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DISCALCULIA

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CONCHA TISFAIER

CONCHA TISFAIER

DISCALCULIA Elmer. Elmer no tuvo ni que cambiar la cara para la foto, Elmer era así el por HELEN ÁGREDA WILES muy capullo, nació con la amígdala presionándole Comprenderéis que hace un par de siglos no el hipotálamo y estaba se sonriera en las fotos. Era media hora la que siempre de mala hostia. había que permanecer inmóvil, media hora de tiempo de exposición, media hora con los ojos Gertrude vuelve a abiertos, secándose. Y comprenderéis también mirar al Elmer muerto, que entonces había muchos menos motivos que tranquilísimo, y después ahora para sonreír, pues una esperanza de vida de al Elmer de la fotografía, 40 años o una elevadísima mortalidad infantil no vivo pero encurtido; respirando, sí, pero con las ofrecían demasiado regocijo. fosas nasales abiertas de par en par, a punto de descargar su ira contra el fotógrafo o contra quien Sin embargo, y dicho esto, puede que os estuviera más cerca, como hacía el bobo de Elmer. encontréis, si un día os diera por curiosear un archivo de fotos del siglo XIX, que alguna Y Gertrude, que procura siempre cultivar en sus de las personas retratadas salga muy seria, adentros la empatía, piensa no es por nada Elmer especialmente seria, demasiado seria. En ese caso, pero muertico estás más guapo. Y llama al fotógrafo, fijaos bien, porque es bastante probable que no que opina lo mismo una vez preguntado, y entre solo esté seria sino muerta. ambos lo retratan sereno, sosegado, casi hasta un poco risueño si le apuras.

Yo, que siempre procuro cultivar en mis adentros la empatía, creo que por fin he logrado entender el wtf de la fotografía post mortem.

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He conseguido trazar un camino y caminar hasta aquella triste noche de insomnio, en 1839, en la que Agatha, Adelaide, ¿Gertrude quizá? vela el cuerpo de su hermano Benjamin, Archibald, no sé, Elmer, muerto de tuberculosis. Pobre Gertrude, su hija número siete con viruela, el marido enfermo de cólera (o eso dice), y ahora va y palma Elmer. Y lo observa ahí tumbado en su caja, en paz, y luego mira la fotografía de su familia que cuelga de la pared del comedor. Todos con cara de mierda, su padre, su madre, la propia Gertrude con cara de mierda, pero sobre todo Así que comprenderéis, seguro, porque no es de extrañar, la repercusión de la foto de Elmer entre la comunidad de vecinos, la envidia de quienes habían enterrado a sus familiares más rancios a falta de tan honorable souvenir, y la consecuente perpetuación de esta práctica como parte del ritual funerario.

Luego ya, que los Gastrell decidieran sentar a la madre ya fiambre entre el resto de familiares vivos, o que los Berrycloth lograran sostener en pie al pobre Timmy (izquierda en la foto), haciendo uso de un trípode metálico y un aro de madera, al lado de su superviviente hermana mayor, todo eso… fue solo cuestión de tiempo.

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