzaron los preparativos para viajar a Nicaragua no dudó en sumarse. “Era la posibilidad de ver una revolución y participar en ella. La generación de militantes que nos antecedían en el partido había colaborado con Cuba y sentíamos que ahora era nuestra oportunidad”, apunta Sposato, quien hoy trabaja como maestro en una escuela de La Matanza. Sposato evoca la despedida que tuvieron los brigadistas en esos primeros días de 1985, durante un acto multitudinario en Plaza Miserere. “Durante años marchamos bajo la consigna ‘seremos como el Che’ y ahora íbamos a tener la oportunidad de serlo de verdad”, rememora. El grupo realizó un largo periplo hasta llegar a Managua. Los brigadistas salieron de Buenos Aires a principios de enero hacia Santa Cruz de la Sierra en un avión de la empresa Lloyd Aéreo Boliviano. De allí
viajaron a Panamá, donde debieron hacer una escala. “Ahí nos agarró un sismo en pleno aeropuerto. Además, el lugar estaba lleno de tipos que tenían toda la facha de ser canas o servicios que no nos sacaban la mirada de encima”. La Brigada General San Martín se instaló en una finca de la zona de Matagalpa que había sido expropiada a un terrateniente somocista tras la revolución. “Nos levantábamos temprano, casi al alba y caminábamos 10, 12 kilómetros hasta donde estaban las plantaciones para recolectar la cosecha de café. Volvíamos a la tarde después de haber trabajado durante horas”. Ese trabajo no estuvo exento de riesgos en una zona de guerra. “Cerca de donde vivíamos hubo combates y en la noche se escuchaban tiros. La movilización de la población local era permanente”, recuerda. Tras once meses de labor, la General San Martín se retiró de Nicaragua con la satisfacción del deber cumplido: “El día que dejamos Matagalpa, nos despidió un grupo de soldados del Ejército Sandinista de Liberación Nacional disparando sus fusiles al aire, en señal de agradecimiento”. En 1986 y 1987, el Partido Comunista organizó el envío de otras brigadas, que incluso estuvieron integradas por afiliados de otros partidos como el peronismo y sectores progresistas del radicalismo. Un
año después, llegó a Nicaragua la Agustín Tosco. El desgaste sufrido por la guerra que propició Estados Unidos hizo que los sandinistas convocaran a elecciones generales en 1990, que fueron ganadas por la derecha, algo que constituyó un duro golpe para la militancia que abrazó esperanzada ese proceso. Ese año colaboró con la recolección de café la última brigada, integrada en exclusividad por miembros de la Fede. “Para mí, esa derrota electoral significó un golpe tan duro como el de la caída del Muro de Berlín. Aunque visto a la distancia, se entiende lo que les pasó a los sandinistas. El pueblo se cansó de la guerra, de mandar pibes al frente y les votó en contra con la esperanza de poner fin al conflicto”. Los sandinistas volvieron al poder tras ganar las elecciones de 2007 y Daniel Ortega es, desde entonces, un mandatario que logró la reelección en 2012, envuelto en innumerables críticas de antiguos colaboradores, quienes lo acusan de haberse apartado de los ideales revolucionarios. Para Sposato, más allá de los cambios políticos en el mapa internacional, el legado de aquellas demostraciones de solidaridad se agiganta en estos tiempos: “Los compañeros que integramos las brigadas que hicieron las cosechas del café seguimos tras el derrumbe del socialismo real varios caminos. Unos, comprometidos con la idea de construir una sociedad mejor, y otros no. Pusimos nuestra semilla para cambiar el mundo. Sólo por eso, siento que todo valió la pena”.
Vencer en la derrota Por Mariano Feldman*
¡Olé, olé, olé, olé, oléee..Todos seremos como el Che! ¡Y ya lo ve, y ya lo ve…es la brigada del café! Ante la mirada entre atónita y desconcertada de algunos pasajeros que esperaban su vuelo en el aeropuerto de Ezeiza, nueve brigadistas de la fede (Federación Juvenil Comunista) junto a militantes, familiares y amigos cantábamos eufóricos. Ese 9 de enero nos disponíamos a iniciar nuestro viaje a Nicaragua, en solidaridad con la revolución sandinista. Llevábamos borcegos, camisas de trabajo con el emblema de la Brigada (el general San Martín) al hombro, fuertes cinturones y pesadas mochilas repletas de ropa, ilusiones y expectativas de un viaje internacionalista que marcaría para siempre nuestras vidas. ¿Cómo sería conocer una revolución? ¿Qué distancia habría entre lo que imaginábamos encontrar y la realidad? ¿Estaríamos a la altura de las circunstancias? ¿Qué sensaciones nos causaría vivenciar la tierra de los guerrilleros que derrocaron al dictador Anastasio Somoza allá por el 79, la del “pequeño ejército loco” de Augusto Sandino combatiendo la invasión norteamericana a Nicaragua las primeras décadas del siglo XX? Por esos días no dudábamos que era la revolución de nuestros sueños. Cuba-Managua (11 al 13 de enero) Luego de un día en La Habana, donde conocimos la Plaza de la Revolución con la gigantesca imagen escultural del Che Guevara, partimos por Cubana a Nicaragua. Managua, verde y tropical, nos esperaba en plena campaña electoral. El Frente Sandinista enfrentaba a
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la UNO (alianza opositora apoyada por los Estados Unidos), que llevaba como candidata a Violeta Chamorro. Debates, discusiones, marchas, exposiciones. Una sociedad en continuo movimiento. Participamos del movimiento solidario con una veintena de delegaciones internacionales: salvadoreños, cubanos, uruguayos, brasileros, soviéticos, alemanes, búlgaros, griegos, entre otros. Los debates sobre el socialismo y sus variantes también estaban presentes. Eran tiempos de la caída del Muro de Berlín y de la perestroika en la Unión Soviética, el momento preliminar al derrumbamiento del llamado “socialismo real”. Sin embargo, recuerdo el primer día en Managua, en el patio de la Escuela de Cuadros, donde estábamos alojados. Los más de 200 internacionalistas junto a los nica cantábamos, emocionados, felices, con los ojos fijos y la frente bien alta: “Combatientes del Frente Sandinista, adelante que es nuestro el porvenir, rojinegra bandera nos cobija, Patria libre. Vencer o morir…” ¿¡Qué más podíamos pedir si estábamos presenciando, pese a todo, la llegada de un mundo nuevo!? Matagalpa (13 de enero al 7 de febrero) El techo verde oscuro del jeep en el que viajábamos a los tumbos estuvo a punto de golpear la cabeza del jefe de nuestra brigada. (¡Lalo, Lalo ¡ ¡La lona!, gritó un salvadoreño, entre risas). Recorrido largo, hacia el norte, lleno de meandros, intensas arboledas y trasfondo de montañas. Junto a los cachorros (jóvenes del servicio militar patriótico) nos estábamos internando en Matagalpa, la región del café en Nicaragua. Allí fuimos directo hasta las
UPE (Unidades de Producción Económica) Santa Marta y Santa Celia, dispuestos a participar de la cosecha de café. Estos centros estatales, conformados por alrededor de 500 campesinos, eran antes de la Revolución grandes haciendas con un solo dueño. Con el sandinismo se avanzó en el reparto de la tierra, la organización y sindicalización de la población, el derecho a la salud y la educación, la planificación y distribución de la cosecha. Muchos logros que los campesinos valoraban, aunque en los últimos cinco años la situación económica se había deteriorado. Pese a los avances, la pobreza era realmente muy grande. Y a esto se sumaban las agresiones causadas por los “contras”, mercenarios y ex-somocistas armados, que ingresaban desde Honduras financiados por los Estado Unidos, para desarticular la revolución. Al llegar, nos instalamos en nuestra carpa y salimos a recorrer el lugar. Verde, humedad, olor a tierra, barro, madera, caminos sinuosos y angostos. El clima, muy inestable. Pasaba de la tormenta al sol brillante en un breve lapso. Y así todos los días. ¿Cómo era una jornada en la UPE? Como los campesinos, a las 5 de la mañana todos arriba. A desayunar tortilla de maíz, con arroz, frijoles y café. De ahí al monte, a la zona indicada para la cosecha luego de una larga caminata. ¿Nuestros instrumentos de trabajo? Una canasta, la bolsa de arpillera para volcar la producción y las manos que debían aprender el arte de cortar el grano sin sacar el cabito y elegir solo los maduros (rojos). Al mediodía, el almuerzo (comíamos lo mismo que en el desayuno), a volver al cafetal, luego a medir lo juntado en cantidad de latas y bajar a nuestro punto de origen, donde cenábamos otra vez lo mismo.
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Lo que era parte de la vida cotidiana de los campesinos, sus mujeres y niños (todos trabajaban), para nosotros implicaba un gran esfuerzo. Sacrifico, abnegación, disciplina, solidaridad, teníamos como ideario. Pero además hicimos muchas tareas junto a la población, en especial con los más pequeños. Hasta organizamos un partido de fútbol, con piedras como palos de los arcos. La cancha se extendía desde las carpas hasta los árboles. Todos juntos: los chavalitos junto a los “cheles” (así nos llamaban a nosotros). Claro que ellos no tenían la mínima idea de lo que era una redonda, acostumbrados al béisbol como deporte predilecto. Fue una jornada de las más divertidas. El compañerismo era moneda corriente. Recuerdo que al finalizar el primer día de trabajo resbalé en el barrial y se me cayó la bolsa que cargaba en la espalda con toda la producción. Al estar mal atada, la bolsa se abrió y centenares de granos de café se desparramaron en el suelo. Todos los brigadistas habían descendido hasta la base, felices y satisfechos, mientras yo, nervioso, juntaba grano por grano. No podía regresar sin el café. Pasó el tiempo y quedé sólo en el monte. Eso sí, ¡con la bolsa casi repleta de granos nuevamente! Ya me estaba angustiando, cuando sentí los gritos de los nicas que me estaban buscando. Cuando me encontraron, con esa picardía tan habitual en ellos me dijeron: “La próxima, bajá a avisarnos primero, así te ayudamos. Más vale hombre que café”. Managua-La Habana (7 al 12 de febrero) ¿Quién va a votar a la Guardia Nacional UNO? Naaadie. ¿Quién va a votar
al FSLN? Tooodos. ¿Quién quiere la guerra? Naaadie. ¿Quién quiere la paz? Tooodos. Dicen que el barrio 1º de Mayo vota a la UNO. Nooo. Daniel Ortega, vestido de civil, arengaba en el escenario de la plaza a miles de manifestantes. Banderas rojas y negras, vendedores ambulantes, bailes, pelotas de béisbol que Ortega lanzaba hacia la multitud al finalizar del acto. La relación entre el líder y el pueblo era muy estrecha y afectiva, todos querían la foto con Daniel. La campaña electoral entraba en sus últimos días y nosotros nos preparábamos para el regreso. Nos sorprendieron muchas cosas, estábamos aprendiendo a ver una realidad nueva. Los sandinistas manifestaban siempre: “Nosotros hablamos de revolución, pero nuestro modelo no es copia ni calco de nada. Y no sólo por la crisis del socialismo, sino porque nuestro pueblo tiene otra idiosincrasia, otras necesidades. No creemos que el pluralismo político y la no estatización total de la economía sean puntos contradictorios con el socialismo. El camino es lo importante”. Abrazos, saludos, llantos y mucho ron en ese festejo final. Habíamos cumplido y volvimos a la Argentina cansados, con varios kilos de menos y convencidos de la permanencia de la revolución. Buenos Aires (25 de febrero) A pesar de nuestras convicciones, el resultado electoral fue muy duro: 54 % para la UNO y 41 % para el FSLN. Sorprendidos y estupefactos, parecíamos entrar en un profundo abismo. La revolución había sido derrotada en las urnas. Recordé en ese instante los rostros de los nicas que conocimos, sus dolores, sus
risas, las canciones que compartíamos: “Se partió en Nicaragua, otro hierro caliente…”, “Nicaragua, Nicaragüita, la flor más linda de mi querer…”. Y también esa madre que lloraba a su hijo en Matagalpa, cachorro sandinista asesinado por los contras y cuyo cadáver mutilado fue enviado por los ejecutores a la casa de su infancia. No imaginábamos la crueldad de la guerra y a mí me sorprendió, al principio, la gran importancia que tenía ese “monstruo grande” en la vida cotidiana de la población. Porque ¿qué sabíamos realmente de la guerra y su dolor a tantos kilómetros de distancia? La conciencia paralizada, traumada, cansada, inmóvil y el terror a la muerte. Con sus armas violentas ¿el imperialismo había ganado al fin? Arreciaban los 90, un vendaval de neoliberalismo económico, individualismo, poder del mercado, auge de las derechas, incremento de las desigualdades sociales. El fin de la historia. ¿Ya nada podía hacerse? Y nosotros con nuestros sueños brigadistas, la voluntad, la pasión, la entrega. Pero ¿sabíamos realmente donde estábamos parados para iniciar los cambios que tanto añorábamos? La derrota fue durísima, tanto por efectos externos como por errores propios, seguramente. Pero esa tormenta gris y oscura, no evitó la presencia de ráfagas rebeldes, rumores a contramano, verdes frescores, márgenes de luz: la implacable lucha del pueblo nicaragüense. Ya ahora, en otra época, distinta, con otras formas y contenidos, con idas y vueltas, con nuevos caminos, pero con muchos deseos compartidos con los de aquellos años de ideales y trasformaciones profundas, hay vientos que perduran. El FSLN gobierna hoy Nicaragua.
