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IDOIA IRIBERTEGUI
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El próximo jueves 10 de noviembre a las 19:00 una de nuestras ilustradoras favoritas presentará “Desdichas de una familia victoriana” en el Nuevo Casino de Pamplona. Hace poco nos contó los entresijos este su último libro.
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En lo victoriano se dan la mano lo elegante y lo tétrico, lo espiritual y lo cochambroso... ¿Por qué te atrae tanto esta época?
Tú lo has dicho mejor que nadie, es elegante, espiritual, misteriosa, tétrica, dramática…. No se le puede pedir más a una era. Me resulta muy inspiradora a nivel estético y por otro lado muy apropiada para dar rienda suelta al humor negro. A nivel cultural, dio grandes escritores, poetas, pintores, críticos, músicos, artistas en general, que admiro. Al ser un reinado larguísimo (sólo superado por la recientemente fallecida Mother Queen) también fue una época de avance, de cambio social, de descubrimientos científicos. Es fascinante. ¿Cómo no sentirse atraída?
¿Has tenido que tirar mucho de documentación para dibujar mobiliario, ropa, objetos etc.?
Decir mucho es poco. La labor de documentación ha sido muy exhaustiva y larga. Me encanta hacerlo, es una de las fases tempranas de cualquier proyecto que disfruto muchísimo. Aunque según voy encontrando me voy poniendo nerviosa y quiero dibujarlo todo ya. Tengo que calmarme y seguir leyendo, recogiendo imágenes, recolectando anécdotas. Compré libros de mobiliario, el tablero de Pinterest de este libro está a reventar, leí todo lo que pude e incluso escuchaba música de la época, especialmente Mozart, mientras trabajaba. Los peinados, la ropa, los muebles, la arquitectura, el papel de pared, instrumental variado de todo tipo… están por todos lados en los cuadernos de bocetos. He intentado por otro lado que siendo fiel a la época todo fuera mío, llevarlo a mi terreno estético. Añadiría en este apartado la parte de documentación, digamos, sociológica, saber cómo eran las costumbres, la cotidianeidad de una familia victoriana, qué tipo de actividades y tradiciones observaban.
Para este libro creo que has utilizado sobre todo técnicas analógicas...
Sí. Me siento más cómoda trabajando a mano. Me sale mucho más natural y mis ilustraciones ganan con este tipo de proceso. Se ven menos rígidas, más reales. Además en esta ocasión he cometido una locura para mí, que es no calcar mis dibujos una y mil veces, sino ir prácticamente de unos bocetos muy rudimentarios de composición al original. He trabajado un poco sin red, la imagen iba saliendo de manera orgánica. He utilizado lápiz, grafito en todas sus modalidades (en barra, en polvo, soluble…) tinta china y acuarela. Luego escaneé las ilustraciones y lo único que hice en digital fue dar toques muy tenues de color.
Sería fantástico montar una exposición con estos originales y bocetos...
Estaría muy bien porque hay mucho boceto de personajes, de detalles, ideas desechadas… etc. Verlo todo expuesto sería bonito y daría una dimensión más o menos real de estos dos años de trabajo.
No has tenido piedad con los personajes. ¿De dónde te viene ese puntico entre sádico y macabro? ¿Te estás liberando de alguna especie de trauma?
Esta pregunta me ha planteado muchas inquietudes. ¿Estoy liberándome de algo? ¿Tengo alguna fijación con matar de manera funesta a la gente? Más bien tengo mucha imaginación, me encanta el absurdo, lo inesperado, el misterio. Dibujo y creo ambientes que me gustaría habitar. Cuando escribo me salen cosas anecdóticas, irónicas, no sé el porqué, me encuentro cómoda en lo exagerado y teatral más que en lo costumbrista. En este caso los personajes tienen realmente mala suerte, es como si una maldición se hubiese cernido sobre la familia y todos sus conocidos. No hay piedad ni con los buenos ni con los malos. Pero eso no significa que me gustaría ir por ahí envenenando a la gente. Aunque sí es verdad que hay un caso en el que realmente cuando dibujaba una de las desdichas sí tenia a alguien en mente, pero no desvelaré qué imagen. Es mi pequeño secreto de autora.
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No puedo elegir. Es como preguntarte si quieres más a tu papá o a tu mamá. Pero desde luego Augusta y Winnipeg son maravillosas. Dos personas ruines, que no se soportan pero viven juntas fastidiándose toda la vida. Hay muchos casos parecidos en la literatura y el cine de dos personas que viven en decadencia en su propio universo, en espacios oscuros físicamente y también en oscuridad del alma. Otro de mis personajes favoritos es Edward, un niño tirano y mimado que es el desencadenante de la historia. Es un niño insoportable. Sé que es muy creepy todo, estoy en tratamiento. (risas) Sobre los buenos, por supuesto mi preferida es Henrietta.
¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de sacar este libro adelante?
Costó algunos intentos encontrar editorial ya que este libro es un poco inclasificable y no todo el mundo se arriesga hoy en día con algo así. Pero apareció Triqueta con muchísimas ganas de verlo hecho realidad y no puedo estar más contenta con el resultado. El libro editado es exactamente como lo imaginaba. Pero lo más complicado de verdad ha sido encontrar el tiempo y la tranquilidad para seguir el proceso sin las interrupciones de la vida cotidiana y otros proyectos que se me solapaban. Las horas dibujando Desdichas han sido muy dichosas. Había semanas que casi no podía ponerme. Todo lo demás (documentación, dibujar, personajes...) ha sido placer, lo recuerdo como la parte más fácil.
¿Puedes adelantar algo de tu próximo proyecto?
Tiene bastante que ver con este, pero en esta ocasión se trata de ilustrar un clásico de la literatura. Es la primera vez que hago algo así y estoy encantada de tener la oportunidad. Ilustrar clásicos tiene la dificultad añadida de que la mayoría ya han sido ilustrados muchas veces y el reto es intentar aportar algo diferente, algo así como una visión propia, sin traicionar al texto. Veremos cómo se me da. Todavía estoy releyendo una y otra vez y recabando todo tipo de información gráfica.
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