Egresado de la carrera de Periodismo de la UNLZ
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Buscando a Eulogia Por Ariel Bargach
Salta. La Poma. Tres mil metros de altura. ¿Qué poder tiene la historia encerrada en una canción que empuja a recorrer 1.700 kilómetros de ruta solo para conocer a su protagonista y el paisaje que la rodea? Un misterio develado a continuación. Las guías de turismo y Wikipedia dicen que La Poma tiene alrededor de 600 habitantes. Los locales y algún guía hablan de 500. Y la primera duda cuando uno anda por las calles del pueblo es dónde están todos. Eso, aunque a uno le importe uno y solo uno de esos habitantes. Cerca, cruzando un río, avanzando por una huella unos 700 metros del centro (bue…) del pueblo, vive Eulogia Tapia. La pomeña. La Eulogia Tapia cantada y tarareada miles de veces. La historia de Manuel Castilla y Gustavo “Cuchi” Leguizamón que fue verdad. Que es verdad. Hace 36.792 grados este martes en la salteña Cachi y la única agencia que hace excursiones no tiene planeada ninguna salida para el día siguiente, así que me
anoto “por las dudas” en las que puedan armarse, aunque yo quiero ir a La Poma. “Necesitamos un grupo de 4 como mínimo”, explica Ernesto. Que antes ya me convenció de las bondades de esa salida, pasando por Campo Negro y el Puente del Diablo. Es una buena chance de hacer “la 40” en un tramo que no está en mis planes. “Pero vamos a ver a Eulogia, ¿no?”, apuro, insisto. Y entonces Ernesto me muestra fotos de ella con otros turistas. O sea, me re-convence. La historia es más o menos conocida. Fue contada de boca en boca allá lejos y recogida en algunos medios más acá. Fue a fines de los 60, en pleno carnaval, cuando Eulogia solía ayudar en “La flor del pago”, el bar que manejaban sus tíos. Uno de los que busca-
ba engañar a su sed era “el Barba” Castilla, poeta y periodista por entonces cuarentón. La que entonces no era todavía La Pomeña entró con su caja y la cara enharinada. Y Castilla la desafió a un contrapunto, una suerte de payada en la que el ingenio se vuelve arma. Cuentan que el periodista y poeta no pudo con la adolescente. Hay excursión el miércoles. Ahí arranca la camioneta y estoy contento de, al menos una vez, no ser yo el que maneja entre cerros, bordes de montañas, ripios caprichosos, curvas molestas. También para eso es la excursión. Ernesto no para de contar sobre Cachi, la zona, los lugareños, lo que falta para que lleguen más turistas. Y yo no paro de hacer preguntas, de dudar si bajo o no el vidrio, de controlar la ansiedad porque se puede dar el encuentro que siempre quise. Avanzamos despacio y ahí nomás, a 12 kilómetros, pasamos Payogasta, el pueblo en el que un empleado municipal trabaja todos los días de regar los canteros de la plaza. Aunque esa historia no viene a cuento en esta nota. Se cuenta, también, que al día siguien-
LA POMEÑA
Letra: Manuel Castilla Música: Gustavo Leguizamón
Eulogia Tapia en La Poma al aire da su ternura si pasa sobre la arena y va pisando la luna. El trigo que va cortando madura por su cintura mirando flores de alfalfa sus ojos negros se azulan. El sauce de tu casa está llorando porque te roban Eulogia carnavaleando. La cara se le enharina la sombra se le enarena cantando y desencantando se le entreverán las penas. Viene en un caballo blanco la caja en sus manos tiembla y cuando se hunde la noche es una dalia morena.
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te de aquel encuentro en el bar, Castilla –que estaba en La Poma porque allí vivía un primo, empleado de correo– pidió un tractor en la municipalidad para llegarse hasta la casa de Eulogia. De esa visita salieron algunas imágenes: la del sauce que la llora, la de la chica juntando flores de alfalfa, la del caballo blanco. Hubo malhumor del padre de Eulogia al recibir al señor, y hubo un nuevo contrapunto hasta que el ingenio se cansó. Hubo, al cabo, la promesa de una canción, aunque nunca estuvo el todo claro si Castilla la prometió como admisión de su derrota, o fue un pedido de la misma joven por su triunfo. Y tampoco estuvo nunca claro si también “el Cuchi” estaba entonces por allí, o había estado en el bar el día antes. El asfalto se acaba rápido y Ernesto se esmera por mostrarnos los “graneros incaicos”, una suerte de silos de barro que los incas, en su expansión hacia el sur, construyeron para acumular y proteger el maíz en virtuales estaciones. Circulares, bien aireados, a la sombra, los graneros se ganan su foto. Y sigamos ya. Pronto llega el Campo Negro, un nombre obvio para kilómetros de piedra basáltica, salidos de los volcanes Gemelos, que están ahí nomás, a la vista. Vamos subiendo. Estamos cerca de los 3 mil metros de altura y el aire no sobra. Los 36.792 grados ya son 36.860. Eulogia debe estar harta, suponemos, de contar lo mismo: que un día apareció su madre alterada y le gritó que en la radio sonaba una zamba que la nombraba. Que hablaba del caballo blanco y de la caja, el instrumento que la joven llevaba siempre con ella. Y que ella desconfió. Pero que era cierto. Como debe estar cansada, a los que llegan a su casa no se les ocurre preguntarle por aquel encuentro con Castilla. En algunas notas ello habló del tema. Y contó que eso de que la robaban “carnavaleando” tenía que ver con que, sí, le llevaron algunas cabras que ella dejó por ahí en su distracción por la fiesta de febrero. “Y se llevó bastantitas el avivado”, se quejó. Y que lo de que “la cara se le enharina” es porque, usted ya sabe, en el norte el carnaval es con harina y no con agua. La canción fue registrada en 1969.
La camioneta pasa primero por el Pueblo Viejo. Es que La Poma fue semidestruida en diciembre de 1930 por un terremoto que dejó muchos daños, una treintena de muertos y más de 100 heridos. ¿Servirá la precisión? Probemos: fue a las 6.02 del 24 y alcanzó los 6.4 en la escala de Ritcher. El pueblo fue vuelto a levantar a un kilómetro del lugar original, ahora junto al río Peña. Lo que queda de aquello –que incluye un callejón de pirca– es lo que ahora los locales llaman Pueblo Viejo. Ernesto –familia de Cachi, estudios en Salta capital y vuelta al pago– nos pasea por esas construcciones abandonadas. Después veremos que no hay mucha diferencia con las casas nuevas. En su afán por seguir vendiéndonos el pueblo, el guía exagera las bondades de la Fiesta de la Trucha que se hace cada enero en el pueblo. Sí, de la trucha. Pero ya está bien. Vayamos por Eulogia. La Poma es cabecera del enorme departamento del mismo nombre. Y la nueva duda es por qué será la cabecera si hay tan poco. El departamento está casi deshabitado (no más de 2.000 habitantes en todo su territorio; el menos habitado de los 23 departamentos salteños) y su forma es el brazo que se mete en Jujuy para que la provincia vecina sea una bota. Más allá del pueblo está el abra del Acay, un desafío para aventureros, porque es el paso rutero más alto del país (“del mundo”, dirán algunos, que por algo son argentinos). Por la misma 40 se llega hasta San Antonio de los Cobres, con algo más de prensa por aquello del Tren a las Nubes. Cuando la camioneta ya entró en la huella y ya cruzó el río y ya se adentra en el puesto que hace de casa de Eulogia, los perros que no pueden faltarle a la historia salen a expresar su molestia. Son unodostrescuatrocincoseis. Se asoma una mujer que imaginamos como la hija de la leyenda. Y avisa que le avisa. Entonces, sale ella: con chivas de fondo, remera azul manga larga arremangada, un pantalón que se olvidó el color, restos de zapatillas en los pies y sombrero blanco. Y me agarra algo parecido a la emoción cuando estira la mano para el saludo. Ernesto la maneja, sabe llevarla. Y le cuenta que queremos comprar
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su libro de coplas. “No tengo. Hay en la ciudad”, dice, bajito. Sabemos después que “la ciudad” es Salta. Y entonces Eulogia le reclama a Ernesto unos duraznos prometidos, que son vueltos a prometer. “¿Y quesitos no tenés?”, contraataca el guía. Sobra el polvo. Sobran los cardones. Y sobran las quebradas sinuosas. Sobran los pensamientos acerca de cómo viven los que viven acá. Y por qué se establecieron los que llegaron antes. Y ni hablar de los pueblos originarios, precolombinos, que hicieron propio el territorio hasta que 200 años después de la invasión española cayó por la zona el colonizador Manuel de Soltevila. Esos 500/600 que no vemos crían ovejas, cabras, llamas. Y plantan habas, alfalfa, comino, cebada. No llueve casi nunca. Pero acá, bien al norte de los valles calchaquíes, hay lo que debe: escuela, municipalidad, policía, centro de salud e iglesia. Que para eso La Poma es cabecera de departamento. Eulogia tiene quesitos, sí. De cabra, claro. Trae uno, lo pesa en una suerte de balanza romana, de mano, con tira de cuero. “Un kilo”, dice, contundente. 60 pesos. Pedimos otros dos. También pesan un kilo cada uno. En La Poma, se ve, existen las casualidades. Los perros entienden de negocios y al menos ya no ladran. Y Ernesto entonces lanza el vil canje: “Acá mis amigos quieren sacarse una fotos con vos”. No dice que sí, pero se prepara para posar. Eulogia Tapia sabe que es Eulogia Tapia. Y entonces disparamos cámaras y celulares. Muchas veces. Y amagamos con irnos. Aunque antes le escuchamos la queja de que este año la habían invitado de pocos festivales. Ahora sí, saludamos. Ya estamos hechos. Yo estoy hecho. En el camino de vuelta, Ernesto cuenta que desde hace apenas meses La Poma tiene pan fresco todos los días. Unos jóvenes que eligieron quedarse entraron en un plan del gobierno y montaron una panificadora que desentona por moderna con el resto del pueblo. “Pan cacho” le llaman a este que compro para que escolte el queso, el queso de cabra que le compré a Eulogia Tapia, acá, en La Poma misma. Que la zamba, ahora, la cante cualquiera.
En la voz de muchos No se hará en este recuadro el absurdo intento de enumerar las versiones grabadas de “La Pomeña”. La cantidad, variedad y orígenes múltiples hace desmedida esa pretensión. Pero sí pueden visitarse algunos nombres de quienes versionaron la zamba, en una lista que va bastante más allá de los obvios y esperables folkloristas. Seguramente no sorprenda que la gema de Castilla y Leguizamón haya sido cantada por Mercedes Sosa, Los Fronterizos, el Dúo Salteño, Hernán Figueroa Reyes, Suna Rocha o Los Cantores de Quilla Huasi. Tampoco puede llamar la atención que existan registros de Raly Barrionuevo, el dúo Orozco-Barrientos, Los Huayra, Tomás Lipán, los Farías Gómez (el “Chango”, Marian), Lorena Astudillo, Enrique Llopis y Verónica Condomí. Sí es un tanto sorpresivo que figuras llegadas desde otros géneros se hayan zambullido en la historia de la joven de La Poma: Pedro Aznar, Mavi Díaz, Los Fabulosos Cadillacs, Claudia Puyó (tiene una versión sola y otra con Hilda Lizarazu) y Celeste Carballo cruzaron desde el rock (permitase la simplificación). Y desde el tango aparecieron María Volonté y el trío Cimadevilla-Ortiz-Di Paolo. La grabaron también quienes llegaron desde donde quisieron: el prócer Lito Nebbia, Julia Zenko, Cuartoelemento (Quique Sinesi, Lilian Saba, Chango Farías Gómez) y el dúo de armónica y guitarra de Franco Luciani y Néstor Basurto. “La Pomeña” fue grabada, casi una obviedad, por la Orquesta Sinfónica de Salta y utilizada por una campaña institucional de la provincia, para mostrar sus paisajes. Fue interpretada por Perotá Chingó, un irrespetuoso cuarteto bahiense que hacer versiones muy sanas de clásicos, y existe una suerte de remixado atribuido a un Jon Kennedy. También hubo extranjeros que no resistieron la tentación: la peruana Chabuca Granda, el uruguayo Jorge Drexler y el español Pedro Guerra tienen sus propias interpretaciones. Y youtube, donde está todo, regala una imagen probablemente única: el grupo rosarino Ñaupa Cunan invita al escenario a la mismísima Eulogia -poncho rojo, sombrero negro- antes de una versión instrumental con flauta traversa y bandoneón. Ella apenas canturrea en el estribillo.
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Dibuje, maestro
ALEJANDRO BURDISIO
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ALEJANDRO BURDISIO
La nafta de la Patria Por Fernando Núñez
“Me moviliza lo pedestre, lo que está ahí y damos por sentado con un dejo de desinterés”, se define el ilustrador nacido en Córdoba, que saca a volar sus naves gloriosas donde no faltan los vehículos, el óxido, el humo y la fe. Alejandro Burdisio tiene ese extraño poder que es la creación de mundos. El mundo que puede ser una casa familiar. O el Universo Chatarra. Al verlo se puede recordar esas ciudades de la segunda trilogía de Stars Wars. Pero en versión bien local. Los vehículos voladores no parecen la evolución de una Ferrari. Un lugar con bondis, tachos, YPF, óxido, humo, fe, paisajes surrealistas y personajes adorables. Su habilidad le permite pasar por el dibujo técnico para arquitectura, el humor gráfico, la ilustración artística, los conceptos para videojuegos. Lo hace porque le gusta, pero también es un “tipo que dibuja y para la olla en la casa”. Una persona reflexiva y autocrítica, que se inspira con las cosas simples que lo rodean, las que pasan desapercibidas por estar tan visibles. Un maestro que dibuja, Alejandro Burdisio. - Si fuera posible con palabras ¿Cómo definirías tu arte? - Supongo que hay tantas definiciones de arte como artistas hay en el planeta. En mi caso, nada revelador ni rimbombante, simplemente es una interpretación de lo cotidiano con un toque de distorsión. Soy bastante egoísta a la hora de dibujar y pintar, lo hago para mí y luego la gente hace empatía o no, pero bueno, eso es cuestión de la gente ya. - ¿Qué te inspira? - Como contaba en la respuesta anterior, me moviliza todo lo pedestre, lo cotidiano, eso que vemos todo el tiempo y que damos por sentado con cierto dejo de desinterés. Me gusta tomar Pag. 28
esos elementos (personajes, vehículos, escenarios), rescatarlos y distorsionarlos. - ¿Al encarar un trabajo, cambia tu predisposición, o el método que empleás, según sea algo que tenga que ver con la arquitectura, la ilustración o el humor gráfico? - Al ser un artista bastante egoísta, disfruto mucho dibujando y pintando mis cosas. Es la modalidad laburante, del tipo que dibuja y para la olla en la casa, la predisposición es una actitud absolutamente profesional y pongo particular atención a las distintas temáticas. Indudablemente los vehículos y los escenarios son mi zona de confort y todo lo que tenga que ver con esas temáticas me predispone de muy buena manera, pero el crecimiento como artista y profesional proviene de salir de esa zona y dibujar cosas que uno habitualmente no hace. En el caso del humor gráfico, fue una etapa muy relajada y divertida, era como dibujar rodeado de mis amigos con los que siempre hacemos chistes y divagamos hasta llegar al átomo de las cuestiones, a nuestra manera. Le dicen Burda desde el colegio secundario. Devino seudónimo. “Firmar como Burdisio, era largo y poco pegadizo. Burda es cortito y fácil de recordar, como el nombre que uno le pone al perro de la casa.” - ¿Cuáles fueron tus influencias? En ilustración, humor, arquitectura... - El dibujo siempre fue un componente transversal en mi vida. En mis primeras épocas, de niño, los comics, el cine y la TV eran los disparadores o puntos de inspiración. Siempre andaba con un cuaderno y lápices, copiando personajes de cómics, fotos de enciclopedias, sobre todo de temáticas bélicas. Tanques, aviones, barcos, y demás artefactos por estilo, eran un común en mis dibujos. Luego aparecieron en mi vida las publicaciones de Columba y varias editoriales más que marcaron a fuego las indudables ganas de querer convertirme en dibujante. De decir: “eso quiero hacer cuando sea grande”. En la colimba fui soldado dibujante, como no podía ser de otra manera. Una etapa no muy glamorosa, pero con la impronta siempre del dibujo. Fi-
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Ficha • Vive en Córdoba. • “Un niño grande” (autotítulo) • Trabajó en arquitectura y en humor gráfico • Creador del Universo Chatarra. • Elabora conceptos para cine y para la industria de los videojuegos.
nalmente aparece en mi vida la facultad de Arquitectura y un paso inconcluso por ella, ámbito donde se canalizaron todas las inquietudes que venía desarrollando como dibujante. El mundo de la perspectiva, la cosa urbana, la historia del arte y sobre todo el diseño, fueron la alquimia de lo que hoy se puede ver en mis laburos. El humor gráfico, como decía antes, fue una etapa divertida, y si bien hoy estoy alejado de esa temática, el humor sigue teniendo presencia en mi obra. - ¿Cómo fue redescubrir una pasión de la infancia, en una etapa de madurez? - Yo me divierto como un pibe cuando dibujo, es decir, todavía puedo decir con orgullo que en ese sentido soy un niño grande, quizás cuando crezca y madure pueda darte una respuesta más racional. - ¿Te costó adaptarte a las herramientas digitales? - Me adapté sin problemas, siempre fui un ávido y curioso explorador de nuevas herramientas. Convivo tranquilamente entre el mundo analógico y la era digital. - ¿Cuál es la búsqueda que impulsa a Universo Chatarra? - Universo Chatarra es la síntesis de todas las cosas que me gustan, los escenarios, la arquitectura, los vehículos, la cosa cotidiana y el humor. Todo eso con toque distópico. - ¿En qué tipo de proyecto, que nunca hayas hecho, te gustaría trabajar? - Hace unos años te hubiera contestado que en “concept” para cine. Afortunadamente en la actualidad estoy en eso. A futuro, algo que me gustaría hacer es mecanizar diseños propios, hacer miniaturas de mis diseños y escenarios (Algo de eso habrá en un futuro no muy lejano). - ¿Cómo fue tu experiencia en el mundo de los videojuegos? - Trabajé para una empresa de República Checa (no sé si existe hoy) haciendo “concepts” de un video juego de ciencia ficción. Fue una linda experiencia, dibujé y diseñé mucho y aprendí un montón de cosas. Me gustaría repetir alguna experiencia al estilo para alguna de las empresas referentes en el mercado.
FAVS Hans Ruedi Giger. Artista suizo que realizó los conceptos de la película Alientan, el octavo pasajero. Ganó un Oscar por este trabajo
Frank Frazetta. Pintor e ilustrador neoyorquino. Trabajó en cómics de aventura fantasía y de ciencia ficción, como Conan y Flash Gordon
Oscar Chichoni. Ilustrador que hizo muchas de las tapas icónicas de la revista Fierro de los 80’. Colaboró en video juegos como Starship Titanic y Broken Sword 3.
ENTREVISTA A JOSÉ GARRIGA ZUCAL
“Las barras deben dejar de tener a la violencia como sentido de pertenencia” Por Mariano Verrina
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El antropólogo investiga desde hace más de 15 años el fenómeno de la cultura del aguante que impera en las tribunas de las canchas del fútbol argentino. Sin rodeos, describe un mundo que genera una sorprendente fascinación y que la dirigencia, no sabe, no quiere o no puede afrontar.
“Cuando se habla de violencia se habla de algo que no tiene sentido, algo irracional, ilógico. Pero desde las ciencias sociales sabemos que no hay prácticas que no tengan sentido. Lo primero que hay que tener en cuenta para pensar a las barras bravas es que son un grupo que se distingue del resto de los espectadores del fútbol. Y que lo que los distingue es ser parte de un grupo que se define a través de la pertenencia violenta: para ser parte de una barra vos tenés que pelear. Puede ser que vos te drogues o no te drogues, que tengas un cuerpo enorme o seas flaquito, que vos estés trabajando en forma formal o que seas un delincuente, pero ante una situación de enfrentamiento, con un rival, con la policía o hasta adentro de la misma hinchada, hay que pelearse. En términos de hinchada, eso se llama “aguante.” ¿Qué es tener aguante? Pelearse en las circunstancias en las que hay que pelearse”. José Garriga Zucal habla con conocimiento de causa. Habla porque lo vivió, lo sintió, fue parte. Enfatiza que hay que romper
muchos prejuicios en torno a los barras. Que no son sinónimos de pobreza, que solo la minoría vive del club y que ya no son tan utilizados por los políticos. Y también saca las caretas que aún pueden quedar colgadas en el fútbol argentino: todos los dirigentes tienen contacto con los barras, no existe intención de llevar a cabo políticas de estado para combatirlos y no hay chances
Sin visitantes, con violencia Se naturalizó lo anormal. Ya no causa sorpresa ver una tribuna vacía y futbolistas gritando su gol hacia la nada. A mediados de 2007, luego de un enfrentamiento entre hinchas de Nueva Chicago y Tigre que terminó con un muerto, la AFA decidió prohibir el ingreso de público visitante a las canchas de Ascenso. La medida sólo se levantó cuando River jugó en la B Nacional. Y hace casi dos años, tras una interna en la barra de Boca, se extendió a las canchas de Primera División. ¿Qué cambió? ¿Qué mejoró? “La cantidad de muertes en los últimos años tienen que ver, principalmente, por violencia en las internas de las barras. Siempre hubo peleas internas, lo que cambió en los últimos años es que esas peleas son más sangrientas. Porque cambió la legitimidad de cómo se permite ganar la pelea: ya no es a golpes de puño, es a tiros. Antes una hinchada le gritaba a la otra que no tenían huevos porque tiraban tiros. Ahora, esa misma hinchada canta ‘los tiros que vos tiraste, van a volver’ legitimando una práctica que antes era ilegítima”, explica Garriga Zucal. -¿La medida de sacar los visitantes sirvió de algo? -No, principalmente porque contribuye a considerar al otro como peligroso. Si hubiese sido algo coyuntural, vinculado a otras medidas estructurales, habría sido una buena idea, pero así es un error. -Sin rivales, los barras buscan el conflicto adentro. -Es que la lógica del aguante, que hace que vos tengas que probar que sos valiente en una disputa, ahora es interna. Si yo soy parte de una facción de la barra de Colegiales y quiero demostrar que me la aguanto mucho y no están los de Excursionistas para pelearme… me peleo con la otra facción. Y en los clubes más grandes, donde hay muchos recursos, las disputas por esos recursos se radicalizaron con muertes. -¿Cuáles son esos recursos? Plata. De todo. Las posibilidades de recursos son muy amplias. Demasiado. Por ejemplo: ¿quién maneja el teléfono? Hay una frase de Di Zeo que es buenísima: “Yo no tengo el poder, tengo el teléfono del que tiene el poder”. Eso ocurre en los clubes grandes. Obviamente que en las peleas de los clubes chicos, importa más el prestigio que los recursos.
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de que un club argentino logre erradicarlos. -¿Cómo es la organización por dentro? -Descubrí que lo que prima en la barra brava es la heterogeneidad. Se suele decir que todos viven de la hinchada o que andan con armas, pero te das cuenta de que no. El conjunto es más heterogéneo de lo que uno piensa. Es cierto que los jefes suelen vivir del club, pero cuando vas desgranando, ya en la segunda línea todos tienen un trabajo formal. Hay una diferencia muy grande entre la cúpula y el resto. Los chicos que aspiran ser como los jefes claramente no viven del club. Pero su deseo es ser como el líder. Y no pasa por la plata que el líder tiene; sino por el prestigio que tiene, por el respeto que tiene, por el poder. -¿El deseo se replica también en cualquier hincha que se queda atónito mirando hacia el paraavalanchas? -Sí, los jóvenes que ingresan a la barra brava ingresan por esa fascinación y los que no ingresan igual tienen esa fascinación. El caso más claro es Rafa Di Zeo (líder de la barra de Boca) sacándose fotos con los hinchas. Ser barra brava genera fascinación y para muchos genera un deseo de pertenencia. Y acá hay que ser claros: el deseo de pertenencia no tiene que ver con una cuestión de clase. Hay jóvenes de clase media y de clase alta que también quieren ser barras. Hay que romper el prejuicio que vincula violencia y pobreza. -¿Puede no haber barras bravas en algún club de Argentina? -Dadas las condiciones actuales, no. Pero ojo: no hay que reducir la violencia en el fútbol a los barras. También hay que hablar de los plateístas que tiran piedras, que escupen... La Policía es otro actor central para pensar políticas de prevención. Y en este sentido, yo no sé si lo que tenemos que pensar es que no existan las barras bravas sino que las barras dejen de tener a la violencia como sentido de pertenencia. -¿Cuál sería el nuevo sentido de pertenencia? -Hay dos sentidos que no son definitorios pero son importantes: la fidelidad y el fervor. Ir a ver a tu equipo a todos lados y ser fervoroso en el aliento. Lo que se puede pensar, a futuro, es que esas cuestiones sean más importantes que la violencia.
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-¿Cuál es el rol de la Policía en la cancha? ¿Se convierte en un rival más de la barra? -Sí, la Policía misma entiende así su relación con la barra. Se necesita una Policía mucho más profesional y mucho más especializada en espectáculos masivos. Buena parte de los horrores que cometen los hacen por desconocimiento, por no saber cómo actuar. No empiezan a tirar tiros porque son locos; es miedo, es desconocimiento total, se asustan y tiran.
-¿Los dirigentes de los clubes son cómplices o víctimas? -Yo siempre los vi más como víctimas que como cómplices. He trabajado con dirigentes de Colegiales o de Huracán que querían tener la mayor distancia posible con los barras, pero eso no significa que no tengan que tener relación. Los dirigentes se encuentran con una multiplicidad de relaciones que los precede. Llegás a ser presidente y sabés que hay tipos que están en el club, tomando cerveza, jugando al ping pong. Y tenés que
charlar. Y si no lo hacés, tenés que saber las consecuencias.
a todas partes. Mostrar eso, rompe la fascinación.
-¿Qué representa Hinchadas Unidas Argentinas? -Lo primero que demuestra es que los barras tienen muchas relaciones entre ellos y que pueden tener fines superiores a los que uno piensa. Y sirve muy bien para romper un prejuicio: cuando los barras no se quieren pelear no se pelean. Entonces, ¿no nos podemos poner de acuerdo todo el año? El problema es que para ponerse de acuerdo estos tipos están buscando una cantidad de recursos que vos no se los tendrías que dar.
-¿Hay políticos que necesitan de los “servicios” de los barras? -Cada vez los necesitan menos. Los políticos son cada vez más profesionales, siguen el modelo empresarial y no precisan tanto ese vínculo. Por ejemplo, vos antes eras intendente y querías pintar una pared… llamabas a los barras. Hoy en día contratás una PyME. O si querés guardaespaldas, es preferible conseguir dos karatecas que seguramente no van a tirar un tiro por error.
-¿Y cómo se desarma ese entramado? -Lo que necesitamos son políticas públicas destinadas a desarticular la lógica del aguante. ¿Cómo lo hacemos? Hay que romper con la fascinación. Que no haya más jóvenes que quieran ser parte de las barras. Que quede clarísimo que ser parte de las barras es pelearse. No es cantar, no es alentar y seguir a tu equipo
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-¿Qué debería cambiar en “los hinchas comunes” para combatir la violencia? -Creo que ya hay un cambio que se está dando en los espectadores: han dejado de legitimar ciertos hábitos de la violencia. Por ejemplo, me contaron que algunos hinchas de Sam Lorenzo han dejado de cantar ciertas partes de las canciones de los barras en las cuales dicen que “hay que matar a los de Huracán”. No las can-
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tan. Todos somos parte del mundo del fútbol y legitimamos la violencia. Entonces, esa contribución es lo que tenemos que modificar. Y no hay que confundir el folklore con la violencia. Robar una bandera no es una demanda que se le deba hacer al hincha. También hay que crear condiciones que sean más amables con los espectadores: las canchas en el fútbol argentino son horribles y, si ya desde el mismo espectáculo te tratan mal, la policía te pega, el baño es un asco… hay una cierta condición de legitimidad para la emergencia de la violencia. No hay una política salvadora. Hay que trabajar en varios frentes al mismo tiempo y pensar en que la solución, a largo plazo, puede llegar. Hay que laburar. No se puede pensar una solución mágica ni en una sola solución. Si me preguntan cuánto podemos tardar en cambiar la idea del aguante vinculado a la violencia por la idea del aguante vinculado a lo colectivo, la verdad que no sé, mucho. Pero se puede. Si yo te muestro la imagen de un hincha pintando el club y otro peleándose, ¿vos cuál vas a querer ser? Hay que cambiar esa representación. -¿Está la intención de cambiarlo? -No.
José Garriga Zucal * Antropólogo, investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de San Martín. * En 1999 realizó un trabajo de investigación en la barra de Colegiales para entender los sentidos que ellos le daban a la violencia * Entre 2004 y 2008 convivió con la barra de Huracán para profundizar sobre el fenómeno de la violencia y sus sentidos alrededor del fútbol. * Escribió el libro “Haciendo amigos a las piñas”, que examina a fondo las relaciones sociales que se tejen dentro de una hinchada de fútbol.
Cantero, el Quijote sin estrategia “La idea de Cantero fue buena pero me parece que la forma fue totalmente equivocada –dice Garriga Zucal, con resignación-. En vez de buscar apoyo político en sus pares, lo primero que hizo fue ensuciarlos diciendo “todos están entongados y yo no”. Lo de Cantero fue una quijotada que no sirvió para nada. Pero que demostró que todos los dirigentes de los clubes tienen relación con los barras, es imposible que haya un dirigente que diga que no tiene relación, te está mintiendo. Otra cosa: también te tienen que ayudar los resultados deportivos. Quién sabe qué hubiera pasado con Cantero si Independiente no descendía”. Javier Cantero duró poco en el barro del fútbol argentino. Su estadía fue a puro vértigo. En diciembre de 2011, para sorpresa de todos, se impuso en las elecciones al candidato oficialista Baldomero “Cacho” Álvarez y asumió como presidente de Independiente. Al poco tiempo encabezó la lucha contra los barras y peleó cara a cara con Pablo “Bebote” Álvarez, el mediático líder de la hinchada del Rojo. “Si vota a Independiente Místico, está poniendo una escoba para barrer la mugre del club”, fue su lema de campaña. En los inicios, todo resultaba una grata sorpresa. Los hinchas lo apoyaban en la cruzada y para el entorno futbolero representaba una extraña especie que había que proteger. Pero en la práctica ocurrió lo contrario. Lo fueron (se fue) aislando. Y quedó solo. Los malos resultados del equipo y la enorme deuda que había heredado de Julio Comparada terminaron de armar un combo explosivo para Cantero. Independiente descendió por primera vez en su rica historia y la gran mayoría de los hinchas le quitó el apoyo al presidente. El 21 de abril de 2014, el Rojo perdió ante Crucero del Norte y quedaba muy lejos de la zona de ascenso. Dos días después, Cantero presentó su renuncia. -Con esta experiencia, ¿es imposible que surja un nuevo Cantero? Imposible. Y si hay un nuevo Cantero, si hay alguien que se corta solo, no va a lograr nada. Cantero no logró construir solidaridad en sus pared ni hacia arriba, con el Gobierno. No lo ayudó nadie.
ENTRENADORES JÓVENES
Cambio y renovación Por Matías Quercia
Allá, los consagrados: Martino, Sabella, Bielsa… Acá, los nuevos: Gallardo, Cocca, Almeyda, Barros Schelotto… Esta nueva generación de técnicos comenzó a imprimir un ambicioso estilo a sus equipos, con un inocultable cariz ofensivo, alejado de cualquier especulación, pero también con desajustes. Hay similitudes conceptuales entre algunos de estos valores, aunque no todos piensan igual. Aquí, los protagonistas.
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Con un juego vistoso, simple al momento de hacer circular la pelota y, fundamentalmente, agresivo en ataque, casi sin dejar pensar al rival, Marcelo Gallardo le brindó un estilo propio a su River y le permitió ser la sensación del fútbol argentino durante gran parte del último semestre del año pasado. Impregnó en sus dirigidos una fórmula que le dio resultado en el campeonato doméstico –salvo en algunos partidos– y, en especial, en la Copa Sudamericana, al coronarse en un certamen internacional tras 17 años. Algo similar ocurrió con Racing de la mano de Diego Cocca. Su éxito en Defensa y Justicia para sellar un ascenso a la máxima categoría lo llevó a la “Academia”. Y allí, luego de algunos malos resultados iniciales, consolidó un equipo imbatible y consiguió que mitad de Avellaneda disfrutara con un título, 13 años después de la hazaña de Reinaldo Merlo. Así, con dos ejemplos claros, la sangre
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joven de los hombres que ostentan entre los 30 y varios y los 40 y pocos confirmó en 2014 que tiene argumentos como para modificar los usos y costumbres del fútbol nacional desde el banco de suplentes. Pero no sólo por las estrellas conseguidas, sino, más bien, por una idea concreta para desarrollar en el campo de juego. Aires de renovación que se vislumbran en la mayoría de los elencos. Y quien lo supo corroborar a la distancia fue César Luis Menotti, una de las leyendas entre los DT. El “Flaco” fue contundente al señalar que “son todos chicos con inquietudes por un fútbol diferente al que se vie-
ne sufriendo hace algunos años”. “Tienen una intención de aprendizaje constante y pertenecen a una camada que nos pueden devolver algunas ilusiones”, remarcó en declaraciones al diario Olé. Con esa premisa, El Cruce dialogó con varios entrenadores de esta flamante vertiente que se pone a prueba cada fin de semana, cuando los equipos que conducen pretenden llevar a cabo una forma de jugar alejada de la especulación.
Edades cercanas Todos, por lo pronto, están en sintonía. Y
van a la saga de Menotti, pues justifican el “aprendizaje constante”. Así lo expone Oscar Flores, hasta hace unos meses cabeza de grupo en Vélez, donde tomó la posta de Ricardo Gareca, a quien acompañó en el cuerpo técnico en una primera instancia, y obtuvo títulos al por mayor. El “Turu” apunta que “hay que tener la mente abierta y saber corregir los errores de modo permanente”. “A los entrenadores les tocan planteles que son dinámicos, que se modifican siempre, y eso lleva a tener que estar atentos a los mínimos detalles para que la idea que se quiere consolidar quede establecida y no se pierda en el camino”, aclara. Esa pauta la remarca Mauricio Pellegrino, hoy en Estudiantes de La Plata. “Hay que ser consciente de lo que se pretende dentro del terreno pero también fuera. Si se tiene en claro esa cuestión, las cosas van a salir en la cancha”, sostiene, en referencia al manejo que implica estar a cargo con una plantilla en la que se mezclan futbolistas experimentados con jóvenes que empiezan a recorrer su camino. En ese punto hace foco: “No es fácil. En un plantel hay siempre 30 maneras de ver el fútbol, de relacionarse con él, de plantearse objetivos a partir de él. Y entonces se torna complicado encontrar un equilibrio. Un técnico tiene que hallar la manera de darle motivación al jugador para que rinda lo mejor posible tanto dentro como fuera de la cancha, y que sienta la pertenencia a ese grupo que integra”. Guillermo Barros Schelotto enfatiza también la importancia de lo colectivo. Desde que llegó a Lanús, en 2012, le dio un formato concreto, que al año siguiente le permitió ganar la Copa Sudamericana. Pero más allá de las tácticas, considera que un pilar en el andamiaje es “hacer creer al jugador de su potencial y en la función que tiene para el equipo”. “El técnico tiene por obligación darle las herramientas a sus futbolistas para que mejoren su desempeño”, afirma. Pero esos ítems siempre fueron esenciales. Cada técnico, sea cual fuese su generación, pretende que sus futbolistas mejoren con sus enseñanzas. Entonces,
¿dónde radica la diferencia con respecto a esta nueva camada? Según los protagonistas, algo elemental es la contemporaneidad. Que la diferencia de edad sea menor, los acerca a los jóvenes que se mueven en la cancha con las mismas ambiciones e incertidumbres que ellos evidenciaban hace no mucho tiempo. Cocca lo simplifica: “Saberle llegar al futbolista. Esa es la prioridad”. ¿Y cómo se consigue esa meta? “El juego es dinámico, cambia de un momento a otro, y el técnico tiene que tener la lucidez suficiente como para anticiparse a esas variantes. Eso, por ejemplo, le da confianza al jugador. Tener su confianza y respeto es básico”, aclara. Ese respeto es entendido de una forma particular por Matías Almeyda en el Banfield que conduce desde 2013 y con el que
obtuvo el torneo de Primera B Nacional, con un juego ofensivo, que trasladó a la máxima categoría. No todo queda librado al movimiento de la pelota y los conocimientos que se asocian a él. “Como entrenador puedo tener millones de errores, pero siempre trato de ser honesto con los futbolistas que dirijo y, por supuesto, conmigo mismo. Intento serles sincero, con mis defectos y virtudes. Así, me convierto en un compañero más, y eso quien está dentro del campo lo nota. Creo que es una forma valedera de trabajar con un plantel”, se explaya en declaraciones a canchallena.com. El “Pelado” es contundente: “Si bien ocupo un cargo de jerarquía, a la vez somos todos compañeros porque vivimos de lo mismo, del fútbol. Siempre traté de incluir y juntar a las diferentes par-
tes dentro de este deporte. Esa intención es una forma de pretender mejorarlo”.
Cambiar la cabeza Martín Palermo coincide en una zona donde la psicología está en el centro de la escena. Y elige darle valor supremo al optimismo, una virtud que consolidó en el área rival como goleador. El DT de Arsenal considera que para acercarse al plantel “hay que hacer un trabajo fuerte no sólo en lo físico sino, en especial, en la cabeza”. “La mentalidad ganadora es algo que todos buscan. Y para conseguirla no queda otra que trabajar, entendiendo cuáles son las virtudes y los defectos de cada uno de los futbolistas”, señala. Su amigo, Barros Schelotto, posee un pen-
Opinión
El final de los “ismos” Por Martín Voogd Ni yanquis ni marxistas, peronistas. La tercera posición había llegado al fútbol argentino con el advenimiento del bielsismo. Antes de Marcelo todo se resumía entre las antípodas del menottismo y el bilardismo, ese insoportable blanco y negro que transitaba del lirismo al resultadismo, más allá de que los seguidores de ambos profetas futboleros buscaron siempre el mismo objetivo: ganar, ser los mejores. La diferencia entre las dos vertientes, algo así como dos paralelas que se torcieron (o se deformaron) pero que jamás se tocaron (ni se tocarán), radicaba en el cómo: el fin justificaba los medios o los medios justificaban el fin. La táctica o el concepto. El bidón o el tiki tiki… Hasta que apareció Bielsa con su fútbol científico y amalgamó los dos estilos. Ir al frente cueste lo que cueste como predican Menotti o el Coco Basile, otro paradigma del modelo “la nuestra”, pero con la sistematización europea de movimientos de la que Bilardo hizo escuela. La dicotomía se rompió. Y el fútbol argentino terminó de madurar porque se empezó a perder, justamente, el miedo a perder. Todos quieren ganar, obvio, pero la mayoría entiende que para llegar al objetivo conviene arriesgar y no tanto especular. No alcanza con esperar el error ajeno, sino que hay que provocarlo. Tardó en llegar, claro. Hubo que esperar que se desarrollara una nueva generación de entrenadores. Incluso, aunque es imposible comprobarlo, la historia podría haber tenido final feliz en el Mundial de Brasil 2014 si Sabella no sacaba a relucir todo su bilardismo básico a partir de los octavos de final. ¿Se puede rotular a la nueva camada con algún “ismo”? Casi todos fueron jugadores durante el nacimiento y afianzamiento del bielsismo. Con mayor o menor participación, gran parte formó parte de la Selección durante los seis años de la atribulada gestión del rosarino. Y muchos se inspiraron en su impronta para armar sus equipos. Seguramente, el éxito del modelo del Barcelona de Pep Guardiola y el dominio del nuevo fútbol total que pregonan los alemanes les sirvió de inspiración. Sin embargo, algunos son más pragmáticos como Arruabarrena, Barros Schelotto y Palermo, tal vez influidos por las enseñanzas de Carlos Bianchi, el otro ícono técnico de los 90. Otros, como Almeyda, Gallardo y Cocca –que incorporó el ABC del bielsismo durante su paso por México– son más osados y se hacen eco de aquel refrán falible que asegura que la mejor defensa es el ataque. Sin embargo, a diferencia de Bielsa, todos han demostrado tener cierta flexibilidad. Saben que es necesario tener un plan B o un plan C. Lo demostraron Gallardo y Cocca, sobre todo, con las mutaciones de sus proyectos exitosos del semestre pasado. Así los “ismos” parecen haber quedado encerrados en una anacronía. Se cayó el Muro de Berlín futbolero en Argentina. Ya no hay más guerra fría… Ni menottistas ni bilardistas. Un poco bielsistas, sí. Pero tampoco tanto. El fútbol cambió. Y la nueva camada de entrenadores lo supo interpretar. La pelota y los espectadores, por ahora, están un poco más contentos.
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samiento similar: “El fútbol es un deporte en el que sobresalen aquellos que mejor lo entienden”. “Hoy todo es mucho más físico. Se corre bastante. Existe poca pausa. Y se nota en la cancha. Sin embargo, el vértigo es algo que está instalado y no se puede volver atrás en el corto plazo. Por eso, hay que saber cómo acoplarlo y es positivo si se aplica correctamente”, remarca. El que sale al cruce es Jorge Almirón. En Independiente, en el torneo pasado, si bien disfrutó del buen andar de su equipo, con un ataque efectivo, sufrió bastante los desacoples defensivos que su sistema dejaba al descubierto. “Cuando se quiere instalar una idea nueva, hay todo un proceso en el que el margen de error es mayor. No es sencillo hacer jugar a tu equipo como vos pretendés en forma rápida. Ahí está el desafío del entrenador, que los jugadores se sientan cómodos y confíen en lo que se quiere hacer desde el banco de suplentes”, indica. Algo parecido le ocurrió a Palermo para intentar darle su esencia a un club que durante los últimos años había desarrollado un fútbol con un semblante distinto de la mano de Gustavo Alfaro. Sólido, sin fisuras, fundamentalmente en el sector defensivo, el elenco del “Viaducto” era el típico rival al que nadie quería enfrentar por lo complicado para superarlo. El “Titán” buscó imprimirle su rúbrica y con el tiempo ese cerrojo se fue abriendo. No exento de dificultades, eso llevó a que Arsenal perdiera más de lo que estaba acostumbrado. Aun así, se recuperó y hoy ya evidencia otra tendencia, más agresiva en ataque, aunque endeble en el fondo. Lo define el propio protagonista: “Este equipo ganó todo con un estilo, y es muy difícil que los jugadores acepten otras formas. Ahí corre otra vez el objetivo del técnico. Darle la confianza necesaria como para que el futbolista crea que lo que se le propone va a funcionar”.
res. Pregonar una idea, desarrollarla y que genere logros en el campo de juego. Almirón lo aplicó al llegar al “Rojo”. La institución transitaba un camino sinuoso. Había recuperado su plaza en la elite del fútbol argentino luego de su traumática experiencia en la B Nacional. El técnico reemplazó a Omar De Felippe y a los primeros días en el cargo dijo: “Haré todo lo posible para que el equipo muestre personalidad
de pedirles a los jugadores que arriesguen. Le voy a exigir al arquero que no la reviente, a los defensores que se muestren como opción de pase y a los volantes centrales que se acerquen para que exista una conexión rápida”. En la práctica, y con el diario del lunes que significó el torneo de Transición, esa fórmula tuvo sus pros y sus contras, sus satisfacciones y sus lamentos, casi en partes iguales.
en donde le toque jugar”. Su sentencia, se corroboraba, en teoría, en el modelo a sostener en el terreno: “No tengo miedo
Otra fue la historia vivida por Gallardo. A él sí, según los resultados, le resultó sencillo ese trámite. Ya desde el comienzo de
Parecidos y diferentes Que el futbolista crea en la propuesta. Allí está el pilar que intenta formar, a su manera, la nueva generación de entrenado-
su era en River, y pese al desafío de asumir en un plantel que Ramón Díaz había transformado en un conjunto campeón, moldeó a los jugadores a su gusto y les
cana. “Cuando establecés una idea que le permite a los jugadores identificarse, todo se hace más fácil. Es lo más difícil de lograr, pero una vez que está estipulada, ya
brindó un estilo avasallante. Así, consiguió en pocos meses ser el mejor equipo en el torneo local –a pesar de quedar segundo de Racing- y obtener la Copa Sudameri-
mostrás otro semblante”, señala. Y lo que mayor satisfacción le da, más allá de los triunfos cosechados, es “que la gente se identifique también con el estilo”. Ya
lo había indicado, incluso, cuando recorría el semestre pasado y todavía no había dado la vuelta olímpica frente a Atlético Nacional. El “Millonario” derrotaba a sus rivales sin inconvenientes. Los superaba con una intensidad que sorprendía. Gallardo pregonaba: “Cuando asumís la responsabilidad de dirigir un equipo como River, ser campeón es uno de los primeros objetivos que se tiene. Pero para llegar a eso hay que trabajar. Por suerte los jugadores se sienten representados por esta forma que mostramos en la cancha y cada vez se convencen más que es la mejor propuesta para afrontar cada partido”. En la vereda de enfrente, otro joven tuvo la responsabilidad de reemplazar a un mito. Rodolfo Arruabarrena venía de experiencias contrapuestas en Tigre y Nacional de Uruguay. Con aquel fue subcampeón y estableció una campaña muy meritoria. Del otro lado del Río de la Plata, no hubo alegrías. Y le llegó la oportunidad de Boca tras el fracaso del tercer ciclo de Carlos Bianchi, a quien tuvo como DT. El desafío era complejo, y si bien todavía no coronó su travesía con un título, consiguió sacar del pozo a una plantilla que contaba con deficiencias al por mayor. ¿Dónde estuvo la clave? El “Vasco” siempre lo repite: “La actitud. Se puede jugar bien o mal, pero lo que no se negocia es la actitud, la personalidad, eso tiene que estar siempre en mi equipo”. Y así, recuperó cierto semblante del “Xeneize”. “La mentalidad ganadora es algo elemental. Y eso se gana con fuerza de voluntad y mucho trabajo”.
Contra los vagos Trabajo. Esa es la palabra que remarcan todos. Para lograr los objetivos, no hay otra opción que trabajar, según sostienen los protagonistas. Flores aclara que “eso se tiene que inculcar desde el principio”. Pag. 40
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“Cuando uno toma a un plantel le debe dejar claro todo a cada jugador. La forma en que uno trabaja, las ideas que considera son importantes”, enfatiza. Pellegrino, lo mismo: “En el fútbol hay mucho de táctica, que es importante. Pero cada vez se torna más vital la parte de saberle llegar al jugador. Entusiasmarlo. Ser claro con él en todo momento. Y eso se de en un primer momento”. Claridad es otro concepto que se resalta y que se vincula con la contemporaneidad de los estandartes de la nueva generación. “Ser precisos, no darle al futbolista muchas vueltas para explicarle tal o cual movimiento. Ese elemento, el pedagógico,
es algo con el que el entrenador tiene que estar en permanente contacto”, puntualiza Cocca. Y Almirón lo sigue: “Cuando estaba en Godoy Cruz, por ejemplo, costó inculcar una idea. Tuve que explicar el porqué de cada cuestión. Y eso fastidia. Pero el equipo fue evolucionando, se jerarquizó y mejoró su nivel con el correr de los partidos”. “El poder de convencimiento marca la diferencia entre los buenos y los malos técnicos”, remata. Almeyda da su fórmula. “Tengo una mirada sobre el fútbol en la que la pretensión siempre es atacar. Me encanta que los jugadores hagan goles. En cada tanto se ve la nobleza, la lealtad y la alegría sin fingir. Entonces, con esa premisa, la intención es
Estilo Cholo Por M.V.
Diego Simeone es el entrenador argentino más exitoso de la actualidad a nivel mundial. Es de la camada de la nueva trova futbolera (clase 1970), pero ya no encuadra dentro de esta generación que asoma con una impronta diferente. Su carrera como DT es meteórica. Volvió para retirarse en Racing y, casi sin quererlo, terminó sentado en el banco y desarrolló una pasión. Armó un Estudiantes frenético que le arrebató la vuelta olímpica al Boca de La Volpe. Al toque, mostró dos caras en River. Lo sacó campeón, pero también sembró la semilla del descenso. En San Lorenzo tuvo continuidad, pero jamás tuvo equilibrio. Por eso se marchó a Catania, donde mostró, por primera vez, capacidad para encontrar agua debajo de las piedras. Volvió a Racing y quedó al borde de la estatua, pero luego se fue esfumando. Y encontró su lugar en el mundo en Atlético de Madrid, desde donde se le plantó cara a cara a Barcelona y Real Madrid y logró ganar la Copa del Rey, la Liga y la Supercopa. También se coronó en la Liga de Europa y en la Supercopa continental. Y hasta estuvo a segundos de ganar la Liga de Campeones. A diferencia de la nueva generación, Simeone tiene su marca registrada. Es, para ponerle un rótulo, un neobilardista extremo. Un Mourinho que se arregla con lo que tiene (aunque lo que tiene no es poco). Desprecia la posesión de la pelota, apuesta a la presión como estandarte, con todos sus jugadores con “el cuchillo entre los dientes”, tal como se definía él mismo como futbolista. Tiene la virtud de potenciar a los grupos. Motiva a los suyos a fuerza de frases marquetineras como “no ganan siempre los buenos, ganan los que luchan” o “el esfuerzo no se negocia” o “no tolero el conformismo; la pasividad está alejada de mí”. Suenan lindas para un libro de autoayuda. Sin embargo, convence a su gente, que durante 90 minutos luce dispuesta a inmolarse por la causa de los tres puntos. No gusta. No entretiene. Pero gana y cosecha admiración. Es el estilo Cholo.
poner muchos delanteros. Y siempre hay que ver cómo convencer a los jugadores para que se sientan cómodos con un planteo así”, detalla. Todos, a fin de cuentas, están convencidos de esa idea. Y como señaló Menotti, cada uno con su libreto tiene en claro que la prioridad para no quedar en el camino y
estancarse es el “aprendizaje constante”. Esa inquietud los posicionó donde están hoy, en busca de un destino como entrenadores luego de transitar las canchas como futbolistas. El futuro dirá si esta flamante generación de entrenadores podrá plasmar una renovación esperanzadora en el fútbol argentino.
EL AUGE DE LAS PRODUCCIONES AUDIOVISUALES ONLINE
Yendo de la tevé
al streaming Por Yanina Fuggetta
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Los productores y gerentes de los canales de televisión ya no son un filtro para que una buena idea o un guión lleguen al público. Cada vez son más los contenidos, de alta factura, que se difunden a través de la web, un espacio infinito donde todos tienen su lugar, sin depender de la tiranía del rating y de los condicionamientos de la pauta comercial.
En la primera temporada de Dilemas Existenciales (2011), Esteban encara la ciudad y el cemento como semillero de dudas filosóficas a través de su endémica relación con el encargado del edificio (también conocido como el portero). El segundo tramo de la serie pasa por momentos absurdos, vergonzosos y graciosos, todos motorizados por los continuos roces con su padre (a quien lo vive bastante), su abuelo, una vecina y sus amigos. Así las cosas, su proyecto online Lloro de felicidad enciende una luz de esperanza cuando recibe un llamado: “Sí. Soy Esteban. ¿Qué? ¿Para que yo haga videos para ustedes? ¿Puedo ir con mi portero?” Sí, persevera y triunfarás. Creatividad, tenacidad, innovación. Para concebir ideas no hay dilemas ni escollos que valgan. El espacio infinito de internet alberga a las producciones audiovisuales
que caprichosamente no encuentran lugar en la tradicional pantalla de la TV. Ya no necesitan pasar por la mirada examinadora de un gerente de un canal o de una productora para poder transformarse en una realidad. Series de humor y ciencia ficción, animaciones y documentales acumulan miles y miles de views en Youtube o Vimeo. Hay lugar para todos. Producciones enteramente creadas para internet compiten en el No todo film fest de España, la Web Festival de Estados Unidos o en Mendoza Proyecta, entre otras vidrieras. Fondos privados, concursos nacionales para fomentar la producción de contenidos y plataformas como Ideame también funcionan como trampolín para que muchas iniciativas trasciendan del guión y lleguen a los hogares a través del streaming.
Al calor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que les permitió a las casas de altos estudios contar con sus propias emisoras de radio y TV, la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) presentó este año su propia señal: La UN3. Se trata de un canal televisivo online “ecléctico, novedoso y de lenguaje moderno”. Rodrigo Zabala y Anahí D´Amato sostienen que desde el inicio se buscó realizar una propuesta renovadora, que juegue con los límites establecidos y proponga una diversidad de miradas. Comunidad, arte y entrevistas, entre otras propuestas, integran la grilla de programación. “Pensamos que está bueno actualizar la estructura tradicional de la televisión pública y actuar un poquito más con respecto al consumo real de la gente. Sabemos que el consumo es más selectivo y corto, por eso armamos la programación que simula a las listas de reproducción vía internet”, reconocen Zabala y D’Amato. A su vez, trabajan con una modalidad de producción delegada,
¿Qué es el crowdfunding? Hablar de mecenazgo lleva a la antigüedad y al apoyo económico que recibieron muchos artistas a lo largo de los tiempos para llevar adelante su obra y evitar “vivir del aire”. Los mecenas se mantienen vigentes, ya que sigue habiendo patrocinios privados, además de las subvenciones o excepciones fiscales para financiar obras culturales por parte de los gobiernos. Sin embargo, en el mundo de internet y de las producciones de contenidos online aparece la figura de micromecenazgo o crowdfunding, que se trata de una financiación colectiva o por suscripción llevada a cabo por diferentes actores para conseguir dinero o recursos. Así, a través del apoyo de sus seguidores, algunos artistas logran llevar sus guiones a la pantalla.
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donde la universidad oficia como guía a las productoras que se acercan a la UN3 para presentar contenidos, acompañándolas e inclusive utilizando sus locaciones. “Aquellos que tienen una idea, desde acá lo ayudamos a cumplir con el programa que venían soñando y les damos apoyo para generar algo más. Todavía quedan muchas ideas por probar”, explican en diálogo con El Cruce.
De la pantalla al monitor El argumento de Tina parte de un mundo cotidiano. Ella es una abogada joven recién recibida que enfrenta su primer trabajo en un estudio jurídico. En sus ocho capítulos genera enredos, humor y romance. Es la primera serie web que presenta Tana Contenidos, una productora argentina cuya especialidad está anclada en la arena televisiva. Luciano Cocciardi es su director y además guionista. Para él, Tina surgió de una inquietud y un desafío. “Nos parecía interesante plantear una serie con episodios de cinco minutos y ver cómo saldría. Mientras en la TV se necesita tiempo para desarrollar un conflicto, acá algo explota al principio con situaciones que le ocurren a la protago-
nista. Es una historia más condensada que podría durar más tiempo, tranquilamente”. Mientras tanto, Tana incursiona en productos para la Televisión Digital Abierta: dotadas de realismo y reflejando miradas acerca de la infancia y de la juventud idearon El mal menor y próximamente Milenium. Sin embargo, Cocciardi no desestima la fuerza de internet. “Es uno de los caminos para crear. Este tipo de formatos permite experimentar cosas que no podés hacer en la televisión. Mostrar tus inquietudes y hacer de ello hasta un negocio. Está al alcance de todos. Pero si querés hacerlo de calidad se vuelve más profesional y caro”, sostiene. Aunque también conoce las dificultades de presupuesto para su realización: “El nicho de estos formatos es un poco incierto todavía, porque se complica entender por dónde pasa lo comercial”. Tina da para una continuación. ¿Será posible? “Es nuestro deseo ya que Tina termina abruptamente. Aunque nuestro camino va por el lado más televisivo no lo descartamos, porque la web nos permite explorar, divertirnos y si bien sabemos que involucra un costo queremos hacerlo de la manera mejor posible”.
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Eléctrico total Posiblemente si ustedes googlean Esteban Menis, la búsqueda los llevará a su sitio personal o a su user en YouTube, Lloro de Felicidad, un proyecto en línea que lleva unos cuántos años. Allí, Menis contaba sus Dilemas Existenciales, elaboraba Retratos a artistas locales y producía Momento con Liniers. Director, productor y guionista, este año Menis volvió con Eléctrica, una miniserie de nueve episodios disponibles en el UN3 TV y tres más que sumará para 2015, gracias al método de financiamiento colectivo llamado crowdfunding. “Eléctrica fue una especie de revuelto de trabajos que tuve. Una mezcla de un prototipo de productores, lugares comunes y realidades como muy extremas que tenía en mi cabeza y me parecía divertido contarlo con este formato”. La primera excusa fue la productora y ese universo publicitario tan particular y parodiado al límite. La segunda excusa fueron sus empleados, Ronnie (Iair Said), el eterno meritorio de producción; Liniers, el artista bastante subido al caballo; Analía (Paula Grinszpan), la secretaria apocada y maltratada; y el jefe, Jonatan Mayer, un poco cínico, soberbio, ególatra y la lista continúa. Con invitados especiales como Daniel Hendler y Jorge
Drexler, el humor, el absurdo y las miradas a cámara se apoderan de esta trama que reclama una segunda vuelta. Las 28 mil reproducciones del capítulo de apertura confirman que la demanda está ahí junto a una audiencia que crece cada vez más. Según Menis, el lugar natural de este tipo de formatos es internet. “Produ-
Un gigante que no para de crecer La consultora estadounidense The Diffusion Group presentó en septiembre pasado un estudio que grafica el avance de Netflix, una alternativa televisiva vía streaming: desde 2012 su consumo creció un 350%. Ello significa que sus usuarios visualizan 93 minutos por día de sus contenidos exclusivos Así, mientras la compañía crece a nivel global, el 72% del encendido proviene de Estados Unidos. Su principal atractivo es su amplio catálogo, un abanico de dispositivos para disfrutarlo y producciones propias como House of Cards y Orange is the New Black, que con el visto bueno del público le valieron 31 nominaciones a los premios Emmy´s. Netflix tiene previsto desembarcar en 2015 con dos nuevas series: una sobre la biografía del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria (aún en producción) y otra acerca del fútbol rodada en México. El canal de internet que nació en 1998 como un servicio de alquiler de películas por correo hoy no para de crecer.
cir para la web lleva el mismo tiempo y plata que hacerlo para la televisión. Capaz que no hay es una estructura tan grande de circo como en una agencia de publicidad donde aparecen personajes extraños que quieren justificar su existencia. Hoy en día lo mejor está en internet y lleva un laburo de puta madre”.
LA TÍPICA DE AGUSTÍN GUERRERO
Bancate este tango Por Juan Relmucao
Cimientos de 2x4 con unas paladas de John Cage (y otros) levantan la obra de esta formación sub 30 que opera hacia el mundo desde su laboratorio creativo a metros de la estación de Burzaco. “Hay que estar abiertos y ser perceptivos, porque no vivimos en el pasado”, postula el director. Con el clásico Johnny B. Goode, Chuck Berry le partió la botella de champagne al barco del rock y lo lanzó, virginal, a aguas desconocidas. Claramente, el punto de partida del mito norteamericano no significó una tara; las generaciones posteriores tomaron el género y lo deformaron y reformaron en un viaje sin final visible. Un recorrido estético similar es el que plantea la Orquesta Típica Agustín Guerrero (OTAG), un ensamble compuesto por músicos sub 30 de zona sur que derriten los límites del tango y lo mezclan con música contemporánea de vanguardia. El director de la OTAG, Agustín Guerrero, profundiza sobre la esencia artística de la orquesta, que pretende “reflejar la renovación del tango actual” con su último disco, XXI. Si no fuera por el piano añejo y hermoso que preside uno de los tres ambientes, la casa de Guerrero sería bastante parecida a la de cualquier otro soltero de 26 años. Ahí, en un hogar sencillo a metros de la estación de Burzaco, el género que nació en los arrabales porteños transmuta; al frente de la OTAG, Guerrero compone piezas que así como ganan reconocimiento internacional, se llevan las críticas de los puristas del género. Porque combinan la impronta de la música ciudadana con la búsqueda estética de compositores modernos como John Cage. Una experimentación sobre cimientos tangueros que se eleva hasta un cénit indeterminado. -¿Cómo alcanzaste tu identidad compositiva? -Tenía la necesidad de tocar algo que me represente. Desde chico escucho tango y otros géneros, así que cuando me dediqué a estudiar composición me aparecieron muchas influencias. Entonces lo que me salió naturalmente es decir “¿qué hago con esto?”. Hago tango, así que decidí integrar todas las influencias en él. Pensé en hacer aportes al género que quizás todavía no haya tenido. Empecé a buscar mi camino artístico desde ese lugar. Me gusta toda la música de siglo XX: Ravel, Debussy, StocPag. 46
khousen, Schoenberg. -¿Cómo se hace para que todas esas influencias sigan sonando a tango? -Como el tango es el lenguaje que me representa y con el que puedo expresar mis ideas más fácilmente, las composiciones terminan por ser tangos o algo muy emparentado. El tema es plantearse cuáles son los límites o los puntos que hacen que algo sea considerado tango o no. Para explicarlo así por arriba: el ritmo es el que determina qué género estás escuchando más allá de las notas que le pongas después y el acompañamiento. Puedo hacer algo dodecafónico o atonal, lo que sea, pero si la esencia rítmica es la del tango, eso va a seguir sonando a tango. En base a esa idea salió “Fragmentos” (tema que cierra el disco), que tiene cambios de compás y no tiene un centro tonal muy definido. Es como un experimento tanguero. -Todo muy lindo pero no es tango. A los oídos acostumbrados a la cadencia tradicional del 2×4 no les es fácil aprehender el sonido de la OTAG. Así como la orquesta fue invitada en 2012 a participar de uno de los principales festivales culturales latinoamericanos, el Festival Internacional Cervantino de Guadalajara, en un show de la Guerrero no faltan aquellos que se levantan y se van a la casa. “El nivel de tradición y raigambre del género hace que las variaciones le caigan más duro al oído. La persona escucha algo que no le es familiar y enseguida reacciona”. -¿Ante esas inquietudes cuál es la respuesta? -La OTAG es urbana y pertenece a gente joven. Eso puede que no esté tan bien visto, pero le pasó a un montón de otros tangueros. Fijate que si nos quedamos en lo primero del tango, todo tendría que ser parecido a El choclo y se acabó ahí. Por suerte aparecieron
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Mañana no debe seguir siendo esto
cosas como Tango a fuego lento, de Salgán, o Responso, de Troilo. No podemos negar que eso sea tango. Yo disfruto mucho de escuchar a Gardel, creo que es una de las cosas que más escucho. Pero lo mejor es estar abierto y ser perceptivo para actuar desde un lugar de mayor claridad. Porque no vivimos en el pasado. -Por eso la OTAG, además de composiciones propias, suma a su repertorio piezas de otros directores jóvenes como Fernando Otero, Diego Schissi, Pablo Agri y Juan Martín Scalerandi… -Es un mensaje de que el tango en la actualidad tiene un movimiento de renovación y de que hay conciencia de ese movimiento. Eso empezó a mediados de la década del ’90 y ahora es mucho más grande y tiene más empuje. Lo que hacemos es reflejar la realidad del tango actual. Es condesar algo que parece un montón de tipos que hacen cosas por su cuenta cuando no es así. La orquesta nuclea eso y lo documenta con XXI. Además de Agustín Guerrero, la orquesta está conformada por Emiliano Guerrero y Manuel Barrios en bandoneones; Sebastián Calise, María Inés Samaniego, Laura Grandellis y Cecilia Casanovas en violines; David Trigo en viola; Cecilia Barrales en violonchelo; Pablo Brie en contrabajo; Pablo Juárez en guitarra; Agustín Uzal en flauta traversa y fagot; y Anabel Loza Subia en piano. Un plantel que, en promedio, no supera los 30 años de edad. -¿Se buscó adrede que los músicos sean jóvenes? -Se dio naturalmente, la mayoría nos conocimos en el conservatorio Julián Aguirre. Tampoco sucedió que nadie mayor de 50 se acercara para tocar. Igualmente un proyecto como la Orquesta requiere un esfuerzo, mucha dedicación y algo de idealismo. Sabemos que no vamos a sacar plata con esto, y en general un tipo de 50 años tiene ciertas obligaciones que no le permiten aventurarse.
Se termina ese corte comercial y un bandoneón te aplica un correctivo en la nuca: de chiquiliiiin te miraba de afueeeeera. Lo que te espera es la cara de Gerardo Sofovich o cinco señores sentados a una mesa mientras simulan mirar con oblicua particularidad ese mundo que no es mundo sino el mero decorado de la América TV de principios de 2000. Afortunadamente - el chiquilín que miraba de afuera y que a esta altura ya debe acumular una legendaria cantidad de entradas y salidas del Veraz- el cambio es lo único inmutable. ¿Y si algo como el humor-machoargentino-brazo-afuera-del-auto pudo cambiar –o empezar a cambiar- cómo se va a mantener ajeno al curso indetenible del tiempo algo tan volátil como el arte? Lo que alguna vez realizó Astor Piazzolla con toda la merecida atención de la escena porteña del 2x4 no dista mucho del espíritu de lo que hoy, con otra onda expansiva, lleva adelante la Orquesta Típica Agustín Guerrero, afincada en Burzaco y sostenida por la juventud y el ímpetu creativo de sus músicos. En XXI, su último disco, subyace la idea de erigirse como marca de la época y hacerlo en base a una convicción: la de llevar un género centenario hacia un nuevo estadio sonoro, métrico y tímbrico. Bastan los primeros segundos del tema que abre el álbum para entender que la intención es tener un punto de partida claro y un punto final que sea una fuga constante, una búsqueda perenne cuyo objetivo sea nunca encontrar el objetivo. Así como el polifacético artista de vanguardia americano John Cage afirmó: “No tengo nada que decir, lo estoy diciendo y eso es poesía”, la OTAG avanza por un mismo camino de autoafirmación: esto es el tango porque yo invento que esto sea el tango. Amén de explicaciones académicas de centros tonales y patrones rítmicos, más allá de que los meandros sean menos (Bailango) o más abruptos (Tango Laberinto), las aguas de la Orquesta fueron alumbradas en la misma fuente que esa milonga que el japonés viene a bailar cuando turistea en Caminito o aquel tangazo que Julio Sosa le dedicaba a la que lo malquiso. No es extraño que a la búsqueda planteada por la OTAG los tímpanos más clásicos la traduzcan como un desconcierto o, peor, como un pastiche de sonidos indefinidos. Pero tal como sucedió con Troilo, Salgán y Piazzolla, los músicos no son responsables por tocar para un tiempo que todavía no llegó. La Orquesta Típica Agustín Guerrero rompe los corsés de la historia y respeta otra máxima sostenida por Cage: “Hay que dejar a los sonidos ser ellos mismos”.
-¿Cómo te gustaría que sea el camino de la OTAG? -Si bien estar en el Cervantino ante tanta gente fue genial, un objetivo es presentarse en circuitos de festivales de música del mundo (como los que se organizan en ciudades como Oslo, Chicago y Toronto). Entrar en ese tipo de festivales y mostrar en el mundo lo que hace la Orquesta a través del tango es un objetivo.
Cantar en bolas un rock sucio y vertiginoso pese que alguna vez sufrieron la lo largo y a lo ancho del país a los nuevos artistas que trabajan desde la indedesarrollo y sinergia colectiva. En ambos casos, el Mambo está adentro. Bien
Dirty Dancing
Por Juan Relmucao
Desde 1964, cuando Los Saicos llamaban a destruir estaciones de tren en su Lima natal con una violencia que le sacaría una sonrisa al Pollo Sobrero de la época pero le haría escupir el brandy al Vargas Llosa actual, el punk rock recorrió un camino largo y sinuoso que puede ser rastreado en explosiones tales como el surgimiento de los Dead Kennedys o la candidatura de Oggi Junco a intendente de Cañuelas bajo el convencimiento de transformar la ciudad de tambo y facón en una meca del turismo gay provincial. En el medio, Los Wafles. “En un principio cantaba una chica con su novia pero se peleaban mucho y se fueron; después entro Noe de Catán a las voces pero también se fue al toque porque era umbanda y no podía tocar los sábados. Cuestiones religiosas. La formación clásica que viene tocando hace siete años es Vera al bajo, Hernán en guitarra, Resquemor en batería y yo en la voz”. El que testimonia el sino rockero de los sucesivos cantantes de la banda es Capitán Mandioca, vocalista al cierre de esta edición, responsable de la comunicación de la banda y quien ilustra con su ser estas páginas. El responsable de tweets como “¡Amigos hoy no tocamos porque todavía no caemos con lo de Nisman. De todos modos les recomendamos este show matiné!” y “El 30/01 tocamos en El Especial, ojala el sonidista no sea el mismo boludo de siempre“ es también el que firma debajo de los siguientes versos: “Anoche te vi en el bar junto a él / Él usa chupines y lentes también / Seguro es diseñador /o tal vez fotógrafo / Él te habla de cine, de Godard y Truffaut / Y piensa que el rock se murió hace un montón / Tu novio es diseñador, o tal vez fotógrafo / ¡Novio Free Lance! “Las canciones las hago yo y salen al toque en los ensayos, sin mucha vuelta. A veces Hernán trae canciones también. Me gusta que las canciones tengan muchos coros, Pag. 48
bien pop. Soy fana de Phil Sector y Sangre Las, entonces me gusta que tengan una historia y que sean bien pegadizas”, explica Mandioca. El que quiera comprobar si el fanatismo por Sector es bolazo o no, puede entrar a loswaffles.bandcamp.com y escuchar la podredumbre de Toda, última placa de la banda editada en caseta por los sellos Poco Proporcional Discos y Revolución. “Estamos muy agradecidos porque pusieron plata por un caseta que no lo va a comprar nadie. Además son buena gente. De todos modos si el día de mañana nadie nos quiere editar nada lo haremos nosotros y seguiremos tocando como siempre”, se sincera Mandioca desde el bunker bafle, donde seguro suenan los Stokes, los Ramones y un largo compilado de garaje de ayer hoy y mañana.
Se entiende entonces que, con ese ADN, el resultado final de las canciones del grupo terminen en una violencia contagiosa, potenciada por la decisión de grabar en vivo y la búsqueda de la máxima crudeza de los instrumentos. El combo se completa- en los shows- con la naturalidad del Capitán para cantar sin nada más que su inquietante cantidad de vello encima. ¿Por qué? El lector puede elegir la respuesta que más crea apropiada: “Es un happening de protesta contra la alienación que produce la moda en las mentes jóvenes y lo pernicioso que es estar pensando siempre en lo superficial y jamás en lo que uno es verdaderamente”. O “La realidad es que transpiro mucho, soy muy peludo y me muero de calor. No hay ninguna idea interesante en ponerse en bolas”.
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baja de una integrante que, por religión, no podía tocar los sábados. Buscar a pendencia para fomentar su labor creativa, en un proyecto federal que busca su adentro.
La canción que tenés adentro
Por Yanina Fuggetta
1987. Portaba una camisa hawaiana, botas texanas y unos adolescentes 14 años. “Tomando las primeras cervezas que supimos saborear” el escritor Leonardo Loyola no olvidaba “ESA” canción en el bar Thaler de Morón, refugio de jugadores de pool, rockeros y baladas ochentosas. Tarareaba, movía su cadera al compás de esa melodía que en el fondo, era un cover de otro tema, según le dijo el mozo del bar. “¡Vos porque no escuchaste el original borrego!”. Todo sucede rápido para que él ponga La canción es la misma de Led Zeppelin. El joven Oyola supo en ese momento lo que significaba un cover: “son como historias con una misma columna vertebral” con distintos matices y misma base. Mientras él rememora su propia experiencia en la conferencia TEDxRío de la Plata de 2013 -la versión local de una serie de ponencias globales nacidas en Estados Unidos que promueve la divulgación de ideas “dignas” de ser difundidas- los jóvenes atentos escuchan y no vuela una mosca. Oyola termina por entregarles a ellos “ESA” canción. No, no era la de Zeppelin. Puede ser dibujar, diseñar, musicalizar o actuar, aunque eso sí, lo importante es que esté y funcione. La persistencia, unión, voluntad y pasión produce sus beneficios y para los 23 sellos de gestión colectiva que integran el programa Recalculando, diseñado por el ministerio de Cultura de la Nación, la canción también es la misma. ¿Puede sonar romántico en tiempos de streaming y cultura online?: Sí. ¿Puede ser real? También. El proyecto nació en los bordes de 2012 como un intento de “profesionalizar” la música independiente a través de la asistencia y acompañamiento a sellos autogestionados nacionales, compuestos no sólo por músicos, sino también por productores audiovisuales, diseñadores gráficos y gestores culturales que además
de ofrecer recitales promovían eventos artísticos y ferias de discos, entre otras funciones. “Un mapa de las nuevas voces del país” concentra distintos ejes sobre los cuales vira Recalculando: la formación capacitadora para profesionalizar a los integrantes de los sellos, su visibilización para difundir su actividad, la circulación para movilizarlos a lo largo del país y el intercambio para llegar a construir una mirada colaborativa de su conocimiento.
Panorama El festival Mamboretá de Chaco; Otro Río, de Santa Fe; Desde el Mar en MDQ; Wanaku en Mendoza; Gira NOA en la Rioja; el Encuentro Federal de Sellos de Gestión Colectiva, fueron los puntapié para la acción de los 23 sellos seleccionados para este año a través de la convocatoria pública: Polvo Boureau, Sublatir y Fluorescente
discos de Santa Fe; Ringo discos de Córdoba; Canción en movimiento de Tucumán; Sonido Picante de Tandil; Oír al Río! de Neuquén y los porteños de Ciclistas, por nombrar algunos de ellos. En Otro Río, realizado en Rosario, se alzaron distintas voces para remarcar el trabajo en equipo. “Vos llegás, y lo primero que ves es un montón de gente trabajando y colaborando, construyendo desde abajo, eso es interesantísimo”, decía David Socolloci de Ringo Discos, al igual que Jorge de Venado Records: “De acá me llevo el incentivo que me dan estos encuentros”. Los chicos de Mi amigo invencible, del sello Fuego Amigo Discos también detallaron lo característico de este tipo de encuentros: “Conocer la escena under de otros lugares te da un panorama de lo que estaba pasando en toda la Argentina”. La canción parece no tener final.
Del dolor a la lucha Por Claudia Cesaroni
Desde la literatura, la abogada Claudia Cesaroni aborda en Un partido sin papá -Ilustrado por Diego Moscato- el dolor y la soledad sufrida por los chicos que tienen a sus padres presos, una problemática en la que trabaja desde hace casi tres décadas. Me gusta mucho el fútbol, y uno de mis recuerdos futboleros más fuertes es la corrida electrizante del Pipino Cuevas hacia el gol, después de que un jugador de Racing desperdiciara un tiro libre sin arquero. No había fútbol para todos en 2002, así que vi ese partido con mi hijo, que entonces era de River y luego migró hacia Unión de Santa Fe por amor a Nereo Fernández, y gritamos y saltamos de felicidad en el bar de la esquina de casa. Esa escena, tan presente y tan feliz, decidí usarla para comenzar a contar la historia de Manuel, Luciana y Santi, tres hermanos de 8, 11 y 14 años, iguales a tantos -uno hincha de Racing, otra de River y el más chico de ninguno-, que están mirando ese partido increíble, disfrutando una, sufriendo el otro. Y sin papá. No solo papá no estaba esa noche en que se jugaba ese partido tan importante para la familia, sino que a la madrugada un grupo de hombres de negro iría a buscarlo del peor modo: pateando la puerta e ingresando a la casa con las caras tapadas y armas largas. Así son los allamientos que viven cada día cientos de niños en los barrios marcados como peligrosos, donde la policía realiza allamientos masivos e indeterminados, avalados por jueces y fiscales. Luego de esa noche horrible, Manuel se irá enterando de
dónde está su papá: en la cárcel, un lugar al que hay que ir de madrugada, tomando colectivos, trenes y remises, llevando bolsas cargadas de comida y ropa, y esperando demasiado tiempo para, al fin, abrazarse con él. Pero no todo es terrible: en ese lugar Manuel encontrará a Luana, que también tiene a su padre preso, y lo agobiante de la visita tornará en un encuentro deseado. Su madre conocerá a Adriana, otra mujer como ella, pero con más experiencia, esposa de un preso “viejo”, que la invitará a ir a una reunión en la que otras mujeres -familiares, abogadas, voluntarias, sociólogas- tejerán una red de solidaridad y lucha. Eso es Un partido sin papá: una historia de una familia como cualquier otra, en la que uno de sus integrantes está preso, y el modo en que el dolor y la soledad pueden transformarse en algo tan bueno y fragante como un budín de limón que se comparte en cada encuentro.
Ficha Claudia Cesaroni nació en 1962 en el partido bonaerense de Quilmes. En 1985 comenzó a interiorizarse de la vida en las cárceles al visitar a los presos políticos alojados en las cárceles de Devoto y de Ezeiza, como integrante del Departamento Juvenil de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Abogada, especializada en criminología, trabajó en la Procuración Penitenciaria y en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Es coautora de Voces desde el encierro. Mujeres y jóvenes encarcelados en la Argentina (2006). Su tesis de maestría se concivirtió en El dolor como política de tratamiento. El caso de los jóvenes adultos presos en cárceles fderales. También publicó La vida como castigo y Masacre en el Pabellón Séptimo. Es fundadora e integrante del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc).
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